Luzzi
Luzzi
Luzzi
Tengo un trabajo
donde siento que todo el tiempo
pierdo.
Un dilema:
dar todo lo que tengo
o dar
estratégicamente menos
pero en quién
me terminaría
de transformar
una vez
sentí lo débil
que podía ser
para cualquier tarea
¿Voy a intentar
sacar a relucir
algo de simpatía con él?
Muchos días
llegué tarde
porque me quedé
a desayunar
con mi hijo
Hicimos un asado
y cuando lo conté
mi amigo le preguntó
a mi hijo qué opinaba
como un gesto de cortesía
en la charla.
Él dejó
por un momento
el tenedor sobre el plato
era una noche en la que se esperaba lluvia
pero estábamos afuera
disfrutando del aire
después hablamos
de las cosas
en las que nos equivocamos
sacándoles valor.
Somos
parecidos.
Mi novio
se veía
encantado. Yo tenía
puesta su campera
con capucha.
En un momento
tuvimos que entrar
la mesa
corrimos
con los platos
las botellas
para llevarlas adentro.
Le pedí
a mi otro amigo
un cigarrillo
y al despedirnos
en la vereda
un desconocido
nos dio
fuego.
***
De la luz de un
capullo blanco
que forman las sábanas
sale una mano
con uñas largas
la agarro
(este detalle hace
que piense que es
un sueño).
El capullo está
encendido
pero no cabe un
cuerpo ahí
aunque escuché que
se acomodaba
y por eso me desperté.
Quedate tranquila.
Estoy bien.
***
***
Voy a tirarme
en una pileta vacía.
Parece desobediencia.
Una manera de decir
que lo que quiero
es imposible de
llevar a juicio:
hacer las cosas
en sincronía
con un removedor
de pegamento.
Mientras voy de acá
para allá
el tiempo
consume algo de mí.
Esa postergación abre
lo que no pude
solucionar
como hija.
No guardes nada
que no sea una biblioteca.
Fui una mujer con menos
de cincuenta y dos kilos.
No pude salvar
a mi perra envenenada
pero compré
libros en cuotas.
Nunca pensé en aprender a amar
el veneno.
Mi perra murió en un parque
lleno de damascos
que no podíamos comer
aunque tuviéramos hambre.
Tal vez cuando leí todas esas novelas
sentí que alguien
al escribirlas
tenía compasión por lo que
no llegué a hacer
y me perdonaba.
*****
El borracho. Sólo lo veíamos a la salida de la escuela, en el campito de enfrente. Golpeaba a otros
compañeros hasta hacerlos sangrar. Las maestras no tenían la obligación de ir hasta ahí para ver lo
que pasaba.
María. La encontraron muerta en un auto. Existía la duda de si había muerto con un bebé
adentro. Si se había suicidado o la mataron. Ella siempre le llevaba pequeños regalos caros a la
maestra de plástica: alicates para alambre, batitas de bebé bordadas a mano.
David. Una vez me contó que se había encontrado en un callejón con una chica de otro grado, que
era tan liviana que cuando le metió el dedo en la concha la levantó del piso, con la mano. En su
casa se ponían los platos de fideos de sombrero. El papá había matado al perro de un escopetazo
para poder dormir la siesta.