Analisis - Patologías Psiquiatricas
Analisis - Patologías Psiquiatricas
Analisis - Patologías Psiquiatricas
ASIGNATURA 5:
Introducción a la Psicofarmacología.
SEGUNDO CUATRIMESTRE
DOCENTE:
ALUMNO:
Esquizofrenia catatónica
Los trastornos psicomotores (inhibición motora, catalepsia, estupor, flexibilidad
cérea) son los síntomas predominantes en la esquizofrenia catatónica. La llamada
catatonía estuporosa se presenta junto a negativismo, mutismo, obediencia
automática, manierismos, ecopraxia o acolalia, y puede alternar con episodios de
agitación. En el pasado esta modalidad de esquizofrenia era más frecuente que en
el momento actual, pues hoy se diagnostican con más facilidad causas orgánicas
(tóxicas, metabólicas, infecciones, tumores, medicamentos, etc.), que antes
pasaban desapercibidas y provocaban cuadros catatónicos parecidos al que
causa la esquizofrenia.
Esquizofrenia hebefrénica (desorganizada)
Esta forma de esquizofrenia aparece en la pubertad de forma insidiosa. Es una
forma muy agresiva, deteriorante y crónica de la enfermedad. Se caracteriza por
un lenguaje y comportamiento desorganizados, afectividad aplanada o inapropiada
(son típicas las risas o sonrisas vacuas, insulsas e improcedentes) y, en general,
una conducta regresiva (aspecto infantil y bobo).
Las ideas delirantes y las pseudoalucinaciones, si están presentes, son
fragmentadas y poco sistematizadas.
Esquizofrenia paranoide
Es la forma más frecuente de esquizofrenia y de aparición más tardía. Tiene mejor
evolución que los otros subtipos. El núcleo del cuadro lo ocupan los delirios de
persecución e ideas de referencia y las pseudoalucinaciones que le acompañan.
El deterioro, también posible, no es tan acusado como en otras formas clínicas.
Esquizofrenia simple
Este subtipo de esquizofrenia es extremadamente grave se inicia de forma
insidiosa y cursa con deterioro importante y autismo. Se caracteriza por ausencia
de síntomas positivos (delirios, pseudoalucinaciones) y presencia de síntomas
negativos, como pobre respuesta emocional, disminución del impulso, del interés y
de la iniciativa, así como tendencia al aislamiento, apatía y mutismo. La respuesta
al tratamiento es muy pobre.
¿CUÁL ES SU TRATAMIENTO?
Los tratamientos ayudan a aliviar mucho los síntomas de la esquizofrenia, si bien
en algunos casos las personas tienen que lidiar con ellos a lo largo de toda la vida.
No obstante, muchas personas con esquizofrenia pueden llevar una vida
gratificante y significativa en la comunidad. Los investigadores están desarrollando
medicamentos cada vez más eficaces y utilizando nuevas herramientas de
investigación para comprender las causas de la esquizofrenia.
La base del tratamiento es la medicación antipsicótica que debe tomarse tanto en
las exacerbaciones como en el mantenimiento para evitar las recaídas.
Hay que tener en cuenta que la causa más frecuente de recaída es el abandono
de la medicación seguida del consumo de tóxicos.
No obstante, las personas responden de diferentes maneras a los medicamentos
antipsicóticos y no se puede garantizar de antemano cómo una persona
responderá. Algunas personas padecen efectos secundarios cuando comienzan a
tomar estos medicamentos, pero en su mayoría desaparecen después de unos
días y a menudo pueden ser tratados con éxito.
Los tratamientos psicosociales pueden ayudar a las personas con esquizofrenia
que ya están estabilizadas con medicamentos antipsicóticos. Estos tratamientos
ayudan a las personas a afrontar los desafíos diarios de la enfermedad, como
dificultad con la comunicación, el cuidado personal, el trabajo y las relaciones con
los demás. Aprender y usar mecanismos para hacer frente a estos problemas les
permite a las personas con esquizofrenia socializarse y asistir a la escuela y al
trabajo.
Los pacientes que reciben tratamiento psicosocial de forma regular y
complementaria a la medicación, tienen más probabilidades de continuar con los
medicamentos (adherencia) y menos probabilidades de sufrir recaídas o terminar
hospitalizados.
CLASIFICACIÓN
Los profesionales de la salud mental, distinguen entre dos formas graves de
depresión: Trastorno depresivo mayor que incluye episodios agudos pero de
tiempo limitado, y trastorno distímico que es una depresión más crónica, pero
menos grave.
Tratamiento no farmacológico
La psicoterapia aunada a la farmacoterapia debe ser usada como tratamiento
inicial para pacientes con depresión mayor.
Existe una amplia disponibilidad de intervenciones psicológicas que pueden ser
utilizadas con depresión: terapia cognitivo conductual, terapia interpersonal,
terapia por resolución de problemas, reminiscencia, biblioterapia, musicoterapia, la
mesoterapia y como herramienta general, se recomienda enviar al paciente
deprimido a grupos de atención social a la salud para que se les otorgue alguna
de las terapias antes comentadas.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento antidepresivo es recomendado como tratamiento inicial en
pacientes con depresión mayor. El médico debe enfatizar los beneficios del
tratamiento antidepresivo y los efectos en la funcionalidad del paciente.
El médico de primer contacto debe de conocer las características y el perfil
farmacológico de los distintos medicamentos antidepresivos, así mismo se
recomienda iniciar con la mitad de la dosis mínima recomendada durante una o
dos semanas y de acuerdo con la respuesta y presencia de efectos secundarios,
incrementar gradualmente hasta alcanzar la dosis óptima, las siguientes dosis se
recomiendan al inicio del tratamiento en el paciente:
• Paroxetina 10mg cada 24hrs.
• Sertralina 25mg cada 24 horas.
• Fluoxetina 20mg cada 24 hrs (su presentación es en cápsula y no permite
disminuir la dosis).
• Venlafaxina 75mg cada 24 horas.
• Citalopram 10mg cada 24 horas.
SEGUIMIENTO AL TRATAMIENTO
Se requieren al menos 2 a 6 semanas de terapia para obtener una respuesta
clínica con cualquier fármaco antidepresivo. La recuperación de un episodio
depresivo usualmente toma 6 a 12 meses, por lo que la terapia debe ser
continuada mínimo por un año después del primer episodio de depresión, al
menos dos años después del segundo episodio y tres a cinco años después del
tercero. La recurrencia de la depresión después de los primeros tres episodios de
depresión mayor es de 50, 70 y 90% respectivamente.
Los pacientes deben ser vigilados cada mes durante los primeros 6 a 12 meses
después de la remisión, luego cada 3 meses después del año de remisión.
Para minimizar los síntomas de descontinuación de los medicamentos, debe
avisarse al paciente que no debe descontinuar abruptamente el fármaco. Al
término del tratamiento, se debe retirar gradualmente el medicamento
antidepresivo durante un periodo de 4 semanas, en algunos casos, dicho periodo
podrá ser mayor para evitar la aparición de los efectos secundarios por supresión
de fármacos: ansiedad, ataxia, diarrea, mareo, fatiga, cefalea, insomnio,
irritabilidad, nausea, parestesias, tremor, alteraciones visuales, vómito.
ANSIEDAD
La ansiedad puede definirse como una anticipación de un daño o desgracia
futuros, acompañada de un sentimiento de disforia (desagradable) y/o de síntomas
somáticos de tensión.
El objetivo del daño anticipado puede ser interno o externo. Es una señal de alerta
que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las
medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.
Es importante entender la ansiedad como una sensación o un estado emocional
normal ante determinadas situaciones y que constituye una respuesta habitual a
diferentes situaciones cotidianas estresantes. Así, cierto grado de ansiedad es
incluso deseable para el manejo normal de las exigencias del día a día. Tan sólo
cuando sobrepasa cierta intensidad o supera la capacidad adaptativa de la
persona, es cuando la ansiedad se convierte en patológica, provocando malestar
significativo con síntomas que afectan tanto al plano físico, como al psicológico y
conductual.
Los trastornos de ansiedad como tal, son un grupo de enfermedades
caracterizadas por la presencia de preocupación, miedo o temor excesivo, tensión,
o activación que provoca un malestar notable o un deterioro clínicamente
significativo de la actividad del individuo.
Las causas de los trastornos de ansiedad no son totalmente conocidas, pero están
implicados tanto factores biológicos, como ambientales y psicosociales. Parece
ser que es la interacción de múltiples determinantes lo que favorece la aparición
de estos trastornos de ansiedad, siendo además muy común la comorbilidad con
otros trastornos mentales como los trastornos del estado de ánimo.
CLASIFICACIÓN
Existen unos criterios universales para determinar si el comportamiento de una
persona cabe diagnosticarlo como un trastorno de ansiedad. Estos criterios están
recogidos en las dos clasificaciones de trastornos mentales (o psicopatológicos)
más importantes, la DSM-IV-TR (Asociación de Psiquiatras Americanos) y la CIE-
10 (Organización Mundial de la Salud, OMS).
La DSM-IV-TR enumera doce trastornos de ansiedad y en la CIE-10 los trastornos
neuróticos (ansiedad) se agrupan con trastornos relacionados con el estrés y
somatomorfos.
Según el CIE-10:
Trastornos de ansiedad fóbica:
- Agorafobia.
- Sin trastorno de pánico.
- Con trastorno de pánico.
Fobia social.
Fobias específicas (aisladas).
Otros trastornos de ansiedad fóbica.
Trastorno de ansiedad fóbica sin especificación.
Trastorno de pánico.
Trastorno de ansiedad generalizada.
Trastorno mixto ansioso-depresivo.
Otro trastorno mixto de ansiedad.
Otros trastornos de ansiedad especificada.
Otros trastornos de ansiedad no especificados.
Trastorno obsesivo-compulsivo.
Reacciones a estrés grave y trastornos de adaptación.
Trastornos disociativos (de conversión).
Trastornos somatomorfos.
Otros trastornos neuróticos.
Según el DSM-V:
Trastorno de ansiedad por separación.
Mutismo selectivo.
Agorafobia.
Trastorno de ansiedad social.
Fobia específica.
Trastorno de pánico.
Trastorno de ansiedad generalizada.
Los cambios más relevantes del DSM-5 respecto al DSM-IV en relación a los
trastornos de ansiedad:
El trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno por estrés postraumático,
aunque sigue considerándose su estrecha relación con los trastornos por
ansiedad, ya no se incluyen en este apartado.
El trastorno de ansiedad por separación y el mutismo selectivo, antes
incluidos en los trastornos con inicio habitual en la infancia, la niñez o la
adolescencia, se incluyen dentro de esta entidad, ya que se considera que
pueden tener su inicio más allá de los 18 años.
El trastorno por angustia y la agorafobia se erigen como diagnósticos
independientes que se codifican por separado.
TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD
El tratamiento del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) y Trastorno de
Angustia (TA) en Atención Primaria intenta: aliviar los síntomas, evitar las secuelas
y ayudar y/o asesorar en la resolución de problemas psicosociales, buscando la
efectividad en términos de coste/beneficio.
Se debe plantear un enfoque terapéutico integral, teniendo en cuenta tanto las
medidas psicosociales como las biológicas y farmacológicas.
Tratamiento psicológico
Aunque el abordaje pisocoterapéutico se plantea desde numerosos enfoques
teóricos, describimos, dentro de los diferentes modelos de intervención para el
tratamiento de los trastornos de ansiedad, los dos grandes grupos en los que las
investigaciones han centrado, principalmente, sus estudios y dentro de los cuales
se están realizando intervenciones psicológicas breves y estructuradas en
Atención Primaria.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico de los trastornos de ansiedad tiene como objetivo
aliviar los síntomas, prevenir las recaídas y evitar las secuelas, con la mayor
tolerabilidad posible hacia la medicación.
La ansiedad como mecanismo adaptativo de defensa da lugar en el organismo a
cambios psicológicos, fisiológicos y conductuales. Se genera y manifiesta a nivel
del sistema nervioso, que está compuesto fundamentalmente por unas células
denominadas neuronas. Las neuronas constituyen las unidades elementales para
la trasmisión de información del sistema nervioso. La información dentro de una
misma célula viaja de un extremo al otro mediante impulsos eléctricos. Pero este
impulso eléctrico no puede pasar directamente de una neurona a la otra, dado que
entre ellas hay un espacio (el llamado espacio sináptico) y no se tocan entre sí. La
comunicación de una neurona con otra se produce mediante neurotransmisores,
que son sustancias químicas liberadas por los terminales neuronales. Estos
neurotransmisores, que para entendernos son como llaves químicas, son
liberados al espacio sináptico (que separa una neurona de la contigua) por donde
viajan hasta alcanzar los receptores (digamos que son como cerraduras químicas)
de la neurona siguiente, originando cambios en la permeabilidad de su membrana
lo que genera un impulso o potencial eléctrico, que viajará a lo largo de la célula,
hasta el otro extremo, y así sucesivamente hasta que sea necesario.
BIBLIOGRAFÍA