23 M Bueno Natorp Idea Estetica 1958
23 M Bueno Natorp Idea Estetica 1958
23 M Bueno Natorp Idea Estetica 1958
NATORP
y LA IDEA E8TETICA
MESA REDONDA
LOSOFIA y LETRA
~ T A C I O~ ~ A L AUTO. TOJ'dA DE MEXIC
GE . TERAL DE rUBLI CA CIO "TE
DEL AUTOR
Obras publicadas :
En prensa:
4. Principios de estética. Col. "Principios". E ditoria l
Patria.
5. Pr incipios de filos ofía. Ca!. "Principios", Editoria l
Patria.
6. Principios de lóg,íca. Coi. "Principios]", E ditor ial
P atria.
7. T eoría general de la música. Un iversidad Naciona l
Autónoma de México. Dir . Gral. de P ublicaciones.
8. Universidad, humanismo y ciencia. " Cuadernos" del
Seminario de Problemas Científicos y F ilosóf icos.
Dir. Gral. de Publicaciones U .N .A.M.
9. Finalidad y orientación del bachillerato. "Suplemen-
tos" del .Seminario de Problemas Científicos y Fi-
losófi cos. Dir, Gr al. de Publicaciones U.N.A.M.
En preparación :
10. Lntroducci án a la antropología metódica.
11. Conferencias, primer libr o.
12. Humanismo y universidad.
13. Pr incipios de ética.
14. Pr incipios de pedagogía.
15. Fondos musicales.
UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTONOMA DE MEXICO
Rector:
Dr. Nabar Carrillo
Secretario General:
Dr. Efrén C. del Pozo
Director:
Lic. Salvador Azuela
Secretario:
Juan Hernández Luna
Coordinador:
Dr. Samuel Ramos
\
Secretario :
Rafael M areno
EDICIONES FILOSOFIA y LETRAS
* En prensa.
NATORP
Y LA IDEA ESTETICA
A Alfonso Reyes.
MIGUEL B U E N O
NATORP
y L A IDEA E8TETICA
MESA REDONDA
M ÉXICO, -19 58
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Á f; QidI S
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lJc fec os reser vados \SI
F E b H A, ' .. .. . ... . ... •
por la
i Oe "'O.••••• .•••••.. . . . -i'';'''-
UN I VERSID AD N ACIO NAL
~ÓNOMA DE I\HXICO
Ciud ad U niversitaria
V illa Obr egón, D. F.
Primera edición : 1958
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11
UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTONOMA DE MEXICO
DIRECCION GENERAL
DE PUBLICACIONES
•
Printed and made in Mexico
Impreso y hecho en México
por la
Imprent a Universitaria
Bo livia 17. México , D. F.
57
En la última j ornada que ha verificado hasta
la f echa, tuvo como expone nte al doct or M igue l
B ueno, catedrático. de la Facultad de Filoso fí a y
Letras, I nv estigador del Centro de Estudios Fi lo-
sóficos, y miemb ro de la su sodicha M esa Redonda.
Su ponencia es una répiico a las ideas qu e sobre
estética pronuncia el distinguido fi lósofo alemán
Pablo Natorp, en su Filosofía pro pedéuti ca. Como
es bien sabido, Natorp cuen ta en los líderes del
neokantismo germano, y más ampliamente, euro-
peo, qu e ha ten ido CMIl O sede la Universidad de
M arburqo, Esta refu tación tiene especial interés
para el público por el hecho de pr ov enir de un
fi lósofo surgi do y form ado íntegramente en nues-
tro medio, considerando lo cual, además del in -
terés implícito en la ponencia y las réplicas a la
m isma, la Facultad de Filosofía y Letras decidió
publicarla , con la versión de las dos sesiones de
.M esa Redonda en que fu e discutida. Con ella se
agrega otro vo lumen a esta Colección que ha pro -
movido la Facultad, m ancom unadame n te con la
Dirección General de P ublicaci ones de la Univer-
sidad Nacional Autónoma d e México. Esa colec-
ción de textos v iene a complem entar la fa ena de
cátedra ) 1, seminario que acomete en) sus funciones
docentes.
Por lo demás, el tema suscitará un qron in -
terés en el público lector, no sólo por la naturaleza
abierta y pol émica de la exposición, sino por el
hech o de referirse a la estética, una ma teria tan
cultivada en los numero sos capítulos de la crítica
d e arte, y que , sin embargo, es casi siempre ig-
6
norada en sus principios fi losó f icos. Como , por
otro lado, se ve de su~vo que es necesario fomentar
las publicacion es de carácter polémico (c on el
objeto de brindar una concurrencia de opiniones
en torno a temas genéricos, y dada la carencia
de esta clase de publicaciones en nuestro me dio)
creemos que la presente abrirá camino y sentará
un buen precedente al respecto.
El texto permite apreciar un hecho del tna-
'j'or interés, o sea que las opiniones v ertidas en
el curso de la polémica representan una serie de
corrientes que han figurado en la disciplina est é-
tica, informando ciertos sist emas que registra su
historia. E st e hecho es tant o má s significativ o
cuanto que las opiniones m ismas fueron v ertidas
en forma espon tánea, teni end o como referencia
inmediata la proye cción del problema estético en
su aplicación viva al factum de sus obras . Algunas
parten de una aprehensión de primera mano, do-
cumentada en los textos del neo criticismo, prin-
cipalmente los de H ernumn Cohen y del propio
Natorp, cuyas ideas se debaten por ve z pri mera
CIl nuestro medio. E ste concurs o de opinione s y
teorías brindará particular interés a todo aquel
que se int erese por el problema estético desde el
ángulo de la f ilosofía.
De todo ello pued e conclu irse la múltiple ra-
zón que decidi ó la pu blicación conjunta de esta
polémica: se pr'esent a un escrito de debate; se
aborda un problema de tanto int erés com o es el
de la estética; se ponen en ju ego una serie de tesis
7
en torno a la moderna filosofía crítica, aún -por
desgracia- prácticamente desconocida en nuestro
medio. Esperamos, pues, que la obra despierte
por conducto de la letra impresa el mismo interés
que el tema suscitó por medio de la palabra ha-
blada.
PABLO NATORP
TAREA Y PRINCIPIO DE LA ESTETICA
I
Naturale za y mundo mor al, 10 que es y 10 que
elebe ser : en ello parece qu edar comprendido todo
lo que puede ser objeto de conocimient o humano,
y, sin embargo, permanece fu era de amb os el
arte, que no tiene pr etensión de una verdad, ni
n el sentido de la realidad natural, ni la que
deriva de una exigencia uni versal de la voluntad;
sino afirma, crea una verdad de naturaleza pe-
culiar y construye un mundo propio al lado de
aquéllos. También esta man era de formación es
algo completamente legal, que con toda libertad
dispone de las leyes de la naturaleza y del mu ndo
moral, por consigui ente , tambi én obj eto de un
conocimiento de índole propia. Esta clase propia
ele conocimiento, por 10 tan to, ex ige ser concebida
en un interno enlace con el conocimiento teoré-
tico y el práctico, enlace qu e es posible tan sólo
por la relación de estas distintas clases de cono -
cimiento en la última ley ele la conciencia. De
ahí se deriva el problema de una estética filosó-
fica que, por 10 tanto, no tiene que ver nada con
la vivencia estética\ como tal, sino con el funda-
mento cognoscitivo de la formación artística. Es-
tética filosófica que, ademá s, tiene que fijar có-
11
mo esta clase de conocimiento pone su obje to,
cómo se compo rta con 10 teorético y 10 práctico,
y cómo se concibe con éstos en una última unidad.
Este enlace buscado entre las dos clases de co-
nocimi ento estriba en que (s egún los resultados
de las investig aciones estéticas de Kant y Schi-
ller) , mientras el individuo permanece siempre
en un abismo entre int electo y voluntad, idea y
experiencia, mundo natural y mundo moral, el
arte, por 10 menos, realiza una ideal unificación
de ambos, colocando el ser como debiendo ser, el
debiendo ser como siendo. Esto es capaz de reali-
zarlo el arte, sin dud a alguna, solamente por una
ficción. T odo arte es en este sentido poesía y no
verdad, y en efecto, ni teorética ni práctica; sin
embargo, radica en ella esta última y en rig or
elevada tarea : la de reducir a unidad la legalidad
de la formación natural de un lado, y la de la mo-
ral, de otro, a la que ellas aspiran y que es su
último y común fin. E l sentido profundo del arte,
reposa, por 10 tanto, en la anticipación ideal de
10 en sí pensable y ex igible ; en la an ticipació n
de aquella unidad entre ser y deber ser, natura-
leza y moralid ad, no alcanz ada aún en la realidad
empír ica, pero alcanz able. Así de este modo es
capaz la conciencia estética de penetrar los terri-
torios del intel ecto y de la voluntad en sus domi-
nios total es y ap rop iárselos. En cada vivencia de
la verdad y de lo bueno pu ede el espíritu ingenuo,
que no percibe todavía el conflicto, cont emplar 10
bello ( belleza de la naturaleza, belleza moral) .
Cuando sur ge el conflicto de ambos mundos,
se pierde fá cilmente la sensibil idad estética, y con
12
ello, se impide también la fuerza de la propia y
libre formación de lo bello, que en sí, no es se-
parable del sentimiento estético, ya que está en
ella la prueba más segura. Tan sólo en una altura
educativa moral e intelectual, donde el conflicto
es superado internamente, según la idea, puede
la formación estética fortalecerse de nuevo y
realizar entonces su punto culminante. *
II
JII
29
La tesis nuestra consiste en suponer una ra-
quítica penetración de la cultura estética -de la
creación y recreación integral del arte- puesto
que no la concibe Natorp como una vivenc ia origi-
naria y acompa ñada de un sólido fundamento ra-
cional, que en verdad lo es, sino como fru to de
un "espíritu ingenuo", de una especie de pre-
conciencia que, sin embargo, ha de convertirse
ult er iormente en u na superconciencia, T al es el
sentido de estas palabras: "En cada vivenc ia de
la verdad y de lo bueno puede e! espíritu ingenuo,
que no percibe todavía e! conflicto, contemplar lo
bello (belleza de la naturaleza, belleza moral)."
N o es una mera coincidencia que al valor propio
y supremo de! arte, la belleza, no se le ind ique una
sola ocasión en forma autónoma, y que las pocas
veces en que menciona e! concepto de lo bello
sea para referirlo a la "belleza natural" o a la
"belleza moral", los dos elementos en que se ha
querido fundamentar heterónomamente la reali-
zación del arte. La reducción ha de ser clara, fuera
de todo conflicto, pues cuando surge e! conflicto
entre ser y deber ser, entre mundo natural y
mundo moral, se pierde la posibilidad del arte, y
aun la sensibilidad estética: "Cuando surge el
conflicto de ambos mundos, se pierde fáci lmente
la sensibilidad estética, y con ello, se impide tam-
bién la fuerza de la propia y libre formació n de
lo bello ..." Así pues, no es sólo que lo natural
y lo moral intervengan en la vivenc ia del arte,
sino que además han de constituir su def initiva
esencia, fuera de toda duda y ajena a todo con-
flicto. Esta afirmación es grave, pues rompe in-
30
clusive uno de los elementos que intervienen en
la creación artística, no en un lugar radical, sino
como conteni do o temática de la obra; se le uti -
liza en la pre sent ación del conflicto entre ser y
deber ser, mundo natural y mundo moral, como
contenido de cierto tipo de obras, principalmente
literarias, que reflejan el caudal tormentoso de
los conflictos psíquicos y morales que culminan
en el desarroll o de 10 dramático. E l drama repre-
senta un punto car dinal en el horizonte estético,
y sin él una vasta sección del arte no se hubiera
creado, ni podría ser comprendida estéticamente .
Pero esta realidad queda separada de la tesis de
Natorp por un abismo, ya que, por un lado, el
drama -y si se quiere, el género lit erario- no
puede ostenta r la representación total del arte, y
por el otro, el conflicto mismo se sitúa como con-
tenido de la expresión, y no como la expresión
misma, que es el quid esencial del arte; el con-
tenido es un factor de síntesis, pero no la síntes is
misma constitutiva de 10 est ético.
IV
36
realizado con magnificencia estética, e ideas fa-
laces se han expresado también en forma pella.
Podemos decir, con Osear Wilde, que el arte no
es moral ni inmoral - tampoco fals o n i verda-
dero, agregaríamos- sino ex clusivamente bello o
feo. E n torno a esta sínte sis polar qu e pone frente
a frente la belleza y la f ealdad, debe girar cual-
quiera reflex ión que pretenda explicar la consti-
tución y el desarrollo del principio est ético.
Por 10 que se refi ere a la sínt esis apuntada
entre ciencia, mor alidad y a rte, cre emos que no
sólo es factible , sino que constituye una ind ecli-
nable exigencia de la filosofía moderna. En est e
sentido no creemos agregar nada a 10 que tien e
Natorp en su Pedagogía social si afirmamos que
la educación es una tarea qu e requier e de primer a
mano la síntesis de todos los valores cultu rales.
síntesis obtenida por virtud, ahora sí, de un a
ideal unificación en el faro regulador de la acti-
vidad cultural que constituye la idea de hum a-
nidad. Los términos de la síntesis han de ser
todos los valores que def inen el conjunto de la
cultura, cuya dirección de un idad tiene dos senti-
dos; eJ, primero consist e en la proyección del es-
píritu en el mundo material de la cultura, mientras
que el segundo es la rever sión de ésta, a la for-
mación espiritual del hombre, a su int egración
armónica en la cultura de acu erdo con la idea de
humanidad, con 1,\ idea del supremo bien que
dijeron los griegos, llevada a su máxima culmi-
nación en la obra del criticismo moderno. En él
ocupa un sitio ejemplar la Pedagogía social, que
37
contiene la idea de una síntesis de los valores en
función de la idea de humanidad. Lo que Na torp
ha desarrollado en esas páginas, sólo nos queda
reverenciar como uno de los más extraordinarios
documentos que haya producido la historia de la
filosofía universal.
PRIMERA SESIüN
BUENo.-Con objeto de centra r la motivación
de la ponencia, me permitiré decir algunas pala-
bras tratando de resumir el s entido de la tesis
expuesta en ella, y tal vez en esa forma susci tar
el coloquio. La idea, en síntesis, es una crítica
radical y defi nitiva a la tesis que expone Natorp
en su opúsculo El A B e de la filosofía crítica en
torno a la estéti ca. Me ha parecido que esa expo-
sición constituye realmente, dentro ele lo que per-
mite su breveelad, un a cadena ele errores y des-
aciertos en el problema de la esté tica, considerada
desde luego como disciplin a filos óf ica que trata
del valor contenido en el arte. T odos ustedes co-
nocen la idea ele Natorp al respecto y saben que
el filósofo ha par tido de una pret end ida ideal
unificación -así la llama- de ser y deber ser,
de teorética y pr áctica, y p retende erigi r el prin -
cipio fundamental de la mat eria a partir de esa
"ideal unificación". Cons idero que con ello ha
violado el maestro Nator p su más caro principio,
el primero de tod a [a filosofía crítica, a sabe r: el
principio de autonomía. Y digo que lo ha violado
porque el principio de autonomía, en su car ácter
axiomático, procl ama qu e toda forma cultural cle-
41
be ser explicada en los términos que le corres-
ponden a ella misma como un hecho objetivado
en la historia. En otro opúsculo del propio Na torp,
que también conocen ustedes, Kant y la Escuela
de M arburgo, desarrolla del modo más amplio
esta idea; recuerdo en estos mom entos algunas
palabras de su exposición en la que dice, por ej em-
plo, que a los [acta de la cultura no puede series
dict ada su ley desde fuera, sino únicamente re-
conocida en su propia autonomía. Y esto es lo
que Natorp ha dejado de hacer en la parte del
trabajo que refuto. Me parece que el arte se erige
sobre sus propias bases, con sus ideas y técn icas
de realización, y que en eso no tiene abso lutamente
nada que hacer esta idea natorpiana de la "ideal
unificación" de ser y deber ser, de lo que él llama
el deber ser como siendo. Naturalmente, sobre
un principio equivocado y falaz no podía llegar se
a un desarrollo acertado, y es así que las es-
casísimas dos páginas que dedica Natorp a su
pensamiento estético -y que se antojan ridíc ulas
junto a las 63 que consagra a la lógica, y más de
40 a la ética- que estas dos páginas, repito, son
un continuado registro de desaciertos. E l prin-
cipal de ellos, en el grupo de secuencias y der iva-
ciones que parten del concepto del deber ser como
siendo, es el carácter que le da al arte como fic-
ción. De sde lu ego, se ve en esto una consec uencia
inmediata del referido deber ser como siendo,
pues si el deber ser no es ni se le admite como
siendo, lógicamente tiene que ser una ficció n. Me
parece, pues, que se trata de un delito de lesa
autonomía. Partiendo de estos lineamientos Iun-
42
lamentales he llevado a cab o la réplica qu e uste-
des conocen y tien en a la mano, y a la cual e!
amigo Campos nos va a hacer el favor de r efut ar.
SEcRETARIü.-T iene la palabra el compañe ro
Campos.
CAMPos. -E stimables persona s que me hacen
el honor de escucharm e : emp iezo confesá ndoles
que me encuentro con muchas di fi cultades para
hacer la réplica de! trabajo que nos presenta el
colega Miguel Bueno . L a pri mera d ificultad con-
siste en que tengo que ref uta r una refutación y
110 una tesis, que es lo acostumbra do. L a segunda
dificultad consiste en que la tes is qu e ref uta el
colega Bueno no es precisamente una tesis, sino
el enunciado de una tesis, que en dos páginas
hace Pablo Natorp en la parte fin al de un breví-
simo opúsculo tit ulado E l ABe de la filosof ía
cruic«. La consecuencia de lo an ter ior consi ste en
que una tesis que se enuncia, pero que no se des -
arrolla y fund am enta, queda ex puesta a que cada
persona le dé la int erp retación que a ella se le
ocu rra, y que pudiera estar muy ale jada de Jo que
el autor concibió. La t ercer a dificultad consis te
en que el colega Bu eno tampoco sustenta una te -
sis en su trabajo de ref er encia, por 10 qu e la
refutación queda, hasta el último ins ta nte, sin
fundamento, y qu edan como me ros ad jetivos cali -
ficativos lo que dice : " esto es falso" , "aquello es
absurdo", etc. \
Sin embargo, no obstante que no ex pone una
tesis, hay en el trabajo algunas afirmacion es qu e
más adelante me gustaría comentar. M e ex traña
43
mucho qu e para buscar la ra zón que pudiera te-
ne r aque! catedrático de la F acultad, qu e afirmaba
que el neokantismo no vale nada en la estética, el
colega Bu eno hay a elegido las dos planas que
N atorp dedica a la esté tica, en vez de basa r su
ju icio cond enatorio a la estética neokantiana, so-
bre una crítica bien meditada de la obra que des-
arrolla en mil páginas el insigne maestro de la
escuela de Marburgo, Hermann Cohen, y que in-
titula Estética del sentimie nto puro, obra en la
que se hace un a amp lia y cuidado sa fundamenta-
ción de la est ética, así como de su aplicación a la
hi sto ria del arte. Esto el colega Bu eno lo conoce
bastante bien, ya que ha pa rticipado en un ciclo de
conferencias sobre la estética de Cohen. E l trabajo
que ah ora nos ocupa, se presenta a discusión en
la Mesa R edon da de Filosofí a, dond e la mayoría
de los miembros, o por lo menos un o de los gru-
pos principales, está formado por neokantianos
de la escuela de Mar burgo. Como no hay propia-
mente tesis que replicar, me dedicaré a formular
mis comenta r ios sob re las afirmaciones que el
colega Bueno hace en torno a la estética.
A l abordar el problema de las r elaciones en-
tre el contenido y la expr esión en el arte, a firma
que la expresión misma es el quid esencia l del
arte. El contenido es un factor de síntesis, pero
no la síntes is cons titutiva de la estética (pág.
31, parte final del capítul o 39 ) . E s decir, el con-
tenido es secunda rio y acciclenta l, pu esto que lo
esen cial de! arte es la síntes is. Esto significa que
e! arte puede pr escindir del contenido y llegar a
ser pura expresión. Y aquí confieso con tocla Iran.
44
queza que para mí es un misterio la expresión
yacía, la expresión sin cont enido, como un fin
en sí misma. E n otro lugar, adelante, regresa de
su excursión que en la cita anterior ha ce en la
región del mist erio irracional, para volver a la tie-
rra firme de la razón; aquí nos dice qu e es sín-
tesis de expresión y contenido, y cr eo que a todos
nos interesa que el colega Bueno explicara ese
viaje de vuelta de lo racio nal a 10 ir racional. Siem -
pre me han parecido muy interesan tes los jue-
gos de prestidigitac ión del rom anticismo filosófico
en relación con la réplica que el doctor Bu eno
hace a la tesi s de Natorp en 10 que se refiere
a la estética. Sugiero que para entender los as-
pectos obscuros qu e deja Natorp, y que son mu-
chos, acudamo s a la estética de Cohen en busca
de aclaración, ya que, como nosotros sabemos, las
tesis de Natorp son en esencia las de Cohen, con
la ventaja de que en éste se hallan plenamente
desarrolladas .
Antes de ocuparnos de la tesis central de la
estética de Natorp, que es la preoc upación del
trabajo de nue stro colega, queremos hacer un
análisis de las relaciones que ex isten en las dis-
ciplinas fundamental es, lógica, ética y estética.
En un lugar dice el colega Bueno, refiriéndo se
a las tres disciplinas qu e acabamo s de cita r, que
en cada caso la definición esencial ha de fun -
darse en sus propios principios. ¿ Significa esto
que, por ejemplo, p mos a def inir la ética pres-
cindiendo de los principios y de las categorías
fundamentales de la lógica? E sto sería impos ible.
Mas lo anterior no significa que la ética se di-
4S
suelva en lógica, y que no tenga un objeto y un
método propios. P ero la ética no constituye una
disciplina con indep endencia absoluta de la lógi-
ca; el deber tiene que partir necesariamente del
ser, pero no se qu eda allí. El lagos se desenv uel-
ve en una segunda modalidad, y la estética es una
terc era modali dad de lagos, que necesariamente
debe partir de las dos anteriores, sin qu e se quede
en ellas, sino conquistando una nu eva autonomía :
la de su unidad propia, que no es una unidad ab-
soluta, sino una te rcera modalid ad del lagos . A
mi ent end er, el sentido de la estética en Natorp,
o si se prefiere, este pro ceso lógico en los tér-
minos que expresa Cohen, es má s rico y más cla-
ro en el amor a la naturaleza del homb re, que se
compone de cuerpo y alma, o sea de ser y deber
ser. El amor es la unificación de ser y deber, del
hombre y la cultura ; la idea de esta perfecta uni-
ficación consiste en la infinita tarea del ser y el
deber, que el arte realiza progresivamente.
Sentadas estas premisas, deseo iniciar la polé-
mica, con la confianza de que nos será provecho -
sa a todos. Muchas gracias .
49
la teoría de las leyes del arte, es, por así decirlo,
la lógíca de la obra de arte objetiva. Aq uí no
hay la ignorancia del [actuni de la reflexión esté-
tica, sino que se toma precisamente como supuesto
de la reflexión la ex istencia del arte objetivo. En
seguida yo quisiera preguntar al colega Bueno qué
opina de estas acotaciones que he hecho. El pro-
blema de Natorp, simpl emente, fue centrar el
luga r que la estética ocupa dentro del sistema
conj unto de la filosofía, y no es una opinión de
N atorp mismo, sino el desarrollo de una larga
evolución histórica.
50
futación a la tesis que he exp resado, sea también
acompañada de su debida verificación en el terre-
no mismo del a rte. Creo que eso podrá evitar
que la discusión degenere en un plano nocivamen-
te abstraccionista.
52
BUENo.-Me sigue pareciendo la argumenta-
ción del colega Scheffler fuera de lugar. Los ar-
tistas no necesitan, para crear su obra, ni nosotros
para compr enderla, echar mano de ningún con-
cepto de la ciencia natural, ni tampoco del siste -
ma de las doctrinas prácticas que consti tuyen la
moralidad. E l artista se plantea otro t ipo de pro-
blemas. E l mú sico, el pintor, el literato, etc., no
tienen, como a rtist as, la menor preocupación en
torno a la ciencia natural. Por otra parte, creo
que es un error cree r que el ar te necesita ser per-
fecto; igual que en toda forma de cultura, en él
hay grados, y precisament e por ser grados acu-
san una va riable modalidad de realización . L o
que podríamos conocer como ar te "consagrado"
es el arte de los grandes maestros, porque éstos
lo han llevado a un niv el muy alto, pero nunca
perfecto. Es te hecho se puede comprobar en el
análisis de la obra qu e ustede s gust en, persiguien-
do históri camente su evolución v desarrollo; se
encontrar á primero un balbuceo: en el cual em-
piezan a def inirse sus principios, se mar can sus
influencias y se repiten realizacion es ya logr adas
con anterior idad. De un modo paulatino la obra
va adquiriendo mayo r grado de evolución , pe ro
de alli a cons idera r una obra de arte como per-
fecta, creo que hay un abismo. N o podremos en-
tender como insup erable la obra de un ar tista
desde el momento en que la histori a ha planteado
la necesidad de su perarla. Esto se ve corrobora do
no sólo en la evolución continua del ar te, sino
inclusive en la autobiografía de los artistas, que
nos dejan ver cuán profundas han sido sus cr isis
53
profesionales, que derivan siempre de una con-
ciencia de imperfección, a la cual acompaña la
necesidad de superación. Concretando, yo invito
a que se me dé una sola obra de arte que haya
necesitado, para constituirse, de esa "ficción"
que considera a la tarea infinita de la determina-
ción científica como ya realizada.
ss
como ejemplo a la arquitectura, qu e ef ectivamente
es un arte, pero es un arte sujeto a requerimie ntos
-n o estéticos. La arquitectura está obligada a rea-
lizar una habitación de ciertas dimens iones, en
satisfacción a determinadas condiciones de solidez,
capacidad, etc., que son completamente aj enas al
arte mismo. Lo que la arquitectura tiene de ar-
tístico no es el hecho de constituir una morada,
ni de obedecer a determinadas condiciones socia-
les. U na estética de la arquitectura, digamos, un
análisis del románico, del gótico, del barroco o
del esti lo que ustedes quieran, no nos llevaría de
modo directo a la determinación de esta suma de
condici ones ex traartísticas qu e influyen en el acto
concr eto, espacial y temporal , del arte mism o. Es to
se ve de un modo mucho más dire cto en artes que
no tienen tal clase de requerimi ent os extraartís-
ticos. Yo considero que hay art es puras y artes
impuras, y tomo a la arquitectura como una de
las artes impuras, precisamen te porque está sujeta
a condiciones no estética s. P ero insisto nueva-
mente, para los ef ectos de la ejemplificación que
he pedido, en que se me dé un caso concreto to-
mad o del arte puro. E lijan ustedes la obra y el
colega Scheffler nos hará el servicio de exponer
cómo en ella se realiza la ficción de que nos ha
hablado.
61
de la materia física del arte, el de la vive ncia ar-
tística, ni el de la calidad hu mana del auto r: es
el problema de la obra, y este problema se des-
linda en tér minos puramente esté ticos, que se tra-
ducen en técnica , es decir, en síntesis de contenido
y expresión.
CAMPos.-Me int er esa esa cuestión central
aunque también, de paso, quiero decir que ojalá
el colega nos pusiera algún ej emplo de un genio
de la música que ignorara las leyes de la com-
posición musical. Yo no tengo conocimiento de
que los grandes maestros de la música fueran
ignorantes de las leyes de la acú stica.
64
CAMPos.-SerÍa cosa de preguntar a las gentes
que se dedican a estudiar todos esos fenóm enos,
Pero independientement e de ello, creo que hay
un problema central que debemos invocar. Se ha
hablado del conocimiento estético y del sonido
musical; creo que no debemos apartarnos de ese
problema. Acerca de las funciones que la materia
y la forma tienen en la obra de arte, yo quisiera
que el colega Bu eno nos explicara en qué consiste
la materia, pues , según tcngo entendido, la inter-
preta como sentimiento estético. Quiero saber qué
significación tiene el sentimiento en la obra de
arte y cómo pod emos llegar a la determinación
autónoma de la obra.
67
puede sostener que t oda obra mu sical se da en
soni dos, y qu e éstos implican en general a la
ciencia natural matemática y, en particular, al
capítulo de la física que es la acústica. E l idealismo
sostiene qu e no es posible la mú sica sin esta con-
dición previa. Cr eo qu e el colega Bueno tiene
razón al destacar su criterio de qu e el interés
central del problema es el punto de vis ta esté-
tico ; pe ro precisamente este pu nto de vista es-
tético no es una fo rma va cía sino algo que tiene
como cont enido esta condición previa, expresada
por Hermann Cohen en la sublimitas, la subli-
midad. Ad emá s de ésta hay qu e tomar en cuenta
una segunda condici ón previ a qu e ya citó el com-
pañ ero Camp os : es el ethos, o humor, es decir,
que toda obra de arte, además de ser un hecho
de la naturaleza, ent ra ña un tema volitivo huma-
no. P ero otra vez lo volitivo hu mano sólo es en-
tendi do desde un punto de vista científico, no
desde un punto de vista ex tra ño a la ciencia . Creo
que el colega Bueno no lo ha dicho verbalmente
porque ha estado at end iend o a su criterio y no
a las condic iones pr evias del contenido. E l ha in-
sistido mucho en el pun to de vista de la estética,
en el pr incipio condicionante que da autonomía a
la estét ica, per o en su trabajo dice reiteradamente
qu e desde nin gún punto de vista tienen nada que
hacer la lógica ni la ética con la creación artística,
y este es un grave error. Pero aquí mismo el com-
pañero Bu eno puede acabar con la tesis idealista
si nos pone un ej emp lo de obra de a rt e que no
entrañe a las leyes de la ciencia natural de mé-
todo matemáti co y, por consiguiente, a las leyes
68
de la lógica, entendiendo a la lógica como lógica
de las ciencias naturales de fundamento matemá-
tico. Querria ver si puede poner un ejemplo de
obra de arte que, además de su dimensión central
estética en la que tiene razón de insistir el com-
pañero Bueno, no esté su i eta a la condición pre-
via que llama Cohen la " sublimidad", y qu e llama
Natorp el "mero ser", es decir : el ser de la na-
turaleza que es explicado por la lógica . Entonces
se vendría abajo la tesis de Natorp. Pero ni el
compañero Bueno ni nadie podrá citar un ejemplo
de obra de arte que no entrañe a las leyes de 1.1
ciencia natural de fundamento matemático y, por
consiguiente, a la lógica.
73
"La tesis nu estra consiste en suponer una ra-
quítica penetración de la cultura estética --de la
creación y recreación integral del arte- puesto
que no la concibe Natorp como una vivencia ori-
ginaria y acompañada de un sólido fundamento
racional, qu e en verdad lo es, sino como fr uto de
un espíritu ingenuo, de una especie de precon-
ciencia qu e, sin embargo, ha de convertirse ulte-
ri orment e en una superconciencia." T al es el sen-
t ido de estas palabras : "En cada viven cia de la
verdad y de lo bueno puede el espíritu ingenuo,
que no percibe toda vía el confli cto, cont emplar
lo bello (bell eza de la naturaleza, belleza mora l). "
N o es una mera coinci dencia que al valor prop io
y supremo del a rte, la belleza, no se le indique una
sola ocasión en forma au tónoma, y qu e las pocas
veces en qu e menciona el concepto de lo bello sea
para referirlo a la " belleza natural" o a la "belle-
za moral ", los dos elementos en que se ha querido
fundamentar heterónomamente la reali zación del
arte. La reducción ha de ser clara, fuera de todo
conflicto, pues cuan do surge el conflicto entre
ser y deber ser, ent re mundo na tur al y mundo
moral, se pierde la posibilidad del arte, y aún la
sensi bilidad estética : "Cuando surge el conflicto
de am bos mundo s, se pierde fác ilmen te la sensi-
bilidad est ética, y con ello, se impide tambié n la
fuerza de la propia y libre formación de lo be-
llo . .." A sí pu es, no es sólo que lo natural y lo
moral int ervengan en la viv encia del arte, sino
qu e además han de constituir su definitiva esen-
cia, fu era de toda du da y a jena a tod o conflicto.
74
Dice más adelante: "El espíritu dialéctico de
Natorp no debió soslayar que a la base de una
rama cultural como es el arte debiera ex istir una
forma de sínt esis; pero pretender qu e ésta se
determine como unidad de ciencia y moral es tan
absurdo como opinar que la ciencia hubie ra de
erigirse sobre la 'ideal unif icación' de arte y
moralidad, o que la moral pudiera construirse en
la 'ideal unificación' de 10 científico y de 10 a r-
tístico." Llevando el texto de Natorp a su cabal
consecuencia, habrí a que adm itir el derrumbamien-
to de la aut onom ía en cada forma cultural, y por
ende, de cada disciplina filosófica. E s realment e
extraño que el filósofo intente esta clase de " ideal
unificación", E ste es el texto del compañero
Bueno.
76
en un "espacio vacío ". L es sucedería lo qu c a la
paloma de K ant. Sól o pu eden fun cionar precisa y
exactamente en ese mundo dc la naturaleza y de
la moral, tomándolo como mat eria , r ern odelándolo
y dándole un sentido : el estético. Pero no es
ninguna obj eción a la tesis estética del idealismo
decir que las condiciones previas p retenden subs-
tituir a las catego rías estéticas sino que según la
tesis le ofrccen el mater ial al indi viduo genial. al
artista, pa ra la crea ción a rtística, la que desde el
punto dc vista fo rmal y condici onant e debe en-
contrar una explicación ex clusivamente est ética.
Pero no una ex plicación qu e puclicra prescindir
de la mat eria que man eja la obra de a rte, de esas
condiciones previas qu e son el hecho de la nat u-
raleza y el " mundo moral". Ahora pediría yo un
ejemplo un poco más enriquecido del que pedía
antes ; un ejemplo de obra artís tica qu e no entra ñe
esas dos cond iciones previas, o lo qu e es equiva-
lente : qu e no sea un hecho de la naturaleza ni
entrañe el tema volitivo humano, que precisa-
mente por ser obr a de a rte, estas dos condic iones
previas no sean materia de un a rem odelación, lIe-
vada a cabo por el sentimiento estético. P ero
contra nada de esto el trabajo del colega Bu eno
ha enderezado sus objeciones.
so
puesto; esta prtrner a pa rte constituye 10 que se
llama la exposición. Después de la exposición
viene una alt ernancia de las distin tas voces mu-
sicales que da la imp res ión de ju ego, por 10 cual
a esta segunda parte se le conoce como div erti-
mento. U na tercer a parte de la fuga es la apro-
ximación en la entrada de las distintas voces que
participan en el ju ego polifónico, de donde se co-
noce a esta tercera parte como estrecho. La cuarta
parte incluye el sostenimiento de un a no ta fi ja
en una de las voces, mient ras las demás llegan al
fin del juego polifónico; a la nota soste nida se
le llama pedal, que es tamb ién el nombre qu e r e-
cibe esta parte de la fuga . F inalm ente la qu inta
y última parte de la fuga consiste en una con-
clusión ar món ica conocida como cadencia, pu es
cadencia significa el acto de caer a un pun to con-
clusivo. Dentro de est e esquema general hay un
gran núm ero de variantes en la fuga, de acue rdo
con ciertos factor es, como la tonalidad, el sen tido
de imitación que tienen las voces, etc. Para des-
ar rollar más ampliamente este punto habría que
abordar las reglas de la polifonía ; pero esto no es
necesari o. H e mencionado 10 esencial de la fu ga
y quisiera ver dónd e están aquí las leyes de la
naturaleza y dónde están las leyes de la moralidad.
85
cipal del diálogo, que no se ha tenido deb idamente
en cuenta por los refutadores, ni el ponente lo
ha defendido con la claridad debida.
S E C R E T A R 1 0 . -Tiene la palabra el doctor
Bueno.
BUENo.- Realmente no puedo refutar lo an-
terior porque estoy de acuerdo con ello; aún más,
representa la constatación y apoyo de 10 que está
escrito en la ponencia. Pero sí quiero indicar,
para la prosecución del diá logo con el maest ro
Rodríguez, que él no entiende ya al ser y al deber
ser como contenido del arte, sino únicamente a
título de lo que llama "condiciones previas" . No
les entiende - dir íamos, por citar un ejemplo-
como el argumento de una obra literaria, sino en
forma que me ha asombrado por su abso luta y
radical heteronomía, como un supuesto de ca-
rácter psicológico o físico material, que, repi to,
no se puede negar en cuanto realidad, pero insisto
también en que no constituyen el aspecto estéti co
del arte. A esto él ha replicado que si bien no
constituyen el aspecto estético del arte son con-
diciones reales de la producción del arte, en lo
cual estoy plenamente de acuerdo, siempre y cuan-
do se consid ere que la tesis de Natorp es una
tesis de carácter psicológico y formativo, pero
nunca un verdadero fundamento estético.
SEcRETARIü.-Tiene la palabra el compañero
Campos.
CAMPOS.-A mi manera de entender, la tesis
de Natorp no trata de reducir la estética a la éti ca,
86
ni creo que en ningún momento de sus escritos ten-
ga esa pretensión. La ética entendida como la uni-
dad de la totalidad infinita de lo humano no fi-
gura como lo esencial, como la autonomía del arte.
No se puede acusar a Natorp de que él tenga la
pretensión de cometer un acto de heteronomía
con la ética, ni tampoco con la lógica, pues la obra
de arte no es reducida exclusivamente al ser. La
tesis de Natorp consiste en afirmar que el ser y
el tema humano son materias o condiciones pre-
vias que van a someterse precisamente a lo esen-
cial del arte, donde está la unidad autónoma de
estética. Precisamente el arte hace una nueva uni -
ficación, es decir, la forma artística va a unificar
esas materias previas. Creo que tal es el sentido
de la expresión de Natorp del "deber ser como
siendo", y no creo que haya heteronomía.
87
esencia estética. Es o me descon solaría mucho.
Ahora bien, como el compañero Campos sostiene
que Natorp no pretende llevar a cabo ning una
invas ión al territorio de la ética, yo le rogaría - y
creo qu e de ese esclarecimiento dep end e el llegar
a una conc1usión- - decirn os qué entiende por el
" deber ser", ya qu e sabemos que el " ser" es el
ser de la naturaleza, y cómo el "deber ser" apa-
rece "como siendo" en las obras de arte, según
la tesis de Na torp. ¿ Cuá l es el deber ser del ser?
Esta es mi pregunta concreta. Por otra pa rte, no
cre o que el aspecto central de la discusión se
haya soslayado, sin o más bien desencaminado, es
decir, cr eo qu e la han desencamin ado mis oponen-
tes al insistir en qu e algo no propiam ente esté-
tico es, sin embargo, esencial par a el problema
del arte. E n último tér mino , esto pu ede ser una
cuestión de palabras, pero yo insisto en mi la-
mentación de que si ad mitimos la validez de la
tesis de N atorp, a costa de que no sea una tesis
estéti ca, queda mu cho más mal parada qu e si la
consideramos realment e como una tesis estética
- au nqu e desviada- porque al menos en este úl-
tim o caso podrí amo s presumi r que Na torp intentó
dar un a tesis estética. Ah or a, para terminar mi
interpelación, quiero ver nuevamente cómo fun-
ciona el "deber ser como siend o" en 10 estético
del a rte.
88
hace el papel unificador de las mat erias previas,
es decir, el ser de la naturaleza y del deber ser
de lo humano en la obra de arte.
BUENO.-Pl enamente.
92
la estética en la mor alidad , ni tampoco en la na-
turaleza, ya una y otra representan la materia que
va a ser obj eto de unificación por las forma s pro-
pias de la estética, por su s principios autónomos.
La tesis qu e se qui er e tom ar como lema de Cohen
no se desarrolló con la debida pr ecisión , y sola-
mente ti ene el signif icado de vin cular con un
principio de au tonomía esta mater ia. Pero no se
puede hablar de una forma estét ica a espaldas de
la materia previa de la naturaleza y de la mo ra-
lidad. Estábamos haciendo el análisis de la fuga ,
y vimos que sus principios estéticos uni fican, por
una parte, a los sonidos, y por la otra, al tema
humano. N o es posible hablar de una form a de la
fuga a espaldas del sonido o del tema human o.
93
BUENo.-Claro, y también Júpiter y la Luna
tienen que ver con la creación del arte.
94
colega- es expresión, y la expresión es la forma
del arte, es su esencia. Pero también el arte des-
cansa en una imagen que surge a la vez con una
imagen correlativa. Yo no entiendo esto de que
una imagen pu eda ser imagen de otra.
96
fica exclusivamente 10 que Natorp quiere expre-
sar, de tal suerte que en mi exposición no hay
ese aspecto tautológico que indicaba usted.
106
consiste, como he dicho, en la técnica de compo -
sición, y 10 que habi tualment e suele tomar se como
forma , o sea la obra dada en cuanto ta l, y que no
repr esenta en ri gor un a fo rma, sino la síntesis ya
lograda de materi a y forma.
5. L a síntesis del ar te está dada en func ión de
sus categorías. A su vez, las categ orías estétic as
se def inen en términos de estilo, que correspon-
den a épocas y escuelas definielas, tal como se
hace habitualment e en la cr ítica de arte, que tiende
a poner de relieve el valor de una obra at end iendo
a su asp ecto integral, es decir, categorial y esti-
lístico, con un evidente en tronque histórico.
Este es, pu es, el fundamento teórico que en-
cuentro como ún ico posible para la explicación
elel arte, y ele ahí obtengo un sexto punto con-
clusivo que representa el aspecto crít ico de mi
ponencia.
6. E l valor del arte no es explicable en tér -
minos del "d eber ser como siendo" ri de la "ideal
unif icación" que elice N atorp. E sta es la médula
ele la ponencia p ropi a y de la réplica contenida
en ella.
107
contenido; en lógica distinguimos perfectamente la
función gramatical de la cognoscitiva, y en arte
los medios de expresión se distinguen del con-
tenido, que es la materia artística. Quisiera que
el colega Bueno nos hiciera ver en fo rma. clara la
relación que guarda la materia artística con res-
pecto de la expresión misma.
102
positor procurará buscar elementos que correspon-
dan a la brillantez característica de un himno, y
estos elementos son notas, intervalos, acordes,
etc., pero no la idea patriótica en cuanto tal, que
permanecerá siempre ajena a la música, aunque
en su respectivo terreno le haya servido de moti-
vación. La materia en el arte tiene la caracterís-
tica de constituir un conjunto de elementos sim-
bólicos, y la habilidad del artista radica en elegir
apropiadamente esos elementos, de acuerdo con
su idea general de expresión. Sobre este princi-
pio básico se funda toda la construcción estética.
115
hecho de la. naturaleza, y su material pertenece
también a la naturaleza. El gusto deriva de una
evolución naturalista, y el acto del pensar en el
cual se verifica la: reflexión sobre el arte es tam-
bién un hecho natural. Así pues, nos encon tra mos
rodeados de naturaleza por todas partes, somos
una especie de isla en el océano de lo natural,
Pero precisamente porque vivimos en una isla,
es que somos distintos del mar que nos rodea. La
filosofía es un reducto de tierra en el cual en-
contramos la suma de problemas que atañen a la
cuestión de los valores, y entre ellos se encuentra
la estética. Dichos problemas tienen un criter io
distinto del que corresponde a la ciencia nat ural,
aunque su objeto mismo sea inexorablemente un
objeto de la naturaleza, y aunque la reflexión ope-
re también en un marco de condiciones naturales.
¿ Cómo es posible plantear un problema distin to
del problema natural, cuando todo parece actuar
en términos de naturaleza?
Creo que no necesito explayar demasiado este
criterio, puesto que hablo ante un público profe-
sional de la filo sofía, y fundamentalmen te ante
un público que en gran parte está formado en
la tradición criticista, cuyo planteamiento teoré -
tico y axiológico, realizado con el más estricto
requerimiento de pureza, debería conducir ipso
tacto a la cuestión teórica del valor. Y esto creo
que es particularmente aplicable al caso de Na-
torp. Sin embargo, en razón misma de la polé-
mica, y ante la indeclinable obligación de funda-
mentar mis argumentos, diré simplemente que el
problema estético del arte se cifra en torno a la
116
belleza que realizan sus obras, y que la belleza
misma no es explicable en términos de naturaleza,
sino de conciencia, de emotividad espiritual. Es
claro que podrá objetarse nuevamente qu e la con-
ciencia es un hecho de la naturaleza, y entonces
tendríamos qu e llevar el problema a la distinción
de 10 natur al y lo espiritual, estableciendo a aqué-
110 como territorio de la causalidad, y a esto como
reino de la teleología, es decir, de la conciencia
pura, y sobre todo, de la autoconciencia fi losófica.
137
estética no sólo debe explicar el valor específico
del arte, sino también to cios los elementos que en
él intervienen den tro de un a jerarquía tot al.
157
RODRÍGUEZ.-Pero es que la comprensión del
cuadro no se limita a una mera contemplación
superficial (no estética) a un disfrute de su
"bonitura", ni se agota tampoco en los colores
que están dados a la tela sino que se remite a la
significación que tiene ese cuadro y por tanto
implica las condiciones previas del medio geográ-
fico 'y la significación histórico-política del valle.
Quiero ver cómo puede comprenderse el cuadro
sin acudir a estas significaciones. La tesis que
sostenemos puede ser presentada con mayor fa-
cilidad si se ejemplifica con una obra clásica de
arte, ejemplificación que fue la que propuse.
Nata preliminar 5
Pablo Natorp:
Miguel Bueno:
MESA REDONDA
Primera sesión 41