Delgado Con Inostroza Suprema
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Delgado Con Inostroza Suprema
VISTO:
En estos autos rol C-445-2017 del Primer Juzgado de Letras de
Coronel, caratulados “Delgado con Inostroza”, mediante sentencia
pronunciada el día veintinueve de octubre de dos mil dieciocho,
complementada con fecha quince de abril de dos mil diecinueve, el Juez
Subrogante de dicho tribunal acogió la demanda de indemnizaci ón de
perjuicios por responsabilidad extracontractual condenando solidariamente a
los demandados al pago de las sumas que all í se expresan por concepto de
daño emergente y daño moral.
Apelada dicha sentencia por la parte demandada, la Corte de
Apelaciones de Concepción, mediante fallo de veintis éis de agosto de dos
mil diecinueve, la confirmó con declaración que el monto de la
indemnización por daño moral se fija en la suma de cinco millones de
pesos.
En contra de dicha sentencia, la parte demandante y demandada
dedujeron recursos de casación en el fondo.
Se trajeron los autos en relación.
CONS IDE RA ND O:
I.- EN CUANTO AL RECURS O DE CASACI ÓN EN EL
FONDO DEL DEMANDANTE :
PRIMERO : Que la demandante por medio de recurso, atribuye a
la sentencia que impugna diversos errores de derecho que necesariamente
conducirían a su invalidación, al estimar que se habr ían infringido los
artículos 25 párrafo 1 del Pacto Internacional de Derechos Econ ómicos,
Sociales y Culturales, el artículo 9 del Protocolo de San Salvador y el
artículo 17 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos conocido como Protocolo de San Salvador y en la
Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos
de las Personas Mayores, estimando infringidos sus art ículos 1, 2, 3, 5, 6, 7,
8 y 31, indicando que las referidas normas se encuentran incorporadas a
nuestro ordenamiento por el artículo 5 de nuestra Constitución Política.
Sostiene que la sentencia que se pretende censurar incurre en error de
ley por omisión, toda vez que el fallo de alzada revoc ó (sic) los
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considerandos 29 a 31 de la sentencia de primera instancia, con lo cual no
hizo sino desconocer absolutamente el Derecho Internacional de Derechos
Humanos de las personas mayores, reconocido por el ya citado art ículo 5 º.
SEGU ND O : Que, según el contenido de las imputaciones que
efectúa el recurrente en su reproche, se aprecia que la eliminaci ón de los
considerandos relativos al estatuto jurídico internacional de las personas
mayores no tiene el efecto que pretende en su recurso. En efecto, la mera
rebaja del quantum indemnizatorio no importa una contravenci ón a dicho
estatuto normativo, sino que solo cabe dentro de la competencia exclusiva
de los jueces del fondo en atención al mérito de las probanzas rendidas en
autos.
Sin perjuicio de ello, cabe hacer notar que la eliminación de dichos
considerandos, conllevaba la carga de justificar la motivaci ón por la cual se
produjo dicha supresión, lo cual se echa de menos en la sentencia
impugnada. Empero, ello no autoriza a perseguir la nulidad de dicho fallo,
ya que los elementos de la responsabilidad asentados en autos deven ían de
la aplicación de otras normas que no se acusan como vulneradas.
Así, lo razonado conduce derechamente a concluir que las
imputaciones de desacato a lo dispuesto en los art ículos denunciados en el
arbitrio no pueden por sí solas servir de apoyo id óneo al remedio recursivo
que se examina, por ser una condición fundamental de éste que el yerro
jurídico invocado influya sustancialmente en lo dispositivo del fallo,
exigencia que no se cumple en la especie, atendido lo expuesto con
anterioridad.
Conforme a lo razonado, el recurso de casación de la demandante
será desestimado.
II.- EN CUANTO AL RECURS O DE CASACI ÓN EN
EL FOND O DEL DEMA NDAD O:
TERCERO: Que los demandados, por medio del recurso,
atribuyen a la sentencia que impugna diversos errores de derecho en los que
fundamenta su invalidación, estimando que se habr ían infringido un
conjunto de normas según se expresa a continuación.
Acusa infringidos, primeramente, los artículos 47, 1698, 1700, 1702,
1712, 2314 y siguientes y 2329 del Código Civil, art ículos 346 y 426 del
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Código de Procedimiento Civil y artículos 165, 166 y 169 de la Ley N °
18.290. Luego, sostiene la infracción de los artículos 241 a 244 del C ódigo
Procesal Penal en relación a los artículos 2314, 232, 2446 y siguientes del
Código Civil en relación a los artículos 165, 166 y 169 de la ley 18.290.
En cuanto al primer grupo de preceptos sostiene que al no existir
sentencia penal firme y no estando legalmente establecida la responsabilidad
infraccional o penal en el accidente de tránsito de autos, la demanda debi ó
ser rechazada necesariamente, puesto que el establecimiento de la
responsabilidad aquiliana se encuentra íntimamente ligada a las resultas de
la litis penal. Prosigue indicando que los tribunales, dentro del sistema de
prueba legal o tasada, no son soberanos en el establecimiento de los hechos,
sino que están sujetos a normas que regulan y reglamentan la admisibilidad
de los medios de prueba, el peso de esta, y valor probatorio de los
elementos de convicción que aporten a los autos. Todas esas normas, en su
concepto, son lo que se denomina como leyes reguladoras de la prueba, las
cuales habrían sido transgredidas en la sentencia de autos.
En efecto, en cuanto al daño moral establecido en la sentencia,
sostiene que se arribó a este mediante presunciones que califica como
inaceptables, que se tuvo por acreditado invirtiendo el peso de la prueba, y
que se dio valor a probanzas no admitidas por la ley, otorgando valor
probatorio a meros instrumentos privados emanados de terceros, de los
cuales no ha podido colegirse presunción judicial alguna. Aclara este punto
afirmando que el fallo que se revisa da a entender que el da ño moral qued ó
acreditado con la documental consistente en un informe de lesiones del
Servicio Médico Legal rolante en la carpeta investigativa del Ministerio
Público y en otros antecedentes médicos allegado al proceso; tales
documentos, señala, no son instrumento público ni peritajes rendidos
conforme a las reglas procesales civiles, sino meros instrumentos privados
emanados de terceros que no han comparecido en autos, por lo que carecen
de valor de convicción.
En cuanto al segundo grupo de normas vulneradas, afirma que el
acuerdo reparatorio arribado por el demandado S áez Vald és con la v íctima,
el cual habría sido debidamente cumplido y que determin ó el
sobreseimiento definitivo en sede penal, extinguió la acción civil deducida en
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autos, afirmando que dicho pacto está revestido de un car ácter
transaccional, y por ende, extingue la acción civil de la víctima.
CUARTO : Que, en forma previa a la decisión del asunto conviene
apuntar ciertos hechos de la causa.
1.- Los presentes autos se inician mediante demanda reca ída en los
autos C-445-2017 del Primer Juzgado de Letras de Coronel, caratulados
“Delgado con Inostroza”, mediante la cual doña Blanca Georgina Delgado
Reyes persigue la indemnización de perjuicios en contra de Carlos Arsenio
Sáez Valdés y Carlos Inostroza Martínez, como demandado principal y
subsidiario, a raíz del accidente de tránsito sufrido por la actora, por
conducir el demandado Sáez Valdés con transgresión a la normativa
contenida en la Ley N° 18.290, al no respetar el derecho preferente de paso
peatonal en zona de ceda el paso debidamente se ñalizada, con fecha 19 de
junio del 2013. El diagnóstico tras el accidente fue de TEC cerrado con
contusión cerebral grave más hemorragia subaracnoidea traum ática parietal
derecha, además de presentar policontusiones y una herida contusa cuero
cabelludo, siendo sus lesiones de carácter grave. A raíz del referido
accidente, se inició la causa penal RIT 2014-2013 el 2 de agosto de 2013,
donde resultó formalizado el conductor del vehículo ya referido, para
finalmente arribar a un acuerdo reparatorio en la suma de $300.000.-, s ólo
en cuanto a la extinción de la responsabilidad penal del conductor. En
mérito de lo anterior, sostiene que el demandado principal, esto es, el
conductor de la camioneta y el propietario del vehículo, sean condenados
solidariamente al pago de todos los daños causados los cuales cuantific ó en
$1.703.304.- por concepto de daño emergente y en $50.000.000.- por da ño
moral.
2.- Contestando la demanda, los demandados piden el rechazo de
esta, argumentando primeramente que niegan y controvierten los hechos
sostenidos por la actora, indicando que en caso alguno se produjo su
atropello, toda vez que esta se afirmó en la parte trasera de la camioneta y
al retomar la marcha, la peatona perdió el equilibro y cay ó, a raíz de su
propia maniobra arriesgada. Agrega que si bien esos hechos fueron
investigados en sede penal, en causa RUC 1310023439-9, RIT 2014-2013
del Juzgado de Garantía de Coronel, tal investigaci ón penal concluy ó por
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sobreseimiento definitivo, equivalente a una sentencia absolutoria con
autoridad de cosa juzgada, por haberse celebrado un acuerdo reparatorio
que fue cumplido a cabalidad, extinguiéndose as í la responsabilidad del
conductor, y por su naturaleza jurídica transaccional, tambi én la del
demandado subsidiario, dueño del vehículo.
Añade que no corresponde que el tribunal civil determine la
existencia de un cuasidelito de lesiones o la existencia de una infracci ón a la
ley de tránsito, toda vez que ello cabe dentro de la competencia de la
justicia penal.
Asevera que todo antecedente investigativo que pueda constar en la
carpeta investigativa del Ministerio Publico carece de valor probatorio en
sede civil, revistiendo solo el carácter de meros registros de actos
investigativos ajenos a toda formalidad.
Subsidiariamente solicita, en caso del rechazo de las argumentaciones
precedentes, el rechazo de la pretensión por daño emergente, y
subsidiariamente, que se morigere la cuantía de las indemnizaciones
solicitadas, por haberse expuesto la actora imprudentemente al daño.
QUINTO : Que, la sentencia de primer grado acogió la demanda,
sosteniendo que, en virtud de una presunción judicial –principalmente en
base a dos partes policiales–, se logró acreditar que el conductor atropell ó a
la demandante, quien transitaba por un paso de peatones debidamente
señalizado, existiendo señalética de “ceda el paso”, sosteniendo que el
acuerdo reparatorio aludido en las consideraciones previas solo tuvo por
efecto extinguir la responsabilidad penal del conducto, dejando a salvo
cualquier otra acción indemnizatoria. Estableci ó además el daño emergente
en base a una presunción judicial, otorgando la suma de $1.703.304.-,
atendido que el mismo fallo razona que no existen mayores antecedentes
probatorios al respecto que instrumentos privados emanados de terceros. En
cuanto al daño moral, lo fijó en $30.000.000.- fundamentando su decisi ón
largamente en el estatuto protector de las personas mayores seg ún el
Derecho Internacional de Derechos Humanos, recogido en diversos
tratados.
En la sentencia complementaria se rechazó la pretensión de
incompetencia del tribunal argumentando que el sobreseimiento definitivo
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del demandado Sáez Valdés no obsta a su responsabilidad civil, atendido
que el artículo 179 del Código de Procedimiento Civil prescribe que éste
sólo produce cosa juzgada en materia civil cuando se funda en alguna de las
circunstancias comprendidas en la norma, las que no se verifican en el caso
de que el sobreseimiento se motive en la hipótesis del art ículo 242 del
Código Procesal Penal.
Se rechazó, igualmente, la pretensión subsidiaria de reducci ón del
quantum indemnizatorio al existir exposición imprudente al riesgo, lo cual
no habría sido acreditado en autos.
SEXTO : Que, la sentencia pronunciada en alzada confirmó sin m ás
la complementación de sentencia, y por su parte confirmó con declaraci ón
la sentencia principal, rebajando el monto entregado por concepto de da ño
moral a $5.000.000.-, fundado en las caracter ísticas de las lesiones sufridas,
el tiempo de recuperación y la inexistencia de secuelas físicas permanentes.
S ÉPTIMO : Que, la contravención normativa que postula el
recurrente se puede circunscribir a dos puntos; el primero de estos dice
relación con el valor probatorio de la carpeta investigativa del Ministerio
Público, y, en segundo término, sobre el efecto del acuerdo reparatorio
respecto a la responsabilidad civil.
OCTAVO : Que, en cuanto al primer capítulo de casación, y tal
como esta Corte ha señalado con anterioridad, los hechos asentados por los
jueces del fondo son inamovibles, a menos que el recurrente haya
denunciado infracción a las normas reguladoras de la prueba, es decir,
desatendiendo aquellas reglas básicas que contienen deberes, prohibiciones o
limitaciones impuestas a los jueces en torno a la apreciación de la prueba.
En este sentido cabe precisar que se entienden vulneradas las normas
reguladoras de la prueba cuando los sentenciadores invierten el onus
probandi, rechazan pruebas que la ley admite, aceptan medios que la ley
rechaza, desconocen el valor probatorio de las producidas en la causa no
obstante asignarles la ley uno de carácter obligatorio, y/o alteran el orden
de precedencia que la propia ley les otorga. Como se advierte, las reci én
indicadas son normas básicas de juzgamiento que contienen deberes,
limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los juzgadores y, por
ende, estos últimos son soberanos para apreciar las probanzas entre tanto se
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mantienen en el marco fijado por las normas reguladoras ya indicadas. Por
la misma razón, no son susceptibles de ser revisadas por la v ía de casaci ón
las decisiones basadas en disposiciones que otorgan libertad a los jueces del
fondo para valorar los elementos probatorios aportados.
NOVE NO : Que, en atención a lo previamente reseñado, no se
advierte la inversión del onus probandi que acusa el recurrente, desde que
no se ha eximido al demandante de acreditar los presupuestos de la
responsabilidad demandada, la cual se ha acreditado legalmente, mediante
la prueba de presunciones, expresamente reconocida como medio de
convicción hábil en un procedimiento como el de la especie. Ligado a lo
anterior, tampoco es posible sostener que la carpeta investigativa del
Ministerio Público no pueda ser utilizada como supuesto o indicio para la
generación de una presunción judicial, desde que no existe norma que la
excluya para ello, al corresponder a un documento legalmente acompa ñado
al proceso. Es más, atendido que los antecedentes recabados por el
Ministerio Público lo son dentro de una investigación en sede criminal, se
estima que reúnen los requisitos de gravedad, precisi ón y concordancia que
exige la legislación sustantiva, por lo que el yerro denunciado carece de
sustento.
Cabe agregar, sin perjuicio de lo señalado, que la construcci ón y
determinación de la fuerza probatoria de las presunciones judiciales queda
entregada a los magistrados de la instancia, puesto que la convicci ón de los
sentenciadores ha de fundarse en la gravedad, precisi ón y concordancia que
derive de las mismas.
D ÉCIMO : Que, en lo que dice relación al segundo y último capítulo
de reproche, resulta necesario establecer que los acuerdos reparatorios han
sido definidos como “aquella salida alternativa que se concede en una
audiencia por medio de una resolución judicial, si la v íctima y el imputado
hubieren convenido en una reparación, en los casos y con las formalidades
previstas en la ley, generándose la extinción de la responsabilidad penal ”
(Cristián Maturana Miquel y Raúl Montero López, Derecho Procesal Penal,
Tomo II, Segunda Edición Actualizada y Complementada, p ágina 691).
También se les puede conceptualizar como “convenciones celebradas entre
el imputado y la víctima de índole patrimonial, que aprobadas por el
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respectivo juez de garantía, tienen la virtud de poner fin al proceso penal ”
(Raúl Tavolari Oliveros, Excepciones al Principio de Legalidad y Salidas
Alternativas en el Nuevo Código Procesal Penal, Materiales de estudios
Universidad de Chile).
En conformidad al artículo 241 del Código Procesal Penal, los
acuerdos reparatorios sólo podrán referirse a “hechos investigados que
afectaren bienes jurídicos disponibles de carácter patrimonial, consistieren
en lesiones menos graves o constituyeren delitos culposos”.
UND ÉC IMO : Que para decidir lo debatido es necesario precisar
que la responsabilidad penal es distinta de la responsabilidad civil, la cual
entrará a operar cada vez que se produzca un da ño culpable, con
independencia de que la conducta que la ocasion ó se encuentre o no
tipificada como un ilícito penal. Por regla general, las resoluciones que
ordenen el sobreseimiento definitivo en materia penal, extinguiendo esta
responsabilidad, no producen cosa juzgada refleja en materia civil. En otras
palabras, no hay impedimento normativo para que el juez civil condene a
quién fue absuelto o sobreseído definitivamente en materia penal, y
disponga la correspondiente indemnización de perjuicios en favor de la
víctima del ilícito civil.
DUOD ÉCIMO : Que, en la situación en estudio, en el proceso
penal, como se dijo anteriormente, las partes llegaron a un acuerdo
reparatorio, sin que en el conste una eventual renuncia a acciones civiles
que pudiera interponer el querellante, en otro juicio, por los da ños
experimentados, ni tampoco se menciona que ese acuerdo las comprendiera,
extinguiendo así, junto con la responsabilidad penal del querellado, su
responsabilidad civil. Por lo consiguiente, una vez que la resolución que
aprueba el acuerdo reparatorio se encuentra ejecutoriada, la parte
querellante puede solicitar su cumplimiento conforme a las reglas generales
ante el juez de garantía o a trav és del juzgado civil que corresponda,
acuerdo que no puede ser dejado sin efecto por ninguna acción civil.
DECIMO TE RCE RO : Que, en efecto, si la responsabilidad penal
es diversa de la responsabilidad civil, a tal punto que por regla general las
sentencias absolutorias o sobreseimientos definitivos que se dictan en los
procesos penales no producen cosa juzgada refleja en materia civil; si la ley
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dispone expresamente que los acuerdos a que precedentemente se ha hecho
referencia dan lugar a un sobreseimiento definitivo extinguiendo la
responsabilidad penal, nada dice de la de car ácter civil; si en el caso en
estudio ese acuerdo ocurrió en el proceso penal, sin hacerse tampoco
ninguna alusión a un eventual juicio civil que se quisiera evitar, siendo lo
normal que una conciliación tenga como objeto s ólo poner t érmino al
proceso de que se trata, queda puesto de relieve que los jueces del fondo no
incurrieron en los yerros normativos que acusa el recurrente, por lo que era
perfectamente plausible que intentase el ofendido la correspondiente acci ón
indemnizatoria en sede civil, a la cual se hizo lugar por haberse acreditado
los requisitos de su procedencia, motivo por el cual el recurso habr á de ser
rechazado.
Por estas consideraciones y de conformidad además con lo dispuesto
en los artículos 764, 767 y 782 del Código de Procedimiento Civil, se
rechazan los recursos de casación en el fondo deducidos por la abogado
Claudia Rojas Cabrera, en representación de la demandante, y abogado
Víctor Muñoz Torres, por los demandados, respectivamente, en contra de la
sentencia de fecha veintiséis de agosto de dos mil diecinueve dictada por la
Corte de Apelaciones de Concepción.
Regístrese y devuélvase.
Redacción a cargo de Ministro Arturo Prado Puga.
Rol Nº 29.380-2019.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros
Sra. Rosa Maggi D., Sra. Rosa Egnem S., Sr. Juan Eduardo Fuentes B., Sr.
Carlos Aránguiz Z., y Sr. Arturo Prado P.
No firman los Ministros Sra. Maggi y Sr. Aránguiz, no obstante haber
concurrido ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar con
permiso la primera y por haber fallecido el segundo.
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ARTURO JOSE PRADO PUGA
MINISTRO
Fecha: 03/05/2021 12:35:31
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