Temas #9 Al 11. EFECTOS E INEFICACIA DEL MATRIMONIO

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Derecho Civil I. Personas y Familia


Prof. Francisco de Jongh Sarmiento

Parte II. Unidad II


El Matrimonio

Temas N° 9 al 11
EFECTOS E INEFICACIA DEL MATRIMONIO
(Resumen y anotaciones de las clases de los días 22 de febrero, 02 y 08 de marzo de
2007. Escuela de Derecho de la Universidad de Los Andes.)

Efectos del matrimonio

El matrimonio produce un conjunto de efectos jurídicos entre los cónyuges y frente


a terceras personas, de los cuales los fundamentales son las obligaciones conyugales, el
parentesco y el régimen patrimonial del matrimonio. Además, en la mayoría de países
obra de pleno derecho la emancipación del contrayente menor1 de edad, con lo cual éste
queda excluido de la patria potestad de sus padres y podrá, en lo sucesivo, actuar como
si fuera adulto, aunque luego se divorcie.

En tal sentido, por el mismo hecho de tratarse de un contrato, el matrimonio


suscita una serie de efectos, tan peculiares como él mismo. Un efecto general, y de
carácter fundamental en esta materia está constituido por la creación de un nuevo estado
para con los sujetos: el estado conyugal; generando un vínculo que es algo más que un
parentesco, ya que es una unión más íntima, un vínculo matrimonial. Esta naciente
condición de cónyuges determina un entretejido de recíprocos derechos y deberes,
originando asimismo relaciones tanto personales como patrimoniales.

En cuanto a las relaciones personales, es inevitable hacer referencia a los


derechos y obligaciones de los esposos, mencionados anteriormente. Estos están
consagrados en el Código Civil Venezolano, el cual en su artículo 137 establece que:

1
de Jongh Sarmiento, Francisco Alfredo. (2019). La Emancipación. Disponible
en: http://dchodepersonasyfamilia.blogspot.com/2019/02/tema-n-10-la-emancipacion.html
2

Con el matrimonio el marido y la mujer adquieren los mismos derechos y


asumen los mismos deberes. Del matrimonio deriva la obligación de los
cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente.

La mujer casada podrá usar el apellido del marido. Este derecho subsiste aún
después de la disolución del matrimonio por causa de muerte, mientras no
contraiga nuevas nupcias. La negativa de la mujer casada a usar el apellido
del marido no se considerará, en ningún caso, como falta a los deberes que la
ley impone por efecto del matrimonio.

Asimismo, en el primer aparte del artículo 1392 se contempla que: El marido y la


mujer están obligados a contribuir en la medida de los recursos de cada uno, al cuidado y
mantenimiento del hogar común, y a las cargas y demás gastos matrimoniales.

En virtud de tales disposiciones se puede afirmar que el legislador venezolano


incluye el Principio de la Igualdad del Hombre y la Mujer dentro de esta normativa, puesto
que ambos asumen los mismos deberes, los cuales constituyen derechos de los que goza
el otro. Esos deberes serán de carácter legal (se encuentran consagrados en la ley), ético
(se confían al afecto y a la conciencia del marido y de la mujer), recíproco (cada uno de
los esposos los tiene para con el otro, y de orden público (no son relajables por el deseo
de los cónyuges).

Es importante destacar que la fijación del domicilio conyugal debe ser designado
con arreglo al mutuo acuerdo de los esposos, tal como reza en el artículo 140 del CCV.

Las capitulaciones matrimoniales

Son contratos bilaterales y accesorios que se celebran previos al matrimonio por


los futuros contrayentes, en el que se escoge un régimen económico durante el
matrimonio. El mismo debe ser por escrito y registrado.

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de Jongh Sarmiento, Francisco Alfredo. (2019). Obligación Alimentaria. Disponible
en: http://dchodepersonasyfamilia.blogspot.com/2019/04/tema-n-3-obligacion-alimentaria.html
3

En él se plasma la voluntad de los contrayentes de no abrir la comunidad de


gananciales, bien sea por separación total o parcial de los bienes.

Siendo un contrato accesorio al matrimonio, el mismo tendrá validez una vez


celebrado el matrimonio, por lo que, si el acto nupcial no se ha celebrado por cualquier
circunstancia, las capitulaciones carecen de eficacia.

Estas capitulaciones se rigen por un sistema libre, es decir, en el que los


contrayentes deciden qué régimen aplicará la economía matrimonial, pero existe también
un sistema legal supletorio conocido también como Comunidad de Gananciales, el cual
consiste en que todos los bienes adquiridos durante el matrimonio a título oneroso van a
pertenecer, de por mitad, a cada uno de los cónyuges.

La regla general indica que son comunes entre ambos cónyuges todos los bienes
que se adquieran durante el matrimonio a título lucrativo, es decir, a título oneroso.

Dentro del concepto de Comunidad de Gananciales existen una serie de


excepciones específicas, entre las que se encuentran las siguientes:

1. La plusvalía de los bienes propios: Cuando la plusvalía se derive de mejoras


o bienhechurías realizadas con el dinero proveniente de la comunidad de gananciales.

2. Dación en pago: Si existiese una deuda previa al matrimonio y es pagada


durante la existencia del mismo bajo la figura de la dación en pago, no formará parte de la
comunidad de gananciales.

3. Permuta de bienes propios: Si los bienes son adquiridos previamente a la


celebración del matrimonio y llegan a permutarse por otros, el bien nuevo adquirido no
formará parte de la comunidad conyugal.
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4. Venta de bienes propios: Si los bienes han sido adquiridos por compra previa
al matrimonio o por herencia, el dinero proveniente de su enajenación no formará parte de
la comunidad de gananciales.

5. Indemnización por accidente: Al ser considerada una indemnización


personalísima, en beneficio del agraviado, la misma no formará parte de la comunidad.

Existe otra serie de bienes que se adquieren dentro del matrimonio, que se
presume fueron a título oneroso, pero que no van a formar parte de la comunidad de
gananciales, estos son: las prestaciones sociales, los derechos de autor, la indemnización
por seguro de vida, derechos de usufructo, uso y habitación y los premios obtenidos por
los juegos de envite y azar.

Administración de la comunidad de gananciales

Cada uno de los cónyuges podrá administrar por sí solo los bienes de la
comunidad que hubiere adquirido con su trabajo personal o por cualquier otro título
legítimo. Sin embargo, se requerirá del consentimiento de ambos para enajenar a título
gratuito u oneroso o para gravar los bienes gananciales cuando se trate de bienes
inmuebles, muebles o derechos sometidos al régimen de publicidad, acciones,
obligaciones y cuotas de compañías, fondos de comercio, así como aportes de dichos
bienes a sociedades (Art. 168 CCV).

Los bienes provenientes de las donaciones hechas a los cónyuges por motivo de
matrimonio son administrados por el cónyuge a cuyo nombre se hizo la donación, o
administrado por ambos si se ha donado a la pareja (Art. 169 CCV).

Extinción de la comunidad de gananciales

La comunidad de gananciales se extingue por el divorcio, la muerte de uno de los


cónyuges, la separación de cuerpos y de bienes, ésta constituye excepción, pues el
matrimonio sigue vigente, pero la ley permite la separación de los bienes; de igual manera
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constituye causa de extinción de la comunidad de gananciales la quiebra fraudulenta de


uno de los cónyuges y la declaratoria de ausencia de alguno de ellos.

No implica la extinción de la comunidad de gananciales que se liquide la misma,


puede suceder que se extinga pero no se liquide, naciendo así la llamada Comunidad de
Hecho, pues aunque ya no existe el matrimonio, se mantiene la propiedad en común
entre los ex cónyuges. Esa comunidad de hecho también se le puede
denominar comunidad ordinaria, pues existen dos o más personas que son propietarias
de bienes en común.

La forma de liquidar la comunidad de gananciales será mediante el procedimiento


de liquidación, el cual se ventila en los tribunales civiles, bien por la jurisdicción voluntaria
o la contenciosa.

Extinción del matrimonio

La unión matrimonial se puede extinguir por varias causas, como la muerte de uno
de los cónyuges o su declaratoria de ausencia, por causas de nulidad, por divorcio o por
los procedimientos contenciosos de separación de cuerpos.

Esta separación de cuerpos es un procedimiento de jurisdicción voluntaria,


mediante el cual, los cónyuges, pueden solicitar ante el Juez de Municipio la declaratoria
de la separación de cuerpos que, aunque no extinga totalmente el matrimonio, permite
que se inicie un camino para, pasado el año de la separación judicialmente declarada, se
convierta en divorcio, a solicitud de alguno de los dos cónyuges.

Asimismo, se encuentra en la ley sustantiva civil el llamado divorcio de mutuo


acuerdo, contemplado en el artículo 185-A, por el cual los cónyuges, de mutuo acuerdo y
pasados cinco años de separación de hecho, aleguen la ruptura prolongada de la vida en
común.

Estas son las formas de divorcio no contenciosas, es decir, divorcios en


jurisdicción voluntaria.
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Aplicando o accionando la vía contenciosa, se puede solicitar la disolución del


matrimonio alegando alguna o algunas de las causales expresas en el artículo 185 del
Código Civil Venezolano, a saber:

1. El adulterio: Esta causal sufrió modificaciones, pues en el Código Civil de 1942


se decía que la mujer era adúltera en todos los casos, mientras que el hombre lo era
cuando el acto era público y notorio. Ahora el adulterio es igual para ambos.

2. Abandono voluntario: Anteriormente debía existir un abandono o separación


física del domicilio conyugal, hoy ha de entenderse como el incumplimiento de los
deberes conyugales.

3. Los excesos, sevicias e injurias graves que hagan imposible la vida en común:
Es la única causal subjetiva, pues lo que para unos no es injuria, para otros sí, y así
puede ser considerado por los tribunales.

4. El conato de uno de los cónyuges para corromper o prostituir al otro cónyuge, o


a sus hijos, así como la connivencia en su corrupción o prostitución: Es un hecho que
atenta o va en prejuicio del núcleo familiar.

5. La condenación a presidio: Puesto que el condenado a presidio pierde todos los


derechos civiles.

6. La adicción alcohólica u otras formas graves de farmacodependencia que hagan


imposible la vida en común.

7. La interdicción por causa de perturbaciones psiquiátricas graves que


imposibiliten la vida en común: En este caso el Juez no decretará el divorcio sin antes
procurar la manutención y el tratamiento médico al enfermo.

De estas siete causales, hay tres que obligan al Juez a aplicar una pena accesoria
a la sentencia de divorcio. Las causales 4 y 6 privan de la responsabilidad de crianza y
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custodia de los hijos al que haya sido el causante de dichos casos, y en la causal 5, se
pierde la responsabilidad de crianza y custodia de los hijos por la inhabilitación civil.

El Tribunal Supremo de Justicia, TSJ, realizó interpretación constitucional del


artículo 185 del Código Civil y estableció, con carácter vinculante, que las causales de
divorcio contenidas en dicha norma no son taxativas, por lo cual cualquiera de los
cónyuges podrá demandar el divorcio por aquellas previstas en dicho artículo o por
cualquier otra situación que estime impida la continuación de la vida en común, en los
términos señalados en la sentencia N° 446 dictada por la Sala Constitucional el 15 de
mayo de 2014, incluyéndose el mutuo consentimiento 3.

Recordó el Alto Tribunal que el artículo 185 del Código Civil contiene un conjunto
de causas que permiten a uno de los cónyuges demandar el divorcio fundamentado en
alguna causal de ley, sobre la base de que aquel cónyuge contra quien se ejerce la
demanda haya incurrido en los supuestos enumerados, con lo que se presume el
incumplimiento de uno o varios de los deberes conyugales que la institución matrimonial
comporta. La interpretación doctrinaria y jurisprudencial de esta norma legal ha
considerado que la enumeración de las causales es de carácter taxativo, es decir, que no
se admite invocar un motivo distinto a los expresamente previstos en la norma.

Sin embargo, precisa el Alto Juzgado, hoy día la refundación institucional


propuesta en la Constitución de 1999 obliga a una revisión de las instituciones
preconstitucionales, incluyendo el divorcio como fórmula de solucionar las desavenencias
insalvables de la pareja unida en matrimonio.

Al respecto, el TSJ indica que es indudable que el o la cónyuge, aun habiéndose


comprometido moral y jurídicamente a esa relación, puede con posterioridad y debido a
innumerables razones sobrevenidas estar interesado en poner fin al matrimonio. Ese
interés debe traducirse en un interés jurídico procesal, de acudir a los órganos
jurisdiccionales e interponer una demanda donde pueda obtener una sentencia que ponga
fin al vínculo conyugal.

3
Tomado de http://www.tsj.gob.ve/-/causales-de-divorcio-contenidas-en-el-articulo-185-del-codigo-civil-
no-son-taxativas
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La Sala recordó también en su decisión la atribución de competencia de los jueces


o juezas de paz que otorga la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia de
Paz Comunal, para declarar el divorcio por mutuo consentimiento, al disponer en su
artículo 8, numeral 8 que son competentes para: "Declarar, sin procedimiento previo y en
presencia de la pareja, el divorcio o la disolución de las uniones estables de hecho
cuando sea por mutuo consentimiento; los solicitantes se encuentren domiciliados en el
ámbito local territorial del juez o jueza de paz comunal; y no se hayan procreado hijos o
de haberlos, no sean menores de 18 años a la fecha de la solicitud".

Por otra parte, señala el Alto Juzgado, en atención a lo dispuesto en el artículo 177
de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, los cónyuges
cuyos hijos sean menores de edad que de mutuo acuerdo deseen divorciarse, acudirán
ante el Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en función de
sustanciación y mediación del lugar donde hayan establecido su último domicilio conyugal
y, previo acuerdo igualmente, expreso e inequívoco, de las instituciones familiares que les
son inherentes, para solicitar y obtener, en jurisdicción voluntaria, una sentencia de
divorcio.

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