La Animacion Infantil para Educadores y Padres UD 3

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ANIMACIÓN INFANTIL PARA EDUCADORES Y PADRES

Unidad Didáctica n.º 3

El juego y los recursos


ANIMACIÓN INFANTIL PARA EDUCADORES Y PADRES Unidad Didáctica n.º 3

I El juego
A) Concepto

B) Características del juego

C) Cómo evoluciona el juego de cero a doce años

D) Clasificación de los juegos

II Los recursos/medios
A) Concepto

B) Funciones

C) Criterios para su selección y organización

III Propuestas prácticas, actividades


A) Actividades para actuaciones puntuales

B) Actividades para actuaciones intensivas

C) Actividades para actuaciones extensivas

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I. El juego

El juego ha estado presente a lo largo de toda la historia de la humanidad. Los niños de


todas las culturas y épocas han jugado, por lo que podemos afirmar que el juego es algo
intrínseco a la naturaleza humana.

En las sociedades industriales, contrariamente a lo que se piensa hoy día, se


consideraba que el juego era improductivo, y estaba mal considerado.

Actualmente, se sabe que el juego es algo más que diversión, ya que el niño juega
para descubrir sus posibilidades, descubrir el mundo y a la vez, ser descubierto por los demás,
aprendiendo a conocer su entorno. La capacidad de crear contextos, anticipar situaciones,
planificar acciones, etc., se detecta en el juego infantil, antes de que el niño sea capaz de
poder utilizar el lenguaje con ese fin.

El juego es una de las actividades básicas en la infancia, que surge de forma


natural y, a su vez, indispensable para el desarrollo humano a nivel psicomotor,
intelectual, afectivo y social.

El juego además de ser en sí mismo la actividad más practicada en la infancia, es


para nosotros el “rey”de los recursos, y por eso le vamos a dedicar una atención especial.
Es el medio que nos va a permitir más beneficios y satisfacciones en nuestro trabajo y debe
estar presente en nuestras planificaciones. De hecho, existen tipos de animación que se basan
solamente en él; podemos ser animadores de una fiesta determinada, de un cumpleaños, en
un establecimiento de ocio, etc., por el que pasarán chicos a quienes veremos solo durante
algunas horas. Cuando se trata de una actividad a medio o largo plazo, nuestra planificación
será más extensa y el juego deberá estar presente en todas nuestras sesiones.

No olvidemos que el juego es una actividad social y socializadora, favorece las


relaciones interpersonales y entre muchas más cosas, supone diversión.

Imagen: vastateparksstaff https://www.flickr.com/photos/vastateparksstaff/5330849194/


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

A) Concepto

Podemos aproximarnos desde diversos puntos de vista al concepto de “Juego”:

Etimológico: la palabra proviene de los términos latinos ioucus (ligereza, frivolidad,


pasotismo, diversión) y ludus (el acto de jugar). El Diccionario de la Real Academia Española
define jugar como: “Hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse”.

Fisiológico: Herbert Spencer, psicólogo inglés, lo entiende como una actividad global.
Aquella que realizan los seres vivos superiores, sin un fin aparentemente útil y como medio
para eliminar su exceso de energía.

Etológico: conjunto de actos motores pertenecientes a distintos patrones de


comportamiento, cuya ejecución suele ser parcial y sin relación con el contexto motivacional o
con una finalidad habitual, que practican individuos que se encuentran en fase de desarrollo;

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son ante todo individuos jóvenes quienes practican el juego. Se considera que el juego es una
actividad indispensable para la maduración comportacional del individuo. Le permite ejercer y
perfeccionar aisladamente unos elementos motores que más tarde se integrarán en secuencias
completas y acabadas. La expresión de las actividades de juego puede ser comprendida como
una forma de aprendizaje precoz, tanto de ciertos comportamientos (sexuales, alimenticios…),
como de futuras relaciones del individuo con los factores bióticos de su entorno (presas,
congéneres…).

Cultural: Johan Huizinge lo estudió como un fenómeno cultural, adentrándose en las


propias vivencias del hombre (homo ludeus). El juego en el homo ludeus se define como la
actividad u ocupación voluntaria que se realiza dentro de ciertos límites de espacio y tiempo
establecidos, ateniéndose a reglas libremente aceptadas, pero incondicionalmente seguidas,
que tienen su objetivo en sí mismas y se acompañan de un sentimiento de tensión y alegría.

Psicopedagógico: el juego en el periodo infantil consiste en una actividad generadora


de placer, que no se realiza por una finalidad externa a ella, sino por sí misma. Se trata de una
actividad espontánea y desinteresada, sometida una regla libremente escogida que cumplir, o
un obstáculo deliberadamente establecido que vencer. El juego tiene como función esencial
proporcionar al niño el placer moral del triunfo, que conlleva el enriquecimiento de su
personalidad.

Todas estas vertientes resaltan el valor del juego desde múltiples perspectivas y nos
permiten tener una idea más clara del mismo. El juego es, además de una actividad natural
consustancial al desarrollo de procesos psicológicos básicos, una actividad educativa.

En los juegos se aprende a conocer a los otros y saber qué esperar de ellos; a
conocerse a sí mismo, saber hasta dónde se puede llegar y en qué circunstancias posibles.
Algunas de las características principales son tanto la tranquilidad como la alegría emocional
que supone la conciencia de saber que solo es un juego. En los juegos se aprenden facetas
particulares de ese proceso tan complejo que es el de irse convirtiendo en persona, es decir, el
ir adquiriendo una identidad social desde la cual pueda interpretarse a sí mismo y al sentido de
las cosas.

Así, podremos decir que el juego se produce con mayor frecuencia en un periodo en el
que se va ampliando dramáticamente el conocimiento acerca de sí mismo, del mundo físico y
social, así como los sistemas de comunicación; por tanto, es de esperar que se halle
íntimamente relacionado con estas áreas de desarrollo.

El juego del niño tiende, en todo momento, a la representación, a la simbolización, a la


abstracción “del acto al pensamiento”, según la idea clave de la teoría de Wallon. La
explicación de esta teoría nos indica cómo el proceso del primer movimiento del niño deviene
en juegos y más tarde en simbolismos y abstracciones.

La actividad lúdica es muy importante en el niño pequeño, que posee una inteligencia,
un cuerpo y un espíritu en proceso de construcción y desarrollo. Tiene, por tanto, un valor
educativo esencial como factor de desarrollo, como gimnasia física y mental, como estímulo del
espíritu… El juego pues, ocupa dentro de los medios de expresión del niño un lugar
privilegiado. No podemos considerarlo solo como un pasatiempo o diversión: es también un
aprendizaje para la vida adulta.

En el juego el niño aprende a conocer su propio cuerpo y sus posibilidades, desarrolla


su personalidad y encuentra un lugar en el grupo. Desde el punto de vista del desarrollo de la
persona, el juego es una necesidad porque inicia una buena relación con la realidad y de una
forma placentera se introduce en el mundo de las relaciones sociales.

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Imagen: bobby-james https://www.flickr.com/photos/12203106@N05/1259607301/


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

Según Chateau, es el valor moral del juego, la alegría de sentirse causa de algo, de
superar los obstáculos, de crear dificultades, riesgos y reglas para sentir la satisfacción de
superarlas y de someterse voluntariamente a una disciplina, experimentar el gozo del éxito, la
conclusión de una “obra”, con su proyecto incluido, la terminación de un trabajo arduo.

Y lo sorprendente es que en gran parte de las actividades con las que se enfrenta el
niño, la diferencia entre juego y trabajo está solo en la valencia afectiva con que se enfoque la
actividad, y en el grado de voluntariedad e ilusión o superación que se ponga al realizarla. Y es
que una misma actividad puede ser propuesta como gratificante o sancionadora.

Cuando el niño vence las dificultades que él mismo se ha propuesto o aceptado, tiene
una alegría más moral que sensorial. Incluso a veces, busca él mismo mayores dificultades y
hasta el dolor para vencer los obstáculos, situándose así en un camino que le conduce a
superar airosamente las dificultades, al dominio de sí mismo y a su propio perfeccionamiento.

La situación del juego proporciona estimulación, variedad, interés, concentración y


motivación. Si se añade a esto la oportunidad de ser parte de una experiencia que, aunque
posiblemente sea exigente, no es amedrentadora, está libre de presiones irrelevantes y permite
a quien participa una interacción significativa dentro del entorno, las ventajas del juego se
hacen aún más evidentes. Sin embargo, a veces, el juego también puede proporcionar un
escape de las presiones de la realidad, aliviar a veces el aburrimiento, etc.

Imagen: GUSTTY https://www.flickr.com/photos/gustty/11383628/


(Con Licencia CreativeCommons “Atribución”).

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B) Características del juego

El juego posee múltiples características:

- Actividad con finalidad en sí misma. El juego no tiene metas o finalidades


extrínsecas. Su motivación es intrínseca, y no está al servicio de otros objetivos. Es
más un disfrute de medios que un esfuerzo que se destina a algún fin en particular.
- Es espontáneo. Para jugar no se requiere “saber”, sino querer hacerlo. (Cuanto
mayores somos, algunos juegos van requiriendo el aprendizaje de normas, pero su
carácter espontáneo se da desde el nacimiento).
- Es una actividad pura. Es voluntario, desinteresado. En los más pequeños
podemos ver claramente cómo el juego es una manera de “estar”.
- Es una actividad placentera. Provoca una sensación de placer moral en niños y
adultos cada vez que conseguimos una victoria, superamos un obstáculo o
simplemente, nos divertimos. Obtenemos un placer personal o un reforzamiento
moral.
- Es una actividad creativa. Desarrolla nuestra imaginación hasta donde queramos.
- Es incertidumbre. Jugamos para saber qué va a ocurrir.
- Es una forma de autoexpresión del yo. Al ser una actividad que nos da confianza y
seguridad y equilibrio interno, ya que nos ayuda a expresar sentimientos y
emociones.
- Siempre está condicionado por el entorno, los materiales y el contexto. Este es el
fenómeno sociocultural. Está influido por el ámbito y el ambiente en que se
desarrolla.

Por tanto, podemos concluir que el juego, especialmente cuando es adecuadamente


dirigido, contribuye poderosamente al desarrollo integral de los niños.

C) Cómo evoluciona el juego de cero a doce años

Muchos autores han explicado cómo evoluciona el juego por edades para comprender
cómo cambian las necesidades de los niños y así poder dar respuesta a las mismas. En
la explicación que viene a continuación, nos hemos basado fundamentalmente en Bühler.

Los niños no juegan a lo largo de su vida de la misma forma. A pesar de que el juego
evoluciona de acuerdo con su edad, no desaparece la forma de juego anterior, sino que se
transforma y se hace más compleja.

Los datos de desarrollo que mostramos y los hitos no son algo estático y rígido, varían
de unos niños a otros, pero de un modo global podemos distinguir estas etapas:

El juego funcional (hasta los seis meses)


Los juegos durante este periodo se caracterizan por atender a las diferentes funciones
corporales. Predomina una gran actividad física. Empiezan con la boca y la vista y poco a poco
irán introduciendo la cabeza, el cuello, las manos y las piernas para definir su carácter motor y
funcional. Al final de esta etapa surgen los juegos con objetos. Son movimientos espontáneos,
sin coordinación. No importa el resultado, sino que estas funciones ocurran.

 Recién nacido: desde el nacimiento al primer mes, se aprecian la práctica y repetición


de reflejos. Poco después de nacer, ya inician las interacciones con sus primeros
compañeros de juego: la madre y el padre.
 De uno a cuatro a meses: aunque son evidentes las respuestas a estímulos
placenteros, todavía no ha comenzado lo que podemos considerar como juego
auténtico. A partir de entonces el juego se convierte cada vez más en un proceso de
entrada sensorial selectiva (recepción) que se procesa en el cerebro (interpretación) y
se traduce en alguna respuesta motriz adecuada (expresión). Hacia las diez o doce
semanas, junta las manos sobre el pecho, y mirándolas, inicia un juego activo,
entrelazando los dedos. Abre y cierra las manos. Más tarde, a las catorce semanas,

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sostiene un juguete y lo mira con atención. Empieza a repetir reflejos y acciones


aleatoriamente por puro gusto (por ejemplo, pasa la lengua por los labios y nota una
sensación agradable, por lo que lo hace de nuevo).
 De cuatro a seis meses: el bebé es capaz de alcanzar un sonajero que se le acerca,
sostener la mirada hacia él y sacudirlo. También es capaz de soltarlo, abriendo las
manos, pero no es capaz de dejarlo intencionadamente en su sitio.

El juego de exploración (de seis a doce meses)


El juego empieza a ser más propio. Hay mucho juego con objetos y su exploración. Ya
poseen más equilibrio, cosa que les favorece esa exploración. Tanteará y descubrirá
continuamente, lo que dará lugar a multitud de experiencias y manipulaciones, que desarrollará
en él una inteligencia ligada a sus acciones, lo que Bühler denomina “inteligencia práctica”. La
satisfacción aparecerá cuando él se dé cuenta de que la acción la está realizando él mismo, se
sentirá protagonista.

 Hacia los seis meses puede alcanzar y sostener cualquier juguete que se encuentre
en el radio de acción de sus brazos abiertos. Ha descubierto que tiene pies y los
utiliza. Se lleva a la boca todos los objetos que coge. No es capaz de relajar las
manos a voluntad. La alegría que demuestra cuando juega con la persona que lo
cuida es a menudo imitativa y va acompañada de carcajadas y sonrisas.
 Hacia los siete meses, empieza a apreciar la dualidad funcional de las manos…
¡Anda, tengo dos!, y una o dos semanas después… ¡Y también dos pies! Puede
sostener dos objetos simultáneamente. Cuando se le cae un juguete, este deja de
existir para él.
 De los ocho a los doce meses, se sienta en el suelo y se mantiene en equilibrio. Se
mueve en todas direcciones buscando los juguetes que estén al alcance de sus
brazos. Se arrastra hacia los objetos que le resultan llamativos. Disfruta con los ruidos
y las sensaciones táctiles que produce simultáneamente al golpear o hacer resbalar
objetos sólidos sobre superficies duras.
 Hacia los nueve meses, suele empezar a hacer más complejos sus juegos con los
juguetes (golpear una cacerola, dos cucharas...).
 Entre los nueve y diez meses comienza a adquirir la permanencia de los objetos. Le
encanta jugar a “desaparecer y reaparecer”.
 Entre los nueve y doce meses, empieza a comprender la importancia de las
comunicaciones orales de sus padres o cuidadores. Primero, demuestra tener
conciencia de las cadencias de la entonación vocal y, más tarde, de unas pocas
palabras.
 Para comunicarse emplea gestos tales como el señalar objetos, personas, etc.

Imagen: Eyeliam https://www.flickr.com/photos/eyeliam/3720135271/


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El juego de autoafirmación (de uno a dos años)


Entre el primer y segundo año se va a desarrollar la autoafirmación en el niño. Durante
este año surgirán infinidad de juegos motores que contribuirán al conocimiento de sí mismo. Lo
importante es que descubre su propio ser; la conquista motora le da confianza en lo que puede

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hacer, es más autónomo y tiene más iniciativa. El inicio del lenguaje permite que su relación
con los adultos sea más intensa, dando lugar a juegos vocales que implican intercambios
afectivos, a través del contacto, los gestos y las expresiones.

De los doce a los dieciocho meses:

 El niño se mueve cada vez más y actúa por su cuenta en muchos casos. Tiene que ver
más de cerca y participar de manera más activa en lo que sucede. Le domina la
urgencia por explorar su medio. Mira dentro de cajas y armarios, manipula bloques que
agarra con precisión, sigue utilizando herramientas de percusión para experimentar el
sonido, rompe papeles para disfrutar de la sensación del sonido y la visión que
acompaña esta actividad. Empuja y tira de juguetes con ruedas grandes y conduce los
pequeños. Sigue tirando los juguetes. Disfruta mucho utilizando objetos de uso normal
(carritos de compra, cubos, teléfonos, ollas…).

Los piagetianos se refieren al niño de un año como el que experimenta para ver qué
pasa. Está empezando a desarrollarse la adquisición del lenguaje. La mayoría dicen
entre tres y cinco palabras. Muchos dicen holofrases, es decir, una palabra que
significa una frase entera (por ejemplo, “¡Jugar!” en vez de “¡Ven aquí y juega
conmigo!”). A esta edad no entienden las relaciones familiares, el aprendizaje social
está centrado por completo en el yo. Está convencido de que todas las cosas le
pertenecen.

Imagen: DaGoaty https://www.flickr.com/photos/dagoaty/4857489151/


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

De los dieciocho a los veinticuatro meses:

 Sus exploraciones no cesan y su sentido del peligro tampoco. Como su


comprensión y uso del lenguaje todavía son muy reducidos, requiere vigilancia
constante, aunque su deseo de actuar con independencia no tiene límites.
 Sus habilidades manipulativas recién descubiertas le permiten inspeccionar el
contenido de todo lo que se le pone a su alcance.
 Si se le dan dos o tres juguetes adecuados e irrompibles, como bloques de
construcciones, coches, camiones y figuras, permanecerá jugando sentado en el
suelo largos periodos de tiempo.
 Las muñecas, los ositos y una selección de juguetes educativos sencillos le
mantienen ocupado en el juego en solitario, siempre que haya un adulto cerca.
 Construye torres de bloques cuya altura varía, desde los tres bloques a los
dieciocho meses hasta los seis o más a los dos años.

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 Sus dibujos se encuentran aún en la fase de los grandes brochazos que exigen
una buena coordinación óculo-manual, pero carecen de representación pictórica.
 Mediante sus imitaciones de las actividades adultas, el niño demuestra que ya
posee un conjunto útil de recuerdos sensoriales y de movimiento, aunque todavía
están centrados en sí mismos como si fuesen el centro del universo.
 En el primitivo objeto de roles y situaciones imitativas, utiliza los materiales que
encuentra a mano (por ejemplo, para “conducir” necesita solo un asiento y algo que
le sirva de volante).
 Hacia los veintiún meses, empieza a unir dos o más palabras para formar
pequeñas oraciones, referidas, por lo general, a cuestiones cotidianas o a
necesidades o situaciones de movimiento.
 Se interesará cada vez más por los libros ilustrados, para reconocer y nombrar a
personas, animales, objetos y acciones corrientes. Más adelante empezará a hacer
preguntas y comentarios sobre las historias que le contamos. Las consecuencias
sociales de esta edad son que el niño es la ley en sí mismo, resistiéndose
notablemente ante cualquier infracción de lo que cree que son sus derechos, que
defiende con vigor y determinación. Todavía tiene que desarrollar el sentido de
consideración hacia los demás. Se trata de una fase normal de la socialización.

Imagen: Janet McKinght https://www.flickr.com/photos/janetmck/7929149006/


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El juego simbólico (de dos a cuatro años)


Lo más característico de este periodo son los juegos de construir y destruir. Destruye
por satisfacción y por ansia de triunfo sobre otro. Pero lo más relevante es la aparición del
juego simbólico. Se inicia una transición entre lo motor y lo representativo que dará lugar a la
imitación, que le será una experiencia gratificante. Estos juegos imitativos se vinculan al medio
familiar y social inmediato. El juego aún no es compartido.

Los dos años

 Empieza a demostrarse cada vez más diestro en todas las formas de actividad
motriz. Levanta y transporta cosas, trepa, salta y corre. Puede montar en su triciclo
hacia delante utilizando los pedales. Chuta, lanza y coge la pelota. Puede bajar
escaleras, aunque necesita concentrarse mucho.
 Sus manipulaciones y destrezas constructivas mejoran rápidamente. Construye una
torre con diez bloques. Sostiene el lápiz por su parte media o próxima a la punta
garabateando.
 Suele apreciar mucho los juegos educativos, como los rompecabezas, los bloques,
los aros que se ensartan… Los conjuntos en miniatura que cuentan con casa,
escuela, granja…, con sus figuras de personas y animales que siguen siendo sus
favoritos.
 Hacen innumerables preguntas sencillas, en especial a medida que se acercan a los
tres años.
 Amplían sus primitivos juegos e inventan pequeñas imitaciones de situaciones
domésticas: fregar, cocinar, servir comidas, hacer las camas…
 Durante estas minirrepresentaciones, a menudo hablan en voz alta para sí mismos,
describiendo y explicando lo que hacen.
 El espacio personal sigue estando relacionado sobre todo con él mismo y con las
personas que lo cuidan. Está preparado para admitir a uno o dos niños conocidos en

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su mundo de juego. Aunque juegan muy cerca unos de otros, el juego es más bien
solitario, de manera que cada uno necesita su propio conjunto de cosas para jugar.
 Las relaciones con sus iguales son inestables y es fácil que surjan disputas.
 A veces, parece que los niños tratan de descubrir causas y efectos (rollos de papel
higiénico desenrollados...). “Esta acción causa este efecto”.

Imagen: planetbeyond https://www.flickr.com/photos/29902518@N08/2819027959/


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

Los tres y cuatro años

 El juego es un medio adecuado para el aprendizaje durante estos años. Tanto la


experiencia práctica como la investigación muestran que los niños desarrollan al
máximo sus posibilidades cuando se les permite jugar. Es necesario que quienes
están implicados en la educación de los niños conozcan esta realidad.
 A los tres años todavía necesitan jugar y, por tanto, aprender en pequeños grupos,
íntimamente relacionados con algún adulto conocido. Durante el año siguiente,
hacen rápidos progresos en cuanto a su socialización, ampliando su círculo de
compañeros de juego y reclamando una atención menos constante del adulto,
sabiendo que estará a su disposición.
 A partir de los tres años, los movimientos del niño comienzan a mostrar la
precisión y la gracia que caracterizan el control maduro.
 Corre libremente, trepa por los aparatos de la escuela infantil, busca por dónde
deslizarse, se arrastra, sube y baja escaleras, es capaz de saltar desde alturas
cada vez mayores. Monta en su triciclo, utilizando sin problemas los pedales.
 Su estimación del espacio en relación con su tamaño y formas corporales es
correcta. Las destrezas manuales progresan con rapidez, disfrutan dibujando y
recortando formas. El juego con los juguetes en miniatura se hace cada vez más
complejo.
 De esta edad en adelante, resulta muy divertido jugar con arcilla, plastilinas y
demás materiales por el estilo, incluyendo el empleo de masa auténtica en
actividades reales de cocina.
 El dibujo espontáneo se hace cada vez más elaborado y diferente, en cuanto al
color, la forma y el contenido; con tres años no da nombre a su dibujo hasta que
ha terminado.
 El interés por hacer música, con instrumentos de percusión por regla general,
suele empezar a mostrarse hacia los tres años.
 Entre los tres y cuatro años, la habilidad del niño para utilizar el lenguaje hablado
mejora rápidamente tanto en vocabulario como en sintaxis.

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Imagen: BREEZY421 https://www.flickr.com/photos/breezy421/246072891/


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El juego presocial (de cuatro a seis años)


Surge el juego asociativo en el que el niño necesita y busca compañeros para jugar.
Mientras que se asienta esta etapa, el niño volverá de vez en cuando a la actividad solitaria.
Aún no es una actividad social ya que el niño utilizará a sus compañeros como si se tratara de
juguetes.

El niño necesita este juguete y si no lo tiene se lo inventa, representando


simbólicamente a su ausente compañero. Durante la presocialización surgen juegos simbólicos
colectivos, juegos de papeles entre varios niños en los que cada uno representa una persona o
animal, lo que podríamos interpretar como indicios de las primeras actividades regladas. El
niño adopta papeles que le reviven experiencias agradables, pero también actitudes de los
adultos. El habla adquiere en esta etapa un carácter teatral.

Los cuatro años

 Hacia los cuatro años o cuatro años y medio es normal que participen en todo tipo
de actividades de juego dirigidas por ellos mismos en grupos de entre tres y seis
participantes. Los juegos más populares son las construcciones improvisadas en el
exterior, los juegos de interior de mesa y en el suelo, los disfraces… Estas
actividades suelen elaborarse y desarrollarse día a día, poniendo de manifiesto el
reconocimiento cada vez mayor de la necesidad de discutir, planificar, poner en
común, respetar el turno y respetar las reglas acordadas.
 Los intercambios verbales de todo tipo se hacen cada vez más evidentes en todos
los aspectos del juego.
 Les encanta que les lean cuentos, sobre todo cuando pueden mirar las ilustraciones
al mismo tiempo. A menudo quieren que se les lea el mismo libro una y otra vez. A
veces utilizan los personajes o el argumento de su libro preferido en su juego
espontáneo.
 A esta edad se utiliza con profusión el juego constructivo. Aunque el proceso sea
más importante que el producto, los resultados finales del juego constructivo ponen
de manifiesto a menudo una creatividad sorprendente.

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Imagen: James Emery https://www.flickr.com/photos/emeryjl/3371814448/


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Los cinco años

 Ya ha interiorizado gran parte de las convenciones sociales que se observan en


los grupos con los que se asocia. Puede adoptar modales muy aceptados para
dejarlos de lado y ser “uno más del grupo” cuando la ocasión lo requiere.
 En cuanto a la dimensión social del juego, utilizan todas las categorías. Los tipos
de juegos que utilizan muestran mucha más complejidad. Ponen de manifiesto que
se divierten cada vez más con juegos que supongan actividades simbólicas.
 Progresan en el nivel de los juegos con reglas en los que participan. El detalle más
interesante que puede observarse en estos juegos consiste en el modo en el que
los niños de cinco años establecen sus propias reglas de manera espontánea.
 Utilizan todos los elementos del juego (investigación, aprendizaje para la vida,
diversión…). Se observa con mayor frecuencia la función de terapia ocupacional
(alivio del aburrimiento, del estrés o del dolor).
 Los libros y la lectura son muy importantes. El juego espontáneo significativo
proviene de los cuentos que están en los libros.
 Son capaces de descubrir su idea de la amistad. Un amigo es alguien que
comparte con uno el tiempo de juego. Los amigos cambian según las situaciones:
en casa, en la escuela, en el barrio…

Imagen: norfolkdistrict https://www.flickr.com/photos/armyengineersnorfolk/4534612911/


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

Juego reglado y social (de seis a ocho años)


Las actividades colectivas cobran una especial importancia. Los niños se agrupan para
jugar de forma espontánea, considerándose elementos del grupo con los mismos derechos y
obligaciones. Nacen los juegos de cooperación competitiva, donde los niños se asocian para
conseguir el triunfo sobre otro grupo. Ahora la regla es obligatoria, establecida por ellos mismos
y cumplida sin coacción alguna. Adquieren responsabilidades para que cada uno acate las
reglas. Esto afirma el yo del niño, favorece la aparición del razonamiento y proporciona mayor
objetividad en sus valoraciones. El niño ha desarrollando su fuerza y esta va a ser la cualidad
más significativa en los juegos de proeza y lucha.

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Tienen una imaginación tan viva que destaca su mayor habilidad cognoscitiva. Si se les
facilitan los medios adecuados para jugar, se pone de manifiesto su curiosidad.

Está aprendiendo a leer y escribir, en consecuencia, quiere llevar a cabo proyectos


reales.

Tiene aptitud para las manualidades y las artes creativas; es posible apreciar cómo
evolucionan sus destrezas constructivas.

Imagen National Assembly for Wales / Cynulliad Cymru


https://www.flickr.com/photos/nationalassemblyforwales/5201572324/
(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

El juego competitivo (de ocho a diez años)


Pasamos a una consolidación de las relaciones sociales. El grupo es más firme y surge
la pandilla, donde se van a celebrar multitud de juegos y actividades colectivas. El lenguaje
tiene importancia vital, en cuanto a que la relación provocará discusiones continuas en cada
decisión tomada por el grupo, se elaborarán reglas o se establecerán planes de acción. El
juego competitivo va a transformar el egocentrismo en una afirmación del nosotros. Entre los
ocho y nueve años se inicia una diferenciación sexual que será el principio de separación entre
juegos de chicas y chicos. Poco a poco se va evolucionando hacia la cima de la edad infantil,
cuya madurez se inicia y consolida entre este y el siguiente periodo.

El juego de ejercitación (de diez a doce años)


Esta etapa y por su transición a la pubertad, va a ir acompañada de una cierta
inestabilidad. Se va a alcanzar la madurez infantil. La actividad lúdica oscila entre los rasgos
infantiles y los menos placenteros de los lindantes con los adultos. El niño alternará su
actividad lúdica placentera con las de ejercitación. La pandilla está muy consolidada. La
diferencia sexual estará marcada por la diferencia de intereses y por el desarrollo físico e
intelectual, lo que provoca un rechazo declarado y consciente. Sus juegos y actividades se
desarrollarán de forma casi totalmente independiente.

Para concluir, presentamos este cuadro resumen que nos permite integrar las etapas
de juego que acabamos de presentar con cada uno de los periodos de desarrollo cognitivo
tratados en la unidad dos:

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D) Clasificación de los juegos

Los diferentes tipos de juego que existen se pueden clasificar atendiendo a diferentes
criterios, de ahí que no encontremos una única clasificación, sino varias.

Nos basaremos en una clasificación del juego estableciendo tres grandes ámbitos de
desarrollo: psicomotor, cognitivo y socioafectivo. Al igual que se dijo en la unidad anterior, en el
juego aparecen imbricados todos estos aspectos, sin embargo, esta clasificación nos permite
trabajar con mayor o menor énfasis sobre uno u otro aspecto, en función del área que
deseamos potenciar. Vamos a hablar pues de:

 Juegos psicomotores.
 Juegos sensoriales.
 Juegos cognitivos.
 Juegos sociales.

Juegos psicomotores
Los juegos psicomotores constituyen una exploración placentera que tiende a probar
todas las posibilidades de la función motora. Gracias a este tipo de juego los niños se exploran
a ellos mismos y miden en todo momento lo que son capaces de hacer; también examinan su
entorno, descubriendo a otros niños y los objetos que les rodean, haciéndolos partícipes de sus
juegos.

Entre los objetivos del juego motor encontramos: manipular y utilizar objetos, controlar
el cuerpo, potenciar los patrones motores básicos, desarrollar aptitudes perceptivas y físicas,
entre otros.

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El juego motor posee unas características intrínsecas como son: fomenta la


comunicación interpersonal durante el desarrollo de los juegos, posibilita el desarrollo biológico,
social y psicológico, reporta placer por el simple hecho de su ejecución, etc. Estas
características demuestran la importancia de fomentarlo de forma continuada y estable.

La escasa utilización del juego es un impedimento a la evolución de cualquier individuo


sano, y es por ello por lo que cuando hablamos de juego motor lo debemos enfocar desde la
perspectiva del beneficio integral que supone. Este beneficio se traduce en un mejor
conocimiento propio y de su relación con los demás.

Los juegos, desde el punto de vista de la animación, deben poseer una mínima
organización, es decir, necesitan unas fases claras de puesta en acción. Estas fases son:

1. Explicación de normas y reglas del juego.


2. Desarrollo.
3. Vuelta a la calma.
4. Variantes sobre el juego.

En cuanto a los tipos de juegos motores, tenemos:

1. Juegos de percepción

Estos tipos de juegos engloban diferentes aspectos en función del sentido que se utiliza
para percibir. Podemos encontrar:

 De percepción visual: incluye la agudeza visual (identificar formas y tamaños),


seguimiento visual (seguir con la mirada un objeto en movimiento), la memoria
visual (recordar situaciones vistas anteriormente y reproducirlas), la diferenciación
de figuras y formas (saber identificar una figura concreta, diferenciándola del resto
de su entorno), la estabilidad perceptiva (saber identificar un objeto de una misma
categoría, aunque cambie alguna característica, como por ejemplo, el color).
 De percepción auditiva: incluye la agudeza auditiva (identificar y diferenciar los
sonidos, el tono y la intensidad), seguimiento auditivo (identificar de dónde viene el
sonido), la memoria auditiva (recordar el sonido que se ha oído anteriormente y
reproducirlo).
 De percepción táctil: la relativa al tacto (textura, temperatura y presión), la gustativa
(temperatura, sabor) y la olfativa.

2. Juegos de esquema corporal

Con estos juegos se pueden trabajar múltiples aspectos. Los más destacados son:

 Estructura corporal: toman conciencia de las partes de su cuerpo y las verbalizan,


al tiempo que son conscientes de sus posibilidades de movimiento.
 Postura y movimiento: sirven de base a las actividades motrices y posturales, y
actúan como preparación para la acción, ya que el equilibrio garantiza la
estabilidad del cuerpo.
 Respiración y relajación.
 Lateralidad: el alumno progresivamente alcanza el dominio de un segmento
corporal sobre el otro y tomará consciencia de su simetría corporal.

El conocimiento y el dominio del cuerpo son los pilares a partir de los cuales el niño
construirá el resto de los aprendizajes.

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3. Juegos del cuerpo en movimiento

El aprendizaje motor facilita el conocimiento de su cuerpo y de su entorno, pero


también tiene que aprender a controlarlo cuando está en movimiento. Para ello se trabajan
aspectos básicos como:

 Coordinación dinámica general: es la base de todo tipo de desplazamientos


(marcha, carrera, saltos, reptación, trepas, giros).
 Coordinación dinámica específica: la actividad implica la manipulación de algún
objeto (lanzar y recibir, golpear, atrapar, parar, botar…).
 Organización del espacio: el niño organiza el medio a partir de su propio cuerpo.
Primero, debe diferenciarse a sí mismo respecto del resto del mundo,
posteriormente, relacionará el entorno consigo mismo y después con otras
personas y objetos.
 Organización del tiempo: las nociones temporales que se trabajan irán dirigidas a
desarrollar aspectos cualitativos como la percepción del orden y la organización
(antes, durante y después) y a aspectos cualitativos como la percepción de un
intervalo de tiempo, un ritmo, una duración.

4. Juegos de expresión corporal

Una vez el niño adquiere conocimiento de sí mismo y de su entorno, la expresión


corporal le permitirá salir de su propio ser y expresarse creando otra realidad con sus
movimientos y sus gestos. Esto será posible por dos razones:

 El niño descubre que puede expresar sentimientos y emociones con sus gestos y
movimientos.
 El adulto puede enseñarle a utilizar la mirada, los gestos, las posturas, y su cuerpo
como medio de comunicación.

Ejemplos de juegos de expresión corporal:

- Juegos en los que predominen elementos sensoriales y perceptivos: juegos de


enharinarse, maquillarse, disfrazarse, de descubrimiento, musicales, etc.
- Juegos motrices donde se trabaja la imitación y la creatividad, como “seguir al rey”,
jugar a las estatuas, dramatización de personajes, juegos de manos, etc.

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Otro ejemplo de juego de expresión corporal es el cuento motor, que refuerza la


capacidad de imaginar. Los niños se crean la imagen de ser ellos los protagonistas de la
historia. La finalidad es contribuir al desarrollo físico, intelectual, afectivo, social y moral de los
niños. Es un cuento jugado, vivenciado de una manera colectiva, con unas características y
unos objetivos propios. Facilita el desarrollo de los niños y la estructuración espacial.

Características:

 Animador: debe conocer el cuento con anterioridad y disponer del material


necesario. Ha de integrarse en la práctica.

 Espacio-tiempo: el espacio se debe establecer con antelación, la duración no tiene


que ser muy extensa y se deben establecer las pausas oportunas.

 Estructuración de la sesión: calentamiento, parte central, vuelta a la calma y charla


al finalizar.

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5. Juegos sensoriales

Son aquellos juegos en los que los niños ejercitan fundamentalmente los sentidos. Este
tipo de juego se inicia en las primeras semanas de vida y se prolonga hasta la etapa de
educación infantil. Son de gran importancia porque producen experiencias sensoriales,
potencian la creatividad y desarrollan habilidades importantes en el desarrollo de los niños. Son
una herramienta de gran ayuda en la transición entre la actividad centrada en uno mismo y una
actividad más social. Con este tipo de juegos los niños intentan crear con su acción los
elementos más próximos a la realidad que viven.

Los materiales que se utilicen son de gran importancia, pues de su utilización se


sucederán descubrimientos, creaciones, invenciones, etc., llevándole a establecer un
conocimiento significativo.

Los componentes esenciales que brindan los juegos sensoriales son: la cooperación
(se fomenta la comunicación, cohesión, confianza), la aceptación (en los juegos sensoriales
todos son aceptados), el compromiso (sensación de contribución y satisfacción por estar
jugando) y la diversión.

Los juegos sensoriales se clasifican en función del sentido que desarrollan:

- Sensoriales visuales: se pueden dividir en perfeccionamiento visual y en retentiva


visual.
- Sensoriales auditivos: se anula el sentido de la vista para que se desarrolle la
audición.
- Sensoriales táctiles: se suprime la vista y la audición. Mediante el tacto se ejerce el
juego.
- Sensoriales gustativos: se anula el sentido visual y se deben reconocer sabores.
- Sensoriales olfativos: se anula el sentido visual y se reconocen olores.

Algunos ejemplos de juegos sensoriales son:

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La cesta de los tesoros y el juego heurístico

La cesta de los tesoros es una actividad que consiste en situar en el suelo una cesta
llena de objetos, de manera que los niños, sentados a su lado, puedan acceder fácilmente a
ellos. Ello permite la posibilidad de que el niño explore sensorialmente los objetos y se interese
por muchas cosas que puede encontrar en su entorno, aprovechando de esta forma su
actividad espontánea. La edad debe ser de cinco o seis meses de vida, y se aconseja dejar de
proponerla cuando empiecen a caminar.

Los objetos que puede encontrar el niño en la cesta nunca deben ser juguetes
comerciales ni objetos de plástico, sino que han de ser materiales que se puedan encontrar en
casa, la cesta ha de tener unos sesenta objetos que se van renovando. Deberán ser objetos
naturales, de madera, metálicos, de piel, ropa o goma, papel, cartón y vidrio.

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Imagen: LIZMARIE
(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

El juego heurístico es una actividad de juego donde los niños interactúan con los
diferentes tipos de material. Es una continuación de la cesta de los tesoros y se inicia a partir
del momento en el que el niño comienza a desplazarse, y se mantiene hasta los treinta y seis
meses. Se trata de un sistema de educación en el que al alumno se le enseña a descubrir por
sí mismo las cosas. Lo denominan “juego heurístico” porque pretende destacar la gran
importancia de este tipo de actividad exploratoria y de descubrimiento espontáneo.

Al igual que en la cesta de los tesoros, el juego heurístico también desarrolla


capacidades cognitivas (comprender, relacionar, conocer…), perceptivas (visión, oído, tacto,
gusto, olor), corporales (motricidad gruesa, fina), éticas (respetar, colaborar…), afectivas
(disfrutar, valorar, querer…), sociales (colaborar, compartir…). Los niños descubren a través de
los sentidos las características de los objetos que manipulan, realizando así nuevos
aprendizajes.

Los objetos deben ser variados y obtenerlos del entorno. Se aconseja que se disponga
de entre veinte y treinta tipos diferentes, y que cada tipo de material disponga de su
correspondiente bolsa. El material puede ser: elementos naturales, material reciclado, material
confeccionado. Debe haber tres o cuatro contenedores (botes de cartón, cajas de madera…)
por niño.

El desarrollo del juego se divide en dos fases: 1) la fase de exploración, manipulación,


combinación de objetos, trasvases, etc., y 2) la fase de recogida y clasificación por bolsas.

6. Juegos cognitivos

La mayoría de los autores que han estudiado el juego infantil han destacado la
relevancia que tiene el juego en el desarrollo del pensamiento que conduce a la abstracción y a
la creatividad. Existen diferentes tipos de juegos que principalmente ayudan al desarrollo
cognitivo del individuo, entre ellos: los juegos manipulativos, los juegos exploratorios, de
atención, de memoria, imaginativos y lingüísticos. A continuación, vamos a verlos con mayor
detenimiento:

Juegos lingüísticos: son aquellos juegos verbales ―tradicionales o creados por los
niños― que permiten discriminar los sonidos iniciales o finales de las palabras y estimulan la
creatividad, al favorecer asociaciones de palabras. Favorecen el desarrollo del vocabulario y la
fluidez de la expresión oral. Desarrollan la conciencia lingüística y sus competencias de
lenguaje en un contexto lúdico que lo divierte y entretiene. Algunos ejemplos de este tipo de
juegos son:

- Adivinanzas: los juegos de adivinar o de inventar nuevas adivinanzas son muy


entretenidos para niños de diversas edades ya que les permiten desarrollar una serie
de habilidades relacionadas con el pensamiento y el lenguaje.

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- Cadenas por categorías: Jugar solo con palabras de la misma categoría. Por ejemplo,
animales (perro, oso, orangután, nutria). Se puede hacer cadenas con nombres
propios, frutas, verduras, juguetes, animales.
- Quién necesita qué… El maestro nombra una persona o un animal y los alumnos
deben decir qué objetos puede necesitar (el peluquero: las tijeras, el peine; el profesor:
la tiza, los libros de texto; el vendedor: la balanza, la caja; la hormiga: la varita, las
hojitas).

Juegos imaginativos: implican fingir que un objeto o una acción es algo diferente a lo
que realmente es, por lo que supone entender las intenciones del otro, construcciones
sofisticadas de lenguaje y el desarrollo de una historia. Es útil para el desarrollo de habilidades
previas a la lectoescritura, tales como el reconocimiento de las letras en el texto y el
entendimiento del propósito de los libros. Se considera que el juego imaginativo aumenta la
seguridad emocional, mejora el desarrollo de la teoría de la mente (ser capaz de entender
[representar] el conocimiento y las creencias de los otros: entender que otras personas pueden
tener una creencia o conocimiento diferente del mío).

Dos ejemplos de juegos imaginativos son los siguientes:

Juegos manipulativos: son aquellos en los que el niño tiene la oportunidad de trabajar
en las habilidades más finas, aquellas que implican un control entre lo que ve el ojo y la orden
que recibe la mano, facilitando la motricidad a través de la manipulación de los objetos y
estimulando el desarrollo del pensamiento abstracto. Este tipo de juego estimula la
concentración y la capacidad creadora, entre otros aspectos.

Los juegos manipulativos son de gran importancia, pues los niños disfrutan de su
variedad y versatilidad. Son de gran riqueza en textura, colorido y forma, y les ofrecen a los
niños desafíos para adquirir nuevas destrezas. Al jugar a este tipo de juego los niños se
desarrollan en todas las áreas. La autoestima puede aumentarse, en la medida en que los
niños experimentan la satisfacción de completar una tarea en forma satisfactoria, como por
ejemplo un rompecabezas.

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Algunos ejemplos de juegos manipulativos son los siguientes:

- Las tenazas: se le presenta al niño un puzle que constará de cinco piezas


aproximadamente, cada una tendrá un pequeño mango, también llamado pinza. El
pequeño tendrá que elaborar el puzle encajando correctamente las piezas mediante
esas pinzas. A medida que el niño vaya creciendo, las pinzas serán de menor tamaño
para un mayor desarrollo de la prensión.
-Los juegos de construcción: los clásicos juegos empleando bloques de construcción.

Juegos de exploración o de descubrimiento: se entiende como una actividad que se


realiza simplemente por y para disfrutar de las sensaciones físicas que produce. En pocas
palabras, el descubrimiento del juego permite a los niños aprender sobre el mundo y cómo
funciona. En general, los niños aprenden mejor mediante la acción, por lo que este tipo de
juego es un paso natural para su desarrollo. Algunos ejemplos de estos juegos incluyen
movimientos motores repetitivos tales como poner y sacar agua de un recipiente, hacer ruidos
con la boca o con algún objeto, o subir y bajar escaleras repetidamente, juegos de escondite.
El descubrimiento del juego es otra parte importante en la vida de un niño.

Imagen: Mercedes Molina


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

7. Juegos sociales

La mayoría de las actividades lúdicas que se realizan en grupo facilitan que los niños
se relacionen con otros compañeros, lo que ayuda a su proceso de socialización y aceptación
dentro del grupo. Así los juegos simbólicos, de ficción, de reglas o cooperativos por sus
características internas, son necesarios en el proceso de socialización. Dentro de los juegos
sociales encontramos diferentes tipos: tradicionales, multiculturales, simbólicos, cooperativos,
competitivos y reglados.

Juegos tradicionales: son una manera concreta y visible con la que los pueblos,
sociedades y culturas se muestran al resto de las sociedades. Las características son las
siguientes: 1) típicos de cada zona, región o país, han perdurado a lo largo del tiempo; 2) es un
elemento socializador e integrador dentro de las actividades que se realizan en la infancia, ya
que en la mayoría se juega por grupos o por equipos, y 3) algunos de los materiales que se
utilizan en este tipo de juegos son gomas, chapas, tizas, cuerdas, peonzas, etc.

Los juegos tradicionales son un recurso educativo significativo debido a su capacidad


para:
o Aceptar las reglas comunes y compartidas.
o Favorecer la aceptación de una cierta disciplina social.
o Descubrir el entorno en el que viven.
o Desarrollar habilidades psicomotoras: coordinación óculo-manual, movimientos
de dedos, control postural.

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Ejemplos: “El escondite”, “Escondite inglés”, “A la zapatilla por detrás”, “El pañuelo”,
“Veo, veo”, “La rayuela” (estos juegos pueden adoptar distintos nombres en función de la
región).

Juegos multiculturales: son el conjunto de juegos populares y/o tradicionales que se


juegan en el seno de una determinada cultura, y que en ocasiones son comunes a otras
sociedades del mundo. La finalidad de este tipo de juegos es fomentar los valores de la
interculturalidad respecto a la diversidad y a la no discriminación entre los niños y las niñas.
Una de las mejores maneras para fomentar la solidaridad e interculturalidad es el uso de
juegos de este tipo en las aulas de infantil.

Ejemplos de juegos multiculturales:

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Juegos competitivos: este juego se da en situaciones donde unos jugadores compiten


con otros para conseguir una finalidad. En este tipo de juego siempre hay un equipo ganador y
uno perdedor. No hay libertad debido a la presión que existe por conseguir la mayor
puntuación. Suele generar angustia por miedo a perder. Uno de los problemas del juego
competitivo es que cuando se coloca a los niños en ese tipo de situación, se les hace sentir
como si su aceptación dependiera de ganar o perder.

Ejemplos: carreras de relevo, juegos deportivos como fútbol y baloncesto, balón


prisionero, yincana, etc.

Juegos cooperativos: son juegos en los que todo el grupo trabaja para conseguir un
objetivo común. La idea madre de los juegos cooperativos es “jugar unos con otros y no unos
contra otros”. En este tipo de juego ningún jugador aumenta su autoestima a costa de la de
otro, todos ayudan, todos ganan y nadie pierde. Los valores que fomentan este tipo de juegos
son: la cooperación, la empatía, la comunicación, la construcción de una realidad social
positiva, el aprecio y autoconcepto positivo y la alegría. Es aconsejable introducir este tipo de
juego a partir de los tres años para comenzar a trabajar la creación y consolidación del grupo.

Ejemplos de juegos cooperativos:

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Juego reglado y juego simbólico: este tipo de juego ya ha sido descrito, no obstante, a
continuación exponemos diferentes juegos de cada clase.

Ejemplo de juego reglado:

Ejemplo de juego simbólico: juegos en los que tengan que representar animales,
transportes, acciones, etc. Cuentos psicomotores, juegos de representación de roles (papás y
mamás, tenderos).

En conclusión, los niños de hoy serán los adultos del mañana, El juego está
estrechamente ligado al desarrollo humano en todos sus ámbitos, por lo que una infancia
privada de actividades lúdicas, de movimiento, de experimentación, de relación con su medio y
con los demás, podría conllevar una carencia importante una vez construida su personalidad
en la edad adulta.

El animador debe tener como objetivo prioritario fomentar estos juegos, pero la
selección debe ser muy cuidadosa y lo más variada posible. El motivo de ello es la necesidad
de desarrollar juegos adaptados a sus posibilidades y a su estructura psicoevolutiva. El juego
es necesario en la vida del niño, y posee suma importancia en la esfera social, ya que permite
ensayar conductas sociales. A su vez, es una herramienta fantástica para que los niños
adquieran y desarrollen capacidades intelectuales, motoras, afectivas, etc., sin sentir obligación
de ningún tipo, sino de manera gustosa.

A través del juego, los niños experimentan, aprenden, comprenden la realidad que les
rodea, liberan tensiones, desarrollan su imaginación, su ingenio, les ayuda a resolver conflictos
y entender su entorno, estructurando y ampliando así sus esquemas de pensamiento. El juego
ayuda al niño a desarrollar sus capacidades cognitivas e ir avanzando en el pensamiento
abstracto y lógico. Como futuros docentes debemos tener siempre presente la importancia de
la actividad lúdica en esta etapa, recordar que cuando el niño juega se está creando una zona
de desarrollo potencial que le permitirá avanzar en su desarrollo.

Como adultos que vamos a guiar ese desarrollo, hemos de saber planificar nuestra
intervención para favorecer la aparición de esta zona de desarrollo potencial en todos nuestros
alumnos. Por último, consideramos que es importante que a la hora de trabajar en el aula
nunca establezcamos diferencias entre juego y trabajo, o utilicemos el juego para llenar
sesiones vacías. Si actuamos de esta manera le estamos restando el valor educativo e
intrínseco que posee.

Hemos visto una clasificación de juegos atendiendo a dimensiones de desarrollo


concretas. También podremos encontrar clasificaciones de juegos atendiendo a otros criterios:

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 En función de la etapa: teniendo en cuenta los rangos de edad del colectivo al que nos
dirigimos.
 En función de la dinámica del grupo: considerando la etapa de desarrollo del grupo en
el que nos encontremos en cada momento.
 En función de la complejidad: atendiendo a la finalidad que se desea.
 Según la participación: atendiendo a la relación o no relación con otros.
 Por su carácter social: valorando la relación con otros miembros de la sociedad.
 Por agrupamiento: es muy interesante atender a esta dimensión de los juegos para
comprobar las bondades de cada uno de estos diferentes métodos.
 Por su contenido: similar a lo que hemos desarrollado en este apartado, atendiendo a
las distintas dimensiones de desarrollo de la persona.

II. Los recursos/medios

A) Concepto

Si buscamos en el diccionario, entre tantas acepciones como tiene el término recurso,


encontramos: “Medio de cualquier clase que, en caso de necesidad, sirve para conseguir lo
que se pretende”. Ahora hagamos lo mismo con medio: “Cosa que puede servir para un
determinado fin”, o también “Conjunto de circunstancias o condiciones exteriores a un ser vivo
que influyen en su desarrollo y en sus actividades”.

Si hacemos un compendio entre ambas definiciones y lo aplicamos a la animación,


diríamos que los recursos son aquellos elementos que, sean del tipo que sean, nos van a servir
de gran ayuda para cumplir los objetivos que nos planteamos conseguir con los niños con
quienes vamos a trabajar. Decimos “sean del tipo que sean” y esto es muy importante
recordarlo. Todo aquello que en un determinado momento nos pueda ayudar a afianzar un
conocimiento, a hacer un juego más divertido, a promover una determinada actitud, etc., es un

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punto a nuestro favor a la hora de conseguir aquello que nos hemos propuesto. A veces los
recursos surgen de la improvisación y dependerán en gran medida de lo creativos e
imaginativos que seamos, pero no podemos utilizar esa táctica. Los recursos están incluidos
dentro de la programación o planificación de cada encuentro, ya que requieren a veces una
búsqueda con antelación fuera de nuestro entorno; compra de materiales determinados,
salidas a un lugar cercano o lejano, concertar la visita de algún personaje externo… En
definitiva; a la hora de plantearnos una actividad a corto o largo plazo, tendremos que planificar
también los recursos que vamos a utilizar para llevarla a cabo, tanto si disponemos de ellos
como si tenemos que buscarlos.

Por ejemplo, si nuestro trabajo se realiza en una ludoteca y tenemos establecidos unos
talleres, a la hora de poner en marcha el taller de manualidades necesitaremos: saber qué
actividades vamos a realizar (modelado de barro, plastilina, creaciones de papel o cartón,
construcciones con materiales de desecho, etc.); temporalizarlas (primer mes: modelado de
barro, segundo mes: creaciones de papel), y prever los recursos materiales, personales,
espaciales, etc., que vamos a necesitar (veinte pastillas de barro, una por niño, papeles de
periódico, bolsas de plástico, los niños traerán una camiseta vieja, utensilios caseros para
modelar, palillos, cepillo de dientes, cuchillo de punta roma, etc.). Imaginad que no
planificásemos. Parece una obviedad, pero es cierto que por una mala gestión de los recursos,
a veces, una actividad fracasa y, por lo tanto, también lo hacen nuestros objetivos y los chicos
no disfrutan.

B) Funciones

También tendremos en cuenta que los recursos o medios no son autónomos, es decir;
no tienen sentido por sí mismos, sino que han de seleccionarse por su relación con las
necesidades, los objetivos marcados, los contenidos y las actividades. Por eso los animadores
debemos tener muy claras sus funciones:

 Los recursos nos permiten acercar a los niños al proceso, a los contenidos. Un
ejemplo fácil de entender sería los medios audiovisuales: quizá no podamos ir
a visitar la planta de reciclaje más cercana por motivos de tiempo, de este
modo, si conseguimos un vídeo demostrativo y disponemos de los recursos
audiovisuales necesarios, estamos cumpliendo nuestro objetivo aunque
sepamos que sería más motivante el acercarles hasta ella.

 Mejoran la motivación e interés tanto individual como grupal. Además, pueden


ayudarnos a potenciar las relaciones interpersonales. Si vamos a realizar un
juego de pistas en pequeños grupos, pero para el gran grupo, estamos
potenciando el trabajo en equipo, que seguro será uno de nuestros objetivos
generales, ya que en primer lugar tendrán que elaborar sus pistas y después,
encontrar y valorar las de los otros equipos. Si nuestra intención con dicho
juego es, por ejemplo, que aprendan a identificar distintas especies de aves, el
recurso de hacerlo mediante este juego o dinámica será motivador, facilitará la
evaluación, potenciará la creatividad, la imaginación de los chicos y además,
resultará más divertido que sentarles y soltarles el rollo sobre las especies…

 La necesidad de organizar los recursos de los que disponemos también nos


ayudará a que el niño se sienta parte del proyecto y adquiera actitudes de
colaboración, participación y orden de las cosas. En los lugares en los que se
produce la animación (ya sea un local, una ludoteca, un centro cultural, un
campamento…), tendremos un espacio dedicado a los recursos (una biblioteca,
juguetes, cuerdas, utensilios de escritorio, etc.). Mantener el orden de estas
“secciones” puede ser una tarea muy provechosa para los chicos.

 Ayudan a desarrollar capacidades cognitivas y sociales que mejoran la


adaptación del niño a su entorno. La dramatización, por ejemplo, es un recurso
fantástico para desarrollar habilidades sociales. Por ejemplo, si queremos
conseguir que un grupo de niños de cuatro a cinco años aprendan el valor de
amar la naturaleza, podríamos organizar una pequeña obra teatral, de mimo,

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con música o con texto. Dramatizar ciertos sentimientos positivos requiere


interiorizarlos y mostrarlos, por lo que durante su preparación, estamos
consiguiendo nuestro objetivo y muchos más implícitamente. Con los más
mayores, el juego de roles es muy positivo.
 Son un medio ideal para la evaluación, tanto si utilizamos alguno en sí mismo
para realizarla (juegos, gestos, etc.), como si nos basamos en el recurso
utilizado para realizar la actividad.

A su vez, los medios o recursos estarán gestionados en función de:

 La edad. Nunca podríamos contar con materiales punzantes o cortantes en


edades tempranas, pero sí con los más mayores.

 El lugar donde se realice la actividad. Si vamos a trabajar el barro debemos


tener en cuenta que contamos con un aseo, una fuente y una salida de agua en
un patio, para poder modelar y limpiar los materiales y a nosotros mismos.

 El tiempo del que disponemos. Cuando organizamos, hay que contar con los
tiempos perdidos tanto en organizar la actividad como en recoger, así que
debemos calcular el tiempo real y ver si resulta factible o, por el contrario,
podemos frustrarla en su punto álgido. Si queremos poner una película y luego
hacer un debate sobre los valores que en ella aparecen, más valdrá contar con
al menos dos horas y media. A veces, aunque los medios son adecuados, el
tiempo los descarta.

C) Criterios para su selección y organización

A la hora de seleccionar los recursos vamos a atender a tres criterios fundamentales


(atendiendo a un punto de vista educativo):

 Criterio evolutivo. Como mencionábamos antes, los recursos deben tener en


cuenta el momento evolutivo en el que se encuentran los niños. De otra
manera, solo contribuirán a desconcertar o distorsionar la actividad y, por
supuesto, no conseguiremos nuestros objetivos.

 Criterio científico. Los materiales han de ser coherentes con nuestros


objetivos. Al igual que antes, de nada nos servirá un recurso si no está en
consonancia con lo que pretendemos.

 Criterio didáctico. Debemos seleccionar recursos que potencien el


aprendizaje, las actitudes, los valores y que sean significativos para ellos.

También existen otros criterios que son de sentido común:

 Que no sean discriminatorios.


 Que permitan su uso comunitario.
 Que no degraden el medioambiente.
 Que no sean muy sofisticados (se recomienda el uso de materiales de
desecho, ya que contribuyen a crear hábitos como evitar el derroche
innecesario, por no decir que cumplen su función a la perfección y con ello se
ahorra).
 Que den información acerca de quién los usa y a quién van dirigidos.
 Que incluyan las normas de seguridad que exige su manejo.

A la hora de organizarlos, ocurren cosas estupendas. Los chicos que en casa se


niegan a colaborar, corren presurosos para ayudar a organizar y recoger en los lugares de
animación… Es una baza que debemos jugar. En general, en estos lugares (sean ludotecas,
clubs infantiles, casas de la cultura…) existe una organización de los recursos materiales cuyo
esquema puede parecerse al siguiente:

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 Un espacio dedicado a la lectura (generalmente una biblioteca). En ella


encontramos el material del que los chicos, y ya de paso animadores, disponen de
libros, revistas, pasatiempos, cómics… Estará adaptada al tipo de edades con las
que trabajemos y será lo más accesible y variada posible.

 Un espacio para los materiales de desecho. Pueden estar en cajas grandes, en


estantes, con etiquetas para identificarlos, junto a instrumentos para repararlos:
botes, canutos, envases, tambores de detergente, palos, lanas, telas, maderas,
cartones, revistas y periódicos viejos, cuerdas, trapos…

 Un lugar para materiales audiovisuales. Proyector, cadena de música, televisor,


DVD… Y por tanto, música y vídeo, CD, álbumes con diapositivas, etc.

 Un lugar para los materiales de expresión corporal. Disfraces, máscaras,


títeres, maquillajes, malabares…

 Un lugar para los materiales plásticos. Cartulinas, rotuladores, lápices,


bolígrafos, folios, sacapuntas, papel pinocho, algodones, témperas…

 Tablones grandes. Donde podamos desde poner anuncios a exponer los trabajos
de los chicos. Puede ser un gran corcho, un tablón de madera…

 Un lugar donde organizar las herramientas. Este lugar, dependiendo de la


edad, estará más o menos al alcance de los niños. Por lo general existe una caja
de herramientas para el uso de los animadores y otro espacio para los materiales
de los chicos. Algunas de ellas serán seguetas, lijas, tijeras, punzones, brochas,
martillo, puntillas, etc.

 Un lugar para los materiales de aseo y limpieza. Fregonas, cubos, jabones,


detergentes, escobas, trapos, papel higiénico…

 Un botiquín. Con lo indispensable para los primeros auxilios, así como una lista
con los posibles problemas que los niños puedan tener con algún medicamento;
alergias sobre todo o recomendaciones de los padres en casos determinados. (Es
muy típico encontrarnos envases de medicamentos con una etiqueta con el nombre
de algún chico y cuándo y cómo debemos administrarlo). En este aspecto será muy
importante, más bien básica, la comunicación con los padres para evitar episodios
desagradables.

 Un espacio para los trabajos que se están realizando en varias sesiones y


aún no pueden llevar a casa. Experimentos, terrarios, semilleros, etc.

 Hay casos en los que por las características del entorno, se cuenta con un huerto,
animales (granja escuela, campamento), lo que da mucho juego.

 Y por supuesto, un lugar para aquellos con algún tipo de dificultad. Tenemos
que adecuar nuestros recursos a la diversidad de los chicos con los que vamos a
estar. Hay veces en los que los lugares no acompañan y existen muchas barreras
arquitectónicas, pero es nuestra labor buscar los medios necesarios para que todos
se sientan uno más.

En los lugares donde se da la animación podemos encontrarnos más espacios o


muchos menos, lo importante es que lo tengamos bien organizado. De este modo no
perderemos el tiempo buscando inútilmente y damos ejemplo de disciplina.

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Imagen: Matías Jatamillo https://www.flickr.com/photos/matiasjajaja/1056900168/


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

III. Propuestas prácticas, actividades

Abordar este epígrafe no es tarea fácil, ya que la mejor forma que existe de entender y
aplicar su contenido es realizándolo. De todos modos, haremos lo posible por acercarnos a las
actividades más propias del trabajo con niños en los lugares típicos en los que tiene lugar la
animación.

Si tomamos como referencia la duración con el tiempo y el tratamiento metodológico


empleado, podemos considerar tres tipos de actuaciones:

Nos encontramos con infinitas posibilidades a la hora de programar nuestra actuación


(antes hemos mencionado que dependerá del lugar, la edad y el tiempo). Por eso, vamos a
intentar englobar estas actividades en todos los ámbitos posibles, ya sea ludotecas, casas de
la cultura, centros dependientes y financiados por ayuntamientos, asociaciones vecinales,
grupos que pertenezcan a movimientos con carácter religioso, naturistas, ecológicos, etc. La
idea es dar una orientación del tipo de actividades que pueden servir como recursos, tanto si se
trata de actividades puntuales (encuentros de un solo día, fiestas, empresas de ocio…),
intensivas (de varios días, campamentos, granjas escuelas, colonias…) o extensivas (uno o
más cursos, movimientos, ludotecas, clubs infantiles…).

De esto ya podemos deducir que cuando se trate de actividades puntuales, estarán


más enfocadas al juego y la diversión, y su programación estará en función de las edades de
los chicos y del espacio del que dispongamos (es obvio que no podemos plantearnos para un
solo día una actividad que no pueda acabar).

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Si se tratase de actividades intensivas, existirá una planificación enfocada a los


objetivos que nos vamos a plantear. Si, por ejemplo, se trata de organizar un campamento para
los chicos del barrio gestionado por nuestra asociación de vecinos, tendríamos que:

‒ Administrar los recursos personales, económicos (presupuestos) y materiales.


‒ Elaborar fichas de seguimiento y control de los niños (edad, sexo,
enfermedades, medicación, limitaciones y todo aquello de lo que nos puedan
informar los padres, ya que somos nosotros quienes les vamos a “cuidar” en
los próximos días).
‒ En cuanto a la programación de actividades, según el tema del campamento
(todo campamento tiene un hilo conductor que es su tema, en el que basar la
planificación), enunciaremos objetivos, contenidos, temporalización y forma de
organizar las actividades. Los talleres (suele ser lo más común) y los grupos de
trabajo serán elegidos por ellos (si existe un trabajo previo con los chicos) o
designados por nosotros en función de lo que pretendamos conseguir.

En definitiva, si queremos hacer un campamento “indio”, podemos establecer talleres


de disfraces, utensilios, arte indio, tiendas (“las casas indias”), fiestas indias... Dejemos volar
la imaginación en todo momento. Estos talleres serían rotativos para que todos los chicos
pudieran participar, y existirá al menos un animador para cada taller o bien para cada grupo de
niños.

Cuando nos enfrentamos a actividades extensivas, nos encontramos con un arduo


trabajo de programación (suele haber una programación anual y tres trimestrales para que
exista una evaluación continua del proceso y podamos así subsanar errores). Generalmente,
elaboramos grupos continuos por edades para que a la hora de programar actividades no
tengamos que estar adaptándolos continuamente. Pero también se dan los grupos
heterogéneos y móviles, esto depende del carácter que tenga tanto el movimiento, el grupo, la
ludoteca, etc., como el equipo de animadores.

Estas actividades a largo plazo suelen estar respaldadas por proyectos de un marcado
carácter educativo (pongamos como ejemplo el movimiento scout, que tiene un proyecto
educativo en el que se basan los grupos para hacer sus planificaciones, con unas directrices y
unos principios metodológicos que los animadores adaptan a las características de su entorno,
de sus grupos de niños, de su comunidad autónoma, etc.). Por tanto, dependerá mucho del tipo
de grupo o movimiento al que vayamos a pertenecer la manera de desarrollar nuestra labor de
animadores y qué tipo de actividades vamos a programar.

Imagen: US Mission Geneva http://farm7.staticflickr.com/6137/5937085856_87db91e68e_n.jpg


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

A) Actividades para actuaciones puntuales

Puede que trabajemos para una empresa de ocio que organiza fiestas de cumpleaños,
o que acompañemos a niños en sus rutas de autobús hacia la escuela o en excursiones, o que
realizamos guiñol los sábados o domingos por la mañana en un parque, en una asociación
vecinal, o que animemos el tiempo muerto en los comedores escolares.

Lo primero que miraremos será el grupo de edades que tenemos. Veremos si merece
la pena (según el tamaño del grupo), dividirlos por edades, actuar con el grupo entero o

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mezclar ambas opciones en nuestro espacio de tiempo. (También podemos encontrarnos con
grupos homogéneos).

Lo segundo será comprobar el tiempo y espacio del que disponemos. Hay multitud de
juegos para realizar en espacios reducidos, o sin movilidad, como un autobús y no por ello son
menos divertidos. Lo realmente importante será adaptar la animación a todas las
características que vamos viendo.

Con estos datos, solo será cuestión de tener ganas y empezar. Vamos a tener en
nuestra cabeza un esquema tipo para programar cualquier actividad puntual. (Es solo un
ejemplo, podéis darle el formato que queráis en vuestras actuaciones. Hay empresas, grupos,
colectivos de animación que poseen las suyas propias y solo hay que rellenar los criterios que
interesan).

Actividades
Yincanas, baterías de juegos y juegos de gran grupo

Cuando queremos dedicar toda la sesión al juego, ya sea para que un grupo se
conozca, para propiciar distensión, relajación, acción, movimiento, imaginación, etc., una buena
planificación sería mediante un gran juego de grupo (yincana o juego de puestos) o una batería
de juegos. Informaremos a los chicos previamente de qué vamos a hacer. Las informaciones
deben ser cortas y concisas.

Para la batería buscaremos juegos de una duración de entre diez y quince minutos
como mucho. Podemos establecer, por ejemplo, un toque de silbato, el sonido de una campana
o algo similar para cambiar de juego y reunirnos en un punto determinado para explicar el
siguiente.

Los juegos de gran grupo o yincanas a veces requieren mucha preparación, pero si
disponemos de tiempo suficiente y las edades no son muy dispares, son muy divertidos y a los
chicos les encantan. Los juegos de gran grupo son aquellos en los que participa todo el grupo
(individualmente o por equipos). Quizá estos sean los más utilizados cuando el grupo es muy
numeroso. Podemos elegir desde juegos tradicionales hasta otros más sofisticados, siempre y
cuando podamos controlar bien a todos y evitemos las disputas.

Aquí tenéis un ejemplo de yincana de la página del movimiento scout:

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Un gran juego sería por ejemplo el que se utiliza para que los chicos conozcan un
pueblo, una ciudad pequeña o incluso nuestro barrio (este juego es muy útil para excursiones y
campamentos, también podemos tenerlo en cuenta para actividades a medio y largo plazo).

Es sencillo y no requiere más que elaborar una ficha en la que escribamos una serie de
preguntas a las que los chicos deben responder, del tipo:

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CONOCIENDO EL ENTORNO

Desarrollo de la actividad:

Podemos plantear a los chicos estos tipos de preguntas:

¿Cuál es el plato típico de este pueblo o de la región?


¿Cuántos habitantes tiene esta ciudad, pueblo?
¿Cuál es la dirección del ayuntamiento/iglesia/junta municipal…?
¿Cómo se llama y cuántos años tiene la persona más anciana del pueblo/ciudad…?

Y todas las que queramos.

Repartiremos a los chicos por grupos, a ser posible de tres como mínimo y cinco como máximo (de este
modo ni se sienten solos ni se esparcen demasiado), y a cada uno le daremos una copia de la hoja de
preguntas. Pondremos una hora tope para que los chicos regresen hasta el punto de partida. El equipo que
antes logre volver con las cuestiones respondidas correctamente será el ganador.

Se trata de que ellos vayan preguntando a la gente del lugar, hablen y se informen a la vez y trabajen
en equipo. Los animadores irán con cada grupo supervisando, pero no interviniendo (es una actividad que les
encanta ya que conocen un sitio más a fondo, pero está muy recomendada para chicos que no conocen su
barrio, para campamentos cerca de pueblos, etc.).

La única dificultad que podemos encontrar con estas actividades es que los chicos no
se conozcan mucho y tiendan a avergonzarse (cosa poco común en estas edades). A veces los
juegos de gran grupo funcionan mejor en grupos cohesionados, pero no tiene por qué; el
secreto estará en recopilar aquellos que no impliquen demasiada confianza entre sus
miembros.

Taller de cuentos

Puede que queramos hacer una sesión de cuentos. Aquí no solo se trata de contarlos,
sino de jugar con ellos (con los conocidos, creando nuevos, etc.). Veamos un ejemplo mediante
la ficha anterior:

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Manualidades

Existen muchas posibilidades de hacer manualidades en una sesión de dos horas, una
mañana o una tarde. Podemos hacer caretas de papel o cartulina, un pequeño semillero, una
caja para lápices, cartas, flores de papel, tarjetas de felicitación, decorar figuras de barro,
plastilina, pasta de sal, carteles, etc. Para planificar este tipo de actividades lo más importante
será conocer las edades y disponer de los recursos materiales necesarios.

En Internet hay numerosos enlaces a páginas web y vídeos con manualidades


interesantes. Asimismo, en la sección de bibliografía y webgrafía se han dejado algunos
enlaces a modo de ejemplo.

Imagen: Sonia Vallejo http://farm4.staticflickr.com/3254/3149571401_e586ee08cc_n.jpg


(Con licencia Creative Commons “Atribución”).

B) Actividades para actuaciones intensivas

Cuando nos enfrentamos a campamentos, granja escuelas o colonias, lo más probable


es que conozcamos de antemano a los chicos, pero puede no ser así. Existen multitud de estas
actuaciones que son ocasionales y están organizadas por entidades u organismos públicos o
privados que lo hacen cada año. Este tipo de actividad requiere una amplia programación por
parte del equipo de animadores y serán ellos los encargados de decidir cómo organizar y
estructurar la actividad.

Ya decíamos antes que se utiliza mucho la figura de los talleres como método de
trabajo. Según el carácter de la actividad puede tratarse de campamentos deportivos (con
diferentes talleres de deportes cada día, rotativos), granja escuelas enfocadas al cuidado de los
animales, de un huerto, o con talleres de artesanías…

Nuestra planificación se basará en objetivos como todas las demás y planificaremos la


forma de trabajo de los niños así como la nuestra. Habrá que definir horarios (hora de
levantarse, aseo, desayuno, limpieza, talleres de mañana, descansos, baño cuando hay piscina
o playa y es época, almuerzo, talleres de tarde, ducha, cena, veladas y juegos nocturnos y a
dormir, por ejemplo). Habrá que diseñar muy bien los talleres y actividades, prever los recursos
materiales, los permisos correspondientes, etc. En la próxima unidad veremos detenidamente
cómo se programa un campamento.

 Durante estas actividades se realizan muchos juegos (puede servirnos todo lo


anterior), pero vamos a hacer hincapié en las veladas (también llamadas fuegos
de campamento), por tratarse de una actividad que solo se realiza cuando los
chicos duermen en el lugar donde se realiza la actividad.

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La velada es la culminación de la jornada, la última actividad antes de acostarse; la


fiesta, la reflexión, la preparación para el descanso y la distensión, la comunicación, la
convivencia, la imaginación… Tiene un sentido celebrativo y siempre la haremos en situación
de ocio. A la hora de preparar una velada vamos a tener en cuenta los objetivos que
pretendimos para ese día y, tanto si es implícita como explícitamente, haremos referencia a
ellos. Es el mejor momento del día para realizar asamblea sobre los posibles problemas que
existen entre los chicos.

Cualquier velada debe contener al menos:

Música, canciones, danzas.


Juegos.
Escenificaciones; representación de personajes, imitaciones…:
dramatizaciones.
Mimo o pantomima.
Improvisación.
Creatividad.

Existen todos los tipos de veladas que queramos imaginar; solo tenemos que elegir un
tema y empezar a soñar. Para que os hagáis una idea a continuación vamos a contar una que
a los chicos les encanta (y a los mayores). Se llama “La velada de los cuentos”:

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La función del animador que conduce la velada es muy importante. Debe ser una
persona muy creativa y simpática, a la que se le note el entusiasmo, la capacidad de
improvisar, etc.

Los juegos de pistas son también un recurso muy utilizado en este tipo de actuaciones.
Conociendo la dinámica, solo será cuestión de aplicarla a nuestros intereses y objetivos para
elaborarla. He aquí un ejemplo:

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C) Actividades para actuaciones extensivas

Quizá esta actuación sea la más complicada y trabajosa pero, a la vez, la más
gratificante y fructífera, ya que por su continuidad, el trato con los chicos y los animadores tiene
un carácter más permanente. Las actividades más favorecidas son aquellas que pueden
continuar en el tiempo, como los talleres, que nos permiten dejar la actividad y volverla a
retomar en cada sesión o cada cierto tiempo.

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Como decíamos antes, suelen estar respaldadas por algún proyecto educativo (por
ejemplo, el movimiento scout tiene un proyecto educativo a nivel nacional, con delegaciones en
las comunidades autónomas) y los grupos de animadores lo que hacen es adaptarlo a su
entorno y necesidades.

Las ludotecas son un instrumento muy valioso de nuestra sociedad porque aportan un
beneficio increíble a los chicos, proporcionándoles espacios para jugar y aprender mediante
actividades muy variadas. Todos estos tipos de actuación a largo plazo intentan proporcionar a
los niños incentivos para su educación en el ocio y el tiempo libre, por lo que es en estos
ámbitos en los que el animador requiere de una formación más completa.

La mayoría de estas actuaciones culminan a su vez en campamentos, como incentivo


global al transcurso de todo un año de encuentros, amistades, relaciones y trabajo.

El tipo de actividades que plantearemos en nuestras actuaciones será tan variado


como queramos. Podemos aplicar todo lo anterior y mucho más, pero dependerá del carácter
del movimiento, la ludoteca, el grupo en concreto con el que trabajemos, el diseño de nuestro
proyecto y nuestra guía de actuación. De todos modos, en la próxima unidad presentaremos
una planificación/programación de una sesión como ejemplo de cada modalidad de las que
hemos hablado, a corto, medio y largo plazo.

Podremos realizar actividades de los siguientes tipos:

Juegos: individuales, por parejas, tríos, en pequeños grupos, gran grupo,


yincanas, de pistas, de roles. Así como por su carácter; de conocimiento, de
distensión, de relajación, de acción, de confianza, de cooperación, etc.
Talleres: de manualidades, de canciones, de cuentos, de teatro, de prensa, de
fiestas, de inventos, etc.
Salidas y excursiones: visitas, acampadas, campamentos, granjas, colonias,
etc.

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