Conocimiento Filosófico-Filosofia

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El conocimiento filosófico se remonta a la Antigüedad, con pensadores como Sócrates.

El conocimiento filosófico es aquel saber que se obtiene gracias al


ejercicio práctico de la filosofía. Según qué se entienda por filosofía, así
será la naturaleza del conocimiento obtenido. Esto significa que existen
muchas maneras de pensar el conocimiento filosófico.

Para Aristóteles, por ejemplo, la filosofía busca las “causas últimas” de


las cosas, es decir, su fundamento, su razón de ser. Conocer el fundamento
de algo implica comprender lo que ese algo es en su sentido más originario
y fundamental.

Esta idea de conocimiento filosófico, defendida por Aristóteles y muchos


otros filósofos, ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Algunos
pensadores creen que la filosofía es una forma general de pensar la
vida y, por lo tanto, el conocimiento filosófico es una reflexión sobre cómo
vivir mejor. Quienes sostienen esta idea suelen inclinarse a preguntas e
inquietudes éticas y morales.

Otra forma de pensar la filosofía, por ejemplo, es considerándola una


ciencia rigurosa, por la que se accede a datos precisos y absolutos de las
cosas. Pensadores como Tomás de Aquino, Descartes y Kant sostuvieron
esta idea.

Sin embargo, y más allá de que postura se adopte, todas coinciden en que el
conocimiento filosófico gira en torno a una comprensión profunda y
meditativa de la esencia del mundo y lo que hay en él. Qué son la
filosofía y el conocimiento filosófico son preguntas íntimamente
relacionadas.
Indiscernibles, el conocimiento filosófico es tan antiguo como la
filosofía. Preguntar por uno es preguntar por el otro. Desde los comienzos
griegos de la filosofía hasta el mundo de hoy, muchos filósofos han
intentado dar una respuesta a las preguntas: ¿Qué hace que el conocimiento
filosófico sea filosófico? ¿Por qué no llamarlo solo “conocimiento”? ¿Qué
diferencia hay entre el conocimiento científico?

Para responder a estas preguntas podemos pensar en el conocimiento en


general. Este siempre representa una relación entre un sujeto y un
objeto: siempre hay un sujeto que quiere conocer algo. Cuando
conocemos algo, y lo conocemos filosóficamente, tenemos un
conocimiento filosófico de eso que hemos conocido. Lo que la filosofía
quiere saber es si lo filosófico está en el sujeto que conoce, en el objeto
conocido o en la relación entre ambos. La mayoría sostiene esta última
posibilidad.

Platón es uno de los filósofos que pensó al conocimiento filosófico como


determinado por el objeto. Según él, lo que el filósofo hace no es decidir
cómo son las cosas, sino descubrir las propiedades que las cosas
muestran. Así, la teoría platónica de las ideas sostiene que, como objeto de
conocimiento, las ideas son independientes al sujeto. Las ideas, tal como
las entendió Platón, habitan un mundo distinto, “ideal” (ya que allí habitan
las ideas, que son los objetos que no necesitan del sujeto para ser por sí
mismos).

A las ideas platónicas se las pensó durante gran parte de la historia de


la filosofía. Estuvieran más o menos de acuerdo, todos los filósofos
coincidieron en que poder conocer las ideas era conocer la esencia de las
cosas. De hecho, según Edmun Husserl, que fue un filósofo
contemporáneo, fundador de la fenomenología, la verdadera intuición era la
intuición de esencias: aquella manera de intuir la verdad de las cosas, su
esencia general.

El conocimiento filosófico se convirtió así, tal como pensó Aristóteles, en


un conocimiento de esencias, de fundamento de las cosas: la filosofía nos
ayuda a descubrir lo que las cosas son.
Sin embargo, no todos los filósofos piensan igual. La filosofía se puede
entender de muchas maneras. El conocimiento también. San Agustín, por
ejemplo, al leer a Platón, creyó que las ideas platónicas no habitaban
un mundo suprasensible, independiente, sino que eran parte del espíritu
de Dios. Esto equivale a decir que la esencia de las cosas no es más que el
contenido lógico de la razón, ya que para el cristianismo Dios y razón o
“logos” es lo mismo.

La teoría de San Agustín cambia la perspectiva del conocimiento. Ya


no está puesto el eje en el objeto, sino en un sujeto que resulta ser Dios, un
ser absoluto. El conocimiento, entonces, se da por medio de la revelación
divina de Dios a los hombres. Es un conocimiento filosófico, sí, pero
principalmente teológico.

Al proseguir la historia de la filosofía, el conocimiento continuó su camino


de cambio y transformación. Para Kant y sus discípulos, el conocimiento
está determinado por el sujeto, pero este ya no es más un sujeto divino,
no es más Dios. A partir de la modernidad, el sujeto es una “conciencia
general”. Ya no importa quién conoce, sino el hecho de que alguien lo
haga: el conocimiento se da por un sujeto que se acerca al objeto. Hay un
sujeto que, en última instancia, “produce” al objeto.

A pesar de las diferencias entre las distintas concepciones sobre el


conocimiento filosófico, hay algo que todas estas formas de pensar
comparten. Ya sea que adoptemos una posición objetiva, una teológica o
una subjetiva, ya sea que pongamos el eje en el objeto o en el sujeto, hay
algunos rasgos generales que no se pueden negar.

 En primer lugar, el conocimiento filosófico se construye a partir de la


relación entre un sujeto y un objeto.
 En segundo lugar, esta relación puede adoptar muchas formas, pero de
todas ellas se obtiene una forma de conocimiento.
 En tercer lugar, este conocimiento siempre habla de lo que el objeto
es, no importa si lo hace gracias al sujeto o al objeto mismo en cuanto es
dado.
 En cuarto lugar, el conocimiento que habla de lo que el objeto es es un
conocimiento de esencias.
 En quinto y último lugar, conocer la esencia de algo, como
conocimiento filosófico, es conocer cómo y qué es aquello que
buscamos conocer.

CARÁCTER RACIONAL:
Algunos filósofos sostienen que el conocimiento filosófico es racional.
Esto quiere decir que es fruto de los esfuerzos de una mente que funciona
por medio de la razón. Racional es aquello que reflexiona y piensa dentro
de unos parámetros formales conocidos, comprensibles, explicables. Es
decir, el conocimiento filosófico racional se da por reflexionar y pensar
de manera lógica. En ese sentido, se apoya en categorías, axiomas,
conceptos y procedimientos que pueden detallarse y explicarse.

Sin embargo, no todos los filósofos creen que el conocimiento sea algo
racional. De hecho, muchos creen que la razón no puede conocer todo lo
que existe. Uno de ellos fue Kant, quien sostuvo que solo podíamos
conocer las cosas en parte. Derrida, por su parte, argumenta que no
necesariamente el conocimiento por medio de la razón es el más completo.
Incluso, y siguiendo a Nietzsche, puede no ser necesariamente un
conocimiento verdadero: razón no equivale a verdad.

CARÁCTER LÓGICO-CRÍTICO:
El conocimiento filosófico puede ser crítico en sentido lógico. Esto quiere
decir que juzga la validez de sus propios argumentos, los somete a juicio
y a comprobación. De esta manera, el conocimiento filosófico verifica si un
argumento incluye contradicciones, inconsistencias, falacias o problemas
inherentes a las premisas elegidas, al razonamiento aplicado o a la
conclusión obtenida.

Este es un rasgo indispensable para el conocimiento filosófico, ya que es el


que sostiene su validez y, por ende, su universalidad, su capacidad de dar
respuestas verificables, certeras y verdaderas, siempre y cuando se
considere y piense al conocimiento desde un punto de vista científico y
racional.

CARÁCTER ANALÍTICO:
El conocimiento filosófico es analítico: procede de manera organizada,
estructurada y enfocada, aunque puede adentrarse en cualquier tema y
tópico puntual. Esto no lo hace de modo arbitrario o desordenado, sino que
traza un recorrido de idea en idea que puede a su vez comprenderse,
explicarse y cuestionarse, o sea, propone una metodología objetiva para su
análisis.

CARÁCTER HISTÓRICO:
El carácter histórico del conocimiento filosófico consiste en que cambia a
lo largo del tiempo. Si bien muchas veces hay una pretensión de
universalidad, todo conocimiento depende en gran medida de los
preceptos culturales, sociales y existenciales de la época en que se
formule, incluso del paradigma en que habite.

Por otro lado, el conocimiento filosófico dialoga, en el tiempo, consigo


mismo. Esto no solo significa que el conocimiento es objeto mismo de
conocimiento, sino que a medida que los autores son rescatados,
continuados o confrontados por otros autores, el conocimiento entra en
una dinámica de diálogo y transformación. Esto es también el carácter
de devenir del conocimiento: todo, inevitablemente, está sometido al
cambio.

CARÁCTER TOTALIZADOR:
Muchas veces, el conocimiento filosófico quiere ser totalizador: aspira a
agotar los temas de los que se ocupa, sean los que sean, y a brindar
explicaciones completas, totales, que no dejen segmentos a oscuras.
Hablamos de “agotar” en un sentido de exhaustividad: la filosofía quiere
decir todo lo que pueda ser dicho sobre aquello que busque conocer. Por
eso es que, muchas veces, no solo se habla de conocimiento filosófico sino
también de sistema: sistema filosófico.

CARÁCTER SISTEMÁTICO:
Cuando el conocimiento filosófico es un conocimiento lógico, racional y
totalizador, también es sistemático. Esto significa que opera como un
sistema, obedece las reglas que ha puesto e incorporado, y que se
adhiere a sus métodos o sistemas de trabajo. Por eso, puede reproducirse o
al menos seguir la línea del razonamiento si se lo propone.

A partir de la dificultad para determinar qué es el conocimiento filosófico


se desprende la dificultad para mostrar qué es mediante ejemplos. Sin
embargo, la comunidad académica coincide en considerar que las obras que
integran el canon filosófico son ejemplos del conocimiento obtenido. Así,
algunos ejemplos de esta forma de conocimiento son:
 Diálogos, de Platón. Las obras de Platón son un ejemplo muy claro de
construcción de conocimiento. En ellas, los personajes discuten y
confrontan sus ideas respecto a determinadas preguntas de índole
filosófico. Si bien no todos llegan a una conclusión precisa, el
intercambio entre los interlocutores construye una forma de
conocimiento crítica, que apunta a la esencia de las cosas, incluso
cuando dar con ella es algo más difícil de lo esperado.

 Corpus Aristotelicum, de Aristóteles. Los tratados de Aristóteles


presentan una estructura sistemática y rigurosa de búsqueda de
conocimiento. En ellos se ven reflejadas las inquietudes filosóficas del
pensador ateniense, tales como la pregunta por el ser, las causas finales,
la ética o la política.

 Confesiones, de San Agustín. El libro Confesiones, de Agustín de


Hipona, comúnmente conocido como “Las Confesiones”, es una forma
de conocimiento filosófico. En modo confesional, íntimo, Agustín
muestra la interioridad de su espíritu adoptando una actitud crítica y
reveladora respecto no solo a su naturaleza, sino a lo que pueda llegar a
descubrir sobre qué es Dios.

 Meditaciones metafísicas, de Descartes. Las Meditaciones metafìsicas,


de Descartes, son otra forma de búsqueda confesional de una verdad
filosófica. Descartes busca dar con un conocimiento cierto sobre el cual
construir su conocimiento del mundo y, en el proceso, piensa la
naturaleza de Dios, del error, de la creación y del mundo sensible, es
decir, la naturaleza de la exterioridad. Este libro revolucionó el mundo
occidental y es considerado el inicio de la modernidad filosófica.

 Crítica de la razón pura, de Kant. Esta obra de Immanuel Kant marcó


un antes y un después en la construcción del conocimiento. Por
momentos inabarcable, es una aproximación demostrativa y lógica
acerca de la manera en que conocemos, cómo se da la relación entre
sujeto y objeto, y qué podemos llegar a saber de las cosas que están en
el mundo y se nos aparecen como tales.
https://www.significados.com/conocimiento-filosofico/

https://www.escuelasuperiordenegocios.mx/post/conocimiento-
filos%C3%B3fico

https://humanidades.com/conocimiento-
filosofico/#:~:text=El%20conocimiento%20filos%C3%B3fico%20es%20a
quel,de%20pensar%20el%20conocimiento%20filos%C3%B3fico.

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