Bolilla II Noguera
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FACULTAD DE DERECHO
DERECHOS HUMANOS
(2016)
EL CRISTIANISMO.
Parte de la doctrina encuentra el origen de los derechos humanos en la “regla
de oro” que ordena lo siguiente: “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como
quieren que ellos los traten a ustedes” (Mateo 7:12) y en la convicción de que el
hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, quien lo ha dotado de un alma
inmortal y destinado a dominar sobre todos los animales y someter a la tierra.
Mandamientos básicos como el no matar, no robar, no codiciar a la mujer del
prójimo importan el reconocimiento de derechos fundamentales como el derecho a la
vida, derecho de propiedad, derecho a la honra y a la dignidad.
Las denominadas teorías teocráticas parten de los trabajos de San Agustín1
(354-430) y de Santo Tomás de Aquino2 (1225-1274)
El pensamiento religioso en España en la época de la conquista, inspiró las
ideas de la revolución de Mayo.
SU DESARROLLO EN INGLATERRA.
El episodio que se encuentra documentado como antecedente más remoto de
derechos humanos, se vincula con Juan I de Inglaterra, conocido como Juan sin Tierra -
originalmente Johan Sanz Terre en normando, John Lackland en inglés- (Palacio de
Beaumont, Oxford, 27 de diciembre de 11663 - Castillo de Newark, Nottinghamshire,
18 de octubre de 1216), fue rey de Inglaterra y señor de Irlanda, quien habiendo tenido
éxito en sofocar el levantamiento galés de 1211 y cerrado su disputa con el papado,
llevó su atención a sus intereses de ultramar. Las guerras europeas culminaron en la
1
San Agustín entendía que la Ley eterna es la misma razón de Dios, unida a su voluntad, que ordena y
dirige a sus criaturas, participando el hombre de ese orden natural mediante la Ley natural, en tanto que
la Ley humana se justifica en la ley natural. La patrística (escuela de San Agustín), fue fundamento de
la teoría del derecho divino, que afianzó el principio de origen divino de la monarquía y su rey,
justificando el carácter hereditario a la sucesión del trono que se extendió hasta la modernidad.
2
Santo Tomás de Aquino perfecciona la idea de Ley natural estableciendo un orden cuatripartito: Ley
eterna (es la ley de Dios que rige toda la creación); Ley natural (es la ley de Dios que rige en particular
a los hombres); Ley divina (son las leyes reveladas por Dios al hombre) y Ley humana (es la ley hecha
por el hombre que se orienta a la ley natural y la ley divina). La escolástica (escuela de San Agustín),
fue fundamento de la teoría del derecho divino providencial, al sostener que Dios entrega el poder a la
comunidad, para que esta lo deposite en la persona escogida para desempeñar la función de gobierno.
Este enroque teórico es el que rige nuestro esquema constitucional.
1
derrota de la Batalla de Bouvines (27/07/1214), lo que forzó al rey a aceptar un acuerdo
de paz desfavorable con Francia.
Esto llevó a los barones en su contra (algunos ya se habían revelado después de
su excomunión) y se reunieron con sus líderes en Runnymede, cerca de Londres, el 15
de junio de 1215, para sellar la Carta Magna3. Debido a que había sido firmada bajo
coacción, Juan intentó repudiarla casi tan pronto como fue sellada y con tal fin apelo al
papa Inocencio III, que el 24 de agosto de 1215 emitió una bula anulándola,
provocando la Primera Guerra de los Barones que fomentó la invasión francesa del
príncipe Luis VIII de Francia, a quien la mayoría de los barones ingleses había invitado
a reemplazar a Juan en el trono. Juan Sin Tierra murió al año siguiente y los nobles que
tenían en custodia a Enrique III -entonces un niño de solo 9 años-, decidieron
promulgar en nombre del nuevo rey una versión corregida (“Carta de Libertades” y
“Carta del Bosque”).
Poco después de llegar a la mayoría de edad, a Enrique III se le recabó
promulgar las dos cartas con leves enmiendas en 1225, a las que pasó a denominar
“Carta Magna” y “Carta de la Foresta”. El título “Magna Carta de Libertatus Angliae” -
o “Gran Carta de las Libertades de Inglaterra”- comenzó a usarse en 1297, oportunidad
en que el rey Eduardo I, al resolver una disputa con los terratenientes, debió confirmar
las cartas anteriores4.
En esta época comienza a desarrollarse El Parlamento. Con dos cámaras, una
de representando a la nobleza (De los Lores) y otra al clero y a la gente común (
De los Comunes), en 1265, después de que, el año anterior, el Rey Enrique III
(hijo de Juan sin Tierra) es vencido por una rebelión de nobles, como consecuencia del
despilfarro de los recursos públicos llevado adelante por el Monarca. El Parlamento
surge como una forma de limitación a la autoridad del Rey.
Posteriormente, y como consecuencia de condiciones fijadas por el Parlamento
al Rey Carlos I, para aprobarle un requerimiento de recursos para equipar sus ejercicios,
tiene origen la petición de derechos (1628). Ella consta de cuatro puntos centrales: no
aplicación de impuestos sin aprobación del Parlamento. La prohibición de alojamiento
de soldados y marinos en domicilios particulares. No sometimiento de particulares a
tribunales militares y no aplicación de la ley marcial, en tiempos de paz. Y la
prohibición de detenciones sin motivos.
3
A través de la Carta Magna el rey reconoce que la iglesia de Inglaterra será libre y conservará íntegro
sus derechos y sin menoscabo sus libertades. Además, reconocía a los hombres libres del reino las
siguientes garantías: Ni el Rey ni sus funcionarios incautarían tierras ni rentas para el paro de deuda,
mientras el deudor tenga bienes muebles suficientes para pagarla. Que por delito leve un hombre libre
será castigado en proporción al grado del delito y por delito grave también en la proporción
correspondiente, pero no hasta el punto de privarle de su subsistencia. Los condes y barones sólo serán
castigados por sus iguales y en proporción a la gravedad del delito. Ningún hombre libre podrá ser
detenido ni perjudicada su posición, ni declarado fuera de la ley, ni exiliado, de no ser por juicio legal
por sus iguales o por la ley del país. Todos los comerciantes podrán entrar y salir de Inglaterra y sin
temor, salvo respecto a aquellos que pertenecen a un país en guerra con Inglaterra. La gratuidad de los
juicios criminales.
4
CASÁS, José Osvaldo. Carta de Derechos del Contribuyente Latinoamericano. Ad Hoc. Bs. As. 2014.
p. 56. Nota 35 donde confronta a JENNINGS, Ivor: Magna Carta y su presente influencia en el mundo.
Capítulo I: ¿Qué es la Magna Carta?, edición en español, Servicios Británicos de Información por la
“Central office of information”, Londres, 1965, pp.9 y ss.
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único que da o puede dar comienzo a cualquier gobierno legal en el mundo, dando lugar
al Estado Moderno o Estado Constitucional como garantía del orden, de la paz, de la
seguridad, y de la protección del derecho de propiedad.
Juan Jacobo Rosseau (1712-1778) parte de la idea de que el estado de
naturaleza era de bondad e igualdad entre los hombres. Pero la vida en sociedad
concluyo con ese estado de felicidad, al seguir a la propiedad privada un estado de
injusticia y desigualdad. El contrato social, consiste en que cada persona pone su poder
en un todo indivisible que denomina la voluntad general.
El poder político, no solo debe proteger los derechos naturales de los
individuos, sino también, gobernar conforme los mandatos de la voluntad general,
expresada en leyes, que establecen las atribuciones de los gobiernos, y por ende, fijan
sus límites.
Esta primera aproximación al tema nos permite afirmar que la sociedad civil
no es un hecho natural. Es el fruto artificial de un acuerdo o pacto voluntario,
consistente en garantizar más efectivamente el ejercicio de interés particular.
El estado o gobierno legal también se basa en un contrato que pactan
individuos que deciden darse un soberano o un gobierno legal. Ese contrato funda la
soberanía. Y su función primordial es garantizar la paz, el orden, y la salvaguarda de los
derechos civiles y políticos de los hombres libres. Como asimismo, la idea de la
limitación del Poder Político por normas jurídicas.
Las ideas de voluntad general y representación las encontramos en el
encabezamiento de nuestro preámbulo constitucional: “Nos los representantes del
pueblo de la Nación Argentina”. El principio de representación y el de legitimación.
5
viii. El derecho de la sociedad a pedir cuentas a todo agente público de su
administración.
Los principios filosóficos del iusnaturalismo racionalista, como fundamento de
los derechos del hombre y los derechos reconocidos como tales en su consecuencia,
fundantes del liberalismo individualista, pueden ser fácilmente hallados en nuestra
constitución nacional histórica.
6
WLASIC, Juan C. Manual Crítico de Derechos Humanos. La Ley. 2006. Bs. As. Pág. 101.
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Fray Bartolomé de las Casas (1474-1556), sostenía que la Fe debía y podía ser anunciada a todos los
hombres pero sin emplear la violencia. Basado en el principio de igualdad natural de los hombres,
sostenía que estos no podían ser reducidos a la esclavitud. Partía de la idea de Santo Tomás de Aquino,
de que el libre albedrío es condición necesaria para la fe.
Francisco de Victoria (1483-1546), niega todo valor al poder temporal del Papa, pero si admite la
sumisión libre voluntaria de los indios a la autoridad de los reyes de España, el derecho de los
Españoles de viajar a América y predicar el evangelio a sus naturales por especial encomienda del
Papa.
Francisco Suárez (1548-1617), entiende que el poder proviene de Dios pero que Dios no elige a quien
adjudicarlo. Este poder que emana de Dios radica en el pueblo que se convierte en el sujeto primerio
del poder, el que puede transmitirlo al gobernante por él elegido y conservarlo. Señala que el poder
otorgado por el pueblo puede ser recuperado cuando el gobernante deviene en tirano o cuando el poder
queda vacante.
7
La independencia de América Latina y su evolución.
Lo que llamamos la América independiente no es más que la Europa
establecida en América y nuestra revolución no es otra cosa que la desembarcación de
un poder europeo. Es tiempo de reconocer esta ley de nuestro progreso y volver a
llamar en socorro a esa Europa que hemos combatido y vencido por las armas en los
campos de batalla; pero que estamos lejos de vencer en los campos del pensamiento y la
industria. La Europa nos ha traído la noción del orden, la ciencia de la libertad, el arte
de la riqueza, los principios de la civilización cristiana8.
El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país,
donde los jóvenes de América entienden que se imita demasiado y que la salvación esta
en crear.
La nación latinoamericana y la doctrina de Monroe, ha sido sostenida desde los
orígenes del proceso emancipador, a través de la idea de una nación latinoamericana
presente. Desde los EEUU se despliega la doctrina Monroe9, para transformarlo de
cancerbero de los países latinoamericanos nacientes.
Para que un solo gobierno de vida, anime, ponga en acción todos los resortes
de la prosperidad publica, corrija, ilustre y perfeccione al nuevo mundo, sería necesario
que tuviese las facultades de un Dios y cuando menos las luces, las virtudes de todos los
hombres. Bolívar convoco al congreso anfictiónico de panamá (1824). El congreso
inauguro sus sesiones el 22 de junio de 1826, con la presencia de representantes de
México, Guatemala, Panamá, Colombia y Perú. El propio Bolívar también advirtió,
sobre los propósitos expansionistas de EEUU, advirtiendo en el final de su vida sobre
las consecuencias del divisionismo en el continente.
Es una verdad evidente decir que toda nación, ya sea de América o de otra
parte que desee mantener la libertad y su independencia, está en condiciones de
comprender que el derecho a tal independencia no puede separarse de la responsabilidad
de hacer un buen uso de ella (Corolario del senador Henry Cabot Lodge).
La enmienda PLATT (mayo de 1903) con relación a la isla de cuba, establecía
que “el gobierno de cuba consciente que los EEUU puedan ejercer el derecho de
intervenir para la preservación de la independencia cubana y el mantenimiento de un
gobierno adecuado a la protección de la vida, la propiedad y la libertad individual y
para cumplir las obligaciones que con respecto a cuba, han sido impuestos a los
EE.UU”.
Hasta 1972, los estados unidos de Norteamérica habían llevado adelante más
de cincuenta intervenciones en el territorio de países latinoamericanos, en aplicación de
esta teoría del “destino manifiesto”.
Argentina sufrió cinco agresiones, en 1828 una balandra Norteamérica
procedió a la detención del buque “federal” en la isla de San Bartolomé, cerca de puerto
8
ALBERDI, Juan B. Bases. Cap. XIV.
9
La doctrina de James Monroe (Mensaje del presidente de los EE.UU al congreso del 02-12-1823). Los
gobiernos que han declarado y mantenido su independencia que hemos reconocido y apoyado en
grandes consideraciones y justos principios, veríamos cualquier intervención con el propósito en
oprimirlos o disponer en cualquier otra forma de sus destinos, por cualquier potencia Europa, como la
señal de una disposición no amistosa hacia los Estados Unidos. Esta doctrina no fue aplicada ante la
ocupación por parte de Inglaterra de las islas Malvinas (1833), ni frente al bloqueo francés (1838)y
francés e inglés (1845) del rio de la plata; ni frente al bombardeo por España de los puertos del callao y
Valparaíso (1865).
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los hábitos de obediencia, intolerancia miserable en religión y en política que revela el
terror de la no posesión del poder, porque estar con el poder es ser todo, y no estar en el
poder o con el poder, o con el partido del poder, es sentirse desamparados del cielo y la
tierra, el día en que todo hombre, sin contar con nadie se crea y se sienta iglesia, partido
y poder, ese será el día de la libertad.
Mariano Moreno (1778-1810), en la fundamentación del plan de operación que
debía poner en práctica el gobierno provisional de las provincias Unidas del Rio de la
Plata (1810) expresa: “la moderación fuera de tiempo no es cordura, ni es una verdad,
al contrario, es una debilidad cuando se adopta un sistema que sus circunstancias no lo
requieren, jamás, en ningún tiempo de revolución se vio adoptar por los gobernantes la
moderación ni la tolerancia. Los cimientos de una nueva república nunca se han
cimentado sino en el rigor y el castigo, mezclado con la sangre derramada de todos
aquellos miembros que pudieran impedir sus progresos…y cuando la Constitución del
Estado afiance a todos el goce legítimo de los derechos de la verdadera libertad, en
practica y fuerte posesión, sin consentir abusos, entonces revolvería el Estado
Americano el verdadero y grande problema del contrato social”.
El problema de las alternativas revolucionarias o institucionales para resolver
la injusticia social es arduo y complejo.
Los ejes básicos que emergen del proceso histórico de la América Latina
independiente hasta nuestros días, nos permiten reflexionar sobre la profundidad y
constancia de muchos de los conflictos sociales y políticos que el continente aún hoy
continúa enfrentando.
Ahondar en el análisis de estas, son cuestiones que atañen directamente a la
disciplina Derechos Humanos.
10
WLASIC, Juan C. Manual Crítico de Derechos Humanos. La Ley. 2006. Bs. As. Pág. 133.
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23.492 conocida como ley de “PUNTO FINAL”. La misma establecía un término de
caducidad de sesenta días corridos a partir de la publicación, vencido el cual ninguna
nueva citación a indagatoria podía ser formulada, salvo que el imputado se hallara
prófugo o hubiera sido declarado rebelde. Asimismo excluía su aplicación con respecto
a los casos de apropiación de menores y de sustitución de identidad de los mismos. A
pesar de ello, la ley 23.492 no pudo poner fin a los procesos en cursos o reducirlos,
como era su pretensión a un mínimo de procesados, porque el Poder Judicial era
consciente de que si asumía pasivamente el desafío que le imponía la ley referida iba a
ser en última instancia el responsable político de la impunidad.
En la semana santa de 1987 se produce la sublevación “carapintada”
encabezada por el Teniente Coronel Aldo Rico que se acuartela en Campo de Mayo.
Finalmente Alfonsín debió ir a negociar personalmente con los amotinados el
día domingo. Como resultado de dicha negociación, los amotinados (calificados por el
presidente en su discurso final como “Héroes de Malvinas”) depusieron sus armas y el
gobierno se comprometió en dar una solución política al tema de las citaciones del
personal militar subalterno. La negativa a reprimir el alzamiento por parte de las
Fuerzas Armadas dejo de manifiesto el acuerdo tácito de toda la fuerza con el reclamo
de los amotinados.
Poco tiempo después, el congreso de la nación sanciona la Ley 23.521
conocida como de “Obediencia debida” estableciendo una presunción de derecho en
beneficio del personal militar, desde el grado de coronel en el ejército y sus
equivalentes en las restantes fuerzas por los hechos acaecidos entre 1976 y 1983, que
hubieran actuado obedeciendo órdenes sin posibilidad de proceder al examen de
oportunidad y legitimación de las mismas.
La ley 23.521 establecía algunas excepciones a su aplicación, como la
referente a la apropiación y sustitución de identidad de menores acaecidos durante el
referido periodo. Dicha norma fue por mayoría, declarada constitucional por la Corte
Suprema de Justicia de la nación. En su voto los Dres. Caballero y Belluscio por su
parte y los Dres. Petracci y Bacque, señalando que en el derecho penal tan solo pueden
aplicarse leyes con efecto retroactivo en la medida en que estas sean de carácter general
y esta no lo era. El Dr. Petracchi entendía que la norma resultaba constitucional, en la
medida en que se la interpretara como una amnistía. El Dr. Bacque sostenía que no era
una amnistía, ya que no produce extinción del delito y de la pena.
El argumento político utilizado para defender su legitimidad se basaba en los
discursos del Dr. Alfonsín de la campaña electoral de 1983, donde expresaba que había
tres niveles de responsabilidad: (i) quienes dieron las órdenes, (ii) quienes las
obedecieron y (iii) quienes se excedieron en su cumplimiento. Este criterio en nada se
contraponía con la eximente de responsabilidad de obediencia debida ya existente en el
código penal que la admitía, siempre y cuando el imputado probara la existencia misma
de la orden, con lo cual se podía saber quién dio la misma y quien la obedeció, como
asimismo verificar quien se excedió.
En realidad el problema central del instituto existente, radicaba en la prueba de
la orden, ya que existía un pacto de silencio en las Fuerzas Armadas sobre dichos
acontecimientos, que la referida ley legítimo. No habiéndose probado nunca, en las
diferentes causas, una orden concreta con relación a un caso determinado.
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LOS INDULTOS.
Era conocido, desde antes, la posición favorable del Peronismo, como de la
derecha política, a una amplia amnistía con relación a los delitos cometidos durante los
años 1976-1983, en el marco del terrorismo de Estado. Dicho propósito se concretó,
con el Decreto N° 1002/89, de indulto presidencial a los aun procesados en dichas
causas, cuyo efecto procesal fue clausurar las mismas ante la imposibilidad material de
someter a algún presunto responsable a juicio.
Se sostenía que siendo el indulto una atribución presidencial de perdón de la
pena y sus efectos, exigía la existencia de una condena previa lo que en el caso no
existía además de afectar la presunción de inocencia del procesado y un ataque al
principio republicano de gobierno, con efecto de paralizar el proceso judicial e impedir
el efectivo ejercicio del derecho de acceso pleno a la jurisdicción resultando por ende
inconstitucional.
La cámara federal de apelaciones de Bahía Blanca declaro su
inconstitucionalidad y la corte suprema de justicia de la nación su constitucionalidad.
13
Cabe señalar que por aplicación de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (arts. 1.1, 2, 8 y 25) vigente en la Argentina a partir de su ratificación en
septiembre de 1984 y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso contencioso “Barrios Altos”, la amnistía, el perdón, la prescripción,
etc., que impidan el efectivo y pleno acceso y ejercicio del derecho a la jurisdicción,
son considerados inconstitucionales.
Los referidos indultos incluían también como beneficiarios a miembros de las
organizaciones armadas sometidas a proceso. La CSJN sostuvo que el indulto es una
potestad discrecional del titular del PEN de carácter irrenunciable.
El presidente de la república indultó a los integrantes de las tres primeras
juntas militares condenados por Cámara de Apelaciones en los Criminal y Correccional
Federal de la Capital Federal en la causa número 13.
Este proceso estuvo jalado por instrucciones a los fiscales para que no se
planteara la inconstitucionalidad del indulto a procesados, bajo amenaza de remover a
los fiscales que no acataban tales instrucciones o bien mediante limitaciones a las
facultades de los particulares damnificados en el ámbito del código de justicia militar, a
fin de invalidar sus planteos de inconstitucionalidad.
Agotados los recursos internos desde distintos puntos del país, se recurrió
mediante el procedimiento de denuncia individual ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos. La misma mediante informe definitivo N° 28/92 el 2-10-1992
concluyo que las leyes 23.492, 23.521 y el decreto 1002/89 son incompatibles con el
artículo XVIII de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y con
los arts. 1, 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos al impedir el
ejercicio de las garantías judiciales consagradas en el art 8.1 de la convención, al
vulnerar el derecho a la protección judicial (art 25 CADH).
15
02-2000. En dicho acuerdo el gobierno Argentino acepta y garantiza el derecho a la
verdad que consiste en el agotamiento de todos los medios para alcanzar el
establecimiento acerca de lo sucedido con las personas desaparecidas. La Argentina
sume una obligación de medios y no de resultado, que se mantiene en tanto no se
alcancen los resultados, en forma imprescriptible.
En dicho contexto legal, se iniciaron y prosiguieron los denominados juicios
por la verdad, en distintos puntos del país, a cargo de órganos jurisdiccionales diversos
atento la inexistencia de una ley específica, y aplicando normas procesales diversas:
código de justicia militar, actual código procesal penal de la nación o el vigente al
momento de los hechos, en lo pertinente, habiendo fijado la Cámara Nacional de
Casación Penal el criterio de aplicar el Código Procesal Penal de la Nación vigente (ley
23.984) a este tipo de juicios, pero fijando criterios restrictivos vinculados con la
posibilidad de citación de testigos.
Este proceso evoluciona hacia la declaración judicial de invalidez e
inconstitucionalidad de las leyes 23.492 y 23.521 en la causa “Del cerro J.A” (09-11-
2001), donde se amerita el carácter de delito de lesa humanidad de la desaparición
forzada de personas, el criterio de supremacía de los tratados sobre la ley a partir del
precedente “Ekmekdjian c/ Sofovich” y la reforma constitucional de 1994 (artículo 75
inc 22), la obligación por parte del Estado de representar y garantizar los derechos
humanos, conforme los términos en que los tratados de derechos humanos
constitucionalmente jerarquizados lo imponen y el obstáculos que para su cumplimiento
representan las leyes 23.492 y 23.521, el congreso de la Nación mediante ley 24.952
(1998) que derogo las leyes 23.492 y 23.521 y posteriormente mediante la ley 25.779
(2003) que declara a las mismas insanablemente nulas y sin efecto jurídico alguna.
Actualmente se encuentra vigente la ley 25.779 que declaro la nulidad absoluta
e insanable de las leyes 23.492 y 23.521, como asimismo la doctrina de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación que avaló la continuidad de este tipo de juicios y la
competencia de tribunales que inicialmente intervino en la causa por aplicación de los
principios de progresividad y preclusión, por hallarse firme la cuestión de competencia.
Ello permitió a los tribunales inferiores que abrieran investigaciones de casos
de personas desaparecidas producidas en dicho periodo. (CNcrim y Correcc. Federal de
Capital Federal.-causa 16.071-“Astiz Alfredo s/nulidad”-04-05-200 reg. (CCfed. Sala
II-causa n 16.596-“Iturriaga Neuman Jorge 04-10-200) (CCC:fed. Sala I- Acosta).
La jurisprudencia sostuvo el carácter de imprescriptible, por construir delitos
de Lesa Humanidad, interpretando el art 18 de la CN conforme los términos del art 118,
del mismo cuerpo legal, aplicando el criterio de interpretación integrativa de la
constitución establecido por la Corte Suprema desde antiguo (CSJN-Calvete-fallos-1-
300) y rescatando el antecedente del máximo tribunal federal en el caso Priebke (02-11-
1995), donde afirma el carácter imprescriptible del delito de genocidio por aplicación
de los artículos 75 inc 22 y 118 de la Constitución Nacional, donde sostiene que “la
clasificación de los delitos contra la humanidad no depende de la voluntad de los
estados requirentes o requeridos en el proceso de extradición sino de los principios del
ius cogens del derecho internacional”.
Con motivo de la sanción de la Ley 25.779, se reanudo la tramitación de las
causas judiciales, cuya prosecución se vio impedida como consecuencia de la sanción
de las leyes ahora nulificadas.
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tampoco ser objeto de indulto. Que los delitos cometidos constituyen delitos de lesa
Humanidad. Que a los fines de la procedencia de la Cosa juzgada en sentido material, se
exige la existencia de un trámite anterior contradictorio de carácter regular y con
efectivo ejercicio del derecho de defensa en juicio y del debido proceso. Que frente a
graves violaciones de los Derechos Humanos, la revisión de las sentencias es
constitucional aun tratándose de absoluciones. Que tal criterio se compadece con lo
dispuesto en el art 20.3 de la Convención de Roma de 1998 (aprobada por ley 25.390).
Que debe haber existido para su procedencia, una persecución penal o riesgo de
condena, límite o excepción ésta a la aplicación de la figura de carácter normativo. Que
la jurisprudencia de la Corte Federal de los EEUU señala que dicho riesgo de condena
se da en los juicios por jurado, a partir del juramento de estos y en los que no lo son, a
partir del juramento del primer testigo, criterios que la doctrina unifica en la existencia
de acusación. Que en el caso del Código de Justicia Militar, ello se cumple cuando se
produce la acusación reglada por el art. 361. Que a tenor de no existir dicho acto con
relación a los apelantes, la excepción de cosa juzgada y del “Non bis in ídem” no se
configura en el caso.
La Cámara Federal de Apelaciones de San Martin se pronunció a favor de su
constitucionalidad. El indulto es una potestad presidencial, de carácter político e
individual, de ejercicio discrecional dentro de los límites constitucionales, aplicado a
procesados, irrevisable a tenor de estar ante una decisión judicial firme, una situación
consolidada, siendo la cosa juzgada y la estabilidad de las decisiones institutos con
amparo constitucional, avalado por la CSJN, que por lo tanto se está ante un derecho
adquirido, que lo contrario representaría una especie de “Reformation in pejus”. Con
relación a la constitucionalidad de la ley 25.779, respecto a las facultades de nulidificar
con carácter absoluto e insanable una ley anterior por parte del Congreso, la misma
surge, inicialmente, de las facultades implícitas contenidas en el art. 75 inc. 32 de la
C.N., en el carácter esencialmente legislativo de la obligación de adecuación del
derecho interno, a los términos de la Convención Americana (art. 2 CADH) y
finalmente a que, conforme la jurisprudencia de la Corte I.D.H, vigente al momento de
tal adecuación, las leyes de autoamnistía, o similares, que impiden el juzgamiento de
graves violaciones a los derechos humanos, son sin valor jurídico alguno.
“No parece razonable que sus eventuales autores pudieran suponer
válidamente que poseían un derecho adquirido a las soluciones parciales y temporales
que limitaron su juzgamiento. Asumida la obligación derivada del artículo 118 de la
Constitución Nacional, no solo antes de sus nacionales, sino frente a la comunidad
internacional, de juzgamiento de los delitos contra el derecho de gentes, como
categoría de ilícitos de persecución obligatoria”.
Esta irrazonable expectativa de impunidad, no sólo está abonada por la
naturaleza de los delitos, sino también, por la forma en que efectivamente concluyo, en
su momento, el control de legitimidad de las leyes 23.492 y 23.521 y el Decreto
1002/89.
“El art. 31.1 de la Convención de Viena, si un Estado Parte suscribe y ratifica
un tratado internacional, especialmente si se trata de derechos humanos, como es el
caso de la Convención Americana, tiene la obligación de realizar sus mejores esfuerzos
para aplicar las recomendaciones de un órgano de protección como la comisión
interamericana”.
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