Lectura - Semana 2

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Fuente: Martínez, C. (2014). Tema 6: La medida en educación y Ciencias Sociales.

En Técnicas e
instrumentos de recogida y análisis de datos (pp. 145-167). Madrid: Universidad Nacional de
Educación a Distancia.

Tema 6: La medida en educación y Ciencias Sociales

6.1. El concepto de medida

En el ámbito de la Educación y las Ciencias Sociales la medición es el establecimiento de


correspondencias que se atribuye entre números y propiedades de los objetos o hechos como las
actitudes, los valores, los intereses, las aptitudes, que constituyen su campo de interés y estudio. Se
entiende por medir la asignación de símbolos numéricos a alguna magnitud, atributo,
acontecimientos o hechos.

La Pedagogía como ciencia requiere que los procedimientos seguidos para la construcción de
conocimiento científico sobre la educación sean sistemáticos y demostrables sirviéndose de un
método. Dentro del enfoque de investigación empírica, desde la perspectiva positivista, es
fundamental la medición objetiva de los fenómenos estudiados para que sea posible la
comprobación de los resultados de nuestros estudios o investigaciones.

La medición de una propiedad lleva consigo una asignación de números a objetos como una forma
de representación de esa propiedad. El proceso comprende un sistema formal y un sistema lógico.
El sistema de números reales (símbolos) deberá corresponderse con un sistema empírico
considerado como el conjunto de particularidades de la propiedad. Para poder establecer esa
correspondencia entre un sistema conceptual y un sistema cifrado, es decir entre unas propiedades
y unos números, y poder realizar por tanto medidas válidas, ambos sistemas —el de cifras y el de
conceptos— deben ser isomórficos, las estructuras de ambos sistemas deben ser internamente
semejantes.

Medir significa comparar una magnitud con otra de su misma especie, que se considera como
unidad, con el fin de conocer su magnitud, extensión o cantidad. La medición se define como la
asignación de numerales a objetos o hechos de acuerdo con reglas. Como podemos comprender,
esta definición muestra ya las dificultades que el término medir tienen en el ámbito de las ciencias
humanas para abarcar en su justa extensión aspectos como por ejemplo las habilidades cognitivas.

Bunge describe el acto de la medición del siguiente modo: «Cuantificar una propiedad de un sistema
concreto es proyectar el con junto de grados de la propiedad... sobre un conjunto de números; la
serie de números se caracteriza por presentarse en un orden determinado y con una distancia
cuantitativa que varía según el tipo de número; este hecho debe compararse con los objetos, hechos
o propiedades que se desean medir y comprobar hasta qué punto se da el isomorfismo a que
aludimos. La información que nos den los números así asignados será el referente a tales
propiedades en el sistema de los objetos y no en el de los números. (1976:787, en Pérez Juste, 1984:
134).

En las Ciencias Sociales las unidades de medida suelen ser sujetos o grupos humanos, cuya variación
resulta más imprevisible que los objetos de medida sobre los que operan las ciencias físico-
matemáticas. Como consecuencia de esto hay una cierta imprecisión entre las leyes que nos
permitirían fijar como constantes los factores que intervienen en la medición de una variable
relacionada con otra. Las medidas en ciencias sociales suelen ser más imprecisas que en las ciencias
físico-matemáticas, lo cual no significa que en éstas otras ciencias sean exactas, son sólo menos
imprecisas. (González Blanco, 1986: 277).

Las reflexiones teóricas sobre nuestros objetos de estudio en las ciencias humanas, pueden y deben
ser contrastadas con la realidad concreta, y no sólo con el objetivo de acumular información y datos,
sino con el objetivo de actuar sobre la realidad y contrastar hipótesis con la ayuda de las
metodologías que utilizan las demás ciencias incluidas las físico matemáticas. Y para ello, las
mediciones nos permiten ir más allá de la mera descripción de los fenómenos observables; nos
permiten concretar las observaciones, comprobar la interrelación entre distintos fenómenos
sociales. El proceso de la medición, y los resultados que por su medio obtenemos, nos permiten
revisar los conceptos, las hipótesis y teorías contempladas en los trabajos en las ciencias humanas.
Por todo ello, el medir en educación y en ciencias sociales es una parte sustantiva del quehacer en
estas ciencias humanas.

6.2. Elementos a considerar en la medición

La medición es una tarea compleja. Antes de pasar al acto concreto de la medición es necesario
delimitar aquello que ha de ser medido, definir la regla de medida, e incluso construir el instrumento
para la medida o recogida de la información. Posterior a todo esto, cuando se está realizando la
medida en la situación concreta que tratamos estudiar, pueden surgir circunstancias que interfieren
en la medición y confunden la propia medición. Una vez que se ha recogido la información mediante
los instrumentos de medida, el proceso no ha terminado puesto que tenemos que realizar los
tratamientos estadísticos y el análisis de los datos, la interpretación y valoración de los mismos, y la
deducción de conclusiones y recomendaciones de aplicación derivadas del estudio. Si todos estos
elementos no se integran de forma coherente y sin contradicciones e incompatibilidades, el
esfuerzo habrá sido eficaz, de otro modo las posibles conclusiones que aporte el estudio no serán
provechosas, sino todo lo contrario, habrá supuesto una pérdida de tiempo y esfuerzo.

6.2.1. El objeto a medir

Lo que pretendemos medir puede encerrar en sí mismo una enorme complejidad. Por ejemplo, si
pretendemos conocer las relaciones entre el fracaso escolar y la implicación de los padres en la
actividad escolar de sus hijos, a simple vista podemos apreciar la gran cantidad de variables que
intervienen en este enunciado. Podríamos tratar de enumerar algunas de las cuestiones a tener en
cuenta para su medición, y podríamos mencionar las siguientes: 1. Características de las relaciones
entre padres e hijos: a) estilo afectivo de la relación, b) tiempo que dedica el padre a hablar con su
hijo, c) tiempo que dedica la madre a hablar con su hijo. d) tiempo dedicado por el estudiante a la
realización de tareas escolares en casa, e) frecuencia del seguimiento del progreso escolar del
estudiante por parte del padre y de la madre, f) características del seguimiento del aprendizaje de
los alumnos por parte de sus padres. Y podríamos hablar de la relación entre padres e hijos en torno
al estilo de diversión de sus hijos, actividades que realizan en su tiempo libre, amistades de los
hijos... Como podemos ver hay diversidad de variables, tales como las habilidades relacionales entre
padres e hijos, con el interés de los padres en las actividades de aprendizaje de sus hijos, con las
actividades recreativas de los hijos, con el seguimiento de la actividad escolar en el centro educativo,
el conocimiento de las capacidades de su hijo, de sus intereses.
6.2.2. La elaboración del instrumento de medida

La dificultad de la medición se refiere a la dificultad de definir los elementos que subyacen en las
construcciones teóricas que queremos estudiar, por lo que previamente a cualquier medición
deberemos informarnos acerca de las características de aquello que queremos medir. La
complejidad de las construcciones teóricas como la personalidad, los intereses, las relaciones
interpersonales, hace de la medida en Educación y en Ciencias Sociales, una tarea no exenta de
complejidad que se debe abordar con rigurosidad, por que de lo contrario nuestros estudios
aportarían poco para el conocimiento y la mejora de las situaciones humanas.

La elaboración de un instrumento para la recogida de información sobre una determinada


construcción teórica, exige una fundamentación teórica sobre aquello que queremos medir, y una
construcción de instrumento contrastado con la opinión de expertos y con la plausibilidad de que
pueda ser aplicable realmente para la recogida de información pre tendida, comprobable mediante
su aplicación y su valoración posterior para constatar su constancia, o fiabilidad, y precisión, o
validez, en lo que pretende medir.

6.2.3. El acto de la medición

El acto de la medición supone la aplicación del instrumento de recogida de datos en la situación y


objeto que queremos medir, y este hecho se encuentra afectado por:

• Las habilidades de la persona que aplica el instrumento para crear un clima favorable para la
aplicación del mismo y lograr la colaboración de los sujetos en la recogida de información.
• Las circunstancias espacio-temporales en las que se produce la aplicación, procurando que
favorezcan la colaboración en la respuesta. Por ejemplo, se tratará de evitar aplicar el
instrumento en una situación de cansancio de los sujetos, lo que podría influir negativamente
en el modo como se responde; evitar condiciones ambientales de mucho frío, o calor, o poca
luminosidad, o ruidos, pueden también incidir negativamente en la recogida de información
sobre las variables que se pretenden medir.
• Las características del instrumento, tanto referidas a la calidad de su construcción, como a la
presentación formal, contribuirán a una recogida de información óptima.

6.2.4. El tratamiento de la información

La información recogida a través de los diferentes instrumentos construidos para tal fin es
transformada y codificada en números para su análisis de datos e interpretación de los resultados,
siempre vinculados al contexto para el que se han elaborado y en el que se han aplicado. La
estadística descriptiva permite estudiar la información bruta mediante su transformación en tablas,
gráficos, medidas de posición, de variabilidad o de asimetría, así como el estudio de relaciones entre
dos o más variables, nos aporta una primera aproximación a la interpretación del estudio del
constructo o construcciones teóricas en el grupo. La estadística inferencial nos va a permitir
proyectar los estudios realizados en un grupo a la población, siempre que cumpla determinados
supuestos.
6.3. Problemática de la medida en Educación y en Ciencias Sociales

Cualquier estudio, o trabajo de investigación, suele comenzar por un fenómeno, un hecho social, o
educativo, o un problema, sobre el que recae nuestra atención y que queremos analizar para
conocer mejor y aportar mejoras. En un principio, nuestras observaciones las realizamos de un
modo vago sobre las unidades, situaciones, grupos o personas, en donde se presenta el objeto de
nuestro interés, tratando de identificar una serie de conceptos que en principio son genéricos, pero
que presentan una serie de características, propiedades, atributos, formas externas de
manifestación del comportamiento, y por lo tanto, observables.

El problema surge al tratar de pretender captar de un modo más preciso esa realidad observada y
transformar las observaciones en datos, a través de una medición de esa realidad. Pues bien, para
hacer medible dicha realidad es por lo que debemos concretar las unidades de observación, los
conceptos, y transformar las observaciones a valores numéricos, o a unidades de significado o
categorías a las que también se les puede asignar valores numéricos o ser representadas con
números. (González Blanco, 1986:278).

6.3.1. Del fenómeno a los conceptos, a las dimensiones o variables, a los indicadores y a los índices

Para llegar a las unidades de medición partimos del fenómeno objeto de nuestro interés, de su
concepto, y de éste a las dimensiones o variables, y de éstas a los indicadores, y de éstos a los
índices. El investigador actúa entre la realidad y la teoría, y va de uno a otro. Si parte de la
observación de la realidad y pretende resolver un problema, se acerca a la teoría para construir
hipótesis que necesitará probar recogiendo información de sus observaciones. Los conceptos son
abstracciones formadas por generalizaciones de casos particulares, por ejemplo, «dureza». Las
construcciones hipotéticas suponen una invención adaptada a un propósito científico, por ejemplo,
«rendimiento escolar». El término variable se refiere a las «construcciones hipotéticas» o
«propiedades» que estudian los investigadores como por ejemplo «autoestima», «atención», «clase
social», razonamiento numérico». La variable es una propiedad que adquiere distintos valores. La
variable es algo que varía.

Lo primero que hay que distinguir son las diferentes dimensiones del concepto; por ejemplo, si
queremos estudiar las competencias de un profesional, podemos analizarlas a partir de su: a)
formación inicial: titulación académica, b) formación complementaria; c) experiencia profesional,
en empresas nacionales e internacionales; d) capacidad para trabajar en equipo; e) capacidad para
comunicar resultados de proyectos; f) habilidades para las relaciones interpersonales, g) concepción
personal de su profesión; aficiones.

Al analizar y desagregar los atributos y dimensiones de los conceptos se gana en concreción y


favorece la precisión en la medición. A las dimensiones se las suele denominar con el término
variable, o factor, y nos proporcionan una aproximación al fenómeno que queremos estudiar. A
veces una determinada variable está integrada por otras variables que podemos llamar de segundo
orden o subvariables. Una característica de estas variables es que son mensurables, es decir, que al
contrastar la variable y sus indicadores con la realidad a la que nos queremos aproximar,
obtengamos una información que pueda ser medible. En el ejemplo de las «Competencias
profesionales» podemos obtener información de una persona, de entre el grupo al que le hemos
recogido información a partir de las dimensiones e indicadores señaladas:
• Tiene la titulación de:
— licenciado en Pedagogía,
— master en Recursos Humanos,
• Conocimiento de idiomas:
— dominio del Inglés,
— dominio del Francés,
• Habilidades profesionales especiales:
— habilidades para el trabajo en equipo,
• Experiencia profesional:
— experiencia de 2 años en una empresa nacional,
— experiencia de 6 meses en una empresa norteamericana,
• Aficiones:
— aficiones por los viajes,
— aficiones por los deportes de aventura.

De entre todas las personas entrevistadas podremos seleccionar para una empresa a la persona
cuyo perfil profesional se acerca más a las competencias requeridas para el puesto de trabajo que
se necesita cubrir.

La definición operativa del indicador es lo que nos permite recoger información transformable en
valores numéricos que nos va a permitir realizar operaciones de cálculo, estadísticas, para obtener
índices que nos van a permitir hacer nuevas operaciones para describir la realidad estudiada,
comprenderla, explicar e incluso predecir acontecimientos, siempre en términos probabilísticos,
nunca de certeza.

Gráficamente tendríamos:
Cuantas más dimensiones, o variables utilicemos para acercarnos al problema, mayor riqueza
conseguiremos, pero a su vez, también mayor dificultad tendremos en el análisis de la información.
Lo recomendable es llegar a un equilibrio entre la cantidad y la suficiencia y calidad con que el
concepto o problema de estudio está representado por las dimensiones y sus indicadores. La
contrastación del concepto y las dimensiones con la realidad, y la valoración de expertos y la
búsqueda de acuerdos y consenso en la adecuación de las dimensiones a los conceptos y sus indica
dores, serán indicios de adecuación de éstos al concepto y fenómeno que tratamos de estudiar.

Los fenómenos o hechos que nos ocupan se delimitan por conceptos. Los conceptos se concretan
en dimensiones o variables que se dividen en unidades más concretas y fácilmente observables,
identificables y que a su vez se desagregan en indicadores, que deben ser definidos operativa mente,
y que nos va a permitir operar con ellos para obtener los índices. La información recogida de la
realidad, mediante los indicadores nos sirven para describir los hechos que estudiamos, analizarlos,
ayudándonos a comprender el fenómeno, permitiéndonos relacionar los obtenidos índices con
otros, con el fin de explicar los fenómenos e incluso prever nuevos acontecimientos.

6.3.2. Las variables y sus clases

Denominamos con el término «variable» a las representaciones simbólicas de las dimensiones de


los conceptos o de los atributos de las unidades. El término variable también se aplica directamente
a los conceptos mismos sin ser descompuestos en dimensiones. Las dimensiones o variables, al
representar propiedades de las unidades observadas, nos permiten categorizar o atribuir valores a
dichas unidades, dependiendo de que esas dimensiones sean nominales, ordinales o de intervalo.
Las propiedades más sencillas que encontramos en las unidades consideradas son los aspectos
dicotómicos. Por ejemplo: la dimensión o variable sexo que da dividida en dos categorías: masculino,
femenino. La dimensión edad puede clasificar ordinalmente a los sujetos en intervalos de grupos de
edades, en tantas categorías como decidamos, o en dos en torno a un valor: mayor de, menor de; o
categorías: 1) menos de 20, 2) entre 21 y 35, 3) 36 y más. Y la dimensión calificación obtenida en
una prueba objetiva de informática también podemos dividirla en tantas categorías como que
ramos, al ser variables continuas, frente a la primera que era variable discreta.

Variables activas y variables atributivas: Las variables activas son las que se manipulan y son
llamadas también variables experimentales. Las variables que se miden son llamadas variables
atributivas.

Variables independientes y variables dependientes: La variable independiente es la supuesta causa


de la variable dependiente, que sería su efecto. La variable dependiente es aquella que se predice,
mientras que la variable independiente es aquella a partir de la cual se predice. La variable
dependiente no se manipula, es observada o medida para comprobar los efectos de la variable
independiente. Las variables independientes (V.I.) son aquellas que se introducen en una
investigación para tratar de comprobar su posible incidencia en otra que se denomina dependiente
(V.D.) y que se mide al final de un tiempo fijado para comprobar la posible influencia de la primera
sobre la segunda.

Variables continuas y variables categóricas: Las variables continuas reflejan un conjunto ordenado
de valores y son medidas mediante escalas de intervalo; si pueden adoptar infinitos valores
fraccionados, son variables continuas. Las variables medidas al nivel de intervalo y de razón son
variables continuas. Las variables medidas al nivel ordinal, que adoptan una gradación de menor a
mayor, o al revés, son variables igual mente discretas, dado que sus distancias no son equidistantes,
y por lo tanto no adaptan valores intermedios, sin embargo muestran una continuidad latente en la
variable, y a veces se las considera continuas. Las variables medidas al nivel nominal, mediante
categorías, son variables discretas, así, si nos referimos a un grupo de personas y las estudiamos de
acuerdo con su nacionalidad, las clasificamos en función de categorías (española, francesa, inglesa),
o podemos pretender estudiarlas en función de su nivel de estudios (primarios, secundarios,
superior).

Variables nominales, ordinales, de intervalo y de razón: Dependiendo de la escala que formen o


nivel de medición, o la manera de asignar códigos numéricos a las características que se observan
en las personas u objetos, las variables se clasifican en nominales, ordinales, de intervalo y de razón.
El nivel nominal es el más simple en cuanto a la asignación de números a las variables observadas,
permitiendo clasificar los individuos y objetos en clases o categorías descriptivas que deben ser
exhaustivas en sí mismas y excluyentes. El nivel ordinal además de clasificar ordena en función de
que posea en mayor o menor grado la característica que se pretende medir. El nivel de intervalo,
clasifica, ordena, y además especifica las distancias existentes entre las distintas categorías. El nivel
de razón o de proporción, incluye además, el 0 absoluto, lo que representa ausencia total de la
característica que se mide.
6.3.3. Los indicadores

Un indicador es aquello que da señal o cuenta de algo concretándolo. Se entiende por indicador la
medida estadística de un concepto o de la dimensión de un concepto o de una parte de aquélla,
basado en un análisis teórico previo e integrado en un sistema coherente de medidas semejantes
que sirva para describir aquello que estamos estudiando. Los indicadores nos permiten medir
conceptos, cuantificar dimensiones ideativas, convertirlas en utilizables a efectos de manipulación
estadística, compararlas con otras dimensiones y explicarlas.

Los indicadores son definiciones operacionales, componentes de un modelo, medidas de


fenómenos, expresiones numéricas o datos informativos de hechos sociales o concreciones
estadísticas. Cuando hablamos de indicadores nos estamos refiriendo a la utilización científica de
datos observables con un fin aplicado (González Blasco, 1994: 283).

Los indicadores deben contener dos características esenciales: estar relacionados con el concepto o
dimensión que pretenden representar, y ser expresión numérica, cuantitativa, de la dimensión que
reflejan. La selección de indicadores para cada dimensión debe ser tal que garantice su relación con
la variable estudiada. La adecuación de los indicadores a la variable viene determinada por estudios
de relación entre los indica dores y la variable, así como mediante la opinión de expertos que han
alcanzado pericia en la elaboración de indicadores y en los temas, dimensiones y variables que
estudiamos.

La agrupación de indicadores suele adoptar la forma de inventarios, cuestionarios, hojas de


observación, guión de entrevista. La concreción y operativización del concepto hacen posible su
medición y manipulación numérica, permitiendo analizarlo relacionarlo y compararlo con otras
dimensiones del mismo y de otros conceptos, lo que nos permitirá realizar explicaciones de las
realidades sociales que estudiamos.

6.3.4. Los índices

Un índice es una medida obtenida por la agrupación de varios indicadores. Los indicadores aportan
la información numérica que hace posible el cálculo de los índices. Los índices son los representantes
numéricos de una, varias o todas las dimensiones del concepto estudiado operativizado.

La construcción de índices plantea diversas cuestiones a las cuales, siguiendo a González Blasco
(1994: 291) se trata de responder del modo siguiente:

• ¿Podemos incluir en un mismo índice uno o varios indicadores que reaccionan de forma distinta
a los demás? La solución es considerar de forma diferente cada uno de los indicadores que
integran el índice, suponiendo que los indicadores tienen distinta «potencia relativa» y
compensando esa diferente potencia por medios de unos «pesos» adjudicados a cada uno de
los indica dores.
• Si una variable la dividimos en cuatro dimensiones, o factores, cada uno representado por dos
indicadores. Las correlaciones entre las respuestas a cada uno de los indicadores, ocho en total,
resultarán altas, y resultarán bajas las relaciones entre estos indicadores y los resultantes de
otros factores. Pero esto no siempre sucede al encontrarnos que un indicador es compartido
por dos o más factores. Las técnicas de análisis factorial nos permitirán detectar y reducir los
indicadores o ítems compartidos por varios factores.
• Si utilizamos como indicadores de varias dimensiones las respuestas que pueden obtenerse a
partir de los ítems, podemos preguntarnos ¿Cuántos ítems debemos utilizar? La respuesta es
que al construir índices relativos a conceptos educativos, psicológicos o sociológicos complejos
se elige un número de ítems relativamente limitado dentro del conjunto de ítems posibles
sugerido por el concepto y su representación literaria en forma de pregunta. Tales índices
poseen un rasgo fundamental: su correlación con variables exteriores suele mantenerse
sensiblemente estable, cualquiera que sea la muestra de ítems escogida. Este fenómeno, a
primera vista sorprendente, recibe el nombre de «intercambiabilidad de los índices».

Las características que debe reunir un índice son:

• Validez o exactitud: grado en que refleja lo que dice medir. Deberá ser único, tener límites
definidos de variabilidad, referirse sólo a los indicadores que los forman y reflejar las variaciones
que se den éstos, siempre que dichas variaciones sean significativas (estabilidad del índice).
• Potencia: o capacidad para aportar información sobre el concepto que mide, y su grado de
normalización que permite su comparabilidad.
• Reproducibilidad: o cualidad de representar el concepto que mide, pudiendo reconstruirse el
proceso a partir de la comprensión del propio índice.

Los índices son diversos y relacionados con las características de cada proyecto de investigación y
proceso de realización del mismo.

Por ejemplo, para elaborar un índice de satisfacción ante los cambios producidos en la organización
en un centro educativo, podemos formular las siguientes preguntas e indicar los distintos tipos de
respuesta:
6.4. Los niveles de medición: escalas nominal, ordinal, de intervalo y de razón

Con el término datos, queremos referirnos a un conjunto de informaciones expresadas de forma


numérica. Normalmente los datos se muestran mediante tablas de modo que una columna suele
representar los valores o puntuaciones directas obtenidas por un sujeto en una determinada
variable, entendiendo por variable una propiedad o característica que varía de un sujeto a otro. Los
valores de la variable pueden medirse, dependiendo de su naturaleza, con escalas de medición
diferentes, entre las que se encuentran la escala de medida nominal, la ordinal, la de intervalo y la
de razón.

6.4.1. Nivel de medida nominal

Al estudiar los objetos, las personas, o determinadas características, se pueden establecer


categorías nominales de dicha variable, y de ese modo situar a cada sujeto en una determinada
categoría de la variable entre varias y contar el número de casos que se asignan, o entran, pudiendo
operar estadísticamente con los valores que entran en cada categoría. Lo que nos interesa conocer
con este tipo de escala o nivel de medida es la pertenencia o no de lo estudiado a una determinada
categoría de las establecidas. Las diferentes categorías deben ser mutuamente excluyen tes, y en su
conjunto exhaustivas para los objetos considerados. La utilidad de estas categorizaciones nominales
de las variables es que permiten realizar relaciones, conexiones, asociaciones, entre distintas
categorías.

Como ejemplo veamos el referido al hecho de un profesor que observa el interés mostrado por sus
alumnos en una determinada tarea, mide dicho interés por diversas acciones expresadas mediante
10 indicadores o ítems, valorando cada uno de los ítems por una escala que va de ningún interés a
poco, medio, bastante y mucho, y que traducido a valores numéricos equivalen a 1, 2, 3,4 y 5. Tras
la suma de las puntuaciones señaladas en los ítems, se obtienen unos valores que van desde el
máximo posible de cada ítem, 5, (10 × 5 = 50), al mínimo 1 (10 × 1 = 10), que expresan el interés
observado por el profesor en sus alumnos hacia la tarea objeto de estudio. El conjunto total de la
suma de las valoraciones individuales vendría expresado en una columna de datos que ordenaría a
los sujetos en función de su mayor o menor interés en la tarea. El nivel o escala de medida ordinal
nos permite establecer relaciones entre los individuos del grupo, pudiendo decir que uno está por
delante de otro en una determinada variable, sin poder asegurar que nuestra valoración, basada en
una apreciación y observación subjetiva, haya establecido una ordenación precisa de los alumnos.
Las distancias entre un valor, su anterior y su siguiente no son equidistantes por lo que no se puede
realizar todo tipo de operaciones con estos valores numéricos, como por ejemplo, hallar la media
aritmética. Si se puede hallar la mediana. La variable, aunque discreta, muestra continuidad, por lo
que se la considera variable latente continua.

Si quisiéramos buscar el grado de relación entre dos variables que ha sido medidas con una escala
que alcanza el nivel ordinal, o una de ellas medida a escala o nivel ordinal y otra en escala de
intervalo, tendríamos que utilizar un coeficiente de correlación ordinal, por ejemplo el de Spearman.
La información inferencial que puede aportarnos se apoya en la utilización de pruebas estadísticas
para la prueba de significación de hipótesis que utilizan el nivel de medida ordinal, pudiendo
realizarse comparaciones entre grupos que reciben un tratamiento específico para desarrollar el
interés hacia determinada tarea con otros grupos que no reciben dicho tratamiento, y dependiendo
de que cumpla otros supuestos exigidos para la utilización de determinadas pruebas estadísticas
para el contraste de hipótesis, se utilizará una prueba estadística u otra como veremos en el tema
referido a los diseños de investigación experimental.

6.4.3. Niveles de medida de intervalo y de razón

El nivel de medida de intervalo viene medido por aquellas escalas que toman una unidad o valor
constante para medir la distancia o posiciones de los distintos objetos medidos con esa unidad. Por
ejemplo, el metro, y sus subdivisiones en centímetros. Si medimos la distancia que alcanza un grupo
de deportistas en saltos de longitud, la unidad de medida metro —y centímetros— nos permite
situar a todos los sujetos a lo largo de un continuo, siendo los intervalos representados por esa
unidad equidistantes. Por lo tanto, la escala de intervalo consiste en asignar un número a un sujeto
para indicar su posición exacta a lo largo de una esca la continua. Si queremos medir la estatura de
un grupo de alumnos podremos obtener tanta precisión como nos lo permita el instrumento de
medida: metros, centímetros y hasta milímetros, sabiendo que la distancia entre un intervalo y el
anterior, y entre ese mismo intervalo y el siguiente, es la misma pudiendo decir que un alumno es
más alto que otro con total precisión, indicando la distancia exacta entre ambos.

Los valores numéricos obtenidos por la medición de variables que permiten el nivel de medida de
intervalo hacen posible las operaciones aritméticas, permitiendo hallar medias aritméticas y
varianzas. De modo que si quisiéramos comprobar el grado de relación existente entre dos variables
medidas con una escala de intervalo, podremos utilizar el coeficiente de relación de Pearson.

La información inferencial que puede aportarnos se apoya en la utilización de pruebas estadísticas


para el contraste de hipótesis que utilizan el nivel de medida de intervalo, pudiendo realizarse
comparaciones entre grupos que reciben un tratamiento específico para mejorar su tiempo de
dedicación a la realización de una determinada tarea, o para mejorar el rendimiento de una
asignatura, por ejemplo Matemáticas, medida mediante un instrumento preciso, que asegure en la
medida de lo posible, la equidistancia entre una puntuación y otra. Dependiendo de que cumpla
otros supuestos exigidos para la utilización de determinadas pruebas estadísticas para el contraste
de hipótesis que se basan en la media aritmética y la varianza, podremos utilizar una u otra, tal como
veremos en el tema referido a los diseños de investigación experimental.
Si a una escala de intervalo le imponemos la condición de que tengan un punto de origen conocido,
estaremos trabajando con una escala de razón. La utilización de un origen y una unidad de medida
predeterminados, permiten hallar proporciones y comparaciones en forma de porcentajes.

6.5. Relación entre los indicadores, los niveles de medida, los estadísticos y las pruebas
estadísticas

Los valores obtenidos por un grupo de sujetos medidos en cualquiera de estas escalas: nominal o
categorial, ordinal, de intervalo y de razón, pueden presentarse en tablas en las que se muestren
todas las puntuaciones directas obtenidas, o pueden agruparse por frecuencias cuando un mismo
valor ha sido obtenido por varios sujetos; también pueden representarse gráficamente mediante un
histograma, diagrama circulares o cualquier otro modo. Estas representaciones gráficas muestran
visual mente la distribución de frecuencias de un grupo en una o varias variables. La escala de
medición utilizada determinará la elección de las pruebas estadísticas para el análisis de los datos.
De la coherencia en las operaciones realizadas mediante determinados estadísticos o índices y
pruebas estadísticas, y la escala de medida que caracteriza a cada indicador, como elemento
representante de la variable —concepto o constructo teórico—, que queremos medir, dependerá
la calidad de nuestro trabajo y la posibilidad de que podamos concluir y aportar alguna solución
sobre aquello que estudiamos.

Ya hemos mencionado que para conocer la media aritmética de una serie de datos requiere que
estos alcancen el nivel de medida de intervalo. La mediana exige al menos un nivel ordinal, y la moda
un nivel nominal. Por otro lado, el cálculo de la mediana con datos que alcanzan el nivel de intervalo
supone una pérdida de precisión, que la aporta la media. Así, a través de un indicador podremos
hallar índices con pruebas que exigen un nivel de medida de intervalo si los datos se han recogido
mediante escalas que consiguen el nivel de intervalo, o hallaremos índices que exigen un nivel de
medida ordinal, si no alcanza el nivel de intervalo. Dependiendo del nivel de medida alcanzado en
la variable, y de los supuestos de la muestra, podremos aplicar determinados estadísticos y pruebas
para realizar estudios grupales y de inferencia. Estos contenidos serán objeto de su estudio en la
Tercera Unidad de esta materia.

6.6. Ejercicios de autoevaluación

6.6.1. Conceptos fundamentales del tema.

1. Defina los siguientes conceptos: Medida, Variable, Indicador.

2. Notas definitorias de los distintos niveles de medida.

6.6.2. Cuestiones de síntesis.

3. Elabore una síntesis sobre los contenidos del tema.


6.6.3. Cuestiones sobre los contenidos del tema 4.

4. Clasifique las siguientes variables según su nivel de medición, y si son discretas o continuas:

6.8. Referencias bibliográficas

BUNGE, M. (1976). La investigación científica. Barcelona: Ariel.

GONZÁLEZ BLASCO, P. (1994). «Medir en Ciencias Sociales». En Manuel García Ferrando, Jesús
Ibáñez y Francisco Alvira (Comp.). El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de
investigación. Madrid: Alianza Universidad (2.a ed.).

PÉREZ JUSTE, R. (1984). Pedagogía Experimental I. Madrid: UNED.

SIERRA BRAVO, R. (1995). Técnicas de investigación social. Teoría y ejercicios. Madrid: Paraninfo
(10.a ed.).

TORGERSON, W. S. (1958). Theory and methods of scaling. New York: John Wiley and Sons.

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