Meditaciones Diarias 1
Meditaciones Diarias 1
Meditaciones Diarias 1
PRIMERA PARTE.
CONTIENE LIS CINCO SEMANAS DEL ADVIENTO Y LAS SEIS DESPUÉS
DE PASCUA , LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO V DE ALGUNOS
SANTOS QUE EN ELLAS SE CELEBRAN ,
PE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.
I .l .-.. 'I
MEDITACIONES DIARIAS
PRIMERA PARTE.
En que se ponen las meditaciones para los dim desde
el Adviento hasta la Septuagésima.
PROEMIO.
$. «.
El Espíritu Santo nos aconseja en las palabras
referidas, que preparemos nuestras almas antes de
entrar en la oracion , cuya sentencia entienden los
santos de dos maneras ; una es que nos prepare
mos á nosotros mismos , templandonos con el si
lencio, mortificacion y leccion espiritual , como se
templa el instrumento músico para cantar, porque
si uno entra destemplado y distraído en la oracion..
g
lleno de pensamientos inútiles y vanos, todo se le
irá en devaneos y distracciones, sin sacar fruto de
la oracion , y asi entienden esta preparacion san
Juan [Crfsóstomo, san Bernardo y otros muchos
santos. Otros entienden por esta preparacion la
leccion espiritual en que uno lee y previene los
puntos que ha de meditar , porque ponerse á lo
primero que se le ofreciere, ó estarse suspenso es
perando que Dios le envie la devocion llovida, co
mo el maná á los antiguos , fuera, [como dijimos,
tentar á Dios ; y esta inteligencia es la comun y
recibida en la práctica de todos, y conforme á ella
han escrito los santos tantos libros d'e meditacio
nes y oraciones, y cada dia salen de esta materia
para darla de oracion y meditacion á los fieles, á
fin de que se preparen antes de entrar en la ora
cion. Pero yo entiendo las palabras propuestas de
ambas preparaciones, asi del alma y el corazon,
que se templen antes de la oracion, como de la
meditacion y puntos que se han de meditar en ella,•
porque ambas cosas son necesarias, y la una sin la
otra poco ó ningun fruto darán, si uno no va bien
empleado con el silencio y recogimiento de sus
, sentidos, y habiendo despedido todos los pensa
mientos inútiles y de otras materias, como lo ha
cia san Bernardo , y no lleva preparada la de la
oracion, ni prevenidos los puntos que ha de medi
tar, va á manifiesto peligro de no sacar nada de
ella ; y si los lleva muy prevenidos, y entra dis
traido y lleno de la polvareda de los cuidados de
varias cosas, le impedirán de manera que no sa
que fruto de su oracion , por lo cual son necesa-
-lo
rias ambas cosas para esta preparacion que pide el
Espiritu Santo á los que oran : y asi como los que
se sientan á comer, es necesario que estén templa
dos y dispuestos con la salud conveniente, y jun
tamente que tengan preparados los manjares para
comer, porque ni estos sin la disposicion del cuer
po les aprovecharán, ni la buena disposicion -sin
los manjares les podrá sustentar; de la misma ma
nera conviene que se preparen los que han de sen
tarse á la mesa de la oracion con Dios : lo uno que
lleguen bien dispuestos, sin malos afectos de vi
cios ni cuidados esteriores ; y lo otro , que lleven
como partidos los manjares de las meditaciones y
materias de que han de tener oracion , y para esto
se escriben los de este libro, dando nuevos manja
res al alma para cada dia , por si quisiere variar
para escusar el fastidio que causa la continuacion
de uno mismo , ni por esto le obligamos á que deje
el que gustare, y el en que hallare mas devocion,
porque este libro es como una mesa abundante
con varios platos de viandas, de los cuales puede
echar mano conforme á su necesidad y devocion:
y porque muchos la tienen en seguir el orden que
guarda la Iglesia, acomodándose en eada tiempo á
lo que enseña y celebra, seguimos su disposicion,
disponiendo las meditaciones conforme á los Evan
gelios y festividades del tiempo.
i ni.
Y porque el arte de meditar y los documentos
necesarios son sabidos de todos y repartidos en
—11—
muchos libros, no los he querido poner aqui: poro
digo brevemente lo que nuestro padre san Ignacio
enseña en el libro de los Ejercicios , y es que toda
meditacion, de cualquiera matería que sea, contie
ne cinco puntos, que son : preludio , composicion
de lugar, peticion , meditacion y coloquio. Prelu
dio llamamos aquella primera entrada, ú ofreci
miento que uno hace de sí en la presencia de Dios,
que es la primera cosa que ha de hacer en la ora
cion avivando la fé, que enseña cómo está Dios por
su inmensidad en todo lugar, y está asi real y ver
daderamente á donde ora, y lé mira y oye, no so
lo lo que habla con la boca, sino lo que dice con
el corazon, y lo que piensa en su entendimiento,
á todo está presente, y lo conoce y entiende ; por
lo cual ha de entrar en su presencia con temor y
temblor y con todo respeto y reverencia , cual se
requiere para estar en el acatamiento de tan gran
Señor ; y lo primero que le ha de pedir es su licen
cia para hablarle , reconociéndose por polvo y ce
niza, y por indigno de estar en su presencia, como
lo hacia el patriarca Abraham cuando decia (1):
Hablaré al Señor, siendo polvo y ceniza. Duélase
mucho de haberle ofendido , haga el acto de con
tricion, y pídale muy de corazon el perdon de sus
pecados con verdadero propósito de la enmienda:
todo lo cual se ha de hacer muy brevemente.
Luego se sigue la composicion de lugar , que
es un medio para tener alli fija la imaginacion , y
que no se vaya vagueando á varias partes , y esta
(l) Gen. 18, v. 27.
—1S—
se hace mirando en el mismo lugar á donde está
orando aquello que quiere meditar : como si es de
las penas del infierno, el infierno ; y si de la Gloria,
la Gloria ; y si de la pasion de Cristo , aquel paso que
hubiere de meditar; y luego sigue la peticion, su
plicando á nuestro Señor que le dé aquel senti
miento que pretende, ó de temor, ó de amor, ó de
compasion, etc., conforme álo que hubiere de me
ditar, que debe ser siempre conforme á su necesi
dad, como la medicina correspondiente á la en
fermedad del enfermo. Hecho esto con la brevedad
posible, empieza la meditacion de los puntos que
lleva preparados, discurriendo con el entendimien
to y moviéndose con la voluntad, con afectos y
deseos santos de amar y servir á Dios, de los cua
les nacen los coloquios fervorosos del alma para
con Dios encendida en el fuego de su amor con
estas meditaciones , como testifica el profeta Da
vid (1) , que encendia su corazon en vivas llamas
de amor divino, meditando grandezas y las mer
cedes que recibia de su mano ; y aunque los maes
tros de la vida espiritual ponen comunmente estos
coloquios al fin de toda la meditacion, no es por
que se haya de esperar el fin de ella para hacerlos
(porque en cada punto de los que se meditan con
viene hacerlos cuando la voluntad se halla movi
da), sino porque sepan que, meditados los puntos
déla meditacion, se ha de hallar el alma movida
é inflamada en el amor de Dios, y que abrasada
de deseos los ha de ofrecer á su Divina Magestad;
(t) Psalm. 32,
— 13—
y porque, como enseña san Ignacio nuestro padre,
los coloquios han de ser conlorme al afecto de cada
uno, y á la mocion que sintiere en* su voluntad,
no se pueden señalar en las meditaciones, como
los puntos que se dan para meditar; porque aun
que regularmente de aquellas meditaciones broten
aquellos afectos ; pero como Dios obra en los al
mas diversamente , moviendo á unos á uno, y á
otros á otro conforme á su santa voluntad, los co
loquios han de ser conforme á la mocion que cada
cual sintiere en su corazon ; y por esto me absten
dré comunmente (aunque no siempre) en estas
meditaciones de poner coloquios , como los han
puesto otros, dejándose al afecto que Dios obrare
en los corazones de los que oran, para que cada
uno los haga conforme á la mocion interior que
sintiere en su alma ; y advierto loque tambien ad
vierte nuestro padre san Ignacio, que á donde un
alma hallare el jugo de la devocion y consuelo es
piritual, alli debe parar y gozar de aquel rocío ce
lestial que le comunica Dios, hasta que se satisfa
ga : asi como el hombre sediento en hallando la
vena del agua, bebe de su corriente hasta satisfa
cer su sed cumplidamente. Un tratado escribió san
Bernardo, que intituló Escala delos Claustrales y
del modo de orar, á donde pone con mucha dis
tincion la doctrina dicha, por lo cual me ha pareci
do conveniente ingerirla acroi, y es laque se sigue.
. Cuatro grados espirituales (1) tiene la escala
de los religiosos, por la cual suben de la tierra al
(1) Bern. Swl Cl. in prineip.
— 14 —
cielo: estos soa leccion y meditacion, oracion y
contemplación: la leccion busca la meditacion ; y
oracion pide la contemplacion ¡ gusta conforme á
lo que el Señor dice en el Evangelio : Buscad y
Iiaílareis , llamad y os abrirán ; buscad leyendo, la
hallareis meditando ; llamad orando, y os abrirán
contemplando : la leccion pone el manjar en la
boca , la meditacion le mastica y parte y desme
nuza en varios puntos ; la oracion halla el favor y
el gusto de lo que se medita, y la contemplacion
íe goza, y es como la misma dulzura que suavifica
y sustenta.
Lo dicho es de san Bernardo, el cual pasa lue
go á ¡confirmar con un ejemplo la práctica de su
doctrina , de la cual consta claramente la que he
mos dado arriba ; y cómo es necesario usar de la
leccion espiritual para la oracion mental, y llevar
preparado lo que se ha de meditar , y luego segun
la doctrina del santo valerse del discurso para la
oracion, discurriendo y meditando los puntos de
los misterios de que se tiene oracion, y usar tam
bien de los coloquios que san Bernardo llama ora
cion, pidiendo a nuestro Señor cada uno segun
su afecto ; y últimamente ha de parar en la con
templacion de lo meditado , gustando de la devo
cion que Dios le comunicare , y este es el fruto de
Ja meditacion y oracion.
Pero lo que mucho encargo es, que acabada la
meditacion vuelva los ojos á lo que ha prado, co
tilo los volvió Dios á cada obra de las que hizo en
la creacion del mundo , y mire con atencion qué
fruto saca de la oracion, qué propósitos de servir-
x.
—15—
|e ; porque esto es como recoger el grano de la
hera, f llevarlo á su trox para valerse1 de él y no
perderle; y advierto que este consejo no es solo
de los padres espirituales , sino del mismo Dios,
dado á santa Teresa de Jesus, á quien no solo or
denó que encomendase á la memoria las inspira
ciones y buenos deseos que le diese , sino que los
apuntase y escribiese para mayor firmeza; «por-
«que si escribes, le dijo, lo que te enseñan los
«hombres, con mas razon debes escribir lo que te
i enseño yo, y hace digna de tal Maestro ;» y que
es justo la tomemos todos, y la pongamos en eje
cucion. San Francisco Javier en unos avisos que
dió de esta matería, enseña que en el exámen de
la eonciencia mire cada uno y examine con dili
gencia si ha puesto en ejecucion los buenos pro
pósitos que nuestro Señor le comunicó en la ora
cion ; porque si los deja pasar en valde, se hará
indigno de nuevas mercedes, y no sembrará nuevo
grano aquel Divino Labrador en la tierra en que
perdió el primero, recelándose que no ha de fruc
tificar la semilla que siembra en ella.
MEDITACIÓN I.
Para el primer domingo de Adviento.
MEDITACIÓN II.
I*ara el primer lunes de Adviento.
MEDITACIÓN III.
l'ara el primer Martes de Adviento.
De la Muerte.
' Purrro primero. El Apóstol S. Pablo (1) testifi
ca, que asi como todos hemos de parecer en el
juicio, para dar cuenta de nuestras vidas, asi tam
bien está determinado que todos , sin esceptuar
alguno, pasemos primero por la muerte, que esta
es una verdad tan infalible, que aunque las otras
del juicio, infierno y gloria las sabemos por la Fé
Divina, que no puede padecer engaño , esta la sa
bemos por la fe, y por la experiencia que nos
muestra que todos somos mortales, y todos mori
mos, y cada dia nos vamos acercando á la muerte,
segun lo cual el primer punto que se ha de medi
tar en esta materia es la certidumbre de la muer
te, esta es infalible ; y tú que estás leyendo esta
escritura has de morir infaliblemente, y Dios está
mirando el tiempo y el lugar y la enfermedad
con que has de rematar la vida, sin que haya en
esto réplica, ni apelacion: piensa en esto, y mira
lo que te conviene hacer para el poco tiempo que
has de vivir, y luego da un paso mas adelante, y
medita que asi como es cierto que has de morir,
no sabes cuándo, y cómo morirás, porque no tie
nes dia, ni hora segura, y no la tienes, para que no
(1) Ad Hebr. 9.
— 30 — . .
te asegures en alguno, mas estés siempre velando
y apercibido, como dice Cristo. (1), para su venida,
la cual ordinariamente es cuando no la esperamos.
Considera cuanto te importa que te halle el Señor
apercibido, y pídele su gracia para no descuidarte
ya mas en negocio de tan grande monta.
Punto II. Considera lo que advierte San Pa
blo (2) , y es que no has de morir mas que una
vez, y si esta se yerra, no es posible remediarla:
si pierdes una pretension , puedes ganar otra en
ue la repares ; y si una accion te sale mal, pue-
des restaurarla en otra ; pero los yerros de la muer
te no tienen reparo, ni hay como soldarlos ó en
mendarlos : piensa por una parte cuanto importa el
morir bien, pues de la buena muerte depende la
vida eterna, y conforme te hallare Dios en aquel
trance has de quedar para siempre; y por otra
mira cuantos riesgos hav en' la muerte , y que los
muy santos, como san líilarion, despues de seten
ta años de soledad y penitencia, y San Arsenio
despues de cuarenta , temblaron al pasar aquel
puerto, y se hallaron alcanzados de cuenta , y que
si se yerra, no tiene remedio; y pues la buena
muerte depende de la buena vida , trázala de ma
nera en el acatamiento de Dios, que te dé firme es
peranza de alcanzar lo que deseas, y puedas enton
ces antes gozarte que temer.
Punto III. Considera qué cosa es morir, cómo
precede la enfermedad , que es como la batería
1) Matth. 2S.
2) Hebr. 9. 27.
- 31 - .
que va enflaqueciendo el muro para caer, las me
dicinas y dolores , las angustias y sobresaltos que
se padecen en aquel trance ; lue^o cómo poco á
poco se van dismmuyendo los' sentidos, los ojos se
quiebran , los oidos se entorpecen , el gusto se
pierde , el tacto falta , la memoria no recuerda,
el 'entendimiento se oscurece, y el corazon pa
dece mortales congojas , y todo el hombre tiem
bla y se enfria, y los miembros quedan yertos co
mo se llega su fin, y últimamente se desata el
alma del estrecho vínculo que ha tenido toda la
vida con el cuerpo , y queda exánime, frio y he
lado, y es desposeído de todo cuanto tenia en este
mundo, honras, riquezas, parientes, amigos, cria
dos y conocidos , y sale del mundo desnudo , co
mo entró en él : esto es' morir, y esto ha de pasar
por tí. "Contempla cuáft grande yerro es gastarlos
dias de tu vida en allegar. riquezas y honras ca
ducas y perecederas, que tan presto te han de de
jar, y te has de hallar sin ellas cuando masías ha-
bias menester • y pide al Señor gracia para buscar
las inmortales, y atesorar las eternas, que son las
verdaderas, y que nunca te han de dejar.
PUNTO IV. Considera lo que te ha de suceder
despues de la muerte: mirate á tí mismo difunto•
tan sin sentido como si fueras una piedra , que si
no te mueven, no puedes moverte ; cómo luego
tratan de enterrarte, y echarte fuera de tu propia
casa : mira cómo te amortajan con la vestidura mas
vieja y pobre que dejaste , y toda la hacienda la
reparten entre sí los parientes ; cómo te ponen so
bre un paño en el suelo, ó por grande honra en
— 32 —
uoa caja, que te cubren con "otro paño funesto y
dos ó" cuatro luces á los lados con un santo Cristo
en medio : aplica el oido á los responsos que te di
cen, y á los clamores que dan las campanas por tí;
mira luego cómo vienen los clérigos, y te llevan
á enterrar cantando letanías, y acabados los ofi
cios te lanzan en la sepultura en compañia de los
otros difuntos , y luego te cubren de tierra, y la
igualan con un pison de madera , ó con una losa
de muchas arrobas , y te dejan y se van á comer,
y á cenar, y á dormir, y á negociar , y tú te que
das allí en aquel lóbrego y estrecho aposento , y
poco á poco te van olvidando, como si no hubie
ras sido ; y dá un paso adelante, y vuelve á mirar
te de allí a ocho ó quince dias , y mira qué te has
hecho, y te hallarás tal, que no te atrevas á mi
rarte hirviendo de gusanos con un hedor intole
rable : esto eres, y en esto has de parar, y este es
el fundamento -de todas las torres de viento que
levantabas de tus estimaciones , y para este cuer
po apercibiste tantos regalos, y por él diste tantos
pasos: este es el fin y paradero de todos; estudia
en este libro , mirate en este espejo, y saca desen
gaño para conocer la verdad, y aespreciar cuanto
el mundo adora , y mira lo que quisieras haber he
cho entonces, y haz lo que quisieras haber hecho
cuando mueras.
— 33 —
MEDITACIÓN IV.
Para el miércoles primero de Adviento.
MEDITACIÓN V.
Para el jaeves primero de Adviento.
MEDITACION VI.
Para el viernes primero de Adviento.
De las penas del infierno.
PUNTO PRIMERO. Considera en el mismo lugar
en que te hallas una boca como de un pozo pro
fundo, que llega al centro de la tierra, á donde
está un calabozo oscuro, y como dice el santo
Job (1), tenebroso, cubierto de sombras de muer
te, de miseria y de tinieblas , á donde no hay or
den ni concierto, sino eterna confusion ; á donde
no se oye otra cosa sino confusa vocería de ator
mentadores y atormentados, llantos, .gemidos,
ahullidos, blasfemias y crugir de dientes, despe
chos y maldiciones contra Dios y sus santos ; y no
se siente sino cieno y hedor insoportable , fuego
que abrasa y no alumbra , ahogos y congojas into
lerables, sin esperanza de un rayo de luz ó una
respiracion de aire tan estrecho por la multitud de
los condenados, que no se pueden mover, ni ro
dear, sino que, como dice Isaías, del lado que ca
yere el leño ha de quedar para siempre : ahonda
en este profundo , contempla la pena que será es
tar en un lugar tan lleno de tormentos sin espe
ranza de salir de él, y cobra grande temor de la
justicia divina y de caer en tal abismo.
PUNTO II. Discurre por todos los sentidos y por
(1) Job. 10.
las potencias del alma y considera cómo -en el in
fierno cada uno tiene su propio y particular tor
mento : los ojos viendo cosas feísimas y espantosí
simas ; los oidos oyendo aquellos gemidos y ahulli-
dos y gritos lamentables y desordenados con in
decible confusion ; el olfatq con el hedor intolera
ble ; el gusto amargado con hiel de dragones ; el
tacto con todo género de dolores y tormentos; por
que como dice San Bernardo (1) , no hay acá en
fermedad, por penosa y esquisita que sea, que no
la padezca en el infierno cualquiera de los conde
nados ; y asi cada una de las partes y miembros
del cuerpo padecerá su particular tormento ; y lue
go la memoria , el entendimiento y la voluntad y
la imaginativa y todas las potencias del alma per
derán su -orden, y cada una padecerá su tormento;
y como el condenado será despojado de todos los
hábitos de las virtudes, y quedará sin fé, sin es
peranza y sin caridad, sitfprudencia. sin paciencia,
sin habilidad para cosa buena , en cada uno se
hallará una avenida de penas y tormentos ines-
plicable, sin tolerancia, ni consuelo ni alivio. Saca
de aqui la grandeza de aquellos tormentos , y si
no puedes sufrir una calentura ardiente por dos
horas, ó una chispa que acaso te cayó en la mano
por un momento , /cómo podrás sufrir tantos y tan
grandes tormentos juntos sin fin? Propon firmísi-
mamente de mortificar ahora tus sentidos, y en
trar por la senda estrecha de la penitencia para
que entonces no caigas en las penas del infierno.
(1) . Bevn, in notabil- docum.
— 43 —
Punto III. Considera otra pena comun á lodos
los condenados, que llaman los teólogos pena de
daño , y es la negacion -que tienen de ver y gozar
de Dios para siempre, porque sin duda es la mayor
de todas cuantas padecen ; y asi como el ver á Dios
es el mayor de todos los bienes , asi por el contra
rio el carecer de Dios es el mayor de todos los ma
les, y origen y raiz de cuanto padecen los conde
nados en el infierno. Santo era Tobías, y decia
con sentimiento (1) que no podia tener gozo al
guno en cosa dela tierra, porque no podia ver la
luz del cielo. ¡Cuánto mas privados estarán de te
ner gozo ni contento en cosa alguna , sino antes
duro tormento los que careceran de la vista de
Dios, sin esperanza de gozarle eternamente! ¡Oh
qué rabioso dolor les causará el gusano roedor de
su conciencia , dándoles " Dios noticia de lo que
perdieron, y viendo con cuan poco pudieron ga
narlo y escapar de tan terribles tormentos! ¡Ob
qué gemidos! ¡Oh qué gemidos! ¡Oh qué sollozos y
llantos darán , y tan temerosos pero sin fruto,
porque no les aprovechará nada! Aprende ahora á
llorar tus pecados, cuando tus lágrimas son fruc
tuosas y tus gemidos aceptables , y no esperes á
tiempo en que no han de aprovechar.
Punto IV. Considera que fuera de lo dicho
cada uno de los condenados padecerá su particular
tormento, conforme á los delitos que cometió, dis
poniendo la justicia divina que se le dé á cada
uno la pena á medida de su culpa : y asi los luju-
(1) Tob. 2.
—ti
nosos, amadores de deleites, tendrán su pena par
ticular por este pecado , y los soberbios la tendrán
de confusion y desprecio por el suyo, y los gloto
nes, como el rico avariento, de hambre y sed ra
biosa por su pecado ; y de la misma manera to
dos los demas ; pero todo lo sella la duracion de
estas penas, en que has de cargar el peso de .la
consideracion ; porque ellas son tales; que si se
dieran por un año, pareciera rigurosísimo castigo,
y si por diez intolerable , y si por ciento inso
portable, y si por mil imposible; pero no es el
plazo de ciento, ni de mil, ni de cienmil, sino por
una eternidad sin fin, ni plazo, ni término, ni es
peranza de acabarse ó disminuirse jamás ; y des
pues de millones de años han de empezar con el
mismo dolor y sentimiento que al principio, sin
término, ni refrigerio, ni diminucion , de suerte
que si de cien mil á cien mil años llorara un con
denado una lágrima en el cóncavo que hay entre
el cielo y la tierra, con ser un espacio tan dilata
do, y en llenándole, como llena el agua el seno
de la mar, se hubieran de acabar sus penas, les
fuera de refrigerio ; porque aunque agota el enten
dimiento pensar el tiempo que se habia de tardar,
al fin, al fin era limitado, y tenia fin ; pero sus pe
nas no le tendrán , y despues de lleno el espacio
señalado en el modo dicho, han de volver á empe
zar, sin esperanza de acabarse jamás, y despues
de millones de millones de siglos se han de hallar
tan al principio, como el primer dia qu eempeza-
ron á padecer. Cava en este pensamiento, y estien
de los ojos á este camino sin paradero y este mar
— 45 —
sin lindes, ni suelo, ni número , y mira por cuánto
no quisieras caer en él , y da mil gracias á Dios
nuestro Señor, porque mereciéndolo por tus peca
dos, no te ha lanzado en el infierno, sino que te
ha dado lugar de hacer penitencia , y hazla en
adelante tal, que merezcas gozar eternamente de
su santa gloria.
MEDITACIÓN VIL
Para el sábado primero de Adviento.
, MEDITACIÓN I.
I'arn el domingo segando de Adviento.
MEDITACION III.
Para el niárfes segundo de Adviento.
MEDITACION IV.
(1) Galat. I.
— 60 —
tan alto oficio como era ser Madre de Dios, deter
minando enriquecerla de todas las agracias, prer
rogativas, y virtudes que para tan alta dignidad
se requerían: de lo cual has de sacar una firme
confianza en la misericordia y providencia divina ,
de que te dará los ausilios y gracias que necesi'
tares para los puestos en que te pusiere, y para
las cosas que te mandare, y un grande aliento
para todo lo que fuere de su servicio, confiando
en su gracia, en la cual todo lo puedes, y sin la
cual nada.
MEDITACIÓN V.
Para el jueves de la segunda semana de
Adviento.
MEDITACIÓN VI.
I'ara el viernes <Ie la segunda semana de
Adviento.
MEDITACIÓN VIL
Para el sábado «le la segunda semana de
Adviento.
MEDITACIÓN I.
Para el tercer domingo de Adviento.
De la embajada que enviaron los principes de los sa-
cerdoles de Jerusalen á San Juan Bautista.
(Joann. 1. v. 20.)
Refiere el Evangelio , que movido el senado de
Jerusalen del crédito y opinion que habia alcan
zado San Juan por medio de su vida y predicacion,
le enviaron á preguntar si era el Mesías que espe
raban , y él respondió que no era el Mesías, ni
Elias, ni alguno de los profetas, sino la voz de
Dios que clamaba en el desierto, avisando á todos
que preparasen el camino para el Señor, como lo
habia profetizado Isaías.
PUNTO PRIMERO. Considera el crédito que dá la
virtud á los que la tienen, y la honra que acarrea
á los buenos, pues hasta sus mayores enemigos los
honran y estiman tanto por ella como el senado
de Jerusalen á San Juan, á quien por su grande
santidad tuvieron por Cristo y por Mesías que ha-
bia venido á redimir al mundo. Pondera cuán en
gañados andan los hombres en buscar las honras
—78 —
vanas del siglo por medios humanos , las cuales
son un poco de viento y se alcanzan con suma di
ficultad; y resuélvete firmísimamente á buscar la
verdadera honra que se alcanza por medio de la
virtud y santidad de vida , como la alcanzó San
Juan Bautista.
PUNTO II . Considera que el demonio envidioso de
la santidad de San Juan Bautista y del fruto que
hacia con su predicacion y enseñanza en las almas,
urdió y trazó esta maraña para derribarle por. vani
dad, ofreviéndole la mas alta dignidad que hubo en
el mundo ; y se puede creer, que si la admitiera, le
calumniaran de vano y mentiroso y soberbio, pues
se hacia Cristo y Mesías sin serlo ; porque los sa
cerdotes que le hablaron de parte del senado, co
mo doctos, sabian que San Juan era de la tribu de
Leví, y que Cristo habia de ser de la de Judá, y
asi no podia ser el Mesías : de lo cual debes sacar
una luz grande para conocer y huir las astucias y
lazos de Satanás, que siempre pretende tu ruina,
y tener por enemigas á las honras del mundo y á
las dignidades seculares que te ofreciere, conocien
do que son cebo del demonio , para hacerte caer
en el lazo de la soberbia y derribarte en el in
fierno.
PUNTO III. Considera la grande humildad de
San Juan, y cuán firme estuvo en la verdad , pues
con tantas veras y resolucion respondió que no era
Cristo, ni el Mesías, ni Elias, ni alguno delos pro
fetas, pudiendo con verdad decir que lo era en el
espiritu, en el sentido que Cristo lo dijo de él; an
tes se disminuyó , diciendo que era voz, y se hizo
lenguas en alabanzas del Salvador: á donde tienes
mucho que aprender y que imitar, asi en el des
precio de las honras, como en el de tí mismo,
aprendiendo á despreciarte á tí, y á honrar á to
dos, v hablar honorífica mente de ellos, como habló
San Juan de Cristo.
PUNTO IV. Pondera cuan brevemente se trocaron
estos embajadores, y se volvieron contra el Hau?
tista, reprendiéndole y denostándole porque bau
tizaba no siendo Cristo , en que declararon que vi
nieron mas movidos de envidia que de estimacion;
y conoce cuán poco hay que fiar de las honras
que ofrecen los hombres, que todas son engañosas,
falsas y tan breves, que apenas son cuando no son;
y pide á Dios gracia para despreciar el mundo y
buscar los bienes eternos y su santo servicio, eíi
que, como está dicho, consiste la honra verdadera
y la felicidad del alma, que nunca ha de tener fin,
MEDITACIÓN II.
Para el lunes de la tercera semana «lo Adviento.
(1) Genes. I, v. 4.
— Ti
la Sacratísima Virgen, la cual se halló bañada de
un gozo y dulzura inefable , que de esta suerte
paga Dios á quien se le ofrece de todo su corazon:
imita tú sus pisadas, y ofrécete en holocausto á
Dios de todo tu corazon, si quieres recibir sus do
nes y gracias de su mano poderosa.
MEDITACIÓN III.
Para el martes de la tercera semana de
Adviento.
MEDITACIÓN IV.
I*ara el miércoles de la semana tercera de
Adviento.
MEDITACIÓN IV.
Para el viernes de la tercera semana de
Adviento.
MEDITACIÓN I.
Para la cuarta Dominica de Adviento.
MEDITACIÓN III.
Para el martes de la euarta semana de
Adviento.
MEDITACIÓN IV.
l»ara el miércoles de la cuarta semana de
Adviento.
De la Expectacion del parto y deseos de nuestra
Señora.
PUMO PRIMERO. Lo primero considera los deseos
que tuvo la Santísima Virgen desde el primer ins
tante de su Concepcion, en que le fue acelerado el
uso de la razon, y prevenida con la gracia é ilus
traciones divinas de que viniese al mundo el de
seado de los siglos y el que habia de ser la salud
de las gentes ; los cuales deseos fueron siempre
continuándose y creciendo, al paso que iba cre
ciendo en caridad y santidad ; y al tiempo del par
to serian como un rio caudaloso cuando llega á
desembocaren el mar, y como. un grande fuego
que le han ido cebando continuamente, cuyas lla
mas llegan hasta el cielo , asi serian los encendi
dos deseos de la Beatísima Virgen María de ver,
tener, servir, adorar y reverenciar al Salvador del
mundo. Pondera que no le deseaba para sí sola,
sino para todo el orbe, como el santo Simeon para
la salud de Israel., y aprende de esta celestial
Maestra, cuáles han de ser tus deseos y los em
pleos de tu corazon, no en las cosas terrenas y
ransitorias, sino en las divinas y celestiales y en
el bien universal de tus hermanos.
PUNTO II. Considera cómo la Beatísima Virgen
— 101 —
juntó los deseos con oraciones, plegarias, gemidos
y santas obras, por todo lo cual mereció que Dios
abreviase los plazos, y viniese á remediar al mun
do, cumpliendo lo que dice por boca de David (1):
Por la misericordia de los necesitados y por el gemi
do del pobre me levantaré luego, dice el Señor: y asi
se levantó y vino por los gemidos y plegarias de
la Virgen. Pondera lo que reveló a santa Isabel
viuda, segun lo escribe san Buenaventura, que
gran parte de la noche y del dia gastaba en ora
cion y deseos de ver y conocer á la que habia de
ser tan dichosa que mereciese ser Madre del Sal
vador, abrasándose en vivas ansias de servirla co
mo su esclava, juzgando de sí vilísimamente, y te
niéndose por indigna de servirla, y pidiendo al Se
ñor le concediese esta gracia ; y por esta humildad
y estos deseos mereció ser escogida para Madre
del Salvador á quien tanto deseaba : de todo lo
cual has de sacar deseos de servir á Dios y á los
que le sirven, y fervor de espiritu para acompa
ñarlos con - santas obras, oraciones y mortificacio
nes, si deseas tener buen logro de ellos.
Punto HI. Considera la esperanza tan firme
que tuvo la Reina de los ángeles de alcanzar lo
que deseaba ; y aunque dice el Sábio (2) : Que la
esperanza que se dilata aflige al alma , no se afligia
nuestra Señora por dilatarse la suya , antes con
grande igualdad de ánimo y tranquilidad de su
espiritu esperaba en Dios que le habia de cumplir
. .-,):.. . '-..' '..-,:'. i ! -'..;. -i!.. . .
(1) Psalm. U.
(2) Prov. 3.
sos deseos, aumentando cada dia plegarias, gemi
dos, oraciones, penitencias y santas obras, con
firme esperanza de alcanzar lo que deseaba ; de
quien debes aprender á tener longanimidad en
tus deseos, y confianza en tus peticiones de alcan
zar lo que pides y deseas : confía en el Señor,
aunque se tarde, y verás buen logro de tus peü*
cienes,
PUNTO IV. Considera que acercándose el tiem
po del parto, se aumentarian los deseos de la San
tísima Virgen de ver y servir al deseado de las
gentes , asi como corre con suma velocidad la pie
dra, cuanto mas se acerca á su centro , y repetiria
aquellas palabras de los Cantares (1) : ¿Quién te
me dará, oh hermano mio, pendiente del pecho de mi
madre? Y que asi como del fuego suben llamas,
de la misma manera del fuego <fe loa deseos de la
Santísima Yirgen subían llamas de peticiones y
continuos gemidos y plegarias, pidiendo para el
mundo el Salvador ; y Dios le cumplió sus deseos,
como á Moisés su peticion, dándole en sus manos
el maná del cielo para salad de los hombres. Pon
dera en este punto, que asi como las flóres son
principio del fruto, asi los deseos son semilla de
las obras , y á quien Dios quiere hacer mercedes,
primero le da deseos de ellas , y cuanto mas cre
cen, es mayor indicio de que Dios abrevia los pla
zos para haceyle merced : mira no malogres los
deseos que te diere Dios , mas estímalos coma
prendas de sus misericordias y de las merced.es
(\] Gamt, &
— 108 —
que te quiere hacer : levanta el corazon á Dios, y
pídele constancia en tus deseos, espiritu y fervor
para ponerlos por, fibra y recibir en tu alma su di
vina visitacion.
MEDITACIÓN V.
Para el jueves dela cuarta «emana de Adviento.
MEDITACIÓN VL
Para el viernes de Ja cuarta semana de
Adviento.
MEDITACIÓN VII.
Para el «abado de la coarta semana de
Adviento.
U) Ad Hebr. \.
w S. Fulg. Sera• de san Esteban.
— 119—
riiuerte y martirio de san Esteban con el nacimien
to de Cristo , porque se honra el Redentor con la
pasion y victoría de sus mártires ; y como él nació
al mundo para gloria del mundo, renacen los san
tos en su muerte para Dios y para bien del mun
do : los pecadores al contrario mueren de todas
maneras, al cuerpo y al alma, á Dios y al mundo,
y salen de esta vida con lamentable miseria. Medi
ta despacio cuán presto pasó el martirió de san
Esteban, cuánto durará su gloria, cuán breves fue
ron sus penas y cuán eternas sus glorias, y la co
rona con que há tantos siglos que reina y triunfa
en el cielo; y al contrario, cuán presto pasó la fe
licidad de los malos, y cuánto dura y durará su
tormento para siempre, y animate con el ejemplo
de este santo mártir á despreciar la vida por Cri*-
to, á dar de mano á todos sus regalos , honras y
riquezas, por conseguir el premio que tiene Dios
prometido á los que pelean legítimamente, sin bas
tardear ni descaecer en esta lid.
Punto II. Considera á san Esteban en medio
del senado de los sacerdotes y doctores de la ley,
defendiendo la de Cristo Redentor nuestro , y res
plandeciendo su rostro como el de un ángel , por
que ha de resplandecer en la vida del predicador
que hubiere de resplandecer en la doctrina : atien
de y mira á4a de este glorioso santo, que era de
. tan subidos quilates, que ninguno podia respon
der á sus razones, ni resistir al espíritu con que
las decia: atiende ásu constancia yá la gracia
que Dios lie comunicaba para defender su santa
ley y glorijicar sü santo nombre ; y saca de aquí
— 120 —
afectos de grande confianza en Dios, que te dará
su santo espíritu para servirle y dar la vida por su
amor y salir con victoria en las ocasiones que te
pusiere, y ciencia y sabiduría para todo lo que te
ordenare, si tú fueres fiel y constante en su ser
vicio.
Punto III. Considera cómo estando disputando
en la sinagoga , levantó los ojos al cielo y vió sus
puertas abiertas, y á Jesus que estaba en pie, co
mo dicesan Bernardo, asistiéndole y ayudándole,
y á su lado para defenderle. Pondera cómo se
abren los cielos á los que defienden la causa de
Jesucristo y á los que padecen por su amor, y
cómo él los está ayudando y esforzando en la pe
lea, para que no descaezcan y alcancen consuma
da victoria, y con esta la corona prometida. Con
sidera 4a que Dios te tiene preparada, si peleas va
ronilmente , y cómo sin que tú le veas está á tu
lado, y te asiste y defiende, y pelea contigo y por
tí contra los enemigos que pretenden impedirte
el paso para el cielo : dale muchas gracias por
ello, y esfuérzate á pelear con valor hasta el fin.
Los cielos miras abiertos, no esperes á que se
cierren, sino éntrate por ellos en compañia de san
Esteban : sigue sus pasos, y alcanzarás su corona.
Punto IV. Considera cómo le sacaron al cam
po con ímpetu y furor del pueblo, y cómo le ape
drearon como á blasfemo, porque los malos tienen .
por blasfemias las verdades católicas y las alaban
zas de Cristo : no hagas caso de sus juicios, si te
vieres condenar injustamente. Contempla el trán
sito de este esclarecido protomártir, y cómo á fuer
— 1¿Í —
de fiel discípulo de Cristo se hincó de rodillas, y
oró por sus enemigos antes que por sí, porque le
dolian mas sus pecados que sus propias heridas, y
aprende á tener paciencia, y á perdonar injurias,
y á rogará Dios por los que te ofenden, tan de co
razon como san Estehan oró por sus enemigos.
Contempla otrosí, cómo aquella bendita alma se
desató de su cuerpo y entró en manos de los án
geles triunfando en el cielo : mira la gloria con
que fue recibido, y los festejos que le hizo Cristo,
y cómo de su mano le puso la corona en la cabe-1
za y la palma en la mano, y le asentó en el trono
de su gloria para reinar eternamente : dale mil pa*
rabienes de su dicha, y pídele con entrañable afec
to de tu alma que te dé la mano para seguirle, y
que te ayude, y alcance del Señor gracia y esfuer
zo para servirle en esta vida, y merecer ser coro
nado en la otra.
MEDITACIÓN III.
I*aiyi el Martes de la quinta semana de
Adviento.
MEDITACIÓN IV,
Para el miércoles de la quinta semana de
Adviento.
MEDITACIÓN V.
Para él jueves de la quiuta semana de Adviento.
MEDITACIÓN VI.
Para el viernes de la quinta semana de Adviento.
MEDITACIÓN VII.
Para el sábado de la quinta semana de Adviento.
MEDITACIÓN I.
Para la octava de la Pascua.
(1) Ad Rom. 2. ei 4.
— 142 —
ne preciosa de Cristo, y la guardaria como riquí
simo tesoro, ofreciéndola al Eterno Padre por la
redencion del mundo, y con mas afecto, si como
dicen algunos, ella misma le circuncidó con inde
cible valor, mostrándose obediente en tan difícil
Ír- penosa obediencia; acompaña á la Reina de
os ángeles en esta accion, compadeciéndote con
ella de lo que el Salvador padece por tu causa:
duélete de su dolor, y ofrece al Eterno Padre su
preciosa sangre ep sacrificio por tus pecados, y la
tuya misma, si fuere necesario derramarla en su
servicio ; y aprende del valor de la Reina del cielo
á sacrificar á Dios los hijos de tu corazon con el
cuchillo de la mortificacion, y pídele que te alcan
ce de la Divina Magestad favor y gracia para se
guir su ejemplo, y circuncidar tu espiritu y tu car
ne de todo afecto menos ordenado.
MEDITACIÓN II.
I*ara el lunes primero despues de Pascua. .
MEDITACIÓN III.
l*nra el martes.
MEDITACIÓN IV.
Para el miércoles.
MEDITACIÓN V.
Para el jueves de la vigilia de la Epifanía.
MEDITACIÓN Vil.
Par» el sábado despnes de ln Epifanía.
De la venida de los reyes del Orienté á, adorar á
Cristo.
: '
Punto primero. Considera cómo en naciendo
Cristo en Belen, nació su estrella en el Oriente , la
cual vieron todos los pueblos, y solos tres reyes se
movieron á venir á roconocer á Cristo : adonde
has de ponderar lo primero , cuánta verdad es lo
que enseña el Salvador (1) , que son muchos los
llamados y pocos los escogidos , pues de tanto nú
mero de gente como vieron la estrella solos tres
vinieron a servirle ; y procura tú ser de los pocos
y de los escogidos, 'buscándole y sirviéndole en
compañía de estos santos reyes : lo segundo , pon
dera la razon por qué estos reyes vinieron , y fue
porque eran sábios y gastaban su vida en la con
templacion de las estrellas, por las cuales recibie
ron luz para conocer á Cristo ; de que has de sacar
grande estima de la contemplacion de las cosas
celestiales y del estudio de las sagradas letras, pues
por su' medio alcanzarás luz para conocer y seguir
a Cristo : pondera lo tercero cómo los estraños
vinieron á adorarle , y de los suyos propios que
moraban en Jerusalen , ninguno se movió á bus
carle ; en que conocerás cuán poco hay que fiar
en sangre ni amistad humana , y que cuando Dios
quiere en los mas estraños se halla mayor ampa
ro: fia en su Magestad y no en los hombres cadu-
U) Matt. 20. . * ...
— 157 —
eos y engañosos , en quien , como dice David, no
se halla verdad , y ofrécete á tu Dios de corazon
pidiéndole que te ampare debajo de su proteccion.
Punto II. Considera lo que dice el evangelista
san Mateo, que en oyendo Heredes la nueva de
que habia nacido Cristo, se turbó y con él toda su
corte. Pondera que los reyes no se turbaron aun
que tuvieron mas ocasion, hallándose en tierra es-
traña sin el rey a quien buscaban ; pero turbóse
Herodes porque tenia mala conciencia, y los reyes
no , porque la tenian buena ; de lo cual conocerás
que no hay paz ni seguridad como la buena con
ciencia, y que si tienes todos los reinos y señoríos
deL mundo , te hallarás turbado y en un mar de
congojas y aflicciones si tu conciencia te reprende;
y. al contrario, aunque todo el mundo se arme
contra tí , te hallarás en tranquilidad y alegria
con la paz de la buena conciencia : pídele á Dios
gracia para tenerla limpia de toda culpa y puri
ficada de toda mancha, con que alcanzarás gozo y
seguridad en todas tus acciones.
Punto IH. Dice el Evangelista, que hallaron á
Cristo con su Santísima Madre , porque siempre se
halla con ella , y el que. alcanza su devocion ver
dadera tiene á Cristo en su alma. Pondera que son
como la" aurora y el sol, que el uno sigue necesa
riamente al otro , asi Cristo á la devocion de su
Madre : establécela en tu corazon , arrójate á sus
pies con estos .santos reyes , y pídele que te abri
gue debajo de su manto recibiéndote por hijo
suyo; y considera el gozo que tendria en su cora
zon viendo con sus ojos las primicias de la genti
—158—
lidad y establecerse el reino de su Hijo : dale la
enhorabuena , gózate de su gozo y enciéndete en
vivos deseos de amplificar el reino de Cristo
cuanto en tí fuere, trayéndole muchas almas á su
servicio.
Punto IV. Contempla á estos santos reyes pos
trados á los pies de Cristo ofreciéndole con devo
tísimo corazon liberalmente sus dones i conviene
á saber, el oro, el incienso y la' mirra , y acompá
ñalos con el afecto de tu alma postrándote á los
pies del Salvador: ofrécele el oro de la caridad
amándole de todo tu corazon y por él á tus pró
jimos , socorriendo sus necesidades con toda libe
ralidad; y el incienso de la oracion dándole gra
cias por los beneficios recibidos y haciéndote todo
lenguas en alabanzas de Dios; y la mirra dela
mortificacion, refrenando tus apetitos, macerando
tu carne y mortificando tus deseos por su amor;
y si eres religioso, ofrécele estos tres dones en los
tres votos esenciales de tu profesion : el oro , por^
el voto de la pobreza , renunciando todas las ri
quezas por Dios ; el incienso, por el de la obedien
cia, ofreciéndote en sacrificio á su divina volun
tad ; y la mirra , por el de la castidad, preservan
do tu alma y cuerpo de la corrupcion del pecado,
y viviendo en suma pureza sin dar lugar en tu
corazon á pensamiento malo ; discurre por las
cinco sentidos y por las potencias de tu alma , y
ofrece á Dios todas tus acciones,. pensamientos,
palabras y obras, y pídele gracia para cumplir con
tus obligaciones y perseverar hasta el fin en su
servicio.
— 1S9 —
MEDITACIÓN VIH. .
Para el domingo infraoctava de la Epifanía.
MEDITACIÓN IX.
MEDITACIÓN X.
Para el martes segundo.
De la infancia de Cristo.
Refiere el sagrado Evangelista (1), que volvió
Cristo de doce años con sus santos padres á Naza-
reth, y que les fue muy obediente, y crecia en
edad y sabiduría para con Dios y ios hombres.
PUNTO PRIMERO. Considera cómo Cristo de doce
años se quedó en el templo, dejando á sus padres
doloridos, aunque sabia su sentimiento, por acu
dir al servicio de su eterno Padre, y al bien de las
almas que le habia encomendado , anteponiendo
este á todos los respetos de carne y sangre, para
enseñarte á dejar al padre y la madre, y todos los
negocios terrenos por el servicio de Dios, cuando
fuere .necesario, y anteponer los bienes espiritua
les á los temporales , mirando siempre la mayor
gloria de Dios nuestro Señor: pídele con todo el
afecto de tu corazon gracia para ejecutar este con
sejo ; y duélete mucho de las veces que has faltado
en él, suplicando al Señor te perdone y te dé fuer
zas para enmendarte en lo porvenir.
PUNTO II. Considera cómo Cristo estuvo entre
los doctores no solo esta, sino otras muchas veces,
(1) Lue. 2.
— 166 —
oyéndolos y preguntándolos, no enseñándolos ni
arguyéndolos, como advierte san Gregorio, para
enseñarnos el respeto que debemos a nuestros
maestros, y la modestia y humildad que debemos
tener con los que nos enseñan , y avergüénzate de
tu soberbia, que quieres enseñar á todos, y de la
presuncion con que los hablas, viendola sumision
con que Cristo aprendia de los maestros, á quien
enseñaba lo que les estaba diciendo.
Punto III. Considera lo que dice el evangelista
san Lucas, que Cristo, Hijo del Eterno Padre, sa
biduría suma y bondad infinita , estaba sujeto y
obediente á sus padres, y lo estuvo siempre que
vivieron, respetandolos y sirviéndolos en los mi
nisterios domésticos y en todo cuanto le ordena
ban : mirale por una parte en el cielo obedecido y
adorado de los ángeles, y por otra en la tierra hu
millado mas que la misma tierra, sujeto y obedien
te á los hombres : contempla despacio cómo les
obedece, y en las cosas que les sirve ; aprende su
jecion, humildad y obediencia en todas las cosas
grandes y pequeñas, no solo á tus mayores sino á
todos los hombres por amor de Cristo , y dile con
verdadera contricion: Áqui, Señor, me ofrezco á la
obediencia por vuestro amor, dadme gracias y
fuerzas para serviros de todo corazon , para humi
llarme y sujetarme á.toda criatura por vos.
Punto IV. Dice san Lucas que Cristo crecia en
sabiduría y gracia , al paso que iba creciendo en la
edad ; y aunque esto se ha de entender de la sa
biduría y gracia esterior para con los hombres,
porque la interior y habitual fue ;en Cristo infmi
— 167 —
ta que no pudo crecer ; pero danos documento de
ir siempre creciendo en virtud con la edad, y no
descrecer ni volver atrás en el camino comenzado
del divino servicio. Entra en cuentas contigo, y
mira el caudal de tu alma, y si va á menos con la
edad, ó si crece y se aumenta y va con los años
adelante: dá una vista á toda la vida pasada, y
mira cuál eras antes y cuál eres ahora , y lo que
debieras haber crecido en santidad con las gracias
y mercedes que Dios te ha hecho continuamente,
y cuán mal te has aprovechado de ellas , pues en
lugar de ir adelante has vuelto atrás, y cada dia te
hallas mas tibio, menos devoto, mas libre y menos
rendido á la voluntad de Dios. Pondera que si Dios
hubiera hecho á otro las mercedes que te ha he
cho á tí, le hubiera servido mucho mas y adelan
tado con ellas su caudal , y teme que te las quite
por ingrato, como quitó el talento al siervo pere
zoso, que no ganó con él como lo hicieron los de-
mas: échate á los pies de Cristo Señor nuestro, y
llora con lágrimas de sangre tu ingratitud y negli
gencia, y pídele perdon de lo pasado, y gracia
para recuperar lo perdido en la vida venidera.
MEDITACIÓN XI.
Para el miércoles segundo.
De la juventud de Cristo.
Punto primero. Lo primero se ha de considerar
el cuidado que pusieron la Santísima Virgen y el
— 168 —
glorioso san José en la crianza de Cristo hasta los
años de su juventud, aunque no lo necesitaba por
su infinita virtud ; pero dieron ejemplo á los pa
dres de familias de mirar por las suyas, y criar sus
hijos y domésticos en toda virtud y santidad , en
señándoles el temor de Dios, á frecuentar templos,
asistir á los divinos oficios, y á ejercitarse en to
das las obras de virtud ; y atiende á la cuenta que
debes dar á Dios de las almas que te ha encomen
dado ; y pídele que te dé gracia para mirar por la
tuya y por las suyas, y para cumplir como debes
con tu obligacion.
PUNTO II." Considera el silencio que guardó
Cristo todos los años de su juventud, pues hasta
que llegó á los veinte y nueve de su edad, no se
sabe de cierto lo que obró, ni en qué los gastó ; sá
bese ciertísimamente que no estuvo ocioso , por
que no pudo caber en su vida nota de imperfec
cion : es tambien cierto que se ocupó en obras
santísimas dignas de su persona , y todas las encu
brió para confundir nuestra soberbia, que en todo
procura la ostentacion y loa de los hombres, .sa
cando á plaza sus obras y procurando ser alaba
dos de todos. Confúndete en la presencia de Cris
to, y aprende á humillarte y á esconderlo que hi
cieres deles ojos de los hombres, procurando agra
dar á solo Dios nuestro Señor.
PUNTO III. Considera lo que baria Cristo en es
tos treinta años de su juventud. El evangelista san
Lucas dice (1) , que los gastó en obedecer á sus
(1) Lue. 2.
- 169 —
padres; san Marcos (1) , que ayudaba á san José en
su oficio : bien podemos creer que se ocuparia en
ambas cosas y juntamente en la contemplacion y
en obras de piedad : por esto dice el Evangelista
que con la edad crecia en sabiduría y virtud para
con Dios y los hombres ; porque cada dia iba des
cubriendo los rayos de su santidad y creciendo en
nueva estimacion en el mundo : mira despacio su
modestia, su silencio, su compostura, la gravedad
de sus acciones, su cordura en tan pocos años, su
obediencia y humildad, obedeciendo á sus padres
y sirviéndoles en los oficios domésticos de casa; y
aprende de todas sus virtudes á copiarlas en tu
alma ; y mira otrosí aquella corta familia en una
pobre casa ganando la comida con el sudor de su
rostro, mucho mejor que Adan ganaba el pan con
el sudor del euyo, y mirala despreciada del mundo
y tan apreciada de Dios que los cielos de los cielos
son cortos en su comparacion, y ofrécete á ayu
darlos, obedecerlos y servirlos.
PUNTO IV. Considera lo que dice el evangelista
san Lucas , que la Santísima Virgen guardaba to
das las palabras de Cristo en su corazon• para dar
nos documento de guardarlas y meditarlas nos
otros. Medita despacio los coloquios celestiales que
tendrian Cristo y su Madre y san José, las alaban
zas que darian a Dios, cómo se encenderian en su
amor con las palabras de Cristo, los misterios que
les descubriria, el consuelo de sus corazones, el
gozo de sus almas con tan dulce y suave conver-
(1) Marc. 6.
—.no —
sacion ; y aprende á conservar en tu corazon las
palabras de Dios, asi las que te habla en lo inte
rior, como las que oyes de los predicadores por
cuya boca te habla, y entra con el alma en aquella
casa celestial y mira lo que obran sus moradores,
y oye lo que hablan , y considera la paz y concor
dia con que viven ; y pídele á Dios gracia para imi
tarlos, y á la Santísima Virgen que te admita por
su morador para servirlos, y no te apartes de su
compañia en cuanto pudieres, asistiéndolos y sir
viéndolos con el deseo y voluntad.
MEDITACIÓN XII.
Para el jueves segando.
MEDITACIÓN XIII.
Para el viernes, octava de la Epifanía.
. .fíníir'S-;--; . .',.".
Del bautismo de Cristo.
Cristo nuestro bien recibió el bautismo en el
Jordan de mano de san Juan Bautista (1) : abrióse
el cielo, oyóse la voz del Padre (2) que le confesó
por Hijo, y bajó el Espiritu Santo en forma de pa
loma sobre su cabeza.
Punto primeiio. Considera cómo predicando san
Juan (3) el bautismo de penitencia en remision de
los pecados, siendo Cristo la misma pureza se jun
tó con los otros pecadores como si fuera uno de
ellos, y vino á recibir el bautismo de mano de san
Juan. Pondera la humildad del Salvador, que qui
so parecer lo que no era , para ser despreciado de
los hombres y confundir tu soberbia, que siempre
quieres pareqer mas de lo que eres para ser esti
mado en el mundo, encubriendo tus faltas y ha
ciendo alarde de tus alabanzas : mira cuán dife
rente camino llevas del que llevó el Maestro de la vi
(1) Matth. 3.
(2) Ibid. \.
(3) Luc. 3.
—174—
da, y teme tu perdicion si no la mudas; llora pos
trado á sus pies tu vanísima vanidad y dile de cora
ron : Señor, yo no soy digno de levantar los ojos
á miraros ni de estar en vuestra presencia, pues
soy la misma altivez ; perdonad mi ignorancia y
dadme gracia para que siga el camino de vuestra
humildad, etc.
Punto II. Considera la contienda que tuvieron
Cristo y san Juan sobre quien habia de bautizar á
.quien, teniéndose por indigno la criatura de bauti
zar al Criador, á quien últimamente se rindió, y
le bautizó por obedecer su voluntad. Pondera cuán
diferentes son las contiendas delos hombres, pues
todos sus pleitos son sobre los intereses de la tierra,
ya de riquezas, ya de honras, sobre quién será
preferido y la tendrá mayor, que es un linage de
locura, pues tanto es uno y no mas, cuanto es de
lante de Dios, en cuyos ojos es mayor el que en
los suyos propios es mas pequeño y se humilla
como un niño hasta la tierra ; y menor el que se
ensalza mas : aprende á no contender sobre cosas
tan viles como son las temporales, y á dejar las
porfias, aunque sean de materias de virtud, y á
rendirte al parecer y voluntad de otro, como se
rindió san Juan á la de Cristo.
'. Punto III. Entra, alma mia, despacio en el
Jordan y contempla con devocion lo que allí pasa:
mira cómo se desnuda Cristo en presencia de
aquella multitud de pecadores reputado por uno
de ellos, y cómo entra en las aguas del Jordan y
cómo humilla su cabeza, y cómo san Juan toma el
agua y le bautiza, y en medio de esta humillacion
— 175 —
alza los ojos al cielo y le verás abierto para honrar
al Salvador ; toda la gloria baja admirada á vene
rar tan profunda sumision , el Padre le confiesa
por su Hijo, y el Espiritu Santo baja visiblemente
sobre su cabeza á vista de todo el pueblo : gózate
de su gloria y de su honra, y mira la que hace
Dios á los que se humillan por su amor , y entra
con Cristo en el Jordan, y pídele que te la ve y pu
rifique todas las manchas de tu alma.
PUNTO IV. Considera cómo por este bautismo
que recibió Cristo de mano de san Juan, le dió
otro bautismo sin comparacion mas escelente que
quita los pecados y purifica el alma, y la enrique
ce de gracia é imprime el carácter y señal indele
ble de cristianos y soldados de su santa milicia:
reconoce la liberalidad del Salvador y gózate de
que sea tan bueno, tan santo y tan liberal; y
aprende á ser agradecido, y anímate á servirá tan
buen Señor que retorna cien mercedes por cual
quiera pequeño servicio que recibe.
MEDITACIÓN XIV.
Para el sábado legando.
MEDITACIÓN XV.
Para el segundo domingo despues de la
Epifanía.
De las bodas de Cana de Galilea.
Hallóse la Virgen Santísima (1) en las bodas
de Cana, y luego fue Cristo con sus discípulos á
ellas. Faltó el vino v nuestra Señora intercedió con
su Hijo, y aunque la respondió con alguna entere
za, ordenó á los que servian que llenasen de agua
las vasijas, y lo convirtió en generoso vmo.
Punto primero. Considera cómo Cristo Reden
tor nuestro y su Santísima Madre fueron á las bo
das para acreditar, como dice san Juan Cnsosto-
mo el sacramento del Matrimonio y el estado de
los ' casados , el cual aunque no es tan perfecto
como el de los religiosos y continentes, es santo y
bueno y aprobado "por Dios, y asi no debes des
preciar á los que le profesan ; y si eres religioso,
ü) Joann. 2.
— 179 —
considera que habrá muchos casados que en su es
tado agraden mas á Dios que tú en el tuyo : aver
güénzate en su acatamiento de ver que aquellos
menos perfectos y mas ocasionados al divertimien
to, le sirven mas que tú en el que Dios te ha
puesto.
PUNTO II. Considera lo que dice el evangelista
san Juan , que la Santísima Virgen nuestra Señora
estaba en las bodas, y luego la siguió Cristo nues
tro Redentor y vino á ellas con sus discípulos, por
que la sigue como sol á la aurora ; y si rayare en
tu alma la luz de su devocion, ten por cierto que
vendrá el Señor á tí y con él sus discípulos ; esto
es, los santos de su corte , y celebraran contigo
desposorios y bodas celestiales : pídela á la Reina
de los ángeles que te admita entre sus esclavos, y
á Dios que imprima en tu corazon su devocion,
y alcanzarás con ella inmensas mercedes de su
mano.
PUNTO III. Faltó el vino al mejor tiempo en las
bodas no obstante todas sus prevenciones, porque
falta el vino del contento en los mayores festines
y regocijos del mundo, aunque mas los prevengan
y diligencien los hombres. Considera la incons
tancia de los bienes terrenos, y cuán menguados
son todos sus contentos y cuan amargos sus gus
tos: cotéjalos con los espirituales que goza el alma
que tiene paz con Dios, y con los celestiales que
gozan los santos en el cielo, y aprende á despre
ciar aquellos y estimar estos : pídeles al Señor de
todo tu corazon, y todo tu cuidado sea desearlos y
alcanzarlos con su gracia.
— 180 —
Punto IV. Considera cómo convirtió Cristo el
agua en vino á instancia de su Santísima Madre,
porque á sus ruegos convierte los pecadores en
santos y los tibios en fervorosos ; y vuelve los ojos
á tí mismo, y reconoce tu tibieza y la fealdad de
tu corazon ; y pide al Señor que deshaga con los
rayos de su luz el hielo de tus pecados, y te con
vierta de pecador en santo y de tibio en fervoro
so: no te rindas á cualquiera desvio, aunque te
dé con la puerta en los ojos ; insta, clama, llora,
fime y persevera pidiendo. Pon á la Beatísima
írgen por intercesora y á los santos del cielo, que
todos te ayudarán y alcanzarás esta misericordia
del Señor.
MEDITACIÓN XVI.
Para el lunes.
MEDITACIÓN XVIII.
Para el miércoles tercero.
MEDITACIÓN XIX.
Para el jneves tercero.
MEDITACIÓN XX.
Para el viernes tercero.
MEDITACIÓN XXIL
• . •
Par* el domingo tercero despues de la Epifanía-.
•
(1) Matth. 8.
— 196 —
pidiéndosela á Dios con todo el afecto de tü alma,
llora tu negligencia y el miserable estado en que
U? hallas, y aprende de este .leproso á procurar tu
salud con toda presteza y diligencia.
Punto "II. Coteja la lepra espiritual del alma
con la material delcueapo, y considera la diferen
cia que va de una á otra, y cuánto mas grave es la .
espiritual que la corporal y de mayor riesgo, pues
la corporal amenaza la ruina del cuerpo corrupti
ble, que dentro de poco ha de estar en la sepultu
ra ; pero la espiritual amenaza la ruina del alma,
que es eterna y ha de ser presentada delante de
Dios y de sus ángeles: mira la tuya en su presen
cia cubierta de la asquerosa lepra de los pecados,
y que Dios y los ángeles se cubren los ojos por no
verla, y te mandan lanzar de su acatamiento,.y
llora tu desdicha y procura,tu remedio : mira las
diligencias que"' haces para -sanar dala lepra del
cuerpo, que no dejas medicina ni remedio que no
intentes ; y busca la salud de tu alma con tanta y
mayor diligencia, pues te va mas en ella : acompa
ña á este leproso y busca con él á Cristo, que es
el médico de las almas, y arrójate á sus pies pi
diéndole la salud con verdadero- deseo de alcan
zarla, y confia que te la dajá como se la dió á ék
Punto III. Considera las palabras que dijo el
leproso á Cristo, nacidas de su viva fé y grande
confianza" en la bondad del Salvador; Señor, si
(fuereis, me podéis sanar. Consola vuestra voluntad
podeis, si quereis darme la salud, como hicisteis
el cielo y la tierra y á todas las criaturas, porque
quisisteis hacerlas; asi podéis sanarme á mí con
— 197 —
sola vuestra voluntad; y al peso -de la fó corres
pondió Cristo' diciéndole: Yo te quiero sanar, y
luego sanó. Considera cuán muerta está en tí la
confianza en Dios y la fé viva que debes tener de
su poder, piedad y misericordia, que por falta de
esta persevera en tí la lepra de tus pecados, y no
alcanzas lo que pides de su divina bondad: dis
curre por las cosas que has pedido y no has alcan
zado, y cree que ha sido la causa la falta de con
fianza : aviva tu fé y esperanza , y pide al Señor
que te la dé para saber pedir y orar como debes á
su Divina' Magestad.
Pumo IV. Considera cómo le sanó Cristo es
tendiendo la mano y tocándole, y diciendo que le
queria sanar: bastaba; como diceBeda, su palabra
para darle salud ; pero quiso añadir la obra esten
diendo la mano y tocando la lepra, para enseñar
nos á estender las nuestras á los leprosos, enfer
mos y necesitados, y á no desdeñarnos de tocarlos
y curarlos, como quisiéramos que nos curaran á
nosotros : mira cuantos pobres enfermos hay á
vista de tus ojos en el lugar donde vives , y por
ventura vecinos á tu propia casa ó dentro de tos
puertas y cuan poca piedad tienes de ellos, y
aprende del Salvador á compadecerte de tus her
manos y estender la mano liberalmente para ellos,
si quieres que el la estienda ^ara tí franqueándote
sus dones inestimables: ponte ante sus ojos con
este leproso , llégate cerca, muéstrale tus llagas,
dile con él : Señor, si quereis vos me podeis sanar;
cstended la mano á este leproso pobre, mendigo y
necesitado : no desmerezca yo esta misericordia de
— 198 — .
vos ; usad con este mendigo lo que usais con .este
leproso, j salga yo de vuestra presencia tan sanó"
romo él salió.
MEDITACIÓN XXI1L
'. - Par» el luces cuarto.
MEDITACIÓN XXVIII.
•
• Para el sábado citarlo.
.
•
.
214 —
MEDITACIÓN XIX.
Par* el domingo coarto despues de la Epifanía. .
Del Evangelio.
San Mateo en el cap. 8 dice que Cristo se em
barcó y con él sus discipulos-, y estando durmien
do se levantó una recia tempestad: los discípulos
temerosos le despertaron , á quienes reprendió por
su poca fé , y luego mandó á los vientos y al mar,
y cesó la tempestad con admiracion de todos.
Punto primero. Considera cómo todo este suce
so fue una representacion de la misericordia que
usó Dios con el género humano , pues estando en
el seno de su Padre bajó á este mar tempestuoso
del mundo y se embarcó en la nave de su cuerpo,
y navegó por este mar al puerto de "la gloria pa
deciendo tantas y tan molestas tempestades por
hacernos fácil e\ camino, y caminando en nuestra
compañía , quiso entrar el primero en los riesgos
y trabajos, y quietar los mares alborotados de las
persecuciones que nos acobardaban , para que na
vegásemos con próspero viento hasta llegar en su
compañía al puerto deseado de la bienaventuranza:
* — 215 —
mirale por una parte en su gloria con el Eterno
Padre en tanta tranquilidad , sin necesidad de na
die , y por otra en este mar proceloso del mundo
padeciendo continuas tormentas; y-dale infmitas
gracias por la merced que te ha hecho y por lo
mucho que padeció por tí , absorto en la admira
cion de su inmensa bondad, y pide á los ángeles
y arcángeles y á todas las criaturas visibles é invi
sibles que no cesen de alabarle supliendo tu cor
tedad , y ofrece á su Divina Magestad las alabanzas
que todos le dan en recompensa de tan grandes
beneficios.
Ponto II. Dice el sagrado Evangelista, que em
barcándose Cristo, le siguieron sus discípulos y se
embarcaron con él, porque no le han de dejar en
los peligros los que fueren verdaderos discípulos
suyos. Cristo tiene muchos compañeros para la
mesa , y pocos para la cruz , muchos que le sigan
al monte Tabor á' gozar de su gloria, y pocos- que
le sigan al monte Calvario á padecer con él: con
sidera si eres tú de los escogidos y de los verda
deros discípulos suyos que le siguen en los tra
bajos ó de los falsos y cobardes que le vuelven
las espaldas : tiende los ojos á la vida pasada , y
mira cuántas veces le has dejado,ir con la cruz por
no tomarla un rato , huyendo de la mortificacion
y penitencia y de la ocasion de humillarte que te
ofrece, y llora tu cobardía y ofrécele con valor y
resolucion acompañarle en los trabajos y á toman»
su cruz y entrar en su compañia en mares de tri
bulacion por su amor, si se ofreciere ocasion.
Punto III. Considera cómo Cristo dormía en
- 216 — *
medio de la tempestad, no. con el alma que siem
pre velaba para bien de los suyos , sino con su
cuerpo para probar su fe, él mandó á los vientos
que alterasen Ja mar y á las olas que combatiesen
la nave , y dejó á los discípulos en aquel riesgo,
para enseñarlos á tener confianza en su bondad,
y que estando en su compañía no padecerían nau
fragio: esto pretendió Cristo de sus apóstoles , y
esto pretende de tí cuando te envia trabajos y teñir
pestades de persecuciones , y te deja ^padecer en
ellas como si estuviera dormido ó no las viera;
cree firmísimatnente que no duerme ni las ignora,
ni las puede ignorar, sino que sabe y mira cuánto
y cómo y dónde padeces, y calla y deja correr las
cosas para probar tu fe y la confianza que fienes
en su bondad: no se- caiga tu corazon sino confia
firmemente que teniendo á.Dios contigo , nadie te
puede ofender, y que si algo padecieres, será para
tu mayor corona , y que cuando menos «pienses,
dirá una palabra en tu favor con que deshaga la
tempestad y la trueque en. bonanza y tranqui
lidad
PtraTO IV. Considera cómo Cristo despertó á
instancia de los discípulos, y mandó á los vientos
y á la mar, y oqgó la tempestad, despues de la
cual se siguió una bonanza maravillosa , quedando
el mar en leche y navegando por él^con suma
tranquilidad: todo esto hizo el Salvador, aunque
tno lo merecia la poca fe de sus discípulos, para
que conozcas su inmensa piedad , la cual usa con
los hombres aunque no lo merezcan sus pecados:
arrójate á sus pies y manifiéstale tus llagas, tus
— 2Í7 —
trabajos y persecuciones , y las aflicciones de tu
corazon :. dále voces de lo íntimo de tus entrañas,
y pídele con instancia que te mire con ojos de
piedad y que hable una palabra en tu favor para que
llegue la bonanza y cese la tempestad : anímale
con este ejemplo á sufrir las tormentas que pade
ces, sabiendo que pasarán brevemente y se segui
rá la bonanza y tranquilidad eterna : mira el pre
mio que te espera y la paz de que gozan los que
han llegado al puerto de la gloria en compañia del
Señor, y hallarás que todo es nada. cuanto se pa
dece en este mundo á vista de la gloria que espe
ramos, y cobrarás aliento para padecer y esperar
en el Señor. .. n
• ' *' "* . * i -
MEDITACIÓN XX* ,
Para el lunes «plinto •. •
. MEDITACIÓN XXXI.
MEDITACIÓN XXXII.
Para el miércoles.
MEDITACIÓN XXXIII.
* Para el jueves.
De la Purificacion de miestraJSeñora.
Punto primero. Mira lo primero-con'los ojos ele
la consideracion ála Beatísima Virgen que subió
* de Belen á Jerusalen y entr» en el templo de Sa
lomon en compañía del glorioso san José . su me-
ritísimo esposo , ion su" preciosísimo Hijo en los
brazos á ofrecerle al Eterno Padg; por la redencion
del mundo. Contempla la modestia y compostura
esterior con que iba , la*cual era tal que compon
dría -á todos cuantos la miraban, la gravedad de
' sus pasos , la moderacion de sus acciones , la hu
mildad que resplandecia en sus ojos . el silencio de
su boca y la honestidad de su rostro ; y luego eil-
tía" en lo íntimo de su* corazon y contempla el amor
divino que ardia en su pecho,ja devocion para coh
Dios y la caridad para con los hombres , por quien
ofrece aquel cordero inmaculado que quita los pe
cados del mundo'; y mira tambien cómo se rasga
ron los cielos y se pararon todos los cortesanos á
ver aquella "purísima Señora venir al templo con
aquella joya en los Brazos, que no tiene compara
cion en todo lo criado : mira los ángeles que baja
rían á acompañarla , la fiesta con que la recibieron
en el templo , el gozo de la Santísima Virgen y del
glorioso san José, y no los dejes ir solos , acompá
ñalos y sirvelos v gózate de su c;ozo v pídeles" que
Tomo I. 13 . "
— 226 —
te permitan ir en«su compañía , aunque no lo me
reces por tus pecados.
Punto II. Considera cómo siendo la Virgen tan
pura se fue é purificar al templo para predicar con
su ejemplo al mundo la pureza de alma y cuerpo:
mira el ejemplp que te dá en tantas y tan heróicas
virtudes como en esta accion ejercita ; y si tú pre
dicas con el de tu vida ó escandalizas con ella : dá
una vista al discurso de los años pasados y mira á
cuántos has escandallado con tu mal ejemplo y
Jos has hecho caer en Vicios y pecados , que por
ventura estan hoy algunos en *el "infierno por tí:
advierte la cuenta que Dios le ha de pedir de ellos
y ruega al Señor*que te dé gracia para enmendar
estos yerros en lo porvenir , y á la Beatísima Vir
gen que te la alcance para edificar á todos con el
ejemplo de tu vida.
Punto III. Considera la humildad dela Santí
sima Virgen que resplandece en esta accion ; pues
siendo la misma pureza fue al templo á purificar
se, confesándose por manchada, despreciando to
dos los pundonores "humanos y el aprecio y juicio
de los hombres, para que tú sepas despreciarlos y
estimar solamente el aprecio'y juicio de Dios que
es el verdadero y digno de estima: lo segundo
considera su obediencia, pues estando exenta de
la ley, se sujetó de su voluntad á ella, como dice
el venerable Beda, para quitar el escándalo y la
murmuracion de los hombres ; y aprende tú á su
jetarte á- la ley divina que por tantos títulos te
obliga, cumpliendo sus preceptos puntualísima-
mente y escusando las murmuraciones de los hom
. ~ 227 —
bres cuanto en tí fuere, aunque tu conciencia no
te feprenda : considera lo tercero cómo quiso se
guir en todo y por todo las pisadas de su Santísi
mo Hijo, y no admitir exencion ni singularidad
alguna, como él no k admitió; toma esta imagen
en la mano y haz una copia en tu 'alma de sus
virtudes ; mira si tienes las referidas y las demas
que te enseña, y pídele que juntamente ton ía
ensenanza te alcance gracia para cumplirlas.
Punto IV. Considera lo que dice san Bernardo
que siendo la misma pureza, vino la Beatísima Vir
gen á purificarse al templo, para enseñar á los
hombres por buenos que sean, á purificarse mas
y mas cada dia, cumpliendo lo que dice Dios por
san Juan en su Apocalipsi (1) , que el justo se jus
tifique mas y el santo se santifique mas ; esto os '
crezca y se aumente en virtud y santidad : toma
estas palabras, como dichas á tí mismo, y á ejem
plo de la Beina de los ángeles, pues te hallas tan
manchado con las máculas, de fus pecados, hazlo
noy este servicio y toma muy á pechos la purifi
cacion de tu alma : limpiala de la escoria de los
vicios y de cualquiera mota de imperfeccion que
haya en ella, y trabaja con todas tus fuerzas en
adquirir las virtudes y caminar con aliento á la
perfeccion, subiendo de claridad en claridad al
monte de la santidad ; lo cual conseguirás siguien
do sus pisadas é imitando sus virtudes.
(1) Apoc. 22. .
— 228 —
MEDITACIÓN XXXIV.
Para el viernes. .
Cómo la Santisima Virgen ofreció su Santísimo Hijo
en el templo.^.
PiMo prime'ro. Ya es tiempo, alma mia, que
vengas al templo de Jerusalen, y veas y contem
ples lo que alli pasa y el sacrificio agradabilisimo -
eme alli se ofrece á Dios, no ya de vítulos y vacas
v otros animales, sino del mismo Hijo de Dios vivo
en rescate de los pecados del mundo: entra con
devocion y silencio por las puertas de aquel tem-
pío, y mira con los ojos del alma aquella proce
sion tan concertada en que van acompanando a la
Purísima Virgen san José y san Simeoq, jufeto y
temeroso de Dios, ambos nevados de canas, y" Ana
profetisa con ellos, y.gran multitud de putblo y
mucho mayor de los ángeles y cortesanos del cie»
que bajaron á acompañar á esta Serenísima Seno
ra y á su Benditísimo Hijo /contempla cómo llega
V le ofrece á Dios en mano» del sacerdote, y el
Hijo queda sin Madre y la Madre sm Hijo y
ambos ofrecen la misma hostia y sacrificio : el Hijo
se ofreceria á su Eterno Padre por el género hu
mano, y la Virgen le ofreceria de la misma mane
ra, y con tan pronta y resuelta voluntad, que si
Dios gustara, alli le sacrificara con mas valor que
Abraham á su hijo Isaac : levanta los ojos y mira
al Eterno Padre complaciéndose en este sacrificio
— 229 —
•mas que en el de Abraham y Abel; y si puso los
ojos en el de estos y se agradó tanto , asi de la
ofrenda como de los que se la ofrecieron, que los
hizo innumerables#nercedes por ellos, mira cuán
tas haria á la Beatísima Virgen y á todo el mundo
por* esta : no pierdas tan buena ocasion , ofrécela
tú tambien , y pídele al Señor que te haga merced
de- admitirte en* su servicio y darte gracia para
perseverar en él eternamente. .
Punto II. Considera la caridad y amor intensí
simo con que la Virgen no solo ofreció en sacrifi
cio á su Hijo en el templo, sino con él Su corazon
y su alma, pidiendo al Eterno Padre que recibiese
aquel don y la tuviese por suya : llégate con hu
mildad y pónle tu corazon en sus manos, pidién
dole que le ofrezca á Dios con su Hijo en agradable
sacrificio: ofrécele todos tus deseos, tus pensa
mientos, tus palabras y tus obras, todos tus senti
dos y las potencias del, alma, tu vida, tu ser ; y
suplícale humildemente que haga de todo un ho
locausto con el de su precioso Hijo,.para que su
sangre y sus.méritos suplan todos tus defectos,y el
valor que á tí te falta, y sea tu sacrificio agrada
ble á sus ojos, por los méritos de aquel Cordero
inmaculado que quita los pecados del mundo. .
Punto III. Considera cómo ofreció en rescate
de su Hjo nuestro Señor dos tórtolas ó dos palomi-
tos como pobre, preciándose de serlo la que tan
pocos dias antes habia recibida tan preciosos"dones
de oro, incienso y mirra de los reyes del Oriente;
pero su liberal misericordia no le permitió guar-
darlos'para sí, sino repartirlos á los pobres y que
— 230 —
darse pobre por nosotros. ¡Oh piadosísima Virgen, .
y cómo afrentais nuestra vanidad, que siempre
queremos parecer ricos y poderosos y mas de lo
que somos, para ser estimadas de los hombres:
dadme una centella de vuestro espiritu, para que
yo ame la pobreza y me precie siempre de ella", y
desprecie la vanidad del mundo, la estimacion de
los hombres, y dadme tambien gracia para que
imite vuestra liberalidad, dando cuanto tuviere y
pudiere de limosna para socorrer las necesidades
de mis prójimos, hasta quedarme pobre por el
amor de vuestro Santísimo Hijo.
Punto IV. Considera cómo ofreció la Virgen
con las aves cinco siclos en rescate de su Hijo, el
cual habia de redimir al mundo con cinco llagas:
contempla lo que significa esta oferta, y cómo se
le representarian alli las llagas y el derramamien
to de la sangre con que habia de redimir su Hijo
al mundo en el monte Calvario, y cuán diferente
acompañamiento habia de llevar entonces, y los
oprobios que habia de oir el que á la sazon era
bendecido de Simeón y de todo el pueblo, y cuan
diferente estaria en los brazos de la cruz, que es
taba en los suyos y en los del santo Simeon ; y
mira cómo se partiria su corazon de dolor y caerian
arroyos de lágrimas en el rostro de Jesus : contem
pla tú lo mismo,' y llega á coger aquellas perlas, y
á pedirla se.consuele y no agüe su gozo con la me
moria de tan amarga pasion, y no dejes de acom
pañarla hasta volver á su casa y quedarte con ella
en su servicio. * -
• — 231 —
* * MEDITACIÓN XXXV.
Para el sábado.
MEDITACIÓN XXXVI.
m
Para la dominica quinta despues de la .
Epifanía. •
;
De la buena semilla y la cizaña.
Dijoáun
cielo Cristo (1), que
hombre que.era semejante
sembró buenaelsemillaren
reino del
sus hazas , y durmiendo sus criados , vino el ene
migo y sembró cizaña en medio del trigo : quisie
ron arrancarla y prohibióles diciendo que seria po
sible arrancar tambien con la cizaña el trigo, y asi
la dejó hasta el tiempo de la siega, en que apartó
lo uno de lo otro, el trigo para el sustento y la
cizaña para el fuego.
PUNTO PRIMERO. Considera que segun la espli-
cacion del mismo Salvador, el que siembra buena
semilla es él, "y el enemigo que siembra la cizaña
es el demonio , por lo cual debes estar muy adver
tido de no darle lugar en tu corazon, porque siem
pre es mala sil semilla y pretende tu perdicion. La
cizaña, como dice san Agustin , antes de crecer se
'
(1) Matth. 13.
- 436 —
parece mucho al trigo, pero en el fruto declara su
malicia ; asi la doctrina de Satanás muchas veces
parece buena al principio , pero luego declara el
fruto de sus 'obras su malicia, por lo cual* nunca
se debe admitir aunqwe perezca buena y sana, bas
ta salir de su boca para saber si es mala y- que pre
tende nuestra perdicion. Pide á Dios luz pap co
nocerla y para discernir entre lo bueno y lo malo
y abrazar su santa doctrina y huir la mala y per
niciosa jiel demonio.
Punto H. Considera lo que dice Cristo , que
sembró la buena semilla en un campo esperando
de ella el fruto : entra en cuenta contigo y mira
cuánta semilla' de santas inspiraciones , de buenos
consejos , predicacion y ejemplos ha sembrado en
la tierra de tu corazon , y qué fruto ha cogido de
ella., pues en lugar del grano has dado cardos y
espinas, y por tu malicia has convertido el buen
trigo en perniciosa cizaña : mira que cuenta darás
al Señor en el agosto de la muerte cuando venga
con su hoz á segarte para el ojro mundo : mira en
el riesgo que vives y llora la vida pasada ; recupe
ra con diligencia lo que has perdido hasta aqui en
la vida que te queda.
Punto III. Dice el Salvador que cqando dormian
los hombres vino el comun enemigo y sembró en
tre el trigo la cizaña , para darnos a entender (co
mo dice san Agustin) que la causa de nuestra per
dicion es nuestro descuido , que dá lugar al demo
nio para hacer suerte en nuestras almas : por tu
descuido siembra el demonio en. tu dbrazon la ci
zaña de los malos pensamientos y los rencores y
— 237 —
discordias con tus prójimos : por lo cual vela sobre
tí y no permitasá tu enemigo que tenga parte en
tí ; no te descuides un punto porque siempre vela
y nunca deja de "hacerte guerra ; y pues te va la
salvacion , pelea con esfuerzo , pídele á Dios que
no te deje de su mano , y que esté en tu ayuda
contra él , y al santo -Angel que te guarde pues
conoce tu flaqueza ; y si te deja sin duda te ven
cerá.
Punto IV. Considera lo que Dios estima, á los
buenos, significados en él buen trigo, pues por ellos
sufre á los úfalos en el campo de su Iglesia , sig
nificados en*la cizaña , la cual dejó crecer porque
al arrancaría no hiciese daño al trigo : dá gracias
á Dios por los siervos que tiene en su Iglesia por
los cuales sufre a muchos malos , y por guardarlos
no anega el mundo como lo merecen sus pecados;
y vuelve los ojos á tí y mira si eres del gremio de
los justos ó de los pecadores , y si . le das causa á
Dios con tu vida para que arrase el mundo, ó le
detienes CQn tus oraciones y merecimientos: acuér
date de» santo Domingo cuya humildad fue tan
grande que' cuando entraba en un lugar pedia al
Señor con lágriiflas que no le destruyese por haber
entrado en él*un tan grande pecador , siendo "así
que por sus merecimientos detenia Dios su ira para
no acabar con el mundo : confúndete en su presen
cia y pide á su Divina Magestad que te dé gracia
para.vivir santamente y ser del gremio de los "es
cogidos y no de los reprobados."
— 238 —
MEDITACIÓN XXXVII.
Para el lunes.
MEDITACIÓN XXXVIII.
Para el martes.
(1) Lue.. 2.
TOMO I. 1C
— é4á —
sirvas y ganes muchos merecimientos, si te resuel
les á poner el pecho al agua y abrazar la peniten
cia y hacer rostro á los regalos y vicios.
Punto II. Considera, el valor de esta santa an
ciana, que en medio del pueblo y en la mayor fre
cuencia confesó al Señor y predicó á todos siís
alabanzas, no acobardándose por la ojeriza que le
tenian Herodes y todos sus enemigos : avergüén
zate en su presencia , mirando tu -cobardia y cuan
leves temores te acobardan para no declararte por
este Divino Señor, y predicar al mundo sus.gran-
deaas y darle á conocer á todos: pídele con ins
tancia perdon de tü cobardía, y resuélvete desde
luego con valor á publicar sus escelencias y darle
á conocer á todo el mundo, cuanto permitiere tu
estado y profesion*
Punto III. Considera las virtudes con que me
reció esta santa conocer y ver á Cristo, y profetizar
al mundo sus grandezas, que fueron las que refie
re san Lucas : conviene á saber , castidad, recogi
miento, ayunos, oracion, frecuencia del templo,
devoción y perseverancia toda la vida en ellas.
Pondera cada una de por sí, volviendo los ojos á
tí mismo á ver si tienes estas virtudes, y procura
adquirirlas; y carga el .peso de la consideracion
sobre la perseverancia, que es. la que corona las
obras, y pídesela muy de corazon á Dios, para que
merezcas gozarle en el templo santo de su gloria.
Punto IV. Considera el retorno de gracias y fa
vores con qué. Dios pagó á esta santa anciana sus
dilatados deseos, y el servicio que le hizo confe
sándole públicamente en el templó. Contempla
— 243 —
el gozo que bañó su alma cuando vió al deseado
del mundo y al Salvador de las gentes delante de
sus ojos, el alborozo de su espiritu y el aliento que
cobraría para servirle eternaménte, y la esperanza
tan firme que tendria de gozarle en su gloria,
cómo rompería en alabanzas de Dios corriendo
dulces lágrimas de sus ojos , y ni se hartaria de
verle, ni de alabarle, ni de bendecirle, y los colo
quios que tendria con la Beatísima Virgen María
su Madre. ¡Oh dichosa alma, que supiste esperar
en Dios, el cual colmó tus deseos con abundantí
sima gracia! ¡Oh alma mia! contempla todo lo
dicho y no ceses de admirarte, gozarte y fervori
zarte en el amor y servicio de tu Dios con los
ejemplos referidos de Ana profetisa y de Simeon.
MEDITACIÓN XXXIX.
Para el miércoles.
MEDITACIÓN XL.
Para el jueves.
MEDITACIÓN XLI.
Pitra el viernes.
De la virtud de lá Esperanza.
MEDITACIÓN XLII. .
Para el sábado.
MEDITACIÓN XLIII.
MEDITACIÓN XLIV.
Para el lañes.
•
*
De la predicacion del Evangelio y sus ministros.
•• .
• PUNTO PRIMERO. Considera que , como dice san
Crisólome , el grano de mostaza que sembró Cris
to en el campo de su Iglesia fueron sus apóstoles
y discípulos que estcndieron los ramos de su .pre:
dicacion por todo el mundo., y lo son hoy tambien
todos sus siervos y sus fieles de los cuales eres tú,
que debes ser como el grano de mostaza sembrado
en la Iglesia por mano del Salvador para bien de
tu alma y utilidad de los prójimos, significados en
las aves del cielo que anidan en el árbol: contem
pla el fruto que dieron los apóstoles al mundo y
cotéjale c¿>n el que das tú , y mira cuán lejos estás
de llegar á sus merecimientos y anímate con su
ejemplo á cumplir con tus obligaciones , y aprove
char á tus prójimos enseñándolos , abrigándolos,
sustentándolos y defendiéndolos.
PUMO II. Considera lo que dice Cristo , que el
grano de mostaza es el mínimo de todas la* semi
llas; y sembrado el mayor de todas las hortalizas
que crece como un árbol , para enseñarnos que
debemos. ser humildes, y que cuanto mas peque
ños en nuestra estimacion seremos mayores en la
<le Dios. Mete la mano en tu pecho y mira cuán
poco has crecido en la virtud, y que será mas cier
to havas menguado en lugar de crecer en ella ; y
TOMO I. 17
— ÜS8 -
mira no lo cause tu soberbia y la presuncion de tu
corazon y la estimacion que tienes de tí mismo:
liumíllate delante de Dios y de los hombres y re
conócete por nada y. por el menor de todos muy de
corazon , y por este camino aprovecharás y cre
cerás en el acatamiento de Dios.
PUNTO III. Considera cómo el grano de mosta
za en lo esterior es deslucido y despreciable , sínv
hermosura ni Vista , y en lo interior de grande vir
tud . al cual compara Cristo á sus siervos porque
deben tener toda su virtud en lo interior ocultán
dola con humilde sagacidad , como las tiendas de
Salomon y los tabernáculos de Zedar , en lo este
rior denegridos con las inclemencias de los tiem
pos , pero en lo interior muy ricos y adornados de
hermosura : asi quiere Dios a sus siervos, y te quie
re á tí en lo esterior pobre y humilde , denegrido
con la penitencia y marchito con la mortificacion,
y en lo interior de tu alma hermoso , snimancha,
puro v adornado de todas las virtudes. Mira que te
mira Dios á quien no puedes engañar , y atiende
si andas al contrario de lo que quiere de tí , en lo
esterior muy adornado y en lo interior muy feo y
denegrido. Mira cuánto cuidas del vestido , y de la
comida , y de la tez del rostro , y del adorno del
cuerpo , y de que tus acciones sean lucidas y pa
rezcan bien á los ojos de los hombres , y el des
cuido que tienes de tu alma , y qué poco.se te dá
que parezca ó no parezca bien á Dios y á los ánge
les que la miran. Vuelve la hoja y llora tu descui
do y empieza desde luego á servir al Señor, á cui.»
dar de tu alma , y á descuidar de todo lo esterior.
Punto IV. Considera la mordacidad del grano
de mostaza, el cual masticado, quema, pica y abra
sa el paladar y saca lágrimas de los ojos , porque
el reino de los cielos se ha de ganar por la morti
ficacion de los apetitos de la carne, entrando por
la senda estrecha de la vida, negándonos el gusto
en lá comida y la bebida y la anchura en los delei
tes sensuales , negando los parientes y amigos por
amor de Cristo y tambien á sí mismo , y sufriendo
persecuciones y trabajos y llevando la cruz en pos
del Señor con suma paciencia y humildad.
MEDITACIÓN XLV.
Para el martes.
MEDITACIÓN XLVI.
• Para el miércoles.
MEDITACIÓN XLVII.
Para el jueves.
MEDITACIÓN XLV1II.
Para el viernes.
MEDITACIÓN XL1X.
/' Para el sábado.
iMEDITACION
Oe san Francisco Javier, apóstol de la ludia.
(3 de diciembre.)
Punto primero. Considera cómo cumplió san
Francisco Javier lo que manda Cristo en su Evan
gelio (1) , que estemos ceñidos y con luces en las
manos; pues se ciñó tan apretadamente con el
cíngulo dela castidad y pureza, guardándola toda
la vida entre tantas ocasiones y en medio de los
gentiles y enemigos de esta virtud, y con el cín
gulo de la mortificacion, macerándose .con ayunos
y penitencias y negando todos sus apetitos , ha
ciéndose continua guerra y violencia á sí mismo
con la luz en la mano de la santidad y ejemplo de
vida con que alumbró al mundo ; ponte delante de
. (I) Luc. 12.
— 271 —
los ojos este espejo, y aprende mortificacion, pe
nitencia y santidad ; reprende tu cobardía para la
virtud, y el amor propio que -te vence continua
mente , y pídele á Dios gracia por los méritos de
este santo, para ceñirte con la penitencia y con
servarte en toda pureza, y dar el ejemplo de vida
que tienes obligacion segun tu estado.
Punto. II. Considera cómo estuco siempre ve
lando como manda Cristo, sin descuidarse un pun
to asi en su aprovechamiento, caminando sin pa
rar de virtud en virtud á la cumbre de la perfec
cion, como en el celo de aprovechará los próji
mos , diligenciando . incansablemente su salva
cion y provecho espiritual. Ponderala sed insacia
ble que tuvo de la salvacion del mundo, las leguas
que anduvo, los trabajos que pasó, los riesgos á
que se puso por sacarlos de las tinieblas de la in- .
fidelidad y de la cautividad del pecado á la luz y
libertad de hijos de Dios: item la grandeza de co
razon de que le dotó ' el cielo para despreciar las
comodidades y las honras,, y la misma Tida por la
gloria de Dios, y emprender cosas grandes y difí
ciles por su amor; y alaba á Dios, que tan mara
villoso se mostró en su siervo, y pídele que te dé
una centella de aquel fuego que tuvo en su pecho,
para despreciarte á tí mismo y todas las cosas
criadas -por su amor.
Punto III. Considera la alteza de sus virtudes,
con las cuales resplandece como un sol en la Iglesia
de Dios, su humildad enseñando á los niños, á los
rudos, a los esclavos y los pobres la doctrina cristia
na y los rudimentos de la fé, su caridad sirviendo á
— 272 — .
los enfermos en los hospitales, y acudiendo á todos
como si fuera siervo de todos en cuanto le habian
menester, su obediencia exactísima á la seña del
superior, su pobreza sin tener ni traer mas que su
breviario y los ornamentos para la. misa, su ora
cion continua juntándola con la accion esterior,
su afabilidad y mansedumbre con que ganaba los
corazones dejados, su paciencia* en los trabajos,
las ansias que tuvo del martirio y las diligencias
q ue hizo por él, entrándose tantas veces por las
tierras de los gentiles ; últimamente el amortan
encendido que tuvo á Dios, en que se abrasaba su
alma, deseando unirse con él; y alaba á Dios, que
le crió y escogió para apóstol suyo -en tierras tan
estendidas é incultas, y que le dotó de estas y otras
muchas virtudes para cumplir el ministerio de su
apostolado, y pidele á Dios gracia y al santo que
te la alcance para seguir sus pasos por' las huellas
(pie dejó de su santidad y virtudes.
Punto- IV. Considera" cómo le ciñó Dios para
premiarle Conforme lo prométido en su Evangelio,
enriqueciéndole en esta vida con tantos dones y
gracias soberanas de profecía, de hacer milagros,
curar enfermos y tullidos, lanzar demonios, suje
tar los mares, resucitar los muertos, convertir los
infieles en tantos millares como trajo á la fé de
Jesucristo, con tantas ilustraciones y consuelos es
pirituales que no los podia llevar , pidiéndole á
Dios que acortase su mano, y el premio que le dió;
y en la otra vida con laureolas de apóstol, de doc
tor, de virgen, de mártir en el deseo, que equiva
le á la obra en el acatamiento de Dios. Dale milpa
—2'J3—
rabienes de su gloria, y pídele que te sea interce
sor para con Dios nuestro Señor, y que te alcance
su gracfa para celar su fyonra en este mundo y bus
car incansablemente tu aprovechamiento y el de
los prójimos, y merecer alguna parte del premio
inestimable que alcanzó.
MEDITACIÓN
De san Nicolás obispo.
(6 de diciembre.}
PUNTO PRIMERO. Considera la raiz de la dicha de
esté santo , que. fue sil.grande piedad con que so
corrió á tres pobres doncellas, rescatando sus al
mas de la tiranía. del demonio, dándoles dote para
casarse. Pondera. cuán acepta es la limosna y en
especial la que mira al bien del alma y á escusa r
pecados; y aprende de san Nicolás á ejercitarla
con sus prógimos, esperando en retorno mayores
riquezas de Dios. »
PUNTO II. Considera los grandes trabajos que
padeció estelanto de persecuciones, cárceles, cau
tiverios y tiranías de los enemigos de Cristo. Pon
dera la constancia y alegría con que los sufrió, *y
anímate con su ejemplo á padecer por el Señor,
y á no rendirte á los trabajos, tii volver atrás en .
la virtud por ninguna contradiccion.
PUNTO 111 Carga la consideracion en la mila
grosa eleccion de este santo en el obispado, reve
lando á los electores por ministerios de los ánge-
Toiioi: 18
— 274 —
les que le pusiesen en la silla de aquella iglesia,
porque era su voluntad. Pondera el cuidado que
üene Dios de honrar á sus siervos y mas á.los que
mas descuidan de sí , y resuélvete á resignarte en
las manos del Señor , sirviéndole fidelísimamente:
item pondera, que escogió Dios para obispo al
mas humilde y al que se tenia por mas^ndigno de
aquella dignidad , pocque tiene Dios cuidado de
ensalzar á los humildes como de abatir á los so
berbios. Entra con el espiritu en aquel templo , y
mira cómo consagran en obispo á san Nicolás, la
alegría de todos y encogimiento suyo y la tristeza
por verse tan honrado; y da gracias á Dios porque
dió tal prelado á su Iglesia y pídele afectuosamente
que envie ahora otros muchos tap santos como san
Nicolás.
PUNTO IV. Considera la vida que hizo este glo
rioso pontífice en el obispado, su humildad en me
dio de sus honras, la vigilancia que tuvo de sus
ovejas, su predicacion , sus limosnas, esmerándose
mas en socorrer los pobres , cuanto mas le daba
Dios: mira el ejemplo de su vida resplandeciendo
como un sol en el cielo de la iglesia : entra en lo
interior de su alma y mirala bañada de dulcísima
devocion , un retrato de los espiritus angélicos,
obrando continuamente en bien de sus prógimos
sin perder de vista á Dios. Pondera las gracias de
que le dotó, y en particular el don de hacer mila
gros que persevera en sus reliquias hasta hoy.
Considera últimamente cuán glorioso le hizo Dios
en la tiera y en el cielo y dale mil gracias por
ello, y toma su vida por dechado de la tuya y pí
— 275 —
dele gracia á Dios para copiarla en tu alma, y se
guir el ejemplo de las heróicas virtudes en que
resplandeció.
MEDITACIÓN
De san Ambrosio doctor, de la iglesia y para el
«oniun de los doctores sobre el evangelio.
- llatth. 5.
(7 de diciembre.)
Punto primeko. Considera que llama Cristo á
los doctores y prelados sal de la tierra, porque
como dice san Gerónimo han de esterilizarla de
los vicios y preservarla de toda corrupcion de ma
las costumbres, y no podrán cumplir este minis
terio si ellos se desalan , perdiendo el espiritu y la
virtud para convertir los hombres á Dios. Pondera
la oyigacion que te corre á fuer de discípulo de
Cristo, y cómo la has cumplido hasta aquí. Mira si
has sido sal que preserve, ó raiz amarga que con tu
mala vida y malas palabras apartes los hombres de
Dios y los inficiones con el contagio de tus vicios.
Mete la mano en tu pecho y reconoce tu [ioca vir
tud y cómo te has desalado en l#s negocios este-
riores, vertiéndote como agua en los gustos de la
tierra y pide á Dios perdon de tus pecados, y gra
cia para emnendarte y recuperar lo perdido en la
vida venidera.
Punto II. Considera que por el mismo tenor,
los llama luz del mundo, porque le han de alujn
— 416—
brar con los resplandores de su doctrma, y el ejem
plo de su vida. Pondera cuál es la tuya y cuantós
tinieblas de vicios, pecados y de mfidelidad asi de
heredas como de gentilidad y malas sectas ocupan
el mundo por tu negligencia , y por no tomar cui
dado ni trabajo en alumbrar á los que estan senta
dos en la sombra de la muerte. Tiembla de a
cuenta tan rigurosa que te«ia de pedir Dios de la*
almas de tus prógimos y de la perdidon del mun
do, y del desmedro de la tuya; y arrojate » sus
pies, pidiéndole perdon y gracia para gastarle todo
en cumplir tu ministerio „como le cumplió, e Sal
vador del mundo, trabajando y sudando hasta dar
la vida en un madero por los hombres.
Punto III. Considera aquellas palabras de Cris
to cuchas á los prelados y doctores; No se enciende
la hacha y se pone debajo de la medida , sino en el
canelero 'para que alumbre á todos losdelacasji.
Pondera que los llama hacha , porque al paso que
alumbra se gasta, y los prelados y doctores se han
de gastar en alumbrar y ensenar a toctos : nenian
de lastar á los subditos ó discípulos sus haciendas
y. sus fuerzas, sino ellos han de gastar las suyas en
su provecho : y dice que no ponen a luz debajo
de la medida, porque no han de dar la de su doc
trina por tasa y medida, limitándose a estos y no a
los otros, á este lugar ó tiempo, sino a todos igual
mente, con .tanto gusto y prontitud al pobre como
al rico, y al pequeño como al grande, con la igual
dad que el .sol reparte sus rayos á todbs , sm dife-
• rencia ó particularidad alguna. Entra en cuenta
contigo y mira si cumples esta doctrina , y si das
— ÍT7 —
la tuya con esta igualdad y prontitud, gastanda
tus fuerzas y salud en la salud de tus hermanos; y
esfuérzate con la gracia divina á aprovecharlos con
palabras y obras, con enseñanza y ejemplo , con
siderando lo que dice Cristo , que el que hiciere y
enseñare será grande en el reino del cielo.
Punto IV. Discurre por la vida del glorioso san
Ambrosio y medita despacio cómo cumplió estos
documentos, preservando á los fieles de la corrup
cion de los vicios con la sal de su ejemplo y doc-
trina, dándoles luz con su enseñanza para caminar
al cielo desterrando las tinieblas de los errores y
heregías con la luz de la sabiduría. Pondera cómo
gastó su vida en cumplir su ministerio, y la igual
dad que tuvo para con todos, rílirando á Cristo en
cada uno y pídele á Dios gracia para imitarle y dar
el ejemplo que dió al mundo con su santa vida,
para merecer reinar en su compañia en el cielo.
' MEDITACIÓN
De la gloriosa santa Lucía Virgen y mártir.
(15 de diciembre.)
Punto primero. (1) Considera cómo cumplió la
gloriosa santa Lucía lo que Cristo aconseja en su
Evangelio : conviene á saber , que compremos la
preciosa margarita de la gracia y el tesoro de los
bienes celestiales á costa de todo lo terreno, pues
(lj Matth. 13.
- «78 —
i» mas mínima parte de él vale mas que todo el
mundo de que nos dió ilustre ejemplo santa Lucía,
repartiendo á los pobres todo su patrimonio por
grangear este tesoro, y comprar esta preciosa mar
garita; y aprende tú á hacerlo mismo, desterrando
de tu corazon la codicia de las riquezas de la tier
ra por grangear las del cielo. Pondera aquellas pala
bras que dijo á su santa madre que el hacha, ha de
ir delante y no detrás, -para alumbrar en el cami
no , y la limosna y las buenas obras han de ir
siempre adelante en vida y no esperar la muerte:
mira si sigues este consejo y tómale de su boca
como si le hubiera dicho para tí.
Punto II. Considera la piedad que tuvo para
con su madre , diligenciando por todos los medios
que pudo su salud, y la religion y culto que tuvo
de las reliquias de los santos visitando .y veneran
do las de la gloriosa santa Águeda , para alcanzar
su intercesion. Medita los coloquios que tuvieron
las dos santas, la una del cielo y lá otra de la tier
ra. Pondera cuán aceptos son los buenos á los
santos de la gloria, pues tan familiarmente se tra
tan con ellos. Entra con el espiritu en el de Santa
Lucía , y contempla el gozo que bañaría su alma
con la visita de la gloriosa ¿anta Águeda y las
. mercedes que alcanzó del Señor por su intercesion;
y saca de este panal de miel igual devocion para tu
alma y enseñanza para tu vida, aprendiendo á ve
nerar los santos, visitar sus reliquias , imitar sus
virtudes y valerte de su intercesion.
Punto III. Considera el voto de perpétua virgi
nidad que hizo á Dios Santa Lucía en sus tiernos
— 279 —
años, y la corona del martirio con que la premió-
dándola tan grande constancia para padecer tan
atroces tormentos por su amor y en especial con -
sidera la firme confianza que tuvo esta Virgen en
su celestial esposo de que la defendería de aquellos
lobos carniceros, y no permitiría amancillar su
castidad, la cual no* le salió vana, pues la defendió
y preservó con tantos y tan grandes milagros,
dándola virtud para vencer á sus enemigos: dale
gracias al Señor por las que dió á esta santa, y pí
dele por sus méritos que te dé alguna parte de ellos
para ofrecerte á su servicio y confiar firmísima-
mente en su piedad , que te sacará victorioso de
los comba"tes que padecieres por su amor.
Punto IV. Concluye esta meditacion con la pon
deracion de su martirio y la gloria que ganó asi
en el cielo como en la tierra : mirala en medio de
las llamas sin lesion, y despues atravesado su cue
llo con el cuchillo del verdugo, y su alma volar al
cielo triunfando, acompañada decoros de" serafi
nes. Levanta los ojos al cielo y contempla la gloria
que recibe en premio de su santidad y martirio, y
cómo los trabajos pasarán tan brevemente , y
el premio dura y durará para siempre, y esfuér
zate con sfc ejemplo á servir á Dios y á padecer
muchos trabajos por su amor.
- 280 —
MEÍHTAáON
En la fiesta del apóstol santo Tomás.
(21 de diciembre.)
Punto primero. Considera cómo estando los
discípulos (if congregados erf el Cenáculo, teme
rosos de la persecucion de los judios , las puertas
cerradas , y ausente Santo Tomás , entró Cristo á
visitarlos y consolarlos glorioso y resplandeciente,
y los habló amorosamente saludándoles con aque
llas dulces palabras : Pax vobis, la pste sea con
vosotros, no temais, etc. y con su vista todos se
bañaron de gozo y alegria y perdieron e\ temor
que ocupaba sus corazones. Pondera el cuidado
que Dios tiene de los suyos y la vigilancia con que
mira por ellos, y cómo adonde no pudo entrar el
mal que los judios pretendian hacerles, no hubo
puerta cerrada para el bien que Cristo les hizo con
su celestial visita, porque no la hay para su Divi
na Magestad, ni la habrá para visitar tu alma, y
consolarte en los trabajos y aflicciones. si tú con
confiares en su bondad y providencia Cobra una
grande esperanza en su piedad, y pídele que visi
te tu alma y te anime y esfuerce para su servicio,
como animó y esforzó á sus discípulos.
Punto II. Considera cómo por no estar Santo
Tomás con los discípulos perdió el gozo y consuelo
(1) Joann. 20.
—m-
que recibieron los demás con la visita del Salva
dor , y aprende cuánto daño causa al espiritu la
singularidad, y apartarse del comun proceder de
los demás , que es causa de muchos males y do
perder muchos bienes. Pondera cómo en viniendo
Santo Tomás le dijeron los apóstoles la visita del
Señor, y la incredulidad que ocupó su corazon, sin
rendirse á la exhortacion y fe de tantos y tan abo
nados testigos como eran los discípulos del Señor,
y teme de caer en semejante culpa , pues no
eres mas fuerte ni mas santo que era este santo
apóstol , y aprende á no fiarte de tu juicio, sino
rendirte al de los mayores y á las personas de cré
dito y de autoridad que te aconsejaren lo que te
importe creer y obrar para tu bien.
Punto III. Entra en el Cenáculo, adonde esta
ban los apóstoles, con la consideracion, y mira, y
contempla cómo estando juntos con . Santo To
más, volvió segunda vez Cristo Redentor y Señor
nuestro á visitarlos y á recoger como buen pastor
aquella oveja descarriada de su rebaño : atiende á
la benignidad de su semblante , la dulzura de sus
palabras, la alegría de su rostro, el cariño con que
miraria* todos y en especial á Santo Tomás , y le
diria aquellas palabras tan llenas de amor y cari
dad : mete los dedos en mis llagas y las manos en mi
costado y no quieras ser incrédulo, sino fiel. En que
dió á entender que por él solo volvería á padecer
las llagas y muerte que padeció por todo el mun
do. Pondera el amor tan intenso que Cristo tiene
á los hombres, y el que te tiene á tí , y cuánto
amor le debes porque te redimió á precio tan eos
- 282 —
toso, y aprende de su caridad á tenerla con tus
prójimos y á dar si fuere necesario tu sangre por
su salvacion. Pondera otrosí el empacho y arre
pentimiento con que el santo Apóstol se arrojaria
;i sus pies en medio de todo aquel Senado, las lá
grimas con que le pediria perdon, confesándole
por su Dios y Señor , y arrójate tú con él á los
pies del Salvador pidiéndole perdon de tus peca
dos y que te tenga de su mano para no volver á
ellos.
PUNTO IV. •• Carga el peso de la consideracion
sobre la vida «que hizo este glorioso apóstol en el
resto de sus dias. Contempla el colmo de virtudes
que acaudaló en su alma , el celo que ardia en su
pecho de aplicar la gloria de Cristo , el fervor con
que atravesó el mundo , penetrando hasta lo mas
remoto 'de las Indias, alumbrándolas con la luz del
Evangelio.. Pondera la infinidad de almas que tra
jo á Cristo sacándolas de las tinieblas de la infide
lidad y los trabajos tan crecidos que padeció, hasta
dar la vida por amor del Salvador , y últimamente
la corona de que goza en la gloria, y pídele que te
alcance gracia del Señor para imitar sus virtudes
y seguir sus pisadas hasta llegar en su compañia
al reino eterno de Dios.
, . ' r- 283 —
MEDITACIÓN
De 1a vida y virtudes de san Antonio Abad.
(17 de enero.).
-Punto primero. Considera lo primero en la vida
de este santo su vocacion y pronta obediencia á la
voz de Dios; porque entrando en la iglesia y. oyen
do aquella sentencia de Cristo que dic% (1) : Si
quieres ser perfecto, ve y vende iodo cuanto tienes, da
lo á los pobres y sigueme , las tomó como dichas
para sí de la boca de Cristo y vendió, toda su ha
cienda y la dió á los pobres y se retiró al desierto,
á entregarse á la oracion y penitencia, confiado en
la providencia de Dios : este fue el principio de
toda su dicha y lo sera de la tuya , si sabes seguir
sus pisadas. Considera la puntualidad con que
obedeció á la voz de Dios y cuántas te ha dado á
ti para que le sigas y seas perfecto* y has resis
tido y héchote sordo á sus inspiraciones. Conside
ra otrosi cuánto te importa oir con atencion los
evangelios y sermones que son las voces de Dios,
y aprende de san Antonio á dejar el mundo pop el
cielo y atesorar riquezas eternas , dando limosna á
los pobres y á confiar en la misericordia y provi
dencia de Dios.
Punto II. ' Mira- á san Antonio en el desierto,
apartado de los hombres y acompañado de. Dios y
• .
- (1) *Luc. 19.
— 284 —
de sus ángeles. Contempla la vida que hace, mas
angélica que humana , su penitencia , sus ayunos
dilatados por tantos dias coh tan j)oco- sustento,
pasando mucho tiempo sin comer hocado, espues
to á las inclemencias del tiempo: mira cómo le dio
salud Dios nuestro Señor , y tan larga vida que
pasó de cien años, y toma aliento para" la peniten
cia y maltratamiento de tu cuerpo, y pierde la co
bardía y el amor propio, que te engaña, y te hace
abrazar el regalo y confia en la divina magestad.
que te dará fuerzas y salud para hacerle sacrificio
de tu cuerpo por medio de la mortificacion y pe
nitencia.
Punto III.. Considera las batallas que tuvo san
Antonio con los demonios y las guerras tan con
tinuas que padeció'de los espiritus malignos, así
visible como invisiblemente, y cómo las venció
todas con la gracia divina y las coronas que ganó
en sus victorias ; y cobra ánimo y aliento para
guerrear con tus enemigos : no descaezcas si te
hallares tentado, considerando que Dios envia estas
guerras á los soldados escogidos de su milicia, sino
anímate y pon los ojos en la corona que te espera
y pídele al Señor una parte de la gracia que dió á
san Antonio, y al santo, que te énseñe á pelear
hasta alcanzar victoria.
Punto IV. Considera el fruto tan "grande que
hizo san Antonio en el mundo desde el desierto
con el ejemplo de su vida; pues»oyendo la que ha
cia, se. convertian los hombres pecadores en Roma
y Alemania y en toda Europa, y»se movieron á de
jar el mundo y seguirle tan. grande número de
— 285 —
hombres que poblaron los desiertos-» haciéndose
sus discípulos, y dura hasta hoy su ejemplo y el
fruto que coge la iglesia de él; y coteja tu vida con
la suya, y mira cuán lejos vas de lo que ellos fue
ron y cuantos has convertido con tu ejemplo, y si
h«n sido mas los escandalizados con tus malas cos
tumbres y llora tus culpas y corrige tu vida y pide
á Dios nuestro Señor por los meritos de este santo,
que te dé gracia para seguir sus pisadas é imitarle
en todo.
MEDITACIÓN '
. De la cátedra de San Pedro!
. (18 de enero.)
Preguntó Cristo á sus discípulos (1) : ¿Que opi
nion tienen los hombres de" mí? Respondieron, que
unos le tenian por Elias , otros por Jeremías y
tiros por san Juan Bautista ó alguno de los pro
fetas : á 10 cual replicó: Y vosotros ¿qué decís de
mí? A quien san Pedro respondió por todos» Tú
eres Cristo, Hijo de Dios vivo , que bajaste á este
mundo: y Cristo dijo á Pedro : Tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi iglesia.
Punto primero. Considera el cuidado que tuvo
Cristo de la opinion y buen nombre para con los
honibres, cumpliendo el consejo del sabio que
dice (2): Ten cuidado del buen nombre, porque es de
. (1) Matüi. 16.
(2) Ectl. 41.
— 286 —
mnyor precio* que grandes tesoros de oro y plata ; y
pues Cristo cuidó del suyo , no descuides tú del
tuyo. Saca de este consejo no dar ocasion de tener
mala opinion de tí: vive ajustadamente delante de
Dios y de los hombres , porque de todo se sirve
Dios y todo importa para su santo servicio.
PUNTO II. Considera lo que pondera san Geró
nimo: conviene á saber, que habiendo- preguntado
á los apóstoles, qué opinion tenian de él los hom
bres, añadió : Y vosotros ¿ qué decís de mi? distin
guiéndolos de les hombres , como si no fueran
hombres, porque los que están «n su escuela y se.
tienen por sus discípulos, no han de tener resabio
de hombreé mundanos, ni ambiciones, ni conten
ciones• ni codicias, ni sensualidades , sino como si
fueran fodo espíritus, deben estar agenos de todas
estastfificiones terrenas. Entra la mano en tu pe
cho y mira cuánto ha que cursas en la escuela de
Cristo y si te hallas en este grado, desnudo y
apartado de toda aficion humana, ó si te tiran los
deudos y amigos , y los valimientos , y los hono*
res, gustos y riquezas de la tierra, y llora tu ti
bieza' y lo poco que has aprovechado en la.escuela
de tan grande maestro y procura darte prisa en lo
porvenir y recuperar lo pasado.
PUNTO III. Considera cuán errados son los jui
cios de los hombres y qué poco caso hay que ha
cer de ellos, pues ninguno dió en el blanco de la
verdad, y todos erraron, y no hagas caso en ade
lante de lo que dicen de ti en el mundo, sea bueno
ó sea malo. Levanta los ojos y el corazon á Dios,
cuyas balanzas son justas v da á r^H*» nr»o«v
— 287 —
y valor, y mira qué concepto tiene de tí, y conoce
que este es el verdadero "y todos los demás falsos, y
procura servirle y agradarle buscando su gloria y
honra en todas las cosas y vivirás con grande paz:
pídele que te dé esta gracia que no pretendas sino
servirle y agradarle en todo lo que hicieres.
Punto IV. Considera cómo san Pedro dió en el
blanco de la verdad y respondió por todos, porque
Dios le dió la ciencia y sabiduría para acertar en
todo y la vinculó á su silla y á todos los sucesores
en ella. Gózate de tener tal maestro y en él un
oráculo cierto de todo lo que importa saber para
tu salvacion, y pídele á nuestro Señor gracia para
no apartarte un punto de su fe y para seguir y
guardar sus determinaciones y mandatos, como
divinos y pronunciados por la boca del mismo
Dios, y llora juntamente la ceguedad de los here
jes que no conocen esta verdad, y p'ídele al Señor,
que los alumbre y traiga á su conocimiento para
que sean de su rebaño y alcancen su salvacion.
*
MEDITACIÓN
De san Fabián y san Sebastian, y para el común
de los mártires.
(20 de enero.)
.
Punto primero. Considera lo primero qué pa
decieron estos dos santos mártires y el premio que
recibieron y gozan ahora en el cielo. Pondera
con cuánta brevedad pasaron sus tormentos y que
— 288 —
su corona es eterna, y anímate con su ejemplo á
llevar tus trabajos no solo ton paciencia sino tam
bien con alegria, como fc aconseja Cristo en su
Evangelio, considerando que por esto poco y bre
ve que ahora padeces, has de merecer un premio
de eterna gloria como le alcanzaron con lo que
ellos padecieron ; y pues tienes el mismo Dios" que
tuvieron, confia en su bondad que te dará su gra
cia para no descaecer sino tener mucha paciencia.
Punto II. Considera lo que se cuenta del glo
rioso san Sebastian , que era muy valido del Em
perador Diocleciano, por las virtudes en que res
plandecia, porque la virtud es amable á Dios y á
los hombres, y el mejor y mas seguro medio para
alcanzar los bienes eternos y temporales, pues to
dos vienen de la mano del Altísimo y los da á
quien es servido. Vuelve los ojos á tí mismo y mira
cuám errado has andado hasta .aquí mendigando de
las criaturas los bienes temporales , olvidado del
Criador, usando de medios humanos para alcan
zarlos y vuélvete á Dios nuestro Señor y al cami
no de la .virtud , que por este medio alcanzarás lo
quemaste conviene para tu salvacion, que son los
bienes eternos.
Punto III. , Considera cómo san Sebastian se
aprovechaba del favor que le hacia el Emperador,
no para sus intereses y adelantamientos, sin» para
consolar á los mártires y animarlos á la pelea , y
convertir á los gentiles á la fe de Cristo, y por esta
virtud alcanzó tan gloriosa .corona de mártir.
Aprende á buscar en todo la gloria de Dios y el
bien de las almas, y no tus intereses propios y por
. — 289 —
este medio alcanzarás las mercedes dobladas del
Señor. Busca ser valido, no de los príncipes ter«
renos, sino del Emperador celestial como lo hizo
san Sebastian, el cual trocó la gracia del empera
dor de la ¿ierra#por el del cielo : aprende tú á
despreciar lo humano por lo divino , y dejar a los
hombres por Dios, cuyo favor y valimiento es el
verdadero, y solo digno de ser estimado.
Puntó IV. Considera los tormentos tan acerbos
que pa.deció san Sebastian , atándole á un palo, y
cubriendole de saetas. Pondera- los dolores que
padecería; y entra dentro de su pecho con la me
ditacion y considera el amor que tenia áDios, y la
alegría con que 'padecia por él y le ofrecia aquel
tormento; y luego considera cómo convaleció de
él y su invencible constancia ; pues habiendo pa
decido tanto , no dudó de ofrecer segunda vez la
vida por su fe, .oponiéndose con valor al Empe
rador y reprendiéndole de su crueldad, y pade
ciendo segundo martirio por su Dios : aprende,
constancia de la que tuvo este glorioso mártir, y
pídela al Señor por sus merecimientos , y al santo
que te admita en su compañia y por discipulo de
su escuela y te alcance gracia de Dios para sufrir y
padecer, y merecer la corona que alcanzó.
Tono I. 19
.— 5M -, .
• MEDITACIÓN
De la pureza y martirio de la Virgen Santa InéV.
(21 de enero.)
Punto primero. Considera cómo una niña de
trece años pudo con la gracia de Dios vencer á los
tiranos y despreciar sus tormentos y los regalos y
delicias de la carne por el amor de Jesucristo , el
cual le dió fuerzas para salir victoriosa de tantos
y tan duros combates,, yavergüépzate en su pre
sencia de ver cuán cobarde- eres para sufrir cosas
menores por amor de Dios. Dale mil alabanzas
porque asi se mostró en esta gloriosa santa en tan
tiernos años, en tanta hermosura y nobleza , y en
tan ricas ofertas dándole gracia para despreciarlo
todo por su amor ; y aprende de esta niña á amar
á Dios de todo tu corazon, despreciando por él todo
"cuanto el mundo adora y sufriendo todos los tor
mentos del mundo hasta dar mil vidas que tuvie
ras por su amor.
* Punto II. Considera la confianza tan grande
que tuvo esta santa Virgen en la bondad y provi
dencia del Señor, ía cual faltó á Orígenes y á otros
filósofos, venciéndolos á todos en esta virtud, y
cómo al paso.de su confianza fueron las miseri
cordias que Dios usó con ella , Vistiendo" milagro
samente* su desnudez con "sus cabellos,* para que
no fuese" vista de los hombres , y enviando su an
gel para que defendiese su honestidad : aprende á
T i '.}'¡i!
—m—
confiar en Dios si quieres esperimentar sus favores.
Considera que por no haber tenido la confianza
que debes, no te los híf dado el Señor: duélete de
tu poca fe y de no haber tenido la Esperanza que
debes en su bondad;' y pídele por los mégtos de
santa Inés que te la dé en adelante y gracia para
amarle y servirle como debes,
PUNTO III. Considera la ceguedad de los hom
bres y la ingratitud de los tiranos que con tantos
milagros como obró nuestro Señor por medio de
Santa Inés', no se convirtieron á su fe; y hacién
doles por ella tantas mercedes, estuvieron tan lejos
de agradecérselas que le quitaron la vida: ¡oh yi-
humanidad .inaudita y entrañas masque de fieras?
Aprende lo que son los hombrea y dale gracias á
Dios por las mercedes que te ha hecho : muéstrale
agradecido y pídele qiie dé .luz á^os Uiílefes para
que le conozaan , y a Santa Inés que interceda y
alcance la gracia del espirite divino para toda la
iglesia y á tí en particular como á mas necesitado.
• PUNTO IV. Contempla la gloria en que se apa
reció Santa Inés á sus padres, pasada la tempestad
• de su martirio, gloriosa y hermosa mas que el mis
mo sol, coronada de flores, que nimca se marchitan ,
en compañia del Cordero inmaculado , y del coro
de las. Vírgenes con palmas en las manos, vestida
de inriiortalidad. Contempjp su eterna felicidad en
aquella <¿orte del ciclo, el premio tan crecido que
le dieron por tan breve martirio; y esfuérzate con
su ejemplo á pattecer eu esta breve vida .para gti-
/ar los premios eternos en la oír». Échale á sus
pies y pídele que pues se halla al lado del Señor,
— 292 —
hable «na palabra por tí. y le pida te de su gracia
para servirle en esta vida hasta la muerte y llegar
á gozarle en.su compañia m la otra ; y luego cus
curro por las necesidades propias y agenas, y rué
gale que interceda por todos.
MEDITACIÓN
E>el glorioso san Ildefonso Arzobispo de Toledo.
(25 de enero.). , , .. «
• . .
Punto primero. Considera la devocion tan cor
dial que tuvo san Ildefonso á la Santísima Virgen
desde los primeros años- de su vida hasta los últi-
mtt de su muerte , criándose con esta leche desde
la.cuna» y aümontándose siempre con este nectar
celestial todo el discurso de su vida , esmerándose
cada dia mas en su a¿nor y servicio*sin perdonar
á desvelo ni trabajo por honrarla y servirla. Pon
dera cuántas y cuán grandes virtudes grangeó parg
su alma con esta devocion, enriqueciéndole Dios y
la Santísima Virgen de uña angélica pureza , de
sabiduría celestial , de caridad ardiente para con
Dios y los hombres,- de humildad, celo, prudencia
y desprecio del mundo, y aprecio'de los bienes ce
lestiales. Alaba á Dios que tan maravilloso se
muestra en sus santos;^ pídele per los méritos de
san Ilde/onso, que te dé alguna parte de ta gracia
que le comunicó para amar y servir á la reina del
cieby para imitar el restó* de sus virtudes con el
fervor que el santo las ejercitó. . ,. ; .
_ 293 — *
PUNTO u. Considera el valor con que siendo tan
noble y Arcediano de la Santa Iglesia de Toledo,
despreció el mundo y cuanto podia tener en él, y
dejando sus padres y parientes y los regalos de su
casa, se sacrificó á Dios en el ara de la religion:
medita la vida tan santa que hizo en el monaste
rio, su obediencia , sn pobreza, su mortificacion y
oracion, viviendo á soloJDios, y muerto al mundo,
y aprende á despreciar todo lo terreno por Cristo,
y á solo codiciar las riquezas celestiales que son las
verdaderas. ,
PUNTO III. Considera cómo las honras buscan á
quien las deja y huyen de quien las codicia, como
se vió en este santo, quien estando retirado en su
convento, le sacó Dios para colocarle en la silla
arzobispal de la santa Iglesia.de Toledo. Medítala
vida que hizo en esta dignidad ylas.virtudes con
que resplandeció; alumbrando á todws con su ejem
plo y doctrina, y carga la consideracion en el celo
de la gloria de Dios y de su Santísima madre, con
que defendió su pureza con la predicacion y los
libros contra los herejes que pretendieron obscu
recérla con las tinieblas de su falsa doctrina. Atien
de otrosí á la caridad que tuvo para con los po
bres, repartiendo en limosnas liberalísimamente
las rentas de su arzobispado y dándoles la comida
en su palacio, sirviéndoles poV su propm persona,
ostentandose mas humilde, cuanto se hallaba mas
"honrado; y pídele gracia al Señor para saberte mi
rar en este espejo y corregir laa faltas de tu vida y
ajustar tus costumbres con el dechado de este glo
rioso y bienaventurado santo.
— 294 —
Pinto IV. Contempla las mercedes que le hizo
la reina de los ángeles' María Señora nuestra en
pago de sus servicios: lo primero enviando á Santa
Leocadia, que en presencia del rey y toda su corte
le agradeciese de su parte el cuidado y diligencia
con que defendió su honra, con aquellas honorí
ficas palabras: Itdephonse , per te viv.it Domina mea,
qui habitat in excelsis: Alonso, por tí vive mi Seño
ra, que hahita en los, altos cielos: lo segundo vi
niendo la misma reina del cielo acompañada de
innumerables espiritus angélicos á remunerarle
con la casulla que*le dió de su mano. Contempla
por una parte la liberalidad con que la beatísima
Virgen galardona á sus devotos y por pequeños ser
vicios hace tan crecidas mercedes ; y por otra el
encogimiento con que se hallaria el glorioso san
Ildefonso en.presencia de la Emperatriz de los án
geles María Santísima, sin atreverse á mirarla, pos^
Irado en el suelo con profundísima humildad, ado.
rándole sus plantas; y cómo la beatísima Virgen le
mandó llegar y le enriqueció con aquel don de la
gloria, diciendo las palabras que refiere su histo
ria: Porque guardaste tu pureza y defendiste la mia,
recibe esta vestidura de los tesoros de mi hijo: en que
tienes mucho que meditar /y que aprender y en
especial á ser liberal con Dios y con su Santísima
madre, para que sean liberales contigo. Dale el
parabien á san Ildefonso de las mercedes que reci
bió de sus manos, y pídele con todo el afecto de tu
alma que te haga participante de ellos y que te
alcance del Señor gracia para merecerlos.
— 295 —
#. " . MEDITACIÓN
. i , De la conversión do San Pablo.
MEDITACIÓN
Del glorioso san Joan Crisóstomo, doctor íe la
Iglesia.
(27 de enero,.)
Punto primero.. Considera lo que dice Cristo en
el Evangelio (1) , que los doctores y prelados de la
iglesia son luz del mundo y sal dela tierra; lo uno
por la pureza de su vida y el resplandor de sus
costumbres, y lo otro por la luz de sugdoctrina con
que alumbran á los hombres , enseñándoles el ca-
(1) Matth. 5.
mino del cielo y preservándoles como sal de la
corrupcion de los vicios. Dale á Dios gracias por
los maestros y prelados que ha dado á su iglesia, y
por los que te ha dado á tí en particular; y'mira
cómo te aprovechas de esta doctrina y la ceguedad
en que vives en medio de tanta luz, y la cuenta que
has.de dar á Dios de ella; y abre los ojos para ver
lo que te conviene y para corregir tus costumbres
y enmendar tu vida en adelante.
Punto II.' Pon los ojos en san Juan Crisóstomo
y considera cómo cumplió con los oficios de luz y
de sol, resplandeciendo con el ejemplo de tantas
virtudes, y alumbrando al mundo con la luz de su
doctrina , y preservando á los fieles de la corrup
cion de los vicios. Mira su celo, su valor , su vigi
lancia, el cuidado que tuvo de su rebaño, el pasto
que le dió de su doctrina de palabra y por escrito,
*el recurso á Dios en todas cosas , las llamas de ca
ridad que ardian en su pecho ; y. aprende de tan
gran maestro á servir al Señor, y á dar el ejemplo
que debes á los prógimos con tu vida y costum
bres: mira si los alumbras' para caminar al cielo,
ó si los descaminas con los malos ejemplos de tti
vida: llora tus faltas y pide á Dios su gracia para
cumplir con tus obligaciones , como san Juan Cri
sóstomo cumplió con Jas suyas. '
Pumo III. Considera los- grandes trabajos y
persecuciones que padeció este santo doctor por la
defensa de la iglesia y el valor con que se opuso á
los Emperadores de la tierra, sin rendirse á su
grandeza ni á sus dádivas ó amenazas , pisando
cuanto el mundo adora por el amor de su Dios; y
— Í9S —
dale muchas gracias por las que dio á este glorio
so santo, y pídele que envie muchos prelados á la
iglesia imitadores de sus virtudes y#que te dé su
gracia á tí para seguir sus pisadas en lo que pu
dieres segun tu estado, y ruega al mismo santo
que interceda con. el Señor y te alcance esta virtud
y te comunique su espíritu para despreciar el
mundo y seryir con todo fervor á Dios.
Punto IV. Contempla la gloria que tiene san
Juan Crisóstomo en el cielo y en la tierra, cómo
dieron fin sus trabajos en tan breve tiempo y su
gloria há tantos años que dura y durará para
siempre, haciéndole Dios tan glorioso, no solo en
el cielo, sino tambien en la tierra. Alégrate de su
dicha y anímate con su ejemplo á servir á tan buen
Dios que galardona tan cumplidamente á los su
yos, y no descaecer en los trabajos y persecucio
nes, porque no pierdas tan grande corona. Con
templa la que goza en el cielo y la que Dios te tie
ne preparada, y pelea como varon porque no re
ciba otro tu corona. Levanta el corazon á Dios y
pídele que te dé el esfuerzo y gracia que dió á san
Juan Crisóstomo , asi por su inmensa bondad
como por los merecimientos de tan. grande santo
coma fue.
.i .
. 9 MEDITACIÓN
*
(24 de febrero.)» • • .-
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Proemí*. 5
Meditacion I. Para el primer domingo de Adviento.
Del juicio universal 19
Meditación II. De la sentencia que pronunciará
Cristo en el juicio universal .. . 2í
Meditacion III. De la muerte. *..... 2'J
Mcdi/acion IV. De lo que sucede al alma en saliendo
del cuerpo. . . . . 33
Meditacion V.«De las penas del purgatorio. . . 37
Meditacion VI. De las penas del infierno 41
Meditacion Vil. De la gloria y premio. de los bue
nos 45
Meditacion I. Para el domingo segundo de Adviento.
Cómo san Juan Bautista envió, estando en ca
denas, sus discípulos á Cristo 50
Meditacion II. Del derecho de la Santísima Trinidad
. de la Encarnacion del Verbo eterno. .... 52
Meditacion III. Del yalof de este decreto, y los mo-
tivos.que tuvo Dios para hacerle 53
Meditacion IV. De la eleccion de nuestra Señora
para madre del Verbo eterno. . . . . . .
— 304 —
Meditacion V. De la Concepcion purísima de imes» " .
tra Señora 60
Meditacion VI. De la 'Natividad de nuestra Señora. 62
Meditacion VII. Del nombre de nuestra Señora. . 66
Meditacion I. Para el tercer domingo de Adviento.
De la embajada que enviaron los príncipes de
los sacerdotes á san Juan Bautista. • . . . . 69
Meditacion II. De la presentacion de nuestra Seño- .
ra en el templo. .-....: j. .... . 71
. Meditacion III. De la vida que lüzo nuestra Se
ñora e* el templo." . . . .' 74
Meditacion IV. Dolos desposorios de nuestra Señora. 77
Meditacion V. De la>Anunciacion de nuestra Señora. 79
Meditacion VI. De la Encarnacion del Verbo eterno. 82
Meditacion VII. De las virtudes*,y prerrogativas de
Cristo. 86
Meditacion I. Para el cuarto domingo de Adviento.
De la doctrina del Evangelio ,89
Meditacion II. De la visitacion -de nuestra Señora
a Santa Isabel. ...".. 92
Meditacion III. Del canto del Magníficat. . . *. 95
Meditacion IV. De la espectacion del parto de nues
tra Señora.- ^ . 10*
Meditacion V. De la vuelta, de nuestra Señora á
Nazaret. .'.#.' 103
Meditacion VI. De la jornada de nuestra Señora á
Belen 106
Meditacion VII. De la disposicion necesaria,para que
nazca Cristo en nuestras almas por gracia. 109
Meditacion I. Para el quinto domingo de Adviento.
Del nacimiento de Cristo 113
31editacion II. Del martirio de san "Esteban. . . 118
Meditacion III. Del glorioso san Juan Evangelista. 121
Meditacion IV. Do la ida de nuestra Señora K. Egip
to y martirio de los santos Inocentes. . .125
Meditacion V. De la venida de los pastores á ado-
. rara Cristo: . .... ... . .* . \ . . 128
"Meditacion VI. De lo que obraron nuestra Señora y
san José. ... . 131
Meditacion VIL Del fin del año y de la brevedad de
— 305 —
•3a Tída. . . ;• •... ... . . .. ;. : . ,: ' . . 1S4
SEMANA PRIMERA.
. - , .¡y.' .i-1
Después de paseita de Navidad.
Meditacion I. Para la octava de la Pascua. De la
Circuncision del Señor......... 159
Meditacion II. Del principio del año y enmienda
de la vida. . .......... .. . 142
Meditacion III. Del nombre de Jesiis..... 1i4
Meditacion IV. Del -oficioidd Salvador..... 147
Meditacion V. De la vigilia de la Epifanía. . . . 15fl
Meditacion VI. De la Epifanía del Señor. . . . 152
Meditacion VII. Dela venida de los reyes de Oriente. 158
SEMANA SEGUNDA.
'Meditacion VIH. Para el domingo segundo. Del Niño
perdido.......... , . . . 1;>9
Meditacion IX. De lo que hizo Cristo aquellos tres
días....... . . ...... 162
Meditacion X. De la infancia de Cristo. . . . 1fi..¡
Meditacion XI. De la juventud de Cristo. . . . 167
Meditacion XII. De la Religion que .profesó Cristo
viviendo. . . . . . . ... . . . . 170
SEMANA TERCER^^;;
Meditacion XV. Para el domingo tercero. De .las
bodas de Gana. . .......... 17R
Meditacion XVI. Del pntater milagro que hizo 'Cristo. 18ft
Mod ilacion XVII. De las boda^ de Cristo con la
Iglesia .............. . I8:t
Meditacion XVIII.*|De la fe que debemos tener en
Cristo á imitacion de sus discípulos..... 183
Meditacion XIX. De la Conversion milagros;» d«l
TOMO I. 2ft
pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo. T88
Meditacion XX. De Cristo, Cordero inmaculado, "que
quita los pecados del mundo 190
Meditacion XXI. De las virtudes que ostentó nues
tro Señor en las bodas de Cana 192
SEMANA CUARTA.
Meditacion XXII. Para el domingo. De la doctrina
del Evangelio, 195
Meditación XXUI. De la salud que dio Cristo al
leproso 198
Meditacion XXIV. De la lepra del pecado y su gra
vedad ... 201
Meditacion XXV. Del primer pecado que fue el de
los ángeles 20$
Meditacion XXVI. Del pecado del primar hombre. 206
Meditacion XXVII. De la gravedad del pecado por
lo que padeció Cristo por él 208
Meditacion XXVIII. Del Centurion que vino á Cristo
á pedirle la salud para su hijo, 210
SEMANA QUINTA.
Meditacion XXIX. Para el domingo. De la doctrina
del Evangelio. 214
Meditacion XXX. De la inconstancia del mundo. 217
Meditacion XXXI. De la confianza en Dios en los
los trabajos. '. . . . . . ,, .-". '/.'. . . 219-
Meditacion XXXII. De la imitacion de Cristo figu
rado en el grano de trigo. 222
Meditacion XXXIII. De la Purificacion de Nuestra
Señora ....... 22a
Meditacion XXXIV. Cómo la Santísima Virgen ofre-
. i ció su Santísimo Hijo en el templo. ,...'. . 228
Meditacion XXXV. Del santo Simeon que recibió a
:.j,; cristo. . . '. : . .... :rv^. :;;.,.. sai
« <. . . . -. . i. , .. -¡ /i/
fi i .. . :
— 307 —
SEMANA SESTA.
Meditacion XXXVI. Para el domingo. De la buena
semilla y la cizaña 235
Meditacion XXXVII. De la profecía del santo Simeon. 238
Meditacion XXXVIII. De Ana profetisa 241
Meditacion XXXIX. De la paráDola de la cizaña. . 243
Meditacion XL. De la siega de la mies y el juicio final. 246-
Meditacion XLI. De la virtud de la esperanza. . . 24*
Meditacion XLJI. De la esperanza que tuvo Nuestra
Señora 25t
SEMANA SÉTIMA.
Meditacion XLIII. Para el domingo. Del grano de
mostaza 254
Meditacion XL1V. De la predicacion del Evangelio. 251
Meditacion XLV. De los misterios de la fé. . ' . 239
Meditacion XLVI. De la parábola de la levadura. . 261
Meditacion XLVÍI. Del Santísimo Sacramento. . . 263
Meditacion XLVI1I. De la pasion de Cristo. . . . 265
Meditacion XLIX. De Nuestra Señora, significada en
la muger del Evangelio 267
MEDITACIONES PARA LAS FIESTAS PRINCIPALES DE LOS SANTOS QUE
SB CELEBRAN EN LOS MESES DE DICIEMBRE, ENERO Y FEBRERO.
.!71--
. -
!.:,/. '¡¡'.Vi ::.".. :;:,¿
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; 7!. .... . . . ... . .•»••'('!• ;.:l!l •i!¡ f .i.i! •^
V Ü.J.-..M ,l",•!.l l•.'i.-.- J.-í l'i.]_ '.i .•!l .. . • IÜr<!'.
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