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LAS GUACAS QUE GUARDAN Y AGUARDAN: Caminos y Relatos del Paisaje, la


Guaquería y El Duende en el Municipio de Calima El Darién

Thesis · August 2023


DOI: 10.13140/RG.2.2.33072.53760

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Angie Franco
Externado University of Colombia
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LAS GUACAS QUE GUARDAN
Y AGUARDAN
Caminos y Relatos del Paisaje, la Guaquería y El
Duende en el Municipio de Calima El Darién

Angie Katalina Franco Farfán


LAS GUACAS QUE GUARDAN Y AGUARDAN: CAMINOS Y RELATOS DEL

PAISAJE, LA GUAQUERÍA Y EL DUENDE EN EL MUNICIPIO DE CALIMA

EL DARIÉN

Tesis de Grado para Optar al Título de Antropóloga

Angie Katalina Franco Farfán

Tutora

Sandra Carolina Portela García

Universidad Externado de Colombia

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Área de Investigación en Cultura y Sociedad

Programa de Antropología

Bogotá D.C

Julio de 2023
Tabla de Contenido
Agradecimientos ..................................................................................................... 2
Introducción ........................................................................................................... 3
Capítulo 1: Los Caminos a Calima y el Darién ......................................................... 8
1.1 Sobre lo Calima........................................................................................................... 8
1.2 Conquista y Colonia en Calima: La Leyenda de María Luisa de la Espada ................ 17
Las Voces y Mirada de la Conquista y Colonia ............................................................................. 17
Por los Caminos del Oro Calima: Entre Minas y Entierros ......................................................... 22
Gobernadora, Hacendada y Esclavista ....................................................................................... 25
1.3 El Proceso de la Colonización Antioqueña ............................................................... 30
El Viaje ......................................................................................................................................... 32
El Colonizar ................................................................................................................................. 34
Fundar ......................................................................................................................................... 37
1.4 Historias de Calima el Darién ................................................................................... 39
El Darién de Ayer......................................................................................................................... 40
Un Cambio en el Paisaje: El Lago Calima y otras Problemáticas ............................................... 44
Guardando y Abriendo Guacas se Construye Calima y el Darién ............................................... 47
Capítulo 2: Entre Guacas y Guaqueros...................................................................50
2.1 Las Guacas Andinas ................................................................................................... 50
En el Mundo Inca y Colonial ........................................................................................................ 50
Investigaciones en Colombia ....................................................................................................... 53
Las Guacas En Calima el Darién ................................................................................................. 55
2.2 El Oficio de los Guaqueros..........................................................................................57
Ser Guaquero ................................................................................................................................57
La Guaquería ............................................................................................................................... 60
Gajes del Oficio ............................................................................................................................ 62
2.3 Coleccionismo, Museos y Apuestas ........................................................................... 68
2.4 Camine Vamos a Guaquear ........................................................................................ 77
Buscando Guacas en Calima........................................................................................................ 80
Un Guaquero Correcto ................................................................................................................. 94
Capítulo 3: El Duende y sus Guardados ................................................................. 97
3.1 Conociendo a El Duende Guaquero ........................................................................... 97
3.2 Guaquero, Páramo y Espíritu .................................................................................. 108
El Duende Páramo ..................................................................................................................... 108
El Duende Espíritu ...................................................................................................................... 116
3.3 Relatos que Emanan de las Guacas .......................................................................... 119
Los Caprichos del Oro .................................................................................................................120
La Guaca en el Alto de los Viejos ................................................................................................. 122
El Canastero que no dejaba dormir ............................................................................................ 123
La Guaca que Sonaba como Tórtola ........................................................................................... 125
La Guaca que Tapa, la Guaca que Mata ..................................................................................... 127
Los Guardianes y Huellas en las Piedras .................................................................................... 129
3.4 Las Guacas son Guardados ....................................................................................... 132
Consideraciones Finales ...................................................................................... 137
Bibliografía y Referencias ................................................................................... 140
Tabla de Ilustraciones ........................................................................................ 145
…Desde el sepulcro ante sus pies abierto
contempla el alma inquieta y dolorida,
en silencioso polvo convertida
la ya ignorada humanidad que ha muerto.
El polvo aquel, inanimado y yerto,
tuvo los arrebatos de la vida,
amó y creyó, perdiéndose enseguida
como una caravana en el desierto.

Para alcanzar la eternidad, emplea,


la humana aspiración en su locura,
el barro, el bronce el mármol y la idea.
El libro vive, el monumento dura…
¿Menos feliz la mente que los crea
se perderá en la triste sepultura?

(Poema “Viaje y llegada” de Gaspar Núñez de Arce,


declamado por
Horacio Gutiérrez Ceballos - Guaquero)

1|Página
Agradecimientos
A Cesar y Yolanda, mis padres, por sus grandes esfuerzos y cariño.

A Karolina, Leonardo, Susana y Blanca, por su amor y gran compañía en mis salidas a Calima.
A Cecilia, Bibiana, Constanza, Alejandra y Lorena por el apoyo que me brindaron como familia.

A Sandra Carolina Portela, mi tutora, quien estuvo acompañándome en este proceso académico y
guiándome, junto con mis demás docentes, por los caminos de la antropología. A mis amigas, en
especial a Delany, Johana, Sofia y Laura por leerme y hacer valiosos comentarios a esta tesis.

En Calima quiero agradecer, en primera instancia, a Sandra Rudas, doña Leonora, don Jaime,
Eliana, Vanessa y Sebastián, por ser tan atentos y amables en todo este proceso, y mandarme
siempre a mi casa con el corazón y las manos llenas de los dones que les brinda su tierra.

Al Museo Arqueológico Calima, y sus funcionarios, Margarita Bedoya, Alexander Clavijo, Oscar
Bustos y don William. Por brindarme su apoyo y un escenario por donde comenzar a develar la
importancia prehispánica y cultural de la región.

Al Centro de Vida del Adulto Mayor de Calima el Darién, a su administradora Paola Ramírez, y a
los participantes, Rodrigo Ceballos, Humberto Billa, Heriberto Quiñones, Modesto Soto, Herlinda
Rojas, Luis Salazar, Rosa Gutierrez, Rosalba Solarte, Carlos Trilleras, Alba Ocampo, Fidencio
Herrera, José Bolívar, Aldemar Pineda y Medardo Mosquera. Gracias por compartirme su
sabiduría y memorias de sus vidas.

A los guaqueros que participaron en el Primer Encuentro de Intercambio de Saberes entre


Guaqueros y Arqueólogos en el Museo Arqueológico Calima. En especial a don Israel Ortega, don
Noraldo Burbano, don Víctor Cerón y don Eliecer Muñoz quienes me contaron sus experiencias y
retos que han tenido practicando el oficio de la guaquería.

A Guillermo Peláez y su hija Luz Mery Peláez, por su amabilidad compartiendo sus experiencias
que construyen el municipio. Agradezco al profesor Luis Gonzaga por enseñarme la historia
integral e importante de su región. A Jackson Gallego, artista de Calima, por mostrarme otras
maneras de valorar el patrimonio Arqueológico. A Luisa, Juan y Paulo de la finca agroecológica la
Granjita, por su interés y conocimientos históricos y sociales del Municipio. A doña Maricela
Herrera del Museo Arqueológico Montañitas Yumbo, por su guía a través de la importancia de
cada pieza prehispánica encontrada en las guacas.

Finalmente, quiero agradecerle al maestro guaquero Horacio Gutierrez Ceballos “El Duende”
quien me llevó con sus anécdotas y el trabajo material de la guaquería a entender la importancia
de leer y analizar los misterios de la madre tierra. Así como también me enseñó las maneras en
las que piensan los duendes en Calima, invitándome a dimensionar la vida tan abundante que
guarda y ha sostenido por tanto tiempo a esta región.

2|Página
Introducción

En las montañas de la cordillera occidental colombiana se encuentra un valle con un largo


embalse alimentado por el río Calima que baja de las escarpadas y nubladas montañas del páramo
del Duende, un ecosistema que media entre el mundo andino y las selvas húmedas y biodiversas
del Chocó. Durante mucho tiempo este valle fue refugio y hogar de diversos pueblos prehispánicos
que dejaron las huellas de su existencia sembradas en forma de caminos y guacas, las cuales son
una fuerza misteriosa del mundo andino indígena y fuente de deseo de habilidosos guaqueros que
han aprendido a conocerlas y a dialogar con ellas para abrirlas y sacar los objetos que guardan.

Muy poco sabemos de la memoria de las personas que crearon estos admirables objetos
de cerámica y oro que se encuentran enterrados, y es a partir de esta curiosidad por conocer las
voces del pasado de esta región que empieza mi trabajo de investigación, en un esfuerzo por
acercarme más a esta humanidad que ya no está presente y que nos remite al mundo prehispánico,
pero también colonial y moderno, reflejada en los relatos y vivencias de la gente del municipio de
Calima el Darién.

Esta tesis de antropología tiene como objetivo comprender las formas en que los
habitantes de la región Calima se relacionan con el pasado y los paisajes de la región, a partir de
las experiencias, relatos e historias de vida que giran en torno a la guaquería, entendida en
principio como la práctica de excavación no arqueológica del mundo andino (Field, 2012). En
Colombia esta actividad se constituyó como un oficio tradicional del campesinado del siglo XX,
en el que, para buscar guacas, los guaqueros han desarrollado una serie de saberes empíricos,
técnicos y sensibles que les permiten entender formas de ver nuestro mundo más allá de la vida y
lo humano. Es pues una
investigación en la que invito a
hacer un viaje en donde los
tiempos se unen y entretejen,
en una región donde la gente se
encuentra en su cotidianidad
con guacas, guardados y
reminiscencias de un pasado
lejano y con espíritus como el
duende que protegen el oro y el
páramo.
Ilustración 1: Vista del río Cauca, la cordillera occidental y el embalse
Calima. Por la autora. (24 de octubre 2022)

3|Página
La región Calima se ha constituido social y culturalmente a lo largo del tiempo como una
región natural, arqueológica y político administrativa que corresponde con el territorio donde se
asentaron las sociedades prehispánicas “Calima” desde el milenio VIII a.C. hasta el siglo XVI d.C.
en lo que actualmente son los municipios de Calima-Darién, Restrepo, Yotoco, Vijes, La Cumbre
y Dagua ubicados en la cordillera occidental de Colombia en el departamento del Valle del Cauca
(Warwick,1989; Betancourt, 1995). Sus actuales habitantes provienen en su mayoría de las
migraciones tardías de la colonización antioqueña, caucana y nariñense ocurridas a principios del
siglo XX y que la han configurado como una región con costumbres y tradiciones propias como,
por ejemplo, la guaquería.

Ilustración 2: Ruta en carretera de Cali a Calima El Darién. (Google, s.f.)

Por su ubicación estratégica y como me fue llevando la vida, escogí al municipio de Calima
El Darién para profundizar en su historia, territorio y su gente. De ahí que durante dos años realicé
15 viajes de campo a este lugar1 que me permitieron adentrarme en sus calles, caminos y veredas
para conocer la vida que lo sostiene. Para llegar a este municipio debía tomar desde Cali la flota
“Transcalima” la cual tiene un trayecto de dos horas hasta llegar a la cabecera urbana del
municipio. En cada recorrido podía apreciar el plan del valle del río Cauca y las montañas de la
cordillera occidental, notando cómo cambia el ambiente de acuerdo con las diferentes épocas del
año, esto me permitió ir entrenando la mirada para ver y leer de otra manera esta tierra y sus
paisajes.

Observé en este trayecto, que después de salir de Cali, hacia el lado izquierdo, se percibe
el Valle del Cauca con sus sembrados característicos de caña de azúcar y sobre la cordillera
occidental, en el piedemonte, se ubican los municipios de Yumbo Vijes y Yotoco, que son
bordeados por el río Cauca dando curvas por los pies de las montañas hasta llegar a Mediacanoa,
una toponimia que nos recuerda que en algún momento de la historia este lugar era un puerto

1 La primera el 5 de marzo del 2021 y la ultima el 6 de marzo del 2023

4|Página
fluvial. Arriba de ese punto, subiendo por la carretera vía al mar, se aprecia el embalse Calima,
cuyas aguas parece como si fueran a derramarse por todo el cañón que conduce al valle. Hacia el
occidente se aprecian las montañas más altas que corresponden al páramo del Duende, las cuales
están cubiertas de nubes, unas nubes que esconden y protegen este lugar tan inexplorado. En
medio de este paisaje que se refleja en el embalse como un espejo de agua, entre este valle, dentro
del Valle, surge mi tesis, en el municipio de Calima El Darién.

Ya en el municipio, mi punto de partida fue el Museo Arqueológico Calima, donde sus


funcionarios me ayudaron a entender las dinámicas que ocurrían en el territorio en torno al
patrimonio cultural arqueológico y con los guaqueros de la región, de ahí comencé a escuchar
historias de varios guaqueros que podrían participar de mi investigación y en uno de esos tantos
encuentros conocí a “El Duende” un guaquero quien me llevó a caminar el territorio, vivir con el
cuerpo lo que es la guaquería y me enseñó en conversaciones su vida y algunos de los tantos
secretos que este municipio y el monte guardan.

Por otra parte, mientras comprendía la práctica de la guaquería en la región me adentré a


escuchar las trayectorias de vida de la gente y la construcción del municipio. Siempre que llegaba
al pueblo visitaba en primer lugar a la familia de Sandra Rudas, una amiga de mi madre quien me
acogió y guio por las veredas, acercándome a las personas de Calima. Tomando café o jugo me
fueron mostrando lugares y personas posibles con las que podía conversar, profesores, artistas,
guías del museo y adultos mayores quienes les interesaba mucho esa relación con el pasado y los
paisajes de la región.

Por lo anterior, este trabajo investigativo se fue construyendo gracias a metodologías


participativas con la gente de Calima el Darién y guaqueros de la región Calima. Realicé una
cartografía social que me permitió entender las formas en las cuales las personas se relacionan
con un entorno donde las huellas de un pasado prehispánico siempre se encuentran presentes.
Así mismo, gracias a escuchar y dialogar con las personas en entrevistas individuales y grupales
pude abrir una ventana a la comprensión de la región y su pasado reflejado en las experiencias de
vida, relatos, memorias y leyendas que formaron maneras específicas de ver, construir y
comprender el mundo en constante movimiento y lleno de vida, hasta en los objetos, que los
rodean.

Con todo ello, sistematizar los relatos y experiencias en torno a la guaquería y la región fue
una tarea compleja con la que me deparé, más haciendo este ejercicio me pude dar cuenta de cómo
constantemente las historias personales se enlazan, se enredan y forman un entramado de vidas
humanas y no humanas a lo largo del tiempo, las cuales fui tejiendo en este documento.

5|Página
Un concepto que ha sido transversal en la tesis es el de paisaje, el cual no solo define lo que
visualmente se percibe en Calima, sino que, además, desde una perspectiva de ecología histórica,
da cuenta de “un área de interacción entre cultura humana y medio ambiente no antrópico
(Baleé, 1998) que es histórica, es decir, entendiendo que el paisaje es un palimpsesto de
mudanzas sucedidas a lo largo del tiempo” (Portela, 2019, p.69). Bajo esta perspectiva, podemos
comprender que el paisaje se transforma constantemente, conformando un entramado donde se
yuxtaponen las huellas de la existencia humana y no humana que ha existido en esta región, y dan
cuenta de la relación complementaria (no separada) de la cultura y la naturaleza. (Portela, 2019)
Por la presencia constante de estas huellas es que podemos hablar de leer el paisaje y comprender
el pasado desde nuestro presente desde una mirada integral, teniendo en cuenta la arqueología,
la historia, la antropología y los saberes empíricos que hacen parte de esta investigación.

Ilustración 3: Paisaje de Calima. Por la autora (19 de marzo 2021)

En este orden de ideas, el primer capítulo que el lector encontrará se llama “Los
Caminos a Calima y Darién” en el que cronológicamente busco narrar la historia de la región
y el municipio de Calima, partiendo por el conocimiento arqueológico que se tienen de las
sociedades prehispánicas de esta región y que dejaron en forma de guacas su testamento en la
tierra. Luego muestro la época de la colonia en este territorio y cómo pasó a ser un lugar de
haciendas, caminos y minas que giraban alrededor del oro, siendo la leyenda de María Luisa de la
Espada un ejemplo del mundo colonial codicioso por el oro Calima que pervive aún hoy en la
oralidad de la gente. En la tercera parte de este capítulo se introduce el tema de la colonización
antioqueña, fenómeno migratorio que funda municipios y trae a la guaquería como actividad
social y económica a la región. Por último, están las historias del Darién de ayer que enseñan cómo
ver el pasado desde el presente y cómo abriendo y guardando guacas se construyen las vidas y
caminos de la gente.

6|Página
Para el segundo capítulo denominado “Entre Guacas y Guaqueros” exploro el tema
de las guacas como una mezcla entre el mundo andino y colonial en el que los guaqueros poseen
conocimientos para entenderlas y mediar con ellas. De esta forma, expongo cómo es el oficio de
la guaquería en esta región, mostrando las técnicas, instrumentos y metodologías que emplean
los guaqueros para trabajar la guaquería Calima, siendo esta todo un sistema en el que museos,
coleccionistas y el estado colombiano se han relacionado y tienen sus tensiones. A partir de ello,
muestro cómo la guaquería permitió crear museos regionales, y planteo las maneras en que esta
práctica se puede llegar a transformar por medio del ejemplo de museos y artistas locales.
Finalmente, para cerrar este capítulo narro y analizo mi experiencia etnográfica buscando guacas
en Calima con el “Duende” quien me enseñó que este es un trabajo duro y que para ser un
guaquero “correcto” se necesita de mucha práctica con la tierra y “tener la mente abierta”.

En el tercer capítulo “El Duende y sus Guardados” me propongo adentrarme en una


antropología de lo extraordinario y más allá de lo humano, mostrando que, en el municipio de
Calima, el Duende es un guaquero, un páramo y un espíritu. Esta figura es sumamente importante
porque los 3 duendes se sintetizan en la vida de don Horacio Gutiérrez andando los montes y
haciendo guaquería, andanzas a través de las cuales adquirió el conocimiento para entender estos
espíritus que rodean las guacas y los objetos que estas guardan, conteniendo vida manifestada a
través de sonidos, tesoros encantados y piezas ritualizadas que nos invitan a escucharlas y saber
cuándo una guaca quiere ser sacada y cuando no. Es así como analizo varios relatos que me narró
don Horacio y la gente en El Darién quienes me permitieron comprender que las guacas en la
región Calima son guardados y cuando un finado guarda algo con tanta intención y por tanto
tiempo adquiere vida, atrae espíritus y configura un mundo social que relaciona nuestra vida
humana con la del monte y la de las guacas.

Les invito así, a través de mis


salidas a campo,
conversaciones fascinantes e
información documental, a
conocer los caminos y relatos
que se hallan en el paisaje, la
guaquería y El Duende en el
municipio de Calima, y que nos
develan que las guacas guardan
y aguardan la vida.
Ilustración 4: Embalse y Montañas del Municipio de Calima. Por la autora
(19 de marzo 2021)

7|Página
Capítulo 1: Los Caminos a Calima y el Darién

1.1 Sobre lo Calima

¿Quiénes pudieron ser los habitantes de la región Calima por más de 10.000 años? Esa es
la pregunta que abre esta investigación, y que me invitó a una constante búsqueda por encontrar
la humanidad en las piezas exhibidas en los museos, en las investigaciones arqueológicas e
históricas, en nuestra imaginación, y en los recorridos por el mismo territorio que estos pueblos
habitaron.

Las investigaciones arqueológicas que se han hecho sobre la región Calima nos permiten
tener una visión de cómo eran los pueblos que habitaron estos valles de la cordillera occidental y
los cambios que han tenido. El primer arqueólogo en documentar la cultura material prehispánica
en este territorio fue Henry Wassén en 1935, quien realizó estudios sobre costumbres funerarias
en el valle del Dorado ubicado en el municipio de Restrepo. Posteriormente, Gregorio Hernández
de Alba, en 1937 acuñó el término “Estilo Calima” al material cerámico hallado en esta región. Por
su parte José Pérez de Barradas en los años 50s complementa esta noción al hacer estudios de
orfebrería en el museo del oro, con piezas sacadas por guaqueros de Restrepo (Rodríguez, 1992;
Llorente, 1990). De estas investigaciones comienza hasta los años 60s una etapa de definir y
clasificar estilos orfebres y cerámicos de determinadas áreas geográficas de Colombia, recibiendo
el apoyo del Servicio Arqueológico Colombiano2 y el Instituto Etnológico Nacional entidades que
comienzan a interesarse en esta región por la gran cantidad de piezas que salían, producto de la
actividad guaquera (Rodríguez, 1992).

Entre los años 60s y 70s inicia una segunda etapa de investigaciones arqueológicas dado
que con la construcción del embalse Calima (1962) llegan a la región un grupo de investigadores
de la universidad de Cambridge, liderados por el británico Warwick Bray para hacer excavaciones
sobre el terreno que iba a ser inundado (Salas, 2017). Los resultados3 de este trabajo permitieron
establecer diferencias cronológicas en la llamada “cultura Calima” y proponer los periodos Yotoco
y Sonso como dos estilos de cultura material, lo que llevó a determinar que existieron diferentes
culturas prehispánicas Calima (Rodríguez, 1992).

2 Los arqueólogos encargados de estas investigaciones fueron Roberto Pineda (1945) Luis Duque (1947) Julio Cesar
Cubillos y Alicia y Gerardo Reichel-Dolmatoff que en 1960 investigaron en el Bajo Calima (Rodríguez, 1992)
3 Los resultados del trabajo de Warwick Bray Edward Monseley salieron en 1976 y se titulan “Excavaciones

Arqueológicas en el Valle del Calima” y “Una Secuencia Arqueológica en las Vecindades de Buga” Por su parte otros
investigadores que aportaron en esta etapa fueron: Julio Cesar Cubillos (1967) haciendo estudios en Vijes, Álvaro
Chávez 81972) en el valle del Dorado y Clemencia Plazas y Ana María Falchetti en Restrepo ubicando cerámicas del
periodo Sonso y Yotoco (Rodríguez, 1992).

8|Página
Estos trabajos abrieron una ventana a la arqueología en la región, provocando que en los
80s comenzará una etapa auge en las investigaciones en la región Calima incentivadas por la
fundación Pro-Calima creada en 1979 a cargo de arqueólogos suizos, británicos y colombianos 4,
que tenía como fin el estudio del paisaje por medio de excavaciones en plataformas de viviendas
y campos de cultivo precolombinos (Pro-Calima, 2008). En esta misma década se funda el Museo
Arqueológico Calima (1981) a cargo del Instituto
Vallecaucano de Investigaciones Científicas
(INCIVA)5 con financiación de la FIAN, lo que
conllevó a ampliar la zona de influencia del área
arqueológica Calima y establecer la cronología de
ocupación humana de esa región que va desde el
precerámico, hasta las ocupaciones en los
Ilustración 5: Museo Arqueológico Calima. Por la
periodos Ilama, Yotoco y Sonso6 (Salas, 2017). autora (5 de marzo 2021)

Después de esta década, las investigaciones arqueológicas se concentraron en el hallazgo


en 1992 de la sociedad Malagana en el actual municipio de Palmira, Valle del Cauca y la relación
que esta tiene con lo Calima (Herrera et al, 1994). Para este entonces ya se tenían suficientes
estudios para comprender un hilo temporal y espacial de lo prehispánico en la región y se crean
compilaciones como la de Carlos Rodríguez (1992) “Tras las huellas del hombre prehispánico y
su cultura en el Valle del Cauca” que ayudan en la construcción del discurso sobre la organización
social, cultural y política de las poblaciones prehispánicas que habitaron la región Calima.

Aunque han seguido realizándose investigaciones importantes como tesis, artículos y


libros, después de este gran auge, la financiación de este tipo de investigaciones ha disminuido
significativamente. Además, los proyectos arqueológicos en esta zona del país se han enfocado
principalmente en lo que se ha denominado como “arqueología de rescate”. Esto resulta en que la
producción académica sobre la región Calima, no haya tenido el mismo nivel de producción, ni de
impacto que los estudios realizados el siglo pasado, que fueron los que finalmente permitieron
comprenderla y divulgarla como una región importante a nivel arqueológico para el país. De ahí
que todavía quede mucho campo en este tema para seguir explorando el paisaje arqueológico y
las huellas de la vida tan abundante que ha existido en esta región.

4 Los arqueólogos fueron: Warwick Bray, Marianne Cardale de Schrimpff y Leonor Herrera, Anne Legast, Theres
Gähwiler y María Cristina Moreno (Pro-Calima, 2008).
5 Hoy en día se conoce como el Instituto para la Investigación del Patrimonio Cultural y Natural del Valle del Cauca y

es el encargado del manejo de los museos y la arqueología en el departamento (INCIVA,S,f ).


6 En esta región se encuentran los instrumentos líticos más antiguos en el suroccidente del país que datan del milenio

VIII a.C. así mismo los otros periodos van desde el 1500 a.C. hasta el siglo XVI d.C. (Rodríguez, 1992).

9|Página
Podemos aproximarnos a partir de estas investigaciones y sus datos que parecen de
primera impresión teóricos, técnicos y rigurosos, e imaginarnos cómo pudieron vivir y los cambios
que tuvieron estos pueblos. Considero así, que la imaginación tiene un poder muy grande para
acercarnos de una forma más sensible a esos pueblos que conocemos hoy a partir del legado de su
cultura material. A continuación, mostraré a partir de estas investigaciones un relato muy breve
que nos ayuda a imaginar la cantidad de vidas que pasaron y objetos que aún subyacen en este
territorio como capas de un palimpsesto.7

Ilustración 6: Mapa Distribución Espacial Pueblos Calima. Elaboración propia

Hace 10.000 años, cuando el deshielo comenzaba a cambiar el clima y la geografía del
planeta, existía entre las montañas de la cordillera occidental del norte de Suramérica un valle
con una espesa vegetación y varios ríos que desembocaban en otros formando un cañón que
conducía al océano. Al amanecer el sol iluminaba las altas montañas y el páramo que acariciaba
las nubes; al atardecer se apreciaba la cordillera vecina con sus volcanes que por largo tiempo
arrojaron lluvias de cenizas que caían y moldeaban los suelos de esta cadena montañosa
volviéndose ácidos, de tierra rojiza y fértiles con mucha vida (Salas, 2017).

Dichos cambios hicieron de esta región subtropical un lugar propicio para la vida, y los
seres humanos del periodo paleolítico que cruzaban y ocupaban el continente suramericano
fueron llegando lentamente a estos valles considerados como un lugar de paso, pero también un

7 Entendido como “Manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente.” (Real
Academia Española, s.f.) En este caso parte de las huellas Calima las ha borrado el tiempo y las que quedan se ocultan
entre las capas de la tierra.

10 | P á g i n a
sitio para crecer y vivir (Gnecco y Aceituno, 2004). Los primeros pobladores del lugar fueron
caminantes y muy conocedores de las montañas, selvas y valles, bordeaban los ríos y quebradas
como senderos y conocían los frutos de los árboles. Entre cálidas hogueras se alimentaban de la
caza de mastodontes8, venados y pesca, mientras contemplaban en las noches las estrellas. Hacían
instrumentos duraderos y cuando se desgastaban los dejaban en sus campamentos o se perdían
en los días de cacería (Salgado, 1988; Rodríguez, 1992).

Estos pueblos exploradores tuvieron una


comprensión profunda de cómo funcionaban los
ciclos ambientales en esta región, pues sabían en
cuáles temporadas era mejor migrar a estos
valles para alimentarse de la abundante flora y
fauna (Gnecco y Aceituno, 2004). No quedaron
de ellos casas grandes, ni materiales de madera
o textiles, puesto que estos se fundieron en los Ilustración 7: Mural sobre el precerámico en el Museo
Arqueológico Calima. Por la autora (13 de noviembre
suelos ácidos de la cordillera. En este sentido, 2021)

podemos intuir que hacían instrumentos con figuras elaboradas en estos materiales y algunas
herramientas llegaron a nuestros días como las lascas de obsidiana -un material que solo se
encuentra en el sur- y algunos instrumentos de piedra tallada9 (Salgado, 1988; Rodríguez, 1992).

Así empezaron a nacer, florecer y marchitarse estos pueblos, y en su tránsito adivinamos


un ir y venir de personas y especies en este territorio que traían semillas e historias de haber
conocido otras tierras. Este fue un lugar de paso, pero también de adaptación. A diferencia de
otros grupos, la gente que vivió en este territorio se adaptó muy bien a las selvas húmedas y al
bosque subtropical. Cuando decidieron quedarse por períodos más extensos, aplanaban la tierra,
hacían terrazas y sembraban algunos de sus frutos preferidos, transformando el paisaje y
transformándose con él (Salgado, 1988; Gnecco y Aceituno, 2004).

En este periodo de tiempo denominado el precerámico (8000 a. c - 1500 a.C.) la región se


moldeó entre humanos y especies y los movimientos pequeños y significativos que tiene la tierra
(Gnecco y Aceituno, 2004). Hasta que un día o en un ciclo de esas culturas, un grupo decidió

8 En el municipio el Toro en la vereda San Antonio fueron encontrados en 1980 los restos de un mastodonte junto con
piezas de proyectil, esto indica la presencia de estos animales y su respectiva caza en la región hasta su extinción.
(Rodríguez, 1992)
9 Los objetos del precerámico más antiguos se encontraron en el municipio de Calima el Darién en las haciendas

Sauzalito (7650 a.C. ±110) El Recreo (6800 a.C. ±160) y el Pital (5360 a.C. ±140) (Salgado,1986; Rodríguez, 1992) así
mismo los pueblos prehispánicos del suroccidente, al tener cerca depósitos de obsidiana desarrollaron una industria
para su utilización. El texto “La industria de obsidiana en el suroccidente de Colombia” de Cristóbal Gnecco profundiza
sobre este tema.

11 | P á g i n a
establecerse por generaciones, y utilizaron la tierra para hacer cerámica, vasijas, asentarse y
reproducir su vida. A este periodo se le conoce actualmente como Ilama (1500-100 a.C.)
(Rodríguez, 1992).

“La tierra tiene su testamento” me decía Don Horacio conocedor del tema. En sus capas
podemos encontrar sucesos geológicos, como también los restos y objetos que fueron testigos de
la humanidad de hace siglos. Al encontrarnos con piezas de cerámica, de metales y piedras nos
transportamos a un pasado que no ha perecido, sigue ahí, aunque sea difícil reconstruirlo.

La gente de esta región hoy en día convive con esas


huellas y reminiscencias del periodo Ilama. En el paisaje se
aprecian terrazas y tambos donde construían sus casas y
aldeas. Prestando mucha atención, se pueden ver los caminos
que conducen y bajan hacia el valle del río Cauca y otros hacia
senderos que se pierden entre las montañas conectando
antiguos poblados. También se aprecian cementerios
prehispánicos y el entramado de diferentes tiempos.

Ilustración 8: Réplica de alcarraza de La tierra entonces es testigo de cómo en los inicios de


viviendas Ilama (19 de enero 2022)
la época Ilama,10 hacia 1500 a.C., en la zona del curso alto del
río Calima y el valle del Dorado, un grupo de personas con conocimientos agro-alfareros comenzó
a asentarse por muchas generaciones, lo que produjo que sus formas de vida cambiaran
(Rodríguez, 1992). En esta época, por la abundancia y manejo de los recursos, aumentó la
población, las casas que se construían eran más grandes y las zonas cultivables eran más extensas,
tanto que se mezclaban con la selva. Las personas necesitaron de más ollas, alcarrazas, vasos,
vasijas y cántaros para cocinar y construir comunidad. En estas preparaban alimentos como el
maíz, fríjol, ahuyama o calabaza (Salas, 2017).

Para elaborar estos objetos de uso cotidiano, los artesanos conseguían de zonas cercanas
un material llamado alterita, una arcilla plástica que contiene óxido de hierro y aluminio; luego la
fundían al aire libre y moldeaban las figuras; las pintaban de rojo o negro y las pulían y hacían
marcas e incisiones con punzones. De esta manera, creaban piezas inspiradas en animales como
aves, armadillos, monos, felinos, ranas, tortugas, dantas o peces.11 Otras se inspiraban en la gente

10 En 1982 se le pone el nombre de Ilama a este periodo por una finca situada en el municipio de Restrepo donde se
halló material cerámico. También se hicieron excavaciones en Calima en La Samaria, Topacio y Pital (Rodríguez, 1992)
11 Un estudio que complementa esto es el de Anne Legast (1993) “La fauna en el material precolombino Calima” en el

que analiza las representaciones de fauna en piezas de cerámica y orfebrería de la región Calima, encontrando posibles
cambios ambientales que pudieron ocurrir en la región.

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del pueblo, creaban alcarrazas con caras o vasijas con el cuerpo humano. Entre esas piezas existen
dos tipos muy comunes que replicaron durante mucho tiempo en este periodo: los patones y los
canasteros (Rodríguez, 1992; Cardale de Schrimpff et al, 1989).

Los patones son vasijas con forma de cuerpo humano, pero resaltan las
piernas anchas y los pies muy grandes para la proporción del cuerpo. Los
segundos representan a un hombre o mujer que lleva cargado un gran canasto
o cesto en la espalda. Están hechos por lo general de cerámica rojiza y con
patrones incisos alrededor del objeto, cuentan con caras y facciones detalladas,
algunos tienen cabezas más pequeñas, otros labios más anchos, otros tienen
marcados sus genitales, pelo e indumentaria como collares o mantas. Parece
como si representaran a alguien del pueblo porque cada uno tiene su
Ilustración 9: Dibujo en
personalidad. Estas piezas encarnan la cotidianidad de la gente del periodo acuarela de un patón.
Elaboración Propia.
Ilama, que tenían que moverse y caminar por largos caminos, algunos
llevaban a otras regiones cargas en sus espaldas como alimentos, otros podían llevar oro de las
montañas o agua del río (Rodríguez, 1992; Salas, 2017).

Sin duda, algo que genera gran curiosidad son los objetos que mezclaban figuras humanas
con las de animales y forjaban a seres que poseían las dos formas. Tal vez, así representaban la
posibilidad de transformación, de relacionarse, mediar y comunicarse con otros seres. Poco
sabemos de sus formas ontológicas y epistemológicas, su ser y conocer, pero debieron quedar
rastros en esos objetos (Silva, 1995).

En ese sentido, algo que marcó el periodo Ilama fue la importancia que
adquirió el oro, que comienza a brillar por todo el valle del Dorado y Calima.
Nos podemos imaginar a personas lavando en el río con platos cóncavos para
encontrar este metal, tallarlos con elaboradas herramientas, repujarlos en
moldes, golpearlos con mazos para hacerlos más finos, y utilizarlos, como joyas
cotidianas que se enterraban posteriormente con sus dueños. Elaboraban
Ilustración 10: Réplica
máscaras, pectorales, collares y figuras que fueron utilizadas también en de un Canastero. Por la
autora (19 de enero
vida. Las máscaras, por ejemplo, tenían 4 huecos al costado de la boca y ojos 2022)

para ponérselas y ver a través de ellas en ceremonias y eventos (Cardale de Schrimpff et al, 1989).

Cuando alguien de la comunidad fallecía, se cavaban en las colinas un hueco de forma


rectangular entre 1.50m y 4m de profundidad, y luego se hacía una pequeña cámara para que
reposara el difunto. Esta se ubicaba, pensando en las estrellas o en sus creencias, en sentido
noreste-suroeste o noroeste-sureste. Luego bajaban al difunto a su lugar de reposo en el suelo de

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su sepultura, le ponían la máscara con huecos en los ojos, le cubrían el pecho con un pectoral, le
añadían sus objetos a un costado y a sus pies agregaban vasijas como los patones y canasteros
(Rodríguez, 1992). De esta manera, cierran con tierra mezclada y tapan al muerto que yace ahí.
Este ya no ve pasar el tiempo, queda con sus objetos guardados y aguarda. Así los habitantes del
periodo Ilama, siguieron sepultando de esta forma a sus muertos, junto con los objetos que usaron
en vida, volviéndose una práctica que continuó con el correr de los siglos.

Tan mezclados son los tiempos y objetos en esta región como las capas de la tierra, por eso
nos es difícil estimar cuándo termina el periodo Ilama y empieza el Yotoco. Pudo ser el mismo
pueblo que se transformó o algunos se fueron y otros de diferentes regiones llegaron, pero hacia
el primer siglo a.C. la población de la región creció tanto que poblaron gran parte de lo que
actualmente conocemos como la Cumbre y Dagua hasta el municipio de Yotoco, siendo los
principales asentamientos los del valle del Calima (el Darién) y el valle del Dorado (entre Yotoco
y Restrepo) (Rodríguez, 1992; Salas, 2017).

En la época Yotoco, estos lugares se


conectaban por la red de caminos que había dejado
la gente del periodo Ilama que juntaba los valles del
Calima con el Dorado y bajaban hasta el valle del
río Cauca. Usando herramientas, varios habitantes
se reunían para ir agrandándolos y se iban
conectando, así, a más lugares de la región. Estos
Ilustración 11: Excavación de un camino en 1980.
(Cardale de Schrimpff, 1996, p. 68) caminos los hacían de una dimensión de 8 a 16
metros de ancho por 1.30m de profundidad,
pasando por colinas empinadas casi que verticalmente que atravesaban toda la cordillera
(Rodríguez, 1992). Hay que destacar además que en este periodo todo el suroccidente tenía un
gran auge y comunicación. Había tierras fértiles y sociedades conectadas por caminos, en los que
era usual intercambiar elementos como la obsidiana o semillas (Cardale de Schrimpff, 1996).

Debido a su expansión demográfica, los grandes campos de cultivos fueron importantes.


Hacían zanjas inundables para cosechar alimentos como maíz, fríjol, ahuyama, ají, achiote y
arracacha. Su cerámica y orfebrería, aunque manejaban similares estilos, se fue haciendo más
detallada, resaltando los colores y formas en alcarrazas, y el oro fue empleado mucho más para
realizar aretes, collares, bastones e indumentarias de uso cotidiano (Rodríguez, 1992; Salas,2017).

Cuando alguien moría en esta época se seguían manteniendo las mismas tradiciones
anteriores, pero con algunas variaciones: enterraban en pozos rectangulares o redondos y con una

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cámara inclinada (Rodríguez, 1992). Con el tiempo, los cuerpos de los difuntos de estos pueblos
se fusionaron con la acidez del suelo, y así, poco a poco, el oro que habían dejado enterrado fue
mayor que el que utilizaban en la superficie.

Hacia finales del XII d.C. se observa que hay un cambio en la elaboración de los objetos de
uso cotidiano de la gente de la región y comenzamos a hablar de otro periodo conocido como el
Sonso, que va desde el siglo XII d.C. hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI d.C.
(Rodríguez, 1992). Lo Sonso o tradición Sonsoide, en este sentido, representa un cambio abrupto
en este territorio, pues se tiene la hipótesis de que una sociedad nueva llegó a la región 12, esto
produjo que estos pueblos, con su propia cultura, fusionaran sus conocimientos13 con los grupos
preexistentes en el territorio. En todo caso, el registro arqueológico muestra que paulatinamente
nuevas costumbres reemplazaron casi por completo a las del período Yotoco (Cardale de
Schrimpff, Bray y Herrera, 1989).

En el periodo Sonso, la población tenía una organización espacial más dispersa y comenzó
a asentarse o expandirse principalmente en tres lugares: cerca al río Cauca en la población de
Guabas; sobre la cordillera occidental en los actuales municipios de La Cumbre y Pavas; y en San
Luis en la parte baja del río Calima hacia la llanura aluvial del Pacífico (Rodríguez,1992).

Las tradiciones nuevas de estos pueblos del suroccidente se volvieron más comunes a
medida que crecía la población. Su agricultura se volvió más extensiva y eran buenos pescadores,
construyendo canoas para navegar los ríos. También sabemos que eran diestros haciendo textiles
a base de algodón, pues son muchos los volantes de huso de este periodo encontrados en la región
(Salas, 2017).

La forma de hacer cerámica cambió casi por completo. Utilizaban arcillas derivadas de
cenizas volcánicas y aluviales que mezclaban con arena y roca triturada. Los grupos del periodo
Sonso, rara vez representaban animales en sus cerámicas y estas eran pintadas usualmente de
uno o dos colores en tonos amarillos y marrones. Por otra parte, los metales los utilizaban para

12 No se sabe con certeza de dónde provenían estos nuevos pueblos, algunos arqueólogos apuntan a que provenían de
la familia Caribe y también de migraciones Incas al sur, también se toma como evidencia las crónicas españolas que
describen diferencias entre los pueblos que habitaban el valle del río Cauca. Investigaciones que afirman esto son las
de Carlos Rodríguez (1989) como “San Luis: un asentamiento temprano de la cultura sonso en la llanura aluvial del
pacifico” o el más reciente en colaboración con Héctor Salgado (2017) “Pautas funerarias de las sociedades
prehispánicas de la región Calima”.
13 No se tiene registro hasta el momento de guerras entre pueblos en el territorio ni tampoco de que los pueblos Calimas

hicieran rituales de sacrificio esto nos señala la abundancia en recursos que tenían las tierras y el buen aprovechamiento
que hacían de estas (A. Clavijo. Comunicación personal, 6 de marzo 2023) y (L. Gonzaga, Comunicación personal 15 de
julio 2021).

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hacer objetos pequeños como collares y aretes y los hacían de tumbaga, una mezcla fundida entre
el oro y el cobre o creaban el dorado por oxidación (Rodríguez, 1992).

Sus tumbas fueron muy variadas y tenían una profundidad de entre 3 a 8


metros, las hacían con pozos profundos y rectos, y también con cámara a uno de
sus costados. Los pueblos de la Cumbre-Pavas enterraban a sus muertos
en grandes cántaros: redondos para las mujeres y cilíndricos para los
hombres. El artesano funerario ponía al difunto acurrucado en la base
y comenzaba a construir a partir de ahí, y hacía arriba, la urna
funeraria. Otras formas de enterramiento de este periodo eran las que
depositaban al fallecido en sarcófagos con forma de balsa o en una
estera sobre el suelo de la cámara (Salgado y Rodríguez, 2017). Ilustración 12: Dibujo en
acuarela de urnas funerarias
contexto Pavas-La Cumbre.
Según las investigaciones, estos grupos vivieron en territorios Elaboración Propia.
más amplios comunicándose e intercambiando saberes y materiales
entre sí. Los ríos eran sus caminos y era fundamental también la relación que tenían con el mar.
Vivieron de muchas formas que se nos es difícil rehacer, pasaron muchas vidas y acontecimientos
hasta que llegó una ruptura que cambiaría por completo sus espacios y tiempos.

Antes de abordar el choque histórico-cultural que generó la empresa de la conquista


española en este territorio, me gustaría mencionar que gracias a las investigaciones arqueológicas
en la región y al tener la experiencia de caminarla y observarla, entiendo “lo Calima” como una
categoría que nos permite pensar en un región con una amplia vida precolombina, con sucesivos
grupos y sociedades que dejaron impresas en el territorio huellas que nos llegan de forma material
e inmaterial hasta nuestros días. Calima son, sin ánimo de homogeneizarlos, todos estos grupos
prehispánicos, pero también una región y un municipio que en conjunto forman un paisaje
arqueológico y cultural en
constante movimiento y
transformación en la cordillera
occidental. De esta manera son
múltiples los caminos en los que
se puede llegar a conocer
histórica y empíricamente a esta
región como iré desarrollando a
continuación.
Ilustración 13:Posible asentamiento indígena indicado por don
Horacio-Guaquero. (19 de enero 2022)

16 | P á g i n a
1.2 Conquista y Colonia en Calima: La Leyenda de María Luisa de la Espada

Las Voces y Mirada de la Conquista y Colonia

La región del valle del río Cauca, Calima, Dorado y San Juan, donde vivieron por mucho
tiempo las poblaciones anteriormente descritas y que dejaron enterrados vestigios de su vida y
humanidad, en el siglo XVI fue uno de los últimos lugares ocupados por la empresa de la conquista
española en el actual territorio colombiano. Este proceso se sitúa entre 1535 d.C. a 1555 d.C.
cuando se fundan distintos centros poblados como Cali (1536), Buenaventura (1539), Anserma
(1539) Cartago (1540) y Guadalajara de Buga (1555) y se asientan los españoles para construir sus
vidas en torno a instituciones como la encomienda (Crónicas Históricas de la Región
Vallecaucana, 1996).

A través de las crónicas de este periodo podemos tener una mirada de cómo fue esta
relación y las primeras impresiones de los colonizadores europeos al llegar a estos valles donde
existían diversas poblaciones indígenas descendientes del periodo Sonso. En este sentido, los
primeros españoles que llegaron al Valle del río Cauca fueron Sebastián de Belalcázar, Pedro de
Añazco y Juan de Ampudia. En 1536, viniendo desde el Ecuador, encontraron una región con un
gran río y diversos pueblos, entre ellos los Gorrones, quienes tenían un centro poblado cerca de
la actual laguna de Sonso (Crónicas Históricas de la Región Vallecaucana, 1996).

Como dato curioso y que configura la región, está que Sebastián de Belalcázar, famoso
conquistador y fundador de ciudades como Quito, propuso que la ciudad de Cali se fundara en el
territorio de los Gorrones (actual municipio de Yotoco) estableciéndose así, un asentamiento que
fue desmontado por el capitán Miguel Muñoz y trasladado el 25 de julio de 1536 a la ubicación
que se conoce hoy en día (Crónicas Históricas de la Región Vallecaucana, 1996). Este tipo de
estrategias, de fundar pueblos pertenecientes a la Gobernación de Popayán para controlar y
entablar relaciones de dominación con las poblaciones, se extendió por todo el siglo XVI. Después
de ellos, vinieron otras 3 empresas conquistadoras: Juan Vadillo quien traía al cronista Pedro
Cieza de León (1538), el mariscal Jorge Robledo fundador de Cartago y Anserma (1539) y Pascual
de Andagoya quien fundó Buenaventura (1540) (Rodríguez, 1992).

Ahora bien, las descripciones de estos nuevos habitantes y visitantes del Valle, sobre las
poblaciones que veían y con las que entablaron relaciones, son muy interesantes para entender
las formas de vida y organización, teniendo en cuenta que es la mirada y voz escrita del
“conquistador”. Uno de los más documentados cronistas de esta región fue Pedro Cieza de León,

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quien buscó retratar las naciones14 que existían en su recorrido por el valle del río Cauca hasta el
Perú con Juan de Ampudia, para entender quiénes eran y cómo vivían las poblaciones del
momento (Crónicas Históricas de la Región Vallecaucana, 1996). De esta manera describe varios
grupos posibles descendientes de Calima, como lo fueron:

Los Chancos, de quienes se dice, vivían en la provincia de Anserma. Los describió como
“pequeños gigantes” con las cabezas anchas y alargadas, producto de una práctica que utilizaban
también los quimbayas para moldear con un par de tablas las formas de sus cabezas. Así mismo
escribió que andaban desnudos y se tapaban con cortezas de árboles (Cieza de León, [1553] 2005).

Cieza de León también describió a los “Gorrones” cuyo territorio se extendía por la
cordillera hasta la provincia de Barbacoas, su nombre se asociaba al hecho de que sus habitantes
eran pescadores y usaban la palabra “Gorrón” para denominar al pescado. Así mismo, los
describió físicamente como medianos, vestían los hombres solo con maures y las mujeres con
mantas de algodón. Estas mismas mantas se utilizaban para envolver a sus difuntos junto con oro
colocándolos en sepulturas hondas (Cieza de León, [1553] 2005).

En lo que refiere a Los pueblos de las Sierras, Cieza los describió como pueblos
distintos a los de las llanuras del Valle del río Cauca, y eran los que se ubicaban por la cordillera
occidental hasta la costa del mar del “sur”:

Tienen las casas como las que dije que había en Tatabe sobre árboles muy grandes hechos
en ellos altos a manera de sobrados, en los cuales moran muchos moradores. Es muy fértil
y abundante la tierra de estos indios, y muy proveída de puercos y de dantas y otras
salvajinas y cazas, pavas, y papagayos, guacamayas, faisanes, y mucho pescado. Los ríos
no son pobres de oro, antes podremos afirmar que son riquísimos, y que hay abundancia
de este metal. (Cieza de León, [1553] 2005, p.76)

Además, destaca, como en la mayoría de sus lecturas, que eran poblaciones que comían
carne humana, las cuales poseían arcos, flechas lanzas, y dardos. Estos estarían ubicados en los
actuales municipios de La Cumbre, Pavas y Dagua (Betancourt, 1995).

Estas tres naciones que representa el cronista probablemente fueron los que habitaron la
región Calima o su descendencia, y dejaron su materialidad como testamento en el valle y la

14Pedro Cieza de León describe a las poblaciones indígenas como “naciones” que fueron mermadas por los españoles
como Sebastián de Belalcázar. Muchas de estas naciones se enfrentaron en guerras para defender su tierra y no ser
sometidos, lo que también produjo que no hubiese cosechas y murieran de hambre (Crónicas Históricas de la Región
Vallecaucana, 1996).

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cordillera. Cabe aclarar que los nombres de estos pueblos son dados por los españoles según los
vocablos que entendían y se desconoce como ellos mismos se nombraban y las relaciones que
mantenían entre sí. Por último, otras de las naciones que describe Pedro Cieza de León ([1553]
2005) en el valle del río Cauca son: los Buga, sobre la cordillera central y el río Guadalajara; (p.75)
Petecuy o Lilíes, es el nombre del cacique y un asentamiento sobre el valle Lile en Cali; (p.81) y
Timbas, un pueblo guerrero, ubicado entre las montañas yendo hacia el mar (p.83)

Aunque me gustaría seguir profundizando sobre el tema15, en lo que esta tesis respecta,
me interesa entender y mostrar cómo se pudieron transformar y diezmar los pueblos
prehispánicos que vivían en la región Calima en el tiempo de la colonia, y cómo este territorio fue
perteneciendo a diferentes poderes y provincias, como la del Alto Chocó, Buga y Cali, todas
vinculadas a la Gobernación de Popayán la cual le rendía cuentas a la Real Audiencia de Quito.

En este orden de ideas, a finales del siglo XVI se realiza una clasificación de las sociedades
de este territorio y se agrupa este en 4 unidades político-administrativas: Cali, Alto Chocó, Buga
y Cartago. La región Calima era un territorio selvático y montañoso de difícil acceso que se ubicaba
entre las unidades de Cali, Alto Chocó y parte de Buga (Rodríguez,1992).

En los mapas de la provincia del Alto Chocó hechos por Melchor de Salazar (Hacia 1597)
se muestra que, en el valle del Calima,
estaba ubicada la población y río de
los Yacos. Este río de los yacos o río
Calima fue encontrado por Melchor
de Salazar en su expedición por el río
San Juan entre marzo y mayo de
1593, así mismo se documenta que
localizó unas minas de los indios y
terminó el viaje con abundante oro,
canoas y maíz (Romoli, 1975). De esta
expedición elaboró el siguiente mapa
que cuenta con nombres de lugares
que perviven actualmente: Ilustración 14 Mapa de la provincia del Chocó (El sur se encuentra
arriba). (M. Salazar, 1597)

15Hay varios estudios como los de Kathleen Romoli, (1974) “Nomenclatura y población indígenas de la antigua
jurisdicción de Cali a mediados del Siglo XVI” y el de Alonso Valencia (1998) “Evolución de los pueblos de indios en el
Valle del Cauca” que nos dan una mirada desde las crónicas y documentos históricos de cómo se empezó a conformar
esta nueva sociedad sobre el valle del río Cauca y la cordillera Occidental.

19 | P á g i n a
De esta manera, los Chancos o Yacos representados en el mapa, podrían ser nombres
adjudicados por los españoles para denominar a los descendientes de los Sonso y que estarían
ubicados en la actual área arqueológica de la región Calima (Betancourt, 1995). En efecto,
conformada la provincia del Alto Chocó encontramos que esta región en algún punto entre el siglo
XVI -XVII se le llamó Calima al río y el valle que este formaba.

El término Calima tiene sus orígenes por la palabra Calina que era la espesa nube de polvo que
llegaba del Sahara a España y se le asoció a este territorio por la neblina que baja de las montañas
del páramo y cubre todo el valle. Otras fuentes orales me indicaban que también el término se
pudo dar por que este era el nombre de un líder indígena, así como lo fueron las nomenclaturas
de Yumbo, Yotoco o Petecuy (Duque, 2003).

Sobre las gentes de este valle del Calima, Kathleen Romoli (1975) en su trabajo sobre el
Alto Chocó del siglo XVI, menciona que en sus fuentes consultadas aparece como:

Según la leyenda local, fue la venida de los españoles que puso fin a ese trato, cuando los
Gorrones serranos recogieron sus alhajas y las ocultaron en depósitos secretos y los indios
del San Juan huían cualquier contacto con los nuevos invasores. Hasta cierto punto, esto
es verdad; sin embargo, es posible que las comunicaciones con el Occidente habían
declinado mucho antes de la conquista. El gran camino, troncal de Poniente de la
desaparecida "cultura Calima", cuyos vestigios desembocan, ancho de diez metros, en el
valle del Aguamona cerca al actual Restrepo. (p.31)

Aunque como lo menciona los caminos prehispánicos se hallaban casi desaparecidos,


jugaron un papel muy importante entrado el siglo XVIII en plena Colonia, pues esta región se
comenzó a configurar como un camino de paso entre Cali-Buenaventura que abastecía de
suministros a las minas de Calima y Chocó (Betancourt, 1995).

En efecto, en los archivos coloniales del Cauca reposan manuscritos que indican que parte
de la población indígena que quedó de esta región era utilizada como un medio de transporte. A
través de los caminos escarpados precolombinos y de herradura, la élite y mercancía de la región
eran cargadas a las espaldas de indígenas, tal y como si fueran canasteros. En este documento se
pide en el siglo XVIII que esta práctica esclavista deje de ser utilizada y se destaca la mención del
camino “Calima” el cual era un importante camino de contrabando, que conectaba el valle del río
Cauca y el litoral Pacífico:

Para que se prohibiese el tráfico que se hacía por el camino del río Calima, con el objeto de
introducir mercancías al Chocó, por los graves inconvenientes que presentaba, siendo los

20 | P á g i n a
principales el que no era camino real y que no se podía llevar carga por él sino a hombro
de indio, lo cual estaba terminantemente prohibido en las Ordenanzas hechas por el
Visitador General Don Diego de Inclán Valdés... El Gobernador prohíbe terminantemente
que se trafique por el camino de Calima y que se empleen indios para el transporte de la
carga y manda que se use el del río Sabaletas, que era camino real y por el que podían
transitar mulas. (Tenorio, 1735)

En el proceso colonial, la población indígena fue perseguida y vigilada por las instituciones
eclesiásticas y la encomienda, para ser sometida a labores de transporte y trabajo forzoso en minas
y haciendas, esto, sumado a virus como la viruela,16 provocó una disminución y fragmentación de
la población indígena del actual Valle del Cauca, lo que posteriormente introdujo en la región un
sistema esclavista de cuyas víctimas fueron la población afrodescendiente. En consecuencia, las
elites criollas del valle que manejaban las haciendas y el comercio de los caminos entre Cali y
Buenaventura se fortalecieron e hicieron crecer su poder socioeconómico en la zona, estas
diferencias de clases continuaron hasta nuestros días traducidas en los ingenios azucareros del
Valle del Cauca y las compañías mineras extranjeras del Chocó (Betancourt, 1995).

En Calima el Darién es bien conocido que existía la hacienda Calima, de donde proviene
el origen de su nombre, la cual era una importante hacienda ganadera que suplía de suministros
a las minas del Chocó y ejercía el control de la zona entre principios del siglo XVII hasta la
construcción del embalse Calima a mediados del siglo XX. Sobre los dueños de la hacienda y su
uso específico hay muy poca información del tema, pero lo que se ha documentado es que hacia
el siglo XVI aparece como dueño de Calima el alférez real de Buga Vicente de Llanos y Guzmán y
en 1708 vende la hacienda a Ignacio de Arce Camargo y a el alcalde de Buga Cristóbal Domínguez
de San Cibrián, cuyos límites eran la cordillera alta de Mediacanoa, hasta la otra cordillera alta
(Páramo del Duende) que bordeaba el río Calima (Hernández, s.f.).

Ahora bien, al momento de la constitución de la república en el siglo XIX ese territorio


pertenecía a la provincia de Raposo la cual estaba dividida en curatos, las cuales eran las zonas
que se repartían los curas de la iglesia para recaudar los beneficios económicos de los fieles y
convertir a la religión a quienes no pertenecían a ella. En 1804, este territorio se dividió en 4
curatos: el de Dagua, Calima, Yurumanguí y Raposo. La capital de la provincia era La Cruz cercano

16En el Archivo Central del Cauca están unos documentos sobre la epidemia de viruela de 1588: “Se recibió una carta
del Gobernador Juan de Tuesta en la que se refiere a las pestes de viruelas sarampión que azotan esta provincia y da
instrucciones para prevenir su contagio entre los naturales. Para ello el cabildo envió a buscar a algunos de los
encomenderos para tratar sobre el asunto… tanto a los indios de las minas de Chisquío, Calima y Saija. como a los indios
de los pueblos.” (Carta gobernador Juan de Tuesta sobre las pestes, 1588)

21 | P á g i n a
al río Dagua, donde cerca había 4 minas y era el sitio de Juntas donde se reunían el teniente
gobernador y jueves partidarios que administraban el comercio de los ríos y el camino entre Cali
y Buenaventura. Calima17 por su parte, era un pueblo de libres y cercano a él había una mina y un
camino hacia San Juan (Chocó) (Almario, 2021).

Con todo ello, esta región pasó de ser el hogar de los pueblos “yacos” (como aparece
documentado en los mapas) a ser un sitio de haciendas, caminos y minas que se movía por el
deseo y necesidad, que encontraron las elites criollas y republicanas de Colombia, por el oro. Sobre
este deseo por el oro indígena y de las minas de la cordillera occidental es importante hablar,
puesto que da pie al saqueo y venta de las piezas de oro precolombinas Calima, lo que deriva en
la actividad y práctica de la guaquería en este territorio.

Por los Caminos del Oro Calima: Entre Minas y Entierros

Tras la conquista y colonización española, la fiebre por el oro comenzó a hacerse mayor,
las naciones indígenas fueron clasificadas y categorizadas para crear los sistemas de encomienda
y mita que proveían de riqueza a la corona española y financiaban las expediciones europeas al
continente americano.18 Por su parte, estos pueblos que utilizaban el oro en su vida cotidiana
fueron con el tiempo reducidos y expulsados de sus territorios, quedando en manos de los
conquistadores sus creaciones materiales y las minas de oro que se convirtieron a partir del siglo
XVI en un negocio rentable junto con las haciendas y el sistema esclavista.

Les Field (2002) en su texto “El sistema del oro: Exploraciones sobre el destino
(emergente) de los objetos de oro precolombinos en Colombia” propone que en este proceso de
la conquista se dio un choque violento entre sistemas de valores sobre el oro, ya que para los
pueblos precolombinos el oro tenía otras formas de representación e interpretación y al ser
utilizado en la elaboración de sus piezas de uso cotidiano y en sus costumbres funerarias (guacas),
se convirtieron en fuente de deseo y riqueza predilecta para el saqueo por parte de los
colonizadores.

Pues bien, esta codicia por acumular riquezas sienta las bases para crear todo un sistema
en torno al oro y su extracción, entre las minas y entierros indígenas. Así, los territorios del valle
del río Calima y Dorado, aunque eran de difícil acceso, se convirtieron en un punto estratégico

17La ubicación de este incipiente caserío era abajo del río Calima y no arriba donde queda actualmente (Almario, 2021).
18Este deseo de riqueza por el oro creo leyendas como la conocida ciudad del Dorado y la leyenda de Daybe o Dabeiba
en el Chocó que atrajo a los conquistadores en busca de un gran tesoro cercano al río Atrato perteneciente a la diosa
Dabeiba de los Emberá Katios (Pueblos originarios, s.f.).

22 | P á g i n a
para estas actividades, por su cercanía a las minas de oro y a las haciendas del valle del Cauca
(Betancourt, 1995).

Entre las minas de esta región era muy conocida la mina de Calima, en el Archivo Histórico
del Cauca en la sección Colonia, se encuentra una referencia de ella:

Quintero pide se libre despacho para que se le paguen los diezmos de la mina de Calima
(en el Chocó) de propiedad del doctor don Lorenzo Hurtado. Probado que hubo ser
accionista del Partido de Calima por haberlo tomado al arrendatario de los diezmos de la
Provincia del Chocó…Los diezmos correspondían al bienio de 1768 y 69. (Quintero, 1771)

Es importante destacar que las minas de la colonia estaban clasificadas en dos tipos: las
minas reales y las minas particulares. Las primeras pertenecían directamente a la corona española
y, las segundas, a privados quienes debieron durante los tres siglos de la colonia, entregar el
llamado “quinto real” el cual constituía el 20% de todo producido. Estas minas coloniales19
ubicadas en Antioquia, Chocó, Alto Cauca y el valle del Patía, jugaron un papel importante en el
desarrollo y crecimiento económico de la Nueva Granada, más es en el siglo XIX con la
constitución de la república, que la explotación de minas de oro tiene su mayor auge, pues ya no
se pagaba el quinto real y el oro fue el mayor producto de exportación (Poveda, 2017).

Es así como se empieza a constituir una sociedad minera en torno al oro, sobre todo en los
territorios del Chocó y Antioquia, lo que con el tiempo fue construyendo maneras particulares de
relacionarse con el territorio, creando formas y prácticas propias para extraerlo, tal es el caso del
saqueo o hallazgo de oro en entierros indígenas llamados “guacas”. En este orden de ideas,
encontrar o sacar oro de las guacas era una actividad regulada por la corona española, y así como
en las minas, se debía pagar el “derecho de quintos” es decir el 20% de las riquezas encontradas,
para ello, se creó la casa de contratación de Sevilla, una institución encargada de recolectar los
tesoros de minas, santuarios y entierros o su respectivo pago para la corona española, de tal forma
que los colonizadores tenían que registrar los descubrimiento y pedir permiso a la corona para
obtener el oro20 (Pita, 2016). En el siglo XVIII se siguieron solicitando los permisos por medio de
licencias a la Real Hacienda para sacar las guacas indígenas, así como se muestra en la siguiente
denuncia de 1744:

19 En el Chocó la extracción del oro en la colonia empezó en 1640 con la explotación minera del oro aluvial de vetas
subterráneas y en 1679 se tiene registro que se empieza a emplear la minería con trabajo esclavo (Vives,2022). Esta
minería no tuvo mayores avances tecnológicos durante este tiempo, pues se contaba solamente con la mano de obra
esclava, herramientas de hierro y pólvora negra como medios de producción (Poveda, 2017).
20 El 3 de febrero de 1536 se expide la cédula o norma en la que cualquier persona que se encontrara un tesoro, guacas

o sepultura debía reportarlas a un veedor antes de sacar el oro (Pita, 2016).

23 | P á g i n a
Representación de don Miguel al Tesorero sobre cómo se están excavando guacas en los
cerros de la jurisdicción de Buga y por no poder él vigilar lo que en tales guacas se saca
para deducir los derechos reales, pide se nombre persona que lo haga y da cuenta de lo que
han entregado por derechos de manifestaciones voluntarias los excavadores. (de la
Bandera, 1744)

Por lo anterior, las riquezas encontradas debían ser registradas en tanto había leyes que
establecían que estas pertenecían directamente al monarca español y se debía regular la
extracción de las guacas para determinar los tesoros que se hallaban en el “nuevo mundo”. Así
mismo la iglesia jugó un papel importante en el deseo que se tenía por el oro precolombino, pues
este era convertido o “purificado” fundiendo los objetos para transformarlos en reliquias y osarios
de la iglesia, aunque, también no estaba bien visto entrar a las sepulturas indígenas (Pita, 2016).

De tal manera, podemos ver como el oro precolombino fue adquiriendo diferentes formas
de valor entre los habitantes de la Nueva Granada y posteriormente en la República de Colombia,
estando estrechamente ligado a mostrar, con los objetos precolombinos, el poder y las riquezas
de estos territorios. Tal es el caso que se presentó en 1892 cuando se halló en la región cafetera de
Colombia una sepultura con variados objetos en oro que se nombró el “Tesoro Quimbaya.”
Quienes lo habían encontrado lo llevaron a Bogotá y parte de este fue comprado por el gobierno
nacional y por el entonces presidente Carlos Holguín. Es en 1893 que para demostrar y fortalecer
las relaciones después de la independencia entre la monarquía española y Colombia, el presidente
le da de regalo el tesoro a la reina regente María Cristina de Borbón (Mojica,2005).

Este ejemplo, nos demuestra las formas en que se ha ido valorando el oro precolombino,
puesto que hoy en día supondría un acto ilegal regalar o vender el patrimonio de la nación, aunque
la misma nación colombiana, también tenga formas diferentes de valorar y concebir el oro y las
piezas precolombinas como lo mostraré más adelante.21

En todo caso, estos 4 siglos después de la conquista situaron a Calima como un camino y
una región donde circulaba el oro, aunque también se mantenía guardado en las guacas de los
antiguos asentamientos prehispánicos calimas, que fueron lentamente ocupados por la maleza
que bajaba del oculto páramo, esto con excepción de algunos terrenos despejados de haciendas
ganaderas, las cuales se poblaron a finales del siglo XIX por colonos antioqueños que harían
volver a brillar, a la luz del sol, el oro abundante de los valles del Calima y el Dorado.

21 Véase el subcapítulo 2.3 “Museos e ilegalidad” y el 3.3 “Los Caprichos del Oro”

24 | P á g i n a
Sin embargo, antes de profundizar en este tema importante que inserta la práctica de la
guaquería en la región, abordaré la biografía y trayectoria de una mujer destacada de la época de
la colonia del siglo XVII que sirve de ejemplo para entender cómo pervive en el presente el mundo
colonial en Calima, reflejado en la oralidad, las toponimias de la geografía, vestigios en el paisaje,
y la presencia de tesoros en el monte que cargan con encantos y abren una ventana a pensar un
mundo vivo más allá de lo humano gestado por la codicia del oro.

Gobernadora, Hacendada y Esclavista

Entre los relatos sobre minas y oro en esta región se encuentran las historias sobre María
Luisa de la Espada, un personaje histórico de la conquista que se rumora que fue la dueña de la
hacienda Calima y tenía grandes minas de oro sobre la cordillera occidental. Cuando llegué a El
Darién me sorprendió la cantidad de relatos que la gente contaba sobre ella, tanto así que se
convirtió en una leyenda del municipio.

Considero importante detenerme en la definición de los términos: Historias, Relatos y


Leyendas. Cuando hablo de “historias” comprendo que estas son una exposición oral o escrita
de acontecimientos pasados o de hechos históricos que pueden ser de carácter colectivo o
individual (Real Academia Española, s.f.). Por su parte los relatos son aquellas narraciones que
construye la gente en la que cuentan con detalles algo sucedido por experiencias propias o
escuchadas por la tradición oral (Real Academia Española, s.f.). Por último, se encuentra la
leyenda que proviene del latín Legere que significa leer, escoger o cosechar (Etimologías de
chile, 2001/2023) siendo un concepto que nos sirve para aproximarnos a los valores y creencias
de la gente desde una perspectiva oral, local e histórica (Lozano,2015). En este sentido podríamos
entender las leyendas como cosechas de relatos a través del tiempo que alimentan imaginarios y
prácticas en la medida que generan relaciones posibles con el territorio, creando vínculos con los
lugares y su apropiación. En efecto, a la luz de estas definiciones encuentro que las historias,
leyendas y los relatos que las componen me permiten encontrar elementos para comprender a
María Luisa de la Espada en el contexto de Calima el Darién.

Antes de abordar las fuentes orales que rodean a este personaje, presento inicialmente su
historia de vida documentada; a partir de ella se puede ver la relación que tiene con el oro y los
fenómenos históricos como la encomienda y esclavitud que hacen parte de la historia de larga
duración de este territorio y se reelaboran en el presente a través de la oralidad de la gente.22

22Esta información biográfica la fui construyendo a partir de los textos de Tulio Tascón, Tulio Raffo, el Archivo Central
de Popayán y el testamento que dejó Alonso García de la Espada en 1607 y que hoy reposa en el Archivo Histórico
Digital de Buga.

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María Luisa de la Espada nació en la ciudad de Guadalajara de Buga en 1593. Era la hija
menor de Alonso García de la Espada un importante Capitán nacido en Monroy, España, quien se
asentó en la ciudad de Buga para unirse como regidor y alcalde a la empresa conquistadora y
colonizadora de la región. Su madre era doña Francisca de Espinosa y Benítez, quien era hija de
Leonor Benítez y Francisco de Espinosa, este último fue el conquistador de la provincia de
Antioquia y encomendero de los “Chancos”. Al quedar viuda Francisca se casó con Francisco
Aguirre y en terceras nupcias con Francisco Gómez de Asañón. Los hermanos 23 de María Luisa
fueron: Alonso, Micaela, Ana María y Francisca (de la Espada, 1607; Tascón, 1938; Raffo, 1956).

Se casó María Luisa a la edad de 14 años en 1607 con Diego Lasso de la Vega, quien fue el
primer alférez real de Buga, (1606-1613) una figura muy importante que representaba el
estandarte de la corona española en los territorios del virreinato de la Nueva Granada. Durante
su matrimonio “instituyeron una capitanía de misas sobre varias casas de Buga” (Tascón, 1938,
p. 140) No obstante, don Diego murió en 1613 sin dejar descendencia. Tiempo después ella se
casaría con el capitán español Benito López Mellado y Bueno con quien tuvo 4 hijos 24: Joaquín,
Francisca, Manuel y Ana (Raffo, 1956).

Esta mujer fue conocida con el apodo de la “Gobernadora” y hoy en día un barrio del
municipio de Buga lleva
su nombre. Heredó las
tierras y encomiendas
indígenas de sus padres,
cuyos límites se extendían
desde el municipio de
Yotoco hasta San Pedro y
Caloto en el Valle del
Cauca, lo que la convertía
en una gran hacendada y
esclavista de esta región
con varias personas a su
cargo o gobierno (Tascón,

Ilustración 15: Mapa de Parentesco María Luisa de la Espada Espinosa. 1938; Raffo, 1956).
Elaboración Propia.

23 Micaela se casó con Francisco Domínguez, Ana María con Tomas Toscano y Francisca con el capitán Jorge de Herrera
Gaitán (Raffo, 1956)
24 Joaquín se dedicó a labores religiosas en las que fue cura de Cali y Buga. (Raffo, 1956) Micaela se casó con Onofre

Lasso de los Arcos y Ríos. Ana con Diego Marmolejo Rengifo (Genealogías de Colombia, s.f.).

26 | P á g i n a
María Luisa también estaba interesada en los temas militares del momento, pues se
embarcó junto con el capitán Gregorio Astigarreta y Juan de Bocanegra, en la empresa
pacificadora de los Pijao. Tanto fue el poder que se volvió capitana de infantería y encomendera
logrando tener en la región y hacienda de Chinche en el sitio de “Aují” un fuerte que llevaba su
nombre. En este lugar, se dice, dedicó su tiempo a dar educación española y religiosa al pueblo
Pijao para convertirlos a su dogma (Raffo, 1956).

No se sabe con certeza cuándo murió y cómo fue, algunas fuentes apuntan que fue
asesinada por los indígenas Pijao en consecuencia de la “pacificación” que hizo a este pueblo y
otras fuentes apuntan a que murió de alguna enfermedad a finales del siglo XVII d.C. (Raffo, 1956)

Pues bien, este personaje histórico es importante para el municipio de Calima El Darién,
pues tiene una conexión con el páramo y los tesoros de oro que se guardan en esta cordillera, tal
y como nos dejan entrever los relatos de la gente con quienes tuve la oportunidad de conversar.
Un lugar que frecuenté para hacer esta investigación fue el Centro de Vida del Adulto Mayor, en
el que, a través de charlas sobre el municipio, sus habitantes me contaron sus historias de vida y
relatos de este territorio.

La historia de María Luisa estaba presente en su oralidad como una reminiscencia de la


conquista y colonia de Calima. Don Rodrigo Ceballos, por ejemplo, fue guía del páramo del
Duende y se dedicó un tiempo a la guaquería, él me contaba que María Luisa de la Espada era una
mujer española muy rica y poderosa:

María Luisa de la Espada era un personaje español, ella tenía esclavos y sacaba oro de la
cordillera, tenía una finca grande que llamaban la hacienda Calima existe hoy en día, pero
eso lo tapó el lago… ella era hacendada, tenía ganado y era riquísima…los títulos de esa
hacienda figuran en Popayán. (Comunicación personal, 13 de noviembre 2021)

Así mismo, don Humberto me relató que: “Ella movió tantísimo oro de aquí de las colinas,
ella recogió mucho oro de estas comunidades y ella dejó en Río Bravo un tesoro” (Comunicación
personal, 7 de diciembre 2021). Por otra parte, doña Herlinda dice que existe una leyenda muy
popular en Darién donde María Luisa se baña desnuda en una cascada y atrae a los curiosos que
luego embolata25, esta cascada lleva su nombre y está ubicada en la vía que conduce a El Darién.

25 Interesante la relación que tiene María Luisa de la Espada al convertirse en un espíritu que embolata similar al
duende, esto se explica porque el oro tiene sus caprichos y los espíritus que lo cuidan embolatan a la gente, como es el
caso de ellos dos.

27 | P á g i n a
Don Carlos, afirma que María Luisa tenía una mina y un entierro por allá en un punto que
se llama Filo de Hambre. Él tiene una anécdota particular en este lugar porque un día se
encontraba en este punto arriba de la vereda Samaria y le dijeron que tenía que hablar en voz muy
baja o no hacer ruido para que no lloviera: “Yo estuve por allá y allá es muy berriondo porque
uno tiene que conversar como pasitico, si conversa comienza a lloviznar a ventear y ese es un
filito” (Comunicación personal, 13 de octubre 2021). En esas se encontró con un camino bonito
por el que se dice que la hacendada subía a las bestias para llegar a una mina donde había buen
oro. En este lugar se encontraban las ruinas de un campamento antiguo donde iban aserradores
y sembraban coca, el lugar ya estaba tapado por la tierra, pero se veía la tierra arder y producir
llamas, indicativo de que había oro. Este lugar además es peculiar pues en el filo seco caen
peligrosamente muchos rayos, esto se debe a que son atraídos por el oro que dejó María Luisa:

Yo sí puedo decir algo, porque lo he visto…ese filo seco ahí cae los rayos y estuve por ahí
(porque hay oro) ... y alguien me dijo allá no vaya a conversar duro o vaya solo, pero pues
ese ranchito allá caído y esa es la historia de María Luisa. (C. Trilleras comunicación
personal, 13 de octubre 2021)

De manera similar, don Guillermo Peláez. - darienita que me concedió una entrevista-, me
contó que la historia de María Luisa es muy larga, y que sabía que por los valles del Chocó:

Fueron unos tipos, cuando de pronto vieron un abierto en la montaña y se fueron a ver que
había como una especie de unas casas, y entonces dijeron ¿quién vive aquí? Pues no tenía
entrada por ninguna parte, resulta que según eso ella tenía un tesoro por ahí pero
encantado. (G. Peláez, comunicación personal, 20 de julio 2022)

Además, una señora le contó que en la cordillera cerca de una virgen se encontró con una
gallina y doce pollitos y cuando llegaron a una peña se desaparecieron y perdieron, dicen que ese
tipo de cosas son producto de la influencia de María Luisa de la Espada y su tesoro encantado.
Don Guillermo también afirma que ella era una terrateniente y su influencia estaba sobre todo
por los lados de Buga y Yotoco donde tenía caminos que subían hasta la vereda Río Bravo.

Finalmente, están las historias que me ha contado el guaquero don Horacio Gutiérrez
quien ha visto en su experiencia haciendo guaquería muchos vestigios que pertenecen a la época
de la colonia. Se localizan en su mayoría en potreros como los de las veredas Moralba y Berlín y
constan de piedras amontonadas que fueron, según lo que ha analizado, dejados por los esclavos
de la hacendada. De igual forma, es usual hablar de los caminos de herradura que construía.

28 | P á g i n a
La historia es muy larga…Vengo a decirle porque yo digo, que los esclavos de María Luisa
tal vez sacaron los últimos reductos de los indios Calima, porque ella fue dueña de la
hacienda de acá y puedo comprobarlo de que si es así, porque una persona muy pobre no
es capaz de andar en un potrero lleno de piedra y hacer montones de piedra, eso lo hizo
María Luisa de la Espada con los esclavos…los potreros de Moralba y Berlín encuentra
usted montones de piedra…y eso no es de ahora eso es de muchos años. (H. Gutiérrez,
comunicación personal, 19 de enero 2022)

También se cuenta que: “María Luisa de la Espada era bruja, eran compañeras de María
luisa de la Espada, María Pardo y la cacica Gaitana, eran tres brujas que yo descubrí eso
andando en una parte llamada carnicerías en el Tolima” (H. Gutiérrez, comunicación personal,
7 de diciembre 2021).

Aunque no encontré información escrita sobre que fuera dueña de la hacienda Calima,
sabemos que heredó muchas encomiendas que pudieron reunir a los descendientes de los pueblos
Sonso y de ahí su vínculo tan especial con esta región, aun así, la figura de esta mujer parece ser
un recuerdo borroso en el tiempo, que recorre de voz en voz el municipio de Calima. Estas voces
nos dicen que hay una gran relación que tiene la gente del territorio con el oro, el páramo y los
tesoros encantados. Pues ella y su historia muestra un mundo donde hay personajes coloniales
que acumularon tanto oro en vida, que los amarran a los lugares y al tiempo. El oro y las guacas
que dejaron guardados, adquieren así vida y seres que los acompañan, embolatan y encantan.

María Luisa de la Espada es así una síntesis del mundo colonial en Calima, un lugar de
encomiendas, caminos, minas y guacas, codiciado por su oro y misterioso por sus densas y ocultas
montañas. Leyendas como estas son importantes de analizar en la antropología26 porque nos
hablan de cómo la gente las relata y se apropian, por medio de ellas, de sus territorios. La leyenda
de María Luisa de la espada es un ejemplo para entender cómo lo colonial está presente en las
relaciones que la gente entabla con los paisajes, reafirmando que Calima es una región donde el
oro emana y se mueve en la tierra, existiendo objetos que cobran vida en el monte y espíritus,
como ella, que los guardan. Este mundo vivo asociado a las guacas evoca relatos que se trasmiten
de generación en generación desde la colonización antioqueña que tuvo esta región.

26 Luis Alberto Suarez (2008) en el texto “Juan Díaz engañado por la riqueza. Un artífice de la fortuna y la tragedia
en el mundo colonial.” analiza a este personaje colonial del Tolima relacionado con las riquezas enterradas y el causante
de avalanchas debido a la ambición que tenía por el oro. Así mismo Ana Cerón y Daniela Ossa (2012) en “Juan Arenas:
Historia de una Familia Encantada. Notas de Campo, guacamayo y contratación Santander.” Cuentan que este
personaje hizo un pacto con el diablo para tener riquezas y murió de una forma desdichada convirtiéndose en un
encanto del cerro Churrichurri dejando enterrada una guaca. Nótese el parecido que tienen con María Luisa y los
peligros de acumular y ambicionar el oro.

29 | P á g i n a
1.3 El Proceso de la Colonización Antioqueña

La información respecto a la historia de la región Calima, y cómo se fue construyendo el


municipio de Calima el Darién, la fui conociendo y entendiendo en las conversaciones que tenía
con la familia de Sandra Rudas. Entre charlas y debido a mi interés, Sebastián, su sobrino,
egresado del colegio Gimnasio del Calima, me puso en contacto con uno de sus profesores, don
Luis Gonzaga, profesor de matemáticas, quien es reconocido por contar y apreciar la historia del
municipio.

El profesor Gonzaga ha recopilado fotos e información de documentos históricos y


tradición oral de Calima el Darién, pues él, aunque es proveniente de Caldas, su abuela y familia
fueron de los primeros en asentarse y construir el municipio con sus propias manos. Vive en una
casa cercana a la plaza central con una arquitectura al estilo “paisa” con su fachada de colores y
por dentro flores que la adornan. El 15 de julio del 2021 tuve la oportunidad de hablar con él sobre
la historia del pueblo, la cual ha construido desde una visión integral27 que no se encuentra en los
libros de historia. Frente a su computador, comenzó presentándome uno de los poemas más bellos
sobre la colonización antioqueña en unas diapositivas que les muestra a sus alumnos. Me sentí
asistiendo a una de sus clases, ya que me indicaba que leyera en voz alta el “Poema a los
fundadores” de Luis Alberto Agredo, (Citado en Valencia, 2006) mientras me iba explicando la
historia en cada verso:
Hace ya muchos años, que un grupo de titanes;
valientes veteranos de guerras, de otros tiempos
vivían allá en su Antioquia, la tierra de los grandes
de Girardot, de Uribe, de Suarez y Restrepo.
Modestos campesinos que amaron el trabajo,
amantes de sus hijos, de la canción y el rezo;
vivían sin esperanza, de mejorar sus vidas,
desempeñando el rudo papel de jornaleros.
No sé cómo, ni cuando, tuvieron la noticia;
que, por acá, había tierras de promisorios sueños;
y llenos de esperanza, su corazón ardía
como un volcán en llamas, pletórico de anhelos.
Los hombres, que soñaron morir en tierra propia;
dejándole a sus hijos, un porvenir risueño
sin nada de recursos, sin como sostenerse
hicieron este viaje, muy propio de maiceros28. (p.47)

27Con ello se refería a que presenta, al narrar la historia del pueblo, todas las facetas que este tiene y ha tenido en temas
políticos, sociales, culturales y ambientales. Es una forma de historia no oficial y desde abajo resaltando la vida de la
gente con la que convive y convivió en el pueblo (L. Gonzaga, comunicación personal, 15 de julio 2021).
28 Hace referencia a las poblaciones paisas de Antioquia, Caldas y Quindío, ya que su base agrícola es el maíz (L.

Gonzaga, comunicación personal, 15 de julio 2021).

30 | P á g i n a
Estos primeros versos nos narran el fenómeno de la colonización antioqueña, una
migración colonizadora y movimiento popular ocurrido entre los siglos XVIII y XX desde las
tierras de la vieja Antioquia y Caldas hacia el sur del país. En consecuencia, nuevos pueblos
antioqueños surgieron en ubicaciones predominantemente de montaña subandina extendiéndose
por la cordillera occidental y central del norte del Tolima y el Valle del Cauca (Parsons, 1979). Este
proceso de colonización, a partir de los estudios realizados por James Parsons, Jairo Valencia y
Eduardo Santa29 , lo podemos dividir en 4 etapas:

La primera etapa, empieza en 1785 con la llegada del oidor Juan Antonio Mon y Velarde
conocido como “el regenerador de Antioquia”, hasta principios del siglo XIX. El oidor español
provocó cambios en la provincia de Antioquia que generaron un éxodo de personas que migraron
a nuevas tierras, fundando las primeras poblaciones y colonias agrícolas “paisas”. La mayoría de
estos primeros pueblos quedaban cerca de minas, pues había un auge en el sector agrícola y
minero del país. La segunda etapa comienza a principios del siglo XIX hasta 1821, pues con los
inicios de la República de Colombia se empiezan a conceder baldíos a soldados y particulares que
apoyaron la causa independentista, así mismo se incentiva la venta y la adjudicación de predios a
inmigrantes locales y europeos. Una tercera etapa se da a mediados del siglo XIX, es la más
reconocida en este proceso, puesto que el estado colombiano crea nuevas normas que buscan
darle tierra a quien no la posea y a quien la trabaja, estimulando la fundación de nuevos pueblos
cifras que van aumentando hasta 1880 (Santa, 1993; Valencia, 2006).

Finalmente, en la cuarta etapa (desde 1880 hasta principios del siglo XX) se encuentran
más escasas las tierras para colonizar y sé migra hacia el Chocó y suroccidente del país. Este es un
momento de guerras civiles y conflictos en Colombia y muchos de los colonos fueron desplazados
por la guerra de los 1000 días y los bandos políticos. Además, en esta etapa surgen empresarios
antioqueños y crece la economía cafetera y ganadera, esto hace que personas con altos niveles
económicos busquen nuevas tierras para crear haciendas. Aquí se ubica la colonización
antioqueña de la región Calima fundando los municipios de El Darién, Restrepo y Trujillo
(Parsons, 1979; Santa, 1993).

Ahora bien, el impulso que tuvieron estos últimos colonos para venir a estas tierras se
debió a la historia de cambios en Antioquia anteriormente descrita y por la voluntad que tenían

29James Parsons fue pionero en los estudios de la colonización antioqueña debido su texto “Colonización antioqueña
en el occidente de Colombia” escrito en 1915. Por otra parte, Eduardo Santa (1993) profundiza en el fenómeno de la
colonización en su libro “la colonización antioqueña una empresa de Caminos” entendiendo que este proceso dio como
resultado toda una economía y empresa de caminos, siendo los nuevos senderos que dejó la colonización, muy
importantes e incentivados por el estado colombiano como vías para el desarrollo industrial y económico del país.

31 | P á g i n a
los colonos de enriquecerse al descubrir tierras cargadas de oro, ya que, desde sus raíces en la
conquista española de Antioquia, esta región se constituyó principalmente como una sociedad
minera colonial30 y agricultora (Parsons,1979).

Esta colonización tiene diferencias con la colonización española, una de ellas es que los
españoles buscaban lugares de altiplanicies para un mejor control de las instituciones como la
encomienda, ya que no requerían tanto trabajo para asentarse. Mientras que la colonización
antioqueña, buscaba estar cerca de vertientes, (Santa, 1993) en el caso de Calima fue todo un
proceso de talar la selva y crear desde el origen pueblos nuevos 31.

En este sentido, hallamos que colonizar en la región Calima consistió en varias etapas: El
viaje, desde sus lugares de origen como Antioquia y Caldas; El colonizar, crear y moldear el lugar
con sus manos; y El fundar, que fue, unirse y crear comunidad. En todo este proceso, trajeron
desde sus tierras una práctica tradicional que los haría apropiarse aún más de su nuevo lugar, la
guaquería.

El Viaje
…Así salió de Antioquia un día, las caravanas
de hombres, de mujeres, y de caballos viejos;
trayendo entre canastos, a niños fatigados
por el vaivén, de un paso cansado y soñoliento.
(Citado en Valencia, 2006, p.48)

En un principio, a finales del siglo XIX, existían en la región unos cuantos hacendados y
empresarios ganaderos que dotaban de carne a los mineros del Chocó, muchos de ellos habían
obtenido estas tierras por medio de concesiones, lo que causó problemas con los grupos de
familias que fueron llegando y escucharon que en Calima había tierras prósperas y despobladas.
Este proceso se dio durante un periodo de 30 años, siendo su punto de mayor auge entre 1898 a
1900 cuando migran grupos de hasta 40 individuos, provenientes de Caldas y refugiados por la
guerra de los mil días estableciéndose en los territorios de la hacienda Calima, propiedad en ese
entonces, de la familia Garcés quienes la venden en 1903 a Emilio Ochoa (Valencia, 2006;
Llorente, 1990).

30 Los españoles que fundaron la provincia de Antioquia fueron atraídos por el oro y las montañas ya que venían del
país vasco, un territorio montañoso y minero con semejanzas a estas tierras, imponiendo prácticas en esta región como
la minería, agricultura y comercio (Valencia, 2006).
31 El plan del valle y las montañas de las cordilleras central y occidental tuvieron diferentes formas de ocupación. El

valle geográfico del río Cauca fue poblado por los españoles sobre asentamiento prehispánicos, mientras que la
colonización de las montañas de la cordillera occidental se dio paulatinamente después de la constitución de la república
por colonos antioqueños, caucanos y nariñenses, esto genera que los modos de producción, sistemas agrarios, conflictos
y configuraciones regionales sean distintos en las zonas de montaña y planas del departamento del Valle del Cauca
(Betancourt,1995).

32 | P á g i n a
Es así como, para emprender la expedición colonizadora antioqueña se trazaron dos vías
y corredores desde Antioquia hacia Caldas y demás poblaciones. Una primera ruta fue la que abrió
Fermín López hacia el Valle del Risaralda, y la segunda fue la trazada por José María Ocampo
para la colonización del Quindío. Esta última fue la que usaron los colonizadores que llegaron al
Valle del Calima y Dorado (Valencia, 2006).
De esta forma, comenzaron a viajar grupos de familias y personas hacia los montes espesos
de la cordillera occidental. Este viaje, como me contaba el profesor Gonzaga, lo hacían a “lomo de
mula” cargaban a los niños más pequeños en cajones y los tapaban con ruanas cuando hacía frío
(Comunicación personal, 15 de julio 2021). Así mismo, estos viajeros, como lo narra el poema de
Luis Alberto Agredo, llevaban consigo los trajes y utensilios de sus tierras antioqueñas. Vestían
sombrero, pantalón 3 vueltas, el paño al hombro, la peinilla a la cintura y el carriel cargando
camándula y pipa.
En el libro “Semblanzas de Darién 1921” Eduardo Holguín32 (1991) narra el
desplazamiento que realizó con sus padres desde Manizales hasta Darién. Este era un viaje que
tardaba a “lomo de bestia” 8 días, en el trayecto tenían que usar el tren desde Puerto Caldas hasta
Cartago y tomar los barcos de vapor que cruzaban el río Cauca, desde la Pintada hasta Virginia.
Es así como se tardaron 5 días desde Cartago a Mediacanoa, y por ahí subieron hacia las montañas
de la cordillera occidental. Cuenta que antes de llegar, al sexto día, les dieron posada, ya que estaba
lloviendo y el río Calima se encontraba muy caudaloso. Finalmente, tras ese largo y fatigoso viaje,
después de cruzar el río llegaron en el séptimo día a la incipiente población de Calima.

Así llegó a Calima, un día la caravana


con la herramienta al hombro, con la mulera al cuello;
a desafiar el hambre, la desnudez, el frío;
y a todo lo que el hombre, le llame sufrimiento
…Habían ganado el río, su dicha era indecible,
y cuál Colón, besaron la tierra de sus sueños;
Calima les brindaba, a todos el encanto
de aquella selva virgen, poblada de riachuelos.
(Citado en Valencia, 2006, pp. 49-50)

Es de resaltar la relación de lo anterior con los términos bíblicos del libro del Éxodo, pues
al llegar a Calima los migrantes sintieron que llegaron a su “tierra prometida” o la tierra destinada
a asentarse (Santa, 1993). Siendo una “bendición” todo lo que esta nueva tierra les proveía como
lo fue el oro, (en las minas y guacas) el agua, los frutos y la madera del monte, recursos que debían

32Sus padres fueron don Jesús Antonio Holguín Restrepo y doña Matilde Gonzales de Holguín colonos que hicieron
parte de la fundación del pueblo y hoy sus nombres se encuentran en la plaza central del municipio en una placa
honorífica a los fundadores (Holguín, 1991).

33 | P á g i n a
aprovechar para ir moldeando la tierra de sus “sueños”, de ahí que sea tan fuerte ese vínculo con
el territorio.

Por otra parte, estos relatos de la colonización destacan la importancia que tienen los
caminos (prehispánicos, de herradura y modernos) para conectar estos territorios con el resto del
país, impulsado el comercio, la agricultura y ganadería, actividades que beneficiaron a los
habitantes de esta región33 (Santa, 1993). En efecto, para finalizar esta parte de los viajes y
trayectos es importante hablar sobre los arrieros, quienes fueron fundamentales en el proceso de
colonización antioqueña y desarrollo económico del país, ya que su oficio consistía en transportar
pasajeros y comercializar mercancías por los caminos
de Colombia acompañados de sus mulas y caballos,
sirviendo también como comunicadores de noticias
entre diferentes poblados que no contaban con
telégrafo (Santa, 1993). El profesor Gonzaga me
mencionaba que entre 1900 a 1950 los arrieros34 eran
uno de los gremios mejor constituidos en la región
Calima y con sus machetes a punta de pico y pala iban
abriendo trochas y caminos que posibilitaron que los
colonos hicieran con sus propias manos un pueblo Ilustración 16: Mural de la arriería en una
casa de Calima el Darién. Colectivo Monareta.
desde cero (Comunicación personal, 15 de julio 2021). (20 de julio 2022)

El Colonizar
Estos primeros colonos se encontraron con una espesa selva que había que talar para
domesticar y construir su pueblo a la usanza de los de Antioquia. Para entender lo que en ese
tiempo era colonizar es muy importante escuchar los relatos de los adultos mayores de Calima el
Darién, pues ellos mismos o sus padres y abuelos fueron testigos de cómo fue construir un
municipio con dedicación y trabajar por ello. De esta forma, en la entrevista que tuve con don
Guillermo Peláez, me contaba lo que significa colonizar, ya que su padre fue de los primeros que
llegaron a “tumbar el monte” para abrir potreros y luego fundar.

Por consiguiente, él me explicaba que colonizar era llegar solo o con un grupo de amigos
a tumbar 5 o 6 hectáreas de selva y luego se podía hacer el “ranchito” el cual construían con guadua

33 Cabe aclarar que al difundirse la prosperidad que estaban teniendo los colonos antioqueños, con el tiempo llegaron
migraciones de otras partes del país como lo fueron el Cauca, Nariño y Boyacá, estas últimas se dieron a causa de la
violencia bipartidista de los años 40s. Así mismo, la población afrodescendiente llegó a Calima por su cercanía al Chocó.
34 Muchos de los colonos tuvieron que ejercer la arriería para llevar y traer trasteos, alimentos y materiales que

permitieran colonizar, desde Calima se podían tardar entre 4 horas y 2 días en ir a otras poblaciones donde se abastecían
como Yotoco, Dagua, Buga y Buenaventura (L. Gonzaga, comunicación personal, 15 de julio 2021)

34 | P á g i n a
y paredes de bahareque con paja. Su papá Tulio Peláez, fue un guaquero reconocido y estuvo como
colono cuando el lugar eran montañas de selva, se vino acompañado desde Jericó Antioquia con
su hermano Federico Peláez que ya poseía una finca por Jiguales. También me contó cómo fueron
esos primeros años de colonización, los problemas que había y las formas en las que vivían:

Esto eran montañas del Chocó, entonces a cada uno le fueron dando un pedazo, y después
fueron llegando los más ricos de aquí a comprarles a los más pobres. Entonces compraban
8 o 10 (hectáreas) al vecino hasta que agrandaban la hacienda y ya los más pobres venían
y se iban y eso le pasó a mi papá. Lo que sí me contaba era que había venados, chivitos,
tatabras, guaguas, armadillo, se alimentaba eran de eso, sembraban maíz y frijol, ellos
hacían tapados35. (Comunicación personal 20 de julio 2022)

Como lo menciona don Guillermo, una problemática que tuvieron que enfrentar los
grupos de colonos de la región Calima fue el problema de tierras con los hacendados llamado “el
papel sellado contra la colonización” (Llorente,1990). En el caso de Darién (1907) y Restrepo
(1913), existían grandes haciendas como la Calima, San Antonio e Ilama, las cuales, para el
momento de la colonización, se encontraban aparentemente deshabitadas y sin actividades
productivas, los colonos, así pensaron que eran baldíos nacionales y los propietarios al darse
cuenta buscaron maneras de desalojarlos. Muchos de estos pleitos se resolvieron por acciones
legales adjudicando esos terrenos a baldíos o se instauraron las famosas mejoras las cuales
consistían en trabajar para el hacendado, arreglando los terrenos de ganadería o cultivo de las
haciendas, con la promesa de darles una parte a quienes trabajaran. No obstante, muchas familias
de hacendados y concesiones no quisieron repartir los terrenos o vender las mejores a los nuevos
colonos y eso generó un conflicto agrario que duró entre 1900 a 1940, ya que la tierra se iba
valorizando por el oro de las guacas y con la llegada de más personas a la región (Betancourt,1995).

Superando y sorteando estos problemas los colonos con su hacha y machete


transformaban la selva de Calima, eran diestros aserradores y este era uno de los oficios más
reconocidos. Primero buscaban lugares despejados para hacer campamentos provisionales y
asentarse, después madrugaban al monte a talar árboles cuya madera servía para construir las
viviendas. Estas eran construidas cerca a riachuelos y las elaboraban con espacio para un huerto
con el que podrían subsistir mientras creaban los campos de cultivos para proveer de alimento a

35Los “tapados de frijol” son una técnica tradicional de agricultura. Primero se debía tener un rastrojo, luego se cogían
una o dos arrobas de frijol y se lanzaban al monte a que germinaran, después se tumbaba ese rastrojo y a los 15 o 20
días ya estaba la cosecha lista (Comunicación personal, 20 de julio 2022).

35 | P á g i n a
los colonos y los excedentes eran llevados a mercados y a las fondas lo que generó un sistema
económico propio para estas poblaciones (Betancourt,1995).

Con largas mediacañas, la tierra perforaron


a más de aserradores, también finos guaqueros;
buscaron el tesoro, que otrora los calima
guardaron bajo tierra, cavando varios metros.
(Citado en Valencia, 2006, p. 51)

Volviendo al poema de Luis Alberto Agredo (citado en Valencia, 2006) nos menciona
detalles de cómo colonizaron los antioqueños, introduciendo en el agreste territorio que
transformaban, las prácticas tradicionales de la región antioqueña, siendo diestros arrieros,
aserradores, tumbadores de montes, chapoleras (cultivadoras de café) y al ver y descubrir que
estos lugares contenían bajo tierra oro prehispánico, introdujeron en la región la práctica de la
guaquería, encaminada a buscar el oro de las sepulturas indígenas.

La guaquería era una práctica tradicional del Quindío y Caldas, tierra que fue de los
Quimbaya, una sociedad prehispánica rica en metalurgia. En este lugar los buscadores de oro
precolombino se empezaron a perfeccionar hasta que esta práctica se fue considerando un arte y
una profesión. En el texto “Recuerdos de guaquería en el Quindío”, escrito en 1924 por Luis
Arango Cano (1974) nos cuenta cómo se fue formando la práctica y arte de la guaquería en la Hoya
del Quindío, la cual surge al fundarse los municipios como Montenegro, Soledad o el Muerto, en
los que encontraron que en su suelo existían tumbas indígenas con objetos muy detallados en oro.

En el Quindío se fue desarrollando paulatinamente el conocimiento de guaquear sin


resultado satisfactorio hasta el año de 1885, año en que empezaron a sacar oro en distintas
partes. A partir de esa época hubo un progreso en la guaquería, sin interrupción hasta
1914, en que ya comenzó la decadencia. Se descubre el pueblo de Montenegro, donde sacan
el oro por quintales; días de gloria para los guaqueros…El entusiasmo fue grande; muchas
personas no conocían guacas, y en su vida no habían cogido un recatón en sus manos, y se
iban a guaquear… si muchos iban a buscar fortuna por medio del trabajo honrado, otros
la buscaban por medio del robo. (p.10)

Como lo menciona el autor muchas personas hicieron parte de la actividad de la guaquería


más fueron pocos los que se fueron especializando en esta profesión. Arango Cano (1974) escribió
en su libro, que muy prontamente cumple 100 años, que los guaqueros de profesión conocían
todos los pueblos donde había guaquería y de ahí que muchos cogieron, después de ese auge en el
Quindío, para lugares como Restrepo y Darién que empiezan a brillar por todo el oro
precolombino encontrado en las guacas.

36 | P á g i n a
En el texto “Historia de Restrepo Valle” de Darío Betancourt (1995), el autor cuenta que
ya desde 1907 existía evidencia de buscadores de sepulturas indígenas llamadas guacas o patios
de indios. La ley en ese entonces establecía que quien se encontrara la sepultura se quedaba con
los objetos que había dentro, sin embargo, si estaban en propiedad privada eran los dueños de la
finca los que debían poseerla, esto trajo consigo varios conflictos sobre todo porque muchos
guaqueros no dejaban tapadas las sepulturas.

Es así como esta actividad que se hacía en convites (como el tumbar el monte) por las
noches enriqueció a los más diestros buscadores de oro, muchos de estos guaqueros pudieron
comprarles mejoras a los hacendados y tener su tierra propia. Cabe mencionar que el
conocimiento de que había oro en esta región ayudó a valorizar las tierras y a agudizar los
conflictos entre quienes poseían tierra y los jornaleros-colonos que no (Betancourt, 1995).

Con todo ello, los colonos de la región hacían múltiples oficios, eran arrieros, hacían las
veces de aserraderos, albañiles, jornaleros en fincas, se formaron como campesinos y se
perfeccionaron en el arte de buscar oro en los afluentes de los ríos, las minas y guacas, pues en
sus tiempos libres y como actividad social se iban al monte a guaquear, al tiempo que iban
construyendo comunidad.
Fundar
Así empezó el relato de todos conocido
así nació la historia gloriosa de este pueblo
gestando en las entrañas oscuras de la selva
y que por padre tuvo a un grupo de maiceros.

Valientes fundadores que, sin papel ni lápiz,


a base de trabajo, constancia y sufrimiento,
dejaron imborrables las páginas escritas
de un pueblo a quien legaron costumbres y dialectos.

Sus fieles compañeras que nunca desmayaron


mientras que de sus labios se oyó su voz de aliento
mientras que trabajaron también como los hombres
las selvas reclamaban los frutos de su seno.

Darién ha construido un parque a su memoria


Ilustración 17: Placa conmemorativa a los y guarda cual tesoro de incalculable precio el
Fundadores. Por la autora (15 de julio 2021) nombre de estos fuertes colosos de la selva
la historia de estos nobles y humildes antioqueños.
(Citado en Valencia, 2006, p. 52)

Después de un largo esfuerzo por colonizar y trabajar la tierra para hacerla propia, un
grupo de estos colonos se reunieron en 1907 en la casa de Francisco Gonzales para definir el futuro
del incipiente pueblo y fundarlo. Gracias a la idea del colono don Nicolás Restrepo, le pusieron a

37 | P á g i n a
votación el nombre de “El Darién”, ya que les recordaba a las selvas del Darién en el Chocó (L.
Gonzaga, comunicación personal 15 de julio 2021),

En esta reunión se acordaron los planes para trazar la forma del pueblo y la ubicación de
su fundación, de tal manera que al domingo siguiente escogieron entre la selva y cercano al río
Calima un lugar perfecto para comenzar a tumbar el monte y despejar el terreno que sería el de la
plaza central, la cual se pensó rodeada de la iglesia, la casa cural y la casa municipal. “El Darién”
quedó así adscrito como corregimiento al municipio de Yotoco, donde tenían que hacer los
trámites públicos, aunque en un principio se consideró el pueblo parte del Chocó (Duque, 2003).

Hacia el año de 1925 el pueblo estaba mejor constituido y se organizaban convites para
hacer mejoras como construir las calles, casas y vías, ya que se hacía necesario una carretera que
uniera Mediacanoa, en el valle del río Cauca, con el valle del Calima. Después de haberla creado,
en el año de 1938 se empezaron a organizar los darienitas para obtener la municipalidad y
separarse del municipio de Yotoco (Duque, 2003).

Es así como después de un largo esfuerzo, el 23 de junio de 1939 bajo la ordenanza #49 se
crea el municipio de Calima y se señala como cabecera municipal el pueblo de El Darién
(Ordenanza Nro. 49,1939). En la actualidad el municipio cuenta con una superficie de 1.154 Km2,
la mayoría de su extensión en zonas de páramo y bosque subandino, comprendiendo las cuencas
de río Bravo y Calima. Limita con el Chocó al norte, al oriente con Buenaventura, al occidente con
Yotoco y Riofrío, y hacia el sur con Restrepo y Dagua. Algunas de las veredas son: la Samaria, la
Cristalina, San José, la Unión, Río Bravo, Jiguales entre otras (Cámara de Comercio de Buga, s.f.).

Como lo desarrollé en este apartado, gracias a la clase de historia del profesor Gonzaga, es
a partir del siglo XX que la región Calima se configura a partir de los saberes y tradiciones de las
personas provenientes de estas migraciones, quienes le otorgan una identidad al paisaje,
formándose con el trabajo de la tierra y la
constancia del campesinado colombiano. Cabe
mencionar que desde este punto podemos hablar
de la población de Calima el Darién donde me
adentré en sus calles y algunas de sus veredas para
conocer la vida de las personas y lo que las mueve
a través de las experiencias que han tenido con la
guaquería como actividad tradicional de su pueblo. Ilustración 18: Fachada de la Alcaldía Municipal de
Calima. Por la autora (5 de marzo 2021)

38 | P á g i n a
1.4 Historias de Calima el Darién
Llegados a este punto, considero importante hablar de las memorias y experiencias de los
darienitas, puesto que sus anécdotas enriquecen la historia de la región Calima, no solo como un
lugar atravesado por la herencia prehispánica y la guaquería, sino también como un lugar que
guarda y reproduce la vida a través de las personas que se vieron atraídos por el encanto de sus
montañas, el clima y la tranquilidad.

En este orden de ideas, al comenzar a viajar al


municipio, y al pensar los lugares posibles para entrevistar
personas que me hablaran sobre experiencias relacionadas
con la guaquería, tuve en cuenta el centro del adulto mayor
en Darién, aunque al preguntar sobre este la gente me decía
que ahí no iba a encontrar información relacionada, porque
la mayoría de ellos provenían de otras partes y no conocían
mucho sobre el tema. Mi intuición, sin embargo, me decía
que así no hubiesen sido de la región conocían y podían
Ilustración 19: Entrevista grupal en el
relacionarse con ella, teniendo, de igual manera valiosas Centro de Vida del Adulto Mayor. Por
anécdotas que mencionar y que componen toda la vida Paola Ramírez (13 octubre 2021)

compleja que guarda esta región de “ires y venires” a lo largo del tiempo.

Con todo ello, la primera entrevista grupal que realicé fue el día 13 de octubre de 2021. En
el jardín juntamos con los participantes las sillas en círculo, ubicándose algunos más cerca mío
para poder escuchar. Comencé presentándome y preguntando los nombres y de dónde venían:
Alba, Herlinda y Aldemar nacieron en Darién, pero Carlos, (Palmira) Fidencio, (Nariño) Merardo,
(Chocó) José (Nariño) y Heriberto, (Ibagué), aunque no nacieron en el municipio, habían vivido
y conocido la región por más de 20 años. De igual manera, la segunda entrevista la tuve el 13 de
noviembre del 2021, reuniéndome con un segundo grupo, compuesto por: Rodrigo, Rosa y
Rosalba (Darién), Luis (Bogotá) y Modesto (Nariño) además de Herlinda y Heriberto. Por último,
el 7 de diciembre de 2021 realicé un ejercicio de cartografía social junto a este segundo grupo y
don Humberto nacido en Darién. Esta idea surgió porque don Luis, en la entrevista anterior, me
comentó que les gustaba mucho dibujar y podían plasmar otras historias por este medio, de tal
manera, que les pedí que dibujaran lugares que para ellos fueron significativos de la región, ya sea
los lugares donde vivieron o por lo que se vieron atraídos a vivir. De esto surgieron varias historias
orales, sobre sus vidas, el territorio y la guaquería mientras me iban enseñando lo que significaba
cada dibujo.

39 | P á g i n a
A continuación, presentaré
estas anécdotas y relatos sobre
cómo se iba construyendo y
transformando el municipio de
Calima el Darién, a través de estas
3 experiencias y las historias
individuales que tuve con el
profesor Gonzaga, doña Leonora,
Sandra, Paulo, Gabriel Peláez y
Horacio Gutiérrez. Ilustración 20: Cartografía en el Centro de Vida del
Adulto Mayor. (7 de diciembre 2021)
El Darién de Ayer

Las historias orales y remembranzas36 de la gente me llevaron a caminar por el pasado del
municipio, cuando la plaza central era un terreno sin árboles, en donde se
reunían a conversar y estaba la plaza de mercado. En un principio la iglesia
era de madera y la hicieron mirando hacia el oriente, esta representó una
función muy importante para estrechar los lazos de la comunidad, así
como también para dejar claro cuál era el orden y las leyes que debían
seguir los darienitas37, puesto que, en la época de la violencia, El Darién
era un pueblo conservador, a diferencia de Restrepo y otros
municipios aledaños que eran liberales. En efecto, los liberales
que no renegaron de su partido tuvieron que emigrar para
evitar conflictos bipartidistas en el pueblo38 (L. Gonzaga,
Ilustración 21: Iglesia de Calima. Por la
autora (19 de enero 2022) comunicación personal, 15 de julio 2021).

Por otra parte, en aquellos tiempos hace más de 60 años se construían casas con fachadas
y arquitectura paisa producto de la imagen e identidad de sus habitantes. Un ejemplo de esto es
que Rosa Elena Gutiérrez en el día que realicé la cartografía social me mostró el dibujo de la bella
casa en la que vivió, la cual tenía amplias ventanas, balcones y 3 pisos acompañada de un árbol de
naranja (Comunicación Personal, 7 de diciembre 2021).

36 Las remembranzas son imágenes que se quedan en la memoria sobre una situación pasada (Pérez y Merino,2014).
37 Existían delincuentes que se juzgaban en el cepo municipal el cual un instrumento de justicia y castigo donde
amarraban de cabeza, manos y pies de los borrachos o delincuentes en la plaza central a la vista de los transeúntes. Para
los castigos más severos como el robar gallinas o ganado los llevaban a Alaska una prisión ubicada en la habana para
purgar sus penas (L. Gonzaga, comunicación personal, 15 de julio 2021).
38 La familia de don Guillermo llegó en esta época al municipio, ya que la violencia no tocó tan fuerte en este lugar como

en otras partes del país (Comunicación personal 20 de julio 2022).

40 | P á g i n a
Así mismo, el profesor Luis Gonzaga me contó
que su casa tiene 100 años y fue hecha por su padre, ya
que proviene de una familia de constructores y su papá
era reconocido por hacer ese tipo de viviendas, con
grandes ventanas y puertas que generaban la sensación
de libertad, y al cerrarse en las noches generaban un
cálido interior rodeado de paredes de madera y
bahareque “una combinación entre madera, pintura e
Ilustración 22: La casa de Rosa Gutierrez.
ingenio” (Comunicación personal, 15 de julio 2021).

Después de la colonización los esfuerzos por construir municipio no quedaron frenados.


Una historia muy recurrente que me contaban es que en los años 50s había un alcalde llamado
Oscar Arango a quien apodaban Oscar “Cemento” pues implementó una política pública para las
multas que consistía en pagar, de acuerdo con la gravedad de la infracción, con bultos de cemento
y con ello le hacían mejoras al pueblo (Duque, 2003).

De esta manera, todos participaban y creaban comunidad como es el caso de Don


Guillermo, quien estando en la junta de acción comunal logró con otras personas construir el
barrio Bella Vista, el cual era antiguamente unos lotes a los que se les hizo alcantarillado,
electrificación, las calles adoquinadas y casas. En una de ella vive actualmente y ha sido el lugar
donde formó su familia. Así mismo, recordaba con
orgullo los tiempos en los que el exalcalde Guillermo
Mejía Tascón ayudó con sus propias manos a hacer el
barrio Bicentenario y otras obras públicas 39

(Comunicación personal, 20 de julio 2022).

Fuera del casco urbano la gente construía,


adecuaba y hacía producir sus fincas. Era común que las

Ilustración 23: La finca de Modesto Soto. grandes familias vivieran en casas de campo, como la
que dibujó don Modesto Soto, tenían árboles, animales,
caminos o trochas en los que se podía tardar uno más de dos horas en llegar a la plaza central.
Don Modesto, aunque no nació en Darién se considera entre risas “Dariñense” un gentilicio a
modo de broma que tienen en el municipio para nombrar a aquellas personas provenientes de

El libro “Monografía de Calima Darién” me sirvió para profundizar en todas estas historias, fue escrito por el exalcalde
39

Oscar Duque Mejía, quien hace una recopilación de anécdotas y acontecimientos que se vivieron en el municipio.

41 | P á g i n a
Nariño y que migraron en la época de la violencia a Darién (Comunicación personal, 13 de
noviembre 2021).

Por otro lado, en el dibujo de don Rodrigo,


quien se identifica como” netamente darienita” se
aprecia la finca en la que creció en el Alto Mirador,
donde había iniciado practicando la guaquería.
Gracias a las labores en el campo, arreando mulas,
trabajando con la madera conoció el municipio de “P
a P” siendo el lugar más bonito la finca la “Samaria”
lugar donde se dice hay un gran cementerio indígena
Ilustración 24: La finca de Rodrigo Ceballos.
(Comunicación personal, 7 de diciembre 2021).

La vida y el crecer en estos lugares requería de mucho trabajo y conocimiento en la


agricultura y ganadería. En el siglo XX al ser una zona cafetera se sembraba caña, fríjoles, maíz 40
y mucho café arábico que para don Guillermo tenía un mejor peso y sabor (Comunicación
personal, 20 de julio 2022).

Por su parte, doña Alba Ocampo me decía que cuando era joven era muy buena la
agricultura y las fincas de la vereda Río Bravo, de las cuales, hoy en día, muchas se encuentran
abandonadas. Su niñez la vivió en esta vereda y era la encargada de ordeñar las vacas y ayudar a
sus abuelos. Cuando crió a sus 7 hijos siguió desempeñando estas labores y cocinando para los
trabajadores de las fincas (Comunicación personal, 13 de octubre 2021).

Así mismo, don Aldemar Pineda se “levantó” en una finca en la vereda la Cristalina, en la
cual desde muy pequeño ayudaba a su padre a sembrar y ordeñar las vacas. Con el tiempo se volvió
diestro en “bolear machete” limpiando los potreros de Calima y se dedicó al oficio de la arriería
(Comunicación personal, 13 de octubre 2021).

Al compartir estas experiencias que tuvieron trabajando desde niños, (hace más de 70
años) surgieron, en la primera entrevista, muchas reflexiones sobre la infancia y juventud que
tuvieron, y las enseñanzas y castigos que les daban sus padres: “A nosotros no nos daban estudio
sino trabajo, a nosotros los viejos nos tocó trabajar, a uno, así, lo enseñaban a meterse al monte
a trabajar” comentaba Aldemar mientras los demás asentían. Muchos de ellos a duras penas

40Nótese que hay una permanencia en esta región en la agricultura, las evidencias del frijol y el maíz se encuentran
desde el precerámico, en las excavaciones de El Recreo, Sauzalito y Pital estudiadas por Héctor Salgado (1986)

42 | P á g i n a
habían podido terminar la primaria41, pues las numerosas familias de entre 10 a 12 hijos se
dedicaron a tiempo completo a las labores de campo, a hacer finca y municipio. Esto hizo que
aprendieran estos oficios muy diestramente, añorando la calidad de la agricultura y la comida de
antes, aunque no haya sido fácil todo el trabajo “material”42 que pasaron para sostenerse y a sus
familias.

Algo que se destaca también era lo “Andariegos” que eran las personas de “antes” y que
practicaban estos oficios asociados al campo, como jornaleros, mineros, aserradores y arrieros.
Don Carlos, por ejemplo, trabajó en la arriería, agricultura y aserrando en Antioquia,
Buenaventura y Calima, aunque ya por la edad se le “acabó la andadera”. Don Medardo contaba
que cuando quedó solo fue andariego, pues proviene del Chocó y conoce todo el plan del Valle y
Antioquia, llegando al municipio hace 50 años. Don Heriberto trabajó con topografía y conoció
todo el Darién por la hidroeléctrica del lago Calima. Don Modesto fue policía y estuvo trabajando
en las zonas rurales del Valle. Don José fue jornalero de café y
caña y a recorrido toda la región. Don Fidencio anduvo mucho
trabajando en las montañas con carbón, agricultura y pelando
pino con Cartón Colombia, empresa en la que trabajó también
doña Alba. Finalmente, Luis Rodrigo, al ser guía turístico y
practicar la guaquería recorrió zonas de difícil acceso como el
páramo del Duende.

Ahora bien, de esta cercanía con el monte y las andanzas


Ilustración 25: El camino de varias personas han tenido acercamientos con la guaquería, ya
Herlinda Rojas.
sea como una actividad esporádica entre amigos o incluso de
suerte, llegándose a encontrar accidentalmente, “las guacas”. En este punto vemos que la relación
de la guaquería con la vida tradicional del campo es muy fuerte, no es usual que la practiquen los
grandes hacendados o personas en las grandes urbes, en tanto esta práctica implica meterse al
monte a buscar oro y trabajar la tierra, es una actividad o para algunos un oficio, propio del
campesinado colombiano y por tanto hay que analizarlo teniendo en cuenta que ha sido para
muchas personas algo tradicional y cultural.

41 El profesor Gonzaga me contaba que: “Alcance a ir descalzo, de pantalón cortico porque no se podía alargar pantalón
después de los 18, porque eran muy estrictos los viejos. Yo fui de pantalón cortico. Hay una canción que dice “hágame
un triple maestro”, y el habla ahí que no se podía alargar pantalones porque quedaba como el bobo del pueblo…por eso
se habla de llevar los pantalones” (L. Gonzaga, comunicación personal, 15 de julio 2021)
42 Este término surgía mucho en las conversaciones pues hace referencia a el trabajo con las manos. Por ejemplo, don

Heriberto decía que ya no le dan "trabajo material" por la edad (Comunicación personal, 13 de octubre 2021)

43 | P á g i n a
En efecto, gracias a escuchar estos relatos de vida pude entender las maneras en que los
darienitas han construido municipio, y se han dedicado a muchos oficios para lograrlo,
conociendo en forma continua y cotidiana su territorio, esto permite que tengan un vínculo y
apropiación con la región, a pesar de que su tiempo como municipio es relativamente corto en
comparación con otros.

A raíz de pensar en el Calima el Darién de ayer, y cómo la gente se relaciona con este, me
quedaron varias reflexiones sobre las formas de ver el pasado y cómo lo podemos hallar en el
presente. El profesor Gonzaga, por ejemplo, me decía “Venga hija, abra bien las pelotas de los
ojos” (Comunicación persona, 15 de julio 2021) para luego mostrarme fotografías del Darién
antiguo y enseñarme que la tradición oral se vive en Darién. Con ello, me indicó que me fijara y
prestara atención sobre el pasado, es decir, hay que saber verlo y por ello es importante escuchar
y estar atento a estos detalles en los relatos sobre las memorias y experiencias de cada lugar.

Continuando con estas historias, si bien, en el último siglo este municipio vivió una
enorme transformación en el paisaje desde ser una espesa selva y extensiones de hacienda
ganadera, a ser todo un pueblo constituido, para los darienitas el mayor cambio y acontecimiento
que han pasado y que marca el inicio de un nuevo Darién es la construcción del embalse Calima.

Un Cambio en el Paisaje: El Lago Calima y otras Problemáticas

El municipio de Calima es conocido a nivel departamental y nacional por tener un enorme


embalse artificial que se convirtió en un gran atractivo turístico, el lago Calima. Esto marca un
punto disruptivo en la vida de los darienitas, es como si hubiera un Darién antes y uno después.
Aunque tardó tiempo su construcción y llenado, cambió las formas de vida del pueblo, pues
pasaron principalmente de tener una economía agrícola a una economía turística y comercial.

Hacia mediados de los 60s doña Herlinda, darienita quien vivió en el casco urbano de
Darién y poseía una librería, recuerda que después de hacer la carretera pavimentada a Restrepo
entró la “modernización”, pues antes se llegaba a Darién por el puente “Vernaza”, que cruzaba el
río Calima, y conectaba con una carretera destapada. Hoy esta se halla en el fondo del lago, así
como también los extensos potreros de algunas haciendas como la Calima (Comunicación
personal, 13 de octubre 2021). Doña Leonora recordaba por su parte, que antes esos terrenos
tenían caballos, vacas y árboles frutales como guamas, guayabos y pura caña, hasta que un día
comenzaron a comprar todos esos terrenos a los dueños y los fueron vendiendo a una empresa
para poder construir una gran represa con el caudaloso río (Comunicación personal, 5 de marzo
2021).

44 | P á g i n a
Antes de su llenado, como había mencionado en las investigaciones sobre Calima, se hizo
en 1962 un gran estudio arqueológico sobre el valle que sería inundado, lo que repercutió en que
el municipio se posicionara como un centro de investigación arqueológica en el país. Terminado
el estudio y ya adecuados los terrenos, la empresa PERINE anunció en 1966 el comienzo del
llenado del embalse Calima. Doña Leonora lo recuerda así:

La empresa se llamaba PERINE los que vinieron aquí los primeros, entonces empezaron
a meter dinamita para poder sacar todo lo que es montaña. Cuando recién se hizo, que
dijeron que ya iba a empezar a llenar el lago, eso fue todo un todo un acontecimiento, pues
yo le decía a mi mama: "Ma ¿y eso lo llenan así?", “no mami vamos mirando el proceso,
porque eso es poquito a poco como eso es un río los que surtieron eso”. (Comunicación
personal, 5 de marzo 2021)

Como menciona, eso fue todo un evento que


causaba curiosidad en los habitantes del municipio,
pues los obreros y directivos encargados de la
elaboración del embalse, eran todos norteamericanos.
Finalmente, en el año de 1971 anunciaron que la presa
estaba terminada. El dibujo y la descripción de don
Humberto ilustra muy bien este suceso: Ilustración 26: El Lago Calima para Humberto.

Cuando el lago se llenó todo esto era potrero. Este fue el panorama que vi cuando se llenó
el lago Calima: un sol radiante y todo lo que quedó ese día, este es el río Calima, cuando
llegué a Calima Darién fue en los primeros juegos panamericanos. (H. Billa, comunicación
personal, 7 de diciembre 2021)

Con el tiempo, el embalse artificial pasó a integrarse en la región de manera ambiental y


cultural, formando un paisaje que la gente ha dotado de historias y significado. En este sentido,
es usual que en las tardes desde el cañón del
río Bravo se asomen unas nubes blancas y
espesas (La Calina) que bajan como si fuera
una avalancha cubriendo todo el lago, a este
fenómeno se le ha dado varias explicaciones
de su origen, entre ellas se dice que es porque
al lago Calima lo envuelve un misterio.
Ilustración 27: La Calina cubriendo el embalse. Por la
autora (19 de enero 2022)

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Sandra Rudas me decía que mucha gente se pierde en sus aguas porque: “el lago es muy
traicionero porque mucha gente se va y no vuelve a aparecer... eso es un misterio porque tan
raro que el los atrapa” (Comunicación personal, 5 de marzo 2021). Doña Herlinda concluye que
esto se debe a que cuando hicieron el llenado dejaron casas, cercas o rejas adentro y la gente se
enreda con eso. Por otro lado, se dice que en el fondo del lago quedó una guaca muy importante
de un cacique en todo el valle del Calima y es la razón de que las nubes en las noches lo cubran
(Comunicación personal 13 de octubre 2021).

Sin embargo, a pesar de la belleza y misterio de este


paisaje, el lago Calima comenzó a generar distintas
problemáticas en el municipio43. En principio este embalse
parece ser la cara del pueblo, pero lo que aprecié con el tiempo y
escuchando a los darienitas fue que tras sus aguas se oculta el
Darién cotidiano, muy distinto al ajetreado turismo que venden
y que llega los fines de semana. Si bien con este se perciben
ingresos, son más las empresas y personas de otros lugares las
Ilustración 28: Calima el Darién
que divisan estos beneficios. Alguien que ilustra muy bien este para Luis Salazar.

problema es Paulo quien junto con su hermano y padre tienen una granja agroturística llamada
“La Granjita”. Pues bien, en medio del recorrido por el lugar, hablando sobre guaquería y
mostrándome los lugares de antiguas guacas me contó sobre esta problemática:

Ese turismo del lago Calima no es de aquí de Darién, todas las empresas turísticas son de
diferentes lados de Tuluá, de Buga, de Cali, los de lanchitas y todos los lugarcitos pues
casitas bonitas no es gente de la región, es gente que tiene su bien económico han
comprado su finca inclusive toda esa gente que hay en las finquitas todo lo traen ellos, no
compran los productos de acá... He ahí el problema del lago Calima pues si está el lago y
el turismo, pero chévere para quién para el extranjero no para nosotros mismos de la
región. (Comunicación personal, 19 de abril 2022)

En este orden de ideas, el municipio que antes se percibía como hecho con sus propias
manos y con una economía campesina y rural, ya no se percibe así, pues el lago tiene un gran
impacto en el paisaje y vida en el territorio. Doña Leonora, por ejemplo, me decía: “Yo les digo

43Se pensaba en un principio que la energía que generaba este embalse favorecería al municipio, lo cierto es que el lugar
ha pertenecido a empresas privadas de energía, las cuales no surten o benefician completamente de este servicio al El
Darién, en consecuencia, los servicios de luz y agua son considerablemente costosos para contar con una gran riqueza
hídrica en su territorio (Conversación con leonora, Sandra, Guillermo y Paulo).

46 | P á g i n a
que cada que tenemos oportunidad, yo le digo yo hubiera querido que esto se hubiera quedado
agrícola porque el beneficiado es el campesino, eso trae drogadicción” (Comunicación personal,
5 de marzo 2021).

De esta forma, Calima el Darién ha sido un territorio estratégico en términos


medioambientales, se encuentra en el límite del Chocó biogeográfico y cuenta con la zona de
páramo más conservada e inexplorada del país, el páramo del Duende, esto ha hecho que la gente
que ha crecido en el lugar sea
consciente de la diversidad
de su flora, fauna y vean estos
grandes proyectos de gran
impacto ambiental como el
lago Calima, o la minería
como una gran amenaza para
sus formas de vida. Ilustración 29: Logo en la plaza los fundadores. Por la autora (16 de julio 2021)

Guardando y Abriendo Guacas se Construye Calima y el Darién

Calima es considerado un territorio ancestral por la presencia material e inmaterial de lo


Calima, así como por estos imaginarios presentes y la educación que ha habido sobre la
importancia prehispánica en la región que ha sido estudiada por arqueólogos, pero también
entendida y analizada bajo la mirada de personas de forma empírica.

Ahora bien, cuando hablo de imaginarios de lo Calima me refiero a lo que la gente piensa
y tiene en la mente cómo pudieron ser y vivir los habitantes prehispánicos de esta región. De ello
surgen muchos relatos sobre guacas o maneras en las que los darienitas interpretan los objetos
materiales que estas poblaciones dejaron, y les generan formas particulares de relacionarse con
el pasado de la región. Con ello, pensar y preguntar por los imaginarios implica lo que la gente a
lo largo de su vida en este territorio ha observado y analizado, inclusive informándose y
asesorándose con arqueólogos y expertos en el tema prehispánico.

Un claro ejemplo fue que cuando realicé la cartografía social y les pedí que dibujaran algo
relacionado con el Darién de antes don Heriberto plasmó en su dibujo cómo pensaba que eran
“los Calima”:

Esto quiere decir las vasijas o las ollas donde depositaban los indios las flechas para
envenenarlas y estos eran los indios, esta son las flechas y las lanzas que ellos hacían para

47 | P á g i n a
enfrentarse a los animales para
enfrentarse a las fieras. Andaban siempre
sin abrigo, únicamente se abrigaban por
aquí. (Comunicación personal, 7 de
diciembre 2021)

Por otra parte, para don Humberto la


cultura Calima no se ha terminado, pues
considera que los descendientes de esos pueblos
son las comunidades indígenas Emberá y Ilustración 30: Los Calimas para Heriberto Quiñones

Wounaan que tienen sus resguardos en el Municipio. Otras personas como don Rodrigo basan la
imagen que tienen sobre lo Calima por su experiencia viendo la materialidad que estos dejaron en
las guacas, concluyendo que: “Eran muy nómadas ellos andaban mucho porque toda esta región
desde Dinamarca hasta Fenicia se encuentra cultura Calima y desde rayito hasta Río Bravo, en
Río Bravo también han sacado ollas de guaca y orito” (Comunicación personal, 7 de diciembre
2021).

Como lo desarrollé en este capítulo es importante la forma en que la gente se relaciona con
su pasado y el territorio donde echan raíces y caminos. Todas estas historias que me relataron
sobre el municipio nos permiten entender que se puede interpretar el pasado desde el presente,
recogiendo las memorias, relatos y leyendas sobre lo prehispánico, colonial y moderno en Calima.
Un trabajo que dialoga con esta tesis es “los Caminos del agua” en el cual María Carrillo (1997)
nos invita a pensar el territorio a través de la oralidad de la siguiente manera: “El territorio
dibujado en el relato es el repaso de la apropiación del espacio por décadas de hombres, los unos
humanos aún sobre la tierra y los otros vueltos animales y minerales, vivientes en las aguas.”
(“Ciclo del agua”, párrafo 5).

En el caso de la región Calima “los vivientes” en vez de las aguas están en las guacas, pues
como hemos visto la presencia humana desde sus orígenes en este territorio ha dejado las huellas
de su existencia sembradas en forma de guacas y la gente se ha encargado de construir los caminos
para buscarlas e interpretarlas.

En consecuencia, esta región ha pasado por diversas transformaciones ambientales y


culturales. El primer camino que elegí para entender la región fue la arqueología, en la que se ha
constatado que desde el precerámico quedaron guardados los rastros de las gentes, quienes
cultivaban y comenzaron a moldear el territorio convirtiéndose con el tiempo en sociedades agro-

48 | P á g i n a
alfareras en las que su cerámica y el oro son los testigos de estas épocas. Luego en la colonia, a
través del camino de la historia, pude encontrar en las palabras escritas cómo surge el término
Calima entre las minas y el oro que han estado presentes por tanto tiempo en la región. Así mismo
encontré en las palabras de la gente del Darién que la leyenda de María Luisa es una reminiscencia
y una síntesis del mundo colonial en Calima, pues ella se transformó en una figura de poder que
dejó tesoros encantados y se fusionó con las riquezas del páramo. En una tercera y cuarta parte, a
través del camino de la memoria, conocí personas y fuentes que son testigos de la colonización de
este territorio y la construcción del municipio de Calima el Darién, en el que podemos afirmar que
esas huellas-guacas se comienzan a destapar por medio de la guaquería, pero también se siguieron
sembrando en forma de embalse, casas, calles y el trabajo material que forma comunidad.

Gracias a todos los caminos anteriores, podemos decir que Calima se ha constituido como
una región y un paisaje ambiental y cultural que se ha moldeado e integrado con los agentes
humanos anteriormente descritos, pero también por agentes no humanos, como son las guacas,
el páramo, los caminos, la niebla, el embalse “artificial”, y los seres que se manifiestan a través de
la oralidad de la gente y en las capas de la tierra mezcladas como un palimpsesto. Como lo
menciona el antropólogo Tim Ingold: (2012)

Puede ser verdad que a lo ancho y largo del mundo los humanos han influido
decisivamente en las condiciones bajo las cuales las demás criaturas viven sus vidas. Pero
un ambiente es siempre una obra en construcción, y entre sus productores se debe incluir
cada agente que contribuye de una forma u otra a su formación: ciertamente los seres
humanos, pero también los animales virtualmente de todo tipo, así como plantas y hongos,
el viento y la lluvia, glaciares, ríos y océanos. (p. 27)

Así mismo Ingold (2012) afirma algo muy pertinente para la historia de esta región y es
que los seres humanos se han construido como devenires amarrados a la tierra, en el que el trabajo
y el pensamiento se encuentran unidos y es trabajo de la antropología estudiar lo que viven los
seres humanos. De ahí que mi camino para profundizar en este territorio fuese adentrarme en el
camino de la guaquería como una práctica que ha construido municipio y lleva el conocimiento
de larga duración que tiene esta región. Por cuenta de ello, en el siguiente capítulo presento mi
experiencia entre guacas y guaqueros, en el que la gente aprende a entrenarse para ver el pasado
en las huellas del monte y la tierra, y en la que refrendé que, tal y como nos han contado los adultos
mayores de Darién y los registros históricos, guardando y sacando guacas se fue construyendo
Calima y Darién.

49 | P á g i n a
Capítulo 2: Entre Guacas y Guaqueros
Después de recorrer en el tiempo la región Calima, escuchando y abriendo bien los ojos
para ver el pasado, volvemos de nuevo abajo de la tierra, a unos 4 metros debajo del suelo. La
acidez de la cordillera ha desaparecido gran parte de los restos humanos al interior de la guaca,
pero sus objetos están casi intactos, no les pasa el tiempo, algunos han cogido óxido, los que están
hechos en cobre, se han puesto verdes y en toda la guaca se aprisionan unos gases peligrosos para
cualquier ser vivo. Ha pasado así un largo tiempo en el que ahí abajo no se ve, ni se oye nada. De
repente, llega un objeto cóncavo, una especie de espátula, que remueve las capas de tierra de
arriba, un hombre baja por un travesaño y con un balde saca lo que queda de la tierra, con sus
manos gruesas toma una máscara de oro y les dice a sus compañeros que han encontrado un
tesoro. Los guaqueros son los primeros que ven la guaca después de los contemporáneos del
enterrado, con respeto evitan tocar el muerto, retiran con cuidado la tierra de los objetos con sus
propias manos, y sellan de nuevo la guaca con tierra en la que ahora solo quedan guardados
algunos huesos o pelo.

De esta manera, los objetos de los pueblos prehispánicos Calima vuelven a ver la luz y se
embarcan en un intercambio comercial entre: guaqueros, coleccionistas, transportes, vitrinas,
museos o galerías. Aunque hoy en día esta práctica se considera ilegal, la guaquería ha sido un
oficio tradicional, un arte y una forma de vida que tiene sus saberes sobre el pasado y la manera
correcta de atrapar las guacas. Es por ello, que en este capítulo profundizaré sobre el mundo de
las guacas, los guaqueros, la guaquería y el coleccionismo, a través de las experiencias que tuve
escuchando a la gente y caminando esta región.

2.1 Las Guacas Andinas

En el Mundo Inca y Colonial

Analizando los distintos acontecimientos que han dado formas y significados a esta región,
percibo que una presencia y fuerza constante que permanece oculta en la tierra, a pesar del paso
del tiempo, son las guacas, ellas se encuentran esparcidas por todo este territorio, por los valles
del Calima y el Dorado y no se limitan solo a esta región, sino que se esparcen por el mundo andino
como una fuerza que se sigue reproduciendo y nos conecta con el mundo prehispánico.

Cuando comencé a realizar mi investigación el concepto de guaca fue de los primeros que
emergieron y con ello toda la compleja y rica literatura sobre este tema en el mundo andino,

50 | P á g i n a
puesto que es una palabra que tiene sus raíces etimológicas en el quechua waca44, y con ello
guarda las formas en que los hablantes de esta lengua se relacionan y perciben el mundo. En este
sentido, encontré que existe un significado de las guacas o huacas en el mundo prehispánico, y
luego otro asociado más a las guacas en el mundo colonial y actual (Brosseder, 2014).

En efecto, resulta complicado comprender este concepto en el quechua prehispánico, en


tanto lo que sabemos de las guacas, en su mayoría, proviene de los cronistas españoles quienes
hicieron sus propias interpretaciones de ellas cuando llegaron al imperio del Perú. No obstante,
desde la investigación antropológica se han hallado las maneras de acércanos a ellas y verlas como
un entretejido que mezcla diversos significados y formas de manifestarse en el mundo.

Sobre esto, Claudia Brosseder (2014) hace una interpretación de las guacas etnohistórica
y arqueológicamente, considerando principalmente el punto de vista andino 45, desde la mirada y
entendimiento de los “especialistas religiosos” del Perú, los cuales los españoles veían como
hechiceros y adoradores de guacas. En su texto “El alcance de los poderes de “huacas” y de
“camascas” en los Andes” nos plantea que:

A la llegada de los europeos los andinos creían que las huacas poseían fuerzas positivas y
fuerzas negativas. Y para que las fuerzas positivas de las huacas pudieran servir al hombre,
se requería de un constante cuidado de la memoria de las huacas. Al dejar las huacas en el
olvido las fuerzas de éstas podían amenazar a los hombres. (p.9)

Las guacas en el universo andino tenían connotaciones sagradas, eran fuerzas


representadas y contenidas en el mundo material, generalmente en piedras que tenían sus propias
voluntades y solo expertos o “especialistas religiosos” podían mediar con ellas (Bosseder, 2014).
A la llegada de los conquistadores y cronistas las guacas cobraron mucha relevancia para el mundo
europeo, puesto que eran percibidas como fuente de riqueza y deseo por poseerlas. Pedro Cieza
de León ([1553] 2005) es de los primeros del siglo XVI que habla del tema, describiéndolas como:

Si lo que hay en el Perú y en estas tierras enterrado se sacase, no se podría enumerar el


valor, según es grande, y en tanto lo pondero, que es poco lo que los españoles han habido
para compararlo con ello. Estando yo en el Cuzco tomando de los principales de allá
relación de los Ingas oí decir que Paulo Ynga y otros principales decían que, si todo el

44 Desde la perspectiva indígena quechua, waca significa: dios de la casa, hogar o familiar (Real Academia Española,
s.f.). También se interpreta generalmente como “todo lo que se consideraba sagrado” (Vázquez, 1985).
45 El libro completo de su investigación se titula “The Power of Huacas. Change and Resistance in the Andean World

of Colonial Perú” (University of Texas Press, 2014).

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tesoro que había en las provincias y guacas que son sus templos y en los enterramientos
se juntara, que haría tan poca mella lo que los españoles habían sacado. (p. 63)

Según la cita, las guacas ejercían la función de templos, pero también estaban asociadas
con lo que estaba enterrado y los tesoros que en estos existían. En este mismo libro llamado
“Crónicas del Perú el señorío de los Incas” también describe Cieza de León ([1553] 2005) a las
guacas como: templos antiguos, (p. 169) adoratorios, (p. 159) enterramientos, (p. 189) sepulturas,
(p. 204) cerros, (p. 362) oráculos, (p. 363) tesoros, (p. 364) e inclusive comparaban la noción con
el diablo (p. 40).46

Con ambas visiones esta noción ha servido para interpretar y entender las creencias
andinas y coloniales,47 así como también el universo material y espiritual precolombino. En el
estudio de Astvaldur Astvaldsson (2004) en el texto “El flujo de la vida humana. El significado
del término-concepto de huaca en los andes” proponen la noción de guaca como: “huaca significa
tanto lo sobrehumano como la cosa material con que se asocia” (p. 9). Sobre esto, el texto trae a
discusión lo que dice el autor Frank Salomon, quien hace especial énfasis en que lo sobrehumano
y lo material no están divididos en “materia y espíritu” como lo interpretan los cristianos, sino
que “las huacas están hechas de materia energizada, como todo lo demás, y actúan dentro de la
naturaleza, no encima ni fuera de ella como los seres sobrenaturales occidentales” (Salomon
1991: 19 citado en Astvaldsson, p.10). Es así como el estudio de las guacas incluye muchas
dimensiones de lo sagrado y las relaciones que existen en el entorno material y metafísico.

En este orden de ideas, saliendo un poco de las investigaciones Incas y acercándonos más
hacia el norte en Ecuador, la noción de guaca aparece para describir el culto a los cerros y la
relación especial que tiene las personas con ellos. La antropóloga Carmen Bernand (2007) nos
acerca en su texto “Cerros, nevados y páramos: un intento de arqueología etnográfica.” Al
mundo de los andes ecuatorianos, a través de las relaciones de las personas con las huacas y las
fuerzas del monte. Analiza, así dos lugares y épocas que son el pueblo de Pindilig en 1970, y
Sigchas en 1980 como dos lugares que conviven con los cerros y páramos y sus habitantes hablan
de leyendas, su bravura y las huacas que en ellos se esconden: “En Pindilig, el término de «huaca»
generalmente estaba reservado al oro y a los vestigios «de los Incas». El oro de las huacas es
móvil (como el mercurio) y puede metamorfosearse en animales” (p. 176).

46 Para profundizar en el universo de las creencias Incas y la noción de huaca recomiendo la recopilación de
investigaciones de Marco Curatola Petrocchi y Jan Szeminski “El Inca y la huaca La religión del poder y el poder de la
religión en el mundo andino antiguo” publicado en 2016.
47 Lo colonial también fuertemente influenciado por las creencias judeocristianos y que llegan a nuestros días en un

proceso de sincretismo de estos dos mundos.

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Las personas de este lugar, a través de la autora, nos cuentan que el oro es un oro vivo y
que lo custodia un personaje importante que es la Mamahuaca “la madre de las huacas,
relacionada con las mazorcas, y dueña de todos los animales hembras de la montaña: venadas
y vacas” (Bernand, 2007, p.176) a ella también se le llama Mamaguardona porque guarda tesoros.
Con esto, nos muestra que estas creencias precolombinas no han desaparecido:

Éste es el interés del material etnográfico, el culto a los cerros no desapareció, sino que se
combinó con otros elementos: la doctrina cristiana, la utopía de los tesoros escondidos, la
dominación social, la destrucción de la vida tradicional rural por la modernidad… (p.171)

Respecto a este tema de los cerros, páramos y el oro vivo lo retomaré más adelante puesto
que el trabajo de Carmen Bernand dialoga mucho con la historia de la región Calima, un lugar de
tesoros escondidos que ha sufrido diversas transformaciones de la vida rural de sus habitantes
que tienen una especial relación con el páramo del Duende y las fuerzas que este guarda.

Investigaciones en Colombia

Continuando con el poder que guardan las guacas, llegamos al departamento de Nariño, a
la tierra de los Pastos en Colombia, en donde Andrés Becerra (2017) realiza su trabajo de grado
“La Ilusión del Solimán: Emanación peligrosa e intenciones distribuidas en Cumbal Nariño” en
la que estudia el fenómeno de las guacas y el mundo que gira alrededor de ellas, planteando que
existen en Cumbal dos formas en las que se revelan las guacas: los infieles y las guacas de plata.

Los infieles, describe, son los indígenas que a la llegada de los españoles fueron enterrados
vivos junto con sus pertenencias, y deben sus nombres a que no fueron bautizados y no quisieron
convertirse a la religión católica. Estas guacas contienen la intención y esencia de sus dueños que
al descomponerse en la tierra producen el “mal aire” que genera debilitamiento a quienes lo
inhalen, este tipo de guaca emana una llama verde, que avisa que está el infiel enterrado (Becerra,
2017).

Por otra parte, se encuentran las guacas de plata, las cuales son las riquezas coloniales que
fueron enterradas por sus dueños y producen una emanación en forma de vapor, vaho o llamas
de color azul y amarillo que arden llamadas el “Solimán”, que, para él, es la codicia e intenciones
enterradas que son peligrosas (Becerra, 2017).

Con su trabajo Becerra (2017) nos indica también que, para coger las guacas, y protegerse
de estas emanaciones peligrosas, las personas deben utilizar “contras” o ser resultas (tener
codicia, pero muy poca) y ser de buen corazón (Becerra, 2017). Este hecho se expresa también

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entre guaqueros de varias partes del país, los cuales cuentan que hay que evitar tener mucha
codicia para que el oro y las guacas no se escapen de quien las busca.

Siguiendo nuestro camino por las guacas de Colombia, viajamos hasta el departamento
del Tolima, donde el antropólogo Luis Alberto Suarez Guava investigó y se inspiró para postular
una teoría sobre el mundo de las guacas, que surge de estudiar las experiencias que giran
alrededor de ellas. En su texto “Guacas: Teorías del mundo en los andes colombianos” propone
la discusión de las categorías de tiempo, espacio y fuerza en el mundo andino a partir de
comprender las guacas:

Los lugares guaca son espacios del pasado y eventos del paisaje. Las guacas constituyen la
materialización espacial de eventos críticos del pasado que pueden cambiar el presente….
La guaca sería un concepto espacio-temporal colectivo; no de cada individuo, a quien le
ocurre, sino un hecho concreto que debe ser aceptado como parte de la naturaleza del
espacio y del tiempo. (pp. 19-20)

De tal manera, las guacas vuelcan esos tres conceptos al ser misteriosas y ser una conexión
entre el pasado y el presente, pues no obedecen a lógicas del mundo occidental moderno, sino que
explican otras perspectivas de riqueza, de la vida y la muerte. En su texto “Lluvia de Flores,
cosecha de huesos: Guacas, Brujería e Intercambio con los Muertos en la Tragedia de Armero”
nos sirve para complementar esta noción analizando la tragedia de armero en el Norte del Tolima,
es así como Suarez (2009) propone que las guacas son un concepto estructurante de relaciones el
cual ordena la forma del mundo, es al mismo tiempo el oro colonial y una fuerza peligrosa que en
muchas ocasionas contamina y es portadora de maldiciones y encantos que conlleva a destinos
determinados y crean relaciones entre el paisaje, las montañas, las lagunas, los ríos, los animales
y los pobladores, quienes en carne propia han visto la magia y el poder que las rodea.

En su tesis doctoral “Guacas: las ocupaciones crecientes de los Andes colombianos (Una
antropología a ras del suelo)” Suarez (2022) pone en evidencia que las guacas son un hecho de
la naturaleza que se relacionan con nuestra cultura y sociedad. Es así como con el tiempo, las
guacas y sus objetos ocultos en la tierra adquieren vida, ya no solo eran vestigios de un pasado
indígena que rendían tributo a las fuerzas de la naturaleza, ahora en sí mismas son consideradas
una fuerza que crece exponencialmente:

Las guacas son, a un tiempo, fuentes de crecimientos excepcionales y los mismos


crecimientos excepcionales. En el Tolima las guacas hacen, sobre todo, movimientos de
tierra. En Nariño las guacas son fenómenos atmosféricos contaminantes (aires y fiestas).

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Todas provocan movimientos de gente. Como cosas vivas, las guacas oscilan
constantemente entre ocupaciones y desocupaciones. (p. XV)

En este orden de ideas, por su trabajo realizado en estas regiones, encontró que las guacas
son varias cosas: fiestas que generan movimiento, luces, sonidos y aires; y en algunos lugares
como en el Tolima, tienen la propiedad de ser acumulaciones que producen crecientes que
moldean el mundo andino, teniendo las guacas y cosas vivas una especial relación con la tierra.

Por último, se encuentran los estudios de Guillermo Páramo (2010) trabajando con los
mineros esmeralderos en el occidente de Boyacá, a los cuales se les denominan también
guaqueros. En su investigación “El corrido del minero: hombres y guacas en el occidente de
Boyacá” encuentra que en Boyacá la guaca tiene una particularidad y es que se define como
“expresión local de los yacimientos de esmeraldas y signo de fortuna” (p.31) de tal forma que
aquí no solo se habla de que los objetos enterrados por indígenas precolombinos son guacas, si no
que al ser consideradas las esmeraldas sagradas tienen también ese atributo.

Como indica Páramo (2010) estas guacas tienen la condición de cobrar a quien se
encuentre dicha fortuna. Expone también, las formas peligrosas en que las guacas de esmeralda y
las minas actúan. Los esmeralderos de Muzo, Boyacá dicen que “se les aparece un “pollo de oro”
o “pollorrico”48 que indica donde está la guaca” (Páramo, 2012, p. 64) además estas guacas
también producen lo que se conoce como “la seca” que genera impotencia sexual, envenena y aleja
las riquezas. El autor así nos demuestra que la minería y la guaquería en los andes está muy
relacionada, pues en Boyacá guaquero es también el que trabaja en las minas porque tiene una
especial relación con la tierra y la fortuna que dentro de ella se encuentra.

Las Guacas En Calima el Darién

Al hacer este viaje por el mundo andino de las guacas llegamos nuevamente al
departamento del Valle del Cauca en Calima el Darién, donde una de las preguntas principales
que tenía para hacerle a los darienitas y guaqueros era: ¿qué es una guaca? ¿la guaca da señales?
¿Alumbran? Inspirada por todas estas investigaciones esperaba que de primera impresión los
guaqueros y darienitas me hablaran de que las guacas eran misteriosas, tenían peligros y emanan
de ellas llamas o espíritus, pero en cambio me decían “las guacas son sepulturas de indios”, “no,

48Esto se relaciona en Calima también con la leyenda de María Luisa de la Espada en la que don Guillermo cuenta que
se aparecen 12 pollitos indicativos de oro. Además, en este territorio existe la leyenda del pollo maligno que asusta a la
gente en el monte y los embolata.

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no me ha pasado,” “no, hay que buscarlas,” “las llamas son gases químicos” respuestas técnicas
de sus conocimientos como si no hubiesen experimentado los misterios del monte y las guacas.

Esto se asocia a lo que en campo me fueron enseñando personas como don Modesto que
decía que, aunque no percibamos materialmente estas creencias hay personas y fuerzas en el
mundo que si las pueden ver. Carmen Bernand (2007) dice al respecto algo similar:

Para afirmar algo en el campo de la creencia y del infortunio es necesario haberlo


experimentado. «No hay» no significa que algo «no exista» sino que «no me ha ocurrido
personalmente». De ahí que, en muchas ocasiones, a lo largo de mis trabajos de campo en
el Ecuador, los campesinos sugiriesen con prudencia que «esas cosas debían estar en los
libros» o que los que creían, por ejemplo, en los cerros, eran otros, indios runas que
moraban en las alturas. Sólo al cabo de varias semanas de trato se atrevieron a hablar de
esos temas «antiguos» en la medida que los habían vivido en carne propia. (p. 2)

Al igual que ella continúe preguntándoles si no habían experimentado nada “misterioso”


a lo que decían: “A veces de pronto sonidos… cuando se está haciendo muy tarde uno escucha a
veces que le hablan, pero no, no da miedo” (I. Ortega, comunicación personal, 13 de agosto 2021).
En esas conversaciones y entrevistas quedaba sorprendida por cómo se mezclaba y combinaba, al
igual que las guacas, fuerzas misteriosas y la materialidad, una especie de realismo mítico en el
que transitaba constantemente al adentrarme en los relatos y la vida de la gente en torno a la
guaquería de la región Calima.49 Para ellos, es algo obvio y cotidiano que cosas alrededor de las
guacas sucedan, es normal escuchar sonidos, que alumbren, que se corran o los intenten matar y
mis preguntas así comenzaron a girar más por esas experiencias vividas y su saber y ser como
guaqueros en los que se fueron desplegando poco a poco muchos relatos.

Pues bien, para los guaqueros de la región Calima, la guaca principalmente se define como “una
sepultura de los indios” (Rodrigo; Guillermo; Noraldo; Israel; Horacio) que tiene formas y
contenidos distintos asociados a los pueblos Calimas, pero también de ellas salen cosas “raras”, a
las guacas se les habla por respeto al muerto y algunos sienten como las liberan. El guaquero sobre
ellas tiene un saber que ha perfeccionado por generaciones y con la experiencia, que le permite
extraer el oro y las piezas prehispánicas, esto lo hace principalmente por su curiosidad y para su
supervivencia como veremos a continuación.

49 Estos relatos se encuentran en el subcapítulo 3.3 Relatos que Emanan de las Guacas.

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2.2 El Oficio de los Guaqueros

Ser Guaquero

Cuando investigaba sobre los


guaqueros aparece ese arquetipo de
hombre deseoso de riquezas, derrochador
de fortunas que no le importa romper o
vender las piezas que se encuentra, sin
embargo, detrás de esa imagen que se ha
creado se oculta lo que para ellos es un Ilustración 31:Don Horacio-guaquero observando un lugar
de guaquería. Por la autora (19 de enero 2022)
trabajo, una forma de vivir y de conocer el
mundo que los rodea, no son un arquetipo estándar o una representación, pues cada uno
reflejados en sus historias de vida son diferentes, aunque comparten gustos al hacer la guaquería.

Por otro lado, tampoco podemos afirmar que la guaquería es exclusivamente de los
hombres, en los relatos que me contaban aparecía mucho que amigas de ellos los invitaban a
buscar guacas o sus propias esposas y madres les hacían la comida para las jornadas largas que
implicaba esta actividad. Como tal la guaquería, en El Darién, no tiene género, aunque es cierto
que hay una predominancia masculina en esta práctica, dado que está vinculado al trabajo del
campo y la historia de la colonización antioqueña, donde los hombres principalmente eran los que
iban a aserrar, tumbar el monte y cosechar; mientras mujeres, como doña Alba, tenían que estar
en la casa al pendiente de los cuidados de los trabajadores, de los hijos y de las fincas.50

De esta manera, las respuestas a la pregunta de ¿qué es ser guaquero? fueron muy diversas
y profundas, resultando esa imagen de ellos mucho más compleja de lo que esperaba. Un ejemplo,
fue que el día 13 de agosto de 2021 en el encuentro de guaqueros, uno de ellos se presentó de la
siguiente manera:

Mi nombre es Víctor Cerón he sido guaquero, nací en una guaca, metido entre tierra. Me
voy más por el tema investigativo de qué sí mismo por la tierra, si realmente los demás
guaquean por cerros y montes, y eso no me gusta. (Comunicación personal 13 de agosto
2021)

50 En
mi trabajo no pude entablar contacto con guaqueras, más estaban presentes en los relatos de guaqueros como don
Horacio y don Eliecer.

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No todo guaquero así es el que está metido entre el monte, como lo menciona don Víctor
de Yotoco, sino que guaquero también es el que investiga empíricamente sobre estos temas
prehispánicos y tiene contacto, de alguna manera, con esa materialidad. Contrario al tema
investigativo Don Rodrigo, de El Darién, ve el ser guaquero más como una aventura: “Es una
experiencia amarga, sacar tierra y ver que no hay nada bonito…Ser guaquero es como un
aventurero vamos a como si ningún fundamento vamos a sacar lo que tenga lo vendemos y
buscamos otra” (Comunicación personal, 13 de noviembre 2021)

Para don Rodrigo que me contaba que se


dedicó a la guaquería por 3 años y después de
forma esporádica, ser guaquero es una cuestión
de suerte, en el que está presente la emoción de
sacarse una guaca importante. Por su parte, don
Israel es guaquero de Restrepo y lo ve más como
un trabajo y medio de subsistencia, pues se ha
Ilustración 32: Don Rodrigo mostrándome un lugar
de guaquería. (7 de diciembre 2021) dedicado a ella por más de 40 años:

Pues no por una parte uno lo toma porque pues como un trabajo para uno sobrevivir, si
más que todo eso, lo hace todo mundo, una forma de sobrevivir, usted sabe ahí saca una
cosita de barro y sale y así mismo en un tiempo, porque la estancia, transporte, comida,
entonces todas son las cosas son dadas. (Comunicación personal, 13 de agosto 2021)

Don Noraldo de Restrepo, que lleva también 40 años guaqueando, considera que la
guaquería va más allá de buscar un tesoro y cree que nació con ese “don” de encontrar las guacas:

Haber yo digo que ser guaquero… yo admiro mucho lo que ellos hacían por ejemplo, yo
desde que estaba niño se me metió a la cabeza de que yo iba a ser guaquero, no por las
riquezas sino por descubrir lo que ellos hacían y yo he sacado guacas de oro y hay guacas
que no tiene nada… eso es un arte que uno aprende y eso no es fácil… ósea que viene con
uno como que le gusta a uno, por ejemplo hay compañeros a uno que los lleva y se sacan,
es de mucha malicia51, ósea es un don, yo digo que eso es un don que nace con uno, o de
pronto pertenecemos o tenemos descendencias de ellos ¿no será que los genes le digan a
uno vea, venga búsqueme que aquí le tengo algo guardado?. (N. Burbano, comunicación
personal, 13 de agosto 2021)

51Notar que la malicia no es algo malo en este sentido, sino que está más asociado con la intuición y la persistencia que
implica buscar guacas.

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Muy parecido es lo que piensa Don Horacio, que tiene una trayectoria en el oficio de más
de 50 años, el cree que llegar sin ambición es la clave para ser guaquero:

Yo nunca llegué con una guaquería así con ambición de encontrar …porque lo que ahí
abajo ahí estaba, yo era buscando cómo habían trabajado, qué tipo de guaca era, todo eso,
encontrar algo que no sabía que podía ser, y siempre fui de buenas hasta llegué a sacar con
guaca corrida con mediacaña y la mediacaña saqué una nariguera y ahora no tengo nada
sino la úlcera y nada más. (Comunicación personal, 13 de noviembre 2021)

Él también me explicaba que hay unos guaqueros a los que llaman los ventajosos:

Yo no guaqueo con ellos porque son ventajosos, a mí no me gusta la ventaja, no parten con
el dueño van y se meten en problemas, hasta en la nuca le dan al compañero, no me gusta
para nada, es la ventaja…con cualquier cosa las cosas deben ser correctas, lo mismo que le
tocó al uno le tocó al otro y al otro. (Comunicación personal, 10 de octubre 2022)

Ser guaquero, en este sentido, es una constante búsqueda por el conocimiento y la


curiosidad por la materialidad prehispánica del oro y del barro. Como pude entender, a partir de
esta pregunta es que los guaqueros de la región Calima están todo el tiempo entablando relaciones
entre el presente y el pasado; entre el cuestionamiento existencial de sí mismos y lo Calima; entre
la realidad de este plano de la vida y el siguiente que ocurre después de la muerte, estas cuestiones
las han respondido y han surgido buscando entre las capas de la tierra de lo que está “en-terrado”
entre las huellas-guaca. Así mismo imaginar lo Calima desde la materialidad, les permite
relacionarse con ellos más cercanamente y entender cómo fueron. De esto también parte el
profundo conocimiento de lo que es la guaquería.

Ilustración 33: Recorte de periódico antiguo reconociendo a


la guaquería como una profesión (Relator, 1932)

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La Guaquería

Profundizando en estas definiciones, escuchando a los guaqueros y leyendo sobre el tema,


entendí, en principio, que la guaquería es la práctica de excavación no arqueológica en el mundo
andino,52 (Field, 2012) es una mezcla entre el conocimiento prehispánico y el deseo español por
el oro y el trabajo colonial de la minería. En la región Calima, esta es una síntesis de estos dos
mundos, sumado a que es un oficio tradicional traído por los antioqueños y son los guaqueros, los
primeros que interpretan esta materialidad prehispánica contenida en las guacas, aunque como
decía Luis Arango Cano (1974):

Uno de los primeros inconvenientes que encuentra el guaquero es que la guaquería no está
en principio sujeta a una ley física (ley absoluta). Está sujeta a caprichos humanos; estos
caprichos que tenían los indios para hacer sus sepulcros, enterrarse con lo que tenían,
aquí, allá, etc., es lo que no debemos perder de vista. (p. 13)

Como lo menciona, la guaquería es sinónimo de lograr entender el pensamiento de


quienes hicieron las guacas y lo que dejaron ahí enterrado. Es una constante pregunta por el
conocimiento humano del pasado. Es todo un sistema de relaciones en el que los guaqueros se
sitúan en un territorio y comienzan a entablar relaciones entre el paisaje y sus vestigios, para
analizar donde se hallan los guardados de esos caprichos humanos. De esta forma, la guaquería
es también los lugares arqueológicos, hace las veces de sitio, pero también de la propia cultura
enterrada que es distinta en cada territorio. Sobre esto el guaquero Noraldo decía lo siguiente:

Imagínese la guaquería en ninguna parte es igual, o una de dos, había varias culturas de
pronto primero de una cultura después vivió otra, así como decir que nosotros nos vamos
de este mundo y lleguen otros, porque uno los encuentra, ósea y encuentra muchas cosas
diferentes inclusive dentro de la misma región. (Comunicación personal, 13 de agosto
2021)

En este orden de ideas, la guaquería se debería analizar teniendo en cuenta cada lugar,
pues la gente y las guacas son así mismo muy distintas, aunque comparten entre sí un saber de la
vida en la tierra. Para don Horacio la guaquería requiere aprender a leer la tierra, y analizar los
objetos, pues opina que:

52 En su libro Les Field (2012) propone que la guaquería ha pasado por 3 etapas: la primera es durante la conquista
hasta comienzos del siglo XIX y que a grandes rasgos hablé en el punto 1.2 Luego viene el periodo desde XIX hasta
1949, compuesto por la colonización antioqueña y el auge que tiene la guaquería. Después es el periodo de 1940 hasta
la actualidad, en el que se crean museos como el del Oro y se empieza a construir la noción de patrimonio y la valoración
cultural de este. Finalmente, él propone un cuarto periodo a futuro en donde estos saberes se puedan articular y se cree
un sentido más fuerte de pertenencia con el pasado precolombino.

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La guaquería es como le digo yo, en si la tierra tiene su testamento, entonces esos son
guardados de los ante-pasados no de los presentes, sino de los ante-pasados, ni pasados
sino antes del pasado…que uno no sabe cuánto puede tener la guaquería más vieja hasta
la actualidad la Calima es catalogada como la más antigua, que tiene diez mil años.
(Comunicación personal, 14 de julio 2021)

Con ello, el guaquero señala que el tiempo de


lo Calima fue hace mucho tiempo que solo la tierra
puede determinar quiénes fueron los ante-pasados
de esta región. Tal y como señala Suárez (2013)
encontramos que en las guacas se condensa el
presente y el pasado en un solo lugar y son quienes
trabajan con estas los que han interpretado muchas
formas para entenderlas.
Ilustración 34: Don Horacio explicando las
Aunque mi tesis se centra especialmente en el formas de las guacas. (6 de marzo 2023)

municipio de El Darién, es de reconocer que el mayor lugar y referencia del trabajo de la guaquería
en la región Calima ha sido el municipio de Restrepo. En efecto, el valle del Dorado fue un
asentamiento prehispánico que dejó muchas guacas de oro, tal fue la cantidad que aún siguen
apareciendo piezas y sosteniendo como modo de vida a los guaqueros de esta región.

En la tesis “La guaquería en el municipio de Restrepo Valle del Cauca: Un ejercicio de


territorialidad” Lina Arcos (2014) explora cómo ha sido la práctica de la guaquería y las formas
en que los guaqueros construyen a partir de esta territorialidad en Restrepo, encontrando que
esta es una actividad económica de reunión y cohesión social que ha tenido unas causas históricas
de acuerdo con las dinámicas sociales que se presentaban en el proceso de formación de la nación.
Además, de ello, tiene un lazo estrecho con la agricultura y por tanto es un oficio, como señala,
muy territorial que impulsó la economía del siglo XX de Restrepo (Arcos, 2014).

Como lo he ido mencionando, la guaquería, está ligada al trabajo campesino y también


hacerla supone dificultades económicas y un trabajo duro para los guaqueros y sus familias, no es
solo ir al monte y contar con la suerte, así lo expresaba el guaquero Eliecer Muñoz:

La guaquería requiere gastos, la guaquería no es de ir y sacar, no, para uno sacarse


una piecita tiene que trillar mucho…. esas piecitas que le digo que tengo, no la saqué de la
noche a la mañana, sino todo mundo fuera guaquero o todo mundo conociera, nooo eso
es difícil, yo muchas gracias le doy a mi hermana quien me envió con mucho fiambre pal

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monte, mi mujer que tengo ahora…es la que me hilaba la ropa sucia de guaquería, es la
que me manda con la comida todos los días si voy a guaquear, ella sabe, porque a mí me
ha ido bien. (Comunicación personal, 13 de agosto 2021)

Sabiendo esto, la guaquería no es una práctica sencilla, ni para cualquier persona, tiene
sus secretos y es un trabajo que requiere de práctica y un saber. Guaquería hay por todas partes,
pero los guaqueros con los que hablé me comentaban también que, como un oficio tradicional,
está tendiendo a desaparecer, puesto que los jóvenes ya no se interesan en ese trabajo y los nuevos
que lo hacen se han vuelto muy “vivarachos” puesto que no lo hacen de la manera o por un fin
correcto, (Comunicación personal, Eliecer y Horacio) de ahí que exista todo un saber asociado a
la guaquería de la región Calima y sean pocos los que de esto conocen.

Gajes del Oficio

Llegados a este punto, es importante hablar sobre ese saber de la guaquería que incluye el
lenguaje de los guaqueros, su forma de trabajar, sus técnicas e instrumentos, y el conocimiento
propio que tienen sobre las guacas y sus piezas. Aquí dejaré expuesto a grandes rasgos, el proceso
para sacar una guaca que me narraron los guaqueros y conocedores del tema: Horacio Gutiérrez,
Israel Ortega, Noraldo Burbano, Eliecer Muñoz, Rodrigo Ceballos, Oscar Bustos y Guillermo
Peláez. Esto con el fin de adentrarnos en el mundo de la guaquería y definir algunos conceptos y
lenguaje que utilizaré más adelante.

Observar el Lugar Lo primero que hace el guaquero para sacar una guaca es observar
de Guaquería e identificar el lugar de la guaquería. Hay veces que la guaca da
Catear la Guaca señales, alumbra, sobre todo en semana santa, esto ocurre porque la guaca
emana unos gases producto de la acumulación del oro, el cobre, los tiestos y
Coger la Guaca los huesos, que al entrar en contacto con el aire de la superficie genera una
llama que puede ser vista inclusive a una gran distancia. Analizar la altura de

Vaciar la Guaca
estas llamas puede dar indicios de la profundidad de la guaca:

Resulta que cuando usted ve una guaca arder y usted ve que sube
Barrer la Guaca bastante arriba, esa guaca no está honda está por ahí de dos metros,
pero si ve que sube de este alto, póngale que está a más de dos
Tapar la Guaca metros, entonces uno le pone señas… usted se para aquí y la ve arder
Analizar las piezas allá y se va a buscarla y la encuentra. (G. Peláez, comunicación
de la Guaca
personal, 20 de Julio 2022)
Ilustración 35: Pasos
para sacar una guaca.
Elaboración propia

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No obstante, esto no ocurre en la mayoría de las veces y es el conocimiento del guaquero
el que determina dónde hay un lugar o lo que ellos llaman “patio de indios”. Don Horacio me
explicaba que el patio es un sitio donde los Calima arreglaban o aplanaban para construir sus
chozas para vivir o para sus ceremonias, pues enseguida de ellas hacían los huecos o guacas para
guardar objetos y enterrar a sus muertos. De ahí que el guaquero sepa identificar estos sitios,
porque dejan huellas que hasta el día de hoy se nos es posible, con mucha atención, observar.

Si, por ejemplo, un guaquero está seguro de que en un sitio hay una guaca y la tiene
identificada, antes del día de la guaquería, la marca como un palo o señal para que esta no se
“corra” o se pierda. Después de esto, decide entonces pasar a hacerle la invitación a sus
compañeros lo que ellos llaman convidar entre guaqueros: “Lo que pasaba era que nos
dábamos cuenta de una persona que le gustaba, entonces ya lo convidábamos o ellos nos
convidaban. Siempre con un interés del uno aprenderle a otro, qué trabajaba cómo trabajaba”
(H. Gutiérrez, comunicación personal, 12 de octubre 2022). Por lo general son de 2 a 3 los
guaqueros que trabajan en una guaca y entre ellos determinan qué día y a qué horas la van a sacar.

Llega entonces el día de buscar la guaca, usualmente se reúnen temprano, alistan


la comida y lo de sus gastos, por ejemplo, el transporte, y empacan sus herramientas e
instrumentos para la jornada de trabajo. El principal instrumento es la mediacaña el
cual es un palo de madera largo de alrededor de 1.60, que cuenta con una pala
metálica cóncava sujeta a uno de sus extremos. Otras herramientas que llevan son
la sonda, la cual es una vara metálica delgada de 80 cm de altura con un aro a
un extremo para sujetarla. Por último, también llevan a veces un detector de
metal para buscar las guacas que contengan oro u otros metales. 53 Con ello,
están listos para emprender las largas caminatas hasta que llegan al
sitio de guaquería y comienza la fase de catear la guaca.
Ilustración 36: Diseño de Mediacaña
Catear la guaca consiste en que con la mediacaña se va y Sonda. Elaboración propia.
picando la tierra, para ir sacando pedazos de tierra que quedan en la pala cóncava con el fin de
analizarlos, tal y como me lo explicaba don Luis.

Es que aquí los guaqueros son a pura mediacaña conociendo la tierra revuelta, pues usted
manda la mediacaña usted saca un bocado, lo restriega con mañita y comienza a partirlo,
y si le ve riego de guaca que es una pintica amarilla una pintica roja va buscando,

53Hay guaqueros que trabajan con el péndulo un instrumento usado en el medio esotérico que consiste en una cadena
con un péndulo que al oscilar con mucha frecuencia detecta la energía de la guaca.

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después lanza otro cateo más allá y si es el mismo riego por allá va la guaca. (L. Ceballos,
comunicación personal, 13 de noviembre 2021)

Con este proceso se sabe el tamaño de la guaca, porque al analizar la tierra que sacan de la
mediacaña que ellos llaman “la carga”, van viendo si tiene tierra revuelta, es decir que el suelo
no es homogéneo. Con ello también se determina a qué profundidad se encuentra, midiendo las
guacas en términos de varas (una vara son 80 cm). Esta fase es muy importante y hay que tener
buen ojo y conocimiento sobre los suelos y la tierra. Cuando le pregunté a Don Horacio ¿cómo
sabe que ahí hay una guaca? Me aclaró mejor este proceso:

Sucede una cosa, muchas veces porque la tierra tiene una firmeza, y de pronto es más dura
ahí o más blanda, cualquiera de las dos cosas es, porque la pisaron con agua o porque no
la pisaron bien pisada, de todas formas, no tiene la misma solidez, la misma consistencia;
y, por otra parte, porque uno hace el cateo con una herramienta que se llama mediacaña,
saca la muestra. Usted ha visto que un pastel tiene varias capas diferentes, la primera tiene
un color, la segunda tiene otro color, la tercera tiene otro color, entonces uno saca el cateo
y le mira que tiene terroncitos pequeñitos, de un color o de otro, muchas veces dos no más,
pero prueba de que esto, esta primera capa la rompieron y pasaron a esta, por eso de esta
hay terroncitos en esta, y de esta hay terroncitos en esta. (H. Gutiérrez, comunicación
personal, 12 de octubre 2022)

Ellos de esta manera saben y van calculando si la tierra ha sido movida, pues observan el
terreno que van cortando, el cambio de las cargas de tierra y el grosor de cada capa. Este proceso
se hace una y otra vez: Meter la mediacaña54, sacar la carga, desmenuzar la tierra y ver si está
revuelta o no55; hasta que, por fin, se tiene la entrada de la guaca y se puede agarrar.

La siguiente etapa consiste en coger la guaca después de identificar la entrada de la


guaca o lo que ellos llaman hacerle el encierro, porque se sabe cuándo cambia el tono de la
tierra y cuando no, ya pueden sentir y agarrar las paredes de la guaca e ir bajando la mediacaña
hasta que toque el piso de la guaca, con esto calculan cuantas varas de profundidad y forma tiene
la guaca. En la región Calima existen diferentes tipos de guaca que van desde menos de 2 varas
hasta algunas que llegan a las 20 varas de profundidad, aunque todas son diferentes, los
guaqueros han logrado clasificarlas, por su profundidad, por su forma o cualidades.

54Ellos usan los términos de “picar con la mediacaña” o “taquear con la mediacaña”.
55En la región el suelo es muy acido y la tierra es de color amarillo, terracota casi que roja y en las capas inferiores es
más oscura. Don Eliecer decía: “Si uno coge un terrón, que le llamamos nosotros gallinetico terrón morado, entonces
uno sabe hay una guaca honda” (comunicación personal, 13 de agosto 2021)

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Respecto a su profundidad encontramos que están las guacas hondas, que llaman
también pintas56, son difíciles de trabajar porque llegan hasta los 20 metros. “Las sepulturas
(hondas) les gustaban a los guaqueros antiguos, porque encontraban narigueras o de pronto
aretes ahí con los muertos” (H. Gutiérrez, comunicación personal, 12 de octubre 2022). Como me
lo contaba don Horacio son muy difíciles de trabajar y por lo general contienen muy poco oro y
mucho “tiesto”.

Luego están las guacas medianas y cortas que van desde los 6 metros a un metro. Mientras
se está cogiendo la guaca se puede conocer si es una guaca parada, es decir entra una persona,
si es pechera, hasta el pecho y si es cinturera, las guacas bajitas en las que se puede con
tranquilidad meter un guaquero. Estas cortas son fáciles de identificar antes del proceso de
vaciado de la guaca.

Sabiendo esto comienza la etapa de vaciar la guaca, aquí utilizan palas y baldes para
sacar la tierra atados a lazos, utilizan también el travesaño, que es una pieza de madera por la
que se van sujetando y subiendo por las paredes de la guaca, así el guaquero se va metiendo por
el vacío que va dejando la excavación, a este hueco recto se le llama el buque de la guaca.

Esta fase representa un trabajo duro,


muy pocos lo pueden hacer ya que toma su
tiempo, don Israel me decía que es de paciencia
y que las guacas de entre 4 a 8 metros se pueden
tardar en vaciar un día, aunque hay unas cortas
que son relativamente fáciles y duran una hora.
Mientras este proceso ocurre, pueden analizar
mejor las características propias de las guacas,
Ilustración 37: Diseño de partes de una guaca. porque nunca es igual una de otra.
Elaboración propia
De acuerdo con las cualidades que tienen algunas guacas, en la región Calima, los
habitantes prehispánicos hicieron guacas para que no fueran robadas, estas las taqueaban con
agua, como me lo explicaba don Guillermo:

Para taparlo lo tapaban con piedra o agua, porque el indio era muy astuto, hacia el hueco
y aquí esta es la pared de la guaca y el bambú usted lo conoce, cogían ellos y lo
destaponaban por dentro, entonces cogían un bambú a esta vena de agua, quedaba el
bambú pasando el agua por aquí, entonces si usted no era experta en la guaquería llegaba

56 Deben su nombre a que perforan varias capas de diferentes colores de tierra.

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a vaciar la guaca y con eso rompía, entonces se llenaba la guaca de agua. (G. Peláez,
comunicación personal, 20 de Julio 2022)

Algo usual con lo que se encuentra el guaquero también son los amagos, los cuales son
guacas falsas que hacían para embolatar a los que buscan las guacas, de esta manera excavan dos
huecos cercanos, uno vacío y otro que contenía los objetos que los guaqueros consideran valiosos.

Otro tipo de guaca según sus cualidades son las guacas


pirú, esta forma de enterramiento prehispánico
consiste en que al momento en que cerraron la
guaca le pusieron encima un morro de palos y
piedra. Estas, según los guaqueros, son profundas
de hasta 8 metros y contienen sobre todo vasijas de
cerámica y ollas rayadas blancas. Para don Horacio
Ilustración 38: Diseño de Guaca tipo Pirú. este tipo de enterramiento no es Calima:
Elaboración Propia
Parece que esas tumbas no son Calima, porque esas tumbas he encontrado yo aquí en Río
Bravo en un punto yendo para Buenaventura, lo vi aquí del río Anchicayá, al lado del río
en San Isidro, encontré unos pirúes, bueno de aquí para allá cualquier cantidad de pirúes,
parece que eran los mismos gorrones. (Comunicación personal, 6 de marzo 2023)

Continuemos vaciando la tumba como lo hacen


los guaqueros, analizando la tierra para ver si tiene
grietas y es estable, cuando van bajando pueden ver su
forma, hay unas que son cuadradas de alrededor de
4 metros de profundidad; otras son redondas, no
tienen buque, porque se van abriendo y cerrando por
la tierra. Hay otras en forma de “ollador”, pues son Ilustración 39: Diseño de guaca redonda.
Elaboración Propia
tan delgadas y estrechas sus paredes que escasamente cabe una persona parada.

Luego tenemos las guacas en forma de


pabellón: “nosotros le llamamos pabellón porque
arriba es estrecho y se va abriendo y abriendo así,
eso se llama guaca pabellonada, no baja recta, sino
que va abriendo así y le va dando la vuelta uno” (N.
Burbano, comunicación personal, 13 de agosto 2021).
Ilustración 40: Diseño Guaca tipo pabellón. Estas guacas no tienen paredes rectas, y pueden bajar
Elaboración Propia.

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cerca de 2 metros y medio, al final se ve como le pusieron solo piedras para hacer su forma circular
cónica. 57

De forma contraria, existe la guaca que llaman “culo de potro”:

Nosotros llamamos un culo de potro que se cierra es


un embudo, pero es porque baja así y es un embudo
pequeñito, y termina por allá y tiene una piedra
y debajo la piedra tiene una nariguera, o la mera
piedra, tal vez porque ellos con esa piedra se
defendían del monte o bueno uno no sabe por
qué tienen esa piedra ahí. (H. Gutiérrez,
comunicación personal, 12 de octubre 2022) Ilustración 41: Diseño de guaca "Culo de potro".
Elaboración propia
Otra guaca usual de encontrar son las que son en forma de bóveda, se encuentran en
carreteras o barrancos, porque la tierra ha sido removida y le ha quitado parte del buque de la
guaca. Finalmente están las más comunes, que son las guacas en sombra, que tienen el buque
recto y luego se abre una cámara o bóveda en la que yace el difunto con sus pertenencias.

Un paso al vaciar la guaca es que cuando se


llega al suelo, los guaqueros se salen de ella para
dejarla reposar y que los gases (que producen las
llamas) salgan pues estos son tóxicos y de ahí que
muchas enfermen.58 Una vez entre el suficiente
oxígeno a la guaca se procede a barrerla y obtener el
fruto de sus esfuerzos.
Ilustración 42: Diseño de guaca en forma de
bóveda. Elaboración propia. Al barrer la guaca los guaqueros limpian
con cuidado el piso de la guaca y sacan los objetos, evitando tocar al difunto, aunque por los suelos
ácidos desaparecen casi por completo, quedando solo el pelo y partes de cráneo. 59 Aun así, hay
guaqueros que les piden permiso como don Noraldo:

Uno por lo regular siempre respeta eso, uno respeta como fueron personas como nosotros,
lo único era que no es la civilización como hoy en día, pero eran personas igual que

57 Al preguntarle a don Horacio cómo los Calima hacían las guacas me decía que, a punta de recatones, los cuales eran
mazos en piedra con los que pulían las entradas de las guacas. Algunos de estos los han encontrado al fondo de estas.
58Ellos ven estos gases como químicos producto de estar tanto tiempo tapada la guaca. En la región Calima en lo que

investigue, la única “contra” que utilizan para no enfermarse es dejar que les entre oxígeno a las guacas.
59 Don Luis me decía que los restos quedan como manteca o grasa.

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nosotros, uno inclusive cuando entra a una guaca uno les pide permiso. (N. Burbano,
comunicación personal, 13 de agosto 2021)

Así con un barrendero, empiezan a quitarle la tierra a las piezas en oro o cerámica
esparcidas a los alrededores de la bóveda. En este punto, muchos guaqueros se dan cuenta si la
guaca es rica o pobre60, es decir si contiene oro o solo piezas de cerámica. Aquí también se dan
cuenta en algunos casos si la guaca ha sido robada o vaciada61 con anterioridad, puesto que
hay cosas que parecen desacomodadas y ha habido, quienes, como don Guillermo, se han
encontrado túneles por los que se han metido. Esto dicen que pudieron ser personas de la misma
época prehispánica, pueblos que llegaban, sacaban y utilizaban lo que había en las guacas, o
posiblemente, como me decía don Horacio, del mismo pueblo guardaban cosas y luego las volvían
a desenterrar.

Luego de sacar los objetos, todo guaquero correcto debe tapar la guaca de nuevo y pisar
bien el suelo, para evitar que animales o personas caigan en las fauces de la guaca y no puedan
volver a salir. Finalmente, luego de una larga jornada celebran el oro encontrado o se van
desanimados por solo encontrar tiestos de guaca.

No todos los guaqueros hacen este paso, pero algunos les gusta analizar los objetos de
las guacas, establecen similitudes con otras guaquerías que han hecho y conocen los usos y
técnicas que tuvieron. Por último, evalúan el precio que estos puedan tener para sus compradores,
de ahí estas piezas se embarcan en un sistema que resulta para el estado colombiano ilegal, pero
para los guaqueros, como me lo manifestaron, es el oficio y trabajo con el que sobreviven y pagan
sus gastos que les deja la aventura de la guaquería y su obstinación por no dejarla.

2.3 Coleccionismo, Museos y Apuestas

Luego de todo el proceso que implica buscar y sacar una guaca, los guaqueros necesitan
encontrar a personas que estén interesadas en las piezas, para venderlas. En un principio, hace
más de 40 años, cuando muchos comenzaron a guaquear, las piezas de cerámica no valían mucho,
por lo que eran dejadas en las guacas, las regalaban o algunos les daban un valor de uso, como me
manifestó don Guillermo Peláez:

60 Esta era la forma en que los guaqueros del Quindío y esta región clasificaron los tipos de tumbas. Las más ricas eran
las que sabían trabajar más el oro y hacían los trastos muy “finos”, mientras que los pobres o Chaverras las hacían más
“ordinarias” (G. Peláez, comunicación personal 20 de julio 2022).
61 Las guacas vaciadas también se notan en la fase de cateo porque quedan sumidas, dejan un hueco que con ojo de

guaquero se puede identificar.

68 | P á g i n a
En ese tiempo los trastos no valían nada, eso vino a valer ahora último que ya vieron que
era una cosa pues ancestral, pero cuando mi papá sacaba esos trastes grandes los llevaba
para la casa y servía para depositar agua, la colocaba encima en el fogón de leña y le ponía
unas arepas así grandes y quedaban así de ricas, pero no era más y muchos trastos se
quebraban. (Comunicación personal, 20 de julio 2022)

Con los objetos de oro sucedía diferente, porque existían y existen muchos coleccionistas,
en su mayoría extranjeros, de piezas precolombinas. En el siglo XX museos arqueológicos, como
el Museo del Oro del Banco de la República fundado en 1939, se abastecieron de objetos sacados
por los guaqueros a quienes les compraban en un inicio las piezas. Por otra parte, también el
museo recibía donaciones de coleccionista de objetos precolombinos, una de las más famosas fue
la colección de la familia Cano62, quienes dedicaron su vida a comprar objetos de la guaquería y
divulgar las piezas precolombinas en el extranjero y a nivel nacional (Cano, s.f.). Don Rodrigo
recordaba que en los años de mayor auge de la guaquería en la región (60s-80s) era popular la
compra de los objetos:

Más que todo el guaquero que sacara alguna pieza corriera para donde José Cano para
venderle a Restrepo y ese vendía era para el interior, entonces la cultura Calima se fugó
toda de aquí. Hasta en Europa hay mucha de esa cultura porque aquí vinieron franceses a
comprar alcarrazas, ollas y husos. (Comunicación personal, 13 de noviembre 2021)

Es así como el más conocido de los coleccionista y comprador de la región fue Guillermo
Cano y su padre José Cano, quien donó parte de su colección a la alcaldía de Restrepo y fundaron,
el hoy extinto, Museo Galería Cano que albergaba las piezas Calima sacadas de la región. Muchos
guaqueros dieron también piezas que se habían encontrado a este museo, más el rastro de estos
objetos se perdió cuando el museo se disolvió y se remató. Tal y como contaba don Eliecer:

Don José Cano, cuando hicieron la alcaldía en Restrepo el donó unas piezas para hacer el
museo, y yo fui y las vi y unas cosas bonitas, entonces yo doné una alcarraza que me saqué
en Calimita bueno usted cree que a los 4 o 5 años existía eso, se lo robaron, ya no vi las
alcarrazas ya vi unas réplicas eso vale 5 pesos.63 (E, Muñoz, comunicación personal, 13 de
agosto 2021)

62 Compuesta por Nemesio Cano (guaquero) cuyos hijos fueron Felix Cano y José Cano (coleccionistas), el hijo de José
Cano, Guillermo Cano se dedicó a coleccionar piezas y en 1968 abrió junto con su esposa Dory de Cano un negocio de
réplicas de joyería precolombina que pervive hasta hoy en día (Cano, s.f.).
63 Esto nos habla del poco apoyo que recibían los museos locales por parte del estado colombiano y el interés por

adquirir las piezas de cerámica en esta época.

69 | P á g i n a
Don José Cano64 también era muy conocido por los guaqueros del El Darién, pues en los
años 80s iba cada 20 días a la plaza del pueblo, y entre conversa y licor, les compraba a los
guaqueros desde alcarrazas hasta valiosos objetos de oro Calima, con los que iba ampliando su
colección que también vendía a coleccionistas nacionales y extranjeros.

El museo galería Cano también fomentó el imaginario y homogeneización del estilo y


cultura precolombina Calima, puesto que muchas de las piezas sacadas de su contexto, fueron
exhibidas como sacadas en Restrepo65 y no se dimensionaron como parte de una gran región, y
de periodos y pueblos tan distintos entre sí. Esto me lo contaba el guaquero Horacio Gutiérrez, de
que muchas de sus piezas que sacaba en Calima el Darién, aparecían figuradas como sacadas en
Restrepo, esto dio paso a que se empezaran considerar museos regionales que sirvieran para
albergar las piezas propias de cada lugar y evitar su fuga a otras partes del país y al extranjero.

Sobre ello, don Horacio recuerda la historia de fundación del Museo Arqueológico Calima,
y cómo nace de denunciar que no se le daba el reconocimiento y el estudio a las piezas que sacaban
en el Darién:

El museo fue hecho porque de Restrepo vino un señor que era guaquero y me mostró un
folletico que tenia del Museo Galería Cano, las piezas que había en el museo, y yo vi unas
piezas ahí yo le dije al hombre vea, estas piezas las saque yo en Darién y figuran como
sacadas en Restrepo, y eso a mí no me gusta. (H. Gutiérrez, comunicación personal, 14 de
julio 2021)

Con el sin sabor en la boca, don Horacio pensó que era buena idea contarle a su amigo el
alcalde Guillermo Montoya, quien además le compraba guaquería, que hicieran algo al respecto:

Como al segundo día estaba tomándome una botella de brandy allá en la esquina… pasó
don Guillermo y le dije: permítame alcalde, entonces me dijo qué pasó Horacio, le dije
vea…póngale cuidado, resulta que el “escupidor”, que así le decíamos, vino con una revista
y muestra una pieza que yo saque aquí y figuran como sacadas en Restrepo, y en Restrepo
tienen un museo y aquí no tenemos museo lo que sale de aquí sale de Restrepo, ¿a usted
no le parece maluco eso? Me dijo "si hombre tiene razón". (H. Gutiérrez, comunicación
personal, 12 de octubre 2022)

64Su vida y andanzas en la guaquería se reflejan en el libro “Tatatama: Relato de guaquería” de Berceo (1995).
65En el libro “La invención de El Dorado Museos arqueológicos, imágenes cartográficas y redes de conocimiento en
Colombia (1935-1955)” Daniel García (2022) en el capítulo “Arqueología ficticia y guaquería” habla de cómo a partir de
estos museos creados por la guaquería se empieza a constituir un imaginario de áreas arqueológicas y se adopta como
discurso en los museos del país.

70 | P á g i n a
Cuenta don Horacio, que después de un tiempo el alcalde lo llama a decirle que ya tenía
un lote para construir el museo, y comenzaron las obras que darían origen al actual Museo
Arqueológico Calima fundado en 1981, que alberga las piezas de donaciones y fomentó las
investigaciones arqueológicas que después de ese año se fueron realizando en la región.

Encuentro de Guaqueros en el Museo

En este mismo museo se realizó el 13 de


agosto del 2021 el primer encuentro entre
guaqueros y arqueólogos, al que tuve la
oportunidad de asistir y contribuir con un ejercicio
de cartografía social.

El encuentro empezó así con las


intervenciones del arqueólogo Alexander Clavijo,
el director del INCIVA Jonathan Velázquez y el
coordinador del museo Oscar Bustos, quienes
manifestaron la intención del Museo Arqueológico Ilustración 43:Volante del encuentro. (INCIVA,
Calima como un lugar que está abierto al diálogo 2021)

entre la arqueología, la guaquería, y las entidades de estado, para construir planes en conjunto
que permitan salvaguardar el patrimonio arqueológico, al mismo tiempo que se comprende y
transforma la guaquería como un saber ancestral, transmitido por herencia en esta región. 66

Luego de esto, los guaqueros mostraron sus inquietudes respecto a que en su trabajo
nunca han recibido apoyo ni propuestas para transformar su práctica por parte del estado:

Lo que yo quisiera es saber y yo creo que todos los guaqueros están esperando, de que hay
una parte donde hay guaquería…pues uno saca la guaca y coge la guaca y saca las cosas,
pero entonces eso es lo que queremos ¿en qué nos pueden ayudar? (Guaquero,
comunicación personal, 13 agosto 2021)

Así mismo denunciaron que mucha guaquería es destruida en la región por parte de la
maquinaria en las construcciones de vías o casas y los encargados de ellas no dejan sacarlas ni por
parte de los guaqueros ni tampoco las informan a las entidades del estado. Todas estas
inconformidades iban saliendo mientras invitaron a los guaqueros a hacer un recorrido por las

66Los guaqueros manifestaron que a pesar de que es un saber heredado las nuevas generaciones no les interesa lo
arqueológico ni temas para transformarla entonces la guaquería continua. (Comunicación personal, 13 de agosto 2021)

71 | P á g i n a
exposiciones del museo, muchos no lo habían conocido, aunque entendían muy bien los términos
arqueológicos y la información de cada objeto expuesto, debido a su experiencia haciendo
guaquería. Terminado el recorrido, en unas mesas coloqué dos mapas del municipio de Calima y
sus alrededores, con el fin de que los guaqueros señalasen las veredas en las que se habían sacado
guacas y me dijeran qué piezas habían encontrado en ellas.67

Ilustración 45: Mapa de la Cartografía.


Elaboración propia Ilustración 44: Ejercicio con guaqueros. Tomada por el
equipo audiovisual del Museo. (13 agosto 2021)

Durante el ejercicio los guaqueros se iban acercando a decirme sus hallazgos. Don Ever
Bustos se había sacado un cetro de oro en la vereda La Primavera, don Víctor Cerón se sacó una
nariguera, una alcarraza Yotoco, patones y culebreros en el Remolino. Luis Carlos Botero
encontró una piedra “espectacular” en el Diamante. Don Mario hizo una guaquería en La Samaria
donde sacó canasteros, patones, alcarrazas y oro. Fredy y Noraldo fueron juntos a la vereda
Palermo y encontraron unas alcarrazas de sapos, micos y carreteles (husos). Finalmente, algunos
mencionaron veredas como la Cecilia y Jiguales en las que se han sacado guacas en oro.

En Restrepo las veredas que más sonaron por la guaquería fueron las veredas Calimita,
San Salvador, Sinaí, La Soledad, Santa Rosa y Tres Puertas en las que trabajaron guacas de oro
con las que pudieron sostenerse y comprar sus fincas. Por último, nombraron a las veredas de La
Cumbre: Morales, La María y San Isidro, donde trabajaron guacas hondas con urnas funerarias,
piezas de cerámica, collares y vasos culebreros. En total algunos guaqueros mencionaron que han
trabajado en un año cerca de 167 guacas y otros hasta 42 en dos semanas (Comunicación personal,
13 de agosto 2021).

67Un obstáculo que tuve fue que la mayoría de los guaqueros que asistieron provenían de Restrepo y muchas de las
veredas no estaban en el mapa original que llevé, por lo que les pedí que me dictaran los nombres de ellas para no
perder la información.

72 | P á g i n a
De este ejercicio y mi posterior experiencia hablando con guaqueros y personas de Calima
realicé el siguiente mapa interactivo en el que se aprecian la cantidad de historias de guacas que
me narraron en la región y las muchas más que hay por conocer. 68

Ilustración 46: Mapa de Calima con las guacas que me mencionaron a lo largo de mi experiencia en
campo. Elaboración propia

Cabe resaltar cómo el paisaje del municipio de Calima es un paisaje arqueológico,


intervenido en casi todas sus veredas por la guaquería. En el mapa podemos observar que los
guaqueros de Restrepo también han guaqueado en el, sobre todo hacia la zona oriental del
municipio y los guaqueros y personas de el Darién se concentran sobre todo en los alrededores de
la cabecera municipal. Con este mapa no solo identifiqué las guacas y patios de indios en el
territorio, sino también pude escuchar toda la riqueza oral que se desprende de ellas y que nos
hablan de la importancia que ha tenido la guaquería como cohesionador social y como actividad
de la que surgen relatos que vinculan a la gente con estos lugares cargados de oro y guardados
prehispánicos, con fuerzas que los rodean manifestadas en las creencias de la gente. De ahí que
viendo visualmente cada relato sobre el territorio se puede entender la complejidad de la
guaquería en el municipio y la importancia de establecer diálogos con aquellas personas que se
han dedicado a este oficio.

68Se puede consultar en el siguiente enlace: https://view.genial.ly/630d489efaef57001b1e6e38/interactive-image-


guacas-en-calima-darien

73 | P á g i n a
En este sentido, el encuentro de guaqueros
finalizó con una entrega de diplomas para los
guaqueros asistentes (alrededor de 24) que reconocía
la práctica al mismo tiempo que compartieron sus
historias que permiten abrir una ventana a pensar
soluciones para transformar esta práctica considerada
hoy en día ilegal. Es así como en mi experiencia
realizando la tesis conocí dos casos que pueden dar pie
a vincular a la gente de la región con el patrimonio
Ilustración 47: Diploma que recibió don
Horacio y que carga siempre en su canguro. arqueológico a través de los museos y el arte regional.
(19 de enero 2022)
MAMY: El Museo de Pedazos de Guaca

La historia del Museo Arqueológico Montañitas Yumbo comenzó en 1987 cuando Maricela
Herrera y su familia compraron una finca en la vereda de Montañitas en el municipio de Yumbo
y al adecuar sus terrenos para hacer una huerta, encontraron entre la tierra varios tiestos y
cerámica de lo que parecía ser una guaca vaciada. Doña Maricela ahí se dio cuenta que eran piezas
indígenas y les dio una gran importancia coleccionando cada vasija rota que se encontraba y
decorando su casa con ellas (M. Herrera, comunicación personal, 16 de octubre 2022).

En ese entonces, había un auge en la guaquería, pues guaqueros y varios vecinos se


organizaban para sacar las guacas de las fincas, ella al enterarse de esto los acompañaba por la
curiosidad que le generaba los objetos de
las guacas y al terminar la jornada los
guaqueros le dejaban las vasijas rotas o que
nadie compraba. Con el tiempo el rumor
que la familia Navia Herrera coleccionaba
“pedazos rotos de guacas” se extendió por
las fincas y veredas vecinas atrayendo a
personas que le donaban piezas para
Ilustración 48: Foto del Museo MAMY. (16 de octubre 2022)
ampliar su colección69:

Aquí tengo la colección de basura de los guaqueros, porque muchos vecinos míos decían
qué van a ver allá sino basura. Basura para los guaqueros, porque no tiene mercado, pero

69Me decía sobre esto que: “tengo piezas de una vereda de Vijes que se llama Ocache, tengo de Agua Clara y Pavitas
que son de La Cumbre y tengo de San José, Montañitas y Chancos que son de Yumbo” (M. Herrera, comunicación
personal 16 de octubre 2022).

74 | P á g i n a
resulta que la colección de este basurero para muchos es de gran importancia porque es
conservación del patrimonio. (M. Herrera, comunicación personal 16 de octubre 2022)

Por estos motivos este museo regional me llamó mucho la atención pues es una iniciativa
propia de conservar las piezas que estéticamente no querían los guaqueros ni los museos más
grandes. Es así como al llegar a la vereda Montañitas se puede apreciar en la vía principal una
propiedad con un letrero que señala que es un museo, al arrimarse a preguntar por este, sale la
señora Maricela siempre atenta a recibir visitas. Muy amablemente cuando fui con mi familia nos
invitó a seguir a dos salas que tienen las piezas de su colección. Nos fue guiando entre sus piezas,
no conocía muy bien de fechas arqueológicas o de los estilos cerámicos, sin embargo, recordaba
quién y cómo le habían donado los objetos, contándonos su experiencia constituyendo el museo
y los retos a los que se ha enfrentado.

Doña Maricela, junto con sus hijas y esposo tuvieron que registrar cada pieza ante el
ministerio de cultura en el 2013 y han sido reconocidos por la alcaldía de Yumbo por sus labores
educativas en torno al patrimonio cultural del municipio. Ella nos contaba que su iniciativa surgió
porque: “le di la importancia, vi vecinos conservando pedacitos de los indios y yo viendo que
dicha conservar lo de los ancestros yo le veo el valor a cada cosa de ellos” (M. Herrera,
comunicación personal 16 de octubre 2022). Con ese cariño que les imprime a sus objetos, que ha
etiquetado y acomodado con mucha dedicación, hace del recorrido una experiencia única
acercándonos a la materialidad prehispánica Calima a través de sus recuerdos y su disposición de
generar conciencia y pertenencia de su territorio y el pasado.

Esta idea de museo regional nos sirve para pensarnos apuestas para acercar y apoyar a la
gente qué convive con la materialidad prehispánica en sus territorios y que sienten, que al
venderlos o llevarlos a otras partes del país y del mundo, se están perdiendo vínculos con el
pasado. Si bien, cada persona o guaquero en esta región, como pude entender, crea distintos lazos
en torno a la materialidad y el conocimiento prehispánico, es importante resaltar estas iniciativas
locales para lograr transformaciones que integren de esta manera a las comunidades.

Ilustración 49: Mapa de hallazgos de la vereda Montañitas Elaborado por


Maricela Herrera (16 de octubre 2022)

75 | P á g i n a
El Arte de Replicar las Guacas

Jackson es un artista del municipio de Calima que recrea piezas arqueológicas de la región
que están expuestas en los museos o han sido sacadas por la guaquería. Su historia es bien
particular porque su inspiración en su oficio viene de su padre quien era guaquero y extraía
elaboradas piezas de las guacas con gran precisión para encontrarlas.

Eso es un conocimiento detrás y me parece muy bonito ese tema, pero a mí nunca me gusto
el tema de la guaquería como para mi yo para practicarla, pero cuando el sacaba esas
piezas, yo siempre empezaba a imaginar toda esa gente haciendo eso y como el privilegio
que uno tiene de verlo de tocarlo toda esa magia que quedó ahí, todas esas incógnitas que
puede haber y por el hecho de pronto de ser artista esa curiosidad como de reproducir eso
y yo de pequeño lo hacía. (Comunicación personal, 13 de octubre 2021)

Así comenzó su interés por replicar los objetos, poniéndose en el papel del antiguo escultor
para recrearlas. De esta forma, gracias a su apuesta apoyada por el Ministerio de Cultura tiene un
grupo con varios alumnos quienes se dedican a estudiar las piezas en sus escalas dimensiones y
estilos, para crear artesanías a las que se les pueda dar un uso en la actualidad. De su experiencia
haciendo esto entendió lo difícil y complejo de la elaboración manual y el conocimiento que tenía
la gente del pasado, por lo que hoy en día se les hace casi imposible reproducirlas de la misma
forma, más intentar hacerlas representa para él una manera en que la gente se puede acercar a la
materialidad y darle un valor artístico y cultural.

Traigo este último ejemplo para mostrar las diferentes formas en que la gente en la región
Calima valora el pasado, mostrando que la guaquería también está ligada a la apreciación que se
tiene del patrimonio arqueológico, no necesariamente desde una perspectiva pública y autorizada,
sino desde sus trayectorias de vida y el contacto empírico con las guacas y las situaciones
particulares que las rodean. De tal manera que si se quiere lograr disminuir la venta de estas
piezas hay que hacer procesos de inclusión, consulta y apoyo con todos los actores que intervienen
sobre las guacas prehispánicas de la región.

En efecto, el comprender los saberes de la guaquería de primera mano cómo otra forma
de valoración del pasado fue un camino para pensar cómo vive la gente y cómo conocen y leen el
mundo que los rodea. Esta oportunidad de acercarme y entender con el cuerpo cómo es el oficio
de la guaquería me llegó conociendo a don Horacio “El Duende” un guaquero que fue también
para mí un maestro, por su disposición a enseñarme cómo leer la tierra, el paisaje y la vida de el
oro y las guacas.

76 | P á g i n a
2.4 Camine Vamos a Guaquear

A Horacio Gutiérrez lo conocí el 14 de julio del 2021 en la vereda San José del municipio
de Calima. En esa ocasión Oscar, coordinador del museo, me había invitado a conocer a un
guaquero que lo apodaban “El Duende” quien me podría ayudar con mi investigación. Llegamos
así a la finca El Edén, preguntando por don Horacio, en esas salió la dueña de la finca y nos invitó
a sentarnos, al poco tiempo llegó el guaquero con un sombrero y muy conversador. Al enterarse
de mi interés fue relatando una serie de historias sobre su vida haciendo guaquería, por una hora
estuvimos conversando y atrapándome con sus relatos hasta que fue el momento de despedirnos:

Les Agradezco la atención que me hayan prestado, aquí va una… Dice así “El hombre,
¿dónde va el hombre? errante y peregrino, cuanto más se adelanta más se aleja del bien
que su traidora luz refleja en las ásperas cumbres del camino. Cada paso que da ciego y sin
tino, le arranca una esperanza y una queja, y en pos de sí desvanecido deja, sueños de amor
y halagos del destino. Pero a pesar del desengaño cierto, no detiene su planta fatigada,
avanza, avanza, (hace señales de pasos con sus dedos) y nunca llega al puerto, ¡ay!
solamente al fin de la jornada, desde el sepulcro entre sus pies abiertos, ve que la vida
es humo, sombra y nada… (Comunicación personal, 14 de julio 2021)

La segunda vez que lo ví fue en el


encuentro de guaqueros, destacándose por su
personalidad y la forma de contar sus andanzas
con gran expresión. Para el 13 de noviembre del
mismo año me reuní con él para hablar sobre su
saber, me fui a buscarlo a la plaza porque don
Rodrigo, su primo, me dijo que siempre estaba
ahí. En esta charla me comentaba que ya no era
capaz de coger una guaca por su edad pero si de Ilustración 50: Horacio Gutierrez Ceballos el primer
día que lo conocí. (14 de julio 2021)
encontrarlas. En ese instante le dije que quería
aprender de él, sobre ese saber propio de leer la tierra y el pasado, a lo que tomo mi mano y
respondió:

Eso es lo que la persona necesita para coger guacas, aprender una sabiduría… todo lo que
uno saca eso se queda aquí, uno se va solo, pero por lo menos si, aprender, buscar un
conocimiento, una sabiduría eso es lo que se busca, sabiduría... así la persona es de buenas

77 | P á g i n a
y encuentra... Yo las ubico como le digo teniendo el permiso. (Comunicación personal, 13
de noviembre 2021)

Emocionada le dije que podríamos ir a caminar por el municipio e identificarlas, aunque


me advirtió que sacar el permiso era lo difícil: “Claro que yo he sido de buenas para conseguir
permisos, porque la gente sabe que no me gusta engañar a nadie.” Por eso él es un guaquero de
palabra, pues constantemente dice que hay que llegar sin la ambición del dinero para coger una
guaca, porque ellas tienen voluntad y saben cuando la persona tiene ambición. Es así una persona
elegida como pocos, porque gracias a su experiencia ha aprendido a comprenderlas.

Ese saber para mediar con las guacas, tiene un secreto y don Horacio me lo reveló ese día
al preguntarle si había algún rito especial para entrar a ellas, porque las guacas en el mundo
andino, como lo he ido investigando, tienen sus caprichos, al estar tanto tiempo contenidas o
guardadas en sí mismas, al momento de abrirlas se rompe ese equilibrio y puede causar peligro o
alivio. ¿Será que cuando se desentierran las guacas se sienten aliviadas? – le pregunté:

Se sienten libres, esto hay que decirles a ellos:... cuando uno siente el ruido así, si es bueno
decirles, vea ustedes no necesitan de esto porque ya usted pertenece a otro plano, usted
está sufriendo porque usted está guardando esto que ya no le sirve para nada, puede irse
de aquí a otro plano mejor, que usted no pertenece a este plano, en cambio usted me deja
lo que hay ahí, a mi si me sirve porque yo sí puedo hacer algo con ello, ayudarle a las
personas, y agradecerle a usted por lo que tiene enterrado aquí. (Comunicación personal,
13 de noviembre 2021)

Después le sigue recitando unas palabras y conversa con la guaca, les demuestra que
“ellos”, quienes dejaron eso guardado, ya no pertenecen a este plano:

Si quiere comprobar que usted pertenece a otro plano haga esto, cójase la nariz y estíresela,
y si la nariz se le estira, usted comprueba que usted no está en este plano, porque la mía
yo no puedo hacer eso vea… déjeme yo saco esto que a mi si me sirve, a usted no le sirve
para nada, porque está esclavo de eso y si le pusieron a guardar eso no lo haga…usted en
otro plano no tiene por qué mandarlo nadie, usted es libre, váyase. (Comunicación
personal, 13 de noviembre 2021)

Y así el guaquero puede trabajar, siente como si le agradecieran por lo que les dijo. Sobre
el hablarle a la guaca y pedirle permiso, él no fue el único que me explicó este secreto de
guaqueros. Don Noraldo también tiene el ritual de pedirles permiso, me comentaba que antes de
vaciar una guaca:

78 | P á g i n a
Tengo la costumbre cuando llego al patio… yo le pido permiso así…yo llego le saludo,
buenos días, buenas tardes, me identifico soy Noraldo Burbano, con el permiso de ustedes
vengo, si tienen algo para mí, pues si me dan bien, sino pues también. (Comunicación
personal, 13 de agosto 2021)

Él además les realiza un intercambio por las piezas a modo de ofrendas:

Si uno encuentra algo de valor, para uno hacer obras, porque ellos entregan algo a cambio,
uno les puede hacer ofrendas, a ellos les gusta que uno les lleve chicha de maíz en un
matecito de mate o les pone aguardiente. (Comunicación personal, 13 de agosto 2021)

Esto lo hace cuando llega por primera vez a un “patio” y de ahí puede seguir guaqueando,
y eso le da resultado. Esta es una costumbre de pocos, por eso don Horacio me expresa que no
todo guaquero lo hace, pero si las personas que son “correctas”, pues piden permiso y van en pro
también de un conocimiento. Cabe señalar que ambos guaqueros, después de contarme sus
rituales para guaquear, me decían que a lo mejor sus antepasados eran los “Calima” y por eso los
dejaban trabajar las guacas, razón también de su fuerte vínculo con el pasado de la región.

Cuando don Horacio me señaló que lo que quería con la investigación era lo que necesitaba
para buscar guacas, demostrándome así que me tenía confianza, me hizo comprender qué para
guaquear hay que ir libre de pensamientos ambiciosos, vaciar la mente para vaciar la guaca.

Aunque ese día no concretamos nada, en mi siguiente ida a Calima empezamos la


conversación fijando una fecha para ir a guaquear. Don Horacio, sentado en una banca en la plaza,
tan pronto me vio me dice: “cuándo va a venir y se va a demorar siquiera un año ola, es que ese
es el problema mija, ¿mañana vamos o qué?”
(Comunicación personal, 7 de diciembre
2021). Acordamos que iríamos a guaquear el 20
de diciembre ya que él había hablado con un
vecino en la vereda San José que nos podía dar el
permiso. En la conversación también surgió si
nos encontrábamos algo:

Ilustración 51: Don Horacio frente al atrio de la Yo lo que si le digo mija es una cosa, que habría
iglesia de Calima. (7 de diciembre 2021)
que de pronto conversar con el dueño y decirle
esto, si yo cateo un hueco que este bajito lo podemos abrir, si algo tiene no me interesa
para nada, la parte mía se la doy a usted con mucho gusto para que usted pruebe de que si
creo. (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021)

79 | P á g i n a
Él quería que yo viera así que es lo que es realmente la guaquería, aunque yo le decía, por
miedo a encontrarme algo de oro o no ser capaz de vaciar mi mente, que prefería que no nos
encontráramos nada. De esta manera, me dijo camine vamos a guaquear, no sin antes contarme
la historia de una guaquería que tuvo con una amiga en vísperas de navidad y lo contento que lo
había pasado por encontrar 13 narigueras de oro.

Buscando Guacas en Calima

Luego de concretar nuestra ida a buscar guacas, me quedé pensando los días siguientes en
lo que necesitaba para ir a guaquear. Don Horacio me había dicho que llevara ropa que pudiera
embarrar, alguna comida para el camino y que él se encargaba de llevar las herramientas. Otro
punto importante, fue que tomé la decisión de invitar a mi pareja a que me acompañara, dado
que, aunque ya le tenía confianza a don Horacio, no conocía el lugar donde íbamos a guaquear y
ante todo pensé en mi seguridad.

Llegamos a Darién a las 8:20. El parque de los fundadores estaba concurrido, se escuchaba
como ruido de fondo la música alegre de diciembre. Vi a lo lejos a Don Horacio, estaba sentado al
frente de la iglesia esperando, llevaba su sombrero, una camisa azul, chaqueta y botas pantaneras,
porque el día comenzaba a estar lluvioso, también traía una tula pesada y la vara de sondeo de un
metro de largo. Nos saludamos y no puso problema por estar acompañada.

Se paró, tomó la sonda y nosotros la tula, que llevaba adentro el detector y el cabo de la
mediacaña, no obstante, consigo no cargaba el palo de mediacaña así que no llamábamos la
atención de ser guaqueros. Nos dirigimos a los moto ratones que se hacen en la vía y preguntamos
cuanto costaba ir a la vereda San José, en vista del precio, don Horacio prefirió que nos fuéramos
caminando.

Así comenzamos nuestra marcha,


subimos por la calle principal de Darién al
costado izquierdo de la iglesia. En el
camino se encontró con una prima, que
nos preguntó si éramos sus sobrinos. Don
Horacio tiene una extensa familia con
cerca de 78 sobrinos, así que no fue tan
Ilustración 52: Caminando con Don Horacio.
extraña la pregunta: “Lo que pasa es que
yo me encuentro con gente y nos agarramos a conversar y resulta que somos parientes…hasta
nosotros podemos ser primos” – añadió mientras seguíamos caminando.

80 | P á g i n a
Nos fuimos despacio, en el camino saludó a varia gente, quienes lo conocen saben que un
día lo pueden ver y luego desaparece como el duende y se pierde en el monte por meses, aunque
ya no es tanto así, pues con tantas andanzas y por la edad le cuesta caminar.

Mientras subíamos, por la carretera que dejaba de ser pavimento hasta convertirse en
trocha, le preguntaba por cosas, ¿quiénes vivían por ahí?, ¿para qué sirve la sonda?, aunque
muchas otras preguntas que tenía pensadas con anterioridad se me olvidaron, iba con la mente
vacía y con la expectativa de poder llenarla, le decía que la memoria ahora se olvida muy rápido,
él me comentaba que estaba cada vez más perdida y que él ya ni los nombres los recordaba.

Hicimos un alto en el camino, porque le


dolían las caderas y ya voluntariamente no hacía esas
caminatas si no era necesario, cuando retomamos de
nuevo, comenzó a picar con la sonda las paredes de
tierra de la vía y a decir “aquí hay guacas” porque se
ven los cambios en el color de la tierra, “Vea, aquí
hay más” se distinguen también porque son
Ilustración 53: Picando la tierra para ver si
hundidos. Si no fuera por su mirada y la atención que hay bóvedas.
le presta al terreno mientras estamos hablando, no me hubiera percatado que en el camino había
posibles entradas de guacas. Pensé en cuántos caminos pasamos por nuestra cotidianidad que
guardan cosas ocultas como las guacas, y solo pocas personas son las que tienen los ojos y gusto
por develar los detalles de nuestro entorno.

Continuamos caminando, de repente para una camioneta de carga, que nos permite
subirnos hasta la vereda San José. “Hágale, hágale yo los llevo” nos dice y arranca con don
Horacio al frente y nosotros dos atrás, colgados de las tablas del carro.

A los 5 minutos ya nos encontrábamos en la


vereda, arrimamos primero a la finca donde lo
había visto por primera vez, para recoger el palo de
la mediacaña, que estaba hecho de chonta, ahí otra
prima de don Horacio, nos dio un paquete de frutas
“para el camino”.
Ilustración 54: Camino a la vereda San José.
Nos dirigimos a una finca cercana donde
don Horacio había hablado para sacar permiso. Buenos días - dijimos al tiempo. Salió el
encargado de cuidar la finca, muy amablemente nos escuchó, ya que el “patrón” no se encontraba:

81 | P á g i n a
Es que yo había conversado con el patrón para que nos diera permiso, para hacer unos
cateos, unos ensayos aquí y me dijo que sí, pero hace como más de un mes, entonces venía
a eso, venía a hacer unos sondeos. (Comunicación personal, 20 de diciembre 2021)

Le pedimos que si podía confirmar el permiso con el dueño de la finca. El encargado lo


llamó para avisar y al momento nos hacía gestos de que no iba a hacer posible. “No, dijo que no,
menos mal le avisamos” nos aclara el señor.

Don Horacio estaba un poco molesto por lo sucedido, “Me dio su palabra el señor…Si por
eso vine a avisarle… cuando una persona es así no me gusta, yo soy correcto”- dijo expresando
su descontento y luego agradecimos por el tiempo. “Si es mejor así al derecho”, nos responde el
encargado de la finca quien tenía curiosidad del cateo que íbamos a realizar.

Por suerte el guaquero tenía ese día un plan B, iríamos a una finca cercana de un conocido
a pedir permiso para guaquear cerca de un potrero con unos guaduales. Nos pusimos en marcha,
mientras el encargado nos acompañaba preguntándole a don Horacio si había guaqueado por ahí:
“Por allá tiene que haber, lástima que no dejase, uno haciéndose así con un palo y saca los bordes
como unas joyas y todo eso… yo cuando recién llegue eso había cantidad de huecos ¿quién
toriaba eso?”- Nos comentaba haciendo referencia a que esos huecos se “torean” y no cualquiera
sabe manejarlos, y si no se cogen bien, son peligrosos.

Don Horacio le rectifica que: “Yo no venía abrir una guaca, yo venía a sacar muestras,
un cateo por ahí, el hueco para sacar la tierra y enseñarle a ella, pero pues, vea no solamente
allá, en este borde también debe haber”. Le pregunté cuando llegamos a la carretera, que en
dónde hay mayor concentración de guacas. A lo que me enseña que es en la orilla de los afluentes
donde hay más posibilidades de encontrarlas.

Continuamos caminando, pasando por


varios riachuelos, hasta que don Horacio me
llamó la atención de que, en una loma, en medio
de dos postes, hay un “arreglado” una parte del
terreno que fue modificado, y que ahí se había
sacado su primera guaquería. Pude distinguirlo
por el cambio de color, era una parte más oscura
y con poco pasto, aunque no nos acercamos
Ilustración 55: Lugar de su primera guaquería.
porque hace parte de una propiedad privada.

82 | P á g i n a
Seguimos camino arriba, escuchando
el sonido del agua, pájaros, gallos y vacas que
pasábamos caminando. De vez en cuando don
Horacio paraba a revisar el suelo “Está como
raro, mire el color de la una y la otra, y mire
que tiene pared y aquí también como un
cuadro, puede que no sea nada, pero a veces
si”- Me indicaba mientras golpeaba con la
Ilustración 56: Cateando Guacas en el Camino. sonda la dureza de las rocas rojas y arcillosas.

Al poco tiempo, llegamos a la finca de los conocidos de don Horacio que desciende por una
loma, para pedirles el permiso para ingresar a unos potreros a catear. Tuvimos que abrir una
pequeña entrada y don Horacio con humor dice: “Es que la gente tiene cualquier cantidad de
cosas metidas en la cabeza que no me explico por qué, pero bueno este mundo está lleno de todas
las costumbres.” – Haciendo referencia a todos los seguros y barreras que se ponen en las fincas
para no permitir el paso.

Arrimamos así a la finca con muchas


flores, el sol estaba comenzando a brillar con
intensidad y había dejado atrás las nubes
cargadas de lluvia. “¿Buenas?” - preguntamos
varias veces, hasta que salió un muchacho.
Don Horacio preguntó por su amigo, pero no
se encontraba, y en vista de las circunstancias
le pidió permiso a el muchacho:
Ilustración 57: Ir a pedir permiso para guaquear.

Era que yo venía, si me daba permiso, a enseñarle a la niña unos cateos, unas muestras
cómo es que se aprende a trabajar, para ella…. nosotros no vamos a buscar guacas, sino
que directamente ella quiere conocer cómo y por qué se conoce el suelo trabajado…No más
sacar la muestra con la mediacaña, para uno mostrarle como se conoce la
tierra. (Comunicación personal, 20 de diciembre 2021)

Don Horacio con esas palabras manifestó lo que busqué con mi tesis, lo que tanto mis
docentes me han enseñado y el gran valor que aporta la antropología colombiana, aprender a
trabajar con la gente y conocer a partir de embarrarnos las manos. Esto implica untarnos de ese
trabajo material que diariamente poblaciones campesinas, indígenas, afros y de distintos oficios,

83 | P á g i n a
como en este caso la guaquería, hacen, aprendiendo con el cuerpo y abriendo las mentes para
recibir ese conocimiento.

El muchacho no le vio a esto ningún


problema “hágale, bien pueda” nos dijo. El
guaquero así comenzó a observar el terreno,
estábamos justo encima de un montón de
piedras y a lo lejos se veía unos guaduales con
un potrero. Nos indicó que fuéramos a ese
lugar, “es que esa tierra de allá se deja trabajar
sin culpa, en cambio por acá mire ese
pedrero”. La tierra, como las guacas, también Ilustración 58: Vestigios de un río.

tiene voluntad, hay una tierra dura que prefiere quedarse firme donde está y otra más suave y
manejable, cultivable y por tanto trabajable para la guaquería.

Empecé a observar el paisaje y le dije a don Horacio que me parecía que donde estábamos
parados existía un río. Él todo un maestro, me enseña: “Exactamente, que bajaba por ese cañón,
eso es lo que tiene uno que ir analizando, ... para uno poder decir esto es así o fue así hace
millones de años o no ha sido así.” Como me lo indicaba, en ese terreno había guaquería porque
los pueblos prehispánicos de la región enterraban a la orilla de los ríos y cercano a piedras. Estaba
aprendiendo a leer el paisaje y comprender cómo se ven los cauces secos de ríos milenarios.

De ahí caminamos entre las rocas y


cruzamos un charco y alambrado hasta llegar
al potrero donde íbamos a comenzar la
práctica de catear guacas, acá se nos sumó
una compañía canina que nos acompañó
fielmente durante todo el día en San José. El
terreno para catear era verde y espacialmente
estaba organizado de tal manera que hacia el
norte tenía el río de piedras; hacia el
Ilustración 59: El lugar de la guaquería. Por Leonardo
Delgado suroriente estaban los guaduales y detrás de
estos el lago Calima; hacia el occidente estaban las montañas que componen al páramo del
Duende; y desde el sur veníamos, después de más de una hora logramos estar en el lugar de la

84 | P á g i n a
guaquería. Cansada pero contenta de la disposición de don Horacio a enseñarme, comenzamos a
observar detenidamente el paisaje:

Analicemos lo que hay, mire los pedreros…Este terreno mire que de aquí para abajo tiene
un desnivel ¿cierto? pero mire que aquí se
va hasta allá vea, hasta ese montículo.
Mire que ese terreno tiene plano hasta
allá. Bueno eso es lo que usted tiene que
aprender a analizar, saber por qué ese
terreno supuestamente es arreglado, y si
no es arreglado es aprovechado por el
indio, y supuestamente no estaba muy
retirado el agua, entonces eso es lo que
Ilustración 60: Analizando el terreno. Por L. Delgado
tenemos que ir aprendiendo.

Bajamos los morrales y de la tula sacamos el cabo de la mediacaña. Ahora sí comenzaba el


trabajo, recordé lo que decía el guaquero Eliecer Muñoz: “Ya sabe uno maso menos donde puede
haber, pero de ahí a conocerla es otra cosa y a trabajarla es otra cosa, porque cogerla es una,
pero trabajarla es otra” (Comunicación personal, 13 de agosto 2021). La guaquería es pues un
proceso de varios aprendizajes: se necesita de mucha observación y experiencia para poder
cogerla (identificarla) pero también se requiere de fuerza y trabajo con la tierra para poder
trabajarla. Ahora después de conocer todo el tema investigando iba a aprender con mi cuerpo a
catear la tierra, para saber leerla y encontrar las guacas.

Lo primero era armar bien la mediacaña, se ajusta al palo de chonta a presión y si se puede
se atornilla para que esté más firme. Don Horacio, después de esto se dirige a una parte hundida
del terreno que posiblemente era una guaca
barrida o trabajada.

Hunde repetidas veces de forma recta la


mediacaña, “clack clack” suena al chocar con las
piedras, dentro de la tierra. La levanta y saca, de
forma ascendente, la primera carga que queda
sujeta al cabo.

Ilustración 61: Armando la Mediacaña.

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“Usted ve esto es una piedrita cierto, este es
el bajadero del agua que va corriendo y va
enmugrando la piedra.”- Comenta analizando el por
qué sale tanta piedrita. Vuelve a picar y revisa “no
hay nada, es un solo color” me doy cuenta de que la
tierra es super lisa y barrosa. “No es una tierra
especial no tiene nada, sana completamente.” La
tierra sana es la que se ha mantenido quieta, no ha
sido movida y no la han tocado. Ilustración 62: Revisando la Carga.

Nos movemos de lugar y don Horacio catea. Al entrar la mediacaña a veces suena seco,
otras veces vibra, porque toca algo duro. Me percato que para eso hay que tener también buen
oído. En esas me pasa la mediacaña para aprender cómo es que se hace:

Bueno siga usted haciendo el hueco, no me vaya a recostar la pared contra esta, sino a
plomito, porque si usted la saca revuelta con la de las paredes ya de abajo esta revuelta,
tiene que sacarla perfecta limpia y hágale así a la mediacaña y de ahí si sale.

Al recibir la herramienta con el cabo, resultó más pesada de lo que esperaba. Viendo al
guaquero se ve fácil clavarla en la tierra y sacarla. Cuando lo intenté se me dificultaba, la metía
con un brazo y para subirla se me atoraba, luego cuando salía se me botaba toda la tierra. “¿Así?”
– le decía mientras lograba sacar unos terroncitos de tierra. “No, no, tiene que mirarla, eso no es
para botarla ahí.” Agarré entonces la carga que salía y desmenuzaba. “Aquí hay dos colores”-
analizaba. “No eso es pasto”, me decía, señalándome que hay que observarla es en el cabo.

Intrigada le pregunto “¿Cómo hace para coger tanta tierra don Horacio?” A lo que me
respondió “hay que darle duro, mire, a dos manos. si no la mira ahí la mira aquí, pero tiene que
aprender a despegarla, y a trabajarle bien en
forma” - Luego procedía a demostrarme con una
gran agilidad. Yo veía colores raros en la tierra que
sacaba, más eran solo piedras. Cuando hay riego
de guaca es cuando la tierra tiene dos o más
colores distintos. “No aquí no hay nada”-
concluye y vuelve y tapa el hueco de unos 15 cm de
profundidad que habíamos hecho. “Hay que
Ilustración 63: Lugar sin Guacas. tapar. Es un chambón el que no haga eso.”

86 | P á g i n a
Nos desplazamos 20 metros más cerca al guadual, a ver si ahí contábamos con suerte.
En ese mismo potrero años antes, don Horacio se había sacado una ollita de barro, y otros
guaqueros se encontraron unas canoas de madera a 8 metros de profundidad, lo que nos indicaba
que estábamos caminando sobre guacas vaciadas y otras sin encontrar. Las canoas también eran
una evidencia para afirmar que por ahí pasaba el cauce de un río grande.

Cerca a los guaduales la tierra estaba


húmeda y se dificultaba para trabajar. Don
Horacio hizo un primer cateo y salieron muestras
de carbón y una tierra que parecía arcilla. Con cada
golpe se podía sentir las vibraciones del suelo. Con
la tierra mojada se hacía difícil el trabajo hasta
para él, debíamos de tener paciencia, porque la
guaquería no es un trabajo fácil. Me tocaba mi Ilustración 64: Don Horacio enseñándome a catear.
Por L. Delgado
turno de volver a intentar el cateo, cuando al
ponerlo en el suelo se suelta el cabo de la mediacaña. Él me explicaba que:

Todas las herramientas tienen un lado para uno trabajarla, sabe por qué, esta debe tener
esta curvatura, le voy a enseñar, que hasta esto usted tiene que aprender, si la tiene así le
cierra el cateo, por más que usted bregue se va angostando y ya a lo último se supone que
no puede trabajarla, pero si la mediacaña está bien encabada, sí.

Es así como también se aprende de las herramientas


y objetos, pues cada cosa tiene su maña y forma para
trabajarla. Hay veces que hay guacas que se ven y de una se
cogen “Si, que uno llega y taque le pegó, me ha pasado
muchas veces.” Aunque hay otras que se puede demorar una
a dos semanas buscándolas. En esta parte del terreno el
sonido que hacía la mediacaña era más hueco, otra vez picaba
con fuerza la tierra sacaba la carga y la agarraba con la mano.
No me imaginaba cuántos huecos había hecho en su vida.

Esta tierra que salía del cateo comenzaba a tener más


Ilustración 65: Cateando.
colores, había partes blancas y de tierra amarilla. “¿Qué
puede ser eso blanco?”- pregunté. “Eso es lo que hay que buscar, esto es un bajadero de cucarrón”
– me decía. Pensé también en que las personas que hacían esto debían ser buenas en las labores

87 | P á g i n a
del cultivo y el campo. Don Horacio por ejemplo trabajó por mucho tiempo en cultivos de café,
yuca, plátano, maíz entre otros. De ahí que conoce muy bien la tierra y tiene gran habilidad para
enseñarme sobre ella.

Comenzó a explicarme mejor como es una


tierra trabajada, me pasó así, un trozo del suelo sin
desboronar y me preguntó cómo la sentía.
“Grumosa”- le respondí. Luego me dio una bola de
tierra que había estado moldeando y me pidió
apretarla. Estaba menos húmeda y más dura. “Tiene
una solidez muy diferente”- me enseñaba. Las dos
tierras eran de una textura distinta y eso lo sabe el
Ilustración 66: Tierra trabajada. Por L. Delgado
guaquero a través de sus años de experiencia.
Después me mostró una piedra que extrajo del cateo “¿Qué le parece esta piedra?”- A mí me
parecía como una papa, era diferente a las demás. “Esta piedra es una piedra rodada y esto es
trabajo del agua, todo eso es una piedra que ha estado por muchos años, por ese lado ha corrido
el agua”.

A estas alturas ya empezaba a comprender la importancia de diferenciar y comparar las


tierras. Todas tienen diferentes formas texturas y colores, tienen una razón del por qué son así y
eso solo lo aprendí con conocer un terreno pequeño, cómo será don Horacio que ha recorrido a
pie y haciendo guaquería la cordillera occidental desde Río Bravo hasta cerca del cerro del Torrá,
y ha comparado esos suelos con los de sus expediciones a la cordillera central. Él me dijo una clave
para aprender y es viviendo profundamente cada experiencia teniendo activa la mente y el cuerpo
para incorporar en la memoria ese conocimiento.

Pues bien, ese quinto hueco que abrimos no era lo que buscábamos tampoco, así que lo
sellamos. “Lo que pasa es que estoy es buscando un trabajadero de los indios, una tierra que esté
cerca de la guaca” – manifestaba don Horacio su intención, así que cambiamos de técnica, nos
pidió que sacáramos el detector de metales.

El detector de metal se usa para buscar oro en la superficie o ya adentro en el piso de la


guaca, en el que suele ser más preciso. De la tula fuimos sacando las partes: un tablero con la aguja
y el mango para sujetarlo; los tubos para hacerlo recto, y el círculo que detecta. Nos tardamos un
buen tiempo armándolo, tenía unas pilas cuadradas que no funcionaban bien y necesitaba de
ajustar varios tornillos. “Aquí perdemos medio día y nos coge la menguante” – dichos que

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mencionaba por lo demorado del proceso. “Pi... pi…pi” suena por fin el detector, don Horacio le
pidió a mi pareja que fuera buscando por donde más sonaba, manteniendo el aparato al ras del
suelo, mientras tanto nosotros hacíamos otro cateo que resultó también infructuoso.

“Piii…piiii” sonaba el detector con frecuencia y donde se escuchaba abrimos el séptimo


hueco. Sobre la técnica del detector, el guaquero contaba:

Cuando lleve un detector a una guaquería, tiene que caer en cuenta de esto que usted ahí
en el piso pone el detector, busca, sí le pita y pasa de ahí y ya no le pita, entonces tiene que
coger el puñado de tierra y ponérselo al detector, sí ese no, entonces lo bota y así de a
puñaditos. Hay veces que son cositas pequeñitas entonces usted no las ve porque están en
la tierra.

Al mismo tiempo que lo escuchaba, sin darme cuenta, una colonia de hormigas se subía
por mis piernas, no solo estábamos abriendo guacas sino el hábitat de muchas especies como
cucarrones y lombrices que dejaban sus huellas en la tierra y con buenos ojos se podían ver.

El detector comenzó a sonar con mucha


intensidad sobre un montículo. “Que raro eso que
está marcando es oro” – decía confundido, porque
la aguja del detector estaba justo en el medio donde
señalaba el oro. “Eso está marcando mal… sin
embargo, páselo un momentico, tírese un cateo
allí, no hay sea que hayan botado un collar de oro,
es muy posible”.
Ilustración 67: Probando el detector de Metal.

Comencé a hacerle mientras don Horacio me observaba y corregía: “no, no se agache es


desde arriba el movimiento es aquí los brazos, no aquí, usted tiene que aprender a dominar los
brazos, manejar con los brazos, no es con el cuerpo sino con los brazos.” Por el contrario, aunque
entendía, flexionaba mis piernas como una sentadilla cada vez que metía la mediacaña en la tierra.

El detector, por su parte, seguía marcando descontrolado y luego volvíamos a pasarlo


sobre el hueco que había hecho y ya no sonaba. “Para mí que está funcionando mal, vamos a
tener que volver aquí con pilas nuevas… parece como que hubieran dejado algo ahí, pero
tampoco es una guaca barrida, lo berraco es eso”. Dejamos, de esta manera, de utilizar el
detector, sin saber si estaba dañado o si el oro se nos había corrido, porque este se dice que tiene
vida y así como las guacas cuando no es para la persona se desaparece o se mueve de lugar.

89 | P á g i n a
Continué cateando, don Horacio se sentía muy cansado, me miraba y me decía que eran
solo los brazos los que debían aprender. Sentía que para ese ejercicio se necesitaba también
espalda y aprender a estar largas jornadas de pie. La tierra crujía y pude hacer un hueco de una
vara, aunque de él solo salían piedras.

¿Cómo vamos? - Me pregunta luego de reposar un rato del trabajo. “Ahí vamos” – dije. El
maestro guaquero revisó el hueco y dijo: “No, ahí no vamos para ninguna parte” viendo que no
salía riego de guaca. Me puso también el ejemplo de una tierra que sale cuando guaquean y se
llama molleja porque es tiesa y se parece a la de una gallina. Esto indica que hay guacas cerca o
esa es la guaca. Lastimosamente el hueco que abrí también estaba sano así que lo tapamos.

Ya don Horacio no se podía aguantar parado en la misma posición, era una fortuna que
ese día me propusiera ir a buscar guacas pues se venía sintiendo mal de salud. Sin embargo, ese
día con sus 82 años caminaba con mucha vitalidad y seguía manejando muy bien su herramienta
de trabajo. De tal forma, hablamos de adentrarnos a los guaduales, porque en medio de ellos había
un claro con posibles guacas.

Ese es otra de las habilidades del guaquero,


aprender a andar en el monte y conocer sus peligros
y secretos. Nos pidió para entrar al guadual, su
peinilla que se encontraba en un estuche, con ella
fue cortando los palos y maleza, mientras nos iba
Ilustración 68: Entre la Guadua.
abriendo camino para seguir sus pasos, advirtiendo
constantemente de las espinas de las guaduas que se encontraban hasta en el suelo.

“La guadua es una cosa muy berraca…decía un amigo, por donde pasa este caratejo
hasta la tierra se queja” -Mencionaba por lo difícil que era cortarla. Las guaduas son muy
importantes en los ecosistemas para limpiar y retener el agua, pero al momento de trabajar la
tierra resultan ser una barrera resistente que no permite que se trabaje. Con cuidado de no
chuzarnos llegamos al claro y al intentar catear la mediacaña rebotaba con las raíces. Para
guaquear o abrir huecos entre ellas se necesitan de herramientas más pesadas como machetes,
hachas y palas. Al final decidimos devolvernos, no sin antes mostrarme el hundido de una guaca
vaciada:

De todas formas, ahí va orientándose un poco cómo es que es la cosa, cómo es que se
trabaja, cómo es que hay que agarrar la herramienta y cómo es que hay que hacer el cateo.

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Todo eso tiene su análisis, tiene que analizar cómo es que hay que trabajar, a mí nadie me
enseñó.

Salimos del guadual a reposar y comer el refrigerio que habíamos llevado, ya era más de
la 1 de la tarde y había sido mucho el esfuerzo que don Horacio hizo enseñándome a catear guacas,
así que nos sentamos en el pasto a hablar y reflexionar sobre la guaquería.

Me mostró desde ese punto el plan al pie de la falda de la montaña donde hizo su primera
guaquería, desde esa experiencia las guacas se le iban presentando, como si tuviera algo “raro”
que las atrajera. A lo largo de nuestras conversaciones me decía también “el oro me ha perseguido
a mí” Esto se vincula mucho con que don Horacio como me recalcaba, no es una persona codiciosa
y hace la guaquería para develar el conocimiento de los antiguos habitantes de estos territorios. 70
Así mismo desde una perspectiva técnica, su forma de trabajar las guacas era diferente a la de
algunos guaqueros, porque la mayoría guaqueaba en huecos hondos y se sacaban ollas y cántaros.
Mientras que él siempre trabajó con guacas cortas en las que sacaba figuras detalladas en forma
de viviendas y animales, como sapos, tigres, dantas, chuchas, entre otras.

En ese tiempo cerca de los años 80s los guaqueros comenzaron a investigar por qué se
sacaba esas piezas tan bonitas, así se le fueron acercando a pedirle que les enseñara a trabajar su
guaquería. De ahí en adelante se hizo nombrado en el oficio por lo pulido que era. Adicional a
esto, me contaba que los meses preferidos para guaquear era la semana santa porque el viernes
santo alumbran las guacas y en el mes de noviembre:

La guaquería es muy buena trabajarla en noviembre, porque dicen que noviembre es el


mes de las ánimas y algo tenía de raro, porque, esa guaquería buena la he sacado en
noviembre. Esa ha sido la trayectoria de la guaquería que he hecho, por eso no me explico
por qué yo he tenido como una intuición de una guaquería para saber por dónde puede
estar.

En este punto, le toqué también el tema del patrimonio y la ilegalidad que supone hoy en
día la guaquería. Él nunca tuvo problemas con eso, puesto que por su trayectoria los dueños de la
finca le daban permiso y él les vendía a sus amigos coleccionistas en la misma región. Este tema
lo comparaba con el cultivo de la marihuana, en el que los campesinos hacen un trabajo de la
tierra y es quien los compra el responsable de su manejo. “Nosotros no estamos haciendo ningún

El siguiente capítulo trata sobre sus experiencias de vida tan particulares y las razones de por qué el guaquero “El
70

Duende” y sus historias son tan importantes para entender en mi tesis las guacas, la guaquería y la región Calima.

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daño conservando lo que los antepasados dejaron tratando de sacarlo para conservarlo bueno,
sin que lo dañen las máquinas de construcción.” Por eso resaltaba que le parecía importante la
arqueología en la zona, la cual no la percibe tan alejada o distinta de su guaquería, pues:

La arqueología está buscando conservar un patrimonio cultural de la humanidad de los


antepasados, no dañarlo sino sacarlos y conservarlos, no que vayan a meter unas máquinas
para hacer casas y dañando las piezas, es que así no es. Pero las piezas si se sacan, la
maquinaria no las daña, quedan guardadas y están dentro del territorio que perteneció a
los indios Calima. Sí usted las saca para otra parte, en otra parte se las pueden decomisar,
pero aquí dentro del municipio Calima lo que es el trabajo de los Calimas, puede usted
tenerlas con toda seguridad.71

Finalmente reflexionamos sobre la importancia de analizar el paisaje y leer la tierra, pues


ahí se encuentra la sabiduría del mundo y las huellas del pasado:
El hombre ahora avanza en muchas cosas, pero en otras está muy crudo, porque la única
que sabe las cosas es esta madre tierra, es la única que tiene todos los conocimientos
minuciosamente. El hombre es el que tiene que sacarle las verdades, estudiarla, analizarla,
para aprender lo que nosotros no sabemos, pero ella lo tiene minuciosamente todo,
entonces nosotros somos los que tenemos que defendernos, ir estudiándola…ahí está la
historia, nosotros tenemos que descubrirla, mientras no estemos muy lejos.
(Comunicación personal, 20 de diciembre 2021)

La tierra tiene capas que al mezclarse son como un palimpsesto, como lo comprendí en el
primer capítulo, en el que las guacas en la región son como huellas que se pueden leer. La tierra
así guarda cosas de distintas épocas, pero también sujetan firmemente nuestras vidas y las de
quienes nos preceden. En ese momento, dialogando con él, estábamos construyendo también
conocimiento, hablamos de que las poblaciones Calimas eran muy sabias y se pensaban la
materialidad desde una epistemología diferente. El concepto de “Herencia” o “Patrimonio” no
existía tal y como lo conocemos hoy en día, ellos a los hijos y sus generaciones les dejaban el
conocimiento de hacer las piezas que construyeron en vida y con ellas mismas se iban, no se
heredaba lo material sino las técnicas y los saberes, como lo hicieron muchos padres guaqueros a
sus hijos en esta región.

71Cómo pude notar hay una cierta concepción de “soberanía patrimonial” en las personas de la región Calima, pues
conciben que si las piezas se llevan a otras partes del país es también una forma de perder y dañar el patrimonio.

92 | P á g i n a
De modo contrario, como lo fui investigando, hay quienes se quedan amarrados de la
materialidad hasta en la muerte, dependiendo de la intención con la que enterraron los objetos.
Don Horacio me mencionaba mucho sobre todas las riquezas en oro y piedras preciosas que se
han llevado de estas tierras instituciones como la iglesia y los gobiernos, y se aferran a ellas, no
las sueltan, sino que se las guardan en otro lugar y nada de eso al más allá se llevan. Es por
intenciones como estas que alrededor de las guacas circulan fenómenos que resultan difíciles de
comprender, pero como lo ha hecho don Horacio, leyendo y aprendiendo a andar en la “madre
tierra” se puede develar muchos de sus misterios y de quienes nos precedieron. Sentados ahí
finalmente hablamos de sus andanzas por el páramo que lleva su apodo “El Duende” y cómo añora
caminar mejor para seguir investigando.

Ilustración 69: El “Duende” Maestro Guaquero.

Terminamos el tiempo de reflexionar y llegó el momento de bajar al pueblo, la práctica y


la enseñanza de la guaquería había terminado. Recogimos las cosas y subimos por el potrero a
buscar la carretera. Atravesamos una cerca eléctrica con cuidado y un riachuelo hasta que
llegamos a un árbol de mandarinas donde don Horacio paró para un descanso y para coger la fruta
con la mediacaña. Después llegamos a una finca donde pedimos permiso para cruzar, nos tocó
pasar arrastrándonos por una parte lodosa donde terminamos todos embarrados.

Por fin logramos llegar a la carretera cuando justo en ese momento, tuvimos la suerte de
que estaba pasando la camioneta del mismo señor que nos había subido. Con amabilidad nos dejó
montarnos nuevamente, aunque esta vez don Horacio se subió colgado en la parte de atrás del
camión con una fuerza que no me explico de dónde la sacó. Tras más de medio día buscando
guacas llegamos a Darién. Nos bajamos del carro y nos fuimos caminando hasta la plaza, pero nos
percatamos que la gente, miraba con curiosidad la mediacaña, así que la desmontamos. Puesto

93 | P á g i n a
que estábamos encartados con ella, pasamos por donde una amiga de don Horacio para que le
cuidara las herramientas.

Después de todo, le dije al maestro


“camine vamos a comer” para culminar el día
de mi primer intento de guaquería. Hacia las
seis de la tarde ya nos tocaba partir de Calima,
embarrados, agotados pero contentos nos
despedimos de don Horacio agradeciéndole
Ilustración 70: Camino de Regreso a Darién.
sus enseñanzas y el tiempo dado para vivir
esta anécdota tan especial cateando guacas en San José. Por fortuna, él siguió enseñándome sobre
guaquería y su vida en una serie de entrevistas y cada que voy a Darién sé dónde encontrar al
“Duende” para aprender cada vez más de él.
Un Guaquero Correcto

Antes de abordar la vida y los relatos del Duende, me parece importante detenerme en lo
que significa ser un guaquero correcto pues a lo largo de este capítulo ha aparecido este término
para dividir a los guaqueros que practican la guaquería desde un saber tradicional y otros que lo
hacen solo por la ambición del oro. Si bien en muchos casos estos dos se pueden entremezclar,
gracias a las enseñanzas de don Horacio pude lograr comprender, en esta región, como actúa un
guaquero correcto teniendo en cuenta que esta noción parte de ellos mismos y las reglas que se
han construido socialmente para hacer bien el trabajo de la guaquería.

Recogiendo lo aprendido a lo largo de este capítulo y el anterior, los guaqueros


tradicionales son personas que han trabajado en labores de campo desde muy jóvenes, sus padres
les enseñaron el trabajo y la fuerza de voltear la tierra para cultivar, cosechar y encontrar las
guacas que se ocultan. Estas personas por sus trabajos jornaleando y disposición de develar los
misterios de la tierra han tenido múltiples andanzas por el país, aprendiendo a caminar en el
monte y respetándolo como un lugar sagrado y peligroso, así como las guacas.

El guaquero correcto es aquel que hace la guaquería por un saber, porque es su trabajo, y
no lo hace por la codicia de lo material. Don Horacio me habló del guaquero ventajoso, aquel que
se aprovecha de los demás y solo va por la ambición del dinero, cambiarlo es muy difícil pero como
me indicaba se les puede decir:

Pues de pronto disciplinarlo diciéndole qué se debe hacer cómo lo debe trabajar, que uno
debe ser correcto con los demás compañeros, que aprender a trabajar la guaquería por

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investigación, no por ambición de conseguir dinero porque uno trabaja por adquirir
conocimiento y encuentra lo que hay ahí cuando trabaja como con ambición de que se va
a llenar, no siente, se le pierde la guaquería, más que todo el oro. (Comunicación personal,
10 de octubre 2022)

Esta clave que conocen los guaqueros más expertos hace que encuentren e identifiquen las
guacas con gran destreza detallando el paisaje, observando minuciosamente el entorno. Son
investigadores empíricos al leer el mundo, analizar la tierra y aprender de los objetos. Desde mi
experiencia comprendí que cuando un guaquero correcto quiere ir a guaquear, siempre debe pedir
permiso al dueño de la finca y en ningún momento intentar invadir la propiedad privada, pues la
guaquería en esta región se ha constituido por medio de tratos y palabra. (Arango, 1974)

De igual manera, una vez establecido el terreno donde estarán las guacas, se les debe pedir
permiso a ellas y a quienes las dejaron enterradas. Hay que dialogar, hablarles y en algunos casos
hacerles ofrendas a modo de intercambio por las piezas que les provean.

Yo siempre que arrimaba a una parte casi que le pedía permiso, a conversar con ellas que
era lo que yo quería, que era lo que yo buscaba, yo quería aprender a buscar lo que ellos
habían hecho, que yo quería conocer esto, si entonces llegaba y buscaba. (H. Gutierrez,
comunicación personal, 10 de octubre 2022)

El guaquero experto sabe los tipos de guacas que existen y entiende que cada guaquería es
distinta, debe estar preparado para hacer bien cada paso para que la guaca no se derrumbe, lo
entierre y lo mate. Por ello saben que es también un trabajo de peligro que hay que apaciguar
agradeciendo a las guacas, conversándoles, comprendiendo sus formas y caprichos. Cuando
finalmente se termina la guaquería hay que tapar y pisar bien los huecos, dejar el lugar como se
encontró o mejor.

El guaquero que le gusta investigar y es fino les quita la tierra a los objetos encontrados,
los trata con cuidado y sabe a qué culturas y épocas pertenecieron, con eso puede medir su valor
en el mercado, este valor es también el valor de su trabajo, ellos aprecian de esta forma los objetos.
En una época fueron quienes donaron gran parte de las colecciones a los museos regionales y
vendieron a museos como el oro. En la actualidad preferirían que el gobierno les comprara como
lo hacía antes para que esas piezas arqueológicas no se fugaran de su región:

Todo lo he vendido, pero si el gobierno no compra aquí yo tengo que vender para afuera.
Nosotros no tenemos ayudas…yo fui al museo del oro muy lindo, una belleza y
yo decía hombre esto tan hermoso y el guaquero ser tan … me ponía yo a pensar el

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gobierno no ayudarnos en nada y esto lo tienen por los guaqueros. (E. Muñoz,
comunicación personal, 13 de agosto 2021)

Algunos ven también la alternativa del turismo como una opción:

Eso sería una mirada buena, uno decir hombre tengo estas cosas, entonces ellos vienen,
sería una gran cosa. Sería bueno que viniera una persona y colaborará con eso y se puede
uno, por ejemplo, decir, que tiene tantas piecitas, necesitamos que nos colabore o un
precio si algo, y todos ganan con eso. (I. Ortega, comunicación personal, 13 de agosto 2021)

A pesar de ello, aún hoy este sistema de la guaquería no funciona así, los objetos
arqueológicos Calima son fuente de deseo de coleccionistas nacionales y extranjeros quienes por
medio de intermediarios les compran a los guaqueros a precios muchos más bajos comparados
con el comercio ilegal de estas piezas que se mueve por el planeta. Sujeto a este sistema un
guaquero correcto, si obtiene ganancia, debe partir con el dueño de la finca y dividir el fruto de su
trabajo con quienes lo convidaron a guaquear.

Estas reglas que aprendí nos muestran que la guaquería, como un oficio y saber que
comenzó a principios del siglo XX, se inculca que hay que ser justo, ser buena persona,
despegándose de la codicia y lo material, para comprender el pasado, un mundo prehispánico en
sus territorios reflejado en forma de guacas. Esta manera de hacer guaquería de forma correcta
podría verse en riesgo, pues no hay relevos generacionales y los saberes que tienen estas personas
con las que hablé no se tienen en cuenta en los museos, en la práctica arqueológica y otros ámbitos
académicos o del estado, los cuales pueden ser de mucha ayuda para entender por otros caminos
nuestros paisajes arqueológicos

En este orden de ideas, los guaqueros con largas trayectorias no solo han adquirido el
conocimiento técnico que implica sacar los objetos de las guacas, a través de leer el paisaje y la
tierra de su región, sino que han aprendido un saber sensible que les permite ver y escuchar otras
realidades, relacionándose con el mundo vivo de las guacas y los seres que las resguardan y que
hacen de la guaquería un oficio complejo destinado a quienes logren adquirir esas técnicas y
sensibilidad. De esta manera, el siguiente capítulo busca profundizar en ese saber sensible por
medio de la vida de don Horacio que me llevó con sus historias a develar un mundo oculto, en
forma de Duende, al que se enfrentan los guaqueros y personas que tienen la curiosidad por
conocer el pasado y la región Calima.

96 | P á g i n a
Capítulo 3: El Duende y sus Guardados

3.1 Conociendo a El Duende Guaquero

Horacio Gutiérrez Ceballos es un hombre de palabra, un guaquero correcto. Darienita


nacido en febrero de 1939. Es de estatura baja, menudo, con unos profundos ojos azules grisáceos
que se pierden observando y analizando su alrededor. Sus manos son cortas, fuertes y con uñas
redondas; son su herramienta principal y están manchadas del frecuente contacto con la tierra.
Huele a veces a tabaco, tiene barba corta y bigote con canas, cejas rectas y abundantes que sabe
mover con mucha facilidad. Para ilustrar conversaciones hace muchos gestos, parpadea fuerte,
señala, mide y hace referencias con sus dedos y manos; es un excelente orador.

Don Horacio viste siempre con algún elemento de indumentaria paisa, producto de la
herencia antioqueña de su municipio. Pantalones anchos, paño con la bandera de Colombia a un
costado del hombro, peinilla a la cintura cuando va al monte, en vez del carriel utiliza un canguro
negro, y ¡que no falte el sombrero! pues ese sombrero le da visualmente la esencia por la que él se
autodenomina y le tienen de apodo “El Duende”.

Un memorista igual a él es muy difícil de hallar.


Cuando nos encontrábamos en la plaza central me
enganchaba con sus historias y momentos de su vida que
recuerda con una gran perfección. Me saludaba con
respeto y me tendía el paño para que no me fuera a
quemar con el asfalto. Ahí comienza a relatarme sus
andanzas, y lo mucho que le gustaría investigar y
analizar minuciosamente todo lo de este mundo antes de
irse al siguiente plano. Por eso, desea tener una vida
larga, dice que solo se necesita de buena salud y
sabiduría. Nunca le ha importado lo material, explica
que eso lo deja atado a este plano; ha tenido la
oportunidad de tener casa, carro y otros bienes
Ilustración 71: Horacio Gutierrez Ceballos.
Por la autora (10 de octubre 2022)
materiales, pero todos los ha rechazado porque:

“Eso es una cosa que ya me siembra ahí, y yo no puedo andar, yo nací para andar,
aventurriar, conocer por todas partes aquí, allí, más allá... Yo consigo eso y ahí quedo,
sentado ahí” (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021).

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Para él, una persona con sabiduría no necesita plata, solo salud para conocer todos los
secretos que aguardan en la vida y el monte. Esta curiosidad por develar los secretos y comprender
el mundo que lo rodea a través de la guaquería, viene también del interés y crianza de su familia.

Su padre era Horacio Flórez Ceballos, un noble ebanista y guaquero a quien le decían
“maestro”. De él heredó su nombre, pero por cosas de la época y enredos con la notaría tuvo que
ir a Cali a cambiarse el apellido a Gutiérrez Ceballos. Muy pocos recuerdos tiene de su papá, nunca
le aprendió nada, ni le vio abrir una guaca o llevar objetos a la casa, pero sospecha que el oficio de
la guaquería lo pudo heredar por sangre de él. Tristemente al “Maestro” lo mataron en los
devenires de la violencia, un mes después de la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, cuando tenía 9
años.

Por su parte, su madre se llamaba Ana Gutiérrez Ceballos. Cuando quedó viuda, a Horacio,
siendo el quinto de 12 hermanos, le tocó asumir una gran responsabilidad: era quien la
acompañaba de una finca a otra porque desde los cuatro o cinco siempre fue el que más andaba
de sus hermanos. Desde esa edad se convirtió ya en un hombre. Su madre le decía:

Usted no tiene que darle miedo de nada, usted es un hombre, porque a usted no le van a
hacer nada, ni nadie, ni nada. y así me levante, a mí no me da miedo, a veces que si sale
una cosa rara yo voy a ver qué cosa es. (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021)

Por esa enseñanza él le agradece mucho a su madre y no tuvo miedo cuando le pasó un
“cacharro” bien raro…

Resulta que un día, cuando tenía alrededor de 8 años, su abuelo lo había mandado a traer
unas cañas para darle de comer a los marranos. Su casa quedaba en el filo de un cañón y bajaba
hasta un riachuelo. De ahí salió a cumplir la orden de su abuelo y se paró en el borde de una
cuchilla a mirar el paisaje, cuando de pronto se desdobló.

“Parado ahí me desdoblé y comencé a verme yo ahí parado, viéndome ir allá, era yo
mismo, pero en dos personas, siendo lo mismo” (Comunicación personal, 7 de diciembre
2021).

En este punto, me contaba con asombro en su rostro, que empezó a analizar que se
encontraba en otro tiempo. Ya no existía el potrero sino unas calles y casas en piedra, “la memoria
ya no era la presente sino la pasada”. Con intriga de lo sucedido, se vio entrando a una posada u
hotel en el que se sentó en una mesa. Ahí lo atendió una mujer muy hermosa con un vestido azul
largo hasta los pies, quien le trajo sin decirle una palabra una buena comida. Cuando decide partir

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y pagar la comida de tan desconcertante lugar, la mujer le dijo que no debía nada, que todo eso
que veía le pertenecía… De repente el abuelo, enojado porque no atendía sus llamados, le zampa
un juetazo y lo devuelve al presente y esta realidad.

Desde ese entonces, eso nunca le volvió a ocurrir, pero es a partir de esta anécdota que se
empieza a interesar por investigar el pasado “a ver si yo encuentro algo mío, algo que, pues que
sea así como parecido al desdoblamiento” darle una explicación “lógica” a este suceso que fue el
inicio de un camino de experiencias que lo hacen cuestionarse por qué a él le suceden estas cosas
“raras”, pues con frecuencia me decía: “Es que a mí me han pasado cualquier cantidad de cosas
que usted no se imagina” (Comunicación personal, 12 de abril 2022).

Todas estas vivencias las fue cosechando desde muy joven trabajando en múltiples oficios
andando por los montes de Calima, pues, aunque tiene muy buena memoria y sabía desde
pequeño las tablas de multiplicar, prefirió caminar y trabajar en el monte en vez de estudiar.
Desde esa época era mucho lo que caminaba, le tocaba arriar el ganado de su familia e ir por los
mandados, que cargaba en la espalda, desde el cañón del Río Bravo, pasando por toda la cuchilla
de la cordillera, hasta llegar a la cabecera
municipal de Darién. Cuando fue creciendo,
con una hermana recogía café en las fincas
del municipio, también hacía trabajos de
carpintería y construcción. Después de eso,
cuando cumplió cerca de 15 años, aprendió
el oficio de fotograbador, hacía sellos y
grababa todo lo que le dijeran en plata, Ilustración 72: Un guaquero Darienita. Por la autora (19
de abril 2022)
cobre y bronce.

Para don Horacio “las personas nacen con un avance del conocimiento de lo que van a
hacer en la vida”, (Comunicación personal, 14 de julio 2021) algunas deciden estudiar una cosa y
terminan equivocándose de camino, para luego volver, mucho tiempo después, a dedicarse a lo
que siempre quisieron. Para él, su camino desde que nació fue la guaquería.

En este sentido, un día, ya habiendo dejado el oficio de fotograbador, hacia los años 70s,
se encontraba en la finca de un amigo, en la vereda San José 72, cargando unos carros para sacar
café. Cuando terminó su trabajo, le pidió permiso a su amigo dueño de la finca para catear y sacar
una guaca, a lo que este le pregunta que si también es guaquero:

72 Ocurrió en el terreno que me señaló cuando íbamos caminando para ir a buscar guacas (p.82)

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- “No que nadie nació aprendido, puedo aprender porque mi papá sí era guaquero” - le
responde Horacio.
- “Ya usted se va a enterrar como el viejito ese que abría huecos por allá y nunca sacaba
nada, un día de estos lo sale tapando una guaca” - le contesta incrédulo el dueño de la
finca.73

Haciendo caso omiso de los comentarios, cogió la herramienta y se fue para arriba a un
potrero, buscando por donde su mirada observadora le indicaba que debía haber una guaca. Vio
así que había una forma anormal en el terreno, una parte rayada, con líneas, y pensó que
probablemente ahí debió haber una vivienda muy antigua. Comenzó a catear con la mediacaña y
a analizar que la tierra que sacaba le daba de un color diferente que en otras partes; encontró así
el posible hueco de la guaca y la abrió. Y sí, efectivamente adentro había una alcarraza con forma
de danta, un canastero Calima y dos ollitas pequeñas. Enseguida limpió las piezas y las guardó,
quedando sorprendidos quienes lo observaban por su suerte y habilidad para ser la primera vez
que abría una guaca.

Luego de esto bajó al pueblo y se encontró con Guillermo Montoya, alcalde, amigo y fiel
comprador de los objetos que los guaqueros se encontraban en el municipio. Le ofreció las piezas
que había sacado, y el alcalde le contestó que de una iría a verlas. Al final, le gustó la calidad de
las piezas y le dio un cheque por 75 pesos, que en ese tiempo era mucha plata, por la labor del día.

Así empezó el oficio de la guaquería y la curiosidad por conocer quienes dejaron


enterrados esos objetos precolombinos. Le gustaba investigar qué hicieron, cómo lo hicieron,
cuáles herramientas utilizaron, por qué lo hicieron; tanta era su fascinación que le dio por
aprender cómo los Calimas hacían esas figuras, y logró hacer las piezas con gran precisión para
venderlas como réplicas a los visitantes de los museos.

Con todo lo aprendido, siendo más adulto, su espíritu de andar, conocer y guaquear lo
llevó a recorrer 11 departamentos. El primero que conoció fue Risaralda, allí en una finca grande
sacó una figura Quimbaya de un lorito y un dorsal, que se lo vendió a un cultivador por un millón
de pesos. De ahí se fue para Roldanillo, Valle del Cauca, a sacar una guaca; luego se fue para Cali
e hizo una casa. Tiempo después se encontró con un amigo que lo convida a guaquear en
Antioquia; en ese departamento pasó por Medellín, Santa Fe de Antioquia y Urrao, dónde
aprendió que la guaquería era un saber que tenía sus propias técnicas. De ese recorrido fue

73Estos diálogos que el lector encontrará en los siguientes capítulos no aparecerán citados, ya que son la construcción
de varias entrevistas donde don Horacio me repetía de manera similar, a modo de diálogos, sus vivencias.

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caminando hasta el Chocó a lavar oro y vivió unas anécdotas únicas atravesando toda la cuchilla
de la cordillera occidental que va desde el Chocó hasta Buenaventura, cruzando el Páramo del
Duende, sobre lo cual profundizaré más adelante.

Pasado un tiempo, se fue de Calima El Darién hasta el departamento del Huila, en el que
estuvo por Belén y por todo el dominio de la cacica Gaitana. Allá vio arder 13 guacas, que daban
una llamarada de alrededor de 20 metros de altura. También conoció el Tolima por Planadas y
quedó encantado con una cueva cerca de una carretera antigua, donde hay cualquier cantidad de
fósiles de caracoles y ostras, un lugar que le enseñó que en tiempos remotos hasta ahí había
llegado el mar. Finalmente, en sus andanzas llegó a Tumaco, y se sacó una canoa cerca del
Santuario de las Lajas en Nariño.

“Yo he andado tanto, ya uno no tiene memoria para grabar” (Comunicación personal 13
de noviembre 2021). – Terminaba diciendo al contar sus andanzas. Es muy difícil saber con
exactitud en qué fechas ocurrieron cada una de estas aventuras, porque, aunque Don Horacio es
un buen memorista, no le presta mucho cuidado al tiempo. Cuenta que dejó de guaquear hace 25
años, cerca de Ecuador cuando le decomisaron la canoa de las Lajas por no llevar papeles. En ese
momento, la prohibición de la guaquería no era tan fuerte y no era muy conocida.

Por todo lo anterior, como bien lo menciona, no podemos imaginarnos cuánto ha andado,
las historias y memorias que me compartió son un indicativo de cómo él, así como la gente que lo
acompañó, ha aprendido de la vida y del territorio guaqueando. Porque “es caminando como se
conoce”, frase que me repetía y me explicaba que:

Es caminando, es caminando, y todo se conoce cuando le pasa a uno, de resto no, pero
cuando a uno le pasa se le queda grabado en la mente, en la psiquis, lo que le pasó, lo
siente, en cambio el que no, no lo siente, pero el que le ha pasado y le ha sentido sabe cómo
es. Usted sabe que el agua moja, porque se ha mojado; todo es así minuciosamente todo.
(Comunicación personal, 13 de noviembre 2021)

Ahora bien, conociendo un poco su historia de andanzas y de memorista, vale la pena


entender por qué a Horacio Gutiérrez le tienen como apodo de guaquero “El Duende”, ya que
explica por qué se relaciona con el espíritu del duende y el páramo ubicado entre el Valle del Cauca
y el Chocó que tiene este mismo nombre.

Todo comenzó hace alrededor de 34 años en Calima el Darién, cerca al cementerio del
municipio. Se encontraban los guaqueros Alberto Montenegro, Gabriel Gómez, y Horacio

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Gutiérrez, cateando y barriendo cuarenta y pico de huecos. Solo en uno de una profundidad de 11
varas lograron sacar un pectoral como de 37 cm y 45 gramos.

En esas, llega un amigo de Tuluá, quien además era coleccionista de piezas, y lo invita a
hacer guaquería en el Alto de los Viejos en Trujillo-Valle. Se fueron Gabriel y Horacio, y Alberto
se quedó en Darién, no sin antes prometerse que lo que sacara cualquiera de los tres se lo dividían
en partes iguales.

En Trujillo no encontraron nada, y a los pocos días se devolvieron a la guaquería cerca del
cementerio. Horacio estaba convencido de que ahí cerca de un basurero había una guaca muy
buena, así que convocó a sus compadres y les dijo que iba por una máscara de oro que se
encontraba a sus pies. No era ningún presentimiento, sino que él sabía y estaba seguro de conocer
lo que había en el interior de la guaca como si fuera su destino. Al escucharlo los dos amigos se
rieron de él, y le preguntaron que qué se había fumado para andar diciendo esas cosas de manera
tan determinada.

Sin prestarles atención, comenzó a catear con su seguridad de siempre, y a coger rapidito
la entrada de la guaca, la barrieron y llegaron al piso como a las 2 de la tarde. Era un hueco como
de cuatro varas de profundidad. A las 3 de la tarde estaban cansados y decidieron dejarla para el
otro día. En esas Horacio sale de la guaca y se sube a un palo atravesado, que sirve para poner el
balde que usan para sacar la tierra, se paró en ese palo, cuando ¡Bum! Se desploma toda la pared
de la guaca.

-"¡Ay! don Horacio, donde usted no se salga la matada que le pega esa guaca" –
dicen aterrados de la suerte de que no lo hubiera tapado.

Al siguiente día comenzó a buscar la entrada de la guaca y a vaciarla. Ahí encontró una
alcarraza con forma de danta, un culebrero, un canastero de 47 cm; en total eran 7 piezas de barro.
Entonces en esas él les propone un negocio: esas piezas serían para ellos y la máscara de oro, que
estaba seguro de que estaba por ahí, era para él. No dijeron nada a su propuesta, convencidos de
que no iba a sacar nada. Muy diestro siguió trabajando y metió el cuchillo, cuando sintió que
cortaba un pedazo de lata delgada.

- Bueno, ¿renunciamos o qué? – les pregunta don Horacio seguro de que ya había
encontrado la máscara.
- Hágale, siga – Dijeron pensativos y dudosos.
- No fue que ya lo hice
- ¡Eh, Ave María!, usted sí parece, pélelo – Refiriéndose a que la desentierre

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- ¿Es o no es? – Desentierra una máscara de oro con abertura en los ojos y la boca cerrada.
- ¡Eh, parece que fuera el duende! como que sabe dónde está el oro.

Sacó así la máscara completa y se fue seguro también a sacar los pectorales que
complementaban el atuendo funerario, allí también se encontró con un collar de 15 “indiecitos
verdes” hechos en jade, en total fueron 500 gramos. Los sacó, limpió y terminó la guaca.

- En todo caso eso pasó así, ahí me gané el apodo de El Duende guaquero.
- ¿El Duende? – pregunté tras escuchar toda su historia, el primer día que lo conocí en una
finca en la vereda San José.
- Sí, parecía un duende, chiquito y es sabio – afirmaba riendo.

Su apodo de El Duende ha sido algo que él mismo y la gente que lo ha visto en Darién ha
construido, pues don Horacio luce arquetípicamente como un duende, imagen que conserva
usando su sombrero, fumando tabaco y narrando historias extraordinarias que van más allá de
este plano. Las personas también lo relacionan con este ser porque él se desaparecía del pueblo
por épocas y se embolataba por el páramo y el monte. Don Humberto sobre ello decía:

A don Horacio le dicen El Duende porque él iba a toda parte, porque él tiene algo, porque
él parece como un duende y uno hablaba, y allá se aparecía, y allá iba a dar, cuando se
perdió dicen que el duende lo embolató. (Comunicación personal 7 de diciembre 2021)

Aun así, la mayor afirmación que encuentra en su apodo está en el don que tiene para
encontrar el oro y ser un diestro guaquero mediando con las guacas. En este sentido, esta anécdota
la cuenta para explicar por qué lo llaman y es El duende, hace parte de su camino y destino, el cual
fue encontrarse ese día con la máscara del oro y volverse un duende de Calima.

Volviendo a la historia de la máscara de oro, es de mencionar que estas piezas las tuvieron
entre 4 a 5 meses, cuando se pusieron de acuerdo los 3 guaqueros en que era mejor venderlas. En
ese entonces, un fiel y seguro coleccionista era Guillermo Cano, así que don Horacio se comunicó
con el Museo Galería Cano y se citaron en Tuluá a las 12 del mediodía. Algo que cuenta con
asombro es la puntualidad que tenía el coleccionista para las citas. Ese día que la vendió, empacó
la máscara en una bolsa de tela, y esperó en Buga a que llegara. A las 12:05 pm don Guillermo
estaba ahí, disculpándose por la demora que le había generado el vuelo, finalmente realizaron el
intercambio y se fue con la máscara de oro a Bogotá.

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Cada vez que nos veíamos para conversar me contaba esta misma historia, porque fue un
momento importante en su vida y como guaquero, además todas sus narraciones tenían una
precisión exacta, era poco lo que variaban y las explicaba siempre con muchos detalles. Un día de
esos que fui a visitar a Calima el Darién, el 12 de abril del 2022, me dio por caminar hacia el
cementerio a buscar el posible sitio donde “El Duende” vació la guaca. Desde la plaza, a unas 4
cuadras, se baja en vía recta hasta llegar a un puente, que debajo tiene un pequeño riachuelo, y
luego sube una colina que parece un morro donde se ubica el cementerio del pueblo. Observé el
entorno, y no encontré dónde la pudo sacar, solo supe que hay que tener mucho entrenamiento
en la mirada, para tener la habilidad de analizar la tierra como un guaquero.

Ilustración 73: Cementerio de Calima el Darién con vistas al páramo del Duende. Por
la autora (12 de abril 2022)
No obstante, esa curiosidad por saber cómo era la guaca que don Horacio se sacó y por la
que se ganó su apodo, me llevó a mostrarle siempre que nos veíamos, fotos de máscaras Calimas
del museo del oro y que encontraba por internet, a ver si tenían algún parecido o rastreaba la que
se sacó. Me decía que ninguna era, porque “Es que la que yo saqué no tiene ojos, es el roto aquí
vea, es una máscara para ponérsela encima para mirar por los rotos de los ojos” (comunicación
personal, 12 abril 2022).

Con esta búsqueda estuve a punto de rendirme, más un día revisando bibliografía sobre
“lo Calima” me encontré con un texto muy interesante llamado “Ornamentos y máscaras de Oro
cultura Ilama” de Cardale de Schrimpff, Bray, Herrera y Arias De Hassan (1989) y en una página
me llamó poderosamente un relato:

La máscara del Darién provino de un grupo de tumbas Ilama encontradas en el sitio de un


cementerio moderno. La tumba en la cual se encontró la máscara tenía 3.60 metros de
profundidad y una cámara de aproximadamente 1.60 de altura. Según se informó, la
máscara estaba contra la pared posterior, en la parte central de la cámara, de tal manera

104 | P á g i n a
que, si el cuerpo hubiese sido sepultado de la manera usual, con las extremidades
extendidas, la máscara hubiera estado cerca de la cintura. Esto indica que, por lo menos
en este caso, no se trataba de una máscara funeraria. La persona que la encontró tiene una
fotografía del "canastero" y de la vasija de doble vertedera que lo acompañaba, los cuales
son Ilama sin lugar a duda. (p. 63)

En el texto agradecían al señor Alberto Montenegro por


proporcionarles la información y fotografías de los objetos
encontrados. Él fue un guaquero conocido en Darién y uno de los
amigos que trabajaron la guaquería del cementerio con don
Horacio. El relato dado por el boletín del Museo del oro nos cuenta
que la tumba estaba a 3.60 metros, cercana a la medida que dio
don Horacio de 4 varas, (3.20m) también coinciden fechas ya que
la guaquería ocurrió cerca de 1988 y el boletín salió en 1989. En
este también se menciona que Héctor Salgado director del Museo
Arqueológico Calima de ese tiempo fue el que alertó sobre el

Ilustración 74: La máscara


hallazgo del cementerio y podemos ver en la máscara con certeza,
(Cardale de Schrimpff et al, 1989, que coincide los ojos y bocas con la descripción que me relató.
p.65).

Es así como en mi última ida a Calima el 6 de marzo de 2023 busqué a don Horacio en la
plaza central, ya que siempre que voy permanece en la entrada de la iglesia o en las bancas del
parque. Alrededor de las 11 de la mañana, luego de estar un rato buscándolo, lo encontré sentado
con una camisa azul fumándose un cigarro. Lo salude emocionada porque tenía varias preguntas
para resolver la incógnita de la máscara. Procedí, a leerle el artículo y mostrarle las imágenes. La
empezamos a analizar y comienza a contarme de nuevo la historia de la máscara de oro:

Yo era el que estaba trabajando, sacando la tierra... se vino en bloque,


era un bloque grande, hubo que revolcarlo en pedazos para poderlo
sacarlo, cuando entré a trabajarle encontré una alcarraza de esas,
esa es la alcarraza que saqué, esa. Y seguí trabajando, saqué otra,
era una chucha, saqué otra pieza, era un vaso patón, en todo caso
cuando saqué esas piezas, entonces le dije voy por la máscara...
Ella está marcada, como la guaca era muy dura, yo le iba haciendo
mucha presión con el cuchillo y la máscara estaba en un vacío
poquito, entonces el cuchillo se le fue. (Comunicación personal, 6 Ilustración 75: La alcarraza
(Cardale de Schrimpff et al,
de marzo de 2023) 1989, p.65).

105 | P á g i n a
Concluimos así que esa era la máscara de oro, dado que identificó las demás piezas que
habían desenterrado alrededor y la descripción de lo sucedido
coincidía, pues también me confirmó que la máscara estaba
cercana a la cintura. Contrario a lo que esperaba, don Horacio
no mencionó inconformidad de que su nombre y el de Gabriel
no aparecieran en los créditos. Aun así, ahora sé que esta
historia ha sido la más importante, ya que dejó una marca en
el guaquero y en la máscara. De igual manera, es una lástima
que no contemos con una fotografía que señale el frente,74 pero
si algún día la vemos, sabemos que si tiene una hendidura
encima del labio fue la máscara que se sacó “El Duende”, junto con

Ilustración 76: Dibujo de la sus tres amigos que lo convidaron a guaquear.


máscara de oro sacada por don
Horacio. Elaboración Propia.
A medida que escuchaba y tejía las experiencias de don
Horacio, pude entender que en su historia de vida se sintetizan los procesos históricos que he ido
desglosando en la tesis. En primer lugar, el guaquero tiene un vínculo fuerte con los habitantes
prehispánicos de la región Calima, pues, a pesar de su gran distancia temporal, los considera sus
antepasados. Él es un hombre que vincula en su vida, diferentes épocas históricas, le gusta
investigarlas y entender el cómo y el porqué de todos los objetos que ha encontrado haciendo
guaquería. En este sentido, en lo que respecta a la época de la colonia, don Horacio en
conversaciones me hablaba de esa relación que quiere seguir investigando de lo colonial en el
territorio, expresado en la historia de María Luisa de la Espada, dice que ojalá tuviera más tiempo
en esta tierra para develar estos tesoros que dejó en Calima. Igualmente, la colonización
antioqueña la lleva en su sangre, pues de esa herencia tiene la tradición minera y guaquera, sus
padres además fueron colonos en esta región y construyeron con sus propias manos el municipio,
de ahí, su interés y fuerza para las labores de campo y el conocimiento de leer la tierra y saber
andar en el monte.

Los caminos de la vida lo han llevado a ser parte de la historia del municipio de Calima el
Darién, es una persona reconocida por ser El Duende, un hombre que cuenta sus aventuras
haciendo guaquería y que recorre sus calles con un gran sombrero. Estoy segura, por cómo hablan

74En mi búsqueda también encontré una imagen de frente muy similar a la máscara, por motivos de derechos de autor
no la puedo poner, pero se la mostré al guaquero y me dijo que era de esas mismas y que parecía pulida, puesto que no
se le ven las marcas de la abolladura. Este es el enlace: https://www.meisterdrucke.es/impresion-
art%C3%ADstica/Peruvian-School/595375/M%C3%A1scara-de-Calima-(oro).html

106 | P á g i n a
de él y el aprecio que le tienen, que su esencia como persona, y la vida extraordinaria que ha
tenido, se convertirá en un personaje de la tradición oral.

Ahora bien, con extraordinaria me refiero a que don Horacio ha vivido, como él dice,
“cosas raras” que desde el punto de vista de la pensamiento occidental parecen aisladas o
reducidas al campo de la creencia, cuando en realidad son las experiencias que lo han formado
para ser una persona que puede transitar en diferentes realidades y mediar con seres invisibles,
como lo puede ser el espíritu del duende o los espíritus que rodean el oro y las guacas. Sobre ello,
él dice algo muy importante, que solo cuando se experimenta personalmente algo, es que se sabe
y se conoce el mundo que nos rodea.

Acerca de esto, el antropólogo Diego Escolar (2010) tiene un texto llamado ““Calingasta
x-file”: reflexiones para una antropología de lo extraordinario” en el que nos narra una serie de
sucesos a los que llama extraordinarios, (porque se encuentran fuera de lo que percibimos como
“normal”) que le ocurrieron en la Pampa Argentina. Caminando en la noche, haciendo trabajo de
campo, comenzó a ver luces que se movían y que la gente local asociaba con Ovnis o espíritus que
en vida habían dejado enterrados tesoros, el impacto de ver estas luces siguiéndolo, que escapan
de su comprensión, lo hace cuestionarse el papel que tienen los etnógrafos para desentrañar esos
sucesos difíciles de explicar sin reducirlos al campo de la creencia, pues:

El problema central que enfrenta un registro o análisis etnográfico que pretende dar
cuenta de eventos extraordinarios sigue entonces intacto: la exclusión de la consideración
de su referente como realidad física y la expulsión como residuo metafísico de aquello que
escapa a una verosimilitud sociológica... [Escolar propone que:] Es precisamente en el
empirismo ecléctico de la tradición metodológica Antropológica donde encontramos una
posibilidad de interrogar sobre los acontecimientos extraordinarios sin reducirlos.(p. 304)

La clave está en mostrar que hay vidas que transitan y se conectan con otras realidades en
el planeta que para algunos no son visibles o posibles de acceder, mientras que para otros son el
pan de cada día. Un ejemplo de ello es la vida de don Horacio, quien, al ser una persona de palabra,
despegada de lo material, un guaquero correcto y encarnado en su apodo de El Duende, hace
posible que sea abierta una ventana a esas realidades, por medio de sus relatos y la investigación
empírica que ha hecho de los secretos de la “madre tierra” a través de la guaquería.

De tal manera la frase que cité de don Horacio “Es caminando como se conoce…” es muy
importante para poner en práctica en el oficio de la antropología y en especial en la etnografía,

107 | P á g i n a
puesto que construimos conocimiento a partir de vivencias personales y de los “otros” en campo,
que son únicas y algunas se pueden escapar de la comprensión humana, por eso, es importante
ser minuciosamente descriptivos para dimensionar la complejidad de las realidades que
estudiamos de este mundo, y dejar una semilla de conocimiento sobre estas.

A continuación, profundizaré en esos sucesos de otros seres relacionados con la guaquería,


que no vemos y que don Horacio ha logrado percibir, entablando una relación con el páramo del
Duende y el espíritu que lleva su nombre, siendo estos tres personajes de Calima, importantes
para acercarnos a comprender que son guardianes de la vida, el páramo y el oro en esta región
ambiental y cultural.

3.2 Guaquero, Páramo y Espíritu

El Duende Páramo

Entre los secretos que guarda esta región hay uno que permaneció escondido por mucho
tiempo y fue descubierto hace relativamente poco para la comprensión de la geografía
colombiana. A 3.450 y 3.900 m.s.n.m., entre las profundidades del bosque andino de la cordillera
occidental se elevan las montañas del complejo páramo del Duende. Este páramo ha sido
caracterizado como uno de los páramos mejor conservados de Colombia y el mundo (Vásquez,
2011; WCS Colombia-Visual, 2023).

Su hallazgo para el conocimiento científico fue hacia 1985 cuando para hacer la
hidroeléctrica del embalse Calima se hicieron unos sobrevuelos en helicóptero en la región y
notaron que, en las altas montañas divisorias de los departamentos del Valle y el Chocó, existía
una vegetación atípica para la zona. Es en 1994 cuando la Corporación Autónoma Regional del
Valle del Cauca (CVC), luego de investigar el área, declara la existencia de un páramo al que le
pusieron como nombre, por las historias de la gente, páramo del Duende (Obregón, 2022).

En 1997 se empieza a realizar


una caracterización de este
ecosistema que, por años, y aún hoy
en día, resulta de difícil acceso, razón
de su gran estado de conservación, lo
que ha sido sumamente importante
para la riqueza hídrica del valle del
Calima y del Chocó, puesto que es Ilustración 77: Vista de las montañas del Duende desde el
Museo Calima. Por la autora (19 de marzo 2021)

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una estrella hídrica donde nacen los ríos San Juan, Munguidó y la cuenca del río Calima que llega
hasta el río San Juan y regula las aguas del Chocó biogeográfico (Gómez et al., 2000).

Es el 9 de agosto de 2005 que la CVC lo vuelve el Parque Nacional Regional Páramo del
Duende, siendo declarada un área protegida a nivel nacional con 14.251 hectáreas entre los 2.200
y 3.900 metros sobre el nivel del mar, con jurisdicción en los municipios de Calima el Darién,
Riofrío, Trujillo y El Litoral del San Juan en el Chocó75 (Obregón, 2022).

En estos bosques altoandinos espesos y en la zona de páramo se ha encontrado toda una


diversidad de especies de fauna y flora, tales como: osos, pumas, jaguares, especies de anfibios,
aves y una vegetación de frailejones única de esta cordillera. Tal es lo inexplorado y lo diverso de
este ecosistema que con cada expedición anual se encuentra una especie nueva, pues este punto
es un corredor biológico de la cordillera occidental que conecta, los farallones de Cali (al sur) y el
cerro Tatamá, (al norte) así como los andes y el pacífico (Gómez et al., 2000; Obregón, 2022).

Ahora bien, pocos son los que se han adentrado por estos bosques y han llegado hasta la
zona del páramo, pero quienes lo han hecho, cuentan que la caminata puede durar entre 3 y 4
días. Esto me lo dijo con detalle don Rodrigo:

La entrada del páramo es prácticamente por Fenicia por Riofrío entonces hay una
carretera que llega Darién-Fenicia…se viene por una vereda que se llama la Camelia, de la
Camelia hay una subida por allá en un punto que se llama la Nevera y ahí se va subiendo
por el filo de la cordillera hasta llegar a donde no hay sino frailejones y cardos. A mí me
tocó llevar a un biólogo que es el que estudia el oso de anteojos y la danta. Allá estuvimos
3 días, eso fue hace como unos 8 años. (Comunicación personal, 13 de noviembre 2021)

Por otra parte, se cuenta que, en los bosques del páramo, hay personas que han sido
testigos de la presencia de un duende que los embolata, los pierde, los confunde y no les permite
alterar el ecosistema, lo conocen como un espíritu protector del páramo, pues este se ha
mantenido casi intacto de la intervención humana. Por esta razón al páramo lo nombraron como
este ser, aunque también su toponimia está asociada a que un día el duende embolató entre la
selva a don Horacio (El Duende), cuando aún se hallaba el páramo escondido de los ojos
científicos.

75En 2018 bajo la resolución 1502 del 6 de abril, este parque amplía su extensión a 4454,35 hectáreas y se recalca la
prohibición de actividades que puedan afectar la integridad ecológica del páramo, amparadas bajo el artículo 5º de la
ley de páramos, lo que fomenta planes y proyectos de conservación para el mismo (Rodríguez, 2018).

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Don horacio, dicen que él se perdió, es que por allá hay montañas que uno no cree y usted
se entra bien a la montaña y se desorienta, porque usted se pone a ver en la montaña, ve
donde está el sol y mentiras que está para allá, entonces la gente se embolata, porque si yo
entro al monte yo malo comienzo a hacer quiebra, ósea quiebra de ramas o con un machete
pelo árboles. (G. Peláez, comunicación personal, 20 de julio 2022)

Es así como en el municipio de Calima el Darién asocian el nombre del páramo con el
apodo de don Horacio, aún sin conocerlo bien, pues su historia de embolatado por el monte se ha
divulgado y mucha gente recuerda este evento:

Al páramo del Duende le dicen así porque cuando cayó un avión por esta cordillera, el
subió por allá al Mirador, entonces ellos se perdieron por allá y como a los 8 días llegaron
aquí, entonces eso quedó. Después los de Fenicia, otro pueblo acá, se dieron cuenta que
“El Duende” había estado perdido por acá, entonces subieron ellos al páramo y lo
bautizaron el páramo del duende, por don Horacio. (R. Ceballos, comunicación personal,
7 de diciembre 2021)

Cuando me enteré de que a don Horacio se le asociaba también con el páramo comencé a
hacerle preguntas para indagar su historia con el accidente del avión y la relación que tiene con el
espíritu que embolata.

Cuando “El Duende” Encontró el Páramo

Don Horacio me relató que un día, no recuerda muy bien cuándo, cayó un avión 76 que
venía de los Estados Unidos para el cuerpo de paz, cargado de cosas de cirugía, de ollas y aparatos
médicos, él al enterarse del suceso decidió salir a buscarlo pues “yo en ese tiempo iba por andar”.
Así subió por un lugar llamado Venecia y estuvo “trochando” por 3 días hasta que llegó al páramo,
luego de pasar una noche, se fue buscando el avión por toda la cuchilla de las montañas hasta que
llegó a Río Bravo, ahí andando se zampó un machetazo en el pie, cuando de repente se encuentra:

Llegué a Río Bravo, bajando al río me encontré con 3 tipos que iban para allá, me dijeron
hagámonos compañía entre los 4, ellos eran 3, vamos a ver, nos fuimos arriba llegamos al

76En Calima han ocurrido dos accidentes de avión significativos. El primero ocurrió el 9 de marzo de 1955 cuando una
avioneta de Avianca cargada de pasajeros y de lingotes de oro, se estrelló contra el cerro militar. A partir de ese accidente
se realizaron varias expediciones para encontrar el oro y el platino que llevaba la avioneta y cuyo único sobreviviente
fue una gallina que apodaron “El pollo de los vuelos de oro” (Duque, 2003). El segundo acontecimiento fue el que me
narró don Horacio, de ese no hay tanta información, pero se sabe que ocurrió en los años 70s a 500 metros del otro
accidente (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021). Por estos dos eventos, la gente relaciona al páramo y sus
cerros, de atraer a los aviones que están cargados de oro y metales sacados de la propia cordillera.

110 | P á g i n a
avión entonces me dejaron haciendo el almuerzo, hice el almuerzo, cuando llegaron
dijeron "nosotros nos vamos”. (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021)

Cuenta que después de


discutir con ellos lo dejaron
botado solo en el avión, porque
tenía la pierna hinchada. Herido
y cansado, estuvo 3 días en el
avión hasta que se acabó la
comida y no tenía más opción
que bajar o morir de hambre.
Ilustración 78: Don Horacio caminando entre el monte en la finca
“Logré salir arrastrándome, agroturística La Granjita (19 de enero 2022)
tocó salir hasta que logré bajar
al río ya sin pantalones, me prestó una bestia un señor y amanecí dos días ahí y un señor me
bañaba con agua de paico” (Comunicación personal, 12 de abril 2022).

Luego de pasados dos días, tras una larga travesía con la ropa hecha añicos, llegó a un café
de la plaza del Darién. Al percatarse de su desnudez, la gente llamó asustada a la policía para
detenerlo, pero unos amigos lo vieron y lo defendieron: “Ustedes no se lo llevan de aquí, ustedes
no saben de donde viene, el viene del monte y se le acabó la ropa. Y sí, me trajeron ropita”
(Comunicación personal, 12 de abril 2022). De ahí se empieza a difundir el rumor de que don
Horacio estuvo perdido mucho más allá de las montañas que se pueden ver desde Calima.

Al terminar de relatar esta historia me decía: “Usted no se imagina todo lo que me ha


tocado pasar”. Con curiosidad le preguntaba qué fue lo que vio allá en el páramo, dado que muy
pocos tienen la oportunidad de verlo, me explicaba que arriba le tocó dormir en una cama de hojas
de frailejón acompañado de Dios, la virgen y las estrellas, describe del paisaje que:

Del páramo del Duende a la parte de allá se queda aterrada, selvas inmensas que usted se
le pierda el infinito viendo las selvas del Chocó. Figúrese usted que…por allá lejos se
alcanza a ver un espejo que brilla, son curvas que hacen los ríos y no se alcanza a ver el
mar. Lo más bonito es el atardecer, cuando está despejado se ve todo, se alcanza a ver el
valle y parte de ríos grandes del Chocó donde hace recodos, cielo y montaña, para donde
mire, cielo y selva, eso es para allá. (Comunicación personal, 20 de diciembre 2021)

Me contó también que cuando estuvo andando:

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No se puede hacer bulla porque ahí mismo se agarra a caer el agua, … como oídos que tiene
la tierra, pues en el páramo nacen muchos ríos, pero me imagino que debe ser que va
filtrando el agua que viene y se va haciendo corrientes de agua. (Comunicación personal,
12 de octubre 2022)

Como se mencionó en la
sección sobre María Luisa de la
Espada, aquellos que intentan
adentrarse en estas montañas cuentan
que cuando se hace mucha bulla o se
perturba a la selva o el páramo,
comienza a nublarse y a llover. Esto se
asocia con la creencia de que la tierra
tiene oídos, pues vivimos en un mundo
de sonidos en el que nuestros ruidos
Ilustración 79: Pesebre elaborado en el Centro de Adulto
perturban, asustan y enfadan al bosque y Mayor representando al lago Calima y las montañas nubladas
del Duende. (7 de diciembre 2021)
a los seres que residen en él.

Este saber sobre el mundo andino y del bosque es algo que don Horacio ha adquirido
empíricamente. Entre nuestras conversaciones, con mucha gestualidad, me enseñó lo siguiente:
“Hay que tener mucho cuidado porque para andar en el monte, hay que aprender a andar.
Luego hace una pausa y coloca sus dedos en un muro, moviéndolos despacio como si fueran
piernas, para explicar que uno debe caminar con cautela, lento y en silencio, ya que el monte es
peligroso. “Usted tiene que aprender a andar en el monte, que ver una chamiza, que la va a pisar
no, una parte que la vaya a quebrar, porque hay oídos, hay oídos de animales de tigres de
cualquier cantidad de osos” (H. Gutiérrez, comunicación personal, 7 de diciembre 2021).

Al igual que nosotros observamos nuestro entorno, también hay quienes nos observan, y
muchas veces no caemos en cuenta de la dimensión y los peligros de ser objeto de esa observación.
Como define Eduardo Khon (2021) en su libro “Cómo piensan los bosques” un bosque es:

-Esa ecología densa de seres, donde sea que se encuentre- tiene la capacidad de manifestar
la armonía topológica de una simple totalidad de cualquier índole. Gracias a su densidad
vital, los bosques tropicales amazónicos y quienes viven con ellos dan expresión a esa
totalidad de una manera sin igual en este planeta. (p. XVI)

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“El Duende” guaquero, en este orden de ideas, ha sido testigo de cómo funciona la forma
de ser del bosque y el páramo, comprende sus caprichos y ha tenido encuentros con seres como
la llorona, la madre monte77, o el mismo espíritu del duende. Esta manera de comprender un
mundo más allá de lo humano (Khon, 2021) y a través del tiempo, hace que don Horacio se conecte
también con la forma en que vivían los antiguos habitantes en esta región, que conocían los ciclos
ambientales, trabajaban la tierra y sabían cómo andar en el bosque y el páramo.

También esta relación con el páramo y los cerros se refleja en el mundo andino de las
guacas. Sobre ello la antropóloga Carmen Bernard (2007) sostiene que, así como las guacas:

Se trata de lugares arcaicos y por lo tanto alejados no sólo en el espacio sino en el tiempo;
en los páramos se han replegado los «gentiles» (tumbas, oros escondidos o elementos que
pertenecían a los ritos antiguos) y por lo tanto son hostiles a los hombres, ya que el cerro
«no consiente» y puede «llevarse» a los que lo recorren, sobre todo si son «descuidados»,
desencadenando temporales…Los cerros aparecen necesariamente como lugares no
cristianizados, como reservas de fuerzas salvajes («sacha») que sólo ciertos entendidos
pueden llegar a contener. Todo lo que vive en el páramo participa de esa naturaleza
inhumana… Solo los que soportan esa fuerza son señalados y se vuelven entendidos, es
decir, servidores del cerro”. (pp. 173-174)

Don Horacio, en este sentido es un servidor del cerro, un guardián, sabe muy bien como
andar en el páramo y el monte para buscar guaquería, pues dice que “El monte tiene todos los
secretos que usted se imagina, los tiene el monte, la sabiduría todo la sabiduría infinita, buena
y mala” (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021). El monte y el páramo son considerados
“fuerzas salvajes” que desprenden misterios de naturaleza inhumana, y pueden ser considerados
guacas, en tanto guardan, permanecen ocultos, son fuente de deseo de codiciosos, tienen
guardianes, contienen fuerzas misteriosas y pocos son los señalados para comprenderlos. Así
también lo describe don Humberto “El monte es muy sagrado, la montaña tiene un secreto muy
grande, un misterio” (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021).

De esta relación con la vida que guarda el páramo y de la experiencia de don Horacio en
él, concluimos que el páramo se llama: “del Duende, porque embolataban, porque me
embolataron” (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021). En principio uno creería que a don

77La madre monte refleja lo que se ha venido hablando de que el monte tiene un misterio, es sagrado y peligroso. Es
una leyenda que surge de la disruptiva y diferencia que es la presencia del ser humano en el monte. Don Horacio, vio a
este a la madre monte por los lados de Buenaventura encima de un palo, dice que es un ser vivo desconocido con pelo
largo y carnívoro del que hay que estar precavidos, “Ella está enseñada a andar en el monte, y debe correr mucho,
entonces me fui” (Comunicación personal,7 de diciembre 2021).

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Horacio lo embolató el monte o el duende, más al analizar su historia, él, sorprendentemente,
corrió con varias fortunas, el páramo inclusive le permitió llegar hasta su parte más alta,
encontrando en el momento oportuno personas que lo ayudaron y mantuvieron con vida. Esto no
le ocurre a todo mundo, pues por algo durante años este ecosistema ha permanecido intacto y en
la actualidad los habitantes que lo rodean lo han querido mantener así.

Los Guardianes del Páramo del Duende

Estos 3 duendes: el guaquero, el espíritu y el páramo


guardan una estrecha relación, entre sí, hay una suerte de
protección, pues don Horacio se ha manifestado a sí mismo
como protector y guardián del páramo, esto lo pude corroborar
con un evento que ocurrió mientras hacía campo:

En diciembre del 2021 en el municipio de Calima salió


una polémica en la que se decía que empresas mineras habían
solicitado ante la Agencia Nacional de Minas 3 licencias para
Ilustración 80: Pancarta en
explotar oro y platino, por lo que se inició una convocatoria por defensa del agua. (7 de diciembre
2021)
parte de la alcaldía local para impedir su aprobación, ya que
podrían afectar la integridad del páramo del Duende y las aguas del municipio (Quintero, 2022).

Cuando fui el 7 de diciembre del 2021 me sorprendió ver letreros en las calles sobre el
desacuerdo que había con la minería, además a quienes les preguntaba sobre el asunto me
comentaban que para el viernes 10 de diciembre se estaba planeando realizar una convocatoria
para reunirse y manifestar su inconformidad.

Ese día, luego de hablar con don Horacio de la historia sobre el páramo del Duende, le
pregunté qué opinaba de las licencias mineras, él muy exaltado me contesta:

Que se vayan a excavar a otra parte… mejor dicho síganme los buenos, yo le converso allá,
yo les hablo allá, y aquí nada señores, no van a hacer nada ni pueden hacer nada, porque
ustedes se meten allá y los sacamos …aquí no hay permiso para eso, si alguna parte le
dieron permiso vaya dígale a quienes les dio permiso, que les dé el oro para que laven en
otras partes, aquí no…que vayan a excavar a otra parte, no aquí no, ninguno convenimos.
(Comunicación personal, 7 de diciembre 2021)

La gente que hizo parte de mi investigación en Calima también respeta el páramo y en sus
discursos recalcaban la belleza de su municipio y su intención por protegerlo y cuidarlo. Esa

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convocatoria que hicieron a la final se llevó a cabo, hicieron bulla para que no se sacara el oro.
Sobre esto, reflexioné que ese ruido humano, que molesta al páramo, muchas veces también lo
puede proteger para que siga aguardando la vida. Aguardar en este sentido también es algo que
nos invita a respetar, apreciar, estimar y dar tiempo (Real Academia Española, s.f.) al páramo que
le ha dado agua, oro y vida a esta región y por tanto hay que alejarlo de la codicia de quienes lo
ven solo como un lugar de recursos a explotar.

Al final por fortuna no eran licencias que estuvieran afectando directamente el páramo del
Duende y en todo caso no fueron aprobadas; la CVC reiteró el apoyo para que esta área protegida
no fuera vulnerada (Guzmán, 2021). Este acontecimiento me llevó a preguntarme por la defensa
del páramo y de la tierra en este territorio, enseñándome que este se concibe como un lugar
sagrado, esta sacralidad la podemos entender a partir del texto “Lugares sagrados: definiciones
y amenazas...”, porque:

La tierra es una entidad viva, con voluntad, temperamento e, incluso sentido del humor, y
por ende las cosas que juzgamos inanimadas (como las piedras, las montañas o los
elementos) tienen también tales propiedades. Y no solo eso: hay una relación causal entre
lo que le pasa al cuerpo de la tierra y lo que le pasa al cuerpo humano. Así, en muchas
ocasiones, lo sagrado es la manifestación característica de la fuerza o voluntad de la tierra,
que protege cuando se recíproca a cabalidad su tutela, y que castiga cuando se le irrespeta.
(Saade y Páramo, 2018, p.36)

Romper esa sacralidad no solo irrespeta la tierra, sino a los seres que habitan en ella, de
esta manera, pasaré a analizar al espíritu del duende, aquel que es considerado un guardián del
páramo, pero también del oro que se encuentra en las guacas que inundan a Calima.

Ilustración 81: Grafiti de protesta sobre un mural de canastero Calima del colectivo
Monareta. (19 de marzo 2021)

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El Duende Espíritu

La manera como nos ven otros tipos de seres importa. El hecho de que nos vean cambia
las cosas…Esta clase de encuentros con otros tipos de seres nos fuerzan a reconocer el
hecho de que ver, representar y, tal vez, saber, y aun pensar, no son asuntos
exclusivamente humanos. (Khon, 2021, p.2)

Entre los bosques y la tierra hay todo tipo de seres, desde animales hasta espíritus
invisibles que muy pocas personas pueden ver, entre estos seres están los que han sido clasificados
como leyendas o parte de la tradición oral, relacionados con la identidad y paisajes de cada
territorio. Don horacio decía sobre ello lo siguiente:

Lo que sucede es que hay espíritus que se apoderan de los bienes, por ejemplo, el mohán
se apodera de una región, la patasola se apodera o es nombrada en otras regiones, por aquí
la patasola no, pero la llorona si, la llorona y el duende. (H. Gutiérrez, comunicación
personal, 12 de octubre 2022)

El duende, en este sentido, es un personaje que recorre las calles y montes de Calima, no
solo como un guaquero sino también como un espíritu que aparece en muchos relatos del
campesinado colombiano. A este espíritu se le conoce generalmente por hacer travesuras y perder
a la gente en el monte, lo describen como un ser o niño bajito y se tiene el imaginario de que es
verde.

Don Humberto, por ejemplo, cree que es un espíritu malo, pues cuando se enamora de
una mujer la embolata para violarla en el monte. También lo conoce por molestar a los animales:
“El duende es un espíritu invisible, esa noche que sentí que los caballos corrían, ese era el duende
que los estaba persiguiendo, al otro día que amaneció, los caballos todos tenían trenzas”
(comunicación personal, 7 de diciembre 2021).

Don Carlos también me contaba que embolata a los niños:

Una vez un hermanito fue por allá a hacer un mandado y él era como groserito y este
verraquito se lo llevó, y se lo tuvo por allá en otra finca y ya cuando se le dio la gana lo
devolvió, se demoró casi todo el día y en la tarde estaba todo aruñado y le pusieron el
duende. (Comunicación personal, 13 de octubre 2021)

A don Rodrigo un día estando en unos cafetales el duende lo empezó a molestar


arrojándole piedras, aunque dice que a pesar de sus travesuras es un espíritu protector:

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El duende es un espíritu protector porque a los cazadores los embolata, le embolata los
perros… cuando hay niñitos en la casa él si aparece jugando con ellos y los va llevando y
los embolata, y entonces es un espíritu protector del páramo, sobre todo. Más que todo
para la cordillera. (Comunicación personal, 13 de noviembre 2021)

Don Guillermo tuvo un encuentro en el Putumayo con el duende y puede corroborar que
embolata:

El duende es un espíritu que existe y usted entra a la montaña y a usted lo embolata, mire
que a mí en el Putumayo me embolató el duende. Con el hermano mío salimos a las 7 de
la mañana fuimos a llevarle una porción de comida a unos aserradores, y resulta que nos
embolató antes de llegar allá y embolatados y dele, era como las 3 de la tarde y me acordé,
yo dije hay hombre verdad que hay una cosa. (Comunicación personal, 20 de julio 2022)

Narra que al sentirse que los embolató comenzó a arrojar hacia atrás unas ruedas de
bejuco para que el duende se entretuviera con eso hasta poder llegar a la casa. Además, a los
duendes no les gusta el sonido de las cuerdas destempladas de un triple, eso los destierra y aburre
de donde estén. También don Guillermo me afirmaba que a el duende no le gustan los cazadores
y por eso es el protector del monte:

De pronto lo distingue un niño, claro que si usted es vidente lo ve, pero si yo no soy vidente
no lo vemos, por ejemplo, mire que en el Putumayo nos pasó que, al cazar de noche [el
hermano] me dice póngale cuidado que sí el duende está por aquí olvídese que podemos
cazar, porque, él protege los animales. Bueno cuando nos fuimos oímos como un marrano,
“ahí viene arriando las tatabras, es un animal como un cerdo… camine vamos” y nos fuimos
y era el duende. Al otro día fuimos a la mañana y en un pantanero los dedos estaban así,
se cree que él tiene los pies al revés él va para acá y jala para allá. Confunde el duende a
uno, y eso pasa. (Comunicación personal, 20 de julio 2022)

Es así como muchas personas han tenido encuentros con el duende, pero pocos son los
que lo han logrado ver, don Horacio es una de estas pocas personas, pues aparte de su apodo tiene
una conexión especial con el espíritu del duende porque lo vio personalmente.

Resulta que un día, un amigo le dijo que fuera a ver a un señor en una finca. Al llegar al
lugar tuvieron que esperar un rato, hasta que lo vieron entrar con un niño de alrededor de 9 años
que parecía su hijo. Se sentaron a conversar y en medio de la charla el señor le dice a don Horacio
que, si quería aprender un secreto para no perder en ningún juego, él le responde que no, porque

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no le gusta la ventaja, mientras tanto el niño solo lo escuchaba y observaba. Cuando terminaron
y se fueron el amigo le pregunta que con quien iba acompañado el señor:

Le dije con el hijo, con el niñito, y me dijo –“Entonces usted vio un niñito que entró con
él”-. Le dije, cómo así ¿usted no lo vio? que entró con él desde allá. Me dijo - “Ay bueno
eso era lo que yo quería saber, ¿sabe quién es el niño que entró con él aquí?”. - ¿Es que no
lo vio entrar con él? - “Eh ave María no lo vi , es que ese niño es el duende y como yo sé que
él camina con el duende yo ya no lo veo, pero usted, como no sabía, lo vio, pero usted luego
no lo vuelve a ver”. (Comunicación personal, 19 de enero 2022)

De tal manera que quienes supieran que ese señor caminaba con el duende ya no lo volvían
a ver. Este suceso le causó muchas dudas, así que don Horacio decide hacer el mismo experimento
con otro amigo sin contarle. Volvieron a ver al señor, pero esta vez el guaquero no vio al niño. Al
final el otro amigo sí lo había visto y comprobó que era el duende. Con esta anécdota, siempre le
quedó la duda de cuál pudo ser ese secreto que estaba seguramente asociado con el espíritu del
duende.

Al preguntarle más sobre el aspecto del duende, don Horacio no recordaba cómo vestía,
ni como era su cara, solo recuerda que era un niño monito, pues el duende no se deja detallar. En
varias partes del país se ve el duende, más don Horacio dice que “En esta parte es muy visible
porque tiene su comunicación aquí de algo raro o cuida algo raro” (Comunicación personal, 12
de octubre 2022). Es por lo que se le asocia con el oro y con las historias de las guacas que don
Horacio ha podido analizar.

Al duende tampoco le gusta la ambición y seguramente por eso se presenta para conocer
si las personas tienen esa ambición por el oro, la caza de los animales o si van con la intención de
dañar los montes:

Si hay una relación rara que les puedo asegurar que es así, que el duende si lo hay… por
eso es, que cuando uno llega a una guaquería y una mina de oro, debe pedirle permiso,
comunicarle de buena forma, yo vengo buscando esto y necesito que me colabore, yo no
voy a hacer un mal uso de eso. (Comunicación personal, 19 de enero 2021)

El duende es el espíritu guardián del oro en las minas y en las guacas de Calima. “Cuando
alguien va con intención mala no se la deja sacar, pierde el tiempo, puede pasar por encima de
ella y no la ve. Que entre todo hay un espíritu que guarda eso, que es el duende… es el espíritu
que cuida el oro” (Comunicación personal, 13 de noviembre 2021).

118 | P á g i n a
En efecto, el duende también se vincula con la guaquería, porque entender cómo
funcionan esta serie de relaciones en las guacas hace que algunos guaqueros tengan ese saber
sensible y el oro se les presente con facilidad. Cabe mencionar que conocer personal y oralmente
a estos tres duendes que existen en Calima: Guaquero, páramo y espíritu me permitió
comprender esas otras dinámicas que rodean a las guacas en esta región y que trascienden en el
espacio y en el tiempo, enseñándome que existen guardianes y vida en lo invisible, la muerte y en
lo no humano.

Esta antropología más allá de lo humano es una propuesta que surge para entendernos
como humanos, a partir de nuestras relación con otros seres (Khon, 2021). En esta región esto se
refleja en las amplias huellas humanas y no humanas de más de 10.000 años, siendo un lugar que
nos puede conectar con otras formas ontológicas de percibir nuestros paisajes y la vida en lo que
se ha considerado inanimado. Con ello, en esos dos años que escuché y experimenté historias
sobre la guaquería en la región, surgieron entre muchas conversaciones ese mundo de los objetos
con vida y que busco dar a conocer con los siguientes relatos que van cerrando y abriendo a futuro
esta investigación.

3.3 Relatos que Emanan de las Guacas

Los caminos por los que transitan los guaqueros son diversos. Algunos son
caminos de tierra, otros son caminos de vida, algunos de ellos conducen a las
guacas y se entrelazan con los senderos de sus antiguos dueños. La práctica de la
guaquería implica un viaje de conocimiento y formación, un saber técnico y sensible
acerca de los paisajes, el pasado, el monte, la tierra y los objetos que se ocultan en
ella. Descubrir oro o una guaca representa un momento disruptivo en la vida de la
gente y si juntamos esos acontecimientos con los saberes guaqueros obtenemos un
complejo mundo de relaciones y significados con relatos extraordinarios Ilustración 82: Vaso
Patón Calima.
que emanan de las guacas. Elaboración propia

Los siguientes 6 relatos resultan de un entramado de conversaciones con don Horacio,


don Humberto, don Israel, don Rodrigo, don Noraldo, don Guillermo y doña Maricela, cuyos
caminos se han cruzado con el mundo vivo del oro, las guacas, y las huellas prehispánicas de la
región Calima. Las primeras dos historias exploran el poder y los misterios del oro, enseñándonos
que hay personas destinadas a encontrarse con él. El tercer y cuarto relato abordan las voluntades
de las guacas, donde hay objetos que anhelan regresar a la tierra, mientras que hay otros que
aguardan siglos para ser descubiertos. El quinto relato muestra, a través de una mirada guaquera,

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que las guacas son peligrosas y existen formas de apaciguarlas. Finalmente, el último relato trata
de los guardianes humanos que custodian piezas con huellas prehispánicas, fortaleciendo la
entrañable relación que tiene la gente con el pasado y el territorio de la región Calima.

Los Caprichos del Oro

Calima es una región característica por su oro, este ha forjado sus caminos desde la época
prehispánica, hallándose en abundancia en los ríos, las montañas y entierros indígenas. Al correr
de los siglos y con las ocupaciones coloniales y antioqueñas, las personas que vivían en esta región
aprendieron a trabajarlo, algunos como don Guillermo se dedicaron a barequear, otros a trabajar
en minas y ciertas personas se formaron como diestros guaqueros para buscar y comprender el
oro de las guacas.

Quienes han estado expuestos al trabajo con el oro comparten, sin importar su
procedencia, que el oro es un metal raro, tiene la propiedad de moverse cuando lo buscan por
codicia y en cada región tiene sus guardianes, como lo es el duende en Calima. Sobre su
movimiento y vida, la siguiente anécdota de don Horacio, es un ejemplo que nos ayuda a entender
cómo el oro se puede correr en una guaquería.

Don Horacio, debido a su experiencia trabajando en minas y en guaquería, sabe que el oro
es un metal especial. Un día haciendo guaquería en Cartago, se encontraba con unos conocidos,
en una finca, trabajando una guaca que contenía ollas prehispánicas. Entre la tierra vio que había
una nariguera y se las enseñó a la gente que se encontraba en el lugar:

Ahí quedaron con la ambición que iba a encontrar una cantidad de oro y seguí trabajando
y había una piedrita puesta en el piso, cuando yo iba barriendo la piedrita, debajo de la
piedra se asomaba otra argolla que yo ya la llevaba limpiecita. Solo tenía que levantar la
piedra para poderla sacar sin rasparla, entonces cuando ya levanté la piedra no había nada.
(Comunicación personal, 10 de octubre 2022)

Extrañado siguió trabajando y no encontró nada más, terminó la guaca, salió y la tapó,
tiempo después cayó en cuenta de algo:

Caí en cuenta que era que los que estaban arriba eran ambiciosos y pensaron que ahí nos
íbamos a llenar de oro y por eso fue, que se perdió, había uno o varios con la ambición de
que íbamos a sacar mucho oro. (Comunicación personal, 10 de octubre 2022)

El oro en especial el de las guacas sabe cuándo alguien tiene malas intenciones y no se deja
sacar de la tierra, el duende lo sabe y el oro también. Es por lo que luego de analizar esa situación,

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el guaquero entendió que el oro se pierde y se mueve, develando las intenciones de las personas
que lo rodean.

El oro tiene además la propiedad de encantar a quienes son codiciosos y acumulan muchas
riquezas, tal es el caso que mostré con María Luisa de la Espada, una leyenda que nos recuerda
que el oro en Calima tiene voluntad y espíritus que lo guardan con recelo. Esta concepción de que
el oro es una riqueza viva la podemos encontrar a través de los relatos de mucha gente en el mundo
andino, el antropólogo Luis Suarez (2008) a partir de sus experiencias con campesinos y sus
investigaciones sobre las guacas afirma sobre esto lo siguiente:

El oro encanta y se mueve, el oro tiene pies y, cuando se encuentra por ahí tirado y tiene
contacto con el agua, crece. El oro es la sustancia encantadora por excelencia. El mundo
colonial cree que todo lo transforma y que es referencia de toda transformación… El oro
es materialización de una fuerza transformadora en el mundo colonial y es el lugar en
donde, de forma terrible, se encontraron las mitologías europeas y americanas. (p.279)

“Por algo el oro es un metal raro” – me explicaba don Horacio al hablar de que es un metal
muy deseado para la gente y para instituciones como la iglesia y los gobiernos, atrayendo no solo
a humanos sino también a seres “sobrenaturales”, porque el oro es un símbolo de poder no solo
material, sino también espiritual. Con respecto a esto don Humberto me decía:

El oro hace mucho ruido, dicen que donde hay ruido, se sienten voces, se siente caminar.
Igual el oro atrae cosas buenas y atrae cosas malas, espíritus malos y espíritus buenos,
entonces dicen que el oro escoge a quien va a ser. Siendo un metal eso tiene un misterio,
si usted siente, y llega “algo”, eso fue que lo guardó una persona que ya murió que lo
escondió y quedó penando. (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021)

De tal manera, según estos relatos, el oro escoge a quienes lo merecen y tienen por destino
encontrarlo, si la persona acepta su sacralidad, voluntad y se desprende de lo material, el oro será
una fuente de riqueza o ayuda, mientras que, si no es así, el oro puede encantar y convertir, a
quienes lo codician, en seres que quedan penando y a merced de las voluntades del bosque, la
tierra y la vida más allá de la muerte.

Para ejemplificar esto del destino de encontrarse el oro y las guacas traigo una anécdota
que le pasó a don Horacio, quien entiende que cuando el oro no es para uno, no lo es, pues hay
que aceptar sus caprichos y sus formas de actuar en nuestro mundo.

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La Guaca en el Alto de los Viejos

Esta historia ocurrió cuando don Horacio y su amigo Gabriel después de buscar sin éxito
en el cementerio de El Darién, se fueron al municipio de Trujillo, al Alto de los Viejos a hacer una
guaquería, invitados por Eduardo, un amigo de Tuluá.

De ese trabajo abrieron un montón de huecos y dejaron otros sin abrir, pero en vista de
que sacaron husos y ollitas, que a su juicio no valían la pena, decidieron desistir y dejar la
guaquería a un conocido del lugar al que le enseñaron a trabajar la guaquería:

-Vea hermano vea, vea esto a mí no me sirve para nada. Nosotros nos vamos, entonces
yo le dije a don Eduardo, que en paz descanse, don Eduardo nosotros nos vamos, esta
guaquería no nos sirve. – Le informa don Horacio a su amigo

-A bueno Muchachos pues yo quedé de llevarlos otra vez. – Eduardo los devuelve así en
su carro a Calima donde luego sacarían la máscara de oro.

Tiempo después, don Horacio se hallaba cateando guacas en la vereda


Berlín cuando llegó al pueblo y se encontró con su amigo Alberto:

- Uy, hermano, no sabe quién vino aquí preguntando por usted.

- ¿Quién, de dónde? – le contesta Horacio.

- El dueño de la panadería en el Alto de los viejos, al que


enseñaron a guaquear.

- ¿A qué vendría? – pregunta aún más intrigado.

-Me dijo que era que había sacado una guaca que usted había
dejado marcada allá un día, que usted estaba cateando una
guaca, una guaca larga. ¿Sabe lo que traía?, traía una foto de
una máscara de un indio emplumado en oro que sacó, en
Ilustración 83: El destino de don
esa guaca que usted dejó cateada. Horacio fue encontrar la máscara,
Elaboración Propia.

La guaca que se sacó el señor panadero, don Horacio la había marcado con un palo, pero
en vista de que no encontraron nada de “valor” decidieron devolverse a terminar la guaquería del
cementerio. Ni triste ni arrepentido don Horacio le dice: “Lo que no es de uno, no es para uno, la
otra si era para mí, pero esa era para él.” (Comunicación personal, 14 de julio 2021). Con todo
ello, podemos entender que las guacas de oro “son el destino y hacen el destino de personas
particulares” (Suarez, 2013, p.11).

122 | P á g i n a
Con la historia de don Horacio, podemos dar cuenta de que los guaqueros para encontrar
las guacas, aparte de sus técnicas y saber sensible, tienen que transitar por ciertas experiencias a
las que están destinados. Algunas de esas experiencias son una suerte de pruebas, pues si don
Horacio se hubiera quedado en Cartago con la codicia de encontrar algo, de seguro no hubiera
visto el oro, ni tampoco hubiera encontrado su famosa máscara. Este es un ejemplo de cómo
operan las riquezas vivas en nuestro mundo, más también escuchando varios relatos me pude dar
cuenta que hay guacas, no necesariamente de oro, que quieren ser sacadas y otras no,
dependiendo de las intenciones en las que los guardaron sus dueños, tal como nos demuestran las
siguientes historias.

El Canastero que no dejaba dormir

Resulta que un día Don Horacio estaba trabajando guaquería en una vereda llamada la
Italia, y se sacó un canastero como de 20 cm. A pesar de tener la forma muy característica de un
hombre cargando un canasto, el canastero que don Horacio se sacó tenía una corona y algo muy
extraño. Cuando lo estaba acabando de limpiar, llegó el dueño de la hacienda, amigo de él, quien
le había dado permiso de guaquear. Venía acompañado de sus hijos y una señora trabajadora de
la finca. Ella se puso a observar el canastero y quedó atónita, a lo que le dijo:

-Si supiera lo que se sacó, volvía y lo guardaba ahí mismo.

Incrédulo y en medio de la risa le responde:

- ¿Por qué? Con lo difícil que es sacarse una pieza de esas.

Ella le indica que esa pieza estaba ritualizada y era un cuidandero que estaba cuidando
algo que había en la guaca. Él, sin embargo, no lo iba a devolver pues con lo difícil que era
encontrar uno.

El caso es que, en esas, uno de los hijos del hacendado se interesó en la pieza y preguntó
cuánto valía. Un canastero podía llegar a costar 1.500.000 pero don Horacio le dijo que le diera
500.000 pesos y se lo podía llevar de una, ya que su padre había sido muy amable en dejarlo
guaquear.

Al mes siguiente, se vuelve a encontrar con el muchacho:

- Q’ hubo del canastero ¿lo vendió? – pregunta con inquietud el guaquero.


- ¡Ay don Horacio si usted supiera lo que me pasó!, me tocó venderlo porque ese canastero
no me dejaba tener vida.

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- ¿Cómo así? ¿Por qué?
- Sí cómo le parece que donde metiera ese canastero no dejaba
dormir, me lo llevé a Palmira donde mi mamá y lo metí a un
nochero y toda la noche se escuchaba que arañaban,
pateaban y jodían. Pensamos que era una rata, cuando lo
único que había era ese canastero que hacía ruidos
extraños. Me cansé de eso y se lo vendí a un amigo. Cuando
a los 8 días me lo devuelve porque estaba aburrido de que
no lo dejara dormir. En todo caso, don Horacio yo busqué
deshacerme de él.
Sorprendido con la historia del muchacho, don
Horacio comprende que ese canastero tenía algo raro. Después
le contaron que en el mismo punto donde se sacó el canastero se
Ilustración 84: Dibujo en acuarela paró un ovillo durante 8 días seguidos y luego cayó al suelo muerto
de un canastero Calima.
Elaboración Propia porque se le había reventado la vejiga.

Intrigado le dijo a una amiga que si le conseguía permiso para ir a ver qué había dentro de
la guaca, ella con gusto aceptó, pero a los 15 días la mujer murió. Luego le dijo a la hermana que
si iban allá a guaquear y a las semanas siguiente también murió. Al final desistió de ir porque no
le convenía, pero siempre como guaquero le quedó la curiosidad de lo que había dentro de la
guaca, de lo que allá quedó enterrado.

Como me decía don Horacio después de terminar esta historia "no hay casualidad sino
causalidad" para explicar que debe haber una causa del efecto del canastero que producía estos
ruidos. Pero entonces ¿Qué podría ser eso que estaba cuidando el canastero Calima? ¿Cuál es la
causa de que estuviera haciendo esos sonidos tan extraños y provocara esos sucesos tan
inexplicables?

Hay objetos que cargan con una intención de sus antiguos dueños, están ritualizados,
como lo dijo la señora que podía presentir que había algo extraño en la pieza. Según esto, quien
lo haya enterrado junto con el difunto, le puso la tarea de cuidar “algo más” dentro del sepulcro.
Si nos ponemos en el lugar del canastero, y analizamos, este quería devolverse a la guaca,
intención que manifestaba a través de todos estos ruidos, puesto que él no pertenecía ahí, tenía
su lugar junto con algo que estaba dentro, que lo acompañó por más de 2000 años, pero que hasta
el momento no sabemos qué pudo ser.

124 | P á g i n a
Es por historias como estas, que inundan las montañas de los Andes, que se dice que los
objetos y las guacas tienen vida. Son bajo lo que analizamos con don Horacio, guardados de los
habitantes prehispánicos de la región Calima que quieren devolverse a la tierra, aunque hay
algunos que busquen y acepten ser sacados, porque se les pide permiso o se logra mediar con ellos.

Sí dialogamos con otros autores, nos damos cuenta de que este campo de conocimiento de
lo que se considera “no vivo” se amplía y nos permite entender un mundo complejo entre los
objetos, al que debemos aproximarnos con tacto para comprenderlos y encontrar sus
causalidades.

De esta forma, Suarez (2019) en su texto “la vida de las cosas y las formas del
conocimiento: desafíos para hacer otras antropologías” plantea una forma de hacer ver y
entender el mundo y la antropología a través de las cosas como vivas. Se trata, entonces, de
conversar con las cosas, porque tanto las plantas, los ríos, las montañas, las guacas y el mismo
trabajo material guaquero nos enseñan y guardan una inmensa sabiduría tanto humana como no
humana. Esto lo he evidenciado escuchando a la gente de Calima el Darién pues ellos, y como
indica Suarez (2019) tienen la certeza de la vida de los objetos. A lo mejor como nos propone, hay
que sentarnos a escucharlos, para dejar que nos enseñen y nos develen sus intenciones. Tal y como
lo hizo don Horacio en la siguiente historia.

La Guaca que Sonaba como Tórtola

Las guacas o los objetos que hay en ellas también producen sonidos según la forma. Este
es el caso de una anécdota que me contó don Horacio que le sucedió en la vereda Berlín.

Se encontraba con su amigo Gabriel buscando guacas cuando empieza a sonar una tórtola
“uju uju jujujuju”. Miraron los palos y no hallaban el ave, se pusieron a buscar dónde cantaba y
nada, no estaba volando, ni en ningún árbol. Don Horacio entonces analiza que debe estar en una
guaca.

- ¡vamos a sacarla! - le dijo a Gabriel que se encontraba incrédulo.

Se agarraron a trabajar, barrieron dos huecos y al tercero la sacaron. Era una pieza de
cerámica, un silbato, en forma de ave.

- Vea, la que cantaba, esa era la tórtola – dijo el guaquero más que convencido.

Esa pieza en forma de tórtola que don Horacio se sacó era una pieza probablemente del
periodo Yotoco, cuando era común que se fabricaran para hacer música o imitar los sonidos de
los animales cuando iban de cacería.

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De esta manera, muchos guaqueros en el mundo andino y habitantes de antiguos
asentamientos prehispánicos son testigos de cómo las guacas hacen bulla. Don Israel, por
ejemplo, me comentaba que “Cuando se está haciendo muy tarde uno escucha a veces que le
hablan” (Comunicación personal, 13 de agosto 2021). Para él estas son las voces del pasado que
emiten las guacas. Don Guillermo, por su parte, me contaba que hay guacas que suenan como
campanas. Otros como don Rodrigo tienen la experiencia guaqueando que han escuchado una
“bullaranga” como cadenas que se arrastran o un sonido del mar:

Prácticamente en la piedra amarilla al lado de San José ahí estábamos un día guaqueando,
y estábamos adentro cuando sentimos como una bullaranga y salimos a ver y nada, cuando
sacamos un collar como de 7 metros de largo, pero en pura chaquiras en pepitas y tenía
también esas conchas marinas, ósea que los indios rebuscaban harto. (Comunicación
personal, 13 de noviembre 2021)

Esto lo podemos interpretar como las voces que tienen las guacas y que en muchas casos
avisan de su existencia y se comunican con quien las escuche. En el texto “La voz de la huaca
Acerca de la naturaleza oracular y el trasfondo aural de la religión andina antigua” de Marco
Curatola Petrocchi (2016) sustenta que las guacas tenían la facultad del habla en el mundo antiguo
Inca, pues estas eran piedras, cerros o santuarios que emitían una voz sin palabras:

Las huacas para ser tales debían tener la facultad del «habla», y que esta facultad se
materializaba fundamentalmente en sonidos animales, musicales o de la naturaleza, como
el ruido del agua que corre, concebidos como un lenguaje extrahumano que solo
sacerdotes inspirados al servicio de la divinidad podían llegar a transmitir en forma
comprensible a los fieles. (p. 294)

En efecto, estas eran las voces de los dioses y de sus antepasados que se manifestaban
concediéndoles a objetos inanimados un poder y fuerza vital, pues para el mundo andino Inca, la
tierra y las piedras poseían vida y es a través del sonido que revelaban su lugar en el mundo y su
vitalidad.

En este sentido, aún hoy en día, por las anécdotas que me contaron en la región Calima,
las guacas y los objetos que estas guardan siguen teniendo voz y por tanto poseen vida. Hay guacas
que buscan y aguardan por ser sacadas78, solo hay que escucharlas con atención, pueden despistar

78En el libro “Escarbar entre muertos: Relatos de guaquería” el antropólogo Mario Jaramillo (2018) narra una
experiencia que tuvo con un guaquero llamado Kenguan, quien afirmaba que hay guacas que buscan ser sacadas y otras
no, debido a que contienen el espíritu del indio, pues para él: "El Espíritu queda atrapado en la guaca porque ellos

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a la gente pasándose por seres vivos que se encuentran en nuestro espacio y tiempo, pero se
ocultan en la tierra. Tienen sus propias voluntades adoptando y produciendo los sonidos que
hicieron en vida y que nos llegan en silbidos de aves como reminiscencias de un pasado lejano.

Estas historias de que las guacas suenan nos enseñan a saber escuchar por donde
caminamos, hay que aprender a escuchar las cosas porque estas también son una manifestación
de la vida. Como me decía don Modesto “hay que tener ojos para ver las cosas” (comunicación
personal, 13 de noviembre 2021) solo la gente que entrena el oído y la mirada puede llegar a
comunicarse con ellas y a entenderlas como los sacerdotes Incas o guaqueros como don Horacio.
Las guacas así suenan y hay que aprender a mediar con ellas porque son también peligrosas, como
lo narran los guaqueros cuando estas los tapan y a algunos los matan.

La Guaca que Tapa, la Guaca que Mata

De estas hay muchas historias en la guaquería. Un guaquero trabajando cuando una pared
de tierra se le viene encima y queda enterrado, convertido en parte de la guaca.

A don Horacio le ha pasado varias veces este susto. En una ocasión, se encontraba en la
Italia cerca a unos guaduales y ya tenía un hueco como de 8 metros (10 varas) que estaba lleno de
vasijas y cántaros. Así, se encontraba dentro de la guaca cuando se derrumba una pared y lo tapa
por completo. Asustado con sus manos empieza a abrirse camino y a echar la tierra, hasta que
logra salir. Ese día dejó toda la herramienta y un lazo sepultados porque no los pudo sacar. Solo
sacó una olla con un cojín de pelos que donó al museo.

Resulta que luego de analizar esa guaca notó que tenía un muro con una falla geológica,
pues se veían las grietas y placas de tierra que la atravesaban y por eso se había derrumbado,
también producto de las lluvias que van ablandando la tierra que pesa mucho.

Don Israel también me comentaba que los guaqueros saben cuándo una guaca puede
taparlos, pues observan muy bien la tierra y cómo fueron las guacas trabajadas:

Uno sabe maso menos cuando la tierra es firme o la tierra no es firme, la tierra cuando uno
ve que esta cuarteada entonces uno no se mete, ya busca otra manera de bajarle a la

tenían la intención de volver a sacar lo que tenían allá…No se iban con la idea de pasar a otra vida sino con la idea
de volver... Cuando uno saca la guaca el espíritu no vuelve a molestar” (p.104). Por otra parte, dice que cuando quieren
ser sacadas es porque: “Hay guacas encantadas que no se dejan sacar y uno está lejos del chamán para que las
desencante…uno las saca y peor... Es cuando el espíritu no quiere. Hay guacas por montones que no se dejan sacar.
Quién sabe por qué” (p. 104). Esto coincide con lo que me narró don Horacio en estas historias, las guacas que quieren
devolverse a la tierra están ritualizadas y es muy difícil desencantarlas por la antigüedad y la pérdida de los saberes que
se requieren para ello.

127 | P á g i n a
bóveda, como ellos abajo hacían su bóveda, entonces se metían por debajo, hacían esta
medialuna, y ahí tenían las cosas de bajada. (Comunicación personal, 13 de agosto 2021)

En este sentido, las guacas son peligrosas porque pueden matar. La mayoría de los
guaqueros en esta zona buscan en guacas largas, ya que las sociedades precolombinas que vivieron
en Pavas y La Cumbre, y que existieron en el periodo de tiempo Sonso, enterraban a sus muertos
profundamente de 8-12 metros. Buscar este tipo de guaca requiere de preparación, saber abrir el
hueco y coger bien la entrada de la guaca, a veces refuerzan con palos y se van a guaquear entre
varios para estar acompañados. No obstante, a pesar de los esfuerzos de este tipo de guacas los
objetos que se encuentran son más ollas y cerámicas que hay por cantidad.

Ahora bien, las guacas también representan un peligro cuando son abiertas, pues se rompe
ese orden que han mantenido por sí mismas durante tantos años, lo que genera que estas
contengan y emanen sustancias toxicas que pueden ser contaminantes. Para protegerse, los
guaqueros dejan que el oxígeno entre de nuevo a la guaca, en una suerte de respiro, lo que les
permite bajar con cautela y no atraer una serie de maldiciones y desdichas por apresurarse a
ambicionar el contenido de las guacas.

En este orden de ideas, los guaqueros buscan apaciguar sus peligros de toda índole,
creando rituales propios para poder acceder a ellas, tal es el caso de don Noraldo y don Horacio,
quienes consideran que las guacas son lugares sagrados, que contienen espíritus que pudieron ser
sus antepasados, es por esto, que:

Las formas de comunicarles respeto y humildad…apelan a la ceremonia (el rito que los
explicita) y la ofrenda; a cosas que satisfacen aquello que se homenajea, que lo ponen en
deuda o lo disponen positivamente respecto a quien oficia y a quienes representa- claro
está, si el protocolo ceremonial se respeta y si el don es adecuado, pues de lo contrario hay
castigo-. (Saade y Páramo, 2018, p.31)

A través de este secreto que me revelaron de hablarles para liberar a los espíritus que se
amarran a ellas (don Horacio) y el de ofrecerles un mate de chicha, a modo de don, para poder
trabajar guaquería, (don Noraldo) podemos comprender cómo los guaqueros median con las
guacas para que no se vuelvan peligrosas y los quieran matar, pues no solo tratan con los peligros
de la tierra y con objetos con fuerzas vitales, sino también con seres como el duende que las cuidan
y los espíritus de quienes dejaron esos objetos guardados que se amarran a su materialidad. De
ahí que la guaquería implica otra clase de saberes aparte de los técnicos para tener suerte y fortuna
y poder hacer sus propias interpretaciones de quienes habitaron, en este caso, la región Calima.

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Los Guardianes y Huellas en las Piedras

Cuando comencé preguntándome por quiénes habitaron la región Calima fueron varios
los relatos sobre grandes rocas talladas, con escritura y dibujos en piedra. El profesor Luis
Gonzaga me contaba sobre una antigua piedra tallada que destruyeron y tenía un tesoro debajo
de ella. En el encuentro con los guaqueros varios mencionaron que en Restrepo y Yotoco se ven
petroglifos Calima y existen investigaciones propias que guaqueros como Víctor Cerón han hecho
para develar sus posibles significados y formas del lenguaje. Si bien el tema de los petroglifos no
ha sido ampliamente estudiado, hay muchas personas en esta región, que se encuentran con
huellas marcadas en las piedras y tiene una fascinación por coleccionarlas y comprenderlas.

En la entrevista que tuve con don Guillermo, me mostró toda una colección de piedras que
ha recolectado a lo largo de su vida por ser curiosas en sus formas o porque parecen que tuvieran
algún tipo de escritura. Con orgullo me contaba la historia de cada piedra que resultaban ser muy
valiosas para él:

Arriba en el río Aguas Calientes hay una piedra


grande… y así está grabada la letra de todos los
indios, y la piedra pasa aquí y el río esta allá. Para
leer eso aquí ¿quién va a leer indígena? uno no
sabe, el que sepa ese idioma lo puede leer y tiene
las letras ahí, ellos escribían eso con la tinta de
una planta. (Comunicación personal, 20 de julio
2022)

Luego de eso me invitó a acercarme a un muro de


Ilustración 85: Guillermo Peláez y su
su casa donde tiene sus piedras todas alineadas: colección de piedras. Por la autora (20 de
julio 2022)

Vea esas piedritas que hay por allá. Yo trabajé en el río, una vez me encontré una piedra
de este grande, muy hermosa, salí y me la traje, al otro día me la encontré así en corazón,
y por ahí tengo una chuspita como un caimán. Bueno hay muchas cositas así bonitas.
(Comunicación personal, 20 de julio 2022)

Don Guillermo tiene todo un museo de piedras que se ha encontrado trabajando y


andando por la región, ha sido tanta su fascinación por encontrarse piedras “raras” que inclusive
las ha llegado a vender: “Un día me reuní como 4 piedritas y me encontré con un muchacho que
el papá era guaquero, y se las vendí en 100 mil pesos, unas piedras” (Comunicación personal,
20 de julio 2022).

129 | P á g i n a
Al final de nuestra charla sobre su vida y las piedras que
conserva, don Guillermo me regaló una de esas piedritas que se
encontró lavando oro en el río y tiene escrita en una tinta negra un
extraño grabado. Aún trabajo en saber si es un símbolo Calima o
la palabra “Leidi” en una caligrafía extraña.

Por otra parte, también recogí asombrosas historias que don


Ilustración 86: La piedra que me
regaló don Guillermo. Horacio me relató acerca de petroglifos que ha visto. Por los lados
de Buenaventura, en un cañón de un río, que el tiempo ha borrado su nombre de la memoria del
guaquero, existe un muro con muchos soles y 4 “indiecitos” parados que son atravesados por una
serpiente “que sube aquí, da la vuelta, forma la cabeza de uno y vuelve y coge la del otro, y monta
al otro, así como mirando hacia Buenaventura” (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021).

Otra historia que probablemente sea la misma del profesor Gonzaga es la de una piedra
gigante en la vereda La Cristalina cerca al río Azul, la cual tenía gran cantidad de grabados y
figuras talladas, pero abrieron una carretera y la taparon. Un día Don Horacio se encontró con un
indígena en la vereda la Samaria, quien le contó que cerca de un río había un guardado, un tesoro
muy importante que terminó asociando con este lugar que había sido destruido por las obras de
una carretera.

Así como hay guardianes de las guacas como el duende, también a lo largo de mi
investigación conocí a personas que se apropian del pasado y sus huellas, tienen dones especiales
para custodiarlas porque no son personas ambiciosas y les importa
preservar el conocimiento en estas piezas. Esto genera que los objetos
de las guacas estén a gusto en ciertos lugares, esto se puede confirmar
sabiendo que cuando un objeto hace sonidos, manifestando molestia,
espanta a quien lo tenga. Este no ha sido el caso de la colección de doña
Maricela, quien me contó que una mujer indígena Emberá le había
dicho lo siguiente:

Dijo que yo tenía un don que, porque no me asustaban,


además que no los tengo [las piezas] por fines lucrativos para
enriquecerme ni nada de eso, sino que antes admiro. Venimos de
esa descendencia por más que digamos que no. Entonces ella
dijo eso, se puso a hablar y era una gobernadora. (Comunicación
Ilustración 87: Mural de
personal, 16 de octubre 2022) pedazos de guacas,
elaborado por doña
Maricela. (16 octubre 2022)

130 | P á g i n a
Ese don que doña Maricela tiene, le permite custodiar las piezas y piedras de las guacas,
pues conoce sus secretos y las historias detrás de cada uno de ellos. Además, tiene una fascinación
con los petroglifos que ha encontrado en municipios como Vijes, La Cumbre y Yumbo, sabe cómo
caminar entre el monte y le gustaría seguir explorando para conocer más sobre estos extraños
símbolos.

Es así como a partir de las piedras y los petroglifos podemos interpretar parte de ese
pasado prehispánico Calima, pues estas tienen un propio lenguaje que habitantes de esta región
han podido interpretar no solo teniéndolas en cuenta en sí mismas, sino también en el contexto y
en los paisajes donde fueron encontradas. Estas investigaciones propias sobre las huellas en las
piedras merecen ser apoyadas y comprendidas, ya que resaltan el valor y la curiosidad que los
guaqueros y personas tienen sobre el pasado prehispánico, pues son iniciativas que reconstruyen
el pasado, a la vez que crean comunidad en el presente y son cimientos para el futuro.
Indicándonos también que, estudiando las guacas y las huellas del pasado en las piedras, se
construye a la región Calima.

Como lo he narrado en estos relatos se necesita tener un don para encontrar el oro y las
guacas, manifestado en gestos de ofrenda hacia ellas, así como también de una disposición
interior que reflejan aquellas personas que están libres de ambición y entienden que la vida
trasciende en lo cotidiano de formas extraordinarias en este mundo.

Estas personas además de tener saberes técnicos y sensibles en la guaquería son también
guardianes de los lugares y de los objetos, un ejemplo de esto es don Horacio, siendo guardián del
páramo, o doña Maricela y don Guillermo siendo guardianes de piedras y piezas. Cada uno,
aunque manifiestan dones y formas diferentes de apreciar la materialidad prehispánica, resaltan
y se apropian de las relaciones que tienen con su entorno a partir de relatos como los expuestos.
Convivir y desapegarse de esa materialidad los ha
hecho conscientes, de que todo el tiempo estamos
dejando huella en el paisaje. Las guacas siguen
creciendo, en formas de riquezas guardadas,
amarradas a finados que nos hacen evidenciar la
temporalidad tan corta que supone la vida
humana y lo extensa que puede ser la vida después
de la muerte…
Ilustración 88: Cartel en el museo MAMY. (16 de
octubre 2022)

131 | P á g i n a
3.4 Las Guacas son Guardados

Quiero cerrar esta investigación reflexionando sobre las huellas que han perdurado en la
región Calima a lo largo de sus diferentes momentos históricos. Estos rastros tienen formas
materiales que se plasman y se mezclan en la tierra como los objetos, tesoros, minas, caminos,
casas o embalses. Así como también, como lo he ido desarrollando, en el paisaje se manifiestan
huellas inmateriales como lo son los recuerdos, espíritus, misterios y saberes que rodean a las
guacas, y que nos hacen cuestionarnos sobre la forma en la que interactúa y se fusiona el pasado
(la muerte -lo inerte-los guardados) con el presente (la vida- lo animado-el aguardar) en nuestro
mundo.

Las guacas, desde el saber técnico guaquero, son guardados, objetos que yacen en las
tumbas o huecos que hicieron antiguas poblaciones y que quedan como testamento de su
existencia en la tierra. Don Horacio las describe de la siguiente manera: “Una guaca normalmente
es lo que el indio guardó, sea que se haya enterrado con lo que tenía o el guardó lo que tenía… o
que los compañeros de la misma tribu cuando el hombre se murió lo guardaron” (Comunicación
personal, 6 de marzo 2023).

Asimismo, como he ido mostrando, las huellas-guacas son también la materialidad que se
halla en el paisaje, como el páramo del duende, el monte y las creaciones que a lo largo del tiempo
han dejado los humanos en esta región. Pero, como indican los relatos que emanan de las guacas,
cuando la materialidad de los humanos se siembra en la tierra, se guarda, se codicia y se mantiene
en una aparente falta de transformación y movimiento, esta atrae o adquiere vida, posicionándose
en una dimensión “sobrenatural”:

La huaca, existe en la naturaleza, pero también puede ser construida por el hombre, se
encarna en el ámbito de la naturaleza y de la cultura, doble existencia que daría cuenta de
un modo de pensar analógicamente al mundo natural, social y sobrenatural como un todo
integrado en una compleja red de equivalencias. (Bovisio, 2011, p.8)

Esta concepción de las guacas, aunque parte desde un mundo andino prehispánico,
pervive en lugares como Calima, es una noción que nos sirve para entender las formas en las que
se manifiesta el pasado en el presente. Las guacas, en este sentido, transitan entre lo humano y
lo no humano, pero además de ello, si le agregamos el saber sensible, que tienen las personas que
conviven con las guacas, nos damos cuenta de que hay otras formas de permanencia en los
territorios además de los guardados materiales. Hablamos así de la dimensión viviente más allá

132 | P á g i n a
del ámbito de la muerte, en el que se manifiestan inmaterialmente los seres que rodean entierros
y habitan en el monte.

Un texto que nos ayuda a comprender esta dimensión inmaterial y atemporal de las guacas
es el de Maria Alba Bovisio (2011) “Las huacas andinas: lo sobrenatural viviente” en el que
explica que las guacas para los antiguos Incas eran sus ancestros que se manifestaban a través de
lugares y cosas. “Podríamos pensar en todos los tipos de huacas, de un modo u otro, como
expresión del culto a los antepasados” (p.8). De tal manera, los ancestros (prehispánicos,
coloniales, antioqueños y modernos) son presencias vitales que continúan habitando los
territorios, adquiriendo o adhiriéndose a otras formas corporales en guardados como tesoros,
objetos, cerros y guacas. (Bovisio, 2011)

En este orden de ideas, las guacas se siguen reproduciendo en nuestro mundo, conectando
los caminos de la vida y la muerte, a través de los guardados que la gente va dejando en vida.
¿Cómo opera, entonces, ese plano inmaterial en Calima con los nuevos entierros y guardados que
la gente va dejando en la región?

Entre los relatos que están presentes en Calima y que se conectan con el tema de las guacas
en el mundo andino, está el de los finados que asustan porque tienen “algo” guardado.
Evidenciando que no solo en el mundo antiguo y prehispánico estaba la creencia de que la vida
permanece más allá del plano de la muerte, sino que aún esta se mezcla entre la materialidad e
inmaterialidad en nuestro mundo.

Don Rodrigo, cuando hablamos en la entrevista grupal sobre el Darién de ayer y los
espíritus de Calima, mencionó lo siguiente:

En ese tiempo existía mucho entierro, los antiguos dejaban mucha esterlinas por ahí
enterradas, entonces eso si es verídico, lo que deje un finado enterrado eso sí espanta, se
oyen cosas… Un finado es un muerto, un tipo que ya te miro. (Comunicación personal, 13
de noviembre 2021)

Sobre los entierros de los finados, don Humberto recuerda una experiencia en la finca de
su abuelo. Resulta que su abuelo fue un minero de oro en Calima, y en la finca de él, se decía que
tenía oro por montones y que había una guaca debajo de una piedra con petroglifos “cosas raras
allá nosotros si sentíamos, nos tiraban piedritas era supuestamente un duende” (Comunicación
personal 7 de diciembre 2021). Cuando Humberto tenía 16 años, murió su abuelo, y el finado
empezó a manifestarse en este plano:

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Levantaba las tapas de las cocina, las ollas, cuando de repente abrieron la puerta, nosotros
sentimos como él abría y tosía, como él tosía, entonces, cuando yo miré hacia allá, se ve
como un halo, así como una luz y ahí estaba la luz y yo me puse a temblar. (Comunicación
personal 7 de diciembre 2021)

Cuenta que por ser muy nervioso su ancestro no se le presentó, pero a un trabajador de la
finca se le apareció en un sueño indicando dónde tenía una riqueza enterrada. Al tiempo
encontraron que, en las paredes de la casa, el abuelo ocultaba botellas con pepitas de oro, y al
sacarlas del lugar, el finado nunca se volvió a presentar.

Doña Herlinda también recuerda que un día visitó un lugar donde un señor guardaba plata
entre el monte y cuando los animales se acercaban al sitio comenzaban como locos a chillar. Don
Carlos, por su parte, decía que “ha habido mucha gente que siguen un espíritu y lo siguen a donde
han dejado el entierro, o en el sueño también comentan a una persona que vaya a una parte”
(Comunicación personal, 13 de octubre 2021).

En ocasiones, sobre todo cuando se trabaja con guaquería, estos planos (el de la vida y la
muerte) interactúan entre sí, tienen límites que parecen difusos, manifestados en espíritus que
rondan y se quedan en este mundo, o en las mismas cosas materiales que adquieren vida. Don
Horacio, al estar su trabajo relacionado con el ámbito de la muerte, excavando entierros y
conversando con las guacas, comprende la muerte como otro plano diferente al nuestro. Sabe que
a pesar de que podemos escuchar ese otro plano es muy diferente y no nos debería afectar:

Yo no les tengo miedo a ninguno [Espíritus} para nada, ni yo les puedo hacer nada a él.
Ustedes no están en este plano, no tienen figura corporal para decir que lo mato, que lo
corto, que lo hirió, no lo hace. Uno se asusta por la sugestión. (Comunicación personal, 10
de octubre 2022)

Esta es otra razón por la que el guaquero puede ser mediador y relacionarse entre ambos
mundos al dejar ir a aquellos, espíritus-ancestros, en el plano inmaterial de la muerte que se
sujetan al material de la vida, de ahí que a él no le guste tener cosas materiales porque él nació
para andar y no quedar sembrado en algún lugar, de todas maneras, gracias al saber de la
guaquería:

Me gusta mucho colaborarle a la gente, ayudarle al uno al otro, me gustaba llegar a una
parte, sacar y darles a los dueños, vea todo eso que usted no sabía que había aquí. Ayudé

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a mucha gente y saqué muchas almas en pena, que yo creo que uno sacando lo que tiene
guardado, saca las almas. (Comunicación personal 13 de noviembre 2021)

En sus palabras, todo lo que las personas guarden con intención los puede atar, después
de la muerte, a este mundo, perteneciendo indefinidamente en la tierra de Calima: “Queda
amarrado, no debe enterrarse nada. Cuando se tira una cosa, …ya usted la botó, pero si usted
la guarda como guardaba para después sacarla [ahí queda amarrado]... esa es la cosa como le
digo” (Comunicación personal 7 de diciembre 2021).

Igualmente, don Humberto, sobre ello me dio una reflexión que explica por qué en la
materialidad de los paisajes y las guacas hay espíritus que los acompañan:

Es que una persona en vida, si usted guarda una puntilla en una parte y no la vuelve a
sacar, usted se muere ahí penando, eso es algo natural, cuando usted entierra algo en la
tierra, un martillo, una ramita o algo, ahí queda enterrado. Porque dicen que uno, la
energía de uno está ahí, y dicen que el espíritu no deja nada en este mundo, el espíritu
tiene que pasar al otro lado limpio de todo, si el espíritu llega a una parte no puede guardar.
(Comunicación personal 7 de diciembre 2021)

Amarrarse, clavarse, sembrarse ese es un saber que me compartieron con estas palabras,
los objetos que dejan las personas-ancestros en la tierra con el tiempo se convierten en guardados
que dejan a los espíritus “ahí” en el territorio, en una suerte de inmortalidad. Es por ello, que en
Calima las guacas guardan y aguardan por ser sacadas. Este es unas saber adquirido por la gente
que tiene la habilidad de leer la tierra, andar los montes y comprender otras formas ontológicas
de existencia, descubriendo:

Que haya una muerte más allá de cada vida nos anima a notar las maneras en que
podríamos continuar, gracias a los espacios que son abiertos por todos los muertos
ausentes que nos hacen lo que somos. Que la forma se extienda más allá de la vida llama
nuestra atención sobre la fluida propagación de patrones que recorre nuestras vidas. Y,
finalmente, que los espíritus sean una parte real de una vida después de la muerte, esa que
se extiende más allá de la vida, nos dice algo sobre la continuidad y la generalidad
intrínsecas a la vida misma. (Khon, 2021, p.314)

En efecto, los ancestros también son todas aquellas personas que han pasado por la larga
vida que tiene un territorio y “nos hacen lo que somos”. Caminando sobre las huellas de su
existencia y con una mirada guaquera (que puede ver a través del tiempo) podemos leer los
testamentos que nos dejaron en la tierra. Las guacas y los espíritus que rondan en Calima no solo

135 | P á g i n a
se reducen a un pasado prehispánico, sino que están presentes aún en la vida y en los discursos
de la gente, que consideran a la región Calima como un territorio ancestral, a pesar de que sus
linajes provengan de diferentes migraciones que la han conformado. He aquí también la
importancia del saber de la guaquería, no reducida a una actividad de extracción de objetos
antiguos, sino como una forma de comprender todas las vidas que nos preceden y se hallan
presentes en el paisaje de la región de forma material e inmaterial.

Calima no solo es ancestral por las evidencias materiales y por la larga ocupación humana,
sino que lo es porque tiene vida muy antigua habitando en lugares como el páramo del Duende y
en esas memorias que la gente guarda, en esos seres misteriosos, y en esos espíritus que yacen
buscando el momento de mezclarse en este plano. Estos saberes que me dijo don Horacio, y cada
una de las personas que hicieron parte de la investigación, aunque son inmateriales permanecen
en Calima y hacen parte de sus paisajes, todos los relatos sobre María Luisa, la colonización, la
vida de las guacas y los guaqueros, hacen parte de esa entramado colectivo de la memoria que se
plasma en objetos y lugares y que construyen a la región.

De igual manera, ese aprendizaje de entender que las guacas son guardados y aguardan
me llevó a reflexionar sobre las formas en las que, en el mundo actual, nos aferramos a lo material,
las maneras que guardamos nuestras propias guacas, que en algunos lugares se convierten en
casas con espantos o con energías muy pesadas. Por eso vale la pena preguntarnos ¿Cuáles son
las huellas que queremos dejar y conservar en nuestros territorios? Si nos apegamos a lo material,
según estas vivencias, muy probablemente estemos atados a ellos y no podamos conocer un
mundo más allá de la vida, don Horacio dice que:

Sería muy bueno que tuviera salud, que tuviera buena alimentación, para poder estar en
este plano investigando y analizando, cualquier cantidad de cosas minuciosas que no me
las cree, minuciosas, son cosas que son muy importantes y uno [debería] irse de este plano
sabiéndolas. (Comunicación personal, 7 de diciembre 2021)

La invitación que me dejó don Horacio es que el conocimiento y el saber por la tierra y la
vida se extienden más allá de nuestra existencia, esa es la verdadera herencia que nos dejan
nuestros antepasados, saberes empíricos, sensibles y de personas correctas. En efecto, El Duende
como guaquero, páramo y espíritu también tiene sus guardados. En las montañas del Duende se
esconden las huellas de la existencia de muchos seres y vida que nos preceden, lo vuelven en sí
mismo una guaca. El duende como espíritu, guarda el oro y espanta a quien lo codicie, es el

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espíritu que protege el páramo. Y El Duende como guaquero, aunque no guarda materialidad,
guarda saberes, relatos y memorias de su vida extraordinaria en Calima.

Finalmente quiero agregar que, las guacas son


guardados, pero también más cosas son las que se guardan, se
guardan, por ejemplo, sentimientos, fuerzas e ideas, y su
acumulación supone, con el tiempo, un desequilibrio en la
vida material y emocional de la gente. Hay que abrir los
guardados para liberarse de las cargas del mundo. Los
guardados también constituyen un lugar o espacio sagrado
que si se altera por condiciones, personas o fuerzas externas
se desatan y se vuelven peligrosas y desequilibradas. Es la
misma voluntad de las personas o de las cosas, que decide
abrirse o aguardar a alguien digno que las abra. Es así un
fenómeno o hecho que constituye la vida cotidiana de la gente
y de las cosas, y por tanto se sigue reproduciendo. Las guacas
con todo ello, podemos decir que no se acaban porque siempre
Ilustración 89: Las formas en las que
va a haber algo o alguien que las guarda y algo que aguarda.
nos sembramos. Mural en una casa
de Calima por el colectivo Monareta.
(15 de julio 2021)

Consideraciones Finales

Este proceso de investigación me ha dejado varios aprendizajes desde que lo inicié en el


año 2020. He pasado por varios caminos teóricos y de tierra, como también, me he unido con la
vida de varias personas construyendo anécdotas y reflexiones que busqué plasmar en este trabajo
de la manera más cercana. Transitar e investigar en Calima ha sido todo un viaje por develar lo
que se ocultaba detrás de su lago y el ajetreado turismo, buscando percibir la forma en la que la
gente vive y se relaciona con otros seres a partir de la guaquería en esta región.

Para conocer sobre las vidas que rodean a la guaquería tenía proyectado partir por la
pregunta “¿Cómo las experiencias de vida, en torno a la práctica de la guaquería, permiten
comprender el patrimonio precolombino y la memoria oral e histórica de la región Calima?” Sin
embargo, esta pregunta, que inicia metodológicamente la investigación, me llevó a considerar que
ese patrimonio precolombino es mucho más amplio y se traduce en este escrito como el pasado y
los paisajes de la región. Ya que me di cuenta, aprendiendo a leer la tierra como lo hacen los
guaqueros como don Horacio, que analizar lo prehispánico no puede ser posible sin las otras

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épocas que configuran estos paisajes y que hacen posible que los tiempos se mezclen como un
palimpsesto en estas tierras con una larga ocupación humana y no humana.

Es así como este escrito inicia por un recorrido en el tiempo, no como una línea temporal,
sino que lo construí como un entramado de las maneras en las que la gente en Calima narraba los
paisajes, la guaquería y al duende en Calima, tal y como si estuviéramos bajando por las capas de
una guaca. Para escribir también evité usar la categoría de patrimonio, aunque desde la
perspectiva de entender cómo la gente se apropia de las cosas, el pasado y los lugares, entre líneas,
siempre estuvo presente, tomando el patrimonio de una manera integral, como me enseñó el
profesor Gonzaga.

De tal manera, que en el primer capítulo comprendí que lo Calima no es el concepto de


una sociedad homogénea, nos abre las puertas a pensarnos una región en movimiento y en
transformación a lo largo de los años, ha sido un devenir de pueblos y de múltiples experiencias.
Entre las más recientes encontré aquellas que con sus propias manos, y guardando y abriendo
guacas, fueron construyendo municipio, mostrando que este es un lugar de trabajo con la tierra,
de saber caminar y escuchar el monte, para descubrir el oro y las huellas que por tanto tiempo
han permanecido en esta región.

Hacer el ejercicio con los adultos mayores de dibujar lo que más les llama la atención de
la región, me permitió “abrir las pepotas de los ojos” para ver el pasado a través de sus memorias,
no solo de manera oral, sino también en sus trazos, gestos y formas de plasmar sus vidas y las de
quienes los precedieron. Siendo sus ancestros, no solo de sangre, sino también antiguos
habitantes de estos territorios como lo fue María Luisa de la Espada, presente en las experiencias
de quienes han caminado los montes y páramo de Calima.

Por otra parte, Comprender el oficio de la guaquería, más allá de los conflictos que este
tiene con las leyes actuales, me llevó a entender sus saberes técnicos y metodológicos, los cuales
pueden resultar valiosos para buscar maneras de transformación de esta actividad del
campesinado colombiano. Así como también escuchar y dejarme guiar por la materialidad
prehispánica y del arte, fue también importante para entender otras formas de valorar los objetos
precolombinos, darles una segunda vida a través de los museos o de las réplicas para que se
aprecien estos saberes artesanales que se hallan ocultos en las guacas.

Asimismo, aprendí de mi experiencia etnográfica cateando guacas con don Horacio, que
la guaquería es un saber técnico y sensible que nos invita a escuchar, ver, andar, desapegarnos de

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lo material y ser personas correctas. Similitudes que se pueden establecer con la antropología y
aquellas disciplinas que busquen analizar los misterios de las gentes y de la madre tierra.

Uno de mis retos más grandes y de mayor dedicación, fue el plasmar la vida extraordinaria
de don Horacio; poder captar con palabras escritas, sus gestos y sus experiencias, para no
delegarlas al campo de “lo que él cree” sino de lo que él llega a aportar en esta tesis y en la
construcción de memoria del municipio de Calima y del páramo del duende, que lleva su apodo.
La antropología de lo extraordinario y más allá de lo humano fue clave en este asunto, para
entender cómo el guaquero se construye y trata de comprender por qué le suceden esas “cosas
raras”, a partir de situarse en el pensamiento del bosque y del duende como espíritu,
comprendiendo que, si se perturba el páramo, llueve, y si se pisa mal, hay animales y seres que lo
observan.

De estas conversaciones surgieron muchos relatos, más escogí los que me permitían hilar
y aportar a las teorías sobre las guacas. Mi intención, así fue mostrar cómo en la región Calima,
un territorio característico por su presencia material prehispánica, se encuentran las guacas
también como fuerzas y objetos vivos, provocando un mundo en movimiento al interior de la
tierra que se manifiesta por medio de sonidos y peligros para quien no sepa cómo mediar y
pedirles permiso. Es pues una tesis que complementa estas teorías afirmando que las guacas en
esta región son los guardados de los Calima, las cuales están custodiadas por el Duende: el espíritu
del oro, el páramo y por el guaquero que las comprende, les habla y las libera. Porque guaca son
también los espíritus que aguardan amarrados a esa materialidad y provocan sustos, se vuelven
espantos y se convierten con el tiempo en leyendas manifestadas en la oralidad y en las formas en
las que la gente comprende el pasado y los paisajes colombianos.

Para concluir, me gustaría añadir que todo el conocimiento antropológico que adquirí en
estos 6 años de formación me permitió tener las herramientas para ver, escuchar y comprender
esos saberes. Verlos también como algo integral, para no solo pensarme en lo humano, sino en la
interacción que tenemos con otros seres y que nos vuelven parte de un todo, un mundo vivo. Así
mismo la empatía y el trabajo con las comunidades me dio valiosas herramientas personales para
conocer a las personas que integraron este trabajo y que puedo decir, con total certeza, que sus
conocimientos que intente plasmar aquí, son las huellas inmateriales que hay que guardar y
aguardar a que alguien las lea y escuche para ampliar más el conocimiento sobre las guacas, la
guaquería y todo aquello que provoqué curiosidad en esta investigación.

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Ilustración 90: Mural "No volvamos a la Normalidad Volvamos a la Tierra". Por el colectivo Monareta de
Calima. (15 de julio 2021)

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Tabla de Ilustraciones
Ilustración 1: Vista del río Cauca, la cordillera occidental y el embalse Calima. Por la autora. (24 de octubre 2022) __ 3
Ilustración 2: Ruta en carretera de Cali a Calima El Darién. (Google, s.f.) ______________________________ 4
Ilustración 3: Paisaje de Calima. Por la autora (19 de marzo 2021) __________________________________ 6
Ilustración 4: Embalse y Montañas del Municipio de Calima. Por la autora (19 de marzo 2021) _______________ 7
Ilustración 5: Museo Arqueológico Calima. Por la autora (5 de marzo 2021) ____________________________ 9
Ilustración 6: Mapa Distribución Espacial Pueblos Calima. Elaboración propia _________________________ 10
Ilustración 7: Mural sobre el precerámico en el Museo Arqueológico Calima. Por la autora (13 de noviembre 2021) 11
Ilustración 8: Réplica de alcarraza de viviendas Ilama (19 de enero 2022) ____________________________ 12
Ilustración 9: Dibujo en acuarela de un patón. Elaboración Propia. _________________________________ 13
Ilustración 10: Réplica de un Canastero. Por la autora (19 de enero 2022) ____________________________ 13
Ilustración 11: Excavación de un camino en 1980. (Cardale de Schrimpff, 1996, p. 68) ____________________ 14
Ilustración 12: Dibujo en acuarela de urnas funerarias contexto Pavas-La Cumbre. Elaboración Propia. ________ 16
Ilustración 13:Posible asentamiento indígena indicado por don Horacio-Guaquero. (19 de enero 2022) ________ 16
Ilustración 14 Mapa de la provincia del Chocó (El sur se encuentra arriba). (M. Salazar, 1597) _______________ 19
Ilustración 15: Mapa de Parentesco María Luisa de la Espada Espinosa. Elaboración Propia.________________ 26

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Ilustración 16: Mural de la arriería en una casa de Calima el Darién. Colectivo Monareta. (20 de julio 2022) _____ 34
Ilustración 17: Placa conmemorativa a los Fundadores. Por la autora (15 de julio 2021) ___________________ 37
Ilustración 18: Fachada de la Alcaldía Municipal de Calima. Por la autora (5 de marzo 2021)________________ 38
Ilustración 19: Entrevista grupal en el Centro de Vida del Adulto Mayor. Por Paola Ramírez (13 octubre 2021) ____ 39
Ilustración 20: Cartografía en el Centro de Vida del Adulto Mayor. (7 de diciembre 2021) _________________ 40
Ilustración 21: Iglesia de Calima. Por la autora (19 de enero 2022) _________________________________ 40
Ilustración 22: La casa de Rosa Gutierrez. __________________________________________________ 41
Ilustración 23: La finca de Modesto Soto. __________________________________________________ 41
Ilustración 24: La finca de Rodrigo Ceballos. ________________________________________________ 42
Ilustración 25: El camino de Herlinda Rojas. ________________________________________________ 43
Ilustración 26: El Lago Calima para Humberto. ______________________________________________ 45
Ilustración 27: La Calina cubriendo el embalse. Por la autora (19 de enero 2022) _______________________ 45
Ilustración 28: Calima el Darién para Luis Salazar. ____________________________________________ 46
Ilustración 29: Logo en la plaza los fundadores. Por la autora (16 de julio 2021) ________________________ 47
Ilustración 30: Los Calimas para Heriberto Quiñones __________________________________________ 48
Ilustración 31:Don Horacio-guaquero observando un lugar de guaquería. Por la autora (19 de enero 2022) ______ 57
Ilustración 32: Don Rodrigo mostrándome un lugar de guaquería. (7 de diciembre 2021) __________________ 58
Ilustración 33: Recorte de periódico antiguo reconociendo a la guaquería como una profesión (Relator, 1932) ____ 59
Ilustración 34: Don Horacio explicando las formas de las guacas. (6 de marzo 2023) _____________________ 61
Ilustración 35: Pasos para sacar una guaca. Elaboración propia ___________________________________ 62
Ilustración 36: Diseño de Mediacaña y Sonda. Elaboración propia. _________________________________ 63
Ilustración 37: Diseño de partes de una guaca. Elaboración propia _________________________________ 65
Ilustración 38: Diseño de Guaca tipo Pirú. Elaboración Propia ____________________________________ 66
Ilustración 39: Diseño de guaca redonda. Elaboración Propia ____________________________________ 66
Ilustración 40: Diseño Guaca tipo pabellón. Elaboración Propia. __________________________________ 66
Ilustración 41: Diseño de guaca "Culo de potro". Elaboración propia ________________________________ 67
Ilustración 42: Diseño de guaca en forma de bóveda. Elaboración propia. ____________________________ 67
Ilustración 43:Volante del encuentro. (INCIVA, 2021) _________________________________________ 71
Ilustración 44: Ejercicio con guaqueros. Tomada por el equipo audiovisual del Museo. (13 agosto 2021) ________ 72
Ilustración 45: Mapa de la Cartografía. Elaboración propia ______________________________________ 72
Ilustración 46: Mapa de Calima con las guacas a lo largo de mi experiencia en campo. Elaboración propia ______ 73
Ilustración 47: Diploma que recibió don Horacio y que carga siempre en su canguro. (19 de enero 2022) _______ 74
Ilustración 48: Foto del Museo MAMY. (16 de octubre 2022) _____________________________________ 74
Ilustración 49: Mapa de hallazgos de la vereda Montañitas Elaborado por Maricela Herrera (16 de octubre 2022) _ 75
Ilustración 50: Horacio Gutierrez Ceballos el primer día que lo conocí. (14 de julio 2021) __________________ 77
Ilustración 51: Don Horacio frente al atrio de la iglesia de Calima. (7 de diciembre 2021) __________________ 79
Ilustración 52: Caminando con Don Horacio. _______________________________________________ 80
Ilustración 53: Picando la tierra para ver si hay bóvedas. ________________________________________ 81

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Ilustración 54: Camino a la vereda San José. ________________________________________________ 81
Ilustración 55: Lugar de su primera guaquería. ______________________________________________ 82
Ilustración 56: Cateando Guacas en el Camino. ______________________________________________ 83
Ilustración 57: Ir a pedir permiso para guaquear. _____________________________________________ 83
Ilustración 58: Vestigios de un río._______________________________________________________ 84
Ilustración 59: El lugar de la guaquería. Por Leonardo Delgado ___________________________________ 84
Ilustración 60: Analizando el terreno. Por L. Delgado __________________________________________ 85
Ilustración 61: Armando la Mediacaña. ___________________________________________________ 85
Ilustración 62: Revisando la Carga. ______________________________________________________ 86
Ilustración 63: Lugar sin Guacas. _______________________________________________________ 86
Ilustración 64: Don Horacio enseñándome a catear. Por L. Delgado ________________________________ 87
Ilustración 65: Cateando. _____________________________________________________________ 87
Ilustración 66: Tierra trabajada. Por L. Delgado ______________________________________________ 88
Ilustración 67: Probando el detector de Metal. _______________________________________________ 89
Ilustración 68: Entre la Guadua. ________________________________________________________ 90
Ilustración 69: El “Duende” Maestro Guaquero. ______________________________________________ 93
Ilustración 70: Camino de Regreso a Darién. ________________________________________________ 94
Ilustración 71: Horacio Gutierrez Ceballos. Por la autora (10 de octubre 2022) _________________________ 97
Ilustración 72: Un guaquero Darienita. Por la autora (19 de abril 2022) ______________________________ 99
Ilustración 73: Cementerio de Calima el Darién con vistas al páramo del Duende. Por la autora (12 de abril 2022) 104
Ilustración 74: La máscara (Cardale de Schrimpff et al, 1989, p.65). _______________________________ 105
Ilustración 75: La alcarraza (Cardale de Schrimpff et al, 1989, p.65). _______________________________ 105
Ilustración 76: Dibujo de la máscara de oro sacada por don Horacio. Elaboración Propia. _________________ 106
Ilustración 77: Vista de las montañas del Duende desde el Museo Calima. Por la autora (19 de marzo 2021) ____ 108
Ilustración 78: Don Horacio caminando entre el monte en la finca agroturística La Granjita (19 de enero 2022) ___111
Ilustración 79: Pesebre representando al lago Calima y las montañas nubladas del Duende. (7 de diciembre 2021) 112
Ilustración 80: Pancarta en defensa del agua. (7 de diciembre 2021) _______________________________ 114
Ilustración 81: Grafiti de protesta sobre un mural de canastero Calima del colectivo Monareta. (19 de marzo 2021) 115
Ilustración 82: Vaso Patón Calima. Elaboración propia ________________________________________ 119
Ilustración 83: El destino de don Horacio fue encontrar la máscara, Elaboración Propia. _________________ 122
Ilustración 84: Dibujo en acuarela de un canastero Calima. Elaboración Propia _______________________ 124
Ilustración 85: Guillermo Peláez y su colección de piedras. Por la autora (20 de julio 2022) _______________ 129
Ilustración 86: La piedra que me regaló don Guillermo. _______________________________________ 130
Ilustración 87: Mural de pedazos de guacas, elaborado por doña Maricela. (16 octubre 2022) ______________ 130
Ilustración 88: Cartel en el museo MAMY. (16 de octubre 2022) __________________________________ 131
Ilustración 89: Las formas en las que nos sembramos. Mural en una casa Colectivo Monareta. (15 de julio 2021) _ 137
Ilustración 90: Mural "No volvamos a la Normalidad Volvamos a la Tierra". Colectivo Monareta (15 de julio 2021) 140

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