Historia Pareja Hot

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Muchos piensas que las fiestas de Halloween son malas, pero para Carla y Román no, eran antiguos

vecinos y siempre estaban jugando juntos, desde pequeños, pero no sabían todo lo que se les venia
encima, en las fiestas oscuras del 31 de octubre pueden pasar muchas cosas.

Carla solo tenía 17 años, cumplía los 18 el mismo día de Halloween, conocería al que sería su dolor de
cabeza, Román, un chico que era todo lo contrario a ella, fiestero, siempre tenía malas influencias,
mientras que ella era la tipica chica solitaria que siempre estaba en su mundo.

El primer día de octubre, Carla decidio salirse de casa en la madrugada, para dar un paseo, sus padres
siempre estaban peleando y no soportaba escucharlos así.

Vio a alguien en lo lejos, en lo que se supone que era el cementerio de la ciudad, era raro que estuviese
abierto, pero en este mes especial, siempre había gente que se acercaba a visitar a sus familiares.

Entro y se sorprendio al ver a su gran amigo, pero no era el mismo, estaba distinto, muchos años sin
verse y ambos cambiaron para mejor.

Roman no podía dejar de mirarla, con la humedad, tenía el pelo mojado, y eso hacía que ella se viese
sexy.

Se moría de ganas de besarla, pero sabía que no era el momento, al despedirse, le agarro la mano, no
quería que se fuera -Quedate conmigo, al menos esta noche- Le rogaba mientras tocaba su pelo, Carla
estabade los nervios y no pudo evitar salir corriendo.

Ya habia pasado casi dos semanas, y apenas se habían vuelto a hablar desde entonces, pero Carla se
moría cada noche.

El deseo que sentía por él no era normal, cada noche, desde ese día, soñaba con él, con sus manos, su
calor, su boca... Se moría de ganas porque se la comiera en cualquier lugar de la ciudad, ya sea en su
cama o en la misma calle, pero le necesitaba, y demasiado.

Una ducha de agua fría al salir de la cama ayudaba bastante, pero ¿Roman estara pensando igual? ¿Qué
sentira él?

Si, y no es para menos, lleva deseandola desde que volvió a la ciudad.

No había noche que no se imaginara mil escenarios junto a ella.

14 de Octubre, decide lanzarse y quedar con ella en la cabaña que había detras de su casa, casi a dos
manzanas, necesitaban aislarse para poder estar juntos, cuando hay ganas, la unica manera de quitarlas
es comerte a esa persona, o eso dicen.

Se encontraron por el camino, dejando un rastro de ropa por la calle, que les llevaba hacia esa cabaña

No les importaba que pudieran encontrarles, solo querian estar juntos esa y todas las noches que fuesen
posibles.
Los besos no eran suficientes para poder calmar todo ese fuego que los consumia, ajenos a lo que se
sobrevenia, en la paja del suelo, Carla agarro sus manos y le ató a la madera, esta noche quería mandar
ella.

Su pelo negro ocultaba su cara roja por todo lo que llegaba a sentir.

Empezar a mprder el cuello, dejando una leve marca para dejar claro que es suyo. Se sento encima de él,
y empezo a quitar toda la poca ropa que tenía, necesitaba saber que hiba a comerse esa noche.

Junto con una goma sabor fresa, baja despacio -Quiero comerte hasta que me supliques que te folle-
susurraba al oido mientras le miraba mientras bajaba.

No sabia que era tan experta hasta que aprendio a colocarle un condon con la boca.

Entre gemidos e intentos de soltarse de la cuerda le susurraba -no voy a dejar que te corras todavía,
ahora te toca a ti-.

Ella abajo, él arriba, esa mirada de -te deseo pero tengo miedo- y unos ojos azules que aumentaban
todas esas ganas.

Ni siquiera hizo falta jugar, sabia perfectamente que estaba preparada para él.

Una tormenta se creó justo en el momento en que empezaron. Agarrandola del cuello, sus movimientos
fueron mas y mas intensos, solo se escuchaban sus gritos y la madera de la cabaña.

No les importaba que se rompiera todo, no querian parar, se sentian dueños de la noche.

-No dejes de arañarme, deja tus uñas en mi- Solo querian mas y mas.

-Le tiraba del pelo, ella se dejaba hacer, era totalmente suya, casi ya sin aliento, le suplicaba que no
parara, que le diera duro, que no pudiese andar al dia siguiente, seria una buena excusa para no salir de
casa.

Tras acabar por segunda vez, ambos tumbados en el suelo, con heridas por tan duro movimiento,
incluso abujetas para el dia siguiente, contemplaban el cielo tras un abujero que había en el techo, no
había arrepentimiento, solo ganas de repetir una noche tan loca.

Al dia siguiente, sin poder casi andar, Carla tuvo una conversación con su padre, que la dejo un poco
desconcertada pero tampoco quiso darle importancia, sentía otras cosas, no sabia si era amor o deseo,
pero solo queria volver a gritar como aquella noche.

-No me gusta que estes mucho tiempo con ese chico- Le decia su padre, ella pensaba que era lo tipico
que un padre le dice a su hija, porque no le gusta su novio nuevo, pero no era eso, de todas formas, ya
tendria tiempo de saber todo.

Pasaron semanas hasta que pudieron verse, y ese recuerdo aun seguia en sus mentes.
Se acercaba el gran día 31 y ya tenían planeado el verse de nuevo, aunque sería mejor decir comerse,
porque no dejarían pasar otra oportunidad así.

-Mi padre me estuvo diciendo que no quería verme contigo, no se exactamente que quería decir con
eso, pero no quiero saber mas del tema-

-No quiero que se entremeta en esto, eres una persona muy valiosa para mi, estoy deseando que llegue
nuestro gran día para poder recorrerte entera, como aquella primera vez, sabes que voy a dejar ni un
rincon de ti sin conocer, pienso recorrerte por completo, aun mas intensamente, no voy a cortarme
contigo.

No sabia como sacar valor para mirarle, tenia tanta verguenza como deseo a la vez, si por ella fuera, lo
harian alli mismo en la calle, de dia, porque así podrian verse mejor, una buena expresion aumenta el
deseo.

Solo quedaban horas para la noche del 31, y Carmen estaba preparando toda su ropa especial, aunque
sabía que no hiba a durar mucho.

Su padre le había dejado indicaciones de lo que no quería que hiciera, y justo estaba no salir de casa,
pero no hizo caso, desde que perdió a su madre, su relación no fue buena, y a veces era una chica
rebelde y no hacía caso.

La noche de Halloween, ritos, brujeria, niños pidiendo caramelos, miedo, y sobre todo, muchom sexo,
los pilares para poder tener una noche bien oscura e intensa.

Habían quedado en el cementerio pero hubo cambio de planes, necesitaban un lugar mas oculto para
poder hacer todas las locuras que tenían pendientes, las semanas sin verse pasan factura.

Un Mausoleo con figuras de angeles en su entrada, dejando claro que es un lugar santo, pero no les
importaba, entraron y aprovecharon el frio de la noche para poder entrar en calor juntos.

Habían unas maderas dentro con lo que poder intentar encender un pequeño fuego, ya que no era
conveniente hacer nada de eso en ese lugar, pero no fue tan mala idea en el fondo, la luz les alumbrada
de forma tan tenue que hizo que el deseo ya apareciera, aunque a veces solo con una mirada bastaba.

Ella se acerco al fuego para que se pudiese ver ese vestido negro lleno de encajes y cadenas que se puso
especialmente para ese momento, buscaron una sabana y en el mismo suelo, entre risas, se dejaron
llevar.

Besos, mordidas, todo juego era bienvenido. Ella se monto encima de él y aprovecho las cadenas de su
vestido para poder unir las manos y no dejarle tocar nada, por ahora.

A ella le gusta mandar -Quiero hacerte lo mismo que me hiciste a mi, pero esta vez a mi manera-

Se quedo totalmente desnuda encima de él, cuando en menos de cinco minutos ya le había quitado
toda la ropa, uso el tipico truco del caramelo de menta y bajo a comerle, queria jugar.
-Quiero que sientas este oral como si fuese el primero, pero recuerda que no puedes terminar-

Decide morderlo por todo el cuerpo, lamerlo, no queria escuchar un no, no quería privarse de nada.

Entra dentro de ella, y sin nisiquiera hacer una pausa para poder disfrutar de ese momento, se movió lo
mas intenso que su cuerpo le permitía, acercó sus pechos a su cara, para que se los comiera -
Muerdemelos, hazme todo lo que quieras-

Le tiraba del pelo, la cabeza de Carmen fue hacía atras, dejando su cuello a la vista, y entre gemidos le
dijo -La proxima vez que me comas la polla quiero ver trbajar esa garganta-

Esa frase hizo que los dos acabaran a la misma vez, en solo cinco minutos, sentía tanto deseo el uno por
el otro, que a la mínima se derretian.

Llegaba la segunda ronda, querían mas, pero esta vez, fuera, Carmen quería que los vieran, nadie hiba a
escandalizarse por verlos, era una noche para pecar, además, sabía que su padre la estaría buscando, y
quería mostrarle que ya no es ninguna niña.

-Esta vez me toca a mi, me dejas con ganas de hacerte muchas cosas cuando me atas las manos, no me
gusta no poder tocarte, tumbate aquí, aunque este frío, grabemos esto, quiero tenerlo de recuerdo, se
lo mandaremos a tu padre-

Ella acepto, querian jugar.

-Quiero que juegues contigo misma mientras te miro, mira a la camara, haz que te desee otra vez,
tolamente sin ropa toda entera para mi-

-Deja que me ponga de pie, que todos me vean, quiero que todos sepas que los gritos que escuchan esta
noche no son precisamente de miedo-

Un baile sin musica, mucha calor en el ambiente, mezclado con deseo, no sentian el frio que hacia allí.

Ya de pie, empezó a tocarse todo el cuerpo, suavemente, apartandose el pelo, para que pudiese dejar
ver todo, obsolutamente todo lo que ella tenía.

Con su lengua mojaba sus dedos porque queria jugar un poco con ellos ¿Otra vez van a hacerlo? ¿No se
cansan? No, el deseo forma parte de ellos.

Se tocaba, tumbada en el suelo ya que no podía seguir andando, su cuerpo se retorcía cada vez más, y
quería que él la ayudara, le necesitaba, pero esta vez no, quería que lo hiciese ella sola, quería ver como
ella podía darse tanto placer sin su ayuda, mientras lo unico que hacia era mirarle, todo su cuerpo
tambien sin nada de ropa, en plena noche, con una camara en la mano y la otra tocando sus piernas, no
podia aguantar ni dos minutos sin tocarla, era superior a el.

Aguantaba mas y mas mientras ella gritaba, la gente miraba pero que mas da, era la noche, vieron a un
hombre llegar, a lo lejos, se quedo parado viendo como cada vez, los gritos eran intensos.
-No dejes de tocarte nena, quiero ayudarte, quiero comerte hasta que te corras de tal manera que todos
sientan envidia de mi-

Ese misterioso hombre se fue, seguramente, era su padre espantado por todo lo que había visto.

Todos estaban desenado poder oir como gritaba, sabes que el polvo a sido bueno cuando ademas de
tener abujetas por todos lados, te quedas totalmente sin voz.

Ademas de hacerlo a plena noche sin ningun tipo de ropa. El no queria quedarse atras, y decidio aliviarse
mientras veia y escuchaba como se retorcía, en parte, por todo lo que le provocaba mientras se la comia
entera.

Casi llegando al momento de acabar, le agarro del cuello y se tumbaron en el suelo, no podia acabar si
no le sentia dentro, era inutil para ella.

No sabian si seguian grabando o no, peroo no les importaba, lo unico que querian era devorarse.
Agarrandola del cuello y tirando de su pelo, mordiendole el cuello entre gritos decir su nombre, intentar
agarrarse a algo en el suelo pero no habia nada, ese momento donde te vuelves loco/a, solo se querian
e llos, no hacia falta mas.

Por un momento parecia que vendria la policia, todo el mundo se fue y quedaron solos, habia tantos
gritos en esa noche...

Casi sin poder más, guardaron la cinta, como recuerdo, mientran se intentaban reponer en el suelo.

Habia sido tan intenso, mucho mejor que el primero, no podian vivir sin estos momentos tan a fuego
que sentian los dos.

Al llegar a casa, temia que su padre le dijera cualquier cosa, asi que entro por detras y fue diectamente a
su habitacion, a darse un buen baño.

Ya todo en orden, bajo las escaleras, su padre la estaba esperando, bebiendo, en su sillon.

-Ese chico no es bueno para ti, ese chico es tu hermano, lo repudie, cuando nacio, porque tu madre se
fue, desde entonces no he sabido nada de el, hasta hoy, deberias de sentir verguenza por lo que has
echo-

No se creia lo que escuchaba, fue como una jarra de agua fria, pero no le importo, le deseaba, amaba
estar con el, y nadie habia despertado en ella esa locura, no queria dejarlo, era algo ¿Prohibido? Si, pero
¿Que mas da? A estas alturas de la vida, hay mil cosas peores.

-La gente del pueblo va a empezar a hablar de vosotros, cuando se enteren, no quiero tenerte aqui-

-Nadie va a saberlo, me ire con el-


La noche volvio a quedarse en silencio tras cerrarse la puerta de casa, mientras caminaba, lo unico que
podía recordar era todolo que habia pasado hace casi una hora, estaba enamorada y no le importaba
nada mas.

-¿Tu padre te ha echado verdad?- -Si, pero me da igual, solo quiero estar contigo, me ha dicho muchas
cosas, pero..no quiero creerle. no se si seras mi hermano o no, pero necesito de ti, de tu calor, nadie
hace que me vuelva tan loca como tu-

-No me importa lo que la gente diga, que mas da, sigamos estando juntos y escandalizando a la gente, es
lo que mas nos gusta-

Entre risas, se abrieron un vino, y guardaron la maleta en la habitacion, sabian que hiban a empezar una
vida juntos (Tal vez este mal decirlo pero todo queda en familia)

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