Qué Es La Filosofía

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1.1 ¿Qué es la filosofía?

Hasta hace poco tiempo, todas las disciplinas científicas eran consideradas parte de la filosofía.
Ésta como campo de estudio estaba configurada de tal manera que cubría cualquier ámbito de
la investigación teórica. Sin embargo, una vez que algún campo de estudio filosófico
desarrollaba un método propio para la solución de problemáticas específicas, dicho campo se
separaba de la filosofía para convertirse en una disciplina aparte. De esta manera, disciplinas
como la física o la química se configuraron en las ciencias que conocemos hoy en día. Este
paso de la argumentación teórica a la elaboración de metodologías dirigidas a la solución de
problemas específicos es una de las peculiaridades de la actividad filosófica como tal. Sin
embargo, esta evolución no es constante, sino relativa, en tanto que la filosofía como
disciplina argumentativa y problemática encuentra también otras formas de argumentación y
contraargumentación, en las que pareciera que nada queda establecido de forma definitiva en
la resolución de interrogantes. Por ello no todos los problemas filosóficos son potencialmente
objeto de exportación hacia otras ciencias, sino sólo algunos de ellos, tales como los
relacionados con los rasgos generales que hacen que las acciones sean correctas o incorrectas;
los que trazan qué es lo que constituye a un objeto como obra de arte; o también aquellos que
se refieren al carácter de la libertad, de la mente, o de Dios. Todos estos parecen ser objeto de
estudio de disciplinas como la Ética, la Estética, la Epistemología o la Teología, las cuales
constituyen disciplinas propias del estudio filosófico. En general, el objeto de estudio de la
filosofía está limitado sólo por la capacidad de la mente humana para hacer nuevas preguntas
y para reformular las viejas preguntas. La filosofía es el hogar de esos problemas intelectuales
que otras disciplinas rechazan o no pueden hacer frente. En consecuencia, la filosofía está
henchida de la excitación intelectual de la controversia y la discusión que se encuentra en las
fronteras de la investigación racional."

No obstante, pareciera que hay distintas y diversas ideas respecto a qué es la filosofía y lo que
ésta representa. Por lo que ello hace difícil establecer una definición y significado preciso del
término, ya que a través del tiempo y bajo la perspectiva de diferentes pensadores -los
filósofos-, la definición misma de "filosofía" ha cambiado constantemente, lo que contribuye a
la diversidad conceptual que rodea a esta disciplina. Así, en los orígenes de la sociedad
occidental, en la antigua cultura griega, el filósofo de origen macedonio, Aristóteles (384 a. C.-
322 a. C.) afirmó que todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber² Tal deseo se
manifiesta, según Aristóteles, a partir de la admiración y asombro ocasionado en nosotros por
el estado de cosas en la naturaleza y del cual se ignoran sus causas y principios. El
reconocimiento de dicha ignorancia, aunado al asombro por el curso de la naturaleza misma,
despierta en el hombre el ansia de saber que permite el primer paso para la reflexión
filosófica. De esta manera la filosofía, para el filósofo estagirita, se define como la ciencia que
estudia los principios y las causas primeras de las cosas. Lo que en un principio movió a los
hombres a hacer las primeras indagaciones filosóficas -dirá Aristóteles-, fue como lo es hoy, la
admiración. Entre los objetos que admiraban y de que no podía darse razón, se aplicaron
primero los que estaban a su alcance... ir en busca de una explicación y admirarse es
reconocer que se ignora... si los primeros filósofos filosofaron para librarse de la ignorancia, es
evidente que se consagraron a la ciencia para saber, y no por miras a la utilidad.³ Asimismo,
Aristóteles, en uno de sus escritos, llamado Protréptico o Exhortación a la filosofía, definió la
filosofía como un conocimiento superior en todos los sentidos con respecto al de las demás
ciencias ya que su carácter necesario hace que se presente como el principio de todo
razonamiento del pensamiento del hombre, al mismo tiempo la filosofía representa el objetivo
y finalidad metafísica del hombre, en tanto que éste tiende naturalmente al saber, es decir,
aquello en lo que y por lo que se realiza plenamente su esencia. Muchos siglos después otros
filósofos definieron también lo que era la filosofía. Un ejemplo particular fue Karl Marx (1813-
1883), filósofo y economista de origen alemán, quien en el siglo XIX-durante el surgimiento de
la Revolución Industrial- afirmó que todas las ideas, en tanto producto del intelecto humano,
incluyendo las de la filosofía misma, dependen del orden social e histórico en el que se
originan y desarrollan, y que las ideas que conforman la filosofía, según Marx. han de cumplir
con la función de transformar la realidad en la que se desenvuelven. Y es que Marx hacía una
crítica tanto a la tradición filosófica que lo precedía, como a la filosofía de su época: Los
filósofos se han limitado a interpretar el mundo de diversas maneras; de lo que se trata es de
transformarlo." Al mismo tiempo, pero en Dinamarca, el pensador de inclinación cristiana
Sören Kierkegaard (1813-1855) aseveró que la filosofía y el pensamiento humano en general
no tienen su origen meramente en la razón sino en la realidad subjetiva de la existencia del
hombre, la cual incluye sus vivencias, su carácter emocional e incluso sus sentimientos de
angustia y desesperación... el pensamiento abstracto es sub specie aeterni, hace abstracción
de lo concreto, de lo temporal, del proceso de la existencia, de la angustia del hombre, situado
en la existencia por una conjunción de lo temporal y lo eterno. Si queremos admirar que el
pensamiento abstracto es el superior, se sigue que la ciencia y los pensadores abandonan
orgullosamente la existencia y nos dejan a los hombres lo peor de soportar. Pero algo le
ocurre también al pensador abstracto, y es que siendo después de todo un hombre que existe,
tiene que distraerse de una u otra forma.

Dado que es difícil establecer una definición unívoca de lo que es la filosofía, lo que parece
más viable es elaborar una descripción de los rasgos característicos de la actividad filosófica
partiendo incluso de su origen histórico y su raíz etimológica. El uso del término Filosofía o
Filósofo, se remonta al siglo v antes de nuestra era y se le atribuye al matemático griego,
Pitágoras, quien al ser cuestionado por el tirano León de filósofos entorno a cuál era su
profesión, éste le respondió: "filósofo", lo cual describió como la actividad propia de los
hombres amantes de la virtud. De esta forma, a partir de esta idea del matemático griego, se
puede establecer en primera instancia, una definición etimológica de la palabra filosofía, la
cual se compone precisamente de dos términos de origen griego: phoč (philos) que significa
"amigo" y Coreia (sophia), que alude a "sabiduría", de manera que, "filósofo" viene a significar
amigo de la sabiduría y "filosofía", amor a la sabiduría. Este amor por la sabiduría a la que hace
alusión el término se caracteriza por un afán de conocimientos y de naturaleza muy particular,
en la que el filósofo no va solamente tras una única búsqueda de respuestas, sino que
persigue inquietudes en las cuales es mucho más esencial la pregunta y el problema planteado
que su solución definitiva. Ello hace que todo intento de "avance" en el ámbito de la filosofía
consista simplemente en una mayor profundización de sus contenidos y planteamientos por
medio de la reflexión. Así, encontramos que la filosofía se trata de un amor a la sabiduría
mediante la admiración, en la que el hombre -el único ser que filosofa- se asombra del hecho
de ignorar y extrañarse del mundo que le rodea. Dicho extrañamiento desencadena las
preguntas que hacen posible el filosofar, y asciende a la región de la especulación donde se
refleja la realidad. Las respuestas a las interrogantes de carácter filosófico no son únicas ni
estáticas, ya que es propio de la filosofía convertir las respuestas dadas en nuevas preguntas.
Considerado así, el conocimiento filosófico consiste en un saber orientado a la reflexión y la
crítica en torno a las condiciones y fundamentos de la realidad presente. En ocasiones, la
máxima aspiración de dicho conocimiento se refleja en la búsqueda por la formación de un
pensamiento original, autónomo, unitario y unificador que explique y, en la medida de lo
posible, logre modificar aspectos importantes de la realidad que indaga. Esta particularidad de
la filosofía, como disciplina de su naturaleza crítico-reflexiva, la hace dar vuelta
constantemente hacia la tradición, es decir, hacia los principios que constituyen el
conocimiento pasado, por medio de la inclusión, reinterpretación o, incluso, la negación y
exclusión de los conceptos establecidos por filosofías anteriores. De esta forma, la filosofía
intenta constituirse como un saber cuyos fundamentos representen de forma universal y
necesaria la esencia de los diversos aspectos de la realidad, como lo son el hombre, el
conocimiento o el mundo en general. Es así como la filosofía, en tanto que se presenta como
un conocimiento unitario, intenta constituirse como un saber de la totalidad, cuyos
fundamentos últimos y necesarios representan las raíces mismas de la realidad. Puede
afirmarse que la filosofía es una disciplina por la que el hombre anhela constituir el saber
fundamental del mundo y de él mismo como parte de ese mundo. Pero ¿hay un objeto de
estudio específico en la filosofía? Aparentemente el objeto de reflexión de la filosofía no está
determinado de forma explícita ya que su horizonte de conocimiento se expande desde los
principios de la naturaleza, el origen del conocimiento del hombre y la posibilidad de las
ciencias, el comportamiento moral del hombre, las fuentes, las experiencias religiosas y
estéticas, hasta los principios y desarrollos de la filosofía mis ma. Así, todo cuestionamiento es
objeto de posible reflexión por parte de la filosofía, pero al mismo tiempo ningún objeto
determinado es el único objeto de la filosofía. A esta indeterminación del objeto de estudio de
la filosofía, es preciso añadir las condiciones históricas en las que el pensamiento filosófico se
va desarrollando, ya que, como cualquier otra actividad humana, ésta se ha visto determinada
por las condiciones de tiempo y espacio en las que se encuentra. Lo que nos hace percibir
fácilmente que en cada momento de la historia nace una visión y un tipo de filosofar que
responde a las preguntas y necesidades de su época. En todo caso, como ha dicho Leopoldo
Zea, "La filosofía es problema y solución de una totalidad; pero esta totalidad es un conjunto
de objetos válidos para ella únicamente (a pesar) de que cada filosofía vista desde afuera de
sus horizontes nada nos dirá sólo nos parecerá contradictoria pero dentro de su horizonte
tendrá un sentido, un orden.""

1.2 Ética como filosofía moral


Cuando el hombre participa de la actividad filosófica, intenta también responder a una
problemática dentro de una situación y un contexto determinado. Bajo este sentido, ninguna
expresión filosófica es meramente teórica, sino también es práctica ya que se enraíza en quien
la expone a partir de una situación particular, que, como tal, le permite el cuestionamiento y
formulación de pensamientos. ideas y conductas. Uno de los problemas fundamentales a los
que se enfrenta la filosofía es el de cómo una persona puede justificar sus juicios relativos a lo
que es bueno y lo que es malo tanto con respecto a su conducta individual, como al momento
de valorar o juzgar la conducta o decisiones de los demás. A lo largo del desarrollo intelectual
y moral del hombre, éste ha intentado justificar el conjunto de reglas o normas de conducta
moral y social que lo rigen, sin embargo, los argumentos o explicación que se han ofrecido a
favor o en contra de dichas normas éticas no ha sido única o suficiente." En este contexto,
surge la ética como campo del quehacer filosófico teórico-práctico, que se cuestiona en torno
a la naturaleza de la conducta de los individuos a nivel personal y social dentro de un
ambiente regulado por principios o normas morales que condicionan no sólo la interpretación
que la filosofía hace de dicha conducta, sino también la forma en que la vida es vivida por el
hombre y la forma en que éste actúa." Toda reflexión ética está basada en preguntas tales
como: ¿cómo debemos vivir? ¿Cuáles son nuestras obligaciones para con los demás? o ¿hasta
dónde llega la responsabilidad sobre nuestros actos?, y surge a partir de la búsqueda del
hombre por el mejoramiento de sus condiciones de vida, lo cual cree o espera lograr a través
de la introducción de códigos y normas morales. Sin embargo, el aspecto básico que
constituye el problema fundamental de la ética, gira en torno a la conducta y acciones del
hombre, que, al encontrarse rodeado de otros individuos, repercuten dentro de su obrar
cotidiano en los demás y en sí mismo. De esta manera, aparecen la filosofía y la ética como
disciplinas imprescindibles para el hombre, a través de las cuales se cuestiona, teoriza, critica,
justifica y establece los principios, normas u orientaciones de carácter moral bajo los que se
desarrolla su quehacer práctico y cotidiano, al tiempo que examina la validez y pertinencia de
dicho quehacer. No obstante, hay que decir, que como producto de un tiempo y de un
espacio, la filosofía y la ética responden precisamente a su contexto, por eso es que
encontramos a lo largo de la historia orientaciones diferentes. Observamos que aquellas que
eran guía fundamental en otra época, ahora parecen no resolver las problemáticas que
enfrentamos. No obstante, la filosofía, la ética y la moral son conceptos distintos que debemos
identificar y diferenciar claramente. Como ya hemos mencionado, la filosofía es una actividad
reflexiva sobre diferentes problemáticas que llaman la atención del hombre-muchas de ellas a
través de distintas disciplinas, una de ellas es la Ética, la cual estudia y analiza los principios y
fundamentos de la conducta moral del hombre. Dicha conducta moral se caracteriza por el
conjunto de normas, costumbres y leyes aceptadas por una comunidad y al mismo tiempo,
obedecidas y respetadas por los individuos. Moral La palabra moral proviene del latín mos,
moralis cuyo significado denota el carácter de una conducta en cuanto que ha sido adquirida
por la costumbre, y consiste en el esfuerzo por guiar, a través de normas y leyes, la conducta
del hombre hacia una vida, considerada por una comunidad como buena para todas las
personas que conformen dicha comunidad.¹2 Llamamos sistema moral al conjunto de normas,
reglas o deberes que regulan las acciones de los individuos entre sí y que a la vez exige el
cumplimiento de aquellas normas que se vuelven deberes adquiridos por los individuos que
las realizan y viven dentro de dicho sistema moral. Cada sociedad, a través de códigos, leyes o
preceptos, dicta sus propias reglas y deberes las cuales son practicadas con el fin de poder
vivir de la manera más tranquila, feliz, placentera y con dignidad. El quebrantamiento o
incumplimiento de alguno de estos preceptos implica una sanción o castigo que condiciona las
decisiones y actitudes de los hombres ante ciertos hechos o acciones. Por ello la moral queda
determinada por un lugar y tiempo que moldean la naturaleza de las necesidades de cada
grupo de individuos y posee una vigencia dentro de una comunidad que corresponde a modo
de ser de ésta. Esto otorga a la moral un carácter histórico en tanto que se relaciona con la
manera en que los individuos se interrelacionan con el mundo, adecuando su moral en la
medida en que las normas y ordenamientos que conforman a ésta última son creados por la
práctica social."

Ética En su origen etimológico la palabra ética nace del griego, idioma en el que se le atribuyen
distintos significados y usos. En primer lugar, lo ético puede ser definido por el sustantivo no
(éthos), que significa costumbre, carácter o hábito, o como adjetivo, bajo el término nekoč
(éthikós) el cual hace alusión a los actos llevados a cabo rectamente, o realizados conforme a
las costumbres establecidas en una comunidad. Finalmente se establece la palabra Efuka
(Éthiká) para designar a la ciencia o disciplina, perteneciente a la filosofía, que estudia las
costumbres (éthos) de los hombres. A partir de la evolución del término, podemos observar
que el campo de la ética se enfoca en el estudio de los principios y fundamentos de la
actividad moral humana, la cual podemos definir como los principios, normas, conductas,
costumbres y fines que realizan los individuos tanto como personas, como grupo social,
propios de una conducta admitida. De esta forma, la ética apunta hacia el estudio de los
planteamientos, especulaciones y teorías sobre los actos morales. Pero al mismo tiempo, la
ética como parte de la filosofía determina o establece a través de planteamientos teóricos y
prácticos la esencia, el valor y la finalidad de lo moral, ello con la finalidad de establecer un
conocimiento suficiente sobre las prácticas de las costumbres humanas. La ética es también
llamada filosofía de la moral, y como tal analiza y cuestiona la naturaleza de las decisiones
prácticas, de los valores y los criterios por los que las acciones humanas pueden ser juzgadas
tanto buenas como malas. La ética relaciona dicho cuestionamiento con otras áreas de
estudio, entre ellas la antropología, la biología, la economía, la historia, la política, la sociología
y la teología, determinando la naturaleza de las teorías normativas y la aplicación de ese
conjunto de principios en los problemas morales prácticos de cada una de estas áreas del
conocimiento. La esencia de la filosofía moral está determinada por la práctica de las
costumbres humanas, las cuales, desde su fundamento teórico e hipotético, es decir desde sus
"reglas", guían hacia la consecución de determinados actos, mas no prescribe los principios
para llevarlos a cabo. 1.3 Persona, actos morales y valores La ética o filosofía moral pueden ser
definidas como el intento por alcanzar un conocimiento sistemático de la naturaleza de lo
moral y de lo que ésta exige de los individuos en su esfuerzo por guiar la conducta del hombre
hacia determinados fines (el bien, la felicidad, la utilidad, etcétera). La moral establece los
fundamentos de cómo debemos vivir en consideración del interés personal de quienes serán
afectados por las acciones producto de tal moralidad, sin embargo, para que tal deber se
cumpla cabalmente, es imprescindible que el hombre actúe como un agente moral dotado de
una responsabilidad y una libertad que le permitan determinar los actos y hechos que serán
objeto de un juicio moral positivo o negativo posteriormente. Dichos juicios morales son
expresados en función de razones o criterios que igualmente determinan el quehacer humano
y que llamamos valores. La conducta individual y la moral Individuo es una palabra de origen
latino, equivalente al término griego átomón que significa indivisible y que como tal se opone
al término, también de origen griego, de persona, el cual significa máscara de teatro. Ambos
vocablos representaban para la cultura griega el contraste entre la unidad interior y la
identidad exterior del hombre." En la actualidad, se define persona como aquel ser individual
que posee caracteres tales como una conciencia, razón y voluntad. Mientras que individuo.
indica cualquier ser organizado, ya sea animal o vegetal, respecto a la especie a la que
pertenece.

En la definición de persona, encontramos que ésta posee la capacidad de discernir entre una
variedad de motivos y determinar su conducta a partir de los cuales puede dar razón, ello le
permite participar como agente del ejercicio moral y, por tanto, ser objeto de la reflexión
ética. Mientras que, en la definición de individuo, éste no representa más que una unidad
aislada que no se diferencia de un conjunto determinado. Gracias a esta condición de la
personalidad humana se hace posible el ejercicio de una moralidad. La moralidad se define
como el cumplimiento íntegro de una ley moral, mientras que la personalidad dota a los
individuos de una dignidad que les permite determinar la intención de sus actos y los medios
para perseguir los fines producto de su interés y que aunada a la observancia de los preceptos
éticos (costumbres, normas, leyes, etcétera), implica la realidad de una libertad que decide y
elige someterse a los principios de una moralidad específica. Así, como apunta Bilbeny, el
fundamento de la acción moral es indisociable del hombre individual que lo protagoniza"
como agente libre, consciente y responsable de dicha acción. Ya que, siendo la persona quien
obedece lo acostumbrado -y de esta manera convierte a la costumbre en ley-, cuando dicha
costumbre se rompe, es la persona misma quien toma responsabilidad concediéndole un
carácter personal a la obediencia de lo acostumbrado, Así, la moralidad resulta, tanto en su
cumplimiento como en su incumplimiento, una realidad personal que trasciende los límites
naturales de la mera individualidad, al intentar determinar y juzgar los actos humanos en
tanto que éstos trastocan y encuentran consecuencias en otros individuos, que a su vez son
también concebidos bajo el criterio de personas. Pero, si todo obrar es desde un agente
personal, ¿cómo se conforma la conducta moral? La conducta moral se compone
principalmente a partir de las valoraciones normativas emitidas por quienes aprueban o
censuran una acción en particular y que son expresadas a través de leyes o normas morales
cuyo propósito es meramente práctico, a saber: determinar o provocar un comportamiento
basado en principios sobre los que se ajuste el obrar humano. La forma principal de este
principio de observancia moral es la del deber ser. Tal deber ser no enuncia en sí mismo la
verdad o falsedad de un hecho, sino la obligatoriedad de una norma expresada en la ley moral
y sustentada en un criterio de valor determinado, La obligatoriedad de la ley moral puede ser
observada bajo dos aspectos. Uno de ellos es el de la autonomía, la que se define como la
potestad por la cual un individuo es autosuficiente y que por lo tanto es fuente tanto de su
propia ley moral, como de las condiciones de obligatoriedad de la misma. La heteronomía es el
otro aspecto de la ley moral, pero en ella la voluntad de los individuos está regida por
imperativos ajenos a ellos mismos, haciendo que su conducta se someta a las obligaciones
impuestas por una autoridad ajena a los sujetos que ejercen la norma moral." La observancia
de una ley o norma moral desde la autonomía implica que la persona conoce y decide por sí
misma. mientras que, desde la heteronomía, no es el individuo quien decide, sino quien
respeta las normas ya dadas o establecidas por los demás. Ya sean de origen autónomo o
heterónomo, las leyes o normas morales se expresan a través de juicios morales por los cuales
el hombre establece lo que cae bajo la categoría de la moralidad. Asimismo, los juicios morales
(las valoraciones que hacemos) también determinan la intención de los actos y las
consecuencias de una conducta específica. Pero... Un acto sólo puede ser juzgado moralmente
si se adecua o inadecua con las normas o leyes morales del grupo o sociedad en la que se
realiza dicho acto. Este proceso constituye la moralidad específica de las distintas formas de
organización social y cultural, las cuales modifican sus preceptos y normas en función de las
necesidades de los individuos que integran la sociedad y los cambios de ésta a través del
tiempo. Aun así, para que los preceptos morales determinen la conducta de los hombres, es
preciso que éstos adquieran una apariencia de legalidad, en tanto que las opiniones
individuales sobre lo que es o no moral, no pueden ser simplemente demostrados por los
actos mismos, sino calificados y establecidos a través de códigos morales que establecen
criterios de valor, o valores que juzgan, pero que al mismo tiempo sirven como fundamento
del comportamiento moral humano. La práctica ya común entre las asociaciones de
profesionistas o aún al interior de ciertas organizaciones de servicio público o privado, de
establecer estos códigos éticos o morales es un signo de la importancia que la sociedad de hoy
les da a estos aspectos. Los valores Toda acción valorativa se dirige desde un sujeto hacia un
objeto, o hacia lo otro. El primero desempeña el papel de agente, el cual realiza o lleva a cabo
una meta que se constituye como fin en sí mismo. El hombre no puede esquivar esta forma de
obrar, antes bien, forzado a ello, elige precisamente, cómo llevar a cabo dicha elección. Para el
establecimiento de esta elección el hombre reflexiona en torno a aquello que considera como
valioso, imprimiendo así una intención a sus actos, es decir, una determinación de la voluntad
en virtud de un fin. De esta manera, uno de los temas de la reflexión ética es el de la
valoración, o el de la búsqueda de criterios suficientes para poder decidir y juzgar tanto
nuestros actos como los de los demás. Tal valoración se lleva a cabo mediante la elaboración
de juicios de valor." que al igual que los juicios morales, expresan una serie de categorías o
cánones llamados valores bajo los cuales se sujetan no sólo la conducta de las personas. Todo
criterio valorativo es la expresión de una estimación en torno a una conducta, situación o
hecho, pero que, en el caso de los criterios valorativos de orden moral, como lo bueno o lo
malo son aplicados de forma directa y exclusiva a las acciones humanas, ya que el objeto de la
valoración moral es el querer y actuar del hombre. De esta forma, tanto los actos como las
intenciones que de terminan la conducta de los individuos pueden ser valorados ya sea como
buenos o como malos. Cuando el hombre anhela cosas o cualidades de las que cree carecer, se
establece la posibilidad de crear o establecer criterios de valor que con el paso del tiempo
suelen identificarse como cualidades cuyo sentido y significado sólo cobran importancia en la
medida en que el hombre se otorga y hace de estos criterios y cualidades de valor parte
primordial de su desarrollo individual y social. Así, el deseo por los valores se realiza para
satisfacer al hombre mismo, quien, al no poder determinar la esencia de las cosas, establece
cualidades que incorpora a las mismas no porque aquellas sean sino, porque el hombre quiere
que sean. Ésta es otra de las facetas de la expresión del deber ser mencionada anteriormente,
sin embargo, ésta determina no sólo el obrar moral, sino la conciencia moral misma. Por ello,
los valores se nos presentan como cualidades atribuibles a una realidad concreta por los
cuales estimamos o deseamos algo. La Axiología o Teoría de los valores, como disciplina
filosófica, y auxiliar en la reflexión ética, se ocupa de investigar la naturaleza y estructura de
los valores, así como determinar su carácter y la forma en que éstos se realizan.²¹ Toda
categoría de valores siempre es arbitraria, ya por su carácter polar-por el que los valores
mismos pueden ser considerados como positivos o negativos- ya en su carácter jerárquico,
establecidas en función de la preferencia individual o colectiva, así como en virtud de las
necesidades y deseos de los agentes que los colocan como valores superiores o inferiores. No
obstante, tanto individuos como grupos sociales actúan siempre con base en valoraciones, que
como ya hemos señalado, dan las pautas para la formación de juicios acerca de los demás y
por lo tanto resultan de gran importancia para la reflexión ética.

1.3 Condiciones de la sociedad actual y los conflictos éticos que enfrenta el estudiante
universitario
Ética y globalización

La caída del muro de Berlín en 1989, significó el primer intento por abrir las fronteras y
eliminar las divisiones sociales y económicas entre las civilizaciones de occidente y oriente,
dando con ello paso a la globalización, como un fenómeno esencial del siglo xx. Este fenómeno
de la globalización consiste en el acercamiento entre las comunidades y sociedades de todos
los países por medio de la homogenización de sus sistemas económicos, tecnológicos y
sociales en uno solo, lo cual permitiría alcanzar el máximo grado de desarrollo, progreso y bien
estar para los individuos pertenecientes, ahora, a la nueva "aldea global". Este fenómeno
incluye también a las comunidades a través del intercambio rápido y eficaz de información,
acrecentando así las oportunidades de conocimiento y aprendizaje entre distintas culturas. De
esta manera, la globalización construye una unidad social cuyos actores y motores
económicos, científicos, políticos y culturales conforman un todo interdependiente, cuyos
principios, acciones y consecuencias no quedan fuera de la reflexión y el debate ético. Dada su
importancia medular, este tema y sobre todo su relación con las problemáticas actuales,
concita el interés y preocupación de políticos, científicos y académicos; por lo que será
abordado de diversas formas en casi todos los apartados de este texto. Pero ¿cuál es la
naturaleza de los problemas, o conflictos éticos que surgen en el ámbito de la globalización
actual? La esencia de los dilemas éticos actuales podemos enfocarla bajo tres aspectos, el
económico, el social y el cultural. Aspecto económico. La globalización, como una nueva forma
de intercambio y producción de bienes y servicios, ha modificado las formas de comercio y
consumo al establecer el conocimiento. como un valor de cambio y de uso, el cual es
"vendido" a las sociedades actuales, bajo la etiqueta de "educación para todos" o "Sociedades
del Conocimiento". Sin embargo, esta globalización económica del conocimiento ha propiciado
la formación, paradójica y contradictoria, de dos tipos de civilizaciones. Una activa o
productora del conocimiento, principalmente de carácter tecnológico. el cual utiliza como un
activo económico; y otra pasiva o receptora del conocimiento y tecnologías exteriores, las
cuales no tiene posibilidad de modificarlas. Esta brecha, que no es más que la diferenciación
entre los países altamente desarrollados y las naciones en vías de desarrollo y
subdesarrolladas, es causada por las dispares condiciones económicas que determinan el
acceso a los centros de educación y a las fuentes informáticas que existen entre los países
pobres con respecto a las naciones ricas. O como lo expresa Paul Kennedy: Si el conocimiento
equivale a poder, el mundo en vías de desarrollo tiene hoy menos poder real del que tenía
hace treinta años cuando se creó la Internet." Aspecto social. Durante mucho tiempo el
racismo y la intolerancia étnica intentaron fundamentar sus prácticas de discriminación
utilizando teorías biológicas que afirmaran o comprobaran una diferencia cuantitativa y real
entre los pertenecientes a la especie humana. Sin embargo, gracias al descubrimiento del
genoma humano, se ha podido comprobar que más allá de la complejidad de los individuos,
subsiste en éstos una unidad fundamental que permite el reconocimiento de su dignidad
intrínseca como parte de una sola humanidad. No obstante, tal descubrimiento, y el rechazo
por otra parte de la UNESCO y las Naciones Unidas a todo tipo de práctica discriminatoria o de
intolerancia entre los hombres, al final del siglo xx y en los albores del siglo XXI, el racismo y la
discriminación continúan fomentando la violencia e incomprensión entre los individuos a
través de nuevas formas de justificación del concepto de "raza" con base en argumentos
culturales. Las grandes transformaciones tecnológicas, económicas, políticas, sociales y
culturales que llegaron con la tercera revolución industrial, es decir la de las nuevas
tecnologías, y que a menudo se resumen con la palabra globalización, parece favorecer la
difusión de nuevas formas de racismos y discriminación porque la globalización va
acompañada de un crecimiento de las desigualdades sociales y de la incertidumbre y de una
explosión de fenómenos comunitarios y una exacerbación de las pasiones identitarias estas
últimas basadas en la etnia, la nación o la pertenencia religiosa. Buena parte de ello es la
generalización de la violencia étnica- racial que toma a menudo las formas de la violencia
entre vecinos, la limpieza étnica o la vuelta a los genocidios." De esta manera surgen nuevas
formas de apartheid social, urbano, cultural, educativo e incluso económico-alimentadas por
la idea de la desigualdad cultural- a partir del cual se fomenta un racismo invisible que resulta
de igual manera tan temible como el racismo étnico. Aspecto cultural. Por otra parte, la
globalización, al proponer la unificación de los criterios, valores, principios y prácticas de
convivencia social, cultural y económica -incluso lingüística entre las diversas comunidades,
pone en peligro la expresión de la complejidad multicultural y el derecho a la manifestación de
la pluralidad y diversidad humana. La intención de la globalización es la de eliminar las
barreras comunicativas entre sociedades a través del uso de las nuevas tecnologías y recursos
informáticos creados por la nueva civilización occidental, pero a la vez posibilita la expansión
de ciertos usos y costumbres y termina por favorecer una única cosmovisión o fomenta la
incomprensión de otras interpretaciones no convergentes con la sociedad occidental actual.
Ética y desarrollo tecnológico-científico La técnica y la tecnología fueron creadas por el
hombre con el propósito de dominar, controlar y transformar la realidad concreta, natural o
social que le rodeaba y extraer así de ésta su máximo beneficio. Este rasgo distintivo de la
tecnología no nos indica por sí solo si puede ser objeto de una valoración positiva o negativa.
Sin embargo, dadas las nuevas condiciones del conocimiento científico y tecnológico, así como
las consecuencias del uso de la tecnología a partir de la Segunda Guerra Mundial, los
horizontes de la reflexión ética se han abierto frente a la posibilidad de que los sistemas
tecnológicos puedan ser utilizados en beneficio o detrimento de la humanidad, dando lugar así
a dos concepciones encontradas en torno al desarrollo de la actividad técnica y científica, y la
naturaleza de los conflictos éticos que dicho desarrollo plantea. 1. La primera de estas dos
posturas es defendida por los miembros de la comunidad técnica: como investigadores,
desarrolladores, técnicos o ingenieros, nos dice que la buena o mala aplicación de la
tecnología, sólo depende de quiénes y cuáles sean los propósitos de aquellos que utilizan los
sistemas tecnológicos. En esta concepción la tecnología es considerada una actividad
éticamente neutral y como tal carece de cualquier valor moral en sí mismo, al sólo
representársele como un instrumento cuya finalidad es la obtención de resultado útiles. Sin
embargo, esta posición "ingenua" de la actividad científica y tecnológica, exime de toda
responsabilidad moral a los desarrolladores científicos y tecnológicos frente a las
consecuencias y actividades derivadas de la aplicación de su conocimiento. 2. La segunda
concepción afirma que los sistemas tecnológicos no están constituidos sólo por un conjunto de
instrumentos o técnicas. Sino que hay intereses tanto en las personas y fines que llevan a cabo
los sistemas tecnológicos, como en los conocimientos y creencias que los operan. Esta postura
crítica, sostenida principalmente por la filosofía, las ciencias humanas y sociales, busca la
posibilidad de evaluar y valorar los criterios y propósitos de los sistemas tecnológicos, de
manera que no sea posible concebir a ésta sin un previo sistema de acciones intencionales que
incluyen ideas, instrumentos, propósitos e intenciones, así como valores éticos y
prescripciones morales que son llevados a la práctica. La primera de estas posturas se conoce
como tesis de la neutralidad valorativa tecnológica, mientras que la segunda representa un
análisis de los sistemas éticos. Aquella está basada en el hecho de que no es posible evaluar
moralmente a la tecnología en tanto que dicha tecnología sea concebida desde un punto de
vista abstracto y teorético, en un primer momento; la postura que va tras el análisis de los
sistemas éticos, en cambio, afirma que aun así los sistemas tecnológicos sólo funcionan
mediante la aplicación de sistemas técnicos concretos en donde se persiguen fines y medios
determinados que sí pueden ser evaluados moralmente, en tanto que tienen consecuencias
observables. El desarrollo histórico de los sistemas tecnológicos puede ser conocidos a través
de tres momentos: el de la técnica premoderna, la tecnología moderna y el desarrollo de la
tecnociencia." La técnica premoderna se caracteriza por el desarrollo del dominio y el
mantenimiento controlado de las fuerzas naturales, mientras que las tecnologías modernas
implicaron la búsqueda de una dirección y prolongación de los procesos, así como la
funcionalidad y eficacia de los mismos. Por lo que respecta al desarrollo de la tecnociencia, tal
como la conocemos ahora, dicho desarrollo consiste en el presupuesto de que el progreso del
conocimiento científico sólo puede llevarse a cabo en función del avance de los sistemas
tecnológicos, ya que el conocimiento científico sólo podría aplicarse a través del uso de
grandes y sofisticadas herramientas. En esta concepción, por lo que vemos, hay una marcada
sobrevaloración de la tecnología. La concepción tecnocientífica del avance del conocimiento
humano está acompañada de importantes cambios en las prácticas investigadoras de los
ingenieros y científicos, además de traer consigo transformaciones humanas axiológicas,
intersubjetivas y valorativas que resultan ser cruciales y relevantes para nuestra comprensión
del mundo actual y nuestra existencia por venir. Al suponer que todos los sistemas
tecnológicos tienen como finalidad tanto el control de las fuerzas humanas y naturales como
la obtención de objetivos concretos, es posible destacar tres ámbitos en los que se desarrolla
la actividad tecnocientífica contemporánea y cuyos principios y consecuencias son objeto de la
reflexión ética. Estos ámbitos en los que la tecnociencia incide de manera fundamental son: El
aspecto laboral. El aumento del uso de tecnologías en las empresas e industrias provocó en las
últimas décadas del siglo pasado, una reducción y ahorro en la inversión de costos que tuvo su
repercusión más directa en la contratación de mano de obra no especializada o no conocedora
de las nuevas tecnologías. La tecnología robótica, principalmente, al tener como objetivo la
sustitución de la fuerza de trabajo para la obtención, fabricación y manejo de bienes naturales
existentes ha venido a desarrollar una peligrosa y extraña simbiosis entre la humanidad y las
máquinas, aun cuando la labor desarrollada por estas últimas representa un consumo igual o
mayor de energéticos en relación con la fuerza laboral humana. No obstante, el continuo
fortalecimiento de las cadenas de montaje industrial y las pérdidas masivas de empleo como
consecuencia, es otro factor que resulta importante en el avance tecnocientífico en el ámbito
industrial; así como el efecto de las tecnologías sobre el entorno natural y sus resultados en el
medio ambiente, lo cual ha venido a desatar en los últimos años una lucha por la conservación
y la protección de los derechos ambientales y el despertar de la conciencia ecológica. El
aspecto informático y comunicativo. Es evidente el continuo desarrollo de las tecnologías en y
para la transmisión electrónica de la información en el siglo XX y XXI, así como para el uso de
datos electrónicos de una forma cada vez más rápida y precisa, y sobre ello ya casi nadie suele
decir que no ha tenido consecuencias o no las tendrá más adelante. Es claro que el uso y
aplicación de dichas tecnologías de la información implican un conocimiento basado en un alto
grado de abstracción y complejidad que repercuten en los modos de existencia y formas
sociales actuales, porque suponen un conjunto de valores sociales, políticos y jurídicos que van
desde el respeto a la privacidad hasta el derecho al acceso a la información y la difusión del
conocimiento y ejercicio de la libertad de conciencia y el respeto hacia la disidencia de
opinión. En otras etapas del desarrollo tecnológico y social, estos aspectos no tenían la
importancia que han ganado ahora. El aspecto biológico. Asimismo, la revolución genética
contemporánea, al desarrollar nuevas tecnologías en el campo biomédico y genético, parecen
dirigirse hacia algún tipo de reinvención o rediseño de la especie humana y de la vida en
general. Puesto que el reciente desarrollo de la tecnociencia biomédica investiga e innova en
torno a la creación de nuevos mecanismos que cubren aspectos de la naturaleza humana y
orgánica en general, que van desde la reproducción humana hasta el uso de tecnologías
transgénicas en la producción de los alimentos y plantas de uso común. Todos estos avances y
descubrimientos no quedan fuera del debate moral puesto que la disciplina ética asume estas
cuestiones con el fin de garantizar el respeto a la dignidad, los derechos y las libertades
fundamentales de las personas. los animales y el medio ambiente en general, al mismo tiempo
que presta atención ante el surgimiento de nuevas formas de discriminación, basadas en
prácticas científicas como la selección prenatal y la eugenesia.

EL NACIMIENTO DE UN BOOM

El 25 de julio de 1978 en Inglaterra, nació el primer bebé probeta del mundo a través de un
procedimiento de fertilización in vitro, es decir, aquel en el que tras colocar en una probeta un
óvulo junto con varios espermatozoides, éstos se unen logrando un embrión que más tarde será
implantado en el útero de una madre para que el embrión termine su desarrollo normal hasta el
nacimiento. Esta forma de reproducción asistida representa uno de los métodos más efectivos y
utilizados para ayudar a parejas que tienen problemas para concebir. Tan asombroso ha resultado
este avance científico, que en ocasiones se olvidan cuestiones importantes en función del método,
las prácticas, o los alcances éticos y de salud pública que la fertilización in vitro implica. Algunos de
ellos son las ganancias de más de tres mil millones de dólares que genera este servicio médico de
carácter privado, así como uso de ciertas técnicas de fertilización in vitro -como la llamada
inyección intracitoplasmática de esperma-en el caso de la infertilidad masculina, a pesar de la
evidencia de que los productos varones producto del procedimiento podrían tener índices más
altos de defectos congénitos. problemas de aprendizaje y llegar a desarrollar esterilidad. (Meza,
Jessica, "El nacimiento de un boom". sección Vida!, p. 1, El Norte. Monterrey, N.L., México, 25 de
julio 2008.)
RESUMEN

La filosofía se constituye como un saber cuyos fundamentos representan de forma universal y


necesaria la esencia de los diversos aspectos de la realidad, como lo son el hombre, el cono
cimiento o el mundo en general. Uno de estos aspectos es la conducta moral de las personas, sus
fundamentos, sus principios y las consecuencias de los actos humanos en general. De esta forma
nace la Ética, como una disciplina filosófica cuyo objeto de reflexión e interés es la vida moral del
hombre. Una de las problemáticas a las que se enfrenta la ética es el de la explicación y
fundamentación de los juicios relativos a la bondad o maldad de nuestros actos, así como la
valoración de conductas o decisiones de los demás. La reflexión ética se complementa a partir de
cuestionamientos en torno al desarrollo de la vida moral de los hombres, la cual se constituye a su
vez de las normas, las costumbres y los hábitos cotidianos de las personas que conviven no de
manera aislada, sino en sociedad y cuyas consecuencias de sus actos repercuten en los otros.

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