Aportes Al Conocimiento Del Universo

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APORTES AL CONOCIMIENTO DEL UNIVERSO HECHOS POR LOS EGIPCIOS

Los astrónomos dividían las horas del día y de la noche mediante la


observación de la bóveda celeste. Eran los conocedores de todo lo que se
veía en el cielo y conocían los ciclos del movimiento de las estrellas. Los
conocimientos astronómicos de los sacerdotes egipcios eran incluidos en la
liturgia religiosa egipcia.

Sabemos que muchos edificios egipcios estaban orientados


astronómicamente. Los “astrónomos”, ¿desde dónde observaban?

Los astrónomos egipcios observaban desde las terrazas de los templos y


palacios. Desde esa altura buscaban horizontes más libres de obstáculos.
¿Qué instrumentos de observación y medida utilizaban?

Los instrumentos de observación empleados por los astrónomos egipcios


eran muy simples. Por un lado tenían el bay, un nervio de palma en cuya
parte superior se había practicado una ranura para emplearlo como
instrumento tipo mira. El merkhet, por otro lado, era básicamente una pieza
de madera que se colocaba horizontalmente y del que pendía una
plomada. Los astrónomos egipcios también hicieron uso de clepsidras así
como de relojes de Sol y sombra. Y para sus observaciones contaban con
la ayuda de listas de estrellas con información sobre sus ortos, ocasos y
culminaciones.

¿Qué descubrimientos astronómicos se hicieron en el antiguo Egipto?


¿Podían predecir eclipses? ¿Avistaron algún cometa?

El gran descubrimiento que nos han legado los antiguos egipcios es el año
de 365 días y la división del día en 24 horas (si bien esto último no obedece
meramente a una cuestión astronómica). Ellos catalogaron estrellas,
observaron objetos de cielo profundo visibles a simple vista, hicieron un
preciso seguimiento de los movimientos del Sol y de la Luna, pero no
supieron predecir eclipses y aunque, sin duda, vieron cientos de cometas,
no nos han legado ni una sola referencia al respecto. Hay que tener en
cuenta que, desgraciadamente, no nos ha llegado ninguno de los libros o
tratados de astronomía escritos por los egipcios, muchos de cuyos títulos sí
conocemos.

¿Parcelaron el cielo en constelaciones? ¿En qué se parecen o diferencian


de las nuestras?

Como es usual en muchas culturas, para dar orden y reconocer mejor el


fondo de estrellas de la bóveda celeste, los egipcios formaron
constelaciones a partir de grupos de estrellas. Tras estas constelaciones se
esconden historias y mitologías, pero en la inmensa mayoría de los casos
nos es desconocida. Algunos, sin embargo, están muy bien
documentados, como la constelación de Meskhetiu (compuesta por las
siete estrellas principales de la Osa Mayor), que según los egipcios
corresponde a la pata que el dios Seth perdió en uno de sus combates
contra Horus.

La constelación de Mai, el león, corresponde a nuestro Leo zodiacal, pero


en el caso egipcio desconocemos su significado mitológico.

FUENTE: https://www.iac.es/es/divulgacion/noticias/jose-lull-los-astronomos-
egipcios-observaban-desde-las-terrazas-de-los-templos-y-palacios#

APORTES AL CONOCIMIENTO DEL UNIVERSO HECHOS POR LOS BABILÓNICOS

La astronomía babilónica designa las teorías y métodos astronómicos


desarrollados en la antigua Mesopotamia, región situada entre los ríos Tigris
y Éufrates (en el actual Irak) y donde se desarrollaron algunas de las
civilizaciones precursoras de la astronomía occidental. Entre estas
civilizaciones se destacan los sumerios, los acadios, los babilonios y los
caldeos.

Durante el reino de Nabonassar (747-733 a. C.) se observa una mejora


notoria en las observaciones astronómicas tanto en cantidad como en
calidad. Se comenzaron a archivar de forma sistemática los fenómenos
celestes considerados importantes para la adivinación, lo que conllevó el
descubrimiento de nuevas periodicidades como el ciclo de 18 años que
separan dos eclipses lunares. El astrónomo griego Ptolomeo (100-170 d. C.)
fijó el origen de su calendario en el comienzo del reino de Nabonassar,
juzgando que las primeras observaciones fiables se remontan a esa época.

Los últimos descubrimientos de la astronomía caldea tienen lugar bajo el


Imperio seléucida (323-60 a. C.). En el siglo iii a. C., los astrónomos
comienzan a utilizar cronogramas para predecir el movimiento de los
planetas. Estos textos son anales de observaciones anteriores que servían
para detectar repeticiones periódicas en los planetas con algún
significado astrológico importante.

Entre los principales descubrimientos de los astrónomos caldeos durante


este período se encuentran el descubrimiento de los ciclos de eclipses y los
ciclos de saros, además de varias observaciones astronómicas muy
precisas.

Los babilonios fueron más allá de la mera observación empírica y


desarrollaron varias técnicas y herramientas que les permitieron calcular y
predecir matemáticamente las órbitas de los planetas y las estrellas. Así, los
textos babilónicos del siglo VII a.C. en adelante, incluyen informes sobre la
posición de los planetas, la Luna, el Sol o algunas estrellas en relación a las
llamadas constelaciones zodiacales.

El zodiaco, por su parte, fue una construcción matemática en base a la


cual los babilonios dividieron el firmamento en 12 partes iguales de 30º
cada una, y a la que le asignaron el nombre de la constelación más
prominente en la misma.
Los babilonios se regían por un calendario luni-solar. En él, el año se
establecía en base a los ciclos solares y los meses en base a los ciclos
lunares. De este modo, un año de 360 días se dividía en 12 meses.

FUENTE: https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/los-origenes-del-
horoscopo-la-ciencia-babilonica-que-se-transformo-en-supersticion_
APORTES AL CONOCIMIENTO DEL UNIVERSO HECHOS POR LOS GRIEGOS
¿Cómo observaban el universo los griegos?

Aristóteles fue el primero en aporta su particular visión sobre el universo.


Situaba a la tierra en el centro donde el resto de los astros giraban en torno
a ella. Esta idea perduro en el tiempo a lo largo de generaciones. No fue
hasta 2000 años después cuando Nicolás Copérnico se atrevió a
cuestionarlo.

Aristarco de Samos (310 a. C. a 230 a. C.) argumentó que el Sol era el


"fuego central" del cosmos y colocó todos los planetas conocidos en su
orden correcto de distancia a su alrededor. Esta es la teoría heliocéntrica
más antigua conocida del sistema solar.

Durante mucho tiempo se había observado que el Sol y la Luna parecían


tener el mismo tamaño en el cielo, y que el Sol estaba más lejos. Se dieron
cuenta de esto a partir de eclipses solares, causados por el paso de la
Luna frente al Sol a cierta distancia de la Tierra.

Aristarco utilizó el triángulo para estimar que la distancia al Sol era entre 18
y 20 veces la distancia a la Luna. También estimó que el tamaño de la
Luna era aproximadamente un tercio del de la Tierra, basado en el
cuidadoso momento de los eclipses lunares.

Ptolomeo fue el autor de un tratado sobre astronomía conocido como el


Almagesto (en árabe «Al», seguido de un superlativo griego que significa
'grande'). Aquí puede encontrarse el catálogo de estrellas de Hiparco, en
los libros VII y VIII. Aunque Ptolomeo afirmaba ser su observador, muchas
evidencias apuntan a Hiparco como su verdadero autor. El catálogo
contiene las posiciones de 850 estrellas en 48 constelaciones. Las
posiciones de las estrellas se dan en coordenadas eclípticas universales. En
este trabajo propuso un modelo geocéntrico del sistema solar, que fue
aceptado como modelo en el mundo occidental y los países árabes
durante más de 1300 años. El Almagesto también contiene un catálogo de
1025 estrellas y una lista fija de 48 constelaciones.

Referencias para la identificación de estrellas y constelaciones aparecen


en los escritos de Homero y Hesíodo (los ejemplos de literatura griega más
antiguos que se conocen). En la Odisea, Homero describe cómo las
estrellas pueden utilizarse para orientarse y servir de guía en la navegación.
En «Los trabajos y los días», Hesíodo se apoya en la salida y la puesta de
constelaciones a lo largo del año para indicar el momento oportuno para
los trabajos agrícolas.
APORTES AL CONOCIMIENTO DEL UNIVERSO HECHOS POR LOS CHINOS

La astronomía china es considerada más antigua que la desarrollada en la


antigua Europa y el Oriente Próximo, aunque es poco lo que se conoce
sobre ella, y ha evolucionado de manera independiente. Los expertos
consideran que los chinos eran los observadores de fenómenos celestes
más perseverantes y precisos de todo el mundo, incluso antes de los
estudios astronómicos de los árabes medievales.

Los chinos consideraban que la estructura del universo era como una fruta
que colgaba de lo que se conoce en occidente como la estrella polar y
describieron 284 constelaciones distribuidas en 28 «casas», templos o
cuadrículas que ocupaban todo el firmamento. En el 2357 a. C. habían
desarrollado uno de los primeros calendarios solares de los que se tiene
noticia. Del 2137 a. C. data el primer registro de un eclipse solar. Desde el
1766 a. C. utilizaban un calendario lunar con un ciclo de 19 años,
coincidente con el de Metón de Atenas del 432 a. C. En el IV a. C.
constataron la existencia de manchas solares, su descubridor Shi Shen
catalogó en el 350 a. C. 800 estrellas en el primer catálogo de estrellas,
titulado el Gan Shi Xing Jing. En el 100 a. C. descubrieron la brújula,
comparando su direccionamiento, aún incierto, con las posiciones solares y
estelares.

Inicialmente concebían una tierra y un cielo planos, separados por 40.000


km. Creían que el Sol, al que calculaban un diámetro de unos 625 km,
giraba en el cielo excéntrico respecto de la vertical de China, de modo
que, cuando se acercaba se hacía de día y, cuando se alejaba, de
noche. Esto no explicaba el tránsito solar por el horizonte, de forma que
tuvieron que curvar tal concepción en dos semiesferas concéntricas,
calculando el radio de la terrestre en 30.000 km. No se conoce la forma de
deducir tales dimensiones. Tal vez la de la Tierra fuese consecuencia del
cálculo de la curvatura de cada grado de su circunferencia.

Aunque los chinos fueron de los primeros astrónomos en documentar la


actividad estelar, algunos de los observatorios astronómicos terrestres más
antiguos que han existido, o existen aún en día, se encuentran en Corea,
Egipto, Camboya, Inglaterra o Alemania. Sin embargo, China tiene un
número importante de observatorios pretelescópicos, como el antiguo
observatorio de Pekín, construido en el siglo xiii y equipado con una gran
colección de instrumentos revolucionarios, tales como una esfera armilar,
un cuadrante, un sextante y un teodolito.

A partir del siglo ii se llega a una concepción totalmente esférica, a partir


de la cual inventan la esfera armilar, formada por reglas anulares de
cálculo y medición, que representan el recorrido celestial aparente de los
distintos astros, vistos desde la Tierra. Este instrumento fue también asumido
por los científicos europeos dos siglos después de manera independiente.

En el 336, Ju Jsi determinó la precesión de los equinoccios en 1 grado cada


50 años. En el 635 concluyeron que la cola de los cometas siempre apunta
en dirección opuesta a la situación relativa del Sol. En el 1006 observaron
una supernova que se podía ver durante el día, lo que no ha vuelto a
ocurrir desde entonces. En el 1181 registraron la explosión de otra
supernova, a partir de la cual se formó la Nebulosa del Cangrejo. El filósofo
Zhu Xi (1131-1200) concebía el universo originado a partir de un caos
primordial de materia en movimiento, cuya rotación hizo separar los
elementos. Los más pesados, como la Tierra, ocuparon el centro, y los más
livianos los bordes. Así establecía una jerarquía, según sus pesos relativos,
de estrellas, Sol, planetas, Luna, nubes, aves, árboles, mamíferos, reptiles e
insectos reptantes (en chino yuan-yuan, insulto con el que denominaban a
los bárbaros, por lo que no sabemos si existían hunos o Xiongnu amarillos y
blancos, o si confundían razas y culturas distintas, como los t'u-kiu o turcos,
bajo la misma denominación) etc.
APORTES AL CONOCIMIENTO DEL UNIVERSO HECHOS POR LOS ROMANOS

Los conocimientos astronómicos durante este período son los que ya se


conocían en época helena, es decir, algunas teorías geocéntricas
(Aristóteles) y la existencia de los planetas visibles a simple vista: Mercurio,
Venus, Marte, Júpiter y Saturno, con especial mención a nuestro satélite
natural, la Luna conocida desde siempre y considerada como un Dios.

No podemos dejar de mencionar al filósofo romano Lucrecio, del siglo I


a.C., y su famosa obra De Rerum Natura, en la que encontramos una
concepción del Universo muy cercana a la moderna

Los romanos fueron una de las culturas más influyentes de la historia. Entre
sus muchas contribuciones a la humanidad, destaca su aporte a la
astronomía. Al igual que otras civilizaciones antiguas, los romanos realizaron
observaciones astronómicas y crearon herramientas para estudiar el cielo.
Sin embargo, su verdadera innovación en este campo fue la organización
y sistematización de los registros astronómicos.

Los romanos crearon un calendario lunar con ciclos de 29.5 días y un


calendario solar de 365 días. Asimismo, desarrollaron una gran precisión en
la medida del tiempo, lo que les permitió tener un mayor control sobre las
actividades agrícolas y comerciales. También crearon una serie de
instrumentos para la observación de los cuerpos celestes como el
astrolabio, que permitía medir la altura de los astros sobre el horizonte, y el
gnomon, un tipo de reloj de sol.

Además, los romanos hicieron importantes contribuciones a la cosmología


y a la astronomía matemática. Por ejemplo, en el siglo II d.C., el
matemático y astrónomo Claudio Ptolomeo creó el Almagesto, un tratado
sobre la astronomía que sistematizaba los conocimientos astronómicos de
la época. Ptolomeo también propuso un modelo geocéntrico del universo,
en el que la Tierra era el centro y los demás planetas y estrellas giraban a su
alrededor.

La astrología romana se basaba en la creencia de que los movimientos


celestes y los planetas influían en la vida de las personas. Los astrólogos
romanos crearon horóscopos y predicciones astrológicas que eran muy
populares entre los ciudadanos.

En conclusión, el legado astronómico de los romanos es de gran


importancia. Sus calendarios, herramientas de observación, matemáticas y
astrología, han sido fundamentales para el desarrollo de la astronomía y la
astrología modernas.

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