Modulo 3
Modulo 3
Modulo 3
IV. Reacción, que será la encargada de garantizar, mantener y restablecer el orden y la paz
públicos.
I. Recibir las denuncias sobre hechos que puedan ser constitutivos de delitos, e informar al
Ministerio Público por cualquier medio y de inmediato, así como de las diligencias
practicadas.
II. Constatar la veracidad de los datos aportados en informaciones anónimas, mediante los
actos de investigación que consideren conducentes para este efecto.
III. Practicar las diligencias necesarias que logran el esclarecimiento de los hechos que la
ley señale como delito y la identidad de quien lo cometió o participó en su comisión, bajo el
mando y conducción del Ministerio Público.
IV. Efectuar las detenciones en los casos del artículo 16 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
VII. Poner a disposición de las autoridades competentes, sin demora alguna, a las personas
detenidas y los bienes que se encuentran bajo su custodia, observando en todo momento el
cumplimiento de los plazos constitucionales y legales establecidos.
VIII. Preservar el lugar de los hechos o del hallazgo y, en general, realizar todos los actos
necesarios para garantizar la integridad de los indicios, como consecuencia dar un aviso a la
policía con capacidades para procesar la escena del hecho y al Ministerio Público,
conforme a las disposiciones aplicables, misma previsión será aplicable a toda institución u
órgano público que realice estos actos en cumplimiento a una disposición legal.
IX. Requerir a las autoridades competentes y solicitar a las personas físicas o morales,
informes y documentos para fines de la investigación. En caso de negativa, informará al
Ministerio Público para que determine lo conducente.
X. Dejar registro de todas las actuaciones que se realicen durante la investigación de los
delitos, utilizando al efecto cualquier medio que permita garantizar que la información
recabada sea completa, íntegra y exacta.
XI. Emitir los informes, partes policiales y demás documentos que se generen, con los
requisitos de fondo y forma que establezcan las disposiciones aplicables, para tal efecto se
podrán apoyar en los conocimientos que resulten necesarios.
c. Adoptar las medidas que se consideren necesarias tendientes a evitar que se ponga en
peligro su integridad física y psicológica, en el ámbito de su competencia.
e. Remitirlos de inmediato al Ministerio Público encargado del asunto para que éste acuerde
lo conducente.
f. Asegurar que puedan llevar a cabo la identificación del imputado sin riesgo para ellos.
XIII. Las demás que le confieran las disposiciones aplicables. Las instituciones policiales
estarán facultadas para desarrollar las funciones establecidas en el presente artículo en
términos de lo previsto por la fracción I del artículo 75 de esta ley.
(LGSNSP, 2022)
C. Ley de la Guardia Nacional
III. Investigar la comisión de delitos, bajo la conducción y mando del Ministerio Público
competente en el ejercicio de esta función.
IV. Colaborar, en materia de seguridad pública, con las entidades federativas y municipios,
en los términos que así se convenga, de conformidad con las disposiciones que regulan el
Sistema Nacional de Seguridad Pública.
VI. Intervenir en los actos procesales de carácter penal en los que sea requerida su
participación, así como fungir como policía procesal, en términos de la Ley Nacional de
Ejecución Penal.
VIII. Hacer uso de las armas que le sean autorizadas, de conformidad con las disposiciones
aplicables.
El término seguridad proviene del latín securitas, que significa confianza, tranquilidad de
una persona procedente de la idea que no hay peligro alguno que temer.
El término público deriva también del latín publicus, cuyo significado es perteneciente a
todo el pueblo.
La seguridad pública forma parte esencial del bienestar de una sociedad. Un estado de
derecho genera las condiciones que permiten al individuo realizar sus actividades
cotidianas con la confianza de que su vida, su patrimonio y otros bienes jurídicos tutelados
están exentos de todo peligro, daño o riesgo. Ante la realidad de un Estado que no cumple
con una de sus principales funciones, la de proporcionar seguridad, los ciudadanos tendrán
que centrar todos, o gran parte de sus esfuerzos, en la defensa de sus bienes y derechos.
De ahí que la visión en torno de la seguridad pública deba ser una visión global e
incluyente que al tratar de tutelar los valores aceptados por todos nos lleva a una sociedad
más justa.
Como función del Estado, la seguridad pública es el mecanismo idóneo para la realización
de ese valor supremo del derecho que es la seguridad en su concepción genérica. Así, el
Estado, mediante la coordinación de actividades, como prevención, persecución, sanción de
los delitos y reinserción del delincuente, salvaguarda la integridad y derechos de las
personas, preserva las libertades y mantiene el orden y la paz públicos.
Por lo tanto, podemos referir que son tres los principales valores protegidos por el Estado
en su función de seguridad pública:
Seguridad pública: Es un servicio que debe brindar el Estado para garantizar la integridad
de todos los ciudadanos y sus bienes, implica que las personas pueden convivir en armonía,
cada una respetando los derechos individuales del otro.
Seguridad ciudadana: Es una expresión del orden público aplicada al ámbito local,
manteniendo los aspectos derivados de la Constitución Política y prevista en los Planes
Nacionales.
Es el conjunto de respuestas que un Estado estima necesario adoptar para hacer frente a
conductas consideradas reprochables o causantes de perjuicio social, con el fin de
garantizar la protección de los intereses esenciales del mismo y de los derechos de los
residentes en el territorio bajo su jurisdicción.
Puede ser social, como cuando se promueve que los vecinos de un mismo barrio se hagan
responsables de alertar a las autoridades acerca de la presencia de sucesos extraños que
pueden estar asociados a la comisión de un delito.
También puede ser jurídica, como cuando se reforman las normas penales. Además, puede
ser económica, como cuando se crean incentivos para estimular un determinado
comportamiento o desincentivos para incrementar los costos a quienes realicen conductas
reprochables.
Igualmente puede ser cultural, como cuando se adoptan campañas publicitarias por los
medios masivos de comunicación para generar conciencia sobre las bondades o
consecuencias nocivas de un determinado comportamiento que causa un grave perjuicio
social.