Parte 2 A
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Parte 2 A
Introducción
No creo que exista nada más citado y usado, en los ambientes donde se
estudian ciencias, que las Leyes de Newton.
Según la traducción de los Principia (Desiderio Papp, Historia de la Física,
EspasaCalpe, S.A., Madrid, 1961, pag. 335) las Leyes de Newton se
enuncian como:
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Si alguna fuerza comunica un movimiento cualquiera, la fuerza doble, triple,
etc., generará doble o triple movimiento, ya sea que esas fuerzas se apliquen
simultáneamente o de modo graduado y sucesivo. Y este movimiento (en el
mismo plano determinado con la fuerza generatriz), si el cuerpo se movía ya
antes, se agrega a aquel movimiento, si él obra en el mismo sentido, o, al
contrario, lo disminuye o lo desvía oblicuamente y se compone con él, según
la acción de ambos.
III. A toda acción se opone siempre una reacción contraria e igual: es decir,
que las acciones entre dos cuerpos son siempre iguales entre sí y
dirigidas en sentido contrario.
Es muy frecuente encontrar libros en los cuales los axiomas o postulados que
se utilizan como punto de partida para el análisis del movimiento de los
cuerpos y sus causas, son precisamente las leyes enunciadas. Tal vez el
hecho refleja un respeto profundo por la genialidad de Newton, pero también
manifiesta una falta de criterio y rigor. A mi entender, respetar a Newton es
reconocerlo como el primer físico teórico, es decir, como el primer físico
que intentó dar una explicación de un gran conjunto de observaciones
experimentales admitiendo como verdaderas un reducido conjunto de
declaraciones inferidas de los experimentos. Sin desmerecer a Newton bajo
ningún punto de vista y agradeciendo su legado, vamos a reinterpretar sus
declaraciones, a fin de discutir los axiomas modernos que permiten
establecer un marco de discusión para los procesos mecánicos.
Actualmente contamos con un poderosísimo lenguaje simbólico que han
desarrollado los matemáticos (y muchos físicos, entre ellos Newton) con el
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cual podemos representar hechos de la realidad. El álgebra numérica, el
álgebra vectorial (y de elementos más complicados como tensores), el
análisis funcional, el cálculo integral y diferencial, etc., son conocimientos
indispensables para la simbolización de la realidad y en particular, el
movimiento de los cuerpos. Si tales conocimientos se poseen, es posible
formalizar, reproducir y predecir hechos relacionados con el movimiento. La
manera de reproducir y predecir depende de la formalización y ésta última
será adecuada si las predicciones realizadas se aproximan a los resultados
experimentales. ¿Cómo podemos formalizar la descripción del movimiento?
Trataremos de construir una secuencia de ideas basándonos en lo que
sabemos sobre posición, velocidad, aceleración y fuerza. Lo último, la
fuerza, es tal vez la idea menos elaborada: ¿Qué entendemos realmente por
fuerzas? ¿Son realmente esas sensaciones que algunos libros describen como
evidentes al tocar un objeto o son algo más simple o más complicado?
La palabra fuerza deriva de la palabra fuerte, con la cual está emparentada
forte que es la voz de mando en faenas marineras. Es decir, la actitud, la
coordinación y el comportamiento que se obtiene en una tripulación para que
actúe según lo requieran las circunstancias provienen de un forte o son
consecuencia de un forte. De esta manera, la palabra fuerza es usada, en un
contexto moderno, como aquéllo que representa la influencia necesaria e
indispensable para conseguir un resultado. En el área de la mecánica, la
fuerza es lo que representa la influencia de un cuerpo sobre otro. La fuerza
es la manera con que un cuerpo manifiesta su influjo en virtud de que forma
parte del medio ambiente en el que otro cuerpo (el que estudiamos) se
mueve. Ahora, esto de “cómo influye” parece ser importante en la
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comprensión del concepto. Los resultados de los experimentos nos muestran
“cómo influye” un cuerpo sobre otro y los experimentos nos indican que la
influencia que un objeto hace sobre otro, es decir, la fuerza que un objeto
puede hacer sobre otro está caracterizada por tener intensidad, dirección y
sentido. Se influye de arriba hacia abajo, de derecha a izquierda y otras
tantas posibilidades. No ocurre así con otro tipo de magnitudes como por
ejemplo la temperatura pues los experimentos nos indican que no se tiene
frío hacia el sudeste. La fuerza, como símbolo que representa la influencia
de un cuerpo sobre otro, se revela en los experimentos como una magnitud
vectorial y, retomando la discusión, intentaremos establecer alguna relación
entre las particularidades del movimiento de un cuerpo y las influencias del
medio en el que se desarrolla dicho movimiento.
En primer lugar diremos que el movimiento de todo cuerpo es un concepto
relativo. Es decir, sin interesarnos en qué cuerpo se está moviendo,
diferentes observadores advertirán diferentes tipos de movimientos.
Distintos observadores podrán declarar de un mismo cuerpo, que está en
reposo o que describe una trayectoria recta o curva o que da vueltas o que va
y viene o lo que sea. Todas las observaciones serán válidas en el sentido que
las posiciones, velocidades, etc., son el resultado de medidas objetivas
hechas con instrumentos y métodos adecuados. Nada ganamos peleándonos
con alguien que afirme (del movimiento de un cuerpo) cosas diferentes de
las que nosotros observamos. Ambos tendremos razón.
Si el lector se ha convencido de la relatividad del movimiento, podemos
hacer una nueva pregunta: ¿las diferencias evidenciadas por distintos
observadores, serán consecuencia de diferentes cosas que influyen sobre el
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cuerpo analizado? Evidentemente, cada observador podrá extraer diferentes
conclusiones según lo que haya visto1. Con seguridad todos los observadores
coincidirán en algo muy pero muy general: “el cuerpo que estoy estudiando
no está solo en el universo sino más bien inmerso en él, así que lo que
observo será una consecuencia de esta situación (la de estar inmerso en un
universo)”. Así parece, entonces, que el comportamiento del movimiento de
un cuerpo depende no sólo de quien lo observa sino de la manera en que el
universo influye sobre él. Planteamos ahora una nueva pregunta: ¿será
posible relacionar la manera con que el universo influye sobre un objeto con
las características del movimiento que se le observa? De existir tal relación
no se trataría de una sola cosa pues el mismo objeto analizado por diferentes
observadores presenta características distintas de movimiento, lo que induce
a pensar que para cada observador la influencia del universo se manifiesta de
diferentes formas.
Como hemos propuesto más arriba, la fuerza es el concepto que sintetiza la
idea de influencia entre cuerpos. Si admitimos ahora que el universo es único
y fuera de él no existe ninguna otra cosa que influya sobre el cuerpo que
estudiamos (esto está contenido en lo que entendemos por universo)
deberíamos admitir que la influencia es también única y por lo tanto
independiente del observador. Si esto es así, el problema de las variantes en
el movimiento de un objeto determinadas por diferentes observadores y su
relación con la influencia que ejerce el universo, es un problema del
observador en particular. En otras palabras, el universo influye de manera
1
“Visto” quiere decir lo que ha establecido experimentalmente en su carácter de
observador.
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única y distintos observadores advierten movimientos diferentes de un
mismo cuerpo. Así que, de existir una relación entre influencias y
movimiento, ésta no será necesariamente evidente o explícita para cualquier
observador.
Nueva pregunta: ¿cuáles serán los observadores que puedan ponerse de
acuerdo en algún tipo de relación entre fuerzas y comportamiento del
movimiento? Aceptar que no cualquier observador posee la virtud de
vincular fuerzas y tipo de movimiento (en acuerdo con otros) es la esencia
del primer axioma de la mecánica y es el contenido de la Primera Ley del
Movimiento enunciada por Newton (y que debe reformularse para que las
palabras reflejen adecuadamente sus ideas).
La idea de que para algunos observadores habrá acuerdo al vincular fuerzas
con tipos de movimiento impone la necesidad de distinguir para cuáles sí y
para cuáles no se podrá entablar la vinculación. El camino adecuado para
diferenciar entre observadores pasa por ponerse en alguna situación crítica
que ponga en evidencia algo que nuestra razón acepte (es decir, algo que
admitamos como una verdad). En pocas palabras, debemos encontrar un
método razonable de “calibrar” un observador. En primer lugar nos
limitaremos a describir cuerpos para los cuales la especificación de una
velocidad sea suficiente para caracterizar completamente su movimiento, es
decir cuerpos cuyo movimiento pueda homologarse al de un único punto del
espacio. El modelo de representación del movimiento de un cuerpo mediante
el movimiento de un punto del espacio se llama modelo de partícula y al
cuerpo cuyo movimiento está bien descripto por el modelo de partícula se lo
denomina también partícula o punto material (el concepto encerrado por la
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palabra partícula no contiene, en este contexto, la idea de elemento y tal vez
debamos ampliarlos al estudiar conjuntos de partículas).
siendo Fi la fuerza ejercida por el cuerpo i del medio sobre la partícula que
estamos estudiando, m la masa de la misma y a su aceleración (determinada
en un sistema inercial). Si denominamos cantidad de movimiento p de una
partícula al producto de su masa por su velocidad, el término ma se puede
escribir como dp/dt y la relación entre fuerzas y características de
movimiento se puede enunciar como:
La resultante de las fuerzas actuantes sobre una partícula coincide con
el cambio en el tiempo de su cantidad de movimiento:
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Tercer postulado de la Mecánica:
Dos partículas se ejercen entre sí fuerzas iguales y opuestas
en la dirección de la recta que une las partículas.
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