Platón 2023
Platón 2023
Platón 2023
PLATÓN
1.- Vida y obra
Arístocles de Atenas, apodado Platón («el de anchas espaldas»), nace, probablemente, el
año 428-427 a.n.e. en Atenas. Pertenecía a una familia noble. Su padre, Aristón, se pr o-
clamaba descendiente del rey Codro, el último rey de Atenas. Su madre Períctiona, des-
cendía de la familia de Solón, el antiguo legislador griego. Era además hermana de
Cármides y prima de Critias, dos de los treinta tiranos que protagonizaron un golpe de
estado oligárquico el año 404. Platón tuvo dos hermanos, Glaucón y Adimanto, y una
hermana, Potone.
Platón tuvo una educación esmerada en todos los ámbitos del conocimiento. Es pos ible
que se iniciara en la filosofía con las enseñanzas del heracliteano Crátilo. A los veinte
años (407) tiene lugar el encuentro con Sócrates: acontecimiento decisivo para Platón.
Sócrates contaba entonces 63 años y se convertirá en su único maestro hasta su muerte.
Tanto por sus relaciones familiares, como por vocación, Platón tuvo la intención de ade n-
trarse en la vida política. Pero, según narra en la Carta VII, dos sucesos decisivos le hicie-
ron desistir de ello. Durante el régimen de los treinta tiranos sus parientes (Critias,
Cármides) y conocidos le invitan a colaborar con el gobierno, pero las acciones cr imina-
les iniciadas por el nuevo gobierno desilusionaron a Platón. Los exiliados del partido
democrático se rehicieron y con el apoyo del pueblo ateniense, derrotaron a los oliga r-
cas. Al principio los hombres del nuevo gobierno utilizaron una gran moderació n, votan-
do incluso una amnistía, para poner fin a la guerra civil, pero bajo el nuevo gobierno
(399) tiene lugar el proceso y condena de Sócrates.
En la obra de Platón, escrita casi toda ella bajo la forma de diálogos, podemos disti nguir
cuatro etapas. Una primera etapa de juventud en la que los diálogos tratan temas es-
pecíficamente socráticos. No suelen llegar a una conclusión final sino q ue dejan la cues-
tión abierta. Apología de Sócrates, Ión, Lisis, Cármides, Eutifrón, Protágoras. La etapa
de transición profundiza en las cuestiones socráticas y plantea un primer esbozo de su
teoría de las ideas. Hipias menor, Hipias mayor, Gorgias, Menexeno, Menón, Crátilo,
Eutidemo. Una tercera etapa de madurez en la que Platón perfecciona su teoría de las
ideas. Fedro, Fedón, El banquete, República. En su vejez Platón reconsidera críticamen-
te sus planteamientos, problematizando su propia teoría. Parménides, Teeteto, Timeo,
Filebo, El Sofista, El Político, Critias, Las Leyes.
2.- Contextos cultural y filosófico
2.1.- Contexto cultural
La filosofía de Platón no puede desvincularse del contexto cultural, social y pol ítico en el
que nace. Platón es un personaje íntimamente vinculado a los avatares de su tiempo, se
mueve en un horizonte de problemas muy concreto siempre ligado a las situ aciones de
su época y tiene unas intenciones muy definidas a la hora de construir su filosofía.
Platón vive una situación histórica de aguda crisis político-social, derivada de la derrota
de Atenas en la guerra del Peloponeso contra Esparta. Atenas es una ciudad vencida que
hay que reconstruir. En el contexto histórico - cultural tenemos que señalar que Atenas
vive una época “dorada”, sobre todo con Pericles. La democracia alcanza su máximo
apogeo, los ciudadanos intervienen en los asuntos públicos y ocupan cargos políticos
aunque los esclavos, las mujeres y los metecos están excluidos.
En lo político Pericles marca el periodo de esplendor. Todo cambia tras la guerra del P e-
loponeso, que termina con la derrota de Atenas ante Esparta y la instauración del régi-
men oligárquico de los 30 tiranos. La crisis ateniense se extiende al campo cultural, do n-
de los antiguos proyectos arquitectónicos y urbanísticos se paralizan ante la crisis
económica. No obstante, aun existen grandes creadores como el escultor Praxíteles -
Afrodita de Cnido-. En el terreno literario solo las comedias de Aristófanes -Las nubes- y
los estudios históricos de Jenofonte -Helénicas, historia de las guerras el Peloponeso-
pueden compararse con los creadores de la época de esplendor.
Atenas, siendo una democracia, disfrutaba de una organización social en la que las ideas
de isonomía (igualdad ante la ley) y el consiguiente derecho a hablar ante la asamblea
(isegoría) propiciaba un modo de vida muy alejado del conservadurismo. Entre los ciuda-
danos atenienses el trabajo físico está mal considerado y, aunque son propietarios de
tierras y realizan actividades comerciales, dedican la mayor parte de su tiempo, además
de a su participación en la vida política, al ocio, a la preparación física en los gimnasios, a
las reuniones en el ágora o en sus propias casas con sus amigos, en las que se tratan
cuestiones de todo tipo: culturales, políticas, filosóficas…
Platón visitó diversas escuelas filosóficas de Asia Menor y Sur de Italia, intentó influir en
los reyes de Siracusa (Dionisio I y Dionisio II). En el año 387 a.C. fundó en Atenas la Ac a-
demia, con la intención de formar a los futuros sabios-gobernantes.
Es sin duda su maestro Sócrates quien ejerce mayor influencia en Platón, al igual que en
otros jóvenes que fundaron escuelas filosóficas basadas en sus enseñanzas, las llamadas
escuelas socráticas menores, como Euclides de Megara (escuela de Megara), Fedón de
Elis (escuela de Elis), el ateniense Antístenes (escuela cínica, a la que perteneció el con o-
cido Diógenes de Sinope) y Aristipo de Cirene (escuela cirenaica).
Del pitagorismo, con el que entra en contacto en sus viajes a Sicilia, tomará la inmortali-
dad del alma y las matemáticas como modo de acercamiento a las ideas. El alma es i n-
mortal, pero se reencarna en los cuerpos (prisión). Para los pitagór icos todo lo que hay
es número, todo lo cognoscible tiene número, la estructura de lo real es numérica. Las
matemáticas son la clave para la comprensión de lo real.
Platón lleva a término la labor iniciada por su maestro Sócrates y explícitamente se opo-
ne a las doctrinas de los sofistas. Si " el ser humano es la medida de todas las cosas "
(Protágoras), entonces palabras como "bien" y "justicia" significarán lo que cada uno
quiera que signifiquen. Si las leyes son sólo producto del acuerdo entre los ciudadanos,
entonces su modificación estará en manos de los más influyentes. Y si lo justo es el der e-
cho del "más fuerte", entonces no habrá límites para la ambición de los poderosos. Es
preciso, pues, que la justicia sea algo que se substraiga a las opiniones, algo que mida la
rectitud de las leyes, algo a lo que se deban someter hasta los más fuertes: la "idea" de la
justicia. Pero descubrir esa "idea" no es tarea fácil. Sólo los filósofos lo consiguen de s-
pués de una ardua educación.
3.2.- Influencias filosóficas en Platón
En la exposición de la teoría de las ideas podemos apreciar numerosas influencias de
filósofos anteriores a Platón. De Heráclito toma la noción de mundo se nsible sometido a
cambio permanente, de Pitágoras hereda la importancia que concede a la geometría,
hasta el punto de poner como inscripción en la entrada de la Academia: " No entre aquí
nadie que no sepa geometría" y proponer a los entes matemáticos como intermediarios
en nuestro camino hacia las ideas. De Sócrates asimila gran parte de sus doctrinas (def i-
niciones, intelectualismo moral...), y a él le dedica casi todos sus diálogos. La influencia
de Parménides se aprecia en todas sus teorías sobre las ideas y la realidad del ser. Y
otras muchas tesis platónicas surgieron a propósito de la confrontación entre las tesis de
Heráclito y las de Parménides. La teoría de las ideas podría ser entendida como un inte n-
to de conciliar las ideas básicas, pero opuestas, de los principales filósofos anteriores .
El sofista Protágoras afirmó que todo conocimiento es relativo y que no existen verdades
absolutas, sin embargo Sócrates sostuvo que podemos hallar definici ones universalmente
válidas y comprensibles. Heráclito afirmó que las cosas, tal como nos muestran los senti-
dos, están en continua transformación, en constante fluir. No es posible la ciencia.
Parménides define un ser totalmente opuesto al de Heráclito. La vía de la verdad y de la
razón establecen que el ser es inmóvil, uno y eterno, por tanto, los sentidos nos engañan.
Desde este punto de vista podemos decir que Platón representa la primera síntesis f i-
losófica en la historia del pensamiento, al intentar una mediación entre el pensamiento
de Heráclito y el de Parménides. Esto le lleva a sostener, por un lado, que existen con-
ceptos estables, realidades permanentes, al mismo tiempo que, por otro lado, existen
también las cosas mutables y efímeras que nos muestra el conocimiento sensible. En
definitiva, postula la existencia de una doble realidad (el mundo de las ideas y el mundo
sensible) y dos formas de conocimiento (el conocimiento sensible y el intelectual o r a-
cional).
Esta teoría puede ser llamada "idealismo" en un sentido muy particular: porque pretende
que lo ideal es lo más real de todo. De aquí deriva una concepción poco usual del polít i-
co, para Platón no es la persona práctica, eficaz o experta -el tecnócrata, de hoy-, sino
que el político es el gran idealista, el filósofo que intenta plasmar en la ciudad modelos
ideales preexistentes y eternos que él ha aprendido a descubrir.
Las ideas se encuentran jerarquizadas. La idea suprema es la idea del bien o la belleza,
luego las ideas éticas o virtudes), las ideas estéticas, las ideas matemát icas, y, finalmente,
las ideas de cosas.
1
Palabra griega εἶδος que indica el aspecto exterior con significado de "forma", "aspe c-
to", "tipo" o "especie" que con Platón adquiere un significado filosófico: Teoría de las
Formas.
La teoría de las ideas fue revisada y criticada por Platón en los diálogos de la etapa críti-
ca. La teoría tropieza en una dificultad que Platón no quiso ocultar y es la relación entre
las ideas y las cosas. En el Parménides reconoce que los conceptos de particip ación e
imitación no explican bien esa relación. Por ejemplo, si la idea es participada por las c o-
sas, entonces parece perder su unidad y separación. En cuanto al concepto de imitación,
conduce al callejón sin salida del argumento del "Tercer Hombre" 2. Las dificultades pro-
ceden, sin duda, del carácter separado de las ideas y, quizá, Platón quiere decir que de s-
aparecerían si se aprendiera a no considerar las ideas como si fuesen cosas. En cualquier
caso, y pese a las dificultades presentadas, Platón afirma que hay que seguir admitiendo
la existencia de las ideas porque, si no, " no habría hacia dónde dirigir el pensamien-
to [...], y se destruiría totalmente el poder de la dialéctica " (Parménides, 135bc).
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Actividades:
a) Clasifica en distintas categorías los siguientes objetos: mesa, pizarra digital, mochila,
bocadillo, boligrafo, silla, persiana, chaqueta, calculadora, cuaderno, percha, papelera,
camisa.
b) Explica las características comunes de cada categoría ¿Se pueden clasificar de formas
diferentes?¿Los elementos de cada categoría tienen elementos diferenci ales que pueden
compartir con los de otras categorías?
c) ¿Qué conclusiones extraes de ello?
Los presocráticos fueron materialistas porque el ser humano era un cuerpo an imado por
un alma principio de vida, también material. La única excepción son los pitagóricos, y en
ellos parece inspirarse Platón, quien defiende una concepción dualista del ser humano
que se compone de un cuerpo material y mortal, y un alma inmaterial e inmortal, aunque
a veces dice que " el ser humano es su alma ".
5.1. El alma
La doctrina platónica sobre el alma es bastante fluctuante y recurre con frecuencia a m i-
tos o a explicaciones simplemente probables. En el Fedro, sobre el amor, expone el mito
del carro alado, donde el alma es como un carro tirado por dos caballos, uno representa
las inclinaciones o impulsos nobles y el otro simboliza los apetitos y los deseos. El auriga
o conductor es la razón que debe dirigir ambos. Todo va bien mientras la razón gobierna
a la persona, pero cuando el deseo de placeres se desboca, la razón pierde el control, se
quiebra la unidad del alma y esta queda sujeta al mundo sensible.
Este mito establece una división tripartita del alma, expresión, quizá, de los co nflictos
éticos y psíquicos que el ser humano experimenta en sí mismo. La racional es inmortal,
inteligente, de naturaleza divina y situada en el cerebro. La irascible es fuente de pasio-
nes nobles, situada en el corazón e inseparable del cuerpo, mortal. La concupiscible es
fuente de pasiones innobles, situada en el vientre y también mortal.
Esta teoría del alma es también de algún modo dualista pues hay una parte inmortal del
alma, y otra mortal y ligada al cuerpo. Según el Timeo, el alma racional ha sido creada
directamente por el demiurgo 3 con los mismos elementos que el alma del mundo. Se
afirma así su inmortalidad y su carácter divino, es decir, su similitud con el mundo de las
ideas y da la posibilidad de conocerlas.
5.2. El cuerpo
En cuanto al cuerpo humano, Platón mantiene una concepción bastante peyor ativa: el
cuerpo es un estorbo para el alma, la arrastra con sus pasiones y le impide la contempl a-
ción de las ideas. Por eso, lo mejor que le puede pasar al filósofo es morir y la filosofía
3
Creador en griego. 1. m. Fil. En la filosofía platónica, divinidad que crea y armoniza el universo.
no es sino una preparación para la muerte. En el Fedro la unión del alma con el cuerpo se
presenta como castigo por algún pecado y es concebida como una unión puramente
accidental, como la del piloto en su nave o el músico con su instrumento. En el Timeo el
cuerpo es concebido menos peyorativamente y Platón afirma que puede estar en perfe c-
ta armonía con el alma.
Actividades:
a) ¿Que diría Platón del actual auge de los gimnasios, el deporte o l a cosmética?
b) Actualmente ¿La teoría de la inmortalidad del alma tiene efe ctos sobre la vida y las
decisiones morales de las personas?
6.3. Dialéctica
Al final del libro VI de la República Platón nos ofrece la explicación de la dialéctica, ba sa-
da en la teoría de las ideas. En ella se establece una correspondencia e stricta entre los
distintos niveles y grados de realidad -metafísica- y los distintos niveles de conocimiento
-gnoseología-. Fundamentalmente distingue Platón dos modos de conocimiento: la doxa
o conocimiento sensible y la episteme o conocimiento inteligible. A la primera le corre s-
ponde la realidad sensible y a la segunda la inteligible. El verdadero c onocimiento viene
representado por la episteme, dado que es el único conocimiento qu e versa sobre el ser
y es infalible. Efectivamente, el conocimiento verdadero lo ha de ser de lo universal, de la
esencia, de aquello que no está sometido a la fluctuación de la realidad sensible y ha de
ser, por lo tanto, conocimiento de las ideas.
Platón nos explica los grados del ser y su relación con los grados del conocer mediante
la conocida 'alegoría de la línea'. Representemos en una línea recta los dominios de los
sensible y lo inteligible, uno de ellos más largo que el otro, y que se encuentre en una
relación determinada con él, nos dice Platón. Dividamos cada uno de dichos segmentos
según una misma relación, igual a la precedente. Sobre la parte de la línea que represe n-
ta el mundo sensible tendremos dos divisiones: la primera correspondiente a las imáge-
nes de los objetos materiales -sombras, reflejos en las aguas o sobre superficies pulidas-,
la segunda correspondiente a los objetos materiales mismos, a las cosas -obras de la
naturaleza o del arte-. De igual modo, sobre la parte de la línea que representa el mundo
inteligible, la primera división corresponderá a las imágenes (objetos lógicos y matemát i-
cos), y la segunda a los objetos reales, las ideas.
Inteligencia-conocimiento
Ideas morales a
Esencia 'noesis-episteme' Inteligible
Creencia
Animales, objetos c
Devenir 'pistis'
Opinable
'génesis' Imágenes (sombras y Conjetura
d
figuras) 'eikasia'
Ignorancia/nada
6.4.1. La doxa
Al nivel más bajo de la opinión lo llama eikasía y se basa en la percepción, tiene por
objeto las representaciones de la realidad sensible (dibujos, sombra s, reflejos...) y la con-
jetura o imaginación construida a partir de ellas. Quienes profieren juicios equivocados
sobre el mundo exterior se encuentran en una situación de eikasía, es decir, de imagin a-
ción. Parece que Platón quiere decir que el estado mental en el que se profiere un juicio
falso es parecido al de aquel que toma las visiones de las imaginaciones o de los su eños
como cosas reales o verdaderas.
6.4.2. La episteme
El grado más elevado es la noesis o visión inmediata, intuición intelectual de las ideas,
saber absoluto pleno y verdadero. Para alcanzar la noesis Platón nos remite a la dialéct i-
ca como método de análisis conceptual que permite descubrir el orden jerarquizado de
las ideas y ubicar a cada una en su lugar correspondiente, ese orden es a su vez el con o-
cimiento al que muy pocos ser humanos tienen acceso.
El entendimiento en la noesis que deja de lado todos los elementos sensibles, captando
las ideas y sus relaciones, los vínculos de inclusión-exclusión, como hace en el Sofista,
elevándose de idea en idea hasta la suprema, la idea de bien. A este momento se le de-
nomina dialéctica ascendente. Aquí la dialéctica sigue siendo el método socrático de
indagación y depuración de conceptos, que en Platón son ideas objetivas.
Actividad:
a) ¿En qué se diferencia y en qué se parecen la ciencia platónica y la actual?
7. Ética: la virtud
El conocimiento se sirve de la dialéctica y del amor y es el camino hacia las ideas. Pero
también necesita de la virtud, pues es la única que puede enseñarle el camino hacia el
bien y la justicia. Para Platón ningún ser humano aislado tiene capacidad para ser bueno
o sabio, necesita a toda la comunidad política, al Estado. En la práctica, esto si gnifica que
sólo la virtud y el Estado hacen posible el acceso a las ideas, aunque sean las ideas el
fundamento último de la virtud y del Estado. Esta especie de círculo conceptual culmina
la filosofía platónica, que tiene una clara intención ética y política.
Platón maneja el término virtud en su obra con tres perspectivas. La virtud como sabidu-
ría es el concepto socrático, que Platón nunca llegó a abandonar por completo. Quien
adquiere esta virtud alcanza un saber de orden superior, del conocimiento de las ideas
de bien, justicia, valor, piedad y belleza, que representan la cumbre del alma humana. De
esta manera intenta Platón superar el relativismo en relación con la virtud que sostenían
los sofistas. Estaba convencido de que existe lo justo-en-sí y que no depende de culturas
ni tradiciones o sociedades. Además, intentó unificar todas las virtudes en la idea del
bien.
Por último, en la República, Platón define la justicia, la virtud fundamental, como armon-
ía. Consiste en " el acuerdo de las tres partes del alma, exactamente como los tres
términos de una armonía: el de la cuerda grave, el de la alta y el de la media "
(443d). La armonía surge en el alma cuando " cada parte hace lo que le es propio "
(441e), de tal manera que " dominen o sean dominadas entre sí conforme a natura-
leza " (444d). Lo cual significa que la parte racional, prudencia, debe guiar a la parte
agresiva, valentía, y ambas dominar a la apetitiva, moderación. El que lo consiga será
armonioso y justo. Por eso la virtud es la " salud, belleza y bienestar del alma " (444e) y
la justicia es la armonía del ser humano. Tenemos aquí, formulada por primera vez, la
división de la virtud en cuatro categorías fundamentales: prudencia, fortaleza y tem-
planza, como las tres partes del alma y justicia como la armonía que resulta así en el
alma virtuosa.
Actividades:
a) En el debate entre etnocentrismo y y multiculturalismo explica cual sería la posición de
Platón.
b) Contrasta tu idea de felicidad con las propuestas de Platón.
Es ésta una de las características novedosas de la República, que choca frontalmente con
la práctica habitual en la época y merece la explicación que nos ofrece Platón en el libro
VI. El filósofo pasa por ser un personaje extravagante en la Atenas de la época y ocupado
en sus estudios e investigaciones no parece ser el individuo idóneo para dirigir la ciudad.
Pero en la ciudad ideal que ha de ser gobernada de acuerdo con la idea de bien, los úni-
cos que alcanzan ese conocimiento son los filósofos por lo que ha de ser a ellos a quie-
nes les corresponda gobernar, pues son los únicos que alcancen el conocimiento de d i-
cha idea. La mejor forma de gobierno posible es aquella en la que un filósofo gobierne.
La República entra en una detallada descripción de cómo debe ser la ciudad ideal. Los
aspectos fundamentales expresan las condiciones de posibilidad de la ciudad ideal . La
educación es lo más importante, pues el Estado platónico es ante todo un Estado educa-
dor, aunque Platón no prevé educación ninguna para el estamento inferior. El segundo
punto, mucho más controvertido es de la teoría platónica de la eugenesia: " que los me-
jores se acoplen con las mejores lo más posible, y los peores al contr ario " (459d).
Platón sigue sorprendiendo con la abolición de la familia y de la propiedad privada, co-
munismo, en los dos estamentos superiores, como medio para garantizar la igualdad y la
concordia entre todos. Por último Platón defiende la igualdad de la mujer, ya que " no
existe en la administración de la ciudad ninguna función que sea propia de la
mujer como mujer, ni del varón como varón, sino que las dotes naturales están
diseminadas indistintamente en unos y otros " (455d).
Actividades:
9. Cosmología
De la cosmología sólo se ocupó Platón al final de su vida en el Timeo, quizá movido por
su fracaso al intentar poner en práctica su teoría política. Del cosmos, el mundo de las
cosas, dice Platón que tuvo que nacer, porque es visible, tangible y tiene cuerpo. Un art í-
fice divino, el demiurgo o creador fue la causa activa e inteligente que lo formó, ins-
pirándose Platón, quizás, en el Nous de Anaxágoras. El demiurgo se limitó a ordenar la
materia en el espacio, siguiendo el modelo de las ideas eternas. Según Platón, el demiur-
go quiso que todas las cosas fueran buenas, e hizo el mundo más bello y mejor posible,
actuando conforme a un fin, un plan que explica por qué el mundo es así y no de otra
manera. Platón se opone con esto a las explicaciones mecanicistas de los presocráticos y
adopta una explicación teleológica.
El cosmos que el demiurgo crea es un gigantesco ser vivo, divino, que envuelve y encie-
rra a todos los seres vivos visibles. Dado que es un ser vivo, el cosmos posee un alma
formada por el demiurgo que da movimiento a todo y que se identifica con el cielo. El
cosmos tiene una figura perfecta, es esférico y tiene a la tierra en el centro. Alrededor
están las esferas de los planetas y todo rodeado por la esfera de las estrellas fijas, a las
que Platón, recogiendo ideas de una religión astral, considera como dioses. Todo, en
conjunto, responde a proporciones numéricas y armonías musicales.
Platón hace una reinterpretación matemática de la teoría de los cuatro eleme ntos de
Empédocles. Al fuego le corresponde un tetraedro, a la tierra, el cubo, el octaedro equi-
vale al aire y el icosaedro al agua. En el Timeo puede advertirse una fuerte influencia
pitagórica pues Platón considera que el demiurgo ha creado el cosmos siguiendo una
armonía matemática. Esta creencia platónica de que tras las apariencias en la naturaleza
se esconden leyes matemáticas será muy influyente en la revolución científica del s. XVI.
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