El Monstruo de Almendáriz
El Monstruo de Almendáriz
El Monstruo de Almendáriz
Lima despertaba con el descubrimiento de los restos de un niño de tres años en una quebrada de
Armendáriz, entre Barranco y Miraflores. La violación y furia del crimen hizo que los limeños
exigieran justicia.
La investigación no llevaba a ningún lado, hasta que un testigo señaló que había visto al niño
asesinado junto a un hombre afroperuano, con rumbo a la quebrada ya mencionada.
La búsqueda en las zonas aledañas los llevó a atrapar a Jorge Villanueva, un sujeto con
antecedentes de robo que fue identificado como el último que vio con vida a la víctima. Para ese
momento, la prensa ya lo había bautizado como El monstruo de Armendáriz.
Bajo la presión de toda Lima, los policías detuvieron a Villanueva. El interrogatorio fue intenso
y, según confirmó el propio acusado y su abogado, fue forzado a inculparse para recibir una pena
más ligera.
A pesar de argumentar la presión policial, al supuesto monstruo se le condenó a pena de muerte.
Recordemos que en esa época la pena de muerte era aplicada también para los delitos de homicidio
calificado, violación de menores de siete años o asesinato por lucro y robo con muerte de la
víctima.
Al escuchar su sentencia, soltó una frase que ha quedado marcada en la historia de los crímenes
peruanos: “Yo he cometido muchos delitos, he sido un hombre malo…pero este crimen no
me pertenece”.
De ocho balazos se cumplió esta condena y Villanueva nunca admitió nuevamente su culpa, ni
con el sacerdote en la noche previa a su fusilamiento. El testigo estrella, según se supo luego, se
contradijo en más de 30 oportunidades durante el juicio. Algo que no se reveló hasta luego de la
muerte del protagonista de este misterio sin esclarecer.