mi-vida-con-leonardo
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MI VIDA
CON
LEONARDO
Cincuenta años de cordura y de locura
en el mundo del arte y más allá
Alianza Editorial
Título original: Living with Leonardo. Fifty Years of Sanity and Insanity in the
Art World and Beyond
Frontispicio: Retrato de Leonardo de perfil, realizado por uno de sus discípulos, c. 1515.
Sanguina, 27,5 x 19 cm.
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que esta-
blece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños
y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente,
en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o
ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio,
sin la preceptiva autorización.
Living with Leonardo. Fifty Years of Sanity and Insanity in the Art World and Beyond
© 2018 Thames & Hudson, Ltd, London
Text © 2018 Martin Kemp
© de la traducción: Dulcinea Otero-Piñeiro, 2019
© Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2019
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid
www.alianzaeditorial.es
ISBN: 978-84-9181-642-3
Depósito Legal: M. 24.007-2019
Maquetación: Grupo Anaya, S.A.
Printed in Spain
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En busca del centro del cráneo: Sección de un cráneo, 1489.
Pluma y tinta sobre tiza negra en papel, 19 × 13,7 cm.
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Nota del autor
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tratan de comunicar ideas más allá de un ámbito profesional determi-
nado. Como llegué a la Historia del Arte desde fuera, me siento muy en
deuda con esos autores a veces despreciados en ambientes académicos
como «divulgadores».
La presencia de Marina Wallace fue vital durante el periodo en que
presentamos nuestras exposiciones «Spectacular Bodies» y «Seduced»
en las galerías Hayward y Barbican. Ella fue determinante para el pro-
yecto «Leonardo Universal», desarrollado en la Escuela de Arte Central
Saint Martins de Londres, donde ejercía como profesora. Mi dedicación
a Leonardo no refleja con justicia la relevancia mucho más amplia de
nuestra colaboración a lo largo de más de dos décadas.
La concentración en mi relación con Leonardo apenas aporta deta-
lles sobre mi vida familiar. No puedo imaginar cómo habría sido mi
vida sin mi exesposa, Jill; sin mis hijos Joanna y Jonathan; y ahora sin
mis nietos Etienne, Alice, Louis y Magnus. Seguro que todo habría sido
muchísimo más pobre.
Me siento en deuda con todas las personas que protagonizan estas
historias, aun cuando sus intenciones no fueran precisamente amisto-
sas. Algunos de los comentarios hostiles que ha suscitado mi trabajo
también han resultado creativos y divertidos. Y hasta las críticas más
agrias forman parte del tapiz de experiencias que expongo aquí. Un
compañero que publicó un comentario especialmente desfavorable so-
bre uno de mis libros me dijo que la crítica es un «deporte de contacto».
Tal vez lo parezca, pero yo lo compararía más con el tenis que con el
boxeo o con las artes marciales mixtas.
Muchas personas han desempeñado un papel edificante y útil en
mi implicación con Leonardo. En casi todos los episodios que siguen
disfruté de numerosas colaboraciones sin las que habría sido imposible
culminar muchos proyectos cruciales. Al final del libro he recopilado
una lista breve con los nombres de quienes han colaborado directamen-
te en mis aventuras con Leonardo, y donde incluyo también mis agra-
decimientos a algunas de las muchas personas que me han brindado
una ayuda continuada a lo largo de los años.
Judd Flodgell, mi excelente asistente personal, ha estado traba-
jando para mí durante el largo periodo dedicado a la redacción y la
producción de este libro. Si mi agenda ha mantenido el orden y la or-
ganización suficientes para ser funcional desde un punto de vista pro-
fesional, se debe en gran medida a sus esfuerzos denodados y a su em-
peño. Su amistad ha sido un elemento importante en mi vida durante
los últimos años.
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Introducción
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Mi vida con Leonardo
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Introducción. Historia del Arte en Acción
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Mi vida con Leonardo
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Introducción. Historia del Arte en Acción
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Prólogo
Un bosquejo de Leonardo
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Mi vida con Leonardo
el paisaje montañoso que pintó «el día de Santa María de las Nieves,
5 de agosto de 1473». Las obras atribuidas a él de mediados de la déca-
da de 1470 (la Anunciación, La Virgen del clavel y el retrato de Ginebra de
Benci) exhiben signos claros de su aprendizaje con Verrocchio, pero
también revelan una novedad atractiva, sobre todo en el escrutinio tan
intenso al que somete, y el modo en que plasma, la apariencia de las
cosas. La tercera de sus pinturas pequeñas, la Virgen Benois, evidencia
algo así como la forja de su estilo propio, caracterizado por el dinamis-
mo físico y la interrelación psicológica.
El alcance de las actividades de Verrocchio, que incluían la fabri-
cación y la erección de la esfera de cobre hueca en la cúspide de la
cúpula de Brunelleschi en la catedral de Florencia, familiarizaron a
Leonardo con la tradición polimática de los grandes maestros tosca-
nos. Aprendió a adoptar las ciencias pictóricas de la perspectiva y la
anatomía, y cultivó competencias en un abanico amplio de técnicas
artísticas, en ingeniería civil y militar, y en diseño ceremonial. Algunos
de los escasos dibujos conservados de la década de 1470 muestran sus
reflexiones propias sobre ingeniería militar e hidráulica, instrumen-
tos mecánicos, diseño de armas, rodamientos, geometría y medida del
tiempo. Se conserva al menos un memorándum temprano en el que
menciona a personas y libros que pretende consultar, y que apunta a
un interés científico más amplio. La cosecha de este periodo inicial es
bastante escasa, pero evidencia que su enorme curiosidad y su capa-
cidad visionaria para la inventiva estaban ahí ya desde el principio, al
menos in nuce.
El primer registro de un encargo de pintura indica que destacó
bien pronto como una gran promesa. En 1478 recibió el prestigioso
encargo del retablo de la Virgen y los Santos para el Salón del Consejo de
la república de Florencia. Por desgracia esto nos introduce en uno de los
leitmotiv de su carrera: los proyectos inacabados. Lo mismo cabe decir
de la Adoración de los Magos, un gran retablo cuadrado que comenzó
para un monasterio que hay justo en las afueras de Florencia, aunque
al menos en este caso disponemos del magnífico esbozo que hay en la
Galería de los Uffizi. Leonardo revolucionó un motivo clásico floren-
tino. La venida de Cristo desencadena un torbellino de devoción ur-
gente, de contemplación, desconcierto y reverencia, acentuado de
manera enigmática por la perspectiva del fondo, en el que aparecen
caballos en pugna, animales exóticos y personas que se afanan en va-
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Prólogo. Un bosquejo de Leonardo
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Mi vida con Leonardo
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Prólogo. Un bosquejo de Leonardo
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Mi vida con Leonardo
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Prólogo. Un bosquejo de Leonardo
golpe por una gran tormenta de verano. Estaba usando una técnica ex-
perimental de pintura al óleo sobre escayola para plasmar el motivo
central, un intrincado enredo de guerreros en pugna por el estandarte
de Milán. Parece ser que esta técnica nueva no estaba funcionando
como él esperaba.
En marzo de 1506 encontramos los primeros signos de un tira y
afloja entre la república de Florencia y las autoridades francesas de Mi-
lán por hacerse con los preciados servicios de Leonardo. Los florenti-
nos no contaban con los recursos políticos necesarios para ganar esta
batalla, dada su dependencia de la buena voluntad de los franceses.
Leonardo y su casa estuvieron yendo y viniendo entre ambas ciudades
entre 1506 y 1507, pero en abril de 1508 Florencia perdió de manera de-
finitiva al pintor como artista residente. Su mural inacabado sobre la
Batalla de Anghiari, que representaba guerreros y caballos salvajes con
un grado sin precedentes de ferocidad y dinamismo, fue una de las ma-
ravillas del palacio de gobierno hasta que se cubrió con frescos medi-
ceos en la década de 1560. El proyecto parejo de Miguel Ángel tampoco
llegó más allá de un boceto antes de que Florencia lo perdiera también
a él cuando entró a trabajar al servicio del papa Julio II en Roma.
Pero Leonardo era Leonardo y tenía muchas otras cosas entre ma-
nos en Florencia en torno a esta época. Entre ellas había otros cuadros.
El retrato de Lisa del Giocondo, conocido como la Mona Lisa o La Gio-
conda, se encontraba en curso hacia 1503, aunque no se terminó hasta
mucho después. Es probable que empezara también alrededor de este
periodo el Salvator Mundi, descubierto hace poco, así como la obra
desaparecida Leda y el cisne, que fue el lienzo de Leonardo más aprecia-
do en vida del artista. Además, la segunda versión de La Virgen de las
rocas acabó llegando al lugar que le correspondía en el retablo de Milán.
Por entonces, aparte de la pintura, Leonardo cultivó mucho la geo-
metría, incluido el viejo problema de definir un cuadrado que tenga un
área igual a la de un círculo dado. También se dedicó a digerir los resul-
tados de sus observaciones geológicas, que culminaron en el Códice Lei-
cester, hoy propiedad de Bill Gates. A la anatomía le llegó su turno en el
invierno de 1507 a 1508, cuando regresó a Florencia, donde obtuvo el
permiso del hospital de Santa Maria Nuova para diseccionar a un hom-
bre que había asegurado tener cien años de edad. Esta fue su disección
humana más importante y mejor documentada y, en ella, se concentró
en los sistemas de «riego» del cuerpo (redes vascular, bronquial y uro-
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