Osteo - Turri
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2. FUNCIONES
▪ Dar estructura al cuerpo y actuar de sostén.
▪ Proporcionar los lugares de inserción a músculos y ligamentos. El esqueleto es un sistema de palancas movilizadas
por los músculos, que siguen las órdenes del sistema nervioso.
▪ Permitir el movimiento y la locomoción - base mecánica del movimiento.
▪ Proteger estructuras vitales.
▪ Hematopoyesis: formación de los linajes celulares de la sangre. Las células sanguíneas se forman en la médula ósea
roja, protegida y albergada en el interior de ciertos huesos.
▪ Reserva metabólica de sales minerales, como calcio.
▪ Almacenamiento energético, ya que en el interior de los huesos hay tejido adiposo, que forma la médula ósea
amarilla.
Para cumplir estas funciones, los huesos deben ser resistentes. Deben ser duros pero también elásticos/flexibles. La
arquitectura del hueso debe aportar la máxima resistencia pero siendo los huesos ligeros. Además, los huesos deben ser
un tejido plástico, que en caso de que se fracture, se recupere. También debe adaptarse a nuestras necesidades y cambios.
3. HUESOS
3.1. Composición
El hueso es un tejido conjuntivo compuesto por células y matriz extracelular. Es un tejido vivo en constante renovación y
degradación en el que encontramos cuatro tipos de células: células progenitoras óseas, osteoblastos, osteocitos y
osteoclastos. Las células progenitoras óseas son células madre que darán osteoblastos. Los osteoblastos son el tipo celular
que secretará la matriz extracelular, acabando rodeados por ella. La matiz se mineralizará, quedando los osteoblastos
inmovilizados y pasando a ser osteocitos. Los osteoclastos se forman a partir del linaje de los macrófagos y se encargan
de comerse y degradar el hueso.
La matriz extracelular está formada en un 25% por colágeno y glucosaminoglicanos, que constituyen la parte orgánica de
la matriz, denominada osteoide. Otro 25% es agua, y el 50% restante son sales minerales que se depositan en la matriz y
la mineralizan (calcio e hidróxidos de fosfato). Las sales otorgan dureza y el osteoide aporta elasticidad.
3.2. Clasificación
o Largos: predomina una de las tres dimensiones. Fémur pero también las falanges de los dedos.
o Planos: predominan dos de las tres dimensiones. Huesos del cráneo o la escápula.
o Cortos: no predomina ninguna dimensión. Huesos del carpo.
o Irregulares: presentan múltiples accidentes. Vértebras.
o Neumatizados: con cavidades de aire que aportan ligereza. Huesos de la cara.
3.3. Estructura
En los huesos se diferencian distintas partes:
• Epífisis: engrosamiento en los extremos proximal y distal de los huesos. Hay zonas de las epífisis muy lisas, las
regiones articulares, que están recubiertas de cartílago. También hay regiones con muchos relieves donde se
insertan músculos, tendones o ligamentos, las llamadas regiones trocantéreas.
• Diáfisis: tallo o parte central.
Estos nombres son los que presentan los huesos largos grandes. Sin embargo, en los huesos largos pequeños, la diáfisis
se denomina cuerpo y las epífisis se llaman base y cabeza.
En un hueso plano, se distingue una lámina externa e interna de hueso cortical (compacto) y una capa central de hueso
esponjoso, el diploe.
En el hueso compacto, hay unas unidades cilíndricas que se repiten, las osteonas o sistema de Havers. Son la unidad
estructural del tejido óseo compacto y están compuestas por láminas concéntricas de matriz ósea. En las láminas
encontramos lagunas, donde se localizan los osteocitos. En el centro del cilindro está el conducto de Havers, por el que
viajan vasos sanguíneos para irrigar esta porción compacta.
En la periferia del hueso compacto se encuentra el periostio, que recubre todo el hueso salvo la superficie articular. Es
tejido conectivo organizado en dos capas. La capa externa fibrosa está compuesta por tejido conjuntivo que da soporte y
por el que circularán vasos sanguíneos, nervios y vasos linfáticos. Por otro lado, la capa interna está formada por tejido
conjuntivo laxo y en ella se encuentran los osteoblastos.
Si a un hueso vivo le quitamos el periostio, pierde sensibilidad, la capacidad de percibir dolor, irrigación y gran parte de
su capacidad de regeneración. Está anclado al tejido óseo por las fibras de Sharpey, que están más presenten en las zonas
del hueso donde se insertan los tendones. Estas regiones reciben el nombre de entesis.
En el hueso esponjoso, sus trabéculas y la cavidad medular están tapizadas por una capa de tejido conjuntivo denominado
endostio. Este contiene partes con osteoblastos activos, productores de hueso.
El hueso esponjoso tiene una gran capacidad de remodelación ósea (debido al número de osteoblastos y osteoclastos.
Modifica su estructura de forma rápida, ya que configura un sistema de contrafuertes que dan fuerza al hueso compacto.
Se va a ir adaptando a la demanda del hueso. Al empezar un ejercicio nuevo, progresivamente, se va a ir cambiando su
estructura para que no se fracture.
Los huesos además tienen cartílago articular sobre las carillas o superficies articulares, que impide que haya un contacto
directo entre dos huesos. La degeneración de este cartílago provoca artrosis. El cartílago es un tejido avascular, pues no
tiene vasos; ni nervios, ya que está compuesto, generalmente, de cartílago hialino (con colágeno de tipo II) o cartílago
fibroso (menos abundante).
3.5. Osificación
Los huesos puede presentar una osificación endocondral o endomembranosa.
La osificación endocondral es la más frecuente. El mesénquima forma primero placas de
cartílago, que se osifica gracias a la llegada de células osteoprogenitoras a través de los vasos
sanguíneos. Se crean así centros de osificación en la diáfisis. Tras el nacimiento, empiezan a
aparecer en las epífisis. Mientras el individuo está en crecimiento, no se puede osificar
totalmente el hueso, dejando de crecer en longitud (en grosor sí, porque el endostio tiene
capacidad osteogénica). En longitud, se debe conservar placa de cartílago para que el hueso
crezca.
Estas placas de crecimiento epifisaria están compuestas de condrocitos en proliferación para
asegurar que haya cartílago, que más tarde se osificarán en la metáfisis. En el hueso adulto,
cuando la fisis se osifica, se crea la línea epifisaria, más blanquecina, ya que es más fibrosa.
En cambio, en la endomembranosa, el mesénquima da lugar a hueso directamente, sin que se
forme un molde de cartílago.
TEMA 2: ARTROLOGÍA. CLASIFICACIÓN DE LAS ARTICULACIONES
1. INTRODUCCIÓN
Denominamos artrología o sindesmología al estudio de las articulaciones.
Una articulación es un conjunto de elementos mediante los cuales los huesos se unan entre sí. Normalmente se dan entre
huesos, aunque también pueden encontrarse entre hueso y cartílago o entre cartílagos.
Proporcionan movilidad y estabilidad o equilibrio al esqueleto, tanto en movimiento como en reposo. Por lo tanto, una
malformación, ausencia o desgaste de las articulaciones derivará en una patología que afecte a estos dos ámbitos.
En las articulaciones no solo hay hueso o cartílago, sino que también hay cartílago hialino, ligamentos, músculos, grasa…
Las clasificación de las articulaciones se basa en dos criterios: el medio de unión, es decir, lo que hay entre ambos huesos;
y la movilidad que tenga. A pesar de ser dos criterios diferentes, el medio de unión influye en la movilidad de la
articulación.
Según el medio de unión, se clasifican en:
• Articulaciones fibrosas o sinfibiosis: hay tejido fibroso.
• Articulaciones cartilaginosas o sincondriosis: hay tejido cartilaginoso.
• Articulaciones óseas o sinostosis: hay tejido óseo.
• Articulaciones sinoviales o diartrosis: hay un líquido viscoso, el líquido sinovial.
o Gonfosis
Las gonfosis se produce cuando pieza ósea se introduce en otra que presenta una cavidad para alojarlo. Sus bordes se
unen por tejido conjuntivo y se encargan de mantener fija la pieza ósea insertada. Entre los dientes y los alveolos dentarios,
tanto en la mandíbula como en el maxilar.
o Sindesmosis
En las sindesmosis, los bordes óseos están separados, pero ligados por una membrana amplia, la membrana interósea.
Entre el cúbito y el radio.
carilla articular
cartílago
Cabe mencionar los movimientos en cadena cinética en las extremidades, pudiendo ser cadenas abiertas o cerradas. Será
abierta cuando el extremo distal de la extremidad esta libre, y cerrada cuando el extremo distal está anclado a algún lado,
como el suelo (sentadillas / flexiones).
4. VASCULARIZACIÓN E INERVACIÓN
Las articulaciones son zonas muy vascularizadas e inervadas, debido a su amplitud de movimiento. La vascularización se
realiza a través de redes arteriales que envuelven la articulación. En cuanto a la inervación, la cápsula articular (fibrosa) y
los ligamentos reciben información sensorial abundante, sobre todo propioceptiva y nociceptiva. Además, hay nervios
simpáticos que controlan el riego de la articulación (vasodilatación y vasoconstricción).
TEMA 3: VÉRTEBRA TIPO. DISCO INTERVERTEBRAL. DIFERENCIAS REGIONALES EN LA COLUMNA
1. COLUMNA VERTEBRAL
La columna vertebral es una estructura longitudinal que se extiende desde la cabeza hasta la pelvis en la línea media dorsal.
El diámetro de la columna va aumentando de craneal a caudal.
2. VÉRTEBRA TIPO
La vértebra tipo cuenta con un cuerpo vertebral, en posición ventral o anterior, del que sale el arco vertebral hacia dorsal.
Cuando las vértebras se apilan, los arcos vertebrales dan lugar al conducto vertebral o canal raquídeo, en cuyo interior
está la médula. Los arcos tienen dos partes: las láminas y los pedículos, que están en contacto con el cuerpo.
Además, las vértebras presentan protrusiones óseas, las apófisis. Hacia superior tenemos dos apófisis articulares o
cigapófisis superiores, hacia inferior tenemos dos apófisis articulares o cigapófisis inferiores; hacia lateral, entre el
pedículo y la lámina, están las dos apófisis transversas; y hacia posterior, en el extremo más caudal de la lámina, sale la
apófisis espinosa.
Las vértebras se articulan unas con otras mediante las cigapófisis. Cuando
estas están colocadas unas sobre otras, aparecen unos orificios por los que
saldrán los nervios raquídeos/espinales: los agujeros intervertebrales o de
conjunción. Estos orificios están formados por la escotadura vertebral
superior de una vértebra y la escotadura inferior de la siguiente. Estas
escotaduras se encuentran en el pedículo.
La mayoría de las vértebras tienen las características de las vértebras tipo,
sin embargo, cada región tiene sus propias características. A medida que
vamos bajando, el cuerpo va siendo más grande, mientras que el agujero
vertebral se va haciendo más pequeño.
Las trabéculas de los cuerpos vertebrales van colocándose para que el peso se reparta.
4. DISCOS INTERVERTEBRALES
Los discos intervertebrales son estructuras no homogéneas que se encuentran entre los cuerpos vertebrales. En lordosis
son más anchos anteriormente y en cifosis son más anchos posteriormente. Permiten el movimiento, separan las
vértebras evitando su fusión, mantienen la forma de la columna y aumentan su longitud.
Está formado por dos componentes: el anillo fibroso y el núcleo pulposo. Rodeando los discos hay fibras de colágeno
entrecruzadas entre sí.
El anillo fibroso está formado por capas concéntricas de fibras de colágeno. Distinguimos una zona externa en contacto
con la epífisis anular, que no tiene cartílago hialino; y una zona interna en contacto con el cartílago de la cara
intervertebral. El anillo fibroso es resistente a la tracción.
El núcleo pulposo se encuentra en el centro y es derivado de la notocorda. Es una masa gelatinosa de material mucoide
muy hidrófilo y rico en mucopolisacáridos. Es una estructura no comprimible, por lo que determinadas fuerzas pueden
producir una protrusión de este hacia la médula, conocido como hernia. Puede ser una hernia discal media, si afecta a la
médula; o lateral, afecta las ramas de los nervios raquídeos.
El disco intervertebral es avascular, por lo que va a tener que irrigarse a través de la irrigación de los cuerpos vertebrales.
La pared ósea subcondral está compuesta por hueso compacto con poros por los que se establece la comunicación con
los vasos de los espacios medulares de los cuerpos vertebrales.
El complejo articular suboccipital es la articulación de la base del hueso occipital con las vértebras C1 y C2, formando una
unidad funcional para los movimientos de la cabeza. Los movimientos de la cabeza pueden ser: inclinación lateral (eje
sagital), flexión/extensión (eje transversal) y rotación (eje longitudinal).
En la base del cráneo, situados en el extremo anterior del foramen magno, se encuentran los cóndilos occipitales. Estos
huesos tienen una forma alargada y son convexos.
Las dos primeras vértebras cervicales son también llamadas atlas y axis. Axis recibe ese nombre porque forma el eje en el
cual se realizan movimientos de rotación. Ambas vértebras presentarán características específicas y diferentes respecto
al resto de vértebras cervicales.
1.2. Axis
Lo que más destaca del axis es su apófisis odontoides o diente del axis, que sería el cuerpo del atlas. Tiene dos carillas
articulares superiores que articulan con atlas, y dos inferiores que articulan con C3. Esta vértebra sí presenta apófisis
espinosa y esta es bituberosa. En sus apófisis transversas tiene forámenes transversos.
El diente presenta una carilla articular anterior, que articulará con la cara articular de la fosa odontoidea. Además, tiene
una carilla articular posterior que no articulará con ningún hueso, sino con un ligamento: el ligamento transverso del atlas.
La parte más craneal del diente se denomina vértice.
2. ARTICULACIONES DE LA CABEZA
2.1. Articulaciones para la rotación de la cabeza
El movimiento de rotación se realiza en las articulaciones atlantoaxoideas. El atlas se fija al cráneo y gira en torno al diente
del axis, que queda fijo.
5. SUBLUXACIÓN ATLANTOAXOIDEA
La subluxación atlantoaxoidea se produce cuando ocurre un elongamiento anormal del ligamento transverso en la zona
del axis. Antes de romperse este ligamento, se rompe el diente, que es más débil. Esto es lo que se conoce como latigazo
cervical. En un accidente de coche, el diente se separa del arco anterior y se luxa el ligamento transverso.
6. MOVILIDAD DE LA COLUMNA VERTEBRAL
La morfología de las vértebras confiere dos propiedades: balanceo y desplazamiento. La suma de estas dos propiedades
confiere movilidad a la columna vertebral.
El balanceo de un cuerpo vertebral sobre el adyacente ocurre a través del disco en el pilar anterior. Esto es posible gracias
a que el grosor de un disco puede ser comprimido hasta un 20%. El grado del balanceo depende del grosor del disco y de
las posibles limitaciones (articulaciones costales, articulaciones uncovertebrales…).
El deslizamiento se da en las superficies articulares del pilar posterior. El movimiento es posible gracias a que las cápsulas
articulares cigapofisarias pueden estirarse un poco.
6.1. Movilidad de la columna cervical
En la región cervical las articulaciones intervertebrales son artrodias.
La flexión-extensión se da por el deslizamiento hacia delante y hacia atrás en las superficies cigapofisarias y por el balanceo
de los cuerpos. Este movimiento es mayor en segmentos altos, con carillas más horizontales; al igual que la rotación.
La inclinación lateral se consigue por el deslizamiento lateral de las superficies cigapofisarias y el balanceo lateral de los
cuerpos. La inclinación está limitada por las articulaciones uncovertebrales (entre las apófisis unciformes).
El movimiento global de una región es la suma de los grados de cada unidad funcional. Los movimientos globales de la
columna cervical son:
- Flexo-extensión: 115º - Inclinación lateral: 35º - Rotación axial: 50º
7. VASCULARIZACIÓN
Las vértebras están irrigadas por ramas de la aorta torácica en niveles superiores y de la aorta abdominal en niveles
inferiores. El drenaje venoso de las vértebras se realiza a través de las venas basivertebrales, que se sitúan dentro del
foramen vertebral.
TEMA 5: CAJA TORÁCICA: ARTICULACIONES Y LIGAMENTOS
La segunda costilla no tiene una cara lateral y una medial como las demás, sino que también es horizontal y tiene un
tubérculo para la inserción del músculo escaleno medio.
Por último, en lo relativo a costillas atípicas encontramos las flotantes. Solo tienen una articulación, por lo que en el
cuerpo de la vértebra solo habrá una carilla articular. Además, no hay articulación entre la apófisis transversa y la costilla,
por lo que estas costillas flotantes no tienen tubérculo.
2.2. Esternón
El esternón es un hueso plano, con una capa de hueso compacto y otra de hueso esponjoso. El esternón tiene tres partes:
el manubrio, en la parte superior; el cuerpo, que se une al manubrio a través del ángulo esternal; y la apófisis xifoides, en
la porción más caudal. En los laterales del manubrio y del cuerpo hay escotaduras laterales para articular con las costillas.
En el manubrio, hay una escotadura costal para articular con la primera
costilla. Además, también tiene otra zona articular, la escotadura clavicular,
con la que articula con la clavícula. Este es el punto de anclaje de las
extremidades superiores. Hay otra escotadura en la parte superior del
manubrio, la escotadura yugular. Por último, en su parte inferior hay una
escotadura para la segunda costilla.
Las articulaciones entre el manubrio y el cuerpo del esternón, y entre el
cuerpo del esternón y la apófisis xifoides, son sínfisis. Lo habitual es que se
osifiquen muy tarde. La articulación manubrio-esternal suele osificarse en
torno a los 20 años, mientras que la xifo-esternal se suele osificar
completamente alrededor de los 50 años.
La posición del manubrio del esternón va a quedar en torno al disco intervertebral entre T2 y T3. El ángulo del esternón
queda aproximadamente entre el cuerpo de T4 y T5. La unión entre el cuerpo del esternón y la apófisis xifoides siempre
queda a la altura de T9. Conociendo estas proyecciones, se pueden situar estructuras dentro de la cavidad torácica desde
el exterior.
Por encima de la cavidad pleural hay una fascia endotorácica que recubre internamente completamente tanto las partes
óseas como las musculares de la caja torácica. En el espacio subcostal, encontramos el músculo intercostal íntimo, el más
profundo. Superficial a él, se encuentra, el músculo intercostal interno y el externo. Entre el interno y el íntimo discurre
el paquete vasculonervioso intercostal. Por último, más superficial, encontramos la fascia superficial y la piel.
TEMA 6: EXTREMIDAD INFERIOR. HUESOS DEL PIE Y DE LA PIERNA
Una de las adaptaciones que ha sufrido la extremidad inferior para favorecer la bipedestación es que los pies en posición
anatómica no son paralelos, sino que forman un ángulo y se orientan de tal forma que los talones están más juntos que
los dedos de los pies, ampliando así la superficie de sustentación. Esto se debe a la torsión fisiológica de la tibia.
2. EL PIE
El pie es la base de sustentación del organismo que lo ancla al suelo. Tiene dos propiedades que se alternan en función
de las necesidades: puede ser rígido (como cuando damos una patada) o flexible para adaptarlo al terreno (al andar). Para
adquirir esa flexibilidad y movilidad el pie se fragmenta en 26 huesos y 2 huesos sesamoideos. De esta forma aumenta la
superficie articular que le confiere más movimiento. La rigidez en cambio se debe a la gran cantidad de ligamentos que
estabilizan las articulaciones de los huesos del pie.
2.1. Huesos del pie
Los huesos del pie se dividen en tres regiones: falanges (14 huesos), metatarso (5 huesos) y tarso (7 huesos). Las falanges
y los metatarsos forman lo que se denomina el antepié y los huesos del tarso el retropié.
El tarso se forma por: calcáneo, astrágalo, navicular, cuboides y cuneiformes medial, intermedio y lateral (también
llamados cuñas). Podemos dividir el tarso en anterior y posterior debido a la existencia de la línea articular mediotarsiana
(articulación transversa del tarso o línea articular de Chopart). El tarso anterior se articula a través de otra línea articular
con el metatarso, la línea articular tarsometatarsiana o línea articular de Lisfranc.
❖ Calcáneo
El calcáneo se articula con el astrágalo lateral y superiormente y con el cuboides anteriormente.
Tiene una carilla posterior, una media y una anterior para el astrágalo y otra aún más anterior para el cuboides. Entre la
carilla posterior y media hay una superficie que no es articular, es el surco de calcáneo que se abre en la parte lateral en
el seno del tarso (aquí se insertará un ligamento interóseo). La carilla articular media esta sobre un relieve óseo llamado
sustentaculum tali, una plataforma medial para sujetar el astrágalo. Posteriormente tiene la tuberosidad del calcáneo,
una zona rugosa en la que se inserta el tendón de Aquiles. Sobre ella descansa el peso del cuerpo.
❖ Astrágalo
El astrágalo soporta todo el peso del cuerpo y lo reparte al resto de huesos del pie.
Se articula con el calcáneo por debajo y con el navicular anteriormente. Posee tres carillas articulares (posterior, media y
anterior) para el calcáneo que se observan desde una visión inferior. Entre las carillas media y posterior encontramos el
surco astragalino, que da al seno del tarso. En este hueso no hay inserciones tendinosas ni musculares.
La cabeza del astrágalo es muy redonda y tiene una superficie articular para el hueso navicular. La cabeza es seguida por
el cuello, que no tiene superficies articulares pero sí contiene muchos agujeros nutricios y la tróclea posteriormente
(superficie articular para la articulación del tobillo).
La tróclea del astrágalo presenta dos caras maleolares una lateral y otra medial. El diámetro anterior es mayor que el
diámetro posterior, con una diferencia de unos 5 o 6 mm. Esto es importante a la hora de entender la movilidad del
tobillo.
❖ Cuboides
El cuboides es un hueso con forma de cubo que se articula posteriormente con el calcáneo, lateralmente con la cuña
lateral (hueso cuneiforme lateral) y anteriormente con el 4º y 5º metatarsianos. La carilla articular del cuboides para el
calcáneo es una silla de montar. Por otro lado tiene una carilla articular lateral y dos anteriores (una para articular al 4º
metatarsiano y otra para el 5º). En la cara plantar el cuboides presenta una tuberosidad, que permite orientar el hueso y
en la que se inserta el peroneo largo.
❖ Navicular
El navicular o escafoides articula posteriormente con la cabeza del astrágalo, anteriormente con las tres cuñas y
lateralmente con el cuboides. Presenta una carilla articular para el astrágalo y tres carillas articulares diferentes para cada
una de las cuñas. Es motivo de discusión si presenta o no una carilla articular para el cuboides. Tiene un relieve potente o
tuberosidad medial que permite orientar el hueso en el cual se insertará un tendón.
❖ Cuneiformes o cuñas
Los huesos cuneiformes son morfológicamente distintos entre sí.
La cuña medial es la más robusta y tiene una gran superficie desde la parte dorsal de pie hasta la parte plantar. La cuña
intermedia es la más pequeña, su superficie dorsal es más grande que la plantar. Esto hará que el segundo metatarsiano,
que articula con la cuña intermedia y que forma parte del eje longitudinal, se introduzca como una piedra angular dándole
estabilidad a este segundo dedo. La cuña lateral se caracteriza por tener dos carillas articulares laterales, una para la cuña
intermedia y otra para el cuboides.
El eje del pie pasa por el segundo dedo y el cuneiforme intermedio.
❖ Metatarsianos
Son 5 huesos largos pero cortos que se dividen en: base (epífisis proximal), cuerpo (diáfisis) y cabeza (epífisis distal). Se
numeran de medial a lateral por lo que el dedo gordo (o alux) es el número uno. Como se observa en el corte transversal,
tienen forma prismática, la cara dorsal es más ancha y se aprecia un vértice hacia la cara plantar. También se aprecia
como están formados de hueso cortical y hueso esponjoso. Es importante saber que las cabezas son convexas y ovoideas.
El quinto metatarsiano tiene una gran tuberosidad muy prominente en la cara lateral donde se inserta un tendón.
Por otro lado, el primer metatarsiano en la cara plantar de su cabeza articula con dos huesos sesamoideos. Suele haber
dos huesos sesamoideos pero no es raro que un pie presente más ya que eso depende de la variabilidad entre los
individuos. Se interponen en el recorrido de algún tendón para actuar como poleas. Así, el tendón no roza con el hueso
directamente.
❖ Falanges
Son 14 huesos cortos con base, cuerpo y cabeza. Hay dos en el primer dedo (es bifalángico), mientras que el resto de
dedos son trifalángicos. La base es cóncava y la cabeza tiene forma de tróclea. Las falanges distales son muy pequeñas y
tienen una tuberosidad muy delgada con forma de flecha. Estas son muy importantes ya que serán la base para las uñas
y la parte distal de los dedos (nos permitirán coger fuerza para saltar).
▪ Arcos transversales
También encontramos arcos transversales, que permiten apreciar la altura y forma de la bóveda plantar. Son tres:
anterior, medio y posterior (representados con las líneas verdes). El arco posterior pasa por el navicular y el cuboides, el
medio pasa por las cuñas (distancia más alta del suelo que llega a 9 mm) y el cuboides, y el anterior pasa por las bases de
los metatarsianos.
2.3. Mantenimiento de la bóveda
La bóveda necesita mantenimiento, ya que la presión que recibe el astrágalo del peso del cuerpo es muy grande y se dirige
hacia los apoyos. Son necesarios elementos estabilizadores con fuerzas que mantengan la bóveda.
El pie cuenta con unos complejos sistemas de tendones (elementos activos representados en rojo) y ligamentos
(elementos pasivos representados en verde), que constantemente contrarrestan el peso del cuerpo tanto en el eje
longitudinal como en el eje transversal. Un par de ejemplos son el tendón del músculo flexor largos del dedo gordo o el
tendón del músculo peroneo largo (va por encima del cuboides y se inserta en la base del primer metatarsiano).
Si un hueso de la bóveda se sale del “puzle”, la planta del pie perderá la forma abovedada y ocasionará problemas de pie
plano. Así se comprimen nervios y músculos inferiores a la bóveda, causando mucho dolor.
3. HUESOS DE LA PIERNA
Los huesos de la pierna son huesos largos grandes. La tibia y el peroné son huesos de osificación endocondral, estando la
tibia en posición medial y el peroné lateralmente. Ambos se unen en las epífisis y se alejan en las diáfisis, sin embargo,
quedan unidos por una membrana interósea (articulación de tipo sindesmosis).
Tanto la epífisis distal de la tibia como la del peroné participan en la articulación del tobillo.
Por un lado, la tibia se ensancha mucho en la epífisis distal y en el lado medial presenta un relieve óseo llamado maléolo
(maléolo medial o tibial) muy perceptible en anatomía de superficie. La tibia va a articular con el astrágalo a través de una
carilla inferior y el maléolo. Por otro lado, el peroné también se ensancha en la parte distal y forma un relieve óseo llamado
maléolo lateral o peroneal. El maléolo medial es más corto que el lateral.
La epífisis inferior de la tibia presenta una superficie articular para el astrágalo que es continua con el maléolo tibial, que
tiene cartílago auricular. La epífisis inferior del peroné presenta una superficie articular bastante amplia en el maléolo
lateral para articular con la carilla articular correspondiente del astrágalo.
Debido a la torsión de la tibia, los pies están inclinados 45 grados hacia lateral.
TEMA 7: ARTICULACIONES DEL PIE, PIERNA Y TOBILLO
Son cavidades articulares amplias, que permiten el movimiento (entre las bases de los metatarsianos, los metatarsianos
con los huesos del tarso…). Sin embargo, este está limitado por los ligamentos interóseos, muy fuertes. Hay tres tipos de
ligamentos interóseos: los metatarsianos, el cuneocuboideo y los cuneiformes. Estos últimos unen las cuñas entre sí.
Tanto en la parte plantar como en la dorsal, encontramos una gran cantidad de ligamentos tarsometatarsianos. Destaca
el ligamento de Lisfranc, que une dorsalmente la base del segundo metatarsiano y la cuña medial.
➢ Articulación astrágalo-calcáneo-navicular
En la articulación astrágalo-calcáneo-navicular se articulan las superficies articulares anteriores y media del astrágalo y
del calcáneo, además de la cabeza del astrágalo con el hueso navicular. No participan las carillas articulares posteriores
del calcáneo y el astrágalo. Es una enartrosis, ya la porción redonda del astrágalo entra y articula con una cavidad redonda
formada tanto por huesos como por ligamentos. La base de esta articulación es el ligamento calcáneo-navicular plantar,
que como forma parte de superficie articular, tiene en la cara superior un recubrimiento de cartílago articular. Se extiende
desde la cara plantar del hueso navicular hasta el sustentaculum tali.
Cuando el ligamento se distiende provoca el denominado “pie plano”. Como el astrágalo es el que soporta el peso del
cuerpo, se necesita poner un suelo, que es este ligamento. El astrágalo está montado normalmente sobre el calcáneo,
que le extiende el sustentaculum tali, pero no lo sujeta del todo. Si existe una distensión del ligamento calcáneo-navicular
plantar, el astrágalo se pone vertical al no tener una plataforma ósea. Esto provoca la desestabilización del resto de huesos
y provoca el pie plano. No solo le da un soporte plantar, sino que también se extiende medialmente haciendo pared
medial. Hay cruces de tendones que se dan específicamente a este nivel, reforzando plantarmente y medialmente a este
importante ligamento: tendón del flexor largo del dedo gordo y el de los dedos.
Otro de los ligamentos más importantes de esta articulación es el ligamento astrágalo-calcáneo interóseo. Es muy potente
y tiene varias hojas, separando las carillas articulares anterior y media del calcáneo y el astrágalo de la posterior. Es el
límite posterior de esta enartrosis (fibras más distales del ligamento).
Entre el astrágalo y el navicular se encuentra el ligamento astrágalo-navicular dorsal, que une el cuello del astrágalo y el
hueso navicular. Además, esta articulación está reforzada por una porción del ligamento bifurcado, la porción calcáneo-
navicular. Este ligamento tiene una única inserción en el calcáneo y una rama dirigida a cada hueso: una al cuboides
(porción calcáneo-cuboidea) y otra al navicular (porción calcáneo-navicular).
➢ Articulación calcáneo-cuboidea
La articulación calcáneo cuboidea tiene forma en silla de montar muy evidente. Las superficies articulares son la cara
anterior del calcáneo y la cara posterior del cuboides.
Está reforzada por ligamentos: la porción calcáneo-cuboidea del ligamento bifurcado y el ligamento calcáneo-cuboideo
dorsal, que une los extremos más laterales. Además de estos ligamentos, existen una serie de tendones que también
refuerzan lateralmente.
La cara plantar también está reforzada por una serie de importantes ligamentos. El ligamento plantar largo va desde la
tuberosidad del calcáneo por una serie de fibras longitudinales con dos partes: el ligamento calcáneo-cuboideo plantar y
los ligamentos calcáneo-metatarsianos (van a las bases del segundo al quinto metatarsianos). El primero de ellos se dirige
a la tuberosidad del cuboides y es más profundo, siendo el resto más superficiales.
El tobillo recibe el nombre de articulación talocrural o tibio-peronea-astragalina. Es una tróclea astragalina, por lo que
existen movimientos de flexión dorsal (dorsiflexión) y flexión plantar. El tobillo, además, es más estable en flexión dorsal
que en flexión plantar, ya que en el primer caso, la superficie articular es mayor.
Las membranas sinoviales siempre saltan de cartílago a cartílago. Uno de ellos salta desde el maléolo medial de la tibia,
al cartílago de la cara maleolar medial del astrágalo. En la parte peroneal, desde el extremo de la superficie articular del
peroné, salta al extremo de la cara maleolar lateral del astrágalo.
En la unión entre la tibia y el peroné (donde se acaba la superficie articular de la tibia) se forma un receso peroneotibial,
donde se encuentra una pequeña franja adiposa, que permite la amplitud de movimiento del tobillo, siendo un reservorio
de líquido sinovial.
En cambio, la membrana fibrosa se ubica muy cerca de las membranas sinoviales de cada uno de los huesos, siendo en el
caso del astrágalo inexistente en la cara anterior, en la que se inserta en el cuello del mismo (flecha azul).
El tobillo es una tróclea con amplitud de movimiento, por lo que existen ligamentos colaterales. El ligamento colateral
lateral son tres tiras de ligamentos que fijan el maléolo lateral hacia el astrágalo (hacia anterior y posterior) y el calcáneo
(hacia inferior). Estas tres partes se denominan: ligamento peroneoastragalino anterior (su lesión provoca el esguince de
tobillo), ligamento peroneoastragalino posterior y ligamento peroneocalcáneo. En cambio, el ligamento colateral medial
o deltoideo forma una gran masa ligamentosa con forma de ala delta.
El ligamento colateral medial intenta compensar que el maléolo medial es pequeño. Está formado por cuatro porciones:
porción tibionavicular, porción tibioastragalina anterior, porción tibioastragalina posterior y porción tibiocalcánea
(llegando al sustentaculum tali). Este ligamento entremezcla sus fibras con el ligamento calcáneo-navicular plantar (pared
medial).
3. MOVIMIENTOS
3.1. Movimientos del tobillo
Se realiza flexión dorsal y flexión plantar. Los dedos de los pies en flexión dorsal se mueven hacia lateral; y en flexión
plantar se mueven hacia medial. El eje, por tanto, no es transversal; sino que desplaza 23º sobre el plano, de forma que
va de medial, anterior y superior a lateral, posterior e inferior. La tibia además, hace que el eje vaya de anterior a posterior.
Página 69 Feneis
TEMA 8: ARTICULACIÓN DE LA RODILLA
La articulación de la rodilla es la articulación sinovial más grande del cuerpo humano. En ella participan 3 huesos: la epífisis
distal del fémur, la epífisis proximal de la tibia y la rótula. El peroné no participa en la articulación de la rodilla, pero
establece una comunicación con la tibia que está muy próxima a esta articulación. Por eso, para estudiar la articulación
de la rodilla también se va a estudiar la articulación tibioperonea proximal.
Entre la tibia y el peroné se establecen otras dos articulaciones, la membrana interósea, que es una sindesmosis; y la
articulación tibioperonea distal. Sin embargo, la articulación tibioperonea proximal es la única articulación de tipo sinovial
que se establece entre la tibia y el peroné. Es de tipo artrodia ya que son dos caras articulares planas que permiten
deslizamiento.
2. ARTICULACIÓN DE LA RODILLA
En la articulación de la rodilla participan tres huesos: la epífisis distal del fémur, la epífisis proximal de la tibia y la rótula.
Establecen entre ellos 2 articulaciones: la femororrotuliana, entre la epífisis distal del fémur y la rótula; y la femorotibial,
entre el fémur y la tibia. Ambas articulaciones están siempre juntas, es decir, son indisociables. Funcionan juntas y están
en la misma cápsula articular y, por lo tanto, van a compartir membrana sinovial.
La articulación morfológicamente va a ser una articulación bicondílea. Sin embargo, funcionalmente va a ser de tipo
tróclea, ya que no permite movimientos de lateralidad, solo va a permitir movimientos de flexión y extensión. De hecho,
va a ser tróclea modificada, pues va a permitir determinados movimientos de rotación.
2.1. Superficies articulares
o Rótula
La rótula es el mayor hueso sesamoideo del cuerpo. Un hueso sesamoideo es aquel que se encuentra insertado en un
tendón, en este caso, dentro del tendón del cuádriceps femoral. Este tendón se continua en el vértice de la rótula para
insertarse en la tuberosidad de la tibia, formando el ligamento rotuliano.
La cara posterior de la rótula es donde se va a localizar la superficie articular de la rótula. Sin embargo, no toda la cara
posterior es articular, la cara articular normalmente está dividida en una carilla lateral y en una carilla medial que están
separadas por una cresta vertical. En la cara posterior, por arriba y por abajo, podemos ver dos regiones no articulares,
trocantéreas: la base y el vértice. En este último se ancla el ligamento rotuliano. En su cara anterior la rótula es totalmente
rugosa.
La articulación entre la cara posterior de la rótula y el fémur es lo que denominamos la articulación femororrotuliana. La
función es permitir que se produzca extensión y flexión permitiendo que el tendón no se desgaste. Es muy importante,
porque el cartílago que recubre la cara articular de la rótula es el más espeso del cuerpo humano.
Las carillas articulares de la tibia son planos. Entre las caras articulares hay una región trocantérea que no es superficie
articular: área intercondílea posterior y anterior, separadas por la eminencia intercondílea. Tenemos además los
tubérculos intercondíleos lateral y medial, que son relieves de las propias superficies articulares de los cóndilos que se
proyectan hacia la eminencia intercondílea.
En extensión, los cóndilos tibiales articulan con la superficie inferior de los femorales, que es plana. Por lo tanto, tenemos
en contacto dos zonas planas, lo que implica que hay bastante congruencia articular y estabilidad.
En flexión, vamos a tener articulada las superficies articulares planas de la tibia con los cóndilos femorales, que son
redondos. Por lo tanto, la congruencia articular no es muy grande y en flexión, el fémur va a tender a desplazarse hacia
posterior. Con ese desplazamiento, el fémur podría dejar de estar en contacto con la tibia. Esto implica una desarticulación
de la rodilla = luxación.
2.2. Meniscos
Los meniscos son adaptadores fibrocartilaginosos que sirven para solucionar el problema de la congruencia articular en
la flexión de la rodilla. Los meniscos en sección transversal tienen forma de cuña, pero, si los vemos desde una visión
superior tienen forma de media luna.
Están localizados entre el fémur y la tibia, estando anclados a esta última en el área intercondílea anterior y posterior a
través de sus astas. Los meniscos tienen un núcleo fibroso cubierto de cartílago articular (cartílago hialino). La región más
externa está bastante irrigada a través de la membrana fibrosa, sin embargo, la región más interna no va a estar irrigada,
sino que se va a nutrir a través del líquido sinovial.
El menisco lateral tiene una forma más redondeada, ya que sus inserciones están bastante cerca entre sí. Esto da al
menisco lateral una forma de O. En cambio, el menisco medial es bastante diferente. Las inserciones de las astas en este
caso van a estar más separadas, dando así al menisco una forma de C.
Los meniscos están unidos entre sí gracias al ligamento transverso de la rodilla, que cruza a través del área intercondílea
de un menisco a otro. Además, están unidos por su asta posterior al fémur mediante los ligamentos meniscos femorales.
Estos ligamentos están dentro de la membrana fibrosa pero fuera de la sinovial.
Las roturas de los meniscos se curan solas. Es mucho más frecuente que se rompa el menisco medial, al ser menos móvil.
Si un trozo de cartílago, entra dentro de la membrana sinovial, al nutrirse de líquido sinovial, puede crecer y se puede
formar un ratón articular.
El ligamento cruzado anterior va por encima y hacia posterior (cruzamos los dedos y los ponemos encima de la rodilla). El
ligamento cruzado posterior pasa por debajo y va hacia anterior. Con la rodilla extendida podemos ver que el ligamento
cruzado anterior hace un recorrido más horizontal y largo que el ligamento cruzado posterior. Por otra parte, el ligamento
cruzado posterior es mucho más fuerte y potente que el anterior.
➢ Ligamentos meniscofemorales
Desde una visión posterior se puede observar un tercer elemento, el ligamento meniscofemoral posterior. Este ligamento
va desde la asta posterior del menisco lateral hasta la pared medial de la fosa intercondílea, insertándose cerca de la
inserción del ligamento cruzado posterior.
Si lo vemos anteriormente, nos aparece por primera vez el ligamento meniscofemoral anterior, que está yendo también
desde el asta posterior del menisco lateral hasta insertarse en la pared medial de la fosa intercondílea, cerca de las
inserciones del ligamento cruzado posterior y del ligamento meniscofemoral posterior.
De hecho, el ligamento meniscofemoral posterior (p) y el ligamento meniscofemoral anterior (a) le hacen una especie de
pinza al ligamento cruzado posterior.
anterior // posterior
Estos ligamentos meniscofemorales no son constates y no se encuentran en todas las rodillas. Su función se desconoce,
todavía es discutida, pero se cree que su función principal es devolver al menisco lateral a su posición, ya que este se
desplaza hacia atrás en flexión con el fémur. Otros autores dicen que sirven como refuerzo al ligamento cruzado posterior.
El ligamento cruzado anterior es más débil y, por lo tanto, su lesión es bastante frecuente. Las lesiones del ligamento
cruzado anterior se van a producir cuando tenemos una rotación de la tibia contraria a la rotación del fémur (deportes
con la pierna estática y es el cuerpo es el que se mueve - el ski). Es decir, el fémur tiene que rotar lateral respecto a la
tibia. Una rotación lateral del fémur (que normalmente va acompañada con todo el peso del cuerpo) se puede producir
una rotura de ligamiento cruzado anterior. El signo típico es el signo de cajón, que significa que en flexión la tibia puede
desplazarse hacia delante.
a) Membrana sinovial
La membrana sinovial de la rodilla va a recubrir internamente las superficies que no estén cubiertas por cartílago hialino,
yendo de cartílago a cartílago. Anteriormente, la membrana sinovial salta de los cóndilos femorales a la rótula, de la rótula
a los meniscos y de los meniscos a los cóndilos tibiales. Posteriormente, salta de los cóndilos femorales a los meniscos y
de los meniscos a los cóndilos tibiales. En ambos casos, el salto no es directo, sino que hay un pliegue, un receso.
Los pliegues acumulan líquido sinovial y aportan movilidad, evitando así que se tensione demasiado. Por delante está el
receso suprarrotuliano, entre la cara rotuliana del fémur y la cara articular de la rótula. Por detrás, está el receso
subpoplíteo, que envuelve los ligamientos cruzados anterior y posterior. Así, los deja fuera de la membrana sinovial.
Ambos recesos están comunicados entre sí por un puente, que queda anterior al ligamento cruzado anterior. Los recesos
son estructuras dinámicas. En extensión aparece el suprarrotuliano, mientras que en flexión aparece el subpoplíteo.
b) Membrana fibrosa
La membrana fibrosa es un manguito que envuelve a la membrana sinovial y a la cápsula articular (con todos los elementos
que queden dentro de esta). Esta membrana fibrosa tiene inserciones externas a la membrana sinovial.
En el fémur, en la cara anterior nos va a dejar un espacio para el receso suprarrotuliano entre la membrana sinovial y la
membrana fibrosa. En la cara posterior va a insertarse en el límite de la fosa intercondílea, dejándola dentro de la cápsula
articular.
En la tibia se va a insertar en la periferia de la meseta tibial, dejando dentro de la cápsula articular las áreas intercondíleas
anterior y posterior. Así, los ligamentos cruzados van a estar fuera de la membrana sinovial pero dentro de la membrana
fibrosa y, por tanto, dentro de la cápsula articular.
▪ Refuerzos de la membrana fibrosa
Esta membrana fibrosa tiene como refuerzos una serie de ligamentos, íntimamente unidos a ella. Anteriormente tenemos
el ligamiento rotuliano, a lo que se añaden los retináculos laterales y mediales. Lateralmente tenemos el tracto iliotibial y
medialmente el ligamento colateral tibial. Por último, posteriormente están los ligamentos poplíteos oblicuo y arqueado.
Los retináculos rotulianos son expansiones tendinosas tanto del tendón del cuádriceps femoral como tendones del
músculo vasto medial y vasto lateral. Estos se unen a la rótula, estabilizándola; y luego se expanden hacia medial y hacia
lateral para reforzar fuertemente la cápsula fibrosa.
Los ligamentos colaterales se sitúan a ambos lados y estabilizan el movimiento de bisagra de la rodilla. El ligamento
colateral tibial es un ligamiento íntimo de la cápsula articular que se proyecta y se ancla al menisco medial limitando su
movilidad. Por otro lado, el ligamento colateral peroneo es un ligamento externo que une la cabeza del peroné con el
epicóndilo lateral del fémur. No forma parte de refuerzo de la cápsula articular.
En azul clarito tenemos las superficies articulares. En azul oscuro están los ligamentos anterior y posterior de la cabeza del peroné.
Vemos los meniscos con su porción interna fibrosa y recubiertos de cartílago hialino. Encontramos también los ligamentos cruzados y los
colaterales.
3. MOVIMIENTOS DE LA RODILLA
3.1. Posición fisiológica del fémur sobre la tibia
El eje diafisario del fémur forma un ángulo de 10º con el eje de carga de la pierna (en las mujeres puede ser un poco
mayor). La tibia siempre tiene una posición bastante vertical, mientras que el fémur tiene una desviación hacia el lateral.
Esta desviación es lo que se conoce como el ángulo fisiológico del fémur sobre la tibia.
Hablamos de una rodilla vara cuando el ángulo es menor, por lo que se carga más peso sobre el cóndilo y el menisco
mediales. En cambio, si el ángulo es mayor hablamos de rodilla valga, y se cargará el peso sobre el cóndilo y el menisco
laterales.
3.3. Movimientos
a) Flexión-extensión
La flexión anterior es muy limitada, pero la flexión posterior es muy amplia pues podemos llegar a los 150º. Es
especialmente importante el ligamento cruzado anterior, que limita el desplazamiento del fémur sobre la tibia hacia
posterior.
En una flexión inicial, el fémur rueda sobre la tibia y el punto de contacto entre el fémur y la tibia se desplaza del centro
hacia una posición algo más posterior. En cuanto profundizamos en esta flexión, el ligamento cruzado anterior va a tirar
del fémur hacia anterior y, en lugar de un rodamiento, se va a producir un desplazamiento. De esta forma, el punto de
contacto entre el fémur y la tibia es algo más posterior.
b) Rotación
La rotación únicamente se produce en flexión, cuando la articulación está más inestable. Es posible porque tenemos en
contacto la parte posterior de los cóndilos femorales y, por tanto, la parte más redonda y pequeña. En extensión la
rotación está completamente impedida.
Vamos a tener dos tipos de rotación: una rotación medial de la tibia sobre el fémur muy limitada (de unos 10º) por los
ligamentos cruzados y una rotación lateral más amplia (llega a los 30-40º) limitada sobre todo por los ligamentos
colaterales.
TEMA 9: HUESOS Y ARTICULACIONES DEL CINTURÓN PÉLVICO
Hay una abertura inferior que discurre por el borde del coxis pasando por el isquion y la parte inferior del pubis. Hay
diferencias entre la pelvis femenina y masculina por la necesidad de albergar un posible feto y dar a luz. La femenina es
más circular porque el promontorio del sacro no es tan prominente. La masculina tiene una forma más de corazón.
Además, las espinas ilíacas son más prominentes en la masculina. El ángulo del arco del pubis en la pelvis femenina es
más obtuso que el de la masculina.
Todos los componentes de la articulación están recubiertos por cartílago hialino, salvo la fosa de la cabeza del fémur,
donde está el ligamento redondo o ligamento de la cabeza del fémur. Hay también superficie articular en el rodete
acetabular y en la cara semilunar del acetábulo.
En la parte inferior, cerrando la escotadura tenemos el ligamento transverso del acetábulo, que deja un orifico por donde
pasan vasos y el ligamento de la cabeza del fémur. La arteria obturatriz va junto con el ligamento transverso del acetábulo
y da origen a la arteria del ligamento redondo.
La membrana sinovial salta del borde del cartílago hialino de la cabeza del fémur a los bordes del cartílago del rodete, y
de ahí a los bordes del cartílago acetabular. En el interior del acetábulo, salta de borde a borde de la carilla semilunar,
cubriendo la fosa acetabular. Desde ahí sale el ligamento redondo envuelto en membrana sinovial a modo de dedo de
guante. De esta forma, el ligamento es intracapsular pero extrasinovial.
Por otro lado, la cápsula articular se inserta por la línea intertrocantérea y también en los bordes del acetábulo. En la
parte posterior del fémur no se inserta en la cresta trocantérea, sino en el cuello del fémur hacia la fosa del trocánter
mayor.
En cuanto a los ligamentos que estabilizan esta articulación, encontramos tres. El primero de ellos es el ligamento
iliofemoral, que va desde la parte inferior de la espina iliaca anteroinferior en dos porciones (transversa y descendente) a
la línea trocantérea. También está el ligamento pubofemoral, que va de la rama superior del pubis a la rama anterior del
trocánter menor. Por último, encontramos al ligamento isquiofemoral, que va del borde inferior y posterior del acetábulo
a la zona de inserción de la capsula articular en posterior y hacia la fosa del trocánter mayor.
Los tres ligamentos están orientados en forma de espiral. Cuando hacemos flexión se extienden y si hacemos extensión
se tensan mucho. Por eso tenemos mayor ángulo de flexión (hacia delante) que de extensión (hacia atrás).
Esta articulación permite hacer los movimientos flexión y extensión, abducción y aducción y rotación medial y lateral. La
combinación de los tres movimientos nos permite hacer el movimiento de circunducción.
1.3. Agarre
Dependiendo de la finalidad del agarre, se utilizan distintas modalidades de presión:
• Fuerza: su finalidad es agarrar objetos de mayor tamaño, para ello los dedos de la mano se cierran hacia la palma de
la mano. Puede o no incluir al pulgar.
• Precisión: su finalidad es agarrar objetos de pequeño tamaño para luego poder manipularlos con exactitud. Es
necesario el uso del dedo pulgar.
2. HUESOS DE LA MANO
La mano está fragmentada en muchos huesos que permiten un mayor movimiento y se adaptan fácilmente a la forma de
los distintos objetos que se agarren o manipulen.
Según su posición se agrupan en tres grupos: carpo, metacarpo y falanges.
2.1. Carpo
Está formado por ocho huesos agrupados en dos hileras:
o Hilera proximal, mira hacia la muñeca. Está formada por (de lateral a medial):
1. Escafoides: en la cara palmar presenta el tubérculo del hueso escafoides.
2. Semilunar.
3. Piramidal - la base de la pirámide mira a la cara palmar y el vértice (romo) a dorsal.
4. Pisiforme: localizado anteriormente al piramidal, con el que articula con su cara articular posterior.
o Hilera distal, mira a los huesos metacarpianos. Formada por (de lateral a medial):
5. Trapecio: el tubérculo del hueso está en la cara palmar.
6. Trapezoide.
7. Grande/capitado: está en el centro del carpo tiene cabeza (con una superficie articular), cuello y cuerpo.
8. Ganchoso: presenta un gancho en la cara palmar.
La cara anterior del macizo óseo carpiano es cóncava y forma el surco carpiano. Los bordes del surco son: lateralmente el
tubérculo del escafoides y del trapecio; y medialmente el pisiforme y el gancho del ganchoso. Estos huesos forman
superficies de inserciones para el ligamento transverso del carpo/retináculo flexor, que cierra la superficie anterior del
surco carpiano, formando el conducto o túnel carpiano.
2.2. Metacarpo
El metacarpo forma el esqueleto propio del dorso y la palma de la mano. Está constituido por cinco huesos largos, los
huesos metacarpianos. De lateral a medial reciben el nombre de primero, segundo, tercero, cuarto y quinto
metacarpianos; y ente ellos hay espacios interóseos, donde se encuentra el paquete vasculonervioso.
Estos huesos presentan un cuerpo (diáfisis) con una base (epífisis proximal), que se articulan superiormente con los huesos
de la hilera distal del carpo; y una cabeza (epífisis distal) que se articula inferiormente con las bases de las falanges
proximales de los dedos. En la cabeza del primer hueso metacarpiano se localizan dos huesos sesamoideos. En algunas
personas, también pueden encontrarse en los demás huesos metacarpianos.
2.3. Falanges
Las falanges son los huesos más distales de la mano y forman el esqueleto de los dedos. Son catorce huesos largos con
tamaño decreciente de proximal a distal. Presentan un cuerpo (diáfisis) con una base superior (epífisis proximal) y una
cabeza inferior (epífisis distal). De proximal a distal reciben el nombre de falange proximal, media y distal. Todos los dedos
poseen tres falanges salvo el pulgar, que solo tiene proximal y distal. Si tuviera tres falanges dificultaría el agarre y no
podríamos cerrar bien el puño.
3. ARTICULACIONES DE LA MANO
3.1. Articulaciones interfalángicas
Del 2º al 5º dedo hay dos articulaciones interfalángicas, una distal y una proximal; mientras que en el pulgar solo habrá
una: la articulación interfalángica del pulgar.
Son articulaciones de tipo tróclea, con un solo grado de libertad. Solo permiten flexión y extensión en un plano sagital, en
torno al eje transversal que pasa por la cabeza de la falange más proximal. La flexión es diferente en cada dedo, siendo el
ángulo de cierre mayor según avanzamos hacia los dedos más laterales. Esto se debe a que las falanges son cada vez más
cortas y para poder cerrar el puño se necesita un ángulo mayor.
La cápsula es delgada y muy laxa. Las superficies articulares están recubiertas por fibrocartílago y son: la cabeza de la
falange más proximal y la base de la falange más distal. Las cabezas tienen forma de polea o reloj de arena, con dos
cóndilos separados por una garganta; y tienen una superficie articular más grande, permitiendo un mayor movimiento.
En cambio, las bases tienen una cresta roma en el medio que se corresponde con la garganta y dos fositas laterales para
los cóndilos. Son las crestas las que impiden el movimiento lateral.
Estas articulaciones están reforzadas por una serie de ligamentos. Por un lado están los ligamentos colaterales,
encontrando uno medial y uno distal en cada articulación. Se insertan en la parte dorsolateral de la cabeza de la falange
más proximal y en la zona anterolateral de la base de la falange más distal. De esta forma, en extensión el ligamento está
muy estirado, estabilizando la articulación e impidiendo la hiperextensión y que la falange más distal pueda moverse de
lateral a medial; y en flexión está relajado.
También están los ligamentos palmares o fibrocartílagos glenoideos, que se encuentran en la superficie palmar. Tienen
una inserción en la zona palmar de la base de la falange más distal y se extienden hacia proximal bordeando la cabeza de
la falange más proximal. La cabeza de la falange tiene una superficie articular mayor que la base, de esta forma este
ligamento hace de extensión de la base de la falange permitiendo un mayor movimiento.
En lo relativo a los ligamentos, encontramos los ligamentos carpometacarpianos palmares, dorsales e interóseos.
➢ Mediocarpiana
La articulación mediocarpiana se da entre las dos hileras de los huesos del carpo. Es de tipo doble condílea, con aspecto
de S horizontal. Está formada por un cóndilo lateral y uno medial. El lateral está formado por la convexidad del escafoides
y la concavidad del trapecio, trapezoides y la parte más lateral de la cabeza del grande. En cambio, el cóndilo medial está
formado por la convexidad de la cabeza del grande y el ganchoso; y la concavidad del semilunar y el piramidal.
Esta estructura le confiere al carpo una anatomía funcional denominada “bolsa de canicas”. La hilera proximal es móvil y
los huesos se deslizan para adaptarse a las posturas de la mano; mientras que la hilera distal está fija a excepción del
trapecio. Esta segunda hilera se mueve como un macizo, iniciando los movimientos; y en ella se insertan muchos tendones
de músculos flexores y extensores.
La cápsula articular es laxa y delgada; y está reforzada por los ligamentos intercarpianos dorsales y palmares. La
membrana sinovial está en continuación con la de las articulaciones intercarpianas.
Las superficies articulares proximales son las caras distales de escafoides, semilunar y piramidal; tapizadas de cartílago
hialino continuo, con prolongaciones de la cavidad articular entre los huesos del carpo hasta los ligamentos interóseos.
Las superficies articulares distales son las caras proximales de los huesos de la fila distal.
En cuanto a los ligamentos, encontramos por un lado el ligamento radiado del carpo en la superficie palmar. Tiene una
estructura radial: todas las fibras se insertan en el grande y de allí van a los demás huesos del carpo excepto al semilunar.
Además de reforzar la articulación, evita que se forme una concavidad dorsal, no permitiendo que podamos agarrar
objetos con la zona dorsal de la mano. Cabe destacar que, como consecuencia de este ligamento, el hueso grande pasa a
actuar como centro funcional de la articulación y el semilunar queda bastante libre de inserciones ligamentosas, lo que le
da bastante movilidad.
Están también el ligamento pisiganchoso, que va del ganchoso al pisiforme; el pisimetacarpiano, que va del quinto
metatarsiano al pisiforme; y el ligamento intercarpiano dorsal, con una estructura transversal, yendo desde el escafoides,
el trapecio y el trapezoides al piramidal.
* DIFERENCIA POSICIÓN DE REPOSO Y POSICIÓN ANATÓMICA DE LA MANO. En posición anatómica, el dedo pulgar se
encuentra extendido y en el mismo plano que los demás dedos. En cambio, en posición de reposo el dedo pulgar se
encuentra anterior a los demás dedos, pues al rotar la articulación trapecio-metacarpiana 50-60º hacia palmar, el trapecio
en sí también rota un poco.
En el lateral tenemos el ligamento colateral radial del carpo, que sale de la apófisis estiloides del radio hacia el escafoides
en dos fascículos: uno anterior y uno posterior. El fascículo anterior sale oblicuo hacia el tubérculo del escafoides y el
posterior sale vertical a la cara lateral del escafoides.
Desde medial vemos el ligamento colateral cubital del carpo, que sale de la apófisis estiloides del cúbito en dos fascículos.
El fascículo anterior va oblicuo hacia el pisiforme y el posterior va vertical a la cara medial del piramidal.
Las articulaciones del antebrazo y el codo permiten movimientos fundamentales para la vida diaria como la extensión-
flexión del codo o la supinación y la pronación. Nos permiten mover la mano de forma que, en posición anatómica el dedo
pulgar es lateral; haciendo el movimiento de pronación, el pulgar se coloca en medial y la palma de la mano puede mirar
hacia posterior o hacia abajo si el codo está flexionado.
o Radio
El radio tiene una epífisis proximal que se llama cabeza, que consiste en una circunferencia articular. Ésta tiene una
superficie articular anular (en forma de anillo) y superiormente tiene una superficie articular cóncava, la fosita articular
superior. Distalmente a la cabeza, encontramos el cuello, que no cuenta con cartílago articular y que es más estrecho. El
cuello termina a la altura de un relieve óseo más o menos pronunciado, en posición antero-medial, que es la tuberosidad
del radio. Esta región será la inserción del tendón del músculo del bíceps braquial. A partir de aquí tenemos la diáfisis y
distalmente, el radio se ensancha. Lateralmente tiene la apófisis estiloides en posición lateral, importante para inserciones
de ligamentos (colaterales radiales del carpo) y músculos. En su cara inferior, la cara radiocarpiana tiene dos superficies
articulares que miran al carpo: una al escafoides y otra al semilunar. En la hipófisis distal está la escotadura cubital del
radio para articular con el cúbito. En la cara posterior encontramos el tubérculo dorsal, que separa dos surcos: uno medial
y uno lateral.
o Cúbito
El cúbito es ancho en la epífisis proximal, pero la parte distal es más pequeña. Proximal y posteriormente destaca una
gran prominencia ósea, el olécranon. En su parte superior es muy rugoso porque se insertará el tendón del tríceps
braquial. Otro relieve óseo del cúbito es la apófisis coronoides, que es anterior; y distalmente a ella, está la tuberosidad
del cúbito, donde se insertará el músculo braquial *(El músculo tríceps braquial se inserta en el olécranon, el bíceps
braquial y el braquial en las tuberosidades del radio y el cúbito. Todos son refuerzos importantes de la articulación)
El cúbito presenta dos escotaduras muy importantes: una troclear y una radial.
La escotadura troclear es la más grande y tiene dos superficies articulares con cartílago hialino, separadas por un pequeño
surco transversal. La primera superficie articular es la porción olecraniana, que es vertical y anterior al olécranon. La
segunda es la porción coronoidea, una superficie horizontal que queda superior a la apófisis coronoides. El surco es muy
evidente en el hueso fresco, pero no en el hueso seco. Estas superficies articulares no son planas, presentan una cresta
que sobresale en la línea media; de las crestas pueden salir dos vertientes, una hacia medial y otra hacia lateral. El cartílago
hialino es continuo, pero permite diferenciar claramente la cresta. Esto es importante para la estabilidad de la articulación
del codo.
La escotadura radial está en posición radial y es clave para poder orientar el cúbito. Es una superficie articular vertical y
cóncava y en ella se articulará la circunferencia articular del radio. El cartílago articular es continuo con el de la porción
coronoidea.
Ahora, vamos a fijarnos en las diáfisis tanto del cúbito como del radio haciendo un corte transversal en ambos huesos.
Tendríamos un dibujo semejante a este:
Ambos huesos son de corte triangular y tienen un calibre muy parecido. Presentan tres
caras: anterior, posterior y una lateral en el caso del radio o una medial en el caso del
cúbito. Los bordes anterior y posterior son muy romos, por lo que puede ser difícil
identificarlos. El borde interóseo es muy agudo y es donde se ancla la membrana interósea.
La circunferencia articular del radio puede moverse con respecto a la escotadura cubital del radio. En la imagen anterior
vemos las superficies articulares que presenta el radio y que miran al carpo. La más lateral es para el escafoides, y más
medialmente y sin interrupción del cartílago, está la del semilunar.
Esta articulación está reforzada por ligamentos: el ligamento radiocubital palmar, que va desde la cara palmar de la
escotadura cubital del radio a la apófisis estiloides del cúbito; o el ligamento radiocubital dorsal, que va desde la cara
dorsal de la escotadura cubital del radio a la apófisis estiloides del cúbito.
Hay elementos que estabilizan la articulación radiocubital distal, que cuando el radio se mueve con respecto al cúbito, se
tensan. En la pronación, el ligamento radiocubital posterior, que va desde la apófisis estiloides hasta el borde posterior
de la escotadura cubital del radio, se tensa.
a) Articulaciones
o Articulación radiocubital proximal
El radio tiene dos superficies articulares: la circunferencia articular, en forma de anillo, y por arriba, la fosita articular
superior (que no participa en esta articulación). El cúbito presenta la escotadura radial, una superficie vertical un poco
cóncava. Estas dos superficies articulares van a permitir una rotación de esta articulación trocoide.
La flecha verde muestra el movimiento de pronación, una rotación hacia medial; mientras que la flecha rosa muestra la
supinación o rotación lateral. (Recordemos: la supinación es la posición anatómica, en la que los huesos están paralelos.
La pronación es cuando se ha puesto el radio anterior al cúbito).
Para impedir que el radio se desplace lateralmente y se dé una luxación durante el movimiento, el ligamento anular del
radio abraza a la circunferencia articular. Éste se ancla a los bordes anterior y posterior de la escotadura radial. De esta
forma se impide que el radio se desplace lateralmente, pero permite la rotación.
El ligamento está tapizado y tiene una parte externa fibrosa y una parte interna hialina. Esto será muy importante para la
inserción de la membrana sinovial, ya que al encontrarse el cartílago se interrumpirá y luego continuará por debajo. Por
otro lado, el ligamento anular tiene un diámetro menor en la parte distal, lo que ayuda a sujetar la cabeza del radio.
Otro ligamento que estabiliza esta articulación es el ligamento cuadrado. Va desde el borde inferior de la escotadura radial
del cúbito hasta la cara medial del cuello del radio e intenta reforzar la unión entre el radio y el cúbito.
El eje de la pronosupinación es un eje que pasa por la cabeza del radio y que avanza distalmente por la apófisis estiloides
del cúbito, por lo que tiene una orientación desde radial a cubital.
En pronación, el cúbito permanece en su posición y el radio gira a través de la trocoide proximal. Se da un desplazamiento
a lo largo de la diáfisis gracias a la sindesmosis, y en la articulación radiocubital distal, la epífisis distal del radio pasa de
lateral a medial trasladando al pulgar.
Partimos de la mano en posición anatómica, es decir, en supinación. Si giramos el pulgar hacia el techo, es un
desplazamiento circular del radio. Completaríamos el movimiento colocando el pulgar hacia medial, y sería la pronación
máxima, con 180° de movimiento, quedando el radio medial con respecto al cúbito.
La pronosupinación por tanto, tiene una amplitud máxima de 180° y solo puede estudiarse con el codo en flexión, ya que
si el brazo está extendido se puede realizar más movimiento con el hombro.
▪ Articulación humerorradial
El capítulo humeral se articula con la fosita articular superior del radio. La articulación se denomina esferoidea o condílea,
pero funcionalmente no se corresponde con ninguno de los dos términos. Es por esto que se le llama capítulo en vez de
cóndilo. No puede realizar los movimientos típicos de una esferoidea o condílea.
Es una articulación que acompaña en los movimientos de las articulaciones radiocubital proximal (rotación) y
humerocubital (flexión-extensión). Por lo tanto, solo le faltaría el movimiento de aproximación y separación, que no puede
realizar por acción del ligamento anular y cuadrado, esto hace que no tenga los movimientos típicos de la esferoidea o
condílea.
b) Cápsula articular
La articulación tiene mucho movimiento y contiene tres huesos, por lo que es muy importante conocer la inserción de la
membrana fibrosa y sinovial y los recesos que se forman.
La membrana fibrosa cubre las fosas y deja fuera los epicóndilos. Anteriormente, se inserta por encima de la fosa radial y
coronoidea y en los lados del capítulo y la tróclea. Posteriormente, coge los lados de la tróclea y asciende cubriendo la
fosa olecraniana. Distalmente, salta del cúbito a los bordes de la superficie articular de la escotadura troclear y en el lado
más radial sigue la escotadura troclear y la escotadura radial. En el radio se inserta en el cuello.
Podemos ver que el olécranon está fuera de la cápsula, porque es donde se insertará el tendón del tríceps braquial. Luego
la cápsula, se insertará en el borde del olécranon, justo donde acaba el cartílago articular, dejando la zona de inserción
rugosa. Por otro lado, la cápsula se inserta en el borde inferior de la escotadura radial del cúbito y de ahí va al cuello,
donde coincide con el ligamento cuadrado.
Por esto, hay autores que consideran que este ligamento es un engrosamiento de la parte de la membrana fibrosa situada
inferior a la articulación radiocubital proximal. Por lo tanto, es un refuerzo íntimo que se pega a la capsula articular. La
imagen muestra el ligamento cuadrado, que tiene fibras que se continúan con el ligamento anular formando un
entramado de fibras que aseguran la unión del radio y el cúbito.
En cuanto la membrana sinovial, vamos a estudiarla con vistas sagitales y frontales. La imagen de la izquierda es un corte
sagital a la altura del capítulo del húmero (la derecha es anterior y la izquierda es posterior) en el que la membrana sinovial
está representada en rojo. La imagen de la derecha es una visión frontal en la que la membrana sinovial está en rosa.
Desde la parte anterior del capítulo del húmero, la membrana asciende hasta que encuentra la inserción de la membrana
fibrosa y ahí se pega a ella. Por debajo del capítulo, está la franja falciforme, que lleva la membrana sinovial hacia el centro
de la articulación, lo que contribuye a mover el líquido sinovial. La membrana se interrumpe en el borde superior del
ligamento anular. Baja pegada a la membrana fibrosa, luego la abandona y vuelve a subir hasta el borde del cartílago de
la circunferencia articular del radio.
Posteriormente, va desde el borde del cartílago hasta el borde superior del ligamento anular y por debajo, desde el borde
inferior del ligamento anular hasta que encuentra el cartílago.
Con el recorrido de la membrana se forman recesos, similares a bolsas. Hay uno anterior debajo del cúmulo adiposo y
otro inferiormente, entorno al cuello del radio que se llama inferior o anular. El inferior está tanto por delante como por
detrás.
Ahora vamos a ver un corte sagital en el lado cubital, es decir, pasando por la tróclea del húmero y por la apófisis
coronoides y el olecranon del cúbito. Igual que antes, la derecha es anterior y la izquierda es posterior.
La membrana sinovial salta del cartílago, sube hasta la fosa coronoidea, se pega ahí a la membrana fibrosa y desciende
hasta el borde de la apófisis coronoides. Habrá membrana sinovial en el surco transversal, y de ahí salta al borde del
cartílago del olécranon. De aquí asciende, forma el receso posterior y se une al cartílago de la tróclea del húmero. También
hay un receso anterior, paralelo al del lado radial, debajo del cúmulo adiposo.
En resumen, los dos cortes tienen un receso anterior que se prolonga desde radial hacia cubital y que normalmente es
continuo. Hay además un receso posterior y uno en torno al cuello del radio: el receso inferior o anular.
El codo, además, tiene almohadillas grasas que se colocan entre las membranas sinovial y fibrosa, por lo que siempre
serán intracapsulares y extrasinoviales. Son cúmulos adiposos que rellenan las fosas coronoidea, radial y olecraniana
cuando éstas no están ocupadas por un relieve óseo en función del movimiento de la articulación. Se desplazarán cuando
lleguen los relieves óseos para las que están destinados y permitirán su acoplamiento.
c) Medios estabilizadores
El codo está estabilizado por un sistema colateral muy potente.
En el lado radial, está el ligamento colateral radial, que tiene tres fascículos y que se inserta en el epicóndilo lateral del
húmero. El fascículo anterior irá al borde anterior de la escotadura radial del cúbito y refuerza anteriormente el ligamento
anular y la cabeza del radio. El fascículo medio refuerza el ligamento anular lateralmente e irá al borde posterior de la
escotadura radial del cúbito. Por último, el fascículo posterior, con forma de abanico, va desde el epicóndilo lateral hasta
el borde lateral del olécranon.
En el lado cubital, está el ligamento colateral cubital y tiene cuatro fascículos. El fascículo anterior va desde el epicóndilo
medial hacia la parte anterior y medial de la coronoides. El fascículo medio va desde el epicóndilo medial hasta la cara
medial de la coronoides y medial del olécranon. El fascículo posterior va por todo el borde medial del olécranon. Éste
último tiene un fascículo transverso, accesorio o de Cooper, que une el olécranon con la coronoides.
Otros estabilizadores se organizan en dos sistemas, anterior y posterior; y están conformados por músculos y ligamentos.
El sistema anterior está compuesto por el bíceps braquial, el braquial y el ligamento anterior, que tiene forma de abanico.
Su vértice inferior va desde la apófisis coronoides al borde de las fosas coronoidea y radial.
El sistema posterior está formado por el tríceps braquial y el ligamento posterior. Este está formado por una serie de
fibras. Hay fibras verticales muy finitas que van desde el borde superior de la fosa del olécranon al olécranon; fibras
húmero-humerales, que van de un borde a otro de la fosa del olécranon; y fibras húmero-olecraneanas. Estas últimas van
de los bordes laterales de la fosa olecraniana al olécranon formando fibras oblicuas, habiendo una en cada lado.
3. LA FLEXO-EXTENSIÓN
La articulación del codo permite la prono-supinación, y esta se da cuando realizamos la flexión del antebrazo.
El movimiento de flexo-extensión se rige a través de un eje oblicuo al suelo (en azul) que es la bisectriz del ángulo obtuso
que forma en extensión el eje longitudinal del húmero con el del cubito. El eje longitudinal del húmero es vertical, pero
el del cúbito no lo es y está desviado lateralmente, unos 10-15° por lo que, el que forma con el húmero es de alrededor
de 170°.
Si pensamos que lateralmente es más próxima y medialmente más distal, la mano al flexionar se nos va hacia la cara, lo
que anatómicamente es muy interesante para la exploración de los objetos y del entorno.
La flexión máxima es de 130-150°. Se ve limitada por el choque de las partes blandas, es decir, de la musculatura del brazo
y el antebrazo. La extensión está mucho más limitada por una imposibilidad fija, solo hay 10° de extensión máxima.
TEMA 12: HUESOS Y ARTICULACIONES DEL HOMBRO Y DEL CINTURÓN ESCAPULAR
2. ARTICULACIONES
2.1. Escapulotorácica
La articulación escapulotorácica es realmente una pseudoarticulación, puesto que las superficies que se deslizan no son
cartílagos que bordean huesos, sino músculos envueltos en fascia muscular que están resbalando uno respecto al otro.
En la cara anterior de la escápula está el músculo subescapular y, bordeando la caja torácica, hay dos serratos: en la parte
anterior y lateral está el músculo serrato anterior, y más posteriormente, los serratos posteriores y la aponeurosis
interserrata. Gracias al deslizamiento del subescapular y del serrato anterior, se consigue el movimiento anteroposterior
de la escápula.
Esta articulación lleva a cabo el movimiento de retropulsión, que es el que se produce al llevar la extremidad a posterior
y que provoca que la escapula resbale sobre la caja torácica de más lateral hacia medial y posterior; y el movimiento
contrario de antepulsión, en el que la escápula resbala de posterior hacia más anterior y lateral. En ambos se produce el
movimiento al resbalar el serrato anterior y el músculo subescapular uno con respecto al otro.
Al elevar brazo 90º, la escapula permanece en su sitio; mientras que si se eleva el brazo más de 90º, la escápula va a rotar
sobre la caja torácica llevando su parte inferior a lateral. Esto es debido a que la articulación entre el húmero y la escápula
no permite más de 90º. Cuando se eleva el hombro (*como para decir no sé*) la escápula se desliza sobre la caja torácica
de caudal a craneal.
2.2. Esternoclavicular
La clavícula tiene dos extremos: uno esternal (medial) y uno acromial (se une con el acrónimo y es más lateral). En visión
caudal se observan relieves cerca del extremo esternal, como la impresión de los ligamentos costoclaviculares y el
tubérculo conoideo que se continúa con la línea trapezoidea.
La articulación esternoclavicular se da entre el esternón y la clavícula. Aunque entre la superficie articular de la clavícula
y la superficie articular del manubrio del esternón hay un menisco articular interpuesto que no tiene la misma forma de
silla montar que las carillas, anatómicamente, la articulación esternoclavicular es una silla de montar.
El esternón puede moverse sobre la clavícula de diversas formas. Sobre el eje sagital se puede elevar y descender,
elevando el hombro. Sobre el eje vertical puede ir a anterior o posterior, permitiendo al hombro hacer retropulsión o
antepulsión. La combinación de estos dos movimientos hace movimiento de circunducción de la clavícula sobre esternón.
2.3. Acromioclavicular
Esta articulación que une dos superficies planas, la clavícula con el acromion de la escápula, permite que se modifique el
ángulo de 60º que hay entre estos dos huesos (ángulo escapuloclavicular) en movimientos de retropulsión o de
antepulsión. Esta articulación, de tipo artrodia, también tiene un menisco interpuesto entre la carilla articular del extremo
acromial de la clavícula y el acromion.
La escápula tiene tres fosas: subescapular (anterior) y supra e infraespinosas (posterior). Estas dos últimas están divididas
por la espina de la escápula. Se articula con la clavícula por el acromion y con el húmero por la carilla articular de la cavidad
glenoidea limitada por los tubérculos infraglenoideo y supraglenoideo.
La articulación tiene que soportar todo el peso junto con la articulación esternoclavicular. Es por eso por lo que está muy
reforzada mediante: el ligamento acromioclavicular, que está entre el extremo acromial de la clavícula y el acromion, y
que va a bordear toda la articulación; el ligamento coracoacromial, que conecta al acromion con la apófisis coracoides; y
los dos ligamentos coracoclaviculares, que van desde la apófisis coracoides hacia la clavícula: el ligamento conoideo más
medial y el ligamento trapezoideo más lateral.
En cuanto a la morfología del húmero, en su epífisis proximal tenemos la cabeza con una carilla articular más blanquecina,
un tubérculo menor y otro mayor, con el cuello anatómico entre ellos. A diferencia del fémur, aquí no coincide el cuello
quirúrgico (por donde se suele fracturar un hueso) con el anatómico (área comprendida entre la zona articular y los
tubérculos de inserción).
La cabeza tiene una angulación con respecto al eje longitudinal que la hace estar hacia superior: el ángulo cérvico-
diafisario, de unos 130º.
La cápsula articular de la cabeza es laxa para permitir el movimiento. Su parte superior va a estar insertada en el cuello
anatómico, mientras que la inferior llega a insertarse incluso en el cuello quirúrgico. Queda dentro de la cápsula el receso
axilar, que nos permite elevar el brazo. La cápsula salta a los bordes óseos de la cavidad glenoidea, incluyendo al tubérculo
supraglenoideo pero no al infraglenoideo.
Para esta articulación se necesita el rodete glenoideo, que rodea cavidad glenoidea y une esta cavidad con la cabeza del
húmero. En la imagen de arriba vemos el tendón de la cabeza larga del bíceps braquial, que va por dentro de la cápsula y
pasa por la corredera bicipital del húmero. A pesar de ser intraarticular, es extrasinovial.
Como no puede haber ligamentos ni tendones en contacto con el líquido sinovial, la membrana sinovial, la cápsula
articular y el tendón de la cabeza larga se van a relacionar de tres maneras. El tendón de la cabeza larga del bíceps
branquial puede estar entre la cápsula articular y la membrana sinovial; pero también puede estar rodeado de membrana
sinovial en contacto con la cápsula articular; o separado de la cápsula articular, aunque envuelto en membrana sinovial
(tal y como ocurría en la cabeza del fémur).
En la imagen también aparece una bolsa subtendinosa, que se encuentra entre el tendón subescapular y el ligamento
glenohumeral. En el hombro hay otras dos bolsas sinoviales: la subacromial y la subdeltoidea; que pueden aparecer
fusionadas y se encuentran entre el tendón del supraespinoso y el acromion o el deltoides respectivamente. Contienen
líquido sinovial que minimiza y evita el roce entre los músculos al moverse a contraerse y los tendones.
Además, tenemos también una vaina tendinosa que va a cubrir la corredera bicipital, por la que va el tendón de la cabeza
larga del bíceps braquial, para que el tendón al moverse no roce continuamente con el hueso. Esta vaina va a estar anclada
al surco a través del ligamento transverso del húmero, que va a evitar que el tendón de la cabeza larga del bíceps braquial
se salga de la corredera occipital.
El espacio tan pequeño que hay entre el acromion y la cabeza del húmero, unido a la continua contracción del músculo
supraespinoso, puede provocar que el acromion, a pesar de la bolsa sinovial, cuando se eleva el hombro entre 60º y 120º,
dañe este músculo supraespinoso. Este se comprime debajo del acromion y puede sufrir procesos degenerativos,
calcificándose o incluso rompiéndose, debido, por tanto, a la estrechez y amplitud de movimiento que tenemos en esta
articulación.