Osteo - Turri

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TEMA 1: OSTEOLOGÍA.

CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN DE LOS HUESOS

1. GENERALIDADES DEL SISTEMA ESQUELÉTICO


El sistema esquelético está formado por huesos, estructuras cartilaginosas y estructuras especiales y
membranosas asociadas a las articulaciones. Una persona adulta posee 206 huesos, en los que no se
incluyen los dientes ni los huesecillos del oído. En niños hay un mayor número, ya que hay muchos que
se fusionarán.
Podemos diferenciar dos partes: el esqueleto axial y el esqueleto apendicular. El axial está constituido
por el cráneo, la caja torácica y la columna vertebral. Deriva en su mayoría del esclerotomo de los
somitas, inducido por la notocorda. En cambio, el apendicular está constituido por los huesos de las
extremidades. Se ancla al esqueleto axial por una serie de estructuras, las cinturas, y deriva de la hoja
somática del mesodermo lateral.

2. FUNCIONES
▪ Dar estructura al cuerpo y actuar de sostén.
▪ Proporcionar los lugares de inserción a músculos y ligamentos. El esqueleto es un sistema de palancas movilizadas
por los músculos, que siguen las órdenes del sistema nervioso.
▪ Permitir el movimiento y la locomoción - base mecánica del movimiento.
▪ Proteger estructuras vitales.
▪ Hematopoyesis: formación de los linajes celulares de la sangre. Las células sanguíneas se forman en la médula ósea
roja, protegida y albergada en el interior de ciertos huesos.
▪ Reserva metabólica de sales minerales, como calcio.
▪ Almacenamiento energético, ya que en el interior de los huesos hay tejido adiposo, que forma la médula ósea
amarilla.

Para cumplir estas funciones, los huesos deben ser resistentes. Deben ser duros pero también elásticos/flexibles. La
arquitectura del hueso debe aportar la máxima resistencia pero siendo los huesos ligeros. Además, los huesos deben ser
un tejido plástico, que en caso de que se fracture, se recupere. También debe adaptarse a nuestras necesidades y cambios.

3. HUESOS
3.1. Composición
El hueso es un tejido conjuntivo compuesto por células y matriz extracelular. Es un tejido vivo en constante renovación y
degradación en el que encontramos cuatro tipos de células: células progenitoras óseas, osteoblastos, osteocitos y
osteoclastos. Las células progenitoras óseas son células madre que darán osteoblastos. Los osteoblastos son el tipo celular
que secretará la matriz extracelular, acabando rodeados por ella. La matiz se mineralizará, quedando los osteoblastos
inmovilizados y pasando a ser osteocitos. Los osteoclastos se forman a partir del linaje de los macrófagos y se encargan
de comerse y degradar el hueso.
La matriz extracelular está formada en un 25% por colágeno y glucosaminoglicanos, que constituyen la parte orgánica de
la matriz, denominada osteoide. Otro 25% es agua, y el 50% restante son sales minerales que se depositan en la matriz y
la mineralizan (calcio e hidróxidos de fosfato). Las sales otorgan dureza y el osteoide aporta elasticidad.

3.2. Clasificación
o Largos: predomina una de las tres dimensiones. Fémur pero también las falanges de los dedos.
o Planos: predominan dos de las tres dimensiones. Huesos del cráneo o la escápula.
o Cortos: no predomina ninguna dimensión. Huesos del carpo.
o Irregulares: presentan múltiples accidentes. Vértebras.
o Neumatizados: con cavidades de aire que aportan ligereza. Huesos de la cara.
3.3. Estructura
En los huesos se diferencian distintas partes:
• Epífisis: engrosamiento en los extremos proximal y distal de los huesos. Hay zonas de las epífisis muy lisas, las
regiones articulares, que están recubiertas de cartílago. También hay regiones con muchos relieves donde se
insertan músculos, tendones o ligamentos, las llamadas regiones trocantéreas.
• Diáfisis: tallo o parte central.
Estos nombres son los que presentan los huesos largos grandes. Sin embargo, en los huesos largos pequeños, la diáfisis
se denomina cuerpo y las epífisis se llaman base y cabeza.

En un corte transversal de un hueso, distinguimos varias capas.


▪ Capa externa de hueso compacto: hueso cortical.
▪ Capa interna de hueso trabeculado: hueso esponjoso. Las trabéculas se forman durante el crecimiento
postnatal y su orientación no es al azar, sino que están colocadas a modo de contrafuertes, para contrarrestar
las cargas y las tracciones tendinosas y musculares que soporta el periostio. Si las líneas de carga, fuerza o
tracción cambian, estas también cambian de posición, por lo que son plásticas. Además, desaparecen si se
desmineraliza el hueso (osteoporosis).
▪ Cavidad medular: es la región más interna y se localiza en la diáfisis.
Tanto en la cavidad medular como en el hueso esponjoso existe médula ósea (roja y/o amarilla).

En un hueso plano, se distingue una lámina externa e interna de hueso cortical (compacto) y una capa central de hueso
esponjoso, el diploe.

En el hueso compacto, hay unas unidades cilíndricas que se repiten, las osteonas o sistema de Havers. Son la unidad
estructural del tejido óseo compacto y están compuestas por láminas concéntricas de matriz ósea. En las láminas
encontramos lagunas, donde se localizan los osteocitos. En el centro del cilindro está el conducto de Havers, por el que
viajan vasos sanguíneos para irrigar esta porción compacta.
En la periferia del hueso compacto se encuentra el periostio, que recubre todo el hueso salvo la superficie articular. Es
tejido conectivo organizado en dos capas. La capa externa fibrosa está compuesta por tejido conjuntivo que da soporte y
por el que circularán vasos sanguíneos, nervios y vasos linfáticos. Por otro lado, la capa interna está formada por tejido
conjuntivo laxo y en ella se encuentran los osteoblastos.
Si a un hueso vivo le quitamos el periostio, pierde sensibilidad, la capacidad de percibir dolor, irrigación y gran parte de
su capacidad de regeneración. Está anclado al tejido óseo por las fibras de Sharpey, que están más presenten en las zonas
del hueso donde se insertan los tendones. Estas regiones reciben el nombre de entesis.

En el hueso esponjoso, sus trabéculas y la cavidad medular están tapizadas por una capa de tejido conjuntivo denominado
endostio. Este contiene partes con osteoblastos activos, productores de hueso.
El hueso esponjoso tiene una gran capacidad de remodelación ósea (debido al número de osteoblastos y osteoclastos.
Modifica su estructura de forma rápida, ya que configura un sistema de contrafuertes que dan fuerza al hueso compacto.
Se va a ir adaptando a la demanda del hueso. Al empezar un ejercicio nuevo, progresivamente, se va a ir cambiando su
estructura para que no se fracture.
Los huesos además tienen cartílago articular sobre las carillas o superficies articulares, que impide que haya un contacto
directo entre dos huesos. La degeneración de este cartílago provoca artrosis. El cartílago es un tejido avascular, pues no
tiene vasos; ni nervios, ya que está compuesto, generalmente, de cartílago hialino (con colágeno de tipo II) o cartílago
fibroso (menos abundante).

3.4. Vascularización e inervación


Los huesos están vascularizados e inervados. Tienen:
o Arterias y venas nutricias, que atraviesan el periostio por agujeros macroscópicos y se dividen, irrigando la médula
ósea, el hueso esponjoso e incluso las zonas profundas del hueso compacto. Las venas nutricias son grandes en
huesos que conservan médula ósea roja en el adulto (epífisis de ciertos huesos largos vértebras, esternón, costillas,
hueso coxal…).
o Vasos periósticos, que irrigan el periostio y la zona externa del hueso cortical. Si se desgarra el periostio en un
hueso, puede sufrir necrosis avascular.
o Vasos metafisarios y epifisiarios, que proceden de redes articulares que van hacia las epífisis y metáfisis (región
entre epífisis y diáfisis).
o Inervación: el periostio tiene una gran inervación sensitiva y, dentro de los huesos, hay nervios vasomotores (que
acompañan a los vasos y regulan su diámetro).
En los huesos hay agujeros, los forámenes nutricios, por los que pasan vasos o nervios.

3.5. Osificación
Los huesos puede presentar una osificación endocondral o endomembranosa.
La osificación endocondral es la más frecuente. El mesénquima forma primero placas de
cartílago, que se osifica gracias a la llegada de células osteoprogenitoras a través de los vasos
sanguíneos. Se crean así centros de osificación en la diáfisis. Tras el nacimiento, empiezan a
aparecer en las epífisis. Mientras el individuo está en crecimiento, no se puede osificar
totalmente el hueso, dejando de crecer en longitud (en grosor sí, porque el endostio tiene
capacidad osteogénica). En longitud, se debe conservar placa de cartílago para que el hueso
crezca.
Estas placas de crecimiento epifisaria están compuestas de condrocitos en proliferación para
asegurar que haya cartílago, que más tarde se osificarán en la metáfisis. En el hueso adulto,
cuando la fisis se osifica, se crea la línea epifisaria, más blanquecina, ya que es más fibrosa.
En cambio, en la endomembranosa, el mesénquima da lugar a hueso directamente, sin que se
forme un molde de cartílago.
TEMA 2: ARTROLOGÍA. CLASIFICACIÓN DE LAS ARTICULACIONES

1. INTRODUCCIÓN
Denominamos artrología o sindesmología al estudio de las articulaciones.
Una articulación es un conjunto de elementos mediante los cuales los huesos se unan entre sí. Normalmente se dan entre
huesos, aunque también pueden encontrarse entre hueso y cartílago o entre cartílagos.
Proporcionan movilidad y estabilidad o equilibrio al esqueleto, tanto en movimiento como en reposo. Por lo tanto, una
malformación, ausencia o desgaste de las articulaciones derivará en una patología que afecte a estos dos ámbitos.
En las articulaciones no solo hay hueso o cartílago, sino que también hay cartílago hialino, ligamentos, músculos, grasa…

Las clasificación de las articulaciones se basa en dos criterios: el medio de unión, es decir, lo que hay entre ambos huesos;
y la movilidad que tenga. A pesar de ser dos criterios diferentes, el medio de unión influye en la movilidad de la
articulación.
Según el medio de unión, se clasifican en:
• Articulaciones fibrosas o sinfibiosis: hay tejido fibroso.
• Articulaciones cartilaginosas o sincondriosis: hay tejido cartilaginoso.
• Articulaciones óseas o sinostosis: hay tejido óseo.
• Articulaciones sinoviales o diartrosis: hay un líquido viscoso, el líquido sinovial.

Según la movilidad, pueden ser:


• Sinartrosis: sin movilidad. Es la movilidad que presentan las articulaciones fibrosas y óseas. Suturas y
vértebras sacras respectivamente.
• Anfiartrosis: permiten un movimiento mínimo y limitado. Es la movilidad que presentan las articulaciones
cartilaginosas. Sínfisis del pubis.
• Diartrosis: permiten un rango de movilidad muy amplio. Es la movilidad que presentan las articulaciones
sinoviales. Rodilla.

El estudio de una articulación sigue el siguiente procedimiento:


1) Descripción del tipo según su unión y movilidad
2) Identificación y descripción de los elementos
a) Carillas articulares de los huesos
b) Cartílago articular
c) Lugares de inserción de la cápsula articular
d) Elementos estabilizadores
· Pasivos o ligamentos
· Activos o tendones musculares
e) Otros elementos: fibrocartílagos articulares, grasa...
3) Movimientos típicos y limitaciones
2. ARTICULACIONES SEGÚN SU MEDIO DE UNIÓN
2.1. Articulaciones fibrosas o sinfibiosis
Hay tres tipos de articulaciones fibrosas: suturas, gonfosis y sindesmosis.
o Suturas
En las suturas, los bordes óseos están muy próximas y fuertemente entrelazados entre sí, unidos por una pequeña
interlínea de tejido fibroso muy denso. Hay tres tipos de suturas, en función de la forma de los bordes que se unen:
- Dentada: los bordes tienen entrantes y salientes que encajan. Entre huesos parietales.
- Escamosas: uno de los huesos se superpone un poco sobre el otro. Entre el hueso temporal y el parietal.
- Planas: los bordes son lisos, sin entrantes ni salientes. Entre los huesos de la nariz.
- Esquindilesis: se da cuando un hueso tiene una ranura en la que se introduce la cresta de otro. Entre el vómer (ranura)
y el esfenoides (cresta).

o Gonfosis
Las gonfosis se produce cuando pieza ósea se introduce en otra que presenta una cavidad para alojarlo. Sus bordes se
unen por tejido conjuntivo y se encargan de mantener fija la pieza ósea insertada. Entre los dientes y los alveolos dentarios,
tanto en la mandíbula como en el maxilar.

o Sindesmosis
En las sindesmosis, los bordes óseos están separados, pero ligados por una membrana amplia, la membrana interósea.
Entre el cúbito y el radio.

2.1. Articulaciones cartilaginosas o sincondriosis


Las articulaciones cartilaginosas pueden clasificarse en función del tipo de fibras de colágeno que las forman y la cantidad
de agua que presentan en:
o Sínfisis: el cartílago es fibroso. Sínfisis pubis.
o Sincondrosis: el cartílago es hialino. Entre el esternón y la primera costilla.

2.2. Articulaciones óseas o sinostosis


Las articulaciones óseas unen dos huesos. Inicialmente, estos estaban separados, pero se acaban fusionando, formando
un único hueso. La mayoría de casos aparecen como consecuencia de la evolución, pero en ciertos casos se puede deber
a una patología. Por degeneración de las articulaciones, pueden fusionarse dos vértebras. Fusión de vértebras sacras o de
los huesos frontales del cráneo.

2.3. Articulaciones sinoviales o diartrosis


Las articulaciones sinoviales son las más complejas. Están compuestas por:
- Carillas articulares: zonas lisas del hueso que forman parte de las articulaciones. Siempre tienen un recubrimiento de
cartílago articular.
- Cartílago articular: se encuentra sobre las carillas, sirviendo como capa de protección, ya que evita el desgaste de los
huesos por rozamiento. Suele ser de tipo hialino y es avascular, por lo que se nutre únicamente del líquido sinovial.
- Hendidura articular: hueco pequeño entre las carillas.
- Cápsula articular: cierra la articulación. Está compuesta por dos membranas: la membrana sinovial y la fibrosa.
Dependiendo de la articulación, estas membranas se encontrarán más cercanas o más distantes.
▪ Membrana sinovial o interna: es una membrana fina y laxa que cierra y delimita la cavidad articular, yendo de
cartílago a cartílago.
▪ Membrana fibrosa o externa: va de un hueso a otro y cubre la membrana sinovial. Presenta un tejido fuerte y
resistente que permite proteger la membrana interna.
- Cavidad articular con líquido sinovial: el líquido sinovial es un líquido viscoso resultado de la filtración de plasma. Tiene
ácido hialurónico, proteínas, células de defensa, glucosa... Es producido por los sinoviocitos B de la membrana interna
sinovial y reabsorbido por los sinoviocitos A de la membrana subíntima sinovial. Se encarga de nutrir el cartílago,
lubricar las carillas y amortiguar los golpes.
- Elementos estabilizadores: conjunto de elementos encargados de asegurar que las superficies articulares estén
enfrentadas de manera adecuada para que ningún componente se mueva. Tenemos:
▪ Los pasivos o ligamentos estabilizan y protegen la articulación. Se trata de una estructura resistente que une un
hueso con otro. Pueden ser de tres tipos: íntimos o capsulares, externos o extracapsulares e internos o
intracapsulares. Los íntimos se encuentran pegados a la membrana fibrosa de la cápsula. Los externos están
por fuera de la cavidad y a cierta distancia de la membrana externa. Los internos no están ni en contacto con el
líquido sinovial ni con la cavidad, sino que están entre la membrana fibrosa y la sinovial.
▪ Los activos o tendones musculares estabilizan, protegen y mueven la articulación, pues están unidos al músculo.
Son estructuras resistentes y no contráctiles que se insertan en el periostio del hueso. Sus fibras de colágeno
contribuyen y refuerzan las fibras de Sharpey.
▪ Los fibrocartílagos articulares se encuentran en articulaciones con una estructura desigual para aumentar la
congruencia de la superficie articular. Son los meniscos, si no divide totalmente la cavidad articular (rodilla); los
rodetes, si amplían la superficie articular (hombro); y los discos, que dividen totalmente la cavidad (entre la
clavícula y el esternón). También se emplean los acúmulos entre la membrana sinovial y la fibrosa, rellenando
los espacios y reduciendo la fricción.
▪ La grasa es otro elemento estabilizador, que amortigua y rellena huecos. Se encuentra en la misma posición que
los ligamentos internos, entre las membranas fibrosa y sinovial.

carilla articular
cartílago

3. ARTICULACIONES SEGÚN SU MOVILIDAD


El rango de movimiento de las articulaciones se ve limitado por diferentes características anatómicas. Una de ellas es la
forma, disposición y tamaño de las superficies articulares y de la cápsula articular. Cuanto mayor sea la superficie, mayor
será el rango de movimiento. Asimismo, cuanto mayor sea la elasticidad de la cápsula y de los ligamentos, más
movimientos podremos ejecutar. Por último,también afectará a este rango el tono muscular del individuo.
3.1. Diartrosis
Las diartrosis permiten movimiento, que puede ser de dos tipos: deslizamiento, si no cambia el ángulo entre los dos
huesos; o movimiento angular, que sí que implica un cambio de ángulo.
El movimiento de deslizamiento lo realizan articulaciones planas o artrodias. Los huesos se mueven unos sobre otros en
todas direcciones y no hay eje de movimiento. Huesos del tarso y del carpo.
El movimiento angular puede darse: en un solo eje, en dos o en los tres ejes.
o Movimientos monoaxiales:
- Respecto al eje transversal: movimiento de flexión y extensión. Lo realizan las articulaciones trócleas o gínglimo. Codo.
- Respecto al eje sagital: movimiento de separación (abducción - te abducen los extraterrestres y te llevan lejos) y
aproximación (aducción). Hombro.
- Respecto al eje longitudinal: movimiento de rotación. Lo realizan las articulaciones trocoides. Cuello o rotación del
cúbito y el radio.
o Movimientos biaxiales:
- Respecto a los ejes transversal y sagital: combinación de flexión-extensión y aproximación-separación. Lo realizan las
articulaciones condíleas o elipsoideas, que son un óvalo cóncavo que articula con otro convexo. Muñeca.
- Hay una variante de la condílea mucho más estable, la articulación en forma de silla de montar. Pulgar.
o Movimientos triaxiales:
- Combinación de los tres ejes: movimiento de circunducción (se pueden describir círculos en el espacio). Lo realizan
las articulaciones esferoideas o enartrosis, formadas por una región esférica que encaja en una concavidad. Hombro
o cadera.

Cabe mencionar los movimientos en cadena cinética en las extremidades, pudiendo ser cadenas abiertas o cerradas. Será
abierta cuando el extremo distal de la extremidad esta libre, y cerrada cuando el extremo distal está anclado a algún lado,
como el suelo (sentadillas / flexiones).

4. VASCULARIZACIÓN E INERVACIÓN
Las articulaciones son zonas muy vascularizadas e inervadas, debido a su amplitud de movimiento. La vascularización se
realiza a través de redes arteriales que envuelven la articulación. En cuanto a la inervación, la cápsula articular (fibrosa) y
los ligamentos reciben información sensorial abundante, sobre todo propioceptiva y nociceptiva. Además, hay nervios
simpáticos que controlan el riego de la articulación (vasodilatación y vasoconstricción).
TEMA 3: VÉRTEBRA TIPO. DISCO INTERVERTEBRAL. DIFERENCIAS REGIONALES EN LA COLUMNA

1. COLUMNA VERTEBRAL
La columna vertebral es una estructura longitudinal que se extiende desde la cabeza hasta la pelvis en la línea media dorsal.
El diámetro de la columna va aumentando de craneal a caudal.

1.1. Regiones de la columna vertebral


En la columna podemos diferenciar cinco regiones: cervical, torácica, lumbar, sacra y coccígea. Tenemos 7 vértebras
cervicales, 12 torácicas, 5 lumbares, 5 sacras y 3-5 coccígeas.

1.2. Curvaturas de la columna


En la columna vertebral encontramos una serie de curvaturas fisiológicas, apreciables desde una visión lateral. Estas dan
una mayor estabilidad y ayudan a sujetar el cuerpo y a repartir las cargas que soportamos.
En el neonato hay una serie de curvaturas primarias, que son convexas hacia posterior, las cifosis. Aparecerán durante el
desarrollo postnatal dos curvaturas secundarias, cóncavas hacia dorsal, las lordosis. Tenemos una lordosis cervical, una
cifosis torácica, una lordosis lumbar y una cifosis sacra. La lordosis cervical aparece cuando se empieza a desarrollar la
musculatura del cuello, es decir, cuando el niño empieza a sujetar la cabeza. En cambio, la lordosis lumbar aparece cuando
empieza a andar.
Estas curvaturas son desviaciones antero-posteriores, pero también puede haber desviaciones medio-laterales, en cuyo
caso hablamos de escoliosis.

2. VÉRTEBRA TIPO
La vértebra tipo cuenta con un cuerpo vertebral, en posición ventral o anterior, del que sale el arco vertebral hacia dorsal.
Cuando las vértebras se apilan, los arcos vertebrales dan lugar al conducto vertebral o canal raquídeo, en cuyo interior
está la médula. Los arcos tienen dos partes: las láminas y los pedículos, que están en contacto con el cuerpo.
Además, las vértebras presentan protrusiones óseas, las apófisis. Hacia superior tenemos dos apófisis articulares o
cigapófisis superiores, hacia inferior tenemos dos apófisis articulares o cigapófisis inferiores; hacia lateral, entre el
pedículo y la lámina, están las dos apófisis transversas; y hacia posterior, en el extremo más caudal de la lámina, sale la
apófisis espinosa.
Las vértebras se articulan unas con otras mediante las cigapófisis. Cuando
estas están colocadas unas sobre otras, aparecen unos orificios por los que
saldrán los nervios raquídeos/espinales: los agujeros intervertebrales o de
conjunción. Estos orificios están formados por la escotadura vertebral
superior de una vértebra y la escotadura inferior de la siguiente. Estas
escotaduras se encuentran en el pedículo.
La mayoría de las vértebras tienen las características de las vértebras tipo,
sin embargo, cada región tiene sus propias características. A medida que
vamos bajando, el cuerpo va siendo más grande, mientras que el agujero
vertebral se va haciendo más pequeño.
Las trabéculas de los cuerpos vertebrales van colocándose para que el peso se reparta.

2.1. Región cervical


Las vértebras cervicales son típicas salvo la séptima y las dos primeras: atlas y axis. De C3 a C6, tienen un cuerpo vertebral
pequeño, con un agujero vertebral grande y triangular. De la parte superior del cuerpo salen dos protrusiones (salientes),
las apófisis unciformes. Estas están recubiertas de cartílago hialino y articulan con la vértebra anterior en la articulación
uncovertebral.
Las apófisis transversas están modificadas, pues tienen un agujero en su interior: el foramen transverso, por el cual pasan
el nervio vertebral y la arteria y vena vertebrales, que irrigan el encéfalo. Además presenta dos tubérculos, uno anterior
y otro posterior. La apófisis espinosa es corta y bituberosa también. Presenta las cigapófisis inferiores y superiores, con
las carillas articulares inferiores y superiores respectivamente.
La vértebra C7 es una vértebra de transición, por lo que tiene ciertas características diferentes al resto de vértebras
cervicales. Tiene una apófisis espinosa unituberosa y muy prominente. Por su foramen transverso no pasa la arteria
vertebral, solo pasan la vena y el nervio vertebrales.

2.2. Región torácica


Las vértebras torácicas articulan con las costillas. Sus cuerpos vertebrales son más grandes y presentan carillas articulares
en las fositas costales para poder articular con las costillas. Además, el tubérculo de la costilla articula en la carilla articular
transversa de la apófisis transversa (hay una a cada lado).
Las primeras nueve vértebras (T1-T9) tienen más de una zona de articulación con la vértebra. Todas tienen una semicarilla
articular superior y una inferior en el cuerpo vertebral, salvo T1, que tiene una sola carilla en la que articula la primera
costilla. Por tanto, cada cabeza de costilla articula con una semicarilla inferior de la vértebra, el disco intervertebral y una
semicarilla superior de la vértebra siguiente.
T1 es una vértebra de transición, por lo que también presenta otra pequeña diferencia. Tiene apófisis unciforme, algo
característico de las vértebras cervicales para articular con C7.
Las vértebras T10, T11 y T12 en su cuerpo vertebral solo tienen una zona de articulación con la cabeza de la costilla. T10
tiene una hemicarilla superior para la décima costilla, que junto a la hemicarilla inferior de T9 articulan la costilla. T11 y
T12 tiene carillas articulares completas pero no tienen carillas articulares transversas, porque las costillas 11 y 12 no
articulan con la apófisis transversa, sino solo con el cuerpo vertebral. Son las costillas flotantes.
2.3. Región lumbar
Las vértebras lumbares tienen un cuerpo más robusto, ya que tienen que soportar el peso de toda la columna. El agujero
transverso es muy pequeño, ya que pasan menos nervios y vasos. Tienen apófisis costales que se asemejan a las
transversas, pero que son realmente esbozos de costilla para la inserción de músculos. Inmediatamente posterior está la
apófisis accesoria, que es la verdadera apófisis transversa. Hay una tercera apófisis, la apófisis mamilar, donde se inserta
mucha musculatura.
En las cigapófisis tienen carillas articulares superiores e inferiores, más verticales que en el resto de regiones. Las dos
superiores son cóncavas y miran hacia medial, mientras que las dos inferiores son convexas y miran hacia lateral.
La vértebra atípica de esta región es la L5. Es la última de la región, por lo que es una vértebra de transición. Sus carillas
articulares son muy verticales y las inferiores están orientadas hacia ventral para articular con el sacro.

2.4. Región sacra


La región sacra está formada por cinco vértebras que se han fusionado (sinostosis).
S1 es atípica y contiene un promontorio donde se produce la transición de lordosis a cifosis. El promontorio de los hombres
es mucho más prominente que el de las mujeres.
A nivel del sacro ya no tenemos médula espinal, sino que de él salen ramas del nervio raquídeo. La cara anterior/pélvica
posee los forámenes anteriores, por los que salen las ramas de los nervios espinales hacia anterior; y en ella encontramos
las líneas transversales. En cambio, la cara posterior posee los forámenes posteriores, por donde salen las ramas dorsales;
junto con las carillas articulares, las crestas, las astas del sacro y el hiato del sacro.
A esta altura, el canal raquídeo se denomina conducto del sacro, y acaba en el hiato del sacro, que se encuentra entre las
astas del sacro. Las apófisis espinosas se encuentran fusionadas formando las crestas lateral, intermedia y media. Las
carillas articulares son dos y se encuentran en posiciones superiores, para articular con L5.
El sacro está articulado con el coxis, con la articulación sacro-coccígea, que es una sínfisis, ya que hay fibrocartílago.
3. ARTICULACIONES DE LA COLUMNA
La unidad funcional de la columna vertebral son dos vertebras articuladas entre sí con el disco intervertebral.
Hay tres pilares de soporte funcionales, uno anterior y dos posteriores. El anterior está formado por dos cuerpos con su
disco entre medias. Los posteriores están formados por la superposición de las apófisis articulares de cada lado.
Las dos articulaciones más comunes ente vértebras son la sínfisis y las sinoviales cigoapofisiarias. Las sínfisis se dan entre
los cuerpos y los discos en todas las vértebras salvo en las sacras y entre el atlas y el axis. Las sinoviales se dan entre las
cigapófisis y pueden ser artrodias, entre las cervicales y torácicas; o trocoides, en las lumbares.
En la región cervical cabe destacar las articulaciones uncovertebrales, articulaciones sinoviales planas de tipo artrodia
establecidas entre las apófisis uniformes y sus carillas articulares correspondientes.

4. DISCOS INTERVERTEBRALES
Los discos intervertebrales son estructuras no homogéneas que se encuentran entre los cuerpos vertebrales. En lordosis
son más anchos anteriormente y en cifosis son más anchos posteriormente. Permiten el movimiento, separan las
vértebras evitando su fusión, mantienen la forma de la columna y aumentan su longitud.
Está formado por dos componentes: el anillo fibroso y el núcleo pulposo. Rodeando los discos hay fibras de colágeno
entrecruzadas entre sí.
El anillo fibroso está formado por capas concéntricas de fibras de colágeno. Distinguimos una zona externa en contacto
con la epífisis anular, que no tiene cartílago hialino; y una zona interna en contacto con el cartílago de la cara
intervertebral. El anillo fibroso es resistente a la tracción.
El núcleo pulposo se encuentra en el centro y es derivado de la notocorda. Es una masa gelatinosa de material mucoide
muy hidrófilo y rico en mucopolisacáridos. Es una estructura no comprimible, por lo que determinadas fuerzas pueden
producir una protrusión de este hacia la médula, conocido como hernia. Puede ser una hernia discal media, si afecta a la
médula; o lateral, afecta las ramas de los nervios raquídeos.

El disco intervertebral es avascular, por lo que va a tener que irrigarse a través de la irrigación de los cuerpos vertebrales.
La pared ósea subcondral está compuesta por hueso compacto con poros por los que se establece la comunicación con
los vasos de los espacios medulares de los cuerpos vertebrales.

5. ELEMENTOS ESTABILIZADORES DE LA COLUMNA VERTEBRAL


Todas las articulaciones de la columna vertebral tienen elementos estabilizadores pasivos (ligamentos) y activos
(músculos).
5.1. Ligamentos de los cuerpos vertebrales
Los ligamentos longitudinales anterior y posterior estabilizan los tres pilares. El anterior va por delante de los cuerpos,
desde el occipital hasta S2. El posterior va por detrás del cuerpo vertebral, NO por detrás de la apófisis espinosa.

5.2. Ligamentos de los arcos vertebrales:


o Ligamentos amarillos: unen las láminas de vértebras adyacentes.
o Ligamentos intertransversos: unen los vértices de las apófisis transversas. No existen a nivel cervical y a nivel lumbar
unen la apófisis costiforme al tubérculo mamilar y a la apófisis articular.
o Ligamentos supraespinosos: une los vértices de las apófisis espinosas, de C7 a L4.
o Ligamento nucal: es una continuación del supraespinoso a nivel cervical. Une la protuberancia occipital externa con
la apófisis espinosa de C7.
o Ligamentos interespinosos: se encuentran en los huecos entre las apófisis espinosas, quedando en contacto con los
ligamentos amarillos y supraespinosos.
TEMA 4: COMPLEJO ARTICULAR SUBOCCIPITAL

El complejo articular suboccipital es la articulación de la base del hueso occipital con las vértebras C1 y C2, formando una
unidad funcional para los movimientos de la cabeza. Los movimientos de la cabeza pueden ser: inclinación lateral (eje
sagital), flexión/extensión (eje transversal) y rotación (eje longitudinal).

En la base del cráneo, situados en el extremo anterior del foramen magno, se encuentran los cóndilos occipitales. Estos
huesos tienen una forma alargada y son convexos.
Las dos primeras vértebras cervicales son también llamadas atlas y axis. Axis recibe ese nombre porque forma el eje en el
cual se realizan movimientos de rotación. Ambas vértebras presentarán características específicas y diferentes respecto
al resto de vértebras cervicales.

1. CARACTERÍSTICAS DEL ATLAS Y EL AXIS


1.1. Atlas
atlas no tiene cuerpo vertebral, pero tiene un arco anterior y uno posterior. Entre ellos hay unas masas laterales en las
que se sitúan las carillas articulares superiores, complementarias a los cóndilos occipitales. Inmediatamente posterior a
las carillas articulares superiores encontramos un surco por donde irá la arteria vertebral. El atlas también presenta un
tubérculo anterior en el arco anterior y un tubérculo posterior en el arco posterior. No presenta apófisis espinosa pero sí
apófisis transversas con forámenes transversos.
En su parte inferior, también presenta carillas articulares inferiores, que articularán con las carillas articulares superiores
del axis. También observamos en la cara interna del arco anterior una carilla articular, que se encuentra dentro de llamada
fosa odontoidea.

1.2. Axis
Lo que más destaca del axis es su apófisis odontoides o diente del axis, que sería el cuerpo del atlas. Tiene dos carillas
articulares superiores que articulan con atlas, y dos inferiores que articulan con C3. Esta vértebra sí presenta apófisis
espinosa y esta es bituberosa. En sus apófisis transversas tiene forámenes transversos.
El diente presenta una carilla articular anterior, que articulará con la cara articular de la fosa odontoidea. Además, tiene
una carilla articular posterior que no articulará con ningún hueso, sino con un ligamento: el ligamento transverso del atlas.
La parte más craneal del diente se denomina vértice.
2. ARTICULACIONES DE LA CABEZA
2.1. Articulaciones para la rotación de la cabeza
El movimiento de rotación se realiza en las articulaciones atlantoaxoideas. El atlas se fija al cráneo y gira en torno al diente
del axis, que queda fijo.

• Articulaciones atlantoaxoideas medias: 2 trocoides


Las articulaciones atlantoaxoideas medias son dos trocoides anatómicamente independientes con dos cavidades
articulares, pero que funcionarán conjuntamente. La trocoide anterior se da entre carilla articular de la fosita odontoidea
y la carilla articular anterior del diente. La trocoide posterior se da entre la carilla posterior del diente el ligamento
transverso del atlas. Ambas trocoides tienen membranas fibrosas laxas, que se insertan lejos del cartílago articular.
El ligamento transverso forma parte del ligamento cruciforme del atlas, junto con los fascículos longitudinales. El
transverso es el ligamento que limita el rango de rotación del cuello.

• Articulaciones atlantoaxoideas laterales: 2 artrodias


Las articulaciones atlantoaxoideas son las articulaciones cigapofisarias entre vértebras de tipo artrodia. Hay una
articulación cigapofisaria derecha y una izquierda. Esta articulación está protegida por la cápsula articular.
Para permitir la rotación, las artrodias tienen que desplazarse un poco. Al ser las carillas de ambas cigapófisis convexas y
los cartílagos articulares de las artrodias no congruentes, con el giro, una carilla salta sobre otra.
2.2. Articulaciones para flexión-extensión e inclinación lateral de la cabeza
Estos movimientos se producen gracias a las articulaciones atlantooccipitales.

• Articulaciones atlantooccipitales (2 condíleas)


Las articulaciones atlantooccipitales se dan entre el atlas y los cóndilos occipitales. Estas articulaciones están muy fijas y,
además, tienen una cápsula articular reforzada lateralmente por el ligamento intrínseco atlanto-occipital lateral.
Permiten la flexión-extensión en el eje transversal horizontal y la inclinación lateral en el ejes sagitales. En ambos casos,
los ejes pasan por el centro de los cóndilos y los cóndilos se deslizan lateralmente sobre la carilla articular superior del
atlas.

3. MEDIOS DE UNIÓN ENTRE EL ATLAS, AXIS Y EL OCCIPITAL


- Articulaciones trocoides
- Ligamento cruciforme del atlas:
- Ligamento transverso del atlas
- Fascículos longitudinales: uno hacia superior, al borde interno de la
porción más anterior del foramen oval en el hueso occipital; y uno
hacia inferior, hasta la parte posterior del cuerpo del axis.
- Ligamento atlantooccipital:
- Membrana atlantooccipital anterior: une arco anterior con parte
anterior de foramen magno
- Membrana atlantooccipital posterior: une arco posterior con parte
posterior de foramen magno. Es el equivalente a la lámina amarilla.
- Arteria vertebral: la arteria vertebral asciende por los forámenes
transversos de las vértebras. Tras pasar por el foramen transverso de C1,
la arteria pasa por el surco de la arteria vertebral (localizado en esta
vértebra) y por un foramen atraviesa la membrana atlantooccipital
posterior para introducirse en la fosa craneal posterior.
- Ligamento occipitoaxoideos:
- Ligamentos del vértice del diente: va desde el diente del axis a la parte
anterior del foramen magno.
- Ligamentos alares (no se ven en la imagen): son dos, uno a cada lado. Une
los laterales de la apófisis odontoides y los laterales de la parte anterior
del foramen magno.
- Membrana tectoria: une la parte posterior de C2 a la parte anterior del
agujero magno. Es la continuación del ligamento longitudinal posterior.
- Ligamentos longitudinales anterior y posterior

4. FRACTURA DEL AXIS POR TRACCIÓN


La parte más frágil de la columna cervical es C2. Este es el punto que se rompía cuando ahorcaban a la gente, entre la
carilla articular superior y la carilla articular inferior del axis, pues no se encuentran en el mismo eje ni en el mismo plano.

5. SUBLUXACIÓN ATLANTOAXOIDEA
La subluxación atlantoaxoidea se produce cuando ocurre un elongamiento anormal del ligamento transverso en la zona
del axis. Antes de romperse este ligamento, se rompe el diente, que es más débil. Esto es lo que se conoce como latigazo
cervical. En un accidente de coche, el diente se separa del arco anterior y se luxa el ligamento transverso.
6. MOVILIDAD DE LA COLUMNA VERTEBRAL
La morfología de las vértebras confiere dos propiedades: balanceo y desplazamiento. La suma de estas dos propiedades
confiere movilidad a la columna vertebral.
El balanceo de un cuerpo vertebral sobre el adyacente ocurre a través del disco en el pilar anterior. Esto es posible gracias
a que el grosor de un disco puede ser comprimido hasta un 20%. El grado del balanceo depende del grosor del disco y de
las posibles limitaciones (articulaciones costales, articulaciones uncovertebrales…).
El deslizamiento se da en las superficies articulares del pilar posterior. El movimiento es posible gracias a que las cápsulas
articulares cigapofisarias pueden estirarse un poco.
6.1. Movilidad de la columna cervical
En la región cervical las articulaciones intervertebrales son artrodias.
La flexión-extensión se da por el deslizamiento hacia delante y hacia atrás en las superficies cigapofisarias y por el balanceo
de los cuerpos. Este movimiento es mayor en segmentos altos, con carillas más horizontales; al igual que la rotación.
La inclinación lateral se consigue por el deslizamiento lateral de las superficies cigapofisarias y el balanceo lateral de los
cuerpos. La inclinación está limitada por las articulaciones uncovertebrales (entre las apófisis unciformes).
El movimiento global de una región es la suma de los grados de cada unidad funcional. Los movimientos globales de la
columna cervical son:
- Flexo-extensión: 115º - Inclinación lateral: 35º - Rotación axial: 50º

6.2. Movilidad de la columna torácica


En la región torácica las articulaciones intervertebrales son artrodias.
La flexión-extensión se da por el deslizamiento hacia delante y hacia atrás en las superficies cigapofisarias, que son más
horizontales. Está limitado por la verticalización de las carillas.
La inclinación lateral ocurre por deslizamiento lateral y balanceo lateral; y está muy limitada por la presencia de las
articulaciones costovertebrales.
La rotación está mucho más limitada que en el caso anterior.
La movilidad global de esta región es:
- Flexo-extensión: 45º (la flexión es favorecida por la cifosis natural) - Inclinación lateral: 20º - Rotación axial: 20º

6.3. Movilidad de la columna lumbar


En la región lumbar las articulaciones intervertebrales son trocoides.
La flexo-extensión y la inclinación lateral ocurren por el deslizamiento vertical y el balanceo de los cuerpos en los discos,
que son muy gruesos. La rotación está muy limitada porque los centros de giro de los cuerpos no coindicen.
La movilidad global de esta región es:
- Flexo-extensión: 95º - Inclinación lateral: 20º - Rotación axial: 2-5º

7. VASCULARIZACIÓN
Las vértebras están irrigadas por ramas de la aorta torácica en niveles superiores y de la aorta abdominal en niveles
inferiores. El drenaje venoso de las vértebras se realiza a través de las venas basivertebrales, que se sitúan dentro del
foramen vertebral.
TEMA 5: CAJA TORÁCICA: ARTICULACIONES Y LIGAMENTOS

1. CONSIDERACIONES GENERALES DE LA CAJA TORÁCICA ÓSEA


La caja torácica ósea tiene forma de cono truncado. El límite posterior es la columna vertebral torácica, lateralmente se
encuentran las costillas y en la parte más anterior, el esternón. Las costillas tienen una inclinación, siendo más craneales
en su inserción en la vértebra con respecto a su inserción en el esternón, donde son más caudales. Es decir, se dirigen
hacia anterior pero también hacia inferior; siendo la inclinación cada vez mayor.
En la caja torácica hay 12 costillas con 11 espacios intercostales, en los cuales hay musculatura junto con venas, arterias
y nervios intercostales. Por debajo de la doceava costilla, se encuentra el espacio subcostal, por donde pasa el paquete
vasculonervioso subcostal. La mayoría de las costillas se articulan con el esternón mediante el cartílago costal. Las costillas
de la 8 a la 10 no articulan con su cartílago, sino con el cartílago costal de la costilla superior.
La caja torácica presenta una abertura torácica superior y una inferior. La superior no tiene ninguna estructura que la
cierre, mientras que a la inferior la cierra el diafragma.
El ápex de los pulmones sobresalen un poco por encima de la abertura superior. Además, esta abertura permite el paso
de: el esófago, la tráquea, la carótida común, la vena yugular interna y la arteria y vena subclavias. Los límites de la
abertura superior son: la parte superior del cuerpo de T1, el límite interno y el cartílago costal de la primera costilla y el
borde superior del esternón.
Los límites de la abertura torácica inferior son: el cuerpo vertebral de T12, el borde inferior de las costillas dos costillas
flotantes (11 y 12), el arco vertebral y la apófisis xifoides del esternón. Los cartílagos costales de la séptima costilla (que
sí articula con el esternón) hasta la décima forman el arco costal. Hay dos arcos costales, uno en cada lado; y entre ellos
está el ángulo infraesternal, útil para la reanimación.
El diafragma tiene unos hiatos: uno para la vena cava inferior, uno para el esófago y uno para la aorta (entre los dos pilares
del diafragma). Además, tiene dos cúpulas, estando la derecha más introducida que la izquierda, ya que es empujada por
el hígado. En el lado izquierdo está el bazo, también protegido por el diafragma y la caja torácica.

2. LAS COSTILLAS Y EL ESTERNÓN ADULTOS


Las costillas forman la pared lateral de la caja torácica. En su parte anterior, tienen una porción ósea y otra cartilaginosa,
siendo esta última la que se une al esternón. La unión entre la costilla y el cartílago costal es una unión muy fuerte y no
tiene prácticamente movilidad. Además, el hecho de que el periostio esté continuado con el pericondrio otorga a esta
articulación mucha resistencia y estabilidad.
Desde craneal a caudal, encontramos las costillas verdaderas, que son las siete primeras y las que están articuladas en su
parte posterior con la vértebra torácica correspondiente y en la parte anterior con el esternón a través de cartílago costal.
Las costillas falsas son las de la octava a la décima, ya que su cartílago costal no articula directamente con el esternón,
sino con el cartílago costal de la costilla superior.
Además, desde una visión posterior se pueden observar las costillas flotantes, que no articulan con el esternón ni con el
cartílago de otras costillas, pero sí con la vértebra correspondiente.
En las costillas, salvo en la primera, hay una cara lateral, una medial, un borde superior y uno inferior. A medida que
vamos descendiendo en el eje cráneo-caudal, las costillas se van haciendo más largas.
En las costillas podemos diferenciar varias partes. Una de ellas es la cabeza, que es la
parte que articula con el cuerpo de las vértebras. En ella encontramos una carilla articular
superior, una inferior y una cresta, de donde sale un ligamento que se une al disco
intervertebral correspondiente.
A continuación encontramos el cuello de la costilla, que contiene una protrusión de
hueso hacia posterior, el tubérculo de la costilla, que articula con la apófisis transversa
de la vértebra. Hacia lateral y anterior, se encuentra el cuerpo de la costilla, que presenta
un ángulo costal. El ángulo es la parte débil de la costilla al ser una torsión en la que
cambia la orientación de la costilla. En la parte más anterior, la costilla se continúa con
el cartílago costal, que articula con el esternón, salvo en el caso de las flotantes.

2.1. Costillas atípicas


Las costillas atípicas tienen una sola carilla articular en su cabeza y no tienen cresta.
La primera costilla es muy horizontal y tiene una cara superior, una inferior, un borde medial y uno lateral. En su cara
superior encontramos dos surcos, uno para la arteria subclavia y otro para la vena. Entre los dos surcos está el tubérculo
del músculo escaleno anterior. Estos vasos pasan por el espacio entre esta costilla y la clavícula.

La segunda costilla no tiene una cara lateral y una medial como las demás, sino que también es horizontal y tiene un
tubérculo para la inserción del músculo escaleno medio.
Por último, en lo relativo a costillas atípicas encontramos las flotantes. Solo tienen una articulación, por lo que en el
cuerpo de la vértebra solo habrá una carilla articular. Además, no hay articulación entre la apófisis transversa y la costilla,
por lo que estas costillas flotantes no tienen tubérculo.

2.2. Esternón
El esternón es un hueso plano, con una capa de hueso compacto y otra de hueso esponjoso. El esternón tiene tres partes:
el manubrio, en la parte superior; el cuerpo, que se une al manubrio a través del ángulo esternal; y la apófisis xifoides, en
la porción más caudal. En los laterales del manubrio y del cuerpo hay escotaduras laterales para articular con las costillas.
En el manubrio, hay una escotadura costal para articular con la primera
costilla. Además, también tiene otra zona articular, la escotadura clavicular,
con la que articula con la clavícula. Este es el punto de anclaje de las
extremidades superiores. Hay otra escotadura en la parte superior del
manubrio, la escotadura yugular. Por último, en su parte inferior hay una
escotadura para la segunda costilla.
Las articulaciones entre el manubrio y el cuerpo del esternón, y entre el
cuerpo del esternón y la apófisis xifoides, son sínfisis. Lo habitual es que se
osifiquen muy tarde. La articulación manubrio-esternal suele osificarse en
torno a los 20 años, mientras que la xifo-esternal se suele osificar
completamente alrededor de los 50 años.
La posición del manubrio del esternón va a quedar en torno al disco intervertebral entre T2 y T3. El ángulo del esternón
queda aproximadamente entre el cuerpo de T4 y T5. La unión entre el cuerpo del esternón y la apófisis xifoides siempre
queda a la altura de T9. Conociendo estas proyecciones, se pueden situar estructuras dentro de la cavidad torácica desde
el exterior.

3. ARTICULACIONES Y LIGAMENTOS DE LA CAJA TORÁCICA


En la caja torácica hay varias articulaciones. Por un lado están las articulaciones costovertebrales, que son las que
encontramos entre la cabeza de la costilla y el cuerpo de la vértebra, y entre el tubérculo de la costilla y la apófisis
transversa de la vértebra. Estas están en la parte posterior de la caja; mientras que en la parte posterior encontramos las
articulaciones esternocostales, que se dan entre el cartílago costal y el esternón.

3.1. Articulaciones esternocostales


La articulación esternocostal de la primera costilla es una sincondrosis esternocostal, ya que no tiene cavidad sinovial. En
cambio, serán artrodias las articulaciones esternocostales de la segunda a la séptima costilla. Son artrodias simples salvo
en el caso de la segunda costilla, donde hay una artrodia doble, debido a la existencia en el centro del ligamento
esternocostal intraarticular. Por otro lado, la unión entre cartílagos adyacentes, las articulaciones intercondrales, son
sinoviales.
Para estabilizar estas articulaciones, desde el cartílago costal salen de forma radiada hacia el esternón una serie de
ligamentos que se van a entrecruzar con los de costillas adyacentes: los ligamentos esternocostales radiados. La fusión de
todos estos ligamentos esternocostales radiados deja una lámina por la parte anterior del esternón, la membrana
esternal, que se mezcla con el pericondrio del cartílago.
Por último, existe una articulación entre el cuerpo del esternón y la apófisis xifoides, que tiene por su parte anterior el
ligamento coxifoideo, cuyas fibras no son radiadas sino verticales. En la unión del xifoides con la costilla adyacente está el
ligamento costoxifoideo.
3.2. Articulaciones costovertebrales
Existe una articulación de la cabeza de la costilla con los cuerpos vertebrales y una articulación costotransversa entre el
tubérculo de la costilla y la apófisis transversa.

- Articulación de la cabeza de la costilla:


Las costillas no articulan normalmente con un solo cuerpo vertebral, sino con dos cuerpos vertebrales adyacentes. Dicha
articulación presenta una cresta, donde se encuentra el ligamento intraarticular de la cabeza de la costilla, dejando una
carilla por encima y otra por debajo. Esta articulación se estabiliza por el ligamento radiado de la cabeza de la costilla.

- Articulación del tubérculo de la costilla:


La articulación del tubérculo con la apófisis transversa recibe el nombre de articulación costotransversa. Son
articulaciones trocoides que a medida que vamos descendiendo van transformándose en artrodias. Hay una serie de
ligamentos que la estabilizan.
Entre la apófisis transversa y el cuello de la costilla se encuentra el ligamento costotransverso, que ocupa todo el espacio
que se encuentra entre el cuello de la costilla y la apófisis transversa. Otro de los ligamentos es el ligamento
costotransverso lateral, que estabiliza la articulación costotransversa desde la parte posterior de la apófisis transversa a
la parte posterior lateralmente al tubérculo de la costilla. Por último, el ligamento costotransverso superior se encuentra
entre la cresta superior del cuello de la costilla y la parte inferior de la apófisis transversa de la vértebra superior.

4. DINÁMICA DE LA CAJA TORÁCICA


Las articulaciones costovertebrales permiten una serie de movimientos en el tórax relacionados con la inspiración y la
espiración. La inspiración implica elevar la caja torácica y agrandar su volumen.
Para aumentar el volumen de la caja torácica en la inspiración, hay que aumentar el
diámetro transverso, el sagital y el rostrocaudal. El diámetro rostrocaudal o vertical
se consigue por el descenso del diafragma.
El aumento del diámetro anteroposterior o sagital se debe a la elevación de las
costillas y el esternón. En las costillas superiores, las articulaciones costotransversas
son cóncavas y horizontales, permitiendo la rotación del tubérculo y el cuello hacia
dentro y hacia fuera sobre un eje que pasa por las dos articulaciones superiores.
Esto eleva la costilla, elevando el esternón y llevándolo hacia delante. Como las
costillas inferiores son más largas, cuando se eleven, van a aumentar este diámetro.
Por último, las carillas costotransversas de las costillas inferiores son más planas y verticales, permitiendo el deslizamiento
del tubérculo mediolateral alrededor de un eje que pasa por la articulación costovertebral y la condroesternal. Esto
permite un movimiento en forma de “asa de cubo”, responsable del aumento del diámetro transverso.

5. FUNCIONES DE LA CAJA TORÁCICA


La caja torácica protege vísceras torácicas y abdominales. El hígado, el bazo (aunque no esté en la cavidad torácica), el
corazón, los pulmones... Además, también tiene colabora en la respiración.
La caja torácica ósea tiene espacios cubiertos por musculatura o fascia, cerrados completamente de forma lateral. Entre
las costillas están los espacios intercostales, por los que discurre el paquete vasculonervioso intercostal, formado por una
vena, una arteria y nervios intercostales. En la cara medial de la costilla, se encuentra el surco costal, por el que pasa el
paquete vasculonervioso, que el surco protege.

Por encima de la cavidad pleural hay una fascia endotorácica que recubre internamente completamente tanto las partes
óseas como las musculares de la caja torácica. En el espacio subcostal, encontramos el músculo intercostal íntimo, el más
profundo. Superficial a él, se encuentra, el músculo intercostal interno y el externo. Entre el interno y el íntimo discurre
el paquete vasculonervioso intercostal. Por último, más superficial, encontramos la fascia superficial y la piel.
TEMA 6: EXTREMIDAD INFERIOR. HUESOS DEL PIE Y DE LA PIERNA

1. GENERALIDADES DE LA EXTREMIDAD INFERIOR


La extremidad inferior o esqueleto apendicular inferior es una estructura de soporte y apoyo del cuerpo tanto en estático
como dinamismo. Además, es el órgano de desplazamiento, pues permite la marcha en bipedestación, característica de
nuestra especie que nos permite mantenernos sobre nuestras dos extremidades inferiores.
En posición anatómica las extremidades inferiores reciben el peso del cuerpo. Cada extremidad recibe la mitad del peso
del cuerpo que se distribuye a través de una línea de carga que pasa por tres articulaciones, una a nivel de la cadera
(articulación coxofemoral), otra a nivel de la rodilla y la última en el tobillo. Puede ser que la línea de carga no pase por
las tres articulaciones, favoreciendo su degeneración. También es fundamental que la línea de gravedad, caiga dentro de
la superficie delimitada por el apoyo de los pies, es decir, que caiga dentro de la base de sustentación tanto en un apoyo
bipodal como monopodal.

Una de las adaptaciones que ha sufrido la extremidad inferior para favorecer la bipedestación es que los pies en posición
anatómica no son paralelos, sino que forman un ángulo y se orientan de tal forma que los talones están más juntos que
los dedos de los pies, ampliando así la superficie de sustentación. Esto se debe a la torsión fisiológica de la tibia.

1.1. Partes de la extremidad inferior


La extremidad inferior está formada por la cintura pélvica y la porción libre. La cintura pélvica está formada por los huesos
coxales, que se unen a través de la sínfisis del pubis. En la porción libre, que se ancla al cuerpo a través del otro
componente de la extremidad inferior, encontramos el fémur, la rótula, la tibia, el peroné y los huesos del pie (tarso,
metatarso y falanges).
Las extremidades se forman por diferenciación del mesénquima de la cresta ectodérmica, y sus huesos por osificación
endocondral. La rotación que experimentan las extremidades superior e inferior es diferente: las superiores giran 90
grados hacia lateral y las inferiores giran 90 grados hacia medial.

2. EL PIE
El pie es la base de sustentación del organismo que lo ancla al suelo. Tiene dos propiedades que se alternan en función
de las necesidades: puede ser rígido (como cuando damos una patada) o flexible para adaptarlo al terreno (al andar). Para
adquirir esa flexibilidad y movilidad el pie se fragmenta en 26 huesos y 2 huesos sesamoideos. De esta forma aumenta la
superficie articular que le confiere más movimiento. La rigidez en cambio se debe a la gran cantidad de ligamentos que
estabilizan las articulaciones de los huesos del pie.
2.1. Huesos del pie
Los huesos del pie se dividen en tres regiones: falanges (14 huesos), metatarso (5 huesos) y tarso (7 huesos). Las falanges
y los metatarsos forman lo que se denomina el antepié y los huesos del tarso el retropié.
El tarso se forma por: calcáneo, astrágalo, navicular, cuboides y cuneiformes medial, intermedio y lateral (también
llamados cuñas). Podemos dividir el tarso en anterior y posterior debido a la existencia de la línea articular mediotarsiana
(articulación transversa del tarso o línea articular de Chopart). El tarso anterior se articula a través de otra línea articular
con el metatarso, la línea articular tarsometatarsiana o línea articular de Lisfranc.

❖ Calcáneo
El calcáneo se articula con el astrágalo lateral y superiormente y con el cuboides anteriormente.
Tiene una carilla posterior, una media y una anterior para el astrágalo y otra aún más anterior para el cuboides. Entre la
carilla posterior y media hay una superficie que no es articular, es el surco de calcáneo que se abre en la parte lateral en
el seno del tarso (aquí se insertará un ligamento interóseo). La carilla articular media esta sobre un relieve óseo llamado
sustentaculum tali, una plataforma medial para sujetar el astrágalo. Posteriormente tiene la tuberosidad del calcáneo,
una zona rugosa en la que se inserta el tendón de Aquiles. Sobre ella descansa el peso del cuerpo.
❖ Astrágalo
El astrágalo soporta todo el peso del cuerpo y lo reparte al resto de huesos del pie.
Se articula con el calcáneo por debajo y con el navicular anteriormente. Posee tres carillas articulares (posterior, media y
anterior) para el calcáneo que se observan desde una visión inferior. Entre las carillas media y posterior encontramos el
surco astragalino, que da al seno del tarso. En este hueso no hay inserciones tendinosas ni musculares.
La cabeza del astrágalo es muy redonda y tiene una superficie articular para el hueso navicular. La cabeza es seguida por
el cuello, que no tiene superficies articulares pero sí contiene muchos agujeros nutricios y la tróclea posteriormente
(superficie articular para la articulación del tobillo).
La tróclea del astrágalo presenta dos caras maleolares una lateral y otra medial. El diámetro anterior es mayor que el
diámetro posterior, con una diferencia de unos 5 o 6 mm. Esto es importante a la hora de entender la movilidad del
tobillo.

❖ Cuboides
El cuboides es un hueso con forma de cubo que se articula posteriormente con el calcáneo, lateralmente con la cuña
lateral (hueso cuneiforme lateral) y anteriormente con el 4º y 5º metatarsianos. La carilla articular del cuboides para el
calcáneo es una silla de montar. Por otro lado tiene una carilla articular lateral y dos anteriores (una para articular al 4º
metatarsiano y otra para el 5º). En la cara plantar el cuboides presenta una tuberosidad, que permite orientar el hueso y
en la que se inserta el peroneo largo.

❖ Navicular
El navicular o escafoides articula posteriormente con la cabeza del astrágalo, anteriormente con las tres cuñas y
lateralmente con el cuboides. Presenta una carilla articular para el astrágalo y tres carillas articulares diferentes para cada
una de las cuñas. Es motivo de discusión si presenta o no una carilla articular para el cuboides. Tiene un relieve potente o
tuberosidad medial que permite orientar el hueso en el cual se insertará un tendón.

❖ Cuneiformes o cuñas
Los huesos cuneiformes son morfológicamente distintos entre sí.
La cuña medial es la más robusta y tiene una gran superficie desde la parte dorsal de pie hasta la parte plantar. La cuña
intermedia es la más pequeña, su superficie dorsal es más grande que la plantar. Esto hará que el segundo metatarsiano,
que articula con la cuña intermedia y que forma parte del eje longitudinal, se introduzca como una piedra angular dándole
estabilidad a este segundo dedo. La cuña lateral se caracteriza por tener dos carillas articulares laterales, una para la cuña
intermedia y otra para el cuboides.
El eje del pie pasa por el segundo dedo y el cuneiforme intermedio.
❖ Metatarsianos
Son 5 huesos largos pero cortos que se dividen en: base (epífisis proximal), cuerpo (diáfisis) y cabeza (epífisis distal). Se
numeran de medial a lateral por lo que el dedo gordo (o alux) es el número uno. Como se observa en el corte transversal,
tienen forma prismática, la cara dorsal es más ancha y se aprecia un vértice hacia la cara plantar. También se aprecia
como están formados de hueso cortical y hueso esponjoso. Es importante saber que las cabezas son convexas y ovoideas.
El quinto metatarsiano tiene una gran tuberosidad muy prominente en la cara lateral donde se inserta un tendón.
Por otro lado, el primer metatarsiano en la cara plantar de su cabeza articula con dos huesos sesamoideos. Suele haber
dos huesos sesamoideos pero no es raro que un pie presente más ya que eso depende de la variabilidad entre los
individuos. Se interponen en el recorrido de algún tendón para actuar como poleas. Así, el tendón no roza con el hueso
directamente.

❖ Falanges
Son 14 huesos cortos con base, cuerpo y cabeza. Hay dos en el primer dedo (es bifalángico), mientras que el resto de
dedos son trifalángicos. La base es cóncava y la cabeza tiene forma de tróclea. Las falanges distales son muy pequeñas y
tienen una tuberosidad muy delgada con forma de flecha. Estas son muy importantes ya que serán la base para las uñas
y la parte distal de los dedos (nos permitirán coger fuerza para saltar).

2.2. Bóveda plantar


La planta del pie no es plana sino que es abovedada, lo que permite absorber cargas y actuar como un muelle. Nos
apoyamos en la parte lateral, mientras que la medial queda en el aire.
Los puntos de apoyo óseo en el pie son tres: uno posterior y dos anteriores. El posterior es el calcáneo, mientras que los
anteriores son las cabezas del primer y quinto metatarsianos. Por lo tanto se dice que los puntos de apoyo del pie
constituyen un trípode, y entre ellos se encuentra la bóveda plantar.
Dicha bóveda no tiene la misma altura en todas las regiones y esto se observa a través del arco longitudinal medial (desde
el primer dedo) y el arco longitudinal lateral (desde el quinto).
▪ Arcos longitudinales
El arco longitudinal medial muestra el hueso calcáneo como apoyo posterior; al astrágalo, navicular, cuneiforme medial y
primer meta como el arco; y la cabeza del primer meta como el punto de apoyo anterior. La amplitud más alta del arco
está en el navicular (altura aproximada de 15mm). Este arco va disminuyendo en altura a lo largo del día por el peso del
cuerpo y por eso es necesario el reposo.
El arco longitudinal lateral es más bajito (altura entre 3-5mm) y está formado por el hueso calcáneo, el cuboides y el
quinto metatarsiano. Al añadir las partes blandas en el hueco que deja el arco, el lado más lateral sí que tocará el suelo,
mientras que en el lado medial no.
La bóveda plantar está constituida por 5 arcos longitudinales (1 arco por cada dedo), siendo los ya mencionados los más
extremos. En la imagen se observa como la bóveda se va haciendo más bajita desde los arcos mediales a laterales,
acercándose al eje horizontal. Esto diferencia dos porciones en el pie: el pie dinámico o astragalino y el pie estático o
calcáneo.
El dinámico o astragalino está formado por el 1º, 2º y 3º metatarsianos y tendrá más capacidad de movimiento al estar
más lejos del suelo. En cambio, el pie estático o calcáneo incluye a los metatarsianos 4 y 5; y tiene menos movimiento
pero más capacidad de soporte.

▪ Arcos transversales
También encontramos arcos transversales, que permiten apreciar la altura y forma de la bóveda plantar. Son tres:
anterior, medio y posterior (representados con las líneas verdes). El arco posterior pasa por el navicular y el cuboides, el
medio pasa por las cuñas (distancia más alta del suelo que llega a 9 mm) y el cuboides, y el anterior pasa por las bases de
los metatarsianos.
2.3. Mantenimiento de la bóveda
La bóveda necesita mantenimiento, ya que la presión que recibe el astrágalo del peso del cuerpo es muy grande y se dirige
hacia los apoyos. Son necesarios elementos estabilizadores con fuerzas que mantengan la bóveda.
El pie cuenta con unos complejos sistemas de tendones (elementos activos representados en rojo) y ligamentos
(elementos pasivos representados en verde), que constantemente contrarrestan el peso del cuerpo tanto en el eje
longitudinal como en el eje transversal. Un par de ejemplos son el tendón del músculo flexor largos del dedo gordo o el
tendón del músculo peroneo largo (va por encima del cuboides y se inserta en la base del primer metatarsiano).
Si un hueso de la bóveda se sale del “puzle”, la planta del pie perderá la forma abovedada y ocasionará problemas de pie
plano. Así se comprimen nervios y músculos inferiores a la bóveda, causando mucho dolor.

3. HUESOS DE LA PIERNA
Los huesos de la pierna son huesos largos grandes. La tibia y el peroné son huesos de osificación endocondral, estando la
tibia en posición medial y el peroné lateralmente. Ambos se unen en las epífisis y se alejan en las diáfisis, sin embargo,
quedan unidos por una membrana interósea (articulación de tipo sindesmosis).
Tanto la epífisis distal de la tibia como la del peroné participan en la articulación del tobillo.
Por un lado, la tibia se ensancha mucho en la epífisis distal y en el lado medial presenta un relieve óseo llamado maléolo
(maléolo medial o tibial) muy perceptible en anatomía de superficie. La tibia va a articular con el astrágalo a través de una
carilla inferior y el maléolo. Por otro lado, el peroné también se ensancha en la parte distal y forma un relieve óseo llamado
maléolo lateral o peroneal. El maléolo medial es más corto que el lateral.
La epífisis inferior de la tibia presenta una superficie articular para el astrágalo que es continua con el maléolo tibial, que
tiene cartílago auricular. La epífisis inferior del peroné presenta una superficie articular bastante amplia en el maléolo
lateral para articular con la carilla articular correspondiente del astrágalo.

Debido a la torsión de la tibia, los pies están inclinados 45 grados hacia lateral.
TEMA 7: ARTICULACIONES DEL PIE, PIERNA Y TOBILLO

1. ARTICULACIONES DEL PIE


En el pie encontramos numerosas articulaciones, debido al gran número de huesos que posee. Hay dos líneas articulares
de gran importancia: la tarsometatarsiana (de Lisfranc) y la mediotarsiana (de Chopart). De distal a proximal encontramos:

1.1. Articulaciones interfalángicas y metatarsofalángicas


Existe una sola articulación interfalángica en el primer dedo (es bifalángico) y dos articulaciones interfalángicas del
segundo al quinto dedo. Son de tipo tróclea, debido a la forma de las cabezas de las falanges, por lo que estas
articulaciones realizan movimientos de flexión y extensión. Existen pequeñas partes de fibrocartílago entre las falanges
para facilitar la articulación.
Las articulaciones entre la cabeza de los metatarsianos y las bases de las falanges proximales son condíleas. Las carillas
articulares son ovaladas y complementarias. Estas articulaciones permiten movimientos de flexión, extensión y
separación, es decir, permiten movimientos de circunducción.
En una visión lateral se observa la cabeza del metatarsiano con una superficie articular muy grande, extendiéndose por la
cara plantar. En cambio, la base de la falange es mucho más pequeña. Es por esto por lo que se interpone un elemento
de fibrocartílago que prolonga la superficie articular de la base de la falange. Este fibrocartílago glenoideo o ligamento
plantar siempre está insertado en la cara plantar de la base de la falange correspondiente.
Tanto las articulaciones trócleas como las condíleas están estabilizadas por fuertes ligamentos colaterales. Son muy
grandes en las articulaciones metatarsofalángicas y más pequeños en las interfalángicas. Se encuentran a los lados de la
articulación para no dificultar la flexión y extensión, reforzando la cápsula articular por la parte medial y lateral.
A nivel de las articulaciones metatarsofalángicas se añade otro ligamento, los ligamentos metatarsianos transversos
profundos. Se encuentran entre las cabezas de los metatarsianos y saltan entre ligamentos colaterales de articulaciones
adyacentes. Evitan que las cabezas de los metatarsianos se abran cuando se hace un apoyo, manteniendo la bóveda
plantar.

1.2. Articulación de los huesos sesamoideos


Los dos huesos sesamoideos articulan con la cara plantar de la cabeza del primer metatarsiano. Actúan como poleas y
están incluidos en tendones, ayudando a dirigir la tracción.
La articulación de estos huesos con el primer metatarsiano es una artrodia, por lo que es una articulación plana. Esto
permite movimientos de deslizamiento. Esta artrodia comparte la cavidad articular, la carilla articular y el líquido sinovial
con la articulación metatarsofalángico. Alrededor de los sesamoideos hay ligamentos para su desplazamiento.
1.3. Articulaciones tarsometatarsianas
En articulaciones tarsometatarsianas se articulan más de dos huesos. Son tres artrodias, por lo que son articulaciones
planas. Se encuentran en la línea articular de Lisfranc, que permite ajustar el apoyo de las cabezas de los metatarsianos
en el suelo. Se forman tres cavidades articulares, de medial a lateral:
La primera incluye a la cuña medial y a la base del primer metatarsiano. La segunda cavidad articular incluye las cuñas
lateral e intermedia y el segundo y tercer metatarsianos. La tercera articula el cuboides con el cuarto y quinto
metatarsianos. Tanto la segunda como la tercera articulación articula los metatarsianos entre sí - articulaciones
intermetatarsianas.

Son cavidades articulares amplias, que permiten el movimiento (entre las bases de los metatarsianos, los metatarsianos
con los huesos del tarso…). Sin embargo, este está limitado por los ligamentos interóseos, muy fuertes. Hay tres tipos de
ligamentos interóseos: los metatarsianos, el cuneocuboideo y los cuneiformes. Estos últimos unen las cuñas entre sí.
Tanto en la parte plantar como en la dorsal, encontramos una gran cantidad de ligamentos tarsometatarsianos. Destaca
el ligamento de Lisfranc, que une dorsalmente la base del segundo metatarsiano y la cuña medial.

1.4. Articulaciones del tarso anterior


El tarso del pie se encuentra fragmentado en 5 huesos para aumentar la superficie articular y ampliar el movimiento.
Estos huesos son: navicular, cuboides y cuneiformes medial, intermedio y lateral. La parte más medial del pie se conoce
como pie astragalino o dinámico, y es la que más movimiento tiene.
Las articulaciones del tarso, que son artrodias planas son: intercuneiformes, cuneocuboidea y cuneonavicular. Todas estas
articulaciones permiten deslizamientos y comparten una misma cavidad articular. Se estabilizan por ligamentos
interóseos: cuneiformes interóseos, el ligamento cuneocuboideo interóseo y el ligamento cubonavicular interóseo. No
obstante, también hay ligamentos plantares y dorsales: los cuneonaviculares, intercuneiformes, cuneocuboideos y
cubeonavicular.
1.5. Articulaciones entre el tarso anterior con el tarso posterior
La articulación entre el tarso anterior y el posterior es conocida como articulación mediotarsiana o
transversa del tarso (línea articular de Chopart). Esta articulación está subdividida en dos articulaciones:
la astrágalo-calcáneo-navicular y la calcáneo-cuboidea.
En el esquema se marcan las superficies articulares del astrágalo y el calcáneo, que son recíprocas. Estas
superficies están separadas por surcos (de cada hueso) que no articulan. Además, encontramos la
superficie articular de la cabeza del astrágalo y el navicular. En la parte más lateral, se representa la
superficie articular entre el calcáneo y el cuboides.

➢ Articulación astrágalo-calcáneo-navicular
En la articulación astrágalo-calcáneo-navicular se articulan las superficies articulares anteriores y media del astrágalo y
del calcáneo, además de la cabeza del astrágalo con el hueso navicular. No participan las carillas articulares posteriores
del calcáneo y el astrágalo. Es una enartrosis, ya la porción redonda del astrágalo entra y articula con una cavidad redonda
formada tanto por huesos como por ligamentos. La base de esta articulación es el ligamento calcáneo-navicular plantar,
que como forma parte de superficie articular, tiene en la cara superior un recubrimiento de cartílago articular. Se extiende
desde la cara plantar del hueso navicular hasta el sustentaculum tali.
Cuando el ligamento se distiende provoca el denominado “pie plano”. Como el astrágalo es el que soporta el peso del
cuerpo, se necesita poner un suelo, que es este ligamento. El astrágalo está montado normalmente sobre el calcáneo,
que le extiende el sustentaculum tali, pero no lo sujeta del todo. Si existe una distensión del ligamento calcáneo-navicular
plantar, el astrágalo se pone vertical al no tener una plataforma ósea. Esto provoca la desestabilización del resto de huesos
y provoca el pie plano. No solo le da un soporte plantar, sino que también se extiende medialmente haciendo pared
medial. Hay cruces de tendones que se dan específicamente a este nivel, reforzando plantarmente y medialmente a este
importante ligamento: tendón del flexor largo del dedo gordo y el de los dedos.
Otro de los ligamentos más importantes de esta articulación es el ligamento astrágalo-calcáneo interóseo. Es muy potente
y tiene varias hojas, separando las carillas articulares anterior y media del calcáneo y el astrágalo de la posterior. Es el
límite posterior de esta enartrosis (fibras más distales del ligamento).
Entre el astrágalo y el navicular se encuentra el ligamento astrágalo-navicular dorsal, que une el cuello del astrágalo y el
hueso navicular. Además, esta articulación está reforzada por una porción del ligamento bifurcado, la porción calcáneo-
navicular. Este ligamento tiene una única inserción en el calcáneo y una rama dirigida a cada hueso: una al cuboides
(porción calcáneo-cuboidea) y otra al navicular (porción calcáneo-navicular).

➢ Articulación calcáneo-cuboidea
La articulación calcáneo cuboidea tiene forma en silla de montar muy evidente. Las superficies articulares son la cara
anterior del calcáneo y la cara posterior del cuboides.
Está reforzada por ligamentos: la porción calcáneo-cuboidea del ligamento bifurcado y el ligamento calcáneo-cuboideo
dorsal, que une los extremos más laterales. Además de estos ligamentos, existen una serie de tendones que también
refuerzan lateralmente.
La cara plantar también está reforzada por una serie de importantes ligamentos. El ligamento plantar largo va desde la
tuberosidad del calcáneo por una serie de fibras longitudinales con dos partes: el ligamento calcáneo-cuboideo plantar y
los ligamentos calcáneo-metatarsianos (van a las bases del segundo al quinto metatarsianos). El primero de ellos se dirige
a la tuberosidad del cuboides y es más profundo, siendo el resto más superficiales.

➢ Articulación astrágalo-calcáneo o subastragalina


La articulación astrágalo-calcáneo se da entre la cara posterior del astrágalo y la cara posterior del calcáneo. Las superficies
articulares son convexa (calcáneo) y cóncava (astrágalo) respectivamente, obteniendo una articulación de tipo trocoide.
Esto permite una pequeña rotación del calcáneo con respecto al astrágalo.
Anteriormente, está estabilizada por las hojas del ligamento astrágalo-calcáneo interóseo. A parte de este refuerzo
anterior, posteriormente está reforzada por los ligamentos astrágalo-calcáneo posterior, medial y lateral.

2. ARTICULACIONES DEL TOBILLO


Para la articulación del tobillo se encuentran el astrágalo, la tibia y el peroné. Entre la tibia y el peroné tiene que existir
una bóveda tibioperonea para abrazar al astrágalo, por lo que tienen que estar muy unidos en la parte distal (articulación
tibioperonea distal). Esta articulación es una sindesmosis (tejido fibroso) que une fuertemente la parte estrecha del
peroné (no al maléolo) con la parte distal de la tibia. Está reforzado por potentes ligamentos como el ligamento
tibioperoneo anterior y el posterior (muy grandes). Gracias a que existe cierto movimiento entre la tibia y el peroné, se
libera peso al astrágalo en movimientos como saltos.

El tobillo recibe el nombre de articulación talocrural o tibio-peronea-astragalina. Es una tróclea astragalina, por lo que
existen movimientos de flexión dorsal (dorsiflexión) y flexión plantar. El tobillo, además, es más estable en flexión dorsal
que en flexión plantar, ya que en el primer caso, la superficie articular es mayor.
Las membranas sinoviales siempre saltan de cartílago a cartílago. Uno de ellos salta desde el maléolo medial de la tibia,
al cartílago de la cara maleolar medial del astrágalo. En la parte peroneal, desde el extremo de la superficie articular del
peroné, salta al extremo de la cara maleolar lateral del astrágalo.
En la unión entre la tibia y el peroné (donde se acaba la superficie articular de la tibia) se forma un receso peroneotibial,
donde se encuentra una pequeña franja adiposa, que permite la amplitud de movimiento del tobillo, siendo un reservorio
de líquido sinovial.
En cambio, la membrana fibrosa se ubica muy cerca de las membranas sinoviales de cada uno de los huesos, siendo en el
caso del astrágalo inexistente en la cara anterior, en la que se inserta en el cuello del mismo (flecha azul).

El tobillo es una tróclea con amplitud de movimiento, por lo que existen ligamentos colaterales. El ligamento colateral
lateral son tres tiras de ligamentos que fijan el maléolo lateral hacia el astrágalo (hacia anterior y posterior) y el calcáneo
(hacia inferior). Estas tres partes se denominan: ligamento peroneoastragalino anterior (su lesión provoca el esguince de
tobillo), ligamento peroneoastragalino posterior y ligamento peroneocalcáneo. En cambio, el ligamento colateral medial
o deltoideo forma una gran masa ligamentosa con forma de ala delta.
El ligamento colateral medial intenta compensar que el maléolo medial es pequeño. Está formado por cuatro porciones:
porción tibionavicular, porción tibioastragalina anterior, porción tibioastragalina posterior y porción tibiocalcánea
(llegando al sustentaculum tali). Este ligamento entremezcla sus fibras con el ligamento calcáneo-navicular plantar (pared
medial).

3. MOVIMIENTOS
3.1. Movimientos del tobillo
Se realiza flexión dorsal y flexión plantar. Los dedos de los pies en flexión dorsal se mueven hacia lateral; y en flexión
plantar se mueven hacia medial. El eje, por tanto, no es transversal; sino que desplaza 23º sobre el plano, de forma que
va de medial, anterior y superior a lateral, posterior e inferior. La tibia además, hace que el eje vaya de anterior a posterior.

3.2. Movimientos del pie


Son pronación (elevación del borde lateral del pie → 30º) y supinación (elevación del borde medial del pie → 60º).

3.3. Movimientos del pie y el tobillo


Existen movimientos combinados que son: eversión (flexión dorsal, separación respecto a la
línea media y pronación) e inversión (flexión plantar, aproximación y supinación).
4. ARTICULACIONES DE LA PIERNA
Además de la sindesmosis distal, la tibia y el peroné están articulados en distintas partes. En la parte proximal se encuentra
la articulación tibio-peronea proximal, en la parte distal por la articulación tibio-peronea distal; y a nivel de las diáfisis por
una membrana interósea (sindesmosis) que se extiende entre los dos huesos.

Página 69 Feneis
TEMA 8: ARTICULACIÓN DE LA RODILLA

La articulación de la rodilla es la articulación sinovial más grande del cuerpo humano. En ella participan 3 huesos: la epífisis
distal del fémur, la epífisis proximal de la tibia y la rótula. El peroné no participa en la articulación de la rodilla, pero
establece una comunicación con la tibia que está muy próxima a esta articulación. Por eso, para estudiar la articulación
de la rodilla también se va a estudiar la articulación tibioperonea proximal.

1. ARTICULACIÓN TIBIOPERONEA PROXIMAL


Esta articulación se va a establecer entre la cara articular de la cabeza del peroné (situada medialmente) y la cara articular
peronea de la tibia (situada posteriormente, en el cóndilo lateral).
La articulación está estabilizada por los ligamentos anterior y posterior de la cabeza del peroné. El ligamento anterior se
extiende desde la cabeza del peroné hasta la cara lateral del cóndilo lateral de la tibia. En cambio, el posterior se extiende
desde la cabeza del peroné hasta la cara posterior del cóndilo lateral de la tibia.

Entre la tibia y el peroné se establecen otras dos articulaciones, la membrana interósea, que es una sindesmosis; y la
articulación tibioperonea distal. Sin embargo, la articulación tibioperonea proximal es la única articulación de tipo sinovial
que se establece entre la tibia y el peroné. Es de tipo artrodia ya que son dos caras articulares planas que permiten
deslizamiento.

2. ARTICULACIÓN DE LA RODILLA
En la articulación de la rodilla participan tres huesos: la epífisis distal del fémur, la epífisis proximal de la tibia y la rótula.
Establecen entre ellos 2 articulaciones: la femororrotuliana, entre la epífisis distal del fémur y la rótula; y la femorotibial,
entre el fémur y la tibia. Ambas articulaciones están siempre juntas, es decir, son indisociables. Funcionan juntas y están
en la misma cápsula articular y, por lo tanto, van a compartir membrana sinovial.

La articulación morfológicamente va a ser una articulación bicondílea. Sin embargo, funcionalmente va a ser de tipo
tróclea, ya que no permite movimientos de lateralidad, solo va a permitir movimientos de flexión y extensión. De hecho,
va a ser tróclea modificada, pues va a permitir determinados movimientos de rotación.
2.1. Superficies articulares
o Rótula
La rótula es el mayor hueso sesamoideo del cuerpo. Un hueso sesamoideo es aquel que se encuentra insertado en un
tendón, en este caso, dentro del tendón del cuádriceps femoral. Este tendón se continua en el vértice de la rótula para
insertarse en la tuberosidad de la tibia, formando el ligamento rotuliano.
La cara posterior de la rótula es donde se va a localizar la superficie articular de la rótula. Sin embargo, no toda la cara
posterior es articular, la cara articular normalmente está dividida en una carilla lateral y en una carilla medial que están
separadas por una cresta vertical. En la cara posterior, por arriba y por abajo, podemos ver dos regiones no articulares,
trocantéreas: la base y el vértice. En este último se ancla el ligamento rotuliano. En su cara anterior la rótula es totalmente
rugosa.
La articulación entre la cara posterior de la rótula y el fémur es lo que denominamos la articulación femororrotuliana. La
función es permitir que se produzca extensión y flexión permitiendo que el tendón no se desgaste. Es muy importante,
porque el cartílago que recubre la cara articular de la rótula es el más espeso del cuerpo humano.

o Epífisis distal del fémur


El fémur tiene dos cóndilos: uno medial y otro lateral. Posteriormente, estos dos cóndilos están separados por una región
que no es superficie articular, es región trocantérea: la fosa intercondílea. La fosa intercondílea está perforada por muchos
vasos que van a irrigar la epífisis distal del fémur. Anteriormente, estos dos cóndilos se aproximan para dar la cara
rotuliana, que va a articular con la rótula.
Por encima de los cóndilos tenemos unos relieves, los epicóndilos lateral y medial. La superficie anterior va a ser plana,
mientras que la superficie posterior de los cóndilos va a ser bastante redonda.
El cóndilo lateral está orientado hacia el plano sagital y tiene su eje latero-medial (vulgarmente, su anchura) va a ser
mayor que la de del cóndilo medial. En cuanto al cóndilo medial, su eje mayor está orientado en un plano más oblicuo
(que va desde anterior y lateral hacia posterior y medial).
o Epífisis proximal de la tibia
La tibia tiene bastantes relieves, pero los más importantes son aquellos en relación con la articulación de la rodilla. En
primer lugar, en cuanto a una visión anterior, se encuentra la tuberosidad de la tibia (donde se inserta el ligamento
rotuliano). La tibia tiene también dos cóndilos, uno lateral y uno medial. La superficie articular del cóndilo lateral tiene
una morfología redondeada, mientras que la superficie articular del cóndilo medial tiene una morfología alargada.

Las carillas articulares de la tibia son planos. Entre las caras articulares hay una región trocantérea que no es superficie
articular: área intercondílea posterior y anterior, separadas por la eminencia intercondílea. Tenemos además los
tubérculos intercondíleos lateral y medial, que son relieves de las propias superficies articulares de los cóndilos que se
proyectan hacia la eminencia intercondílea.

En extensión, los cóndilos tibiales articulan con la superficie inferior de los femorales, que es plana. Por lo tanto, tenemos
en contacto dos zonas planas, lo que implica que hay bastante congruencia articular y estabilidad.
En flexión, vamos a tener articulada las superficies articulares planas de la tibia con los cóndilos femorales, que son
redondos. Por lo tanto, la congruencia articular no es muy grande y en flexión, el fémur va a tender a desplazarse hacia
posterior. Con ese desplazamiento, el fémur podría dejar de estar en contacto con la tibia. Esto implica una desarticulación
de la rodilla = luxación.

2.2. Meniscos
Los meniscos son adaptadores fibrocartilaginosos que sirven para solucionar el problema de la congruencia articular en
la flexión de la rodilla. Los meniscos en sección transversal tienen forma de cuña, pero, si los vemos desde una visión
superior tienen forma de media luna.
Están localizados entre el fémur y la tibia, estando anclados a esta última en el área intercondílea anterior y posterior a
través de sus astas. Los meniscos tienen un núcleo fibroso cubierto de cartílago articular (cartílago hialino). La región más
externa está bastante irrigada a través de la membrana fibrosa, sin embargo, la región más interna no va a estar irrigada,
sino que se va a nutrir a través del líquido sinovial.
El menisco lateral tiene una forma más redondeada, ya que sus inserciones están bastante cerca entre sí. Esto da al
menisco lateral una forma de O. En cambio, el menisco medial es bastante diferente. Las inserciones de las astas en este
caso van a estar más separadas, dando así al menisco una forma de C.
Los meniscos están unidos entre sí gracias al ligamento transverso de la rodilla, que cruza a través del área intercondílea
de un menisco a otro. Además, están unidos por su asta posterior al fémur mediante los ligamentos meniscos femorales.
Estos ligamentos están dentro de la membrana fibrosa pero fuera de la sinovial.

➢ Funciones de los meniscos


La primera de sus funciones es aumentar la congruencia articular entre una superficie plana (cóndilos tibiales) y una
superficie que puede variar entre plana y redondeada (cóndilos femorales). Los meniscos, además, ayudan a disminuir las
presiones sobre las articulaciones de la rodilla (tanto la presión del propio cuerpo y como de los impactos de la marcha).
El fémur va a tender a desplazarse hacia posterior. Lo que ocurre es que los meniscos se desplazan con el fémur, pero
estos están anclados a la tibia. Esto hace que cuando el desplazamiento sea muy grande haya problemas. El menisco
lateral, con morfología de O, se desplaza mucho más que el menisco medial (que se lesiona mucho más) dados sus
anclajes.

Las roturas de los meniscos se curan solas. Es mucho más frecuente que se rompa el menisco medial, al ser menos móvil.
Si un trozo de cartílago, entra dentro de la membrana sinovial, al nutrirse de líquido sinovial, puede crecer y se puede
formar un ratón articular.

2.3. Ligamentos intraarticulares


Los ligamentos intraarticulares se encuentran dentro de la cápsula articular, pero siempre van a estar fuera de la
membrana sinovial. Los ligamentos intraarticulares son: el ligamento transverso de la rodilla, los ligamentos
meniscofemorales y los ligamentos cruzados. Estos últimos solucionan el problema de que el fémur en flexión se desplace
hacia posterior, limitando este movimiento.
Tenemos dos ligamentos cruzados, uno anterior y uno posterior. Estos ligamientos se cruzan tanto en el plano sagital
como en el plano frontal y se insertan entre el área intercondílea posterior y anterior de la tibia. El ligamento cruzado
anterior se inserta en el área intercondílea anterior y ligamento cruzado posterior se inserta en el área intercondílea
posterior. Los ligamentos cruzados se insertan en las paredes de la fosa intercondílea del fémur.
El ligamento cruzado anterior se inserta en la pared lateral de la fosa intercondílea, es decir, en la pared medial del cóndilo
lateral del fémur. En cambio, el ligamento cruzado posterior se inserta en la pared medial de la fosa intercondílea, o lo
que es lo mismo, en la pared lateral del cóndilo medial del fémur.
Podemos relacionarla con las inserciones de las astas de los meniscos lateral y medial. En la imagen tenemos
representadas las inserciones menisco lateral y las inserciones de las astas del menisco medial. Además, también tenemos
la inserción del ligamento cruzado posterior y la inserción del ligamento cruzado anterior.
La inserción más posterior en el área intercondílea posterior es la del ligamento cruzado posterior. Está en el área
intercondílea anterior también se encuentra el ligamento cruzado anterior pero no es la más anterior, ya que delante de
ella nos encontramos el asta anterior del menisco medial.

El ligamento cruzado anterior va por encima y hacia posterior (cruzamos los dedos y los ponemos encima de la rodilla). El
ligamento cruzado posterior pasa por debajo y va hacia anterior. Con la rodilla extendida podemos ver que el ligamento
cruzado anterior hace un recorrido más horizontal y largo que el ligamento cruzado posterior. Por otra parte, el ligamento
cruzado posterior es mucho más fuerte y potente que el anterior.

➢ Ligamentos meniscofemorales
Desde una visión posterior se puede observar un tercer elemento, el ligamento meniscofemoral posterior. Este ligamento
va desde la asta posterior del menisco lateral hasta la pared medial de la fosa intercondílea, insertándose cerca de la
inserción del ligamento cruzado posterior.

Si lo vemos anteriormente, nos aparece por primera vez el ligamento meniscofemoral anterior, que está yendo también
desde el asta posterior del menisco lateral hasta insertarse en la pared medial de la fosa intercondílea, cerca de las
inserciones del ligamento cruzado posterior y del ligamento meniscofemoral posterior.
De hecho, el ligamento meniscofemoral posterior (p) y el ligamento meniscofemoral anterior (a) le hacen una especie de
pinza al ligamento cruzado posterior.

anterior // posterior
Estos ligamentos meniscofemorales no son constates y no se encuentran en todas las rodillas. Su función se desconoce,
todavía es discutida, pero se cree que su función principal es devolver al menisco lateral a su posición, ya que este se
desplaza hacia atrás en flexión con el fémur. Otros autores dicen que sirven como refuerzo al ligamento cruzado posterior.

➢ Funciones de los ligamentos cruzados


La función de los ligamentos cruzados más importante es mantener al fémur (o a la tibia) en su sitio. Es decir, mantener
las dos superficies articulares en contacto. No permitir que el fémur se desplace excesivamente. La función del ligamento
cruzado anterior se hace especialmente importante durante la flexión, ya que como el fémur tiende a desplazarse hacia
posterior, el ligamento cruzado anterior va a tirar del fémur para evitar que se desplace hasta posterior tanto como para
que salga de la superficie articular.
Además, los ligamentos cruzados limitan la rotación medial de la tibia, esto implicaría que los ligamentos cruzados se
cruzasen aún más. Limitan la rotación medial a 10º en flexión. La rotación lateral no es limitada por ellos.

El ligamento cruzado anterior es más débil y, por lo tanto, su lesión es bastante frecuente. Las lesiones del ligamento
cruzado anterior se van a producir cuando tenemos una rotación de la tibia contraria a la rotación del fémur (deportes
con la pierna estática y es el cuerpo es el que se mueve - el ski). Es decir, el fémur tiene que rotar lateral respecto a la
tibia. Una rotación lateral del fémur (que normalmente va acompañada con todo el peso del cuerpo) se puede producir
una rotura de ligamiento cruzado anterior. El signo típico es el signo de cajón, que significa que en flexión la tibia puede
desplazarse hacia delante.

2.4. Cápsula articular


La cápsula articular, al igual que el resto de las cápsulas de las articulaciones sinoviales, va a tener una membrana sinovial
y una membrana fibrosa. Entre ellas se van a localizar los ligamentos intraarticulares o ciertos elementos grasos, como la
almohadilla de Hoffa o el cuerpo adiposo infrarotuliano. Este cuerpo es una almohadilla grasa que ayuda a amortiguar los
movimientos. Está dentro de la capsula articular pero siempre fuera de la membrana sinovial. Tiene cierta importancia
dado que provoca patologías inflamatorias.

a) Membrana sinovial
La membrana sinovial de la rodilla va a recubrir internamente las superficies que no estén cubiertas por cartílago hialino,
yendo de cartílago a cartílago. Anteriormente, la membrana sinovial salta de los cóndilos femorales a la rótula, de la rótula
a los meniscos y de los meniscos a los cóndilos tibiales. Posteriormente, salta de los cóndilos femorales a los meniscos y
de los meniscos a los cóndilos tibiales. En ambos casos, el salto no es directo, sino que hay un pliegue, un receso.
Los pliegues acumulan líquido sinovial y aportan movilidad, evitando así que se tensione demasiado. Por delante está el
receso suprarrotuliano, entre la cara rotuliana del fémur y la cara articular de la rótula. Por detrás, está el receso
subpoplíteo, que envuelve los ligamientos cruzados anterior y posterior. Así, los deja fuera de la membrana sinovial.
Ambos recesos están comunicados entre sí por un puente, que queda anterior al ligamento cruzado anterior. Los recesos
son estructuras dinámicas. En extensión aparece el suprarrotuliano, mientras que en flexión aparece el subpoplíteo.

▪ Inserción de la membrana sinovial en los cóndilos femorales y tibiales


La inserción en los cóndilos femorales es bastante sencilla. En la cara anterior del fémur, la membrana va a rodear la cara
rotuliana y posteriormente va a rodear los cóndilos femorales. La fosa intercondílea se va a quedar fuera de la membrana
sinovial. Esto se debe a que no es una región articular, sino trocantérea.
La inserción en los cóndilos tibiales es diferente. La membrana sinovial se inserta en la periferia de los cóndilos articulares
tibiales y mete dentro toda la superficie de la tibia salvo los puntos en los que se insertan los ligamentos cruzados.

b) Membrana fibrosa
La membrana fibrosa es un manguito que envuelve a la membrana sinovial y a la cápsula articular (con todos los elementos
que queden dentro de esta). Esta membrana fibrosa tiene inserciones externas a la membrana sinovial.
En el fémur, en la cara anterior nos va a dejar un espacio para el receso suprarrotuliano entre la membrana sinovial y la
membrana fibrosa. En la cara posterior va a insertarse en el límite de la fosa intercondílea, dejándola dentro de la cápsula
articular.
En la tibia se va a insertar en la periferia de la meseta tibial, dejando dentro de la cápsula articular las áreas intercondíleas
anterior y posterior. Así, los ligamentos cruzados van a estar fuera de la membrana sinovial pero dentro de la membrana
fibrosa y, por tanto, dentro de la cápsula articular.
▪ Refuerzos de la membrana fibrosa
Esta membrana fibrosa tiene como refuerzos una serie de ligamentos, íntimamente unidos a ella. Anteriormente tenemos
el ligamiento rotuliano, a lo que se añaden los retináculos laterales y mediales. Lateralmente tenemos el tracto iliotibial y
medialmente el ligamento colateral tibial. Por último, posteriormente están los ligamentos poplíteos oblicuo y arqueado.

Los retináculos rotulianos son expansiones tendinosas tanto del tendón del cuádriceps femoral como tendones del
músculo vasto medial y vasto lateral. Estos se unen a la rótula, estabilizándola; y luego se expanden hacia medial y hacia
lateral para reforzar fuertemente la cápsula fibrosa.
Los ligamentos colaterales se sitúan a ambos lados y estabilizan el movimiento de bisagra de la rodilla. El ligamento
colateral tibial es un ligamiento íntimo de la cápsula articular que se proyecta y se ancla al menisco medial limitando su
movilidad. Por otro lado, el ligamento colateral peroneo es un ligamento externo que une la cabeza del peroné con el
epicóndilo lateral del fémur. No forma parte de refuerzo de la cápsula articular.

En azul clarito tenemos las superficies articulares. En azul oscuro están los ligamentos anterior y posterior de la cabeza del peroné.
Vemos los meniscos con su porción interna fibrosa y recubiertos de cartílago hialino. Encontramos también los ligamentos cruzados y los
colaterales.
3. MOVIMIENTOS DE LA RODILLA
3.1. Posición fisiológica del fémur sobre la tibia
El eje diafisario del fémur forma un ángulo de 10º con el eje de carga de la pierna (en las mujeres puede ser un poco
mayor). La tibia siempre tiene una posición bastante vertical, mientras que el fémur tiene una desviación hacia el lateral.
Esta desviación es lo que se conoce como el ángulo fisiológico del fémur sobre la tibia.
Hablamos de una rodilla vara cuando el ángulo es menor, por lo que se carga más peso sobre el cóndilo y el menisco
mediales. En cambio, si el ángulo es mayor hablamos de rodilla valga, y se cargará el peso sobre el cóndilo y el menisco
laterales.

3.2. Mecanismo de bloqueo de la rodilla


La rodilla tiene un mecanismo de bloqueo que permite estabilizar la posición de bipedestación y que el trabajo muscular
necesario para esto sea mínimo. Tiene varios componentes:
En extensión completa vamos a tener las zonas planas de la tibia y el fémur en contacto, siendo esto bastante estable. En
esta postura el centro de gravedad del cuerpo va a pasar por delante de la articulación de la rodilla, por lo que esta no
tiende a doblarse. Por otro lado, tenemos una rotación medial del fémur sobre la tibia, que es una rotación fisiológica que
tensa todos los ligamentos asociados a la articulación de la rodilla.
Todo esto en conjunto confiere gran estabilidad a la rodilla cuando está en extensión, es decir, sirve para mantener la
bipedestación.

3.3. Movimientos
a) Flexión-extensión
La flexión anterior es muy limitada, pero la flexión posterior es muy amplia pues podemos llegar a los 150º. Es
especialmente importante el ligamento cruzado anterior, que limita el desplazamiento del fémur sobre la tibia hacia
posterior.
En una flexión inicial, el fémur rueda sobre la tibia y el punto de contacto entre el fémur y la tibia se desplaza del centro
hacia una posición algo más posterior. En cuanto profundizamos en esta flexión, el ligamento cruzado anterior va a tirar
del fémur hacia anterior y, en lugar de un rodamiento, se va a producir un desplazamiento. De esta forma, el punto de
contacto entre el fémur y la tibia es algo más posterior.
b) Rotación
La rotación únicamente se produce en flexión, cuando la articulación está más inestable. Es posible porque tenemos en
contacto la parte posterior de los cóndilos femorales y, por tanto, la parte más redonda y pequeña. En extensión la
rotación está completamente impedida.
Vamos a tener dos tipos de rotación: una rotación medial de la tibia sobre el fémur muy limitada (de unos 10º) por los
ligamentos cruzados y una rotación lateral más amplia (llega a los 30-40º) limitada sobre todo por los ligamentos
colaterales.
TEMA 9: HUESOS Y ARTICULACIONES DEL CINTURÓN PÉLVICO

1. CONSIDERACIONES ANATOMOFUNCIONALES DEL ESQUELETO DEL CINTURÓN PÉLVICO


La cintura pélvica (pelvis ósea o anillo pélvico óseo) es un anillo formado por los huesos coxales (esqueleto apendicular)
y el sacro (esqueleto axial). A través de ella, se unen las extremidades inferiores al esqueleto axial. Está cerrada por la
superficie circular: posteriormente por el sacro, lateral y anteriormente por el coxal y en el centro deja una abertura. El
anillo óseo pélvico es un anillo robusto que soporta el peso del cuerpo, pero también tiene que permitir el movimiento
de las articulaciones inferiores. La forma del cinturón pélvico ayuda a equilibrar y repartir las fuerzas del peso.
Las fuerzas descendentes de la columna vertebral se reparten por los arcos laterales del cinturón
y la fuerza que se opone a este peso viene desde el fémur. Esta se reparte compensando el peso
procedente del resto del cuerpo y lleva las líneas de fuerza hacia el pubis para que la sumatoria
de las fuerzas entre el coxal y el fémur sea 0.
Las fuerzas que soporta la epífisis proximal del fémur son responsables de las trabéculas
presentes en él. El hueso está vivo y se va remodelando según el tipo de fuerzas a las que este
sometido y se tenga que oponer.

1.1. Pelvis ósea


La línea terminal separa la pelvis mayor o falsa (por encima) y la pelvis menor o verdadera (por debajo). Esta línea va por
el borde anterior de la primera vertebra sacra (promontorio del sacro), las alas del sacro y discurre por la línea arqueada
hasta llegar a la sínfisis del pubis.

Hay una abertura inferior que discurre por el borde del coxis pasando por el isquion y la parte inferior del pubis. Hay
diferencias entre la pelvis femenina y masculina por la necesidad de albergar un posible feto y dar a luz. La femenina es
más circular porque el promontorio del sacro no es tan prominente. La masculina tiene una forma más de corazón.
Además, las espinas ilíacas son más prominentes en la masculina. El ángulo del arco del pubis en la pelvis femenina es
más obtuso que el de la masculina.

Podemos medir los diámetros tanto de la abertura superior como de la inferior.


En el caso de la abertura superior, encontramos un diámetro anteroposterior, que va desde la sínfisis del pubis hasta el
promontorio del sacro; y uno transversal, que va de una línea arqueada a otra. Existe un tercer diámetro, el oblicuo, que
va desde esa eminencia hasta la articulación sacroilíaca opuesta.
En la abertura inferior, están el diámetro anteroposterior, que va desde la parte inferior de la sínfisis del pubis al cóccix;
y el transversal, que va de una tuberosidad isquiática a la otra. La diferencia de diámetros entre sexos es mayor en la
abertura inferior.
➢ Hueso coxal
El hueso coxal son realmente tres huesos que se fusionan: ilion (superior), pubis (anterior) e isquion (posterior). El punto
de unión es el acetábulo, que osifica a los 20 años. Entre la rama superior e inferior del pubis y el isquion se forma el
agujero obturado.
El hueso ilion o íleon tiene una cara pelviana (pala iliaca), donde vemos la cresta iliaca y las espinas iliacas anterosuperior
y anteroinferior. En la parte anterior de la pelvis tenemos la parte anterior del pubis, con su tubérculo y el agujero
obturado.
También tiene una cara glútea, donde encontramos la cresta iliaca y las espinas posterosuperior y posteroinferior del
ilion. En posterior se localizan además la espina ciática y, en la parte inferior, la tuberosidad isquiática. Desde la espina
iliaca posteroinferior a la espina ciática hay una escotadura ciática mayor; y desde la espina ciática a la tuberosidad
isquiática está la escotadura ciática menor.
Para colocar el hueso, las espinas (tuberosidades) del pubis y las espinas iliacas anteriores están en el mismo plano vertical
al suelo.

2. ARTICULACIONES DEL CINTURÓN PÉLVICO


2.1. Articulación lumbosacra
Se localiza entre la 5º vértebra lumbar y el sacro. Entre la parte inferior de L5 y S1 hay un disco intervertebral con forma
de cuña. Estamos pasando de lordosis a cifosis de manera muy brusca y el disco intervertebral nos ayuda a hacer esta
transición. La línea de fuerza va a venir en vertical y luego se repartirá lateralmente.
Las carillas articulares serán la cara inferior del cuerpo de L5 y la cara superior del sacro, con sus articulaciones
cigapofisarias. Hay una sínfisis a través del disco intervertebral L5-S1.
Esta articulación está estabilizada por los ligamentos longitudinales anterior y posterior y por los ligamentos amarillos; al
igual que el resto de la columna. También tenemos los ligamentos espinoso y supraespinoso entre las apófisis espinosas.
Esto no va a ser suficiente, así que tenemos el ligamento iliolumbar, que es muy resistente y va a ir desde las apófisis
costiformes (transversas) de L4 y L5 hasta la cresta iliaca, evitando que el sistema se desplace hacia anterior.
2.2. Articulación sacroilíaca
Se encuentra entre el sacro y el ilion. Se trata de una articulación sinovial que tiene muy poco movimiento, por lo que es
una diartroanfiartrosis.
Las carillas articulares del sacro y coxal se llaman carillas auriculares porque tienen forma de oreja. Las carillas no son
lisas, sino que tienen irregularidades. Aparecen fibrosis entre ellas y en algunos casos se osifican completamente,
perdiendo la reducida movilidad de la que disponían.
Se estabiliza en su parte anterior por los ligamentos sacroilíacos anteriores, que van desde la cara anterior del sacro,
cubriendo sus alas, en dirección radial a la pala iliaca (cara anterior). Son más profundos que los iliolumbares, que van
desde las apófisis costiformes (transversas) de L4 y L5 hasta la cresta iliaca.
En la parte posterior tenemos a los ligamentos sacroilíacos posteriores, que van desde la cresta media del sacro hasta las
espinas iliacas, pasando por la cresta lateral, pero dejando libres los agujeros sacros para que pasen los nervios.
Profundamente tenemos los ligamentos sacroilíacos interóseos, por debajo de los sacroilíacos posteriores y que unen el
sacro con los coxales por el ilion. Así reforzamos esta parte posterior de esta articulación.
También hay presentes ligamentos extrínsecos. Está el ligamento sacrotuberoso o sacrociático mayor, que va desde la
parte inferior del sacro y tiene dos partes. La porción ascendente llega hasta la espina iliaca posterosuperior y la porción
descendente llega a la tuberosidad del isquion. Por otro lado, encontramos el ligamento sacroespinoso o sacrociático
menor, que queda posterior al sacrotuberoso. Va desde la parte inferior del hueso sacro a la espina ciática.
La escotadura ciática mayor y menor se ven tanto desde anterior como desde posterior. Estos dos ligamentos extrínsecos
transforman las escotaduras ciáticas mayor y menor en los agujeros ciáticos mayor y menor.
Esta articulación tiene dos movimientos posibles: la nutación y la contranutación. El movimiento de nutación que hace
que el sacro bascule con respecto a todo el coxal y lleve el cóccix hacia delante. La contranutación es el movimiento
contrario y lleva el cóccix hacia atrás. Son movimientos muy débiles que se usan sobre todo en el parto.

2.3. Articulación del pubis


La sínfisis del pubis se localiza en la parte más anterior del cinturón pélvico. Tenemos cartílago hialino recubriendo las
carillas articulares de los cuerpos del pubis, que se unen por un disco de cartílago fibroso con una cavidad en su interior,
especialmente en niños y mujeres.
Esta articulación está reforzada por el ligamento inferior del pubis y por el ligamento superior del pubis. Este último va
desde una espina púbica a otra. Cuando hay una incongruencia en esta sínfisis, se forma una pubalgia (daño en la sínfisis
del pubis).

2.4. Articulación coxofemoral o de la cadera


La articulación coxofemoral se da entre el hueso coxal y la epífisis proximal del fémur. Tiene que soportar el peso de todo
el cuerpo y dar estabilidad a la bipedestación tanto cuando estamos parados como cuando estamos en movimiento. Es
una articulación robusta pero también con mucha movilidad.
En la epífisis proximal del fémur está la carilla articular, que se introduce en el acetábulo. Sin embargo, la cabeza sobresale;
y esta incongruencia se soluciona a través de un rodete, que es un fibrocartílago recubierto de cartílago hialino que amplía
la superficie articular del coxal y la cabeza del fémur.
No todo el acetábulo es superficie articular, sino tan solo una región con forma de media luna. Entre los bordes laterales
de la carilla articular semilunar encontramos la escotadura acetabular, ocupada por el ligamento transverso del acetábulo.
La epífisis proximal del fémur tiene una gran superficie articular. Inmediatamente distal está el cuello del fémur. El cuello
anatómico y el cuello quirúrgico (donde se suele fracturar) coinciden; y está seguido de la línea intertrocantérea (anterior).
Entre los trocánteres mayor y menor está la cresta trocantérea (posterior). Inmediatamente proximal al trocante mayor
esta la fosa del trocánter mayor. Entre la diáfisis del fémur y la cabeza del fémur hay un ángulo de 125-130º. Además, con
respecto a la diáfisis, la cabeza está orientada 15º a anterior.

Todos los componentes de la articulación están recubiertos por cartílago hialino, salvo la fosa de la cabeza del fémur,
donde está el ligamento redondo o ligamento de la cabeza del fémur. Hay también superficie articular en el rodete
acetabular y en la cara semilunar del acetábulo.
En la parte inferior, cerrando la escotadura tenemos el ligamento transverso del acetábulo, que deja un orifico por donde
pasan vasos y el ligamento de la cabeza del fémur. La arteria obturatriz va junto con el ligamento transverso del acetábulo
y da origen a la arteria del ligamento redondo.
La membrana sinovial salta del borde del cartílago hialino de la cabeza del fémur a los bordes del cartílago del rodete, y
de ahí a los bordes del cartílago acetabular. En el interior del acetábulo, salta de borde a borde de la carilla semilunar,
cubriendo la fosa acetabular. Desde ahí sale el ligamento redondo envuelto en membrana sinovial a modo de dedo de
guante. De esta forma, el ligamento es intracapsular pero extrasinovial.
Por otro lado, la cápsula articular se inserta por la línea intertrocantérea y también en los bordes del acetábulo. En la
parte posterior del fémur no se inserta en la cresta trocantérea, sino en el cuello del fémur hacia la fosa del trocánter
mayor.

En cuanto a los ligamentos que estabilizan esta articulación, encontramos tres. El primero de ellos es el ligamento
iliofemoral, que va desde la parte inferior de la espina iliaca anteroinferior en dos porciones (transversa y descendente) a
la línea trocantérea. También está el ligamento pubofemoral, que va de la rama superior del pubis a la rama anterior del
trocánter menor. Por último, encontramos al ligamento isquiofemoral, que va del borde inferior y posterior del acetábulo
a la zona de inserción de la capsula articular en posterior y hacia la fosa del trocánter mayor.
Los tres ligamentos están orientados en forma de espiral. Cuando hacemos flexión se extienden y si hacemos extensión
se tensan mucho. Por eso tenemos mayor ángulo de flexión (hacia delante) que de extensión (hacia atrás).

Esta articulación permite hacer los movimientos flexión y extensión, abducción y aducción y rotación medial y lateral. La
combinación de los tres movimientos nos permite hacer el movimiento de circunducción.

• Lesiones en la articulación coxofemoral


Las fracturas suelen ser en el cuello del fémur. Si la fractura es en la parte anterior, afectará a la cápsula. En este caso
hablamos de una fractura intracapsular y como hay mucha vascularización se producirá una necrosis de la cabeza del
fémur. Si la fractura es en la parte posterior, entonces será extracapsular o intertrocantérea. En la zona de la cresta
trocantérea no habría necrosis y se arreglaría con clavos y placas.
Si hay necrosis, hay que poner prótesis y sustituir y remplazar las dos partes, tenemos que formar el acetábulo y la cabeza
del fémur.
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TEMA 10: HUESOS Y ARTICULACIONES DE LA MANO Y LA MUÑECA

1. PLANTEAMIENTO DEL ESQUELETO APENDICULAR SUPERIOR


1.1. Composición
El esqueleto apendicular superior o extremidad superior está formada por una parte fija y una parte móvil. La parte fija
es la zona más proximal, y está formada por el cinturón escapular (clavícula y escápula). La parte móvil, libre o colgada
está formada por los huesos del brazo (húmero), antebrazo (cúbito y radio) y la mano (carpo, metacarpo y falanges).
También incluye las articulaciones que unen estos huesos: articulación del codo y articulación radiocarpiana.

1.2. Características funcionales


Como consecuencia de la evolución del ser humano la extremidad superior adquiere ciertas características funcionales.
- Está colgada, es mucho más móvil que la inferior y está fijada al esqueleto axial sólo anteriormente.
- Está especializada en la manipulación y exploración del entorno, no en la carga y el desplazamiento, como ocurre
con los animales cuadrúpedos.
- La mano es la parte funcionalmente más relevante. Tiene cinco dedos largos y móviles, incluyendo un pulgar que se
les opone; que permiten manipular y coger objetos de distintos tamaños
- Las articulaciones de las manos tienen cápsulas laxas para maximizar la movilidad.
- Los huesos pares del antebrazo son capaces de rotar uno respecto al otro, permitiendo agarrar los objetos desde
distintas posiciones.

1.3. Agarre
Dependiendo de la finalidad del agarre, se utilizan distintas modalidades de presión:
• Fuerza: su finalidad es agarrar objetos de mayor tamaño, para ello los dedos de la mano se cierran hacia la palma de
la mano. Puede o no incluir al pulgar.
• Precisión: su finalidad es agarrar objetos de pequeño tamaño para luego poder manipularlos con exactitud. Es
necesario el uso del dedo pulgar.

2. HUESOS DE LA MANO
La mano está fragmentada en muchos huesos que permiten un mayor movimiento y se adaptan fácilmente a la forma de
los distintos objetos que se agarren o manipulen.
Según su posición se agrupan en tres grupos: carpo, metacarpo y falanges.
2.1. Carpo
Está formado por ocho huesos agrupados en dos hileras:
o Hilera proximal, mira hacia la muñeca. Está formada por (de lateral a medial):
1. Escafoides: en la cara palmar presenta el tubérculo del hueso escafoides.
2. Semilunar.
3. Piramidal - la base de la pirámide mira a la cara palmar y el vértice (romo) a dorsal.
4. Pisiforme: localizado anteriormente al piramidal, con el que articula con su cara articular posterior.
o Hilera distal, mira a los huesos metacarpianos. Formada por (de lateral a medial):
5. Trapecio: el tubérculo del hueso está en la cara palmar.
6. Trapezoide.
7. Grande/capitado: está en el centro del carpo tiene cabeza (con una superficie articular), cuello y cuerpo.
8. Ganchoso: presenta un gancho en la cara palmar.

La cara anterior del macizo óseo carpiano es cóncava y forma el surco carpiano. Los bordes del surco son: lateralmente el
tubérculo del escafoides y del trapecio; y medialmente el pisiforme y el gancho del ganchoso. Estos huesos forman
superficies de inserciones para el ligamento transverso del carpo/retináculo flexor, que cierra la superficie anterior del
surco carpiano, formando el conducto o túnel carpiano.

2.2. Metacarpo
El metacarpo forma el esqueleto propio del dorso y la palma de la mano. Está constituido por cinco huesos largos, los
huesos metacarpianos. De lateral a medial reciben el nombre de primero, segundo, tercero, cuarto y quinto
metacarpianos; y ente ellos hay espacios interóseos, donde se encuentra el paquete vasculonervioso.
Estos huesos presentan un cuerpo (diáfisis) con una base (epífisis proximal), que se articulan superiormente con los huesos
de la hilera distal del carpo; y una cabeza (epífisis distal) que se articula inferiormente con las bases de las falanges
proximales de los dedos. En la cabeza del primer hueso metacarpiano se localizan dos huesos sesamoideos. En algunas
personas, también pueden encontrarse en los demás huesos metacarpianos.

2.3. Falanges
Las falanges son los huesos más distales de la mano y forman el esqueleto de los dedos. Son catorce huesos largos con
tamaño decreciente de proximal a distal. Presentan un cuerpo (diáfisis) con una base superior (epífisis proximal) y una
cabeza inferior (epífisis distal). De proximal a distal reciben el nombre de falange proximal, media y distal. Todos los dedos
poseen tres falanges salvo el pulgar, que solo tiene proximal y distal. Si tuviera tres falanges dificultaría el agarre y no
podríamos cerrar bien el puño.
3. ARTICULACIONES DE LA MANO
3.1. Articulaciones interfalángicas
Del 2º al 5º dedo hay dos articulaciones interfalángicas, una distal y una proximal; mientras que en el pulgar solo habrá
una: la articulación interfalángica del pulgar.
Son articulaciones de tipo tróclea, con un solo grado de libertad. Solo permiten flexión y extensión en un plano sagital, en
torno al eje transversal que pasa por la cabeza de la falange más proximal. La flexión es diferente en cada dedo, siendo el
ángulo de cierre mayor según avanzamos hacia los dedos más laterales. Esto se debe a que las falanges son cada vez más
cortas y para poder cerrar el puño se necesita un ángulo mayor.
La cápsula es delgada y muy laxa. Las superficies articulares están recubiertas por fibrocartílago y son: la cabeza de la
falange más proximal y la base de la falange más distal. Las cabezas tienen forma de polea o reloj de arena, con dos
cóndilos separados por una garganta; y tienen una superficie articular más grande, permitiendo un mayor movimiento.
En cambio, las bases tienen una cresta roma en el medio que se corresponde con la garganta y dos fositas laterales para
los cóndilos. Son las crestas las que impiden el movimiento lateral.
Estas articulaciones están reforzadas por una serie de ligamentos. Por un lado están los ligamentos colaterales,
encontrando uno medial y uno distal en cada articulación. Se insertan en la parte dorsolateral de la cabeza de la falange
más proximal y en la zona anterolateral de la base de la falange más distal. De esta forma, en extensión el ligamento está
muy estirado, estabilizando la articulación e impidiendo la hiperextensión y que la falange más distal pueda moverse de
lateral a medial; y en flexión está relajado.
También están los ligamentos palmares o fibrocartílagos glenoideos, que se encuentran en la superficie palmar. Tienen
una inserción en la zona palmar de la base de la falange más distal y se extienden hacia proximal bordeando la cabeza de
la falange más proximal. La cabeza de la falange tiene una superficie articular mayor que la base, de esta forma este
ligamento hace de extensión de la base de la falange permitiendo un mayor movimiento.

3.2. Articulaciones metacarpo-falángicas


➢ Del segundo al quinto dedo
Las articulaciones metacarpo-falángicas del segundo al quinto dedo son de tipo condílea, con dos grados de libertad.
Tienen movimiento de flexión-extensión y de aducción-abducción. Si combinamos ambos movimientos, realizamos un
movimiento de circunducción. En cuanto a la flexión-extensión, ocurre lo mismo que en las articulaciones interfalángicas,
que el grado de flexión va variando, permitiendo un cierre más eficiente de la mano.
La aducción-abducción ocurre en el eje anteroposterior (plano frontal). Aducción es aproximación y abducción es
separación. Hay que tener en cuenta que el eje anatómico de la mano pasa por el tercer dedo, por lo que con este
movimiento alejamos o acercamos los demás dedos a este.
La cápsula es también delgada y muy laxa. Las superficies articulares están recubiertas por fibrocartílago y son: la cabeza
del hueso metacarpiano, que es una superficie convexa ovoidea: y la cavidad glenoidea de la base de la falange proximal,
que es una superficie cóncava.
Están estabilizadas por ligamentos colaterales y palmares, siendo ambos similares a los interfalángicos. También está el
ligamento metacarpiano transverso profundo, que discurre por la cara palmar desde la cabeza del segundo al quinto
metacarpiano. Su función es mantener unidas y estabilizar las cabezas de los metacarpianos de forma que se puedan
adaptar a la forma del objeto que se agarre.
➢ Dedo pulgar
Esta articulación es de tipo tróclea, con un grado de libertad. Solo puede hacer movimientos de flexión-extensión, lo que
permite un agarre eficaz.
La cápsula articula es delgada y muy laxa. Las superficies articulares, que están recubiertas con fibrocartílago glenoideo,
son: la cabeza del primer hueso metacarpiano, con sus áreas falángica y sesamoidea; y la base de la falange proximal, que
es una superficie cóncava.
Está estabilizada por los ligamentos colaterales, similares a los interfalángicos; y el ligamento palmar. Este último encierra
en su espesor dos huesos sesamoideos (medial y lateral), que amplían la superficie articular, permitiendo un mayor
movimiento de flexión y extensión e impidiendo el movimiento de lateralidad.

3.3. Articulaciones carpo-metacarpianas


Las articulaciones carpo-metacarpianas se dan entre la hilera distal de los huesos del carpo y las bases de los huesos
metacarpianos. Se distinguen dos articulaciones distintas, cada una cerrada en su cápsula articular:

➢ Articulación trapeciometacarpiana (lateral)


Esta articulación es de tipo silla de montar y tiene tres grados de libertad. Esto permite tres
movimientos: flexión-extensión en el eje anterolateral-posterolateral, abducción-aducción en
el eje anteromedial-posterolateral y oposición sobre el eje longitudinal del metacarpiano. Este
último movimiento es posible gracias a la rotación del primer metacarpiano sobre el trapecio.
Como consecuencia de la forma de silla de montar, esta rotación es posible, pero deja poca
superficie de los huesos en contacto, por lo que es fácil que se den luxaciones si se carga peso
sobre este dedo.
La cápsula articular es muy laxa, fibrosa y fuerte. Además está tapizada de membrana sinovial. En cuanto a las superficies
articulares, estas son la carilla articular distal del trapecio, que es convexa de anterior a posterior y cóncava
transversalmente; y la base del primer metacarpiano, que es cóncava de anterior a posterior y convexa transversalmente.
Participan varios ligamentos en esta articulación. Están los ligamentos anteriores y posteriores, que refuerzan la cápsula;
pero también el ligamento trapezo-metacarpiano dorsomedial. Este se inserta en la superficie dorsomedial del trapecio y
baja en dirección oblicua hasta en el lado medial del primer metacarpiano. Estabiliza la articulación e impide una luxación
dorsal de la articulación.

➢ Articulación carpometacarpiana 2º-5º (medial)


Las articulaciones carpometacarpianas del segundo al quinto dedo son de tipo sinovial plana.
La cápsula es delgada y está tapizada por una membrana sinovial que está en continuación con la membrana sinovial de
las articulaciones intercarpianas. Se comunica con las articulaciones intercarpianas trapezoide-grande y grande-ganchoso.
Las superficies articulares son varias. El 2º metacarpiano articula con el trapecio, el trapezoide y el grande; el 3º meta
articula con el grande; el 4º metacarpiano con el grande y el ganchoso; y el 5º con el ganchoso.

En lo relativo a los ligamentos, encontramos los ligamentos carpometacarpianos palmares, dorsales e interóseos.

3.4. Articulaciones del carpo


➢ Intercarpiana proximal y distal
Las articulaciones intercarpianas se dan entre los huesos de cada una de las hileras del carpo.
Son de tipo sinoviales planas, artrodias. Su membrana sinovial está en continuación con la de
la articulación mediocarpiana. Las superficies articulares son planas y están recubiertas de
cartílago articular.
Están estabilizadas por los ligamentos intercarpianos interóseos, que se colocan entre las
superficies articulares de los huesos de la misma hilera. Los de la hilera proximal se localizan en
el borde más proximal de los huesos que forman la articulación, mientras que los de la hilera
distal se localizan en la zona central de la cara articular de los huesos implicados. Aparecen
también los ligamentos intercarpianos palmares y dorsales, que conectan transversalmente los
huesos de cada hilera en la cara palmar y dorsal, respectivamente.

➢ Mediocarpiana
La articulación mediocarpiana se da entre las dos hileras de los huesos del carpo. Es de tipo doble condílea, con aspecto
de S horizontal. Está formada por un cóndilo lateral y uno medial. El lateral está formado por la convexidad del escafoides
y la concavidad del trapecio, trapezoides y la parte más lateral de la cabeza del grande. En cambio, el cóndilo medial está
formado por la convexidad de la cabeza del grande y el ganchoso; y la concavidad del semilunar y el piramidal.
Esta estructura le confiere al carpo una anatomía funcional denominada “bolsa de canicas”. La hilera proximal es móvil y
los huesos se deslizan para adaptarse a las posturas de la mano; mientras que la hilera distal está fija a excepción del
trapecio. Esta segunda hilera se mueve como un macizo, iniciando los movimientos; y en ella se insertan muchos tendones
de músculos flexores y extensores.
La cápsula articular es laxa y delgada; y está reforzada por los ligamentos intercarpianos dorsales y palmares. La
membrana sinovial está en continuación con la de las articulaciones intercarpianas.
Las superficies articulares proximales son las caras distales de escafoides, semilunar y piramidal; tapizadas de cartílago
hialino continuo, con prolongaciones de la cavidad articular entre los huesos del carpo hasta los ligamentos interóseos.
Las superficies articulares distales son las caras proximales de los huesos de la fila distal.
En cuanto a los ligamentos, encontramos por un lado el ligamento radiado del carpo en la superficie palmar. Tiene una
estructura radial: todas las fibras se insertan en el grande y de allí van a los demás huesos del carpo excepto al semilunar.
Además de reforzar la articulación, evita que se forme una concavidad dorsal, no permitiendo que podamos agarrar
objetos con la zona dorsal de la mano. Cabe destacar que, como consecuencia de este ligamento, el hueso grande pasa a
actuar como centro funcional de la articulación y el semilunar queda bastante libre de inserciones ligamentosas, lo que le
da bastante movilidad.
Están también el ligamento pisiganchoso, que va del ganchoso al pisiforme; el pisimetacarpiano, que va del quinto
metatarsiano al pisiforme; y el ligamento intercarpiano dorsal, con una estructura transversal, yendo desde el escafoides,
el trapecio y el trapezoides al piramidal.
* DIFERENCIA POSICIÓN DE REPOSO Y POSICIÓN ANATÓMICA DE LA MANO. En posición anatómica, el dedo pulgar se
encuentra extendido y en el mismo plano que los demás dedos. En cambio, en posición de reposo el dedo pulgar se
encuentra anterior a los demás dedos, pues al rotar la articulación trapecio-metacarpiana 50-60º hacia palmar, el trapecio
en sí también rota un poco.

4. COMPLEJO ARTICULAR DE LA MUÑECA


La muñeca es la articulación con el antebrazo y permite el movimiento en bloque de toda la mano.

4.1. Articulación radiocarpiana


La articulación radiocarpiana es de tipo condílea de eje mayor coronal, con dos grados de libertad. El cúbito no está
involucrado.
En cuanto a las superficies articulares proximales, el tercio medial está formado por el disco articular y los dos tercios más
laterales están formados por la cara articular carpiana del radio. Esta cara articular presenta una parte lateral triangular y
otra medial cuadrilátera, separadas por la cresta roma anteroposterior, que se corresponde con la interlínea comprendida
entre el escafoides y el semilunar. La cara carpiana del radio está revestida por una capa de cartílago hialino que se
continúa medialmente con el revestimiento cartilaginoso del disco articular.
Las superficies articulares distales son las superficies superiores del escafoides, semilunar y piramidal, unidos entre ellos
por los ligamentos intercarpianos interóseos. Los tres huesos están revestidos por el mismo cartílago hialino.
La cápsula articular se inserta en el contorno de las superficies articulares y en los bordes anterior y posterior del disco
articular, donde se continúa con la cápsula articular de la articulación radiocubital distal. Es firme anteriormente y laxa
posteriormente.

4.2. Articulación radiocubital distal


La articulación radiocubital distal es de tipo trocoide.
Las superficies articulares de esta articulación son la cabeza del cúbito y la escotadura cubital del radio. La escotadura
cubital del radio es una adaptación revestida de cartílago hialino en la cara medial del extremo inferior del radio a la
convexidad de la circunferencia articular de la cabeza del cúbito. La cabeza del cúbito tiene la carilla lateral, que constituye
la circunferencia articular; y la carilla inferior, que se corresponde con el disco articular. Ambas carillas están revestidas
por la misma capa de cartílago hialino.
La cápsula articular es delgada y laxa, para permitir movimientos de aducción-abducción de la muñeca. Se inserta en los
bordes anterior y posterior del disco articular y sobre el contorno superior de las superficies articulares del radio y del
cúbito.
El disco articular es una lámina de fibrocartílago triangular, horizontal y bicóncava situada entre la escotadura cubital del
radio y la apófisis estiloides del cúbito. El cartílago de revestimiento de su cara articular superior se continua con la
escotadura cubital del radio. En cuanto a la cara articular inferior, la cavidad articular comunica frecuentemente con la
cavidad articular radiocarpiana. Por último, sus bordes anterior y posterior se unen a la cápsula articular y a los ligamentos
de las articulaciones radiocubital distal y radiocarpiana.

4.3. Ligamentos del complejo articular


En anterior (capsular) tenemos dos fascículos que convergen hacia el carpo: el ligamento radiocarpiano palmar y el
ligamento cubitocarpiano palmar.
El radiocarpiano palmar sale de la cara articular carpiana del radio y se distribuye en forma de abanico: las fibras más
mediales van horizontal y superiormente hacia el cúbito, las fibras intermedias, que son muy potentes, van oblicuas hacia
el semilunar y el piramidal; y las fibras más laterales van inferiormente hacia el escafoides y el grande.
El ligamento cubitocarpiano palmar sale del borde anterior del disco articular. Sus fibras más laterales van horizontal y
superiormente hacia el radio; mientras que sus fibras más mediales, muy potentes, van oblicuas hacia el semilunar e
inferiormente hacia el grande.

En posterior encontramos el ligamento radiocarpiano dorsal, el radioescafoideo dorsal y el cubitocarpiano posterior.


El radiocarpiano dorsal sale desde el borde posteroinferior del radio. Sus fibras más mediales van a la cara posterior del
semilunar y las más laterales, muy potentes, van oblicuas hacia el piramidal. El radioescafoideo dorsal sale desde la
apófisis estiloides del radio al escafoides; y el cubitocarpiano posterior sale desde el borde posterior del disco articular al
piramidal.

En el lateral tenemos el ligamento colateral radial del carpo, que sale de la apófisis estiloides del radio hacia el escafoides
en dos fascículos: uno anterior y uno posterior. El fascículo anterior sale oblicuo hacia el tubérculo del escafoides y el
posterior sale vertical a la cara lateral del escafoides.
Desde medial vemos el ligamento colateral cubital del carpo, que sale de la apófisis estiloides del cúbito en dos fascículos.
El fascículo anterior va oblicuo hacia el pisiforme y el posterior va vertical a la cara medial del piramidal.

4.4. Anatomía funcional del complejo articular


- Flexión-extensión: movimiento sobre dos ejes transversales/plano frontal, centrados en el hueso grande y en el
hueso semilunar y con movimiento en plano sagital. Participan las articulaciones mediocarpiana y radiocarpiana.
La articulación radiocarpiana se flexiona poco y se extiende mucho y la articulación mediocarpiana se flexiona
mucho y se extiende poco.
- Aducción-abducción: movimiento sobre el eje anteroposterior/plano sagital, centrado en el hueso grande, con
movimiento en el plano frontal. Participa la articulación radiocarpiana. Se distingue abducción radial (desviación
hacia el radio) y abducción medial (desviación hacia el cúbito).
- Pronosupinación: es la suma de la supinación y la pronación. Realmente el antebrazo es el que hace este
movimiento, pero se proyecta sobre la mano como muestra la imagen.
TEMA 11: HUESOS Y ARTICULACIONES DE ANTEBRAZO Y CODO

Las articulaciones del antebrazo y el codo permiten movimientos fundamentales para la vida diaria como la extensión-
flexión del codo o la supinación y la pronación. Nos permiten mover la mano de forma que, en posición anatómica el dedo
pulgar es lateral; haciendo el movimiento de pronación, el pulgar se coloca en medial y la palma de la mano puede mirar
hacia posterior o hacia abajo si el codo está flexionado.

1. HUESOS DEL ANTEBRAZO


El antebrazo está compuesto por dos huesos: el radio (lateral) y el cúbito (medial). Estos huesos tienen un calibre óseo
muy parecido, sobre todo en las diáfisis. Esto hace que al encontrarnos con un corte de ambos, sin saber la orientación
de éste, nos resulte muy complicado identificar cuál es cuál.
Frecuentemente, en el antebrazo y la mano, empleamos el término radial (dirección radial) como sinónimo de lateral, y
cubital (dirección cubital) como sinónimo de medial. Es muy habitual en la clínica.

o Radio
El radio tiene una epífisis proximal que se llama cabeza, que consiste en una circunferencia articular. Ésta tiene una
superficie articular anular (en forma de anillo) y superiormente tiene una superficie articular cóncava, la fosita articular
superior. Distalmente a la cabeza, encontramos el cuello, que no cuenta con cartílago articular y que es más estrecho. El
cuello termina a la altura de un relieve óseo más o menos pronunciado, en posición antero-medial, que es la tuberosidad
del radio. Esta región será la inserción del tendón del músculo del bíceps braquial. A partir de aquí tenemos la diáfisis y
distalmente, el radio se ensancha. Lateralmente tiene la apófisis estiloides en posición lateral, importante para inserciones
de ligamentos (colaterales radiales del carpo) y músculos. En su cara inferior, la cara radiocarpiana tiene dos superficies
articulares que miran al carpo: una al escafoides y otra al semilunar. En la hipófisis distal está la escotadura cubital del
radio para articular con el cúbito. En la cara posterior encontramos el tubérculo dorsal, que separa dos surcos: uno medial
y uno lateral.

o Cúbito
El cúbito es ancho en la epífisis proximal, pero la parte distal es más pequeña. Proximal y posteriormente destaca una
gran prominencia ósea, el olécranon. En su parte superior es muy rugoso porque se insertará el tendón del tríceps
braquial. Otro relieve óseo del cúbito es la apófisis coronoides, que es anterior; y distalmente a ella, está la tuberosidad
del cúbito, donde se insertará el músculo braquial *(El músculo tríceps braquial se inserta en el olécranon, el bíceps
braquial y el braquial en las tuberosidades del radio y el cúbito. Todos son refuerzos importantes de la articulación)
El cúbito presenta dos escotaduras muy importantes: una troclear y una radial.
La escotadura troclear es la más grande y tiene dos superficies articulares con cartílago hialino, separadas por un pequeño
surco transversal. La primera superficie articular es la porción olecraniana, que es vertical y anterior al olécranon. La
segunda es la porción coronoidea, una superficie horizontal que queda superior a la apófisis coronoides. El surco es muy
evidente en el hueso fresco, pero no en el hueso seco. Estas superficies articulares no son planas, presentan una cresta
que sobresale en la línea media; de las crestas pueden salir dos vertientes, una hacia medial y otra hacia lateral. El cartílago
hialino es continuo, pero permite diferenciar claramente la cresta. Esto es importante para la estabilidad de la articulación
del codo.
La escotadura radial está en posición radial y es clave para poder orientar el cúbito. Es una superficie articular vertical y
cóncava y en ella se articulará la circunferencia articular del radio. El cartílago articular es continuo con el de la porción
coronoidea.

Ahora, vamos a fijarnos en las diáfisis tanto del cúbito como del radio haciendo un corte transversal en ambos huesos.
Tendríamos un dibujo semejante a este:
Ambos huesos son de corte triangular y tienen un calibre muy parecido. Presentan tres
caras: anterior, posterior y una lateral en el caso del radio o una medial en el caso del
cúbito. Los bordes anterior y posterior son muy romos, por lo que puede ser difícil
identificarlos. El borde interóseo es muy agudo y es donde se ancla la membrana interósea.

2. ARTICULACIONES PROPIAS DEL ANTEBRAZO


En el antebrazo hay tres articulaciones. De distal a proximal son: la articulación radiocubital distal, anatómicamente
incluida en el complejo articular de la muñeca; la membrana interósea que une las diáfisis de los dos huesos; y la
articulación radiocubital proximal, anatómicamente incluida en la articulación del codo.
“Anatómicamente” matiza que están incluidas dentro de esos complejos articulares, pero funcionalmente los complejos
son inseparables. El trabajo simultáneo de las tres permite la pronosupinación, que produce un cambio desde la posición
paralela (anatómica) de los huesos del antebrazo a una cruzada, girando el radio anteriormente sobre el cúbito. La
alteración de alguna de ellas impide en mayor o menor grado el movimiento de pronosupinación.
2.1. Articulación radiocubital distal
La articulación radiocubital distal es una trocoides separada de la articulación radiocarpiana por un disco articular. La
articulación estaría en posición proximal respecto al disco, que sería el suelo de la articulación. El disco articular es
triangular y une fuertemente el radio con la apófisis estiloides del cúbito.

La circunferencia articular del radio puede moverse con respecto a la escotadura cubital del radio. En la imagen anterior
vemos las superficies articulares que presenta el radio y que miran al carpo. La más lateral es para el escafoides, y más
medialmente y sin interrupción del cartílago, está la del semilunar.
Esta articulación está reforzada por ligamentos: el ligamento radiocubital palmar, que va desde la cara palmar de la
escotadura cubital del radio a la apófisis estiloides del cúbito; o el ligamento radiocubital dorsal, que va desde la cara
dorsal de la escotadura cubital del radio a la apófisis estiloides del cúbito.

Hay elementos que estabilizan la articulación radiocubital distal, que cuando el radio se mueve con respecto al cúbito, se
tensan. En la pronación, el ligamento radiocubital posterior, que va desde la apófisis estiloides hasta el borde posterior
de la escotadura cubital del radio, se tensa.

2.2. Membrana interósea


La membrana interósea es una articulación de tipo sindesmoides. Es un manojo de fibras que une fuertemente las diáfisis
del radio y cúbito, evitando el deslizamiento hacia arriba y hacia abajo longitudinalmente. En la membrana hay unos
orificios en las porciones distales, importantes para pasar de un compartimento a otro.
Tiene una hoja anterior con fibras que tienen una orientación muy clara de radial a cubital y que van descendiendo; y una
hoja posterior con una orientación inversa, ya que las fibras van ascendiendo del radio al cúbito. La anterior evita que el
radio se vaya hacia arriba, mientras que la posterior evita el desplazamiento hacia abajo.
Además de la membrana interósea, hay otro ligamento fibroso: la cuerda oblicua. Es un
vestigio de un fascículo muscular del flexor largo del pulgar que se ha fibrosado. Lleva un
sentido inverso a las fibras de la membrana interósea, pues asciende de la tuberosidad del
radio, donde coge inserción, en dirección cubital hasta alcanzar la apófisis coronoides.
Mecánicamente, no tiene ningún interés. En disecciones cuidadosas se puede ver, y no
debemos confundirlo con otros tendones, como con el tendón del bíceps braquial, que
busca la tuberosidad del radio y se encuentra distalmente.
2.3. Articulación radiocubital proximal
Está anatómicamente incluida en la articulación del codo. Introduciremos el complejo articular del codo y después en la
articulación en sí.

➔ Articulación del codo


El codo es un complejo en el que se articulan tres huesos: la epífisis proximal del húmero y las epífisis distales del radio y
el cúbito. Se forman entre ellos tres articulaciones: la humerocubital, la humerorradial y la radiocubital proximal. Las tres
forman un único complejo y están envueltas en una misma cavidad articular compartiendo ligamentos.
La articulación radiocubital proximal está incluida en el complejo del codo pero funcionalmente está vinculada a las
articulaciones propias del antebrazo: la sindesmosis entre las diáfisis del radio y el cúbito y la radiocubital distal.

a) Articulaciones
o Articulación radiocubital proximal
El radio tiene dos superficies articulares: la circunferencia articular, en forma de anillo, y por arriba, la fosita articular
superior (que no participa en esta articulación). El cúbito presenta la escotadura radial, una superficie vertical un poco
cóncava. Estas dos superficies articulares van a permitir una rotación de esta articulación trocoide.

La flecha verde muestra el movimiento de pronación, una rotación hacia medial; mientras que la flecha rosa muestra la
supinación o rotación lateral. (Recordemos: la supinación es la posición anatómica, en la que los huesos están paralelos.
La pronación es cuando se ha puesto el radio anterior al cúbito).
Para impedir que el radio se desplace lateralmente y se dé una luxación durante el movimiento, el ligamento anular del
radio abraza a la circunferencia articular. Éste se ancla a los bordes anterior y posterior de la escotadura radial. De esta
forma se impide que el radio se desplace lateralmente, pero permite la rotación.
El ligamento está tapizado y tiene una parte externa fibrosa y una parte interna hialina. Esto será muy importante para la
inserción de la membrana sinovial, ya que al encontrarse el cartílago se interrumpirá y luego continuará por debajo. Por
otro lado, el ligamento anular tiene un diámetro menor en la parte distal, lo que ayuda a sujetar la cabeza del radio.
Otro ligamento que estabiliza esta articulación es el ligamento cuadrado. Va desde el borde inferior de la escotadura radial
del cúbito hasta la cara medial del cuello del radio e intenta reforzar la unión entre el radio y el cúbito.

El eje de la pronosupinación es un eje que pasa por la cabeza del radio y que avanza distalmente por la apófisis estiloides
del cúbito, por lo que tiene una orientación desde radial a cubital.
En pronación, el cúbito permanece en su posición y el radio gira a través de la trocoide proximal. Se da un desplazamiento
a lo largo de la diáfisis gracias a la sindesmosis, y en la articulación radiocubital distal, la epífisis distal del radio pasa de
lateral a medial trasladando al pulgar.
Partimos de la mano en posición anatómica, es decir, en supinación. Si giramos el pulgar hacia el techo, es un
desplazamiento circular del radio. Completaríamos el movimiento colocando el pulgar hacia medial, y sería la pronación
máxima, con 180° de movimiento, quedando el radio medial con respecto al cúbito.

La pronosupinación por tanto, tiene una amplitud máxima de 180° y solo puede estudiarse con el codo en flexión, ya que
si el brazo está extendido se puede realizar más movimiento con el hombro.

o Articulaciones humerocubital y humerorradial


Estas dos articulaciones son funcionalmente inseparables. Para poder comprender las articulaciones, primero vamos a
describir la morfología distal del húmero. La epífisis distal se llama cóndilo. En anterior tiene un capítulo lateral y una
tróclea medial con forma de polea. El capítulo es una pequeña cabeza redonda que solo se encuentra anterior e
inferiormente.
Aparecen tres fosas, que son espacios que presenta el hueso para alojar algún relieve óseo. Dos de ellas están en anterior:
la fosa radial, que alojará a la cabeza del radio en la flexión; y la fosa coronoidea, que alojará a la apófisis coronoides en
flexión. En posterior tenemos la fosa olecraniana, que es una gran fosa que alojará al olecranon en la extensión.
Encontramos zonas que no son articulares, los epicóndilos. Hay uno medial, que es muy prominente y se ve en anatomía
de superficie. En él se insertan muchos músculos. Hay otro lateral, que es mucho más leve y en el que encontraremos la
inserción de los ligamentos colaterales. Es debajo del epicóndilo medial (también llamado epitróclea) donde está el surco
por donde pasa el nervio cubital, que es el que irradia el dolor hasta el dedo meñique cuando nos golpeamos esa zona (el
hueso de la risa).
Ahora podemos empezar a detallar las articulaciones:
▪ Articulación humerocubital
Las superficies articulares son la tróclea del húmero y la escotadura troclear del cúbito. La tróclea presenta una garganta
estrecha y dos vertientes en forma de reloj de arena, que encajan perfectamente con las porciones olecraniana y
coronoidea de la escotadura. Esto hace que sea muy estable. Además, los movimientos laterales están impedidos
físicamente por la forma del hueso.
En la flexión pueden apreciarse fácilmente estos impedimentos físicos ya que se ve que tanto anterior como
posteriormente existen “picos” que según la forma del hueso frenan esos desplazamientos. Esto supone una diferencia
abismal con respecto a la rodilla, pues aquí no es necesaria la existencia de ligamentos cruzados que aseguren la
congruencia de la superficie articular para que no se luxen.

▪ Articulación humerorradial
El capítulo humeral se articula con la fosita articular superior del radio. La articulación se denomina esferoidea o condílea,
pero funcionalmente no se corresponde con ninguno de los dos términos. Es por esto que se le llama capítulo en vez de
cóndilo. No puede realizar los movimientos típicos de una esferoidea o condílea.
Es una articulación que acompaña en los movimientos de las articulaciones radiocubital proximal (rotación) y
humerocubital (flexión-extensión). Por lo tanto, solo le faltaría el movimiento de aproximación y separación, que no puede
realizar por acción del ligamento anular y cuadrado, esto hace que no tenga los movimientos típicos de la esferoidea o
condílea.

b) Cápsula articular
La articulación tiene mucho movimiento y contiene tres huesos, por lo que es muy importante conocer la inserción de la
membrana fibrosa y sinovial y los recesos que se forman.
La membrana fibrosa cubre las fosas y deja fuera los epicóndilos. Anteriormente, se inserta por encima de la fosa radial y
coronoidea y en los lados del capítulo y la tróclea. Posteriormente, coge los lados de la tróclea y asciende cubriendo la
fosa olecraniana. Distalmente, salta del cúbito a los bordes de la superficie articular de la escotadura troclear y en el lado
más radial sigue la escotadura troclear y la escotadura radial. En el radio se inserta en el cuello.
Podemos ver que el olécranon está fuera de la cápsula, porque es donde se insertará el tendón del tríceps braquial. Luego
la cápsula, se insertará en el borde del olécranon, justo donde acaba el cartílago articular, dejando la zona de inserción
rugosa. Por otro lado, la cápsula se inserta en el borde inferior de la escotadura radial del cúbito y de ahí va al cuello,
donde coincide con el ligamento cuadrado.
Por esto, hay autores que consideran que este ligamento es un engrosamiento de la parte de la membrana fibrosa situada
inferior a la articulación radiocubital proximal. Por lo tanto, es un refuerzo íntimo que se pega a la capsula articular. La
imagen muestra el ligamento cuadrado, que tiene fibras que se continúan con el ligamento anular formando un
entramado de fibras que aseguran la unión del radio y el cúbito.

En cuanto la membrana sinovial, vamos a estudiarla con vistas sagitales y frontales. La imagen de la izquierda es un corte
sagital a la altura del capítulo del húmero (la derecha es anterior y la izquierda es posterior) en el que la membrana sinovial
está representada en rojo. La imagen de la derecha es una visión frontal en la que la membrana sinovial está en rosa.
Desde la parte anterior del capítulo del húmero, la membrana asciende hasta que encuentra la inserción de la membrana
fibrosa y ahí se pega a ella. Por debajo del capítulo, está la franja falciforme, que lleva la membrana sinovial hacia el centro
de la articulación, lo que contribuye a mover el líquido sinovial. La membrana se interrumpe en el borde superior del
ligamento anular. Baja pegada a la membrana fibrosa, luego la abandona y vuelve a subir hasta el borde del cartílago de
la circunferencia articular del radio.
Posteriormente, va desde el borde del cartílago hasta el borde superior del ligamento anular y por debajo, desde el borde
inferior del ligamento anular hasta que encuentra el cartílago.
Con el recorrido de la membrana se forman recesos, similares a bolsas. Hay uno anterior debajo del cúmulo adiposo y
otro inferiormente, entorno al cuello del radio que se llama inferior o anular. El inferior está tanto por delante como por
detrás.

Ahora vamos a ver un corte sagital en el lado cubital, es decir, pasando por la tróclea del húmero y por la apófisis
coronoides y el olecranon del cúbito. Igual que antes, la derecha es anterior y la izquierda es posterior.
La membrana sinovial salta del cartílago, sube hasta la fosa coronoidea, se pega ahí a la membrana fibrosa y desciende
hasta el borde de la apófisis coronoides. Habrá membrana sinovial en el surco transversal, y de ahí salta al borde del
cartílago del olécranon. De aquí asciende, forma el receso posterior y se une al cartílago de la tróclea del húmero. También
hay un receso anterior, paralelo al del lado radial, debajo del cúmulo adiposo.
En resumen, los dos cortes tienen un receso anterior que se prolonga desde radial hacia cubital y que normalmente es
continuo. Hay además un receso posterior y uno en torno al cuello del radio: el receso inferior o anular.

El codo, además, tiene almohadillas grasas que se colocan entre las membranas sinovial y fibrosa, por lo que siempre
serán intracapsulares y extrasinoviales. Son cúmulos adiposos que rellenan las fosas coronoidea, radial y olecraniana
cuando éstas no están ocupadas por un relieve óseo en función del movimiento de la articulación. Se desplazarán cuando
lleguen los relieves óseos para las que están destinados y permitirán su acoplamiento.

c) Medios estabilizadores
El codo está estabilizado por un sistema colateral muy potente.
En el lado radial, está el ligamento colateral radial, que tiene tres fascículos y que se inserta en el epicóndilo lateral del
húmero. El fascículo anterior irá al borde anterior de la escotadura radial del cúbito y refuerza anteriormente el ligamento
anular y la cabeza del radio. El fascículo medio refuerza el ligamento anular lateralmente e irá al borde posterior de la
escotadura radial del cúbito. Por último, el fascículo posterior, con forma de abanico, va desde el epicóndilo lateral hasta
el borde lateral del olécranon.
En el lado cubital, está el ligamento colateral cubital y tiene cuatro fascículos. El fascículo anterior va desde el epicóndilo
medial hacia la parte anterior y medial de la coronoides. El fascículo medio va desde el epicóndilo medial hasta la cara
medial de la coronoides y medial del olécranon. El fascículo posterior va por todo el borde medial del olécranon. Éste
último tiene un fascículo transverso, accesorio o de Cooper, que une el olécranon con la coronoides.

Otros estabilizadores se organizan en dos sistemas, anterior y posterior; y están conformados por músculos y ligamentos.
El sistema anterior está compuesto por el bíceps braquial, el braquial y el ligamento anterior, que tiene forma de abanico.
Su vértice inferior va desde la apófisis coronoides al borde de las fosas coronoidea y radial.
El sistema posterior está formado por el tríceps braquial y el ligamento posterior. Este está formado por una serie de
fibras. Hay fibras verticales muy finitas que van desde el borde superior de la fosa del olécranon al olécranon; fibras
húmero-humerales, que van de un borde a otro de la fosa del olécranon; y fibras húmero-olecraneanas. Estas últimas van
de los bordes laterales de la fosa olecraniana al olécranon formando fibras oblicuas, habiendo una en cada lado.

3. LA FLEXO-EXTENSIÓN
La articulación del codo permite la prono-supinación, y esta se da cuando realizamos la flexión del antebrazo.
El movimiento de flexo-extensión se rige a través de un eje oblicuo al suelo (en azul) que es la bisectriz del ángulo obtuso
que forma en extensión el eje longitudinal del húmero con el del cubito. El eje longitudinal del húmero es vertical, pero
el del cúbito no lo es y está desviado lateralmente, unos 10-15° por lo que, el que forma con el húmero es de alrededor
de 170°.
Si pensamos que lateralmente es más próxima y medialmente más distal, la mano al flexionar se nos va hacia la cara, lo
que anatómicamente es muy interesante para la exploración de los objetos y del entorno.
La flexión máxima es de 130-150°. Se ve limitada por el choque de las partes blandas, es decir, de la musculatura del brazo
y el antebrazo. La extensión está mucho más limitada por una imposibilidad fija, solo hay 10° de extensión máxima.
TEMA 12: HUESOS Y ARTICULACIONES DEL HOMBRO Y DEL CINTURÓN ESCAPULAR

1. CONSIDERACIONES ANATOMOFUNCIONALES DEL ESQUELETO DEL CINTURÓN ESCAPULAR


El cinturón escapular forma parte del esqueleto apendicular y es el punto de anclaje óseo entre la extremidad superior y
el esqueleto axial. Esta unión se da entre el esternón y la clavícula, que a su vez se une a la escápula y esta al húmero.
Si se observa desde una visión craneal, la clavícula se dirige desde medial y anterior hasta lateral y más posterior; y se
angula hacia posterior, creando un ángulo en posición anatómica entre el eje longitudinal de clavícula y el de escapula de
60º (con los movimientos este ángulo puede variar).

2. ARTICULACIONES
2.1. Escapulotorácica
La articulación escapulotorácica es realmente una pseudoarticulación, puesto que las superficies que se deslizan no son
cartílagos que bordean huesos, sino músculos envueltos en fascia muscular que están resbalando uno respecto al otro.
En la cara anterior de la escápula está el músculo subescapular y, bordeando la caja torácica, hay dos serratos: en la parte
anterior y lateral está el músculo serrato anterior, y más posteriormente, los serratos posteriores y la aponeurosis
interserrata. Gracias al deslizamiento del subescapular y del serrato anterior, se consigue el movimiento anteroposterior
de la escápula.

Esta articulación lleva a cabo el movimiento de retropulsión, que es el que se produce al llevar la extremidad a posterior
y que provoca que la escapula resbale sobre la caja torácica de más lateral hacia medial y posterior; y el movimiento
contrario de antepulsión, en el que la escápula resbala de posterior hacia más anterior y lateral. En ambos se produce el
movimiento al resbalar el serrato anterior y el músculo subescapular uno con respecto al otro.
Al elevar brazo 90º, la escapula permanece en su sitio; mientras que si se eleva el brazo más de 90º, la escápula va a rotar
sobre la caja torácica llevando su parte inferior a lateral. Esto es debido a que la articulación entre el húmero y la escápula
no permite más de 90º. Cuando se eleva el hombro (*como para decir no sé*) la escápula se desliza sobre la caja torácica
de caudal a craneal.
2.2. Esternoclavicular
La clavícula tiene dos extremos: uno esternal (medial) y uno acromial (se une con el acrónimo y es más lateral). En visión
caudal se observan relieves cerca del extremo esternal, como la impresión de los ligamentos costoclaviculares y el
tubérculo conoideo que se continúa con la línea trapezoidea.
La articulación esternoclavicular se da entre el esternón y la clavícula. Aunque entre la superficie articular de la clavícula
y la superficie articular del manubrio del esternón hay un menisco articular interpuesto que no tiene la misma forma de
silla montar que las carillas, anatómicamente, la articulación esternoclavicular es una silla de montar.

El esternón puede moverse sobre la clavícula de diversas formas. Sobre el eje sagital se puede elevar y descender,
elevando el hombro. Sobre el eje vertical puede ir a anterior o posterior, permitiendo al hombro hacer retropulsión o
antepulsión. La combinación de estos dos movimientos hace movimiento de circunducción de la clavícula sobre esternón.

La articulación esternoclavicular se comienza a denominar esternocostoclavicular, pues incluye a un ligamento que la


estabiliza. Se trata del ligamento costoclavicular, que va desde el borde superior de la primera costilla hasta la parte
inferior de la clavícula. Además, envolviendo a la articulación esternoclavicular tenemos los ligamentos
esternoclaviculares anterior y posterior. Uniendo las articulaciones de ambos lados tenemos el ligamento interclavicular,
que pasa por la superficie superior del manubrio del esternón.

2.3. Acromioclavicular
Esta articulación que une dos superficies planas, la clavícula con el acromion de la escápula, permite que se modifique el
ángulo de 60º que hay entre estos dos huesos (ángulo escapuloclavicular) en movimientos de retropulsión o de
antepulsión. Esta articulación, de tipo artrodia, también tiene un menisco interpuesto entre la carilla articular del extremo
acromial de la clavícula y el acromion.
La escápula tiene tres fosas: subescapular (anterior) y supra e infraespinosas (posterior). Estas dos últimas están divididas
por la espina de la escápula. Se articula con la clavícula por el acromion y con el húmero por la carilla articular de la cavidad
glenoidea limitada por los tubérculos infraglenoideo y supraglenoideo.
La articulación tiene que soportar todo el peso junto con la articulación esternoclavicular. Es por eso por lo que está muy
reforzada mediante: el ligamento acromioclavicular, que está entre el extremo acromial de la clavícula y el acromion, y
que va a bordear toda la articulación; el ligamento coracoacromial, que conecta al acromion con la apófisis coracoides; y
los dos ligamentos coracoclaviculares, que van desde la apófisis coracoides hacia la clavícula: el ligamento conoideo más
medial y el ligamento trapezoideo más lateral.

2.4. Glenohumeral o del hombro


La articulación del hombro es una enartrosis entre la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea de la escápula.
En un eje transversal realiza movimiento de flexión-extensión, en un eje sagital de abducción-aducción y en un eje
longitudinal hace movimiento de rotación medial y lateral de toda la extremidad superior.

En cuanto a la morfología del húmero, en su epífisis proximal tenemos la cabeza con una carilla articular más blanquecina,
un tubérculo menor y otro mayor, con el cuello anatómico entre ellos. A diferencia del fémur, aquí no coincide el cuello
quirúrgico (por donde se suele fracturar un hueso) con el anatómico (área comprendida entre la zona articular y los
tubérculos de inserción).
La cabeza tiene una angulación con respecto al eje longitudinal que la hace estar hacia superior: el ángulo cérvico-
diafisario, de unos 130º.
La cápsula articular de la cabeza es laxa para permitir el movimiento. Su parte superior va a estar insertada en el cuello
anatómico, mientras que la inferior llega a insertarse incluso en el cuello quirúrgico. Queda dentro de la cápsula el receso
axilar, que nos permite elevar el brazo. La cápsula salta a los bordes óseos de la cavidad glenoidea, incluyendo al tubérculo
supraglenoideo pero no al infraglenoideo.

Para esta articulación se necesita el rodete glenoideo, que rodea cavidad glenoidea y une esta cavidad con la cabeza del
húmero. En la imagen de arriba vemos el tendón de la cabeza larga del bíceps braquial, que va por dentro de la cápsula y
pasa por la corredera bicipital del húmero. A pesar de ser intraarticular, es extrasinovial.
Como no puede haber ligamentos ni tendones en contacto con el líquido sinovial, la membrana sinovial, la cápsula
articular y el tendón de la cabeza larga se van a relacionar de tres maneras. El tendón de la cabeza larga del bíceps
branquial puede estar entre la cápsula articular y la membrana sinovial; pero también puede estar rodeado de membrana
sinovial en contacto con la cápsula articular; o separado de la cápsula articular, aunque envuelto en membrana sinovial
(tal y como ocurría en la cabeza del fémur).

3. REFUERZOS CAPSULARES DE LA ARTICULACIÓN DEL HOMBRO


Los estabilizadores pueden ser pasivos (ligamentos glenohumerales y coracohumerales) y activos (tendones de músculos
periarticulares).
3.1. Ligamentos glenohumerales
Estabilizan el borde óseo de la cavidad glenoidea con la parte anterior del húmero. Se insertan en el borde anterior óseo
y del rodete. El tubérculo menor del humero también se denomina troquín.
El fascículo superior (1), horizontal, va de la escápula hasta la parte anterior del cuello anatómico, justo por encima del
troquín; el fascículo medio (2), en forma de abanico, se inserta inmediatamente inferior en la escápula y llega a zona
media troquín; y el fascículo inferior (3) va desde la parte inferior del borde óseo de la cavidad glenoidea hasta el límite
anteroinferior del cuello quirúrgico.

3.2. Ligamento coracohumeral


Este ligamento sale de las porciones horizontal y vertical del borde lateral de la apófisis coracoides; y se divide en dos
fascículos. El fascículo superior (1) va desde el borde lateral de la apófisis coracoides a la cara superior del tubérculo mayor
y el fascículo inferior (2) va desde el borde lateral de la apófisis coracoides al borde superior del tubérculo menor. Entre
ambos está la corredera bicipital.

3.3. Ligamentos activos


Al conjunto de tendones musculares que estabilizan esta articulación en superior y posterior se le denomina manguito de
los rotadores. Los músculos que lo conforman son: el subescapular, el redondo menor y el supra e infraespinosos. El
tendón del músculo subescapular se encuentra en la parte anterior, que ya está reforzada por más ligamentos.
Por la parte posterior, donde no hay ligamentos, tenemos: por encima de la espina y reforzando la parte posterior del
hombro, el músculo supraespinoso; e inferior a la espina y reforzando la parte posterior y superior de la articulación, el
músculo infraespinoso. Más inferiormente, reforzando la parte posterior, está el tendón del músculo redondo menor.
En este corte se ha separado el hueso húmero de la articulación y se puede observar la cavidad glenoidea con la superficie
articular y el rodete. El tendón de la cabeza larga del músculo del bíceps braquial envuelto de membrana sinovial, que
desemboca en el tubérculo supraglenoideo que queda dentro de la cápsula.

En la imagen también aparece una bolsa subtendinosa, que se encuentra entre el tendón subescapular y el ligamento
glenohumeral. En el hombro hay otras dos bolsas sinoviales: la subacromial y la subdeltoidea; que pueden aparecer
fusionadas y se encuentran entre el tendón del supraespinoso y el acromion o el deltoides respectivamente. Contienen
líquido sinovial que minimiza y evita el roce entre los músculos al moverse a contraerse y los tendones.

Además, tenemos también una vaina tendinosa que va a cubrir la corredera bicipital, por la que va el tendón de la cabeza
larga del bíceps braquial, para que el tendón al moverse no roce continuamente con el hueso. Esta vaina va a estar anclada
al surco a través del ligamento transverso del húmero, que va a evitar que el tendón de la cabeza larga del bíceps braquial
se salga de la corredera occipital.

El espacio tan pequeño que hay entre el acromion y la cabeza del húmero, unido a la continua contracción del músculo
supraespinoso, puede provocar que el acromion, a pesar de la bolsa sinovial, cuando se eleva el hombro entre 60º y 120º,
dañe este músculo supraespinoso. Este se comprime debajo del acromion y puede sufrir procesos degenerativos,
calcificándose o incluso rompiéndose, debido, por tanto, a la estrechez y amplitud de movimiento que tenemos en esta
articulación.

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