Antropología Filosófica (Para Texto)
Antropología Filosófica (Para Texto)
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Introducc
ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
Además, se pregunta por la naturaleza del ser humano, se pregunta lo que diferencia al ser humano de todos
los demás seres, cómo se define a través de su existencia histórica, etc. Tales interrogantes fundamentales de
la Antropología Filosófica pueden ser condensadas en una pregunta radical: ¿Qué es el hombre?
Hay dos teorías que se han debatido durante muchos años, cada teoría demuestra argumentos muy
contundentes, pero solo una es científicamente comprobable, mientras que la otra está basada en la fe. Estas
teorías son:
EL CREACIONISMO. GENESIS
Esta teoría es en realidad una narración simbólica sobre el origen del hombre. Según el Génesis el hombre
fue creado a imagen y semejanza de Dios. Esta teoría es 100% creación de la fe religiosa.
Jean Baptiste Lamarck (1744−1829) En el año 1800 pronuncia una conferencia inaugural en la que expone
una teoría coherente sobre la transformación. Admite la existencia de una evolución de las especies y trata de
darle una explicación racional. La idea central es que dicha evolución es obra de la naturaleza, que se vale de
infinitos recursos para producir especies; entre ellos dos son los más importantes: el tiempo y las condiciones
favorables.
Los efectos de estos factores determinan la transformación progresiva de las facultades de los organismos,
que se fortalecen poco a poco, se diversifican y dan lugar a cambios que se transmiten a la descendencia.
Según Lamarck, existe en la naturaleza una gradación sutil, que va de los animales más simples a los
mamíferos y al ser humano. Sin embargo, dentro de cada grupo, las especies no siguen esta gradación, sino
que se diversifican porque las influencias del medio provocan otras transformaciones. Así, la gradación
queda alterada por las actividades de los organismos en el momento de su propia transformación y por la
herencia de estas transformaciones. El clásico ejemplo para ilustrar la idea de Lamarck es el del
alargamiento del cuello de la jirafa: por estirar una y otra vez el cuello para llegar mejor al alimento,
consigue tener vértebras más largas.
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Profesor Walter Ramírez hurtado antropología filosófica potosí – Bolivia 2014
ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
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La antropología filosófica, es una escuela de pensamiento fundada en Alemania en los años 1920 y 1930, de
filósofos, antropólogos y sociólogos; este movimiento tuvo una influencia decisiva en el panorama
intelectual alemán del siglo XX.
La base de su planteamiento consistía en utilizar las enseñanzas de las ciencias naturales y las ciencias
humanas para tratar de identificar las características de la especie humana, su posición específica en el
mundo en el entorno del reino mineral, vegetal y animal.
MAX SCHELER (1874-1928) Fue un filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de la filosofía
de los valores, la sociología del saber y la antropología filosófica.
«Nunca en la historia, tal como la conocemos, el hombre ha sido más que un problema en sí» —Max
Scheler.
La antropología filosófica apareció en la época moderna, ya que sólo a partir del siglo XVII pudo empezarse
a considerar el hombre independientemente de la teología, y desde sus inicios estuvo fuertemente marcada
por el dualismo cartesiano y por el enfoque kantiano. No obstante, aunque moderna como disciplina
filosófica, la reflexión sobre el hombre es tan antigua como la filosofía misma, razón por la cual la
antropología se ha contagiado de la anfibología que presenta este término. En cierto sentido, enlaza con el
ideal socrático del «conócete a ti mismo» y de la concepción aristotélica del hombre entendido como «animal
racional», como «animal político» y como «animal que habla», y surge del esfuerzo constante de la filosofía -
con dos momentos particularmente antropocéntricos: el Renacimiento y la Ilustración- por aclarar el
concepto que el hombre tiene de sí mismo, y su situación en el mundo, (momentos en los que también se
pone en duda el carácter naturalmente político del hombre, como en el caso de Hobbes, por ejemplo. Si la
filosofía antigua giraba fundamentalmente alrededor de la noción de «cosmos» y reflexionaba sobre el
hombre en relación con la naturaleza, y la filosofía medieval entendía al hombre como una parte del orden
divino, solamente la filosofía moderna ha permitido desatar al hombre de estas ligaduras a la vez que, con
ello, crecía la noción de sujeto y de individuo (no en vano la filosofía moderna nace con la afirmación del
«yo» cartesiano). En definitiva, pues, si es cierto que en toda filosofía hay una
reflexión sobre el hombre (que puede provenir de rasgos mítico-religiosos o ser
fruto de la reflexión filosófica propiamente dicha), solamente a partir de la
época moderna se abre una nueva perspectiva: el hombre ya no se entiende
solamente desde su hipotética naturaleza, ni desde una perspectiva sobrenatural,
sino que se liga a su acción: a sus producciones, a sus obras y a sus relaciones
con los otros hombres.
El tema del hombre aparece en la filosofía moderna entendido como «sujeto» o
como «razón» y como último eslabón de todo preguntar filosófico. Las
preguntas de Kant al respecto hacen clásico el planteamiento y señalan este giro
antropológico: «¿Qué puedo saber? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo esperar?
¿Qué es el hombre? A la primera cuestión, responde la metafísica; a la segunda, la moral; a la tercera, la
religión y, a la cuarta, la antropología. Sin embargo, en el fondo, se podría poner todo esto a cuenta de la
antropología, porque las tres primeras cuestiones se refieren a la última». Pero Kant, a pesar de su distinción
entre una antropología fisiológica y una antropología en sentido pragmático, distinción que señala las dos
grandes direcciones de la antropología física y de la antropología cultural y social, no llega a tematizar una
antropología filosófica, aunque abre las puertas a esta disciplina. Las primeras reflexiones pertenecientes a
una antropología filosófica se sitúan en Schelling, en Feuerbach, en Kierkegaard, en Marx y en Nietzsche.
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FIEDERICH ENGELS
El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en Economía política. Lo es, en efecto, a la
par que la naturaleza, proveedora de los materiales que él convierte en riqueza. Pero el trabajo es muchísimo
más que eso. Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta
cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre.
Hace muchos centenares de miles de años, en una época, aún no establecida definitivamente, de aquel
período del desarrollo de la Tierra que los geólogos denominan terciario, probablemente a fines de este
período, vivía en algún lugar de la zona tropical - quizás en un extenso continente hoy desaparecido en las
profundidades del Océano Indico- una raza de monos antropomorfos extraordinariamente desarrollada.
Darwin nos ha dado una descripción aproximada de estos antepasados nuestros. Estaban totalmente cubiertos
de pelo, tenían barba, orejas puntiagudas, vivían en los árboles y formaban manadas.
Es de suponer que como consecuencia directa de su género de vida, por el que las manos, al trepar, tenían
que desempeñar funciones distintas a las de los pies, estos monos se fueron acostumbrando a prescindir de
ellas al caminar por el suelo y empezaron a adoptar más y más una posición erecta. Fue el paso decisivo para
el tránsito del mono al hombre.
Y puesto que la posición erecta había de ser para nuestros peludos antepasados
primero una norma, y luego, una necesidad, de aquí se desprende que por aquel
entonces las manos tenían que ejecutar funciones cada vez más variadas. Como
hemos señalado más arriba, durante la trepa las manos son utilizadas de distinta
manera que los pies. Las manos sirven fundamentalmente para recoger y
sostener los alimentos, como lo hacen ya algunos mamíferos inferiores con sus
patas delanteras. Ciertos monos se ayudan de las manos para construir nidos en
los árboles; y algunos, como el chimpancé, llegan a construir tejadillos entre las
ramas, para defenderse de las inclemencias del tiempo. La mano les sirve para
empuñar garrotes, con los que se defienden de sus enemigos, o para bombardear
a éstos con frutos y piedras. Cuando se encuentran en cautiverio, realizan con las
manos varias operaciones sencillas que copian de los hombres. Pero aquí es precisamente donde se ve cuán
grande es la distancia que separa la mano primitiva de los monos, incluso la de los antropoides superiores, de
la mano del hombre, perfeccionada por el trabajo durante centenares de miles de años. El número y la
disposición general de los huesos y de los músculos son los mismos en el mono y en el hombre. […]las
funciones, para las que nuestros antepasados fueron adaptando poco a poco sus manos durante los muchos
miles de años que dura el período de transición del mono al hombre, sólo pudieron ser, en un principio,
funciones sumamente sencillas. […]Antes de que el primer trozo de sílex hubiese sido convertido en cuchillo
por la mano del hombre, debió haber pasado un período de tiempo tan largo que, en comparación con él, el
período histórico conocido por nosotros resulta insignificante. Pero se había dado ya el paso decisivo: la
mano era libre y podía adquirir ahora cada vez más destreza y habilidad; y ésta mayor flexibilidad adquirida
se transmitía por herencia y se acrecía de generación en generación.
ACTIVIDADES
1. Escribe un título diferente al original para este texto, teniendo en cuenta la tesis fundamental.
2. Realiza un resumen del texto de Engels, escrito con tus propias palabras, que contengan las ideas
principales, los argumentos y la conclusión. Escribe una composición que indique la importancia de la
mano en la evolución del hombre a través de la historia.
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La concepción marxista del ser humano puede encontrarse en sus primeros escritos, particularmente
Manuscritos, en la crítica a Hegel y las Tesis sobre Feuerbach, que constituyen el núcleo del llamado “hum
marxista”. La crítica marxista se concreta en estos 3 puntos:
1. Hegel afirma que el HOMBRE es autoconciencia y pensamiento, para Marx el hombre es ACTIVIDAD.
2. Marx, entiende que el hombre es actividad y trabajo; la economía política burguesa cosifica al ser humano, robán
capacidad de tomar decisiones y de “hacerse a sí mismo”
3. En cuanto a Feuerbach, su concepción del ser humano sigue siendo demasiado abstracta y teórica. Se olvida d
práctico del ser humano, y así se aleja del hombre concreto para ocuparse de una esencia tan abstracta como inút
Marx defiende que no existe una esencia de “ser humano” que deba ser realizada, sino que el hombre es
actividad. El ser humano se hace a sí mismo en sus propias acciones y decisiones, sin realizar ningún modelo
El hombre es un ser activo, y su dimensión práctica es más importante que la teórica. El hombre no
entenderse sólo como un “animal racional”. Debemos tener en cuenta que el trabajo y la acción es lo que p
contacto al ser humano con la misma naturaleza y con el resto de seres humanos. A través del trabajo el
transforma la naturaleza y ocupa un puesto determinado en la sociedad. Por todo esto, dirá Marx en la sex
sobre Feuerbach que “la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo; es, en realidad, el
de las relaciones sociales.”
Tomando como referencia este cambio en la concepción del ser humano, Marx reforma también otro co
heredado de Hegel y de Feuerbach: la ALIENACIÓN. Podríamos definirlo como aquel proceso o situació
por la cual el hombre se convierte en algo distinto, ajeno o extraño a lo que debería ser, a lo que le corre
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RESPONDE
La pregunta ¿Qué es el hombre y para que vive? se dice que es un problema eterno y eternamente
nuevo. ¿Cómo entiendes esto? Explícalo.
Los problemas filosóficos del hombre están relacionados con su existencia ¿Cuáles son esos
problemas?
¿Qué cambios provoca en el hombre la revolución científico – técnica?
¿Cuáles son los fines que se plantea el hombre en nuestra época histórica crucial?
¿Qué entiendes por esencia y existencia?
La filosofía contemporánea se ha hecho vivo eco de los problemas vitales actuales del hombre y los ha
reflejado en sus categorías, conceptos, principios y teóricos. Los problemas del hombre se presentan en
forma específicamente filosófica.
La existencia de sistemas sociales contrapuestos y la diversa situación del hombre en ellos generan
inevitablemente concepciones diferentes acerca de las tendencias del desarrollo social, acerca de los ideales
sociales y los medios para alcanzarlos. Esto se ha reflejado en la manera en que los filósofos marxistas y no
marxistas enfocan los problemas del hombre, en sus concepciones, en su intelección y explicación de los
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fenómenos de la vida humana y de la vida social, de la naturaleza misma del hombre. La filosofía, refleja la
lucha ideológica que se sostiene hoy en el mundo.
Esa tendencia se manifiesta de manera distinta en la antropológica filosófica. Muchos filósofos, reaccionando
frente a las vivas y lacerantes contradicciones de la sociedad capitalista, como la alienación y
“despersonalización” del ser humano, exponen concepciones del hombre que, a su juicio, están llamadas a
liberarle de las formas alienadas de existencia, a indicarle las vías y los medios para alcanzar el “ser
auténtico”.
Los filósofos de orientación subjetivista buscan y encuentran las fuentes y las bases de la “auténtica
humanidad” al margen de toda forma objetiva del ser humano. Esos filósofos reducen en grado extremo la
esfera del “ser auténticamente humano”, circunscribiéndolo a diversas formas de pura subjetividad e
individualidad.
La idea del hombre anidó desde tiempos remotos en el pensamiento de los griegos. Así lo atestigua el
antropomorfismo de la religión y de la cosmología de la antigua Grecia representado en los mitos, en la
poesía homérica y en las doctrinas filosóficas de los pensadores de los siglos VII-VI antes de n.e. Luego el
pensamiento filosófico pasa de los problemas cosmológicos a los directamente humanos. Y el siglo V antes
de n.e. - época del florecimiento de la cultura griega - se distingue por un singular viraje antropológico. El
hombre se encuentra en el centro de la atención de la filosofía.
1. En el mundo del cosmos y de las esencias eternas.
Los primeros filósofos griegos de la naturaleza y luego Demócrito, Platón y Aristóteles entregan el hombre al
poder de relaciones y esencias vitales objetivas, materiales e ideales. Por otra parte, los sofistas, los cínicos,
los cirenaicos, los escépticos, los epicúreos y los estoicos, sin negar en principio esos fundamentos,
proclaman al hombre medida de todas las cosas, hablan del valor específico de lo humano.
El hombre de la filosofía griega no existe por sí mismo, sino únicamente en el marco de determinadas
relaciones que se conciben, inicialmente, como razón u orden absolutos, como cosmos pleno de sentido. Esas
fuerzas cósmicas independientes del hombre determinan el estado exterior del mismo, quien las vivencia
como fuerza universal del hado del destino.
En el hombre helénico, la conciencia del propio Yo se despierta en el choque con alguna fuerza exterior -
cósmica, divina social - ante la que aquél se ve obligado a adoptar
una posición determinada. La fuerza exterior inmediata con que el
hombre helénico entra en interacción real es la sociedad. La polis es
para él, la forma natural de vida. No obstante, en el seno de esta
comunidad, hasta cierto grado conserva él la conciencia de su propio
Yo, el derecho a la vida propia. Es igualmente inmediata la relación
del hombre helénico con la naturaleza. La naturaleza, para él, es un
gran todo al que el hombre pertenece orgánicamente. No es casual
que la forma de vida correspondiente a la naturaleza se convierta
después en principio consciente de la filosofía griega.
El hombre helénico vive en un mundo único con todos los objetos y
seres vivos, incluidos los dioses inmortales, que para él son
realidades indudables. Los dioses son los seres poderosos que
constantemente se injieren en la vida humana y cuya buena
disposición el hombre ha de conquistar. No se trata, sin embargo, de
seres sobrenaturales, sino que se encuentran en el interior del
cosmos. Y el hombre no es creación de ellos, sino un ser que vive al
lado de ellos en un reino propio.
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Encontramos las primeras representaciones filosóficas del hombre en las doctrinas de los pensadores de la
escuela de Mileto (Tales, Anaximandro y Anaxímenes), los cuales al desarrollar las opiniones tradicionales
de los griegos sobre la unidad del hombre con todo el ser que lo rodea, entienden y tratan este último como
filósofos de la naturaleza materialistas. En un fundamento único, en la primera materia, ven el principio
básico que se transforma en objetos singulares y al que éstos, en último término, vuelven. En esta filosofía, el
hombre aparece sólo en calidad de momento particular del proceso cósmico universal. A pesar de esto, sin
embargo, el objetivismo cosmológico de los antiguos estaba infiltrado de elementos éticos y estéticos. Su
filosofía natural no era tan sólo una filosofía de la naturaleza en la que se hiciera abstracción de los
problemas humanos. Trataba de ser en su totalidad y por ende del hombre como parte componente de dicho
ser.
En el pensamiento filosófico de la antigua Grecia, que desconocía el aislamiento entre la naturaleza y el
hombre, entre Dios y este último, las categorías humanas fácilmente se transferían a estos objetos absolutos.
Y antes ya de que el hombre empezara a conocerse a través de la naturaleza, se encontraba en conocimiento
de la naturaleza, inconscientemente, partiendo del hombre. Entre los campos de lo natural y de lo humano no
hay ningún abismo, lo extrahumano no es antihumano.
En las doctrinas de los primeros filósofos griegos en los siglos VII - V antes de n.d.e., de los sabios de Mileto
y de los filósofos de la naturaleza próximos a los mismos, se manifiesta el espíritu de una época de
transición, del período en que se descompone el régimen tribal y se forma la sociedad esclavista. Las viejas
formas económicas y políticas iban cambiando gradualmente, y los griegos, en sus comunidades más
desarrolladas, pasaban a nuevas formas de vida en las condiciones de la democracia esclavista. Se
agudizaban las contradicciones entre la aristocracia tribal, los comerciantes y artesanos enriquecidos y los
pobres, los arruinados. La masa despertaba, presentaba sus exigencias. Y precisamente en esta época la
filosofía instó a la moderación. Los sabios formularon su consigna: conócete a ti mismo y no rebases medida
alguna. “Conócete a ti mismo” significaba, en este caso, conocer la propia pertenencia al gran todo cósmico
en que el hombre encontraba, en forma preparada, los principios de su ser.
“¿Hay alguna cosa que sea exclusiva del alma? La solución es una pero no fácil. Con respecto a la mayoría
de funciones es claro que requiere de la participación del cuerpo: la ira, el valor, el deseo y cualquier
sensación. La intelección, el pensamiento, parecen funciones exclusivas del alma, pero no podrían existir sin
el cuerpo.
Si existe alguna función propia sólo del alma, es posible que ésta pueda existir separada del cuerpo. Más si
nada hay exclusivo del alma, esta no podrá existir separada del cuerpo. Parece también que todas las
afecciones del alma están en el cuerpo: la ira, la mansedumbre, el temor, la misericordia, la audacia, la
alegría, el amor y el odio; porque al existir ellas, padece o se manifiestan de alguna forma en el cuerpo. Por
todo lo anterior vemos que el tratar lo físico toca siempre el alma en general.
Finalmente existe un tercer género compuesto de los anteriores llamado sustancia. Entre las sustancias se
cuentan los cuerpos y fundamentalmente los cuerpos naturales”
LA ANTROPOLOGÍA MEDIEVAL
Los filósofos medievales comprendieron al hombre como una creación de Dios. La filosofía medieval
europea dejó en nuestro concepto del hombre una honda huella, que vamos a reconocer a lo largo de esta
unidad.
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Lo vemos en
Un Dios personal, libertad personal, inmortalidad individual, caída en el pecado y redención: tales son los
elementos de la doctrina cristiana que se contraponen a la concepción universal e impersonal del mundo de la
filosofía clásica. La filosofía griega veía al hombre y a todo
el género humano como un caso particular en la inmutable
ley del proceso universal. Para el cristianismo, en cambio, la
naturaleza exterior no es más que el campo en que se
desenvuelve el drama de la historia humana, de las
relaciones humanas y, ante todo, de la relación del hombre
con la divinidad. Y este drama se proclama como esencia
auténtica de la historia mundial. El pecado original y la
redención se admiten como verdadero contenido metafísico
de la realidad mundial, y la historia se presenta como el
reino de los actos libres e irrepetibles de las personas. Y
estos actos tienen sentido religioso.
En la Edad Media, al hombre se le proclama parte
componente del orden que emana de Dios. Dios, como principio absoluto predetermina el destino del mundo
y de la humanidad, actúa a espaldas del hombre, le convierte en un instrumento ciego que cumple
automáticamente la voluntad divina.
Por más que la filosofía religiosa subraye la independencia del individuo, su libre albedrío, por más que hable
de su estructura singular, la persona, en dicha filosofía, no deja de ser una magnitud predeterminada, cuyo
valor no se mide por el acierto con que la persona se expresa a sí misma, sino por el grado en que en ella se
revela lo divino.
1. Del “Yo real” al “Tú verdadero” SAN AGUSTÍN
Agustín concedía mucha importancia a las ideas cristianas de la inmortalidad del alma, del pecado original y
de la redención. Pero las unió de tal modo con la tesis del objetivismo idealista clásico (del neoplatonismo)
anteriormente conocidas por él, que en líneas generales conservó invariable el principio de la subordinación
del hombre a las normas absolutas del más allá.
Agustín busca caminos para familiarizar al hombre con el orden universal y subordinarse a Dios. Parte, según
palabras suyas, del “Yo real” (hombre) y llega al “Tú verdadero” (Dios). Del hombre habla en primera
persona, y de Dios en segunda. El lazo de unión del hombre con Dios adquiere sólo un carácter interior.
Cree Agustín que las verdades de la revelación divina no se asimilan por medio del conocimiento, sino por
medio de la fe, en cuya base se encuentra el acto volitivo primigenio y no consciente en que se afirma el
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objeto de la propia fe. Es, precisamente, esta convicción condicionada por la voluntad la que crea los
elementos del pensamiento de los que más tarde, como resultado de la actividad de la razón, surge la
comprensión. Así, la fe irracional en la revelación precede al conocimiento racional.
2. La causa primera divina y la buena voluntad. SANTO TOMÁS
A diferencia de Agustín, el escolástico medieval Tomás de Aquino enlaza la doctrina cristiana con la
filosofía de Aristóteles. Admite la creación del mundo partiendo de la nada y la inmortalidad del alma. El
hombre es una partícula del orden universal creado por Dios y ocupa el lugar que en este orden se le ha
destinado de antemano.
Según Tomás de Aquino, el hombre es semejante a un mundo pequeño, a un microcosmos. Lo mismo que
todo fenómeno del universo y toda partícula del mismo, el hombre necesita su “motor”. Ese motor es el alma
humana. El alma sirve de forma al cuerpo, con su presencia y acción “actualiza” al hombre, determina su
esencia y su especificidad. Tomás de Aquino considera al hombre como una unidad de cuerpo y alma.
Con este fin introduce los conceptos de substancia incompleta y de causa casual, que le permiten por una
parte “demostrar” la independencia y la inmortalidad del alma, y por otra, tratar al hombre como una
existencia concreta, individual-corporal, del alma. El hombre es un ser intermedio, situado entre el
mundo de los animales y el de los ángeles.
CONTROVERSIA
EL BIEN COMÚN POR ENCIMA DEL BIEN PARTICULAR
La ley natural es el primer principio que determina la razón y los hechos. Su primer precepto es hacer el
bien y evitar el mal. Sobre este precepto se fundamentan todos los demás. Las leyes deben ser justas,
morales, físicamente posibles, acordes con el tiempo y el espacio, fieles a las tradiciones de los pueblos,
necesarias, aptas para el fin propuestos, promulgadas y orientadas al bien común.
El bien común está siempre sobre el bien particular, lo cual no quiere decir que lo anule, sino que por el
contrario lo garantiza a todos por igual.
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Theológica
1. ¿Qué concepción del hombre está detrás de cada uno de estos textos?
2. Si para Maquiavelo “el fin justifica los medios”, ¿crees que para Santo Tomás también es así? ¿Por
qué?
3. ¿Cuál es tu posición respecto a estas dos visiones del ser humano? Justifica tu respuesta.
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En la Edad Moderna, el hombre vuelve a encontrarse en el centro de la atención de la filosofía. Mientras que
el pensamiento filosófico medieval se orientaba exclusivamente hacia la esfera del ser trascendental y
resolvía los problemas de la personalidad, de su valor y libertad, condicionada al más allá; la filosofía del
Renacimiento procura comprender al hombre partiendo de las condiciones de la vida real en este mundo, de
los fundamentos del hombre, afirmando la libertad y la dignidad de la persona como ser terrenal, real y
concreto. A la idea religiosa del pecado original del hombre y del ascetismo, el Renacimiento propone la
demostración de la tendencia innata del hombre al bien, a la felicidad y al perfeccionamiento multilateral, de
la integridad de la naturaleza humana, de la unidad indestructible de lo espiritual y de lo corporal.
Frente a la idea medieval de un orden universal exterior, los ideólogos del protestantismo Lutero y Calvino
presentan la tesis de que el encuentro del hombre con Dios tiene un carácter vivo, individual y singular, y la
de que el creyente ha de asumir la responsabilidad personal por sus convicciones. El principio protestante de
la “salvación por la fe personal”, opuesto al dogma católico de la salvación por medio de las “buenas obras”,
minaba las pretensiones de la iglesia católica a mediar entre el hombre y Dios, ya que excluía el derecho
único de la Iglesia católica a ser la representante y administradora de la bienaventuranza divina. “De este
modo, la fe personal se contrapone a la autoridad de la iglesia; la devoción del hombre no se define como
subordinación a la ley de la Iglesia, sino como convicción individual, “interior”, “consciente”.
El Renacimiento fue una época de vigorosa y radical renovación de la cultura y de la filosofía en Europa. Los
filósofos del Renacimiento combinaban caprichosamente elementos de las concepciones más diversas del
pasado. Pero la filosofía natural y el individualismo humanista
permanecieron como rasgos capitales de sus doctrinas. Al elaborar la
filosofía como ciencia del hombre y de la sabiduría de la vida
presentan en sus tesis, en calidad de problema fundamental, el del
papel y lugar del hombre en el universo.
El hombre llega a conocer el universo, dice el filósofo alemán
Valentín Weigel, en la medida en que él mismo es universo. El
hombre pertenece al mundo material y une en sí, la esencia de todos
los fenómenos, para comprender al mundo material. Tomaso
Campanella también ve, aunque de manera algo distinta, en el
autoconocimiento del hombre el camino hacia el conocimiento del
mundo.
Según las teorías de Nicolás de Cusa y luego también de Giordano
Bruno, en cada cosa existe un ser indestructible, eternamente vivo,
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una mónada, que es la forma individual del ser divino. De ahí que no sólo el
hombre, sino también cada cosa singular sea un peculiar espejo de la
substancia mundial.
En la filosofía del Renacimiento, el hombre descubre tanto la integridad y la
independencia de su ser individual, corpóreo-espiritual, como su unidad
orgánica con el universo. Esta integridad del ser humano sirve de base para
construir las concepciones éticas del Renacimiento, las teorías
concernientes al desarrollo y al perfeccionamiento multilaterales del
hombre.
Sin embargo, las ideas de personalidad íntegra y el individualismo ético-
filosófico pronto se diluyen en las concepciones objetivistas de la época siguiente. En diferentes doctrinas
filosóficas renacen, si bien es cierto que ya en otra forma, concepciones características del idealismo clásico
y de la filosofía religiosa medieval: el dualismo de alma y cuerpo, la idea de su oposición y hostilidad de
principio, la subordinación del hombre a distintos principios de una racionalidad y una ley universal y
abstracta.
La contradicción entre esta ley abstracta racionalista y naturalista, y la personalidad, entre el sujeto
teórico cognoscitivo y el hombre práctico, vivo, de la realidad histórica, se convierte en el problema
cardinal de la filosofía del hombre en la Edad Moderna.
DOCUMENTOS
EL RENACIMIENTO EN ITALIA
Si la lucha de clases en el siglo XIII tenía el carácter de una pugna sin cuartel entre toda la población de las
ciudades y los señores feudales, en el siglo XIV se agudiza el conflicto entre los miembros sin privilegios de
los pequeños gremios y las masas de obreros a sueldo, por una parte, y por la otra, los de los grandes
gremios, especialmente los propietarios de manufacturas y banqueros. En la década del cuarenta del siglo
XIV las formas de oposición individual aumentaron, transformándose en descontento masivo. La primera
rebelión de trabajadores asalariados conocida en la historia estalló en septiembre de 1343 en Florencia.
Fue brutalmente aplastada, lo mismo que todas las demostraciones de descontento que le siguieron. Dos
años más tarde estalló en esa misma ciudad la primera huelga. Fue declarada por los obreros del gremio de
los pañeros en señal de protesta contra la detención de su lider Ciuto Brandini. El descontento de los
obreros, las rebeliones saltaban como chispas de una ciudad a otra, alcanzando su máxima amplitud a
principios de la década del setenta en Siena y Perusa.
RUDOLF CHADRABA, Renacimiento y Humanismo
EL PENSAMIENTO RENACENTISTA
“No se puede hablar con rigor de una filosofía renacentista, de la misma manera en que hablamos de una
filosofía medieval, moderna o contemporánea. Existe una gran disparidad de tendencias, y es difícil
comprender el sentido general del pensamiento de este periodo. El Renacimiento es el esfuerzo por
desprenderse de la cultura tradicional que, formada durante la Edad Media, había llegado a detener la
espontaneidad del hombre”.
JULIÁN MARÍAS, La filosofía en sus textos
ANALIZA
¿Cuál es la preocupación fundamental de la filosofía medieval?
¿Qué incidencia tiene el cristianismo en la antropología medieval?
¿Qué diferencias presenta la filosofía del Renacimiento con respecto a la filosofía medieval?
¿Cuál es la característica social del renacimiento italiano?
GALILEO
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EL HOMBRE MEDIOCRE
José Ingenieros
La personalidad individual comienza en el punto preciso donde cada uno se diferencia de los demás. Por ese
motivo, al clasificar los caracteres humanos, se ha comprendido la necesidad de separar a los que carecen
de rasgos característicos: productos adventicios del medio, de las circunstancias, de la educación que se les
suministra, de las personas que los tutelan, de las cosas que los rodean. "Indiferentes" ha llamado Ribbot a
los que viven sin que se advierta su existencia.
Cruzan el mundo a hurtadillas, temerosos de que alguien pueda reprocharles esa osadía de existir en vano,
como contrabandistas de la vida.
Y lo son. Aunque los hombres carecemos de misión trascendental sobre la tierra, en cuya superficie vivimos
tan naturalmente como la rosa y el gusano, nuestra vida no es digna de ser vivida sino cuando la ennoblece
algún ideal: los más altos placeres son inherentes a proponerse una perfección y perseguirla. La vida vale
por el uso que de ella hacemos, por las obras que realizamos. No ha vivido más el que cuenta más años, sino
el que ha sentido mejor un ideal: las canas denuncian la vejez, pero no dicen cuanta juventud la precedió.
El poder que se maneja, los favores que se mendigan, el dinero que se amasa, las dignidades que se
consiguen, tienen cierto valor efímero que puede satisfacer los apetitos del que no lleva en sí mismo, en sus
virtudes intrínsecas, las fuerzas morales que embellecen y califican la vida: la afirmación de la propia
personalidad y la cantidad de hombría puesta en la dignificación de nuestro yo. Vivir es aprender, para
ignorar menos: es amar, para vincularnos a una parte mayor de la naturaleza y de los hombres; es un
esfuerzo por mejorarse, un incesante afán de elevación hacia ideales definidos.
Si observamos cualquier sociedad humana, el valor de sus componentes resulta siempre relativo al conjunto:
el hombre es un valor social.
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Profesor Walter Ramírez hurtado antropología filosófica potosí – Bolivia 2014
¿La continuidad de la vida social sería posible sin esa compacta masa de hombres puramente imitativos,
capaces de conservar los hábitos rutinarios que la sociedad les trasfunde mediante la educación? El
mediocre no inventa nada, no crea, no empuja, no
rompe, no engendra; pero, en cambio, custodia
celosamente la armazón de automatismos, prejuicios y
dogmas acumulados durante siglos. Su rencor a los
creadores compensase por su resistencia a los
destructores. Los hombres sin ideales desempeñan en la
historia humana el mismo papel que la herencia en la
evolución biológica: conservan y transmiten las
variaciones útiles para la continuidad del grupo social.
EL SUPERHOMBRE DE NIETZSCHE
El Superhombre es el pensamiento central de Nietzsche. El ser humano debe ser superado, ya que todos
los seres evolucionan y se transforman, y el ser humano no puede ser una excepción. El ser humano no
es un ser estático, sino que está dotado de una enorme fuerza creadora.
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Profesor Walter Ramírez hurtado antropología filosófica potosí – Bolivia 2014
Darwin y el Evolucionismo. La especie humana está dotada de la fuerza expansiva de la vida, la que está en
un proceso evolutivo constante. Pero para poder llegar a ser el Superhombre hay que superar la moral
tradicional y decadente, y llegar a la nueva moral. La transformación del hombre en Superhombre pasa por
tres estadios diferentes:
1. Camello: El espíritu del hombre es en primer lugar un camello con una carga enorme.
2. León: El hombre, cansado por la carga anteriormente descrita, se rebela contra su dueño e
impone su voluntad.
3. Niño: El hombre se convierte en un niño lleno de futuro: el Superhombre.
La vida terrenal. Las características más importantes del Superhombre es su necesidad de la vida; El
Superhombre valora principalmente la vida terrena: el placer, las pasiones, la victoria. Intenta superarse, y
por eso rechaza la moral tradicional cristiana, aceptando la moral de los señores, propia de los fuertes. La
Fidelidad a la tierra. Una de las características más importantes del Superhombre es la fidelidad a la tierra:
Sólo existe esta vida, y, por tanto, cualquier pretensión de renuncia en nombre de una vida mejor después de
la muerte, es totalmente absurda. Es esta fidelidad a la tierra la que le llevará, en primer lugar, a renunciar a
cualquier reducto de Platonismo que nos lleve a considerar la posibilidad de un mundo inmaterial mejor que
éste, y de una vida mejor que la vida terrenal. La fidelidad a la tierra es lo que nos lleva a vivir esta vida con
toda la intensidad posible.
La voluntad de poder. La voluntad de poder significa la voluntad de dominio, la fuerza, la ley del más
fuerte. Es la exaltación de la fuerza y la agresividad (los instintos propios del ser humano). Vemos la
influencia clara del pensamiento de Darwin y la selección natural (sólo los más fuertes llegan a sobrevivir).
Esta voluntad de poder nos lleva a un deseo de no ser dominado por nadie. Esto nos lleva a una dificultad
imposible de superar para llegar a un nivel de convivencia social como la que tenemos.
La sociedad entendida como renuncia de los instintos. La vida en sociedad nos lleva a la renuncia de
nuestros instintos. En nombre de esta convivencia. Nietzsche nos propone no renunciar a ninguno de nuestros
instintos, teniendo esto como consecuencia, el fin de la sociedad basada en la colaboración. La visión social
que tiene Nietzsche, acaba en el individualismo más terrible: sin la colaboración, la solidaridad... El valor
más importante pasa a ser el individuo. Por eso tenemos que decir que el pensamiento de Nietzsche sería el
grito desesperado del individualista que ve como este individuo está a punto de desaparecer disuelto en la
sociedad. Esta es la clave de la voluntad de poder y la no renuncia de los instintos.
El Eterno Retorno. El Eterno Retorno muestra un deseo tan fuerte de
vivir que desea que ésta se repita eternamente. Esta vida debe ser
repetida constantemente con sus alegrías y sus dolores (pensamiento
terrible para todos aquellos que no aman la vida). Esta es la fuerza del
amor a la vida, del amor enorme por esta vida: el deseo de que no sólo
no haya ninguna otra, sino que ésta se repita constantemente, infinidad
de veces.
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