JEAN-LUC NANCY
El arte hoy
Selección y prólogo de Daniel Alvaro
Traducción: Carlos Pérez López y Daniel Alvaro
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Gracias a Federico [FerrariL a la Academia de Brera, a
la Fundación Stelline y al Centro Cultural Francés, no sólo
por haberme invitado sino también por haber organizado
esta serie de conferencias en torno al arte contemporáneo
y a cuestiones ligadas al arte contemporáneo, y gracias a
ustedes por estar Gquí. Como Federico acaba de decir, no
voy a dar una conferencia a partir de un texto escrito previamente. Sólo tengo algunas notas porque en esta exposición
me interesaba mantener las ventajas de la improvisación
que, a mi parecer, son sobre todo las de permitir una entrada mucho más fácil al diálogo y a la discusión después de
la conferencia. Otra ventaja es la de facilitar la traducción
simultánea para ayudar a aquellos de entre ustedes que
escuchan a la traductora. Hemos acordado que si voy muy
rápido, ella me hará una seña para ir más lento y hacer
que la comprensión sea adecuada.
El título que di a esta sesión es El arte hoy. No dije "el arte
contemporáneo" porque precisamente el arte contemporáneo
es un sintagma establecido que de alguna manera pertenece desde hace un tiempo a la historia del arte: ustedes
saben que hubo la época del impresionismo, del fauvismo,
del cubismo, del surrealismo, de las vanguardias, y luego
están aquellas que comienzan a formar parte o no del arte
contemporáneo, el arte pavera en Italia, el hiperrealismo. El
arte contemporáneo es una extraña categoría histórica ya
que se trata de una categoría cuyas fronteras son movedizas,
pero que la mayor parte del tiempo no se remontan mucho
más allá de veinte o treinta años, y se desplazan sin cesar.
En función de dicha categoría se puede decir que ciertas
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obras de arte producidas hoy en algún lugar del mundo no
pertenecen al arte contemporáneo. Si hoy un pintor realiza
un cuadro figurativo de factura clásica, no será arte contemporáneo, pues le faltará la insignia, el criterio distintivo de
lo que se llama lo contemporáneo.
De esto se deriva entonces una pregunta abierta de entrada: ¿cómo es posible que en la historia del arte se haya
llegado a adoptar una categoría que no designa ninguna
modalidad estética particular tal como pudo decirse alguna
vez del hiperrealismo, del cubismo, o aun del body art, del
land art, sino una categoría que porta consigo simplemente
el nombre de contemporáneo? Es decir que en la historia contemporánea del arte sucede que las categorías que califican
al arte, o al menos a un cierto número de prácticas artísticas
esencialmente en el dominio de las artes plásticas (vemos
bien cómo esto puede conectar con ciertos aspectos de la música y del cine, al menos experimental, pero en efecto es ante
todo en el dominio de las artes plásticas que esta expresión
se emplea), categorías como "plástico" o "literario", están
sometidas a desplazamientos y transformaciones tales que
la palabra "arte" pierde la posibilidad de ser especificada
y, por el contrario, gana una especificación exclusivamente
histórica o más bien de ruptura con la historia. Si digo "las
artes plásticas" a propósito del arte contemporáneo, ya no sé
muy bien de qué estoy hablando, porque las artes plásticas
son en principio la pintura, el dibujo, la escultura, el grabado, la cerámica; pero las artes plásticas en esta acepción
ordinaria también deben contar a la instalación e incluso a
aquello que, aunque no sea más llamado happening, resiste
todavia bajo la forma de performance, de acontecimiento. En
consecuencia, la apelación de contemporáneo es también
una apelación que de alguna manera descalifica, al menos
tendencialmente, las categorías más propiamente estéticas
o disciplinarias, como lo es precisamente "el arte plástico".
Es por esta razón, por este conjunto de razones, que prefiero
decir "el arte hoy".
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El arte hoy
Hoy, ¿qué pasa con el arte? ¿Qué es lo que ocurre hoy con
el arte? Para empezar, ocurre justamente que fue creada y
empleada esta categoría de arte contemporáneo y que esta
categoría hace surgir inmediatamente toda una serie de
problemas, porque a fin de cuentas el arte siempre ha sido
contemporáneo de su tiempo. Miguel Ángel es contemporáneo, Praxíteles es contemporáneo, el pintor de Lascaux es
contemporáneo de sus contemporáneos. ¿cómo un artista
podría no ser contemporáneo? Puede no serlo, sin duda,
sólo a condición de salir de alguna manera del arte. Es
decir que si hoy alguien realiza un cuadro a la manera de
Poussin o de Renoir, no será contemporáneo, ni siquiera será
contemporáneo de Renoir o de Delacroix, no será contemporáneo de nadie, estará en cierto modo en una repetición de
formas. Por lo tanto, comprendemos que el arte es siempre
contemporáneo porque pertenece siempre a una creación de
formas en el espacio de lo contemporáneo, en el espacio de
una actualidad, y que en esta actualidad el arte da a sentir,
en primer lugar a ver, si hablamos de artes plásticas.
El arte, entonces, da a sentir. ¿Qué? Una cierta formación
del mundo contemporáneo, una cierta puesta en forma, una
cierta percepción de sí del mundo. El hombre de Lascaux
se presenta a sí mismo, presenta a sus contemporáneos
la forma de su mundo, Giotto se presenta y presenta a sus
contemporáneos una forma del mundo. ¿Qué quiere decir
el mundo? El mundo quiere decir una cierta posibilidad de
sentido, de circulación de sentido. Hago referencia aquí
implícitamente a una definición de Heidegger que dice
que el mundo es una totalidad de "significabilidades",
es decir de posibilidades de sentido, no una totalidad de
significaciones dadas, sino una totalidad de posibilidades
de significación. Así. Giotto, Poussin, Delacroix, Picasso,
Warhol presentan y dan una forma a una cierta posibilidad
de circulación de sentido, de significación, no en el sentido
en que este sentido vendría a depositarse en significaciones verbales, lo que justamente no sería una atribución
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de sentido (como cuando algunas veces la filosofía, pero
más a menudo la ideología, dice "el sentido del mundo es
esto", el sentido del mundo es una historia que va hacia
una humanidad, o bien el sentido del mundo es justamente
dejar el mundo para ir hacia otro mundo, o bien el sentido
del mundo es que no hay sentido). El sentido del que hablo
es el sentido que el arte forma, el sentido que permite una
circulación de reconocimientos, de identificaciones, de
sentimientos, pero sin fijarlos en una significación terminal.
Nunca el arte nos dice "el sentido del mundo, el sentido
de la vida es esto", ni siquiera cuando el arte estaba enteramente atravesado por la religión: por ejemplo cuando
pintaba sin cesar crucifixiones, entierros, resurrecciones y
también natividades, el arte daba forma a otra cosa que
a la verdad cristiana; del mismo modo lo más notable eri
todo el arte cristiano es que éste da forma a otra cosa que
al mero cristianismo. En todas las formas del cristianismo
basta recitar el credo, porque el credo no precisa de imágenes ni de arte en general. Esta mañana Federico me llevó
a ver la Piedad Rondanini y pensé cuán alejada está esta
Piedad del mensaje cristiano; evidentemente, ella forja su
material en el mensaje cristiano, pero ¿qué es lo que dice?
Dice completamente otra cosa, dice muchas cosas que por
otra parte soy incapaz de decir, y además, en el estado en el
que se halla, ya sea que este estado se deba a la muerte de
Miguel Ángel o a una voluntad suya, o a una dificultad que él
habría tenido para producir la forma de esta Piedad durante
más de diez años, ella no dice nada, justamente, no habla.
Hace surgir una forma en la cual se pone en juego ... ¿qué?
Una cierta posibilidad de significar el dolor, el sufrimiento,
el cuerpo humano y también el gesto del propio artista.
Entonces, si el arte se trata de esto, de este surgimiento
de formas que dan una posibilidad de mundo, ahí donde
el mundo, de manera ordinaria y corriente, se halla o bien
limitado a significaciones, todas ellas hechas e indefinidamente repetidas, como si.gnificaciones elementales (vivir,
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El arte hoy
sobrevivir, ganarse la vida, perder también lentamente la
vida llevándola hacia la muerte, hacer o producir esto o
aquello, fabricar objetos, hacer intercambios, hacer hijos,
aprender algo, olvidar, etc.). o bien, al contrario, expuesto
a una ausencia de significación. En estas condiciones, ¿a
qué abre el arte? A otras posibilidades de mundos. Yo diría
que el arte está ahí cada vez para abrir el mundo, para
abrir el mundo a sí mismo, a su posibilidad de mundo, a
su posibilidad entonces de abrir sentido, mientras que el
sentido ya dado está cerrado. Por esta razón también se
dice siempre que cada artista tiene un mundo, o casi se
podría decir que cada artista es un mundo: Miguel Ángel,
Picasso, Cézanne, Brancusi, y podríamos afirmarlo de
todos los otros, como Beethoven, Verdi o Proust. Cada uno
de ellos es un mundo, una posibilidad de significaciones
de alguna manera cerrada sobre sí misma, pero al mismo tiempo abriendo lo posible, y abriendo lo posible en
particular al abrir el espíritu, la sensibilidad de la gente,
es decir de nosotros, abriendo nuestra sensibilidad a una
nueva posibilidad de formas que ella ignoraba hasta aquí.
Como dice Proust, un escritor da forma a su público, que
no existe cuando el escritor comienza y luego existe bajo el
efecto de la obra. Ustedes saben que cuando Proust comenzó a publicar A la recherche du temps perdu, al igual que
cuando Caravaggio comenzó a pintar, nadie comprendía, y
a menudo eso dura un cierto tiempo, como cuando Poussin
dijo que Caravaggio vino al mundo para destruir la pintura,
no podía comprenderlo.
Vuelvo a la cuestión del arte hoy y a lo contemporáneo.
¿Qué es lo que ocurre con el arte contemporáneo? ¿Cuáles
son las formas, las formaciones de formas a las cuales el
mie contemporáneo da lugar? Ustedes saben, como yo, y
quizás esto sea más sensible en Francia que en Italia, que
el arte contemporáneo da lugar sobre todo y en principio a
una gran disputa en torno al arte: el espacio de significación
que el arte llamado contemporáneo hace surgir es un espa25
Jean-Luc Nancy
cío de contradicción, de querella, incluso muy violenta, en
cuyo centro se encuentra la cuestión del arte. Porque sabrán
ustedes que mucha gente es capaz de decir, si se les habla
del arte contemporáneo, que eso no es arte (no voy a citar
obras que todos ustedes tienen en mente). Además, diría
que esto no es nada nuevo. Podemos decir que lo que resulta muy sorprendente es que el arte contemporáneo pueda
definirse como la apertura de una forma que seria ante todo
una pregunta, la forma de una pregunta. Es posible que una
pregunta no haga totalmente un mundo, o que un mundo en
el que la circulación de sentido es únicamente una circulación
interrogativa e inquieta, y a veces incluso angustiante, sea
un mundo difícil, un mundo frágil, un mundo inquietante.
¿cómo intentar entonces asir este fenómeno? Por el
momento me tienta decir que en el centro del arte contemporáneo se encuentra justamente la pregunta por el arte.
El arte hoy es un arte que, ante todo, pregunta "¿qué es el
arte?"; en consecuencia, es un arte que pregunta cómo es
posible y cómo es preferible o deseable dar una forma al
mundo. Hay varias, quizás muchas obras o creaciones del
arte contemporáneo que plantean muy específicamente la
pregunta por el arte y eso no es nuevo, lleva mucho tiempo.
Como se suele hacer, y creo que con justicia, habría que
fechar esto desde Duchamp. Ustedes saben que el día en
que Duchamp expone en New York un urinario de fabricación industrial ordinaria dándole como título Fuente, realiza
un gesto decisivo y muy complicado ya que declara "esto
es arte" y esta cosa no tiene nada que ver con ninguna
creación de formas artísticas conocidas hasta entonces. A
partir de ahí, Duchamp definirá a menudo el arte como el
hecho de una "cita", pero una cita en cierto modo sin cita,
una cita o un encuentro entre aquel que se llama el artista
y algo que en un momento dado él escogerá y leerá como
una forma: una vez es un urinario, otra vez es una rueda
de bicicleta, etc. La pregunta por el arte está planteada
evidentemente como la pregunta por una formación de
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El arte hoy
formas para la cual ninguna forma previa está dada. Yo
lo diría con palabras y conceptos de Kant, que son útiles
aquí: diría que se trata de formas para las cuales no hay
esquemas previos (ustedes saben que Kant llama esquema,
tal como él lo dice, a una imagen no sensible que precede a
la posibilidad de las imágenes sensibles), Quizás la tarea
del arte hoy es la de deber proceder sin ningún esquema,
sin ningún esquematismo. No hay nada que contenga una
pre-donación, una pre-disposición de posibilidades de
formas. Me refiero a "formas" en un sentido muy pero muy
amplio, no solamente formas visuales, sino también formas
sonoras, formas verbales.
¿cuáles eran antes los esquematismos del arte? Es muy
simple, de hecho reenvía a lo que decía previamente sobre
el arte cristiano: el cristianismo, la religión, proveían un
gran esquematismo a partir del cual existía la posibilidad
de crear formas, uno conocía todos los misterios de la religión, uno pintaba entonces una crucifixión, una resurrección, una virgen con el niño, etc. Pero también estaba toda
la evocación de la mitología antigua, y luego las grandes
escenas y los grandes acontecimientos de la historia con la
política, la gloria de las ciudades y los príncipes de fondo;
después estaban también las figuras humanas mismas,
el hombre como figura de sentido, como figura heroica o
apasionada y hasta el borde del drama, como en La balsa
de la Medusa de Géricault, o como el Guernica de Picasso.
El Guernica es un cuadro muy sorprendente pues es quizás
uno de los últimos grandes cuadros de historia, de lo que
se llamaba en las antiguas clasificaciones la pintura de
historia. Ustedes saben que a partir de un momento, que
no es cuestión de fechar con precisión pero que se podría
situar justo después del Guernica, todo este conjunto de
esquematismos posibles desapareció, hasta el esquematismo del hombre mismo, las diferentes figuras del hombre
y de la humanidad. Esta desaparición de los esquemas, de
las figuras, como soportes de las posibilidades para crear
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Jean-Luc Nancy
a la intención. Cuando hablamos hacemos gestos, en
este momento también yo hago gestos, los italianos son
conocidos por hacer muchos gestos al hablar, mucho más
que los franceses. Al hablar hacemos gestos que a veces
son expresivos y otras veces no: uno no puede reducirlos a la
significación de las palabras que los acompañan. El gesto
es un dinamismo sensible que precede, que acompaña o
que sucede al sentido o a la significación, pero es sentido
sensible. De un modo muy simple también, si digo buenos
días sonriendo cambio un poco la significación del buenos
días, pero sobre todo cambio la sensibilidad, por Jo tanto,
el sentido sensible de la expresión buenos días. Creo que
podemos decir que el gesto es esto y que quizás hoy puede
hacerse sensible, como un mínimo del arte: es que en el arte
se trata en principio de un gesto. Soy cada vez más sensible
a la idea de que para nosotros el "nacimiento del arte",
según la expresión de Georges Bataille, el título de su libro
sobre Lascaux, el "nacimiento del arte", es un gesto sobre
las paredes de las grutas de Lascaux o de otro lugar (ahora
conocemos grutas más antiguas). ¿y qué gesto? Blanchot,
en un artículo sobre el "nacimiento del arte" de Bataille,
tiene una manera muy bella de pensar este gesto. Blanchot
habla del primer hombre que descubre el placer de hacer
estallar sílex por hacerlo estallar, en Jugar de fabricarse un
puñal o una afeitadora, y Blanchot dice eso para asimilar
el gesto del pintor de Lascaux a este gesto de puro placer
(aunque ciertamente no sea tan simple de analizar lo que
es como puro placer, pero en todo caso se puede decir que
es algo que pasa por al lado de toda finalidad).
Creo que toda la historia del arte y del pensamiento del
arte, sobre todo desde el momento en que hay un pensamiento del arte como tal, porque ustedes saben bien que el
arte es un concepto muy tardío, moderno, cuya antigüedad
no va más allá del siglo XVIII y recibe sus primeros análisis
filosóficos esencialmente a partir de Kant, todas las filosofías del arte desde Kant hasta nosotros, pasando por Hegel,
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El arte hoy
Nietzsche, Kierkegaard, Adorno, Heidegger y los contemporáneos, como por ejemplo Derrida, todos los pensamientos
del arte reconocen de una manera u otra, en unos u otros
términos, que en el arte se trata de algo como esto que estoy
llamando un gesto. Creo entonces que la situación del arte
hoy nos permite o nos obliga a volvernos atentos a este gesto
que es a la vez lo mínimo del arte, pero también quizás lo
esencial. y luego, al final del gesto, incluso si no hay final
del gesto, porque el gesto no se acaba en verdad, no llega
a término como cuando hago el gesto de agarrar mi vaso,
mi gesto se detiene cuando lo he agarrado. Más bien diría
que es necesario pensar el gesto según el modelo de una
de las artes, que es la danza, pues en la danza no se trata
más que de gestos ...
Al final del gesto pues, al final sin final del gesto no hay
de hecho una pura nada de significación, hay un signo,
pero un signo en el sentido de una señal, una señal de alguna cosa, un signo en el sentido de una palabra alemana
intraducible al francés y creo que también al italiano, la
palabra Wink, que designa en alemán un gesto como una
pequeña señal, así como para saludar, un gesto de inteligencia, como una guiñada de ojo, ¿pero señal de qué?
Quizás en el orden del reconocimiento, aunque no hay
sentido dado, depositado. Pienso en esta palabra alemana
"Wink" porque Heidegger habla de un último dios, y toda
la función, pero no solamente la función, todo el ser de ese
último dios consiste en wínken. No voy a entrar ahora en la
problemática de Heidegger cuando habla de Wink, que es
una problemática que se liga a la cuestión de un dios o de
una divinidad, pero evidentemente esto significa para mí
algo como una convergencia, quizás al infinito, entre una
pregunta por el arte, por el gesto artístico, y una pregunta
por lo divino, quizás, aunque no sé si conviene emplear ese
nombre. Sin entrar en eso, diría simplemente que el Wink,
la señal que hace el gesto artístico, ¿es una señal de qué?
Creo que importa decir dos cosas: en primer lugar, es una
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Jean-Luc Nancy
señal hacia un más allá de la obra de arte, una obra de
arte nunca está hecha para sí misma, al contrario, su ser
de obra, su carácter de obra consiste siempre en señalar
un afuera de la obra. La idea del arte por el arte es la
idea más falsa del arte, tanto como la idea del arte para
una significación, sea religiosa, política o ética: es la otra
extremidad de las dos ideas falsas sobre el arte. Un signo
más allá de la obra misma, y es lo que hace a la obra de
arte porque una obra técnica está ahí para sí misma, tiene
su función propia, su utilidad propia, lleva su finalidad con
ella. Esta botella tiene su finalidad en contener un líquido,
en permitir servir líquidos. Pero si procedo justamente como
Duchamp y digo "esto es una obra de arte", ella no sirve
más para nada, ni siquiera para sí misma, se convierte en
una señal. Y diría entonces que una señal contemporánea
es una señal hacia el hecho de que siempre, de nuevo,
como antes, cabe hacer un mundo, nos hace falta abrir un
mundo. Cuando se habla de la mundialización, pues en
Francia decimos "mundialización" y no "globalización",
me gusta entender que existe la idea y la posibilidad de
un mundo, es decir una circulación de sentido. Si estamos
entonces en la mundialización, también quiere decir que
tenemos que encontrar, que inventar una forma de mundo, y
una forma de mundo quiere decir una forma de circulación
posible de sentido, pero de un modo tal que ese sentido
no sea captado por cualquiera, es decir que no sea, para
terminar, significado.
Concluiré tomando un último ejemplo de una obra contemporánea en homenaje a Italia y en homenaje a un amigo,
tomaré el ejemplo de una obra de Claudia Parmiggiani. Es
un laberinto de vidrio, constituido de grandes y espesas
placas de vidrio, que fue construido en principio o que fue
construido quizás más de una vez, no lo sé, en todo caso
una vez en Francia, en Le Fresnoy. Y en este laberinto de
gruesas placas de vidrio, para acabar la obra, el artista
entra con un traje de protección, rompe el vidrio con un
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enorme martillo y luego quedan pedazos de vidrios esparcidos por todas partes. El lugar se vuelve impracticable. Yo
diría que el espectáculo de la obra, su fotografía, es puro,
puro incluso en el sentido clásico y ordinario, porque hay
transparencias, una transparencia repetida hasta el infinito,
y al mismo tiempo es muy inquietante ya que el vidrio está
roto, los pedazos recubren el suelo y no se puede penetrar
en este laberinto. Diría que esta obra ilustra que hay un
gesto que, en este caso, es un gesto de romper, por ende
un gesto violento, un gesto de destrucción y también la destrucción, justamente, de la transparencia, del sentido que
se comunica, y al mismo tiempo un signo sin significación,
más allá de la obra y más alla de la destrucción, pero no
hacia una nueva construcción, pues no es un propósito
social, político o ético. Un gesto aun más que gesto, más
allá, y al mismo tiempo un gesto a propósito de algo que
ha sido una gran preocupación de la pintura más clásica,
precisamente el vidrio, la transparencia del vidrio y el arte
de captar la transparencia del vidrio. Piensen en las innumerables cantidades de vidrios, de botellas, de cristales que
pasaron en toda la historia de la pintura y del conocimiento
hasta Morandi, por ejemplo, pues los vidrios de Morandi
no son cristalinos. Podemos escribir toda una historia del
vidrio, de la botella y también de los cristales. ¿Qué es lo
que se juega en el vidrio? Se juega la transparencia, la
luminosidad, pero también la posibilidad de captar la luz,
de hacer jugar la luz, y cuando se hace jugar la luz en un
vidrio, a través de un vidrio, se está dando justamente una
forma al mundo, al mundo material. al mundo de la luz, al
mundo del sol, o bien al mundo de las velas, de todas las
otras luces. Se está dando una forma que no es otra cosa
que un nuevo juego de la luz, o que no es otra cosa que
hacer brillar la luz, pero también se puede decir que ese no
ser otra cosa que "hacer brillar la luz" quiere decir pasar
de lumen en latín, es decir la luz puesta sobre las cosas, a
lux, que es la luz originaria, la luz que aclara, no aquella
puesta sobre las cosas, la luz del fíat lux, por lo tanto, un
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