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Primavera 1998
Indice
EDITORIAL
EL INSTANTE PSICOTERAPEUTICO
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Paco Pearrubia
EL OBESO Y LAS ENFERMEDADES
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Andre Fleming-Holland
SENTIDO DE VIDA Y GESTALT
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RESEAS
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EDITORIAL
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EL INSTANTE PSICOTERAPEUTICO
INTRODUCCION:
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El presente artculo es producto de una reflexin sobre aquellos momentos
dentro del proceso psicoteraputico que se vuelven inolvidables para el cliente (y
en muchas ocasiones tambin para el terapeuta), momentos que, aun despus de
aos de haber concluido la psicoterapia, son recordados como cruciales en el
desarrollo de la misma.
Cualquiera de nosotros que haya vivido un proceso de psicoterapia ms o
menos exitoso, tendr en su mente algunos momentos o instantes que considera
especialmente importantes, teraputicos e incluso mgicos. Estos momentos son
como un parte-aguas dentro del proceso de psicoterapia y, en algunas ocasiones,
pueden llegar a significar el inicio de un cambio fundamental en la vida de la
persona que est recibiendo la ayuda psicoteraputica.
He llamado a estos momentos INSTANTES PSICOTERAPEUTICOS por
su carcter de intensos promotores del crecimiento, as como por su temporalidad
ya que, a pesar de que pueden durar desde un segundo hasta la sesin completa
(y en raras ocasiones ms de una sesin), se destacan como pequeos
momentos en comparacin con la duracin total del proceso.
Meditando sobre estos instantes, me he preguntado: en qu consisten? ;
cmo puedo propiciarlos en mi desempeo profesional como psicoterapeuta? ;
cmo puedo reconocerlos, para de esta manera potenciarlos y as favorecer su
capacidad psicoteraputica?.
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(*) Yaqui Andrs Martnez. Lic. en Psicologa Universidad Intercontinental. Especialidades en
Enfoque centrado en la persona y Psicoterapia Gestalt enel Instituto Humanista de Psicoterapia
Gestalt, Mxico. Actualmente dedicado a la docencia y a la psicoterapia de individuos y grupos.
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Esquema:
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Muy prxima a nosotros y que abarque toda nuestra persona, (en ese
momento) vivimos una reciprocidad completa, un estar en relacin.
No abarcamos entonces esta relacin en un aspecto parcial sino en su
singularidad; Nos encontramos con nosotros mismos como T,
estamos completamente llenos de la presencia de dicho T.
En el ltimo caso llevamos a cabo con nuestro opuesto (la persona)
un dilogo en cuanto nos encontramos como unidad con otra
unidad. (Quitmann, 1989, pg. 332).
Ese momento (el crculo central en el esquema) es propiamente el
INSTANTE PSICOTERAPEUTICO, el momento en que, en trminos gestlticos,
se da el contacto entre el cliente y el terapeuta. En el contacto, yo no soy ya
solamente yo, sino que yo y t somos ahora nosotros el cambio es producto
forzoso del contacto (Polster, 1994, pgs. 104-105; el subrayado es mo).
Para Rollo May el encuentro implica:
Estar abierto al mundo del clienteAprender a hacerlo puede resultar
muy exigente; sentir la ansiedad de otro puede ser en extremo
doloroso. Es suficientemente doloroso sentir la propia, para lo que uno
no tiene eleccin posible y debe soportarla El encuentro teraputico
exige que nosotros mismos seamos seres humanos en el sentido ms
amplio de la palabra. Esto nos lleva a un punto en el que ya no
podemos hablar de ello slo psicolgicamente, sin un verdadero
compromiso personal, sino que debemos zambullirnos en el encuentro
teraputico. Para esto, ayuda comprender que nosotros tambin hemos
tenido experiencias similares y aunque quiz ya las hayamos superado,
sabemos lo que significan. (May, 1990, pg. 99)
Zinker lo expresa con su singular estilo potico:
Cuando siento al otro totalmente, con aceptacin, cuando siento el flujo
de su sentimiento, la belleza de movimiento, de expresin, de deseo,
entonces s cual es el significado de la reverencia, la santidad y la
presencia de Dios. (Zinker, 1995, pg. 21).
Es posible tambin entenderlo desde el punto de vista de la teora de los
sistemas y de la teora de campo de Lewin, en los trminos en que lo proponen
Yontef (1995) y Unikel (1997).
Desde la teora de los sistemas: el todo significativo que representan tanto
el cliente como el terapeuta, se convierte durante el encuentro en un solo todo
comn que incluye todo lo que les rodea y lo que cada uno de ellos significa,
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incluyendo la percepcin del otro (todo sto est representado por el crculo que
rodea a la cruz en el esquema). Y si recordamos que el terapeuta es su propio
instrumento (Polster, 1994, pag. 34), entonces la vivencia, personalidad e historia
del terapeuta se vuelven particularmente importantes: incluir la experiencia del
terapeuta es tan simple como que uno ms uno es igual a dos (ibid, pg. 36).
El encuentro teraputico no puede dividirse en fragmentos, es una
totalidad, una gestalt, y podra representarse por el esquema de la cruz completa
dentro del crculo, de este modo, el instante al que nos referimos sera el punto
central de interseccin, donde una lnea representa al terapeuta y la otra a su
cliente.
En trminos de Zinker(1995), la lnea del terapeuta lleva el siguiente orden
de los extremos hacia el centro: Lo que observo, mis fantasas personales, el tema
del cliente, lo que me digo a m mismo, hiptesis o pautamiento (apoyado en los
marcos tericos mas no dependiente de ellos), desarrollo de experimentos y
resultado, es posible entender que dicho movimiento se da contemporneamente,
en donde la observacin externa (comunicacin verbal y no verbal del cliente) y la
observacin interna (procesos mentales del terapeuta) estara representada por
cada uno de los extremos de la lnea. La ltima parte de este movimiento
idealmente estar lo ms cerca posible al centro de la cruz; a lo que tambin
puede llamar impasse. Una vez en ese momento, es responsabilidad del cliente
dar el siguiente paso hacia el instante psicoteraputico.
Este modelo encaja con lo propuesto por Perls como capas o estratos de la
neurosis, en donde la primera capa es la de clichs, que es lo que caracteriza a
los encuentros casuales: Hola cmo ests? Yo muy bien, y la familia? ; la
segunda capa es la de los roles o como-si, donde la persona y el papel que
representa son particularmente importantes; la tercera capa es la del callejn sin
salida o impasse, donde se presenta una actitud fbica de parte del cliente hacia
experimentar dolor y sufrimiento, en este lugar se desarrollan experimentos que
permiten al sistema cliente-terapeuta continuar hacia niveles ms profundos (o
regresarse a niveles ms superficiales). Si el trabajo contina, la capa siguiente
corresponde a la implosin en la cual nos comprimimos tomando energa para
proceder a la siguiente capa; la de la explosin, que Perls describe como el
nexo con lo autntico de la persona, y que propone principalmente en cuatro
tipos: pena genuina, orgasmo, ira y alegra o risa, aunque tambin puede
experimentarse como una repentina paz (Perls, 1994, pg. 65,66).
El instante psicoteraputico tiene lugar a partir de los ltimos momentos
de la implosin, donde el cliente se siente en la confianza suficiente como para
seguir adelante a travs de su propia lnea, por los dos factores transpersonales
que menciona Naranjo de la toma de conciencia y espontaneidad, mientras que el
terapeuta contribuye a ello con el estmulo y apoyo de la expresin genuina y
refuerzo negativo de lo patolgico (Naranjo, 1990, pg.10), extendindose hasta
la explosin. Los trminos propuestos por Perls pueden hacernos pensar en algo
del
proceso
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Este ltimo simbolismo es paralelo al tradicional, que menciona que en la
cruz se da la unin, en la tierra y lo humano, del cielo y el infierno; es decir, que en
el centro de la cruz est aquello que trasciende las dicotomas entre lo bueno y lo
malo para quedar simplemente con aquello que ES, sin juicios ni
sobrevaloraciones. De hecho, se puede decir que en el I.P. se da un momento de
tales caractersticas. Es entonces un momento que trasciende (aunque sea slo
por un breve momento) la dualidad entre lo que debe ser y lo que quiero que
sea, para quedarme con aquello que desde lo ms intimo y profundo de m ya
es.
Siguiendo sobre el mismo estilo, a travs de la recta vertical se simboliza
la unin de lo instintivo con lo espiritual; desde aquello que tiene que ver con los
impulsos bsicos como el de supervivencia, hambre y sed hasta los impulsos de
trascendencia y transpersonales, como el amor y la amistad profunda unindose
en la realidad material cotidiana (representada por la recta horizontal).
Tambin se puede plantear como la unin de lo primitivo con lo sublime,
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entre lo que nos acerca ms a nuestros semejantes, los otros seres humanos y
todo el reino animal, y lo que nos acerca cada vez ms a Dios, unido en la
experiencia diaria del momento presente.
En trminos de Wilber (1980), es aquel momento en que se trasciende la
falacia pre/trans, ya que el momento del I.P. es personal y va ms all de lo
prepersonal (lo que pertenece a nuestros primeros estadios infantiles)
conectndonos con lo transpersonal (lo que trasciende la dualidad sujeto-objeto).
Lgicamente, en algunas ocasiones los I.P. se presentan en el marco de
una experiencia cumbre que, como Maslow (1995) las ha descrito, son momentos
de conciencia no ordinaria (generalmente expandida), que pueden ser producto
de sucesos internos y estimulantes, y que se caracterizan por una emocin
placentera intensa, una incapacidad para describir la experiencia con palabras ya
que stas se quedan cortas (inefabilidad), etc. dando como resultado una
experiencia que transforma la vida.
Del mismo modo, la lnea horizontal puede simbolizar un adecuado
equilibrio entre la frustracin y el apoyo. Frustracin de lo incongruente, las
manipulaciones, mscaras, evasiones y la exagerada bsqueda de apoyo
ambiental hacia la izquierda; y apoyo de lo congruente, el contacto, el autoapoyo,
etc. hacia la derecha; distribuido equilibradamente a su vez en una lnea vertical
que representa hacia arriba calidez y las tres actitudes rogerianas de empata,
autenticidad y consideracin positiva incondicional anteriormente expuestas, y
hacia abajo firmeza y direccionalidad.
Si una manera de definir el proceso de la terapia gestalt es decir que va
del apoyo ambiental al autoapoyo, entonces el proceso consiste en ir de los
extremos de la cruz hacia el centro, en donde la lnea vertical simboliza la unin de
la figura y el fondo, es decir, el I.P. ocurre cuando hacemos figura (hacemos
consciente) aquello que nos es un buen soporte para iniciar el autoapoyo en al
menos algn rea de nuestra vida.
Observando el esquema completo, y si le otorgamos al cliente la lnea
horizontal (ya que es de acuerdo a sus experiencias de vida lo que se trabaja en la
psicoterapia), y al terapeuta la vertical (por incidir en la vida de su cliente en un
momento determinado); es posible otorgar al lado derecho de la lnea horizontal la
conducta no verbal del cliente, y al lado izquierdo todos sus comentarios verbales;
a la parte superior de la lnea vertical la experiencia clnica y vital del terapeuta, y a
la parte inferior todos sus marcos tericos de referencia, que para ser especficos,
me refiero a la observacin de: las fronteras del contacto, las formas de relacinevitacin, el ciclo de satisfaccin de necesidades, los tres demonios del
crecimiento: introyectos, asuntos inconclusos y las experiencias obsoletas, etc. y
todos aquellos marcos que el/la terapeuta va anexando con su experiencia y
preparacin.
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As, el I.P. tiene que ver con todo lo que conforman el cliente y su terapeuta
en un momento dado.
Tambin es importante aclarar que quiz la mejor manera de representarlo
no es mediante un esquema rgido sino a travs de un esquema dinmico, es
decir en movimiento y tridimensional, donde el movimiento sea desde los extremos
hacia el centro (hacia el INSTANTE PSICOTERAPEUTICO) como en una espiral
descendente (en el sentido de alcanzar cada vez mayor profundidad) para de ah
surgir hacia el desarrollo en forma ascendente, concordando con la espiral del
desarrollo humano transpersonal (Gonzlez, 1994). Para la visin de este
esquema apelo a la imaginacin del lector.
Es importante tomar en cuenta que el esquema muestra todo el proceso
psicoteraputico, en un ir y venir de los extremos al centro, es decir, que no
debemos desechar aquellos momentos que parecen ser menos provechosos, ya
que en realidad estos forman el camino (al fomentar la relacin teraputica y el
trabajo sobre algunos tems difciles), para que los instantes psicoteraputicos
ocurran.
Todas estas descripciones pueden servirnos para estar atentos al momento
preciso en el cual podemos propiciar que se d un momento hacia el crecimiento.
Es importante no perder el momento preciso, y es por ello que la terapia ms que
una tcnica es un arte, una danza, una pintura, un ritual que nos conecta con
nuestra sabidura ancestral que se esconde en lo ms profundo del inconsciente,
en ese inconsciente que ms que ser personal es colectivo y que nos conecta con
nuestros antepasados y con nuestros sucesores. Es ah en donde reside la
sabidura organsmica, el impulso innato hacia el desarrollo de todas nuestras
potencialidades y la motivacin hacia la autorrealizacin, es ah en donde se
manifiestan los INSTANTES PSICOTERAPEUTICOS.
Aplicacin
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Y a todo esto, cmo podemos estar atentos a estos momentos?
Considero que hay algunos tips que podemos tomar en cuenta y que
forman parte de la teora bsica de la terapia gestalt:
Para empezar, una herramienta bsica en psicoterapia gestalt es el uso de
los experimentos teraputicos; estos tienen la caracterstica de mantenernos en el
aqu y ahora adems de fomentar el darse cuenta y la responsabilidad, de esta
manera son una importante va para acceder a los I.P. Lo importante es poder
tener la mejor graduacin posible del experimento, es decir, que el nivel de
intensidad que obtengamos sea correspondiente con lo que puede soportar el
cliente, ni demasiado que le sea insoportable y solo favorezca su resistencia, ni
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tan suave como para que se permanezca en lo conocido y manejable sin acceder
a la zona en donde se da el crecimiento (Zinker, 1995, pag. 111-114). Esto podra
denominarse, en palabras de Zeig (en Robles, 1991): una terapia cortada a la
medida
Es importante tambin que cada paso del experimento se conecte con el
inmediato anterior y posterior de manera justa, esto quiere decir que se siga lo que
Polster denomina secuencias teraputicas ajustadas: donde cada movimiento es
como un engrane que se conecta con otros engranes intentando no slo no
aminorar la velocidad del mecanismo, sino de preferencia ir apretando
paulatinamente sin llegar a reventarlo.
De hecho, es oportuno recalcar que la totalidad del proceso
psicoteraputico es importante, ya que los momentos que pueden parecer de poca
relevancia, las sesiones que parecen ms flojas en comparacin con aquellas en
las que accedemos a los I.P., son en realidad lo que prepara el camino para que
estos instantes ocurran.
Para lograr la mencionada secuencia teraputica ajustada es necesario
tener en cuenta lo que Zinker denomina Caractersticas del terapeuta creativo,
que se adecuan perfectamente con la propuesta del presente artculo:
1.- Buen sentido de la distribucin del tiempo y de la oportunidad,
2.- capacidad para advertir el momento en que se puede llegar al
interior del paciente, se le puede activar y conmover,
3.- conocimiento de dnde se encuentran los botones psquicos y del
instante en que se los debe pulsar,
4.- capacidad para accionar la palanca de cambios, o sea dejar ciertas
cosas y pasar a otras zonas de mayor inters,
5.- voluntad de apremiar, enfrentar, halagar, persuadir, activar a la
persona para que haga su trabajo y
6.- sabidura para saber cundo debe dejarse a la persona en estado
de confusin de modo que ella pueda aprender a forjarse su propia
claridad.
(Zinker, 1995, pg. 52).
Otra manera de plantearlo es desde la perspectiva de Fagan
(1993), donde lo importante para llegar a estos momentos sera
cubrir adecuadamente las cinco tareas del terapeuta:
1. Pautamiento.- donde lo importante es realizar una hiptesis efectiva de
trabajo;
2. Potencia.- aqu lo importante es adecuar la hiptesis a un experimento
que promueva la toma de conciencia (con una graduacin adecuada);
3. Control.- cuya funcin es mantenerse en la secuencia teraputica ajustada
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Establecer un proceso
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!
Con amor eres. Yo te quiero, te amo
Y te aprecio. Eres la mejor mam del mundo
Yo te quiero muchsimo y siempre te voy a querer
Y si algn da te mueres nunca te olvidar porque
Eres la mejor mam del mundo en todas las galaxias, en los universos
Y en el infinito, y si quieres ayuda de m, slo pdemelo y te ayudar
Y te amar hasta el fin del mundo y del universo y de todos los siglos
Y t importas ms que todo eso y que mi vida.
Mam, yo me sentira mejor si jugaras conmigo ms tiempo
Y que ya no me regaes ni me pegues. T sabes que te quiero
Y digo que eres lo mximo; quiero que me digas las cosas con ms
claridad
Y en primera no me lleves con ese doctor Snchez que slo anda
molestando
Y quiero que me ayudes en mi trabajo ms seguido.
Te amo.
________________________________________________________________
(*) Rebeca E. Ganime Borne. Licenciatura y Maestra en Psicologa Clnica; Especialidad en
psicoterapia Gestalt, Nios, Sueos y trabajo con Grupos. Prctica privada, maestra universitaria e
investigadora.
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con ella. Le dije nuevamente -Parece ser que ests muy enojada con ella. Ms
adelante, en otra sesin, la nia me permiti saber que a ella su mam le haca lo
mismo que lo que Aurora le haca a la mueca.
Sin lugar a dudas, la libertad que sinti Aurora para expresarse fue
motivada por la actitud permisiva en la relacin que establec con ella.
En el caso de Emilio, de ocho aos, en la primera sesin permaneci en un
rincn entre la ventana y una mesa de trabajo. Las sesiones se fueron dando una
por una hasta que l se sinti seguro y se movi del rincn hacia otra parte del
cuarto y continu investigando lo que haba en la habitacin. Elega una cosa y
despus otra. En algn momento me invit a jugar con l, a lo cual acced y le dije:
-Me doy cuenta de que hoy has decidido jugar en otra parte del cuarto. Parece que
tuviste la necesidad de cambiar de lugar.
Muchos ejemplos ms se podran incluir, pero el artculo sera interminable,
Algunos casos son ms fciles y otros ms difciles, pero lo bsico es seguir la
instruccin que nos dice que la libertad de expresin se dar a partir de la
permisividad en la relacin teraputica.
4. Reconocimiento y reflexin de sentimientos
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su necesidad y su gusto por dibujar, pero no poda. Siempre me deca que esa
actividad no le gustaba, y aunque lo intentaba una y otra vez, dejaba de hacerlo
con mucho enojo.
Finalmente un da me dijo: -Me gustara mucho dibujar; slo que necesito
que me ayudes, porque quiero hacerlo y me cuesta trabajo.- Brindarle esta ayuda
fue un placer pero no sucedi sino hasta que ella lo reconoci y la solicit. Haber
respetado su tiempo para cambiar la actitud, fue de mucho beneficio para la
sesin teraputica.
6. El nio gua el camino
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Mis reflejos verbales eran algo as como Me doy cuenta de que te gusta
jugar a ser como un vampiro, - parece que te gusta esconderte y que otros se
escondan hasta que t los encuentres.- Le ped que me dijera cmo era un
vampiro para ella y me lo dijo. En las siguientes sesiones le hice ver que tal vez a
ella le gustaba conducirse como un vampiro. Le pregunt cul de los vampiros era
ella, incluso en alguna sesin, dibuj a su vampiro y le dio caractersticas.
Cabe resaltar que ella gui el camino y yo la segu. Ella me pregunt si me
gustaba el juego y le dije que me gustaba jugar con ella a lo que ella quisiera, pero
que ya me haba aburrido un poco y que adems me peda hacer cosas que no
me gustaban, como eran estar encerrada hasta que me encontrara o en la misma
posicin en la alfombra.
Al respecto, Violet Oaklander menciona en su libro Ventanas a nuestros
nios, cuando habla de los materiales que se utilizan en la terapia de juego, que
cuando los juegos no nos gustan a los terapeutas, no los debemos sugerir como le
pasaba a ella con el juego de las damas chinas. El terapeuta deber jugar si el
nio insiste pero deber asegurarse de que l nio est bien consciente de ello.
Germn es otro nio que va a terapia. Durante las primeras sesiones
sacaba todo el material que haba en el cuarto de juegos. Lo bajaba de las repisas
a la alfombra y abra todas las cajitas. Tard por lo menos tres sesiones en decidir
con cul jugar y adems cambiaba de opinin constantemente. En mi experiencia,
este tipo de actitudes son muy comunes. Lo mejor es seguir al nio a su paso, sin
apresurarlo.
Empatizar con l y acompaarlo con paciencia y hacindole reflejos de su
conducta, por ejemplo: -Tengo la sensacin de que an no decides con que jugar,
-me doy cuenta de que te gusta cambiar de juego varias veces.
Esto es seguir al nio, sin realizar sugerencias. El perodo de terapia es su
terreno de prueba, es el tiempo en el cual el nio mide su capacidad.
Tampoco seleccionamos previamente los juguetes con la esperanza de que
el nio escoja alguno de estos, nuevamente, insisto el terapeuta deja que el nio
decida que quiere hacer. Desgraciadamente, muchos nios han sufrido la
experiencia de que no se les permite hacer su actividad, a menos que esta
coincida con la del adulto y como consecuencia de esto, al principio, algunos nios
estn a la expectativa ante la permisividad de la sesin de terapia.
Dado que en la sesin de terapia el nio podra verse limitado por la
personalidad del terapeuta al estar jugando con l, el terapeuta se abstiene de
hacer comentario alguno o sugerencias para guiar al nio; debemos asimilar que
el nio est en el cuarto de juegos para identificarse consigo mismo y por esto los
deseos u opiniones del terapeuta no son solicitados.
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cuarto de juegos y no se puede ir de paseo. Tuve una nia que cada vez que iba
a sesin peda llevarse algo a su casa prometiendo que lo devolvera. Tengo que
confesar que tambin yo aprend con esto. Al principio me pareca que si yo le
peda que lo trajera de vuelta era suficiente, pero me di cuenta de la utilidad de la
limitacin al respecto y no lo volv a permitir.
En el consultorio acostumbramos tener dulces o galletas para que los nios
los tomen al irse. Hay nios que, por supuesto, quieren llenarse los bolsillos o las
manos con las golosinas, pero slo les permito llevar una o dos y les hago ver que
vendrn otros nios con el mismo derecho de disfrutar de una galleta, por lo que
debemos dejar algo para ellos.
La terapia de juego y la gestalt
Los elementos gestlticos que se incorporan en la terapia y cmo
responden a los principios y benefician al sujeto en proceso.
El juego suele adoptar en el nio la forma de una improvisacin dramtica,
pero es ms que eso. A travs del juego somete a prueba su mundo y aprende
sobre l, esto es esencial para su sano desarrollo. Para cualquier nio, el juego es
un asunto tomado en serio y que tiene un fin determinado; y le ayuda en su
desarrollo fsico, mental y social. El juego es su autoterapia, mediante ste se
resuelven muchas veces: angustias, miedos, confusiones, conflictos. A travs de
la seguridad del juego, el nio ensaya nuevas formas de ser, nuevas maneras de
conducirse. El juego es una funcin vital para l, y no slo la frvola y placentera
actividad que los adultos generalmente piensan que es.
Adems, es muy importante sealar que el juego sirve de lenguaje para el
nio, este es un simbolismo que sustituye a las palabras. El nio, por medio del
juego, vivencia muchas cosas que todava no puede expresar con el lenguaje
directo y as lo utiliza para formular y asimilar lo que experimenta.
Aqu cabe mencionar a una nia de diez aos, que fue conducida a terapia
por rebelde. Adriana tiene cuatro hermanos hombres, tres mayores y uno menor.
Adriana expresaba al escoger la casita y jugar con ella, que ese juego se pareca
mucho a su familia: -as es mi pap y mi mam, as me llevo con mis hermanos.
ste fue el comienzo de varias sesiones en las que el tema fue la familia y a travs
del juego fue ms fcil reconocer y hablar sobre su problema como ella lo llam.
Yo uso el juego en terapia de la misma forma en que utilizo un cuento,
dibujos, arenero, barro, tteres, etc. De qu manera se utiliza esta tcnica?
Primero, hay que observar al nio mientras juega: cmo juega, cmo se
acerca a los materiales, qu escoge, qu evita? Es organizado? Cambia de un
juego a otro, cul es su patrn de juego? Debemos recordar que la forma en que
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BIBLIOGRAFIA
AXLINE, M. Virginia .(1991). TERAPIA DE JUEGO, Editorial Diana,
edicin. MXICO, D.F.
Doceava
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Quiero exponer unas reflexiones sobre la supervisin, sin referirme aqu ni al
proceso, ni al paciente ni a otros aspectos de los que he escrito en otros artculos,
para centrarme en algunas consideraciones sobre el terapeuta supervisado
(Pearrubia, 1994).
Ser terapeuta es tan difcil y arriesgado como ser persona. No lo concibo por
tanto ni como un rol ni como una profesin, sino a lo mximo como un oficio
(entendiendo que nos referimos a una vocacin); un oficio artstico que echa
races en el interior, que se alimenta de inseguridad y que crece apelando a todos
los recursos creativos de que somos capaces.
La supervisin del terapeuta actualiza esta prctica tradicional de los gremios
artesanales donde el aprendiz da sus primeros pasos ante la mirada ms experta
del maestro. Esto no quiere decir que la supervisin slo le sirva al aprendiz. Lo
que pasa es que el terapeuta principiante tiene algo entraable: el estado de
gracia del nefito.
Desafortunadamente, este estado de gracia inicial luego se va perdiendo:
Cuanto ms sabe uno, ms cuenta se da de lo mucho que no sabe, adems de
perder la frescura original los benditos riesgos de la "inconsciencia", que acaban
hacindonos ms expertos y serios y paralelamente ms conservadores.
Al terapeuta novato se le diagnostican actitudes mesinicas y entusiastas,
impaciencia por curar al otro, narcisismo omnipotente y cosas parecidas con las
que estoy de acuerdo pero no censuro. Yo creo que sin narcismo (si es que esto
puede concebirse) nadie se metera en este oficio tan complicado y comprometido.
As, concluyamos que dicho narcisismo es, primeramente, inevitable; en segundo
lugar, til como motor profesional y por ltimo tema fundamental de trabajo
interior, pues antes o despus uno acaba descalabrndose y de eso se suele
aprender mucho.
Veamos los temas de supervisin que con ms frecuencia se refieren al
terapeuta:
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1. La relacin
Es el mbito fundamental de la terapia, donde confluyen terapeuta, paciente
y proceso. La terapia as entendida no puede impartirla ni un libro ni un ordenador
bien programado, sino que es el resultado del encuentro humano.
Pero la relacin es algo ms que el encuentro fsico: su potencia
transformadora y curativa depende de la actitud del terapeuta, y no olvidemos la
primaca de la actitud (en palabras de Claudio Naranjo) sobre los recursos
tcnicos. Supervisar la calidad de la relacin teraputica nos lleva a reflexionar
sobre la presencia y el contacto del terapeuta.
2. La presencia
Si el terapeuta "no est" (o est slo fsicamente), la relacin se desposee de
todo contenido humano real. A eso se refera Fritz al decir que el gestaltista
combina frustracin y simpata mientras que el terapeuta aptico (el que no est)
de poco sirve. Esta es la forma ms burda de ausencia (desinters, estar en otra
cosa...) pero hay formas ms sutiles de falta de presencia. La que he observado
ms a menudo en supervisin es cuando el terapeuta se desconecta de s como
persona y se queda en el rol.
Entonces acta como se supone que debe ser el terapeuta ideal: maduro,
neutro, respetuoso, sabelotodo... enmascarndose en este modelo y
desapareciendo tras de l. Otras veces el terapeuta se ausenta en sus dilogos
intemos terico-tcnicos; desaparece como interlocutor y se dedica la sesin a s
mismo, o mejor dicho, a su intelecto, a su "maquinita de hacer terapia":
diagnosticando mentahuente, interpretando, sopesando qu intervencin sera
ms eficaz... incluso pone en prctica esa intervencin brillante o ese ejercicio
estupendo, y cuando el paciente lo juega tampoco lo escucha porque est
imaginando qu diran otros colegas si le vieran este bien hacer, o cmo admirara
su maestro semejante creatividad...
Digamos en resumen que el terapeuta no est con su paciente, y suelo ser
bastante confrontativo cuando percibo en la supervisin esta falta de presencia
real de estar entero y comprometido, tanto si se trata de una prctica in situ (con
preguntas del tipo: para quin ests trabajando?) Como en la supervisin de
casos, donde tengo bastante buen olfato para saber si el caso me lo est
"enseando" a m y a los compaeros de supervisin pero no compartindolo
desde dentro. Aunque suene a generalizacin, tengo constatado que la misma
actitud que aparece en la supervisin corresponde a la que el terapeuta tiene con
su cliente, as es que me fo mucho de lo que observo en el presente de la
supervisin para denunciar la falsedad de la pseudopresencia en la terapia.
3. El contacto
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. EL
UN ENFOQUE GESTLTICO
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Margarita Snchez Barss (*)
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En el primer nmero de la revista del Instituto Humanista de Psicoterapia
Gestalt, Figura Fondo, la Psict. Rosala Castro habla de los trastornos de la
alimentacin en su artculo: Una batalla contra la bscula, y dice:
El estar gordo (a) y vivir en esta sociedad como tal, no es cuestin ni de
falta de voluntad, ni tampoco se debe a una simple desproporcin
entre la cantidad de caloras eliminadas. Se est gordo (a) porque
hasta el momento no se ha podido estar en la vida de otra forma
(Castro, 1997, pg. 60).
Al leer esto yo me cuestiono: si la obesidad es una forma de estar siendo,
Cmo se vive el obeso? Qu modos de relacin son los que ms
frecuentemente utiliza? Cmo y en donde se interrumpe el darse cuenta y el ciclo
de la experiencia? Y finalmente, si todo esto puede dar luz para entender las
enfermedades que frecuentemente afectan a los obesos. Quiero explorar en el
presente artculo cmo es estar siendo gordo(a) y cmo esta forma de ser lo
lleva a enfermarse.
1. Diferentes puntos de vista sobre la obesidad_________________________
1.1 El enfoque mdico de la obesidad
Desde el punto de vista mdico se establece que la obesidad es un
trastorno complejo que puede definirse como un aumento de peso de ms del
10% de lo normal, debido al depsito generalizado de grasa en el cuerpo.
Existen adems toda una serie de tablas para definir el peso normal de acuerdo
a estatura, complexin, sexo, edad, etc. Se han encontrado algunos determinantes
genticos y alteraciones metablicas especficas que permiten entender, desde el
punto de vista de la fisiopatologa, como se produce la obesidad.
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(*) Margarita Snchez Barss es Mdico Cirujano de la Universidad Anhuac.
Psicoterapeuta del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt. Musicoterapeuta del Instituto
Mexicano de Musicoterapia Humanista. Reiki Master.
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anormalmente bajas, ya sea por una menor produccin o por una rpida
destruccin. Cuando las endorfinas estn bajas, el cerebro est alterado y esto
hace que las personas susceptibles a las sustancias que calman artificialmente el
cerebro, recurran a ellas y se sientan mejor. Esta sensacin de bienestar es el
objeto de la adiccin.
En el caso de los comedores compulsivos, los alimentos de alto contenido
en carbohidratos facilitan especialmente la liberacin de serotonina que produce
un estado de calma y bienestar.
1.4 Comer para no sentir
De esta manera, la comida tambin se convierte en una forma de no sentir
y de aislarse. La experiencia de muchos obesos es de haberse sentido heridos,
abandonados, humillados, etc., por diferentes personas a lo largo de su vida. Lo
nico que siempre han encontrado disponible, incondicional y no hiriente es la
comida. Una y otra vez, recurren a ella en busca de proteccin, consuelo, amor,
etc., y a medida que aumenta el peso corporal disminuye el ser humano que se
encuentra protegido y aislado por kilos y kilos de grasa. Nuestras mejores
defensas son nuestras mayores prisiones cuando perdemos la flexibilidad de
usarlas o no, y llega el momento en que estn permanentemente levantadas y nos
morimos dentro de nosotros mismos.
Existe un hambre de amor y aceptacin, a la vez que el obeso tiene una
incapacidad para abrir su interior. Slo abre la boca y se traga todo.
1.5 La obesidad como un juego de evitacin y control de las relaciones
La obesidad es una justificacin para evitar las relaciones, el compromiso y
el ser responsable. Es ms fcil, aunque no menos doloroso, decir que se est
solo porque se est gordo y que el sexo no es importante, que asumir que se vive
con miedo ante las relaciones, ante la sexualidad que conlleva intimidad, entrega,
etc. y es preferible parecer no interesado que aceptar el miedo al compromiso.
Tambin es una manera de castigar a otros castigndose a s mismo.
La comida se convierte en un sustituto de la intimidad y de las relaciones.
Cuando se est enamorado hay una elevada produccin de una sustancia llamada
feniletinamida. El chocolate tiene altas cantidades de dicha sustancia yno
produce un desencanto amoroso, est disponible, no es celoso, etc.
El obeso se vive en un juego de control; o controla o es controlado. La
obesidad es una forma de vigilancia: Nadie tiene control sobre mi peso o mi
comida; esto es solo mo y de nadie ms. Sin embargo, acaba siendo controlado
o perdiendo el control de aquello que controla: la comida.
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3. Concepto de Enfermedad__________________________________________
Dethlefsen y Dalhke sealan que:
....la enfermedad es un estado que indica que el individuo, en su
conciencia, ha dejado de estar en orden o armona. Esta prdida del
equilibrio interno se manifiesta en el cuerpo en forma de sntoma. El
sntoma es, pues, seal y portador de informacin, ya que su aparicin
interrumpe el ritmo de nuestra vida y nos obliga a estar pendientes de
l. El sntoma nos seala que nosotros como individuos, como seres
dotados de alma, estamos enfermos; es decir que hemos perdido el
equilibrio de las fuerzas del alma. El sntoma nos informa que algo falla.
Denota un defecto, una falta. Esta carencia se manifiesta en el cuerpo
como sntoma. El sntoma es pues, el aviso de que algo falta.
(Dethlefsen. 1993, pg. 17).
De esta manera el sntoma es una seal importante y si nos dedicamos a
quitarlo por molesto o doloroso, habremos perdido una magnfica oportunidad para
conocernos mejor.
La Dra. Schnake dice:
No podemos tratar a la enfermedad como una enemiga. Nos est
haciendo sufrir y adems nos puede amenazar de muerte. Tenemos
que escucharla. No podemos pelear con ella sin saber a qu vino. Es
una parte nuestra donde ella se ha instalado. Si hay algo que nos
pertenece y que nos conecta con todo aquello que nos trasciende, eso
es nuestro cuerpo; no lo entreguemos como un paquete en manos
ajenas. Permtete conectarte con lo que sabes y lo que no sabes acerca
de lo que te ocurre. Por lo menos, escucha (Schnake, 1995, pg. 77).
La Dra. Schnake propone para trabajar con las enfermedades un dilogo
que se establece entre la persona y el rgano especfico. Aunque ste tiene
caractersticas comunes en todas las personas, es individual y nico. Es deseable
que el terapeuta conozca la anatoma y fisiologa para que pueda guiar al cliente
en el dilogo con determinado rgano y para que su funcin sea concretizada sin
aumentar o disminuir su importancia.
El terapeuta, en ocasiones, asumir el papel del rgano afectado, dndole
al cliente la posibilidad de escucharse y recuperar informacin significativa para
que pueda entender el mensaje de su enfermedad. Al asumir los diferentes
papeles, de rgano y de enfermo, el cliente tiene la posibilidad de apropiarse de
sus diferentes partes y de integrarlas a s mismo.
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Esta tcnica de la Dra. Schnake es una herramienta muy til para entender
el mensaje vital que la enfermedad nos trae. Antes de curar una enfermedad es
de suma importancia escuchar su mensaje. La enfermedad puede curarse, pero
si el mensaje no es escuchado, tarde o temprano, nuestro cuerpo volver a llamar
nuestra atencin de una u otra manera. La ltima llamada de atencin es la
muerte y para muchos es tarde para aprender a escuchar.
4. El obeso y las enfermedades_______________________________________
Insomnio, diabetes, alergias, herpes, trastornos digestivos, accidentes
cardiovasculares, cncer de vejiga, colon, matriz y senos, son algunos
de los principales padecimientos orgnicos causados por el sobrepeso
y en su extremo, por la obesidad. (Castro, 1997, pg. 59).
Estas enfermedades no son exclusivas de los obesos, ni todos los obesos
las desarrollan, aunque s existe una alta incidencia de ellas en sta poblacin.
4.1 Enfermedades Cardiovasculares.
4.1.1 Hipertensin Arterial Sistmica:
La presin sangunea es la expresin de la dinmica del ser humano. Se
deriva de la interaccin del fluido sanguneo y las paredes de los vasos que lo
contienen. Estos dos componentes son antagnicos y pueden representar las
fronteras y resistencias que se oponen al desarrollo del mismo. No solamente el
esfuerzo corporal aumenta la presin sangunea, la sola idea o el pensar en un
conflicto es suficiente para que este aumento se presente.
El obeso vive en un continuo conflicto entre una fuerza que lo impulsa y otra
que lo frena, entre controlar y ser controlado, entre necesitar a otros y sentirse
autosuficiente y omnipotente, etc. Puede movilizarse pero no aplica su energa al
servicio de una actividad que le reporte lo que desea. Como dice Zinker, al hablar
de la interrupcin entre la movilizacin de energa y la accin en el ciclo de la
experiencia:
La persona hace patinar sus ruedas y no logra trasladar sus impulsos a
la accin. () De esa movilizacin crnica que no se expresa, pueden
resultar sntomas somticos tales como hiperventilacin, hipertensin y
tensin muscular crnica (Zinker. 1995, pg. 90).
El obeso no enfrenta los conflictos, se vive vctima, gime, se queja, culpa a
otros, pero no hace nada. Se queda con las ruedas patinando.
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Pocas palabras, dentro del lxico de la medicina son tan aterradoras como
cncer. El cncer es una neoplasia; trmino que significa nuevo crecimiento.
Una neoplasia es una masa anormal de tejido cuyo crecimiento excede
el de los tejidos normales y que no est coordinado con estos mismos,
y que persiste en la misma manera excesiva despus de cesar el
estmulo que desencaden el cambio.
A esta definicin pudiramos aadir que la masa anormal carece de
finalidad, hace presa del husped y es prcticamente autnoma.
(Robbins, 1988, pg. 133)
Esta es una definicin mdica tradicional de lo que es el cncer. Sin
embargo, quizs desde el punto de vista del paciente el cncer no tiene una
finalidad, pero en el dilogo con las clulas cancerosas del rgano afectado, ellas
tienen un mensaje importante que transmitir.
En uno de estos dilogos presentados por la Dra. Schnake, el paciente se
va identificando con sus clulas cancerosas. Las ve inmensas, fuertes y le dan
miedo. Son voraces, necesitan comer, comer, comer. Sin fijarse en qu comen ni
en el estado del paciente, a ellas les importa comer. Tambin hay referencia a su
omnipotencia, a su competitividad y a su falta de lmites. Ellas, las clulas
cancerosas, tienen el control y no importa que el husped muera. Son
ingobernables, an cuando la muerte de su husped sea su propia muerte.
En otras enfermedades la lucha se dirige contra algo externo. Sin
embargo, en el cncer son las propias clulas las que se salen de funcin, y el
ataque y la lucha es contra uno mismo.
Esta lucha contra el cncer nos habla de cmo vive el obeso: en
competencia continua, sin lmites, perfeccionista, omnipotente, como si tuviera que
crecer ms y ms para no ser gobernado. Es una lucha continua que lo lleva a su
propia destruccin. Es importante considerar el rgano afectado por el cncer ya
que esto har ms especfico y particular el mensaje.
Curiosamente el nico rgano que no se afecta de cncer es el corazn.
Quiz el cncer sea smbolo del amor mal entendido y slo respeta el smbolo del
amor verdadero que es el corazn.
Existen mucho ms enfermedades y afecciones en la obesidad, y de alguna
manera cada una remitir al obeso a su forma de estar siendo, si es que se
permite escuchar, en lugar de seguir buscando curas y dietas mgicas.
5. La Psicoterapia Gestalt y el Obeso________________________________
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BIBLIOGRAFIA
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La historia y la literatura fueron tejiendo la textura de una existencia
individual, que poco a poco lleg a ser una posibilidad concretizada para cada ser
humano. Movimientos como el Protestantismo, con su reivindicacin de la
interpretacin individual de las Sagradas Escrituras, representan a la vez un
reconocimiento y un nuevo paso a la valoracin de la persona individual.
Mediante el complemento de la diferenciacin y la expresin de los estados
interiores de cada individuo, puesto a punto y divulgado no slo por las novelas y
el teatro sino por las otras manifestaciones artsticas, se produjo una liberacin
imaginativa para la auto-vivenciacin de las personas.
No es extrao que esta sea la poca de Marx, pero tambin la de Freud.
Una vez que estuvieron en suficiente crisis las antiguas fes, y suficientemente
desatadas las nuevas necesidades y demandas de las personas, la salud mental
se volvi un rasgo debatible en la definicin de los seres humanos. Aparecieron
las filosofas de la existencia y las terapias.
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La opcin pattica
El sentimiento de lo pavoroso de la existencia viene de una, admitida o no,
definicin religiosa o metafsica del hombre, en el sentido de dotar a la existencia
humana de un contenido previo a su propio transcurrir.
Esto, como mnimo, representa una tradicin con la pretendida
preeminencia de la existencia. Los existencialistas pretenden situarse ms ac de
cualquier ficcin que embellezca o d sentido a la vida humana, pero adoptan esta
postura desde un lamento, exhibiendo con ello estar aferrados a un pensamiento
salvfico que responde a una necesidad de redencin de un pecado original.
Aparentemente, ellos no son ni materialistas ni racionalistas, pero inmediatamente
despus de descubrir, segn ellos, que el hombre es pura angustia, lo que
proponen es la expiacin de la osada de ser hombres.
Hay enojo contra el idealismo de Hegel porque para l, el hombre tan solo
representa un medio para la realizacin de los fines de la Historia (es decir de la
historia de la Razn), vaciando as de sentido los empeos personales, o
sublimando el sufrimiento real del hombre concreto y singular, sin tomar en cuenta
la perspectiva o la opcin de stos.
Tambin hay enojo contra el Materialismo porque igualmente priva al
hombre de iniciativa y explica sus obras como meros productos de fuerzas
materiales (ya sea fuerzas fsico-biolgicas o econmicas -o sea, en ltima
instancia, tambin biolgicas).
Pero una vez reclamada con todo este enojo la libertad del hombre y la
realidad de sus sufrimientos, se concluye que esa libertad no es un regalo para el
hombre sino su perdicin. Entonces, el hombre acaba siendo una pasin intil,
es un ser arrojado ah, para la muerte, para la nada.
Se reivindica la capacidad de voluntad de los individuos pero se renuncia a
cualquier idea de progreso o de sentido digno de realizarse para esos individuos.
Es decir, demasiadas molestias en rescatarse para luego tirarse a la basura.
El existencialismo deja la discusin en un impasse: Ser hombre es estar
enfermo; y esto es as porque la peor enfermedad que existe es la de ser humano.
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La opcin asctica
En cambio, las sabiduras orientales no tienen que acudir al basurero,
porque desde el principio se han hecho menos ilusiones. En lugar del pathos de la
muerte, estaban guiadas por la fuerza de la disciplina y fascinacin del autocontrol . No necesitaban recomendaciones contra la atencin de existir. Si algo
no necesita la existencia es precisamente que nos preocupemos por ella. El
ascetismo es una especie de cura en salud contra las seducciones del mundo.
Uno renuncia a las cosas mucho antes de tenerlas y cuando las tiene las da por
perdidas.
Pero, pese a todos los cortocircuitos intelectuales procurados por los Koans
y otro tipo de enigmas y flagelos de la lgica, doctrinas como el Budismo Zen
siguen atadas a una metafsica: constituyen un empirismo radical.
Siendo en s mismas una prctica saludable y encaminada a la integracin
de s mismo, aportan funciones teraputicas importantes. Pero filosficamente,
aunque han arrastrado a mucha gente en los ltimos aos, estn ms orientadas a
fugarse del mundo que a orientar la vida dentro de l. Mucha gente parece adoptar
el Zen en el Occidente ms como refugio espiritual, para escapar a vidas
desenfrenadas o para substituir vacos morales, que como orientacin a la altura
de nuestro tiempo.
Estas viejas disciplinas conservan en la poca moderna los gurs y
santones que otras regiones han desechado. El Zen es un recordatorio muy
prctico y practicable de lo que somos, cuerpo y espritu.
La opcin positiva y victoriana
A Freud las preguntas filosficas no parecen interesarle mucho. Pero ms
bien es porque su trabajo lleva implcitas convicciones que no est dispuesto a
poner en duda: Su cientificismo, su positivismo (en lo que se refiere a los valores)
y su moral victoriana.
Es un poco raro ver tanta genialidad y tanta estrechez asociadas en una
misma persona. Por un lado, la Psicologa de nuestros das difcilmente podra
decir alguna cosa sin Freud, pero, por el otro, esa misma Psicologa debe mucho a
una feroz oposicin, a veces igualmente genial, a su obra.
Muy pronto Jung, Rank y Reich, por distintos caminos, comenzaron a
objetar al maestro y amigo. Pero Freud insisti en sus premisas: determinismo
sexual, determinismo infantil; el inconsciente como cloaca de deseos reprimidos;
funcin teraputica de la transferencia.
Finalmente, lo que a Freud le preocupaba era volver a sentar al yo en el
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resolverse a nivel mayoritario, ello nos da la libertad para explorar los lmites
superiores de la naturaleza humana.
Mi concepto de ser humano es que, una vez satisfechas las necesidades
bsicas, surgen necesidades de segundo y tercer orden relacionadas con la
potencialidad de realizarnos plenamente. Como deca Jung, las necesidades de la
tarde son diferentes de las de la maana. El ser humano, a travs de sus 500 mil
aos de evolucin, ya est en posicin de enfrentar estas meta-necesidades, las
de la tarde de la madurez humana.
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Propsito del artculo
Soy una mujer de 47 aos, historiadora y psicoterapeuta. Durante 4 aos he
practicado la psicoterapia y 9 aos he impartido cursos de Desarrollo Humano a
mujeres que han compartido conmigo sus ilusiones, sus fracasos, sus miedos, su
coraje, su amor... su lucha diaria en esa bsqueda del para qu de su existencia.
He vivido como persona, pareja y familia altibajos y momentos de crisis y
satisfaccin. En ocasiones me he sentido atrapada en circunstancias del pasado,
vindome con miedo e incapaz de cambios o echndole la culpa a otras personas
y circunstancias. Ahora me doy cuenta de que en mucho, ha sido un
estancamiento auto-impuesto en que prefera lo seguro y conocido aunque no me
fuera satisfactorio.
Al ir buscando l para qu de mi existencia, me doy cuenta de que este
proceso de descubrimiento tiene un precio, que no es el otro quien me va a decir
cul es el sentido de mi existencia, lo cual parecera muy cmodo; el
descubrimiento debe ser propio de cada persona.
He ido teniendo un encuentro paso a paso conmigo misma, con el otro, con
el mundo y con mi Dios. Esto me ha ayudado para irme conociendo, aceptando,
perdonando y queriendo; para ir descubriendo que la vida tiene sentido, aunque
en ocasiones me parezca confuso, algo oscuro o que no es la fantasa en la que
quera vivir. Es saber, como dice el poema que se hace camino al andar, que
quiero seguir caminando, descubriendo y encontrando sentido.
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(*) Ma. Teresa Gonzlez de Young es Licenciada en Historia por la UIA, Psicoterapeuta Gestalt
por el IHPG. Tiene especializacin en Sensibilizacin Gestalt, Manejo de Sueos con Gestalt,
Psicoterapia Gestalt con Nios. Especializacin en Programacin Neurolingstica.
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Quiero en este artculo compartir esta experiencia con otras mujeres que
estn pasando por esa bsqueda de respuesta al sentido de sus vidas. Facilitarles
el que puedan saber que hay caminos para Darse Cuenta, que las pongan ms en
contacto con ellas mismas y su propio descubrimiento del para qu de sus vidas.
El problema:
Ante la coyuntura histrica que nos ha tocado vivir, fin de siglo y fin de
milenio, las personas se cuestionan con mayor frecuencia e incertidumbre el para
qu de su existencia.
En mucho se ha dado un rechazo a los valores tradicionales que servan de
sustento y daban un cierto marco de seguridad. Los cambios se han sucedido de
una manera tan vertiginosa que no nos hemos dado tiempo para asimilarlos.
Me doy cuenta de que muchas mujeres de edad madura, de 40 a 60 aos,
se enfrentan a prdidas emocionales, fsicas, profesionales, espirituales, que les
provocan una gran confusin de sentimientos, aparicin de resentimientos,
aislamiento y depresin, o intentos de mantener a un precio muy alto el control
sobre su entorno. Su centro de valoracin e identidad lo han puesto en el hacer y
en satisfacer expectativas del exterior, por lo que an sin descubrir el sentido
individual de su existencia, se abren a un profundo vaco. Este es el tema de mi
inters en este artculo.
Busco que la persona tome consciencia de que:
Si pierde su Darse Cuenta, se pierde a s misma en los otros y se olvida de
s misma sin hacer contacto con sus necesidades reales.
Si est dispuesta a buscar l para qu de su existencia abrindose a un
Darse Cuenta, sea cual fuere lo que ste le revelara, estar en el camino para irse
conociendo a s misma, al otro y a su mundo, lo que le permitir una vida ms
plena.
El Darse Cuenta de lo que es conduce a un cambio espontneo.
El Darse Cuenta la pondr ms en contacto con su aqu y ahora, o sea la
situacin particular en que cada una se encuentra, pudiendo dar una respuesta
ms responsable, ms suya, ms autntica. Vivir el hoy, no el pasado o para el
all.
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Carl G. Jung
Carl Gustav Jung (1875-1961) psiquiatra y psicoanalista suizo desarroll
una teora psicolgica que abarca una amplia gama del pensamiento y
comportamiento humano.
Jung considera que toda persona posee una tendencia hacia la
individuacin, esto significa:
transformarse en un ser nico, homogneo y, hasta donde la individualidad
abarque nuestra ms ntima, ltima e incomparable unicidad, tambin implica
llegar a ser el propio s mismo de uno. En consecuencia podramos traducir
la individuacin por llegar al s mismo o por la autorrealizacin. (Fadiman
1979, pg. 75).
La individuacin podra representarse como una espiral en la cual uno sigue
haciendo frente a las mismas preguntas fundamentales, pero cada vez en una
forma mucho ms refinada. Es un proceso de desarrollo de la totalidad y, de este
modo, un movimiento hacia una mayor libertad.
El proceso es esencialmente difcil porque constituye totalmente una
empresa individual, la cual se lleva a cabo ante el rechazo o, en el mejor de los
casos, la indiferencia de los dems. Por lo que el individuo debe ser
suficientemente fuerte para soportar los tremendos cambios, para dejarse voltear
al revs durante el proceso.
En su prctica como psicoanalista, Jung descubri que, aquellas personas
menores de 50 aos de edad que acudan a l, participaban relativamente poco en
el proceso interno de la individuacin y tendan a interesarse principalmente por
las realizaciones externas. Sin embargo, gradualmente las actitudes introvertidas
iban reemplazando a las extrovertidas, y esto ocurra conforme el individuo
empezaba a llegar a la edad madura.
Estas personas ya no necesitaban la energa fsica que alguna vez usaron
para iniciarse en la tarea de vivir y, por lo mismo, desplazaban la energa fsica
con la energa psquica tratando as de equilibrar su cuadro vital. De la misma
manera, sus necesidades orgnicas pasaban a segundo trmino. (Bischof, 1990).
Jung consideraba que el primer paso en el proceso de la individuacin
consiste en el descubrimiento de la persona; ya que a pesar de que la persona
tiene importantes funciones protectoras, tambin es una mscara que esconde al
s mismo y al inconsciente.
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No hay que estar triste porque Dios est conmigo. Y cuando hay
dudas, temores, luchas, enfermedades, es que no hay vocacin.
En varias ocasiones se me han impuesto decisiones en mi familia y en
la vida religiosa, siendo pocas las opciones que he elegido libremente.
Con lo anterior, quiero compartir mi vida y decir que el hecho de estar
en un convento soy igual que cualquier mujer, tengo luchas,
inquietudes, esperanzas, resentimientos; soy pecadora, necesito
convertirme y cambiar de vida. En este caminar quiero seguir a Cristo:
pobre, obediente y casto, asumiendo su proyecto de vida que es dar
vida a los dems, viviendo como Hermanas e hijas de un mismo Padre.
Hace dos aos sent deseos de conocerme ms, liberarme de mis
ataduras, cmo manejar y conocer mis conflictos, tomar mi vida en mis
manos, deseos de crecer, asumir mi historia y tomar decisiones con
ms libertad. Tuve esa necesidad porque haba perdido el sentido, no
me senta satisfecha conmigo misma y fsicamente enferma. Platiqu mi
situacin personal con la Hermana Superiora General. Estuvo de
acuerdo.
Cambi de comunidad e inici el tratamiento con el doctor y con una
terapeuta gestalt. Tena inflamada la garganta y los pies, me cansaba
para caminar. He descubierto que el cuello ha sido un centro muy
bloqueado donde se han hecho nudos de tensiones, que hay mucho
dolor. En general mi infancia se desarroll en un ambiente de miedo y
tensin, se fue el patrn de conducta que se me impuso.
Estoy encontrndome conmigo misma, me daba pena, vergenza
hablar de mi historia, de mi pasado. Yo hablar de mis sentimientos, de
frente con los otros, no me es fcil. Me cuesta ver qu necesito y qu
me gusta. En m ha habido mucha desconfianza, lo veo en la vida
comunitaria que no me es fcil ser espontnea.
Siento que voy a ser juzgada, mal vista, sealada. Desde nia aprend
a callarme, a no decir lo que hay dentro de m. Busco no ser vista, me
da miedo mirar a los ojos porque as me expongo menos, pero a la vez
esto me hace sentirme sola y poco valorada. Cuando me suceden las
cosas sufro, siento un temor que me paraliza y me detiene. Tengo una
gran soledad, siento que en la Comunidad no somos fraternas, no nos
interesamos unas en otras.
Tambin mi piel es muy sensible, tengo unas manchas en el cuello y en
el estmago en ciertos momentos en que estoy nerviosa y preocupada
me da comezn y as lo he tolerado.
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El Darse Cuenta
La terapia gestltica es una terapia fenomenolgica-existencial fundada por
Fritz y Laura Perls en la dcada de los 40. Ensea a terapeutas y pacientes el
mtodo fenomenolgico del Darse Cuenta, en el cual percibir, sentir y actuar es
distinto a interpretar y repetir actitudes preexistentes. Las explicaciones e
interpretaciones se consideran menos confiables que aquello que se percibe y se
siente directamente.
Yontef nos dice que en gestalt el nico objetivo es el darse cuenta (Yontef
1995, p.140). O sea, que la persona se d cuenta de lo que est haciendo, cmo
lo est haciendo y cmo puede cambiar, y al mismo tiempo se responsabilice por
la opcin, se auto-conozca, aprenda a aceptarse y a valorarse a s misma.
Al respecto Yontef nos dice:
El Darse Cuenta es una forma de vivenciar. Es el proceso de estar en
contacto alerta con la situacin ms importante ambiente/individuo, con
un total apoyo sensorio-motor, emocional, cognitivo y energtico... El
Darse Cuenta va siempre acompaado de la formacin gestltica.
Totalidades nuevas, significativas se crean mediante el contacto con el
Darse Cuenta. Por lo tanto, el Darse Cuenta es en s mismo la
integracin de un problema. (Yontef, 1995, pg. 171)
Respecto al Darse Cuenta, hay tres corolarios importantes:
El Darse Cuenta es eficaz slo cuando est basado en y
energizado por la necesidad dominante actual del organismo. Sin esto,
el organismo se da cuenta, pero no all dnde lo nutritivo o lo txico es
ms crtico para l.
El Darse Cuenta no est completo sin conocer directamente la
realidad de la situacin y cmo est uno en ella. En la medida en que la
situacin, externa o interna, sea negada, el darse cuenta se distorsiona.
El Darse Cuenta est siempre Aqu y Ahora, y siempre cambiando,
evolucionando y trascendindose a s mismo. ... El darse cuenta es
vivenciar y saber lo que estoy haciendo ahora (y cmo). (Yontef, 1995,
pg. 172-173)
El auto-engao es la base de la falta de autenticidad; la vida que no est
basada en la verdad acerca de uno mismo en el mundo, lleva a sentir miedo, culpa
y angustia.
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Llegan a sentirse tan identificadas con los otros que se pierden a s mismas,
sin saber ni cundo ni cmo sucedi. Saben qu quieren, qu piensan, qu
necesitan los otros; pero no pueden contestar a estas preguntas sobre ellas
mismas. Se llegan a sobrerresponsabilizar o a depender de los otros, sin
conducir su propia vida.
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direccin a todo lo que hace, podra tener una vida ms autntica, ms plena, ms
feliz.
El sentido de la vida no es algo que podemos recibir de otra persona, es
algo que se debe descubrir por uno mismo. As, la bsqueda de sentido es
personal, la emprendemos en la ms extrema incertidumbre, se inicia a un nivel
simple y cotidiano y en respuesta a la exigencia de cada situacin. Algunas veces
es un proceso doloroso que se lleva a cabo ante el rechazo o indiferencia de los
dems. Otras se dan en forma natural, en que voy descubriendo da a da lo que la
vida me ofrece e ir dando mi respuesta.
Hablamos de nuestros problemas y nos quejamos o tal vez los negamos,
pero no nos damos cuenta de cmo nos producimos nuestras propias dificultades;
por lo cual nos justificamos o buscamos culpar y culparnos. Los resentimientos no
nos permiten soltar ni seguir adelante.
En la Terapia Gestalt fenomenolgica, el nfasis est en el trabajo del
Darse Cuenta, es decir, en el contacto con lo que ES; por lo que proporciona un
camino para llegar a ser ms autnticas y ejercer nuestra libertad.
Darse Cuenta lleva a una toma de conciencia auto-responsabilizadora que
permite ir descubriendo los sentidos que nos ofrece nuestra realidad Aqu y Ahora.
Recuperar la capacidad de sentir, de expresar, de compartir, de disfrutar, de ser
un ser humano que vive, no que vegeta.
Darse Cuenta significa conocer el ambiente, responsabilizarse por la
opcin, auto-conocerse, auto-aceptarse y poder contactar.
Si queremos ir descubriendo los sentidos de nuestra vida, el para qu de
nuestra existencia, tambin necesitamos ir descubriendo nuestra identidad en
evolucin, ya que los seres humanos no somos una estructura, sino un proceso.
Mujer: No permitas que la vida te viva a ti, vive tu vida.
No te traiciones a ti misma.
La vida es una oportunidad para algo.
BIBLIOGRAFA
BISCHOF, Ledford S. (1990). INTERPRETACIN DE LAS TEORAS DE LA
PERSONALIDAD. ENFOQUE DE PODER EXPLICATIVO Y CAPACIDAD
PREDICTIVA. Editorial Trillas. Mxico, D. F. Novena reimpresin.
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UNA
PERSPECTIVES
AND
Amorrortu
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contactar con la realidad, debido a situaciones imaginarias, tan vvidas, que los
llevaban a pensar de forma catica y a llenar su vida de preocupaciones.
De estas experiencias naci en m el inters por investigar lo que la
psicologa ha estudiado sobre imaginacin, fantasa, potencial creativo, etc., y
conocer de qu maneras constructivas se puede utilizar este potencial o
capacidad imaginativa en el encuentro teraputico y determinar cmo usa el
terapeuta su propia imaginacin.
En la primera parte de este artculo har un breve resumen de cmo la
psicologa ha conceptualizado a la Imagen y la Imaginacin. En la segunda parte
explicar algunas formas en que la capacidad imaginativa del cliente ha sido
aprovechada por diversas psicoterapias. En la tercera y ltima parte presentar
una propuesta personal ejemplificada con algunos testimonios de terapia.
Conceptos de la imagen en psicologa
Los asociacionistas de la escuela de Wrzburg (1906) afirmaban que las
imgenes son los elementos fundamentales de la actividad mental. Comstock
(1921) agregara que al margen de los experimentos y observaciones sobre la
imagen visual, la ms estudiada, aparecieron trabajos sobre sensaciones
auditivas, olfativas, cutneas y kinestsicas que podan ser vivificadas en
presencia o ausencia de estmulos externos y que fueron nominadas como
imgenes auditivas, imgenes tctiles, imgenes olfativas o kinestsicas.
As que en este artculo, en lo sucesivo, quedar englobada con la palabra
imagen cualquier experiencia sensorial que es vivenciada sin ser perceptora, es
decir, sin el estmulo externo, ya que la imagen perceptual no es el motivo de este
estudio.
Los trabajos de Bartlett (1932) acercan al cmo de lo imaginado al decir que
el recuerdo no consiste en una reproduccin fiel y literal de la experiencia original,
sino que surge de un proceso constructivo que implica una sntesis de la
informacin almacenada relativa a esta experiencia.
Ms recientemente, Richardson (1969) afirma que parece plausible
mantener que la recurrencia de una experiencia pasada, en forma de imagen,
supone la activacin, al menos parcial, de los mecanismos neurofisiolgicos que
haban actuado en el momento en que se desarroll la experiencia original. stas
son las imgenes eidticas
Sobre
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Imgenes eidticas
El sujeto trae a la conciencia imgenes del pasado claramente definidas y
ntidas, se dice que podran confundir por su viveza con imgenes alucinatorias,
pero el sujeto es consciente de que es un fenmeno de evocacin. Este tipo de
imgenes son las ms recurrentes en todo tipo de individuos.
Imgenes de tipo alucinatorio
Pueden clasificarse en tres grupos:
a) Hipnaggicas.
Aparecen en estado de semiconciencia, entre la vigilia y el sueo. Se
pueden presentar como manchas luminosas ms o menos coloreadas, de forma
imprecisa, e incluso como imgenes significativas: rostros familiares, escenas
complejas. A menudo son vagas y discontinuas. En general el sujeto no est
presente en sus escenas. Son imgenes que se caracterizan por su autonoma, es
decir, que aparecen y se transforman sin control alguno por parte del sujeto.
b) Hpnicas:
Aparecen en el sueo, construyen la experiencia onrica. Estas imgenes
muy autnomas son de gran vivacidad y contenido, por lo general con una fuerte
carga significativa y afectiva.
c) Alucinatorias:
Aparecen en sujetos con problemas patolgicos que las toman por
imgenes perceptuales y les atribuyen una realidad objetiva.
Imgenes de aislamiento perceptivo
Son sensaciones visuales no estructuradas, a veces tambin imgenes
significativas que aparecen en condiciones de privacin sensorial prolongada. Su
aparicin es independiente de la voluntad del individuo, que no puede sustraerse
de ellas. Se trata de imgenes alucinatorias, pero pueden aparecer en individuos
normales. Se desarrollan con ms facilidad en los sujetos ms creativos e
independientes de su entorno.
Imgenes evocadas en la actividad mental consciente
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pedirle al paciente que informe verbalmente lo que est formado por imgenes (
visuales, auditivas, kinestsicas...).
Algunas corrientes psicoteraputicas que usan la imaginacin del cliente:
El Psicoanlisis
Considera a las imgenes como una especie de lenguaje privilegiado del
inconsciente, principalmente como manifestaciones de la resistencia del paciente
al anlisis cuando aparecen en el momento de un bloqueo verbal.
Otro aspecto de la imagen es su cualidad de smbolo de una realidad
psicolgica ms profunda, constituyendo el material mismo del trabajo teraputico.
Muchos de los pensamientos y creencias estn a un nivel
preconsciente... Se logra cierto acceso a la mente inconsciente, y
cuando se logra este acceso se encara una asociacin de
pensamientos que pueden retraerse a una situacin ... lo importante es
la revelacin de una mente inconsciente que tiene una coherencia y que
es imaginativa y no racional. ( Hampshire, 1976, pg. 38)
Es bien conocido el uso de las imgenes onricas en la interpretacin de los
sueos. En psicoanlisis Freudiano el terapeuta interpreta el sentido oculto de las
imgenes del sueo, pues se considera que su significado est en la franja de
censura del sujeto, no accesible a la conciencia por s mismo.
El GIREDD (Grupo Internacional de Ensueo Dirigido de Desoille)
Es una de las escuelas derivadas del Psicoanlisis que se apoyan
fundamentalmente en el uso de la imaginacin. La aportacin de Desoille al
trabajo con la imagen es de suma importancia. En el ensueo dirigido las
imgenes se van construyendo en el momento mismo del encuentro teraputico,
vivificadas en su totalidad y descritas al terapeuta en tiempo presente.
Las imgenes de esta ensoacin sustituyen espontneamente el
lenguaje corriente y expresan los sentimientos vividos por el paciente.
Constituyen un lenguaje ntimo, un modo arcaico de expresin que
requiere menos esfuerzo que el lenguaje corriente. La descripcin de
esas imgenes permite penetrar en la intimidad afectiva del paciente
(Fabre, 1968, pg. 11)
El terapeuta interviene sugiriendo al paciente desplazamientos en el
espacio imaginario creado por l mismo. Los movimientos
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de la que suele ser arrancado por la neurosis. (Fabre, 1973, pg. 95)
El proceso es simple, el nio se proyecta en sus personajes o escenas, y al
hacerlo pone distancia entre l y sus conflictos, lo cul le permite expresarse a
travs de ellos, pero los sentimientos vivenciados le son propios, ya que al
describir sus elementos o al hacerlos dialogar, se reidentifica con ellos.
Puede abrir de esta manera temas que por su carga de angustia no podra
expresar coloquialmente.
De manera personal, creo que no es posible ningn tipo de relacin
teraputica o pedaggica con nios que puedan ignorar su potencial imaginativo y
la necesidad de expresin del mismo. Con esto no estoy afirmando que sea lo
nico, por supuesto que el nio necesita experiencias con el mundo, ampliar y
refinar sus funciones de contacto; tener experiencias reales en un mundo real.
Mi propuesta psicoteraputica
Una excelente frase que describe una sesin de psicoterapia Gestalt
centrada en el aqu y ahora es trabajar con lo que est. Y lo que yo he encontrado
algunas veces frente a m es a una persona que sufre por sus pensamientos
fijados en el pasado o en las fantasas catastrficas de su futuro. Al escucharla me
voy dando cuenta de la riqueza de imgenes que me ofrece y de su alta capacidad
imaginativa, puedo ver la energa desplegada y los intensos sentimientos que le
despierta. Esto me lleva a reconocer el potencial de la persona y me propongo
ayudarla a redirigir su imaginacin en su provecho.
Recuerdo las frases de Perls:
Mediante la actitud fbica y el rehuir del darse cuenta, mucho
material que es nuestro, que es parte nuestra, ha sido disociado,
alienado, desposedo, desechado... Sin embargo creo que en gran
medida est disponible, pero como proyecciones. Un modo de
reasimilar, recuperar lo proyectado, es proyectndonos completamente
en la cosa o persona. (Perls, 1994, pg. 79)
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que retome el tema o el episodio que elija para pintar, dibujar o que modele el
animal o figura que ms le gust (que a veces se convierte en el smbolo
protector). Este animal o figura puede acompaarlo en fantasas posteriores,
cuando se sienta angustiado y servirle de apaciguador. Recordemos que en gran
parte de la infancia predomina el pensamiento mgico.
Es interesante ver cmo las imgenes de un nio contemporneo,
alimentado por los medios de comunicacin de masas, se convierten en un
lenguaje ntimo y rico. Sus fantasas se presentan con mezclas de imgenes
ofrecidas por el mundo sociocultural al que pertenece, por sus experiencias y un
sistema de smbolos de carcter ms arcaico y profundo... es conveniente notar
hasta que punto son importantes en el plano del lenguaje de lo imaginario esos
elementos que podran considerarse ingredientes triviales de la experiencia
cotidiana. Aqu nada es trivial. Todo es significativo, todo es representacin interna
del s mismo del nio.
Las fuentes del lenguaje imaginario son las imgenes
perceptuales de la vida real; despus se asociarn con ellas las
sensaciones, sentimientos, situaciones en que fueron percibidas
primero y rememoradas despus. Y agrupados todos esos elementos,
adheridas a nuestro mundo interno se convierten en medios de
expresin que nos restituyen, en esos estados particulares de
conciencia, otras sensaciones, otros sentimientos o situaciones que
sern evocados merced a vnculos analgicos... esas imgenes se
manifiestan en los estados onricos del sueo o en los semionricos del
ensueo dirigido. (Desoille, 1973, pg. 65)
Veamos su aplicacin con nios en dos cortos fragmentos de sesiones de terapia.
Ral es un nio de cinco aos que tartamudea un poco y que tiene sueos
que le hacen despertar llorando, sus paps se estn divorciando y l vive la mayor
parte del tiempo con su mam.
En la quinta sesin, el nio realiza una fantasa con animales de juguete,
est sentado en la alfombra, toma un perrito y un perro grande y comienza a
mover al perrito al tiempo que dice:
-el perrito ha perdido a su pap... est triste y alla muy fuerte (l alla) -lo
busca... sigue buscando (va detrs de un mueble y de ah saca al perro grande,
pone a saltar al perrito sobre la alfombra) -lo encontr... pap, vamos a buscar
comida (mueve juntos a los dos perros en la misma mano como brincoteando)
estamos muy contentos (hace dos tipos de ladridos simulando al perrito y al perro
pap mientras los pasea por la habitacin, se tira en la alfombra y hace caminar al
perro y al perrito en su barriga, re muy contento).
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BIBLIOGRAFA
BARTLETT F.C. (1932). REMEMBERING. Cambridge, G.B., University Press.
COMSTOCK C. (1921). ON THE RELEVANCY OF IMAGINERY
PROCESSES OF THROUGHT. Amer. J. Psychol. pp 196-230.
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TO THE
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DE
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Confluencia
La confluencia es en cierta forma la polaridad del aislamiento y se
caracteriza por que las fronteras del "yo" se debilitan a favor del contacto con el
ambiente, de manera que existen pocas barreras. La confluencia como forma de
relacin, tambin puede ser nutritiva e ideal para ciertos momentos en el proceso
de aceptacin del diagnstico de seropositividad.
En Mxico existen sistemas de apoyo para el seropositivo que van desde lo
teraputico hasta lo poltico, y a pesar de ser imperfectos cumplen una funcin
importante para la persona que vive con VIH, y la relacin de confluencia los
puede instruir y acercar a los servicios de apoyo necesarios, as como transmitir
ideas de poder y accin, que si bien al principio pueden ser poco asimiladas,
despus de un tiempo pueden resultar en mejoras reales y capacidad de
respuesta para las situaciones futuras que se enfrentan.
No obstante, cuando la confluencia es respuesta de un miedo persistente,
puede llevar a la "identificacin con el agresor es decir, complementarse de
manera irreal con el virus".En mi experiencia, hay personas que en un primer
momento se refieren al virus con una excesiva familiaridad, expresan cierto orgullo
de portarlo y "platican" amistosamente con l. Si bien, estas reacciones pueden
ser autnticas en cierto momento, pueden ser tambin paliativos para la ansiedad
sufrida de otra manera.
No permiten que el miedo se manifieste; la capacidad de respuesta y de
enfrentamiento a las situaciones vitales, como una crisis mdica, puede ser muy
tarda o inconsistente, mientras que en el plano emocional la depresin es comn,
pues existe una prdida de la identidad y un contacto impreciso con la realidad
que no permite tener los aspectos nutritivos o reunir las fuerzas suficientes para
enfrentarse a los negativos.
La rigidez de las pautas de relacin, en cualquier caso, deja al individuo sin
armas para afrontar a un mundo muy complejo; sin embargo, tiene una razn
lgica y sta es que a partir de la pauta la persona resiste la presin de un
sentimiento que es percibido como potencialmente destructivo del yo o de las
defensas; en el caso que menciono, el sentimiento es el miedo.
La psicoterapia Gestalt puede ser refraseada como la terapia del contacto,
y es mediante la promocin de ste como la neurosis se desenreda dejando al
individuo libre para manejarse con todas sus cualidades de manera constructiva.
As mismo, el contacto con el miedo es la forma de flexibilizar las pautas que se
tensaron con el diagnstico.
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El vaco podra definirse como un estado muy peculiar experimentado por
un organismo que acaba de perder algo y que siente un conjunto de sensacionesemociones-angustia-malestar interior, aparecidos despus de la prdida real o
imaginaria, invadiendo el organismo y empaando la percepcin de s mismo y del
universo.
Este estado puede ser dolorosamente sentido y amplificado cuando el
organismo implicado no llega a llenar, a pesar de todos sus intentos, el espacio
que ha quedado vaco, el agujero, el vaco, el hueco hasta el punto de suscitar una
organizacin interna, una visin del s mismo y del mundo y unos modos de
interaccin con el entorno totalmente especficos.
Qu se da en la experiencia misma, en el sentido gestltico del trmino,
en un organismo que siente el vaco?. Retomemos los fundamentos del
pensamiento gestltico para centrar la nocin de experiencia:
La experiencia se sita en la frontera entre el organismo y su
entorno, es decir, a nivel de la epidermis y de los rganos sensoriales y
motores. La experiencia es en ltima instancia contacto, la funcin de la
frontera entre el organismo y el entorno.
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experiment una novedad. Lo asoci a la angustia del cambio vivido como la cada
en lo desconocido, la oscuridad, el vaco.
Es este vaco y nuestra relacin con l donde est la clave cada vez que
tenemos la esperanza, cada vez que producimos dao -por supuesto para mejorar
la configuracin estructural de la arquitectura que sostiene nuestro edificio
esencial e interaccional.
El vaco, espacio intermediario de la esperanza, a pesar de su aridez, su
ascesis, su absurdo... El vaco, espacio en el cual va a florecer la aceptacin,
Aceptacin de lo que fue y que, en adelante, formar parte del patrimonio de
nuestras experiencias. Aceptacin de ir hacia el perdn. Las humillaciones que se
dieron en la infancia continan alimentando las viejas heridas.
An es necesario agarrarse al sufrimiento y al desconsuelo para encontrar
su sentimiento de existencia, para dar sentido a la vida. Su sueo le invita a aflojar
para abandonar lo que teme tanto -pero que est a punto de hacerlo, puesto que
lo ha soado- y que es vivido momentneamente como la cada en el vaco.
En este punto de mi escrito me surge esta frase con una fuerte connotacin
religiosa pero que es profundamente esencial en el contexto del avance
teraputico y en la perspectiva del cambio. Perdnanos nuestras deudas como
nosotros perdonamos a nuestros deudores.
La cada en el vaco -concerniente a Pierre as como a un determinado tipo
de pacientes neurticos- vuelve a tratar de abandonarse a lo imposible, es decir, al
perdn. Perdonarse a uno mismo el ser as y seguirlo siendo. Perdonar a papmam y a los dems por no haber sido siempre suficientemente buenos y haber
contribuido por ello a romper la falla de la existencia. Caer en el vaco es relativizar
esta creencia que consiste en pensar que el otro ha influido demasiado en nuestro
destino.
Me doy cuenta de que mi propsito es el de rehabilitar la fase de postcontacto tal y como ha sido descrita por Goodman y tambin por Zinker. Hacer
salir en este punto el vaco puede ser uno de los elementos que constituyen el
retrato en el que el duelo, la aceptacin, el perdn van a poder ser elaborados.
Sacar la paradoja que consiste en asociar la digestin-asimilacin y el sentimiento
de vaco. La novedad no puede ser asimilada si no es en un fondo de vaco,
estado interno que acompaa al duelo y dispone al organismo a aflojar para soltar
y crear el espacio para el perdn y la asociacin.
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organismo, sea el que sea, acepte un injerto. Para que el ciclo sea logrado y para
que el cambio se instale, no es suficiente introducir la novedad en el campo. Esta
secuencia es relativamente fcil de conseguir en el espacio teraputico sea en
grupo o individual. El ambiente del grupo, concretamente la emocionalidad del
grupo, el soporte, el contagio a veces, son una serie de factores que facilitan la
experimentacin y la puesta en marcha de comportamientos y formas de
comunicacin diferentes en este espacio nico.
Y despus qu pasa? Qu pasa en el vida cotidiana en un entorno que
no tiene nada que ver con el calor matricial grupal o los juegos de cambio que
forman parte de la cultura grupal? Con esto slo empieza el trabajo teraputico
que acta con los verdaderos mecanismos basados en la interaccin. Camino
delicado. Al lado de la novedad aparecida en la superficie del comportamiento
puede darse un proceso de introyeccin: introyectar la novedad, la experiencia
sugerida por el terapeuta, introyectar incluso al terapeuta, con las mismas
perturbaciones que las de la historia pasada.
El awareness, al poner en evidencia la experiencia de desequilibrio, de
falta, de vaco relativa a la destruccin de una forma, es fundamental para el
cambio. La aceptacin, el perdn, el deseo de cambio, la eleccin de cambiar o
no, se trabajan en esta fase de vaco-aflojar para soltar.
Esto nos lleva al camino del medio del que habla Goodman:
El self es espontneo, camino intermedio..., a la vez activo y
pasivo, a la vez voluntad y sumisin, es de voz media... El self se
mueve y al mismo tiempo surge la accin... Considerando las
consecuencias del contacto, las asimilaciones, las identificaciones, se
puede distinguir por la importancia del camino intermedio y por la
espontaneidad. En efecto. Si el self est solamente activo, no podr
aparecer nada, no podr ms que proyectar. Si est solamente pasivo,
no podr crecer, mostrar solamente una introyeccin (Goodman,
1995)
Un apartado entre neurosis y psicosis: el vaco
Hay personas, cada vez ms numerosas en psicoterapia, para quienes la cuestin
del vaco es el centro de su existencia. Todos los que sufren perpetuamente
porque siente una sensibilidad extrema tanto con respecto al abandono como a la
intromisin. Sobre este tipo de personas escribe Andr Green:
siempre busca una distancia fsica que le permita sentirse
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imprudencia.
En la misma sesin, me cont un incidente profesional reciente: se haba
negado a tener en cuenta las necesidades de su entorno en el ejercicio de sus
funciones, lo que poda suponerle la prdida de un contrato profesional importante.
El trabajo teraputico despus de varios meses permiti poner en evidencia
ciertos mecanismos que jalonaban su vida y su historia. El no tena en cuenta ni
su entorno ni sus necesidades reales, dedicado a la accin y las relaciones
amorosas para satisfacer precipitadamente una pulsin superficial y catastrfica.
El naufragio es una metfora claramente significativa. Para llenar el vaco se meta
en una relacin afectiva y sexual sin tomarse tiempo para considerar la naturaleza
de la interaccin entre l y su entorno. Y el escenario habitual se repeta:
tensiones, incompatibilidad de estados de nimo, ruptura, fuga teniendo otra
relacin., ....
Soy insaciable, deca, quiero siempre ms, necesito empaparme en la
embriaguez de la velocidad o en una relacin intensa y que me funda con el
otro..., en realidad no necesito al otro..., le necesito para satisfacerme..., estoy
muy centrado en m mismo....
En la sesin en la que cont su naufragio, yo le record el sentimiento de
vaco que haba experimentado antes a propsito de su padre. Reconoci que
efectivamente el sentimiento de vaco le era intolerable y que l estaba dispuesto
a hacer lo que fuera para llenarlo, arriesgndose a zozobrar en medio de la
tormenta que suscitaba.
Estas consideraciones clnicas nos dan cierta informacin sobre la
naturaleza de la experiencia en la interaccin con una persona en la que el vaco
rubrica la existencia y el sentimiento de existir.
Se ve, en efecto, una alteracin importante del precontacto por la ausencia
de post-contacto. La fuerza de una pulsin que llega a flor de piel es tal que una
accin es rpidamente o inmediatamente asentada, una accin y no una
interaccin, accin dando la sensacin de haber tenido en cuenta el entorno. En
efecto, esta accin no tiene en cuenta ni las necesidades bsicas del organismo,
ni las caractersticas ni la realidad del entorno. Las fases que formaran la toma de
contacto y el pleno contacto se elaboran basndose en la compulsin para llenar
el vaco y no en la confrontacin sana, permitiendo el crecimiento de parejas que
constituyan el campo.
Las manifestaciones de la funcin ello son abundantes en la vida cotidiana
del paciente, igual pasa en las sesiones, notndose la alternancia de momentos
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TESTIMONIOS
CAMINO CONMIGO
Lourdes Campos
Este volver a empezar
en el que yo estoy,
la nada,
inmensidad que avasalla hueca.
Mi ser
inerme,
no hay ms abajo.
Recuerdos,
sentido de mi existencia.
El no ms fondo,
ah llegu,
desbarrancada.
No veo para arriba.
Aflojo mi mano,
el vaco.
Desenmarao ideas,
la soledad.
Recojo mis pasos, ansias de vivir
tmidas ansias de otras ansias.
Camino conmigo
toco el temor de lo implacable.
Alientos, estoy llena de m,
los pies en la tierra, la nada fra y desolada
estoy llena de m.
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(7 de noviembre, 1997)
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LA SABIDURA DE LA INSEGURIDAD
Guadalupe Arce Tarcena
Seleccion el libro LA SABIDURA DE LA INSEGURIDAD para comentarlo,
ya que el mismo me hace figura y fondo, me hace ruido, me es conocida la
inseguridad. Para m el buscar la seguridad y aferrarme a ella, en especial en el
aspecto intelectual, de conocimientos (herramientas para vivir en el mundo, poder
enfrentarme, sacar provecho de las reglas de los hombres para poder sobrevivir y
pertenecer a....), es en s mismo mi inseguridad, ya que al no sentirme plenamente
segura, me paralizo para actuar y la inseguridad me invade, es como no dejar fluir
lo que s, lo que tengo, mis capacidades y confiar en ellas.
Y como dice Alan Watts, es intentar empaquetar el agua de la vida,
haciendo unos paquetes pulcros y permanentes. La bsqueda de la seguridad me
hace permanecer congelada y no atreverme a tomar el cincel para desbaratar la
capa de hielo que me mantiene atrapada.
El hoy, lo vivo con la ansiedad del futuro, mi cuerpo late en el espacio del
tiempo, en aquel espacio que marca el Seor del Tiempo, el Seor de la Hoz, pero
mi mente viaja a ese futuro tan incierto como lo fue antes de llegar a mi presente,
y donde descubro que slo puedo aprisionar ese momento fugaz que pasa con el
ritmo pendular del reloj, al cual intento atrapar en su tic, tac. Wats dice que: "Si la
felicidad slo depende de algo que esperamos en el futuro estamos persiguiendo
una quimera que siempre nos esquiva, hasta que el futuro, y nosotros mismos nos
desvanecemos en el abismo de la muerte" (pg. 15).
Cuando era nia e iba a la tiendita, y se apareca ante m toda aquella gran
variedad de dulces y refrigerios, las monedas que llevaba slo me alcanzaban si
bien me iba para dos antojos, y en ese momento yo pensaba en el futuro, cuando
fuera mayor, yo podra comprarme todo lo que quisiera, pero ese futuro que hoy
es el presente, hace que aquel sueo carezca de fuerza e inters.
Con esto quiero decir que a pesar de nuestro esfuerzo de fabricar con todo
cuidado y esmero el futuro y creer que lo vamos a manejar, cuando ste por fin
llega aparece totalmente diferente y lo que ayer fue primordial hoy carece de
importancia.
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mi soledad.
Es gritar al cielo mi realidad, para adquirir poco a poco conciencia y
entender mi mundo y poder fusionar con mucho menos dolor mi verdad interior,
que se mueve en mi libertad interior, y la verdad exterior, que se percibe, sucede y
acontece fuera de m, pero que ambas forman parte de mi campo fenomenolgico.
Hoy estoy aqu, tratando de convencerme de que lo mejor es dejar que mi
miedo y ansiedad ante la inseguridad que representa el futuro, dejar de ser un
fantasma, al que no veo ni escucho, y abrir mi conciencia y corazn a percibir,
sentir y vivir el afn de cada da.
BIBLIOGRAFA
WATTS, ALAN. (1995). LA SABIDURA DE LA INSEGURIDAD. MENSAJE PARA
UNA ERA DE ANSIEDAD. Edit. Kairos. Barcelona. 4a. Reimpresin.
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RESEAS
LIBERTAD Y CREATIVIDAD EN LA EDUCACIN
Tema central del libro
Son muchos los que piensan que al nio, en la escuela o en el colegio, se
le debe ensear ante todo lo bsico y se le debe acostumbrar a obedecer y a
dejarse guiar. Asimismo, existen amplios grupos de ideologa conservadora que
insisten en que los estudiantes no deben leer determinados libros y en que slo
hay que ensearles ciertos valores.
El presente libro, as las cosas, se atreve a levantar la voz contra esta
corriente pedaggica y lo hace, sobre todo, para mostrar las deficiencias de ese
sistema tradicional, rgido y burocrtico, que no satisface las necesidades reales
de nuestra sociedad.
Se trata de una tercera edicin, revisada y ampliada por el doctor Jerome
Freiberg a partir del original de Rogers, que no slo sigue propugnando que la
mejor manera de apoyar a la juventud consiste en ayudarla a aprender, sino que
subraya, en fin, que esa ayuda debe basarse en ensearla a aprender precisamente- cmo aprender.
Rogers, Carl y Freiberg, H. Jerome
Coleccin: Educador
Encuadernacin: rstica
Formato:
15.5 x 22 cm
Cdigo: 26036
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UN MUNDO FELIZ
Tema del libro
A pesar de existir una comunicacin interpersonal entre algunos de los
personajes de Un mundo feliz del autor Aldous Huxley, se vislumbra una relacin
vana y superficial. Estos no se adentran en las profundidades del alma, ya que
funcionan como simples muecos de carne que tan slo se inclinan hacia el
placer, la comodidad, el progreso y el mundo cientfico y automtico de las
mquinas.
Se deja entrever un intento de comunicacin ms estrecha entro dos de los
personajes del libro, estos son Bernard y Lenina, sin embargo, ella no puede
entender a Bernard, l, que muestra inquietudes diferentes a todos los que le
rodean, es visto como un ser extrao, fuera de lo comn, no perteneciente al
ambiente en el que viven todos los dems, lo que provoca su aislamiento y con
ste, un sentimiento de soledad.
Bernard experimenta una enorme tristeza. Intuye que debe haber algo
ms fuera de este mundo de perfeccin, pero no puede comprobarlo, no puede
palparlo. l hubiera querido relacionarse de manera ms intensa y profunda con
Lenina, pero para sta Bernard est mal de la cabeza. Querer compartir con ella
un rato a solas, en lugar de disfrutar del mundo del ruido y de las multitudes?
Querer hablar de sentimientos? Qu aburrido!
Los personajes de Huxley en Un mundo feliz son seres hechos en serie,
muecos barnizados que actan, se mueven y piensan de la misma manera.
Robotitos que no quieren saber nada de la lucha por sobrevivir, a los que lo
natural y lo autntico les parece sucio, contaminante y vergonzoso. Creen que
decirle a una muchacha que es una chica muy neumtica es un halago, y no van
ms all de la satisfaccin mecnica y el aturdimiento.
Hacen un viaje a Amrica y llaman a los nativos del lugar, salvajes y el
contacto con lo primario y lo natural les produce asco. Ellos no saben de
emociones y sentimientos. El soma lo usan para evadirse y no contactar con ellos
mismos, de la misma manera que usan las luces fosforescentes y la estridencia a
su mxima expresin. Al leer el libro de Huxley, no dejaba de pensar en la vida
actual, y aunque es ciencia-ficcin, no deja de mostrarnos nuestro mundo. l,
muy sutilmente hace una crtica a lo que somos, a cmo actuamos, en la manera
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