Matrimonio Igualitario

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Emancipaciones.

Acerca de la aprobacin de la ley


del matrimonio igualitario en Argentina
Emancipation: On the Approval of the Equal Rights
Marriage Law in Argentina

Paula Biglieri
Doctora en Ciencias Polticas y Sociales. Investigadora del Consejo Nacional de Ciencia y
Tcnica y profesora de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de La
Matanza, Argentina.

Correo electrnico: paulabiglieri@gmail.com


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Fecha de recepcin: junio 2012


Fechas de aceptacin: noviembre 2012

Resumen
El artculo presenta una interpretacin sobre la aprobacin de la ley de matrimonio igua-
litario en la Argentina, en el contexto de la articulacin populista del kirchnerismo. 145
Para ello apela a la nocin de emancipacin sobre la cual se presenta un recorrido
terico para trabajar la hiptesis de que el kirchnerismo se ofrece como superficie de
inscripcin de prcticas emancipatorias y estudiar la estrategia del movimiento LGBT a
partir de dos elementos clave: a) haber pensado al Estado como espacio vlido de la lucha
poltica emancipatoria y b) haber logrado que la demanda particular de un determinado
grupo subalterno se convirtiera en una demanda popular.

Descriptores: matrimonio igualitario, emancipacin, igualdad, populismo, kirchnerismo,


Argentina.

Abstract
This article offers an interpretation on the approval of the equal rights marriage law in
Argentina, in the context of the kirchnerist populist approach. Therefore, it appeals
to the notion of emancipation on which theoretical background is offered in order to
build on the hypothesis that kirchnerism presents itself as a platform for emancipatory
practices, and to study the GLBT movements strategy from two of its key moves: a)
thinking about the government as a valid space for political emancipatory struggles and
b) turning the particular demand of one given entry-level worker into a popular demand.

Keywords: equal rights marriage, emancipation, equality, populism, kirchnerist, Argentina.

conos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 46, Quito, mayo 2013, pp. 145-160
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Acadmica de Ecuador.
ISSN: 1390-1249
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Paula Biglieri

Introduccin

En la madrugada del 15 de julio de 2010 el Senado de la Nacin de la Repblica


Argentina aprob, por 33 votos a favor y 27 en contra, la ley conocida popularmente
como matrimonio igualitario. Despus de un debate de aproximadamente catorce
horas, con momentos de incertidumbre ante la estrategia legislativa cambiante de al-
gunos senadores, con el discurso encendido de algunos legisladores argumentando a
favor y otros en contra, con una multitudinaria movilizacin de apoyo a la sancin de
la norma en la Plaza de los Dos Congresos, convocada por las distintas organizacio-
nes de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales y apoyada por diversas agrupaciones
de la sociedad civil en particular de derechos humanos y ciertos partidos polticos,
la aprobacin convirti a la Argentina en el primer pas de Amrica Latina, y el dci-
mo en el mundo, en reconocer iguales derechos a todas las parejas y familias.
Si nos acotamos estrictamente a la letra de la norma, nos encontramos con una
serie de modificaciones del Cdigo Civil que habilita el matrimonio para personas
del mismo sexo. En este sentido, podemos pensar, en primera instancia, que aquellos
sucesos de la madrugada del invierno porteo como el momento clmine de una
lucha ganada en favor de la ampliacin de los derechos ciudadanos. No estaramos
146 incurriendo en un error porque sin duda lo fueron. Sin embargo, si nos quedramos
solo en este tipo de lecturas, estaramos restringiendo nuestro estudio a un modo de
pensar la poltica arraigado en la matriz liberal. Es decir, pensar a la poltica como una
mera cuestin de acceso a derechos que, en tanto tales, siempre remiten a individuos.
Propongo entonces hacer un esfuerzo que tiene que ver con desplazarnos de este
tipo de interpretaciones. Movernos hacia el ideario emancipatorio. Un movimiento
que puede sonar anacrnico en los tiempos que corren de hegemona neoliberal. Este
desplazamiento nos sumerge directamente en uno de los debates ms apasionados de
la filosofa y la teora poltica contempornea: es posible hablar de emancipacin en
nuestros das? En caso de que s pudisemos hacerlo, cul es el sujeto de una poltica
emancipatoria? Entonces, remitindonos al caso que nos compete, la pregunta que
podramos plantear es: podemos pensar la ley del matrimonio igualitario como el
resultado de una lucha emancipatoria?

La emancipacin, un ideario de la izquierda: repaso terico

La nocin de emancipacin posee una extensa trayectoria, aunque es en la filosofa y


la teora poltica moderna y contempornea en donde se despliega con mayor riqueza
conceptual. Si bien existe el caso de la emancipacin ilustrada planteada en trminos
de la autonoma ligada al uso de la razn y al progreso en general del gnero humano
que propone Kant, el ideario emancipatorio ha estado fundamentalmente ligado al

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pensamiento de la izquierda. Tradicin que, a su vez, la ha concebido impregnada de


espritu jacobino, esto es, como plenitud del pueblo deliberando en la asamblea a la
manera roussoniana o como la posibilidad de una revolucin en tanto que cambio sin
residuos a la manera marxista. Vale aqu la especial mencin a De La Botie, quien
hace un llamado a liberarse de los dominadores, de aquellos que detentan el poder
poltico, cuando dice: No deseo que lo obliguen o lo quebranten, sino solamente no
lo sostengan ms, y vern cmo cual un gran coloso al que se le ha quitado la base,
se viene abajo y se rompe por su propio peso (De la Botie, 2003 (1574): 21). Al
hacerlo no solo plante a la poltica como una relacin entre dominadores y domi-
nados, gobernantes y gobernados o mejor dicho para el caso De La Botie entre
amos y siervos, sino que, adems, al igual que lo hara posteriormente Rousseau,
reneg de la representacin. Qu tirano podra representar al pueblo? Ninguno,
simplemente por una cuestin de definicin, no habra posibilidad de libertad ni de
igualdad mientras uno est por sobre otros. En otras palabras, no habra posibilidad
de emancipacin mientras exista la poltica o un ejercicio de poder. De esta manera,
se entiende por qu De La Botie ser retomado y reivindicado por las posiciones
libertarias extremas (antipolticas) de la teora poltica y la filosofa contempornea.
Pero De La Botie tambin afirma que el ser humano se encuentra atrapado en la
paradoja de ser libres e iguales naturalmente y, al mismo tiempo, serviles gracias a 147
la costumbre y la comodidad. As, atento a esta paradoja insalvable que habita en el
seno de los hombres, alcanzar la plenitud emancipada sera imposible, porque no se
tratara simplemente de la liberacin de un yugo externo sino de una imposibilidad
constitutiva.
Pero en todo caso la tradicin de la izquierda en sus distintas variantes ha seguido
el camino de Marx. Ya sea optando por la tbula rasa revolucionaria o por los cambios
graduales hacia una sociedad crecientemente reconciliada por la va reformista, es po-
sible liberarnos totalmente de una opresin que viene desde afuera. Entonces se trata
de alcanzar un cambio sin residuos. Porque si hubiese residuos o resabios, la revolu-
cin no habra sido verdaderamente tal o el camino reformista se encontrara trocado,
ya que entonces habra todava marginados, vulnerables, dominados, explotadores,
etc. As, no se tratara de una emancipacin verdaderamente radical. O ms bien, se
tratara de una emancipacin fracasada, incompleta o falsa. Carente de plenitud.
Esta nocin de la emancipacin, que para ser genuina deba ser total de manera
que erradicara cada una de las opacidades y tornara transparente al mundo, atraves
a las expresiones de izquierda de distintas latitudes del mundo. En nombre de este
tipo de emancipacin se llevaron adelante revoluciones socialistas que en su afn
por alcanzar la plenitud y de hacer tabla rasa entre la situacin pre-revolucionaria y la
posterior devinieron en sendos autoritarismos y/o totalitarismos. Pero en todo caso,
el ideario de la izquierda tradicional siempre trat la emancipacin en singular, ya
que deba ser una, total, de una vez y para siempre.

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La cada del Muro de Berln y el concomitante fracaso de los socialismos reales


trajeron el regocijo de la crtica conservadora a la idea de emancipacin y la consoli-
dacin de la hegemona neoliberal. Democracia liberal y economa de mercado para
todo el mundo pareci ser el lema triunfador. Sin embargo, en contraposicin con
las lecturas de la derecha, a mediados de la dcada del ochenta surge una renovada
lectura del marxismo: el posmarxismo. As, comenzamos a hablar de emancipaciones
en plural. Se produce entonces un salto cualitativo sin retorno a la tradicin de la
emancipacin en singular que haba tenido la izquierda. Pasemos entonces al pos-
marxismo.
El posmarxismo podra definirse brevemente como un intento de repensar la cate-
gora de lo poltico a partir de una profunda crtica de la tradicin marxista. A partir
de un gesto deconstructivo y del uso de ciertos elementos del psicoanlisis, Laclau
y Mouffe (2006) propusieron una reformulacin de vasto alcance que implic una
ruptura muy importante con ciertos aspectos constitutivos del pensamiento marxis-
ta; ya que dejaron de lado la idea tradicional de totalidad, por la cual la base eco-
nmica adquira un estatuto ontolgico que defina, en primera o ltima instancia,
la cualidad de todos los fenmenos extra econmicos (incluidos todos los aconteci-
mientos polticos). Sin embargo, el posmarxismo no supuso el abandono de algunos
148 principios bsicos de esa tradicin, porque, ms all de la crtica, mantuvieron el
espritu radical que el marxismo clsico haba tenido, en el esfuerzo por pensar ciertos
caminos hacia una emancipacin, pero ya sin un sentido escatolgico.
Cmo logran llegar a la idea de emancipaciones en plural? Bsicamente parten
del supuesto de comprender a lo social como un espacio discursivo. Y, en consecuen-
cia, conciben la estructuracin de lo social a partir de la retrica. Su nocin de dis-
curso refiere no solamente a lo lingstico en el sentido del habla o la palabra escrita,
sino a toda relacin de significacin. As, suponen que el campo de lo discursivo se
superpone con el campo de las relaciones sociales y stas son tales porque tienen y
producen sentido. Postulan que las relaciones sociales no son determinables fuera
de la estructura simblica e imaginaria que las define. Un segundo supuesto bsico
es la idea de que hay una imposibilidad de que un orden se pueda constituir como
una totalidad coherentemente unificada. En otras palabras, ningn orden simblico
puede abarcar por completo lo real o cerrarse plenamente. As pues, el tercer supuesto
de Laclau y Mouffe es que si estamos en el campo discursivo, lo que tenemos en un
principio es solamente un puro juego de diferencias, la contingencia ms radical. Es
decir, otra hiptesis que subyace al posmarxismo es que las condiciones de existencia
de un orden siempre son contingentes. Porque lo que existe no es producto de una
objetividad fundante sino, por el contrario, tiene un carcter radicalmente histrico.
No hay determinacin, no hay necesariedad, no hay teleologa, no hay leyes objetivas
que gobiernen el desarrollo de la historia. El posmarxismo niega el carcter objetivo y
positivo de las relaciones sociales. Porque la objetividad que existe es, en todo caso,

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efecto de un acto de poder, en el sentido de que es producto de la sedimentacin de


ciertos puntos nodales o elementos sobredeterminados que imprimen cierto deteni-
miento siempre precario al juego de las diferencias. A esta sedimentacin es lo que
Laclau y Mouffe van a denominar hegemona. Todo orden es siempre, en cuanto tal,
hegemnico. Y hegemnico para Laclau y Mouffe va a significar un orden suturado,
es decir, no pleno, siempre abierto, contingente y precario. Toda universalidad, desde
esta perspectiva, siempre es hegemnica y, por ende, ser siempre una totalidad falli-
da. Tenemos entonces al posmarxismo anclado en el campo del posestructuralismo.
Cuando dejamos de lado la idea de totalidad plena, inmediatamente tambin
dejamos de lado la nocin de la emancipacin como una, dada de manera completa,
que abarca todos los aspectos, vale decir, que alcanza al orden en cuanto tal. Pasamos
entonces a hablar en plural: emancipaciones. Se trata de parcialidades, de alcanzar
emancipaciones que suponen la liberacin de determinadas opresiones sufridas por
ciertos colectivos subalternos que cambian sustancialmente la vida de los sujetos.
Implican la desarticulacin de relaciones de dominacin que al desmantelarse supo-
nen una escisin, esto es, una diferencia que trastoca el universo simblico hasta all
establecido. Se trata de la inclusin de un elemento heterogneo no contemplado
hasta el momento dentro de las posibilidades establecidas que reacomoda todo el
espacio simblico. 149
Ahora bien, Laclau en su ltimo libro, La razn populista (2005), nos propone
que para el estudio de la constitucin de grupos optemos por las demandas como
categora de unidad de anlisis. No se trata pues de trabajar a partir de individuos o
grupos ya constituidos, sino de comprender a stos ltimos como efectos de articula-
ciones discursivas, que Laclau distingue entre democrticas y populares, y recurre a la
lgica de la equivalencia y la lgica de la diferencia para explicarlas. As entiende que
las demandas democrticas son aquellas que, satisfechas o no, permanecen aisladas al
proceso de equivalencia. Mientras que las demandas populares son aquellas que esta-
blecen una articulacin equivalencial y pasan a constituir una subjetividad social ms
amplia. Estas demandas, las populares, son las que de forma incipiente comienzan a
constituir un pueblo.
Avanzando con su desarrollo terico, en este mismo texto, argumenta que es la
figura del pueblo cuando sta logra articularse como tal la nica que puede desen-
cadenar modificaciones en el statu quo. Es decir, es el pueblo como un efecto de una
cadena de equivalencias que se forma entre demandas de diversa ndole, aquella figura
que, una vez cristalizada a partir de la investidura libidinal de un lder, puede empujar
un proceso de emancipaciones. Esto es el populismo y en el marco de estas categoras
tericas es que propongo pensar la aprobacin de la ley del matrimonio igualitario.
Entonces, sostengo la tesis de que la aprobacin de la ley de matrimonio igualita-
rio en la Argentina se inscribe dentro de una articulacin populista la kirchneris-
ta que ha servido como superficie de inscripcin de prcticas emancipatorias.

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Emancipaciones. Un ideario populista. El matrimonio igualitario.

Existe un extenso nmero de trabajos publicados que desde distintas disciplinas han
abordado la aprobacin del matrimonio igualitario en la Argentina. As, encontra-
mos investigaciones desde el campo de la historiografa, del derecho, la sociologa,
los estudios de gnero, la poltica y el psicoanlisis. Basta mencionar algunas de las
ms destacadas. Pecheny y De la Dehesa (2010), por ejemplo, realizan un trabajo
socio-histrico para poder explicar los procesos que desembocaron en la aprobacin
de la ley de matrimonio igualitario. As, elaboran un recorrido de los aspectos que
propiciaron el matrimonio heterosexual y la familia patriarcal en relacin con sus
movimientos contra-hegemnicos (desde los primeros colectivos de mujeres hasta las
actuales agrupaciones de lesbianas, gays, bisexuales y trans).
En otro texto de corte sociolgico Corrales y Pecheny (2010) analizan los factores
determinantes para alcanzar la aprobacin de esta ley, a saber: la dbil penetracin
religiosa en la sociedad argentina expresada en la forma de secularismo social, la
relacin superficial de los partidos polticos con la Iglesia, la fuerte influencia de la
legislacin internacional, los recursos legales a nivel nacional, el sistema poltico de-
mocrtico entendido como democracia plebiscitaria y la voluntad poltica del Poder
150 Ejecutivo de asumir el riesgo de la disputa pblica con la Iglesia y tambin el posible
quiebre, que esto podra haber implicado, al interior del partido.
Desde la perspectiva del derecho tenemos la compilacin de Solari y Von Opiela
(2011), que incluye trabajos que abordan antecedentes, implicaciones y consecuen-
cias de la aprobacin de la ley sobre el orden jurdico en general. Tambin se han
trabajado los debates parlamentarios, en particular los argumentos respecto de las
cuestiones jurdicas en general y de la interpretacin de la Constitucin Nacional
(Gargarella, 2010; Clrico, 2010; Medina y Solari, 2010; Carrasco 2011). Otros
autores tomaron los diversos discursos que circularon en el espacio pblico (Hiller,
2010; Sgr Ruata, 2011; Rabbia e Iosa, 2011; Morn Fandes, 2011) para analizar
los argumentos, las estrategias y los actores involucrados tanto a favor como en contra
del matrimonio igualitario.
Con el auxilio del psicoanlisis lacaniano, Perell (2012) toma como unidad de
anlisis la demanda y problematiza las implicancias de la demanda de matrimonio
igualitario. Afirma entonces que el xito de esta lucha poltica excedi la ampliacin
de derechos, ya que la potencia de la demanda por el matrimonio igualitario implic
una transformacin mucho ms radical, porque no slo modificara la concepcin de
matrimonio y de familia, sino que adems desactivara en buena medida la accin de
estas instituciones como instrumentos de dominacin.
Los trabajos aqu mencionados constituyen textos de relevancia para el estudio
del caso en cuestin. En relacin con ellos, la innovacin introducida por el argu-
mento aqu presentado radica en que se elabora un anlisis de la aprobacin de la

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norma desde la consideracin de un contexto poltico signado por un sujeto popu-


lista. Veamos.
Una articulacin populista (Laclau, 2005) implica la articulacin de un pueblo, a
travs de la entrada en equivalencia de una serie de demandas, la investidura libidinal
de un lder por parte de ese pueblo y la dicotomizacin del espacio social en dos lu-
gares de enunciacin: un nosotros, el pueblo, y un ellos, los enemigos del pueblo.
Ahora bien, toda articulacin populista se ofrece como superficie de inscripcin de
prcticas emancipatorias? No. Una articulacin populista es una forma, las distintas
modalidades que tome dependern de las luchas polticas que, por definicin, desde
esta perspectiva terica son siempre hegemnicas. Vale decir, su contenido ideolgico
depender de la correlacin de fuerzas de un determinado espacio social.
Pero s podemos afirmar que toda lucha emancipatoria de corte populista im-
plica siempre una lucha por la igualdad. En efecto, en la medida en que la nocin
de emancipacin supone la liberacin de una determinada dominacin, opresin,
sometimiento o explotacin, implica necesariamente el componente igualitario. Se
trata como dira Rancire de verificar la igualdad, si esto no sucede, entonces, vie-
ne la lucha por modificar el statu quo, provocar un cambio de lo instituido y en
consecuencia institucional. En este sentido creo que debemos entender la potencia
reivindicativa de la consigna los mismos derechos con los mismos nombres, uno de 151
los significantes nodales de la lucha igualitaria en la Argentina1.
La conquista del matrimonio igualitario en la Argentina pudo alcanzarse por el
contexto de la articulacin de tipo populista que es el kirchnerismo, la cual se ofre-
ce como superficie de inscripcin de prcticas emancipatorias. Quiero aclarar que
con esta afirmacin no estoy menospreciando la lucha poltica que llevaron adelante
las diversas organizaciones de gay, lesbianas, transexuales y bisexuales en el pas, sino
ms bien todo lo contrario. As, considero que hubo dos aciertos absolutamente fun-
damentales para lograr la aprobacin de la ley en la estrategia poltica del movimiento
de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (LGBT): a) pensar al Estado como espacio v-
lido de la lucha poltica emancipatoria y b) haber logrado que la demanda particular
de un determinado grupo subalterno se convirtiera en una demanda popular.

Pensar al Estado como espacio vlido de la lucha poltica emancipatoria

Respecto de este punto, quiero sealar, en primer lugar, una diferencia para nada
menor dentro del espectro del movimiento LGBT. Es pblico que hubo bsica-
mente dos posiciones polticas. Una, la de la Comunidad Homosexual Argentina
(CHA), a favor de la unin civil y, otra, la de la Federacin Argentina de Lesbianas,
Gays, Bisexuales y Trans (FLGBT), a favor del matrimonio. Sabemos que prevaleci

1 Esta consigna fue la misma que se levant en Espaa a la hora de la aprobacin de una ley en el mismo sentido.

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la segunda postura2. Digo que no es un dato menor, porque tiene consecuencias


importantes. En primer lugar, haber decidido disputar el sentido del significante ma-
trimonio implic desatar una lucha poltica emancipatoria, en tanto que lucha por la
verificacin de la igualdad. Supuso, en este sentido, el cuestionamiento del statu quo.
Una querella a lo instituido y un cuestionamiento de las instituciones.
El dato del cimbronazo que implic la estrategia poltica de la FLGBT nos lo dan
quienes se opusieron. Me refiero puntualmente a la reaccin de los grupos conserva-
dores, particularmente, los liderados por las iglesias catlica y evanglicas. En todo
caso, deberamos decir que todo movimiento en el statu quo supone un cambio que
siempre molesta a alguien: a aquel que ha perdido su posicin dominante3. Histri-
camente, en nuestras sociedades occidentales y cristianas, las iglesias, a partir de sus
discursos religiosos, han hegemonizado el significado de la palabra matrimonio. Y en
Amrica Latina, desde hace algunas dcadas, las iglesias evanglicas han adquirido,
cada vez ms, un lugar preponderante. De all su alarma: Hagan lo que quieran con
los derechos. Nos parece bien que tengan la pensin, la obra social y esas cosas, pero
el matrimonio y la familia son sagrados. No se metan con el matrimonio (Bimbi,
2010: 29), expres un sacerdote catlico en un debate televisado con Mara Rachid4.
Ms tarde el primado de la iglesia catlica de la Argentina, el cardenal Jorge Mario
152 Bergoglio, en momentos del debate parlamentario de la ley, escribi una carta dirigi-
da a las monjas carmelitas en el que sostena:

El pueblo argentino deber afrontar, en las prximas semanas, una situacin cuyo
resultado puede herir gravemente a las familias. Se trata del proyecto de ley sobre el
matrimonio de personas del mismo sexo. Aqu est en juego la identidad, y la super-
vivencia de la familia: pap, mam e hijos. Est en juego la vida de tantos nios que
sern discriminados de antemano privndolos de la maduracin humana que Dios
quiso se diera en un padre y una madre [] No seamos ingenuos: no se trata de una
simple lucha poltica; es la pretensin destructiva del plan de Dios. No se trata de un
mero proyecto legislativo (ste es slo el instrumento) sino de una movida del padre
de la mentira que pretende confundir y engaar a los hijos de Dios. [] Record-
mosle lo que Dios mismo dijo a su pueblo en un momento de mucha angustia: esta
guerra no es nuestra sino de Dios. Que ellos nos socorran, defiendan y acompaen
en esta guerra de Dios. Gracias por lo que harn en esta lucha por la patria (Bimbi,
2010: 492-493).

2 Despus de varias idas y vueltas, e inclusive de intentar ingresar en el Congreso de la Nacin un proyecto de ley dis-
tinto al de la FGLBT, finalmente la CHA pleg y particip del debate y festejos de la aprobacin de la norma.
3 Vale aclarar que no todo cambio en el statu quo supone una direccin emancipatoria, puede darse perfectamente el
caso de que una modificacin en lo sedimentado implique una reaccin conservadora.
4 Ex presidenta de la FLGBT y una de las lderes de la lucha por el matrimonio igualitario.

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Emancipaciones. Acerca de la aprobacin de la ley del matrimonio igualitario en Argentina

Ms all de las diversas interpretaciones que las expresiones de Bergoglio suscitaron5,


qued claro que posicionaba la lucha en trminos de pueblo/patria, es decir, que des-
de esta perspectiva la gravedad del asunto refera a un tema que concerna a su pura
preservacin. Para la iglesia catlica y las evanglicas, la aprobacin de la norma no
implicaba meramente un cambio legislativo, sino que atentaba directamente contra
el orden social, porque el Estado pasaba a legitimar un nuevo estatuto que impona
un sentido diferente al que las instituciones religiosas le otorgaban al matrimonio
(ms all de que ste tenga desde hace muchos aos un estatuto secular).
La aprobacin de la ley de alguna manera trastorna los cimientos de la divisin
entre lo pblico y lo privado que la modernidad trajo aparejada. Si una de las con-
secuencias del advenimiento del orden moderno supuso dejar a la religin en el m-
bito privado, es all en donde el discurso religioso articul preponderantemente su
hegemona. Por lo tanto, esta legislacin supuso trastocar ese espacio de poder en
donde tanto las iglesias catlica como evanglicas inscriban las pautas de los compor-
tamientos legtimos de las personas. De all su resistencia, tal como en su momento
tuvieron las legislaciones respecto del matrimonio civil o del divorcio. La aprobacin
de la ley signific cuestionar esta hegemona y el Estado como espacio de la lucha
poltica pas a legitimar otro significado respecto del significante matrimonio.
En este sentido, la posicin de la CHA en contra del matrimonio igualitario y a 153
favor de la unin civil, bajo los argumentos de que no estaban dadas las condiciones
para conseguir el matrimonio y que adems, la ley de matrimonio era machista, pa-
triarcal y permita al Estado entrometerse en la vida privada de las personas, lo que
poda evitarse con una nueva legislacin (Bimbi, 2010: 25) socavaba la dimensin
emancipatoria de la lucha poltica en cuestin.
Esto es as porque la postura de la CHA puede ligarse o bien a una perspectiva li-
beral o bien a posiciones ultralibertarias. En el primer caso, su postura se sutenta en la
nocin de tolerancia y de no modificacin del statu quo sin alcanzar previamente un
consenso. Lo cual implica la renuncia a la posibilidad de cualquier modificacin sus-
tancial del orden, ya que el consenso, en cuanto tal, es imposible. Esto no slo porque
cualquier cambio provoca apoyos y resistencias sino porque la nocin misma supone
la idea de totalidad constituida en un marco neutral de debate crtico racional. La
perspectiva liberal supone, adems, una aceptacin de la discriminacin, tal como
fuera resaltada por el fallo de la jueza Gabriela Seijas, que autoriz el casamiento
entre dos personas del mismo sexo antes de que la ley fuese aprobada. Como sostiene
Bimbi: Por lo dems, la homofobia suele estar disimulada tras el discurso de la to-

5 Por ejemplo, las lecturas periodsticas que se hicieron respecto de que el mentado padre de la mentira, aludido por
Bergoglio, era Nstor Kirchner, el ex presidente de la Argentina. Y a la reaccin de la presidenta de la nacin, Fernn-
dez de Kirchner, quien afirm: Expresiones como la guerra de Dios o proyecto del demonio remiten a tiempos de
la Inquisicin, sobre todo viniendo de aquellos que deberan instar a la paz, a la tolerancia, a la diversidad y al dilogo,
o por lo menos eso es lo que siempre dijeron en los documentos (Bimbi, 2010: 498-499). La presidenta tambin
aprovech la ocasin para expresar su apoyo a la ley.

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lerancia, discurso que pese a sus ingentes esfuerzos no puede disimular su desagrado.
Cmo se puede decir que tolero lo que apruebo? La tolerancia no tiene razn de ser
si previamente su objeto no fue definido de modo adverso (Bimbi, 2010: 197).
En el segundo caso, tenemos las posiciones ultralibertarias que promueven la an-
ti-poltica. Es decir, aquellas lecturas que rechazan de plano cualquier intervencin
de parte del Estado por considerarla por definicin siempre opresiva. Se trata de
quienes de alguna manera transitan por caminos derivados del pensamiento De La
Botie y desprecian la forma misma de la poltica en tanto sta remite a la relacin
representantes-representados, lder-seguidores, gobernantes-gobernados, descartan-
do as cualquier posibilidad de emancipacin en este campo. De all la repulsin a
pensar al Estado como espacio de la lucha emancipatoria, ya que como mencionamos
prrafos arriba no habra posibilidad de libertad ni de igualdad mientras uno est por
sobre otros.
Aqu abrevan los argumentos de pensadores dismiles como Negri, quien es parti-
dario del xodo y la multitud como una va emancipatoria, o Butler quien conden
la sancin del matrimonio de personas del mismo sexo con el argumento de que:

a) [F]ortalece efectivamente el estatus marital como condicin sancionada del Estado


154 para el ejercicio de ciertos tipos de derechos y autorizaciones; fortalece la mano del
Estado en la regulacin del comportamiento sexual humano; y acenta la distincin
entre formas legtimas e ilegtimas de pareja y parentesco. Y b) rehye la alternativa
de pedir que se desvinculen esos derechos de la institucin del matrimonio, [adems
de cuestionar el nuevo sistema de alianzas y rupturas que la sancin de este tipo de ley
provocara ya que] luchar por el matrimonio igualitario es identificarse con los hetero-
sexuales que pueblan la institucin del matrimonio y a la vez implica romper alianza
con aquellos heterosexuales, homosexuales y trans que estn solos, con los que estn
en relaciones que no son de tipo marital ni tiene ese status, madres y padres solos, con
aquellos cuyas relaciones sexuales son mltiples, cuyas vidas no son mongamas, con
aquellos cuyas vidas son consideradas menos reales o menos legtimas, que pueblan las
regiones ms sombras de la realidad social (Butler, 2000: 181-184).

En este esquema argumentativo encaja, por ejemplo, el esgrimido desde la CHA que
cuestionaba el requisito de la fidelidad para rechazar el matrimonio (el Cdigo Civil
argentino estipula como requisito para el matrimonio la fidelidad entre los cnyu-
ges). Pero en todo caso, lo que Butler propone como nico camino posible para una
democratizacin radical es quitar al matrimonio de su lugar de condicin previa para
la adquisicin de derechos.
En definitiva, la estrategia de la FGLBT de plantear la lucha poltica en torno al
matrimonio desat una disputa respecto del sentido de este significante y, as, este
grupo subalterno sali a querellarle a la iglesia catlica y los diversos evangelismos
la hegemona del significado que hasta entonces sustentaban. La potencia reivindi-

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Emancipaciones. Acerca de la aprobacin de la ley del matrimonio igualitario en Argentina

cativa del lema los mismos derechos con los mismos nombres plant los trminos
en tanto verificacin de la igualdad y lo llev al terreno del Estado. Entonces, fue la
conjuncin entre la disputa por la verificacin de la igualdad en el espacio del Estado,
lo que le permiti alcanzar a esta lucha poltica una dimensin emancipatoria. La
aprobacin de la norma no solo trajo nuevos derechos a quienes hasta entonces se les
negaba, sino que adems implic un movimiento en el statu quo, ya que se trat de
una modificacin institucional que provoc un cambio en lo instituido, la legalidad,
la legitimidad y el reconocimiento del Estado, que trae aparejado que aquellos que
condenaban a las parejas del mismo sexo pasaran ahora a ser los condenados. Pero
para alcanzar este quiebre emancipatorio tambin jug un papel preponderante la
articulacin populista kirchnerista.

Lograr que una demanda particular de un determinado grupo subalterno s


e convirtiera en una demanda popular

La emancipacin siempre es una lucha poltica y, en cuanto tal, colectiva. Nunca un


logro individual. En este sentido, otro de los grandes logros del movimiento LGBT
fue que su demanda particular, el matrimonio igualitario a travs del lema los mis-
mo derechos con los mismos nombres, se convirtiera en una demanda popular. 155
Cmo? Fundamentalmente porque esta demanda entr en equivalencia con una
serie de demandas que hacen a la articulacin del populismo kirchnerista a partir
de la reivindicacin igualitaria.
El punto nodal que hace a la articulacin del kirchnerismo es la igualdad. Exis-
ten tambin otros elementos fundamentales en esta articulacin, pero de alguna ma-
nera son los que ligan al kirchnerismo con el peronismo: la justicia social, que lo
remite directamente al peronismo histrico y los derechos humanos que lo amarran
con la herencia dejada por los militantes peronistas de izquierda detenidos y desa-
parecidos durante la ltima dictadura militar. En este aspecto, el vnculo de apoyo
explcito y participacin directa de los organismos de derechos humanos en la arti-
culacin kirchnerista (tales como Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de
Mayo en sus distintas vertientes, HIJOS, etc.) lo ha enlazado adems con la tradicin
de las luchas polticas recientes de los argentinos, centradas en el retorno y defensa
de la democracia.
Sin embargo, es el elemento igualdad en tanto punto nodal lo que hace que
el kirchnerismo pueda volverse una superficie de inscripcin de prcticas o luchas
emancipatorias. La igualdad es el elemento sobredeterminado en donde han con-
vergido las alocuciones del fallecido expresidente Nstor Kirchner y de la presidenta
Cristina Fernndez de Kirchner con las distintas cadenas asociativas de la articulacin
populista que lideran, de manera tal que es el eje de la justificacin de las medidas
que se toman. En este sentido, el elemento igualdad que en una primera instancia

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estuvo asociado a una dimensin meramente econmica, en tanto que distribucin


de la riqueza, posteriormente fue adquiriendo nuevos sentidos extendiendo la cadena
equivalencial kirchnerista hacia nuevas dimensiones como es el caso de la aproba-
cin de la ley de matrimonio igualitario.
Vale aclarar que no estoy afirmando que el kirchnerismo se presente como un mo-
vimiento emancipador, sino que habilita luchas emancipatorias, ya que como articulacin
poltica le resulta muy difcil sustraerse de las reivindicaciones igualitarias (justamente al ser
el elemento igualdad uno de sus componentes constitutivos). Al respecto podemos decir
que la constante extensin de la cadena equivalencias, anclada en el punto nodal igualdad,
ha permitido que numerosos sentidos le sean asignados a este trmino. De all que para
algunos la igualdad se define en trminos econmicos (por ejemplo, la Asignacin Univer-
sal por Hijo o la vuelta al sistema solidario de jubilacin estatal por reparto), para otros en
trminos polticos (por ejemplo, igual acceso al espacio de la opinin pblica para el pleno
ejercicio de los derechos polticos) y tambin en trminos de acceso a derechos civiles (por
ejemplo, el matrimonio igualitario). Lo que lleva a unos a identificarse con la articulacin
kirchnerista, bien puede no llevar o incluso contraponerse en diversos aspectos con lo que
mueve a otros a identificarse con ella. En este sentido, es la ampliacin de la cadena equi-
valencia y la vaguedad semntica que va adquiriendo el significante igualdad (en la medida
156 que se extiende esa cadena) lo que posibilita su potencia reivindicativa y la eficacia poltica
del kirchnerismo. El liderazgo adquiere aqu singular importancia, ya que es el que define
el sentido general que la articulacin poltica puede llegar a tomar. El ejemplo de esto lo
tuvimos cuando desde el gobierno nacional se apoy decididamente la ley de matrimonio
igualitario (y la disputa antes de su tratamiento parlamentario se ancl fuertemente en el
intercambio de palabras entre el ex presidente Nstor Kirchner y la presidenta Cristina
Fernndez de Kirchner y el mximo representante de la iglesia catlica, Jorge Bergoglio) y,
al mismo tiempo, uno de los gobernadores provinciales partcipes de la articulacin kirch-
nerista, Jos Luis Gioja, de la Provincia de San Juan, arengaba la militancia y movilizacin
en contra de la sancin de la misma norma6.
El kirchnerismo ha ido afianzndose como una articulacin populista en la medida
en que se hizo del nombre del pueblo. El pueblo como figura poltica est identificado
con el kirchnerismo y viceversa. Ha generado una dicotomizacin del espacio social,
un nosotros el pueblo y un ellos el no pueblo, en donde en este segundo lugar de
enunciacin el no pueblo o los enemigos del pueblo condensa una serie de grandes
corporaciones econmicas y financieras, los medios de comunicacin dominantes y, en el
caso de la lucha por el matrimonio igualitario, la iglesia catlica y las evanglicas. Es de-
cir, en la medida en que la demanda por el matrimonio devino en una demanda popular
6 El posmarxismo, al igual que el posestructuralismo en general, reniega del principio de la no contradiccin para pasar,
justamente, a la nocin de articulacin y de formacin de sentido a travs de la sobredeterminacin de elementos
asociados. En este sentido puede pensarse tambin el antagonismo en torno al aborto, no como un lmite o como un
elemento contradictorio respecto del significante igualdad, sino como un elemento no articulado. En todo caso sera
interesante indagar los motivos que le han impedido entrar en equivalencia en la articulacin kirchnerista.

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y entr en equivalencia con las luchas del campo popular, empuj a la iglesia catlica y a
los diversos evangelismos al campo del no pueblo. Hay un momento en el que se puede
identificar este paso: cuando la demanda inicial que era enunciada como matrimonio
homosexual pas a llamarse matrimonio igualitario, all pas a competer al pueblo en
cuanto tal. Entonces, el debate dej de ser una discusin encerrada en un grupo subal-
terno para pasar a estar diseminado por todo el campo social y pronto cop el espacio
pblico propiciando la toma de posicin tanto a favor como en contra.
La evidencia de este movimiento el paso de una demanda particular a una popu-
lar la encontramos, por ejemplo, cuando dentro del Partido Justicialista (o peronismo)
fue aceptada como corriente interna la Agrupacin Nacional Putos Peronistas, cuando
la agrupacin juvenil kirchnerista La Campora form su vertiente Diversia, o cuando
encontramos que agrupaciones partidarias de distinto signo poltico tambin han desa-
rrollado su rama de la diversidad y todas estas participan de la anual Marcha del Orgullo
Gay o cuando la bandera de arco iris flamea en distintas manifestaciones polticas.
Ahora bien esta mutacin en muchos casos nunca fue entendida por quienes se opo-
nan. Hubo quienes siempre siguieron planteando el debate en trminos de la demanda
de un grupo minoritario, que poco o nada tena que ver con las necesidades del conjunto.
En esta lnea, es muy ilustrativo el discurso que dio la entonces senadora Gonzlez de
Duhalde, quien seal durante el debate parlamentario que: 157

[] el apuro con que el gobierno nos quiere imponer que se debe tratar el tema del
matrimonio gay, cuando hay otras prioridades7. [Y sigui:] esto es una disputa directa
entre el gobierno con la Iglesia. Las leyes son construcciones culturales que son las que
instalan las mayoras de los pueblos. Por eso el adulterio, el incesto y la poligamia no
son aceptadas. Estamos hablando de matrimonio8.

Quien s entendi perfectamente este cambio de demanda particular a demanda po-


pular fue la Iglesia catlica, de all que planteara la disputa como una amenaza al
pueblo y la patria.
Pero en todo caso, la polmica en torno al matrimonio igualitario mostr cmo
los poderes dominantes u opresores no se ubican siempre o solamente en el Estado
(cmo habitualmente creen las posiciones liberales y las ultralibertarias)9. Los poderes
instituidos no tiene que ver solamente con el poder del Estado, hay poderes econ-
micos quizs pudisemos denominarlos privados altamente concentrados que le
disputan a los Estados su capacidad de decisin y a los gobiernos que los administran

7 Ntese adems que Gonzlez de Duhalde, quien es senadora por la Alianza Frente Justicialista de la Provincia de
Buenos Aires agrupacin peronista conservadora y anti kirchnerista, sigue hablando de matrimonio gay.
8 Chiche Duhalde: Enrgico voto contra el matrimonio gay, Diario Show, 14 de julio de 2010. Disponible en
http://tinyurl.com/C96d2gl
9 Cun delgada es la lnea que divide a las posiciones ultralibertarias del liberalismo si se lo piensa desde las posiciones
antiestatalistas que adoptan?

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la direccionalidad de la poltica pblica. En el caso del matrimonio igualitario no se


trat de un poder econmico especficamente, sino fundamentalmente de una serie
de instituciones religiosas. Pero la diferencia entre estos poderes instituidos ya sean
econmicos, religiosos o de otra ndole y el poder de los gobiernos que representan
al Estado en regmenes democrtico-representativos es que a los primeros nadie los
vota, no tienen ninguna legitimidad democrtica, no emanan de ninguna soberana
popular. Por lo tanto, muchas veces, y a diferencia de lo que marcan las posiciones
libertarias o neoliberales que plantean oposiciones tales como la sociedad que se
defiende del Estado la fuente del autoritarismo no radica ineludiblemente en los
gobiernos de los Estados democrticos, sino en los poderes instituidos que le dispu-
tan a este tipo de gobiernos su poder de decisin. Por esta razn el Estado, frente a
estos poderes no democrticos, puede ofrecerse como superficie de inscripcin de
prcticas emancipatorias, cuando el armado poltico que lo conduce est atravesado
por el elemento igualdad.

Consideraciones finales

158 Hoy en da nos encontramos con una Marcha del Orgullo Gay en Buenos Aires en la
que participan diversas agrupaciones polticas. Vemos tambin en diversas manifes-
taciones polticas de distinto color partidario motivadas adems por demandas de
dismil ndole la bandera del orgullo gay flameando. Suelen encontrarse parejas del
mismo sexo caminado de la mano por la calle. Este panorama, hasta no hace mucho
resultaba impensable. Podemos sindicar este cambio como efecto de la lucha poltica
de un colectivo minoritario que logr articular su demanda de manera amplia. Es
esto donde se cifra la aprobacin de esta ley: la perseverancia de un colectivo militan-
te en relacin con una articulacin poltica signada por el componente igualitario.
El devenir de esta lucha poltica y su resultado nos ha mostrado el carcter con-
tingente de la poltica. Nunca hay nada asegurado de una vez y para siempre. Ni de
antemano ni a posteriori. Pero la aprobacin de la ley del matrimonio igualitario
marc una diferencia, un antes y un despus. Instituy un nuevo marco legal que
legitima prcticas que hasta antes de ese momento podan ser cuestionadas. Hoy a
los sectores conservadores y reaccionarios les resulta ilegtimo hacerlo. Resta ahora la
sedimentacin de nuevos sentidos de la palabra matrimonio. La tarea no est con-
cluida y, en todo caso, nunca lo estar precisamente porque nunca un orden estar
dado de una vez y para siempre; sin embargo, podemos afirmar que la lucha por el
matrimonio igualitario se presenta como un caso que ha llevado a revalorizar la lucha
poltica y el compromiso militante.

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Emancipaciones. Acerca de la aprobacin de la ley del matrimonio igualitario en Argentina

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