Bill Gates ABC

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Bıll Gates

(William Henry Gates III; Seattle, Washington, 1955) Informático y empresario


estadounidense, fundador de Microsoft. La fortuna de este precoz programador, que
no llegó a terminar sus estudios y que a los 31 años era ya multimillonario, procede
del éxito arrollador de su sistema operativo, el MS-DOS (1981), que evolucionaría
hasta convertirse en el popular Windows 3.1 (1992) y daría lugar a las sucesivas
versiones de este sistema operativo, omnipresente hasta nuestros días en la inmensa
mayoría de los ordenadores portátiles y de sobremesa.

Bill Gates

Es difícil juzgar hasta qué punto fue suerte o genial intuición advertir que, en la
eclosión de la informática de consumo, había un mercado tan valioso en la
fabricación de ordenadores (hardware) como en la creación del sistema operativo y de
los programas que habían de emplearse en ellos (software). Lo cierto es que, mientras
los fabricantes competían duramente por el hardware, una serie de circunstancias
llevaron a que su sistema operativo se extendiese hasta quedar sin apenas
competencia. De hecho, a menudo se ha acusado a Microsoft de prácticas
monopolísticas, y a su fundador de falta de verdadera creatividad. Pero, aun
admitiéndolo, deberá reconocerse que su contribución efectiva a la popularización de
la informática (y a la vertiginosa escalada tecnológica que ha conllevado) fue
inmensa.
Biografía

Bill Gates nació en una familia acomodada que le proporcionó una educación en
centros de élite como la Escuela de Lakeside (1967-73) y la Universidad de Harvard
(1973-77). Siempre en colaboración con su amigo Paul Allen, se introdujo en el
mundo de la informática formando un pequeño equipo dedicado a la realización de
programas que vendían a empresas o administraciones públicas. En 1975 se
trasladaron a Alburquerque (Nuevo México) para trabajar suministrando a la
compañía MITS una serie de programas susceptibles de ser utilizados con el primer
microordenador, el Altair, para el cual habían desarrollado una versión del lenguaje de
programación BASIC.

Ese mismo año fundaron en Alburquerque su propia empresa de producción


desoftware informático, Microsoft Corporation, con Bill Gates como presidente y
director general. Su negocio consistía en elaborar programas adaptados a las
necesidades de los nuevos microordenadores y ofrecérselos a las empresas
fabricantes más baratos que si los hubieran desarrollado ellas mismas. Cuando, en
1979, Microsoft comenzó a crecer (contaba entonces con dieciséis empleados), Bill
Gates decidió trasladar su sede a Seattle.
El negocio del software
A principios de la década de 1970, la invención del microprocesador permitió abaratar
y reducir el tamaño de las gigantescas computadoras existentes hasta entonces. Era
un paso decisivo hacia un sueño largamente acariciado por muchas empresas
punteras en el sector tecnológico: construir ordenadores de tamaño y precio
razonable que permitiesen llevar la informática a todas las empresas y hogares. El
primero en llegar podría iniciar un negocio sumamente lucrativo y de enorme
potencial. Era impensable que una empresa como Microsoft, dedicada solamente
al software (sistemas operativos y programas) pudiese jugar algún papel en esta
carrera entre fabricantes de hardware, es decir, de máquinas.

Paul Allen y Bill Gates


Y así fue al principio: una competición entre fabricantes de ordenadores no
demasiado honesta, pues hubo más de un plagio. A mediados de los años setenta, en
un garaje atestado de latas de aceite y enseres domésticos, Steve Jobs y Stephen
Wozniak diseñaron y construyeron una placa de circuitos de computadora, toda una
muestra de innovación y de imaginación. Al principio tenían la intención de vender
sólo la placa, pero pronto se convencieron de la conveniencia de montar una
empresa, Apple, y vender ordenadores. En 1977 empezaron a comercializar la
segunda versión de su computadora personal, el Apple II, que se vendía con un
sistema operativo también creado por Apple: un hito histórico que marca el
nacimiento de la informática personal.

Bastante ingenuamente, Apple cometió el error de dar a conocer a otras empresas las
especificaciones exactas del Apple II. Para desarrollar su primer ordenador personal,
la empresa IBM copió y adaptó la arquitectura abierta del ordenador de Apple y
escogió el microprocesador Intel 8088, que manejaba ya caracteres de 16 bits. De
este modo, en 1981, IBM pudo lanzar su primer PC (Personal Computer, ordenador
personal). Pero el sistema operativo de su PC, imprescindible para su funcionamiento,
no había sido creado por IBM, sino por Microsoft. Un año antes, en 1980, Bill Gates
había llegado a un acuerdo con IBM para suministrarle un sistema operativo
adaptado a sus ordenadores personales, el MS-DOS, que desde 1981 iría instalado en
todos los ordenadores de la marca.
IBM obtuvo un gran éxito comercial con su PC. Con un precio que, con el paso de los
años, sería cada vez más asequible, cualquier consumidor podía comprar una
computadora de tamaño reducido, cuyas aplicaciones no hacían sino aumentar, y que
abarcaban tanto el ocio como múltiples actividades laborales. Pero IBM también
cometió errores en el uso de la patente. Muchas empresas, conscientes del
gran boom que se avecinaba, se lanzaron a la fabricación y comercialización de PC
compatibles, llamados en la jerga informática clónicos, más económicos que los de
IBM.

El mercado se inundó de ordenadores personales compatibles con el de IBM que


funcionaban con el sistema operativo de Microsoft, que podía venir instalado o
adquirirse por separado, porque, aunque IBM lo había encargado, el MS-DOS no era
de sus propiedad: había cedido los derechos de venta a Microsoft. Por otro lado,
aparte de las empresas y administraciones, no siempre los usuarios adquirían la
licencia del MS-DOS. Era sencillísimo conseguir una copia e instalarlo sin pagar,
hecho que favoreció aún más su difusión.

Del MS-DOS a Windows


Aún existían otra opciones, pero se quedaron en minoritarias: gracias a su bajo coste,
la combinación PC más MS-DOS acabó copando el mercado y convirtiéndose en el
estándar. Mientras los fabricantes de ordenadores intentaban reducir costes,
entregados a una guerra de precios de la que nadie pudo sacar una posición
dominante, una empresa de software, la de Bill Gates, se hizo con prácticamente todo
el mercado de sistemas operativos y buena parte del de programas.

A partir de ese momento, la expansión de Microsoft fue espectacular. Y no sólo


porque los PC necesitaban un sistema operativo para funcionar, sino también porque
los programas y aplicaciones concretas (un procesador de textos, un hoja de cálculo,
un juego) se desarrollan sobre la base de un sistema operativo en concreto, y ese
sistema era el MS-DOS. Las distintas empresas de software (y entre ellas la misma
Microsoft) podían desarrollar, por ejemplo, distintos procesadores de textos,
compitiendo entre ellas para agradar al usuario. Pero como la inmensa mayoría de
usuarios tenía MS-DOS, desarrollaban programas para funcionar con MS-DOS, y
acababan por hacer un favor a Microsoft, que podía presumir de que sobre su sistema
operativo podían funcionar todos los programas imaginables: los suyos y casi todos
los de la competencia. Esa retroalimentación viciosa era el fabuloso activo de
Microsoft, y Bill Gates supo conservarlo.

Bill Gates

El MS-DOS, sin embargo, era un entorno poco amigable, cuyo manejo requería el
conocimiento de comandos que se introducían a través del teclado. Con el
lanzamiento en 1984 del ordenador personal Macintosh, Apple pareció tomar de
nuevo la delantera. Su sistema de ventanas supuso un salto cualitativo; su interfaz
simulaba la distribución de una mesa de trabajo por medio de iconos. Un pequeño
aparato, el ratón, cuyo movimiento se reflejaba en la pantalla con un icono
parpadeante, permitía recorrerla en busca del documento o programa buscado. En
lugar de tener que recordar los comandos de cada una de las operaciones y teclearlos
en cada momento, bastaba acudir a los listados de acciones posibles y hacer clic con
el ratón sobre la opción elegida.
Por el momento, aquellas innovaciones no parecían hacer sombra a Bill Gates. En
1983 Paul Allen dejó Microsoft, aquejado de una grave enfermedad. Y cuando, en
1986, Microsoft salió a la Bolsa, las acciones se cotizaron tan alto que Bill Gates se
convirtió en el multimillonario más joven de la historia. Volcado en un proceso de
innovación tecnológica acelerada, y en su caso imitando más el Macintosh de Apple
que innovando, Gates lanzó una interfaz gráfica para MS-DOS llamada Windows:
Windows 3.0 en 1990 y Windows 3.1 en 1992.

No era, en realidad, un nuevo sistema operativo, sino, como se ha dicho, una interfaz
gráfica con ratón, iconos y ventanas bajo la que seguía corriendo el viejo MS-DOS,
pero fue muy bien recibido por los usuarios, que disponían finalmente de un sistema
tan intuitivo como el de Macintosh pero mucho más económico al funcionar sobre un
PC, gracias a lo cual se impuso fácilmente en el mercado. El enorme éxito llevó a la
verdadera renovación que fue Windows 95 (en cuya campaña de promoción a escala
mundial asumió el propio Gates el papel de profeta de la sociedad cibernética como
personificación de Microsoft), al que seguirían Windows 98 y las sucesivas versiones
de este sistema operativo, de entre las que sobresale Windows XP (2001), el primero
cien por cien de nuevo cuño, que dejaba completamente de lado el antiguo MS-DOS.

Bill Gates en la presentación de Windows XP

Entretanto, el negocio no había cesado de crecer (de los 1.200 empleados que tenía
en 1986 hasta más de 20.000 en 1996), y, con la generalización de Windows, Bill
Gates pasó a ejercer un virtual monopolio del mercado delsoftware mundial, reforzado
por su victoria en el pleito de 1993 contra Apple, que había demandado a Microsoft
por considerar que Windows era un plagio de la interfaz gráfica de su Macintosh.
Desde 1993 embarcó a la compañía en la promoción de los soportes multimedia,
especialmente en el ámbito educativo.

Además de Windows, muchos de los programas y aplicaciones concretas más


básicas e importantes producidas por la empresa (el paquete ofimático Microsoft
Office, por ejemplo) eran siempre las más vendidas. Surgieron muchas voces críticas
que censuraban su posición monopolística, y en numerosas ocasiones Microsoft fue
llevada por ello a los tribunales por empresas competidoras y gobiernos, pero nada
logró detener su continua ascensión.

Empresario y filántropo

El talento de Gates se ha reflejado en múltiples programas informáticos, cuyo uso se


ha difundido por todo el mundo como lenguajes básicos de los ordenadores
personales; pero también en el éxito de una empresa flexible y competitiva,
gestionada con criterios heterodoxos y con una atención especial a la selección y
motivación del personal. Las innovaciones de Gates contribuyeron a la rápida difusión
del uso de la informática personal, produciendo una innovación técnica trascendental
en las formas de producir, transmitir y consumir la información. El presidente Bush
reconoció la importancia de la obra de Gates otorgándole la Medalla Nacional de
Tecnología en 1992.

Gates con su esposa Melinda

Su rápido enriquecimiento ha ido acompañado de un discurso visionario y optimista


sobre un futuro transformado por la penetración de los ordenadores en todas las
facetas de la vida cotidiana, respondiendo al sueño de introducir un ordenador
personal en cada casa y en cada puesto de trabajo; este discurso, que alienta una
actitud positiva ante los grandes cambios sociales de nuestra época, goza de gran
audiencia entre los jóvenes de todo el mundo por proceder del hombre que simboliza
el éxito material basado en el empleo de la inteligencia (su libro Camino al futuro fue
uno de los más vendidos en 1995).
Los detractores de Bill Gates, que también son numerosos, le reprochan, no sin razón,
su falta de creatividad (ciertamente su talento y sus innovaciones no son
comparables a las de un Steve Jobs, y más bien siguió los caminos que abría el
fundador de Apple), y critican asimismo su política empresarial, afirmando que se
basó siempre en el monopolio y en la absorción de la competencia o del talento a
golpe de talonario. A los críticos les gusta subrayar un hecho totalmente real, pese a
que parezca una leyenda urbana: ni siquiera el MS-DOS es obra suya. Bill Gates lo
compró por 50.000 dólares a un programador de Seattle llamado Tim Paterson, le
cambió el nombre y lo entregó a IBM.
En la actualidad, Microsoft sigue siendo una de las empresas más valiosas del
mundo, pese a haber perdido diversas batallas, especialmente la de Internet y la de
los sistemas operativos para teléfonos móviles, que lidera ahora Google (Sergei Brin y
Larry Page), otro gigante tan valioso como Microsoft. Frente al dinamismo de la era
de Internet, en la que surgen y se convierten rápidamente en multimillonarias nuevas
ideas como la red social Facebook, de Mark Zuckerberg, la empresa de Gates parece
haber quedado algo anquilosada, aunque no se pone en duda la solidez de su
posición.
Tampoco ello es exclusiva responsabilidad de Bill Gates, que ya en el año 2000 cedió
la presidencia ejecutiva de Microsoft a Steve Ballmer y pasó a ser arquitecto jefe de
software para centrarse en los aspectos tecnológicos. Bill Gates había contraído
matrimonio en 1994 con Melinda French, con la que tendría tres hijos. En el año 2000
creó, junto con su esposa, la Fundación Bill y Melinda Gates, institución benéfica
dedicada a temas sanitarios y educativos cuya espléndida dotación económica
procede mayormente de su fortuna personal. No en vano el fundador de Microsoft es
un habitual de las listas anuales de la revista Forbes: en 2014 la había encabezado ya
en quince ocasiones como el hombre más rico del planeta.

En 2008, Bill Gates abandonó definitivamente Microsoft para dedicarse íntegramente


a sus labores en la fundación, que había recibido el Premio Príncipe de Asturias de
Cooperación Internacional en 2006. Si antes fue una figura discutida, esta nueva
etapa como filántropo despierta más bien unánime admiración: al igual que lo fue su
empresa, su fundación es la más grande del mundo por lo que respecta a la cuantía
de sus aportaciones económicas a toda clase de programas de ayuda, investigación y
desarrollo.

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