Apuntes Tema 1
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MÓDULO 2
ARISTÓTELES Y LAS ESCUELAS HELENÍSTICAS
Por esta razón, la experiencia, las costumbres, las opiniones son el contenido
fundamental de la propuesta aristotélica.
La ética de Aristóteles es definida como teleológica porque se construye a
partir del fin, télos, propio de la vida humana. Para Aristóteles, el fin de una
cosa es el bien de esa cosa; por ello, el fin del ser humano será su propio bien.
La ética, por tanto, estudia los medios más adecuados para que se realice el
fin o el bien propio del hombre. Esos medios constituirán la “vida buena” o la
mejor forma de vivir.
Toda acción responde a un objetivo o finalidad; actuamos buscando un bien,
ya sea ganar dinero, vivir tranquilos u obtener fama y reconocimiento social.
Todos estos son objetivos que son aparentemente bienes, pues en realidad
son medios para alcanzar otros fines. Pero detrás de ellos se esconde un bien
que se busca por sí mismo y no por otro: la felicidad.
1 ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco (II IV, 1105a). Trad. José Luis Calvo Martínez. Madrid,
Alianza, 2001, p. 96.
2 ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco (I IV, 1095ª). Trad. José Luis Calvo Martínez. Madrid,
3ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco (I VII, 1098ª). Trad. José Luis Calvo Martínez. Madrid,
Alianza, 2001, pp. 70-71.
Historia de la ética
con la capacidad para entender cómo es el mundo y para tomar la elección
más acertada en cada momento.
Aristóteles identifica las siguientes virtudes dianoéticas:
4 ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco (II VI, 1106b). Trad. José Luis Calvo Martínez. Madrid,
Alianza, 2001, pp. 98-99.
5 Ídem, p. 99.
Historia de la ética
prudencia y la razón de cada persona garantizan la elección correcta del
término medio.
No obstante, conocer la virtud, tal y como proponía Platón, no es suficiente
para Aristóteles. Esta ha de ser puesta en práctica de forma repetida con el
objetivo de consolidar un hábito; la virtud se aprende mediante la práctica y
el hábito permite incorporar la virtud ética, creando una disposición hacia el
futuro.
6ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco (X VII, 1177a). Trad. José Luis Calvo Martínez. Madrid,
Alianza, 2001, p. 343.
Historia de la ética
Aristóteles sabe que el ser humano se realiza socialmente pero es
consciente de que no todas las organizaciones sociales favorecen y
potencian por igual el desarrollo y la felicidad de sus miembros.
Tras un análisis histórico de las distintas constituciones conocidas en su
tiempo, Aristóteles concluye, contra Platón, que no es posible un Estado
perfecto; ya que, cada pueblo vive unas circunstancias geográficas,
climáticas, económicas y culturales distintas que impiden establecer un
orden general válido para todos.
Cada comunidad política debe encontrar la organización que mejor se
adapte a sus necesidades y recursos; por eso existen ciertas diferencias
entre unos regímenes y otros.
Aristóteles afirma que existen tres formas de buen gobierno: a) La
monarquía o gobierno de uno solo; b) La aristocracia o gobierno de los
mejores; y c) La politeia o gobierno de la mayor parte de los ciudadanos.
En caso de que estos gobiernos se corrompiesen, se transformarían en
tiranía, oligarquía y demagogia respectivamente. Para Aristóteles,
idealmente las mejores formas de gobierno son la monarquía y la
aristocracia:
7ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco (VIII X, 1160a). Trad. José Luis Calvo Martínez. Madrid,
Alianza, 2001, p 285.
Historia de la ética
Mientras en la época prefilosófica ser bueno estaba restringido a las clases
sociales más privilegiadas y en Platón, la posibilidad de alcanzar la idea del
Bien solo estaba al alcance de los sabios, en Aristóteles adquirir el bien no
dependerá del desarrollo del conocimiento, sino de experiencia y de buena
práctica.
La ética de Aristóteles, por tanto, sigue siendo aristocrática, solo unos pocos
podrán aspirar a llevar una vida buena y a ser éticamente virtuosos pero la
aristocracia ya no está en la sangre sino en el éthos, en el carácter, en lo
que cada persona llega a ser cultivando y desarrollando lo mejor de sí
misma.
Cirenaicos
Esta escuela fue fundada por Aristipo de Cirene (435-356 a.C.) en Atenas.
La escuela se llamó cirenaica o hedonista según se hiciera referencia al
origen de su fundador Cirene (actual Libia) o a su interés por el placer, en
griego hedoné.
Esta escuela menor no pertenece estrictamente al período helenístico pero
su notable influencia ha hecho que sea considerada una de las raíces y
fundamento de las escuelas plenamente helenísticas.
Aristipo fue discípulo de Sócrates, aunque rechazó la interpretación que
Platón hizo de su maestro, y retomó la preocupación de Sócrates por todo
lo natural y no convencional.
Esta preocupación condujo a Aristipo a defender que la búsqueda del placer,
tanto físico como espiritual, es el fin más natural del ser humano; este
planteamiento junto con la idea socrática de que sabio debe ser dueño de
sí mismo, llevó a Aristipo a afirmar que podemos poseer los placeres pero
ellos nunca nos deben poseer a nosotros.
No es sabio permitir que los placeres hagan daño al propio cuerpo. Idea que
fue recuperada por la ética Epicuro, fundador de una de las escuelas
helenísticas más extendidas, que estableció sus raíces en la escuela
cirenaica.
Epicuro
Epicuro de Samos (341-270 a.C.), hijo de un ateniense emigrado, tras un
primer intento fracasado por volver a la tierra de su padre, en el año 307 se
instaló en Atenas, donde fundó la escuela filosófica conocida como
epicureísmo.
Allí formó su escuela en una casa con un jardín adjunto, por la que se la
conoció como El Jardín, un lugar para descansar, reflexionar, dialogar y
conversar con el maestro.
El Jardín no era solo una escuela para la trasmisión de conocimientos, sino
también un centro de aprendizaje de un estilo de vida que tendía a la
Historia de la ética
búsqueda de la felicidad. El epicureísmo se inspiró notablemente en el
hedonismo cirenaico.
La lucha contra las supersticiones, los miedos y las inquietudes de los
humanos se convirtieron en las características dominantes de su
pensamiento.
Para Epicuro, la filosofía tiene una función fundamentalmente práctica. La
primera función del filósofo consiste en liberar al ser humano de las
turbaciones que lo inquietan para poder conducirlo hacia la conquista de la
felicidad.
La ética es la parte más importante del epicureísmo. La búsqueda de la
felicidad es el fin fundamental de la vida, y esta se encuentra en el placer.
Para Epicuro, el placer y la felicidad consisten en la satisfacción medida y
equilibrada de las necesidades naturales (beber, comer, dormir…) y en la
serenidad del espíritu conseguida a través de la filosofía.
La ausencia de un destino predeterminado permite al ser humano seguir el
camino que lo lleva a la felicidad más estable, que consiste en la ataraxia
(ausencia de dolor y de perturbaciones).
Para llegar a la ataraxia, es necesario haber adquirido antes la autarquía o
autosuficiencia. Para ello, Epicuro recomienda alejarse de todo lo que
perturba al espíritu y dedicarse a aquello que proporciona felicidad, como la
amistad.
Cínicos
De los discípulos de Sócrates, Antístenes (444-365 a.C.), hijo de un
ateniense pobre y de una esclava, fue uno de los pocos que pertenecía a la
clase social más desfavorecida, rodeado de jóvenes pertenecientes a las
familias más ricas de Atenas.
Muerto Sócrates, Antístenes intentó imitarlo, en su autodominio y
autosuficiencia, y defender sus ideas, para lo que llevó al extremo algunas
de sus pautas y actitudes.
Historia de la ética
Ya fuera porque enseñaba en el gimnasio del Cinosargo (‘perro ágil’) o
porque él mismo se comparaba a los perros (perro, en griego, es kinos), su
grupo fue llamado el de los cínicos (‘caninos’).
A diferencia de los cirenaicos que defendían los placeres, los cínicos
abogaban por una filosofía basada en el control máximo de uno mismo, la
capacidad de suprimir todas las necesidades y la fortaleza para volver a una
vida natural, sencilla y plena.
Despreciaban todas las convenciones sociales y solo aceptaban lo que
consideraban natural. Para los cínicos, ni la familia ni la polis eran
instituciones naturales y, por tanto, no se sentían ligados a ellas, preferían
considerarse ciudadanos del mundo.
El cínico más emblemático fue Diógenes de Sinope (412-324 a.C.), que
encarnó el prototipo de la filosofía de vida cínica. Diógenes radicalizó las
ideas de su maestro Antístenes y se presentó como un ser humano sin
patria, sin casa, pobre y viviendo siempre de acuerdo con la naturaleza.
Diógenes sabía el gran esfuerzo que requería llevar a cabo este tipo de vida:
endurecer tanto el cuerpo (padecer frío, hambre y dolor) como el carácter
(aguantar insultos y no tener ambiciones). Para alcanzar este fin es
necesario practicar y alcanzar un enorme dominio de sí mismo.
Tan estricto era el ideal de vida cínico que Alejandro Magno, cuando llegó a
la India, creyó que los ascetas hindúes eran cínicos.
De todos los cínicos el más influyente en su tiempo fue Crates, tanto por el
mismo como por su mujer, Hiparquía, una de las escasas filósofas
conocidas de la antigüedad.
Crates reafirmó los principios ascéticos de sus antecesores diciendo que la
filosofía era algo tan simple como “una medida de habas y la ausencia de
preocupaciones”.
Escribió mucho y se casó con Hiparquía que no dudó en desafiar a la
sociedad griega e irse con Crates entregándose a la filosofía en lugar de
quedarse en casa y dedicarse a las funciones asignadas a su sexo.
Estoicos
El estoicismo es una obra de diferentes autores y la doctrina de su fundador
no es idéntica a la formulada por estoicos posteriores de la Roma imperial.
Historia de la ética
El estoicismo tiene un primer momento o período fundacional, con Zenón de
Citio, Cleantes y Crisipo, los cuales establecen las bases de la doctrina
estoica.
Un segundo momento, el de su introducción en Roma, y una tercera etapa,
la del estoicismo nuevo o imperial; un resurgimiento protagonizado por
pensadores como Séneca, Epicteto o Marco Aurelio.
Zenón, nacido en Citio (Chipre), es considerado el fundador del estoicismo.
Era un fenicio helenizado que en una visita a Atenas quedó fuertemente
impresionado por los que se denominaban verdaderos discípulos de
Sócrates: los cínicos.
Estos, especialmente Crates, le mostraron un Sócrates que encajaba
perfectamente con el ideal estoico. El autodominio de Sócrates ante el
tribunal, su calma ante su inminente muerte, su afirmación de que es
preferible sufrir una injusticia que cometerla; son rasgos admirados por los
estoicos de todos los tiempos.
Hacia el año 300 a.C., Zenón comenzó a enseñar el ideal de vida que había
ido elaborando a partir de sus contactos con cínicos y otras escuelas.
Su lugar de reunión era uno de los pórticos del ágora de Atenas, en griego
pórtico es stoa, por lo que se conoció a sus seguidores como “los del
pórtico”, los estoicos.
A diferencia de los cínicos, los oyentes de Zenón pertenecían a todas las
clases sociales. También se distinguían de los epicúreos, que rechazaban
toda implicación política, pues los estoicos acogieron en su escuela a
políticos y gobernantes.
Los estoicos basan su ética en lo que acontece y la ausencia de deseo.
Creen que todo lo que sucede en el mundo está regido por el logos y que la
aceptación de este destino es la mejor pauta ética.
La ética estoica establece que, en un universo determinado por un orden
racional, el ser humano solo puede encontrar la felicidad en la aceptación
del orden cósmico.
La libertad humana radica en la aceptación de la determinación, en la
resignación ante lo que es necesario e inevitable; no en la sublevación ante
lo inevitable.
Historia de la ética
Para los estoicos, lo más racional es aceptar el orden natural. La virtud o
excelencia es vivir de acuerdo con el orden inflexible de la naturaleza que
es asumido como destino inquebrantable.
A pesar de este destino, de esta conexión que encadena todos los
acontecimientos, los estoicos hablan de libertad, como sinónimo de
aceptación. El ser humano libre no permite que ninguna pasión ni deseo
perturbe la aceptación del orden cósmico.
El estoicismo identifica la perfección humana con la apatheia (ausencia de
pasiones y deseos); el ideal es la persona imperturbable, capaz de
permanecer inmutable ante los infortunios que se le puedan presentar.
Del conjunto de las escuelas helenísticas, el estoicismo fue la que más
arraigó en el período romano. Los representantes más destacados del
pensamiento estoico corresponden a la etapa de la Roma imperial: primero
Séneca y posteriormente Epicteto y Marco Aurelio.
Fue precisamente un esclavo, Epicteto (al que su amo concedió la libertad),
quien, después de Séneca, propugnó más decididamente el pensamiento
estoico. Mientras que el emperador Marco Aurelio proclamó la identificación
estoica del ser humano con la naturaleza.
Historia de la ética
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes
ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco. Trad. José Luis Calvo Martínez. Madrid,
Alianza, 2001.
———, Ética eudemia. Trad. Julio Pallí Bonet. Madrid, Gredos, 1977.
EUCLIDES, Los estoicos antiguos. Trad. Angel Cappelletti. Madrid, Gredos,
1996.
Estudios
CAMPS, V., Historia de la ética, 3 vols. Barcelona, Crítica, 2008.
CAPELLE, W.: Historia de la Filosofía Griega, Madrid, Gredos, 2003.
GARCÍA GUAL, C.: Historia de la Filosofía Antigua, Madrid, Trotta, 1997.
REALE, G., ANTISERI, D.: Historia del pensamiento filosófico y científico,
Barcelona, Herder, 1991, (Vol. I).