Memorándum Goodnow
Memorándum Goodnow
Memorándum Goodnow
En cualquier gobierno, nos encontramos con tres tipos de autoridades, en general, están
encargadas de ejecutar la voluntad del Estado, estas son: las autoridades judiciales que son
las encargadas de aplicar la ley en casos específicos; las autoridades ejecutivas, son las
encargadas de supervisar que la voluntad del Estado se cumpla; las autoridades
administrativas, son las encargadas de atender las actividades científicas, técnicas y
comerciales del gobierno (Shafritz y Hyde, 1999).
Goodnow nos dice que el gobierno tiene dos principales funciones, las cuales son: la política,
que es la encargada de expresar la voluntad del estado, la política en sí es la influencia del
gobierno sobre sus ciudadanos por medio de partidos políticos; y en segundo lugar tenemos
a la administración, la cual es la encargada de la ejecución de la voluntad del Estado, la
administración es, en sí, todos los servicios públicos que nos ofrece el gobierno y a la
aplicación de las leyes. En los sistemas monárquicos se acostumbra a que la autoridad recaiga
en un solo poder, pero la necesidad de la división de trabajo es la que nos lleva a estas dos
funciones del gobierno. En Estados Unidos ocurre una distinción con respecto a las dos
funciones, porque en EE. UU, no se acostumbra a ver a la administración solo como la parte
administrativa, sino como el factor relevante que es el encargado de cumplir con la fusión
política por medio de leyes especiales con la facultad del veto. (Shafritz y Hyde, 1999).
A función del Estado de manera amplia es, en primer lugar, que la administración está
concebida como la función de ejecutar, como la autoridad ejecutiva. Sin embargo, algunos
autores la consideran de acuerdo con el derecho positivo, como la autoridad ejecutora que
está para cumplir con la voluntad del Estado. En la política, su cumplimiento no se le puede
confiar a cualquier autoridad, mucho menos limitársele la autoridad. Entre la política y la
administración debe de existir una armonía, ya que, de no ser así, existiría una parálisis
política. Una regla, por ejemplo, puede ser una expresión de la voluntad del Estado, al ser
cumplida, existe una armonía entre las dos funciones de gobierno, pero de no ser cumplida,
esta se reduce a nada, ya que no existe el equilibrio entre las funciones. Para que exista la
armonía, se debe de sacrificar la independencia del organismo que expresa la voluntad del
Estado o el que la cumple, quedando así, sometida al dominio de la autoridad ejecutante.
Goodnow nos dice que, “la política debe de tener un cierto dominio sobre la administración”.
La administración debe basarse en el poder gubernamental, debe apoyarse de los partidos
para lograr la armonía del Estado. Las funciones deben ser separadas de las instituciones,
todo esto si lo que se quiere es que el gobierno funcione (Shafritz y Hyde, 1999).
Referencia: Shafritz, J. y Hyde, A. (1999). Clásicos de la Administración Pública. México:
Fondo de Cultura Económica.