Operacion Leyenda, Captura de Rafael Caro Quintero
Operacion Leyenda, Captura de Rafael Caro Quintero
Operacion Leyenda, Captura de Rafael Caro Quintero
CAMPUS TUXPAN
CUATRIMESTRE: SÉPTIMO
EL CARTEL DE GUADALAJARA
Sin duda este cartel fue la primera gran organización que puso en jaque al gobierno
federal en sus relaciones bilaterales con los Estados Unidos de América, aunque hoy
sabemos que los vecinos del norte estuvieron siempre mezclados con dicho cartel, pero que
hipócritamente mostraban otra cara, poniéndose una máscara de un lobo domesticado al
que le afectaba que en México existiera el cartel y exigían acabar lo que ellos mismos
fortalecían. En 1977, se lanzo la operación cordón en Sinaloa con el fin de mitigar el
narcotráfico en la región, Rafael caro quintero, Ernesto Fonseca carrillo, Miguel Ángel Félix
Gallardo y Manuel Salsido Veeta se habían hecho de poder y tomaron la punta del tráfico de
estupefacientes, como consecuencia del efecto cucaracha se trasladaron a Guadalajara
donde vieron un efecto fértil, para 1979 formaron y encabezaron el cartel de Guadalajara,
también se unieron al cartel Juan Ramón Mata Ballesteros, Juan José y Rafael Emilio
Quintero Payan, Juan José Esparragoza Moreno el azul quien ahora forman parte del cartel
de Sinaloa Pablo Costa Villa Real.
Esta situación le permitió asociarse con su amigo y tío Ernesto Fonseca Carrillo Don
Neto, Miguel Ángel Félix Gallardo, considerado el zar de la cocaína en México, y con el aún
hombre más buscado por las autoridades mexicanas y de Estados Unidos: Juan José
Esparragoza Moreno El Azul, y así crear de 1979 a 1984 un gran imperio en el cual
dominaban el tráfico de drogas del país, ya con sus nuevos socios, Rafael Caro Quintero
inició con el soborno a elementos policiacos tanto federales como estatales, y llegó a
conformar un gran número de elementos que trabajaban para él. Caro Quintero en 1984 les
compró 300 Grand Marquis, los pagó con dinero en efectivo que les entregó a los dueños de
la agencia con un portafolios, los Grand Marquis que compró costaban 1 millón 700 mil
pesos cada uno. Los dueños de la agencia le preguntaron a Caro Quintero de qué color
quería los carros, y él les respondió que eso valía madres, que los quería para su gente y
para regalarlos a los políticos, jefes de la policía y del Ejército, eso les dijo. Con apenas 29
años, Rafael Caro Quintero ya había amasado una fortuna estimada en 500 millones de
dólares, 36 casas y era accionista de 300 empresas en Guadalajara. Controlaba además la
siembra de mariguana en varias regiones de Sonora.
Otro de los actos de corrupción que se le conoce a caro quintero y donde fue inmiscuido un
político que actualmente forma parte del congreso de la unión, electo por un partido de
izquierda es Manuel Barttles Díaz, como lo menciona un testigo al que se le identifican como
José I, por la revista procesos, dicho político recibió apoyo económico, puesto que le
entregaron 4 mil millones de dólares para su campaña en pos de la candidatura a la
presidencia de la república, la entrega de ese dinero se dio en la casa de López de Vega y
se dio con el fin de entregarle un tráiler completamente lleno de dólares que estaban en
cajas de huevo de la marca bachocco, de acuerdo con las afirmaciones de dicho testigo
protegido, le ordenaron bajar dos cajas, que fueron abiertas a la vista de dicho político que
estaban llenas de puros billetes de cien dólares, en dicha reunión Manuel Barttles pregunto
cuando le entregaron el trailer como se lo iba a llevárselo, dando como respuesta Caro
Quintero, “a mi me vale madre”, nosotros ya cumplimos, háganle como quieran y muévanle,
eso ya es problema de ustedes, dicho dinero antes de ser entregado lo habían contado
dieciséis gentes en cinco días, el día en que fue entregado el dinero, los capos celebraban el
cumpleaños de Ernesto Fonseca Carrillo, alias Don Neto, y solo salieron de la residencia
para hacer la entrega al político del dinero, luego de eso entraron al domicilio de la fiesta y se
preguntaron que si Barttles cumpliría, a lo que respondieron, “nosotros ya cumplimos, ahora
hay que ver la respuesta de estos hijos de la chingada, fueron la respuesta de Caro
Quintero.
Rafael Caro Quintero y sus socios, realizaban fiestas descomunales donde asistían
políticos, gente de los tres niveles de gobierno, asi como gente de la alta sociedad, en donde
sobre salía el derroche de dinero y los excesos provocados por el alcohol y las drogas, tan
sol por mencionar algunos excesos, se dice que Caro Quintero atraía con joyas a las chicas,
en sus fiestas, las pistolas, diamantes, cocaína, además destacaban sobre las mesas como
buffet diversos platillos, Impresionaban los desfiles de veinteañeras como maniquíes, las
esclavas de oro con diamantes extravagantes, los trajes impecables de los hijos de los
traficantes, educados en las mejores escuelas de Culiacán. Un dia llegó con un anillo de
diamantes, "Quien me trate bien se lo queda". El era gordo, feo, naquísimo, pero a las
jóvenes beldades invitadas al cumpleaños les brillaron los ojos, por su codicia y se peleaban
por estar a su lado.
Artistas asistían a las fiestas de Fonseca Carrillo o de Caro Quintero, eran Beatriz Adriana,
quien era comadre de Miguel Ángel Vielma, el Negro Vielma. Las artistas los visitaban
incluso estando presos en el D. F., como Marcela Rubiales, incluso en el Reclusorio Norte,
hubo una fiesta que duró tres días fue la misma Lola Beltrán a cantarles. De acuerdo con el
testimonio aportado por J33, quien fuera sicario de dicho cartel menciona que otros músicos
o artistas de esa época que asistían a las fiestas de los jefes del cártel de Guadalajara
fueron Los Cadetes de Linares, la banda el recodo de Don Cruz Lizarraga, Padre, Broncos
de Reynosa, Paulino Vargas, Carlos y José; les pagaban para que compusieran sus
corridos, e inclusive a Vicente Fernández una vez lo llevaron a la fuerza a una fiestas,
seguido lo invitaban pero nunca quiso ir. Esa vez, en las fiestas de octubre de Guadalajara,
lo dejaron que terminara de cantar en el palenque y a fuerza lo llevaron a la fiesta que había
en una casa de Caro Quintero. ‘Miren, señores, yo aquí les canto lo que quieran. Pero eso
del vicio no, yo soy tequilero. No quiero drogas’, les advirtió, a don Ernesto no le gustaba
mucho Vicente Fernández, él era de banda, pero a Caro Quintero sí.” Entre los malos
funcionarios que formaban parte de la nomina del cartel es encontraban Sergio Espino
Verdín, comandante de la policía, José María Carlos Ochoa de la policía judicial división
homicidios, el General Vinicio Santoyo Feria comandante de la quince zona militar, el
General Arévalo Gardoqui, Secretario de Defensa Nacional, Manuel Aldaba Ibarra, Director
de la Interpol México, Enrique Álvarez del Castillo, ex gobernador de Jalisco, Manuel Ibarra
Herrera, se dice que estos personajes fueron testigos cuando ejecutaron a Enrique
Camarena.
CAPITULO TERCERO
RANCHO EL BUFALO
Una persona de nombre Víctor Manuel Corrales, señalo cosa distinta lo que habían
dicho los habitantes de Búfalo, que fue contratado en Culiacán, Sinaloa: "A mí me dijeron
que venía al cultivo y procesamiento de la mariguana y que no tuviera temor porque todo
estaba controlado por el gobierno- Los ranchos eran adquiridos en 30, 40 y 50 millones de
pesos y todos eran liquidados en dolaritos. Antes de que llegara la ley, cargamos un
promedio de cuatro camiones torton repletos de mariguana, empaquetada en cajas de ocho,
diez y 14 kilos de yerba". Otro de nombre Francisco Ruiz, originario de Oregón, Sonora,
señala "Los narcos les ofrecieron trabajo informándoles plenamente que se trataba de
cosecha e industrializar mariguana, pero afirmando que los plantíos eran del gobierno y que
por eso no tendrán problemas con las autoridades, les decían que terminarían en 20 o 25
días y para el 15 de diciembre estarían todos de regreso a sus casas. Empezaba a trabajar a
las cuatro de la mañana y terminaba su jornada a las nueve. No es cierto que nos trataban
mal, nos trataban bien.
Sin embargo a sus alrededores era todo lo contrario puesto que la gente de confianza
bajaba a la ciudad de Jiménez y de Camargo a realizar las compras. Para abastecerse de
tortillas, carne y ropa cerraban temprano los dueños de los negocios, pues sacaban en
pocas horas lo del día, de acuerdo al testimonio de Jorge González habitante de Jiménez, de
acuerdo con otro testimonio, que señala que cada mañana se llevaban 500 kilos de tortilla y
al medio día regresaban por otra cantidad igual siendo una tonelada de tortilla la que se
consumían a diario los trabajadores del denominado rancho el Búfalo, a la encargada de una
tortillería, menciona que le compraron más máquinas para que hiciera las tortillas necesarias
para toda la gente, diario, al menos la gente no se debía dormir, menos las amas de casa
puesto que tenían que madrugar y comprar su mandado antes de que la gente de Caro
Quintero arrasara con el producto que utilizarían, de vez en cuando las cantinas eran
visitadas por ingenieros agrónomos y contadores del rancho que iban a tomar, pistear y
buscar mujeres. En el rancho donde sembraban y cosechaban mariguana, se tenían
almacenada y sembrada más de 9 mil toneladas de la yerba y secuestradas a cerca de 10
mil personas, contaban con plantas de luz, pozos para extraer agua, una enfermería, radios
transmisores, armas de las llamadas cuerno de chivo, camiones torton, contactos que les
advertían la posible llegada de las autoridades y más de los socios que controlaban los
campamentos. En la noche y durante casi dos meses salieron los torton cargados de mota
bien seleccionada: polvo, semilla, cola de borrego y pelo rojo. Toda exportable, consigna el
medio de comunicación.
Comenta un ex trabajador del rancho que no da su nombre por las represarías que se
pudieran originar que esa noche acabábamos de descargar dos trocas y había salido un
tráiler más temprano, bien cargado. Cuando cayó el Ejército, ya nomás había como 100
paquetes de cola (espiga) de 10 kilos cada uno, pero todo lo demás ya había salido a
Estados Unidos. Quemaron el puro guarumo (desecho) que estaba amontonado en cerros
del tamaño de una casa, o sea los tallos de las hojas, pero la cola ya se había mandado en
los tortons para venderse. Un kilo cuesta 100 mil pesos”.
El día del operativo, los habitantes de Búfalo, vieron los campesinos que mantenían
siempre encerrados, cuando salieron corriendo porque llegaron los militares a decomisar la
marihuana. “Cuando vino el relajo vinieron aquí para pedir raid, o para pedir hacer una
llamada, venían bien espantados de allá, la mayoría corría hacia las montañas, iban
perdidos, se escondían en las zanjas o tras arbustos, por lo que días después del operativo,
los pobladores les ofrecían agua a un grupo de mujeres que permanecían escondidos, sin
saber a dónde ir, a esta gente no la dejaban salir nunca por lo que no conocían la zona,
había hombres en las puertas con escopetas, tenían retenes, los hombres vestían como
federales de aquella época, pero esa ves tuvieron que huir”. La gente se iba, los que
huyeron para que no los detuvieran algunos caminaron hasta 48 horas para encontrar la
manera de regresar a sus estados, situación que cobró la vida de unas siete personas,
cuatro ancianos; algunos fueron asesinados en el campo de mariguana. No se quedaron ahí,
se los llevaron en el tren o en otros medios de trasportes, muchos no sabían que estaban
secuestrados, decían que venían engañados, que venían por la manzana, los traían ahí pero
ya no los dejaban salir. Actualmente esas tierras fueron asignadas a 42 ejidatarios, las
dividieron en dos ejidos, Álamos y ampliación Felipe Ángeles. Los pobladores de Búfalo,
jamás vieron a Caro Quintero en el Búfalo, sólo lo conocían por nombre y hasta le
compusieron un corrido, recuerda uno de los más jóvenes.
CAPITULO CUARTO
EL ASESINATO DE ENRIQUE KIKI CAMARENA
Una vez que fue efectuado el operativo en el que hasta este momento la historia ha
llamado el Rancho El búfalo, Caro Quintero, estaba en su nata lBadariguato cuando se
enteró de la perdida, lo primero que se le vino a la mente como causante de dicho operativo
fue Kiki, el compadre, mando a llamar a Juan Ramón Matta Ballesteros, un hondureño que
servía de contacto con los carteles colombianos, para el tráfico de cocaína, y le encomendó
la investigación del porque el ejército sabia tanto del rancho y de todo el dinero que se
movía, luego de confirmar, que el era el espía de la DEA, alrededor de las tres de la tarde
del 7 de febrero de 1985, una camioneta bloqueo el paso en horarios diversos a Camarena y
a Zavala, que caminaban frente al consulado de su país en Guadalajara, les dijeron que el
comandante quería verlos, por lo que ellos se imaginaron que era algún comandante de la
DFS, con quien se veían de seguido para acordar movimientos, pero el comandante era
Quintero, con posterioridad el agente y su piloto fueron, torturados y asesinados dos días
después.
Los cuerpos de Camarena y Zavala aparecen un mes después del secuestro en un
rancho llamado El Mareño, en el kilómetro 36 de la carretera Zamora-La Barca, a unos 100
kilómetros de Guadalajara.
CAPITULO QUINTO
OPERACIÓN LEYENDA
Sara Cosío Vidaurri Martínez era una de las jovencitas más populares de los centros
nocturnos y restaurantes caros de Guadalajara, hija del secretario de Educación Pública de
Jalisco, César Octavio Cosío Vidaurri, y sobrina de Guillermo Cosío Vidaurri, exgobernador
de la entidad y expresidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la capital
mexicana, de acuerdo a una entrevista que dio un testigo protegido por los Estados Unidos
de America y que accede hablar para la revista Proceso, ocultando su rostro e
identificándose con el seudónimo Jose I, describe que; Sarita no era tan bonita como se
decía, quien conoció de cerca a esta mujer, más bien Rafael Caro Quintero se encaprichó
con ella. Era medio gordita, la primera vez que se vieron fue en una fiesta, ella y el narco de
narcos hablaron mucho y pasaron mucho tiempo juntos. La segunda o tercera vez que Caro
Quintero la vio fue en un restaurante de Ernesto Fonseca Carrillo que se llamaba Lido. Era
una casa antigua convertida en restaurante, frecuentado por las personalidades del gobierno
y de la alta sociedad de Guadalajara, cuando la vio en el Lido, ella andaba acompañada
supuestamente de un pretendiente. Rafael iba a matar a ese muchacho por esa causa; no lo
mató porque se lo pidió Sara. En el restaurante el mismo Rafael le puso unos madrazos y lo
echaron para fuera. Ahí presionó un poquito más a Sara. Ella igualita de caprichosa que
Rafael, hija de ricos, al fin, como ejemplo podemos mencionar, Caro Quintero le regaló un
carro blanco convertible, un Ford Continental que los Tierra Blanca le fueron a entregar a
Sara a su casa. Pero no lo quiso, lo regresó con los mismos Tierra Blanca, extrañamente,
Rafael no se enojó; me pidió a mí que le llevara nuevamente el carro a Sarita. Le llevé el
carro a la muchacha, quien vivía en la casa del papá. Dejé el carro en la casa, estacionado.
Luego salió ella y lo quemó, le echó gasolina y lo quemó. Eso ocurrió a finales del año 1984.
El carro que quemó Sara era uno especial que encargó Rafael a la agencia Ford Country
Motors de Guadalajara, familia de Sara se encargó de que la historia se contara de que ella
fue secuestrada, puesto que su papa se oponía a la relación.
El 8 de marzo de 1985, se corrió el rumor que Caro Quintero se había robado a Sara
Cosío en las calles de Guadalajara. Su familia denuncia el plagio, pero el narcotraficante
alega que ella lo sigue hasta Culiacán. Posteriormente hace una llamada de Cosío a su
casa, para decir a sus padres que está bien, permite a la DEA tener el número de origen de
la llamada. Viene de un lugar cercano a San José, Costa Rica. Era el 4 de abril de 1985
cuando la policía de Costa Rica dio, sin saberlo, un gran golpe a la organización del Cártel
de Guadalajara, fundada por las familias Caro Quintero, Félix Gallardo y Fonseca Carrillo, al
ser capturado Caro Quintero, la policía encontró a Sara, quien presuntamente estaba
secuestrada operativo montado para rescatarla de su secuestrado, al ver eso ella grito "Yo
no estoy secuestrada... yo estoy enamorada de Caro Quintero", dijo Sara Cosío a las
autoridades que la habían, supuestamente, salvado del secuestrador, cuando vio cómo la
policía allanó la casa donde se encontraba con el. En 15 minutos que duró el operativo en
aquella quinta "San Rafael de Ojo de Agua", realizado por 25 agentes de la Unidad Especial
de Intervenciones y de la Sección de Estupefacientes, y el gobierno de Costa Rica tenía en
sus manos a uno de los narcotraficantes más buscados por Estados Unidos., sin saberlo.
Doce horas después de haber mandado el reporte al gobierno de México de las huellas
dactilares de los detenidos, llegó la sorpresa. "Ustedes detuvieron a Caro Quintero, lo
buscamos por tráfico de drogas y la DEA por matar a uno de sus agentes", dijeron las
autoridades mexicanas. Al ser detenido en Costa Rica le fueron decomisados la casa donde
se le encontró, un arma chapada en oro con incrustaciones de diamantes, 300 mil dólares
en efectivo, joyas por un valor de un millón de dólares, dos carros de lujo. También cuatro
propiedades valuadas en 1.9 millones de dólares. Sus inversiones en aquel país
centroamericano rebasaron los 2.5 millones de dólares.
CAPITULO SEXTO
Al ser detenido el 4 de abril de 1985 en Costa Rica, Caro Quintero tenía apenas 33
años.
Fue recluido en el penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, donde fue recluido
antes de ser enviado al de Puerta Grande, Pablo de Tavira entonces director del penal lo
encontró flanqueado por dos mujeres, portando su medallón de oro y otros artículos
prohibidos, a lo que no le pareció bien fue entonces que Tavira pidió que los custodios le
llevaran un perro de la raza Rottweiller, con el cual lo arrinconó y doblegó de momento su
altanería, fue entonces que le dijo “A partir de ahora no eres Rafael. Eres un número más”,
desde ese momento tenía que renunciar a la tranquilidad y las comodidades que pudo pagar
durante el tiempo que estuvo recluido en el Reclusorio Norte, por lo que el Director del
reclusorio quería enseñarle al capo que su reinado había terminado, pero el capo era un
hueso duro de roer. Tavira le dijo Te vas al hoyo, hasta que aprendas". Y antes de ser
llevado al área de castigo del penal de alta seguridad, el narcotraficante alcanzó a decir:
"Estás viviendo horas extras. Estás respirando horas extras". Así comenzó la amenaza de
Caro Quintero, uno de los primeros internos que llegó al penal de alta seguridad en
Almoloya. Los tres meses que pasó en el área de castigo dieron resultado: tras el primer mes
se negó a acatar órdenes y permaneció otro mes más, pero al tercero salió visiblemente
demacrado, con algunas secciones del cabello canoso, Tavira y Caro Quintero después
volvería a toparse con el capo en el penal del Altiplano, el primer atentado sufrido y del que
se cree que autor intelectual fue Caro Quintero, fue el que sufrió un atentado en 1994,
cuando apenas tenía diez días al frente de la PJF, en su domicilio fue expuesto a una fuga
de gas del sistema de calefacción domestica, fue llevado al hospital donde fue reportado
como grave por el proceso de desmineralización que le pudo causar la muerte cerebral.
Antonio Lozano Gracia, entonces titular de la PGR, informó que la fuga de gas del ex
funcionario había sido un accidente, dando por cancelada cualquier posibilidad de un
atentado, el autor material de dicho atentado fue su propio chofer y finalmente se consumo
su venganza, el dia 21 de noviembre de 2000, después de participar en un evento público en
Hidalgo, Juan Pablo de Tavira fue asesinado alrededor de las 19:30 horas, recibió cuatro
tiros, en el interior del comedor del Centro de Extensión Universitaria de la Universidad
Autónoma de Hidalgo, por un sujeto desconocido que, luego del crimen, huyó con rumbo
desconocido.
Quintero fue sometido a seis procesos penales y su defensa logró que cuatro de ellos
fueran sobreseído, otro fuera absuelto y en el último la sentencia que recibió fue de 13 años,
menor al tiempo que pasó en prisión. La última batalla fue para lograr que el segundo
Tribunal Unitario del Tercer Circuito, con sede en Jalisco, no fuera juzgado por la justicia
federal, sino por un juez del fuero local, en particular de Jalisco, donde ocurrió el secuestro y
homicidio del agente estadounidense el 7 de febrero de 1985, aunque su cuerpo se encontró
en un rancho fronterizo del estado de Michoacán. La resolución se derivó de un amparo
concedido a Caro Quintero dos días antes de su liberación –el miércoles 7– por el Primer
Tribunal Colegiado en Materia Penal del mismo circuito— debido a que el agente de la DEA
actuaba en territorio mexicano sin reconocimiento diplomático del gobierno, de acuerdo con
las crónicas periodísticas, el papeleo para que Rafael Caro Quintero saliera de la cárcel duró
35 minutos, con lo que puso fin a 28 años de cárcel, sin haber llegado a los 40 que le habían
sido impuestos