Controles de Restauración y Conservación de Documentos
Controles de Restauración y Conservación de Documentos
Controles de Restauración y Conservación de Documentos
De:
CONTROLES DE CONSERVACIÓN Y
RESTAURACIÓN DE DOCUMENTOS
INSTITUTO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA DEL
DISTRITO FEDERAL
Mayo 2010
CONTROLES DE CONSERVACIÓN Y DÍA MES AÑO
De:
I Presentación………………………………………………………………………… 3
II Antecedentes………………………………………………………………………… 4
III Marco Jurídico Administrativo…………………………………………………….. 5
IV Glosario………………………………………………………………………………. 6
V Objetivo……………………………………………………………………………..... 7
VI Integración…………………………………………………………………………… 8
VII Atribuciones………………………………………………………………………….. 9
VIII Protección frente a pérdidas causadas por agua e incendios, agentes
biológico, hurto y vandalismos ……………………………………………………. 10
IX Almacenamiento y manipulación…………………………………………………. 13
X Procedimientos de conservación…………………………………………………. 14
XI Recomendaciones………………………………………………………………….. 15
CONTROLES DE CONSERVACIÓN Y DÍA MES AÑO
De:
I. PRESENTACIÓN
A su vez está dirigido a aquellos que no pueden evitar tomar decisiones que afectan la
preservación de las colecciones, tales como la selección de protectores para
almacenamiento o la especificación de los sitios y métodos de almacenamiento.
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II. ANTECEDENTES
De:
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, vigente al 1° de abril del 2010
De:
IV. GLOSARIO
Patrimonio documental: Forma parte del Patrimonio Histórico del Distrito Federal y
está constituido por todos los documentos,- producidos, recibidos o reunidos por los
entes públicos, en cualquier época en el ejercicio de sus funciones y atribuciones. Para
los efectos de la presente Ley se excluyen de este concepto los ejemplares múltiples de
las obras editadas o publicadas y los bienes muebles de naturaleza esencialmente
artística, arqueológica o etnográfica.
De:
V. OBJETIVO
De:
VI. INTEGRACIÓN
De:
VII. ATRIBUCIONES
De:
La mejor manera de enfrentar los efectos dañinos causados por el agua o el fuego, es
estando preparado. La preparación para emergencias constituye un componente
importante de un plan de conservación general. Un plan de emergencia debe
considerar todos los peligros, incluyendo el agua y el fuego, que implican un riesgo para
las colecciones. Un plan sistemáticamente organizado y formalmente escrito le permitirá
una respuesta rápida y eficiente ante una emergencia, minimizando así el peligro para
su personal y el daño a las colecciones y a la edificación. Dicho plan debería cubrir
tanto medidas preventivas como procedimientos de rescate y recuperación. También
debería incluir un componente de entrenamiento: todo el personal debería conocer, por
ejemplo, la ubicación y la operación de las válvulas de cierre de las tuberías de agua en
los edificios en los que se albergan las colecciones. El plan debería ser revisado
regularmente junto con el personal, por lo menos cada año. Asimismo, el plan debería
incluir listas de pasos a seguir si ocurre un desastre, las fuentes de suministros y
asistencia que puedan requerirse. La importancia de tener un plan escrito no puede ser
sobreestimada. En medio de la excitación y confusión de una emergencia, los
procedimientos y las fuentes de ayuda fácilmente se olvidan. Es mucho menos probable
que la información conservada por escrito se pase por alto. Puede perderse un tiempo
valioso durante las emergencias si el personal no está familiarizado con los métodos de
recuperación. Deberían distribuirse copias del plan a todo el personal responsable de la
prevención de desastres y de las labores de recuperación en caso de ocurrir estos
acontecimientos. Debería además disponerse de varias copias del plan tanto fuera
como dentro de los edificios donde se depositan las colecciones.
La protección contra el daño causado por el agua es esencial para la preservación de
los fondos de los archivos. Incluso accidentes menores, tales como el goteo de una
tubería, pueden causar un daño extenso e irreparable a las colecciones. Al respecto,
pueden tomarse varias precauciones. El cubrimiento de techos y los desagües deberían
inspeccionarse con regularidad y repararse o reemplazarse cuando fuese necesario.
Los canales de agua en los tejados y los drenajes deberían limpiarse con frecuencia.
Las colecciones nunca deberían ubicarse bajo tuberías de agua o de vapor, lavamanos,
equipos de aire acondicionado mecánico o cualquier otra fuente potencial de daño por
mojadura. Es conveniente colocar los materiales que conforman las colecciones, como
mínimo, a 10 centímetros del suelo; nunca directamente sobre el piso. Es además
necesario evitar el almacenamiento en sótanos o en otras áreas donde el peligro de
inundaciones sea de alta probabilidad. Si fuese inevitable el almacenamiento de las
colecciones en áreas con riesgos de inundación, sería recomendable instalar las
alarmas pertinentes para asegurar la detección rápida de la presencia de agua.
El daño causado por el fuego puede ser aún más serio que el causado por el agua. Si
las colecciones sobreviven, probablemente se chamusquen, se cubran con hollín, se
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hagan friables por la exposición al fuerte calor, se humedezcan o se mojen a causa del
agua utilizada para extinguir el incendio, se tornen mohosas o se impregnen de un olor
a humo. Existen varios métodos de extinción de fuego. Cada institución debería tener
por lo menos un método en operación.
Todos los depósitos que albergan materiales de bibliotecas y archivos deben estar bien
equipados con sensores para detección de incendios y sistemas de alarma conectados
en forma directa al departamento de bomberos o a otro monitor que funcione las 24
horas del día.
Los miembros del personal deberían trabajar con la estación local de bomberos para
crear un programa de seguridad contra incendios. Es necesario que todos los
elementos posibles de riesgo de incendio sean eliminados. En tal sentido, debería
mantenerse los entrenamientos e inspecciones de seguridad en forma regular, y
capacitarse al personal en procedimientos de evacuación.
AGENTES BIOLÓGICOS
Los agentes biológicos primarios que causan daño a las colecciones de bibliotecas y
archivos son los hongos, los roedores y los insectos, aunque los perros, gatos, pájaros,
e incluso los humanos pueden también perjudicar los materiales. El daño causado por
hongos puede constituir una seria amenaza, especialmente para aquellas instituciones
ubicadas en una zona de clima cálido y húmedo o cerca de un gran cuerpo de agua
donde la humedad es alta. Las esporas de hongos son omnipresentes en el ambiente.
El perjuicio infligido por los hongos puede ser devastador y deberían tomarse medidas
para evitarlo.
Las medidas más importantes son mantener los niveles adecuados de temperatura y
humedad relativa, una buena circulación de aire y depósitos limpios y ordenados. La
temperatura y humedad relativa ideales nunca deberían exceder los 21°C y el 50%,
respectivamente. Mientras más altas sean la temperatura y la humedad relativa, mayor
será el riesgo de aparición de hongos. Si se presenta una emergencia relacionada con
el agua, tales como inundaciones o extinción de incendios, los materiales mojados
deberían atenderse inmediatamente antes de que se desarrollen los hongos.
HURTO Y VANDALISMO
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ser usada por igual tanto por los usuarios como por el personal. Todas las demás
puertas deberían estar dotadas de alarmas, de manera que su traspaso no autorizado
pueda ser detectado.
Del mismo modo, las ventanas deberían mantenerse bajo cerrojo. Las llaves del edificio
y las llaves de entrada a las áreas donde se guardan materiales especialmente valiosos
deberían ser controladas. Sería conveniente mantener una lista de las personas que
poseen llaves de estos espacios, y el personal debería regresar las llaves cuando deje
su empleo en la institución. El acceso a los depósitos debería estar estrictamente
limitado, y los usuarios tendrían que estar acompañados por un miembro del personal si
han de entrar a ellas.
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De:
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X. PROCEDIMIENTOS DE CONSERVACIÓN
En el método más aceptado para reparar papel rasgado o reforzar áreas débiles en una
hoja se utilizan tiras de papel fuerte, casi transparente y sin acidez, adheridas con un
adhesivo fuerte, incoloro y hecho a base de agua, libre de ácido y que se pueda quitar
fácilmente. Se recomiendan los siguientes materiales para reparar documentos, hojas
de libros y otros objetos de papel.
PAPELES
Los papeles preferidos para hacer reparaciones son de fabricación japonesa, de fibras
de kozo. Estos papeles (que a menudo erróneamente se les denomina papel de arroz)
vienen en diferentes pesos y tienen nombres como Sekishu, Tengujo, Kizukishi y
Usumino. El contenido de fibra de los papeles japoneses difiere de un tipo a otro, por lo
cual algunos de ellos contienen fibras que no son adecuadas para propósitos de
conservación. Para estar seguro, sólo deben usarse papeles que contengan 100% de
fibras kozo, mitsumata o gampi o una combinación de ellas. Estos papeles japoneses
son ideales para hacer reparaciones porque no se decoloran ni se vuelven quebradizos
con el tiempo, además de tener fibras largas, fuertes y flexibles que producen una
reparación duradera.
Los papeles de peso más liviano son especialmente indicados para reparar
documentos, ya que son traslúcidos y discretos, por lo cual no oscurecen el texto de un
documento. La mayoría de los conservadores utilizan tiras de papel con bordes
rasgados, en vez de cortados, porque la reparación resulta menos visible, más suave.
ADHESIVOS
Utilizar un adhesivo adecuado es esencial. Cualquier adhesivo utilizado para reparar
objetos de papel debe tener las siguientes características:
Resistencia: Debe sujetar el objeto por un tiempo indefinido.
Color permanente: No se debe poner amarillo ni oscurecerse, ni manchar.
Reversibilidad: Debe permitir que se quite fácilmente el papel utilizado en la reparación
con un esfuerzo mínimo y sin dañar el objeto, incluso después de varios años.
PROCEDIMIENTOS DE REPARACIÓN
Cómo rasgar las tiras para reparaciones
Es recomendable que las reparaciones tengan un borde suave, tanto para aumentar la
fuerza de la unión como para evitar que el papel se rompa en el sitio donde se dobla
contra el borde de la reparación. Para rasgar las tiras para reparaciones, dibuje líneas
paralelas de agua limpia sobre el papel japonés utilizando un pequeño cepillo de artista
de cerdas suaves, una pluma fuente llena de agua en vez de tinta o un pequeño hisopo
de algodón. Rasgue el papel para reparaciones a lo largo de las líneas mojadas. Haga
tiras de diferentes anchos para cubrir las diferentes desgarraduras; 6 mm, 12 mm y 19
mm serán los anchos más útiles. Si va a hacer muchas reparaciones, es recomendable
rasgar varias tiras con antelación.
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XI. RECOMENDACIONES
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