Derechos Humanos y Políticas Públicas
Derechos Humanos y Políticas Públicas
Derechos Humanos y Políticas Públicas
Diplomado en Derechos Indígenas y Derechos Humanos, fue propicia para que las líderes
de las comunidades indígenas del Amazonas expusieran una serie de denuncias y
necesidades que tienen que ver con situaciones que les afecta.
En este sentido, la bachiller Iliana Alvino Gonzales, de la comunidad guara del municipio
Manapiare del pueblo Piaroa, relató que lo más importante para ellos es la
Autodemarcación de Tierras, porque hasta el momento el gobierno nacional no les ha
reconocido sus tierras. Dijo que igualmente tienen problemas para conseguir el
combustible, porque en Manapiare lo controla la GNB y, cuando les venden gasolina, les
cobran hasta 2 mil bolívares por litro, lo cual les hace muy difícil movilizarse a otros
municipios ya que solo pueden hacerlo por vía fluvial o en avioneta.
Por su parte Josué Borges, procedente de la Sierra Parima-B, de la etnia Yanomami, señaló
que tienen problemas con los mineros que llegan a sus tierras y sacan el oro y pretenden
adueñarse de estas, dañando y contaminado los ríos que les surten de agua limpia para la
supervivencia de las comunidades indígenas que habitan en ese lugar y, lo más grave, es
que lo hacen en muchas ocasiones ante la mirada complaciente de los órganos de seguridad
venezolanos.
Uriel Blanco, de la comunidad indígena Jivi, del municipio Autana, dijo que les han venido
quitando parte del territorio que les corresponde al no otorgárseles los títulos de propiedad
y denunció igualmente que efectivos de la GNB los tratan de narcotraficantes, de
guerrilleros y saboteadores del Estado, cuando van a comprar combustible o solicitan sacar
a la venta lo que producen como mañoco, cazabe o artesanías, entre otros, dijo que a veces
les insultan y les exigen una comisión o, si no, les decomisan sus productos.
Guardianes de la Selva
Al dañar la forma de vida de los indígenas, que son los guardianes de la selva, también
dañan la biodiversidad de flora y fauna y aguas dulces del Amazonas, lo que repercute en el
medio ambiente y, por ende, en un daño sin precedentes contra la humanidad. Es
importante dijo Noraima Ángel resolver la venta de la gasolina a los indígenas, quienes
tienen derecho al precio regulado, pues este problema limita la educación de los niños
indígenas, porque muchas comunidades no tienen escuelas y los niños deben movilizarse a
otras aldeas pero sin combustible no pueden hacerlo, así mismo en la salud, por eso tienen
que reunir entre 40 a 50 mil bolívares entre varias aldeas para poder comprar la gasolina a
través de gestores y vender sus productos, que es lo que les permite la compra de otros
alimentos.
Violan seguridad alimentaria de indígenas
Por su parte Guillermo Marciales, director de Asuntos Legales del Consejo Municipal de
Atures denunció que el Estado o el gobierno como tal, no parecen entender que los pueblos
y comunidades indígenas, tienen una cosmovisión de pueblos indígenas, porque no ajustan
la forma de hacer políticas públicas a la forma de ver el mundo de estos pueblos indígenas
tal como lo establece la CRBV, porque todo se hace desde el punto de vista
occidentalizado y no desde la propia comunidad indígena, violentándose los derechos
fundamentales de estos pueblos.
Como ejemplo mencionó que han pretendido aplicar la Ley de Desarme a los indígenas cuando
andan en sus faenas de cacería, lo cual va en detrimento de su propia cosmovisión, así como
también crearon una planta de pescado en Atures, cuando existe una resolución en Amazonas que
prohíbe la pesca comercial en los raudales de Atures, mas sin embargo ahí está ubicada Sopesca,
que da guía de movilización de pescados y crearon un puerto pesquero en la zona en la que
pescan con malla de extremo a extremo del río Cuao o el Orinoco, y lo peor es que este pescado
no va a cubrir la demanda del producto en la región o en el país sino que se lo llevan por la
frontera de Táchira a Colombia donde tiene mejor precio. Esto es una política pública que va en
detrimento de las comunidades indígenas y su seguridad alimentaria violando la propia normativa
ambiental, dijo para concluir Marciales. María de los Ángeles Pérez. 9795. Prensa ULA. Fotos
Lánder Altuve
La lucha por los Derechos Humanos tiene una constante a lo largo de la historia: ser, con muy
diversas formas, y con muy diversos contenidos, una misma realidad básica: la reivindicación
por parte de los grupos y clases dominadas (marginados, minorías, etc...), del ejercicio de su
poder social.
En muchos casos, y esta es una constante en la historia hasta hace pocas décadas, se entendía
esa lucha por el propio ejercicio del poder social como una lucha por el Poder; esto es, como una
lucha por hacerse con la titularidad del Poder político del Estado. Y ello en función de que la
teoría y la realidad del poder se contemplaban exclusivamente desde la óptica del Poder político
estatal. Parecía, incluso, que la función de los partidos políticos fuera, exclusivamente, hacerse
con la titularidad del poder político del Estado.
Por eso se puede explicar que los teóricos del poder se limitasen, en su inmensa mayoría a
contemplarlo sólo en su dimensión política, olvidando que previo al concepto del poder político
se encuentra el concepto de poder social. En consecuencia la reivindicación de los Derechos
Humanos se está planteando como una reivindicación de poder social, no tanto como una forma
de poder político.
Además se ha comprobado que la pura lucha por el poder (entendida como una lucha por el
poder político del Estado) no puede constituir, per se, en el momento actual una garantía de los
Derechos Humanos. Suponiendo, como parece cierto, que el poder económico sea
determinante, en última instancia del poder político, y suponiendo, como también parece cierto,
que el centro de decisiones de poder esté estrechamente vinculado a los centros de poder
económico (centros financieros, transnacionales, etc...), parece evidente la insuficiencia de la
lucha por los Derechos Humanos desde la perspectiva tradicional y la necesidad de su
sustitución -a pesar de las dificultades que ello entraña- por una nueva óptica, más general -no
puramente superestructural- y en la que los análisis y estrategias vayan directamente dirigidas a
sustituir las estructuras de poder de dominación por estructuras de poder de coordinación.
Se trata, entre otras cosas de plantear y actuar nuevas estrategias para hacer frente a esa nueva
forma de dominación que supone el poder anónimo y difuso de los centros de poder económico.
En este sentido han tomado un papel decisivo las organizaciones no gubernamentales dedicadas
a la difusión y protección de los Derechos Humanos. Algunas de estas organizaciones, de
creación social espontánea, tienden puentes nuevos, horizontales, de colaboración entre los
pueblos del Norte y del Sur, prescindiendo de las relaciones desiguales que el Norte y el Sur
establecen a nivel de Estado y de intercambio comercial y tecnológico(6).
Los Derechos Humanos mismos, entendidos como derechos -liberación-, como poder social
emergente y concreción efectiva del poder social potencial, como deber ser, suponen que son
los mismos sujetos políticos los que -de un lado- desarrollan un poder de impugnación, -y de
otro- se autoliberan solidariamente de las diversas formas de poder a que están sometidos, de
tal manera quede de ser parte, pasen a constituirse en el bloque hegemónico en el ejercicio del
poder(7). La estrategia de la lucha contra las injusticias y por los Derechos Humanos es
fundamentalmente no una mera "conquista de derechos", funcionarialmente considerados, sino
que se dirige a conquistar poderes para la población -en el sentido de posibilidades reales de
actuación- y a conseguir su articulación social(8).
Esto no supone negar la importancia y el valor de la figura del Estado de derecho, única forma
de Estado en la que hoy es posible la realización de los Derechos Humanos. Se niega el carácter
meramente formal del Estado de Derecho para afirmar el carácter formal y real del Estado de
derecho. La implantación de la democracia es la pretensión de todo estado de Derecho.
Y la democracia, en su sentido originario no significa, en cierto modo, gobierno del pueblo, como
muchas veces se ha traducido. Hay que tener en cuenta que la traducción literal de kratos no es
gobierno, sino precisamente poder, fuerza, por lo que democracia, en puridad, desde su
significado etimológico, sería la fuerza, el poder del pueblo(9).
No hay que olvidar, por otra parte, que en el ámbito internacional -artículo 17 de la Declaración
de los derechos y Libertades Fundamentales, del Parlamento Europeo, de 16 de Mayo de 1989- y
las constituciones actuales, entre ellas la Constitución española de 1978, en su artículo 1, 2,
afirman que la soberanía reside en el pueblo "del que emanan los poderes del Estado". Por lo
cual, reivindicar la hegemonía real -no puramente formal- del poder social no sólo no está en
contradicción con la figura del Estado de Derecho, sino que incluso se puede afirmar que está en
la misma base ideológica legitimadora del mismo. El problema es, entonces, buscar
instrumentos de maximación del poder (real) del pueblo, de tal modo que se asegure el lazo
existente entre la atribución nominal del poder (como hacen las constituciones) y el ejercicio
real del poder(10). Los Derechos Humanos, en esta perspectiva constituyen una invitación a la
profundización en la naturaleza de la democracia.
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En el día de hoy, ad portas del cierre del punto 5. Víctimas, de la Agenda de Conversaciones de
Paz, queremos enviar un saludo fraterno y de aliento para que continúen su encomiable labor, a
todas las organizaciones de víctimas y organizaciones defensoras de derechos humanos de
Colombia, en especial al Movimiento de Victimas de Crímenes de Estado, MOVICE, que cumple
su décimo aniversario de lucha por reivindicaciones de profundo contenido altruista, entre las
que se destaca su persistencia en la exigencia de la No Repetición.
Alzamos nuestra palabra para resaltar esta noble causa, recordando también que en el día de
ayer se cumplieron 67 años de haberse aprobado por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Luego, el 10 de diciembre de 1950, la
Asamblea adoptó la resolución 423 (V), invitando a todos los Estados y organizaciones
interesadas a que observen esta fecha, cada año, como Día de los Derechos Humanos.
Para las FARC-EP, significa la conmemoración de este pacto un momento especial para levantar
la voz en favor del respeto a los derechos humanos de todos los colombianos; por el
cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que fueron adoptados por la Asamblea General el
16 de diciembre de1966. Los dos Pactos, junto con la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, constituyen la Carta Internacional de Derechos Humanos, y son herramienta para
exigir del Estado el reconocimiento y respeto de los derechos civiles, políticos, culturales,
económicos, sociales y ambientales que tiene toda persona desde que nace.
Este nuevo aniversario de tan histórica fecha, es el tercero que se produce en medio de las
conversaciones de paz en La Habana, con la particularidad de que antecede la suscripción
inminente de un nuevo acuerdo, que sin duda deberá recoger la más pródiga declaración de
“Compromiso con la promoción, el respeto y la garantía de los derechos humanos”,
favoreciendo la libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad a vivir libres de la miseria,
de la desigualdad y la exclusión, y la libertad a vivir sin miedo. Es decir, a vivir sobre esas bases
de existencia digna, no meramente declarativas, sino concretas, tangibles, que son el sustento
de la Carta Internacional de Derechos Humanos.
Estos derechos y libertades son tan relevantes hoy como cuando se adoptaron los Pactos hace
67 años. El Estado debe prestar particular atención en su cumplimiento hasta ahora
escamoteado con las consecuencias lamentables que se sufren en Colombia por la persistencia
de una guerra de más de medio siglo, que bien puede pararse si por fin deciden quienes
gobiernan, redistribuir la riqueza nacional, satisfacer las necesidades básicas de la población,
abrir los caminos de la democracia y clausurar para siempre la guerra sucia y el terror que
mantiene la persecución y la muerte contra la dirigencia popular, resaltando, aparte de las
masacres, asesinatos y desplazamientos, la mantención de una injustificable situación carcelaria
inhumana. En este contexto exigimos soluciones inmediatas a este problema y sobre todo la
atención sin más dilaciones a los prisioneros enfermos, cumpliendo incluso el prometido indulto
gubernamental.
Finalmente, insistimos en que la Carta Internacional de Derechos Humanos debe dejar de ser un
conjunto de leyes internacionales declarativas y convertirse en el mandamiento práctico de los
Estados del mundo, porque aunque por fortuna ya no estamos en medio de los horrores de la
Segunda Guerra Mundial, que condujeron a que millones de personas padecieran crueldades
injustificables, y todo ello llevó a que los países del orbe tomaran la firme decisión de elaborar
un código moral, ético y sobre todo jurídico que amparara lo que desde la Revolución Francesa
se reconocía como los derechos inalienables del hombre, seguimos padeciendo los rigores de la
iniquidad neoliberal y de la indolencia del capitalismo.
De tal manera que si se considera que las disposiciones de la Declaración Universal de Derechos
Humanos tienen carácter de derecho internacional consuetudinario, que están ampliamente
aceptadas, son el baremo de la conducta de los Estados y base de las leyes fundamentales o
constituciones de muchos países, primordial es reiterar con motivo de esta fecha y de los
compromisos que su invocación implican, que es importante la construcción de una sociedad
donde los ciudadanos puedan disfrutar sus derechos, sin sufrir el peso de la tiranía y de la
opresión; y que los derechos humanos deben ser protegidos por un régimen de Derecho, a fin de
que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión.
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Jürgen Habermas actúa con el rigor que el tópico atribuye a los alemanes. El pasado martes dio
una conferencia sobre los derechos humanos. El aula magna de la Universidad de Barcelona,
espacio seleccionado para el acto, se quedó pequeña. Los bedeles tuvieron que dejar fuera de la
sala a dos centenares largos de personas por falta de capacidad de la sala. Y eso que ésta fue
ocupada, en los asientos y en los pasillos, por gente que aguantó impasible las dos horas de
charla sin poder seguir la traducción simultánea porque se agotaron los receptores. Antes de
empezar la charla, Habermas entregó a la traductora el texto de su conferencia, del que se
apartó pocas veces. Una de ellas fue para reivindicar los derechos humanos como fundamento
de la solidaridad moderna. "Los derechos humanos", comentó Habermas, "son una forma
abstracta de solidaridad que sustituye a las antiguas, gremiales, familiares, destruidas por el
capitalismo".También entregó Habermas a Margarita Boladeras, catedrática de Filosofía Moral
de la Universidad de Barcelona y organizadora del curso para profesores que impartió el
pensador alemán, los textos del mismo, escritos en inglés, para que fueran facilitados a los
asistentes.
MÁS INFORMACIÓN
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Esta situación que se viene desarrollando desde hace varios años ha tenido una incidencia
directa en los ecosistemas, debido a la afectación de los ríos y la selva, que es la principal fuente
de alimentos de los pueblos indígenas de Amazonas, lo que ocasiona una vulneración de manera
directa al derecho al buen vivir y, en particular, al derecho a la salud y la alimentación.
Los movimientos indígenas de la zona, entre ellos la Organización Indígena Yabarana del
Parucito OIYAPAM y la Organización Ye´kwana del Alto Ventuari KUYUNU, han denunciado esta
situación, sin embargo, a pesar de las acciones que el Estado ha realizado para erradicar esta
grave vulneración a los derechos humanos, a la fecha no se ha podido superar la problemática
denunciada.
Como consecuencia de las actividades de resistencia y denuncia de los pueblos indígenas han
sucedido actos de agresión física contra los habitantes de estas comunidades y sus bienes. En
este sentido, hace unos días un grupo de indígenas Yabarana de la Organización OIYAPAM,
liderados por el Ex – Alcalde Indígena Benjamín Pérez, fueron agredidos y amenazados por los
mineros ilegales. La casa del Benjamín Pérez fue incendiada intencionalmente. Se trata de
acciones dolosas de los mineros ilegales que violan los derechos de los pueblos indígenas,
especialmente al derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas contemplado en la
Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y en los diferentes
instrumentos internacionales de protección a los derechos humanos, ratificados por Venezuela.
Por tales razones:
Solicitamos a los poderes públicos del Estado venezolano que sigan reforzando las acciones y
medidas urgentes y coordinadas, destinadas a controlar la minería ilegal en el Municipio
Manapiare del estado Amazonas, especialmente mediante actuaciones de vigilancia y control
permanente.
Instamos a la Fiscalía General de la República que dicte medidas de protección de los líderes
de la Organización OIYAPAM amenazados por estos grupos de mineros ilegales, de acuerdo a lo
estipulado en la ley.
Solicitamos a la Fiscalía General de la República y a la Defensoría del Pueblo que se inicien las
investigaciones pertinentes por los hechos denunciados y la sanción a sus responsables.
Solicitamos que se inicien mesas de trabajo para abordar la situación de la minería ilegal y que
afectan de manera grave los derechos humanos de los pueblos indígenas.
Solicitamos al Consejo Presidencial de los Pueblos y Comunidades Indígenas, que convoque las
mesas de diálogo, para lo cual este Grupo de trabajo Wataniba se pone a disposición para
apoyar en las acciones que se estimen pertinentes.
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