Nuevo Curso de Lógica y Filosofía
Nuevo Curso de Lógica y Filosofía
Nuevo Curso de Lógica y Filosofía
Editorial
Kapelusz. Bs. As, 1994.
XII
EL SER HUMANO Y SU OBRAR EN LA FILOSOFÍA DEL SIGLO XX
1. EL problema
A veces decimos de alguien: “… y sin embargo es un ser humano…”; otras veces,
cuando queremos insultar a una persona, podemos expresar: “¡Animal!” o “¡Bestia!” y
cuando admiramos alguna cualidad como la tenacidad de alguien decimos; “…ha
realizado un esfuerzo sobrehumano”. Entre el ángel y la bestia… ¿qué es el hombre?
Las preguntas antropológicas, ¿cuál es el puesto del hombre en el universo?, ¿qué lo
diferencia del resto de los animales? ¿cuál es su facultad más característica?, son tan
viejas como la filosofía misma. Desde que el oráculo le dice Sócrates “Conócete a ti
mismo” la interrogación filosófica se vuelve sobre el ser humano y las cuestiones
antropológicas ocupan un importante lugar en la producción de muchos de los filósofos
más relevantes. Las reflexiones antropológicas se han ubicado en un plano cercano al de
las cuestiones éticas con las que establecen múltiples lazos, pues las ideas
antropológicas suelen servir de fundamento a las distintas éticas o las éticas suponen
ciertas concepciones antropológicas. El tema del hombre ha alcanzado en algunos
pensadores particular profundidad y dramatismo, tal es el caso de san Agustín y de
Pascal. El primero, a principios del siglo V plantea la cuestión en primera persona con las
siguientes palabras: “¿Quién soy, Dios mío? ¿Cuál es mi naturaleza?”; Pascal por su
parte, en los Pensamientos, siglo XVII, comparando al hombre con el universo
concebido por los modernos, se pregunta: “¿qué es un hombre en el infinito?”.
Sin embargo, la reflexión filosófica acerca del hombre ocupa, en general, a lo largo de la
historia de la filosofía un lugar derivado a partir de previas consideraciones metafísicas o
gnoseológicas. Es a comienzos del siglo XX que se constituye al lado de las otras
disciplinas filosóficas como la ética, la metafísica o la gnoseología, la antropología
filosófica, con la pretensión, según Max Scheler, de constituirse en la “ciencia
fundamental de la esencia y de la estructura esencial del hombre...” y de establecer un
fundamento último, de índole filosófica y señalar objetivos ciertos de la investigación a
todas las ciencias que se ocupan del hombre.
En las páginas que siguen, luego de presentar algunos elementos históricos básicos,
pasamos a estudiar las concepciones tradicionales acerca del hombre, y posteriormente
nos centraremos en la presentación y el análisis de algunas ideas sobre el hombre,
desarrolladas en las concepciones antropológicas, presentamos algunos desarrollos
éticos fundamentales.
Si se pregunta a un europeo culto lo que piensa al oír la palabra hombre, casi siempre
empezarán a rivalizar en su cabeza tres círculos de ideas, totalmente inconciliables entre
sí. Primero, el círculo de ideas de la tradición judeocristiana: Adán y Eva, la creación, el
Paraíso, la caída. Segundo, el círculo de ideas de la tradición de la antigüedad clásica;
aquí la conciencia que el hombre tiene de sí mismo se elevó por primera vez en el mundo
a un concepto de su posición singular mediante la tesis de que el hombre es hombre
porque posee “razón”, logos, fronesis, ratio, mens, etc., donde logos significa tanto la
palabra como la facultad de apresar el “qué” de todas las cosas. Con esta concepción se
enlaza estrechamente la doctrina de que el universo entero tiene por fondo una “razón”
sobrehumana, de la cual participa el hombre y sólo el hombre entre todos los seres. El
tercer círculo de ideas es el círculo de las ideas forjadas por la ciencia moderna de la
naturaleza y por la Psicología genética y que se han hecho tradicionales también hace
mucho tiempo; según estas ideas, el hombre sería un producto final y muy tardío de la
evolución del planeta Tierra, un ser que sólo se distinguiría de sus precursores en el
reino animal por el grado de complicación con que se combinarían en él energía y
facultades que en sí ya existen en la naturaleza infrahumana.
El puesto del hombre en el cosmos M. Scheler, 1928. Losada, Bs. As., 1980.
Martin Heidegger (1889-1976), autor de Ser y Tiempo, Qué es metafísica, etc., profesor
de la Universidad de Friburgo, inaugura la
Filosofía de la existencia en el siglo XX. Heidegger planteaba en 1927 la
necesidad de volver sobre la pregunta que interroga por el ser. Esta
pregunta, después de haber sido abordada por Platón y Aristóteles,
había caído, según Heidegger, en el olvido, pues en su lugar se buscó
un ente fundamental como el agua, las ideas o Dios, olvidándose la la
pregunta por el ser mismo. Pero la indagación por el ser debe empezar
por el hombre, que es el ente que posee, que vive una cierta
comprensión del ser. En consecuencia, es necesario desarrollar un
análisis de la estructura del ser humano, un análisis de la existencia
humana para poder responder la pregunta por el sentido del ser.
Al plantear el análisis de la existencia humana, Heidegger se inscribe en una
línea de pensamiento que, desde Sócrates hasta Kieerkegaard, insiste en considerar la
condición menesterosa del hombre, que en lugar del seguro sujeto cartesiano descubre
en la existencia de cada hombre un ser finito, inseguro, contradictorio que se encuentra
viviendo, existiendo, sin haberlo pedido. A esta línea de pensamiento se la denomina
filosofía de la existencia. Además de Heidegger, comprende a pensadores
como Jaspers o Sartre, entre otros.
Heidegger llama Dasein al ser que en cada caso somos nosotros mismos.
Característico del Dasein es hallarse arrojado a la existencia, ser contingente, no ser un
sujeto aislado, sino ser en el mundo, entendiendo por mundo el ámbito de una
determinada cultura.
la pregunta que interroga por el ser la pregunta que interroga por el
ser la pregunta que interroga por el ser la pregunta que interroga por
el ser la pregunta que interroga por el ser gradable bajo sensisensinsi
ver sapiens.