Amparo Constitucional

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UNIVERSIDAD AUTONOMA “TOMAS FRIAS” CARRERA DE DERECHO SEDE-TUPIZA

AMPARO CONSTITUCIONAL

1. INTRODUCCIÓN:

los alcances y naturaleza del Amparo Constitucional ,sin embargo, con la


aprobación del nuevo texto constitucional, es necesario actualizar el análisis
respecto de esta Acción de defensa de manera tal de determinar y tener
debidamente delimitado su alcance, naturaleza, objeto, así como otras
características del instituto y de esa forma tener claro en qué situaciones fácticas
será posible acudir a la mencionada Acción, cuál sería la forma más adecuada de
establecer las reglas de su tramitación y analizar otros aspectos importantes para
que la Acción de Amparo sea una verdadera herramienta idónea que resguarde a
las personas contra actos u omisiones ilegales o indebidas.

En este sentido, la Acción de Amparo Constitucional (AAC) se constituye en una


acción tutelar (protectora) de los derechos y garantías constitucionales de las
personas, que tiene una configuración procesal especial, autónoma e
independiente con relación al ámbito procesal ordinario, no sólo porque
corresponde a una Acción de Defensa prevista por la Constitución, sino porque
constituye un Proceso Constitucional cuyo procedimiento específico para su
correcta tramitación, se encuentra ampliamente detallado en el Código Procesal
Constitucional (Ley N°254 de 5 de julio de 2012).

2. CONCEPTUALIZACIÓN DE LA ACCIÓN DE AMPARO


CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO
VIGENTE

La Constitución de 1967, que introdujo la figura del amparo constitucional en


Bolivia, en su artículo 19, párrafo I, sostenía que: "se establece el recurso de

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amparo ", pero el término "recurso" de amparo constitucional fue rechazado


alegándose en su generalidad que un recurso se plantea siempre al interior de un
proceso; mientras que el amparo constitucional no buscaba corregir malos
procedimientos o realizar una correcta interpretación de las normas vigentes
dentro de un proceso o Litis, sino que buscaba proteger los derechos y garantías
fundamentales de las personas. Asimismo, para fortalecer esta posición se
sostuvo que los recursos sólo proceden contra autoridades, mientras que el
amparo constitucional procedía también contra particulares.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la Opinión Consultiva 8/87,


sostuvo que: " es una disposición de carácter general que recoge la institución
procesal del amparo, entendido como el procedimiento judicial sencillo y breve que
tiene por objeto la tutela de todos los derechos reconocidos por las Constituciones
y leyes de los Estados partes y por la Convención ", cuya existencia no sólo debe
ser formal (en el texto escrito), sino que debe resultar idóneo para proteger los
derechos humanos (en la práctica).

El anterior Tribunal Constitucional boliviano, referente al amparo constitucional,


sostuvo en su oportunidad, en su sentencia constitucional No. 1082/2003–R, que:

 En nuestro país, el legislador constituyente ha instituido el recurso de


amparo como un medio de tutela para la eficaz salvaguarda de estos
derechos; los cuales, desde un punto de vista moral y político, se
consideran básicos para la convivencia humana, creando a su fragua las
condiciones necesarias para asegurar el desarrollo de la vida del hombre
en libertad, en circunstancias compatibles con la dignidad humana,
legitimando y limitando el poder estatal, creando así un marco de
convivencia propicio para el desarrollo libre de la personalidad.

2.1. ANTECEDENTES

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De acuerdo a Héctor Fix-Zamudio, el juicio de amparo mexicano fue el resultado


de una lenta y dolorosa evolución en la cual se combinaron elementos externos e
internos , citando el mencionado autor antecedentes del derecho anglosajón, del
derecho francés así como del derecho español y resaltando, dentro de los factores
mexicanos, "la convicción de los hombres públicos y juristas mexicanos en la
necesidad de crear un instrumento procesal eficaz para la tutela de los derechos
fundamentales de los gobernados frente al poder público.

De allí se puede afirmar, como sostiene José Antonio Rivera. que se encuentran
precedentes del amparo constitucional ya en el Derecho Anglosajón como en el
Derecho Español, aunque la institucionalización jurídica del amparo corresponde a
México, en efecto, Fix Zamudio -citado por Rivera- establece que el 16 de mayo
de 1841 entró en vigencia la Constitución del Estado de Yucatán en la cual se
establecía que el Poder Judicial quedaba a cargo de proteger los derechos
fundamentales de las personas. Posteriormente, el amparo se inserta en la
legislación nacional de México en el documento denominado "Acta de Reformas"
de 18 de mayo de 1847.

No deja de ser interesante referirnos al amparo en la República Argentina, lugar


donde la Corte Suprema de Justicia, en fecha 27 de septiembre de 1957, dentro
del caso denominado "Siri" aún sin tener un procedimiento normado para
conceder la tutela solicitada e inclusive sin utilizar el término "amparo" en el fallo
estableció que :

 "basta una comprobación inmediata para que la garantía constitucional


invocada sea restablecida por los jueces en su integridad, sin que pueda
alegarse en contrario la inexistencia de una ley que la reglamente: las
garantías individuales existen y protegen a los individuos por el sólo hecho
de estar consagradas por la Constitución e independientemente de las
leyes reglamentarias".

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Con el desarrollo referido del instituto, tanto en la jurisprudencia como en la


legislación comparada, en Bolivia se incorporó el mismo en la Constitución Política
del Estado del año 1967 habiendo tenido, hasta el año 1982, una existencia más
formal que efectiva ya que, como anota José Antonio Rivera, existió en el país
inestabilidad política e institucional, regímenes de facto, retardaciones indebidas y
una serie de distorsiones provocadas por la acción de las autoridades judiciales,
como por ejemplo, limitarse a señalar que el amparo no era sustitutivo de otros
recursos ordinarios.

Posteriormente la garantía adquirió mayor relevancia, principalmente a partir de la


emisión de la Ley N° 1836 y con el inicio de funciones del Tribunal Constitucional,
Tribunal que a través de su jurisprudencia fue modulando el alcance de la
garantía, la forma de tramitación del recurso, habiendo establecido abundante
doctrina jurídica respecto de los derechos fundamentales de las personas en
relación con el recurso de Amparo Constitucional.

Cabe aclarar que, como emergencia de la promulgación de la Nueva Constitución


Política del Estado, la doctrina desarrollada por el Tribunal Constitucional ya no
tiene carácter vinculante para las autoridades nacionales, sin embargo, como
acertadamente anota Escobar Pacheco, toda la producción del Tribunal
Constitucional es útil para el análisis y la aplicación de la Nueva Constitución
Política del Estado, radicando su utilidad principalmente en que el Contralor
Constitucional ha tenido una vivencia "de carne y hueso del Derecho
Constitucional Particular" .

Así, es necesario referirnos al entendimiento que hizo el Tribunal Constitucional


respecto a la naturaleza jurídica y alcances del amparo constitucional, habiéndose
precisado en la Sentencia 550/2005 (Caso Dipp contra el Director General de

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Asuntos Administrativos del Ministerio de Desarrollo Económico signado con el N°


2004-10256-21-RAC) lo siguiente:

 Bajo tales criterios, a través del amparo se protegieron los derechos de las
personas y se garantizó la seguridad jurídica puesto que el Tribunal
Constitucional a tiempo de precautelar la efectiva vigencia de los derechos
de las personas también estableció mecanismos que permitieron la
operatividad del recurso sin que colapse el sistema de control
constitucional.

3. Algunos supuestos de procedencia e improcedencia de la acción de


amparo constitucional

A continuación corresponde referir los supuestos de procedencia e improcedencia


más importantes de la acción de amparo constitucional en el marco de la
jurisprudencia constitucional del Tribunal Constitucional durante la vigencia de la
Constitución Política del Estado de febrero de 2009; así tenemos:

— Conforme al artículo 129 de la Constitución Política del Estado vigente, para la


procedencia del amparo deben existir actos ilegales u omisiones indebidas que
restrinjan, supriman o amenacen suprimir o restringir los derechos y garantías,
amenacen los derechos constitucionales y de las leyes, por lo que no procede
para proteger principios constitucionales, derechos hipotéticos, vagos o
expectaticios, aparentes derechos emergentes de actos ilegales, entre otros.

— Debe existir una ilegalidad manifiesta respecto a los actos u omisiones


denunciados, lo que implica que la parte accionante debe ser capaz de demostrar
los extremos alegados en su demanda sin mayor actividad probatoria, de forma
que al no contar la acción de amparo constitucional con una etapa probatoria
amplia para demostrar la existencia de un derecho, cuando se requiera la

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producción de prueba adicional debe remitirse a los antecedentes en la


jurisdicción ordinaria para su correspondiente determinación.

— Deben agotarse los recursos, medios o vías idóneos previstos por el legislador
ordinario en uso de su libertad configuradora para la defensa de los derechos y
garantías previamente al planteamiento del amparo constitucional (principio de
subsidiariedad), salvo excepciones establecidas en la jurisprudencia, por ejemplo
cuando se trate de una solicitud de complementación y enmienda, puesto que la
misma no tiene la aptitud ni idoneidad para modificar el fondo de una resolución; el
proceso contencioso–administrativo contra una resolución que en el ámbito
administrativo resuelve un recurso jerárquico, porque nadie está obligado a iniciar
dos procesos para el resguardo de sus derechos; un proceso penal, porque su
finalidad de prevención general y especial es diferente a la del amparo
constitucional, que busca proteger derechos y garantías, entre otros.

— Asimismo, no resulta necesario el agotamiento de instancias previas al


planteamiento de un amparo constitucional cuando el acto o la omisión
denunciada requiera mayor actividad probatoria y a la vez se amenace de forma
grave e inminente un derecho cuya consumación pueda devenir en irreparable
(principio de inmediatez), correspondiendo en dicho caso la tutela inmediata del
amparo constitucional, aspecto que sucede, por ejemplo, en los casos en los que
están gravemente comprometidos los derechos de niños; ante el despido
injustificado de una mujer embarazada, o ante la presencia de medidas o vías de
hecho referidas a actos u omisiones palmariamente ilegales, y que no cuentan con
ningún tipo de respaldo legal, realizadas por particulares, por ejemplo mediante
avasallamientos a la propiedad privada o mediante la privación de servicios
básicos por parte de un propietario respecto a sus inquilinos por el no pago de
alquileres,  o incluso realizado por autoridades públicas como cuando se procede a
la clausura de puestos de venta a personas que tenían autorización municipal sin
previo proceso, el avasallamiento por parte de funcionarios municipales sobre una
propiedad en litigio con un particular, el ingreso a un domicilio para la apertura de
una avenida por parte de funcionarios públicos sin agotar el proceso

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expropiatorio, o la demolición de un inmueble porque supuestamente incumplió


normativa urbanística sin proceso previo que demuestre dicho extremo.

— Por otra parte, con base en el principio de inmediatez también es posible


otorgarse la tutela provisional del amparo constitucional cuando no pueda
acreditarse de manera indubitable la existencia de un derecho constitucional, pero
sea evidente el peligro de que puede consumarse un daño irreparable, en cuyo
caso deberá otorgarse la tutela mientras los recursos o mecanismos ordinarios
sean agotados, lo que sucede por ejemplo ante la concurrencia de vías o medidas
de hecho mientras dure un proceso ordinario que determine el derecho propietario.

— El planteamiento de la demanda de amparo constitucional debe efectuarse en


el término de seis meses desde la " comisión de la vulneración alegada o de
notificada la última decisión administrativa o judicial", cómputo que debe
efectuarse desde actos inclusive extraoficiales o fuera de la instancia que
demuestren el conocimiento del acto o la omisión por la parte presuntamente
afectada en sus derechos y garantías y se computa desde que el accionante
reconoce con cualquier documento o memorial el conocimiento del acto u omisión
impugnada; sin embargo, el agotamiento de recursos notoriamente inidóneos no
interrumpe o suspende el cómputo del término de seis meses; por ejemplo, si
contra un auto de vista que resuelve una apelación incidental se plantea casación
que resulta improcedente por disposición del Código de Procedimiento Penal
provocando que se sobrepase el término de seis meses, el cómputo debe
efectuarse desde la notificación con el auto de vista.

— Resulta improcedente la acción de amparo constitucional cuando concurren


actos libremente consentidos, porque se entiende que: " el consentimiento libre y
expreso supone la acción voluntaria de la persona de someterse al acto
considerado lesivo, sin objetarlo, tomando una actitud pasiva frente al mismo, o en
su caso realizando acciones que no tienden a restablecer el acto considerado
lesivo "; es decir que en estos casos el titular del derecho o de la garantía, de
forma expresa o tácita, llega a convalidar el acto o la omisión que luego demanda,

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debiendo entenderse sin embargo que: "la manifestación de la voluntad debe


demostrar, de manera indubitable, el consentimiento a la amenaza o lesión a
algún derecho fundamental "; de forma que la manifestación de la voluntad debe
ser inequívoca y no el resultado de meras suposiciones o presunciones. Se
presentan actos libremente consentidos cuando por ejemplo en un proceso judicial
o administrativo se presenta un memorial pidiendo el cumplimiento de una
resolución, cuando se cumple una sanción y se la impugna luego de haberla
cumplido, cuando se hace una propuesta de pago de una obligación que luego se
impugna o cuando se participa en una convocatoria luego observada mediante el
amparo constitucional.

— También resulta inviable una demanda de amparo constitucional cuando los


supuestos actos u omisiones ilegales o indebidos cesaron antes de notificarse a la
parte accionada con la demanda de amparo constitucional, en cuyo caso:

 la cesación del acto ilegal en el sentido del citado precepto radica


básicamente en el hecho de que la resolución o acto de la autoridad o
particular denunciado de ilegal, por su voluntad o por mandato de otra
autoridad superior, hubiere quedado sin efecto antes de la notificación con
el amparo al que hubiere dado lugar, vale decir, que si bien se produjo la
lesión, ésta se reparó de motu proprio del legitimado pasivo.

— En Bolivia el amparo constitucional procede contra resoluciones judiciales que


incluso hayan alcanzado la aparente calidad de cosa juzgada. Así, se sostuvo y se
sostiene por parte del órgano de control de constitucionalidad desde el inicio de
sus actividades que: "cuando una resolución ilegal y arbitraria afecta al contenido
normal de un derecho fundamental, no se puede sustentar su ilegalidad bajo una
supuesta “cosa juzgada”; en cuyo caso inexcusablemente se abre el ámbito de
protección del amparo constitucional";  pero de ninguna manera puede
pretenderse que el amparo constitucional se convierta en una tercera instancia que
considere aspectos de fondo como la valoración de la prueba, la determinación de
derechos, el cumplimiento de contratos o se busque revisar de nuevo la revisión

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de la interpretación de la legalidad,  pues en los referidos casos únicamente


deberá circunscribirse al análisis de la vulneración de derechos y garantías
supuestamente afectados durante la tramitación de los procesos judiciales.

— Mediante el amparo constitucional no es posible pretender el juzgamiento de


normas genéricas, Abstractas e impersonales en razón de su constitucionalidad o
inconstitucionalidad, por la naturaleza subsidiaria del amparo constitucional y al
existir acciones específicas con características y procedimientos propios (acción
concreta e incidental de inconstitucionalidad), aunque excepcionalmente en una
acción de amparo constitucional se puede establecer la errónea aplicación de una
norma.

—Respecto a los errores de procedimiento en procesos judiciales o


administrativos únicamente pueden impugnarse ante la jurisdicción constitucional
cuando los mismos " provocan una disminución material de las posibilidades de
las partes para que hagan valer sus pretensiones ", para lo cual es necesario que: 

a) el error o defecto procedimental provoque una lesión al derecho al debido


proceso en alguno de sus elementos.

b) los errores o defectos procedimentales ocasionen una indefensión material,


impidiendo que alguna de las partes haga valer sus pretensiones, alegando,
contrastando o probando.

c) dichas lesiones deben tener relevancia constitucional, de forma que la infracción


procedimental dé lugar a que la decisión impugnada tenga diferente resultado al
que se hubiera dado de no haberse incurrido en los errores o defectos
denunciados.

— Tampoco es posible solicitar el cumplimiento de una sentencia constitucional


mediante una acción de amparo constitucional, pues implicaría desconocer la
efectividad de la cosa juzgada constitucional referida por el artículo 203 de la
Constitución Política del Estado, que establece que "las decisiones y sentencias

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del Tribunal Constitucional Plurinacional son de carácter vinculante y de


cumplimiento obligatorio, y contra ellas no cabe recurso ordinario ulterior alguno".

— Finalmente, no procede el planteamiento de dos demandas de amparo


constitucional con identidad de sujetos (partes procesales), de causa, en relación
con el motivo (acto o resolución) que origina el amparo constitucional, y de objeto,
referido al propósito que buscan ambas demandas de amparo constitucional.

CAUSAS POR LAS QUE PROCEDE:

La Acción, de acuerdo al artículo 128 de la NCPE, "tendrá lugar contra actos u


omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de persona individual
o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos
reconocidos por la Constitución y la ley".

De este modo se evidencia que el Constituyente ha pensado en mantener un


mecanismo de protección a favor de las personas contra actos u omisiones
indebidas o ilegales de autoridades o particulares.

CARÁCTER NO SUBSIDIARIO DE LA ACCIÓN:

El artículo 129 de la NCPE establece las reglas procedimentales de la Acción,


encontrándose en el primer parágrafo la previsión de que el amparo tiene el
carácter de no ser subsidiario respecto de otros mecanismos judiciales o
administrativos de defensa, al respecto el Tribunal Constitucional ha establecido
abundante jurisprudencia referida a la naturaleza no subsidiaria del amparo, la
cual inclusive alcanzaba los casos en que no se hizo uso oportuno de los recursos
o medios legales para proteger los derechos, así por ejemplo, en la Sentencia

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1805/2003 (caso Casanovas, Casanovas y Barrinton contra Menacho signado con


el N° 2003-07544-15-RAC) estableció que:

En la NCPE encontramos una redacción similar a la de la anterior CPE en cuanto


a que se puede acudir al amparo siempre y cuando no exista otro medio o recurso
legal para la protección inmediata de los derechos y garantías restringidos,
suprimidos o amenazados.

De cualquier modo, el propio Tribunal Constitucional estableció algunas sub-reglas


y excepciones al criterio general de no subsidiariedad del Amparo, entre las cuales
la principal es el criterio de inmediatez10, así en el caso COTAS Ltda. contra la
Superintendencia de Telecomunicaciones (signado con el N° 2003-06180-12-
RAC), entre otros, señaló lo siguiente:

En mérito a una configuración similar del Recurso de Amparo previsto en la CPE


abrogada y la Acción de Amparo establecida en la NCPE, los criterios construidos
respecto al carácter de no subsidiariedad del amparo, las sub-reglas y
excepciones a los criterios generales deberían ser observados y mantenidos por
parte del Tribunal Constitucional Plurinacional.

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PRECLUSIÓN E INMEDIATEZ:

El parágrafo segundo del artículo 129 de la NCPE señala que "la Acción de
Amparo Constitucional podrá interponerse en el plazo máximo de seis meses,
computable a partir de la comisión de la vulneración alegada o de notificada la
última decisión administrativa o judicial." Este criterio normativo sigue la línea
jurisprudencial implantada por el Tribunal Constitucional en diversas sentencias y
autos, referida a la segunda dimensión del principio de inmediatez la cual está
vinculada estrechamente con la doctrina de los actos consentidos, así por ejemplo
se tiene la Sentencia 0770/2003 (Caso McFarren y Okeeffe contra la Prefectura de
Potosí signado con el N° 2003-06320-12-RAC) donde se estableció lo siguiente:

Debiendo considerarse a ese efecto que la inmediatez no sólo debe ser entendida
como la no interposición del recurso de amparo constitucional dentro del plazo de
seis meses conforme lo previsto por la jurisprudencia de este Tribunal, sino la
utilización discontinua o esporádica de los medios y recursos previos a la
interposición del amparo, pues los reclamos deben ser interpuestos ante la
instancia ordinaria o administrativa competente oportunamente, debiendo el
agraviado por la lesión, hacer el seguimiento respectivo de su reclamo hasta
agotar todas las instancias en el tiempo razonable, y para el caso de no obtener
respuesta ni la cesación de la vulneración podrá acudir en el plazo de seis meses

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ante la jurisdicción constitucional a fin de que se compulse la amenaza, restricción


o supresión al derecho fundamental.

Este razonamiento, resulta lógico, puesto que responde no sólo al principio de


inmediatez sino también a los principios de preclusión y celeridad, los mismos que
no sólo dependen de los actos de la autoridad sino también del peticionante, quien
debe estar compelido por su propio interés a realizar el seguimiento que
corresponda a su solicitud, de modo que cuando no ha sido diligente en propia
causa no se puede pretender que esta jurisdicción esté supeditada en forma
indefinida para otorgarle protección.

La segunda faceta del principio de inmediatez se recoge en el nuevo texto


constitucional, en el cual se establece de manera expresa la preclusión de la
Acción de Amparo en el plazo de seis meses computable a partir de la comisión
de la vulneración alegada o de notificada la última decisión administrativa o judicial
y de cuya lectura se colige que la doctrina referida a la validez de los actos
consentidos, desarrollada en su momento por el Tribunal Constitucional, se
mantiene en vigencia ahora, no por interpretación y desarrollo jurisprudencial sino
por mandato constitucional.

4. NUEVAS LÍNEAS JURISPRUDENCIALES DEL TRIBUNAL


CONSTITUCIONAL BOLIVIANO EN RELACIÓN CON EL AMPARO
CONSTITUCIONAL

 Las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos


integran el "bloque de constitucionalidad"

En la sentencia constitucional 0110/2010–R, el accionante del amparo


constitucional sostuvo que se negó en su caso la aplicación de la sentencia
constitucional 101/2004 y su auto constitucional 79/2004–ECA que establecen
parámetros objetivos para demostrar que en la tramitación del proceso penal en su

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contra se vulneró la garantía a ser juzgado en un plazo razonable. El Tribunal


Constitucional denegó la tutela bajo el argumento de que dicho enjuiciamiento
emergía de un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso
Trujillo Oroza contra Bolivia, y que se colige que inequívocamente las sentencias
emanadas de la CIDH, por su naturaleza y efectos, no se encuentran por debajo ni
de la Constitución Política del Estado, tampoco de las normas jurídicas infra–
constitucionales, sino por el contrario, forman parte del bloque de
constitucionalidad y a partir del alcance del principio de supremacía constitucional
que alcanza a las normas que integran este bloque, son fundamentadoras e
informadoras de todo el orden jurídico interno, debiendo el mismo adecuarse
plenamente a su contenido para consagrar así la vigencia plena del "Estado
constitucional" enmarcado en la operatividad del sistema interamericano de
protección a derechos humanos.

Considero que si bien esta innovadora sentencia constitucional es plenamente


plausible en su ratio decidendi, al integrar al "bloque de constitucionalidad" las
sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, no resuelve el
fondo del asunto, pues la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
establecido la obligación del Estado boliviano a una investigación seria, pero que a
la vez respete los derechos humanos de los procesados; por lo que en el proceso
penal de referencia, al menos debió exhortarse a los órganos jurisdiccionales y de
persecución penal a dar la celeridad debida del caso bajo advertencia de incurrir
en responsabilidad. Al respecto, la Corte Constitucional de Colombia desarrolló el
"bloque de constitucionalidad" a partir de la integración normativa y de la
integración interpretativa; en Bolivia podría desarrollarse la integración de las
sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, no vía normativa
(artículo 410–II o 256, primera parte, de la Constitución Política del Estado), sino
vía interpretativa, es decir por el artículo 13–IV de la Constitución Política del
Estado, que establece que: "Los derechos y deberes consagrados en esta
Constitución se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales de
derechos humanos ratificados por Bolivia", concordante con el artículo 256,
segunda parte, de la misma norma fundamental, de forma que se entienda que si

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bien los derechos fundamentales se interpretan conforme los tratados de derechos


humanos, éstos se interpretan conforme las cortes, tribunales y comités de
derechos humanos establecen.

 Cómputo del plazo de seis meses de la inmediatez en el amparo


constitucional

En la sentencia constitucional 0347/2010–R, la mayoría de los magistrados del


Tribunal Constitucional (Dr. Juan Lanchipa Ponce, Dra. Ligia Mónica Velásquez
Castaños y Dr. Ernesto Félix Mur) sostuvieron que el cómputo del plazo de seis
meses a efectos de la inmediatez del amparo constitucional debe efectuarse con
la notificación mediante cédula que se realiza en Secretaría de Cámara de la
Corte Suprema de Justicia —ahora Tribunal Supremo de Justicia— en la ciudad
de Sucre, Bolivia, y no desde que las partes son notificadas con el decreto de
"cúmplase" que dicta el juez de instancia una vez que la causa es radicada
nuevamente en su despacho, porque las partes que tienen pendiente un recurso
de impugnación tienen el deber procesal de hacer el correspondiente seguimiento.

Por su parte, el magistrado Abigael Burgoa Ordóñez sostuvo en voto disidente que
la notificación que se debe tomar en cuenta para el cómputo del plazo de  seis
meses de inmediatez es la del decreto de "cúmplase", al ser una notificación
oficial, y porque dicha interpretación es la más favorable al derecho de acceso a la
justicia.

Finalmente, el magistrado Marco Antonio Baldivieso Jinés sostuvo en voto


disidente que dicho cómputo debe efectuarse desde que se demostró que el
accionante tuvo conocimiento efectivo de la resolución impugnada; es decir, si
solicita fotocopias del expediente a pesar de no existir una notificación oficial
puede presumirse que se conoció el fallo impugnado, o si en un documento o
declaración —incluso extrajudicial— se hace referencia a que se conoció dicho
fallo, desde ese momento o del referido en la declaración debe computarse el

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plazo de los seis meses, posición que personalmente considero más adecuada
para la realidad nacional, donde, por la distancia y la demora en la remisión de
antecedentes desde la Corte Suprema de Justicia —ahora Tribunal Supremo de
Justicia—, con sede en la ciudad de Sucre, a los diferentes departamentos,
fácilmente hace que se sobrepase el término de seis meses, impidiendo el
planteamiento del amparo constitucional dentro del plazo, salvo que el Tribunal
Constitucional hubiera ordenado que la Corte Suprema de Justicia —ahora
Tribunal Supremo de Justicia— tome las medidas administrativas necesarias para
el correspondiente acceso a dichos fallos desde los diferentes departamentos,
sobre todo en pueblos del país donde no exista internet.

 LA SEGURIDAD JURÍDICA EN EL MARCO DE LA CONSTITUCIÓN


POLÍTICA DEL ESTADO VIGENTE, AL SER UN PRINCIPIO NO ES
TUTELABLE POR EL AMPARO CONSTITUCIONAL

La mayoría de magistrados del Tribunal Constitucional respecto a la seguridad


jurídica sostuvo que:

Sobre la seguridad jurídica, invocada en su momento por la accionante, como


"derecho fundamental", cabe señalar que al presente, y en vigencia de la
Constitución Política del Estado la seguridad jurídica no se encuentra consagrada
como derecho fundamental, sino como un principio que sustenta la potestad de
impartir justicia emanada del pueblo (artículo 178 de la CPE); y por otro lado,
como un principio articulador de la economía plural en el modelo económico
boliviano (artículo 306.III de la CPE) [...] se debe tener claramente establecido que
"la seguridad jurídica" al ser un principio, no puede ser tutelado por el recurso o
acción de amparo constitucional que tiene por finalidad proteger derechos
fundamentales —no principios— reconocidos por la Constitución, las normas
internacionales de derechos humanos reconocidos y/o ratificados por el país (que
conforman el bloque de constitucionalidad) y las leyes; sin embargo, por su
reconocimiento constitucional, no puede ser inobservado por las autoridades

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jurisdiccionales y/o administrativas, a momento de conocer y resolver un caso


concreto sometido a su competencia, por tanto es de inexcusable cumplimiento.

Este razonamiento es aplicable a los casos planteados bajo la Constitución


Política del Estado abrogada y la jurisprudencia del anterior Tribunal
Constitucional que se revisaron por el actual Tribunal Constitucional.

Por su parte, el magistrado Marco Antonio Baldivieso Jinés emitió voto disidente a
la sentencia constitucional 0096/2010–R, manifestando que en el texto
constitucional boliviano uno de los fines y funciones del Estado es la seguridad,
que incluye a la seguridad jurídica (artículo 9.2 de la CPE), de ahí que en su
criterio: "[...] la seguridad jurídica es una garantía para el ejercicio de los derechos;
pues sólo en tanto y en cuanto se cumpla con la dimensión objetiva y subjetiva de
la seguridad jurídica, estarán dadas las condiciones necesarias para el pleno goce
y disfrute de los derechos" y al existir la facultad de las personas de "exigir al
Estado el cumplimiento de su fines y funciones, entre ellas, garantizar la seguridad
jurídica [...] [se configura] entonces la seguridad jurídica como un verdadero
derecho de la persona frente al Estado"; de forma que la seguridad jurídica —en
su criterio— está contenida en la cláusula abierta de la Constitución Política del
Estado (artículo 13–II), y "[...] puede ser considerada como valor, garantía,
derecho, y principio, y por lo mismo puede encontrar protección a través de la
acción de amparo constitucional", cuestionándose además que si la demanda se
efectuó en vigencia de la anterior Constitución Política del Estado y cuando la
jurisprudencia uniforme lo reconocía como derecho, en la revisión del actual
Tribunal Constitucional no podía desconocerse esta calidad con una interpretación
desfavorable al justiciable.

En un criterio personal, el razonamiento del Pleno del Tribunal Constitucional es


admisible en la medida en la que, como se sostuvo en la sentencia constitucional
0375/2010–R, si bien la seguridad jurídica no es tutelable por el amparo
constitucional, lo puede ser "a partir de la protección de los derechos y garantías
invocados por el recurrente ", aunque el Tribunal Constitucional no llegó a

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establecer parámetros objetivos y claros para hacer revisiones e incluso


concesiones excepcionales como sucedió en la sentencia constitucional
107/2010–R, donde excepcionalmente se concedió la tutela por la vulneración del
derecho a la seguridad jurídica pese a la existencia de la referida línea
jurisprudencial.

5. POSICIÓN ESPECIALMENTE CRÍTICA A ALGUNOS FALLOS DEL


TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

 pluralidad de argumentos excluyentes en resoluciones de amparo


constitucional

— En la sentencia constitucional 0924/2010–R, la parte accionante manifestó que


fue notificada en Secretaría de Cámara con un auto de vista, cuando debió ser
notificada en su domicilio procesal, pero se denegó la tutela sin entrar a
considerarse el fondo de la problemática, sosteniéndose que el propio accionante
señaló como domicilio procesal la Secretaría de Cámara (argumento de fondo),
además de que no se acudió al propio tribunal para reclamar esa situación
(subsidiariedad).

— En la sentencia constitucional 0636/2010–R, dentro de un amparo


constitucional se denegó la tutela sosteniéndose que la accionante, durante la
tramitación de un juicio penal, interpuso incidente de nulidad alegando actividad
procesal defectuosa por la incorrecta notificación de una querella en su contra,
sosteniéndose por parte del órgano de control de constitucionalidad que: "de los
antecedentes presentados se verifica que (la accionante) se apersonó ante el juez
demandado, señalando en forma expresa que se daba por legalmente notificada y,
lo que es más, presentó prueba de descargo, lo que significa que la notificación
cuestionada cumplió su finalidad " (argumento de fondo), pero a la vez, respecto a
la actuación de los vocales que rechazaron ingresar al fondo de la problemática se
sostuvo que: " los vocales codemandados no podían entrar a considerar la

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apelación incidental, interpuesta dentro del juicio, dado que dicha impugnación
sólo es admisible considerarla en apelación restringida, previa reserva de hacerlo "
(subsidiariedad).

— En la sentencia constitucional 1331/2010–R, la accionante manifestó que era


funcionaria de carrera del Servicio Nacional de Caminos en liquidación (SNC en
liquidación) y al ser destituida de su cargo no impugnó su memorándum de
despido, puesto que el día de su destitución fue contratada a prueba por la
Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) en el mismo cargo que cumplía en
el Servicio Nacional de Caminos en liquidación, pero luego fue destituida por
memorándum que sí impugnó mediante recurso de revocatoria y jerárquico,
alegando gozar de inamobilidad funcionaria por ser servidora pública de carrera,
sin embargo la decisión de desvinculación laboral fue confirmada. Posteriormente,
la accionante planteó amparo constitucional contra la última resolución,
denegándose la tutela con el argumento de que conociendo el primer
memorándum, debió agotar los recursos de revocatoria y jerárquico en contra del
mismo (subsidiariedad), y que desde dicho memorándum dejó transcurrir más de
seis meses (inmediatez).

— En la sentencia constitucional 0347/2010–R, los actores del amparo


constitucional manifestaron que los vocales demandados dictaron un auto vista en
un proceso penal revalorizando la prueba que sólo podía efectuarse por el
tribunal a quo, aspecto no subsanado por los ministros de la Corte Suprema de
Justicia demandados; sin embargo, se denegó la tutela porque desde la
notificación con el auto supremo mediante cédula en Secretaría de Cámara de la
Corte Suprema de Justicia habían transcurrido más de seis meses (inmediatez), y
que: "si los accionantes hubiesen actuado diligentemente, demostrando la
responsabilidad y lealtad exigida, en su momento hubiesen interpuesto un
incidente de nulidad de notificación, donde se habría dado respuesta a la duda
respecto a la notificación " (subsidiariedad).

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La invocación de un argumento de fondo en una sentencia constitucional que


deniega la tutela impide volver a plantear el amparo constitucional, pero resultaría
contradictorio que en los mismos fallos se invoque el incumplimiento al principio de
subsidiariedad que en ciertos casos —como sucedió en las sentencias
constitucionales 0924/2010–R y 0636/2010–R— posibilitaría que una vez
agotadas las instancias pueda volverse a plantear una nueva demanda de amparo
constitucional, puesto que la consideración de las causales de improcedencia y de
inadmisibilidad son previos a la consideración del fondo de la problemática,
conforme se resaltó en autos constitucionales 0081/2010–RCA y 0037/2010–RCA,
donde se sostuvo por parte de la Comisión de Admisión que en la etapa de
admisibilidad no era posible el rechazo a una demanda de amparo constitucional
con argumentos de fondo.

Por otra parte, puede extraerse que las causales de subsidiariedad e inmediatez
no deberían citarse conjuntamente —como sucedió en las sentencias
constitucionales 1331/2010–R y 0347/2010–R—, pues el plazo de seis meses de
inmediatez corre desde agotadas las instancias legales idóneas; es decir, de
cumplido el requisito de subsidiariedad, como se sostuvo por ejemplo en la
sentencia constitucional 0761/2010–R, que estableció: "aclarando al accionante
que el inicio del cómputo de dicho plazo, es en consideración y armonía con el
principio de subsidiariedad, que es el agotamiento de los medios y recursos
idóneos, y desde la notificación con la resolución judicial o administrativa que se
considera lesiva a los derechos fundamentales, es desde ahí que se computa el
plazo ".

Finalmente, referir que este problema de argumentación que no sólo acoge al


Tribunal Constitucional boliviano sino a casi todos los órganos de control de
constitucionalidad en el mundo impide que los fallos tengan una ratio
decidendi clara, entorpece la labor de pedagogía constitucional y crea
incertidumbre al momento de aplicar el precedente obligatorio.

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 los incidentes de nulidad como recurso efectivo para denunciar la


vulneración a derechos fundamentales y garantías constitucionales
frente a resoluciones judiciales que han adquirido la calidad de cosa
juzgada

Para determinar la idoneidad del incidente de nulidad a efectos de que un juez


deje sin efecto sus propias resoluciones, pienso que deben considerarse al menos
las siguientes sentencias constitucionales:

— En la sentencia constitucional 1014/2010–R, la parte accionante manifestó


haber sido notificada con un auto de vista en Secretaría de Cámara ignorándose la
jurisprudencia constitucional que establecía que ante el tribunal de apelación
permanece el domicilio procesal señalado en primera instancia a efectos de las
correspondientes notificaciones, denegándose la tutela por parte del Tribunal
Constitucional con el argumento de que una vez devuelto el expediente al juzgado
de origen, el accionante planteó un incidente de nulidad que fue rechazado y que
apeló, encontrándose pendiente de resolución, lo que evidencia que con la
activación del amparo constitucional se habían activado dos vías paralelas para
impugnar el mismo acto.

— En la sentencia constitucional 0521/2010–R, dentro de un amparo


constitucional, la parte accionante denunció que los vocales demandados no
hicieron una fundamentación propia al momento de confirmar el fallo del juez a
quo que había impugnado; sin embargo se denegó la tutela, pues con dicho auto
de vista se notificó el 18 de agosto de 2006 y hasta la fecha del planteamiento de
la demanda de amparo constitucional, el 11 de diciembre de 2006, habían
transcurrido más de seis meses que hacen referencia al plazo de inmediatez. El
Tribunal Constitucional no consideró a efectos de dicho cómputo la reposición bajo
alternativa de apelación y la nulidad del auto de vista solicitada por el accionante
en la "vía incidental", por tratarse de recursos inidóneos para revertir el supuesto
acto ilegal denunciado.

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— Por su parte, en la sentencia constitucional 0924/2010–R, dentro de un amparo


constitucional, la parte accionante sostuvo que con un auto de vista fue notificado
indebidamente en Secretaría de Cámara y no en su domicilio procesal,
denegándosele la tutela sin ingresarse al fondo de la problemática por parte del
órgano de control de constitucionalidad por no haberse acudido al tribunal
demandado para reclamar la supuesta vulneración al debido proceso.

Respecto a la idoneidad de los incidentes de nulidad para que un juez deje sin
efectos sus propias resoluciones, incluso si las mismas han adquirido la aparente
calidad de cosa juzgada, la sentencia constitucional 0495/2005–R sostuvo que es
necesario dejar establecido que es perfectamente posible el planteamiento del
incidente de nulidad en ejecución de sentencia buscando la reparación de un
proceso ilegal por vulneración de derechos y garantías, y de ningún modo ello
puede ser considerado como una situación en la que el juez esté revisando su
propia actuación, pues como lo reconoce la doctrina, los actos procesales
desarrollados en vulneración de derechos y garantías se reputan como
inexistentes .

A partir de lo referido, el agotamiento del incidente de nulidad en materia penal


mediante la actividad procesal defectuosa, absoluta o relativa (sentencia
constitucional 1346/2010–R), en procesos coactivos (sentencia constitucional
0648/2010–R) y en procesos ejecutivos civiles (sentencia constitucional
0133/2010–R) se ha vuelto imperativo previamente al planteamiento de un amparo
constitucional; sin embargo, considero que la jurisprudencia constitucional debió
efectuar las siguientes precisiones:

 Mediante los incidentes de nulidad únicamente pueden cuestionarse y


controvertirse aspectos meramente procesales, fundamentalmente referidos
a defectuosas notificaciones o a la inexistencia de las mismas, que
provoquen indefensión absoluta, pero no puede pretenderse cuestionar
aspectos de fondo referidos al derecho sustantivo con la finalidad de reabrir
la instancia procesal —conforme parece sugerirse en la sentencia

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constitucional 0521/2010–R referida—, por operar en dichos casos los


principios de convalidación y preclusión —sentencia constitucional
0731/2010–R—.

 Asimismo, si bien la posibilidad de plantear un incidente de nulidad no tiene


un plazo establecido, inclusive por su propia naturaleza, la posibilidad de su
planteamiento no debería permanecer indefinidamente abierta, porque de lo
contrario se afectaría la seguridad jurídica, se comprometería el derecho de
terceros de buena fe y se afectaría al correcto funcionamiento del aparato
jurisdiccional, de forma que debería establecerse que:

— Es posible el planteamiento de incidentes de nulidad antes de emitirse la


resolución o sentencia que resuelva el fondo de la problemática.

— En los casos en los que se alegue indefensión absoluta, el incidentista, desde


que puede evidenciarse que conoció de la resolución impugnada, debería contar
con el mismo lapso que tiene para plantear excepciones en el proceso en
cuestión.

 Por otra parte, la sentencia constitucional 1014/2010–R, referida


anteriormente, estableció por parte del órgano de control de
constitucionalidad que devuelto un expediente al juez a que la parte
accionante invocó una notificación defectuosa realizada en el tribunal de
apelación por lo que planteó incidente de nulidad, que tras rechazarse
provocó plantee apelación y paralelamente amparo constitucional,
incumpliéndose el principio de subsidiariedad. Dicha decisión, si bien es
formalmente correcta por la mala fe de la parte accionante al aperturar de
forma paralela dos vías impugnativas con la misma finalidad, debió
establecer que dicho incidente de nulidad se tenía que plantear ante la
propia sala que habría inobservado la correspondiente notificación —
conforme puede extraerse de la sentencia constitucional 0924/2010–R—,

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puesto que un juez a quo no puede dejar sin efecto la decisión de un


tribunal superior, y conforme a la sentencia constitucional 0698/2006–R, un
tribunal ordinario tampoco puede dejar sin efecto las decisiones de otro
órgano jurisdiccional de igual jerarquía, salvo que actúe como juez o
tribunal tutelar, aspecto que no se presenta en el planteamiento de
incidentes de nulidad.

INFORME DE LA PERSONA DEMANDADA:

La norma constitucional, prevé que la autoridad o persona demandada será citada


de manera personal o por cédula11, con el objeto de que preste información y
presente, en su caso, los actuados concernientes al hecho denunciado, en el
plazo máximo de cuarenta y ocho horas desde la presentación de la Acción. Sobre
el particular, y siempre bajo las normas de la Constitución abrogada, el Tribunal
Constitucional señaló en su SC 0652/2003 de 14 de mayo (caso Coelho contra
Director Nacional del SENASAG signado con el N° 2003-06281-12-RAC) que:

 "Al incumplirse normas que para la citación por cédula establece el


ordenamiento jurídico procesal, se viola el derecho a la defensa de la
autoridad demandada, que no se ha podido imponer del tenor de la
demanda y auto de admisión; por consiguiente no ha podido presentar
informe alguno ante el Tribunal de amparo (sea en forma oral o escrita)
adjuntando o no las pruebas de descargo que considere pertinentes.", por
lo que, en el marco de la Nueva Constitución, será también obligatoria la
notificación a la persona contra la cual se dirige la Acción a objeto de que la
misma pueda ejercer su derecho a la defensa , pueda prestar información y
en su caso presentar los actuados concernientes al hecho denunciado.

TERCEROS INTERESADOS:

Por otra parte, es bueno puntualizar que la norma constitucional no tiene previsión
alguna respecto a la notificación y participación de otras personas que pudieran
tener algún interés directo dentro de la Acción de Amparo, conocidos en la

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jurisprudencia constitucional como terceros interesados. Sin perjuicio de tal


omisión en el texto constitucional, es necesario recordar que en el Leading Case
Loayza contra el Juez Primero de Partido en lo Civil y Comercial de Chuquisaca
signado con el N° 2003-07052-14-RAC, el Tribunal Constitucional estableció lo
siguiente:

 "Si bien es evidente que no existe norma que en forma expresa disponga la
notificación con la admisión del recurso de amparo a los terceros
interesados; el art. 19 CPE no debe ser interpretado en forma aislada sino
dentro del principio de unidad de la Constitución, que entiende que un
precepto constitucional guarda conexión no sólo con las otras normas
vinculadas al precepto en cuestión, sino también con las restantes normas
constitucionales con las que está articulado, formando una unidad. En este
sentido, del precepto en análisis, interpretado en conexión con el art. 16.11
y IV y los demás preceptos contenidos en el título Segundo, Parte Primera
de la Constitución, se extrae que cuando el párrafo III del art. 19
constitucional expresa que "La autoridad o la persona demandada será
citada en la forma prevista por el artículo anterior a objeto de que preste
información y presente, en su caso, los actuados concernientes al hecho
denunciado, en el plazo máximo de cuarenta y ocho horas", por su vocación
garantista, no excluye la posibilidad de que los terceros que puedan ser
afectados en sus derechos o intereses legítimos deban ser notificados con
la admisión del recurso, a los efectos de que puedan ser oídos haciendo
uso de los medios de defensa pertinentes al caso, si estiman necesario.

 La notificación debe practicarse, sin que la naturaleza sumaria del recurso y


el principio de celeridad que lo informa sirvan de pretexto al Juez o Tribunal
para desarrollar y culminar el trámite a espaldas de alguna de las partes o
de los terceros interesados; dado que, si esto ocurre, se produce una
evidente vulneración del inviolable derecho a la defensa, determinando la
nulidad de lo tramitado.

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 En desarrollo de lo expuesto, el Juez o Tribunal del recurso, como protector


de los derechos fundamentales de los ciudadanos, debe garantizar el
derecho a la defensa de los terceros que tengan interés legítimo en el
proceso en cuestión.

 En este sentido, por regla general, en todo recurso de amparo que se


derive de un proceso judicial o administrativo, en el que una de las partes
demande al juez, Tribunal u órgano administrativo por lesión a algún
derecho fundamental o garantía constitucional, supuestamente generada en
el proceso principal, se debe hacer conocer, mediante la notificación
pertinente, a la otra parte -que adquiere la calidad de tercero interesado- la
admisión del recurso, al mismo tiempo que a la autoridad recurrida. En los
demás casos, el juez o Tribunal, debe extraer de los hechos que motivan el
recurso, si existen terceros con interés legítimo y, en consecuencia, debe
disponer su notificación. El término de las 48 horas, señalado para que el
recurrido presente su informe, cuenta también para que el tercero
interesado pueda apersonarse y formular sus alegatos, computable, para
ambos, desde la última notificación con la admisión del recurso." Los
criterios aplicados en el Leading Case citado fueron aplicados
conjuntamente con las sub-reglas establecidas en la Sentencia 814/2006
(caso Magallanes contra Juez de Instrucción de Buena Vista).

Considerado que la NCPE cuenta con una naturaleza garantista similar a la de su


predecesora, seguramente el legislador que vaya a emitir la ley donde se
desarrollen los procedimientos constitucionales tomará en cuenta la participación
de los terceros interesados según los criterios delineados por el Tribunal
Constitucional, en caso de que aquello no suceda deberá ser el propio Tribunal
Constitucional Plurinacional el ente que garantice la participación y el derecho de
defensa de todo tercero que pudiese tener algún interés legítimo dentro de una
Acción de Amparo.

AUDIENCIA:

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La NCPE en el parágrafo IV del artículo 129 prevé la realización de una audiencia


pública, en la cual se pronunciará la resolución final inmediatamente recibida la
información de la autoridad o persona demandada y, a falta de ésta, en base de la
prueba que ofrezca la persona accionante, al respecto el Tribunal Constitucional
ha ido erigiendo diversos criterios para el desarrollo de la audiencia del Recurso
de Amparo, solucionando problemas concretos y estableciendo sub-reglas
aplicables a tales situaciones, encontrándose en la jurisprudencia constitucional
preceptos referidos a la competencia territorial de los tribunales de garantías
constitucionales; retiros de demandas antes de celebrarse la audiencia; excusas
de los miembros del tribunal de garantías; que las audiencias debían llevarse a
cabo los días previstos por el art. 39 de la Ley N° 1836; desistimientos; cómo
debía actuar el tribunal de garantías en caso de ausencia del recurrente y/o del
recurrido; reglas para la réplica y para la duplica; declaración de improcedencia
cuando los hechos causantes del agravio hubiesen cesado; votos disidentes en la
resolución, etc.

Sería lo más deseable que la ley en la cual se vayan a desarrollar los


procedimientos constitucionales recoja todos los preceptos señalados
precedentemente y se establezcan en la mencionada ley las reglas bajo las cuales
se deba desarrollar la audiencia, de forma tal que el Tribunal Constitucional
Plurinacional en su tarea de revisión simplemente verifique el cumplimiento de
tales reglas. En caso de que el legislador omita desarrollar los preceptos ya
construidos por el Tribunal Constitucional, será el Tribunal Constitucional
Plurinacional el órgano llamado a ordenar, sistematizar y aplicar los preceptos
anteriores que considere válidos para la Acción de Amparo.

LA ACCIÓN DE AMPARO Y EL RECURSO DIRECTO DE NULIDAD:

La norma constitucional establece que, con carácter previo a conceder el amparo,


la autoridad judicial examinará la competencia de la servidora pública o del
servidor público o de la persona demandada, situación que introduce una
confusión puesto que en Bolivia existe un recurso criollo diseñado justamente para

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precautelar las actuaciones viciadas de nulidad o emitidas sin competencia cual es


el Recurso Directo de Nulidad.

Al respecto, la doctrina y la jurisprudencia han establecido los caracteres y


alcances del Recurso Directo de Nulidad, sobre el cual de manera muy sintética se
puede decir que precautelaba la plena y efectiva vigencia del artículo 31 de la
antigua CPE. Actualmente encontramos en el artículo 122 de la NCPE el siguiente
texto:

 "Son nulos los actos de las personas que usurpen funciones que no les
competen, así como los actos de las que ejercen jurisdicción o potestad que
no emane de la ley", redacción similar a la de la anterior CPE por lo que la
doctrina referida al antiguo Recurso Directo de Nulidad tiene actualidad y
relevancia, siendo pertinente referirnos a los comentarios elaborados por el
Dr. Jorge Asbún Rojas© quien sobre el artículo 31 de la CPE abrogada
señala: "Este artículo se encuentra en la Parte Primera Título Segundo de
la Constitución que lleva por título Garantías, por lo que constituye una
norma destinada a proteger la plena vigencia del ordenamiento jurídico, en
este caso sancionando con nulidad el acto de la autoridad pública que obró
sin poseer una condición esencial para la ejecución de los actos públicos: la
competencia y/o la jurisdicción."

Finalmente, se debe señalar que el Recurso Directo de Nulidad no ha sido


eliminado de la economía jurídica nacional, puesto que el texto constitucional
establece en su artículo 202, como una atribución del Tribunal Constitucional
Plurinacional, el conocer y resolver tal clase de recursos.

Por lo señalado, la legislación que desarrolle los procedimientos constitucionales


debiera delimitar el alcance de la Acción de Amparo (ampliado en el texto
constitucional para verificar la competencia de la persona recurrida) respecto del
RDN. En la eventualidad que la legislación no tenga claridad al respecto, una vez
más se deberá esperar que el Tribunal Constitucional Plurinacional establezca las
reglas para que las personas conozcan en cada caso cuál será la vía pertinente

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para cuestionar la falta de jurisdicción y/o competencia de un servidor (a) público o


de un particular que pretende arrogarse tal calidad y en definitiva puedan hacer
valer sus derechos.

Habiéndonos tenido que referir al Recurso Directo de Nulidad, antes de proseguir


con el análisis referido al procedimiento de tramitación de la Acción de Amparo, es
bueno revisar otras acciones de defensa a objeto de determinar cuáles tienen
alcances diferentes a los del amparo y en qué casos el amparo no será subsidiario
respecto de aquéllas.

6. CONCLUSION

Los bolivianos han pensado en mantener un mecanismo de protección efectivo y


expedito, que es la Acción de Amparo Constitucional, Acción que protege a las
personas contra actos u omisiones indebidas o ilegales de autoridades o
particulares.

Aún quedan pendientes algunos aspectos para el completo y adecuado desarrollo


de la Acción de Amparo Constitucional y principalmente para definir claramente los
límites de tal Acción respecto de las demás Acciones de Defensa, los cuales se
irán definiendo una vez que la Asamblea Legislativa Plurinacional elabore la ley
donde se regulen y desarrollen tales procedimientos.

A partir de su introducción en la legislación constitucional boliviana en 1967, la


acción de amparo constitucional (antes recurso de amparo constitucional) vino a
constituirse junto a la acción de libertad (antes hábeas corpus) como una de las
acciones más efectivas y a la vez más utilizadas para la tutela de los derechos
fundamentales y garantías constitucionales de los ciudadanos en nuestro país; sin
embargo, su eficacia depende principalmente de los operadores jurídicos y, más
específicamente:

— Del tipo de jueces constitucionales que lo conozcan (de su preparación


teórica–práctica, probidad, independencia, etcétera).

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— De la buena voluntad de las autoridades públicas para acatar y hacer


cumplir los fallos constitucionales.

— De la buena fe de los interesados y sus abogados, quienes a menudo


hacen uso indebido de este recurso al pretender sustituir, a través del
amparo, las vías previstas en la normativa jurídica nacional, o utilizarlo
como una tercera instancia, lo que en definitiva es inaceptable y amenaza
con colapsar el trabajo del Tribunal Constitucional; por lo que ante cualquier
interposición de un amparo notoria o manifiestamente improcedente, se
debe entender que tal acto es una práctica dilatoria y abusiva repudiada por
la normativa jurídica, que consecuentemente debe originar sanciones tanto
al accionante como a su patrocinante.

Por otra parte, más allá de los encomiables fallos del Tribunal Constitucional, el
cumplimiento de la promesa constitucional depende del control de
constitucionalidad y, en Bolivia, del amparo constitucional, por ser la acción
constitucional más utilizada por los ciudadanos, de tal manera que deberían
implementarse mecanismos de control previo a la emisión de fallos para su
adecuada fundamentación, y para que éstos no resulten contradictorios no sólo
por preservar los principios de seguridad jurídica e igualdad entre los ciudadanos,
sino también para preservar la credibilidad y el buen nombre del órgano de control
de constitucionalidad ante la opinión ciudadana.

Bibliografía

 Fernando Escobar Pacheco "La jurisprudencia del Tribunal Constitucional


en la Nueva Constitución Política del Estado (Primera Parte)"

 Jorge Asbún Rojas "Derecho Constitucional General".       

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 Alcides Alvarado "Del constitucionalismo liberal al constitucionalismo


social".       

 Nueva Constitución Política del Estado.        

 Constitución Política del Estado abrogada.        

 Código Penal.        

 Código de Procedimiento Civil.        

 Convención Americana sobre Derechos Humanos - Pacto de San José de


Costa Rica 

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