Amparo Constitucional
Amparo Constitucional
Amparo Constitucional
AMPARO CONSTITUCIONAL
1. INTRODUCCIÓN:
2.1. ANTECEDENTES
De allí se puede afirmar, como sostiene José Antonio Rivera. que se encuentran
precedentes del amparo constitucional ya en el Derecho Anglosajón como en el
Derecho Español, aunque la institucionalización jurídica del amparo corresponde a
México, en efecto, Fix Zamudio -citado por Rivera- establece que el 16 de mayo
de 1841 entró en vigencia la Constitución del Estado de Yucatán en la cual se
establecía que el Poder Judicial quedaba a cargo de proteger los derechos
fundamentales de las personas. Posteriormente, el amparo se inserta en la
legislación nacional de México en el documento denominado "Acta de Reformas"
de 18 de mayo de 1847.
Bajo tales criterios, a través del amparo se protegieron los derechos de las
personas y se garantizó la seguridad jurídica puesto que el Tribunal
Constitucional a tiempo de precautelar la efectiva vigencia de los derechos
de las personas también estableció mecanismos que permitieron la
operatividad del recurso sin que colapse el sistema de control
constitucional.
— Deben agotarse los recursos, medios o vías idóneos previstos por el legislador
ordinario en uso de su libertad configuradora para la defensa de los derechos y
garantías previamente al planteamiento del amparo constitucional (principio de
subsidiariedad), salvo excepciones establecidas en la jurisprudencia, por ejemplo
cuando se trate de una solicitud de complementación y enmienda, puesto que la
misma no tiene la aptitud ni idoneidad para modificar el fondo de una resolución; el
proceso contencioso–administrativo contra una resolución que en el ámbito
administrativo resuelve un recurso jerárquico, porque nadie está obligado a iniciar
dos procesos para el resguardo de sus derechos; un proceso penal, porque su
finalidad de prevención general y especial es diferente a la del amparo
constitucional, que busca proteger derechos y garantías, entre otros.
PRECLUSIÓN E INMEDIATEZ:
El parágrafo segundo del artículo 129 de la NCPE señala que "la Acción de
Amparo Constitucional podrá interponerse en el plazo máximo de seis meses,
computable a partir de la comisión de la vulneración alegada o de notificada la
última decisión administrativa o judicial." Este criterio normativo sigue la línea
jurisprudencial implantada por el Tribunal Constitucional en diversas sentencias y
autos, referida a la segunda dimensión del principio de inmediatez la cual está
vinculada estrechamente con la doctrina de los actos consentidos, así por ejemplo
se tiene la Sentencia 0770/2003 (Caso McFarren y Okeeffe contra la Prefectura de
Potosí signado con el N° 2003-06320-12-RAC) donde se estableció lo siguiente:
Debiendo considerarse a ese efecto que la inmediatez no sólo debe ser entendida
como la no interposición del recurso de amparo constitucional dentro del plazo de
seis meses conforme lo previsto por la jurisprudencia de este Tribunal, sino la
utilización discontinua o esporádica de los medios y recursos previos a la
interposición del amparo, pues los reclamos deben ser interpuestos ante la
instancia ordinaria o administrativa competente oportunamente, debiendo el
agraviado por la lesión, hacer el seguimiento respectivo de su reclamo hasta
agotar todas las instancias en el tiempo razonable, y para el caso de no obtener
respuesta ni la cesación de la vulneración podrá acudir en el plazo de seis meses
Por su parte, el magistrado Abigael Burgoa Ordóñez sostuvo en voto disidente que
la notificación que se debe tomar en cuenta para el cómputo del plazo de seis
meses de inmediatez es la del decreto de "cúmplase", al ser una notificación
oficial, y porque dicha interpretación es la más favorable al derecho de acceso a la
justicia.
plazo de los seis meses, posición que personalmente considero más adecuada
para la realidad nacional, donde, por la distancia y la demora en la remisión de
antecedentes desde la Corte Suprema de Justicia —ahora Tribunal Supremo de
Justicia—, con sede en la ciudad de Sucre, a los diferentes departamentos,
fácilmente hace que se sobrepase el término de seis meses, impidiendo el
planteamiento del amparo constitucional dentro del plazo, salvo que el Tribunal
Constitucional hubiera ordenado que la Corte Suprema de Justicia —ahora
Tribunal Supremo de Justicia— tome las medidas administrativas necesarias para
el correspondiente acceso a dichos fallos desde los diferentes departamentos,
sobre todo en pueblos del país donde no exista internet.
Por su parte, el magistrado Marco Antonio Baldivieso Jinés emitió voto disidente a
la sentencia constitucional 0096/2010–R, manifestando que en el texto
constitucional boliviano uno de los fines y funciones del Estado es la seguridad,
que incluye a la seguridad jurídica (artículo 9.2 de la CPE), de ahí que en su
criterio: "[...] la seguridad jurídica es una garantía para el ejercicio de los derechos;
pues sólo en tanto y en cuanto se cumpla con la dimensión objetiva y subjetiva de
la seguridad jurídica, estarán dadas las condiciones necesarias para el pleno goce
y disfrute de los derechos" y al existir la facultad de las personas de "exigir al
Estado el cumplimiento de su fines y funciones, entre ellas, garantizar la seguridad
jurídica [...] [se configura] entonces la seguridad jurídica como un verdadero
derecho de la persona frente al Estado"; de forma que la seguridad jurídica —en
su criterio— está contenida en la cláusula abierta de la Constitución Política del
Estado (artículo 13–II), y "[...] puede ser considerada como valor, garantía,
derecho, y principio, y por lo mismo puede encontrar protección a través de la
acción de amparo constitucional", cuestionándose además que si la demanda se
efectuó en vigencia de la anterior Constitución Política del Estado y cuando la
jurisprudencia uniforme lo reconocía como derecho, en la revisión del actual
Tribunal Constitucional no podía desconocerse esta calidad con una interpretación
desfavorable al justiciable.
apelación incidental, interpuesta dentro del juicio, dado que dicha impugnación
sólo es admisible considerarla en apelación restringida, previa reserva de hacerlo "
(subsidiariedad).
Por otra parte, puede extraerse que las causales de subsidiariedad e inmediatez
no deberían citarse conjuntamente —como sucedió en las sentencias
constitucionales 1331/2010–R y 0347/2010–R—, pues el plazo de seis meses de
inmediatez corre desde agotadas las instancias legales idóneas; es decir, de
cumplido el requisito de subsidiariedad, como se sostuvo por ejemplo en la
sentencia constitucional 0761/2010–R, que estableció: "aclarando al accionante
que el inicio del cómputo de dicho plazo, es en consideración y armonía con el
principio de subsidiariedad, que es el agotamiento de los medios y recursos
idóneos, y desde la notificación con la resolución judicial o administrativa que se
considera lesiva a los derechos fundamentales, es desde ahí que se computa el
plazo ".
Respecto a la idoneidad de los incidentes de nulidad para que un juez deje sin
efectos sus propias resoluciones, incluso si las mismas han adquirido la aparente
calidad de cosa juzgada, la sentencia constitucional 0495/2005–R sostuvo que es
necesario dejar establecido que es perfectamente posible el planteamiento del
incidente de nulidad en ejecución de sentencia buscando la reparación de un
proceso ilegal por vulneración de derechos y garantías, y de ningún modo ello
puede ser considerado como una situación en la que el juez esté revisando su
propia actuación, pues como lo reconoce la doctrina, los actos procesales
desarrollados en vulneración de derechos y garantías se reputan como
inexistentes .
TERCEROS INTERESADOS:
Por otra parte, es bueno puntualizar que la norma constitucional no tiene previsión
alguna respecto a la notificación y participación de otras personas que pudieran
tener algún interés directo dentro de la Acción de Amparo, conocidos en la
"Si bien es evidente que no existe norma que en forma expresa disponga la
notificación con la admisión del recurso de amparo a los terceros
interesados; el art. 19 CPE no debe ser interpretado en forma aislada sino
dentro del principio de unidad de la Constitución, que entiende que un
precepto constitucional guarda conexión no sólo con las otras normas
vinculadas al precepto en cuestión, sino también con las restantes normas
constitucionales con las que está articulado, formando una unidad. En este
sentido, del precepto en análisis, interpretado en conexión con el art. 16.11
y IV y los demás preceptos contenidos en el título Segundo, Parte Primera
de la Constitución, se extrae que cuando el párrafo III del art. 19
constitucional expresa que "La autoridad o la persona demandada será
citada en la forma prevista por el artículo anterior a objeto de que preste
información y presente, en su caso, los actuados concernientes al hecho
denunciado, en el plazo máximo de cuarenta y ocho horas", por su vocación
garantista, no excluye la posibilidad de que los terceros que puedan ser
afectados en sus derechos o intereses legítimos deban ser notificados con
la admisión del recurso, a los efectos de que puedan ser oídos haciendo
uso de los medios de defensa pertinentes al caso, si estiman necesario.
AUDIENCIA:
"Son nulos los actos de las personas que usurpen funciones que no les
competen, así como los actos de las que ejercen jurisdicción o potestad que
no emane de la ley", redacción similar a la de la anterior CPE por lo que la
doctrina referida al antiguo Recurso Directo de Nulidad tiene actualidad y
relevancia, siendo pertinente referirnos a los comentarios elaborados por el
Dr. Jorge Asbún Rojas© quien sobre el artículo 31 de la CPE abrogada
señala: "Este artículo se encuentra en la Parte Primera Título Segundo de
la Constitución que lleva por título Garantías, por lo que constituye una
norma destinada a proteger la plena vigencia del ordenamiento jurídico, en
este caso sancionando con nulidad el acto de la autoridad pública que obró
sin poseer una condición esencial para la ejecución de los actos públicos: la
competencia y/o la jurisdicción."
6. CONCLUSION
Por otra parte, más allá de los encomiables fallos del Tribunal Constitucional, el
cumplimiento de la promesa constitucional depende del control de
constitucionalidad y, en Bolivia, del amparo constitucional, por ser la acción
constitucional más utilizada por los ciudadanos, de tal manera que deberían
implementarse mecanismos de control previo a la emisión de fallos para su
adecuada fundamentación, y para que éstos no resulten contradictorios no sólo
por preservar los principios de seguridad jurídica e igualdad entre los ciudadanos,
sino también para preservar la credibilidad y el buen nombre del órgano de control
de constitucionalidad ante la opinión ciudadana.
Bibliografía
Código Penal.