Abuso de Autoridad - Peña Cabrera
Abuso de Autoridad - Peña Cabrera
Abuso de Autoridad - Peña Cabrera
S e c c ió n I
A buso d e a u t o r id a d
ABUSO DE AUTORIDAD
A r tíc u lo 3 7 6 .- E l fu n c io n a rio p ú b lic o q u e , a b u sa n d o d e sus a trib u c io n es ,
com ete u o r d e n a u n acto a rb it ra r io q u e ca u se p e rju ic io a a lg u ie n s erá
re p rim id o co n p e n a p r iv a t iv a d e lib e rt a d n o m a y o r d e tres años.
1. ANOTACIONES PRELIMINARES
Las máximas que sostienen la estructura fundacional del Estado Cons-
titucional de Derecho, repercuten sustantivamente en el marco de la actua-
ción de los funcionarios y/o servidores públicos, en el sentido de que sus
respectivas actuaciones funcionariales han de comprometerse exclusiva-
mente al servicio de los intereses generales, conforme a una consagración
ius-fundamental.
Desde los albores del nacimiento de las Repúblicas, se vio en la ne-
cesidad de crear instituciones públicas orientadas a la prestación de los
servicios públicos esenciales, reforzando dicha teleología en el nacimiento
del Estado Social, toda la actuación de la Administración Pública habría de
centrarse en la procura de maximizar el bienestar de toda la comunidad; de
modo que aquellos que se encuentran revestidos con la función pública han
de garantizar que su actuación sólo tenga como finalidad la satisfacción de
los intereses comunitarios.
No sólo la legitimidad de la actuación funcionarial, resultan principios
constitucionales -merecedores de tutela penal-, en un Estado de Derecho,
sino también que su proceder funcionarial sea el manifiesto de un acto arre-
glado a la legalidad y a los cometidos axiológicos que le atribuye la Ley Fun-
damental. Es así, que resulta imprescindible que los funcionarios públicos
-e n su actuación-, no rebasen los parámetros que la normativa les impone,
esto quiere decir, que los funcionarios públicos no están autorizados legal-
T ít u l o XVIII: D e l it o s c o n t r a l a a d min ist r a c ió n pú bl ic a 255
mente a proceder como les place, de forma libérrima, todo lo contrario, ello
están obligados a observar los mecanismos y procedimientos previstos en la
Ley y en la Constitución. Si bien están legitimados a dictar órdenes, manda-
tos, resoluciones, dictámenes, de efectos jurídicos trascendentes para con
los derechos subjetivos de los particulares, no es menos cierto, que dicha
actuación funcionarial debe respetar en rigor los ámbitos de legalidad que
definen un acto arreglado a Derecho.
Lo que pretendemos decir, es que del revestimiento del cargo público,
no faculta y menos legitima, a que el funcionario haya de obrar en franca con-
travención a la normativa que delimita su proceder funcionarial, incidiendo
en un plano de razonabilidad y de proporcionalidad, como mecanismos de
especial valor en la labor de interdicción a todo viso de arbitrariedad pública.
Las garantías de un Estado Constitucional de Derecho, hace intolera-
ble, inadmisible e injustificable, el uso arbitrario del poder; ahí donde el fun-
cionario público pretende sustituir la voluntad de la Ley por su propia volun-
tad, cuando sustituye, reemplaza los fundamentos y motivos de la legalidad
por sus propias razones, haciendo de la aplicación de la Ley una fuente irre-
mediable de arbitrariedades, mediando la imposición de criterios subjetivos,
antojadizos, a todas luces irrazonables.
Dicho lo anterior, la tipificación del injusto penal de “Abuso de Arbi-
trariedad”, tipificado en el artículo 376° del CP, supone una orientación de
política criminal, conducente a cerrar espacios de impunidad, cuando la con-
ducta atribuida al funcionario público, no se ajusta a los alcances normativos
del resto de tipificaciones penales, que de forma específica y singular reglan
los comportamientos prohibidos, que implican injustos típicamente funcio-
naríales (Peculado, Malversación de Fondos, Prevaricato, etc.). Por eso se
admite que este tipo de “abuso innominado” solamente tendría aplicación
supletoria: cuando los otros supuestos de abusos de autoridad específicos
no sean aplicables(514).
Por consiguiente, la presente figura delictiva, se constituye en un ilícito
penal subsidiario(515) y residual, pues sólo resulta de aplicación cuando los
injustos especiales funcionariales no pueden cobijar en rigor, el comporta-
miento imputable al funcionario público.
Conforme a lo esbozado, un sector de la doctrina nacional, la razón de
ser de la inclusión de un tipo penal tan amplio (y por ello de dudosa consti-
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
La cualidad de autor adquiere en el presente supuesto del injusto, un
carácter especial-específico, en mérito a la construcción normativa que ha
determinado que sólo puede ser sujeto activo el funcionario público (intra-
neus), quien se encuentra revestido de la autoridad que las leyes y la Cons-
titución le confieren.
Al constituir un «delito especial propio(523)», los particulares (extraneus)
se encuentran imposibilitados de ser considerados autores, pues no pueden
abusar de una función que no tienen; como dice R o j a s V a r g a s , rige el prin-
b. Sujeto pasivo
Siguiendo el patrón de sistematización -propuesto en estas figuras de-
lictivas-, lo será el Estado, como titular de toda la actuación pública que toma
lugar a través de los actos típicamente funcionariales de autoridad.
La tipificación penal -in comento-, dispone en la descripción que el
acto abusivo debe darse en perjuicio de alguien; con ello se revela que la
c. Modalidad típica
Primer punto a saber es lo concerniente al «acto arbitrario(525)», debién-
dose definir con exactitud qué tipo de acto puede ser perjudicial para alguien.
Siendo que dicha cualidad importa que el acto trascienda la esfera estricta
de la Administración*526*, no pueden ser actos de la administración, ni meras
providencias o decretos, cuya incidencia jurídica no alcanza el desvalor con-
tenido en el enunciado normativo.
¿Cuáles son entonces dichos actos? En primera línea adquieren dicha
caracterización, los llamados «Actos Administrativos», cuyo dictado implica la
creación, modificación o extinción de derechos subjetivos de los administrados.
El artículo 1.1 de la LGPA, dispone a la letra, que: “Son actos admi-
nistrativos, las declaraciones de las entidades que, en el marco de normas
de derecho público, están destinadas a producir efectos jurídicos sobre los
intereses, obligaciones o derechos de los administrados dentro de una situa-
ción concreta”.
Según la normativa indicada, se trata de decisiones que se producen
en el seno de la Administración Pública, cuya propiedad más trascendente es
de generar derechos u obligaciones en los intereses de los administrados(527).
En la ejecutoria contenida en el Exp. N° 5541-97-Piura-Tumbes, se
dice que: “Para que se materialice el delito de abuso de autoridad, se requie-
re de parte del sujeto activo que haya cometido un hecho lo suficientemente
( 531 )
R o j a s V a r g a s , F.; Jurisprudencia Penal y Procesal Penal, cit., p. 730;
( 532 )
A ba nt o V á s q u e z , M.; Lo s Delitos contra la Administración Pública..., cit-, p¿231.
( 533 )
B e r na l P in z ó n , J.; Delitos contra la Administración Pública, cit.,. pt 169.
( 534 )
F o nt á n Ba l e s t r a , C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 816.
( 535 )
R o j a s V a r g a s , R; Delitos contra la administración pública, cit., p. 93.
262 D e r e c h o pe n a l - P a r t e e s pe c ia l : T o mo V
Debe distinguirse esta figura del injusto funcionaría! con el tipo penal
de Usurpación de Funciones, pues mientras el primero importa una actua-
ción competencial legítima del intraneus, el segundo supone la invasión y/o
intrusión al fuero funcional, por ende, atenta contra la legitimidad de la Admi-
nistración y, el Abuso de Autoridad la legalidad de la actuación funcionarial,
cuando se perpetra el acto abusivo(556)5 .
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5. AGRAVANTE
Cuando los hechos deriven de un procedimiento de cobranza coactiva,
la pena será no menor de dos ni mayor de cuatro años.
Las órdenes que puede dictar la Administración (Pública y de Justicia),
se manifiesta a partir de su naturaleza (ejecutiva) así como del órgano que la
emite, incidiendo en diversos planos de actuación material.
El abuso y la arbitrariedad, en que pueden incurrir los funcionarios
públicos, puede acontecer en cualquier ámbito de los estamentos públicos,
sea en un Ministerio, en una Municipalidad, en un juzgado, en un Tribunal
administrativo, etc.
Lógicamente que algunas de estas resoluciones (administrativas o ju -
diciales) arbitrarias, pueden detentar diversos grados de afectación para con
los derechos (intereses) de los particulares (administrados o justiciables),
pero ese no es un dato a saber que haya de generar un mayor grado de des-
valor antijurídico; o el acto es arbitrario o no es arbitrario, no se puede fijar
escalas de arbitrariedad, la contrariedad normativa es solo una.
Si bien en la presente agravante, no se habla de planos de afecta-
ción a los ciudadanos, se entiende que el plus de desvalor ha de verse en
las consecuencias jurídicas que pueden derivarse de un procedimiento de
1. COMENTARIOS GENERALES
Los fines axiológicos del Estado Social se definen por las prestaciones
públicas que deben prestarse a los ciudadanos, en tanto su estructura basilar
se orienta en dos vértices: primero, el reconocimiento de la persona humana
como la piedra angular de todo el Sistema Jurídico-Estatal y, segundo, la
consagración de los derechos sociales, como teleología de toda la actuación
del Estado en bienestar de la comunidad.
El «Estado de Bienestar» implica la optimización de la actuación es-
tatal, en procura de satisfacer las necesidades más elementales de los co-
munitarios, sobre todo en los ámbitos de salud, educación, alimentación,
vivienda y empleo, permitiendo el desarrollo socio-económico de todos los
miembros de la población. Dicho cometido cobra mayor vigencia, en Esta-
dos paupérrimos como el Perú, donde se identifican sectores sociales de
pobreza y de extrema pobreza, donde la falta de oportunidades laborales así
como de otros factores, anida en una situación poco auspiciosa para que el
gran grueso de ciudadanos, puedan lograr sus metas más preciadas y así
alcanzar satisfacer sus necesidades vitales.
En el marco de la política social, el Estado ejecuta, desarrolla, planifica
como política de Estado, los denominados “Programas Públicos de Apoyo y
Desarrollo Social”, que tienen como principales accesitarios (destinatarios) a
los sectores más pobres de la sociedad peruana, habiéndose focalizado en
proyectos, como el FONAVI, INADE, INFES, PRONAA, Vaso de Leche, Co-
medores Populares, etc.; es decir se identifican programas que se dirigen a
puntos estratégicos, donde se evidencia una mayor demanda de la sociedad.