El Ciclo Tóxico Del
El Ciclo Tóxico Del
El Ciclo Tóxico Del
I. INTRODUCCIÓN:
Las relaciones de pareja no siempre son fáciles y, de hecho, los conflictos son algo habitual; pueden
surgir en cualquier momento y a partir de los detalles más mínimos.
Cada uno de los miembros de la relación tiene sus ideas y su forma de entender el mundo y la vida, y no
siempre es fácil comprender la postura del otro. Sin embargo, con amor y con el dominio de una serie de
habilidades sociales, así como con unas buenas dosis de resiliencia y capacidad de negociación, la
relación puede tener éxito.
EL “AMOR” TÓXICO:
Hay amores que son tormentosos, si se les puede llamar amor, en los que predominan los celos,
la falta de libertad, el control excesivo. Este tipo de amor es el amor tóxico, un amor que, en la
mayoría de los casos, vive de la dependencia y de la ilusión sin nada que la respalde. Las
relaciones tóxicas tienen la característica de que por lo menos un integrante de la relación tiene
comportamientos y actitudes totalmente impropias.
Ciclo tiene como significado estar en constante repetición, "aparentemente" sin fin de algo que ya te
causa incomodidad, molestia, desagrado. Este ciclo es un círculo vicioso, que no lleva a ningún lado,
donde ha ambos integrantes de una relación le es difícil salir y se convierte en una mala costumbre que
con el tiempo logra causar mucho daño emocional y psicológico en las parejas.
Una persona con autoestima baja, sin conocimiento de su propio auto concepto tienden a sumergirse en
estos callejones sin salida, provocándote una apatía, falta de ánimos, poca visión, falta de motivación y
amargura.
Actualmente vivimos en una modernidad líquida, en donde todo es rápido, las relaciones son exprés sin
compromiso y con una serie de ciclos que se han ido normalizando. (si tú vives en una relación así
identifica cuantas veces has recorrido este ciclo y si lo has normalizado.)
III. CARACTERÍSTICAS DEL AMOR TÓXICO:
1. Vida social limitada: La persona deja de lado todas sus amistades y se vuelca pura y exclusivamente
en la relación. Esto podría parecer un acto de amor, pero en realidad es una pérdida de autonomía.
La persona deja de frecuentar los lugares que solía frecuentar, deja de lado sus intereses, descuida
viejos amigos y, en resumen, deja de ser él mismo y pierde su propia esencia. Esto puede llegar a
agobiar a la pareja y, además, hace que la persona deje de ser atractiva.
2. Necesidad de aprobación de amor: El enamorado que da un amor puro lucha por su desarrollo
personal y no espera nada de la pareja, pues está conforme con su vida. El amor tóxico, en cambio,
se caracteriza porque el individuo busca seguridad, estabilidad, comodidad en la relación de pareja.
Esto se debe a un gran miedo a estar solo y a una gran inseguridad. Son individuos con una baja
autoconfianza en sí mismos.
3. Obsesión con la relación: Todos estos factores hacen que la persona se obsesione con la relación,
de manera que no deja respirar a la pareja. Tampoco lleva a cabo comportamientos sanos que
ayuden a mantener la estabilidad de la relación. Por ejemplo, no negocia ni respeta al otro. Así es
imposible que la pareja o matrimonio sigan adelante.
4. Preocupación por el cambio: En el amor auténtico el individuo está contento cuando a su pareja le
va bien y desea que ésta crezca y se desarrolle. No teme al cambio, porque como persona también
lucha por sus intereses personales, sin olvidar, claro está, los de la relación. No ocurre lo mismo con
el amor tóxico, pues la persona que lo sufre quiere que todo esté bajo su control. No le importa la
felicidad del otro, solamente la suya.
5. Es posesivo: Un amor sano se basa en la confianza entre los dos miembros de la pareja, se basa en
la libertad de elección. Sin embargo, el amor tóxico es todo lo contrario, pues es posesivo. El
individuo necesita tener controlada a la pareja en todo momento y saber qué hace y dónde va.
6. Es manipulador: En el amor tóxico, desgraciadamente, el chantaje emocional y la manipulación son
habituales. Esto ocurre porque la persona es egoísta, no respeta al otro y actúa de acuerdo con sus
intereses.
Su forma de actuar es culpabilizar, intimidar y provocar miedo a su pareja. No hace falta que sea de
forma física, basta que utilice expresiones como: “si me dejas es que no me quieres”. De esta
manera, el otro miembro de la pareja se siente culpable por lo que está ocurriendo.
7. Intenta cambiar a la otra persona: Cuando un miembro de la pareja intenta cambiar al otro en un
grado excesivo, entonces estamos hablando de un amor tóxico. Si el amor es auténtico y maduro, el
individuo ama a su pareja tal y como es. En cambio, si es tóxico, le incitará a cambiar algo, por
ejemplo, su aspecto físico.
8. Culpabiliza al otro: Las relaciones de pareja sanas tienen su base en la negociación. Las personas
asumen su parte de culpa cuando ocurre un problema y son lo suficientemente empáticas para
entender a los demás. En las relaciones tóxicas, uno de los dos intenta culpabilizar al otro siempre.
No hay espacio para la negociación, porque el enamorado tóxico siempre cree tener la razón.
9. Hace sufrir: El amor no debe hacer sufrir, porque cuando esto ocurre no es amor auténtico. Si el
amor es verdadero, la relación es simétrica: un día da uno y el siguiente da el otro miembro de la
pareja. Evidentemente puede haber malos entendidos y discusiones, pero se solucionan de manera
madura. La pregunta es simple: ¿Te hace sufrir este amor? Sí la respuesta es sí, entonces es un
amor tóxico.
10. Dependencia emocional: Esta inseguridad hace que la persona sienta una gran dependencia
emocional, pues su felicidad depende de otros individuos. Esto se convierte en una situación
problemática y causa adicción a la pareja pese a que las cosas entre ambos miembros no vayan
bien.
Existe la angustia o miedo exagerado a la separación. ¿Te suenan estas frases? “si me deja,
me muero”, “no puedo vivir sin él”, “ahora que es mío, ya no se me escapa”, “voy a hacer
todo lo que sea posible para que no me deje”… La persona dependiente no se imagina que la
relación pueda terminar, esa posibilidad ni se la plantea. El dependiente no consigue
disfrutar ni ser feliz si no es a través de la otra persona y por ello busca el vínculo en sus
planes constantemente.
La persona dependiente idealiza a su pareja de tal manera que no es capaz de ver nada
negativo en él o en ella; se venera a la pareja como si de un Dios o de un ser superior se
tratara. El dependiente asume que su pareja es el ser más maravillo que ha conocido jamás,
es ideal porque es perfecto(a), no se equivoca nunca, no comete errores, no se imagina su
vida sin él o sin ella y hará todo lo que esté a su alcance para mantener la relación. En este
punto, la persona dependiente sobrevalorará las cualidades de su pareja e infravalorará las
propias.
Dependencia económica y doméstica. Las personas dependientes suelen serlo también a
otros niveles, como el económico o en las obligaciones domésticas.
Los hombres que presentan dependencia emocional la expresan de una forma larvada.
Existe la necesidad afectiva, pero es más frecuente expresarla de una forma más agresiva, de
modo que se intentan satisfacer las propias necesidades de afecto, pero al mismo tiempo
puede aparecer un menosprecio hacia la pareja.
Por el contrario, las mujeres tienden al uso de técnicas de afrontamiento evitativo
relacionadas con el autoengaño o la negación. Esto significa, que la búsqueda de afecto
genera comportamientos de insinceridad y opacidad comunicativa, mixtificación y
mecanismos de manipulación y reincidencia, entre otros, y que induce a un registro de la
realidad distorsionado.
IV. ¿Por qué es tan difícil salir de este tipo de relaciones?
Según Guzmán, la persona que tiene más posibilidad de cambiar es la que sufre porque el abusador está
en una situación cómoda, en la que se siente beneficiado.
La razón más común por la que la víctima no se anima a terminar la relación, incluso a pesar de estar
consciente de que es dañina, es porque ha creado fantasías y expectativas alrededor de esta y porque al
final, implica tener que lidiar con una pérdida.
María siempre había sido una niña tímida, introvertida y con la autoestima
algo baja. No se sentía muy agraciada físicamente hablando y su forma de
ser tan sensible, callada y dulce no hizo que tuviera muchos amigos en el
colegio, ni fuera la más popular.
Empezó a sentir interés por los chicos a los 14 años, ella siempre había
fantaseado con encontrar a su príncipe azul, la idea de encontrar y vivir el
amor romántico como en las películas que veía y en las novelas que leía
era uno de sus objetivos fundamentales y es que María creía en el amor
“verdadero”, en el amor para toda la vida.
Ella pensaba que el destino les había unido, que era una especie de regalo
de Dios y por ello decidió entregarle su vida. Así empezaron una relación
sentimental que duró 13 años.
Durante ese tiempo, ella reconoce que fue manipulada, que dejó de ser ella
misma para ser un clon de su pareja o de lo que ella consideraba que su
pareja quería, dejó de salir con sus amigos de manera habitual, ni siquiera
acudía a las citas puntuales de sus grupos de amigos como cumpleaños,
cenas de navidad, bodas… no acabó la carrera que estaba estudiando ya
que empezó a trabajar con él y para él, cambió su estilo de vestir, dejó de
escuchar la música que antes oía, empezó a comer diferente, su ocio
cambió… ella adoptó una posición sumisa en la relación con el único
objetivo de mantenerla ya que imaginarse la vida sin él era la desgracia
más horrible del mundo.