Clase 2: Memoria, Verdad y Justicia, Pilares de La Democracia
Clase 2: Memoria, Verdad y Justicia, Pilares de La Democracia
Clase 2: Memoria, Verdad y Justicia, Pilares de La Democracia
Bienvenidos y bienvenidas a la clase 2 del curso “40 años: Pensar la democracia”. Luego de la clase
pasada, en la que nos centramos en las características de la transición democrática, en esta
oportunidad vamos a trabajar sobre un aspecto central de este proceso: la lucha por memoria,
verdad y justicia, que consideramos pilar de la democracia en nuestro país.
En particular pondremos el foco en la búsqueda de justicia por los crímenes de lesa humanidad
perpetrados durante el terrorismo de Estado.
En tal sentido, la justicia demandada primero por los organismos de derechos humanos y luego por
amplios sectores de la sociedad, con avances y retrocesos, es un valor de nuestra democracia.
Recordemos que una de las características centrales de la última dictadura fue el ejercicio de forma
clandestina de distintas formas de represión y violencia contra amplios sectores de la población. Se
calcula que hubo alrededor de 30.000 detenidos desaparecidos. Estas personas fueron secuestradas
ilegalmente y llevadas a Centros Clandestinos de Detención, en donde eran sometidas a tortura y sus
cuerpos, en muchos casos, fueron posteriormente desaparecidos (a través de los vuelos de la muerte,
del uso de fosas comunes o de otros métodos) para ocultar cualquier tipo de prueba.
A partir de esto, la búsqueda de Justicia fue uno de los reclamos fundamentales de los organismos
de Derechos Humanos, y se condensó en la consigna “Juicio y Castigo”. En nuestro país, a diferencia
de lo que ocurrió en otros que también vivieron procesos de violaciones masivas y sistemáticas a los
derechos humanos, , el juzgamiento de los perpetradores tuvo dos particularidades: que se realizó
inmediatamente después de terminada la dictadura, y que el proceso judicial fue llevado a cabo por
un tribunal nacional. Esto permitió que amigos/as, compañeros/as, familiares de los/as
desaparecidos/as y toda la sociedad en su conjunto pudieran conocer acerca de lo acontecido y que
los hechos fueran considerados crímenes que merecían castigo. Este juzgamiento temprano formó
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parte del proceso de reparación para las víctimas, pero también constituyó un mensaje hacia la
sociedad para diferenciar el pasado dictatorial del presente democrático.
Recordemos que el único de los candidatos en las elecciones de 1983 que incluyó el tema de los
derechos humanos en los debates fue Raúl Alfonsín, luego electo primer presidente de la democracia.
Como vimos la clase pasada, la rápida apertura del proceso judicial se encontró con una enorme
resistencia por parte de las Fuerzas Armadas, que no querían que estos juicios se realizaran y que,
por lo tanto, llevaron a cabo una serie de levantamientos militares con el objetivo de impedirlos. A
raíz de estos sucesos, se sancionaron la Ley de Punto Final, la Ley de Obediencia Debida, y los indultos,
que permitieron garantizar la impunidad durante más de una década. Así, pese al enorme impulso
inicial, hubo que recorrer un largo y sinuoso camino para que los militares responsables de delitos de
lesa humanidad pudieran ser juzgados y condenados. Recién a partir del ciclo abierto en el año 2003,
dos décadas después de la vuelta de la democracia, las leyes de impunidad fueron derogadas y los
juicios pudieron ser reabiertos. A lo largo de esta clase vamos a trabajar sobre este proceso y a
analizar las particularidades que tuvo la Justicia en cada etapa.
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esto era necesario impugnar la validez de la que se conoce como ley de autoamnistía, en rigor
llamada Ley de pacificación nacional, que había sido promulgada por la dictadura en septiembre de
1983 y que impedía juzgar toda actividad represiva que hubiera sido llevada a cabo por la dictadura
hasta el 17 de junio de 1982, lo que buscaba garantizar la impunidad de los delitos cometidos durante
el terrorismo de Estado.
Una vez derogada la ley de autoamnistía, se abría el debate sobre cuál iba a ser el mecanismo
utilizado para juzgar los delitos de la dictadura. Los organismos de Derechos Humanos proponían la
creación de una comisión bicameral encargada de investigar y condenar estos delitos, pero el
gobierno se oponía porque creía que una comisión integrada por legisladores podría promover penas
duras y “ejemplificadoras” de difícil cumplimiento, y que teniendo en cuenta el poder que aún
ostentaban las Fuerzas Armadas se pusiera en riesgo la gobernabilidad.
La alternativa que propuso Alfonsín fue la creación de una “comisión de la Verdad”, es decir, un grupo
de personas notables provenientes de la sociedad civil que se encargaría de investigar estos delitos,
pero sin poder para dictar condenas. Así fue como el 15 de diciembre de 1983 se creó la Comisión
Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). La mayoría de los organismos de Derechos
Humanos, en línea con su proyecto original, se opusieron a esta propuesta y se negaron a integrar
formalmente esa comisión. Sin embargo, en la medida en la que reconocían la importancia de la tarea
que se llevaba a cabo, finalmente terminaron colaborando con su labor ofreciendo documentación,
archivos personales e incluso espacios físicos en las ciudades en las que la CONADEP no contaba con
oficinas propias.
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Una de las tareas más importantes de la CONADEP fue el reconocimiento de los
centros clandestinos de detención que funcionaron en diferentes lugares del país
durante la última dictadura. En esta fotografía se observa el trabajo realizado en
el mes de junio de 1984 en la Compañía de Arsenales 5 “Miguel de Azcuénaga”,
provincia de Tucumán, donde operó uno de los centros de detención ilegal de esta
provincia, en este caso una dependencia del Ejército.
Foto: Archivo Nacional de la Memoria.
El paso siguiente a esta investigación era el correspondiente al ámbito judicial. Inicialmente, al ser
delitos cometidos por personal militar, correspondía al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas
llevar a cabo el proceso judicial. Sin embargo, en el mismo mes de la entrega del informe Nunca Más,
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el Consejo se expidió y planteó que no iba a presentar ninguna sentencia, por lo que el 4 de octubre
de 1984 la Cámara Federal tomó la causa y dio inicio al hoy célebre Juicio a las Juntas.
El juicio tuvo lugar entre abril y diciembre de 1985 y en él se juzgó exclusivamente a los miembros de
las tres primeras juntas militares, que gobernaron el país entre 1976 y 1982: los generales Jorge
Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola y Leopoldo Fortunato Galtieri; los almirantes Emilio Eduardo
Massera, Armando Lambruschini y Jorge Isaac Anaya; y los brigadieres Orlando Ramón Agosti, Omar
Graffigna y Basilio Lami Dozo. Las sentencias fueron diversas: desde cadenas perpetuas para Videla y
Massera hasta absoluciones para Graffigna, Lami Dozo, Galtieri y Anaya.
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Estas sentencias dejaron sensaciones encontradas en la sociedad en general y los organismos de
Derechos Humanos en particular. Por un lado, se consideraba sumamente valioso que se hubiera
podido juzgar a los dictadores con un tribunal nacional y que Videla y Massera, las dos figuras más
emblemáticas de la dictadura, hubieran sido condenados con cadena perpetua. Por otro lado, el resto
de las condenas fueron consideradas excesivamente bajas, sobre todo las cuatro absoluciones.
Si las dos cadenas perpetuas confirmaban las expectativas iniciales que se habían depositado en el
proceso de justicia a la vuelta de la democracia, los sucesos de los años siguientes al juicio acentuaron
más las desilusiones causadas por las bajas condenas recién mencionadas. En primer lugar, en 1986
la Corte Suprema de Justicia dio lugar a las apelaciones y redujo todavía más algunas de las penas
dictadas inicialmente. Por otro lado, entre 1986 y 1987 fueron sancionadas las que se conocen como
Leyes de Impunidad: la Ley de Punto Final, que disponía un plazo de 30 días para la recepción de
nuevas denuncias por los delitos cometidos por la dictadura, y unos pocos meses después la Ley de
Obediencia Debida, que planteaba que quienes tuvieran rangos menores en la jerarquía de las
Fuerzas Armadas no eran responsables por los delitos cometidos en la medida en que se encontraban
siguiendo órdenes. Con estas dos leyes quedaba inaugurada la etapa de la impunidad en la Argentina.
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argentino. El levantamiento carapintada culminó el domingo 19, tras la negociación
con el presidente Raúl Alfonsín. Este hecho produjo, tiempo después, la
implementación de la Ley de Obediencia Debida. Invitamos a ver el episodio
dedicado a este hecho de la serie "En la calle, la historia".
https://www.educ.ar/recursos/112180/semana-santa
Esta situación forzó al gobierno, cada vez más débil, a una salida anticipada que tuvo lugar el 8 de
julio de 1989, cinco meses antes de lo estipulado. Si, con sus aspectos contradictorios, el gobierno de
Alfonsín se había propuesto avanzar con la justicia por los delitos cometidos por la dictadura, el nuevo
gobierno de Carlos Saúl Menem proponía una nueva política de olvido fundada en una supuesta
“pacificación nacional” y “reconciliación social”. El espíritu de su propuesta se basaba en “dejar atrás
las heridas del pasado”, lo cual implicaba garantizar la impunidad. Así, al poco tiempo de asumir dictó
los indultos, una serie de diez decretos con los que el Estado “perdonaba” a miembros de la dictadura
por los crímenes cometidos y dejaba en libertad a quienes tenían condenas. Estos indultos también
incluyeron a militares carapintadas y a unos pocos procesados por acciones guerrilleras.
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En contra del indulto, diario Sur, 8/10/1989.
Los primeros años desde la vuelta de la democracia estuvieron marcados por la tensión entre la
búsqueda de justicia y los intentos de garantizar la impunidad. Pero también es importante prestar
atención a lo que ocurría a inicios de la década de 1990. Si bien la política de olvido impulsada por el
gobierno de Menem pretendía cerrar el círculo de la impunidad abierto por las leyes de Punto Final
y Obediencia Debida, la búsqueda de “reconciliación” también dejaba lugar para ciertos avances de
importancia. Uno de ellos fueron las leyes reparatorias creadas por el decreto 70 de 1991, que
otorgaban reparaciones económicas a quienes hubieran sido detenidos y puestos a disposición del
Poder Ejecutivo Nacional. Estas reparaciones fueron ampliadas para incluir a la mayor parte de los
presos políticos con la Ley 24.043 del mismo año y a la totalidad de los detenidos desaparecidos y
asesinados por la dictadura con la ley 24.411 de 1994 (en este caso, la reparación la cobraban sus
familiares). También en 1992 se creó la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, organismo
estatal que colaboraba con la búsqueda de nietos apropiados realizada por Abuelas de Plaza de
Mayo. Por último, es importante mencionar que en la reforma constitucional de 1994 se incluyó a los
tratados internacionales de Derechos Humanos, los cuales pasaron a tener jerarquía constitucional.
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Si bien una lectura inicial de la Reforma constitucional de 1994 puede ser explicada por el interés del
presidente Carlos Menem de buscar su reelección, la misma es un hito relevante para nuestra
democracia. En la nueva Carta Magna se revisaron y actualizaron aspectos vinculados a:
-el sistema político, con la elección directa del Presidente y Vicepresidente e inclusión del ballottage;
la elección directa de tres senadores (de los cuales uno debería representar a la minoría); elección
directa del Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; reducción del mandato
presidencial a cuatro años; única posibilidad de reelección presidencial; creación del cargo de Jefe de
Gabinete de Ministros; creación del Consejo de la Magistratura; acuerdo del Senado por mayoría
absoluta para la designación de los jueces de la Corte Suprema;
-otorgó jerarquía constitucional a los tratados de derechos humanos. De esta manera, estos tratados
pasan a ser, junto a la Constitución Nacional, leyes supremas de mayor rango en nuestro país a partir
de las cuales se organiza el sistema institucional y normativo en la Argentina;
- la incorporación inciso 17 del artículo 75, que reconoce la preexistencia de los Pueblos Originarios,
garantiza sus derechos y asegura su participación en todos los temas de interés para sus
comunidades.
Los y las invitamos a leer el ejercicio 16 del libro Pensar la democracia: treinta
ejercicios para trabajar en las aulas y observar las imágenes páginas 80 a 83.
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https://www.educ.ar/recursos/150900/pensar-la-democracia-treinta-
ejercicios-para-trabajar-en-el-aula
El contexto de impunidad también tuvo efectos no previstos, como la confesión de Adolfo Scilingo,
un marino que admitió en un programa de televisión que había participado de los vuelos de la
muerte. El marco de impunidad parecía garantizar que una confesión como esta no tendría
consecuencias a nivel judicial. Sin embargo, produjo un quiebre en la opinión pública y generó que
los discursos vinculados al terrorismo de Estado volvieran gradualmente a adquirir un lugar de
centralidad.
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parte de Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), una
agrupación fundada a mediados de 1995 que, además de sumarse a la lucha de los otros organismos
de Derechos Humanos, se encargó de organizar los escraches, en los que iban a los domicilios de
represores impunes con el objetivo de visibilizar los delitos cometidos bajo el lema “si no hay justicia,
hay escrache”.
Durante esta época los organismos de Derechos Humanos empezaron a impulsar la creación de sitios
de memoria en distintas partes del país, tales como el Museo de la Memoria en Rosario o el Parque
de la Memoria en la Ciudad de Buenos Aires, tema sobre el que profundizaremos en la cuarta clase.
Nos detendremos en tres acontecimientos importantes de fines de esa década vinculados al terreno
jurídico.
1) En primer lugar, en 1996 se abrieron juicios contra los militares implicados en apropiación de
menores. Estos delitos habían quedado por fuera de las leyes de impunidad y por lo tanto
podían ser juzgados. Fue en este marco que la justicia comenzó a investigar la existencia de
un Plan sistemático de apropiación de niños y niñas, y cuya sentencia implicó el
encarcelamiento en 1998 de algunos de sus principales responsables, entre ellos Videla y
Massera.
2) En 1999 se realizaron en distintos puntos del país los Juicios por la Verdad. A pesar de que los
responsables de los delitos cometidos por la dictadura no podían ser condenados, comenzó
a realizarse una serie de procedimientos judiciales que, si bien no tenían efectos penales,
apuntaban a un objetivo reparador vinculado a conocer la verdad sobre el destino de las
víctimas.
3) Por último, también en 1998 fueron derogadas las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Aunque en términos legales esta derogación no tenía efectos jurídicos, por lo que no
habilitaba la reapertura de causas penales, tenía efectos simbólicos importantes ya que
marcaba un compromiso del Estado con la memoria de las víctimas.
El cambio de milenio también vino de la mano de nuevos avances vinculados a la Memoria, la Verdad
y la Justicia, y sobre todo a la posibilidad de avanzar con los juicios a los militares. El más importante
de ellos ocurrió en el año 2001, cuando el juez federal Gabriel Cavallo declaró la inconstitucionalidad
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de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, lo que constituía un primer paso para la reapertura
de los procesos penales. La declaración de 2002 por parte del Congreso Nacional del 24 de marzo
como “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia”, daba cuenta también del creciente
compromiso por parte del Estado con los Derechos Humanos.
El cambió definitivo de etapa comenzaría en el año 2003, con la asunción de Néstor Kirchner al frente
de la presidencia. Este nuevo período de gobierno implicó un compromiso total por parte del Estado
con las políticas de Derechos Humanos y de Memoria, Verdad y Justicia. Uno de los primeros avances
en este sentido fue el apoyo ese mismo año al proyecto de Ley presentado por la diputada Patricia
Walsh que declaraba la nulidad de las leyes de impunidad. La ley 25.779 habilitaba, ahora sí, el
procesamiento de los militares que habían cometido delitos de lesa humanidad. De manera
complementaria, la ley 25.778 otorgaba rango constitucional a la Convención sobre
Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad, lo que implicaba que los delitos
cometidos por la dictadura no prescribían. También en 2003 el presidente Kirchner derogó el decreto
firmado por el ex presidente Fernando De La Rúa que dictaba el principio de territorialidad que
impedía las extradiciones a militares que estaban siendo juzgados por delitos de lesa humanidad en
el extranjero.
El 24 de marzo del año 2004 ocurrió uno de los hechos más importantes en lo referente a la memoria
del terrorismo de Estado. En un nuevo aniversario del golpe militar, el presidente Néstor Kirchner
ordenó el retiro de los cuadros de Videla y Bignone del Colegio Militar y, en el marco de un acto
masivo en el mismo predio, anunció la expropiación de la ESMA a la Marina para convertirla en un
sitio de memoria de los delitos cometidos por el terrorismo de Estado, el Espacio para la Memoria y
la Promoción de los Derechos Humanos.
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Por su importancia histórica, el Museo Sitio de Memoria ESMA actualmente se está
presentando a la candidatura para ser declarado como Patrimonio de la Humanidad.
En el año 2005, con un nuevo marco legal vigente, la Cámara de Apelaciones, primero, y luego la
Corte Suprema de Justicia confirmaron la declaración de nulidad de las leyes de impunidad que había
realizado el juez federal Cavallo. Ya desde el año 2003, en consonancia con la votación en el Congreso
Nacional, se habían ordenado las primeras detenciones, pero todavía era necesario que la Corte
Suprema confirmara estas decisiones. A partir de este fallo, definitivamente había vía libre para la
reanudación de las causas por delitos de lesa humanidad y en nuestro país comenzaba a cerrarse la
etapa de impunidad.
Una mirada de "la justicia" más allá de las instituciones. Los juicios y su rol
"pedagógico" de la sociedad
Si bien estos contenidos comenzaron a aparecer en las escuelas desde algunos años antes, con la
sanción de la Ley de Educación Nacional Nº 26.206, del año 2006, el sistema educativo argentino
asumió el compromiso y el desafío de incorporar la enseñanza sobre el pasado reciente . Esta
incorporación fue de la mano, y forma parte, del renovado compromiso por parte del Estado con el
recuerdo del pasado reciente y con las políticas públicas de Derechos Humanos. Entre muchos otros,
uno de los resultados de estas políticas fue la creación del Programa Educación y Memoria del
Ministerio de Educación de la Nación y más tarde, la inclusión de los temas de memoria y derechos
humanos en los núcleos de aprendizaje priorizados.
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Desde tiempos de la dictadura, los organismos de Derechos Humanos insistieron en que la única
reparación posible de los delitos cometidos era por la vía institucional y, por lo tanto, la obtención de
Justicia se convirtió automáticamente en uno de los faros que guiaron su militancia durante décadas.
En función de esto, una idea que sostenían los organismos de Derechos Humanos y que siempre fue
compartida por amplios sectores de la sociedad es que la impunidad respecto del pasado traerá
impunidad en el futuro, una idea que muchas veces se expresa a partir de la frase que dice que hay
que recordar para que estos hechos no se vuelvan a repetir. Esta idea era compartida por el
presidente Alfonsín en tiempos de la “primavera democrática”, y fue bajo esta mirada que impulsó
la creación de la CONADEP y la realización del Juicio a las Juntas.
La realización de los distintos juicios por crímenes de lesa humanidad no sólo es importante porque
permitió asignar responsabilidad a los responsables. Frente a un contexto en el que la dictadura había
hecho todo lo posible por ocultar sus delitos, la instancia judicial permitió comprobar de manera
fehaciente que estos delitos existieron. Asimismo permitió comprender y conocer buena parte la
dinámica del funcionamiento del aparato represivo y del plan sistemático de desaparición de
personas implementado por la dictadura.
Los procesos judiciales de principios de los años 80 significaron una primera reivindicación por la
obtención de justicia. La reapertura de los juicios a partir del año 2003 permitió, en un contexto muy
distinto al de los primeros años de la recuperación de la democracia, que en las instancias judiciales
se consideraran demandas o aspectos de las denuncias por violaciones a los derechos humanos
durante el terrorismo de Estado que antes no habían sido escuchadas. Este es el caso de la
responsabilidad civil y empresarial en delitos de lesa humanidad o, más recientemente, la
sistematicidad de la violencia sexual padecida por las detenidas como violencia específica de género
en los centros clandestinos de detención.
La existencia de todas estas instancias constituye un reconocimiento formal por parte del Estado, en
el presente, de los delitos que el mismo Estado cometió en el pasado y garantizar la reparación a sus
víctimas.
Al mismo tiempo, estos juicios fortalecen la cultura democrática de nuestra sociedad, en la medida
en que afianzan los valores democráticos y consolidan un piso de verdad, que fortalece el rechazo
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de las expresiones negacionistas o que buscan distorsionar los acontecimientos para justificar los
crímenes y demandar impunidad.
Los juicios por delitos de lesa humanidad tienen un valor pedagógico, fortalecen
la construcción de una sociedad democrática al permitir que la sociedad en su
conjunto, a través de las instituciones, conozca los hechos y que los mismos sean
reconocidos por el Estado como crímenes graves que atentan contra la
humanidad. La asignación de responsabilidad penal permite la reparación a las
víctimas directas y contribuye a reparar simbólicamente a la sociedad aportando
a la reconstrucción del lazo social. Posibilita que las voces de las víctimas sean
escuchadas y reconocidas socialmente.
Es importante pensar a la escuela como un actor no ajeno a estos procesos. Los juicios son públicos,
en algunos casos es posible asistir a las audiencias, en otros es posible acceder a registros de estas o
a las sentencias. El proceso de justicia llevado a cabo en nuestro país tiene características inéditas y
específicas que tienen que tener un lugar en el aula. Invitar a las y los estudiantes a reflexionar, a
investigar al respecto, a intercambiar ideas en torno al rol que tuvieron los organismos de derechos
humanos en la recuperación y construcción de la democracia en estos 40 años, la importancia de la
instituciones en la democracia y la necesidad de que estas se renueven y cumplan la función de
garantizar cada vez más derechos. Estos temas, permiten comprender el pasado reciente y
consolidar y fortalecer los valores democráticos en el presente.
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El juzgamiento de los responsables del terrorismo de Estado en la
Argentina, iniciado en plena transición democrática, permitió que los
crímenes cometidos durante ese período se evidenciaran con una
singularidad de enorme trascendencia. La publicación El camino de los
Juicios: las luchas por Memoria, Verdad y Justicia en la Argentina
profundiza en la temática y brinda una serie de recursos y orientaciones
para trabajar la temática en el aula. Disponible en
https://www.educ.ar/recursos/158666/el-camino-de-los-juicios-la-lucha-
por-memoria-verdad-y-justi
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el aniquilamiento físico del grupo. Existe un momento posterior, la realización simbólica, una etapa
que abarca una dimensión ideológico-simbólica en donde determinadas formas de narrar,
representar e interpretar lo sucedido se consolidan y propician la reestructuración de las relaciones
sociales que el genocidio se propuso eliminar. Por eso decimos, junto a Daniel Rafecas, que el
negacionismo esconde un proyecto político por detrás.
La negación de los crímenes atroces busca desconocer, deslegitimar a las víctimas y borrar los rastros
criminales de quienes los perpetraron. En nuestro país estos discursos se caracterizaron
históricamente por negar los crímenes del último régimen dictatorial haciendo uso de la llamada
teoría de los dos demonios o cuestionando el número de personas desaparecidas.
Es importante decir que la teoría de los dos demonios no siempre fue utilizada comoun intento
deliberado de deslegitimar a las víctimas visibilizando sus militancias, sino en muchos casos correr el
énfasis hacia las circunstancias de desaparición o asesinato implicaba la posibilidad de que las
denuncias fueran escuchadas. En este contexto, es impreciso simplificar la teoría de los dos
demonios como un intento de únicamente despolitizar la memoria de las víctimas, ya que durante la
década de los ochenta aparecía como una herramienta para que familiares y militantes de Derechos
Humanos pudieran hacer oír sus discursos frente a una sociedad que reclamaba justicia, pero a la vez
que necesitaba hacer un corte con un pasado reciente marcado por la violencia.
Muy lejos de estas miradas, hoy en día asistimos a un fenómeno que el sociólogo Daniel Feierstein
(2018) ha denominado como la teoría de los dos demonios recargada. En el contexto actual, hay
sectores que buscan deslegitimar las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia y de Derechos
Humanos. Para esto, lo que buscan es volver a pensar la violencia de la década de los años setenta
en la clave de la teoría de los dos demonios para así darle a la violencia de las organizaciones armadas
una entidad que nunca tuvo y, en la misma operación, relativizar la violencia ejercida por la dictadura.
Asimismo, la novedad radica en la articulación con otros discursos de odio (violencia de género,
transfobia) y su circulación mediante nuevas tecnologías. Su incidencia actual en las disputas por la
construcción colectiva de la memoria constituye un desafío necesario para pensar la vida en común
en el marco de los cuarenta años desde la recuperación de la democracia.
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La negación de un genocidio, cualquiera sea, busca borrar la historia del
mismo intentando afirmar que éste no ocurrió y, al hacerlo, pretende
legitimar las violencias ocurridas en dicho proceso o buscan la impunidad,
o socavar acuerdos sociales construidos en las sociedades democráticas
como la justicia, el reconocimiento de las víctimas, entre otros. La
distorsión puede ser más compleja de identificar pero también busca negar
los hechos, deslegitimar a las víctimas y justificar la violencia, entre otras
estrategias.
Además del exterminio físico de las víctimas y de sus proyectos políticos, la realización simbólica
implica también la eliminación en el plano simbólico, para así reorganizar relaciones sociales y
producir nuevas representaciones que generen un terreno fértil para el avance de discursos extremos
como se observa en la actualidad en varios lugares del mundo incluida América latina.
Por su parte, Daniel Feierstein llama la atención sobre la efectividad de los discursos negacionistas
en la actualidad y como están disputando el sentido y cuestionando los consensos democráticos.
Los y las invitamos a escuchar la entrevista realizada a este reconocido sociólogo desarrollada por el
Programa Educación y Memoria y Educar, en el marco de la Colección Narrativas Negacionistas: las
escuelas frente a los discursos de odio.
https://www.youtube.com/watch?v=TxPbqizmGpk&ab_channel=EducarPortal
¿Cómo describe el fenómeno de los discursos de odio? ¿Qué estrategias propone para enfrentarlos?
¿Qué propuesta de intervención plantea para las escuelas?
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró, en mayo de 2019, que los discursos de odio
constituyen una amenaza para los valores democráticos, la estabilidad social y la paz. La ONU
especifica que “en el lenguaje común, la expresión “discurso de odio” hace referencia a “un discurso
ofensivo dirigido a un grupo o individuo y que se basa en características inherentes (como son la raza,
la religión o el género) y que puede poner en peligro la paz social”.
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Micaela Cuesta, especialista en comunicación, analiza la producción y circulación de discursos de odio
en las redes sociales y cómo estos afectan a la calidad de la democracia. Afirma que existe en estos
espacios una naturalización de la violencia que facilita los vínculos detrás de la pantalla que es
necesario identificar para proponer otras formas de vincularse que mejoren la calidad de la discusión
pública. Asimismo, sostiene que las formas de negación y discursos de odio operan en el presente no
son cosa del pasado afectando la credibilidad y la confianza en la democracia.
Las y los invitamos a ver la entrevista a esta destacada especialista que integra el Laboratorio de
Estudios sobre Democracia y Autoritarismo.
https://www.youtube.com/watch?v=gtVEY8a8N8c&ab_channel=EducarPortal
¿Cómo define los discursos del odio y qué características tienen en nuestro país? ¿Cómo afectan a la
democracia? ¿Qué lógicas operan en las redes que favorecen la producción y circulación de los
discursos de odio?
Ahora bien, muchas veces escuchamos que las personas que adhieren, producen y circulan discursos
de odio se amparan en la libertad de expresión para rechazar todo cuestionamiento. La libertad de
expresión, ¿admite y avala cualquier discurso? ¿existen límites a este derecho? la especialista en
derecho Valeria Thus, trae esta discusión y sostiene que es una discusión que debe plantearse la
democracia y que hay que discutir las relaciones sobre igualdad y libertad que en definitiva es discutir
el núcleo duro del liberalismo que, en la actualidad, es necesario pensar en clave de siglo XXI, pensar
los límites por lo que se afecta son las condiciones de igualdad.
Las y los invitamos a ver la entrevista a esta destacada especialista en derecho penal
https://www.youtube.com/watch?v=YKPoLBbGkpw&ab_channel=EducarPortal
¿Qué significa discutir sobre la penalización o no de los discursos de odio? ¿Cuáles son las preguntas
que debe hacerse la democracia? ¿Es deseable? ¿Qué vamos a criminalizar? ¿Qué valores importan,
en qué situaciones vamos a criminalizar?
A diferencia de lo que ocurrió algunas décadas atrás, se aprecian en la actualidad una serie de
discursos negacionistas que buscan desandar los avances que tantos años costó construir, como
cuando se cuestiona la cantidad de víctimas del terrorismo de Estado, bajo el supuesto de que una
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cantidad de víctimas menor haría menos graves estos delitos. Por eso, es importante valorar el lugar
que la escuela ha construido como uno de los primeros lugares para transmitir y fortalecer la cultura
democrática de nuestra sociedad, lo que implica, entre otras cosas, un rechazo total y absoluto a
cualquier forma de violencia, discriminación y negación de la historia.
A modo de cierre los invitamos a escuchar la entrevista al especialista en derecho y en temas del
pasado reciente y Holocausto, Daniel Rafecas, que destaca el rol de la tarea educativa para
contrarrestar estos discursos:
https://www.youtube.com/watch?v=_QLqxj0AWaE&feature=youtu.be&ab_channel=EducarPortal
Actividad de la clase
http://www.juiciosdelesahumanidad.ar/#!/
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https://www.cij.gov.ar/lesa-humanidad.html
Link al padlet:
https://padlet.com/educacionymemoria/el-camino-de-la-justicia-en-argentina-
i1f8mdthv5sd9ich
Bibliografía
Crenzel, Emilio (2008). La historia política del Nunca Más. La memoria de las desapariciones en la
Argentina. Buenos Aires: Siglo XXI.
Feierstein, Daniel (2018). Los dos demonios (recargados). Buenos Aires: Marea Editorial.
Galante, Diego (2019): El Juicio a las Juntas: Discursos entre política y justicia en la transición
argentina. La Plata: Universidad Nacional de la Plata; Posadas: Universidad Nacional de Misiones; Los
Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento. Colección Entre los libros de la buena
memoria.
Recursos didácticos
Ministerio de Educación de la Nación. Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y
Educación Sexual Integral y el Programa Educación (2021). Memorias. Disponible en
https://www.educ.ar/recursos/157645/derechos-humanos
Ministerio de Educación de la Nación. Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y
Educación Sexual Integral y el Programa Educación (2022). Memoria, Verdad y Justicia. El camino de los
juicios (infografía). Disponible en https://www.educ.ar/recursos/158211/memoria-verdad-y-justicia-el-
camino-de-los-juicios-infografi
21
Ministerio de Educación de la Nación. Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y
Educación Sexual Integral y el Programa Educación (2023). El camino de los Juicios. La lucha por Memoria,
Verdad y Justicia en la Argentina. Disponible en https://www.educ.ar/recursos/158666/el-camino-de-los-
juicios-la-lucha-por-memoria-verdad-y-justi
Ministerio de Educación de la Nación. Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y
Educación Sexual Integral y el Programa Educación (2021) La justicia y la violencia sexual durante el
terrorismo de Estado. Entrevista a la investigadora Victoria Álvarez. Disponible en
https://www.educ.ar/recursos/156383/la-justicia-y-la-violencia-sexual-durante-el-terrorismo-de-e
Ministerio de Educación de la Nación. Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y
Educación Sexual Integral y el Programa Educación (2022/23) Colección de Entrevistas: Narrativas
negacionistas. Las escuelas frente a los discursos de odio.
Disponible en:
https://www.educ.ar/recursos/158628/narrativas-negacionistas-las-escuelas-frente-a-los-discursos
Créditos
Autores: Programa "Educación y Memoria", Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y
Educación Sexual Integral, Ministerio de Educación de la Nación.
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