Ejercicio de Posiciones Extrañas CORREGIDO
Ejercicio de Posiciones Extrañas CORREGIDO
Ejercicio de Posiciones Extrañas CORREGIDO
2.1 Sobre la existencia del La existencia del conocimiento es evidente por sí misma.
conocimiento
2.2 Sobre el significado del Múltiples sentidos del término conocimiento.
término “conocimiento”
2.3 Sobre el significado del Conocer es principalmente conocer la esencia de algo.
término “conocimiento”
2.4 Sobre la esencia del Conocer es hacerse algo uno con lo conocido (y el
conocimiento conocimiento implica cierta infinitud).
2.5 Sobre el sujeto del Quien conoce es el hombre.
conocimiento
2.6 Sobre el objeto del El conocimiento se origina en el ente.
conocimiento
2.7 Sobre el efecto del El conocimiento se expresa en el lenguaje.
conocimiento
Aristóteles afirma que “quien negase los preconocidos incurriría en posiciones extrañas a la
Filosofía”. Seguidamente aparecen textos agrupados que refieren a un preconocido y a su
posición extraña. Relaciona cada texto con su preconocido e identifica qué fragmento refiere
al preconocido y cuál a su posición extraña. Argumenta tu respuesta.
La idea de sustancia, como la de modo, no es sino una colección de ideas simples unidas por la
imaginación y que poseen un nombre particular asignado a ellas, mediante el cual somos
capaces de recordar -a nosotros o a otros- esa colección. Pero la diferencia entre estas ideas
consiste en que las cualidades particulares que forman una sustancia son referidas por [...]
relaciones de contigüidad y causalidad.
«Tiene que haber una impresión que dé origen a cada idea real. Pero el yo o persona no es
ninguna impresión, sino aquello a que se supone que nuestras distintas impresiones e ideas
tienen referencia. Si hay alguna impresión que origine la idea del yo, esa impresión deberá
seguir siendo invariablemente idéntica durante toda nuestra vida, pues se supone que el yo
existe de ese modo. Pero no existe ninguna impresión que sea constante e invariable. Dolor y
placer, tristeza y alegría, pasiones y sensaciones se suceden una tras otra, y nunca existen todas
al mismo tiempo. Luego la idea del yo no puede derivarse de ninguna de estas impresiones, ni
tampoco de ninguna otra. Y en consecuencia, no existe tal idea».
«He aquí un punto sobre el cual todo el mundo estará de acuerdo. Si los sentidos y la conciencia
tuviesen un alcance ilimitado, si en la doble dirección de la materia y del espíritu la facultad de
percibir fuese indefinida, no habría necesidad de concebir, como no la habría de razonar.
Concebir es algo que hay que soportar, cuando no nos es dado percibir.No hay un solo
metafísico ni un solo teólogo que no esté dispuesto a afirmar que un ser perfecto lo conoce
todo intuitivamente, sin tener que pasar por el raciocinio, la abstracción y la generalización».
H. Bergson, La Pensée et Le Mouvant, essais et conferénces, París, 1946, pp. 145-146
Es experiencia común que es uno y el mismo hombre particular el que siente y entiende. Así por
ejemplo es un mismo hombre a quien le duele la cabeza y está entendiendo un teorema
matemático:
Pero si alguno quiere decir que el alma intelectiva no es forma del cuerpo, es necesario que
descubra el modo por el que esta acción que es entender sea la acción de este hombre; pues
es experiencia común que cada uno es quien entiende (…) Uno mismo es el hombre que a un
mismo tiempo percibe que entiende y que siente; y puesto que no es posible sentir sin el
cuerpo, es preciso que el cuerpo forme parte del hombre. TOMÁS DE AQUINO. Summa
Theologiae I, q.76, art 1, in c.
«Tiene que haber una impresión que dé origen a cada idea real. Pero el yo o persona no es
ninguna impresión, sino aquello a que se supone que nuestras distintas impresiones e ideas
tienen referencia. Si hay alguna impresión que origine la idea del yo, esa impresión deberá seguir
siendo invariablemente idéntica durante toda nuestra vida, pues se supone que el yo existe de
ese modo. Pero no existe ninguna impresión que sea constante e invariable. Dolor y placer,
tristeza y alegría, pasiones y sensaciones se suceden una tras otra, y nunca existen todas al
mismo tiempo. Luego la idea del yo no puede derivarse de ninguna de estas impresiones, ni
tampoco de ninguna otra. Y en consecuencia, no existe tal idea».
Hume, D.: Tratado de la naturaleza humana, I. Editora Nacional, Madrid, 1977, p. 399.
PRIMER PRECONOCIDO: LA EXISTENCIA DEL CONOCIMIENTO ES EVIDENTE POR SI MISMA.
«Nadie puede pensar, con asentimiento, que él no existe, pues en el hecho mismo de pensar
algo, se percibe existente». Tomás de Aquino, De Veritate q.10, a.12 ad 7.
Llamamos filósofos pirrónicos a los que se aplica en griego la denominación skeptikoí: esto
significa aproximadamente algo así como "buscadores" y "examinadores". Pues, nada deciden,
nada establecen, sino que están siempre buscando y examinando qué puede decidirse y
establecerse. Y ellos piensan que no ven y no oyen correctamente, sino que sufren afecciones
tales como si viesen y oyesen; y estos mismos dudan y tratan de averiguar cuáles y de qué
manera son las cosas mismas que les provocan sus afecciones; ". Pues dicen que no es posible
conocer ni percibir los indicios o las propiedades reales de cualquier cosa, y eso mismo
intentan enseñarlo y mostrarlo de muchos modos. Unos y otros llevan el título de skeptikoí,
ephektikoí, aporetikoí, puesto que unos y otros no afirman nada y piensan que nada puede ser
comprendido, sino que dicen que de todas las cosas se produce una especie de visiones, a las
cuales llaman "fantasías", pues no son según la naturaleza de esas mismas cosas, sino según
es la disposición anímica y corporal de estos a los que llegan las cosas que se ven. Así pues,
todas las cosas que mueven los sentidos de los hombres dicen que son "según te parece", esta
palabra significa que no hay nada que tenga consistencia por sí misma, ni que tenga fuerza ni
naturaleza propia Gelio, Noches áticas, XI, V.
MENÓN. Diría que las abejas, como abejas, no difieren unas de otras.
SÓCRATES. Y si yo hubiera replicado: Menón, dime, te lo suplico: ¿en qué consiste que las abejas no se
diferencian entre sí y son todas una misma cosa? ¿Podrías satisfacerme?
SÓCRATES. Pues lo mismo sucede con las virtudes. Aunque haya muchas y de muchas especies, todas
tienen una esencia común, mediante la que son virtudes; y el que ha de responder a la persona que sobre
esto le pregunte, debe fijar sus miradas en esta esencia, para poder explicar lo que es la virtud. ¿No
entiendes lo que quiero decir?»
«Conocí que era una sustancia cuya esencia o naturaleza toda no es sino pensar, y que, para ser,
no tiene necesidad de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material. De manera que este
Yo, es decir, el alma... es enteramente distinta del cuerpo..., y aunque el cuerpo no existiese, no
dejaría de ser lo que ella es».
«Creo que son muy importantes (los sofistas) porque en ellos hay una prédica y una teoría del
discurso que son esencialmente estratégicas; establecemos discursos y discutimos no para llegar
a la verdad sino para vencerla. Es un juego: ¿quién perderá?, ¿quién ganará? Por eso me parece
muy importante la lucha entre Sócrates y los sofistas. Para Sócrates no vale la pena hablar si no
es para decir la verdad. Para los sofistas hablar, discutir y procurar conseguir la victoria a
cualquier precio, valiéndose de las astucias más groseras, es importante porque para ellos la
práctica del discurso no está disociada del ejercicio del poder. Hablar es ejercer un poder, es
arriesgar su poder, arriesgar, conseguir o perderlo todo»
Foucault (2003), p.329.
Y a fin de que hubiera algún remedio a esta imperfección se encuentra otro modo de perfección
en las cosas creadas, en cuanto que una perfección que es de una cosa se encuentra en otra; y
esta es la perfección del cognoscente en tanto que tal, porque cuando el ser cognoscente conoce
algo, esto conocido está, de alguna manera en él, y por eso dice Aristóteles que el alma es en
cierto modo todas las cosas, porque puede conocerlas todas. Y según este modo es posible que
en una cosa exista la perfección de todo el universo. De donde según los filósofos esta sería la
última perfección a que podría llegar el alma, a saber, que en ella estuviese reflejado todo el
orden del universo y las causas del mismo, y en esto tienen que poner también el último fin del
hombre, el cual lo ponemos nosotros en la visión de Dios.
«El alma no es más que un principio de movimiento o una parte material sensible del cerebro,
que se puede considerar, sin temor a equivocarse, como el resorte principal de toda la máquina,
el cual tiene una influencia visible sobre todos los demás, e incluso parece haber sido hecho en
primer lugar; de modo que todos los demás sólo serían emanación suya … Ser máquina, sentir,
pensar, saber distinguir el bien del mal, como el azul del amarillo, en una palabra, haber nacido
con inteligencia, y un instinto moral, y ser tan sólo un animal, son cosas que no son más
contradictorias que ser un mono o un loro … Considero el pensamiento tan poco incompatible
con la materia organizada, que parece ser una propiedad de ésta, tal como la electricidad, la
facultad motriz, la impenetrabilidad, la extensión, etc.»