Sin Visio n5 PDF
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Colectivo Con-spirando
Santiago, Chile
2012
Título original en inglés:
Without a vision, the people perish:
Reflections on Latin American Ecofeminist
Theology
Mary Judith Ress, Colectivo Con-spirando,
Santiago de Chile, 2003.
Título en español:
Sin visiones, nos perdemos:
Reflexiones sobre Teología Ecofeminista
Latinoamericana
Mary Judith Ress
Traducción: Maruja González Torre
Colectivo Con-spirando
Casilla 371-ll, Correo Nuñoa
Santiago de Chile
Fono: (56-2) 222-3001
E-mail: contacto@conspirando.cl
Página web: www.conspirando.cl
Diseño e Impresión:
Ariel Corbalán Q.
Santiago de Chile
2 ● Con-spirando
Las personas no cambian
por convicciones intelectuales
o inclinaciones éticas,
sino a través de una transformación
de la imaginación.
En memoria de
Madonna Kolbenschlag
(1935-2000)
4 ● Con-spirando
Índice
Introducción: Ivone Gebara 7
Introducción 12
Teología Ecofeminista Latinoamericana: Tres Etapas 15
El esquema de Elsa Tamez 16
El esquema de Ivone Gebara 20
Las Tres Fases de la Teología Feminista Latinoamericana 21
Primera Etapa: los años ´70 27
Segunda Etapa: los años ´80 31
Tercera Etapa: De los años ´90 hasta el presente 32
La condición actual de la Teologóa de la Liberación 34
Tercera Etapa: Crítica Feminista y Ecofeminista 39
Introducción 44
Fuentes del Ecofeminismo (Cuadro) 45
Tradiciones Antiguas de Sabiduría 46
El Rol de las Mujeres Activistas 47
I. Ecología Profunda 49
La Nueva Ciencia 54
La Cibernética 57
La Nueva Cosmología 60
Las Cosmologías Indígenas 69
Sustentabilidad Económica/Bioregionalismo 74
Con-spirando ● 5
Capítulo III: Teología Ecofeminista 107
Epílogo 213
Bibliografía 217
6 ● Con-spirando
Introducción
Introducción
Introducir el libro de Mary Judith Ress en español es un honor y una gran alegría. Nuestra
amistad de muchos años es testigo de las búsquedas y caminos que hemos hecho juntas y con otras
compañeras de muchos países del mundo.
Empiezo mi presentación agregando al título de “Sin Visiones, nos Perdemos” inspirado en Proverbios
29,18, otra cita del mismo libro: “Escucha con atención, escucha las palabras de las sabias y aplica tu mente
a lo que ellas nos instruyen. Te gustará guardarlas en tu memoria y tenerlas en la punta de tu lengua. (…)
Te escribo para que aprendas a observar y hablar correctamente y puedas informar fielmente. (Proverbios
22: 17 a 21)
De hecho sin visiones nos perdemos, pero también nos perdemos si no hacemos memoria
de lo vivido para percibir los pasos que hemos dado y las consecuencias actuales de nuestras eleccio-
nes y no elecciones en el pasado. La memoria está en nuestro cuerpo antes de estar en los archivos o
en los libros. La memoria es cuerpo, nuestro cuerpo personal y colectivo en su capacidad de contarse.
Ella se mezcla con nuestra imaginación y la imaginación nos invita a la esperanza siempre renovable en
los múltiples acontecimientos de nuestra historia cotidiana. Por eso, hay que escuchar las palabras de
las sabias y dejarse instruir por ellas para seguir adelante en la misma Historia.
El libro de Judy nos instruye, nos enseña y nos informa. Por eso hay que leerlo con atención.
Además es un libro de memorias personales vividas y memorias provocativas. Es una especie de
archivo de su vida y mucho más allá de ella. Está lleno de informaciones, de reflexiones críticas, de
ternura y sabor que nos invitan a cada una de nosotras a contar algo de nuestra historia y agregarla
a este archivo vivo. Por eso son memorias provocativas de otras memorias, escritos que nos llaman
a hablar desde nuestra propia experiencia. Judy escribió al final del primero capítulo, “soy memoria y
posibilidad”, o sea somos todas y todos “memoria y posibilidad”, inventándonos y invitándonos a en-
contrarnos y a contarnos siempre de nuevo en las historias de unas y otras. El proceso de la memoria
colectiva nunca se termina y hay siempre nuevos recuerdos, nuevos hechos, nuevas emociones que
pueden ser descritas y agregadas.
Con-spirando ● 7
Introducción
8 ● Con-spirando
Introducción
a grupos fundamentalistas, sin duda más preocupados en la manutención de su anacrónico poder que
con los desafíos de la vida presente.
Personalmente pienso que la teología eco/feminista está saliendo de su lugar tradicional, o
sea de los espacios académicos y celebrativos de las diferentes iglesias cristianas y se está mezclando
en otros ambientes, agregándose a otros grupos con percepciones distintas de la vida. Estamos ahora
sin visiones absolutas y sin lugares pré-fijados, pero estamos actuando de diferentes maneras y en
diferentes espacios desde las muchas preguntas que tenemos y que están en nuestro contexto local
e internacional. Seguimos como un movimiento, el movimiento feminista, aunque con expresiones
diversas y acentos específicos. En esta perspectiva, pienso que Judy va a convocarnos y congregarnos
pronto a un encuentro para que podamos escribir juntas una separata de los últimos diez años que
será agregada como un nuevo capitulo de su libro.
Quiero terminar esa breve introducción también con el libro de los Proverbios, 29 en una traducción
libre:
“¿Quien puede encontrar la mujer fuerte y sabia? Ella es la que sabe dar valor a su trabajo e incluso
en la noche su lámpara no se apaga. Ella abre las manos para el pobre y extiende el brazo al indigente. Ella
teje mantas y se viste de lino y púrpura. Ella se viste de fuerza y dignidad y sonríe para el futuro.”
Judy, mujer fuerte y sabia, amiga de tantos años, sonreímos contigo para el presente y para el
futuro. Juntas seguiremos tejiendo mantas para nuestras nietas y nietos y en este momento especial,
todas “cantamos el suceso de tu obra, te agradecemos y alabamos por tus grandes dones”.
Ivone Gebara
Junio 2012
Con-spirando ● 9
10 ● Con-spirando
La búsqueda espiritual nos acoge en los límites de nuestra alma,
en nuestros encuentros y experiencias,
en las luchas y sorpresas internas y externas.
-Madonna Kolbenschlag1
Capítulo I
El Contexto: Reflexionando sobre la Experiencia
1 Madonna Kolbenschlag, Eastward toward Eve: A Geography of Soul. New York: Crossroad Publishing Company,
1996, p. 135. Aunque he tenido muchas mujeres sabias que me han guiado, nadie más que Madonna me abrió
los caminos hacia un profundo conocimiento de la psique humana. Ella murió repentinamente en enero de 2000
en Santiago de Chile donde había llegado para dar una ponencia sobre Diosas, Mitos y Arquetipos durante la
primera Escuela de Espiritualidad Ecofeminista. En gratitud por su influencia en mi vida, dedico este libro a su
memoria.
Con-spirando ● 11
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Introducción
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Espero mostrar, por un lado, por qué la teología de la liberación y sus prácticas
ya no seducen a mujeres activistas de fe como lo hicieron durante los años ´70 y ´80. Y,
por otro lado, demostrar por qué estas mismas mujeres se sienten con frecuencia atraídas
a la teología y espiritualidad ecofeministas. Este cambio, mayormente desapercibido o
ignorado por los progresistas teólogos masculinos latinoamericanos, debe ser documentado
y después (ojalá) entrar en un diálogo entre mujeres y hombres.
Para probar esta idea, diseñé tres objetivos para mí misma. Primero, entrevisté
en profundidad a 12 mujeres que han estado activas en los movimientos de liberación
de América Latina. Las 12 se encuentran hoy trabajando en teología feminista. Ellas son:
Agamedilza Sales de Oliveira (Brasil), Marcia Moya (Ecuador), Coca Trillini (Argentina),
Sandra Duarte (Brasil), Fanny Geymonat-Pantelis (Bolivia), Sandra Raquew (Brasil),
Graciela Pujol (Uruguay), Alcira Agreda (Bolivia), Clara Luz Ajo (Cuba), Doris Muñoz
(Chile), Gladys Parentelli (Venezuela) y Silvia Regina de Lima (Costa Rica). Mi meta era
extraer de ellas su peregrinar teológico/espiritual hacia el ecofeminismo. Estas entrevistas
trataron de enfocarse en la evolución de su mirada al mundo: el entendimiento de sí
mismas, del Misterio Último y de sus prácticas espirituales y éticas.
Segundo, congregué a estas mujeres en un taller de cuatro días en Santiago de
Chile en Abril del 2002 para que juntas pudiesen sacar conclusiones de sus historias y
propusieran preguntas/ dieran directivas para la teología ecofeminista latinoamericana,
Con-spirando ● 13
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junto con desafiar a teólogos de la liberación para incorporar estas ideas dentro de su
pensamiento.
Tercero, publiqué estas entrevistas (que incluían más contribuciones del lado
“derecho del cerebro” de cada mujer como poesía, fotografía, dibujos y, en algunos casos,
extractos de sus propias investigaciones; una Introducción mía contextualizando para
ubicar las entrevistas y un Prólogo de Ivone Gebara describiendo el taller en Santiago y
su importancia para la evolución del pensamiento ecofeminista aquí en Latinoamérica).
El título del libro en español es Lluvia para Florecer: Entrevistas sobre el Ecofeminismo
en América Latina (Santiago, Chile: Colectivo Con-spirando, Julio 2002).
En relación a los parámetros de estas reflexiones, limito mi examen a la teología
de la liberación a sólo cuando se relaciona con el desarrollo de la teología feminista
en América Latina. Me concentro en la “tercera etapa” de la teología feminista, donde
aparece en el escenario la teología y espiritualidad ecofeminista. Hago una lista de la
problemática teológica que se levanta desde un análisis ecofeminista en el contexto
de América Latina, concentrándome específicamente en el trabajo de Ivone Gebara.
También muestro cómo el pensamiento ecofeminista, aunque centrado en el contexto
latinoamericano, está influenciado por la teología ecofeminista proveniente de otras
partes del mundo. Sin embargo, mi diálogo con el ecofeminismo y con la teología
ecofeminista está altamente influenciado por autores estadounidenses. Este dialogo refleja
mi herencia dual: nací y fui educada “teológicamente” dentro de los Estados Unidos,
pero en los últimos 30 años he estado viviendo y trabajando teológicamente en América
Latina. Más allá de las contribuciones latinoamericanas, limito mi investigación a solo
autores/as estadounidenses, aún cuando reconozco los grandes aportes que ecofeministas
canadienses y europeas están haciendo en este campo.
No tengo dudas que estoy calificada para entrar en esta investigación – si no
hubiese otra razón está mi longevidad/inmersión en medio del catolicismo latinoamericano
de la teología de liberación del último cuarto de siglo. Ciertamente ya es tiempo de
sistematizar mis reflexiones. He estado viviendo y trabajando en Latinoamérica como
misionera, promotora de los derechos humanos, periodista, editora y feminista desde
1970. Durante la década de los ochenta, fui editora de Latinamerica Press / Noticias
Aliadas, un boletín semanal comprometido a mostrar las luchas de la gente a través de
la mirada de la teología de la liberación. En aquellos años, entrevisté a muchos líderes
de la teología de la liberación latinoamericana y a Gustavo Gutierrez, el “padre” de la
teología de la liberación, está entre mis viejos amigos. Junto con eso, estuve involucrada
con el feminismo cristiano en América Latina desde sus comienzos y participé de su
desarrollo. Soy verdaderamente una de esas “mujeres activistas de fe” que, en compañía
de otras, está evolucionando desde una fe enraizada en los principios de la teología de
la liberación hacia una perspectiva ecofeminista. Me referiré a dos de las principales
teólogas feministas latinoamericanas –Elsa Tamez e Ivone Gebara—quienes han delineado
este desarrollo. De ese modo, yo ubico mi investigación dentro de la tercera etapa de la
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teología feminista latinoamericana, que está marcada por una propuesta hermeneútica
ecofeminista, anti-patriarcal en su esfuerzo por proponer una teología nueva, inclusiva,
no patriarcal. Me apoyo en intelectuales ecológicas, feministas y ecofeministas que están
diciendo que en general los mitos bíblicos ya no sirven para decirnos “quienes somos” y,
que necesitamos un “nuevo relato” para re-interpretar nuestros orígenes y nuestro destino.
Estos mitos son producciones humanas que han otorgado un gran sentido a nuestras vidas
en el pasado, pero ya es tiempo que sean re-situados y re-interpretados en este momento
de nuestra evolución como especie. Revisé los escritos de académicos cristianos como
el “geólogo” Thomas Berry, el físico Brian Swimme, los teólogos Diarmud O´Murchu,
Rosemary Radford Ruether e Ivone Gebara entre otros, para ayudarme a enmarcar mi
investigación.
Mi motivación para poner energía en esta investigación en la madurez de
mis sesenta años es muy simple: estoy comprometida con esta investigación porque
creo firmemente en la necesidad de hacer oír las voces de una docena de mujeres
latinoamericanas cuyo compromiso con los pobres y oprimidos inspirado por la fe es
indiscutible, pero que ahora están forjando una nueva teología, que puede ser descrita
como “ecofeminista”. Estoy convencida que un número de “mundos” latinoamericanos
se enriquecerán teniendo a su disposición las historias de estas mujeres: primero que
nada, mujeres de grupos de base que pueden relacionar sus propias vidas con estas
historias; segundo, el mundo teológico de la región, especialmente aquellos trabajando
en la teología de la liberación que ojalá se alegren con la expansión de la teología que
estas mujeres proponen; tercero, religiosas, sacerdotes/pastores y trabajadores pastorales
que verán a estas mujeres como sus compañeras en el trabajo y se animen; cuarto, la
gente joven, incluyendo a mis hijos, Peter, y Benjamín, que están buscando “anclas” para
entender los compromisos de la generación más antigua. Quizás otros “mundos” también
estarían sorprendidos por estos testimonios y experimenten una cierta vuelta a casa. Eso
sería como el “aceite corriendo por la barba, la barba de Aarón” (Salmo 133,2).
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Estudios sobre esta evolución continúan creciendo. Sin embargo, tres teólogas
femnistas latinoamericanas han detallado este desarrollo histórico más sistemáticamente:
la teóloga feminista mexicana María Pilar Aquino2, la teóloga feminista costarricense Elsa
Tamez3 y la teóloga ecofeminista brasileña Ivone Gebara4. Aquino describe las dos prime-
ras etapas con mucho detalle usando testimonios de mujeres y reflexiones de grupos de
mujeres a través de Latinoamérica para sustanciar su investigación. La periodicidad de
Tamez es la más sistemática y sucinta de las tres: ella describe cada etapa en el contexto
de cuatro congresos que reunieron a mujeres teólogas latinoamericanas en 1979 (Méxi-
co), en 1985 (Argentina), en 1993 (Brasil) y en 2000 (Bogotá). En cada etapa, muestra el
contexto político, económico, eclesial y teológico, el desarrollo de la consciencia femi-
nista, la hermenéutica feminista y el uso de un lenguaje inclusivo. Gebara, que también
describe las primeras dos etapas, se concentra en la tercera etapa. En efecto, Tamez pone
el trabajo de Gebara sobre ecofeminismo holístico en el centro de la tercera etapa de la
teología feminista latinoamericana.5
Debido a mi enfoque desde el ecofeminismo, que pasa a predominar en la tercera
etapa en los años ´90, voy a limitar mi resumen de la teología feminista latinoamericana
a los esquemas de Tamez y Gebara.
Tamez presentó por primera vez su descripción de las etapas de la teología femi-
nista latinoamericana en una charla, en el congreso ecuménico de mujeres teólogas y bi-
blistas que se realizó en Río de Janeiro en diciembre de 1993. Ella continúa reflexionando
y poniendo al día su esquema rigurosamente.6
Para Tamez, hay tres etapas relativamente claras observables en la evolución de
una consciencia feminista entre las mujeres que trabajan en hermenéutica teológica y
bíblica, enfatiza que “es importante reconocer que las experiencias hermenéuticas de
una década no dejan fuera las de otra. A menudo co-existen experiencias muy diferentes,
incluso conflictivas, a veces dentro de la misma persona (…) Tampoco una etapa puede
ser considerada más importante que la otra.”7
2 María Pilar Aquino, Our Cry for Life: Feminist Theology from Latin America. Maryknoll, New York: Orbis Books,
1993. El trabajo de Aquino es especialmente relevante dentro de las primeras dos etapas de teología feminista
latinoamericana.
3 Elsa Tamez, “Hermenéutica feminista latinoamericana. Una mirada retrospectiva”, Religión y Género, Sylvia
Marcos, ed. Madrid: Editorial Trotta, 2004.
4 Mary Judith Ress, “Ecofeminism and Pan-en-theism: Interview with Ivone Gebara”, Readings in Ecology and
Feminist Theology, Mary Heather MacKinnon y Moni McIntyre, eds. Kansas City: Sheed & Ward, 1995.
5 Tamez, “Hermenéutica feminista latinoamericana”, p. 54.
6 Elsa Tamez, “Descubriendo rostros distintos de Dios”, Panorama de la Teología Latinoamericana, Juan-Jose
Tamayo y Juan Bosch, eds. Navarra, España: Editorial Verbo Divino, 2001, pp. 647-660.
7 Tamez, “Hermenéutica feminista latinoamericana”, p. 46.
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Tamez describe la primera fase de la teología feminista latinoamericana (la década de los
setenta) como un período emocionante que vio emerger partidos políticos de izquierda y
movimientos de base de campesinos, trabajadores, vecinales y grupos de solidaridad. Sin
embargo, en este mismo período, las luchas revolucionarias de la región que estuvieron
aglomeradas la década anterior, fueron severamente reprimidas por dictaduras militares
(Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Perú y Uruguay en América del Sur; ya había gobiernos
militares en Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Honduras en América Central). Estas
dictaduras fueron famosas por el uso de la tortura, los asesinatos y la desaparición de
activistas. A pesar de todo, en medio de esta represión, hubo un crecimiento increíble en
el número y fuerza de las Comunidades Cristianas de Base (CEBs), cuyos/as miembros
eran generalmente pobladores que se reunían en torno a las CEBs para reflexionar textos
bíblicos desde sus experiencias como militantes. (El Éxodo, el cautiverio en Babilonia y
los textos de los Evangelios que hablaban de la liberación eran favoritos.)
Durante esta década, las mujeres teólogas y biblistas estuvieron comprometidas
de forma entusiasta con los métodos y prácticas de la teología de la liberación. Vieron a
las mujeres como sujetos de la historia por derecho propio, capaces de ser protagonistas
de la liberación. También hablaron de la doble opresión que sufren las mujeres, es decir,
por ser mujeres y como miembros de la clase oprimida. Sin embargo, Tamez dice que casi
no había diálogo con las organizaciones feministas latinoamericanas ni con las teólogas
feministas del mundo desarrollado. En esos años, las mujeres haciendo teología veían al
feminismo como otra invasión imperialista del Norte, que podría incluso ser peligrosa si
distraía a las mujeres pobres de la contradicción básica de su opresión económica y po-
lítica como clase. Las mujeres estaban vistas como una parte implícita de la categoría de
los pobres, por lo mismo, la opción por los pobres significaba la opción por las mujeres
pobres. Se estudió durante mucho tiempo esas historias del Antiguo y Nuevo Testamento
donde las mujeres eran líderes (Débora, Judit, la madre de los Macabeos) o reconocidas
por sus actos subversivos (las parteras de Egipto), o mujeres como Agar, oprimida en for-
ma triple por su clase, raza y sexo, y que sin embargo, fue bendecida por Dios por permitir
a su hijo fundar un nuevo pueblo. Tamez subraya que las reflexiones sobre estos textos
seleccionados sobre la liberación, alimentaron la esperanza de una nueva sociedad basa-
da en los ideales socialistas en los cuales se asumía que se concretizarían las relaciones
igualitarias entre los sexos. Sin embargo, en este periodo, no había la consciencia de un
lenguaje inclusivo y se usaba la forma masculina para dirigirse a Dios.
En la segunda fase (la década de los ochenta), Tamez nota que se comenzó a sen-
tir una inquietud en las mujeres teólogas y biblistas con respecto a la creencia de que las
mujeres estaban implícitamente incluidas en la categoría de los pobres y comenzaron a
ver la necesidad de leer la Biblia desde el punto de vista de las mujeres.
En esta década, el contexto político viró hacia Centro América donde los Sandi-
nistas tomaron el poder en Nicaragua y las luchas revolucionarias de izquierda comen-
zaron en El Salvador y Guatemala. Al mismo tiempo, la mayoría de las dictaduras de
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América del Sur fueron reemplazadas por democracias restringidas donde las Fuerzas
Armadas continuaron con ojo vigilante. En esos años llegó a ser cada vez más evidente
que la deuda económica de los gobiernos latinoamericanos estaba chupando la vida de
su gente –tanto así que los ochenta son vistos como “la década perdida” en términos del
desarrollo de la región.
Esta década fue testigo de una persecución de la teología de la liberación, espe-
cialmente desde Roma. La Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano publicó
un documento previniendo contra los peligros de la teología de la liberación. Leonardo
Boff, uno de los más conocidos teólogos de la liberación de Latinoamérica, fue convocado
a Roma y subsecuentemente silenciado por dos años.
La reflexión teológica luchaba con estas realidades centrándose en temas como
el reino de Dios y la historia humana, la teología de la vida y la teología de la muerte,
la idolatría del mercado, el discipulado de Cristo, el martirio y una espiritualidad de la
liberación. Por fin, comenzó un diálogo entre teólogos de la liberación y sus contrapartes
femeninas sobre la opresión de las mujeres, por ser mujeres. A la vez, en la mitad de los
años ´80 se llevaron a efecto encuentros para reflexionar sobre la teología negra y la teo-
logía indígena.
En estos años, más y más mujeres activistas cristianas comenzaron a ocuparse
de la reflexión teológica y bíblica. Gradualmente se dieron cuenta que el discurso de la
teología de la liberación estaba teñido del androcentrismo y las construcciones del pa-
triarcado, e insistieron que la teología hecha desde el punto de vista de la experiencia de
las mujeres reflejaría diferentes experiencias culturales, biológicas e históricas que las de
los hombres. Especialmente desafiaron que el énfasis de la teología de la liberación en la
opresión económica sostenía la opción por los pobres a expensas de la opresión cultural
y la violencia doméstica. Estos fueron años de mucha producción teológica creativa de las
mujeres en la liturgia, el arte y la poesía. También se iniciaron los primeros intentos para
relacionarse con los movimientos feministas de la región y con las teólogas del Primer
Mundo.
En relación a la hermenéutica, las mujeres comenzaron a buscar imágenes fe-
meninas de Dios y a referirse a Dios como madre y padre. Al Espíritu Santo se le vio
femenino. Hicieron un llamado no solamente a practicar la justicia, sino también hacia la
necesidad de ternura, solidaridad cariñosa y apoyo hacia quienes sufren en forma injusta.
Tamez, que es una biblista, llama la atención hacia tres aspectos del trabajo bíblico de las
mujeres en esos años: Primero, la búsqueda de una mayor libertad al hablar de Dios, es-
pecialmente en el área de las alegrías y penas cotidianas. Segundo, un análisis crítico de
esos textos bíblicos que eran claramente patriarcales y que discriminaban en contra de las
mujeres. Cuando un texto no permitía una interpretación más inclusiva, se dejaba de lado
como fuera de norma. Esta postura provocó la pregunta sobre la autoridad e inspiración
de la Biblia como la Palabra de Dios. Tercero, una afirmación de virtudes femeninas como
lo maternal, la carencia de egoísmo y la ternura –virtudes que históricamente la sociedad
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y hombres están llegando a ser un nuevo centro para hacer teología. Se están haciendo
esfuerzos para ofrecer una lectura no sacrificial de la redención para liberar a muchas
mujeres pobres para que no acepten la violencia, especialmente la violencia doméstica,
como “la voluntad de Dios”. Nombres nuevos y más específicos, sin género, están apare-
ciendo para la divinidad tales como gracia, compasión y energía. Tamez dice al concluir:
“Estamos conscientes de la naturaleza radical de este desafío, que significa re-hacer o re-
inventar la totalidad de la teología cristiana. Hay dificultad para re-leer los grandes temas
teológicos como la Cristología, la Trinidad y la eclesiología por su androcentrismo. Se re-
conoce que las implicancias de reconstruir nos llevan más allá de la ortodoxia.”8 Termina
enfatizando que la prioridad de las teólogas y biblistas en Latinoamérica es siempre unir
su trabajo con las preocupaciones básicas de los pobres.9
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Contexto Eclesiástico/Teológico:
Comunidades cristianas de base aparecen por toda Latinoamérica.
Lectura e interpretación de la Biblia desde las bases (lectura popular).
Opción por los pobres; los textos se miran desde “la mirada de los pobres”.
Documentos de Medellín y Puebla.
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Ecumenismo basado en la opción por los pobres que corta con los límites denominacio-
nales.
Teología de la Liberación se define en sí misma con su metodología de reflexión basada
en la praxis.
Los pobres se convierten en el centro de la reflexión.
Temas claves: El Éxodo, el “valle de lágrimas”, el Jesús histórico.
Hermenéutica:
La interpretación de la Biblia era militante y desde las bases.
Se enfatizaron los textos de la liberación sobre otros textos.
Tarea: redescubrir a las mujeres bíblicas como actoras claves en la historia de la libera-
ción (Sara, Miriam, Ruth, Ester, Débora, Judit, Magdalena, María, las parteras de Egipto,
Agar) –todo esto se llevó a cabo sin ver el contexto patriarcal del texto en sí mismo (por
ejemplo, la historia de Judith).
Lenguaje Inclusivo:
No hay consciencia del lenguaje sexista.
La divinidad es masculina.
La palabra “feminista” es rechazada como un concepto foráneo impuesta por el Norte.
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Contexto Eclesiástico/Teológico:
La polarización ideológica se agudiza: CLAI v/s CONELA: documentos Vaticanos conde-
nando la teología de la liberación.
Los teólogos de la liberación se interesan en la “perspectiva de las mujeres”.
La teología de la liberación se vuelve más receptiva del tema de las “mujeres” per se.
Temas claves: teología de la vida v/s teología de la muerte; idolatría; martirio; espiritua-
lidad de la liberación.
Hermenéutica:
Interpretación Bíblica: ver cada texto desde la perspectiva de las mujeres.
Búsqueda de imágenes femeninas de Dios (madre/padre; el Espíritu Santo como femeni-
no).
Compromiso para feminizar la teología, para combinar la justicia con la ternura.
El trabajo bíblico centrado en: valorizar lo ordinario, el placer, el juego. Re-interpretación
de las virtudes tradicionales unidas a las mujeres: maternidad, ternura, sacrificio, com-
promiso.
Confrontación con los textos patriarcales: Insistencia en que no son normativos.
Reconstrucción de los textos: comienza a cuestionarse la autoridad de la Biblia.
Lenguaje Inclusivo:
Dios como “madre/padre”, como “él/ella”
Identificación con la palabra “feminista” se hace más común.
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Contexto Eclesial/Teológico:
Estancamiento de las CEBs.
Crisis eclesial dentro del Protestantismo y el Catolicismo.
El documento de Santo Domingo es débil (Católico).
El documento de la CLAI III es débil (Protestante).
Crecimiento increíble del Pentecostalismo.
Nuevas energías provenientes del movimiento indígena (aniversario de los 500 años).
Chiapas: grito de la concentración, “una sociedad donde todos/as cabemos”.
El movimiento de las mujeres se fortalece, así como el movimiento Negro.
Temas claves: el mercado y los dioses del sacrificio; la nueva evangelización: ecología y
la tierra; diálogo con otras religiones.
Opción por los pobres se convierte en la opción por el otro/la otra empobrecido/a.
Hermenéutica:
El cuerpo/lo cotidiano es considerado como categoría hermenéutica.
Llamado a una lectura no sacrificial de la redención.
Temas claves: la fiesta, la alegría, el encarnarse, la sexualidad.
La teoría de género aplicada a los textos bíblicos.
Reconstrucción creativa de los textos para escuchar las voces pérdidas de las mujeres.
El gran desafío: Re-inventar a toda la teología cristiana en relación a los conceptos de
Dios, Jesús, Trinidad, pecado, redención: Esta reconstrucción va más allá de lo que hoy
se considera “ortodoxo”.
La pregunta clave en esta fase: ¿ Cómo puede articularse una hermenéutica feminista que
toma en consideración los problemas básicos de nuestros pueblos empobrecidos?
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Lenguaje Inclusivo:
Nombres no sexistas para la divinidad (energía, misericordia, compasión infinita, gra-
cia).
Los términos “feminista” y “ecofeminista” son ahora comúnmente aceptados.
(*Gebara y Tamez insisten que estos no son períodos fijos; a menudo dos fases se contra-
ponen en el mismo país, área o iglesia).
Mi Propia Trayectoria
En 1996, cuando descubrí la sistematización de Elsa Tamez, me inspiré para revi-
sar mi propia trayectoria de vida que tiene un paralelo muy cercano con las “tres etapas”
de la teología feminista en la región que ella e Ivone Gebara exponen.11 Como la clave
para hacer teología feminista es la propia experiencia, he pensado apropiado compartir
algo de mis propias idas y venidas.
Unas pocas notas preliminares: nací en una mañana de Mayo en 1942 dentro de
una familia muy unida, en un pequeño pueblo del medio-oeste de los Estados Unidos
famoso por su equipo de fútbol de la escuela secundaria. Mis abuelos y sus hijos y nietos
vivían todos en la misma cuadra. Fuimos todos a la misma parroquia, que también pro-
porcionaba la mayoría de nuestra vida social. Fui siempre a una escuela católica donde
me sentí increíblemente atraída hacia las religiosas que me enseñaron.
Entré al convento después de la secundaria y pasé tres años en el noviciado en la
parcela de la Casa Madre en el oeste de Pennsylvania. En esos años, mi oración era “Que-
rido Dios, ayúdame a permanecer con este grupo tan dedicado”. Mis compañeras novicias
(¡éramos 40!) eran un grupo sano, feliz y las religiosas encargadas de nuestra formación
eran preocupadas y cariñosas. Siempre uniré mi búsqueda continua por una comunidad a
la experiencia entre las religiosas de la Humildad de María. Pertenecía de esta comunidad
por 14 años.
Después del noviciado, me enviaron a la universidad con la idea de que me con-
virtiera en una maestra de secundaria. A muchas de nosotras nos mandaron a estudiar
en ese tiempo para aprender español, porque la comunidad, respondiendo al llamado de
Juan XXIII para re-cristianizar a nuestro “continente hermano” de Latinoamérica, había
abierto recién una misión en Temuco, Chile para trabajar con las mujeres Mapuches.
Después de graduarme en la universidad, enseñé español y ciencias sociales por
cuatro años en una de las escuelas más importantes de la comunidad para jovencitas
adineradas. Hice muchas cosas en esos años agitados, pero dos cosas sobresalen en par-
ticular: El llevar un bus llenó de estudiantes al otro lado del país para vivir por un mes
11 Mary Judith Ress, ed. “Elsa Tamez: Tres fases de la teología en América Latina,” Con-spirando: Revista latinoa-
mericana de ecofeminismo, espiritualidad y teología #18 (Diciembre, 1996), pp. 2-12. Después de presentar la
descripción de cada fase, hice una reflexión sobre “donde estuve yo” en cada etapa, siguiendo la metodología
de reflexionar sobre la propia experiencia (praxis).
Con-spirando ● 25
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con los trabajadores agrícolas migrantes liderado por el carismático César Chávez; e ir con
un montón de muchachas a México en los veranos (uno de ellos a España) para estudiar
español. Sin embargo, alrededor de mi tercer año como profesora secundaria, me estaba
poniendo inquieta. ¡No se puede estar con estudiantes de secundaria para siempre! En
1969, postulé a una beca para estudiar en la universidad de Hawai, con tres meses de
trabajo de campo en India, y me la dieron. Pero, como es la suerte, después de un mes de
recibir la beca, la Madre Superiora de la comunidad me llamó y me dijo que una de las
religiosas dejaba la escuela y me pidió posponer la beca y re-postular el siguiente año.
Lo hice, pero no me volvieron a dar la beca. Para recuperarme decidí unirme al Equipo
Misionero de Cleveland para ir a El Salvador. A través de los años, he contemplado esta
“suerte” de negárseme la posibilidad de estudiar en India y del cómo en lugar de eso fuí
a El Salvador. Así, esa decisión de “rebote”, determinó mi vida: he vivido y trabajado en
Latinoamérica—con algunos intermedios cortos—desde 1970.
Antes de continuar con la vida en Latinoamérica, quiero señalar el desarrollo de
mis imágenes de lo divino, porque tendrán una comparación con las de las mujeres que
entrevisté en mi investigación. Habiendo crecido en la tradición Católica pre-Vaticano II
de los años ´50, mi primera imagen de lo Divino es María, la Madre de Dios y la Madre de
Cristo. María fue verdaderamente mi madre: me acerqué a ella para ser consolada cuando
me sentí herida o confundida. Todas mis oraciones y peticiones eran para ella, porque
–como la teología popular de esos tiempos enseñaba- “se llega a Jesús por María”. Ella
era la mediadora por excelencia, porque ¿cómo podría Cristo rechazar algo si se pedía en
nombre de su Madre? Cuando yo era niña, Dios Padre era un ser remoto (supongo que
era como el legendario viejito de barba, como el de Miguel Ángel, pero no puedo decir
que tengo una visión muy vívida o interés en esta fuerza lejana). Jesús, por supuesto,
era Jesús, y le seguía fielmente a través del ciclo litúrgico en su nacimiento, niñez, vida
pública, sufrimiento, muerte y resurrección. Pero para decir la verdad, aunque el hijo de
Dios y de algún modo también Dios, él era al final sólo el hijo de María.
No puedo dejar de enfatizar la importancia de María como mi imagen raíz de
la Divinidad. Mi niñez estuvo marcada por el mes de María (su coronación, sus altares,
sus novenas) –todo en el contexto del ciclo litúrgico de mi parroquia, “Santa María”, que
era conocida por celebrar todas las fiestas Marianas con gran pompa y circunstancia. En
mi adolescencia, me uní a la Sodality, una organización cuyos miembros se consagran
a sí mismas de una manera especial a María, y llegué ser uno de sus líderes. A través de
la Sodality me sentí llamada a servir a los más pobres y desafortunados –en el espíritu
de María (y su hijo) me metí en una variedad de servicios apostólicos. A través de todos
estos años habían modelos fuertes de mujeres en mi vida, cuya devoción a María –y amor
a la vida—me inspiraban continuamente: por supuesto estas eran las religiosas que me
enseñaron a través de mi niñez católica. Como saben, me sentía muy atraída por el estilo
de vida d las monjas y ingresé a la vida religiosa.
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La congregación a la que entré también tenía una devoción especial a María. Por
muchos meses durante mis años de noviciado me consagré secretamente como “esclava
de María” (una serie de prácticas medio macabras enseñadas por un santo francés, Luis
De Monfort), hasta que mi Maestra de Novicias lo supo y me prohibió mi “esclavitud”.
Ahora con la riqueza de la investigación feminista sobre la represión patriarcal
de la imagen de la diosa en nuestra historia como especie humana, estoy capaz de poner
mi devoción Mariana dentro de esta nueva perspectiva.
Sin embargo, con mi entrenamiento religioso en el convento, se me introdujo de
una forma más rigurosa al Jesús de los Evangelios, tanto como a un entendimiento mayor
de la teología de la Trinidad. Jesús pasó a ser un personaje central: fue él quien nos pre-
sentó a su Padre como “abba”, fue él quien nos dejó su Espíritu para que nos acompañe
siempre. Pero no sólo pasó a ser una figura atractiva, él se convirtió en mi “esposo”. (Mi
formación en el convento está justo en la cúspide que divide una teología del Vaticano II
más basada en las Escrituras, de una teología más piadosa donde las religiosas se conver-
tían en “las novias de Cristo”). Recuerdo claramente que en el día de mis primeros votos
tuve una experiencia mística de estar siendo “casada” para siempre con este dios-novio
quien, por amarme de una manera especial, me pediría muchas cosas (“a quien más ha
recibido, mucho se le pedirá”). Y así, a la edad de 21 años, consciente de mi anillo de
desposada, salí a salvar el mundo para Cristo.
Al mismo tiempo, el Concilio Vaticano II estaba llevándose a cabo, junto con una
erupción de Encíclicas Sociales Católicas de los Papas Juan XXIII y Paulo VI, pidiendo a
la iglesia “abrir las ventanas” para que entrara el Espíritu de justicia y compasión. Algo
clave en esos tiempos era la convicción de que la iglesia no era una estructura o institu-
ción sino el “pueblo de Dios” peregrinando. Siempre un producto de mis tiempos, me
convertí en una entusiasta católica del Vaticano II, predicando, enseñando y tratando de
poner en práctica la nueva doctrina social de la iglesia. Nutrida por un ciclo litúrgico
simple y más entendible donde la Misa realmente se convertía en una comida compartida
entre amigos, me encontré a mí misma envuelta en los movimientos de derechos civiles,
en el movimiento en contra de la guerra de Vietnam y, como mencioné antes, en el boicot
de la uva que pedía un sueldo más justo para los trabajadores/as agrícolas migrantes.
Radical hasta la médula, gradualmente cambié el hábito y el velo por unos jeans y una
polera. Y, ya en 1970 (de una manera no del todo altruista, porque había recién perdido
la oportunidad de ir a Hawai y la India) decidí que la forma más auténtica de vivir mi
compromiso con el evangelio era convertirme en una misionera en América Latina.
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me sobrepasaba. Tenía 28 años y mi único desarrollo como misionera era que fui una
profesora de español de secundaria y, que tomé en serio la doctrina social de la iglesia.
Todavía recuerdo el anochecer de mi llegada a El Salvador. Algunos de mis futu-
ros compañeros de equipo me recibieron en el aeropuerto en un jeep y, después de lo que
parecieron horas rebotando en caminos montañosos bajo una lluvia, llegamos a un lugar
que parecía ser el fin del mundo donde me bajé rápidamente del jeep sólo para encon-
trarme hundida hasta las rodillas en el barro y la mugre. (No hay que preguntarse por qué
hay tantas bromas suaves dirigidas a misioneros/as. Vestida como estaba, con mi mejor
ropa dominguera de “monja moderna”, no podía haber sido más opuesta a esos poblado-
res en ese pequeño pueblo de Chirrilagua. Verdaderamente una criatura de otro planeta.)
Estaba tan aliviada de haber llegado finalmente que no lloré por mi baño de barro. Sin
embargo, cuando me desperté a las 4:30 am la mañana próxima, con gente conversando
amablemente fuera de mi ventana, lloré de verdad. Rápidamente aprendí que debido al
calor, las mejores horas para socializar son las de antes del amanecer, e incluso yo, que
toda mi vida he odiado levantarme temprano, me encontré levantándome a esas horas
para caminar en la brisa refrescante y visitar a la gente –quienes ya están en pie y listos
para empezar un nuevo día.
Llegué a El Salvador como una monja joven, idealista, pronta a servir a los po-
bres. Como había sido muy popular como profesora de secundaria en los EEUU, di por
hecho que tendría el mismo éxito trabajando con los jóvenes en los barrios. Sin embargo,
rápidamente me di cuenta que ahora me encontraba en un mundo diferente donde la
pobreza era tan aguda que los niños realmente se morían de hambre y enfermedades. Rá-
pidamente aprendí que en El Salvador estaba siendo confrontada con estructuras injustas
tan metidas en el mismo aire que respirábamos que sólo una revolución podría cambiar
el status quo opresivo.
Sólo estuve en El Salvador por dos años. En ese tiempo trabajé con los y las jóve-
nes y formé un centro para jóvenes en la ciudad de La Unión que congregó a la mayoría de
los jóvenes del pueblo, hasta que el obispo –que también era capellán del regimiento- lo
cerró por ser “subversivo”. Después de ese gran impedimento, comencé a trabajar solidi-
ficando a las comunidades cristianas de base que el equipo misionero estaba formando en
La Unión y en los cantones aledaños. Otra religiosa y yo desarrollamos un programa de
dinámicas grupales para mujeres rurales porque pronto se hizo evidente que las mujeres
necesitaban poder expresar lo que estaban sintiendo, pues eran muy tímidas para hablar
en grupo.
Recuerdo muy claramente a los campesinos con quienes trabajé. Mientras iban
descubriendo su dignidad y su poder a través de una lectura militante del Evangelio, a
menudo nos decían que preferirían “morir parados que vivir de rodillas”. En mi memoria
tengo grabado para siempre el momento en que en esas primeras reuniones de la CEB en
El Salvador los agentes pastorales preguntábamos: “Hermanos y hermanas, ¿hay injus-
ticia en nuestro mundo?” Después venía una larga pausa y, finalmente, Si madre, hay
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Pasé tres años (1973-1976) en Huarochiri (población 2000 personas; altitud 3,200
metros) trabajando como agente pastoral. Enseñé en la escuela, trabajé con un grupo de
mujeres y ayudé a formar una cooperativa de consumo. (Aunque trabajé de cerca con
grupos de mujeres en El Salvador y Huarochiri, mi compromiso con el análisis feminis-
ta era sólo implícito, en tanto que mi compromiso primordial con la lucha de clase era
todo lo que importaba). También conocí de primera mano a la “iglesia de los pobres” y
aquellos que trabajaban en la teología de la liberación. Estábamos comprometidos con el
método de concientización de Freire y con el método de praxis del “ver, juzgar y actuar”
para poder ahondar en las raíces de la opresión con nuestra gente. En esos años, conocí
a Gustavo Gutiérrez y su círculo de cristianos que estaban desarrollando la teología de
la liberación y su práctica. David estaba profundamente metido en el movimiento de cu-
ras progresistas, ONIS, y ambos estábamos comprometidos con lo que todos llamábamos
“una nueva manera de ser iglesia”. Me refiero a mis años en Huarochiri como mi “tiempo
de contemplación” por la belleza impresionante de los Andes –y porque las gentes del
pueblo se iban al campo alrededor de las seis de la mañana y no volvían hasta las seis de
la tarde. Era difícil tratar de organizar cosas, por eso, caminé por los cerros y los valles de
esta parte majestuosa del planeta. Poco a poco me fui acercando a un pueblo y una cultura
rica en historia y tradiciones que me han marcado para el resto de mi vida.
En retrospectiva, admito que era muy dogmática en esos años. Las cartas a mi
familia y amigos están llenas de celo revolucionario y de una condenación al capitalis-
mo. Porfiadamente usaba mi “uniforme revolucionario” en todas partes –jeans, poncho y
botas. Me sentía super identificada con mi nombre bíblico, Judit del Antiguo Testamento,
que mató al opresor Holofernes para salvar a su pueblo.
La relación mía con David también se profundizó, pero él estaba muy comprome-
tido con su sacerdocio, así como los teólogos de la liberación entendían el sacerdocio en
esos días. (El sacerdote guerrillero, Camilo Torres todavía era una figura heroica para mu-
chos). Sin embargo, en 1976 el obispo de nuestra área, un hombre del Opus Dei, despidió
a todos los sacerdotes, religiosas y agentes pastorales trabajando en las seis parroquias de
arriba y abajo de los valles y nos reemplazó con sus propios misioneros de España. Esto
causó una gran crisis, no solamente para quienes estábamos involucrados, sino también
para la iglesia peruana. Al final, me volví a los Estados Unidos (con una terrible hepatitis)
y David, aunque dejó su comunidad religiosa, siguió siendo sacerdote y se fue a trabajar
en los campamentos mineros del sur de Perú.
Ya en los Estados Unidos, me encontraba en el punto más bajo en el que he estado
en toda mi vida. Hice un retiro con una buena amiga para desprenderme de David y rear-
mar mi vida. En el otoño de 1976 me fui a Nueva York donde me matriculé en la Escuela
de Investigación Social y saqué un máster en Economía. Para poder vivir, busqué amigos
en Maryknoll y supe que Sergio Torres, un sacerdote chileno y teólogo de la liberación en
exilio, estaba tratando de organizar grupos que estaban haciendo teología de la liberación
en los Estados Unidos. Así fue que trabajé como la “secretaria bilingüe” de Sergio Torres
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De algún modo pasé la mayor parte de esta década tratando de dar sentido a todo
lo que me había sucedido en la década anterior. Las experiencias de El Salvador, Huaro-
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chiri, Perú y Chile bajo la dictadura militar son suficientes como para escribir un diario
por el resto de mi vida.
Pero la vida no permanece quieta. A principios de 1982 nos encontramos en
Lima. David como director y yo como editora del semanario Latinamerica Press/ Noticias
Aliadas. Pasamos siete años allí informando sobre la iglesia y el mundo de los pobres en
América Latina –siempre, por supuesto, desde la perspectiva de la teología de la libera-
ción.
Pensando en retrospectiva sobre esos años, me doy cuenta cuán privilegiados
fuimos. Pudimos entrar en contacto con actores claves que estaban luchando por cambios
estructurales en la década de los ‘80, por un socialismo viable que tomara en cuenta las
idiosincrasias de América Latina. Fue durante esos años que descubrí cuánto me gusta-
ba escribir y editar. También tuve la oportunidad de entrevistar a muchos de los teólo-
gos claves de la liberación de la época: Gustavo Gutiérrez, los hermanos Boff –Leonardo
y Clodovis, Jon Sobrino, Sergio Torres, Diego Irarrázaval, Ronaldo Muñoz y otros. Al
mismo tiempo entrevisté comandantes en las áreas liberadas de El Salvador, a mujeres
que buscaban a sus seres queridos desaparecidos, a trabajadores pastorales, religiosas y
sacerdotes que estaban comprometidos con una “nueva manera de ser iglesia” entre las
comunidades pobres. Nuestro periodismo trató de mostrar la “otra cara” de la región que
las noticias oficiales ignoraban.
Con respecto a la evolución de mi consciencia feminista, en 1983 me uní a va-
rias mujeres que habían participado en un taller sobre El Patriarcado en la Iglesia en el
Segundo Encuentro de Feministas Latinoamericanas que se llevó a cabo fuera de Lima,
para formar lo que sería el Círculo de Feministas Cristianas Talitha Cumi, un colectivo de
mujeres comprometidas con la reflexión desde un punto de vista feminista sobre las te-
máticas de la fe y la sociedad. Este grupo de mujeres pasó a ser mi comunidad durante los
años que viví en Lima. Dos de las fundadoras de Talitha, las religiosas de Maryknoll Rosa
Timothy Gavin y Rosa Dominga Trapasso, (las famosas “Rosas de Lima”), fueron mento-
ras muy importantes para mí a través de los años. Fue con estas mujeres que comencé a
ver las implicancias del patriarcado –especialmente en la forma que existe en la Iglesia
Católica e incluso dentro de la teología de la liberación. También fue con las Talithas
que comencé a buscar imágenes de lo Sagrado más relevantes que pudieran alimentar
mi espiritualidad. Poco a poco, empecé a cuestionar la ausencia obvia de mujeres entre
los teólogos de la liberación, así como la ausencia de temas reflexionados por la teología
de la liberación que se relacionaran directamente con la vida de las mujeres vulnerables
(por ejemplo, la ética sexual y la violencia doméstica). Al final de la década estuve muy
involucrada en las propuestas que venían de la teología feminista y sus desafíos a la teo-
logía de la liberación. Para decir verdad, me había cansado de ver tanto martirio, tantos
llamados al sacrificio para sacar adelante una revolución que parecía no llegar nunca.
Dejamos Lima en 1989 y nos fuimos a Roma donde David se convirtió en el Se-
cretario Ejecutivo de IDOC (una organización establecida después del Concilio Vaticano
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II para seguir la implementación del los documentos del Concilio) y yo fui nombrada
editora de la revista bimensual IDOC Internacional. Se suponía que debíamos devolverle
la vida a una organización que estaba muriendo—lo que al final no se pudo hacer. Sin em-
bargo, mi trabajo era interesante porque debía dar un nuevo enfoque a la revista: ecología
y teología dentro de una perspectiva del Sur. Ese trabajo ha sido una de las sincronicida-
des inesperadas de la vida: en ese orden comencé a re-acomodar la visión del mundo y mi
lugar dentro de la gran historia del universo. Pero las repercusiones de esto sólo se verían
en la próxima década.
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Comparado con las décadas de 1970 y 1980, ahora me doy cuenta que no tengo
Grandes Proyectos por los cuales luchar, aunque debo admitir que me siento atraída por
la idea de ser parte de una bioregión, un “pueblito ecológico”, un “jardín compartido”.
Sigo buscando un modelo económico y cultural sustentable que pueda ser una alternativa
al capitalismo neo-liberal imperante. Trato de comer en la base de la cadena alimenticia;
estoy comprometida con el reciclado, el compostaje, el huerto orgánico, a usar más el
autobús y no tanto el vehículo personal. Sin embargo, debo admitir que ha sido David
quien me empujó a hacer estas cosas y con frecuencia soy un fracaso total como ecolo-
gista practicante. Todavía me encanta planificar y celebrar rituales que tratan de capturar
dónde estamos en nuestro proceso—a través de los años estos rituales contienen menos
palabras y más del lenguaje del cuerpo a través del uso de la danza y el movimiento más
libre.
También reconozco que, más que nada, soy una mujer en búsqueda de respuestas
cada vez más auténticas sobre el sentido de la vida. Hoy me siento muy incómoda con el
androcentrismo y antropocentrismo que encuentro en la doctrina central del cristianis-
mo. Pero no me considero a mí misma post-cristiana. Soy una peregrina que, junto con un
creciente número de otras caminantes, está buscando respuestas teológicas/cosmológicas
post-patriarcales que nos dan energía y placer para estar vivas en la historia en este pe-
queño rincón del planeta.
Queridas: somos terrícolas y tanto nuestra historia como nuestro futuro están co-
nectados radicalmente con el destino de este planeta frágil y verde que llamamos nuestro
hogar. Estamos entrando en una extraña época nueva, donde ojalá los humanos nos co-
nectemos en una escucha profunda. Una escucha de voces olvidadas por mucho tiempo:
la de los mares, los ríos, las montañas, el bosque, las estrellas, la luna; aquellas que nos
llegan por nuestra memoria genética –nuestros ancestros, tanto humanos y no humanos;
la de nuestros cuerpos –el mío, el tuyo, la amiga que ha sido abusada, el nuevo bebé, los
jóvenes, la viejita desgastada y con arrugas, la Tierra misma. Aquí es clave un sentido más
amplio de hermandad. De una forma muy real, no existe el otro/la otra—la otra soy yo
misma porque todos venimos de la misma fuente; al final todos somos terrestres.
Tengo la sensación de que mi sentido de quién soy se está expandiendo. Yo no
soy sólo esta individua cuyo nombre es Judy, este maravilloso conglomerado de energía;
soy también memoria y posibilidad. A veces experimento destellos de este yo y ahí me
doy cuenta que soy mi abuela, una mujer Paleolítica compartiendo su sueño con la tribu
alrededor del fuego en la noche. En esos momentos sé que estaré presente en mis nietas y
bisnietos. Mi sentido de la comunión (común unión) llega a ser más físico, más real. “So-
mos lo que comemos” decía el viejo Feuerbach. Debo confrontar el hecho que, como las
otras especies, los humanos vivimos y morimos, comemos y somos comidos. Todos los
miembros de la comunidad de la Tierra se alimentan los unos de los otros y la muerte de
uno da vida y nutrición a otros, lo que al final crea una íntima y profunda reciprocidad.
De algún modo, eso es suficiente.
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estamos siendo prisioneros de una manera de vivir, de una manera de producir y con
una relación con el medio ambiente que implica la violencia sistemática contra las perso-
nas, las clases sociales, los países, los ecosistemas y la Tierra misma. Concluye diciendo:
“La opción por los pobres—el sello de la teología de la liberación—debe ser integral:
todos los pobres con sus muchos rostros, y la mayor pobre, la Tierra, conocida como
Gaia, Pachamama y la Gran Madre. Es importante liberar a todos. Pero hay prioridades.
Primero está la urgente necesidad de liberar a la Tierra a través de una verdadera revo-
lución en nuestro paradigma de relacionalidad con ella (…). Esto sugiere un paradigma
holístico basado en la reverencia, el respeto y el cuidado por su biodiversidad, integridad
y belleza.”19
La expansión de Boff en la “opción por los pobres” para incluir a la Tierra misma
causó un gran altercado entre él y su hermano Clodovis en una de las sesiones plenarias
del Congreso. Clodovis Boff representa a aquellos teólogos de la liberación que encuen-
tran la aceptación de Leonardo Boff de la nueva cosmología peligroso para el tradicional
compromiso de la teología de la liberación con los pobres y marginados. En las palabras
de Gustavo Gutiérrez, ¿dónde dormirán los pobres? Son las grandes mayorías pobres de
América Latina que siempre han sido el enfoque central de la teología de la liberación.
Hay un temor creciente entre los teólogos de la liberación de que la vida concreta de los
pobres no será más el centro de su teología, o que se diluirá con nuevos “paradigmas”
como éste cosmológico, donde el tema de los pobres parece perder su notoriedad teoló-
gica y ética.20 Es muy probable que el debate sobre cuán ampliamente pueden interpretar
los teólogos de la liberación la opción por los pobres y todavía ser considerados como
haciendo teología de la liberación esté destinado a continuar.
José Comblin, otro pionero de la teología de la liberación es más directo en su
evaluación del futuro de la teología de la liberación: “La teología de la liberación se en-
cuentra en un punto muerto, nada nuevo está saliendo de ella… no hay más interés en la
teología”.21 Comblin es pesimista sobre los logros de la teología de la liberación. A sus 80
años se siente muy libre para ser directo. El dice que la gran razón para un estancamiento
en los deseos de la gente para participar en las comunidades eclesiales de base (CEBS) ha
sido la llegada de la televisión. Más puntual aún, nos dice que el movimiento de las CEBs
no salió de la gente sino de los agentes pastorales que vieron en ella una nueva forma de
iglesia y la promesa de una nueva sociedad. Cuando esas esperanzas se frustraron, los
agentes pastorales no continuaron con ellas. Encuentra que las CEBs están llenas de cleri-
calismo y por lo tanto condenadas a marchitarse en las ramas. Nota que los católicos junto
con todos los demás, están consultando a otras tradiciones de sabiduría y construyendo
sus propias síntesis de creencias.
19 Ibid, p. 86.
20 Marclo Fabri Dos Anjos, “Teología en América Latina: Cambios y Alternativas”, Alternativas, No 18/19. p. 40.
21 José Comblin, Called for Freedom: The Changing Context of Liberation Theology. Maryknoll, New York: Orbis
Books, 1998, p. 203.
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22 Ibid, p. ix.
23 Ibid, p. 55.
24 Ibid, p. 57.
25 Ibid, p. 78.
26 Ibid, p. 80.
27 Ibid, pp. 181-182.
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tianismo: ¿cómo era el cristianismo primitivo?, ¿por qué cambió?, ¿cómo podemos volver
a sus raíces?
La evaluación franca de Comblin refleja lo que otros análisis han mostrado. Aun-
que el problema de la pobreza, la marginalidad y la desigualdad en la distribución de
los ingresos se han exacerbado, hay un cambio creciente en la consciencia: la situación
actual de opresión no es sólo el resultado del capitalismo, sino de un sistema que tiene
más de 5000 años que hoy llamamos “patriarcado”. Aunque la teología de la liberación ha
sido perseguida por más de un papado conservador, ésta no es la causa mayor de su apa-
rente caída. El colapso del socialismo histórico ha significado la pérdida de un horizonte
utópico, sin el cual se hace difícil que los y las activistas de la teología de la liberación
se enfoquen, movilicen o sostengan una lucha por un mundo más diferente y justo. Ese
mundo debe ser capaz de imaginarse y en este momento de la historia no puede ser. Una
revolución no puede sobrevivir sin una visión utópica. Y hoy en día, las antiguas consig-
nas y símbolos que una vez energizaron a una generación de activistas de la teología de
la liberación simplemente ya no evocan la energía revolucionaria que tuvo. Pareciera que
nuestros sueños están cambiando, y hay un profundo cambio histórico sucediendo.
Algunos verían este cambio como un llamado a profundizar y mirar problemáti-
cas que la teología de la liberación no vio, buscando nuevos paradigmas y nuevas fuentes
de inspiración para la acción. Muchos teólogos de la liberación verían esto como una ex-
periencia de enriquecimiento, mientras que otros dirían que las preguntas provenientes
de las perspectivas feministas y cosmológicas van más allá del compromiso básico de la
teología de la liberación por los pobres. Estas nuevas perspectivas incluyen no sólo un
análisis del capitalismo neo-liberal como la causa de la opresión, sino también la más
antigua opresión del patriarcado; cuestionando los teísmos tradicionales con un Creador
omnipotente, antropomórfico; confrontando el persistente dualismo que separa la mente
de la materia, la naturaleza de lo sobrenatural, a los humanos del resto de la comuni-
dad de la vida. Al mismo tiempo es importante subrayar que la teología de la liberación
fue clave para aquellos que se habían adelantado hacia nuevas perspectivas teológicas—
verdaderamente abrió la posibilidad de soñar en nuevas maneras. También es necesario
reconocer que las realidades de pobreza, injusticia y opresión que la teología de la libera-
ción enfrentó en los años ´70 y ´80 no han desaparecido y la sangre de los mártires todavía
sigue clamando. Pero también hay nuevos desafíos y problemas urgentes que es necesario
enfrentar.28 Entre ellos están:
• ¿Podemos hablar de los pobres y sus descendientes heredando la Tierra que
está devastada y envenenada, privada de tantas presencias espirituales?
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• ¿Podemos vivir una opción por los pobres sin redescubrir nuestra relación pro-
funda con todos los seres vivientes, nuestra pertenencia espiritual con lo salvaje-
mente creativo, profundamente espiritual, la red interdependiente e impenetra-
ble que llamamos el Cosmos?
• ¿Podemos estar al servicio de los pobres en Latinoamérica, la mayoría de ellos
mestizos, sin absorber más profundamente la sabiduría religiosa de su herencia
indígena ignorada por tanto tiempo?
• ¿Puede el amor a las personas sostenerse sin un descubrimiento profundo de
nuestros cuerpos, o del poder sanador y animador de la ternura y la sensuali-
dad?
• ¿Podemos esperar que los pobres se empoderen sin enfrentarnos con la temática
de género, nuestros hábitos jerárquicos, nuestra hambre occidental de controlar?
• ¿Puede nuestra solidaridad dar fruto si nuestra lealtad es hacia una deidad in-
mutable y antropomórfica con un plan ya diseñado para el futuro de la humani-
dad?
• ¿Pueden las imágenes de dios de los teísmos tradicionales llenarnos de energía,
la pasión quemante requerida para enfrentar estos desafíos históricos?29
29 David Molineaux, Notas sobre el estado actual de la teología de liberación latinoamericana. Ponencia dada a la
Conferencia “Call to Action”, Los Angeles, julio, 2002.
30 María Arcelia González Butrón, “Efectos de la globalización neoliberal en algunos aspectos de la vida de las
mujeres: Una mirada desde América Latina y el Caribe” en Tamez, La sociedad que las mujeres soñamos, San
Jose, Costa Rica, DEI, 2001, pp. 17-38.
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Una de las críticas más severas que las teólogas eco/feministas tienen contra la
teología de la liberación histórica es el evitar el estudio de temas relacionados con los
derechos sexuales y reproductivos, especialmente cuando éstos afectan a las mujeres
pobres. La académica feminista finlandesa Elina Vuola ha analizado este vacío en su
libro, Los Límites de la Liberación, donde alega que las posturas de los teólogos de la
liberación latinoamericanos sobre ética sexual no han evolucionado de las enseñanzas
católicas tradicionales que reflejan la mirada misógina de la iglesia sobre las mujeres. Y,
sin embargo, hace notar: “una de las primeras causas de muerte para las mujeres en edad
reproductiva de todo el Tercer Mundo, incluyendo Latinoamérica es las complicaciones
después de abortos ilegales, (pero) la prevención de la muerte de las mujeres pobres no
ha sido una parte explícita del “programa” de los teólogos de la liberación al defender a
los pobres.”31
Para Vuola, el concepto de “los pobres” en la teología de la liberación es un
concepto vago y homogenizado. Hasta hace muy poco los pobres eran definidos princi-
palmente en términos económicos y como sujetos productivos y políticos.32 Ella señala
que: “ha habido un vacío causado por un bostezo en la teología de la liberación que
tiene que ver con la corporalidad humana, la sexualidad y la ética sexual. El derecho
de un sujeto femenino a su cuerpo y sus ‘funciones fisiológicas’ han estado ausentes”.33
Pareciera que hay una inhabilidad para ver los problemas “domésticos” como proble-
mas “reales”, dadas las supuestamente más urgentes luchas por sobrevivir de las ma-
yorías pobres. Es más, las desiguales luchas de poder que existen entre hombres y mu-
jeres han sido en gran parte ignoradas. Esto, acusa Vuola, subraya la desconexión de
la teología de la liberación entre teoría y práctica: “No se dice nada sobre la realidad
de los abortos ilegales ni de las altas cifras de violencia doméstica ni de los hogares
donde la mujer hace de cabeza, que son algunos de los problemas más urgentes de las
mujeres latinoamericanas.”34 Concluye diciendo que la ética sexual es un área donde
los teólogos de la liberación están lejos de sus ideales y métodos declarados como una
teología orientada a la praxis que considera como algo clave el razonamiento ético y la
acción. “El prevenir la muerte de las mujeres pobres no ha sido una cosa explícita del
programa de los teólogos de la liberación para defender la vida de los pobres. La razón
es que ‘los pobres’ están vistos principalmente como sujetos productivos, entendidos
en el marco marxista del análisis de clases y, no como sujetos que viven en un cuerpo, con
género y que se reproducen.”35
31 Elina Vuola, Limits of Liberation: Praxis as Method in Latin American Liberation Theology and Feminist Theology.
Helsinki: Suomalainen Tiedeakatemia, 1997, p. 18.
32 Se puede ver claramente la evolución de eso en Mysterium Liberationis: Fundamental Concepts of Liberation
Theology. Ignacio Ellacuria, S.J. y Jon Sobrino, SJ, eds. Maryknoll, New York: Orbis Books, 1993.
33 Vuola, p. 88.
34 Vuola, p. 183.
35 Vuola, p. 218.
Con-spirando ● 41
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La teóloga feminista mexicana Pilar Aquino habla de lo mismo: “El enfoque teo-
lógico masculino ha escondido las relaciones opresivas que se viven en el área privada
y ocultado relaciones de dominación practicadas en la esfera doméstica, donde son las
mujeres que siempre se llevan la peor parte. Para una visión androcéntrica, la vida común
de todos los días no tiene valor epistemológico, tampoco forma parte de sus intentos para
entender el horizonte de la realidad, es decir, no tiene influencia al hacer teología. Lo
que aquí ocurre en verdad es que el enfoque teológico masculino entrega un carácter de
naturalidad a la vida diaria privada.”36
La crítica a la visión androcéntrica de la teología de la liberación ha salido a
la palestra en la tercera fase de la teología eco/feminista. La teóloga ecofeminista Ivone
Gebara dice que a pesar que la teología feminista apoya la crítica que la teología de la
liberación hace al universalismo centrado en Europa, nos señala también que la teología
de la liberación es culpable de un similar universalismo masculino y androcéntrico—el
resultado de una formación basada en la filosofía y teología Aristotélica y Tomista en la
cual la mayoría de los hombres teólogos de la liberación (que también son clérigos, enfa-
tiza) han sido formados. Ella dice que es aquí donde las dos perspectivas tienen el mayor
conflicto. La teología ecofeminista se apoya en diversas fuentes filosóficas y lleva a cabo
sus investigaciones fuera de los círculos clericales y en los márgenes de los centros ecle-
siales de poder.37 El cuadro de referencia de la teología de la liberación continúa siendo
uno que subraya la discontinuidad entre la vida de Dios y la vida humana. Gebara man-
tiene que: “el carácter fundamentalmente antropocéntrico y androcéntrico de la teología
de la liberación aparece fuera de cuestionamiento. Habla de Dios en la historia humana,
un Dios que al final sigue siendo el Creador y el Señor. (…). Pareciera que no necesita re-
examinar las bases cosmológicas y antropológicas de la fe cristiana. Reafirma la bondad y
la justicia del ser de Dios sin preguntarse sobre las repercusiones, a través de la historia
humana, de las imágenes tradicionales o históricamente condicionadas de Dios.”38 (Voy a
volver a estos argumentos de nuevo en el Capítulo III cuando revise el entendimiento de
Gebara sobre el ecofeminismo).
Hay dos corrientes muy claras dentro de la tercera etapa de la teología feminista
latinoamericana. El ecofeminismo holístico y la hermenéutica bíblica feminista. Las dos
no se excluyen, y pueden verdaderamente complementarse la una a la otra. Pero esas aca-
démicas feministas que están trabajando para re-interpretar los textos bíblicos desde el
punto de vista de la hermenéutica feministas están, quizás, más comprometidas que sus
pares ecofeministas en redimir la tradición bíblica de sus interpretaciones patriarcales.39
De acuerdo a la biblista feminista colombiana, Carmiña Navia, el estudio bíblico femi-
36 Vuola, 146.
37 Ivone Gebara, “Ecofemenismo: Algunos desafíos teológicos”, Teología con rostro de mujer, Alternativas, No.
16/17. Managua: Editorial Lscasina, 2000, pp. 174-175.
38 Ivone Gebara, Longing for Running Water: Ecofeminismo and Liberation. Minneapolis: Fortress Press, 1999. Pp.
46-47.
39 Carmiña Navia Velasco, “Teología desde la mujer, un paradigma fértil”, Alternativas No 16/17, p. 134.
42 ● Con-spirando
nista está vivo y caminando en América Latina. Ella informa que hoy no se trata sólo de
re-leer textos desde la crítica feminista, sino de buscar y examinar las Escrituras en temas
que van desde lo relacionado con el cuerpo, la violencia y la paz. Menciona a biblistas
feministas como Alicia Winters, Tania Sampaio, Elsa Tamez, Irene Foulkes y a sí misma,
entre otras, como protagonistas de esto y, cita la revista bíblica Ribla, publicada en Costa
Rica, como la principal fuente de publicación para el trabajo de estas académicas.40 Otra
biblista feminista, la académica brasileña Metodista, Nancy Cardoso, debería también ser
mencionada aquí.
Para Navia, el ecofeminismo en Latinoamérica es especialmente rico al ofrecer
una espiritualidad más vibrante a la región, donde hay “una completa reconciliación
con el haber nacido mujer; un re-descubrimiento de la propia genealogía femenina y
el rol jugado por las madres, abuelas, tías, etc. en la transmisión de la fe; una gozosa y
completa reconciliación con nuestros cuerpos; una búsqueda de formas alternativas de
ternura y; sobre todo, una recuperación y un re-hacer de los símbolos tradicionales de lo
sagrado.”41 Aquí ella menciona las contribuciones hechas por Ivone Gebara y el Colectivo
Con-spirando.
Esta segunda corriente, el ecofeminismo, con sus implicancias hacia la teología,
la ética y la espiritualidad será el tema de los capítulos siguientes.
40 Ibid., p. 134.
41 Ibid., p. 135.
Con-spirando ● 43
44 ● Con-spirando
Todos los seres han sido mi madre en algún momento.
-Enseñanza Budista1
Capítulo II
Ecofeminismo: Una Genealogía
1 Kolbenschlag, p. 126.
Con-spirando ● 45
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
Introducción
Hay una historia—antigua y nueva a la vez—que dice que somos terrícolas, que
nuestro pasado así como nuestro futuro están radicalmente conectados a la suerte de este
frágil planeta verde que llamamos nuestro hogar. Y es desde allí que voy a tratar de sedu-
cirles hacia las percepciones del ecofeminismo, un “recordar quiénes somos” algo que,
en verdad, ofrece una nueva visión utópica.
El ecofeminismo insiste que la interdependencia de todos los seres es la reali-
dad que constituye el Universo. Justo con la realización que estamos entrando al nuevo
milenio, pareciera haber una nueva urgencia para reconstruirnos como especie. El ser
“dueños del universo” nos deja con una sensación amarga de estar huérfanos de la matriz
de la cual evolucionamos. En realidad, poco a poco, está despertando en nosotros/as que
al ser partes de una totalidad más grande, esa gran totalidad también es parte de nosotros/
as y, es precisamente por la evolución de esa gran totalidad que ahora nos damos cuenta
cuán relacionados/as estamos con todo lo demás.
Los descubrimientos hechos durante los últimos 20 años en la física cuántica y
en la biología han cambiado radicalmente nuestras definiciones del origen y magnitud de
nuestro universo, así como el quiénes somos como especie humana. Un gran cambio de
paradigma está aconteciendo, que cuestiona nuestra actual manera mecanicista de enten-
der el universo y que nos lleva hacia la idea de una cosmología que está emergiendo, don-
de el universo material es visto como una red dinámica de eventos interrelacionados.
Para mí, el ecofeminismo es un nuevo término para una sabiduría antigua –una
sabiduría que todavía permanece dormida dentro de nuestras memorias genéticas. La
gran intuición del ecofeminismo es el despertar a la convicción de que todas las cosas
están interconectadas y por lo tanto revestidas de lo sagrado. El ecofeminismo vincula
la opresión de las mujeres y de las personas de color, a un sistema que es controlado por
la clase masculina que gobierna, e incluye la devastación del planeta como dos formas
de violencia que se refuerzan y alimentan mutuamente. Incluso más, las dos provienen
de un sentido terriblemente erróneo de la necesidad de controlar, de dominar a la otra,
a lo que es diferente (es decir la mentalidad patriarcal). Después de haber sido ambas la
fuente de la vida, las mujeres y la tierra, han llegado a ser recursos para ser usados—y
abusados—de la forma en que la estructura de poder lo desee.
Las ecofeministas se unen a todas aquellas personas que buscan una visión global
más holística que reconoce y celebra el tejido de la vida. Esta postura ecofeminista ubica,
a quienes se adhieren a ella con firmeza, en el debate postmoderno tanto como en la bús-
queda post patriarcal para un entendimiento más relevante y apasionado sobre quiénes
somos en relación a todo el cosmos. Esta postura nos ha relacionado con el esfuerzo para
redefinir tanto la divinidad como a la actividad humana. Estamos en búsqueda de una
cosmología, una ética y una espiritualidad más adecuada. El ecofeminismo enciende una
buena dosis de pasión y metas que espero poder comunicar en las líneas siguientes.
46 ● Con-spirando
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1 Mary Judith Ress, “Las Fuentes de ecofeminismo: una genealogía”, Ecofeminismo: hallazgos, preguntas, pro-
vocaciones. Revista Con-spirando, No. 23. (marzo, 1998).
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Usando este Esquema como guía, desarrollaré en este capítulo las fuentes de
influencias del ecofeminismo y, de cómo está relacionado con la teología ecofeminista.
Luego, en el capítulo III me concentraré en la teología ecofeminista latinoamericana como
ha sido desarrollada por la teóloga ecofeminista Ivone Gebara y por el Colectivo Con-
spirando.
El ecofeminismo combina ideas que provienen de la ecología profunda y el fe-
minismo radical o cultural. La ecología profunda, a su vez, ha estado influenciada por
los descubrimientos que vienen de la llamada “Ciencia Nueva” y por la originalidad del
pensamiento en cibernética. Esto ha evolucionado en una nueva manera de ver el uni-
verso, una nueva cosmología. A pesar de ser innovadora, esta cosmología descubre que
tiene mucho en común con la sabiduría olvidada de los pueblos originarios de la tierra
(cosmologías indígenas). Los y las ecologistas profundos nos llaman a organizarnos en
formas novedosas que sean más sostenibles y reflejen la capacidad de auto-protección
que tienen las bio-regiones de la tierra.
El feminismo radical/cultural mira los patrones culturales y la consciencia que
sustentan al patriarcado. Estas investigadoras feministas han descubierto grandes aportes
concernientes al desarrollo del patriarcado, a través del trabajo que se está haciendo en
la antropología feminista, especialmente al re-examinar los mitos y culturas de las diosas
antiguas. También han estado influenciadas por conceptos como el inconsciente colecti-
vo y los arquetipos como los desarrolló el psiquiatra Carl Jung. Las feministas radicales/
culturales están redescubriendo la sabiduría que habita dentro del cuerpo. Insisten en
que trabajemos por un mundo post patriarcal donde existan relaciones igualitarias entres
los sexos y también entre los humanos y el resto de la comunidad de la tierra.
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tos, valores, técnicas, etc. – compartidos por la comunidad científica y utilizados por esa
comunidad para definir problemas y soluciones legítimas”.2 Según Kuhn, los cambios en
paradigmas ocurren en rupturas rápidas, discontinuas y revolucionarias. Hoy, 40 años
después que él describía el cambio de paradigma que ocurría en del mundo científico
de la física cuántica, estamos siendo conscientes que esto era parte de un cambio mucho
mayor que iba a traer una profunda transformación cultural.
Otro precursor es el mismo Albert Einstein, este extraordinario ser humano del
último siglo que descubrió la teoría de la relatividad –como resultado de eso, hoy sabe-
mos que el universo se está expandiendo y por lo tanto que tuvo un comienzo. Este des-
cubrimiento abrió las puertas a otros científicos para comenzar a cuestionar la mentalidad
cartesiana; en la segunda mitad del siglo XX, los físicos cuánticos empezaron a ver que
dentro del mundo sub-átomico no había algo llamado “un elemento fundamental de la
vida”, porque “la materia” en el nivel sub-átomico se disolvía en patrones de ondas que
tenían un infinito número de probabilidades en términos de comportamiento. Parece que
la naturaleza está hecha de un complejo tejido de relaciones que comprometen al final
a un todo unificado. Esto causó una revolución en el mundo científico, cambiando las
definiciones de lo que es la base material para la vida.
Una tercera precursora es la bióloga marina Raquel Carson, que muchas han lla-
mado la primera “ecofeminista”. En 1962, escribió Silent Spring (Primavera Silenciosa),
hoy considerada la primera voz de alerta al mundo industrializado sobre la interconecti-
vidad de toda la vida en el planeta. Ella fue una voz pionera contra el uso del DDT, uno de
las pesticidas más dañinas para el medio ambiente. El DDT era fumigado sobre algunas de
las tierras más ricas en California para matar a los insectos. Carson decía que no se puede
matar a los insectos sin matar a los pájaros cantores, y no se puede matar a los pájaros
cantores sin envenenar a los niños. Carson explicó cómo los pesticidas se acumularían en
la cadena alimenticia, destilándose dentro de las aguas y el suelo y, así los químicos re-
partidos en los cultivos envenenarían a las aves, los animales y los humanos, creando así
una “primavera silenciosa”. La respuesta de la industria química a Carson fue burlarse de
ella llamándola una “solterona en botas de caucho que se preocupaba de los pájaros.”3
Un precursor final es el paleontólogo jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin
quien fue el primero en proponer la posibilidad de que el cosmos era consciente (la noós-
fera) y por lo tanto sagrado. El fue el primero que nos dijo que vivimos en un universo que
se auto-transforma—es decir en un “cosmogénesis”. Sus libros El Fenómeno Humano y El
Medio Divino nutrieron a toda una generación de buscadores dentro del mundo católico
y más allá.
2 Thomas S. Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions. Chicago: University of Chicago Press, 1962, p. 5.
3 Mary Mellor, Feminism and Ecology. New York, NY University Press, 1997, p. 15.
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encontró a un científico que tradujo sus “datos de dueña de casa” a una jerga
legítimamente científica.6
I. La Ecología Profunda
La Ecología Profunda no separa a los humanos del medio ambiente natural, sino
que concibe al planeta como una red de fenómenos que están fundamentalmente interco-
nectados e interdependientes. Reconoce el valor intrínseco de todos los seres vivos y ve
a los humanos como un hilo particular en el tejido de la vida.8
6 Mellor, p. 21.
7 Ibid., p. 21.
8 Fritjof Capra, The Web of Life: A New Scientific Understanding of Living Systems. New York: Doubleday, 1997, p.
7.
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C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
9 Mellor, p. 132.
10 Michael Zimmerman, “Deep Ecology and Ecofeminism”, Reweaving the World: The Emergence of Ecofeminism,
Irene Diamond y Gloria F. Orenstein, eds. San Francisco: Sierra Club Books, 1990, p. 141.
11 Capra, p. 7.
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C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
14 Joanna Macy, World as Lover, World as Self. Berkeley, CA: Parallex Press, 1991, pp. 15-27.
15 Ibid., p. 5-11.
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C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
16 Ibid., 192.
17 Mellor, 140.
18 Ibid., 139.
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C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
de las vidas de las mujeres.19 La ecofeminista Marti Kheel es especialmente clara en este
punto: Allí donde la visión antropocéntrica percibe a los humanos como el centro o el
ápice del mundo natural, el análisis androcéntrico sugiere que este punto de vista es sólo
de los hombres, y cuestiona si la búsqueda de los y las ecologistas profundos de un Yo
más amplio es “una forma de trascender el mundo concreto de la individualidad”.20 Ella
nos recuerda que bajo el patriarcado, las identidades de las mujeres, a diferencia de los
hombres, han estado identificadas con la desvalorización del mundo natural. (Volvere-
mos sobre este punto más abajo).
La Nueva Ciencia
19 Ibid, 141.
20 Marti Kheel, “Ecofeminism and Deep Ecology: Reflections on Identity and Difference,” Reweaving the World, p.
129,
21 Brian Swimme y Thomas Berry, The Universe Story. HarperSanFrancisco, 1992. Thomas Berry, The Dream of
the Earth. San Francisco: Sierra Club Books, 1998. Brian Swimme, “Cántico al Cosmos” (12 DVDs), traducidos
por David Molineaux, Santiago, Chile, 1994.
22 Diarmuid O’Murchu, Quantum Theology, New York: Crossroad, 1998.
23 Capra, p. 27.
56 ● Con-spirando
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atómicas no significan nada como entidades aisladas sino que sólo pueden ser entendidas
como interconexiones, o correlaciones… en otras palabras, las partículas sub-atómicas
no son “cosas” sino interconexiones entre cosas y éstas, a su vez, están interconectadas
entre otras cosas, y así sucesivamente. En la teoría cuántica nunca se termina con ninguna
“cosa”; siempre nos encontramos con interconexiones.”24
Como lo dice Werner Heisenberg, uno de los fundadores de la teoría cuántica,
“Así, el mundo aparece como un tejido complicado de sucesos, en el cual conexiones de
diferentes tipos se alternan o se sobreponen, o se combinan y por lo tanto determinan la
textura del todo.”25
La teoría de sistemas usa el concepto de una red para describir a los sistemas
vivos. En cada nivel, las partes de una red se convierten en redes cada vez más pequeñas.
De esa forma hay redes que anidan dentro de otras redes.
Visto de otra manera, la nueva ciencia diría que nuestro universo es una esfera de
pertenencia – sin duda, existen “horizontes de pertenencia” que el biólogo Rupert Shel-
drake llama “campos”. Sheldrake cree que pertenecemos a algo más grande que nosotros
mismos, que está por siempre desplegándose y evolucionando.26
Entonces, comenzando con el descubrimiento de Einstein y su teoría de la re-
latividad, la mirada mecanicista que había dominado el pensamiento científico por los
últimos 200 años comenzó a desmantelarse. Esta concepción del mundo tuvo su inicio en
los siglos XVI y XVII cuando la noción primera del mundo como algo orgánico, viviente,
fue reemplazada por la idea de que el mundo era una máquina. Nombres tales como René
Descartes e Isaac Newton y aquellos unidos a la Revolución Científica de la Ilustración
son claves aquí: Descartes fue el responsable del método de pensamiento analítico, que
consistía en romper cada cosa en pedazos para entender el todo, al comprender las pro-
piedades de sus partes. Para Descartes, el mundo era una máquina perfecta gobernada por
las leyes de las matemáticas. Newton aplicó este mismo razonamiento al sistema solar,
concluyendo que el universo era de verdad un gran sistema mecánico funcionando bajo
leyes del movimiento que eran completamente predecibles y determinadas. La metáfora
era la de un reloj, con Dios, como el Gran Encargado del Tiempo, que daba cuerda al reloj
y luego se sentaba y dejaba que el universo indicara la hora por sí mismo.
Sin embargo, desde la perspectiva de la teoría de sistemas, hoy día “la revolución
científica” ha vuelto de nuevo a una visión más antigua y orgánica del universo. Por ejem-
plo, los científicos han aprendido que el tiempo y el espacio no son dos entidades separa-
das, pero que en conjunto forman un continuo espacio-tiempo; y que energía y masa son,
de hecho, partes de un mismo fenómeno. De ahí que las cosas pueden entenderse sólo en
familiaridad con ellas mismas, no independientes entre sí. Esta teoría fue ampliada para
incluir la gravedad, la atracción mutua de todos los grandes cuerpos que tienen el efecto
24 Ibid., p. 30.
25 Werner Heisenburg, citado en Capra, p. 30.
26 O’Murchu, pp. 66-69.
Con-spirando ● 57
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de dar una curvatura al espacio y el tiempo. Así, nuestro universo no es un cuerpo plano
sino curvado –y es esta curvatura que efectivamente sostiene a cada cosa en su lugar y
permite que el proceso universal de vida funcione como un gran todo.
Siguiendo el liderazgo de Einstein, los científicos comenzaron a cuestionar las
leyes deterministas de la naturaleza como las imaginaron Descartes, Newton y sus se-
guidores, y a imaginar—una vez más—un universo vivo. Descubrieron que la radiación
(ya sea luz o calor) no se emite continuamente, sino en forma de “quanta”, paquetes de
energía que pueden ser partículas u ondas, dependiendo en cómo y en qué medio se
observen. La física cuántica ha revolucionado la manera en que los científicos entienden
el mundo subatómico. Parecería que no existe un “ladrillo constructor básico” sino sólo
probabilidades. Como lo resume el sacerdote y sociólogo irlandés Diarmud O´Murchu:
Es en el nivel perceptivo que la teoría evoca una nueva manera de ver y entender
nuestro mundo. En su médula, dice que cada cosa que percibimos y experimentamos
es mucho más que la impresión inicial y externa que podemos obtener, que experi-
mentamos la vida, no en segmentos aislados, sino en todos (cuanta); que estos paque-
tes de energía que se imponen a nosotros/as no son inertes, o pedazos de materia sin
vida, sino energías vivas; que el nombrar esta realidad viviente que experimentamos
será por lo menos una idea probable de lo que su esencia real es una esencia mejor
entendida interactuando con ella en forma experiencial en lugar de conceptualizarla
como una distancia “objetiva”.27
Algo básico al cambio de paradigma desde el punto de vista mecanicista (el todo
es igual a la suma de sus partes) es que el todo es más grande que la suma de sus partes;
incluso más, el todo está contenido en cada una de las partes. Así, el concepto de ho-
lón (palabra griega para el todo) está comenzando a emerger como una nueva metáfora
para nombrar este cambio, y ahora hablamos de “holograma” como la característica clave
por la cual cada parte contiene información acerca de todo el objeto. Hologramas fueron
descubiertos primeramente en el área de lo óptico: un método de fotografía sin lente en
el cual el campo de ondas de la luz diseminado por un objeto es grabado sobre una pla-
ca como un patrón de interferencia. A través del holograma una imagen tridimensional
aparece, y cualquier pedazo del holograma reconstruirá toda la imagen. De ese modo, la
forma y estructura de un objeto completo aparece encerrada dentro de cada región de la
copia fotográfica.
David Bohm, un físico que trabajó con Einstein, propuso que el universo en sí
mismo es un holograma. Todo lo que se muestra a nuestros ojos es sólo una manifestación
externa y fragmentaria de una totalidad irrompible subyacente que él llama un “orden
implícito”. Bohm sostiene que toda materia podría ser discutida en términos de cerrarse y
27 O’Murchu, p. 28
58 ● Con-spirando
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abrirse. El denominó este fenómeno como un holo movimiento, una totalidad irrompible
e indivisible. Cada cosa emerge abriéndose desde este holo movimiento y luego se vuelve
a cerrar dentro del orden al que está asociada. Para Bohm, “lo implicado y explicado en
conjunto son una totalidad fluyente e indivisible. Cada parte del universo está relaciona-
da con todas las otras partes pero en grados distintos.”28 Dice Bohm que nuestra realidad
primaria es el orden implícito, que es el embalse sutil e universal de toda la vida, la ver-
tiente de toda posibilidad y la fuente de todo sentido. El orden explícito, que es visible
y discernible, es producto del primero. De acuerdo a Bohm, la realidad primaria no es el
mundo externo, visible a los sentidos, sino lo invisible, el espacio rodeado de potencial
y posibilidad. Lo que percibimos entonces, no es un escenario de hechos u objetos, sino
uno de eventos, procesos, movimiento y energía. Bohm vio que en este flujo creativo, el
pasado, el presente y futuro eran todos uno. Cada creación de la materia es una recapitu-
lación de todas las creaciones pasadas y conlleva una tendencia inherente a ser algo más
de lo que es en el momento presente. Lo que es más, el universo parece estar tejido en su
conjunto por un tipo de red de memoria que construye materia alrededor de sí en varias
formas, extendiéndose desde las moléculas a las plantas, de las galaxias a las estrellas, y
hasta nuestra propia especie. Como O´Murchu concluye, influenciado por Bohm: “La to-
talidad, que en su mayor parte no se haya manifestada y es dinámica (no estable) en su na-
turaleza, es la fuente de toda posibilidad. Al tratar de entender la vida, comenzamos por
el todo, que es siempre más grande que la suma de sus partes: paradójicamente, el todo
está contenido en cada parte, y sin embargo, ningún todo está completo en sí mismo.”29
Este cambio en la percepción de la realidad está afectando no sólo a la física y a la
biología, sino también a la astronomía, la geología, la química y la matemática. Está emer-
giendo también un nuevo lenguaje para entender los complejos y altamente integradores
sistemas de vida: la teoría de los sistemas dinámicos, la teoría de la complejidad, diná-
micas no-lineales, dinámicas de las redes, etc. Atractores caóticos, fractales, estructuras
disipativas, auto-organización y autopoiesis son algunos de sus conceptos claves. La lista
de pioneros en la “nueva ciencia” está creciendo día a día en la medida que llevan a sus
conocimientos a aceptar la convicción descrita por la bióloga Elizabeth Sahtouris: “Nues-
tro planeta y sus criaturas constituyen un solo sistema auto-regulado que es de hecho un
enorme ser viviente, o un organismo.”30
28 David Bohm, citado en Moni McIntyre, “Toward a Theoogical Perspective on the Implicate Order of David
Bohm”, Readings in Ecology and Feminist Theology, Mary Heather MacKinnon y Moni McIntyre, eds. Kansas
City: Sheed & Ward, 1995, pp. 382-383.
29 O’Murchu, p. 58.
30 Elisabeth Sahtouris, Gaia: The Human Journey From Chaos to Cosmos. New York: Pocket Books, 1989, p. 9.
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C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
La Cibernética
31 Morris Berman, The Reenchantment of the World. Ithaca: Cornell University Press, 1981. Ver Capítulos 7-9,
basado en Gregory Bateson, Steps to an Ecology of Mind. New York: Ballantine, 1972.
60 ● Con-spirando
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Bateson estaba convencido que era posible encontrar el mismo tipo de leyes ac-
tuando en la estructura de un cristal como en la estructura de la sociedad. Creía que todo
fenómeno, incluyendo a los individuos y las sociedades, son entidades organizadas que
están “codificadas” de una manera que es coherente. Inmerso como estaba en la teoría de
la cibernética, Bateson se dio cuenta que vivimos en un mundo de estructuras de circuito
y que conocemos una cosa sólo en contexto, en relación con otras cosas. El desarrolló una
epistemología que sostiene que hay siempre Mentes dentro de Mentes:
Un hombre en sí mismo es una Mente, pero una vez que toma un hacha y comienza a
cortar un árbol, el es parte de una Mente más grande. El bosque a su alrededor es una
Mente aún más grande, y así sucesivamente. En estas series de niveles jerárquicos, la
homeostasis de la unidad más grande debe ser el asunto. Así “la persona” u “organis-
mo” tiene que ser visto como una sub-Mente, no como una unidad independiente. El
individualismo occidental está basado sobre una confusión entre Sub-Mente y Mente.
Ve a la mente humana como la única mente existente, libre para maximizar cualquier
variable que elija, libre para ignorar la homeostasis de la unidad más grande.33
Para Bateson no hay un “yo” cortando un árbol “allá afuera”. Para ser más preci-
so, está ocurriendo una relación, un circuito sistémico, una Mente. Toda la situación está
viva, no sólo el ser humano, y esta vida es algo inmanente en el circuito, no trascendente
a él. Y lo que está pasando alrededor de este circuito –árbol-ojos- cerebros- músculos-
hacha- golpe- árbol, es información. Este circuito de información es la Mente, la unidad
auto-correctora, vista ahora como una red de corredores que no está delimitada por el
propósito consciente de un hombre cortando el árbol, sino que extendida para incluir, los
corredores de todos los pensamientos inconscientes, así como todos aquellos por donde
circula la información. Claramente, entonces, podemos ver por este ejemplo, que grandes
partes de la red del pensamiento están afuera del cuerpo humano.
Otro ejemplo que usa Bateson es la contaminación del Lago Erie (yo crecí cerca
del Lago Erie en los años ´50 y puedo atestiguar los niveles de su contaminación con plo-
mo y otros químicos que tiraba la industria local, a tal punto que se referían a ‘el como
“el lago muerto”. Sin embargo, a fines de los ´70 se hizo un gran esfuerzo para limpiarlo y
hoy en día el Lago Erie está “vivo” una vez más.) Como la Mente es inmanente en el eco-
sistema –y ciertamente en la totalidad de la estructura evolutiva del universo- entonces
si contaminamos el Lago Erie hasta “que pierda su cabeza”, nosotros también nos volve-
remos locos, porque somos una Sub-Mente dentro de una Mente Mayor a la cual hemos
32 Ibid., p. 238.
33 Ibid., p. 244-245.
Con-spirando ● 61
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empezado a volver loca. Aún más, Bateson dice que hay límites claros de cuántas veces
podemos crear tales situaciones antes de que el planeta, la Mente Más Grande, reaccione
y haga algo para salvarse a sí misma.34
Para Bateson, un sistema mental, o Mente, puede tener dos posibles tipos de
conducta: la auto-corrección o la huida. En un sistema de auto-corrección, los resultados
de acciones pasadas se devuelven al sistema y este nuevo trocito de información viaja en-
tonces alrededor del circuito, permitiendo que el sistema se mantenga cerca de su estado
óptimo. Un sistema de huida, por otro lado, llega a estar cada vez más distorsionado en el
tiempo porque la retroalimentación es positiva, en lugar de ser negativa o auto-correctora.
Bateson muestra la adicción como un ejemplo perfecto de un sistema de huida: el adicto
necesita cada vez una dosis más grande. Nos dice que la adicción caracteriza cada aspecto
de la sociedad industrial en su esfuerzo por controlarlo todo. Cualquier sistema que ex-
plota ciertas variables (como los combustibles fósiles, por ejemplo) viola las condiciones
naturales de estabilidad que optimizarían esas variables y está por definición, escapando.
Bateson insiste que no hay una retroalimentación auto-correctora en la huida, incluso si
toma la forma de una desintegración total de toda la cultura.
La sabiduría Batesoniana está basada en el reconocimiento del circuito, lo que
implica el reconocimiento de los límites del control consciente. Sostiene que el ego del
individuo es solo el arco visible del Yo más grande. Insiste que la parte nunca puede co-
nocer al todo, sino que sólo—si prevalece la sabiduría—ponerse a su servicio. Para Bate-
son cualquier falta de sabiduría sistémica es siempre castigada. Como el mismo expresa,
“si peleas con la ecología de un sistema, tu pierdes—especialmente cuando tu ganas.”35
Antes de concluir esta parte, me gustaría mencionar brevemente dos escuelas
paralelas de pensamiento que apoyan y profundizan el pensamiento de Bateson: las in-
vestigaciones de Humberto Maturana aquí en Santiago de Chile y la hipótesis Gaia como
la desarrollaron James Lovelock y Lynn Margulis. Ambas escuelas identifican lo que ellos
ven como un principio auto-organizador en el corazón del universo.
Maturana, un biólogo, ha acuñado el término “autopoiesis” como la habilidad
de los sistemas vivientes para renovarse a sí mismos de forma continua y, regular este
proceso de tal manera, que la integridad de su estructura se mantenga y se mejore conti-
nuamente. Este “deseo de vivir” se estira hacia el infinito.36
Lovelock, un químico atmosférico, y Margulis, una bióloga, han concebido la
teoría de que la Tierra (Gaia, la palabra griega para Tierra), crea las condiciones para la
existencia. Ellos han identificado una compleja red de círculos de retroalimentación que
hablan de la auto-regulación de nuestro sistema planetario. Descubrieron que el ciclo
completo de la Tierra—que une los volcanes al desgaste de las rocas, a las bacterias del
suelo, a las algas del océano, a los sedimentos minerales, y de vuelta a los volcanes—
34 Ibid, p. 259.
35 Ibid., p. 257.
36 Humberto Maturana y Franscisco Varela. The Tree of Knowledge. Boston: Shambala, 1987.
62 ● Con-spirando
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La Nueva Cosmología
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patrones. La creación está sostenida por una agitación pulsante sobre-humana, un tipo de
resonancia que vibra a través del tiempo y la eternidad”39
El describe al Misterio Ultimo (prefiere no usar la palabra “Dios” o la “divinidad”)
como una energía creativa que está en constante cambio, evolucionando y transformán-
dose a sí misma hacia una complejidad cada vez más grande. Esta energía es la sustancia
de la vida, la fuente infatigable de pura posibilidad, la simetría dentro de todo.
El “geólogo” Tomás Berry, un sacerdote e historiador cultural, y su discípulo, el
físico Brian Swimme han sido dos de los más influyentes interlocutores que han dialoga-
do con las ideas provenientes de la ecología profunda, la nueva ciencia, la cibernética, y
han confrontado estos descubrimientos con el pensamiento cristiano. Aunque hay otras
voces llamando a la humanidad hacia una nueva cosmología, me voy a concentrar en los
pensamientos de estos dos hombres.
Para mi, leer en 1989, The Dream of the Earth (El Sueño de la Tierra) de Tho-
mas Berry, fue una de esas experiencias de ¡ah-ja!. Por fin alguien me ha dado un marco
de referencia con sentido para describir lo que había venido intuyendo vagamente pero
que no podía expresar de un modo coherente”. Tal como Pablo, fue una experiencia de
conversión como “caerse del caballo”, sabía que compartía con un número creciente de
mujeres y hombres de la tradición cristiana, que estaban encontrando esa tradición cada
vez más “insípida” a la luz de los recientes cambios en el paradigma científico descritos
más arriba.
Berry ofrece lo que el llama “una nueva historia”—una cosmología funcional—
para guiarnos hacia lo que el cree es el amanecer de una era ecológica. Esta requiere un
entendimiento profundo de la relación entre la comunidad de los seres humanos y la tie-
rra. Nos dice, “se necesita una verdadera intimidad humana con la tierra y con el mundo
natural”. “Tenemos que ofrecernos al planeta como el planeta se ofrece a nosotros en una
relación de evocación en lugar de dominación.”40 Señala que:
Este re-encantamiento con la tierra como una realidad viva es la condición para resca-
tarla de la amenaza destructiva que estamos imponiendo sobre ella. Para llevar a cabo
esto de una manera efectiva, debemos… reinventar a los humanos como especie
dentro de la comunidad de especies de vida. Nuestro sentido de la realidad y de los
valores debe cambiar conscientemente desde un antropocentrismo hacia una norma
de referencia bio-centrista.41
Berry nos recuerda que no podemos vivir sin un mito, una historia que nos dice
quiénes somos. Nos dice que la crisis más profunda experimentada por un pueblo es el
momento cuando su historia ya no es adecuada para los tiempos. La especie humana está
39 O’Murchu, p. 197.
40 Berry, The Dream of the Earth, pp. 13-14.
41 Ibid., p. 21.
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en ese momento de su historia. Sin embargo, Berry mantiene abierta la esperanza, y cree
que estamos descubriendo una nueva historia de orígenes, que es la historia del universo
como un proceso evolutivo emergente:
Para Berry, la historia está regida por estos movimientos curvilíneos que dan
forma y sentido a la vida al relacionar la aventura humana con los grandes destinos del
universo. El crear tal movimiento puede ser llamado “la Gran Tarea” de las personas, el
título de su último libro.43 Hoy, al adentrarnos en el nuevo milenio, la Gran Tarea es llevar
a cabo la transición desde un período de devastación humana de la tierra a un periodo
donde los humanos estarán organizados en el planeta de una forma mutuamente benefi-
ciosa. Berry subraya una y otra vez, que la causa más profunda de la actual devastación de
la tierra se encuentra en un modo de consciencia que ha establecido una discontinuidad
radical entre los humanos y otros modos de existencia, junto con depositar todos los de-
rechos en los humanos. Nos invita a un nuevo entendimiento de la tierra, basado en senti-
mientos profundos de admiración por su magnificencia y su misterio. Nos llama a salir de
nuestra centralidad en lo humano y movernos hacia un entendimiento de quiénes somos
centrado en la tierra. Él insiste que la tierra como un planeta bio-espiritual debe llegar a
ser para nosotros el referente básico para identificar nuestro propio futuro. Nos recuerda
que la especie humana se encuentra en un punto cultural ciego y, como una forma de
salir de ello, debemos mirar más allá de nuestros códigos culturales y descubrir nuestra
fuente primaria de orientación en las tendencias heredadas de nuestro código genético.
Con-spirando ● 65
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Estas tendencias se identifican con aquellas constelaciones energéticas psíquicas (lo que
el psicólogo Carl Jung llama formas arquetípicas básicas) que se modelan en lo profundo
de nuestro inconsciente. Para Berry, estamos necesitando desesperadamente una nueva
experiencia revelatoria desde la cual la consciencia humana se despierte a la grandeza
de la tierra:
Este despertar es nuestra participación en el sueño de la Tierra, el sueño que está
presente en su integridad, no en alguna de las expresiones culturales de la Tierra, sino
en las profundidades de nuestro código genético. Allí donde la Tierra funciona a una
profundidad mucho más allá de nuestra capacidad de pensamiento activo. Solamente
podemos sensibilizarnos a aquello que se nos está siendo revelado. Probablemente
no hemos tenido tal participación en el sueño de la Tierra desde los tiempos cha-
mánicos más antiguos, pero allí radica nuestra esperanza para el futuro de nosotros
mismos y la de la totalidad de la comunidad de la Tierra.44
Berry cree que en la medida que los recursos físicos de la tierra comiencen a es-
casear, la energía psíquica será la clave para apoyar el proyecto humano. El universo será
experimentado como el Gran Yo. Cada uno se completa en el otro: el Gran Yo se completa
en el yo individual, el yo individual se completa en el Gran Yo—y nuevos campos de
energía estarán disponibles para apoyarnos en esta caminata hacia el futuro.
También nos recuerda que tenemos cuatro fuentes de sabiduría para guiarnos al
futuro: la sabiduría de los pueblos originarios, la sabiduría de las mujeres, la sabiduría
de las tradiciones clásicas y la sabiduría de la ciencia. El desarrollo que hace Berry del
pensamiento de la sabiduría Judeo-Cristiana clásica es especialmente provocativo, vista
como es con su larga mirada de la historia de la tierra.
Para Berry, el problema esencial de la herencia Judeo-Cristiana radica en creer en
una deidad personal, masculina, monoteísta, creador de un universo que es claramente
diferente de sí mismo. Supuestamente tenemos una comunicación directa con esta dei-
dad personal suprema, que más tarde aparece en forma humana como maestro y salvador.
El dinamismo histórico de esta tradición ha dirigido la trayectoria del mundo occidental
a través de las edades. Esta tradición sostiene que la totalidad de la comunidad humana
está siendo llevada a su realización en un reino divino, un reino con un resultado milena-
rio aquí en la tierra en un tiempo histórico (un tiempo cuando la paz y la justicia reinen
de una vez y para siempre y el “león se acueste con la oveja”), y una conclusión post his-
tórica en un modo de ser trascendente y eterno (cielo). Berry argumenta que porque nos
vemos a nosotros mismos en un modo trascendente de ser, se nos hace difícil creer que
pertenecemos a la tierra, de que en verdad somos “terrenales”. Esta es, lo subraya una y
otra vez, una patología profundamente enraizada y que ha llevado a un entendimiento de
44 Ibid., p. 165.
66 ● Con-spirando
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nosotros mismos como teniendo un destino más allá de la tierra. Este contexto teológico
nos ha dado permiso para usar la tierra a nuestro antojo porque “no es nuestro verdadero
hogar.”
Berry también encuentra que el acento cristiano en la redención—el hecho que
seamos “pecadores” que necesitan de un Salvador, que vino y “nos salvó” para que pu-
diésemos volver a un paraíso celestial—olvida que la primera experiencia de revelación
es el mundo natural:
Si este sentido del carácter sagrado del mundo natural, como una revelación primaria
de lo divino es nuestra primera necesidad, la segunda necesidad es disminuir nuestro
énfasis en la experiencia de redención para facilitar un mayor énfasis en los procesos
de la creación… Necesitamos vernos a nosotros mismos como una parte integral de
este proceso emergente, como ese ser en el cual el universo se refleja y se celebra
a sí mismo.45
Aún así, Berry siempre ha sido un optimista. Nos dice que estamos experimentando
un momento de gracia al entrar en el siglo 21. Está convencido que un cambio inmenso
de consciencia está llegando para la comunidad humana:
Con-spirando ● 67
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68 ● Con-spirando
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Si uno fuera hacia atrás un billón de años y se preguntara, “Cómo están evolucionando
las formas elementales, y por sobre todo: cómo está evolucionando este átomo de
carbono?” Uno tendría que ver de qué manera la hidrosfera, la atmósfera y la biósfera
están involucradas con su movimiento. Y es un movimiento muy complejo y difícil: es
llevado hacia un cuerpo vivo, se muere, se va al suelo, se va al fondo de los océanos,
se va hacia arriba en la atmósfera: un proceso elaborado que llamamos el ciclo del
carbono.
El ciclo de carbono, en este sistema cibernético de la Tierra, procesa dos billones
de toneladas de carbón al año. Sin embargo, hoy en día, el ser humano moviliza seis
billones de toneladas al año. Entonces si tú eres un átomo de carbón, tu destino esta
determinado más por los humanos que por los otros componentes de la Tierra.
Quiero que pienses en toda la Tierra moviéndose, desarrollándose, cambiando. Y la
pregunta es, ¿qué está pasando? Y puedes darte cuenta que fundamentalmente, el ser
humano está involucrado.49
Swimme indica que hay una diferencia fundamental cuando se mira al ser hu-
mano desde una perspectiva evolutiva en oposición a un acercamiento más clásico o
incluso filosófico moderno que parece imaginar a la mente humana como algo distinto
que la Tierra. Nos dice que de hecho en la civilización occidental mucha energía ha sido
puesta en mostrar que la mente humana es diferente, distinta, más alta, más especial. Y,
sin embargo, nosotros también somos formaciones geológicas.
Desde una perspectiva evolucionaria, nuestras mentes son casi iguales a las otras
47 Swimme, El Cántico al Cosmos. Cada video (son 12 en total) está dedicado a desarrollar uno de estos doce
principios.
48 Brian Swimme, The Earth’s Imagination (Serie de ocho DVDs). Mill Valley, CA: Center for the Story of the Uni-
verse, 1998.
49 Ibid, primer DVD.
Con-spirando ● 69
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Para Swimme, estamos en una transición desde un tiempo cuando la vida es-
taba regulada por la selección natural, hacia un tiempo en que la vida comienza a estar
modelada por algo parecido a una selección consciente. Estamos en un momento en que
una amplia compasión comienza a apoderarse del proceso de vida a través del humano.
Aunque es imposible predecir que pasará, hay ciertas intuiciones apareciendo. La frase
que Swimme usa es “el surgimiento de una vibrante comunidad de la Tierra.” Swimme
70 ● Con-spirando
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está convencido que justamente así como lo que tenemos en nuestra imaginación deter-
mina nuestra vida personal y nuestro carácter, de la misma manera, para la especie en su
totalidad, aquello que fascina a la imaginación humana será lo que da la forma futura de
la especie. Está convencido que estamos en un espacio que permite al futuro actuar en el
presente en una sorprendente nueva manera. Por lo tanto la pregunta es, ¿qué metas, qué
propósitos, qué objetivos, vamos a elegir como humanos? Aquello que elijamos se conver-
tirá en un poder central que modele los procesos de vida. Swimme está convencido que
elegiremos aquello que nos fascina en lo más profundo. De esta forma reconoceremos en
esta fascinación nuestro verdadero destino.
Swimme está también convencido que para poder desarrollar lo que el llama la
“sabiduría macrofásica” los humanos necesitamos el auto-entendimiento de que somos
un modo del Universo, de la vida en sí misma, de las dinámicas evolutivas, en oposición
a nuestro entendimiento actual de nosotros mismos como individuos. El empezar a con-
cebirnos como una dimensión o un modo del todo nos llevaría hacia otra forma de huma-
nidad ¿Qué significaría absorber la mente del Universo, la mente de la vida, la mente de
la comunidad de la Tierra? La sugerencia de Swimme es que un cambio en la imaginación
es un cambio hacia una nueva forma de existencia humana. En este sentido, ya no nos
definiríamos por el pasado. Más exactamente, comenzaríamos a crearnos a nosotros mis-
mos desde una visión que llega desde el futuro, desde lo que todavía no es. Cuanto más
nos fascinemos por esta posibilidad, más nos convertiremos en esa realidad. El cambio
que estaremos haciendo es desde una fijación en el proyecto humano a una fascinación
con el proyecto de la Tierra. Lo que esto tiene de maravilloso es que esto se convierte en
un nuevo proyecto para la especie. Y si ese llega a ser nuestro deseo, nuestra forma de
entendernos, el primer paso para lograrlo sería limpiar la impronta de nuestro ataque
industrial sobre el resto de la comunidad de la Tierra. Simplemente deteniendo nuestra
imposición destructiva, ponemos de inmediato en movimiento millones de estrategias
que han estado trabajando por billones de años. En la medida que nos identificamos con
el Todo más grande, así nuestra salida de la destrucción traería un gozo profundo, al ver
los ecosistemas de la Tierra madurando con vida. En un nivel profundo, compartiremos
la auto realización de estos ecosistemas, en su florecimiento, floreceremos nosotros. Este
sería el primer paso para mostrar la transformación humana.
Sin embargo, Swimme, sugiere que hay un segundo paso, que conlleva la inven-
ción y el descubrimiento de nuevas formas de sinergía: que trabajemos con la comunidad
de la Tierra para que los lobos, los peces, los humanos y los árboles, todos encuentren su
alimento en la comunidad de la Tierra de una forma más abundante que la actual. Ese es
el significado de sinergía: relaciones mutuamente beneficiosas. Es difícil para nosotros
siquiera imaginar una forma de interacción con el resto de la comunidad que sea en ver-
dad mutuamente beneficiosa. Pero, como su gran amigo Berry diría, “el sueño lleva a la
acción.”
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Estas ideas seminales presentadas por Berry y Swimme en relación a cómo nos
vemos a nosotros mismos en relación a la comunidad más amplia de la tierra están in-
fluenciando profundamente el pensamiento ecofeminista, como veremos más adelante.
72 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
Quienes no somos indígenas estamos, de ese modo, siendo avisados para diferen-
ciar entre el apropiarse de la espiritualidad indígena y el aprender de sus revelaciones.
Berry, como historiador cultural, ha estudiado a los indígenas norteamericanos por mu-
chos años. Nos muestra su misticismo profundo hacia la naturaleza como algo necesario
para re-orientar a la humanidad hacia una reverencia por la tierra. “La consciencia de una
presencia mística a través de todo el orden cósmico establece entre estos pueblos una de
las formas más integrales de espiritualidad que conocemos”, nos dice.54 También subraya
la comunión interior de los pueblos indígenas con el mundo arquetípico del inconsciente
colectivo, revelado en sus búsquedas de visión, la dirección que buscan en los sueños, y
su conexión con sus propios poderes psíquicos en general—algo que en la actualidad, la
mayoría de los no-indígenas hemos perdido.
Con-spirando ● 73
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
56 Diego Irarrázaval, Inculturation: New Dawn of the Church in Latin America. Maryknoll, New York: Orbis Books,
2000, p. 20.
57 Ibid., p. 90.
58 Mary Judith Ress, “”Después de cinco siglos de mezclas, ¿quiénes somos? Caminando con los pies de nuestra
abuela morena”, Mujeres sanando la Tierra: Ecología, feminismo y religión, según mujeres del Tercer Mundo,
Rosemary Radford Ruether, ed. Santiago de Chile: Con-spirando, 1999, pp.76-85.
74 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
59 Elena Aguila, “Mestiza, chapurria, revoltijeada”, Revista Con-spirando #2 (Octubre, 1995, pp. 2-5.
60 Ibid., p. 5.
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C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
otros ancestros. En Con-spirando nos sentimos atraídas a tener nuestros rituales bajo los
árboles, nos sentimos llamadas a danzar con el sonido de los tambores mientras tratamos
de escuchar los ritmos de la Pachamama en nuestros cuerpos. Nos sentimos atraídas por
las muchas “machis” modernas (mujeres sabias Mapuche) y curanderas que caminan por
nuestras calles—las tías viejas sabias y abuelas que nos aconsejan sobre qué hacer cuando
nuestros hijos sufren de asma o algún otro problema o cuando tenemos una jaqueca o un
“problema femenino”. El sentido de interconexión con las tradiciones Mapuche y Ayma-
ra, la necesidad de recomenzar la práctica Aymara de la reciprocidad—el devolver a la
Tierra lo que tomamos de ella—nos parece muy atractiva. Sentimos que la actual crisis
ecológica está basada en nuestro olvido de esa reciprocidad que debemos a la Pachama-
ma.
Solamente hemos comenzado este proceso de recuperar nuestros orígenes, nues-
tro peregrinar caminando en los pies de nuestras abuelas morenas. Una perspectiva eco-
feminista de nuestro pasado indígena debe ser acompañada con una buena dosis de pre-
caución para no caer en fantasías de recuperar un mundo perdido hace mucho tiempo,
de estereotipos simplistas que a menudo envuelven la incorporación de la sabiduría de
las culturas indígenas. También estamos cada vez más conscientes del hecho que mucho
del contexto ha sido perdido: ¿cómo desciframos e interpretamos las pocas imágenes y
objetos que aún existen? ¿Cómo podemos extraer un mejor entendimiento de nuestro pa-
sado indígena—sin que al mismo tiempo lo rechacemos como “salvaje”? ¿Cómo podemos
comenzar un proceso de simplemente aceptar a estos ancestros como parte de nosotras
mismas? ¿Cómo podemos dejar que estas mujeres antiguas que nos habitan nos hablen
hoy día a través de nuestros cuerpos, de nuestras vidas? Esta búsqueda nos tendrá absor-
tas por algún tiempo todavía.
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C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
Con-spirando ● 77
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
Habiendo desarrollado el lado del cuadro sobre ecología profunda, ahora pone-
mos nuestra atención en el lado del feminismo radical/cultural.
El feminismo radical y el feminismo cultural aparecieron en lo que se llama la
“segunda ola” del feminismo en los años ´60 y ´70 y se llevó a cabo principalmente—
aunque no de manera exclusiva—dentro de los EEUU. (La “primera ola” está asociada
con las luchas de las mujeres para obtener el derecho a voto; aunque el movimiento por
el voto femenino sucedió a diferente ritmo a través del mundo, esta “ola” aconteció prin-
cipalmente en la primera mitad del siglo XX). En la segunda ola del feminismo, las mu-
jeres continuaron luchando para ampliar sus derechos civiles, políticos y económicos, y
también establecieron los estudios feministas como una nueva disciplina académica. En
esta etapa, una variedad de perspectivas aparecieron dentro del feminismo, que pueden
ser divididas de una forma amplia en cuatro grandes tipos:
78 ● Con-spirando
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La “tercera ola” del feminismo, comenzó en los ´80 y sigue hasta el presente,
busca responder a las diferencias entre las mujeres de distintas partes del globo y, al mis-
mo tiempo, construir alianzas que se extienden por sobre estas líneas de diferencias. (En
ninguna parte ha sido tan visible esta diversidad como en la Cuarta Conferencia de las
Naciones Unidas sobre la Condición de las Mujeres llevada a cabo en Beijing en 1995, a
la que fui). Es en esta “tercera ola” que se sitúa el ecofeminismo, y pone en conjunto la
dominación de las mujeres y otros grupos subyugados con la explotación de la Tierra.
El ecofeminismo es visto como un pensamiento que fluye claramente del femi-
nismo radical porque el ecofeminismo también identifica al patriarcado como la princi-
pal fuente de la destrucción ecológica global. Sin embargo, la relación del ecofeminismo
con el feminismo cultural o espiritual es menos clara. Algunas ecofeministas tenderán a
enfatizar la dominación masculina per se como la causa de formas de ser ecológicamente
destructoras y socialmente opresoras y abrazar las formas femeninas de conocer como
mejores. Estas ecofeministas culturales o espirituales tienden a dar importancia a una
conexión elemental entre las mujeres y la naturaleza. Esto ha llevado a que se les acuse
66 María Riley, citado en Anne M. Clifford, Introducing Feminist Theology. Maryknoll, New York: Orbis Books, 2001,
p. 23.
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C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
67 Ynestra King, “Healing the Wounds: Feminism, Ecology and the Nature/Cultural Dualism”, Reweaving the World,
p. 106.
68 Charlene Spretnak, “Ecofeinismo; Nuesras raíces y nuestro florecimiento”, Revista Con-spirndo #4 (junio,
1993), pp. 8-12.
69 Ibid, p. 10.
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a las mujeres y hombres tan alejados de nuestro enraizamiento en el mundo natural, tan
alienados de un sentido más grande de nosotros mismos dentro del desarrollo de la his-
toria del universo.”70
Y King concluye:
70 Ibid., p. 12.
71 King, pp. 117-118.
72 Letty M. Russell, notas de clase, Yale Divinity School, 1996.
Con-spirando ● 81
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• La justificación del apropiarse y el controlar a través del mal uso de lo que ellos
definan que es la “verdad”. Se insiste en que hay sólo una forma “correcta” en
religión, política y orden social. Maneras de pensar y actuar alternativas son mi-
radas como amenazas y son castigadas adecuadamente. “Yo soy un Dios celoso.”
(Yavé) “El error no tiene derechos.” (San Agustín).
• Las relaciones jerárquicas permean todas las áreas: iglesia, política (monarquía),
instituciones económicas, instituciones educacionales y la familia. Cada cosa se
categoriza y compara; la competitividad es una forma de vivir. Hay jerarquías
de riqueza y poder, de fuerza e inteligencia, de belleza, e incluso de mérito y
santidad. La dignidad y el valor de cada persona tiende a estar relacionado con
su posición en el “orden de mando” en lugar de en sus cualidades humanas in-
trínsecas.
82 ● Con-spirando
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Hace 30.000 años atrás el homo sapiens se había esparcido por todas partes del
planeta. Vivíamos en tribus de 25-30 personas. Éramos nómades y teníamos pocas po-
sesiones. Había peleas ocasionales entre las tribus, pero no se conocían las guerras de
conquista. Los hombres cazaban a los animales grandes, mientras que las mujeres se que-
daban en el campamento cuidando a los niños. Había mucho tiempo para dedicar a las
ceremonias religiosas.
En términos del desarrollo psíquico, concebíamos todas las cosas como un com-
plejo de fuerzas espirituales interconectadas. Éramos animistas: cada cosa—la montaña,
el río, cada ser viviente—tenía su espíritu o “tótem”. Era un mundo de profunda parti-
cipación, magia e intuición. Y todo era una manifestación de la Gran Madre de donde
veníamos y hacia quien íbamos a regresar. La Rueda Medicinal (que todavía se ve en
las culturas indígenas) expresaba nuestras experiencias básicas del mundo viviente de
una increíble fecundidad, con su secuencia de estaciones que eran la causa de un otoño
muriendo y una primavera naciendo en forma cíclica. A esta generosidad de la tierra
respondíamos con gratitud. No había distinción entre naturaleza y espíritu, entre religión
y vida “cotidiana”. Las primeras “imágenes” de nuestras sensibilidades sagradas fueron
expresadas en una multitud de “figuras de Venus” encontradas a través de todo el planeta,
la imagen de una mujer embarazada o fértil, símbolo del origen de la vida. Para la mente
Paleolítica, la Gran Madre estaba manifestada en el cuerpo de una mujer. La sexualidad,
el nacimiento, la muerte y la resurrección era todo una sola cosa, natural y espiritual a la
vez.
Con-spirando ● 83
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Con-spirando ● 85
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
El ecofeminismo es, por sobre todo, un movimiento que ofrece una espiritualidad
basada en la tierra—y es desde el estar inmersas en esta espiritualidad de la conexión de
todas las cosas, que las ecofeministas encuentran la energía para delinear nuevas direc-
trices que son claramente utópicas. Mucha de esta energía proviene del darse cuenta que
antes de la tradición del Dios masculino, monolítico, judeo-cristiano, había innumerables
representaciones de la divinidad en forma femenina.
Este descubrimiento ha sido más claramente documentado en el trabajo de la
arqueóloga feminista Marija Gimbutas. Gimbutas dedicó su vida a un estudio exhaustivo
de imágenes y símbolos para descubrir su coherencia interna. No fue hasta después que
ella había dirigido varias excavaciones, en las cuales el 90% de las imágenes encontradas
eran femeninas, que ella tuvo un momento de inspiración de que algo estaba faltando en
las teorías tradicionales acerca de la religión y la cultura en el periodo Neolítico. Encon-
tró que era necesario ampliar la gama de arqueología descriptiva y expandir la mirada a
lo que ella llamó “arqueomitología”, que incluía el estudio de la lingüística, mitología,
religión comparada y el estudio de los archivos históricos. Usando este “meta-lenguaje”,
Gimbutas descubrió una relación sagrada entre las sociedades humanas y el mundo na-
tural. La forma femenina, expresada en miles de imágenes, refleja la centralidad de las
mujeres en la religión y la vida cultural.75 Como escribe la estudiosa ecofeminista Ca-
rol Christ: “el trabajo de Marija Gimbutas tiene el potencial de promover un cambio de
paradigma en la forma en que estudiamos la religión: empuja el tiempo de los orígenes
culturales y religiosos mucho más atrás, antes de los Sumerios, los Hebreos o los Griegos
y nos desafía a pensar el rol de las mujeres y los símbolos femeninos en la religión.”76
Gimbutas fue la primera investigadora en describir una muestra de las culturas
Neolíticas a escala Europea y, la primera, en articular las diferencias entre los antiguos
Europeos matrísticos y los sistemas patriarcales Indo-Europeos. Desde su punto de vista,
estos sistemas contrastantes sufrieron una hibridización que determinó el desarrollo de
todas las culturas Europeas subsecuentes. En su libro, La Civilización de la Diosa77 --un
resumen del trabajo de toda su vida que nombra a la Antigua Europa como una civiliza-
ción sin guerra o dominación masculina—Gimbutas nos entrega una clave esencial para
descifrar las fuentes para contrastar elementos culturales que se enredaron y fusionaron
en el tiempo. Escribe: “La celebración de la vida es la gran motivación en la ideología
75 Mary Judith Ress, “Redescubriendo quienes somos: En memoria de Marija Gimbutas (1921-1994)”, Revista
Con-spirando #19 (marzo, 1997), pp. 10-15.
76 Carol Christ, “Introduction: The Legacy of Marija Gimbutas”, Journal of Feminist Studies in Religion 12:2 (Fall,
1996), p. 33.
77 Marija Gimbutas, The Civilization of the Goddess: The World of Old Europe, Joan Marler, ed. HarperSanFrancisco,
1991.
86 ● Con-spirando
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y arte de los Antiguos Europeos. No hay estancamiento; la energía de la vida está cons-
tantemente moviéndose como una serpiente, una espiral, un remolino… Una forma se
disuelve en otra… No había una muerte como el final, sólo muerte y regeneración. Y esto
era la clave del himno a la vida reflejado en su arte”.78
78 Ibid., p. 324.
79 Ibid,, p. viii.
Con-spirando ● 87
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ron fuertes en lugares inaccesibles, como lo hicieron sus sucesores, incluso cuando esta-
ban familiarizadas con la metalurgia. En lugar de eso, construyeron magníficas tumbas a
las cuales peregrinar y templos, casas cómodas en aldeas de tamaño moderado, y crearon
alfarería y esculturas maravillosas. Este fue un periodo largo de remarcable creatividad
y estabilidad, una era libre de conflicto. Su cultura fue una cultura del arte.”80 Gimbutas
explicó que es muy difícil para los pueblos de las culturas modernas europeas enten-
der la religión y la cultura de la Antigua Europa porque nuestra visión del mundo está
moldeada por las ideas de aquellos que destruyeron a la Europa Antigua. Ella cree que
todavía estamos viviendo bajo las consecuencias de una invasión masculina agresiva que
comenzó alrededor del 4,400 AC y, que sólo ahora, estamos descubriendo nuestra larga
alienación de nuestra auténtica herencia europea, lo que ella denomina “gilénica”—soli-
daria, no-violenta y centrada en la tierra”.81 Recientemente, la teoría de Gimbutas sobre
las invasiones Kurganas desde las estepas Rusas hacia el este de Europa, ha sido corrobo-
rada por el trabajo del geneticista italiano Luigi Cavalli-Sforza, que descubrió evidencia
genética para una expansión de población hacia lo que es ahora Europa proveniente de
un área que coincide perfectamente con la proyección de Gimbutas como el centro de la
cultura Kurgana.82
La investigación de Gimbutas se puso en cuestionamiento por antropólogos más
ortodoxos, porque ella no encontró lo que debería haber encontrado en la Europa Anti-
gua, es decir, un preludio de civilización inferior, primitiva y de barbarie. En lugar de eso,
Gimbutas argumenta que enraizada en el lenguaje simbólico de la Antigua Europa hay
una cultura y una mirada del mundo que no sólo es comprensible sino también “civili-
zada”. La Europa Antigua no era jerárquica, seguía al ritmo de la naturaleza, no-violenta,
altamente artística, y en muchas maneras mejor a las culturas y visiones mundiales que
le siguieron en Europa. Ella rechazó la creencia que la civilización se refiere solamente a
sociedades guerreras androcéntricas y sintió que era un terrible mal entendimiento man-
tener que la guerra es “normal” a la condición humana.
Carol Christ sugiere que miremos las razones profundas del por qué algunos aca-
démicos se sienten incómodos con la declaración de Gimbutas, cuando afirma que la
cultura de la Europa Antigua fue violentamente destruida. Christ señala que sabemos
por la conquista de las Américas que ejércitos mejor armados y bien entrenados pueden
fácilmente derrotar a poblaciones menos armadas y menos militarizadas en el curso de
varias generaciones y, pueden también triunfar y así erradicar valores tradicionales. Por
otro lado, aquellos que proponen el mito del progreso insisten que las culturas se mue-
ven hacia delante y hacia arriba por una suerte de lógica interna, con ideas nuevas y
superiores reemplazando a las más antiguas e inferiores. Ella nota que: “La mayoría de
80 Ibid., p. 321.
81 Ibid., p. xxi.
82 Mara Lynn Keller, “The Theory of Early European Origins and the Contemporary Transformation of Western
Culture, Journal of Feminist Studies in Religion, p. 83.
88 ● Con-spirando
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Con-spirando ● 89
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Debemos re-enfocar nuestra memoria colectiva. Esto se hace cada vez más ne-
cesario al ir descubriendo que el sendero del ´progreso´ está apagando las condiciones
mismas para que exista la vida en la tierra”.85
Otra mirada del por qué la diosa fue desplazada ha sido mostrada recientemente
por el doctor Leonard Shlain, un neurocirujano. Shlain propone la tesis de que con la
invención de la escritura la Gran Diosa comenzó a perder poder. Nos dice:
En sus intentos para resolver el misterio del destronamiento de la Diosa, varios auto-
res lo han asociado con las invasiones extranjeras, el invento de la propiedad privada,
la formación de estados arcaicos, la creación del exceso de bienes y las desventajas
educacionales de las mujeres. Aunque cualquiera o todas estas influencias pueden
haber contribuido, yo propongo otra: el declinar de la Diosa comenzó cuando algunos
Sumerios ingeniosos presionaron un palo puntudo en la greda mojada e inventaron
la escritura. La divulgación sin freno del alfabeto dos mil años más tarde deletreó Su
término. La introducción de la palabra escrita y, luego el alfabeto, dentro de la relación
social de los humanos inició un cambio fundamental en la manera en que las culturas
recientemente alfabetizadas entendieron su realidad. Yo propongo que fue este cam-
bio dramático en la mentalidad el primer responsable del cultivo del patriarcado.86
90 ● Con-spirando
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Con-spirando ● 91
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La Psicología Junguiana
La historia natural nos habla de una transformación casual y al azar de las especies
en un espacio de cientos de millones de años de devorar y ser devorados. La historia
biológica y política de los seres humanos es una repetición elaborada de la misma
cosa. Pero la historia de la mente ofrece un cuadro diferente. Aquí interviene el mila-
gro de la consciencia reflexiva… La importancia de la consciencia es tan grande que
uno no puede más que sospechar que el elemento de sentido está encerrado en
algún lugar dentro de ese monstruoso, aparentemente sin sentido tumulto biológico,
y que el camino para su manifestación se encontró por fin a nivel de vertebrados con
sangre caliente que poseían un cerebro diferente –como si hubiese sido encontrado
por suerte, sin intencionalidad e imprevisto y, sin embargo, intuido, sentido y a tientas
sacado de algún oscuro impulso… No tenemos idea cuán lejos podemos extender el
92 ● Con-spirando
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A primera vista, no parece que deberíamos encontrar una relación entre psicología
y microfísica… El aspecto más obvio en tal conexión radica en el hecho de que la
mayoría de los conceptos básicos de la física (como espacio, tiempo, materia, energía,
continuum o campo, partícula, etc.) fueron intuitivos en su origen, semi-mitológicos,
ideas arquetípicas de los antiguos filósofos griegos, ideas que fueron evolucionando
de a poco y llegaron a ser más exactas y, que hoy, están expresadas principalmente en
términos matemáticos abstractos.93
91 Carl Jung, Memories, Dreams and Reflections, Aniéla Jaffé, ed. New York: Vintage Books, 1965, p. 339.
92 Ibid., p. 402
93 M. L. von Franz, “Science and the Unconscious,” Man and His Symbols, Carl Jung, et. Al., eds. New York:
Doubleday, 1964, pp. 306-307.
Con-spirando ● 93
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buscando las conexiones en la naturaleza en lugar de leyes difíciles y rápidas, así también
Jung en lugar de preguntar la causa de algo, se pregunta: ¿para qué pasó? 94
Como los “patrones que conectan” de Bateson y el “universo plegándose y des-
plegándose” de Bohm, el “estrato profundo” de Jung o inconsciente colectivo, desde don-
de todo tiene que venir y a lo cual todo retorna, ofrece una clave hacia un entendimiento
más cercano del misterio último. Para Jung, el significado y el propósito no son prerro-
gativas de la mente. Por sobre todo, éstos operan en el todo de la naturaleza viviente. No
hay realmente una diferencia entre desarrollo orgánico y psíquico, cada cual responderá
a su código instintivo/arquetípico. Una planta producirá una flor, la psiquis creará un
símbolo.
Es el concepto y experiencia de arquetipo lo que engancha al ecofeminismo. De
acuerdo a Jung:
94 Ibid., p. 309.
95 Jung, Memories, Dreams and Reflections, p. 392
94 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
96 Anthony Stevens, Archetypes: A Natural History of the Self. New York: Quill, 1983, pp. 29-47.
97 Ibid., p. 14.
Con-spirando ● 95
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98 Ibid., p. 21-62.
99 James Hollis, The Archetypal Imagination. Texas A&M University Press: 2000, pp.10-11.
100 Ibid., pp. 4-12.
96 ● Con-spirando
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Para resumir, una experiencia primordial da por resultado una imagen, que es la men-
sajera del Misterio. Por un tiempo—un momento o un milenio—esa imagen per-
manece permeada con energía. Como el tiempo es el enemigo de un símbolo y,
las deidades tienen su programa propio, la energía deja a la imagen, que permanece
como un objeto de la mente, la cáscara que una vez habitaron los dioses y las diosas.
La más antigua blasfemia religiosa es convertir al cascarón en algo literal y rendirle
devoción, cuando la energía ya se ha ido a otra parte. Esto es idolatría y su sirviente
es la apostasía que se protege a sí misma contra los dioses y diosas reverenciando sus
tumbas. Cuando tal unión vital abandona al individuo, él o ella sufre una neurosis: cuan-
Con-spirando ● 97
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do abandona a la tribu, ocasiona una crisis cultural, con todas las psicopatías que hoy
nos inundan. El sufrimiento que ocasiona la pérdida de la luz es lo que hace necesaria
la psicología analítica. Su tarea es ayudar al individuo a encontrar su propio camino de
vuelta a los confines del misterio.103
98 ● Con-spirando
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Si vemos más allá de la mirada patriarcal hacia los campos dinámicos de energía que
representan la experiencia de ser una mujer, de ser femenina, entonces los arquetipos
e imágenes que hemos heredado de ellos –en nuestra alma, así como en las repre-
sentaciones del arte humano- pueden ser un espejo para descubrir la pérdida o los
aspectos reprimidos de nuestro propio poder. Ellos pueden hablarnos. Los arquetipos
miran hacia atrás (a través de la historia evolutiva, antropológica y cultural). Pueden
mirar hacia delante (a través de los sueños, la imaginación creativa, las transforma-
ciones artísticas y la experiencia real de las mujeres). Los arquetipos no permanecen
estáticos. Tienen un aspecto dinámico que sólo las mujeres pueden discernir comple-
tamente. En nuestra propia búsqueda de integración, las imágenes fragmentadas de la
Diosa se convierten en una nuevamente.108
Somos como huérfanas, descendientes de una Gran Madre, cuyas enseñanzas y va-
lores hemos olvidado. Somos ignorantes de nuestra verdadera ancestralidad. Por eso
tenemos que ir más allá de Eva, re-pensar la “caída”, el eclipse, la fragmentación, la
sustitución. Ella nos pide que la reconozcamos y debemos redescubrirla. El paradigma
del futuro comienza ahí… La imagen de Eva, símbolo de la pérdida de nuestro poder
como un derecho y de nuestra conexión perdida con la Madre de Todos, se esfumará
Con-spirando ● 99
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100 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
112 Rosemary Radford Ruether, citado en Mary Judith Ress, “Una crítica al ecofeminismo: el esencialismo”, Revista
Con-spirando #23, marzo, 1998, pp. 40-41.
113 Cecile Jackson, citado en Mellor, p. 73.
Con-spirando ● 101
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102 ● Con-spirando
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Las mujeres tienen cuerpos específicos que hacen cosas específicas, pero lo que inte-
resa es cómo la sociedad toma en cuenta las diferencias sexuales y todo el problema
de la materialidad en la existencia humana. Las mujeres no están más cerca de la na-
turaleza por una afinidad elemental fisiológica o espiritual, sino por las circunstancias
sociales en las cuales se encuentran –esa es su condición material. La desproporcio-
nada responsabilidad de las mujeres por la encarnación humana está parcialmente
expresada en el trabajo que las mujeres realizan, pero también en su disponibilidad
para las necesidades biológicas… Sean cuales sean las vidas sociales que las personas
construyan, éstas están siempre delimitadas por la existencia corpórea. Las vidas so-
ciales similares están delimitadas por el ecosistema.118
Es como si a las mujeres se les confió y han guardado ese pequeño y cochino secreto,
de que la humanidad surge desde una naturaleza no-humana hacia la sociedad en la
vida de la especie y de la persona. El proceso de nutrir un bebé humano no sociali-
zado, no diferenciado hacia una persona adulta—la socialización de lo orgánico—es
el puente entre la naturaleza y la cultura. El burgués masculino occidental se extrae
entonces a sí mismo del área de lo orgánico para llegar a ser un ciudadano público,
como si hubiese nacido de la cabeza de Zeus. Deja de lado las cosas de niño. Le quita
el poder y sentimentaliza a su madre, sacrificándola a la naturaleza. Pero la clave para
la acción histórica de las mujeres con respecto al dualismo naturaleza/cultura descan-
sa en el hecho que las actividades tradicionales de la mujer—ser madre, cocinar, sanar,
trabajar la tierra, buscar el alimento—son tan sociales como naturales.119
Con-spirando ● 103
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104 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
121 Rosemary Radford Ruether, Gaia y Dios: Una teología ecofeminista para la recuperación de la tierra. México:
Demac, 1993, pp. 279.
122 Ibid., p. 280.
123 Ibid., 283.
Con-spirando ● 105
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como resultado de la influencia de las religiosas misioneras de los Estados Unidos hacia
sus compañeras locales.
Algunas congregaciones religiosas femeninas parecen ser el grupo más suscepti-
ble para abrazar la nueva cosmología. Influenciadas especialmente por el pensamiento de
Thomas Berry y su invitación para “re-habitar la tierra” aprendiendo de la misma Tierra,
las religiosas se están convirtiendo rápidamente en agricultoras orgánicas, horticultoras,
cocineras vegetarianas, maestras de Reiki y practicantes de la salud holística, botánicas
de base, astrónomas aficionadas, y maestras/líderes de ecología y cosmología –todo den-
tro de los nuevos centros que están fundando. Adondequiera que voy, veo ramificaciones
de estos centros de educación ecológica: existen tres (de lo que yo sé) en mi estado natal
de Ohio –uno fundado por mi antigua comunidad, las Hermanas de la Humildad de Ma-
ría, otro fundado por las Dominicas de Akron, y un tercero fundado por la Hermana de la
Caridad de Cincinnati, Paula González. He visitado tales centros en Brasil, Nicaragua y
Costa Rica y, formo parte de dos de esos centros aquí en Chile.
Mucha de la inspiración para estos centros viene de “Genesis Farm” (Granja Gé-
nesis), un centro de educación ecológica ubicado en el estado de Nueva Jersey y fundado
en 1980 por la religiosa Dominica Miriam Therese MacGillis. Una discípula apasionada
de Tomás Berry, MacGillis no solamente tiene una granja orgánica viable, sino que ha
inspirado proyectos como huertos comunitarios, una escuela primaria local donde se
enseña “la nueva cosmología”, un programa de Maestría universitaria sobre sustentabili-
dad ecológica, y un movimiento para aprender sobre los ecosistemas de la región y luego
protegerlos. También realiza rituales para marcar los cambios de las estaciones. (Partici-
pé en el ritual del Solsticio de Verano en 1997, donde MacGillis unió a Juan El Bautista
con aquella personalidad que viene de los márgenes a invitar a la comunidad para que
adquiera un nuevo sentido de sí misma. Como parte del ritual, cada una de nosotras hizo
sus propias coronas de flores del verano y bailamos la danza espiral liderada por Miriam
Therese.)
MacGillis está invitando a toda una generación de religiosas para volver a enrai-
zarse. Citando a Berry, que dice que trabajar en una huerta es activar los misterios más
profundos del universo, ella ve esta actividad como “una invitación dentro de la trayec-
toria del cosmos a medida que se despliega y revela a sí mismo en una coliflor. El entrar
en los espacios interiores del mundo natural es confrontar nuestra propia arrogancia.
Debemos desarmar en nosotros mucha de estas actitudes de dominación interior o de
indiferencia si queremos descubrir lo divino”.124
MacGillis está invitando hacia una nueva manera de vivir la vida religiosa –un
llamado a lo que el eco-teólogo irlandés, Diarmuid O´Murchu llaman “liminalidad”. Para
O´Murchu:
124 Miriam Therese MacGillis, “Genesis Farm Links Holistic Living with Envisioning a New World Order”, IDOC
Internacionale. Rome: July-August, 1990, p. 39.
106 ● Con-spirando
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La castidad está vista como la necesidad humana para conectarse. MacGillis nota
que hoy en día existe una tremenda herida en la construcción del Yo. El lado oscuro de
esto es que a menudo manipulamos a otros para nuestra propia auto estima. El llamado
125 Diarmuid O’Murchu, Religious Life: A Prophetic Vision. Notre Dame, Ave Maria Press, 1991, pp. 36-37.
126 Miriam Therese MacGillis, Reflections on religious life (serie de cassettes sobre la vida religiosa.
Con-spirando ● 107
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aquí para los humanos es a “ser puros de corazón”, ser “castos” –lo que es una manera
de ver. Es acerca de cómo nos conectamos con otros –y no tiene nada que ver con el ce-
libato. Para MacGillis, una falta de castidad da como resultado el sexismo, el racismo y
el militarismo: “Estamos llamadas a testimoniar en contra del hecho que todo el planeta
ha sido llevado hacia una objetivización pornográfica. Y ahora todo el planeta tendrá que
llegar a ser ‘casto’ para sobrevivir – tendrá que vernos a todos como sujetos, no como
objetos.”127
Finalmente, la obediencia esta vista como un llamado a responder a la creativi-
dad en el corazón del universo. Debemos ser obedientes a ese proceso.
MacGillis ve este entendimiento de la pobreza, la castidad y la obediencia como
un llamado para todos los humanos. Los votos ahora deben ser vistos como una alianza
con la tierra para protegerla, defenderla y cultivar el camino de la tierra hacia el futuro.
Aconseja a las comunidades religiosas que conviertan sus casas madres en bioregiones, e
invita a las congregaciones religiosas a refundarse a sí mismas dentro de la gran comuni-
dad de vida. Ella dice:
Aunque esta nueva visión es muy atractiva, sin embargo, todavía es una peque-
ña semilla de mostaza y aún no ha influenciado la vida religiosa institucional en lo más
mínimo. Y de nuevo, es más un fenómeno dentro de los Estados Unidos que dentro de
América Latina.
Lo que parece estar sucediendo entre las religiosas latinoamericanas es su atrac-
ción para aprender sobre medicina y tratamientos naturales para sanar a aquellos con
quienes trabajan –sean estas víctimas de violencia, personas sufriendo con Sida, niños
mal nutridos o las personas indigentes y ancianas. Hay un buen número de religiosas
trabajando en los barrios marginales o en áreas rurales empobrecidas o con gente indí-
gena, que se han auto- educado calladamente como “médicas” para tratar enfermedades
específicas. También están llegando a ser expertas en medicina y tratamientos con hier-
bas. Aunque no necesariamente pueden estar de acuerdo con que se les llame así, están
127 Ibid.
128 Ibid.
108 ● Con-spirando
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Con-spirando ● 109
C A P I TU L O I I - E c o f e m i n i s m o : U n a G e n eal o g í a
110 ● Con-spirando
“Tu eres una diosa y todas las diosas habitan en ti”.
-Madonna Kolbenschlag1
Capítulo III
Teología Ecofeminista
1 Una frase utilizada por Madonna Kolbenschlag durante la Escuela de Espiritualidad Ecofeminista en 2000.
Con-spirando ● 111
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
1 Starhawk, “Power, Authority and Mystery: Ecofeminism and Earth-based Spirituality”, Reweaving the World.
2 Charlene Spretnak, States of Grace: The Recovery of Meaning in the Postmodern Age. San Francisco: Harper
Collins, 1991, pp. 114-154.
3 Carol Christ, “Repensando la teología y la naturaleza”, Revista Con-spirando #4, junio, 1993, pp. 28-29.
4 Susan Griffin, Woman and Nature: The Roaring Inside Her, citado en Mellor, p. 49.
112 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
5 Mary Daly, Outercourse: The Be-dazzling Voyage. HarperSanFrancisco, 1992. Este libro es su autobiografía
donde ella cuenta su camino hacia el pensamiento de un feminismo radical.
6 Sallie McFague, Models of God: Theology for an Ecological Age. Philadelphia: Fortress Press, 1987, y The Body
of God: An Ecological Theology. Minneapolis: Fortress Press, 1993.
7 McFague, citado en Anne M. Clifford, Introducing Feminist Theology. New York: Maryknoll, Orbis Books, 2001,
pp. 236-237.
Con-spirando ● 113
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
teológico donde todas las entidades en el cosmos están simbióticamente unidas en nive-
les de interdependencia pero que también están separadas como centros de acción y de
respuesta.8 McFague es crítica de la insistencia de las ecofeministas post cristianas en la
inmanencia de lo divino, y dice que Dios no puede reducirse al mundo, así como los hu-
manos no podemos ser reducidos a nuestros cuerpos. Ella, como Ivone Gebara, propone
un entendimiento pananteístico de Dios –es decir, una relación dios-mundo donde el
mundo existe en Dios. Pone mucho cuidado en no igualar a Dios con el cosmos, insistien-
do en el argumento escolástico clásico de que Dios es más que la suma de las partes. Pero,
mientras que Dios trasciende al mundo, nada existe sin Dios. Al mismo tiempo, Dios está
siendo “encorporalizado” en el proceso evolutivo cada vez más complejo. Entiende la
creación como una encarnación continua, dinámica, creciente de Dios, una encarnación
que corrige a siglos de la sobre enfatización de la trascendencia de Dios. De hecho, descri-
be un cosmos donde “la trascendental inmanencia o inmanencia trascendente es el mo-
delo del universo”.9 Esta unidad entre inmanencia y trascendencia está manifestado en la
encarnación de Jesucristo. El Hijo de Dios se hace carne en nuestro mundo y se convierte
en el signo de la presencia de Dios con el universo creado.
A pesar que McFague opina en forma convincente que “el cuerpo importa” en la
teología cristiana, su teología es, al final, una variación de la teología de la encarnación
clásica – y sigue siendo dualista en mi opinión. Ella permanece atrapada en el dilema de
imaginar a Dios como un agente externo dirigiendo el despliegue evolutivo de la crea-
ción, separando así Creador y creación. McFague tiene mucha dificultad para describir a
un Dios sin dualismo. Ella “se resiste a la identificación última e inmanente de Dios con
el mundo. Siente que el panteísmo la llevará muy lejos del cristianismo. Como una refor-
madora cristiana, ella quiere que Dios se identifique y sufra con la creación, y a la vez,
quiere retener una trascendencia no limitada por ésta”.10 Como lo señalan las ecofeminis-
tas post cristianas, hay un problema al poner trascendencia en las religiones porque ellas
nos llevan a buscar las bases de este mundo en algún lugar fuera de él. El énfasis con-
tinúa en un Dios que crea “desde la nada” (ex nihil), o como “el motor principal” y por
lo mismo externo al orden creado. Incluso en el énfasis de McFague en la encarnación,
donde Dios/Sofía se convierte en humano, el énfasis sigue siendo en una trascendencia,
la Fuente Última.
Rosemary Radford Ruether, una de las “madres” de la teología feminista contem-
poránea, en la última década se ha desplazado hacia el ecofeminismo. Gaia y Dios es, has-
ta la fecha, su gran esfuerzo para situar el ecofeminismo dentro del discurso clásico y de
la teología feminista. Este libro ha sido traducido al español y el Colectivo Con-spirando
pasó todo un semestre estudiándolo en 1995.
114 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Con-spirando ● 115
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Ruether no cree que una cultura ecológica feminista pueda ser recuperada de cul-
turas pasadas pre-patriarcales. Cuestiona la suposición de un “paraíso” antiguo matrísti-
co, amante de la paz, sugerido, por ejemplo, por Gimbutas. Ella cree que los esfuerzos por
recuperar tales culturas feministas pre-patriarcales son esfuerzos imaginativos de gente
en sociedades industriales avanzadas determinadas a encontrar, por las nuevas crisis de
12 Rosemary Radford Ruether, “Ecofeminism and Healing Ourselves, Healing the Earth”, serie de ponencias Keep-
ing the Spirit Alive, St. Stephen’s College, dada en Edmonton y Calgary, Alberta, Canada, 2-3 de junio, 1998.
13 Ruther, Gaia y Dios, p. 260.
116 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
nuestros tiempos, un mito con más sentido. “Algunas ven al Dios judío y cristiano mas-
culino monoteísta como un concepto hostil que racionaliza la alienación y la negligencia
de la tierra… Estoy de acuerdo con casi toda esta crítica, pero creo que meramente re-
emplazando una deidad masculina trascendente con una femenina inmanente no es una
respuesta suficiente al “problema de dios”.14 Ella pide una solución imaginativa a estas
oposiciones tradicionales más que simplemente revertirlas.
Para Ruether, el punto débil de estas sociedades matriarcales yace en su dificul-
tad para encontrar roles satisfactorios para los hombres adultos que no apoyen la domi-
nación sobre las mujeres, ni produzcan hombres desmoralizados con un resentimiento
profundo hacia las mujeres.
14 Ibid., p. 16.
15 Ruther, Ponencia “Ecofeminism and Healing Ourselves”.
16 Ibid.
Con-spirando ● 117
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
sin cuerpo, fuera del cosmos físico. En contraste, la teología ecofeminista de Ruether en-
carna a Dios en, a través y bajo todo el proceso cósmico. En este sentido, Dios no puede
ser imaginado siendo exclusivamente masculino ni antropomórfico, sino como la fuente
desde la cual la variedad de plantas y animales brotan en cada generación, la matriz que
sostiene y renueva su interdependencia dadora de vida. Al responder a la acusación de
que tal descripción de Dios se interpretará como inmanente, a un concepto de Dios que
no tiene trascendencia, Ruether nos invita a repensar el concepto de trascendencia.
Su argumento es que la trascendencia-inmanencia ha sido entendida por largo
tiempo en términos dualísticos divisorios como esto o aquello, mente-cuerpo, masculino-
femenino. La teología ecofeminista ve la trascendencia no como un concepto que signi-
fica un Dios que es una mente masculina desencarnada fuera del universo, sino como
un Espíritu divino renovador radicalmente libre de nuestros sistemas de dominación y
distorsión. El Dios patriarcal, que gobierna desde fuera del universo, no es trascendente
en este sentido del ecofeminismo, sino la última justificación cautiva de la dominación
y fantasía patriarcal. El verdadero espíritu renovador de la vida está libre de toda racio-
nalización de injusticia, pero mucho más cercano a nosotros de lo que nosotros estamos
de nosotros mismos. Un entendimiento ecofeminista de la Sabiduría divina sostiene los
procesos diarios de vida y a la vez cimienta las trasformaciones creativas por las cuales
nos liberamos a nosotros mismos de tales distorsiones para redescubrir el nexo real de las
relaciones justas.17
Ruether, como McFague, usan la imagen del universo como “cuerpo de Dios”,
pero yo encuentro que Ruether no tiene el dualismo de McFague. Para Ruether:
Los humanos somos el borde creciente evolutivo de este impulso realizador imper-
fecto hacia la consciencia y la bondad. Pero esto no nos separa del destino común que
compartimos con los organismos que crecen y luego mueren. Una ética ecológica
debe estar basada en la aceptación de ambos lados de este dilema de ser humano, en
la manera en que representamos este borde creciente de lo que “todavía no es” de
mayor consciencia y benignidad, y nuestra mortalidad orgánica, que compartimos con
las plantas y los animales. Pasamos nuestros ideales al futuro no escapando a nuestra
muerte personal, sino por una remodelación parcial de la “naturaleza” para reflejar
esos ideales humanos. Pero esta remodelación está finalmente gobernada por los lími-
tes finitos de la interdependencia de toda la vida en el sistema vivo que es Gaia.18
118 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Como los humanos, los animales y las plantas son centros vivos de vida orgánica que
existe por un tiempo cíclico. Luego cada una de nuestras raíces se marchita, las es-
tructuras orgánicas que sostienen nuestra vida caen y morimos. Este corte del centro
de la vida significa que nuestros cuerpos se desintegran hacia la materia orgánica para
entrar al ciclo de descomposición y re-composición como otras entidades. Las subs-
tancias materiales de nuestros cuerpos viven en las plantas y los animales, igual como
nuestros propios cuerpos están compuestos minuto a minuto de las substancias que
una vez formaron parte de otros animales y plantas… Nuestra relación con todas las
criaturas de la tierra es global, uniéndonos a la totalidad de Gaia viviente hoy. También
atraviesa las edades, uniendo nuestra substancia material con todos los seres que
partieron antes que nosotros en la tierra e incluso con el polvo de las estrellas que
hicieron explosión.19
19 Ibid., 258-259,
20 Ibid., 259.
Con-spirando ● 119
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Ivone Gebara
Lo que la teología ecofeminista propone es, sin duda, una reestructuración muy
radical—algunos incluso dirían “post-cristiana”—del sentido último. Sin embargo, sus
creencias no sólo parecen dar sentido a un creciente número de mujeres pobres en Amé-
rica Latina, sino que encienden una gran pasión y alegría.
Como hemos visto en el Capítulo I, la teología ecofeminista latinoamericana
emerge en la “tercera etapa” de la teología feminista, que comienza en los años ´90. Sin
excepción, las que trabajamos en este campo en Latinoamérica hemos estado muy in-
fluenciadas por el pensamiento de Ivone Gebara, la teóloga ecofeminista principal de la
región. Ella es, sin duda, la arquitecta de lo que ella denomina “ecofeminismo holístico”
que caracteriza esta tercera etapa. Por esta razón, amerita una mirada más detallada a su
vida y trabajo.
Gebara, siempre admitiendo que el ecofeminismo “no es una flor nativa de Latino-
américa” pero que adquiere las tonalidades y contextos específicos de nuestra región,”21
ha estado influenciada por el cambio de cosmología basado en la nueva ciencia, como se
expresa en pensadores tales como Teilhard de Chardin, Fritjof Capra, Tomás Berry y Brian
Swimme y, por teólogas feministas como Mary Daly, Rosemary Radford Ruether, Sallie
McFague y la teóloga alemana Dorothy Soelle. (Está especialmente influenciada por el
pensamiento feminista y ecofeminista de Ruether. Fue la oradora principal en la celebra-
ción de la jubilación de Ruether del Seminario Evangélico Garret en Chicago). Un rápido
resumen del “las credenciales” de Gebara. Ella es una religiosa, pertenece a las Canónigas
de San Agustín, una congregación francesa. Tiene un doctorado en Filosofía y Ciencias
Religiosas y es autora de muchos libros, incluyendo su obra sobre ecofeminismo. Longing
for Running Water: Ecofeminism and Liberation (1999) y su libro más reciente Out of the
Depths: Evil and Salvation in a Feminist Perspective (2002). Aunque ella proviene de
Sao Paulo, Gebara ha vivido en el nordeste brasileño los últimos 20 años. Enseñó episte-
mología y filosofía en el Instituto Teológico Católico en Olinda/Recife por 14 años, bajo
la dirección de Dom Helder Cámara, uno de los más famosos obispos de la “liberación”
de Latinoamérica. Cuando Cámara se jubiló fue reemplazado por Dom José Cardoso, un
obispo conservador que—actuando por órdenes del Vaticano—cerró el Instituto, tal como
Cámara lo había concebido y despidió a todos los profesores. Desde entonces Gebara se
convirtió en una “nómada” como ella describe su ministerio actual viajando por toda
la región—y más allá—dando cursos y talleres sobre teología feminista y ecofeminista a
comunidades locales, grupos de mujeres, comunidades religiosas y organizaciones soli-
darias de todo tipo. Continúa viviendo en un barrio pobre en las afueras de Recife, en el
120 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
nordeste brasileño. Es la vida diaria de sus vecinas, la mayoría de ellas mujeres pobres,
desde donde construye su teología. Aquellas que participan en sus cursos o leen sus
libros y artículos sienten que la conocen bien porque, fiel a su metodología feminista,
siempre habla desde su propia experiencia y comparte su vida y sus sentimientos con
quienes la escuchan –tanto es así que cada persona la considera una amiga personal. En
1994, Gebara fue “silenciada” por el Vaticano por sus opiniones fuera de la ortodoxia,
especialmente en lo que se refiere al aborto. Se le ordenó “que volviera a estudiar” para
sacar su doctorado en teología en una Universidad Pontificia Católica en Europa. El re-
sultado de este “castigo” es su libro reciente, Out of the Depths. Desde que volvió del
“exilio” continúa siendo una “nómada”.
Al caracterizar la “tercera fase” de la teología feminista latinoamericana, Gebara
dice que comenzó con una sospecha sobre la misma definición de Dios:
22 Ibid, p. 45.
Con-spirando ● 121
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
flexible para cambiar las bases de su antropología y cosmología para responder a lo que
ella llama “ecofeminismo holístico”. Ella cree que lo debe hacer si desea sobrevivir.
En Longing for Running Water, Gebara describe su “ecofeminismo holístico”:
Me gustaría considerar cuatro áreas donde creo que Gebara pone de cabeza a la
teología tradicional desde un punto de vista ecofeminista. Ellas son: su definición de
“persona”; sus reflexiones sobre ética; sus definiciones de Dios, Trinidad y Jesús; y final-
mente, la relación entre ecofeminismo y la opción por los pobres.
Gebara insiste que en primer lugar debemos cambiar nuestra noción de quienes
somos como hombres y mujeres dentro del cosmos antes que empecemos a reconstruir
a Dios. Dice que, como cualquier imagen de Dios, es un reflejo del entendimiento o ex-
periencia que tenemos de nosotros mismos, una mirada ecofeminista re-situaría a los
humanos dentro—no por encima—del universo. Ella muestra cómo esto es dramática-
mente opuesto a la antropología cristiana que insiste que la humanidad es “señora de la
creación” mandada por su Creador a “dominar la tierra”. En nuestra antropología actual,
el derecho humano a dominar, controlar y poseer ha sido legitimado por el Creador y de
ese modo ha llegado a ser parte de la definición de nosotros mismos. Gebara, sin embargo,
clama por un nuevo entendimiento de “relacionalidad” que ve como la realidad prima-
23 Ivone Gebara, Longing for Running Water: Ecofeminism and Liberation. Minneapolis: Fortress Press, 1999, p. 2.
Texto en español: Ivone Gebara, Teología ecofeminista, Montevideo, Uruguay: Editorial Doble clic, 2000.
122 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
ria: Para ella, la relacionalidad “es constitutiva de todos los seres. Es más elemental que
nuestra consciencia de las diferencias y de la autonomía, la individualidad, o la libertad.
Es la realidad básica de todo lo que es o puede existir. Es el tejido subyacente que está
en continuo movimiento dentro del proceso vital en el cual estamos inmersas. Sus fibras
entretejidas no existen separadamente, sino sólo en perfecta reciprocidad las unas con las
otras—en el espacio, en el tiempo; en su origen y hacia el futuro.”24
Por lo tanto, estamos fundamentalmente “relacionadas”. Desde allí, Gebara pasa
a desarrollar la relación como una condición humana, como una realidad ética, como
una experiencia religiosa y como una condición cósmica. Ella se discute con el concepto
de consciencia que incluye la consciencia limitada de la teología de la liberación en el
campo de un proyecto social, político y religioso. Todo lo que estaba afuera del proyecto
de concientización fue rechazado porque no cabía dentro del modelo de proyecto de la
racionalidad.25
Al concentrarse en la relacionalidad como una realidad ética, ella dice que nin-
gún principio transcendente o alta divinidad debe actuar como un tipo de moral que fun-
damente nuestras acciones. Ya que la relacionalidad es una experiencia constitutiva del
mismo universo en el cual vivimos, apelamos a la ética porque la vemos como la base vi-
tal de nuestras vidas personales y colectivas en la medida que evolucionamos. Entonces,
la ética es el fruto de nuestro proceso de humanización, de nuestro crecimiento colectivo
en nuestros intentos para construir un mundo en el cual la vida compartida llegue a ser
más y más una realidad.
Gebara opina que una ética ecofeminista busca abrir espacios para que las mu-
jeres y para que los ecosistemas de la tierra asuman su lugar que les pertenece en la
construcción de nuevas relaciones basadas en el respeto y la reciprocidad. Ambos son
no-sujetos éticos en el patriarcado. Ella critica especialmente la postura ética de la iglesia
católica referente al tratamiento de las mujeres, haciendo notar que las directrices para
vivir se nos imponen como si estos principios fueran leyes, más importantes que nues-
tra propia historia.”26 Esto es especialmente cierto en el área de la sexualidad femenina
donde la creencia en la superioridad de los hombres y de un liderazgo masculino permite
legislar la conducta de las mujeres y de sus cuerpos. Ella nota que: “En la moral católica,
el mal y el pecado están definidos y legislados ‘de hecho’ (…) Con eso, se produce perso-
nas llenas de ´culpa´, y las ´víctimas´, en lugar de ciudadanas que buscan asumir riesgos
y responsabilidades en la historia. En este esquema, las mujeres a menudo son la parte
culpable y las víctimas a la vez.”27 Gebara exige una ética de vida que tome en cuenta la
diversidad de la humanidad y de los ecosistemas del planeta, así como el carácter diná-
24 Ibid., p. 83.
25 Ibid., p. 252-253.
26 Ivone Gebara, “Eco-feminism: An Ethics of Life”, Sacred Earth, Sacred Community: Jubilee, Ecology and Aborigi-
nal Peoples. Canadian Ecumenical Jubilee Initiative. Toronto: 2000, p. 33.
27 Ibid., p. 33.
Con-spirando ● 123
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
mico, cambiable de las relaciones humanas y de las relaciones humanas con la tierra. Por
eso que la ética nunca puede ser un sistema estático de leyes, sino que siempre debe estar
atento a la complejidad de situaciones en la medida que van ocurriendo. Las decisiones
éticas deben hacerse en contexto, más allá de lo universal pre-establecido. Ella insiste
en que una ética de vida apunta a crear una sociedad en la cual cada persona y especie
tiene el derecho a vivir dentro de una colectividad, porque cada uno tiene una necesidad
vital del otro. Eso es un gran salto de la teología tradicional cristiana, que ha proyectado
que cada cosa buena ya estaba presente desde el comienzo en las “verdades eternas” de
la Tradición. Ella dice que hoy en día “se nos entrega una invitación de la historia de
Vida; la Vida de diferentes pueblos, la Vida de los ecosistemas, la Vida de los planetas.
La tradición cristiana debe unirse a un gran movimiento, más allá de las viejas fronteras,
cosmologías y antropologías. Al re-encontrar la Sabiduría de la naturaleza, la de los pue-
blos indígenas y grupos marginalizados, la tradición cristiana aprenderá, como otras lo
han hecho, a encontrar un nuevo lugar para sí misma en el Universo.”28
El capítulo de Gebara sobre Dios en Longing for Running Water contiene algunos
de sus intuiciones más radicales y brillantes. Dice que las preguntas acerca de Dios son
realmente preguntas acerca de nosotras mismas:
Gebara no está de acuerdo con un Dios personal porque si Dios fuera una perso-
na sería un ser autónomo, lo que apoya el concepto patriarcal de Dios que está “arriba”
y “por encima” de la vida misma. Aunque Dios no es una persona, los humanos somos
personas, y esa es la manera en la cual tendemos a relacionarnos con el Misterio Divino.
Por lo tanto, análogamente, yo hablo a Dios como a una persona. Ella usa la analogía
“rezando a mi doble”. Atribuimos las cualidades de una persona a nuestro doble, pero es
realmente el propio “Yo” hablando al propio “Yo.”30 Es aquí adonde Gebara dirige su más
fuerte crítica hacia el patriarcado. Ella mantiene que un Dios metafísico, antropomórfico
y antropocéntrico pasa a ser necesario dentro de la estructura psicológica que evolucionó
a través de la historia de la cultura patriarcal. A Dios se le vio como otro “Yo” – un ego de
excelencia infinita cuyos designios eran inaccesibles a los seres humanos. Y siempre hubo
la esperanza que este ego me escucharía y me respondiera, ofreciéndome una seguridad
28 Ibid., p. 45.
29 Gebara, Longing for Running Water, pp. 101, 111-112,
30 Ress, Entrevista con Ivone Gebara, p.48.
124 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
paternal o maternal. Ella dice que: “La necesidad de mantener un poder superior—un
poder presente como ser en discontinuidad con todos los poderes del cosmos, la tierra,
los seres humanos, los animales, las plantas, e incluso la vida misma—parece ser algo de
fundamental importancia para mantener las organizaciones jerárquicas de la sociedad en
la cual vivimos.”31
La perspectiva ecofeminista de Gebara no pierde tiempo reflexionando sobre
Dios como un Ser Superior porque ya no podemos imaginar tal ser como una persona au-
tónoma, separada. Las ecofeministas estamos convencidas de que somos un solo Cuerpo
Sagrado; que habitamos dentro de un Misterio más grande que nosotras mismas. Somos
parte de este Misterio, que como nosotras esta evolucionando. En este Cuerpo, el indivi-
duo no está erradicado, sino que está relacionado a un todo más amplio sin el cual la vida
sería imposible. El ecofeminismo holístico entonces, sostiene que Dios está en todo –y
por lo tanto todo es sagrado. Una forma de ver que Gebara, como McFague, llama “pan-
en-teismo”.32
En relación a la Trinidad, Gebara nos recuerda que como somos nosotros quie-
nes construimos sentido, también hemos, a través de nuestros ancestros, construido la
Trinidad como “tres personas distintas en un mismo Dios”. Para Gebara, la Trinidad es
la metáfora que usamos para explicar lo inexplicable: “Esta experiencia de la Trinidad
proporciona multiplicidad y el deseo de unidad dentro de un solo y único movimiento…
La Trinidad es el nombre que nos damos a nosotros mismos, un nombre que es la síntesis
de nuestra percepción de nuestra propia existencia”.33 Ella reafirma la Trinidad como la
expresión del Misterio que nos envuelve, que es a la vez uno y múltiple. Sin embargo,
también insiste en que, como una expresión de nuestra realidad única/múltiple, también
tendrá que contener el mal en su interior:
Con-spirando ● 125
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Decir que Jesús es un símbolo significa que, aunque es Jesús de Nazaret, él es más que
Jesús de Nazaret. Se convierte en una posesión de la comunidad de sus seguidores,
una construcción colectiva que representa una forma de vida, un camino al sentido
de nuestra existencia. Jesús como un símbolo es en cierto sentido más que Jesús
de Nazaret como un individuo, porque en él millones y millones de personas están
incluidos.35
35 Ibid., p. 187.
36 Ivone Gebara, “¿Quién es el Jesús liberador que buscamos?” Palabras claves sobre Jesús de Nazaret. J.J.
Tamayo Acosta, Ed. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino, 1999, pp. 158-160.
37 Ibid., p. 178.
126 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Para Gebara, es la sociedad patriarcal con su división masculina del trabajo social
la que es existencialista, en el sentido que—desde la perspectiva del “colonizado”—los
cuerpos de las mujeres son productores, en forma biológica y cultural, hasta el grado en
que las mujeres dan a luz y nutren a los más jóvenes de la especie. No requieren herra-
mientas para producir. El trabajo doméstico no es reconocido como un trabajo básico de
38 Ibid., p. 184.
39 Gebara, “Ecofeminism: An Ethics of Life”, p. 37.
Con-spirando ● 127
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
40 Ibid., p. 39.
41 Ivone Gebara, Out of the Depths: Evil and Salvation in a Feminist Perspective. Minneapolis: Fortress Press, 2002.
p. 4. Título orginial: Rompendo O Silencio: Una fenomenología feminista do mal. Petrópolis, RJ: Vozes, 2000.
128 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
de Jesús en la cruz valida su propio sufrimiento y les ofrece un sentido para sus vidas.
Ella nota que: “La ideología del sacrificio, impuesta por la cultura patriarcal, ha desarro-
llado en las mujeres una preparación para la renuncia. Deben renunciar a su placer, a sus
pensamientos, a sus sueños, a sus deseos, ponerse al servicio de otros o vivir como otros
piensan que debieran hacerlo (…) Esta actitud lleva a muchas mujeres a aguantar y acep-
tar el sufrimiento como si fuera parte del designio de Dios… Todavía es común escuchar
a las mujeres con grandes problemas decir: “El sufrimiento de Jesús fue más grande.”42
Tales actitudes esconden verdaderas injusticias y no permiten que las mujeres distingan
entre el sufrimiento causado por las malas acciones y las angustias presentes en la vida
corriente de todos los humanos.
Gebara pone atención en el hecho que en la cultura popular latinoamericana, hay
un sentido fuertemente enraizado entre las mujeres de que es una maldición haber nacido
mujer. La mayoría de las mujeres dirán que les hubiese gustado haber nacido hombres, y
ansían tener hijos varones para que no sufran la “cruz” que viene cuando se nace mujer.
Sin embargo, también creen que como cristianas tienen que llevar y dar la bienvenida a
sus cruces en lugar de deshacerse de ellas.
Al buscar formas de librar a las mujeres de este enredo teológico de llevar cruces
voluntariamente, Gebara nos recuerda que aunque el sufrimiento es una realidad siempre
presente, así también están las maneras creativas de redención. Ella les llama “escapes
provisorios en nuestras vidas tentativas”.43 Se experimentan al compartir una comida
juntas, en actos de ternura, en la postura derecha de una mujer doblada, en el nacimiento
de un bebé, en una buena cosecha. Ampliar el sentido de la salvación y la resurrección
es para Gebara una necesidad ética: “Concretamente, significa el escuchar la sabiduría de
nuestros cuerpos, incluso con todas sus contradicciones, porque son nuestros cuerpos
que nos muestran los lugares de resurrección, los sitios de placer y los caminos que lle-
van a la felicidad.”44 También exhorta a las mujeres para relativizar la agonía que Jesús
sufrió en la cruz. Este sufrimiento, aunque de verdad grande e injusto, no es más grande
que aquel de la madre a quien se le quita un hijo, del de la mujer que ve a sus hijos morir
de hambre por la avaricia de aquellos que mantienen el poder económico. La centralidad
de la muerte de Jesús en la cruz ha sido usada para excluir o minimizar el sufrimiento de
otros.
Gebara nos pone sobre aviso para recordar que no hay una salvación universal,
pero que los poderosos de este mundo necesitan salvación universal o un Dios todopode-
roso como una manera de consolidar su propio poder. No, no hay salvación de una vez y
para siempre; no hay resurrección de una vez y para siempre. Ambas llegan en pequeñas
dosis para recordarnos quienes somos en realidad. Se viven en nuestros cuerpos concre-
tos, nuestro cuerpo de hoy. Esto no significa la muerte de los proyectos políticos para el
42 Ibid., 88-90.
43 Ibid., 124-28.
44 Ibid., 116.
Con-spirando ● 129
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
…está basado en la experiencia de aquellos que tienen poco acceso a las cosas ver-
des y al agua limpia: de aquellos que respiran una cantidad cada vez más grande de
la contaminación en el aire que se ha extendido por todas partes. Mi ecofeminismo
está preñado de salud: no la salud como la entendimos en el pasado, sino la salud de
un futuro que promete una mayor comunión entre los seres humanos y todos los
demás seres vivientes. Mi ecofeminismo está atravesado por la ferviente convicción
de que la belleza es importante para sanar a las personas. Puede ser la belleza de los
sonidos, de los colores, de las palabras, de rostros, de la comida y la bebida, o de los
abrazos. Como mi amigo Rubén Alves, yo también puedo asegurar la “salvación por
la belleza”.46
Al final, Ivone Gebara es una poetisa, una figura chamánica de nuestros tiempos
que hila nuevas visiones que cautivan la imaginación. Sus escritos y sus enseñanzas están
atravesados de los atractivos que imaginan un mundo post-patriarcal donde la salvación
verdaderamente viene de la belleza. Una última cita, que toca el miedo último del patriar-
cado: nuestra mortalidad:
Hay algo que se parece a una no-aceptación de nuestra realidad mortal, una rea-
lidad compartida con todos los seres vivientes. Existe una carencia al no tener un
sentido de pertenencia a un Cuerpo Único, un Cuerpo Viviente en transformación,
un Cuerpo que es mortal y que está abierto a posibilidades infinitas.(…) Yo prefiero
estar enredada en el polvo de la tierra que ascender a un cielo blanco y perfecto. Yo
130 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
prefiero, para mi último suspiro y mi último reposo, los brazos de la Tierra –que, de
acuerdo al Génesis, es el lugar donde camina Dios. Más allá de lo que se imagina por la
razón, hay algo imaginado por el deseo, la poesía, la belleza (…). Es tan pequeño, pero
¡es tan hermoso! Es hermoso en su fragilidad, y cada cosa hermosa tiene algo frágil
en sí y algo efímero. Esta escatología se fusiona con la tierra, con el ciclo de vida, con
las estaciones del año, los cuerpos de los animales, plantas y flores, esta escatología
humana y más allá de lo humano, entibia el corazón enormemente.47
Así es.
Ivone Gebara es una de las matronas de Con-spirando y ha tenido una gran in-
fluencia en nuestro pensamiento. Así escribe en su Introducción a Longing for Running
Water: “Por ahora, desde mi perspectiva, el grupo ecofeminista más entusiasta en Améri-
ca Latina es el Colectivo Con-spirando en Santiago de Chile.”48 También fue la principal
oradora en nuestro aniversario #10 celebrado en abril del 2002. En su ponencia sobre
la contribución de Con-spirando al ecofeminismo latinoamericano sostuvo el hecho de
que no somos una mera organización académica, ni que estamos asociadas con ninguna
organización de iglesia, lo que nos libera del control de ambas. También apreció la ma-
nera de organizarse de Con-spirando como un colectivo: somos un equipo multicultural,
no jerárquico que tiene miembras latinoamericanas así como de otros países, donde la
meta son las relaciones de justicia y ternura. Dice que Con-spirando se ha convertido en
el espacio donde las preguntas de muchas mujeres de América Latina encontraron eco
–nuestras frustraciones con la sociedad patriarcal y la iglesia en que vivimos. Enfatizó
que la prioridad ha sido siempre dar voz a las mujeres. Gebara dio una lista de las cinco
grandes contribuciones del Colectivo Con-spirando:
Con-spirando ● 131
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
• Y quinto, todas nosotras somos una. Todos son mis familiares, desde las personas
del barrio a los animales, a los montañas, los ríos.
Gebara dice que Con-spirando resume una nueva cosmología, una nueva antro-
pología, una nueva epistemología y una nueva ecología necesarias para nuestros tiem-
pos.
Nota de la autora: Con-spirando es un colectivo de mujeres que trabaja en las
áreas de ecofeminismo, teología y espiritualidad. Soy una fundadora de este colectivo.
Entre 1992 y 2009 hemos publicado 60 números de Con-spirando: Revista latinoameri-
cana de ecofeminismo, espiritualidad y teología, y desde 2010 seguimos ofreciendo pu-
blicaciones bajo una nueva iniciativa, Espacios Abiertos. Ofrecemos talleres, seminarios
y entre 2000 y 2006 hemos ofrecido una escuela anual de verano sobre Espiritualidad y
Ética Ecofeminista. Ofrecemos rituales a través de los ciclos del año.
En nuestro primer número de la Revista, manifestamos nuestro propósito, que define
bastante lo que somos:
En la cultura patriarcal en que vivimos, las contribuciones de las mujeres no son toma-
das en serio. Esto es particularmente verdad en el área de teología. Las mujeres están
ausentes como sujetos haciendo teología y también como una gran sujeto temática
de esta reflexión teológica. Nuestras vidas, nuestras prácticas religiosas diarias sim-
plemente no están presentes en la reflexión teológica actual. También están ausentes
nuestras experiencias de sufrimiento, alegría y solidaridad –nuestras experiencias de
lo Sagrado. Junto con expresar nuestra crítica a la cultura patriarcal, también buscamos
contribuir con la creación de una cultura que permita que la reflexión teológica flo-
rezca desde nuestros cuerpos, nuestros espíritus – en breve, de nuestras experiencias
de mujeres.
Buscamos teologías que tomen en cuenta las diferencias de clase, raza y género que
marcan tanto a América Latina. Esperamos abrir nuevos espacios donde las muje-
res podamos excavar profundo dentro de nuestras experiencias de vida sin temor.
A menudo estas experiencias son negativas, incluso traumáticas, en términos de la
formación religiosa que hemos recibido. Buscamos espacios donde las mujeres pue-
dan experimentar nuevas formas de estar en comunidad; donde podamos celebrar
nuestra fe en forma más auténtica y creativa; donde podamos re-descubrir y valorizar
nuestras raíces, nuestras historias y tradiciones –en breve, enfrascarnos en un diálogo
interreligioso que nos ayude a recobrar la tarea esencial de la teología, que es buscar
y proponer las preguntas que tienen que ver con el sentido último.
Estamos convencidas que para que hayan relaciones marcadas por la justicia y la
igualdad, debemos celebrar nuestras diferencias y trabajar hacia un mayor pluralismo
mundial. Para que eso ocurra, necesitamos teologías que desenmascaren las jerarquías
en las cuales vivimos, teologías que en lugar de mediar el Misterio, celebran y exploran
lo Sagrado sin reduccionismos o universalismos. Queremos teologías que cuestionen
132 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Con-spirando ● 133
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
50 Dolores Williams, Sisters in the Wilderness: The Challenge of Womanist God-Talk. Maryknoll, New York: Orbis
Books, 1993.
51 Rita Nakashima Brock, Journeys by Heart: A Christology of Erotic Power. New York: Crossroad, 1991.
52 Joanne Carlson Brown y Rebecca Parker, “For God So Loved the World”, Christianity, Patriarchy and Abuse, J.
Carlson Brown y C. Bohn, ed. Cleveland: The Pilgrim Press, 1989.
53 R. Solari, “Just another conference?”, Common Boundary. July/August, 1995, pp. 18-27.
54 Nakashima Brock, Journeys by Heart, p. 56.
55 “Desarmar la violencia”, Revista Con-spirando #8 (junio, 1994). Ver Ute Seibert-Cuadra “Tanto amó Dios al
mundo: violencia y abuso en la tradición cristiana”, p 8.
56 Ibid., pp. 2-8.
134 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
sobre los humanos les impedía entender que “todas formamos parte de cada una y que
nos co-creamos las unas a las otras en las profundidades de nuestro ser”.57
La violencia y “más allá de la violencia” fue también el tema de nuestro Jardín
Compartido, un programa de educación teológica llevado a cabo en 1997-98. Este pro-
grama fue un esfuerzo educacional cooperativo entre WATER, Alianza de mujeres para
la Teología, la Ética y la Religión, en Washington DC, una organización fundada por la
teóloga feminista Mary Hunt y la liturgista feminista Diann Neu, Ivone Gebara y su equi-
po en Recife, Brasil y el Colectivo Con-spirando. Durante cada uno de los tres “Jardines”,
las participantes trabajaron con Ivone Gebara para desenmascarar el mito de “la caída”
de Adán y Eva del Paraíso; también fueron expuestas al concepto de kyriarquía desarro-
llado por la teóloga Elisabeth Schussler Fiorenza para describir el sistema de relaciones
jerárquicas de poder que se nos impone a cada nivel.58 En cada etapa, las mujeres fueron
motivadas para desatar los nudos de la violencia incrustados en la memoria de sus cuer-
pos individuales, así como en los “cuerpos” de la iglesia, sociedad y la teología. Al mis-
mo tiempo, ellas fueron motivadas para ir “más allá de la violencia” para nutrir nuevas
teologías basadas en la experiencia de las mujeres para compensar aquellas teologías que
apoyan la kyriarquía y permiten los “contextos de violencia”.59
57 “Afectos y poderes”, Revista Con-spirando #16 (junio, 1996). Ver Bridgt Cooke, “Nuestra relación con las/os
niñas/os: más allá del palo y la zanahoria”, pp. 18-25. Ute Seibert-Cuadra, “Dios: Poder en relación?”, pp. 40-
43.
58 Kyriología viene de la palabra griega “Kyrios” que significa “señor” o “dueño”. Elisabethe Schussler Fiorenza,
Wisdom Ways: Introducing Feminist Biblical Interpretation. Maryknoll, New York: Orbis Books, 2001.
59 Colectivo Con-spirando, Sistematización: Más allá de la violencia: solidaridad y ecofeminismo. Un resumen del
Jardín Compartido, Santiago de Chile, 27 de enero a 8 de febrero, 1998.
Con-spirando ● 135
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Niñez
Adolescencia
Adultez (ahora)
Desde los nueve años estuve rodeada de imágenes de santos y de la Virgen en los
hogares de mis tías. Me acuerdo de una tía en especial que vivía en el campo y cada
tarde se sentaba frente a su altar con todas sus estatuas y rezaba el rosario y otras
oraciones. Nosotras como niñas nos reímos de ella porque siempre estaba interrum-
piendo sus oraciones para darnos órdenes sobre asuntos domésticos, etc. Al mismo
tiempo, cada sábado tenía que ir a las clases de catecismo para recibir instrucciones
para hacer mi Primera Comunión. ¿Qué símbolos de lo Sagrado recibí entonces? La
imagen de Cristo en la cruz, y de Cristo sobre un ataúd que era llevado por las calles
cada Semana Santa. La Virgen Dolorosa también estaba muy presente; vestida de ne-
gro y llorando a los pies de la cruz. Más tarde, como adolescente, comencé mi trabajo
con el movimiento de Acción Católica. Al mismo tiempo, estaba muy impresionada
con los colores – el blanco de la Virgen y el de la Resurrección. En la reforma litúrgica
de 1960, empecé a descubrir el Jesús Resucitado que estaba con nosotros, y a la
María histórica, la mujer campesina que hacía el pan. El trabajo pasó a ser un símbolo
sagrado así como las herramientas que usábamos para trabajar.También comenzamos
a integrar la lucha por la liberación dentro de nuestro sistema simbólico. El color
verde era importante –dando luz verde a América Latina para tomarse la tierra para
60 “Por sus símbolos los conoceréis”, Revista Con-spirando #19 (marzo, 1997).
61 Ibid. Josefina Hurtado, “Por sus símbolos los conoceréis”, pp. 2-9.
136 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Todo este simbolismo aparece cuando trabajo en el área ritual y de celebración litúr-
gica. En el grupo de mujeres al que pertenezco (que es un grupo comprometido para
frenar la violencia en todas sus formas), hemos celebrado rituales de sanación donde
usamos aceites y plantas, agua, flores, velas, comida, etc. Ahora nos encontramos en
una etapa donde estamos reclamando nuestros cuerpos como algo sagrado para
poder combatir toda la violencia física y psicológica a la que hemos estado sometidas.
Hemos llegado a ver que el concepto de “dios” está muy cercano y que realmente la
divinidad es mucho, mucho más amplia. Hemos llegado a comprender que las iglesias
no tienen poder para nombrar los símbolos sagrados –el poder está en las personas
y por lo tanto somos nosotras mismas que debemos descubrir esos símbolos que nos
hablan de la divinidad. Esto nos permite construir espiritualidad desde nuestra propia
concepción de lo que es divino. Los símbolos religiosos de mi niñez eran dados desde
afuera; hoy, sin embargo, yo los modelo y les doy significado basado en mi propia
experiencia.62
• Teología Encarnada
Con-spirando ● 137
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
partida teológico: para ir en contra de la mentalidad patriarcal de que los cuerpos de las
mujeres son la fuente del mal; para sanar la herida dualista entre cuerpo/espíritu; y para
aprender a amar nuestros cuerpos, descubriendo que nosotras de verdad somos “tem-
plos” encarnados de lo Sagrado.
Bastante de nuestro trabajo pastoral tiene que ver con sanación. En los talleres
donde introducimos simples prácticas como el Tai Chi, ejercicios de respiración pro-
funda y técnicas de masaje para las manos, pies, espalda y cabeza, ocurre una verdadera
transformación. El toque sanador muy a menudo despierta nueva vida. Las participantes
dicen que se sienten amadas y cuidadas, así como seguras y protegidas. Promovemos el
aprendizaje acerca de y la vuelta a algunas de las prácticas antiguas de nuestras ancestras
indígenas que no separaban las enfermedad física de la psicológica porque su concepto
de salud estaba basado en el poder para sanar que viene desde dentro.
También hemos descubierto la conexión intrínseca entre nuestros cuerpos y
nuestra espiritualidad. Desde nuestros comienzos hemos celebrado la unión entre la tota-
lidad y lo sagrado, y hemos desarrollado rituales donde oramos a través del movimiento
del cuerpo, la danza y el canto. Hemos aprendido a creer en esta metodología encarnada
como algo más holístico, una manera intuitiva de aprendizaje donde despertamos a la
interconexión de todo con todo. Y también dedicamos toda una edición de Con-spirando
al tema de la corporalidad como método para la transformación personal y cultural.64
• Perspectiva Ecofeminista
138 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Jardín Compartido, ya mencionado. Fue durante el proceso del Jardín Compartido que
por primera vez apareció el tema de “los mitos y sus poderes sobre nosotras”. Las parti-
cipantes actuaron y analizaron la historia de creación de Adán y Eva como se relata en
Génesis 2, el mito fundacional que sostiene nuestra actual cultura patriarcal cristiana.
Fue durante este proceso que comenzamos a darnos cuenta cuánto hemos internalizado
este mito, que sigue sosteniendo nuestras culturas y nuestras cosmologías—y operando
dentro de nosotras a un nivel muy profundo y a menudo inconscientemente.
Nuestra necesidad para investigar más en profundidad el cómo se originaron
los mitos, y también cómo operan para mantener el patriarcado como algo “normal” o
“enviado por Dios”, llevó a Con-spirando a comprometerse con una Escuela EEE. Esta
“escuela” ofrecería, durante 10 días, un espacio contenido y un tiempo donde las mujeres
podrían poner en la mesa sus preguntas teológicas sin miedo. Sería un “espacio seguro”
que permitiría a las participantes buscar juntas por teologías más dadoras de vida, cosmo-
logías y formas de celebrar nuestras espiritualidades emergentes. Sería un espacio para
buscar juntas y formular nuestro propio cuerpo de pensamiento, estudio y reflexión como
mujeres latinoamericanas conectadas con los debates religiosos de nuestra región.
Como colectivo, estuvimos convencidas que, como un primer paso, sería absolu-
tamente clave para las mujeres en América Latina profundizar nuestro análisis y nuestra
desconstrucción teórica del mito del Génesis y de los mitos en general, para ser capaces
de ver cómo actúan en nuestro subconsciente, determinando la manera en que nos re-
lacionamos. Al mismo tiempo, estuvimos convencidas que necesitábamos comenzar a
construir nuevas prácticas y relaciones de poder, para poder sostenernos a nosotras mis-
mas en términos de la construcción de sentido en lo personal y a nivel comunitario. Esto
conlleva la búsqueda de nuevas historias de sentido, nuevos mitos y rituales.
Así, durante nuestra Primera Escuela, elegimos como tema central, los Mitos y
su poder sobre nosotras y comenzamos el proceso tan importante de deconstrucción. En
el transcurso de esa Escuela en enero del 2000, desarrollamos nuestro propio entendi-
miento de mito, basado en nuestras propias experiencias – mirando con mayor atención a
aquellos mitos que lidiaban con los cuerpos de las mujeres. También miramos los mitos y
cómo evolucionan en la psiquis humana, y cómo se desarrollan en un ciclo de vida indi-
vidual de una mujer. Analizamos nuestra necesidad cultural y psicológica desde los mi-
tos y cómo podríamos transformarlos y usar su poder sobre nosotras para empoderarnos
a nosotras mismas. Con la ayuda de la psicóloga Madonna Kolbenschalg trabajamos sobre
los cuatro arquetipos básicos que nos modelan como mujeres—la Madre/Dadora de vida;
la Amante/Compañera; La Amazona/Guerrera; la Mujer Sabia/Médium—y vimos a estos
arquetipos reflejados en las muchas diosas que han aparecido a través de los tiempos.66
66 La muerte repentina de Madonna un día después del cierre de la primera Escuela EEE ha marcado mucho este
proceso. Ver Mary Judith Ress, “¿Y si la muerte no fuera un momento de soledad fundamental?”, Revista Con-
spirando #35 (marzo, 2001), pp. 29-33.
Con-spirando ● 139
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Ya que tanto las participantes como el equipo encontraron que estos temas eran
tan relevantes para sus vidas, Los Mitos y su poder sobre nosotras II fue elegido unáni-
memente como tema central de nuestra segunda Escuela EEE llevada a cabo en enero del
2001 y construido sobre el proceso del año previo. Desde una perspectiva de género, nos
concentramos específicamente en los cuatro arquetipos femeninos, según los desarrolló
Toni Wolff, colaboradora cercana de Carl Jung. Acá contábamos con la ayuda de la psicó-
loga jungiana Rachel Fitzgerald, experta en el pensamiento de Wolff. 67
Cuando miramos al arquetipo de la Madre/Dadora de Vida, trazamos nuestro
propio linaje de las mujeres en nuestras vidas y honramos a aquellas que nos dieron la
vida, ya sea física, intelectual o espiritual. Fue aquí donde descubrimos cuán fuerte es la
figura predominante de la Virgen María, Madre de Dios, a través de América Latina. Co-
menzamos a buscar detrás de su imagen por imágenes más antiguas, más indígenas de la
Madre. Reconocimos que esta es una gran área para seguir investigando.68 En el arquetipo
de la Amante/Compañera, contemplamos la evolución del placer sexual. Nos pregunta-
mos cuándo el placer/el erotismo y la espiritualidad se separaron – más específicamente,
¿cuándo se convirtieron en algo opuesto? ¡Otra área para investigar más! Al examinar el
arquetipo de la Amazona/Guerrera, nos encontramos cara a cara con todo el tema del po-
der. Aquí consideramos cómo el poder femenino ha sido simbolizado en diferentes perio-
dos de la historia y en diferentes culturas, y cómo desde un análisis de género, “hombre”
y “mujer” son construcciones sociales y, sin embargo, cuán difícil es para nosotras usar
el poder en nuevas maneras. Muy a menudo las mujeres “amazonas” han sido aquellas
que han sacrificado sus vidas por su pueblo. Concluimos en que hay una necesidad ur-
gente para investigar nuevas formas de ser Amazonas en el mundo de hoy que van más
allá del rol estereotipado en el que se espera que participemos. Finalmente, para entrar
profundamente dentro del arquetipo de la Mujer Sabia/Médium/Bruja, fuimos invitadas a
encontrarnos con nuestro lado oscuro—esa parte que a menudo reprimimos o ignoramos.
Aquí se volvió evidente que lo que ha estado envuelto en las sombras, reprimido—que
tan a menudo está relacionado con lo femenino poderoso pero desvalorizado—es una
fuente profunda de sabiduría que esta a la espera de ser utilizada.
Nuevamente, basadas en las evaluaciones de las participantes y facilitadoras, el
equipo de Con-spirando decidió mantener este tema para nuestra tercera Escuela EEE en
enero del 2002, pero esta vez concentrarse en el lado oscuro de cada uno de los cuatro
arquetipos y, también, mirar el proceso de estereotipar la energía original de cada uno.
67 Rachel Fitzgerald nos ha apoyado en una forma constante en nuestro trabajo de desenmascarar los mitos y
estereotipos patriarcales. Rachel Fitzgerald, “Arquetipos de lo femenino: dadoras, amantes, guerreras y sa-
bias”, Revista Con-spirando #36 (junio, 2001), pp. 4-11. También, R. Fitzgerald, Ella se mueve en círculos: Las
cuatro formas femeninas de Toni Wolff: Lazos vitales con la psiquis ancestral. Santiago de Chile: Colectivo Con-
spirando, 2010.
68 Vírgenes y diosas de América Latina: La resignificación de lo sagrado, Verónica Cordero, Graciela Pujol, Mary
Judith Ress, Coca Trillini, eds. Colectivo Con-spirando, Santiago de Chile, 2004.
140 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Decidimos estudiar cómo se desarrollaron las muchas normas éticas relacionadas con las
mujeres y nuestros cuerpos en el tiempo, en la medida que la mirada patriarcal se convir-
tió en la norma. Así, el tema para la tercera Escuela fue: Mitos y Poderes III: Los cuerpos
de las mujeres - Implicaciones éticas.
Con respecto a la sombra del arquetipo de la madre/contenedora se preguntó a
las participantes mirar a sus propias historias de contención –por la madre, la iglesia, el
partido político, el movimiento, etc. y ver cómo ellas/os nutría y “devoraba” a la vez. Se
dio especial atención a la Virgen María en América Latina y el cómo ella podía ser una
forma domesticada de diosas más antiguas, más sexuales, más “oscuras”. La sombra del
arquetipo de la compañera/amante apareció en términos de la necesidad patriarcal de
controlar el erotismo, colocándolo a resguardo dentro de los confines del matrimonio o
condenándola de ser la “mujer mala” o prostituta. Para tocar nuestros poderes y senti-
mientos eróticos, invitamos a dos mujeres del colectivo feminista Newen Kuché de Con-
cepción, Chile para facilitarnos un taller de Danza del Vientre. Su explicación del cómo
esta danza—siempre una danza entre mujeres para la diosa y, a menudo, una danza para
ayudar a las mujeres a parir—fue ¡realmente liberadora!69 Para conectarnos con la sombra
del arquetipo de la amazona, elegimos a un animal específico y pusimos en escena una
batalla para defender el territorio. Es importante decir aquí, que la mayoría de las parti-
cipantes reconocieron que de verdad eran “amazonas”, es decir, líderes de sus diferentes
comunidades y que estaban “cansadas” de estar siempre teniendo que “liderar el cam-
bio” y luchar por sus derechos. Al avanzar la Escuela, muchas descubrieron que habían
sobre desarrollado sus energías amazónicas al costo de sus campos energéticos erótico y
de mujer sabia. Al trabajar con el arquetipo de la Mujer Sabia o Médium, llegamos a la
conclusión que esta energía está vista totalmente como “sombra” por la mirada patriarcal.
Las mujeres viejas son simplemente invisibles e irrelevantes en la sociedad moderna. Y,
sin embargo, es precisamente en tiempos de crisis cuando la visión de la Mujer Sabia se
necesita. Terminamos con un ritual chamánico paleolítico.70
Los rituales son un ingrediente clave de las Escuelas. Uno de los más poderosos
es llevar a cabo la actuación de la parte del mito Sumerio de Inanna, la reina que des-
ciende al mundo de abajo para encontrarse con su “hermana oscura” Ereshkigal. Durante
el descenso al mundo de abajo, cada participante está invitada a dejar un signo de su
poder en cada una de las siete puertas que marcan su descenso. (Las puertas representan
los poderes relacionados con los siete chakras, que han sido trabajados durante nuestros
días juntas). Una vez abajo, cada una se vio a sí misma – su esencia, ahora sin ninguno de
sus poderes- reflejada al mirarse en un espejo, y detrás de ella vio también a su hermana
oscura, una figura con máscara vestida de negro. La tarea: integrar esta hermana oscura
69 Maria Teresa Inostroza, “Danza del vientre”, Revista Con-spirando #43 (mayo, 2003), pp. 58-59.
70 “Tercera Escuela de Etica y Espiritualidad Ecofeminista”, Revista Con-spirando #39 (marzo, 2002), pp. 47-48.
Con-spirando ● 141
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Nuevas Perspectivas:
• Una habilidad para relativizar el mito cristiano y situarlo dentro de la curva más
amplia de nuestra evolución como especie humana. Un sentido más grande de la
historia del universo, de la antigüedad de nuestras raíces.
• Cuando lo femenino está ausente de la imagen de la divinidad, las mujeres son
desvalorizadas, lo que afecta la totalidad del tejido social. Cuando lo femenino
no está presente, honrado en rituales o en la imagen sagrada de una cultura, la
violencia en contra de las mujeres es común.
• No queremos volver a un pasado lejano—estamos preocupadas con una síntesis y
un movernos hacia un futuro post-patriarcal. En este proceso, a menudo hay mo-
mentos caóticos, inciertos—un espacio necesario para ser capaces de construir
un nuevo orden para nuestros pensamientos y creencias.
• Escuchar lo que nuestros cuerpos están diciendo ha sido nuestro punto de parti-
da metodológico.
• Estamos comprometidas a permanecer profundamente conectadas con nuestros
sueños, intuiciones, emociones, sensaciones, la sabiduría que encontramos en
los rituales femeninos, a recobrar los mitos perdidos como fuentes de sabiduría
y guías.
• Una gratitud renovada hacia la sabiduría de nuestras ancestras; una necesidad de
estudiar en forma crítica nuestras raíces mestizas.
71 Ute Seibert, “El descenso de Inanna”, Revista Con-spirando #35 (marzo, 2001), pp. 44-47.
72 “Caminar el laberinto”, Revista Con-spirando #31 (marzo, 2000), pp. 46-47,
142 ● Con-spirando
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
Implicaciones Éticas:
Llamadas a Actuar:
• Trabajar desde lo micro a lo macro. Se debe dar prioridad a los grupos pequeños
y a la construcción de redes. La imagen aquí es la tela de araña, que es fuerte pero
flexible, centrada en muchas. Nos sentimos llamadas a trabajar por un profundo
cambio cultural en el nivel local.
• Este trabajo requiere que nos nutramos a nosotras mismas con la sabiduría an-
cestral –a través de danzas rituales y música, huertos orgánicos a escala pequeña,
haciendo trueque, experimentos locales de economía sustentable.
• Estamos comprometidas a desarrollar prácticas espirituales usando medicina na-
tural, hierbas, alimentándonos en la parte baja de la cadena alimenticia.
• Estamos comprometidas a trabajar por cambios pequeños, evitando choques
Con-spirando ● 143
C A P I TU L O I I I - T e o l o g í a E c o f e m i n i s t a
73 Colectivo Con-spirando, Informe Final: Tercera Escuela de la Escuela de Espiritualidad y Etica Ecofeminista,
p. 6.
144 ● Con-spirando
Esta es entonces, una mirada al pensamiento actual que sosteniendo al ecofeminismo y
la teología ecofeminista, desde mi punto de vista y desde mi ubicación dentro del mundo
teológico feminista de América Latina.
Con-spirando ● 145
146 ● Con-spirando
Las personas no cambian por convicciones intelectuales
o inclinaciones éticas, sino a través de
imaginaciones transformadas.
-Madonna Kolbenschlag1
Capítulo IV
Registrando el Cambio: reflexiones de 12 mujeres
Con-spirando ● 147
C A P I TU L O I V - R egi s t r a n d o el Cambio: r e f le x i o n e s d e 12 mujeres
148 ● Con-spirando
C A P I TU L O I V - R egi s t r a n d o el Cambio: r e f le x i o n e s d e 12 mujeres
Por profesión soy periodista y gozo inmensamente entrevistando gente para tra-
tar de obtener de ellas esas intuiciones del alma. Durante las entrevistas mi meta fue pedir
a las mujeres que describieran sus convicciones/intuiciones que están evolucionando, en
cinco áreas:
• su sentido de sí mismas como humanas; “¿quién soy?” en este momento de mi
historia;
• sus imágenes/nombres para describir el Misterio Último (lo Divino, Dios/Dio-
sa);
• sus creencias sobre la muerte y la vida después de la muerte;
• sus prácticas éticas (especialmente en el área de la sexualidad/derechos repro-
ductivos);
• sus prácticas o disciplinas espirituales que nutren sus creencias.
Sentí que estas preguntas, que tienen que ver con las búsquedas teológicas de
todos los tiempos, es decir la definición de lo humano (antropología), de lo divino (cos-
mología), y el “cómo sabemos” (epistemología) de la ética y la espiritualidad, sería un
barómetro adecuado para mostrar la evolución ética de estas mujeres. Ya que toda la
teología feminista comienza de las experiencias vividas, siempre comencé las entrevistas
pidiendo a cada mujer que describiera su propia trayectoria dentro del contexto político,
social y teológico más grande de su país. Mi intención fue obtener de cada una un tipo de
descripción sistemática de su proceso a través de las tres etapas de la teología feminista
en América Latina. Esperaba mostrar, por un lado, por qué la teología de la liberación y
su práctica ya no atraían a las mujeres activistas de fe como lo había hecho durante los
años ´70 y ´80 y, por otro lado, demostrar por qué estas mismas mujeres están siendo
atraídas hoy a la teología y espiritualidad ecofeminista. Aunque este cambio está presente
en las entrevistas, lo que pasó en realidad fue que la entrevistada y la entrevistadora se
cautivaron con la historia y, admito que a menudo abandoné una metodología rigurosa de
preguntas y respuestas para poder seguir las reflexiones que no eran parte del proyecto
original. Sin embargo el resultado es una rica “manta de muchos colores” –una colección
de “textos sagrados” que revelan las trayectorias inspiradoras de 12 mujeres remarcables
a medida que buscan ser fieles a sí mismas y a sus intuiciones más profundas. Publiqué
estas entrevistas en un libro llamado Lluvia para Florecer: Entrevistas sobre el Ecofemi-
nismo en América Latina. Voy a resumir los resultados de mi investigación más abajo.
Sin embargo, lamento el hecho que al resumir y traducir del castellano, mucha de la ex-
periencia vivida y contada por cada mujer se haya perdido.1
Después de entrevistar a las mujeres y de enviarles la colección de entrevistas
para que las leyeran y las meditaran, las invité, junto a Ivone Gebara, a un taller sobre los
textos, para que juntas pudieran reflexionar sobre sus trayectorias colectivas y ver qué
1 Mary Judith Ress, Lluvia para florecer: Entrevistas sobre el ecofeminismo en América Latina. Santiago: Colectivo
Con-spirando, 2002. Todas las citas de las mujeres entrevistadas están tomadas de Lluvia para florecer.
Con-spirando ● 149
C A P I TU L O I V - R egi s t r a n d o el Cambio: r e f le x i o n e s d e 12 mujeres
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Con-spirando ● 151
C A P I TU L O I V - R egi s t r a n d o el Cambio: r e f le x i o n e s d e 12 mujeres
Estos cortos perfiles fueron escritos en el año 2000 por las mismas mujeres. Sin
embargo, no alcanzan a expresar la profundidad de cada una, que está capturada en las
entrevistas. Por ejemplo, la mayor de las entrevistadas, Gladys Parentelli, viene de orí-
genes campesinos. El cura de su pequeño pueblo en Uruguay vio sus talentos de líder
cuando ella era una adolescente. Gladys se desarrolló en el Movimiento de la Juventud
Agraria Católica y llegó a ser una líder nacional, luego regional y, finalmente, fue elegida
coordinadora internacional del movimiento y fue enviada a las oficinas centrales en Bél-
gica. Desde allí fue invitada como una de las tres mujeres laicas católicas para ser obser-
vadora en las sesiones del Concilio Vaticano II. La historia del despertar de su conscien-
cia feminista dentro de la Iglesia Católica en los sesenta y los setenta es de rabia y valentía
a la vez. Su compatriota, Fanny Geymonat-Pantelís (ellas crecieron en el mismo pueblo
pequeño de Uruguay, también fue promovida al liderazgo nacional dentro del Consejo
Latinoamericano de Iglesias, pero ella también descubrió el patriarcado incrustado den-
tro de la Iglesia Metodista y detectó que debido a sus opiniones feministas abiertas, había
sido boicoteada para la ordenación. En los años ´80, ella y su familia fueron forzadas al
exilio por la dictadura de García Mesa en Bolivia, sólo para volver a una iglesia regida
por pastores nativos Aymara que gobernaban con mano de hierro –un ejemplo del uso
patriarcal de “poder sobre” que incluso los indígenas son capaces de repetir.
Coca Trillini y Graciela Pujol fueron ambas activas en los movimientos de in-
surgencia de izquierda en sus países en los años ´70. Coca habla de su trabajo para crear
consciencia entre los pobres del campo (como Coca, muchas de las entrevistadas han sido
152 ● Con-spirando
C A P I TU L O I V - R egi s t r a n d o el Cambio: r e f le x i o n e s d e 12 mujeres
fuertemente influenciadas por la metodología del educador brasileño Paulo Freire). Ella
describe el crecimiento de los Montoneros, el movimiento guerrillero que surgió en Ar-
gentina por esos años, y de cómo muchos estaban motivados por un entendimiento revo-
lucionario del cristianismo para levantar las armas y crear una Argentina más igualitaria.
Coca cuenta su historia como mentora del movimiento de las comunidades cristianas de
base en esos años; de cómo llegó a ser una experta en temas bíblicos y teológicos –y sin
embargo, como nunca fue “tomada seriamente” por sus colegas clérigos masculinos, por-
que simplemente no era uno de ellos. La historia de su propia evolución en la consciencia
feminista dentro de los círculos argentinos de católicos de la liberación es esclarecedora.
Graciela, cuya historia coincide con el mismo periodo de Coca, habla de su crecimiento
católico ultra conservador –y del cómo, al romper con eso, se convierte en una líder del
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaru y la directora nacional de su cuadro estu-
diantil. Los Tupamaros fueron el objetivo principal del dictador uruguayo subsecuente;
Graciela tuvo que esconderse para evitar ser arrestada (y ciertamente torturada) por lo
que salió al exilio en Argentina. Su historia de cómo evitó el arresto y la vida de exilio
en Argentina—tratando de educar a su familia, ser fiel a la opción por los pobres, nutrir
su espiritualidad en todo momento al pertenecer a una comunidad cristiana de base—es
fascinante de leer. Sus batallas con su educación sexual rígida católica y su liberación
gradual, paralela a su crecimiento hacia una consciencia feminista y ecofeminista.
La historia de Agamedilza de su sexualidad y su relación con el símbolo de Dios,
primero como un padre bondadoso (niñez), con la Virgen María como Madre siempre
cerca, y luego el cambio abrupto en símbolos hacia un Dios castigador, todopoderoso,
trasmitido por las religiosas en sus años de escuela es desafortunadamente muy común.
Sin embargo, su historia, de lectura de los textos bíblicos con un cura amigo maravilloso
la empoderó a mirar a través del velo patriarcal e ir poniendo la perspectiva feminista
en cada texto, es una historia de liberación. El entusiasmo de Agá para re-crear mitos y
rituales desde una clave feminista es verdaderamente contagioso.
Varias entrevistadas vienen de una historia de extrema pobreza. Alcira Agreda es
una campesina indígena de la selva Boliviana. A los trece años fue golpeada por su padre
y huyó de la casa, prometiéndose a sí misma que nunca más iba a sufrir tal abuso por
un hombre. La historia de Alcira es de una resolución determinante para empujarse a sí
misma por sus propios pies sirviendo a la vez a su pueblo—los más pobres de los pobres.
Su historia en busca de integridad en el movimiento Carismático católico, y luego en la
teología de la liberación –especialmente a través de la vida y ejemplo del sacerdote jesuita
Luis Espinal que fue asesinado por la dictadura boliviana en los ´80—es tan conmovedora
como cualquier “vida de santos”. Habla de sus experiencias con los mineros del siglo XX
en Oruro y de convertirse en amiga de Domitila Chungara, la autora del clásico Si me
Permites Hablar. También describe su experiencia de 10 años formando un nuevo tipo de
comunidad religiosa de mujeres para vivir y trabajar entre los pobres, sus esfuerzos para
estudiar teología y estudios bíblicos siendo una mujer pobre—y, finalmente, su periodo
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con cáncer y cómo descubrió la “ecología del cuerpo” a través de esta experiencia—y del
cómo sanó.
Sandra Raquew nació y creció en un pequeño poblado en el interior del Nordeste
de Brasil, empobrecido y atacado por las sequías. Ella describe las costumbres conserva-
doras y los lazos fuertes de la región y cómo eran de estrictos sus padres con sus hijos.
Para ambos padres este era su segundo matrimonio y la madre de Sandra en un momento
de su vida tuvo que trabajar como prostituta para sobrevivir. El padre de Sandra dejó a la
familia cuando ella tenía 10 años y ella sentía que su familia tenía que ser extra ejemplar
para ganarse la aprobación del pueblo. Sandra habla de su conversión a los evangélicos
dentro de la iglesia Bautista y cuán bien se sentía “perteneciendo” y teniendo una rela-
ción personal con Jesús y expresando esa relación creativamente a través del arte, la dan-
za y la canción. Sin embargo, cuando Sandra decidió que quería estudiar periodismo, los
miembros de la iglesia predijeron que ella perdería su fe—y que “hay homosexuales en
la escuela de periodismo”. Hoy Sandra es una joven periodista, una miembro activa del
Partido de los Trabajadores, una futura madre— una firme creyente en sus raíces y en la
imposibilidad de pertenecer a alguna institución religiosa. Ella se nutre con su pequeña
comunidad de teólogas feministas donde puede ir a enriquecer su espíritu.
Doris Muñoz también viene de raíces campesinas y nunca ha tenido problemas
para decir que es una pobladora (que habita en un sector popular). Así como dos décadas
antes un sacerdote rural había visto en Gladys a una futura líder, en el caso de Doris un sa-
cerdote misionero de Maryknoll detectó en ella un talento increíble de liderazgo, alguien
que podía captar los puntos más sofisticados de la teología de la liberación y trasladarlos
a un lenguaje que los pobres pudieran entender. De esa manera, desde muy joven, Doris
se convirtió en “educadora popular” compartiendo la teología de la liberación, el análisis
social y las historias bíblicas. Sin embargo, cuando dos eventos coincidieron en 1993 –la
llegada de Pat Cane, fundadora de Capacitar,y de Ivone Gebara - algo colapsó en ella y
una nueva manera de hacer teología y de transmitir sentido emergieron. Doris narra en
un lenguaje lleno de imágenes, cómo descubrió la centralidad del cuerpo y su cuidado (el
propio, el de la vecina, y el de la misma Tierra) como claves de cualquier entendimiento
feminista o ecofeminista de la teología y de la espiritualidad.
Silvia Regina de Lima viene de una familia de clase trabajadora de un pequeño
suburbio de Río. Es negra –y esto marca toda su experiencia de ser católica. Muy joven
entró a una comunidad franciscana, una orden alemana de religiosas educadoras. Ella
narra las alegrías de servir a la gente en esos años –pero también su descontento creciente
con la falta de compromiso de la congregación con los pobres. Describe su quiebre con la
congregación y su determinación para fundar otra comunidad religiosa—que incluyó a
tres personas negras, dos hombres jóvenes y Silvia—para vivir y trabajar entre los pobres.
Nos cuenta que uno de los grandes gozos de su vida fue vivir en esa comunidad de soli-
daridad y amor. Sin embargo, también nos habla de su deseo de estudiar, lo que condujo
a una beca para la Universidad Bíblica Latinoamericana en Costa Rica—y cómo estando
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allí, se enamora de un profesor menonita—y del cómo se casaron y ahora tienen un hijo,
Tomasito, la alegría de su vida. Silvia también nos cuenta de su reciente experiencia con
cáncer de mama –y del cómo ella quería vivir a toda costa.
Es con Clara Luz Ajo que tenemos una mirada íntima de lo que fue vivir en Cuba
en los primeros años del derrocamiento del gobierno Batista por Castro. Clara viene de
raíces Cuáqueras—su padre fue un pastor y creció en la iglesia cantando, tocando el pia-
no, y bailando. Ella describe la relación difícil que las iglesias tenían con el nuevo gobier-
no revolucionario y cómo, a cada paso, ella y su compañero, un cura anglicano, tenían
que probar que no eran reaccionarios. Se saborean las vidas cotidianas de los cubanos a
través de la entrevista con Clara. También describe su decisión de ir a Brasil para estudiar
teología feminista –y su increíble relación con la religión brasileña del Candomblé. Su
estudio y eventual “iniciación” dentro de la Santería es una cima iluminadora en una
cosmovisión que está profundamente arraigada en Cuba todavía.
Sandra Duarte y Marcia Moya, que junto con Sandra Raquew son las entrevista-
das más jóvenes, han tenido la oportunidad de estudiar oficialmente teología feminista.
Sandra obtuvo recientemente su doctorado escribiendo su tesis en teología ecofeminista.
Marcia está definitivamente en el medio ambiente académico. Sin embargo, ambas mu-
jeres tienen conexiones fuertes con la gente indígena de sus países. Sandra ha pasado
tiempos largos viviendo y trabajando con tribus guaraníes en Brasil, observando las rela-
ciones de género y participando en sus rituales y en su vida cotidiana—tanto así que ella
ha recibido un “nombre”—un signo de pertenencia a la tribu. Marcia está comprometida
con su propio proceso de identidad en el cual ella trata de reconocerse a sí misma como
una mestiza, una mezcla de sangre europea e indígena. Su investigación la ha llevado en
busca de mitos y cosmovisiones pre-cristianas que ayuden a volver a empoderar. Tanto
Marcia como Sandra están combinando las intuiciones teológicas feministas con herra-
mientas antropológicas y psicológicas que sirvan para reconstruir identidades latinoame-
ricanas en estos tiempos post-modernos. Sandra está haciendo también un trabajo fasci-
nante con lo que ella llama el fenómeno de “salir a comprar aspectos de una religión.”
Cuando se trata de una afiliación religiosa, ella encuentra que muchos brasileños, espe-
cialmente las mujeres tienen una actitud de “elige y saca”. Pueden decir que son católi-
cas, pero al mismo tiempo consultan las cartas de Tarot, su carta astral, los cristales y las
runas para conocer el futuro, pueden estar practicando una disciplina espiritual oriental
como Yoga, Reiki, Tai Chi, etc. También pueden estar estudiando Budismo, Hinduismo o
Sufismo. Pero la cosa increíble es, como lo señala Sandra, que nadie siente nada de culpa
en relación a esta “mezcla” de creencias. De hecho, de la misma manera que al consumir
productos seleccionando del mercado el que sirve, así también se puede juntar su propio
“paquete” de fuentes de sentido. Marcia, por otro lado, tiene que batallar con olas de
conservadurismo en Ecuador que encuentran que sus clases de teología feminista no son
lo suficientemente ortodoxas.
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C A P I TU L O I V - R egi s t r a n d o el Cambio: r e f le x i o n e s d e 12 mujeres
• “En el mundo natural somos todos hermanos y hermanas. Por el tipo de inteli-
gencia que poseemos nos ha tocado a los humanos cuidar la vida, velar por el
bienestar de la comunidad de la vida y por la armonía del planeta. A veces me en-
tristezco, incluso siento vergüenza de nosotros los humanos. Por otro lado, cuan-
do veo las luchas por la vida, por la educación marcada por el amor, el ejercicio
de los derechos ciudadanos, la manera en que miles de personas se esfuerzan
para hacer que haya vida abundante para otros, me siento viva. A veces me siento
sola en mis creencias, yo sé que existen otros que piensan como yo, que tienen
dudas, pero son difíciles de encontrar porque hay un cierto temor a un diálogo
abierto. Sin embargo, siempre hay libros para hacerme compañía”. (Agá)
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cuán limitados somos en comparación a otros animales. Los humanos somos di-
ferentes así como las aves son diferentes de los tigres, cada uno tiene su lugar en
el Cosmos y cada uno debe vivir en armonía con otras especies. En nuestro caso,
sabemos que no podemos dominar o explotar sin que la Naturaleza se ponga en
contra nuestra. El abuso a la Tierra llevado adelante por inmensos sectores de
la humanidad que está esclavizada por el poder y la avaricia está basado en la
creencia errónea de que somos superiores. Es imposible ver a lo divino revelado
en el humano en una sociedad individualista donde la norma es una cultura de
la violencia. Tenemos que darnos cuenta que una persona es divina y humana a
la vez –no dos entidades separadas. Esta revelación de lo divino en cada humano
ofrece una nueva manera de relacionarse: el diálogo, la amistad, la solidaridad, la
búsqueda conjunta de alternativas, todo ayuda a mejorar nuestras vidas compar-
tidas—y al mismo tiempo nos revelamos a nosotros mismos. Debemos recordar
que somos una en la gran diversidad de especies, y que dentro de nuestra propia
especie hay una gran diversidad. Debemos respetar esa diversidad junto con ase-
gurar que nuestra propia diversidad es respetada. (Marcia).
• Nosotros los humanos no somos más ni menos que los otros seres en este planeta;
estamos gobernados por las mismas normas que guían a las plantas y a los
animales. Es sólo que podemos auto-reflexionar. (Coca)
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en forma colectiva, por lo tanto no es una cosa individual. Existe una individuali-
zación de lo Sagrado en el sentido que estamos construyendo nuestro propio sis-
tema simbólico. También observo que la gente está buscando anclas simbólicas
muy diversas. Desde fuera, puede parecer terrible que una persona católica tenga
fe en los santos y al mismo tiempo en los orixas del Candomblé afro-brasileño y
a la vez participe en un ritual a la Pachamama. Pero es precisamente a través de
estas devociones que la persona construye un sistema de símbolos particulares
que están siempre en proceso. Quienes tienen problemas con esto son nuestras
instituciones religiosas porque están encargadas de ofrecer un “paquete” espe-
cífico de símbolos. Si la gente comienza a tomar lo que desea de este paquete y
deja el resto, esto claramente debilita a estas instituciones. Hoy en día tenemos
un verdadero mercado de cosas simbólicas entre las cuales elegir. No lo veo como
algo negativo. La gente tiene más opciones y por lo tanto tiene menos posibilidad
de ser manipulada.” (Sandra Duarte)
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• “Soy una flor del Nordeste Brasileño; provengo de una aldea pequeña del in-
terior. Siento que he estado marcada por ser una mujer nacida en este lugar,
en este pequeño espacio. Tenemos un sentido muy fuerte de la presencia de lo
Sagrado, un respeto profundo a las fuerzas de la Naturaleza –y eso para mí de-
fine mi sentido ancestral de pertenencia… este espacio sagrado que te fortalece,
que te encuentra, que se te revela, te apoya. Es tener una dimensión de la vida
donde nuestra relación con la Naturaleza está valorizada en las relaciones con
los demás… Me veo a mí misma como una persona divina-humana con toda la
complejidad del Misterio que se va revelando. Siempre me había pensado como
un espacio de corporalidad y eternidad a la vez. Me veo a mí misma como parte
de la misma materia del Cosmos. Es esta materia que me permite verme como en
un espejo –que me hace sentir cosas, sensaciones en mi cuerpo, dolor y placer,
deseo- todo lo que experimento. Mi cuerpo, entendido de esta manera, tiene un
valor increíble y puede hacer las cosas más increíbles, porque es del mismo ma-
terial del Cosmos… Esta pregunta también me hace reflexionar en mi sentido de
pertenencia ancestral. Por ejemplo, mi vida tiene eternidad porque está conecta-
da con las vidas de mi madre, mi padre, mi aldea donde viví por muchos años,
y estaré conectada con aquellos que vendrán después de mí. Y ¿qué les ofreceré?
Nada perfecto – no busco la perfección. Soy lo que soy: Sandra, mujer, trabajado-
ra, periodista, militante feminista que pertenece a un excelente grupo de teología
feminista. ¡Soy muchas cosas a la vez!” (Sandra Raquew)
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• “Siento que soy una totalidad: Soy un cuerpo y al mismo tiempo soy un espíri-
tu.” (Graciela)
• “Por mucho tiempo no podía describir quién era por un falso sentido de humil-
dad. Solamente podía describir mi existencia—quién soy—con claridad una vez
que comencé a reconstruir mis raíces como mujer y como campesina. Descubrí
que soy única y entera, tanto para mí misma como para otros. Tengo mis habili-
dades y limitaciones, pero tengo un valor innato como persona y por eso puedo
entrar en el proceso de aprender y des-aprender lo que la vida ofrece en toda
su intimidad y lo diario. Soy todo esto, en relación y solidaridad con otros, con
la Tierra y con la Energía Divina. Lo que estoy diciendo es difícil para mí; es
el resultado de una larga experiencia de búsqueda en la profundidad de mí ser
mujer. Para mi el decir quién soy tiene que ver con la calidad de vida en todas
sus dimensiones, con mi espiritualidad, con mis sueños y mi trabajo. Al final,
es el darme cuenta de mí misma como persona, algo que cada persona en cual-
quier parte también merece. Al mismo tiempo, encuentro que la cosmología que
ofrecen los pueblos indígenas es más holística, una visión integral de lo que sig-
nifica ser persona. Los indígenas hablan del cuerpo físico, el cuerpo emocional,
el cuerpo mental y la Energía Vital, todos interrelacionados. Esta es una visión
muy antigua. También he descubierto que vivo dentro de un ecosistema y que
de ninguna manera soy superior a otros seres. Por supuesto se me enseñó que
la humanidad estaba al centro de la creación y era superior a otros seres. Esta
visión ha generado dominación, violencia y destrucción para los ecosistemas
del planeta y para los humanos. Esto ha llevado a abrir mi visión para descubrir
mi propio ecosistema interior, que está en comunión con el ecosistema que me
rodea externamente. Llegué a estar más consciente de esta conexión de quiénes
somos y de quién soy cuando empecé a poner atención a lo que estaba comiendo.
(Para poder curarse de cáncer, Alcira decidió cambiar su dieta). Fue aquí que
descubrí quién era y qué era “el/la otro”. Al cuidar, nutrir y proteger mi ecología
interna, también fui capaz de cuidar, nutrir y proteger el ecosistema externo. Esto
me confirma que para ser una persona coherente, tenemos que darnos cuenta que
nuestra esencia es interna y externa a la vez. Es como si las personas dependemos
de la creación y la creación depende de las personas. Así, la papa, el arroz, los
vegetales dependen de mí como yo de ellos. Vivimos en una relación de continua
reciprocidad. Para concluir, soy una persona humana en relación profunda con
mi integridad. Existo en relación conmigo misma, con otros y estoy en comunión
y en solidaridad recíproca con todo el ecosistema. Esta sensibilidad me permite
ser más sincera, honesta y respetuosa de otros y de todo el planeta.” (Alcira)
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• “Cuando descubrí que era un ser humano corporal, mi mundo cambió. Fue
una revolución para mí que era hija de la racionalidad. El cuerpo simplemen-
te no tenía valor para mí. Pero desde entonces, he llegado a comprender que
mi cuerpo es quién soy y lo que tengo. Mi cuerpo contiene mi espíritu, mi
consciencia, mis afectos, mis memorias. El reclamar mi cuerpo fue el primer
gran paso. Segundo, el redescubrir el sentido del cuerpo como energía –una
energía integral. Descubrí que todo lo que llega por mis sentidos, mis pensa-
mientos, mis relaciones, afectan a mi cuerpo. Mi relación con el poder iba de-
recho a mi estómago; mis resentimientos iban derecho a mis pechos, etc. Me
di cuenta que me enfermaba cuando no era capaz de canalizar mis emociones
de una manera integral, porque estaba bloqueando el flujo normal de energía
en mi cuerpo. Todo lo que le pasa a la Tierra también me pasa a mí a través de
mi cuerpo. Todos los elementos me afectan, el agua, el aire, el suelo, el fuego.
Por eso que es tan importante el aire limpio y el por qué estoy tan angustiada
con la contaminación que se asienta sobre Santiago como una nube amena-
zante. Por eso mi entendimiento de nosotras mismas como humanas tiene que
ver con las interconexiones, con la dependencia mutua. Y cuando entiendo
quiénes somos de esta nueva manera, mi entendimiento de lo Sagrado tam-
bién comienza a cambiar.” (Doris)
• “Hoy me entiendo a mí misma como una persona, una mujer en proceso de cons-
trucción. La experiencia que viví en estos meses pasados con mi cáncer me forzó
a revisar toda mi vida. Fue una experiencia de nacer de nuevo. En el hospital
cuando estaba haciendo la quimioterapia, conocí personas que estaban en el mis-
mo tratamiento que yo, gente que cada mes empeoraba. Comencé a preguntarme,
qué es la vida, por qué yo puedo vivir y otras no. Y cuando traté de contestar esa
pregunta encontré que era porque yo quería vivir y había descubierto esta fuente
de vida dentro de mí. Y continúo siendo nutrida por esa fuente. He estado leyen-
do libros sobre el cáncer y como regla principal es que la gente vence al cáncer
porque quieren vivir, porque están decididas a activar todas las células sanas de
su cuerpo y porque estas células son capaces de eliminar o sanar las células que
están enfermas. Como me encantan los símbolos y creo en ellos, me pregunté
cómo podía relacionarme con mi cáncer a un nivel simbólico. No podia creer que
esto era cosa del diablo, como algunas iglesias enseñan. Me di cuenta que tenía
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que activar todas esas células sanas dentro de mi cuerpo para estar en solidaridad
con mis células enfermas y ayudar a sanar esa parte enferma. Muchas veces, an-
tes que apareciera el cáncer, mi cuerpo me dijo que no todo estaba bien, que debía
cambiar mi ritmo de vida, hacer cosas de otra manera, pero no escuché. Por eso
ese cáncer fue un inmenso grito para re-orientar la manera de relacionarme con
mi cuerpo. Creo que este cáncer sucedió porque estamos en un gran desequilibrio
no sólo con nuestros cuerpos individuales, sino también con todo el cosmos. El
que haya tanta violencia y tanto neo-liberalismo es una prueba de esto, Es como
si el mal fuera el fruto de la desarmonía, o de una falta de crecer en la comunión.
El neo-liberalismo es todo aquello que no es vida, la desarmonía. Creo que nues-
tros cuerpos también son parte de esto. Se que una de las causas del cáncer es la
contaminación del medio ambiente. Mi cuerpo enfermo también está relacionado
con la Tierra que está siendo devastada y enferma; por eso desde esta experiencia
ahora estoy comprometida a cuidar la Tierra. Mi recuperación está relacionada
con la reducción del número de buses que emiten gases que están contaminando
a San José. Es por eso que para mí, el humano es esa totalidad que está en comu-
nión con otros humanos y con todo el universo. Somos esta totalidad de energía
y poder y en la medida en que somos capaces de estar en comunión con otros
poderes en el universo renovaremos nuestras propias vidas y la vida del resto del
ecosistema.” (Silvia)
• “En mi niñez, siempre orábamos al padre bondadoso de los cielos para que nos
protegiera, pero cuando estaba estudiando con las religiosas, me encontré con
un Dios padre severo que castigaba, que mandaba a sus hijas al infierno. Conti-
nué buscando al Dios que mi madre me había mostrado que incluía una fuerte
presencia de la Virgen María. Entonces cuando descubrí a la Diosa, fue como
redescubrir la presencia femenina perdida que tenía en mi niñez. Necesité en
especial una divinidad Madre cuando llegué a la pubertad. La ausencia de lo fe-
menino en la divinidad fue muy vívida: ¿a quién orar, a quién confiar mis deseos,
mi cuerpo cambiante, mis miedos, mis conflictos, mi primera relación sexual?
¿A Dios? Pero Dios era un hombre, ¿que podía saber de mi vida como mujer? La
única salida era a través de María. Pero María era la madre de Jesús, una virgen,
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pura, que no supo de hombre. ¿Cómo hablar de mis deseos sexuales? Y así, poco
a poco, me convertí en una mujer que descubrió lo Sagrado en otras personas y
en la Naturaleza.” (Agá)
• “Mi búsqueda todavía continúa, pero ahora para mí Dios es la vida que está
constantemente renovándose y transformándose, sobreviviendo a pesar de las
guerras, la contaminación y todo tipo de violencia. Es esa vida que parece estar
siempre naciendo con mayor fuerza, no importa las amenazas. Para mí Dios no
es un ser todopoderoso, sino algo que va más allá de lo impensable, algo que ne-
cesita ser descubierto en cada momento de nuestra existencia; y es allí donde se
da el misterio humano-divino, porque tanto Dios como la humanidad somos un
“misterio”. Dios es el impulso para mi cuerpo, la fuerza de mis pensamientos, la
energía detrás de todo lo que estoy creando. Dios es toda la vitalidad que encuen-
tro tanto en las personas como en la Naturaleza.” (Marcia)
• “La memoria. Creo que con lo que me quedo es la memoria. Hoy hay una pér-
dida terrible de la memoria colectiva y creo que por eso perdimos mucho de la
vida. Para mí, la memoria es muy poderosa en mi vida porque es el lazo con mi
madre (muerta recientemente). Lo que está en mí de ella es la memoria de una
niñez feliz, de una vida feliz, y esto es muy importante para mí, algo sagrado. Es
mucho más que simplemente recordar. ¿Cómo se llega a lo sagrado? A través de
tus preguntas, tus deseos. Y, cuando me siento acá en mi salita, tomo un vinito,
pongo velas y escucho música, siento que ese es verdaderamente un instante sa-
grado porque en ese momento estoy con mis memorias y siento que es un lapso
cuando encuentro lo que estoy buscando. Es una ocasión en la cual me permito
a mí misma sentirme entera. No sólo en el presente sino en la plenitud de todo.”
(Sandra Duarte)
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• “Creo que Dios es una constante presencia en mi vida. Muchas veces, en momen-
tos claves, algo pasa que me habla de nuevo de una presencia sabia, un espíritu
protector y consejero que nutre y hacer crecer la vida, mostrándonos que el hori-
zonte siempre es ancho y amplio. Es como una espiral, como en la hermenéutica
feminista de la liberación, centrada en la energía, una sabiduría y una presencia
amante que está siempre abierta y transformando. El ser parte de esta espiral de
energía da seguridad, confianza, e impulso … Una metáfora para Dios que me
encanta es la de matriz o útero, porque es ahí donde se está gestando la vida,
formándose, nutriéndose, desarrollándose y madurando, donde se está protegi-
da, tibia, pero al mismo tiempo no hay una posesión u obsesión para dejarte allí.
Llega el momento en que debes nacer y liberarte para continuar con tu propia
trayectoria. Me encanta esta metáfora para Dios y para la comunidad de fe. La
matriz o útero nutre la vida, pero un útero que no está entero provoca abortos
y muertes. ¿No son todas nuestras iglesias así? También, las experiencias de las
mujeres nos muestran cuántas veces son reducidas, violadas e incluso muertas
porque tienen un útero. Su dolor puede ser tan grande que maldicen el día que
nacieron mujeres y tener este órgano que en términos bíblicos es el hogar de la
energía divina. En la cosmología Andina así como en los textos bíblicos, Dios es
la gran matriz, fuente de compasión.”(Fanny)
• “Continuo creyendo en un ser superior, en un Dios que con cada día que pasa
tiene menos rostros. El Espíritu Santo continúa siendo una imagen válida de lo
Sagrado para mí, el aliento de vida. Incluso esas imágenes de Dios padre o madre
como símbolos de amor incondicional son válidas para mí por mis propias expe-
riencias personales, aunque no son legítimas para otros. Me encuentro reflexio-
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• “Antes era fácil para mí hablar de Dios como Padre o como Señor. El nombrar a
Dios como Madre, Amigo, Amante parece más íntimo y real. Pero me siento más
cómoda y honesta cuando nombro a lo Sagrado como fuente de vida, energía,
sabiduría, ternura, que está dentro y sale de cada persona. Encuentro todo esto en
la amistad, el compartir, prestar un servicio en solidaridad, en las celebraciones,
en los árboles, en el agua, en la comida, en las luchas diarias por la justicia. Me
gusta entender y sentir lo Sagrado como una experiencia de energía, que es una
imagen más abierta. Es la energía que está aquí, en mí, en los árboles, los anima-
les, en relación, en las maneras que mostramos el amor, la forma en que llevamos
adelante nuestros compromisos. Esta energía es Sagrada, se le encuentra y expe-
rimenta a través de muchos símbolos y nombres, rituales y mitos, en relación con
otros. Esta energía, que llamo Energía Divina o Sagrada es circular. Es como una
corriente que fluye e infunde vida: esta energía hace que toda la vida florezca y
crezca, no solamente la vida humana sino todo el ecosistema.” (Alcira)
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C A P I TU L O I V - R egi s t r a n d o el Cambio: r e f le x i o n e s d e 12 mujeres
• “Mi primera imagen de Dios fue de un Padre Dios que era mago. Esa imagen
cambió con Jesús, pero un Jesús militante cuyo reino podía establecer la justicia.
Mi idea de Dios también tenía que ver con lo humilde, lo pequeño e insignifi-
cante… la moneda de la viuda, las migas debajo de la mesa. Dios nunca estuvo
asociado con los poderosos. Un segundo momento en el desarrollo de mis imá-
genes de Dios vino cuando comencé a relacionar a Dios con las maravillas de la
naturaleza, las majestuosas montañas, las estrellas, y también con los ciclos de
las estaciones y el dar a luz. Sin embargo, aunque consideré mi dar a luz como
un momento sagrado, nunca lo asocié con Dios. Mi cosmología cambió cuando
me familiaricé con el pensamiento del físico Brian Swimme y la forma maravi-
llosa en que él comunicaba un entendimiento del cosmos como una experiencia
sagrada. Esta fue mi primera intuición de que las imágenes que teníamos de Dios
podrían ser sólo una dimensión del Gran Misterio Sagrado que llamamos Dios.
Hoy día no puedo hablar de mi experiencia de Dios, de lo Sagrado, sin hablar
acerca de mi propia experiencia humana, mis experiencias de afectos, de sexua-
lidad, de mi espiritualidad en relación con el Cosmos. Creo que mi experiencia
de lo Sagrado se ha ampliado para incluir las cosas más íntimas relacionadas a
mi cuerpo y hasta las más lejanas latitudes del Cosmos, pero estoy descubriendo
que todo está relacionado. Me identifico completamente con la idea del pan-
an-teismo, que toda está en Dios, que todo es sagrado y que todas nuestras ex-
periencias de Dios son parciales y dentro de un contexto específico. Aquí estoy
influenciada por Ivone: Ella dice que todo es Dios, ella nos ayuda a entender que
no somos las dueñas de Dios y que lo Sagrado no está prisionero en una iglesia o
un libro, no importa cuán sagrado pueda creerse que sea. Si pensamos y vivimos
con esta actitud, no hay una realidad fuera del espacio sagrado. No hay afuera/
adentro o arriba/abajo –todo es parte de lo Sagrado. Por eso la vida es sagrada,
nuestros cuerpos son sagrados – por eso es que debemos luchar para terminar
con la tortura, la violencia en contra de la mujer y los niños, el hambre y el frío
para los miles de gente marginalizadas. Todos están en Dios, todos son sagrados
–como lo son los ríos, que son las arterias de la Tierra y si están contaminadas
la muerte circulará a través de todo el cuerpo. Por eso no creo que haya ninguna
divinidad afuera. Creo que Jesús fue el primero en cuestionar que Dios vivía en
un templo como se lo mostraban a la gente los sacerdotes y fariseos. El prefería
orar en el huerto y en la montaña, y dijo que el templo era una cueva de ladrones.
El cambió el sentido de lo Sagrado porque despertó la experiencia de la compa-
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sión para los cuerpos que estaban enfermos y rechazados. Eso fue el comienzo
del reino de Dios. Entonces hoy, para mí, Dios todavía existe pero el concepto
que tenía no. Primero, Dios el Padre no existe. Lo que existe es una Fuerza, una
Energía, un Espíritu que se desarrolla y evoluciona con una perfecta precisión.
Uno puede ver esto en la perfección de las flores, nuestros cuerpos, el Cosmos.
Eso es lo que nosotras humanas podemos observar, pero Dios es más, mucho más
que esto, es el Gran Misterio –y todas mis descripciones son meras pinceladas
que reflejan mi propia experiencia e historia limitada. No tenemos certezas, pero
sabemos que vivimos y nos movemos en este Gran Misterio. Los humanos hemos
tratado de nombrar “Esto” que nunca podemos conocer totalmente pero que si
experimentamos.” (Doris)
• “El Dios al que fui introducida como niña –el viejito con la barba- me produce
aberración. Me imaginaba a Dios tan superior, tan indefinible, tan poderoso. Y sin
embargo, como sabemos, todas las cosmologías del mundo hablan de la Creadora
del mundo en femenino, o como pareja. El haber hecho a Dios sólo en forma mas-
culina ha subordinado y devaluado a lo femenino.” (Gladys)
• “Quizás es fácil decir lo que Dios no es, en lugar de lo que Dios es. Basada en mi
propia experiencia, no puedo creer en ese Dios todopoderoso que tiene poder
sobre la vida y la muerte. Al mismo tiempo, no puedo creer en un Dios que siem-
pre me está probando para ver si lo amo a “él” y serle siempre fiel –o que se me
dio este cáncer para ver si realmente tenía suficiente fe. Porque soy una madre,
sé que nunca haré que mi hijo Tomás pruebe que me ama poniendo en peligro su
vida. No, no puedo creer en un Dios como ese. Por el contrario, he descubierto
que Dios es alguien que está en lo profundo de mí ser, que me ama, pero que a la
vez está más allá de mí, o que no está limitado a mí. Este Dios es vida, bondad,
energía positiva que está presente en otros, en la Naturaleza y en la historia. No
quiero oponerme al cristianismo, que es la historia de la manifestación de Dios.
Pero pueden haber muchas historias de salvación, no solamente una. He descu-
bierto muchas facetas de Dios: en momentos difíciles Dios está llorando conmigo,
siente conmigo, se lamenta conmigo. Al mismo tiempo, este Dios está presente en
las experiencias comunitarias – aquí es donde experimento esta presencia muy,
muy fuerte. Este Dios tiene un gran hombro y una mano inmensa para abrazarme
donde puedo descansar y llorar. Ella es la amiga fiel. También he tenido las ex-
periencias de las religiones Afro-brasileñas donde he aprendido a contemplar y
celebrar a Dios en la Naturaleza. En estas religiones las orixas se manifiestan a sí
mismos en la Naturaleza. Entonces el río no es simplemente río; es también don-
de la energía y la fuerza están guardadas. Estoy consciente que hablar en estos
términos es considerado peligroso desde el punto de vista del mundo cristiano. A
Con-spirando ● 167
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pesar de eso, me siento atraída a estas religiones y creo firmemente en esta forma
de presencia de Dios. Espero que sea posible re-estructurar mi vida para poder
tener una relación más íntima con el mundo natural – no de una manera román-
tica, sino con un sentido de cuidado mutuo. Estoy comenzando a relacionarme
con las hierbas, los tés, ciertos baños –no se trata de un tipo de magia o conjuro;
realmente podemos entrar en contacto con los poderes presentes en el mundo
natural.” (Silvia)
Las imágenes de Dios de las entrevistadas están cambiando desde una deidad más ex-
terna y por encima del universo creado, hacia un sentido de algo interno y sin embargo
más allá; una relación que sostiene a todas las cosas. Las imágenes más usadas son:
Energía, Presencia, Sabiduría, Matriz, Complementariedad, Memoria, Espacio Intuiti-
vo, Realidad más grande, Envoltura, Fuente de vida. Todas hablan de estar experimen-
tando esta energía en lugar de ser capaces de definirla. Llego a la conclusión de que
estamos contemplando un cambio de cosmología.
168 ● Con-spirando
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tiempo y lugar. Más que un lugar físico, es donde podemos vivir lo que hemos
anhelado, entramos en una dimensión que es sin límites ni fronteras, sin leyes ni
normas. Estaremos en aquellas personas con las cuales hemos experimentado a
Dios. Viviré en la memoria de aquellos que me han conocido y amado, así como
mi padre vive en mí. Así, la muerte, no es el final. Somos transformadas, pasamos
a formar parte de la energía del Cosmos.” (Marcia)
• “Creo que con la muerte retornamos al lugar de donde hemos venido y nos tras-
formamos en algo diferente. He entrado en largas discusiones sobre qué es la
muerte y qué es la resurrección con un querido amigo sacerdote que me ayudó
inmensamente cuando dijo: “La resurrección no es resucitación, recuerda eso
siempre!” ¿Qué pasó con nosotras que desarrollamos un miedo a la muerte? Te-
nemos que encontrar una razón para este miedo. Y a pesar que temo a la muerte,
con este miedo estoy sumamente convencida, segura, cierta que se trata de un
proceso de transformación que es permanente.” (Coca)
• “Sé lo que dicen las teólogas feministas, sé lo que dicen las ecofeministas, sé lo
que dice la teología cristiana, lo que dice el Candomblé, y lo que los indígenas
dicen sobre la muerte –pero no me identifico con ninguno de ellos. De nuevo, la
respuesta para mi es la memoria. No estoy interesada en saber si mi madre está
en el cielo, o es parte de un árbol, o lo que sea. Siento su presencia a través de
mis memorias. No tengo una posición teológica sobre la muerte, quizás porque la
muerte de mi madre fue una experiencia dura y el dolor tan fuerte, que rechacé el
pensar o hablar sobre la muerte. Sin embargo, mis memorias son sagradas y esto
permite que mi madre vuelva a la vida cada día. Sueño con mi madre cada día
y eso me hace sentir bien. Hace poco le mencioné esto a alguien y me dijo que
mejor hiciera alguna terapia. ¡Para qué! Es una aberración; es maravilloso tenerla
conmigo cada noche. Gozo mucho esto y estoy muy contenta.” (Sandra Duarte)
Con-spirando ● 169
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• “Quizás una de las creencias originales más fuertes que tuve era la vida después
de la muerte. Si me preguntas que tipo de vida, no puedo decirlo, pero siempre
he creído en la trascendencia, en una integración dentro del todo, dentro de esa
gran realidad. Pienso que nuestro error recae en pensar siempre que la vida des-
pués de la muerte es algo individual. Continúo pensando en algún tipo de ple-
nitud de vida después de la muerte. No tengo imágenes ni tampoco la habilidad
de pensar cómo puede ser esta integración dentro de la totalidad, pero si creo en
la trascendencia. Me gusta pensar sobre la vida después de la muerte desde la
imagen de Dios como relacionalidad, para usar el concepto de Ivone. Este Dios
que teje relaciones entre todos los seres del universo.” (Graciela)
170 ● Con-spirando
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• “Creo simple y sinceramente que la muerte y la vida son procesos que no pode-
mos separar, así como no podemos separar el bien del mal. Son procesos dialé-
cticos que están constantemente en nuestras vidas. No creo que la muerte esté
opuesta a la vida ni que la muerte es el término de la vida. Nacemos y morimos
como parte de esta gran envoltura en la cual existimos, que es sagrada. Cuando
muera voy a volver a la Tierra, que es parte de esta envoltura divina y ella me
abrazará como una madre amante. Después viviré de otra manera, quizás como
árbol, como flor, no sé. Pero ahora no me preocupo de mi muerte. Le he dicho
a mis hijos que cuando muera, no quiero que me entierren en una tumba fría o
mausoleo. Quiero ser enterrada en la Tierra con árboles sobre mí, para poder
tener la oportunidad de convertirme en materia orgánica por la cual continuaré
siendo vida y produciendo vida. Me gustaría que plantaran flores o un árbol so-
bre mis restos. Quizás hay otros niveles de existencia, no lo sé, pero estaría con-
tenta si este fuera el nivel de existencia de nosotros los terrestres, y que esa fuera
nuestra suerte. Me gusta la idea de pasar a formar parte de la Tierra, una semilla
que florece de otra manera, que puede dar vida a otros, que puede convertirse
en árbol, flor, ¿quién sabe? Amo el mundo natural y si puedo formar parte de los
ciclos de esta maravillosa Tierra que produce tanta vida, bien –estaré de verdad
muy feliz. Estas reflexiones son parte de un largo proceso donde he creado mi
propia síntesis, donde mis propias etapas de vida han sido brisas frescas que
me urgen a abrir nuevos caminos, a escuchar nuevos sonidos –sonidos que son
alegres y maravillosos y que me invitan a danzar. Y, me encuentro a mí misma
en una danza donde súbitamente en el círculo hay muchos cuerpos entrelazados,
amándose, dándose vida mutuamente. Es la danza infinita de lo Sagrado que nos
rodea y de la cual todos formamos parte.” (Clara Luz)
Con-spirando ● 171
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172 ● Con-spirando
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• “Yo creo que siempre debemos empezar desde el cuerpo, del respeto por cada
persona, de su derecho a decidir como ella quiere vivir su vida –siempre con el
entendimiento que los derechos humanos deben asegurarse para todos. No me
gustan mucho las leyes y las reglas, pero necesitamos normas por las cuales guiar
nuestras vidas diarias. Para mi, es a través de mi diario vivir con las personas,
con la Tierra y con mi propio cuerpo desde donde construyo mi ética.” (Agá)
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• “Hay dos conceptos claves en la construcción de una ética diferente. Uno tiene
que ver con el cuerpo, que para mí es fundamental. Nuestro punto de partida
para cualquier ética debe ser desde la experiencia del cuerpo y de las memorias
allí guardadas. El cuerpo habla, ¿cierto? Lo segundo es que hacemos decisiones
éticas basadas en las experiencias de nuestro cuerpo. No obstante, a menudo una
decisión que para mí puede ser buena, para ti será la peor de las decisiones. Así
esta posición es casi siempre catalogada como “relativismo”. Pero estoy conven-
cida que las mujeres somos capaces de tomar nuestras propias decisiones éticas
sobre nuestras vidas y que tenemos el derecho de hacerlo por que éstas involu-
cran la historia, las consecuencias, los anhelos y los valores de cada mujer. No
podemos universalizar leyes; no podemos establecer de una vez y para siempre
normas absolutas iguales para todos. Incluso más, uno de los temas más difíciles
es tratar de sistematizar la ética ecofeminista, es que se espera que lleguemos a
definiciones definitivas, justificables y escalas de valores – y eso es justamente lo
que no queremos hacer.” (Coca)
• Para mí, las religiones éticas son un error precisamente porque hoy en día la
gente está buscando sentido y no ética. Están buscando esos elementos simbóli-
cos que les darán respuestas a las necesidades inmediatas. Las preguntas éticas
vienen más tarde. Siento que ahora estamos en un momento cuando necesitamos
nuevas construcciones éticas –una nueva ética global. Necesitamos buscar mane-
ras de construir una ética que sale de las aspiraciones de las personas. Por ejem-
plo, estoy aquí con mis experiencias y símbolos de sentido, pero cuando voy para
allá, que es lo que puedo ofrecer que sea más que mi propia experiencia extática
de, digamos, ¿la bondad? Esta experiencia extática es importante para mí, me
ofrece un sentido simbólico clave, pero también debo traer algo más al conjunto,
algo como una ética, algo que diga cómo estoy comprometida a actuar dentro del
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mundo. No sé bien cómo elaborar todo esto, pero necesitamos desarrollar una
ética sólida que atraiga a la gente.” (Sandra Duarte)
• “Para mi, la ética es fundamental porque toca el punto clave en la teología tra-
dicional que es la libertad. El dogmatismo religioso ha sido clave para mantener
la opresión –especialmente en el caso de las mujeres- negando su habilidad para
tomar decisiones éticas. Subrayo la importancia de una ética donde el sentido de
la libertad está incorporado para ser capaz de romper con una teología de la culpa
y el pecado. Desde aquí vemos la necesidad de crear una nueva ética que parte
de la experiencia de las mujeres, porque son las mujeres las que han experimen-
tado esta opresión por siglos y, por lo tanto, son las mujeres las que son capaces
de elaborar algo nuevo. Resituando la libertad—no en la definición liberal de
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• “La ética tiene que ver con la vida en todas sus dimensiones, con las maneras en
que nos relacionamos, qué somos, en qué actuamos, nuestras actitudes, nuestra
postura sobre la justicia, la ecología, la manera que vivimos en el hogar, en nues-
tra comunidad, y en la sociedad. Siento que soy bastante capaz de decidir por
mí misma y tomar responsabilidad por las decisiones que hago, de acuerdo a mi
consciencia, mis habilidades, mis compromisos, mis opciones, mi creatividad
y solidaridad con toda la humanidad. La ética vivida desde esta perspectiva me
hace más humana, más digna, más honesta y coherente, más íntegra. Creo que la
ética no es algo estático, sino siempre dinámica, y como tal siempre puede ser
revisada, re-pensada, cuestionada y reformulada de acuerdo a nuevas luces en
la manera que estamos viviendo, sintiendo y actuando. Desde esta posición so-
mos más capaces de cuestionar aquellas normas, instituciones y sociedades que
hablan de una ética que no está encarnada, que está lejos de la realidad de las
mayorías y que convierte al cuerpo en una prisión de culpas. Siento que la ética
es un área clave donde el cuerpo de las mujeres ha sido el enfoque. Hasta hace
muy poco, la ética oficial definía la manera en que las mujeres se debían com-
portar en relación a sus cuerpos. Hemos sido confrontadas con un código ético
androcéntrico y patriarcal que ejerce un control estricto sobre nuestros cuerpos.
Esta es una ética que castiga e impone; reprime la sexualidad femenina, nuestra
afectividad y nuestra habilidad para hacernos cargo de nuestros cuerpos y de
nuestros propios sentimientos. No nos ha permitido decidir por nosotras mis-
mas. Vivir con un código ético que fluye desde nuestros cuerpos nos permitiría
una vez más valorizar nuestros cuerpos como algo sagrado. La ética impuesta por
las instituciones ha golpeado los cuerpos de las mujeres con una moral que es
deprimente, culpa sobre culpa, dada desde lo alto es dualista porque determina
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qué es lo bueno y lo malo, lo puro o lo impuro. Por eso es que llega a ser impe-
rativo resituar la conducta ética basada en nuestras propias experiencias y desde
nuestra propia experiencia del cuerpo. Somos las dueñas de nuestros cuerpos,
de nuestra sexualidad, de nuestras decisiones y opciones. Esta manera de pensar
nos dará autonomía como adultas dignas, capaces de orientar nuestras vidas de
acuerdo a las luces de nuestra consciencia y experiencia de lo Sagrado. Esta fue
la ética propuesta por Jesús.” (Alcira)
• “Para mí, el desafío es recobrar el poder y autonomía para las mujeres y para toda
la gente y así poder hacer nuestras propias decisiones, y que estas decisiones
sean hechas en un contexto más integral. Más y más estamos dándonos cuenta
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que cada cosa está relacionada – no sólo con otras personas, sino con todo lo que
nos rodea y que las decisiones hechas a un nivel afectan a cada uno y a todas las
otras cosas. El desafío que viene del ecofeminismo es precisamente promover un
punto de vista más integral de la vida para que cada decisión se haga con la in-
tención de promover relaciones más igualitarias que no continúen cristalizando
la dominación sobre los débiles y sin voz, incluyendo a toda la comunidad de
vida y la Tierra misma. Es dentro de esta integridad, donde creo que tenemos que
prestar atención a lo que nuestros cuerpos están diciendo y poder sostener con-
versaciones con quienes tenemos confianza para pedir consejo acerca de decisio-
nes pendientes. Aquí la cuestión del poder es clave. Estoy hablando de “poder
con”, no “poder sobre” o fuera de mí. Si voy a hacer una decisión o compartir
mis experiencias profundas, no voy a ir donde personas que no conozco o que
me van a preguntar las cosas más íntimas o incluso “condenarme” a priori. No,
voy a ir donde una amiga o grupo de amigas que me escuchan, preguntan y me
ayudan a clarificar cosas, pero al final, soy yo la que hago la decisión, porque soy
la única que sabe cómo esta decisión va a afectar mi historia, mi cuerpo. Por eso
el desafío es crear espacios donde nosotras las mujeres podamos compartir nues-
tro poder y ayudar a cada una a tomar decisiones, pero no hacerlo por la otra. Si
fuésemos capaces de devolver a la gente su poder para decidir de acuerdo a su
propia consciencia, esto transformaría la ética y retomaríamos la responsabilidad
sobre nuestras vidas como adultos. Desde un punto de vista ecofeminista debe-
mos recordar que cada decisión tiene repercusiones sobre el cómo y qué como,
dónde vivo, cómo me desplazo –decisiones tan simples como cuál detergente
uso, qué ropa, qué fuente de energía. Estoy convencida de que estamos viviendo
en un momento de profunda conexión con nosotras mismas, nuestro ecosistema
más grande y es un tiempo de desprenderse, de romper con ciertas necesidades
y prácticas.” (Doris)
• “Claramente el cuerpo humano es sagrado. Esa es la razón principal del por qué
tenemos que cuidarnos a nosotras mismas, respetarnos y amarnos. Y desde ahí
proviene mi angustia que es compartida por todas las feministas, frente a la des-
valorización y la violencia que la cultura patriarcal pone contra el cuerpo feme-
nino. También es la violencia que ve a las mujeres sólo como reproductoras de
la especie, como úteros—y no nos ve en forma completa—nuestras manos que
crean, nuestras mentes que piensan, nuestros espíritus que vuelan. La calidad de
lo sagrado del cuerpo está directamente relacionada con el respeto, el amor, la
comunión con otros.” (Gladys)
• “Me guía la felicidad. Creo que los humanos fueron creados para ser felices, para
ser plenos. Ahora, con mi propia felicidad yo pongo la felicidad y la plenitud de
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otros en la misma escala. Por eso mi criterio es buscar la felicidad, pero mi feli-
cidad nunca puede significar la muerte y la desgracia de otros. Es en este espacio
que negociamos a través de leyes y preceptos cómo lo vamos a hacer para crear
felicidad para todos. Es por eso que decimos: “No matarás” en todos los sentidos:
no mates los sueños, no mates por el hambre, no mates por la violencia, y no
mates no haciendo lo que debes hacer. Creo que desde aquí podemos crear una
ética para la vida. Creo que todas las leyes y principios deben ser producto de
acuerdos hechos desde los principios básicos de la vida –no mates, sé feliz. ¿Qué
quiero decir por felicidad? Lo puedo interpretar como algo bien individualista,
pero debemos poner la felicidad en un contexto mayor y decir que la felicidad es
el derecho a la vida que tienen todas las personas, que toda la vida, la Naturaleza,
el universo –que todas las cosas tienen. Contrariamente a otros teólogos, estoy
cierta que la felicidad nos puede llevar hacia otro paradigma que nos conducirá
más lejos que todas las prohibiciones y negociaciones que ahora hay con respecto
al cuerpo.” (Silvia)
Las entrevistadas exigen una nueva ética comenzando con las experiencias de nuestros
propios cuerpos, nuestras propias historias, nuestros propios anhelos. Es esencial en-
tonces comenzar por el cuerpo. Esto es especialmente verdadero si vamos a desafiar la
mentalidad patriarcal que construye la moral negociando mayormente con los cuerpos
de las mujeres, que han sido considerados la fuente del pecado y la maldad. Una ética
ecofeminista incluiría una llamada al respeto y la responsabilidad de cada uno y de
todos –y vería al humano en relación al resto de la comunidad de la vida y al universo
en desarrollo. Somos parte de un cuerpo mucho mayor y por lo tanto debemos tomar en
consideración las repercusiones hacia el todo al hacer decisiones éticas. El énfasis está
dado en aquellos espacios comunitarios donde la escucha de las experiencias y la sabi-
duría del grupo se convierte en algo importante para permitir que se hagan decisiones
libremente. Esta ética es siempre contextualizada, pluralista y respeta la diversidad; no
se puede legislar leyes universales “de una vez y para siempre”. Este tipo de ética ofrece
y expande el sentido de lo que significa “ser humano” y está basada en la expansión de
nuestro sentido de la felicidad y el cuidado.
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• “Me he dado cuenta que la vida se debe vivir intensamente en cada momento. Sí,
creo que la vida está hecha de pequeños momentos. En este instante estoy aquí y
debo vivirlo intensamente porque no es repetible y cada momento es una opor-
tunidad para encontrar sentidos más profundos para mi vida diaria. Me sostengo
compartiendo lo que sé con quienes comparto sueños, pequeños logros… Estoy
sostenida también contemplando el mundo natural y nunca me canso de descu-
brir sus misterios escondidos. Estoy plena con mi familia y amigos. Me siento
apoyada por las mujeres con las cuales trabajo porque puedo expresar quién soy,
lo que siento y lo que pienso, lo que estoy aprendiendo y descubriendo con ellas.
Trato de crear con ellas nuevas posibilidades para mejorar nuestras vidas. Todo
esto es una profunda expresión de vida. Dios es vida. Por ahora, mi pasión está
relacionada con el descubrimiento del potencial en las culturas mestizas donde
la espiritualidad se encuentra en la danza, la música, los colores, rituales, mitos,
celebraciones comunitarias, etc.” (Marcia)
• “En este momento de mi vida tengo tres prácticas que, para mí, son profunda-
mente espirituales. Primero, hago trabajo corporal, lo cual me ayuda a moverme
hacia un tiempo y espacio diferente. Segundo, me encantan los rituales y cele-
braciones que creamos con las mujeres –aquí me siento conectada con la pro-
fundidad y las alturas, y son momentos muy poderosos. Tercero, estar sola en la
Naturaleza”. (Coca)
• “La garza y yo somos una, en ese breve tiempo juntas, respiramos el mismo aire y
cada una en su propia manera siente la belleza y la paz del momento. Cuando se
me acerca –nuestra relación se sella. Después se aleja, pero todavía nos miramos.
Hemos formado un tipo se hermandad, amistad. Somos compañeras silenciosas
en esa escena que proclama la gloria de Dios…” (Fanny)
• “Para mi la espiritualidad no tiene que ver con pertenecer a una institución re-
ligiosa. Mi espiritualidad tiene que ver con el contacto con el color, el arte, la
poesía, el tomar fotos –estos son momentos poderosos de interioridad. También
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• “Más y más hay una tendencia a celebrar fuera de los círculos de iglesia. Como
otras, me encuentro celebrando en grupos pequeños donde nuevas expresiones
de espiritualidad están naciendo. Primero que nada, estamos rompiendo la idea
de estar separadas de nuestros cuerpos. Este es un cambio fundamental para no-
sotras las mujeres que hemos sido socializadas como seres-para-otros; nuestra
sexualidad y nuestros cuerpos han estado expropiados para el servicio de otros.
Por eso que el trabajo con las mujeres debe incluir esta dimensión como parte de
un proceso de despertar de la consciencia y para nuestra propia transformación.
El trabajo corporal, aunque placentero y liberador, a menudo es doloroso porque
debemos lidiar con tantos dolores que están almacenados en nuestras memorias.
Pero siento que ahora somos capaces de comenzar a tejer nuevas relaciones y
experimentar solidaridad entre nosotras como mujeres, contando con la ternura
para ayudarnos unas a otras a ser lo que cada una debe ser.” (Graciela)
• “Me sostienen los valores que me permiten ser plenamente humana. Estos va-
lores los encuentro expresados en aquellos espacios alternativos como grupos
de reflexión de mujeres, las CEBs locales, las organizaciones indígenas y negras.
También en el testimonio de muchos teólogos y biblistas que se han atrevido a
mostrar lecturas alternativas de la teología y los textos bíblicos que ofrecen más
integridad y honestidad. Me ayuda mucho la “hermenéutica de la sospecha” y
la investigación que pasa por mi propia piel, mi cuerpo, mis sentimientos como
mujer. También me sostiene la contemplación, la meditación y las reflexiones
concretas sobre lo que me rodea. Vivo cerca de un mercado campesino donde
tengo la oportunidad de hacer múltiples lecturas de la vida basadas en los ros-
tros de tanta gente de todas clases sociales. También me nutren los rituales que
hacemos como mujeres que estamos conectadas de algún modo a la Tierra y, los
rituales de sanación para mujeres, la Tierra, el ecosistema. Me encanta la danza
ritual y expresar a través de mi cuerpo mis sueños, esperanzas y deseos. Trato
de estar en contacto con otras mujeres en Latinoamérica que piensan como yo,
para no sentirme sola –y para recordar que somos muchas las que nos atreve-
mos a “sospechar”, intuir e investigar nuevas maneras de vivir. Por eso que en
mi trabajo bíblico incluyo trabajo con salud alternativa, autoestima, estudios de
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género, reflexología, aroma terapia, etc. Debo admitir que he dejado de participar
por mucho tiempo en la Eucaristía porque ya no puedo tolerar un ritual patriarcal
vacío, androcéntrico, donde no tengo la oportunidad de expresar lo que pienso y
siento. En lugar de eso, visito los árboles. Uno de mis rituales personales favori-
tos es ir al parque de Santa Cruz antes de viajar y sentarme por un rato bajo uno
de los árboles. Saludo a cada árbol y les pido que me orienten y acompañen con
su sabiduría y fortaleza para poder hacer lo que debo hacer antes de salir. Siento
un lazo profundo con los árboles, una comunión y solidaridad. Cuando vuelvo,
voy a darles las gracias. Este ritual me llena de energía; es donde encuentro lo
Sagrado. Los árboles son parte de mí y yo soy parte de ellos. Sigo su ciclo durante
el año. Su cercanía me inspira a ser creativa, más sensible con las personas. Ellos
son mis confidentes.” (Alcira)
• “Mi práctica espiritual tiene que ver con un constante recordar que debo estar en
contacto conmigo misma. Por mucho tiempo, mi espiritualidad estuvo centrada
en prácticas externas –marchas, protestas, vía crucis, que tenían que ver con el
contexto en el cual estaba viviendo. Pero hoy tengo otras prácticas y ellas siem-
pre comienzan en mí, como una respuesta a mi propio centro, mi propia necesi-
dad de contemplación. Practico Tai Chi, me encanta meditar en la Naturaleza así
como participar en los rituales que las mujeres estamos creando. Me gusta tener
conversaciones profundas con amigas, compartir sueños, bailar y cantar, corear
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–estas cosas dan sentido a mi vida. La espiritualidad que vivo hoy tiene que ver
con el movimiento, con la danza sagrada, con estar en comunidad, en un círculo.
Es todo mi ser el que celebra ahora, no sólo mi espíritu.” (Doris)
• “¡Cuántas años fui a Misa y dije el rosario en los funerales! Para mi, mi espiri-
tualidad de hoy consiste en cómo me relaciono con todos los que encuentro en
mi camino –contigo a quien quiero, así como a otras amigas, con aquellos que
encuentro por primera vez, una niña, un niño, un vagabundo, un mendigo sucio
que me pide comida. Mi espiritualidad, mi paz descansa en el cómo me relaciono
con toda la vida. También medito cada día, que es una práctica que comencé por
mi salud para que mi mente esté clara para los pensamientos y poderme centrar.
También tengo la práctica espiritual de subir cada día al Monte Ávila, que está
aquí mismo en las afueras de Caracas. Caminar por unas pocas horas en medio de
tanta belleza, gozar la armonía del bosque, las aves, las mariposas –todo esto me
da un gran sentido de armonía.” (Gladys)
Las entrevistadas nutren sus espiritualidades celebrando con sus cuerpos, totalmente y
libremente. Muchos hacen trabajo corporal, movimiento corporal, danza y ritual. Sus
espiritualidades se nutren en la contemplación y celebración de la Naturaleza – desde
hablar con los árboles, caminar por senderos montañosos, celebrar los elementos. Una
tercera fuente de espiritualidad es compartir profundamente en círculos femeninos y a
través de amistades. Contactos con la sensualidad –poesía, color, música- así como con
el dolor, son esenciales para esta espiritualidad en evolución. Algunas pocas, todavía
encuentran nutrición en las liturgias de sus iglesias.
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Aunque no fue parte de los cinco grandes temas, a veces pregunté a las mujeres
sobre Jesús y su rol en sus vidas. Y porque quería saber cómo ellas vieron su relación con
la teología de la liberación y el ecofeminismo, incluí preguntas sobre ambas en las entre-
vistas. No todas las mujeres contestaron estas preguntas. Lo que sigue es un resumen de
sus respuestas:
Entendimiento de Jesús
• “No creo en Dios Padre, Dios Hijo o Dios Espíritu Santo, no puedo. Creo en algo
Sagrado que hace posible nacer, evolucionar, transformarse. Una sólo tiene que
mirar la perfección y armonía en la cual la comunidad de vida funciona para
conocer este misterio maravilloso. Jesús fue una persona muy especial que, como
muchas otras, vivió y luchó contra las Leyes del Templo que excluían a los po-
bres, los enfermos y a las mujeres. Admiro el coraje que mostró en su tiempo –un
tiempo en que las mujeres no podían leer el Torá y, sin embargo, él fundó un mo-
vimiento donde las mujeres podían asumir liderazgo como Magdalena, Prisca y
muchas otras. Hay muchos pasajes en los Evangelios que me encantan… la mul-
tiplicación de los panes y los peces, la imagen de Dios como un campesino, por
ejemplo. Pero ciertamente no acepto la idea de la resurrección de Jesús que nos
enseñaron en las clases de religión. Creo que Jesús está con los que han muerto.
El es esa gran energía que forma la esencia del tejido de la vida.”(Agá)
• “Hace tiempo que para mi, Jesús no es el único Hijo de Dios que vino a salvar
al mundo del pecado. Él es, otro profeta más, una persona que logró una gran
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sabiduría en su tiempo, pero hubo otras personas sabias entonces como las hay
ahora. Creo que tenemos mucho que aprender de sus enseñanzas, de su mensaje
de amor en su tiempo, mensaje de no exclusión. Jesús y Buda están más o menos
al mismo nivel, por supuesto Jesús ha tenido más impacto en mi vida.” (Coca)
Con-spirando ● 185
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mujeres para releer las Escrituras desde esta perspectiva contra-cultural. Lo que
me enoja es cómo las iglesias y las jerarquías se han apropiado de Jesús como si
les perteneciera.” (Doris)
• “Jesús es un humano que es muy creíble –la manera que tenía compasión de
la mujer sorprendida en adulterio. Fue conocido por sus actitudes de respeto y
justicia en sus relaciones con otros, no estableció diferencias. Es el único hombre
que conozco que no era un macho. Debe haber sido una figura realmente convin-
cente, iluminada y carismática. Sin embargo, la humanidad ha producido figuras
igualmente iluminadoras después de Jesús como Marie Curie, Albert Einstein,
Gandhi. Y porque están más cercanas a nosotros en el tiempo podemos conocer
sus fallas también.” (Gladys)
Lo que parece claro es que Jesús es una figura histórica importante, un profeta, una
figura de sabiduría. Es contra-cultural, auténticamente humano, inspirado por sus an-
cestros. Está con aquellos que han muerto. Es una figura heroica, pero una de muchas.
Ha inspirado a toda una civilización con su mensaje.
186 ● Con-spirando
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• “Me parece que al inicio se hablaba de los pobres en términos muy generales, en
palabras teóricas de una cierta elite, sin producir cambios profundos. Sin embar-
go, con la ayuda de la lectura popular de la Biblia, los pobres realmente comenza-
ron a sentirse como sujetos de su propio proceso y descubrieron su propio rostro
en las luchas por la liberación, lo que abrió una nueva etapa para la teología de
la liberación. Las propuestas de la teología de la liberación han llegado a ser
más concretas y más identificadas con esos rostros que ahora están empezando a
levantar sus propias voces de liberación, porque la tarea teológica que debemos
emprender ahora estará conectada en esta gran red de hombres y mujeres de dife-
rentes culturas, razas y etnias… Nuestros pueblos son “cristianos” y la mitad de
ellos son mujeres. Estoy convencida que nosotras las mujeres podemos encontrar
elementos para nuestra liberación a través del estudio bíblico. A la vez, reconozco
que la Biblia fue escrita por los responsables del patriarcado, pero todavía contie-
ne muchas tradiciones de la gente pobre, hombres y mujeres en búsqueda de dig-
nidad, igualdad y justicia. Para poder vivir estos valores, debemos meternos en
un proceso de des-construcción de estereotipos y construir Buenas Nuevas para
todos. Para nosotras las mujeres, este proceso debe necesariamente pasar por la
sanación de nuestros cuerpos. Si decimos que el Evangelio es generosidad, amor,
servicio, entonces primero debemos sanarnos a nosotras mismas.” (Marcia)
Con-spirando ● 187
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quiere decir que ya no seamos teólogas de la liberación. Quiero ser siempre una
teóloga feminista de la liberación. Por esa razón es que no me gusta la idea de ne-
gar la teología de la liberación, porque fue nuestra “cuna”. No necesitamos estar
siempre mirando por un/a enemigo como si estuviéramos en algún tipo de peli-
gro mortal al darle la mano a un hombre… o por sentarnos al lado de los teólogos
de la liberación. Debemos admitir la influencia de la teología de la liberación en
nuestra teología. Cuando escribamos la historia de la teología feminista, debemos
comenzar con la teología de la liberación.” (Sandra Duarte)
• “Pienso que hoy en día son las mujeres las que están desarrollando teología de la
liberación. En verdad la teología de la liberación ya no nutre a un montón de per-
sonas y los teólogos hombres, incluso los más progresistas, tienen algunos hoyos
negros en su teología. Una de las limitaciones de la teología de la liberación es
que ha hecho un absoluto de una dimensión de la opresión, ignorando otras que
son tan fundamentales, como el género y la opresión sexual.” (Graciela)
188 ● Con-spirando
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• “Mi mayor crítica a la teología de la liberación es que me doy cuenta recién ahora
que está situada dentro de los marcos de la teología tradicional. Esto es espe-
cialmente claro en relación a los simbolismos de la teología de la liberación, su
espiritualidad, su concepto de Dios, sus imágenes sagradas.” (Doris)
• “La sanación del cuerpo de las mujeres está totalmente conectada con la sanación
del Cosmos. Hoy día los cuerpos de las mujeres y el de la Tierra están fragmenta-
dos por la idea de la superioridad masculina. Los dos procesos de sanación van
juntos, porque siempre han estado conectados con nuestra sobrevivencia… La
contemplación del mundo natural revela que como personas, somos parte de este
mundo. En mi propia trayectoria he descubierto que para poder sanarme, debo
sentirme incómoda. A veces la incomodidad material es más fácil que el sentir la
incomodidad que se requiere para desprenderse de pensamientos internalizados,
como el patriarcado. Por ejemplo, tengo que tratar de desconectarme a mí misma
de la definición de “consumidora” que este sistema me pide que sea. Debo des-
asociarme de tratar de ser lo que otros consideran “femenino” para poder ser fe-
minista… Debemos vivir cada momento de nuestra vida con intensidad, porque
cada una es única. Para tener un mayor contacto con la Naturaleza, para concebir
el tiempo de otra manera, contemplar el día de otra forma – cuán a menudo me
siento perturbada cuando la gente comenta qué feo está el día porque está llo-
viendo. Qué pena, pienso, porque toda una posibilidad de vivir una experiencia
única se pierde. Creo mucho en esto, de que somos un todo integral y recíproco.
No podemos existir sin esa reciprocidad… Me identifico con muchos elementos
Con-spirando ● 189
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del ecofeminismo, pero todavía no puedo decir que soy una ecofeminista porque
no he desarrollado mi propio pensamiento y postura ecofeminista. Con mi tra-
bajo bíblico dentro de la cultura Andina, he descubierto que nuestra cosmología
indígena es claramente ecológica, y recobrando los valores culturales y religiosos
de las mujeres, el ecofeminismo ofrece una posibilidad real para re-crear y re-
dimensionar su propio simbolismo, rituales, celebraciones, ciclos de vida, etc.
–así como toda la dimensión de lo Divino revelado en la Naturaleza.” (Marcia)
• “Primero que nada, debo admitir que soy totalmente urbana; nací en el mundo
del concreto, me paralizan los bichos, pienso que cualquier viento fuerte es un
terremoto, etc. Experimento mi ecofeminismo en mi cuerpo. El contacto con la
Naturaleza, los ritmos del día y de la noche. Cuando soy capaz de conectarme
profundamente con estos ritmos y ver a otras mujeres haciendo lo mismo, allí
entonces experimento lo que llamaría una actitud ecofeminista. También desde
que comencé a leer y estudiar a Ivone y las teologías ecofeministas he encon-
trado sentido a mi vida. Por supuesto admito que mi compromiso ecológico es
pequeño todavía y debe ser desarrollado. Planto mis hierbas y trato de estar más
en armonía con las estaciones; trato de usar el auto sólo si más de dos personas
están viniendo y trato de enseñar estos valores a mi nieto. Pero si tengo que darte
toda clase de razones demasiado teóricas de por qué soy una ecofeminista, no las
tengo. Estoy convencida que el ecofeminismo es absolutamente inclusivo tanto
para los hombres como para las mujeres, con la diversidad de culturas, clases,
razas, edad y todas las otras variables que hay – y que siempre debemos mantener
una postura crítica. Pero realmente debemos dejar el paradigma mecanicista en
el cual nos encontramos. Los descubrimientos provenientes de la física cuántica
son muy atractivos y me ayudan a ver el contexto más amplio. El ecofeminismo
también me permite continuar dialogando con el mundo teológico desde otra
perspectiva.” (Coca)
190 ● Con-spirando
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la Naturaleza y que tienen que ver con el chamanismo. Al principio pensé que me
concentraría más en estos rituales, pero descubrí que primero tengo que entender
mejor la teoría detrás del ecofeminismo. Es por eso que mi tesis se concentra en el
discurso ecofeminista2. Cuando estaba escribiendo, podía distinguir claramente
entre esas ecofeministas que eran esencialistas y aquellas con un construccionis-
mo más social. Pero en la práctica no es tan claro. Cuando participo en un ritual,
no veo el discurso, veo a una mujer que está construyendo su propio sistema sim-
bólico y hoy día puede tener una pregunta y mañana otra. Una constante en toda
mi investigación es la necesidad de entrar en mayor contacto con la Naturaleza.”
(Sandra Duarte)
• “Necesito ser más una ecofeminista… todavía es pequeño y necesita crecer. Veo
que ha habido cambios en mi vida en términos de la consciencia de mi cuerpo,
el entendimiento que este cuerpo es parte de la Tierra, que forma parte de la his-
toria de la vida misma, del tiempo, de dios y diosas… Gracias al ecofeminismo
una nueva relación es posible entre mi vida y las vidas de otras personas. Por el
ecofeminismo, puedo entrar en un bosque y saber que este bosque es sagrado, y
como tal tiene derechos.” (Sandra Raquew)
2 Sandra Duarte da Souza, Teo(a)logia, Ética y Espiritualidade Ecofeminista: Uma Análise do Discurso. Tesis doc-
toral, Universidade Metodista de Sao Paulo, Brasil, 1999.
Con-spirando ● 191
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intoxicación, la violencia hacia la Tierra. Fue allí en una mina del siglo XX que
hice la conexión entre el cuerpo de la mujer y el cuerpo de la Tierra, y el cómo
ambos han sido sujeto de abuso de toda clase. Para mí hablar del Cuerpo de la
Tierra es hablar de mi propio cuerpo de mujer. Como mujeres, necesitamos hacer
esta conexión si vamos a tratar de sanar nuestros ecosistemas y a nosotras mis-
mas. La Tierra y nosotros los humanos somos uno; yo soy parte de ella y ella es
parte de mí. El daño que ella recibe, yo también lo recibo, y lo que yo sufro, ella
también lo sufre. Existe un lazo profundo e inseparable entre nosotras. Al mismo
tiempo, mi experiencia con el cáncer me dio otra manera de ver y experimentar
la vida. Fue por estas experiencias que descubrí cuán importante es el ecosistema
interno de cada persona –y cuán violado- como nuestros ecosistemas externos.
Como mujer siento que no puedo continuar reforzando la ideología del sistema
patriarcal, androcéntrico presente en la iglesia y en la sociedad. Estoy conven-
cida de que hay otra manera posible de ser humano que ofrece el ecofeminismo
holístico.” (Alcira)
192 ● Con-spirando
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la visita de Ivone, las cosas comenzaron a verse más claras para mí. Ahora me
defino a mí misma como una teóloga ecofeminista porque en esta manera de pen-
sar puedo entender mi experiencia como una mujer de la clase popular. Puedo
también entenderme a mí misma como parte de un Cosmos en expansión, parte
de estos billones de años de historia.” (Doris)
Con-spirando ● 193
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• “Me puedo identificar con las etapas que cada mujer ha vivido, muchas de no-
sotras tenemos los mismos puntos de referencia –Ivone Gebara, Paulo Freire, la
teología de la liberación. Me descubrí tratando de ver si la persona estaba ha-
blando desde su cabeza o desde sus sentimientos viscerales. Quiero ver si hay un
cambio en nuestro discurso teológico que hasta ahora ha estado tan ligado con
las instituciones de iglesia.”
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• “Pero hay un cierto sentimiento de sentirse sola, incluso cuando sabemos que
las otras existimos. Siento la necesidad de un nuevo tipo de comunidad. No hay
duda que todas nosotras hemos experimentado un quiebre con nuestras insti-
tuciones (eclesiales y teológicas). Siento un “compromiso social” con cada una
de las entrevistadas porque estamos recorriendo el mismo camino en relación a
nuestras imágenes de lo Sagrado.”
• “¡Sólo cuando leí los textos me di cuenta cuán ecofeminista soy! Ya hace algún
tiempo que me he estado sintiendo frustrada con la teología de la liberación, pero
no sabía por qué. Estas entrevistas eran como conectarme conmigo misma de
nuevo. También he sido muy abusada por la iglesia.”
• “Las entrevistas nos mostraron como todas nosotras llevamos vestigios del abu-
so de nuestras instituciones en nuestros cuerpos. Al romper con la institución
descubrimos una forma de sobrevivir dando un nuevo sentido a lo que significa
ser humano. La teología de la liberación ha perdido la habilidad de entregar un
nuevo sentido: es tiempo de dar a luz a nuevos entendimientos de lo que da sen-
tido… También me sorprendió la presencia de Jesús en las entrevistas. No era la
presencia de un macho sino de una persona humana-divina.”
• “Un elemento común a través de las entrevistadas es su gran fe, a pesar de la falta
de compasión de sus iglesias, que veo como una gran violencia. El abuso de las
mujeres ha estado presente por los 6ooo años de historia patriarcal. Necesitamos
unirnos para luchar contra el patriarcado, su poder y su influencia.”
Con-spirando ● 195
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del cuerpo pasa a ser sagrada. Las mujeres podemos atestiguar el hecho de que
aspectos tan importantes para nosotras, como nuestros cuerpos y nuestra sexua-
lidad, son simplemente dejados fuera de cualquier discurso religioso. Nuestras
experiencias relacionadas con lo cotidiano, lo afectivo, simplemente no son va-
lorizadas –esto es verdad también para la teología de la liberación.”
• “Los hombres no han entendido que nuestras experiencias son también teológi-
cas. Dicen que no se pueden probar (por ejemplo en las Escrituras). Esto es parte
de nuestra historia de abuso en las iglesias.”
• “Estuve muy feliz después de leer las entrevistas al saber que había mujeres que
pensaban como yo y que mis intuiciones no son locas.”
• “Comparto mucho de lo que las mujeres dicen en las entrevistas y ahora que las
conozco a todas, abrazo este texto como un signo de mi compromiso con ustedes.
Veo que hay algo común en este “historia de abuso” contra las mujeres y eso es
“lo que hemos encontrado las unas en las otras”. El feminismo ha sido un pri-
mer paso. Todas las historias son similares, pero ninguna es la misma. A pesar
de nuestras dudas, es fascinante ver quiénes somos, cómo sentimos, en qué nos
hemos equivocado. Somos libres para permitirnos tejer un tapiz.”
• “El lugar desde el cual hacemos nuestra teología es desde nuestras propias ex-
periencias de vida, desde nuestras propias experiencias corporales. Lo sagrado
se ve en esas experiencias de vida donde lo bueno y lo malo están presentes.
Aunque hay mucha diversidad en las entrevistas, todas hablamos de experien-
cias de libertad, de lo que sentimos. Y los sentimientos, en la teología tradicional
han sido siempre considerados “inferiores”. Las mujeres hemos sufrido por el
dualismo, ha sido una verdadera cruz para nosotras. Sin embargo, sabemos que
no podemos sentir al mundo aparte de nuestros cuerpos. Recobrar esto es vital.
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• “También somos cuidadosas con lo que decimos. Hemos internalizado una cierta
auto-censura porque lo que creemos es tan diferente que asustaría a los demás.
Por eso sospecho que dejamos mucho afuera en esta entrevistas porque necesita-
mos proteger a nuestras familias, nuestros trabajos.”
Al final del primer día, el grupo sacó a la luz los siguientes temas sobre los cuales les
gustaría reflexionar:
• Cuerpo y Sanación.
• Sexualidad: cómo la vivimos.
• Poder: cómo usamos el poder y cómo nos afecta el poder a las mujeres.
• Jesús: desde Jesús como Dios al Proyecto de Jesús.
• Ecofeminismo como un proyecto de cambio social.
• Espiritualidad: cómo crear espacios para cultivar nuevas imágenes de lo Sagra-
do.
• Qué queda todavía del cristianismo que podamos afirmar.
• La Muerte.
En este punto del taller, un giro inesperado tuvo lugar. Después de discutir cada
uno de estos temas, el grupo decidió concentrarse en profundizar una reflexión sobre la
sexualidad, porque aparece como una gran ausencia en las entrevistas y, sin embargo, está
presente en la postura ética de cada mujer entrevistada. Esta fue una gran variación de lo
que yo había proyectado para el contenido del taller. Pero se hizo claro para todas las pre-
sentes que necesitábamos lidiar con la sexualidad teológicamente si queríamos ser fieles a
nuestra propia llamada. Por lo tanto durante los dos días siguientes, en medio de lágrimas
y risas, el grupo indagó profundamente en este tema de una manera absolutamente sin
precedentes.
Aunque estas conversaciones fueron confidenciales como espacios sagrados de
sanación, esto dio lugar a un gran salto en la reflexión teológica. Este salto está contado
en forma elocuente en el Prefacio de Ivone Gebara para Lluvia para Florecer, que resumo
aquí.3 Trabajando con sus propias notas y con las de Verónica Cordero, ella ofrece la si-
guiente síntesis, que estoy absolutamente convencida es revolucionaria.
Desde una categoría de la que muy pocas veces se habla, las mujeres se mostraron
como cuerpos genitales. Fue posible hablar de Dios y de la genitalidad femenina, donde
Con-spirando ● 197
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sólo como pecado, porque entonces debía ser castigado con un rigor cada vez mayor.
La genitalidad femenina es el lugar donde el macho es rey, donde la guerra entre
los sexos está permitida. Pero nunca se le reconoce como tal. Es el “lugar de descanso del
guerrero” y el lugar del “silencio femenino”. Es precisamente aquí donde se sitúa toda la
fuerza de la represión social y religiosa en el cuerpo femenino. Y es desde aquí que las
otras formas de opresión social, cultural y religiosa se articulan. Gebara señala que fue ab-
solutamente necesario para el patriarcado establecer un dualismo constitutivo que divi-
diera el cuerpo del espíritu, para que nuestros cuerpos genitales pudiesen ser dominados,
heridos, corrompidos, violados –todo esto mientras también se construían civilizaciones.
Nuestro “Eros” dominado se convirtió así en el terreno donde toda una civilización de re-
presión fue construida. Se nos capacitó para creer la ilusión de que vivíamos en libertad,
en mayor o menor complicidad con otras formas de opresión.
Gebara muestra que durante nuestros días en Santiago, nuestra memoria corporal
colectiva fue despertada de una manera muy real. Nuestras abuelas, madres, y amigas
estuvieron presentes con nosotras. Sus lágrimas mojaban nuestras memorias y fluyeron a
través de nuestros ojos. El filo del cuchillo de la opresión pasó por sus cuerpos genitales,
igual como lo hace con los nuestros. ¿Puede ese sufrimiento ser rescatado o podemos
aprender de el?, pregunta Gebara. ¿Podrá la contracultura planetaria emergente, que está
a merced o por las sensibilidades femeninas, ser capaz de ofrecer una sexualidad y una
genitalidad que es más placentera y más responsable para todas nosotras? No buscamos
respuestas inmediatas porque sabíamos que tomaría tiempo para procesar estos descubri-
mientos.
Sin embargo, Gebara señala que el grupo se dio cuenta rápidamente que la sexua-
lidad—y explícitamente la genitalidad—siempre han estado presentes en el discurso de
la religión patriarcal en forma de un silencio represivo. Todas vimos con claridad que la
negación de la genitalidad como un atributo humano capaz de belleza y libertad está cla-
ramente ligada a una imagen asexual de lo divino y está basada en un entendimiento dua-
lista de la vida. El Dios patriarcal de la Biblia parece ponerse en contra de la genitalidad,
especialmente la genitalidad femenina. Ejerce poder sobre las mujeres y condena nuestra
genitalidad como si ese fuera el lugar de la transgresión absoluta, de la peor desobedien-
cia y el espacio donde las mujeres compiten con Él. A través de toda la tradición bíblica,
el único centro para la prostitución fue cuando, simbólicamente, lo femenino se puso en
contra de la ley masculina. Tampoco la genitalidad femenina es el lugar donde habita el
Dios cristiano. Cristo es concebido en el útero de una virgen y nace de ella de una mane-
ra totalmente milagrosa. En el simbolismo cristiano, nos recuerda Gebara, la sexualidad
aparece misteriosamente por el poder de un Dios patriarcal capaz de “hacer nacer de las
piedras hijos de Abraham” y mandando a su Espíritu Santo todopoderoso para engendrar
a su único hijo. Y nosotras, pobres descendientes de Eva, después de todos estos siglos
¡todavía no hemos podido entender y asimilar lo trascendente de la sexualidad de María!
Continuamos siendo condenadas. Como ha sido por miles de años, continuamos sin-
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200 ● Con-spirando
que en otros periodos de la historia. No creemos que podemos tener una Tierra sin mal.
No. Somos una mezcla de muchas cosas, de muchas corrientes de pensamiento, que a
menudo son contradictorios. Pero es precisamente desde esta “mezcla” que debemos en-
contrar formas para vivir con justicia y dignidad, donde encontremos utopías y sueños,
donde un nuevo tiempo histórico parece posible. De esta forma recordamos que nosotras
encontramos valor en la experiencia cristiana, en los valores del movimiento de Jesús,
aunque seamos críticas de la forma patriarcal en que estos valores han sido comunicados
a nosotras a través de la historia.
Estas reflexiones dejaron de alguna manera al grupo sorprendido por su propia
osadía. Pienso que algunas sintieron que quizás me habían decepcionado por no reflexio-
nar más largo en mis cinco preguntas o por no lidiar con el ecofeminismo y lo que una
visión ecofeminista podría ofrecer al planeta en este momento de la historia. Y aunque
estoy de acuerdo que estuve sorprendida por como sucedieron las cosas, les recordé a
ellas (y a mí misma) que el objetivo de esta reunión era ir donde sentíamos que teníamos
que ir en nuestra reflexión teológica—y “por dios/diosa/gran misterio”—es ¡justo lo que
hicimos! Mi pronóstico es que estas reflexiones serán una página pequeña pero esencial
dentro de la historia de la reflexión teológica eco/feminista latinoamericana.
Finalizamos nuestro tiempo juntas compartiendo nuestros sueños utópicos por
un mañana diferente. Estos incluyen de todo– como establecer comunidades de mujeres
en el campo con “bibliotecas ecofeministas”, o dar banquetes donde toda la diversidad
del planeta esté bienvenida y donde la comida sea mucha y libre de tóxicos venenos, o
bailar desnudas bajo un cielo claro donde toda clase de relaciones tiernas sean posibles.
Estas visiones reflejan conmovedoramente los anhelos de las mujeres para un mundo más
ecológico y un mundo de paz, armonía y placer.
Concluyo este Capítulo admitiendo que mi trabajo de tesis al conducir estas en-
trevistas, publicarlas y reflexionar juntas en su significado, terminó siendo un proyecto
mucho más comunitario de lo que podría haber anticipado. He estado muy conmovida
por lo que pasó en el proceso y estoy profundamente agradecida.
Con-spirando ● 201
202 ● Con-spirando
El continente del Inconsciente
se puso de cabezas
Y de allí salieron espíritus del sueño
Una serpiente arcoíris se enrolló
como un cerebro
(El color de la sangre seca)
Somos hijas de la piedra.
-Madonna Kolbenschlag1
Capítulo V
Reflexiones, Conclusiones y Desafios para el Futuro
1 Encontré este poema de Madonna en su cuaderno después de su muerte acá en Chile en enero de 2000. Se
tituló Ularu, la roca sagrada de los aborígenes de Australia.
Con-spirando ● 203
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dad de la vida; somos parte del mundo natural, parte del universo material –o como Agá
nos recuerda, “somos hermanos y hermanas de la Naturaleza.” Por nuestra forma especial
de inteligencia, estamos llamados a ser cuidadores/as de la Tierra y asegurar su bienestar.
“Todo lo que le pasa a la Tierra, me pasa a mí”, reflexiona Silvia parafraseando la cono-
cida profecía del Jefe Seattle: “Lo que sucede a la Tierra también le sucederá a los hijos
de la Tierra.” Esto lo relaciona con su propia lucha con el cáncer de mama diciendo: “Mi
cuerpo enfermo es una muestra de lo que sucede con la devastación de la Tierra”. Alcira
habla de su propio ecosistema interno como una imagen espejo del ecosistema externo
donde ella vive, y sabe que debe vivir en reciprocidad con ambos porque depende el uno
del otro. Algunas de las mujeres hablaron de sí mismas como “seres en proceso”, incom-
pletas en sí mismas y sin embargo ligadas con todas aquellas que han vivido antes que
ellas y con todas aquellas que vendrán después. Esto es especialmente verdad para Alci-
ra, Fanny y Sandra Duarte que han estado profundamente influenciadas por las culturas
indígenas. Al parecer, somos la memoria colectiva de todo lo que ha pasado antes –los
elementos básicos de nuestro cuerpo estuvieron presentes en el destello primordial—
podemos contemplar la posibilidad de que en alguna forma reciclada estaremos presente
en la comunidad de vida de las futuras generaciones.
Los testimonios de estas mujeres apoyan aquello que los ecologistas profundos
están describiendo como “el recordar quiénes somos.” Hago recuerdo del “orden implí-
cito” de David Bohm que ve a cada cosa unida con la fuente universal de vida: pasado,
presente y futuro son todos una “red de memoria” en un continuo de espacio-tiempo.
O evoco la definición de Brian Swimme sobre nosotros como “formaciones geológicas”,
como las rocas, los mares y las cadenas montañosas –un modo en la dinámica universal
de la evolución increíble de contemplar, pero que sigue siendo sólo una manifestación de
creatividad cósmica entre trillones. Y me acuerdo del pensamiento del psicólogo junguia-
no James Hollis sobre “esta pequeña encarnación que llamamos nuestra vida no es sino
el vehículo para un largo viaje que la divinidad hace a través nuestro.” Esta perspectiva
ve al mundo como una red intrínsicamente dinámica de relaciones en las cuales no hay
líneas divisorias absolutas entre los vivos y los muertos, lo animado y lo inanimado, o lo
humano y lo no-humano. Sólo mentes dentro de mentes, una multitud de redes entrela-
zadas, para recordar a Bateson.
Por encima de todo, termino diciendo que, las mujeres entrevistadas, junto a
otras caminantes “ecofeministas”, están encontrando un sentido profundo de pertenencia
–de intimidad y de participación—con la Tierra y con todo el Cosmos. Este es el cambio:
pertenecemos a un ser mucho más grande e inmenso que el de nuestra existencia configu-
rada por huesos y carne. Los pueblos indígenas siempre lo han sabido de forma intuitiva;
la “nueva ciencia” nos lo está diciendo ahora de forma empírica; mientras que la psico-
logía junguiana llega a la misma conclusión desde los pozos profundos del inconsciente
colectivo. Gebara nos recuerda nuestra relacionalidad: cada cosa está conectada a cada
cosa y nada es independiente. Somos un tejido interconectado con todo y en todo.
Con-spirando ● 205
C A P I TU L O V - R e f le x i o n e s , C o n c l u s i o n e s y Desafios pa r a el Futuro
Si alguna vez hubo una conclusión clara es esta: el Dios Padre, omnipotente y
todopoderoso de años atrás, ya no es una imagen de dios válida para las mujeres entre-
vistadas y también para aquellas que se identifican con la ecología profunda y el pensa-
miento feminista y ecofeminista. Esta imagen no es solamente no-válida, sino que se le
considera un gran obstáculo –realmente, una causa—de nuestra actual crisis ecológica. El
error esencial en nuestra herencia judeo-cristiana es la creencia monoteísta, en una dei-
dad personal masculina, creador de un universo que es claramente distinto a él. Como lo
señalaba Thomás Berry, nuestra tradición religiosa nos ha enseñado que podíamos tener
comunicación directa con esta suprema deidad personal, una deidad que más tarde se
nos manifestó en forma humana como un maestro y un salvador. Esta tradición sostiene
que toda la comunidad humana está siendo llevada a su plenitud en un reino divino,
un reino que tiene una plenitud en la Tierra dentro de un tiempo histórico y también
una plenitud post-histórica en una forma de ser trascendente y eterna (cielo). Berry dice
que por el hecho de vernos como seres trascendentes, se nos hace muy difícil creer que
realmente pertenecemos a la Tierra, que somos de verdad “terrestres”. Esta es, y hace
mucho hincapié en esto, una patología profundamente enraizada que nos ha llevado a un
entendimiento de nosotros mismos como teniendo un destino más allá de la Tierra y nos
ha dado permiso para usar la Tierra como queramos.1
Gebara hace un eco a la crítica de Berry sobre este cristianismo monolítico, basa-
do en la imagen de un dios todopoderoso. Ella está en contra de un Dios personal porque
si Dios fuera una persona, sería un ser autónomo, lo que apoya el concepto patriarcal de
ese Dios que está “por encima” y “por sobre” la misma vida. Para Gebara, un Dios an-
tropomórfico y antropocéntrico llegó a ser necesario dentro de la estructura psicológica
que evolucionó a través de la historia de la cultura patriarcal. La necesidad de afirmar
un poder mayor en discontinuidad con todos los poderes del cosmos, la Tierra, los seres
humanos, los animales, las plantas, e incluso la vida misma parece ser algo fundamen-
talmente importante para mantener la organización jerárquica de la sociedad en la cual
vivimos. También nos recuerda que las preguntas acerca de Dios son preguntas sobre no-
sotros mismos. Erigimos seres puros y perfectos para contrastarlos con nuestras propias
experiencias de impureza e imperfecciones. Instituimos seres poderosos para contrastar-
los con nuestra propia fragilidad y debilidad.2
El entendimiento sobre nosotras mismas está cambiando, porque estamos evolu-
cionando hacia una antropología diferente de lo que significa ser un ser humano, también
están cambiando nuestras intuiciones sobre nuestros orígenes y nuestro destino (cosmo-
logía). Debo recordar que, por supuesto, una cosmología es un término metafísico que tie-
ne que ver con teorías sobre la naturaleza del universo y, es a la vez, un término científico
206 ● Con-spirando
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que habla del origen, la estructura y las relaciones espacio-tiempo del universo. Muchos,
pero no todos los humanos, buscamos un sentido religioso de la vida que nos lleve a
encontrar un sentido sagrado en nuestras cosmologías. Como Gebara nos lo recuerda,
“una cosmología tiene que ver con nuestras representaciones colectivas en relación con
el origen del mundo, del humano, etc. Es más grande que lo sagrado. Lo sagrado aparece
como algo que ofrece una construcción de sentido a un grupo específico en un momento
histórico específico. Somos nosotros que definimos al Cosmos como sagrado, pero no
todo el mundo se siente cómodo con la palabra ‘sagrado’”.3
Las entrevistadas, así como un creciente número de ecofeministas en este mo-
mento de la historia, están ciertamente definiendo al Cosmos como algo sagrado. Las imá-
genes patriarcales antiguas para definir o describir lo sagrado están rápidamente pasando
a ser obsoletas, vestigios de otros tiempos. Las imágenes de dios de las entrevistadas
claramente están cambiando desde una deidad de alguna manera fuera y por encima del
universo creado, a un sentido de algo dentro y más allá; una relación que sostiene a todas
las cosas juntas. Para describir esta mirada cambiante de sus imágenes de dios, usan pala-
bras como: Energía, Presencia, Sabiduría, Matriz, Complementariedad, Memoria, Espacio
Intuitivo, Gran Realidad, Envoltorio, Fuente de Vida. Todas hablan de experimentar esta
energía en lugar de ser capaces de definirla.
Aunque varias usan la imagen de la diosa (Agá, Gladys), su exigencia del princi-
pio femenino en el Misterio Último la ven más como una corrección en lugar de una vuel-
ta literal a la veneración de la diosa. Mujeres como las entrevistadas se sienten cómodas
invocando a la Pachamama, a Gaia o la Madre Tierra como imágenes centrales para la dei-
dad. Muchas hablaron de encontrar a la divinidad en el mundo natural, de sentirse parte
de un tejido de vida que pulsa en el corazón del Cosmos. Silvia y Clara Luz se sienten
atraídas hacia las comunidades del Candomblé y la Santería por el lazo con la Naturaleza
que existe en estas religiones Afro-brasileña y Afro-cubana. Cuando participan en estos
rituales, de alguna manera se sienten como “de vuelta a casa”.
Algunas son claramente panteístas o pan-an-teistas, aunque por lo menos una
(Graciela), todavía mantiene un ser superior y se siente cómoda con las imágenes pa-
ternales. Deduzco que el debate inmanente/trascendente refleja el pensamiento dua-
lista patriarcal y que las mujeres entrevistadas y, que la mayoría de las ecofeministas,
aceptan la inmanencia como un entender que somos parte de la Tierra, la cual es parte
de un universo en continua expansión. No hay “afuera”. Sospecho que muchas estarán
de acuerdo con Rosemary Radford Ruether que imagina a Dios como la fuente desde
la cual plantas y animales brotan en cada generación; la matriz que sostiene y renue-
va su interdependencia dadora de vida. Ruether dice que la trascendencia-inmanencia
ha sido entendida por mucho tiempo en términos dualistas de o esto o aquello, men-
te-cuerpo, divisiones entre lo masculino y lo femenino. Ella ve la trascendencia no
Con-spirando ● 207
C A P I TU L O V - R e f le x i o n e s , C o n c l u s i o n e s y Desafios pa r a el Futuro
como un concepto que tiene que ver con un Dios que es una mente masculina sin cuer-
po fuera del universo, sino como un Espíritu divino renovador, radicalmente libre de
nuestros sistemas de dominación, pero más cercano a nosotras de lo que nosotros pode-
mos estar.4
El cambio que está ocurriendo en la cosmología es mucho más evidente en las
creencias de las entrevistadas sobre la muerte y la resurrección. La mayoría ve la vida y
la muerte no separadas, sino como parte del mismo ciclo. Hablan de volver a la energía
primordial, a la bondad original desde la cual todas venimos. Casi todas reflejan una gran
paz para volver a esta “matriz”, el disolverse dentro de la Tierra como un “volver a casa”.
Marcia, Alcira y Sandra Duarte habían perdido a uno de los padres recientemente y ha-
blaron de cómo la muerte de los que aman les ha convencido que una profunda conexión
continúa. Hablan de la memoria – del cómo aquellos que amábamos mucho están presen-
tes en los recuerdos que tenemos de ellos. Este parece ser el sentido de la “ancestralidad”
que varias mencionaron (Sandra Raquew, Silvia), que es entendido como una conexión
con aquellos que han muerto. Esas personas amadas ya no viven más individualmente en
alguna otra parte; ellas viven en el inconsciente colectivo de la especie, en nuestra base
genética, en las mismas características que nos hacen familiares –una cierta risa, una ma-
nera de caminar, un gesto. Como lo dice Alcira al describir a su madre: “Ella está viva en
todas esas maneras bondadosas con las que marcó mi vida. Es en base a esta experiencia
que puede decir que he sentido la resurrección en la vida. Ella está presente en la música
que le gustaba, la comida que preparaba, todos los consejos que me dio a través de los
años, en el huerto que plantaba.”
Gebara, la voz ecofeminista principal de la región, también habla sobre volver
a la Tierra, “a un Cuerpo Vivo en transformación que es mortal y sin embargo abierto a
posibilidades infinitas”. Nos habla que prefiere “para mi último suspiro y mi último re-
poso, los brazos de la Tierra –que de acuerdo al Libro del Génesis, es el lugar donde Dios
camina. Más allá de lo que imagina la razón, hay algo imaginado por el deseo, la poesía,
la belleza.”5
Una definición expandida del yo, como parte de un todo más grande, es un ele-
mento y es el contenido de esta cosmología emergente. Nuestro cuerpo no se pudre mien-
tras el alma viaja a una residencia eterna, aquello que el patriarcado nos decía “era nues-
tro verdadero hogar.”
No. Nuestras entrañas mismas nos dicen que compartimos la misma suerte de
todos los terrestres: volvemos a la Tierra. Este es el cambio en cosmología. Nuestro ego
individual desaparece y se junta nuevamente con el Gran Yo del cual todas venimos. Vol-
vemos a lo que Bohm llamó el “universo plegándose y desplegándose”, a lo que Batenson
llamó “el patrón que conecta,” a lo que Berry llamó “el sueño de la Tierra”, lo que Jung
llamó “el inconsciente colectivo”, a lo que los pueblos originarios de la Tierra llaman “el
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C A P I TU L O V - R e f le x i o n e s , C o n c l u s i o n e s y Desafios pa r a el Futuro
Este cambio hacia una manera de ser post-patriarcal, en ninguna otra parte es
más visible que en la forma en la cual las mujeres entrevistadas perciben, o “saben”
(epistemología). El cuerpo y la experiencia corporal se convierten en lo central para
entender, para sentir placer y dolor, para juzgar lo bueno de lo malo. El cuerpo –no
en lo abstracto, sino en nuestros cuerpos de mujeres sexuadas, sensuales, abusadas y
heridas—es donde las entrevistadas construyen sus cosmologías y teologías, su ética y
sus prácticas espirituales. Este énfasis en el cuerpo es claramente una reacción a milenios
de opresión patriarcal donde los cuerpos de las mujeres han sido vistos como propiedad
para ser usados y dominados, como un receptáculo para reproducir la especie y, hacia
siglos de enseñanzas judeo-cristiana donde se ha responsabilizado a las mujeres por la
Caída de la humanidad desde la gracia y por lo tanto han pasado a ser la fuente del mal, la
tentación y la concupiscencia. Mucha de la insistencia del feminismo y del ecofeminismo
para que hagamos teología desde el cuerpo proviene de una reacción de enojo frente a los
diferentes estratos de dominación patriarcal y a un deseo ardiente para traspasar todos
los dualismos que dividen la mente, el espíritu y el alma en el cuerpo. No son sólo las en-
trevistadas, sino multitudes de mujeres a través de América Latina que están reclamando
sus cuerpos como algo sagrado, una fuente de la santidad. Este énfasis está corrigiendo
un largo desequilibrio en el cual hombres/mente/espíritu eran considerados superiores a
mujeres/cuerpo/materialidad.
Las mujeres entrevistadas hicieron una enorme contribución al “cómo sabemos”
en el taller con Ivone Gebara, cuando la genitalidad corporal se convirtió en una categoría
teológica para desenmascarar el patriarcado. Todas reconocimos cómo el patriarcado ha
alabado la grandeza del pensamiento racional y la insignificancia del sexo y la sordidez
de la genitalidad, especialmente la genitalidad femenina. De hecho, cuanto más se ha
elevado la mente racional y la supremacía del espíritu, el sexo genital ha llegado a ser
más objeto prohibido de deseo, objeto de lujuria, guerra y violación. Durante nuestro
taller nos quedó claro que la negación de la genitalidad como un atributo humano capaz
de belleza y libertad estaba unida a una imagen asexual de lo divino y basada en un en-
tendimiento dualista de la vida. El Dios patriarcal de la Biblia parece ponerse en contra
de la genitalidad, especialmente la genitalidad femenina. Ejerce poder sobre las mujeres
y condena nuestra genitalidad como si esta fuera el lugar de transgresión absoluta, de la
última desobediencia y ese espacio donde las mujeres de alguna manera compiten con
Él. Como resultado, las mujeres hemos tenido un sentimiento de culpa simplemente por
6 Mary Judith Ress, “Sabiduría que nos sostiene: re-nombrando el Misterio Último desde una perspectiva ecofe-
minista”, Revista Con-spirando #38. Santiago: diciembre, 2001, pp. 37-47.
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ser genitales y escondemos esta culpa bajo el peso del pecado, sea o no que nuestras ex-
periencias genitales hayan sido placenteras o si hemos reprimido el placer. El recuperar
a nuestros seres genitales puede ser un gran paso en el proceso de sanación y poder ir
más allá de la cultura patriarcal imperante, un paso hacia la redención de nuestra libido
y nuestra auto-estima.
Esta es una afirmación valiente y nueva en la evolución de la teología feminista y
ecofeminista en Latinoamérica y puede ser la contribución más original de este estudio.
Me sorprendió la dirección que tomó la reflexión del taller, pero ahora, en retrospectiva,
veo que es precisamente este lado “bajo” –nuestra menstruación, el amamantamiento, las
secreciones de las mujeres—lo que el patriarcado y la religión patriarcal tenían que con-
trolar y reprimir porque recordaba a los humanos nuestra verdadera naturaleza, nuestro
ser terreno, nuestra materialidad.
El volver al cuerpo como el centro de nuestra teología, ética y espiritualidad no
se concentra sin embargo, exclusivamente en “mi” cuerpo. Las eco/feministas al ir hacia
un mayor entendimiento de quienes somos como humanas y el abrazar con alegría nues-
tras trayectorias cósmicas internas y externas, nuestro sentido de los límites de nuestros
cuerpos disminuye. En la medida en que la intuición de ser “seres de la Tierra” decanta,
cuando nos sumergimos dentro de la revelación de ser constelaciones de energía unidas
por un momento en este cuerpo particular que llamamos Doris, o Fanny, o Ivone, o Judy
– de ese mismo modo un sentido de gran comunión invade nuestros corazones—no sólo
para nuestra propia especie sino para otros miembros de la comunidad de la Tierra. Y por
momentos breves o por toda la vida podemos entrar dentro de su sufrimiento, su placer,
su angustia y su alegría. Cuando se siente esta comunión, sabemos que somos más que un
ego individual; somos parte de 15 billones de años de una cosmogénesis en despliegue.
Implicaciones Éticas
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dimos cuenta que no podíamos negar la herencia del pasado o hacer ojos ciegos hacia los
esfuerzos por la justicia y la compasión presentes a través de nuestra historia patriarcal.
No pretendemos ser más ética o más moral que en otros periodos de la historia.
Una ética ecofeminista tendría que hacer un llamado al respeto y la responsabi-
lidad de cada uno y de todos –y ver al humano en relación con el resto de la comunidad
de la Tierra y con el universo en desarrollo. Somos parte de un cuerpo mayor y por lo
tanto debemos tomar en consideración las repercusiones en el Todo al asumir decisiones
éticas. Por lo tanto esto se convierte en un gran principio. El énfasis se pone en aquellos
espacios comunitarios donde el escuchar la experiencia y la sabiduría del grupo pasa a
ser importante para permitir que las decisiones sean hechas libremente.
Como Doris Muñoz señalaba detalladamente en su entrevista, el desafío que nos
llega del ecofeminismo es precisamente promover una mirada más integradora de la vida,
para que cada decisión se haga con el enfoque de promover relaciones más igualitarias
que no continúen cristalizando la dominación sobre los débiles y sin voz, que incluye a
toda la comunidad de vida y la Tierra misma. Ella dice que “es dentro de esta integridad
donde creo que podemos prestar atención a lo que nuestros cuerpos están diciendo y po-
der tener conversaciones con aquellos en quienes confiamos para pedir consejo sobre una
decisión que está pendiente. Aquí la pregunta sobre el poder es clave. Estoy hablando del
‘poder con’, no del ‘poder sobre’ o fuera de mí. Si voy a tomar una decisión o compartir
experiencias profundas, no voy a ir a personas que apenas conozco o que van a preguntar-
me cosas íntimas y quizás ‘condenarme’ a priori. No. Voy a ir donde una amiga o grupo de
amigas que me escuchan, me preguntan cosas que me ayudan a clarificar mis dudas, pero
al final, yo soy la que hago la decisión, porque soy la única que sabe cómo esta decisión va
a afectar mi historia, mi cuerpo. Por eso es que el desafío es crear espacios donde nosotras
las mujeres podamos compartir nuestro poder y ayudarnos las unas a las otras a tomar
decisiones, pero no hacerlas por otros. Si somos capaces de devolver su poder a la gente
para decidir de acuerdo a su propia consciencia, esto transformará la ética y devolverá la
responsabilidad a nuestras vidas como adultos.”
La adopción de una ética post-patriarcal no intenta tener una Tierra sin mal. Tan-
to las mujeres entrevistadas como las ecofeministas en general estamos probando formas
de vivir y ser que son más sanas para nuestro planeta y para nosotras mismas, pero no te-
nemos un diseño. Como Sandra Duarte señala: “hoy día la gente está buscando un sentido
y no una ética. Están buscando esos elementos simbólicos que les darán respuestas a sus
necesidades inmediatas. Las preguntas éticas siempre vienen después. Siento que ahora
estamos en un momento cuando necesitamos nuevas construcciones éticas –una nueva
ética global. Necesitamos buscar maneras de construir una ética que evoluciona desde
las aspiraciones de la gente.” Las posturas éticas fluyen desde nuestras visiones utópicas.
Ellas son esas cosas concretas, como las disciplinas y las prácticas, que sospechamos nos
conducirán hacia esas visiones y sueños; como tales, son siempre derivativas. Por tanto,
puedo deducir que desde un sentido nuevo de quiénes somos (antropología) y del dónde
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venimos y hacia dónde vamos (cosmología) nuestras prácticas éticas serán transforma-
das.
Es aquí donde podemos encontrar relevancia en la vida de Jesús de Nazaret y su
proyecto para un mundo diferente. La mayoría de las mujeres entrevistadas, así como las
ecofeministas cristianas, encuentran un valor en la experiencia cristiana, en los valores
del movimiento de Jesús, aunque son críticas de la forma patriarcal en que estos valores
han sido comunicados a través de la historia. Ninguna dijo que era post-cristiana; Jesús
continúa siendo una figura histórica importante, un profeta y una figura sabia a quien
podemos mirar para inspiración. Para algunas, Jesús es el arquetipo del hombre bueno
y justo, por eso permanece relevante y atractivo como ser humano. Además, Jesús, fue
totalmente contra-cultural para su tiempo. Un terrícola auténtico, ejemplifica el “poder
desde dentro” y el “poder con” de una manera extraordinaria, pero al final fue destruido
por el mismo sistema de “poder sobre” que nos tiene a todas atrapadas en su trampa. Ter-
mino entonces diciendo que Jesús continuará siendo un gran punto de referencia mien-
tras caminamos hacia un tiempo post-patriarcal. Pero él será uno entre varios puntos de
referencia.
Creo que nada captura mejor el cambio que estoy documentando que la forma
en que las mujeres están nutriendo sus intuiciones en evolución sobre quiénes son
y qué es lo que perciben como el significado de la vida. Ante todo, queda claro por
las entrevistas, que estas doce mujeres ya no se nutren por la liturgia y los servicios
de culto que ofrecen sus iglesias. Aunque algunas como Silvia pueden encontrar una
conexión comunitaria en la liturgia Menonita y en la iglesia católica, y Graciela con-
tinúa encontrando comunidad en su CEB; otras (Agá, Alcira, Gladys) han dejado de
participar en el culto de sus tradiciones por su lenguaje y contenido patriarcal.
Sin embargo, en tanto la participación en el culto oficial de la iglesia disminu-
ye, un verdadero “boom” está aconteciendo con los rituales y celebraciones femeninas
en América Latina –y la gran mayoría de las mujeres entrevistadas está envuelta acti-
vamente en la creación, convocatoria y participación en estas reflexiones. El sello de
estos rituales es celebrar con todo el cuerpo –a través del movimiento y de la danza. Y
¿qué es lo que se celebra? La vida –sus propias vidas, las vidas de sus seres queridos,
de otras mujeres, de quienes sufren, las vidas de sus ancestros. La conexión –con cada
una, con su propia bioregión, con los ciclos de las estaciones, con los elementos, con
la Tierra misma y con todo el Cosmos. Los sueños –los propios, de la comunidad, del
planeta. Muchos de estos rituales están inspirados por las cosmologías indígenas.
(Alcira, Fanny, Marcia y Sandra Duarte expresan su conexión con estas espiritualida-
des). La creatividad extraordinaria presente en estos rituales parece haber liberado un
anhelo contenido por salir de nuestras cabezas y celebrar totalmente y libremente con
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todos nuestros cuerpos. Doris resume lo que está sucediendo: “Es todo mi ser el que
celebra ahora, no sólo mi espíritu.”
Estas mujeres también nutren su espiritualidad a través de prácticas de con-
templación y meditación. Han salido de las formas tradicionales de meditación en-
señadas por la teología cristiana, aunque algunas todavía reflexionan sobre pasajes
bíblicos. El gran cambio aquí es que ahora todas se vuelven al mundo natural para
encontrar su paz, para renovar su ser. Gladys sube el Monte Ávila cada día. Alcira
tiene una relación misteriosa con los árboles y se comunica con ellos a través de las
estaciones. Doris y Coca hacen movimientos corporales como el Tai Chi para conectar-
se con el Cosmos. Fanny tiene una huerta. Sandra Raquew pinta, colorea y toma fotos
de la Naturaleza. Todas las mujeres entrevistadas, sin excepción, hablan del mundo
natural como la fuente de su espiritualidad. El contacto con la sensualidad –la poesía,
el color, la música—así como con el dolor del otro/a, es también parte esencial de esta
espiritualidad en desarrollo.
Otra fuente de espiritualidad es la amistad y la comunidad –espacios para com-
partir las alegrías y las penas del corazón. Círculos de mujeres están brotando por todas
partes y se han convertido en espacios de libertad y sanación. La experiencia de Sandra
Raquew es común: “Mi colectivo Chimalman de teología feminista, es una fuente fun-
damental de sostenimiento para mí. Juntas cultivamos las semillas de nuestros valores
y creencias para nosotras mismas. Este es nuestro espacio, el lugar donde nos sentimos
aceptadas, donde podemos pensar, compartir y celebrar juntas. Para mí lo Sagrado se da
en el compartir; al compartir nuestras experiencias con otras también compartimos su
trayectoria de vida. En esos momentos, sé que no estoy sola.”
Sin embargo, cuando estos círculos de amistad no existen, las mujeres que están
caminando más allá del patriarcado expresan una soledad profunda. Uno de los resulta-
dos del taller fue descubrir que “no estamos solas”, “que estamos en buena compañía”
y que estamos comprometidas a formar una comunidad “a la distancia”. Como realistas
post-modernas, todas nos comprometimos a nutrir y apoyar el círculo a través de la co-
rrespondencia vía electrónica.
En mi opinión, Clara Luz cristaliza esta revolución callada que está aconteciendo
en la espiritualidad de las mujeres de la región:
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de mis hijos, a través de la risa y la mirada pura de mi nieta, a través del amor de mi
esposo y el de mis padres. En la amistad y el calor de los amigos, o cuando escucho
una linda melodía o saboreo una rica taza de chocolate o gozo de una rica comida;
cuando puedo extender una mano para ayudar a alguien que necesita, o cuando
alguien me da una mano en momentos duros; cuando experimento profundamente
los sufrimientos de otros como resultado de la injusticia y la impotencia que quisiera
llorar de rabia; cuando me duele el llanto de los niños y de todas las víctimas de des-
órdenes en nuestro mundo; cuando soy capaz de percibir el dolor de otros como mi
propio dolor.
Lo que Clara Luz describe aquí es lo mismo que Gebara trata de comunicar tam-
bién en su Prefacio de Lluvia Para Florecer, cuando salimos del espacio sagrado definido
por el patriarcado. Lo Sagrado, nos recuerda, no es “algo” en sí mismo, sino una situación,
una relación, un suceso que nos lleva más allá de nosotras mismas. Es una experiencia de
“ir a lo profundo”.
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investigación, esperaba que mi trabajo pudiera generar un diálogo más serio entre la teo-
logía de la liberación y el pensamiento ecofeminista emergente en Latinoamérica. Pero,
para mi sorpresa, simplemente no hubo interés o energía para ese tipo de diálogo por par-
te de las entrevistadas. Aunque todas admiten sus orígenes en la teología de la liberación,
las mujeres que junté, meramente no vieron el propósito para debatir con la teología de la
liberación –ni punto por punto, ni en general.
Deduzco de estas dos experiencias (el taller con Irarrázaval y el taller con las
entrevistadas) que la teología de la liberación no es un gran interlocutor frente al camino
que estamos tomando. La teología de la liberación no es “el enemigo”, en nuestro avance
hacia el futuro. En verdad estamos agradecidas de nuestros amigos teólogos de la libe-
ración por mostrar las estructuras de opresión de la región y por reflexionar sobre ellas
teológicamente. Reconocemos en ella nuestras raíces. Si José Comblin está correcto en su
análisis, la teología de la liberación está estancada en este punto de su desarrollo. Con
la caída del socialismo histórico perdió su visión utópica y todavía no ha encontrado un
sueño (excepto la “resistencia”) para entibiar nuestros corazones y avivar nuestros espíri-
tus, como lo hizo una vez. Quizás si los teólogos de la liberación comienzan a cambiar su
entendimiento de la antropología y la cosmología y a aprender de la sabiduría del cuerpo,
ellos también podrían desarrollar anhelos post-patriarcales. Sin embargo, por el momen-
to, la mayoría de los teólogos de la liberación están “atrapados” en el patriarcado y, las
mujeres que entrevisté –a quienes considero una muestra exacta de lo que está pasando a
un número creciente de mujeres líderes en América Latina—simplemente no están inte-
resadas en el diálogo y están avanzando más allá.
¿Qué significa todo esto para mí pastoralmente? Después de todo, soy una misio-
nera católica y una teóloga que lucha cada día por insistir que no soy post-cristiana, sino
solamente ¡post-patriarcal! No soy una psicóloga, pero con la edad he adquirido sabiduría
y gracia. Percibo que nuestro gran trauma en esta etapa de nuestra evolución es nuestro
sentido estrecho de quienes somos. Dentro del patriarcado, nuestra identidad ha sido
tan delimitada al ego individual que hemos perdido nuestro sentido de descansar en la
seguridad de un yo mucho más grande y grandioso. Mi vocación personal en esta etapa,
es tratar de transmitir a mi pequeño círculo de influencia que de verdad somos “polvo de
estrellas contemplando a las estrellas.”
Es por un entendimiento estrecho de quiénes somos que restringimos todo en
términos de “poder sobre”. ¿En qué lugar del tótem me ubico? ¿Quién tiene el poder y
cómo puedo tener mi cuota de ese poder? Dentro del patriarcado es ese “poder” que me
da mi sentido de seguridad y valía.
Y sin embargo, no siempre fue así. En una etapa pre-patriarcal de nuestra evolu-
ción, se piensa que nuestra identidad fue la tribu, el clan. Éramos familiares de todos y
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vimos a nuestro ser individual sólo en relación con el grupo más grande, que nos daba
nuestro sentido de pertenencia. Como mujeres y hombres Paleolítcos y Neolíticos fui-
mos parte de y nos sentíamos uno con toda la comunidad de la Tierra. El “intermedio”
patriarcal de los últimos 5000 años ha distorsionado este sentido de familiaridad. Pero
al ir hacia las aguas desconocidas de los tiempos post-patriarcales, es clave un sentido
expandido del Yo. El cultivo de un sentido de pertenencia con un proceso increíble de
“plegarse y desplegarse” es esencial si nosotros los humanos queremos encontrar un nue-
vo y, sin embargo antiguo, sentido de seguridad. No valemos por el poder que tengamos
o por lo que poseemos. Nuestro valor, nuestra dignidad, nuestro éxtasis descansan en el
tremendo reconocimiento de que formamos parte del “sueño del universo” que ha estado
presente desde el comienzo de los tiempos.
Teilhard de Chardin dijo una vez que el gran descubrimiento de la época moder-
na había sido el descubrimiento de la evolución. La evolución puede ser entendida como
un continuo despertar, como un proceso cada vez más complejo de transformación, un
caminar a tientas hacia un horizonte futuro de posibilidad que estuvo presente desde el
comienzo del universo.
Sé que simplemente dejando al descubierto la aberración del patriarcado no nos
moveremos hacia delante para crear algo diferente. El universo, la Tierra, nuestros seres
terrestres sólo evolucionan gracias a un sueño, a una visión, una intimidad con lo que
puede ser que cautiva la imaginación y nos energiza para buscar nuevas maneras de ser y
de llegar a ser.
Y así, mi trabajo, mi llamada pastoral, mi vocación es recodarnos ¡quiénes somos
realmente! Contar la “Nueva Historia” que viene de la física cuántica; invitar a reconec-
tarnos con nuestro inconsciente colectivo y descubrir que de una manera real siempre
estuvimos –y siempre estaremos. Quiero fomentar nuevas relaciones basadas en el “poder
desde dentro” y el “poder con”, que deben fluir del darnos cuenta que pertenecemos a un
yo más grande y, que la red subyacente que nos sostiene a todos en un tejido muy firme
es la relación.
Quiero convencer a todos los que puedo sobre la sabiduría de la semilla, la me-
táfora básica del ecofeminismo. La semilla germina, crece, florece, da fruto, se marchita,
muere y vuelve a la Tierra para comenzar de nuevo el proceso. La semilla será lo que debe
ser, nada más ni nada menos, enriqueciendo a toda la comunidad de la Tierra. Nosotras,
como las semillas, debemos ser lo que debemos ser. ¿Podremos cambiar nuestra mentali-
dad para entender que cada una tiene una contribución única para nuestro tiempo- y que
yo floreceré completamente sólo cuando otras también germinen y den frutos como deben
ser? Este cambio de consciencia mostrará la mentira de la competitividad y el control
patriarcal y nos llevará a celebrar la complementariedad y la diversidad.
¿Y cómo voy a tratar de convencerles de nuestra grandeza? A través de mis dones
para enseñar y escribir por supuesto. Aunque lo primero será convocar y crear nuevos ri-
tuales que celebren quienes somos. Yo me identifico plenamente con ese círculo creciente
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de mujeres locas, viejas jugosas, hippies recicladas, o simplemente con esas mujeres vie-
jas medio raras que lideran la danza. ¡Soy una de ellas!
Al concluir esta disertación, las Torres Gemelas, símbolo del poderoso capita-
lismo de los EEUU, se han incendiado. Los mercados de capitales alrededor del mundo
están cayendo porque las revelaciones de las manipulaciones monetarias de las corpora-
ciones reflejan una avaricia sin límites. Un bombardero estadounidense acaba de matar
más de cien personas en una boda en Afganistán con el pretexto que estaban combatiendo
tiroteos de artillería, que más tarde se supo eran fuegos artificiales. Israel ha invadido a
Palestina y mantiene sitiadas ciudades palestinas. India y Pakistán continúan sus amena-
zas mutuas con bombas nucleares. Argentina, el país más desarrollado en América Latina
súbitamente está en ruinas por la corrupción a gran escala. La Iglesia Católica está ator-
mentada por los escándalos de pedofilia en USA, Italia, Irlanda y aquí en Chile, mientras
que en África el abuso sexual de los sacerdotes a las religiosas ha salido a la luz. Quizás
las construcciones patriarcales de siglos están comenzando a caer como un montón de
naipes.
Pero quizás no. Nos hemos equivocado antes con la tenacidad del capitalismo, la
última manifestación del patriarcado. La tarea es proponer alternativas, para que cuando
los cuatro jinetes de las plagas lleguen nuevamente y haya colapsos, depresiones, ham-
bre y guerra, también hayan islas de posibilidad germinando desde las cenizas – granjas
ecológicas, centros de educación ecológica, comunidades post-patriarcales que persisten
a tiempo y a destiempo.
“Nuestros corazones están inquietos hasta descansar en Ti” –una frase de mi
viejo archi-enemigo San Agustín. Y sin embargo estoy de acuerdo con él –excepto que no
estamos de acuerdo en nuestro entendimiento de ese “Ti”. Para Agustín, él volverá a Dios
el Padre. Para Judy Ress, yo estaré volviendo a la Tierra, como buena terrícola. El otro día
mi hijo mayor Peter dijo crípticamente que nosotros los humanos no somos realmente
felices de ser humanos y anhelamos volver al lugar de donde venimos. Me acuerdo de la
reflexión de Agá sobre la muerte como el momento cuando “un gran deseo se está cum-
pliendo” y de Ivone “más allá de lo que la razón puede imaginar, hay algo imaginado por
el deseo, la poesía, la belleza.”
Somos deseo,imaginación, anhelo absoluto. En uno de mis momentos más poéti-
cos, describo todo como una “Sorpresa Sin Fin”. Y con eso cierro este trabajo. Espero que
con la visión expresada aquí, la gente no se pierda.
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Epílogo
Con-spirando ● 221
Epílogo
Hace diez años escribí la versión en inglés de Sin visiones nos perdemos. Al
releerlo me emociono y siento que las voces que allí cantan siguen teniendo una resonancia
que marca un giro en nuestra historia al recordar quienes somos realmente. Creo que las
intuiciones expresadas por las mujeres han tenido más visibilidad en estos últimos años.
De hecho, el ecofeminismo y la teología ecofeminista ya no son “bichos raros” en los
mundos de la teología y del feminismo latinoamericanos. Por lo tanto, este libro sirve
para contar una parte de la historia de la evolución colectiva en nuestro caminar como
buscadoras de sentido.
Sin embargo, hubo muchos cambios/transformaciones en nuestras vidas durante
esta década—en lo individual y en lo colectivo. Nos falta hacer el trabajo de sistematizar
la marcha de la teología feminista y ecofeminista en América Latina durante la década
2000-2010 (¿una “cuarta fase”?). Ese es nuestro actual desafío.
Seguramente las doce mujeres que entrevisté hace diez años han hecho sus propios
caminos y procesos. Sin embargo, sospecho que lo que dijeron de manera profética hace
una década, todavía las puede interpretar, aunque, probablemente, con nuevos matices.
Ojala podamos reunirnos otra vez y actualizar la evolución de nuestros propios relatos.
Me sigue asombrando como las tres leyes del universo—la diversidad, la
complejidad y la comunión—siguen actuando en mi propia vida. Me ha costado aprender
que cuanto más diverso es el tejido de la vida, cuanto más complejo, paradojalmente,
hay más comunión, más entendimiento. He experimentado eso con la separación de
mi compañero y gran amigo del alma, David. Una etapa de nuestra relación terminó y
me ha costado asumirlo. No niego que he sufrido mucho—pero también he aprendido
mucho más sobre el ser humano y las diferencias profundas que existen entre nosotros.
David y yo aún estamos comprometidos con “la gran obra” de la cual habla nuestro guía
espiritual, Thomas Berry (1914-2009), pero ahora seguimos nuestros caminos en forma
separada, ya no como pareja sino como los papás de Peter y Benjamin y los abuelos de
nuestras pequeñas nietas Matilde Paz y Agatha Irene.
Durante estos años me han ayudado muchísimo los relatos de mujeres valientes
de otras épocas—mitos y leyendas sobre diosas y heroínas—que narran las maneras en
que ellas han enfrentado sus propios desafíos: la historia de Démeter y Persefone (¡cuánto
nos enseña sobre la relación entre madre e hija!); la atrevida Baubo que sacó a Démeter
de su depresión al levantarse la falda y mostrar su vulva haciéndola reír y recordar que
la vida continúa a pesar de todo (¡cuánto nos enseña sobre el humor “picante” entre
mujeres!); el relato de Inanna, diosa madre de Sumeria, que antes de poder gobernar a su
pueblo tuvo que bajar al submundo para encontrarse con su hermana oscura, Ereshkigal
(¡cuánto nos enseña sobre el encuentro con nuestros propios lados oscuros!). Me han
inspirado también figuras míticas como Kuan Yin (que me reveló como ser compasiva sin
ser paternalista), Kali (que me dio permiso para sacar la rabia frente a tantas injusticias),
Hécate (que me guía en las encrucijadas de la vida), o Hera, la única diosa que no tiene
imagen, porque representa el fuego en el centro del hogar. Ella, así como caminar el
222 ● Con-spirando
Epílogo
Con-spirando ● 223
Epílogo
1 Informe Panorama Ambiental Global 5, Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Santiago de Chile, La Tercera,
jueves, 7 de junio de 2012.
224 ● Con-spirando
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Nota de la autora: Como he escrito este libro en inglés para obtener el doctorado en
teología feminista, mis fuentes fueron principalmente en inglés. Para esta edición en
español, pongo las fuentes en español en la medida que podría encontrarlas.
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Con-spirando ● 231
Con-spirando...
Nuestra misión: Empoderarnos como mujeres de América Latina y el Caribe para ser
personas autónomas y a la vez promover relaciones de reciprocidad y respecto para
nosotras mismas y con nuestro entorno.
Nuestras publicaciones:
232 ● Con-spirando
Nº 44: Sentidos de vida: ¿Dónde ponemos nuestra seguridad?
Nº 43: ¿Quiénes somos? Nuestros mestizajes.
Nº 42: Re-visitando los ciclos: la vejez.
Nº 41: Re-visitando los ciclos: jóvenes.
Nº 40: Con-spirando: 10 años.
Nº 39: Re-visitando el género.
Nº 38: Más allá de la violencia cultural y religiosa.
Nº 37: Cuerpo, política y placer.
Nº 36: Arquetipos: dadoras, amantes, guerreras y sabias.
Nº 35: Muertes, pérdidas y duelo.
Nº 34: Rituales y arte.
Nº 33: Cuerpo y política.
Nº 32: Mitos y poderes.
Nº 31: Vida religiosa: un llamado a la liminidad.
Nº 30: Ciclos entretejidos.
Nº 29: Tiempos de envejecer.
Nº 28: Mujer adulta: entrelazando ciclos.
Nº 27: Tiempos de inicio.
Nº 26: (Trans) formación y cambio cultural.
Nº 25: Derechos humanos: ¿Qué derechos? ¿Derechos de quiénes?
Nº 24: Trabajo: sentidos y sin sentidos.
Nº 23: Ecofeminismo: hallazgos, preguntas, provocaciones.
Nº 22: Un tal Jesús... Uds. ¿Quién dicen que soy?
Nº 21: Desde la memoria sumergida: nudos, desplazamientos.
Nº 20: Autonomías y pertenencias: ¿Dónde ponemos los límites?
Nº 19: Por sus símbolos los reconoceréis.
Nº 18: ¿Cambiar el mundo?: nudos, desplazamientos.
Nº 17: Ética y ecofeminismo.
Nº 16: Afectos y poderes.
Nº 15: ¿Hombre y mujer los creó?
Nº 14: Sombras, brujas, sueños.
Nº 13: Buena nueva, buenas nuevas.
Nº 12: Cuerpo y sanación.
Nº 11: Nuevas economías.
Nº 10: La muerte... de la vida el otro lado.
Nº 9: Oh María, madre mía.
Nº 8: Desarmar la violencia.
Nº 7: Por amor al arte.
Nº 6: Haciendo memoria: raíces indígenas.
Nº 5: De cuerpo entero.
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Nº 4: El ecofeminismo: reciclando nuestras energías de cambio.
Nº 3: La teología feminista en Asia: transformando una pirámide en un arco iris.
Nº 2: Re-tejiendo las huellas de nuestro mestizaje.
Nº 1: Convocando nuestra red de ecofeminismo, espiritualidad y teología.
Libros:
Materiales Educativos:
CD Diosas y Arquetipos
Colectivo Con-spirando
CD Celebrando Ritos
Colectivo Con-spirando
Venta de publicaciones:
contacto@conspirando.cl
www.conspirando.cl
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