Harold Gramatges Leyte Revi
Harold Gramatges Leyte Revi
Harold Gramatges Leyte Revi
HAROLD GRAMATGES
LEYTE-VIDAL
Harold Gramatges Leyte-Vidal
Nace el 26 de septiembre de 1918 en Santiago de Cuba y muere el 16 de diciembre del 2008.
Desciende de una familia de origen catalán. Su padre, un ingeniero, arquitecto y matemático,
con afición por la música fue quien lo inició en el estudio del piano. Rápidamente, el talento de
Harold despuntó y así entra en contacto con la profesora Zoila Figueras, quien le impartió en
su ciudad natal las primeras lecciones de piano. A la temprana edad de 8 años, en 1926 realizó
la que se considera su primera actuación en público, en la condición de pianista acompañante
de su padre en un concierto de la Sociedad Teosófica “Soy de Oriente”, de Santiago de Cuba.
En 1927, matriculó en el Conservatorio Provincial de Oriente, con la pianista y profesora Dulce
María Serret. En 1936 se trasladó a la Habana con el propósito de prepararse para intentar con
posterioridad completar su formación musical en el Conservatorio Real de Bruselas, en Bélgica.
En la capital cubana estudió repertorio pianístico con la profesora Flora Mora. Luego matriculó
en el Conservatorio Municipal de Música un amplio programa de asignaturas como Análisis,
Filosofía, Estética, Historia, Pedagogía, Armonía, Contrapunto y Fuga, Instrumentación y
Composición, esta última bajo la dirección de Amadeo Roldan y José Ardevol, fundadores y
directores de las orquestas Filarmónica y de Cámara de la Habana respectivamente. Con dichos
profesores, Harold descubrió toda la música anterior y posterior al romanticismo, hasta llegar
a Falla y Stravinski. La experiencia lo deslumbra y decide no ir a Bélgica. Por esa etapa, inició su
carrera como compositor, con un primer grupo de piezas creadas para el piano, de las que solo
conservaría Pensando en ti (1937), especie de romanza al estilo de Schumann, dedicada a su
entonces novia y luego esposa, su eterna compañera Ena Susana (Manila). Se considera que en
1940 escribe sus primeras dos obras de gran reconocimiento, Preludio en Invención I para
viento madera, Preludio en Invención II para metales y dos piezas para coro mixto Canción y
Soneto. El 20 de junio de 1942 estreno su Sonata para clavicémbalo en un concurso, en el que
se presentaron otras cinco Sonatas de jóvenes compositores cubanos, con el propósito de
obtener una beca de estudio en los Estados Unidos, en el cual Gramatges fue el elegido, allí
realizo estudios de composición en el afamado Berkshire Music Center. A su retorno fundo la
Orquesta Sinfónica Juvenil del Conservatorio Municipal de La Habana, de 1944 a 1948, y
asumió la subdirección de la orquesta de cámara de La Habana, de 1956 a 1957. En esa etapa
también actuó como director invitado a la Orquesta Sinfónica de La Emisora Radio CMQ. Se
desempeñó como profesor en el Conservatorio Municipal de Música, en el que ocupó, hasta
1959, las cátedras de armonía superior, contrapunto y fuga, instrumentación, historia y
estética de la música, y composición. Sus dotes como músico integral y culto intelectual, le
permitirían ofrecer recitales de piano y ejercitar la crítica musical en Cuba y el exterior. Desde
1943 hasta 1948 integró junto a los más destacados compositores cubanos de la época un
grupo de vanguardia artística con proyección nacionalista, Renovación Musical, que tuvo entre
otros objetivos, desarrollar las nuevas tendencias de la música contemporánea; desde aquel
entonces, Gramatges trato de estar siempre actualizado con miras a incorporar en su creación
todo lo valedero de lo que fuese surgiendo. El grupo Renovación Musical se propuso de inicio
proseguir el legado trazado por Amadeo Roldan y Alejandro García Caturla, quienes para la
fecha ya habían muerto; ya que los entonces jóvenes compositores tuvieron la influencia de
José Ardevol, que estilísticamente era un neoclásico, los miembros del grupo estaban
rodeados de otro mundo y sumidos en distintas preocupaciones en cuanto a definiciones e
integración. Así, en sus composiciones de entonces se aprecia un tratamiento menos directo,
menos típico de los elementos cubanos que privaban en Roldan y García Caturla, de tal suerte,
en las piezas que por la fecha Gramatges da a conocer, se advierte un nacionalismo muy
elaborado y refinado, en correspondencia por su sólida formación cultural e intelectual. El
concierto que marco el nacimiento del grupo Renovación Musical, celebrado el 19 de enero de
1943 en el Lyceum Lawn Tennis Club de la Habana, se estrenó una obra de Harold Gramatges
titulada “Canción”, contexto de Rafael Alberti, creación que ejemplifica características del
insigne compositor santiaguero, es decir, la vocación por hacer piezas a partir de musicalizar
textos literarios, en especial los clasificables dentro de los parámetros estilísticos de la poesía
de vanguardia; en este periodo de los años cuarenta Harold: “utilizaría el bagaje técnico del
neoclasicismo-la politonalidad, la poliarmonia, el contrapunto puesto al día, etc.-,para
expresarse en un lenguaje musical que llegaría a ser cada vez más personal y al mismo tiempo
más cubano”. Harold Gramatges desarrollo el trabajo como fundador y orientador de la
Sociedad Nuestro Tiempo (1951-1960), institución en la que se nuclearon jóvenes progresistas
con el objetivo de promover la cultura contemporánea, guiados por el interés de afianzar en
todos ellos la existencia de la identidad nacional.
Su obra abarca expresiones de la música tales como la sinfónica, de cámara, coral, para piano,
para guitarra, canciones y música para teatro, ballet, y cine. Entre las obras marcadas por sus
técnicas de vanguardia figuran: “La muerte del guerrillero” (1968-1969) la serie de “Móviles”
(1969-1980), “Cantata para Abel” (1993), “Otros días vendrán” (1975) de homenaje a Salvador
Allende, y “Oda Martiana”(1978) con textos de José Martí.
En 1958 obtuvo el premio Reichold del Caribe y Centroamérica, otorgado por la Orquesta
Sinfónica de Detroit, con su “Sinfonía en Mi”. Para este genio criollo la creatividad era
indetenible, por lo que sus piezas pueden aparecer en el repertorio de una orquesta sinfónica,
en lo mejor del teatro para niños, del ballet o del cine cubano. Referencia para las actuales
generaciones de músicos por su sentido de la ética, por su consagración a engrandecer el
patrimonio nuestro, Gramatges fue admirado por sus contemporáneos no solo en la Isla, sino
en todo el mundo hispanohablante. Premio Iberoamericano de la Música Tomas Luis de
Victoria en su primera edición de 1996, se reconoció que con él la sonoridad nacional más
culta se engrandecía, al resultar un equivalente al premio Cervantes en las letras hispanas.
Nada hizo, sin embargo, que Harold Gramatges dejara de aportar ideas a los procesos
renovadores del estudio de la música y de su programación a entidades como Casa de las
Américas. Igualmente, continúo fundando y dirigiendo, por lo que mucho le deben
instituciones como la Orquesta Sinfónica Nacional y la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, la
cual, en los años 50, se comprometió con el pensamiento de vanguardia a escala universal.
“Es (…) uno de los músicos más sólidos y conscientes que haya producido la música cubana
contemporánea”
Se puede afirmar que Harold Gramatges era un hombre vanguardista, demostró ser de mente
abierta, con ideales, cuya sonoridad es reconocible pese a su peculiaridad, tenía una sonoridad
propia. Perdurará para siempre en las actuales y futuras generaciones, ya que sus ideas son
reconocidas internacionalmente. Fue un músico de extraordinaria personalidad, considerado
uno de los más ilustres cubanos contemporáneos, tanto en su faceta de compositor como de
pedagogo.