Sistema Politico Pia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 17

Universidad Autónoma de Nuevo León

Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales

PRODUCTO INTEGRADOR

SISTEMA POLITICO MEXICANO

PROF. FRANCISCO GALVAN GUERRERO

VALERIA MARTÍNEZ SILVA 1616982

17 Noviembre de 2020
INTRODUCCION

Este ensayo presenta un análisis del sistema presidencial mexicano desde una
perspectiva constitucional. Se hace especial referencia a la concentración del poder
presidencial y a las relaciones entre el Congreso y el gobierno. Asimismo, El concepto
vertical del poder en México no ha sido modificado de manera significativa desde su
versión original de 1917, por lo que se hacen ostensibles las contradicciones entre las
instituciones electorales democráticas, de cuño más o menos reciente, y la tradicional
irresponsabilidad política propia de los esquemas autoritarios del poder. En la parte final
del ensayo, formulo una sucinta referencia a las reformas constitucionales que se hacen
necesarias para introducir la racionalidad democrática en el sistema presidencial
mexicano.
LA INSTITUCION PRESIDENCIAL

El inicio de este gobierno ha sido muy controvertido, por lo menos en las redes sociales.
Hay quienes continúan teniendo fe y esperanza en este gobierno, pero también quienes
exhiben su animadversión en contra del presidente López Obrador, rescatando
promesas de campaña y contrastándolas con las decisiones que hoy se están tomando.

A final de cuentas, todo esto es parte de las reglas de operación de la democracia que
tenemos. Sin embargo, es muy importante delimitar los alcances que deben tener las
críticas en contra del presidente.

Es fundamental generar conciencia de que coexisten dos entidades en la presidencia de


la república. Una es la institución presidencial, como tal y es muy importante diferenciarla
de las características, perfil y circunstancias de la persona que ocupa el cargo.

Debemos entender que la investidura presidencial genera una autoridad moral que
respalda la autoridad de las instituciones que operan toda la estructura política y social
del país.

Sin embargo, no son lo mismo. Las personas cambian y son renovadas cada seis años,
pero la institución presidencial permanece indefinidamente.

Hay personas que le dan dignidad y categoría a la institución presidencial, pero otras no.

Podemos tomar como ejemplo, un caso polémico y muy actual.

Los amigos del presidente de la república no tienen que ser forzosamente amigos de
México. El caso de nuestro viraje afectivo hacia Nicolás Maduro, lo confirma.

La amistad personal y la admiración que este polémico personaje despierta en el grupo


cercano de colaboradores del presidente no es compartido por toda la población.

Maduro puede ser amigo de ellos, pero eso no debe representar un espaldarazo a su
gobierno. En estricto sentido debe haber una visión institucional, como país, respecto a
nuestra relación diplomática, aunque subsista la relación interpersonal entre los
mandatarios.
Si México fuera un país de instituciones autónomas, los afectos presidenciales no
debiesen traducirse en acciones de gobierno, como está sucediendo.

Ahora el nuevo gobierno mexicano retiró su apoyo a la declaración del Grupo de Lima,
conformado por los países Latinoamericanos que no reconocerán el mandato de Nicolás
Maduro.

Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México,
Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía integran el Grupo de Lima, creado en
2017.

Si pretendemos que México actúe como un país de instituciones democráticas, las


acciones de gobierno deben respetar los valores y principios democráticos y no guiarse
por las opiniones y los afectos personales de los gobernantes en funciones.

Si las elecciones de Venezuela, en las que se reelige Nicolás Maduro en 2018, fueron
fraudulentas, México no debe reconocerlo, pues su compromiso debe ser guiarse por
principios y valores y no por simpatías personales.

Sin embargo, aunque no estemos de acuerdo con estas decisiones, la sociedad


mexicana debe mostrar congruencia política, para también exigirla.

Es necesario respetar la investidura presidencial y no mofarnos humorísticamente en


redes sociales de quien detenta el cargo de presidente de la república, para no lastimar
la imagen de la institución presidencial y mantener su autoridad moral. De no hacerlo,
como bola de nieve que baja la montaña, veremos como se inicia un desgaste político
que podría llevarnos a la pérdida de lo poco que queda de autoridad moral y con ello,
vivir las reglas de la ley de la selva, donde grupos radicales actúen en las calles
argumentando no creer en las autoridades Cuando la sociedad no esté de acuerdo con
decisiones políticas tomadas desde el gobierno, debe asumirse una actitud firme de
rechazo y presión para rectificar el rumbo.
Suele afirmarse que el sistema presidencial mexicano está calcado del estadounidense.
Es cierto que el sistema mexicano estuvo inspirado en la Constitución del país vecino,
pero desde un principio se perfilaron diferencias significativas entre ambos sistemas, que
con el tiempo se han acentuado. La idea de que se trata de sistemas idénticos no es
sostenida por la doctrina, pero sí por los agentes políticos, y ha sido fuente de numerosos
equívocos en la construcción y en el desarrollo de las instituciones políticas en el país,
sobre todo cuando se ha planteado la incorporación de instrumentos de oriundez
parlamentaria en México. El argumento de que se puedan generar distorsiones en cuanto
al modelo original corresponde a una posición conservadora que durante años ha
contribuido a frenar los cambios institucionales en el país.

La primera Constitución del México independiente fue la de 1824. A semejanza de


Estados Unidos, esta norma adoptó el sistema presidencial y el modelo federal.2 En
cuanto al presidencial, que es el que ahora interesa, hubo una semejanza relevante: el
artículo II, sección 1 de la Constitución de Estados Unidos establece que el Poder
Ejecutivo queda depositado en el presidente; la norma suprema mexicana también
incluyó esa disposición y la ha conservado hasta el presente. Sin embargo, a diferencia
del caso estadounidense, el artículo 80 constitucional3 ha auspiciado una fuerte
concentración del poder, que estuvo presente en los recurrentes casos de dictadura a lo
largo del siglo XIX y en las modalidades autoritarias con las que se ejerció el poder
presidencial durante el siglo XX. En México, este artículo distingue al Ejecutivo frente a
los otros órganos del poder al calificarlo como un supremo. Sus efectos constitucionales
y políticos los veremos un poco más adelante.

En lo que atañe a la forma de elegir al presidente, la Constitución de Filadelfia establecía


que en cada estado los ciudadanos designarían un número de electores equivalente a la
suma de diputados y de senadores que ese estado tuviera ante el Congreso federal. En
cambio, la de México, de 1824, depositaba en cada uno de los congresos locales la
facultad de nominar a dos personas (artículos 79 y ss.), y del total de los así postulados,
la Cámara de Diputados haría el cómputo, y declararía electo al que hubiera tenido el
mayor número de votos de los congresos locales. En ese momento había 19 estados.
Mediante ese sistema la Constitución depositó un enorme poder en las oligarquías
locales, con lo que precipitó un fenómeno conocido como caciquismo. Los diputados
locales y los federales eran elegidos por sufragio popular,4 conforme a las reglas que
cada estado establecía y aplicaba (artículo 9o.). De esta manera, había muchos
incentivos para dominar los modestos aparatos electorales locales, como una plataforma
para conquistar el poder nacional. Esta circunstancia favorecía la acción hegemónica de
los militares quienes, además de su presencia directa en diferentes partes del territorio
nacional, podían ejercer una significativa influencia a través de las tropas afines
destacadas en cada entidad federativa. La guerra civil y la conquista del poder iban, así,
de la mano.

Los constituyentes de Filadelfia optaron por un sistema electoral diferenciado en el caso


del Congreso y del presidente. En un principio tuvieron tres vías distintas de elección: los
diputados (representativas) eran elegidos por sufragio directo (artículo 1o., sección 2);
los senadores (artículo 1o., sección 3) eran designados por los congresos estatales,
aunque desde 1913 lo son por elección popular (enmienda XVII), además de que
subsisten diversas formas de designar a quienes deban sustituir a los senadores que
fallezcan, renuncien o sean separados de su cargo antes de la conclusión de su periodo.
Los presidentes, como ya se dijo, eran elegidos por un colegio electoral.

La intención de los constituyentes fue evitar que los integrantes del Congreso y el
presidente tuvieran una fuente análoga de legitimidad plebiscitaria que los pudiera
enfrentar,5 generando una situación de desventaja para el órgano de representación
política, por su naturaleza colegiada, frente al órgano del poder decisorio de carácter
unitario. Aunque el Constituyente mexicano de 1824 no debatió acerca de este asunto,
aplicó no obstante una mecánica electoral similar, con las particularidades ya señaladas.

Las semejanzas desaparecieron cuando el sistema constitucional mexicano adoptó el


mecanismo plebiscitario puesto en práctica por Luis Napoleón Bonaparte en 1851, con
fundamento en la Constitución francesa de 1848. El modelo bonapartista acentuó el
carácter personalista del poder presidencial y significó un giro radical con relación al
modelo de Filadelfia. A partir de entonces, los sistemas presidenciales latinoamericanos
siguieron la orientación bonapartista. En orden sucesivo, el presidencialismo plebiscitario
apareció en las Constituciones de Bolivia (1851), Perú (1856), Venezuela (1858),
Ecuador (1861), El Salvador (1864), Honduras (1865), Brasil (1891), Nicaragua (1893),
Panamá (1903), Colombia (1905), México (1917) y Uruguay (1918).

A pesar de los múltiples problemas a los que ha dado lugar el sistema de elección
indirecta en segundo grado del presidente de Estados Unidos, el sistema se ha
conservado.6 Las discusiones que se han producido después de procesos como el de
2000, han exhibido los defectos del sistema imperante, pero cuando se han evaluado las
posibilidades de la elección popular directa y el impacto que tendría en la mayor
concentración del poder en la presidencia, se ha optado por dejar que se apacigüen los
efectos de los comicios, en lugar de exponerse a las consecuencias de la presidencia
plebiscitaria.

Más arriba señalé la similitud entre el artículo II, sección 1 de la Constitución


estadounidense y el 80 de la mexicana, y advertí que este último ha auspiciado la
concentración excesiva del poder. Al sumarse a esa disposición el sistema electoral
plebiscitario, ajeno al modelo de Filadelfia, se ha consolidado la fuerza política de la figura
presidencial por encima de la que corresponde al Congreso. El sistema representativo
se ha visto afectado por esta situación. De ninguna manera resulta aconsejable modificar
el sistema de elección del presidente, pero sí es indispensable atenuar la concentración
de las facultades presidenciales, reducir la duración del periodo presidencial y procurar
una relación más simétrica con el Congreso.

México ha vivido dos revoluciones con profundas consecuencias en su vida


constitucional. En 1854 se produjo un movimiento conocido como Revolución de Ayutla,
entre cuyos objetivos fundamentales estaba el derrocamiento del general Antonio López
de Santa Anna, quien durante más de dos décadas había ocupado el centro de la escena
política, alternando su papel como presidente y como caudillo militar y político. La
Constitución de 1857, consecuencia de ese movimiento revolucionario, fue diseñada
teniendo entre otros objetivos el de impedir que el dictador regresara al poder y, sobre
todo, que se repitieran las condiciones que había facilitado el ejercicio personal del poder.
Surgió entonces una norma suprema inclinada hacia la prevalencia política del Congreso,
que incluso quedó integrado por una sola cámara. Las tensiones internas e
internacionales impidieron que este esquema del poder fructificara.

El Congreso Constituyente de 1917 no se detuvo a discutir las opciones entre los


sistemas presidencial y parlamentario. Sus referentes inmediatos eran el fracaso de la
Constitución decimonónica, las tres décadas de la dictadura del general Porfirio Díaz, y
el duro revés significado por el derrocamiento y asesinato del presidente Francisco I.
Madero. La Revolución, iniciada en 1910, se tradujo en una esperanza democrática.
Madero era un demócrata convencido y simpatizaba con el sistema parlamentario. En su
corto gobierno (1911-1913) impulsó la modernización del sistema electoral, el estatus
legal de los partidos políticos y la libertad irrestricta del Congreso.

A la muerte de Madero se produjo un nuevo levantamiento, esta vez en contra de quien


había encabezado la caída del Gobierno constitucional, y en 1914 se llevó a cabo una
convención de las diferentes corrientes que participaban en el movimiento revolucionario.
Para entonces algunas demandas reivindicatorias se habían radicalizado, en especial la
de orden agrario-encabezada por Emiliano zapata. En esa convención, celebrada en
Aguascalientes, se discutió la posibilidad de adoptar un sistema parlamentario que
permitiera absorber las tensiones políticas imperantes y que abriera un espacio a la
conciliación entre los diferentes proyectos revolucionarios. Ese fugaz momento ofreció la
posibilidad de construir un sistema democrático.

Al instalarse el Constituyente, en diciembre de 1916, el nuevo dirigente revolucionario,


Venustiano Carranza, se pronunció en contra del sistema parlamentario y abogó por un
sistema presidencial fuerte. De una manera simplista se atribuyó la caída de Madero no
a la madeja de intereses que conspiraron en su contra, sino a su supuesta debilidad,
originada en su vocación democrática. En esas condiciones, los constituyentes pusieron
los cimientos jurídicos para el ejercicio autoritario del poder presidencial.
APORTACIONES AL SISTEMA POLITICO MEXICANO DE LAZARO CARDENAS DEL
RIO

Diversos líderes han dejado su huella en México a través de sus ideales, pensamientos
patrióticos o gestiones durante sus Gobiernos, como el militar y expresidente Lázaro
Cárdenas (1934-1940).
Cárdenas fue un gran estadista, recordado como un fiel luchador de la Revolución
Mexicana, defensor de la justicia y la igualdad de derechos para todo el pueblo.
Además, ejerció como gobernador de Michoacán y ganó las elecciones presidenciales
de 1934. Posteriormente, creó el Partido Revolucionario Mexicano (PRM) que incluyó a
quienes se sentían identificados con pensamientos progresistas.
Cárdenas promovió la educación y la cultura en México.

Educación El líder mexicano creó instituciones educativas y culturales como el Instituto


Politécnico Nacional (IPN), la Escuela Nacional de Educación Física, el Instituto Nacional
de Antropología e Historia (INAH), el Museo Nacional de Historia o el Colegio de México
(Colmex), los cuales fueron pilares para el progreso académico del país.

Nacionalización de ferrocarriles Durante el Gobierno de Cárdena, fue retomado el control


de las redes ferroviarias, así como el diseño y construcción de una red más extensa
mediante la colaboración de la compañía Ferrocarriles Nacionales de México.

Vías de comunicación Como parte de las políticas públicas de Cárdenas, fueron


construidas nuevas carreteras en el país, lo que favoreció la movilización de transporte,
modernizó la nación además de incrementar el comercio.

Legalización del petróleo A través de la legalización del petróleo, los mexicanos tuvieron
más acceso al combustible y evitaron que manos extranjeras se apropiaran de él. Esta
medida permitió brindar mayores ofertas de empleo y mejoras salariales a trabajadores.

Reforma agraria Parte del progreso económico del país fue la reforma agraria, la cual
ordenaba la repartición de las tierras entre los campesinos. Esto disminuyó los
desacuerdos comerciales entre ellos.
APORTACIONES AL SISTEMA POLITICO MEXICANO DE PLUTARCO ELIAS
CALLES

(Guaymas, Sonora, 1877 - Ciudad de México, 1945) Militar y político mexicano,


presidente de la República entre 1924 y 1928. Su importancia en la política mexicana,
sin embargo, se prolonga más allá de su mandato: promovió el acceso a la presidencia
de su predecesor, Álvaro Obregón (1920-1924), permitió la reforma constitucional que
posibilitó la reelección de Obregón e influyó en sus sucesores, hasta el punto de que el
periodo 1928-1936 es conocido como "maximato" por la sumisión de los presidentes a la
figura de Calles, apodado el "jefe máximo".

Maestro de escuela en el estado de Sonora, en 1912 abandonó su labor docente para


ingresar en el ejército revolucionario del general Álvaro Obregón como capitán. Luchó
contra el movimiento orozquista y, un año más tarde, participó con las tropas de Obregón
en el derrocamiento del presidente Victoriano Huerta. En 1915 alcanzó el grado de
coronel por sus destacadas actuaciones militares en la lucha contra Pancho Villa.

Ese mismo año, el presidente Venustiano Carranza lo nombró gobernador de Sonora,


cargo que fue para él una excelente escuela política. Durante su segundo mandato como
gobernador de Sonora (a partir de 1917), promulgó una nueva Constitución para el
Estado y diversas leyes agrarias y laborales de marcado corte social.

En 1919 Carranza lo nombró secretario de Comercio y Trabajo, si bien no duró mucho


en el cargo; Calles dimitió y apoyó el Plan de Agua Prieta con el que Obregón destituyó
a Carranza de la presidencia. Tras el asesinato de Carranza, Obregón obtuvo la victoria
en las elecciones; el nuevo presidente nombró a Calles secretario de Gobernación, cargo
que desempeñó durante tres años (1920-23). Calles se convirtió en el colaborador más
estrecho del presidente y en su virtual sucesor. Después del fracaso de la rebelión de los
seguidores de Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles fue elegido presidente para el
período comprendido entre los años 1924 y 1928.
La presidencia de Calles se caracterizó por la consolidación y profundización de la
revolución mexicana de 1910: reforma agraria, extensión de la enseñanza, construcción
de obras públicas, reorganización del ejército… Su política anticlerical le enfrentó
violentamente con la Iglesia católica («revolución cristera» de 1925-26). También
mantuvo un áspero conflicto con Estados Unidos a raíz de sus pretensiones de
nacionalizar el petróleo y las propiedades territoriales como preveía la Constitución
aprobada en 1917; finalmente, Calles hubo de ceder, autorizando la penetración en
México de los intereses económicos norteamericanos (1927). Pese a todo, y por sus
numerosas realizaciones e instituciones que fundó, se el considera el creador del México
moderno.

Calles continuó en la vida política después de dejar la Presidencia, fundando el Partido


Nacional Revolucionario (1929) e influyendo en los presidentes que le sucedieron: Emilio
Portes (1928-30), Pascual Ortiz (1930-32) y Abelardo Rodríguez (1932-34). Como
ministro de Hacienda decretó el abandono del patrón oro en 1931. Paulatinamente se
fue acercando a posiciones más conservadoras, desde las que criticó la tendencia
izquierdista adoptada por la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-40). Esto le obligó a
dejar el país y exiliarse en California (1936); regresó a México en 1941, pero ya no
intervino más en la política nacional.
APORTACIONES AL SISTEMA POLITICO MEXICANO DE MANUEL ÁVILA
CAMACHO

Manuel Ávila Camacho nació en Teziutlán, Puebla, el 24 de abril de 1897 y sus padres
fueron Manuel Ávila Castillo y Eufrosina Camacho Bello. Fue un destacado militar,
político y presidente de los Estados Unidos Mexicanos desde el 1 de diciembre de 1940
hasta el 30 de noviembre de 1946. Fue denominado por los ciudadanos como el
“presidente caballero” debido al compromiso de libertad que adquirió para su país.

Bajo la militancia del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), los elementos más
relevantes de su presidencia fueron el cambio del poder militar al ciudadano, el fin del
anticlericalismo de confrontación, la disminución de los ideales socialistas y la unión de
relaciones laborales con Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.

La toma del poder ocurrió el 1 de diciembre de 1940 y, a partir de entonces, se hizo cargo
de las rivalidades políticas internas del país debido a los sucesos el día de las elecciones.
Además, debió lidiar con factores externos, como las consecuencias de la Segunda
Guerra Mundial.

Uno de sus principales aportes no tangibles fue la eliminación de la educación socialista


en el país y la creación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE),
con el objetivo de educar a los ciudadanos en pro de tener una cultura laboral digna y
fructuosa.

Se concedió el permiso para el fomento de la educación privada y religiosa.

En el contexto público y urbanístico, se ampliaron y construyeron vías de transporte por


todo el país y se modernizaron los medios de comunicación como el correo, el telégrafo
y la radio.

Su modelo de gobierno estuvo caracterizado por una política moderada y centrista, con
la cual buscó la unidad nacional. Para ello, el 15 de septiembre de 1942 convocó una
asamblea con los expresidentes de México.
Estos expresidentes fueron Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil,
Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y Lázaro Cárdenas.

El objetivo era crear diálogos entre los distintos pensamientos; así, logró el apoyo de
organizaciones de distintos ámbitos y su popularidad aumentó. La tendencia del gobierno
avillista presentó un modelo económico capitalista que impulsó a la clase burguesa, a
pesar de que en un punto la moneda sufrió una devaluación que ocasionó una crisis
inflacionaria. Sin embargo, la nación se vio favorecida de materias primas agrícolas y
minerales con las que se producían materiales de guerra. Por ello, se dotaron
maquinarias industriales, agrícolas y de minería.

A finales del gobierno de Cárdenas, iniciaron las candidaturas de quienes aspiraban


llegar a la presidencia. Por el Partido Nacional Revolucionario (PNR) —conocido luego
como Partido Revolucionario Institucional— se postularon Manuel Ávila Camacho y
Francisco José Múgica; mientras que el opositor de Cárdenas, del Partido Revolucionario
de Unificación Nacional, fue Juan Andreu Almazán.

Además de por la obvia relación de amistad, Cárdenas aseguraba apoyar a Ávila por
considerarlo un militar con patriotismo, compromiso y entrega por su país. Ante esto,
Múgica renunció a su candidatura, dejando así a Ávila como aspirante oficial a la
presidencia.

El 7 de julio de 1940 se eligió a Ávila como presidente, con 2476641 votos para su
elección. Sin embargo, en el desarrollo de las elecciones se dieron enfrentamientos entre
los militantes del partido de Almazán y de Ávila.

El resultado fue un saldo de aproximadamente 30 muertos y 158 heridos en la Ciudad


de México, ya que también hubo revueltas en otras localidades del país.
COMO INFLUYERON EN EL SISTEMA POLITICO DE MEXICO LOS GOBIERNO
LLAMADOS TECNÓCRATAS

Ningún tema de la política mexicana recibió más atención en 1981 que el papel del
tecnócrata. La influencia de la tecnocracia en el Estado mexicano tiene consecuencias
generalizadas, entre las cuales señalamos: cambios en las pautas de reclutamiento
político, alteraciones en la socialización de los dirigentes políticos, mayor importancia de
las carreras profesionales para avanzar dentro del sistema político y, muy
significativamente, ajustes en la estabilidad del Estado. Para cualquier análisis del papel
cambiante que desempeña el tecnócrata en la política mexicana es decisivo el significado
que diversos autores atribuyen a este tipo de individuo. En consecuencia, este ensayo
analiza la conceptualización del tecnócrata, procura presentar una definición operativa
del tecnócrata en el contexto mexicano, suministra alguna evidencia empírica de la
presencia del técnico en la política mexicana y analiza las consecuencias de dicha
tendencia para el sistema político. El tecnócrata en México ha sido conside rado desde
varios puntos de vista. Entre las características más importantes utilizadas para
diferenciar al tecnócrata de su contraparte política en la administración pública se
cuentan su educación, su curriculum profesional, sus medios de reclutamiento y su
fuente de influencia. Como ha dicho Merilee Grindle, las características que se atribuyen
por lo general al técnico son que posee conocimientos especializados, se incorpora a su
carrera y avanza en ella a través de criterios universalistas de evaluación, es apolítico y
se considera por encima de la política, toma decisiones sobre la base de la racionalidad
y la eficiencia, tiende con frecuencia a subestimar la necesidad de tener en cuenta en su
trabajo aspectos de relaciones humanas y política y tiene una influencia cada vez mayor
en la acción política La primera característica generalmente atribuida al tecnócrata
político, como aquí lo llamaremos, es que adquirió cierto conocimiento especializado que
lo capacita para la posición en la cual tiene responsabilidades. La capacidad se adquiere
de diversas maneras, entre las cuales se cuentan la educación, la capacitación en el
trabajo y la carrera profesional. El supuesto de que la capacidad del individuo
corresponde a la posición que éste ocupa, todo al mismo tiempo, es ingenuo y de escaso
valor para comprobar su importancia para definir al tecnócrata. Por lo tanto la capacidad,
si es que ha de tener algún valor para comprender la función y definición del tecnócrata
político, y para que pueda ser comprobada empíricamente, debe ser examinada en un
largo período de tiempo para que se hagan visibles las tendencias en este tipo de
liderazgo. Ningún observador sagaz del sistema político mexicano dirá que, aun cuando
podamos definir a los técnicos políticos, e incluso cuando un individuo cumpla las
condiciones que debe satisfacer ese tipo de político, ocupara siempre la posición que
corresponda a sus conocimientos o capacidades especiales. Lo que diríamos, en
cambio, es que desde los años treinta el especialista ha estado presente en el escenario
político, que tiende a aumentar dentro del sistema político mexicano, que es poco
probable que esta tendencia se invierta y que dicha especialización puede producir
muchas consecuencias en el sistema político.
CONCLUSIÓN

El análisis de cualquier sistema político independientemente del país o región en la que


nos estamos refiriendo debe realizarse tomando en cuenta durante factores la realidad
social en la que se desarrolla y su constitución formal realidad social constitución regalen
tenemos el contexto económico social y político existente en una sociedad la estructura
social de una comunidad producto de su economía grado educación composición urbano
rural historia y cultura la constitución formal por su parte en la maquinaria que establece
las instituciones y las leyes que deben producir una sociedad estable de la armonía de
ambos factores la realidad social y la constitución formal dependerá del éxito o fracaso
de los sistemas políticos.

Las principales formas de gobierno democrático son el presidencialismo el


parlamentarismo y presidencialismo en los tres sistemas de gobierno se observa la
división del poder en tres partes poder ejecutivo, legislativo y judicial. Es la cooperación
entre los tres lo que debe ser posible estabilidad y eficiencia del Sistema político el control
del poder para la protección de los ciudadanos. México con un sistema presidencialista
logro dotar a su sociedad de orden estabilidad a través del control que el ejecutivo ejercía
por encima de los otros poderes otros poderes.
BIOGRAFÍA

Biografías y Vidas (2004-2018). Manuel Ávila Camacho. Tomado de


biografiasyvidas.com.

Cristian de la Oliva, Estrella Moreno (1999). Manuel Ávila Camacho. Tomado de


buscabiografias.com.

Doralicia Carmona Dávila (2018). Manuel Ávila Camacho. Tomado de


memoriapoliticademexico.org.

Economía (2018). Manuel Ávila Camacho. Tomado de economia.com.mx.

Ecured (2018). Manuel Ávila Camacho. Tomado de ecured.cu.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Plutarco Elías Calles. En


Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado
de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/calles.htm el 17 de noviembre de 2020.

Revista Mexicana de Opinión Pública, abril 2010


Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Lázaro Cárdenas. En
Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado
de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cardenas.htm el 17 de noviembre de
2020.

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy