Ud 02 La Edad Media Española
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bordamos en esta segunda unidad la etapa histórica que abarca desde la entrada de
A los musulmanes en la Península Ibérica, a principios del siglo VIII, hasta los años
previos a su expulsión a finales del siglo XV.
Durante todo ese largo y variado periodo, la ciudad de Toledo tuvo un papel muy relevante
y logró fascinar a todos los que la habitaron. Los visigodos la habían hecho capital de su Estado.
Con la llegada de los musulmanes, la ciudad capitula, permite la entrada de las tropas de Tariq, y
es designada cabeza de una de las provincias con más responsabilidad en la defensa del reino
musulmán. Cuando el califato cae, Toledo destaca también como una de las taifas más importantes.
Alfonso VI la reconquista, también por capitulación, y los musulmanes y los judíos permanecen
en ella junto a los nuevos
pobladores cristianos. A pesar
de su recio aspecto, rodeada
de defensas naturales y arti-
ficiales, siempre fue abierta
y proclive al entendimiento
con aquellos que la habitaron.
Su tendencia a capitular
frente a los invasores no es El Toledo de las tres culturas: la mezquita de Bab al Mardum, la sinagoga de Ibn Susáns (o Santa María la
fruto de la debilidad sino de Blanca) y la iglesia de Santiago del Arrabal. (Wikimedia Commons)
la convivencia.
Su espíritu tolerante, que envolvió durante siglos a su población, se manifiesta en el auge
que tiene en Toledo una de las escuelas de traductores aparecidas en la Edad Media. Allí
musulmanes, cristianos y judíos intercambiaron sus conocimientos científicos y filosóficos y
respetaron sus respectivas religiones. De ahí que la llamada Toledo, de las tres culturas, haya
sido tomada por los historiadores como un referente de convivencia pacífica y de trabajo en
común entre los pueblos.
Los objetivos que nos proponemos alcanzar con el estudio de esta unidad son:
1. Comprender las causas de la entrada de los musulmanes en la Península y la reacción
de los primeros reinos cristianos.
2. Comparar las diferencias políticas entre las dos nuevas civilizaciones establecidas en
nuestro territorio: la del sur-centro, musulmana, y las peculiaridades de los núcleos de
resistencia cristianos del norte.
3. Conocer los grandes momentos reconquistadores cristianos de forma paralela a los
correspondientes retrocesos de los islamitas.
4. Entender el intercambio cultural que se produce entre el norte y el sur peninsular después
de tantos siglos de habitar un mismo territorio, en cuanto que el arte, las ciudades, la
mentalidad, la lengua, las instituciones actuales, etc. comparten elementos de ambas
civilizaciones que los enriquecen.
5. Analizar el cambio social y político que se produce en los siglos XIV y XV, imprescindible
para entender la España moderna.
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CRONOLOGÍA (S. VIII - XV)
Musulmana (Asturias) León Castilla Navarra Aragón Cataluña
S. VIII
S. IX
S. X
S. XI
S. XII
S. XIII
S. XIV
S. XV
ÍNDICE DE CONTENIDOS
1. LA INVASIÓN MUSULMANA DE LA PENÍNSULA Y LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA CRISTIANOS (SIGLOS VIII - XI) . . . . . . 36
1.1. El territorio musulmán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
1.2. El territorio cristiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
2. EL GRAN AVANCE CRISTIANO (SIGLOS XI - XIII) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
2.1. El territorio musulmán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
2.2. El territorio cristiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
3. PARALIZACIÓN DE LA RECONQUISTA Y CONSOLIDACIÓN DE LOS REINOS CRISTIANOS (FINALES DEL SIGLO XIII - FINALES DEL XV) . . . . 55
3.1. El territorio musulmán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
3.2. El territorio cristiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
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UNIDAD
LA EDAD MEDIA ESPAÑOLA
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1. La invasión musulmana de la península y los
primeros núcleos de resistencia cristianos
(siglos VIII - XI)
La Edad Media peninsular se inicia en el año 711 con la invasión musulmana y la toma de la Hispania visigoda.
Desde este momento, y hasta el año 1492, fecha en la que se expulsa a los musulmanes, el estudio de su historia
resulta muy complejo.
El trasiego constante de territorios de manos cristianas a musulmanas, la variedad de reinos cristianos y las
uniones y rupturas entre ellos obligan a un relato cronológico paralelo para ver cómo las historias de las civilizaciones
enfrentadas –aunque no siempre– interaccionan y se explican.
Estos ocho siglos se pueden dividir en dos grandes periodos. El primero, desde el s. VIII hasta mediados del
siglo XI, que corresponde al dominio de los invasores islámicos, y al establecimiento de sus fórmulas políticas y
de sus formas de pensar. El segundo, desde el siglo XI, periodo de afianzamiento y expansión del feudalismo y
de la religión cristiana, hasta la expulsión de los musulmanes a fines del siglo XV.
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● El Emirato independiente. Abd Al Rahman I
(756-788)
Resuelve los problemas del valiato un tal Abd Al Rahman,
de la familia de los Omeyas, que escapa de la matanza de
Damasco, se hace con el poder peninsular y crea un emirato
independiente de Bagdad, y establece la capital en Córdoba.
Las revueltas sociales y étnicas se repiten con los emires que le suceden, en especial en las fronteras
–defendían de ataques cristianos y fueron tres las koras militares: Zaragoza, Toledo y Mérida–. Este
momento de debilidad también será aprovechado, como veremos, por los reyes cristianos para presionar
desde el norte.
Abd Al Rahman II (822-852). Adopta determinadas medidas en la organización del Estado, que contribuirán
a su fortalecimiento.
Al final de su vida se desatan las revueltas de mozárabes y de muladíes. Estas continúan con Muhammad I,
que obliga a los mozárabes a convertirse. Muchos huyen al norte cristiano, donde se establecen y repueblan
tierras vacías de la cuenca del Duero.
Los muladíes –hispanogodos islamizados– de las koras fronterizas se alzaron contra el poder central.
La rebelión de Omar ben Hafsún, refugiado en Bobastro (Málaga), se prolongó hasta después de su
muerte en 917 que, seguida por su hijo, será sofocada iniciado el Califato. Estos momentos de inestabilidad
político-militar se correspondieron con los éxitos de la política del monarca cristiano Alfonso III.
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LA EDAD MEDIA ESPAÑOLA
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Las actuaciones de Abd Al Rahman III son las siguientes:
► De carácter militar: acaba con las revueltas muladíes, especialmente
con Bobastro. Lucha contra los cristianos del norte, y les impone parias
–tributos– a cambio de la paz. Se hace con la salida mediterránea de
la ruta del oro desde el Sudán, por Fez y Tánger, lo que le permite
emitir moneda para sus campañas militares.
► De tipo económico: impulsa la economía urbana, de producción y
consumo, y el comercio a distancia; el oro que llega de Sudán será
una inyección económica para los precios y los salarios, y para los
intercambios de productos en general. Continúa con el desarrollo agrícola,
de secano y de regadío, indispensable para la subsistencia de las
ciudades pero también de plantas textiles y colorantes, base de la
artesanía textil de lino, de algodón y de seda (traída por los sirios).
► De carácter social: lucha contra la nobleza, potencia la clase media y
la nobleza de servicio, que sustituirá a la de sangre.
Sus enfrentamientos con los reyes cristianos tuvieron variada fortuna.
El Califato de Córdoba. (Wikimedia Commons).
Tras un periodo de paz bajo el gobierno de Alaken II, su sucesor, Hixen II (976-1013), deja las riendas del
poder en manos de su hachib Almanzor. La aparición en el norte de África del califato fatimita de El Cairo,
interrumpe la ruta del Sudán, y el abastecimiento del oro, por lo que Almanzor financia el Estado subiendo los
impuestos y acosando a los reinos cristianos con
permanentes razzias. Ello genera descontento entre los
habitantes del califato, que necesita cada vez más dinero
para pagar al ejército y para apaciguar el reino, y más
tropas para conseguir dinero. Arrasa desde Barcelona
hasta Santiago de Compostela con dos campañas anuales
en once años, mientras se apoya en los alfaquíes malekís,
para reforzar su poder personal, y extrema su religiosidad.
Al-Manşūr billah, el Victorioso por Alá, murió después de la batalla de Calatañazor. La Crónica silense (circa 1115) dice de él:
“Pero, al fin, la divina piedad se compadeció de tanta ruina y permitió alzar cabeza a los cristianos, pues pasados doce años
Almanzor fue muerto en la gran ciudad de Medinaceli, y el demonio que había habitado dentro de él en vida se lo llevó a los
infiernos”.
Entre los primeros se encuentran los árabes, minoritarios, de nivel económico y social alto –poseen
tierras ricas y dominan la administración política–; y los bereberes, muy numerosos que, venidos del
norte de África, forman la clase popular, están dedicados a trabajos agropecuarios; unidos por fuertes
lazos tribales tienen enfrentamientos y rivalidades constantes que trae la dispersión del poder en taifas. A
estos se suman los esclavos, llamados eslavos por su origen europeo. Con el mundo urbano surgió una
clase media ciudadana (funcionarios, comerciantes, juristas, médicos, etc.) y una masa de artesanos y
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jornaleros entregados a actividades propias de la ciudad. Desde el siglo X, los califas crearon una nobleza
de servicio, para sustituir a la levantisca nobleza de sangre.
Entre los conquistados están los muladíes, convertidos al Islam, y los mozárabes con credo cristiano,
lengua, costumbres y formas de organización propias –huirán a los reinos del norte en momentos de
intransigencia religiosa–. Según los pactos firmados con los invasores musulmanes, los nobles hispanogodos
mantendrían sus tierras, y el pueblo llano trabajaría en ellas como asalariado. También existe un importante
núcleo de judíos, aceptados por ser gentes del libro dedicados a múltiples actividades, entre las que
destaca la de prestamistas de dinero, que hacen sus préstamos incluso a la propia monarquía.
○ La agricultura, que sigue los modelos hispanogodos, es favorecida por el riego y por productos
traídos de Oriente: arroz, caña de azúcar, azafrán, algodón, agrios, etc. Se desarrolla en paralelo a
las ciudades, a las que alimenta. La nobleza árabe explota los fértiles valles. La ganadería lanar
queda en manos de los bereberes.
La mezquita de Córdoba, iniciada por Abd Al Rahman I, es un ejemplo de sincretismo artístico, pues reutiliza capiteles
y columnas romanas y visigodas, junto a fórmulas arquitectónicas y decorativas romanas (acueducto de Los Milagros,
de Mérida) para crear un espacio auténticamente oriental, y un uso específicamente religioso musulmán.
La cultura está ligada a Oriente y a la influencia del Corán, fuente fundamental de la religión y del derecho
musulmán. Se desarrollan las ciencias, las matemáticas, la medicina, la poesía, la historia y la geografía, y solo
en momentos de máximo control alfaquí disminuye la producción cultural. El arte fusiona elementos peninsulares
nativos con las nuevas necesidades islámicas que se manifiestan en la arquitectura o en la negativa religiosa a
reproducir al ser humano en la escultura o en la pintura. La mezquita de Córdoba y el Palacio de Medina Azahra,
así como la mezquita de Bab Al Mardum, en Toledo, son ejemplos del arte califal de repercusión duradera.
Actividades
1. ¿Por qué las tropas musulmanas tomaron con cierta facilidad y en poco tiempo el territorio peninsular?
2. ¿Cómo y por qué se crea el Emirato independiente de Al Ándalus?
3. Enumera las medidas de Abd-Al Rahman III para consolidar el nuevo califato.
4. Esquematiza los grupos sociales existentes en el mundo musulmán hispánico.
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LA EDAD MEDIA ESPAÑOLA
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Recuerda
ü Los musulmanes llegan al norte de África a principios del siglo VIII y saltan a la Península con el pretexto de
ayudar a una facción de la nobleza goda. Después penetran en Francia, pero al ser derrotados se quedan en el
centro-sur peninsular.
ü Pronto organizan el territorio conquistado como Emirato dependiente de Damasco, con alguna lucha contra los
cristianos del norte y entre los clanes musulmanes.
ü La revolución abbasida de Bagdad provoca la creación de un Emirato omeya independiente en Córdoba, que
organiza con firmeza el nuevo Estado, resuelve las luchas sociales y religiosas internas, impulsa la economía y
activa la lucha contra los primeros núcleos de resistencia cristiana del norte peninsular.
ü El Califato demuestra que solo un poder fuerte y centralizado puede controlar Al Ándalus. El primer califa somete
a los muladíes rebeldes y tiene que desplegar una gran actividad guerrera ante los avances cristianos. Los problemas
del Estado hispanomusulmán solo se solucionan con un ejército fuerte y con una economía basada en el oro que
pague ese ejército y a la administración del Estado.
ü Los otros califas mantienen a raya las rebeliones internas y luchan en el norte. Perdida la ruta del oro del Sudán,
la economía decae y el ejército se paga con constantes razzias contra los cristianos, o con más impuestos. El
descontento social, unido a las continuas rebeliones nobiliarias y tribales, hace que caiga el califato a la muerte de
Almanzor, y que aparezcan los reinos de Taifas.
Otros enfrentamientos semejantes se dieron entre otros caudillos astures, que sucedieron a Pelayo, y los
diferentes valíes que fueron llegando a la Península. No es posible mantener que estos montañeses se sintieran
herederos del reino godo vencido y pretendieran con estas escaramuzas reconquistar el territorio perdido.
El desequilibrio humano y militar entre cristianos y musulmanes obliga a los primeros a pagar tributos anuales
para no ser molestados por las tropas islámicas. Desde ahora los únicos movimientos de avance desde el norte
coinciden siempre con momentos de crisis en el sur. Este es el caso de tres de los primeros monarcas cristianos
que ponen las bases del nuevo reino astur-leonés:
○ Alfonso I (739-756). Reina un poco antes de ser creado el emirato independiente. Su gobierno coincide
con la derrota musulmana en Poitiers (ocurrida siete años antes), con los enfrentamientos tribales, las
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revueltas religiosas internas y con la debilidad del Califato de Damasco antes de caer a manos abbasidas.
Al ocupar tierras próximas a la montaña cántabra, consolida espacialmente el nuevo reino. Los nobles
que llegan huidos del sur a los valles cántabros alientan al rey astur a considerarse heredero del
pasado visigodo, y con derecho a recuperar las tierras perdidas: de aquí nacerá después el concepto
de Reconquista. Pero la independencia de Abd Al Rahmán I y sus reformas hace que los sucesores
de Alfonso I tengan que volver a pagar tributos para asegurar la paz en sus territorios.
○ Alfonso II (791-842). Empieza a reinar en los años anteriores al fortalecimiento del Estado islámico
propiciado por Abd Al Rahman II, y en plenas revueltas nobiliarias y populares de Zaragoza, Toledo y
Badajoz. Partidario de una política permanente de hostilidad contra los musulmanes, lleva a cabo
continuas expediciones –razzias de verano– y asegura la independencia política del reino, al que libra
del vasallaje –pago de tributo en dinero o especie a los musulmanes–. Su dominio real se extiende a
Álava y Galicia mientras se independiza religiosamente de Toledo, sede central de la iglesia visigoda,
al aprovechar que su obispo Elipando abraza la herejía adopcionista.
Pone la capital en Oviedo, y sus primeras obras públicas, religiosas y políticas, simbolizan el poder
del nuevo reino según restaura los
órganos políticos y religiosos visigodos.
Los mozárabes, llegados de Al Ándalus,
identifican a estos reyes como descen-
dientes del poder visigodo, y alimentan
el espíritu de reconquista al servirse de
noticias sobre el supuesto hallazgo de
la tumba del apóstol Santiago, en
Compostela. Pronto se convierte en
símbolo de la resistencia cristiana contra
el Islam y, el lugar, en centro de peregri-
naciones. El camino de Santiago añade
a su significado religioso el papel de vía
de penetración de la cultura y del arte El camino de Santiago. Rutas francesas y española. (Wikimedia Commons)
europeos.
○ Alfonso III (866-910). Su reinado coincide con los últimos años del Emirato: con las revueltas muladíes
de Mérida y Toledo (en especial la de Omar ben Hafsun, en Bobastro) y con las protestas mozárabes.
Tanto este monarca como su antecesor, Ordoño I, repueblan León y mandan que se repueble Porto y
Burgos, convertidas en frontera.
El monarca se encuentra con un reino consolidado y con una población en aumento que le permite
ocupar todo el valle del Duero norte, despoblado hasta este momento, y crear un amplio espacio de nadie
hasta el Sistema Central, y el Sistema Ibérico. En este espacio se afianzarán más adelante los futuros
reinos de León y de Castilla. La capital del reino pasa ahora a la antigua ciudad romana de León.
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LA EDAD MEDIA ESPAÑOLA
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Los monarcas dirigen la repoblación con el apoyo de los nobles y de los monasterios, a los que dan, a
cambio, grandes propiedades agrarias que explotan generalmente sus siervos. Es el caso de Galicia. Pero en
León, y, en mayor medida, en Castilla, se repuebla con individuos particulares, venidos de la zona vasca y
cántabra, que utilizan el método de la presura, o posibilidad legal de asentarse sobre un territorio sin dueño,
trabajarlo, defenderlo, y convertirlo por ley en propiedad suya.
El resultado repoblador de ambos métodos será distinto: grandes propiedades en manos de la nobleza o del
clero, trabajadas por siervos, frente a pequeñas propiedades agrícolas, de hombres libres. Así, el área gallega al
oeste, la astur-leonesa en el centro, y la cántabro-castellana al este, acaban constituyendo tres realidades
sociales y políticas diferenciadas.
Los primeros años del siglo X son de crisis por la instauración del Califato de Córdoba y por los éxitos de Abd
Al Rahmán III, lo que debilita el poder de los monarcas sucesores de Alfonso III. Esto también propicia que el
conde Fernán González reúna bajo su mano algunos territorios y forme con ellos el condado de Castilla, base
de la independencia del futuro reino.
En esta situación, los reinos cristianos se encuentran permanentemente presionados por el Estado
carolingio, al norte, y por el musulmán, al sur; pero son capaces de aliarse alternativamente con unos,
para frenar las intervenciones de los otros, hasta conseguir su propia independencia.
○ Condado de Cataluña. Tiene su origen en los territorios de Urgel, Barcelona, Gerona [Girona], Besalú,
Rosellón y Ampurias, que dependían del imperio de Carlomagno y que en el Tratado de Verdún (843) se
le conceden a su nieto, Carlos el Calvo. Los condes hacen suyos estos condados, y a finales del siglo IX
los transmiten a sus hijos, según la costumbre feudal, con lo que se independizan del mundo carolingio.
Cuando el emirato de Córdoba entra en crisis, un conde catalán, Vifredo el Velloso (¿?-897), sin
temer la intervención de sus dos poderosos vecinos, se lanza a repoblar la comarca de Vic, y utiliza
los métodos repobladores del reino leonés: a través de la presura individual, o con el apoyo de la
nobleza y de los monasterios, como Ripoll o San Juan de las Abadesas. A mediados del siglo IX,
Vifredo une Gerona y Besalú al condado de Barcelona que consolida política y culturalmente, pero
hasta fines del siglo X el condado no rompe sus vínculos con el reino franco.
○ Reino de Navarra. El área navarra pierde su capitalidad cuando Pamplona capitula ante los musulmanes.
El resto del territorio, rural y menos romanizado, queda en manos de vascones, que mantienen una
política de pactos con los musulmanes, y con gascones –actual Francia–, propensos a la colaboración
con el mundo carolingio.
A principios del siglo X Sancho Garcés I (905-925), del núcleo gascón, partidario de la política de
expansión asturiana, unifica las tierras y las repuebla. Aprovecha el declive de la frontera superior
musulmana, se extiende por la Ribera Navarra y por la Rioja, y repuebla la zona con la ayuda de los
monasterios de San Millán de la Cogolla y de San Martín de Albelda.
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○ Reino de Aragón. Localizado en el Pirineo central, y formado por los territorios de Aragón, Sobrarbe y
Ribagorza, nunca fue ocupado por los musulmanes, pero sí tuvo influencia franca. A principios del
siglo X destaca en estos lugares la figura del noble Aznar Galindo (¿?-839), indígena investido conde,
con gran poder sobre el territorio. Sus descendientes repueblan el valle del Gállego y valles próximos,
y el monasterio de San Juan de la Peña se convierte en uno de los centros repobladores más importantes
de esta zona. En pugna constante con Navarra, a la que se une a fines del siglo XI, inicia su andadura
ya como reino independiente sesenta años después.
Cuando acaba el siglo X, los diferentes grupos del norte peninsular han superado
sus fórmulas tribales, sociales y políticas, y han tomado conciencia de su soberanía
territorial. Sus monasterios, además de colonizar el territorio, se convierten en
centros de transmisión espiritual y cultural. Y todo ello prácticamente sin
intervenciones militares, con la ocupación de tierras no dominadas por los
musulmanes. Estos grupos se irán consolidando en momentos de debilidad de la
historia política de Al Ándalus.
Santa María del Naranco.Construida en Oviedo por
el rey astur Ramiro I, a mediados del siglo IX, no se
Cuando el Califato entre en crisis, a mediados del siglo XI, los nuevos reinos y conoce exactamente su función –residencia real,
oratorio palatino, o cámara regia para las audiencias–
condados iniciarán su expansión hacia el sur, ya con una idea definida de estar pero es un auténtico símbolo de poder, propio de una
monarquía que quiere consolidarse políticamente.
reconquistando un territorio que el Islam les había arrebatado. (Wikimedia Commons)
La economía se asienta sobre una agricultura pobre, de subsistencia; una artesanía limitada a contadas
necesidades; y un comercio mínimo, pues tampoco hay demasiados núcleos urbanos donde pudiera establecerse.
La moneda escasea.
La vida cultural se reduce a los monasterios. En ellos se guardan y copian libros del
mundo clásico que llegan de Oriente. Usan el latín, pero las lenguas romances, habladas
por el pueblo, acaban imponiéndose. Al llegar los mozárabes, impulsan la creación cultural.
El arte es tosco por las condiciones rudas en las que viven los repobladores. Dos son sus
escuelas más características:
– El arte asturiano, con una arquitectura de raíz visigoda pero con interesantes elementos
prerrománicos, como las bóvedas de cañón reforzadas y los arcos de medio punto, y
con una orfebrería de tradición visigoda.
San Miguel de Escalada. Los mozá-
– El arte mozárabe, en cuya arquitectura se funde lo godo con elementos árabes, como rabes construyen en León esta pequeña
iglesia que recuerda en su espacio y en
los arcos de herradura de tipo califal, las cubiertas de madera en forma de artesa o sus elementos arquitectónicos a las
mezquitas de Al Ándalus.
los modillones de rollos que sostienen los aleros de sus edificios. (Wikimedia Commons)
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UNIDAD
LA EDAD MEDIA ESPAÑOLA
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Actividades
5. ¿Qué acontecimientos crean, en el reino astur, la idea de estar reconquistando un territorio perdido por sus antepasados
godos?
6. ¿Cómo se produce el primer avance territorial del reino astur-leonés?
7. ¿Qué diferente estrategia, con respecto al reino astur-leonés, presentan los territorios peninsulares situados al sur
de los Pirineos?
8. ¿Qué papel juegan los monasterios en los primeros momentos de la reconquista?
Recuerda
ü La primera reacción de los reinos cristianos del norte peninsular cuando llegaron los musulmanes fue la de ocultarse
y defenderse de ellos, dada la desproporción de sus fuerzas. Pero no todos los reinos actuaron de la misma
manera.
● El núcleo astur-leonés fue el primero en tomar conciencia territorial y política, y en responder a la ofensiva
musulmana. De él parte la idea de reconquistar el reino godo perdido. León tiene por delante un territorio vacío
hasta el Sistema Central.
● Los tres núcleos pirenaicos tardan más de cien años en hacerlo. Navarra, Aragón y Cataluña se enfrentan a
una de las fronteras más poderosas: Zaragoza.
ü Sin embargo, la forma de repoblar sus primeras tierras conquistadas fue semejante en todas ellas: los reyes
cuentan con el apoyo de particulares, de nobles o de monasterios. Sin enfrentamientos militares de importancia, la
tierra se ocupa y se pone a producir. Ya repobladas las diferentes zonas, y consolidadas sus economías, vendrá el
avance reconquistador.
ü Los avances cristianos se corresponden en un primer momento con la debilidad musulmana. León aprovecha las
sucesivas crisis del emirato, mientras que los reinos pirenaicos esperan a la caída del califato para bajar hacia el
sur. Hasta fines del siglo X, Almanzor ataca con facilidad los puntos vitales de los diferentes reinos cristianos,
Barcelona, Pamplona, León y Santiago de Compostela.
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2. El gran avance cristiano (siglos XI - XIII)
Las fechas comprendidas entre 1031 y 1266 delimitan este periodo de la historia de la Edad Media peninsular.
La primera, ya conocida, corresponde a la caída del Califato y su posterior desmembración, y coincide con los
inicios de la reconquista cristiana. La segunda corresponde a la conquista del valle del Guadalquivir y a la paralización
momentánea de la lucha. Quedaría por conquistar el reino de Granada, tomado, casi dos siglos después, por
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
Todas evolucionan de una forma parecida: crean un gobierno imitando el de Córdoba, se protegen con ejército
mercenario, y desarrollan la política cultural iniciada en el reinado de Al Hakam II, centrada en la ciencia y en la
literatura. La pérdida de poder de los alfaquíes y de su estricta ortodoxia lo permite. A veces las taifas pagan
parias a los reyes cristianos, para asegurar su supervivencia. El descontento popular, la debilidad económica
–por el pago del ejército y de las parias- y el avance del rey castellano-leonés Alfonso VI, que toma Toledo en
1085, obliga al rey de Sevilla a pedir ayuda al reino almorávide, establecido en el norte de África.
Ante la llamada del rey de Sevilla, saltan el Estrecho, penetran en la península y vencen a Alfonso VI en
Sagrajas, o Zalaca (1086), cerca de Badajoz. Vuelven al Magreb, pero poco después regresan a Al Ándalus.
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UNIDAD
LA EDAD MEDIA ESPAÑOLA
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Someten a las taifas musulmanas, recuperan los territorios conquistados por Alfonso VI –salvo la ciudad de
Toledo– y ponen los territorios bajo el control político del emir de Marrakech.
A partir de este momento hay una cierta recuperación de la economía, porque el imperio almorávide, desde
ambas orillas del Mediterráneo, facilita el comercio entre los continentes, pero su intransigencia religiosa hace
perder a los musulmanes de Al Ándalus la libertad cultural y de pensamiento de épocas anteriores.
El descontento popular y de las aristocracias locales, la falta de libertad de expresión cultural, la intransigencia
religiosa desatada contra los propios musulmanes y contra los mozárabes, expulsados al Magreb, y el debilitamiento
espiritual de los propios almorávides, atraídos por la cultura y por el lujo de las ciudades, conduce a un levantamiento
generalizado que depone al poder almorávide.
Roto el vínculo político que los unía, vuelven los segundos reinos de taifas.
Pero su idea de la guerra santa les lleva a enfrentarse también a los reyes cristianos, que aprovechando la
crisis almorávide habían llegado hasta el valle del Guadiana. En 1195 derrotan a Alfonso VIII en la batalla de
Alarcos (1195), cerca de Ciudad Real. De nuevo, la economía de Al Ándalus resurge, y Sevilla pasa a ser centro
de primer orden en las relaciones comerciales entre Europa y África.
También reaparecen los ataques a la población no musulmana, por lo que los últimos mozárabes y la numerosa
población judía abandonan Al Ándalus y se asientan en Castilla, en concreto en Toledo. Por el contrario, hay
tolerancia hacia la creación cultural y hacia el pensamiento, y la filosofía musulmana estudia a los griegos antiguos.
Los almohades son atacados a la vez por los benimerines desde el sur, y por el norte por castellanos, navarros,
aragoneses y portugueses, que los derrotan en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). En consecuencia su
poder decae, y reaparece la fitna. Los terceros reinos de taifas acaban con el imperio almohade en 1231.
El empuje reconquistador de Fernando III de Castilla, de Jaime I de Aragón y del rey de Portugal consiguen
reducir el territorio musulmán a un solo reino, el nazarí de Granada, que mantendrá buenas relaciones con los
cristianos. Desde 1266 se paralizan las conquistas, hasta el asalto final, de 1484 en adelante.
Los mozárabes y judíos tienen momentos de dificultad ante la llegada sucesiva de los pueblos integristas:
con los almorávides, salen de Al Ándalus gran parte de los mozárabes, y con los almohades lo hacen los judíos.
La economía de las taifas es una continuación de la califal, pero brilla cuando se ve conectada al comercio
internacional y a las rutas del oro africanas por los dos imperios bereberes. Tanto el dinar almorávide como la dobla
almohade, ambas de oro de buena ley, favorecen el comercio, incluso con los territorios cristianos. Buena muestra de
ello es la colonia de genoveses en la Sevilla de finales del siglo XII. También son importantes para su economía las
parias que cobran por ayudar, o por mantenerse imparciales, ante las rivalidades de los reinos cristianos.
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La cultura vive días bajos por la intransigencia religiosa alternados con
otros de esplendor. A mitad del siglo XI, Ibn Hazm de Córdoba cultiva todas
las ramas culturales: la poesía (El collar de la paloma), el estudio jurídico y
teológico al margen del dogma musulmán, y la filosofia. Esta última de
tradición griega inspira al judío Avicebrón, neoplatónico, o a los musulmanes
Avempace, Abentofail y Averroes, que concilian la doctrina islámica con
la obra de Aristóteles. El judío Maimónides
lo hará con el Talmud. Por otra parte, el
esplendor artístico de las taifas queda
mutilado por la ortodoxia bereber y por las
crisis económicas. La riqueza decorativa
sobre material poco noble de la Aljafería de
Zaragoza simboliza el arte de las primeras
taifas. La austera arquitectura almohade
reacciona contra la exuberancia y policromía
anterior: la torre del Oro y la Giralda, ambas La Aljafería. Zaragoza. El lujo fue una característica de
La torre del Oro. Sevilla. La arquitectura almohade
representa el carácter militar y la sencillez religiosa de en Sevilla, son buenos ejemplos. las primeras Taifas, y la reiteración de arcos con yese-
rías, meramente decorativos, contribuía a realzarlo.
sus constructores. (Wikimedia Commons) (Wikimedia Commons)
Actividades
Recuerda
ü Después de la caída del Califato de Córdoba, los reinos de taifas pierden, en algo más de un siglo, parte de las
tierras ocupadas a los cristianos en el siglo VIII. Y salvo en algunos momentos puntuales, no volverán a conseguirlas.
ü Las taifas siempre estuvieron amparadas por los ejércitos de Córdoba aunque en momentos se opusieran al
Califato, pero, cuando este faltó, los ejércitos cristianos cruzaron el Sistema Central, y después el río Tajo y
amenazaron Al Ándalus. Por eso pidieron ayuda sucesivamente a los almorávides y a los almohades.
ü Estos dos imperios africanos, nacidos en el desierto y en la austeridad de la doctrina islámica, y fervientes
defensores de su ortodoxia, no ven con buenos ojos ni el lujo ni la libertad cultural de las cortes, y restringen o
prohíben sus actividades culturales.
ü A pesar de que su llegada significa el restablecimiento de la paz, la seguridad y el resurgimiento económico de las
taifas, la ortodoxia religiosa y cultural que imponen hará que acaben por ser expulsados por la propia población
musulmana.
ü La recuperación de los reinos cristianos a mediados del siglo XIII ocasiona la reducción del territorio ocupado por
el Islam; y su escaso poder militar hace imposible cualquier enfrentamiento bélico de importancia con los reinos
cristianos.
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LA EDAD MEDIA ESPAÑOLA
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2.2. El territorio cristiano
Durante los siglos XI al XIII se produce la recuperación de la mayor parte de los territorios peninsulares,
desde el Duero y Ebro hasta el Guadalquivir y el Segura, quedando el reino nazarí de Granada como único
dominio musulmán. Este movimiento de pueblos, que lucha contra el infiel y que conquista terrenos a su costa,
no es exclusivamente peninsular; lo vemos en la expansión teutona hacia el este eslavo y báltico, y en las cruzadas
a Jerusalén. Está causado por el auge económico y por la
explosión demográfica del nuevo milenio.
La caída y descomposición del califato de Córdoba favorecen
este avance en nuestra península, pero también influye la
consolidación de los reinos cristianos y la cooperación entre
ellos, con el objetivo de expulsar a los islamitas.
El avance reconquistador salta sucesivamente de los valles
del Tajo-Ebro, a los del Guadiana-Turia-Júcar, y Guadalquivir-Segura
después, y las formas repobladoras ofrecidas por los monarcas
marcan diferencias en el territorio peninsular. Las dificultades internas
de las taifas andaluzas facilitan el avance cristiano.
Al final de esta etapa, las seis coronas cristianas hispánicas
primitivas quedan reducidas a cuatro, la Castellano-leonesa, la
Los reinos cristianos en 1037, tras la muerte de Sancho III el Mayor. Navarra, la Catalano-aragonesa, y en el oeste la Portuguesa
(Wikimedia Commons)
desde su independencia en 1143.
● Reconquista de los valles del Tajo y del Ebro (mediados del siglo XI a mediados
del siglo XII)
Este periodo se inicia con la figura de Sancho Garcés III el Mayor de Navarra (1004 -1035), primer rey
europeísta que trae a la península las inquietudes culturales y religiosas del mundo feudal europeo, y que apoya
la reforma de la Orden de Cluny. Es un impulsor decidido del Camino de Santiago, por donde penetra un nuevo
estilo artístico: el románico. Este rey pone bajo su mando a los distintos reinos cristianos, pero antes de morir
los reparte entre sus hijos atendiendo a una concepción patrimonial del reino. Por ello León, Castilla, Navarra
y Aragón serán en adelante reinos.
El valle del río Tajo: Alfonso VI (1072-1109), rey de Castilla y de León, atraviesa el Sistema Central y conquista
la taifa de Toledo, y en 1085 su propia capital, por capitulación de su monarca. También toma, a costa de la taifa de
Badajoz, las tierras occidentales hasta Lisboa. La llegada de los almorávides y su derrota, un año después, en Zalaca
(actual localidad de Sagrajas, en Badajoz), hace que pierda parte de las conquistas, pero no Toledo.
Rodrigo Díaz de Vivar. El Cid. Es un caballero castellano de mediados del siglo XI, situado entre la historia y la creación
literaria. Sirve en la corte de Alfonso VI. Como hombre de su confianza cobra las parias de Sevilla y participa en
enfrentamientos militares al mando del ejército real. Algunas de sus actuaciones militares provocan el enfado del rey y su
destierro. Entonces ofrece su apoyo, a cambio de dinero, alternativamente a reyes cristianos y a musulmanes. Finalmente
guerrea por cuenta propia en Levante, y defiende a las taifas de aquella zona a cambio de parias. En 1093 conquista
Valencia, y la gobierna hasta su muerte, en 1099.
Para el mundo de la épica simboliza los valores del feudalismo y sus aventuras de conquista representan la lucha del
cristianismo contra el Islam. Por otro lado encarna los nuevos valores de la sociedad castellana, con mayor movilidad
social, frente a la mentalidad más tradicional de León.
Tras Alfonso VI, su nieto, Alfonso VII (1126-1157), recupera definitivamente el valle del Tajo. En 1143, Portugal se
independiza del reino castellano-leonés, y sigue su propia reconquista hasta Lisboa en la desembocadura del Tajo.
El valle del río Ebro: es ocupado por las tropas almorávides, pero en 1118, Alfonso I el Batallador (1104-1134),
rey de Navarra y de Aragón, consigue ocupar Zaragoza, capital de la importante taifa, y repeler los ataques de los
almorávides. El conde de Cataluña Ramón Berenguer IV (1131-1162), ahora también príncipe de Aragón por su
matrimonio con Petronila, heredera de ese reino, llega hasta Tortosa, en la desembocadura del Ebro, aprovechando
la crisis del imperio almorávide y los segundos reinos de taifas, y da por reconquistado todo el valle.
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La reconquista-repoblación de esta extensa franja limitada por los ríos Tajo y Ebro, es bastante parecida en todos los
reinos cristianos, pero difiere de la anterior, la del Duero y de las faldas del Pirineo, en los siguientes aspectos:
● Es una zona ocupada –frente al espacio yermo del Duero–, y por tanto debe ser reconquistada previamente por las
armas.
● Se empieza a considerar una empresa dinástica, por lo que los reyes dan normas para su conquista y para su
repoblación.
● Son territorios muy urbanizados, y se regula la ocupación según el tipo de ciudad:
○ Las ciudades fronterizas cristianas, como Salamanca, Soria, Ávila, Arévalo, Sepúlveda, Calatayud, Daroca,
Belchite, Medinaceli, Alcañiz etc, reciben un fuero, o carta de privilegios para aquellos que habiten, colonicen y
defiendan esa ciudad. Una muralla rodeará el núcleo urbano. A la ciudad se le concede un alfoz, o amplio territorio
para uso agrícola y ganadero exclusivo de sus habitantes. El fuero de Sepúlveda, dado por Alfonso VI, fue
modelo para otros posteriores.
○ Las ciudades musulmanas capturadas, como Toledo, Alcalá, Madrid, Talavera, Zaragoza, Tudela, Tortosa, etc.,
pueden mantener su población –musulmanes, judíos, mozárabes–, a la que se sumará la cristiana. Las ciudades
y las tierras próximas a ellas se reparten entre la nueva población, siguiendo unas reglas muy precisas propuestas
por los monarcas. A los musulmanes se les obliga a irse a los arrabales, o barrios a extramuros, que recibirán el
nombre de morerías.
● Reconquista de los valles del Guadiana, del Júcar y del Turia (mediados del
siglo XII hasta la derrota de los Almohades en 1212)
La situación de los reinos cristianos a mediados del siglo XII ha cambiado en muchos aspectos. Portugal es
independiente, prosigue su reconquista hacia el sur y colabora con los demás reinos. Navarra se separa definitivamente
de Aragón y queda su territorio encerrado por la expansión castellana y la catalano-aragonesa; ya no participa en la
reconquista. León y Castilla se separan, pero temporalmente. Aragón y Cataluña permanecen unidos.
La idea de reconquistar el territorio está tan clara que los monarcas castellano y aragonés hacen tratados
para repartirse las tierras que cada uno debe conquistar. Los dos primeros fueron el de Tudilén (1151) y el de
Cazola (1179). Según este último tratado, la corona de Aragón reconquistaría la costa de Levante hasta el reino
de Murcia, que le correspondería a Castilla. Este desequilibrio territorial en el reparto llevará a los monarcas
aragoneses a utilizar la costa como trampolín para lanzarse a la conquista de las rutas comerciales del Mediterráneo.
El valle del Guadiana: su ocupación se debe al monarca castellano Alfonso VIII (1158-1214), que usó las
fortalezas de la Orden de Calatrava y bajó hasta Sierra Morena para ocupar los pasos de acceso al Guadalquivir,
aunque en 1195 perderá en la Batalla de Alarcos, contra los almohades, casi todos los territorios conseguidos.
En 1212 vence a los almohades en la Batalla de Las Navas de Tolosa, cerca de Despeñaperros. Le ayudan los
reyes de Navarra, Portugal, corona aragonesa, milicias concejiles y Órdenes militares, y cuenta con el apoyo del
Papa Inocencio III, que manda a cruzados europeos. Solo falta el rey de León, enemistado con Alfonso.
Los cursos altos del Júcar y del Turia: Alfonso II (1162-1196), rey de Aragón, hijo de Ramón Berenguer IV,
funda la ciudad de Teruel y participa, junto a Alfonso VIII, en la toma de Cuenca, que queda en manos castellanas.
La reconquista-repoblación de todos estos valles se caracteriza por las tropas que ayudan a reconquistar estos amplios
espacios, apenas poblados:
► Las tropas que aportan las Órdenes Militares, formadas por monjes-soldados, se inspiran claramente en las que
habitaban los ribats almorávides. Las Órdenes de Calatrava, Santiago y Alcántara, ocupan el valle del Tajo para
Castilla, y la de Montesa, el valle del Júcar, para Aragón. La Orden de Avis, lo hace en Portugal, entre los ríos Tajo y
Guadiana. Estas reciben amplios territorios a cambio de su ayuda militar.
► Las milicias concejiles son tropas que aportan las ciudades, por la obligación que tienen de servir al monarca en
caso de guerra.
El resultado repoblador será el de un gran espacio, con escasos núcleos urbanos, distribuido en latifundios, entregados
a la nobleza.
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● Reconquista de los valles del Guadalquivir, las islas Baleares, y las costas
levantinas hasta el valle del Segura (1212-1266 )
Las características más importantes de esta etapa son las siguientes:
○ Las uniones castellano-leonesa y catalano-aragonesa no volverán a separarse. La primera lo hace de
la mano de Fernando III (11230 -1252), la segunda, ya estudiada, por el matrimonio de Ramón Berenguer
IV y Petronila.
○ Los Tratados continúan y siguen perfeccionando la línea divisoria de los reinos. Tres grandes monarcas,
Fernando III, Jaime I (1213 -1276) y Alfonso X (1252 -1284) dan el penúltimo salto reconquistador.
○ Los almohades han sido derrotados en Las Navas de Tolosa, y ahora las terceras taifas facilitan las
sucesivas conquistas cristianas.
○ La reconquista adquiere carácter nacional y obedece a intereses particulares de los distintos reinos:
los tratados confirman la proyección territorial de Castilla, distinta a la proyección marítima de Aragón,
así como la de Portugal.
El valle del Guadalquivir: lo ocupa Fernando III, rey de Castilla y León. Desde Extremadura, cruza Sierra
Morena por diferentes pasos, y en apenas quince años toma Córdoba (1236), Jaén y Sevilla (1248). Simultáneamente,
Portugal avanza en paralelo hasta Faro y culmina su conquista. Alfonso X, hijo del rey castellano, se hace con
Cádiz (1264), y con el reino de Niebla (1262). Granada queda aislada.
Las islas Baleares: son ocupadas por Jaime I el Conquistador, monarca catalano-aragonés, que toma
Palma de Mallorca en 1229.
Las costas levantinas: su conquista la efectúa Jaime I, que sigue las directrices del Tratado de Cazola. La
conquista se produce de norte a sur, e incorpora Castellón, Valencia, y el reino de Denia, hasta los límites acordados
en Cazola, pero se precisó de un último tratado, el de Almizra (1244), para corregir apropiaciones indebidas de
ambos bandos. El sur de estos territorios queda para Castilla, y el rey musulmán de Murcia firma un pacto de
sumisión a Fernando III en 1243. Unas revueltas en el reino obligan a Alfonso X a tomar definitivamente el valle
del Segura y Murcia en 1266.
La reconquista-repoblación se produce sobre unos territorios divididos en múltiples taifas, enfrentadas al poder
almohade al que acaban por derrotar. Frente a las taifas, se encuentran dos monarcas poderosos, Fernando III y Jaime I,
que utilizan unas veces la conquista y otras la capitulación para apoderarse del terreno, y que tienen pactado el
espacio que les corresponde reconquistar. La repoblación es difícil por falta de población, tanto cristiana como musulmana,
que abandona sus tierras para marchar a Granada o África; solo las zonas que capitularon retuvieron población.
Se continúa con el sistema de repartimientos, iniciado en las ciudades a mediados del siglo XII, y ahora perfeccionado
y generalizado: la zona conquistada se reparte, en lotes de tierras y casas, entre todos los que han participado en la
reconquista, según su condición social o su aportación especial a la lucha.
El resultado del reparto es muy diverso, pues a veces se dan pequeños lotes a particulares, aunque generalmente
predominan los grandes espacios concedidos a las Órdenes Militares, a los nobles o a los concejos reales.
Si en la corona de Aragón abundan las pequeñas particiones, salvo las tierras dadas a las Órdenes Militares, en
Castilla lo hace la gran propiedad. Por eso el latifundio ocupa las zonas conquistadas de Extremadura y del valle del
Guadalquivir.
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privilegios, jurídicos y fiscales, y el estado llano no, por lo que debe pagar tributos. Al estamento eclesiástico se
llega desde la nobleza para acceder a las altas jerarquías de la iglesia, o desde el estado llano, para ocupar
cualquier parroquia, rural o urbana.
Esta sociedad feudal de base agrícola se hace más compleja con el auge de las ciudades, pues a ella se unen
los artesanos y los comerciantes, que constituyen la nueva burguesía y pasan a formar parte del estado llano.
Con la incorporación de nuevos territorios, a la población cristiana peninsular se unirá la musulmana y la judía,
además de aquellos europeos que llegan a combatir, animados
por el espíritu de cruzada o atraídos por el Camino de Santiago.
Las mestas. Eran reuniones de ganaderos en las que se trataban todos los problemas relativos a su actividad. Estos
ganaderos bajaban sus ovejas en invierno a terrenos más cálidos, y en verano subían a las tierras más frías, lo que se
conoce con el nombre de trashumancia. Durante la Edad Media pudieron ampliar sus territorios con la conquista de
tierras a los musulmanes, por eso apoyaron siempre la lucha. Pero pronto surgirían los problemas con los agricultores,
porque los ganados invadían sus tierras y se comían las semillas. La solución fue crear una serie de cañadas reales,
por las que pudiera transitar libremente el ganado. Las más importantes en territorio castellano fueron la leonesa, la
segoviana, la soriana y la conquense. En las demás coronas hispánicas la importancia de la ganadería fue menor
pero también tenían sus cañadas como se observa en el mapa de las cañadas. Con el tiempo los rebaños pasaron a
manos de los nobles, que se beneficiaron, junto con los monarcas, de la explotación y de la venta de la lana. Para
protegerlos Alfonso X creó en 1273 el Honrado Concejo de la Mesta de Pastores y dio una serie de privilegios a los
ganaderos. De esta forma favorecía a la trashumancia de ovejas merinas, a la vez que a sus propios intereses y a los de
la nobleza.
La artesanía y el comercio resurgen en las ciudades, donde se establecen los mercados semanales y las
ferias anuales. La moneda, acuñada con el oro de las parias, favorece las relaciones comerciales, de la misma
manera que lo hacen los préstamos con interés, la banca y las letras de cambio, en manos de los judíos.
La cultura se encuentra recluida en los monasterios y para uso fundamentalmente religioso. Allí se conservan
y copian obras religiosas y clásicas, para lectura y formación de los monjes, y en estos monasterios se organizan
las primeras escuelas monacales.
Después la enseñanza se traslada a las ciudades, y se imparte primero en escuelas, en las catedrales, y ya
en el siglo XIII en las universidades. Las materias estudiadas se desligan de la religión. Las nuevas facultades
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de Derecho, Filosofía, Artes, Medicina, etc., son para una naciente burguesía que quiere elevar su nivel cultural y
especializarse en sus negocios. En este siglo se crean las de Palencia, Salamanca y Valladolid, aunque la primera
es la portuguesa de Coimbra.
Especial atención merecen las ciudades musulmanas recién conquistadas, de larga tradición cultural. En
ellas se produce un trasiego de conocimientos por las traducciones que se hacen de los textos de autores clásicos
griegos, del árabe al latín, al castellano o al catalán. Gracias a estas traducciones, la cultura clásica y la oriental
se transmiten a las universidades europeas.
El arte peninsular se relaciona tanto con las corrientes Iglesia de San Martín. Frómista (Palencia). (Wikimedia Commons)
europeas coetáneas (el románico y el gótico), como
con las islámicas de Al Ándalus.
El románico. La rama más internacional de este estilo nace en Cluny (Francia) en el siglo XI y se extiende
por gran parte de Europa, pero en especial por el camino de Santiago. La política europeísta de Sancho III de
Navarra lo traerá a la península, de la mano de la Orden benedictina de Cluny.
La arquitectura románica penetra primero en Cataluña procedente de Italia, y después vendrá la francesa,
desde Jaca hasta Compostela, por el Camino de Santiago. Es fundamentalmente religiosa: sus iglesias tienen
planta de cruz latina con girola en torno al altar mayor para visitar las reliquias allí guardadas, especialmente en
las llamadas iglesias de peregrinación; están cubiertas con bóvedas de cañón, y los gruesos muros que las
sostienen no permiten abrir demasiados vanos. Exteriormente simbolizan el poder eclesiástico del mundo feudal,
en su interior la ausencia de luz transmite recogimiento espiritual y religiosidad opresiva y resignada, propia de
una sociedad sometida a los estamentos cuya función predetermina Dios.
La ciudad de Dios (…) es triple. Los tres órdenes viven juntos y no sufrirían una separación. Los servicios de cada uno
permiten los trabajos de los otros dos. Mientras esta ley ha estado en vigores el mundo ha estado en paz.
Adalberón de Reims 925-989
La escultura está ligada al templo, tanto estética como ideológicamente. Sus proporciones, nada naturalistas,
se adaptan al marco en el que se encuentran (portadas, capiteles y ábsides), y son auténticos catecismos en
piedra para gente que no sabe leer y que recibe la doctrina de esa manera. Su temática es siempre religiosa.
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La pintura más importante es la que ocupa los muros interiores de la iglesia, fundamentalmente el ábside.
Sus personajes religiosos, de rostros graves, con cuerpos sin movilidad y pintados con colores planos, incitan al
recogimiento y a la obediencia. Las iglesias de San Clemente y Santa María, en Tahull (Lérida), y el panteón real
de San Isidoro, en León, son ejemplos representativos.
La arquitectura civil es escasa porque se ha destruido o porque ha sufrido sucesivas reformas. Así ocurre con
los castillos feudales, tan representativos del poder civil como lo eran las iglesias del poder religioso. El Castillo
de Loarre, en Huesca, es uno de los pocos que perduran. De los puentes se conservan sus arranques, e íntegro
el de la Reina, en Navarra. Las murallas de Ávila son también un excelente testimonio.
El gótico. Tiene también su origen en Normandía (Francia), a mediados del siglo XII, y su arquitectura la
extiende primero por Europa la Orden del Cister.
El avance técnico permite construir edificios más grandes, que se cubren con bóvedas
de crucería apuntada, apoyadas sobre baquetones, lo que permite muros más finos,
que pueden contener amplias vidrieras al no sustentar la cubierta, menos pesada. La
intensa luz de los interiores se corresponde con la nueva visión, más positiva, del
mundo.
Las catedrales son el orgullo de la ciudad –León, Burgos, Toledo, Cuenca, Tarragona,
Lérida [Lleida]–, de la burguesía que adquiere capillas para sus gremios, y de la propia
Catedral de León. (Wikimedia Commons)
monarquía que financia su construcción.
La arquitectura civil tiene amplio desarrollo en el ambiente urbano y burgués: lonjas, atarazanas, almacenes,
ayuntamientos, hospitales y universidades, además de casas señoriales y palacios.
La escultura sigue ligada al edificio de la iglesia. De temas fundamentalmente religiosos, es más naturalista
en sus rostros y en sus movimientos, y no está condicionada por el marco arquitectónico. El mensaje es distinto:
la imagen de la virgen con el niño, humanizada y conciliadora, sustituye al Dios justiciero románico.
La pintura se incorpora a la vidriera y también se independiza del edificio y se hace en tablas, en forma de
retablos. La temática y el estilo son parecidos a los de la escultura, pero el artista introduce paulatinamente la
arquitectura y la naturaleza en sus composiciones pictóricas. Por lo demás, debemos mencionar las Cantigas de
Alfonso X como el mejor ejemplo de códices ilustrados del siglo XIII en la península.
Nuestra península aporta a la arquitectura un estilo peculiar, el mudéjar. Está construido por los musulmanes
que permanecen en el territorio tras la conquista cristiana, y aportan a él sus elementos, sus técnicas, sus materiales
y su concepción colorista y decorativa. Desde el siglo XII este nuevo estilo construye edificios románicos, o
góticos con ladrillo, aportando elementos islámicos según zonas –más Toledo, como muestran las imágenes de
la introducción de la Unidad, y Aragón, que Castilla-León–. Después despliega una gran creatividad en la decoración,
siempre vegetal, geométrica o epigráfica, como la musulmana, utiliza materiales baratos, como yeserías, ladrillo
o azulejos, y cubre los edificios con artesonados de madera de complicada traza, pero esto ya en los siglos
siguientes.
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Actividades
13. ¿Qué monarcas conquistan Toledo y Zaragoza, capitales de las dos taifas más importantes de la frontera, y
quiénes consolidan sus límites en el Tajo y el Ebro?
14. ¿Cómo quedan repartidos los valles del Guadiana, del Júcar y del Turia después de su conquista y por qué?
15. ¿Qué características tiene la reconquista del valle del Guadalquivir y de las costas levantinas?
16. ¿Cuáles son los estilos artísticos más importantes de esta etapa (siglos XI al XIII)?
Recuerda
ü A la muerte del último Califa, el avance cristiano en la Península es espectacular. Paralelamente, como ocurre en
el resto de Europa, se produce una recuperación de la economía y de la población que, al coincidir con la afirmación
de los diferentes reinos cristianos, favorece la expansión territorial de estos.
ü La reconquista se produce a saltos, que coinciden con la ocupación de los valles peninsulares, que van quedando
como frontera física entre el Islam y el mundo cristiano. Los monarcas reciben ayuda de los nobles, pero ahora
también de las Órdenes Militares y de los concejos.
ü La población que debe ocupar esta amplia zona conquistada es escasa, por eso en las capitulaciones se procura
que permanezca la musulmana. Los territorios se reparten entre los nuevos pobladores con el fin de que puedan
subsistir en las ciudades o en el campo.
ü Los monarcas se reparten las tierras a conquistar en función de sus intereses futuros. A Castilla le interesa la
expansión territorial y a Aragón y Portugal la marítima. Los tratados configuran la línea de separación. Cada rey
colabora normalmente en la conquista del territorio de los otros, como hace el de Navarra en Las Navas de Tolosa.
ü La base económica de los reinos sigue siendo la agrícola, aunque se desarrolla paralelamente y de forma espectacular
la ganadera. La vida urbana aporta la artesanía y el comercio. Las manifestaciones artísticas, como en el resto de
Europa, varían con el paso del tiempo y el románico, que predominó en el mundo rural del siglo XI da paso al
gótico, que tiene en las ciudades sus mejores ejemplos; también en la península se dará un arte muy específico:
el mudéjar.
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3. Paralización de la reconquista y consolidación
de los reinos cristianos (finales siglo XIII al XV)
En el mapa adjunto se observa que los reinos cristianos dominan la península mientras que el nazarita de
Granada solo ocupa un pequeño espacio en el sur. Portugal, Navarra y la Corona de Aragón han culminado sus
respectivos procesos reconquistadores, o al menos ya no tienen
frontera con los musulmanes. Castilla es la única que podría seguir
la reconquista. Pero una serie de problemas se lo impiden. Granada
resiste más de doscientos años, hasta 1492.
El patio de los leones de la Alhambra. Corresponde a las estancias privadas del sultán. En torno al patio central estarían
las alcobas y las salas privadas de él y de sus esposas. Este patio, antiguamente ajardinado, es un trasunto del paraíso: en el
centro se encuentra una fuente, de la que salen cuatro canalizaciones, como los cuatro ríos del paraíso. Pero también les
recuerda a los oasis del desierto en los que vivieron, por lo que los dos templetes que sobresalen en los dos lados opuestos
del patio serían las tiendas de campaña de los beduinos. La riqueza y el lujo que manifiestan estos edificios es una constante
en la arquitectura de los reinos de taifas y actúa de señuelo para la entrada de almorávides y almohades.
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3.2. El territorio cristiano
Los siglos XIV y XV reciben en toda la Europa cristiana el nombre de Baja Edad Media, y cierran el ciclo
económico expansivo iniciado con el milenio y que favoreció el avance reconquistador. Ahora, además de Portugal,
la Península, en su territorio cristiano, se la reparten tres coronas: la de Navarra, la de Castilla y la de Aragón.
Todos ellos siguen una evolución paralela, y les afectan situaciones comunes a toda Europa: el siglo XIV fue
para todos de crisis económica y demográfica, de revueltas sociales y políticas y también de consolidación
de las instituciones políticas y administrativas; el siglo XV fue de recuperación, de expansión fuera de las
fronteras –ya iniciada en el siglo anterior–, y de guerras civiles.
Reino de Navarra
Este reino queda desde mediados del siglo XII al margen de los esfuerzos reconquistadores, cuando
Castilla y Aragón le cierran el paso. Por eso está ligado a Francia, con la que comparte monarca en algunos
momentos, casa reinante, y territorio: parte de la Gascuña en la Baja Navarra. Por lo demás, su situación es
parecida a la de los demás reinos.
La economía sigue basándose en la agricultura y en la ganadería, con escasa actividad comercial. Su
aislamiento geográfico lo explica.
La población acusa los efectos de la Peste Negra de 1348, como ocurre en el resto de Europa, agravados
por la escasez económica.
La guerra civil aparece a mediados del siglo XV, entre el rey Juan (futuro Juan II de Aragón), viudo de la
reina doña Blanca, y el hijo de ambos, Carlos de Viana. La sociedad se bipolariza, pero la guerra acaba
cuando muere Carlos y Juan es nombrado rey de Aragón. Su hija Leonor de Foix, admitida por ambos bandos,
le sucede como reina de Navarra en 1479. Treinta años después, el reino es incorporado a la corona castellana
por Fernando el Católico.
La política evoluciona en este reino hacia el pactismo, de forma parecida a como lo hace en Aragón.
Sus instituciones políticas son: el rey, el Consejo Real, que lo asesora, las Cortes, que promulgan las leyes,
y ante las cuales el rey tiene que jurar que respetará los fueros del reino, y la Diputación de los tres estados,
que recauda los subsidios que se han de pagar al monarca.
Reino de Castilla
Fernando III el Santo une a mediados del siglo XIII los reinos de Castilla y de León que no se volverán a
separar. Su hijo Alfonso X, como se ha visto, dirige algunos de los últimos episodios reconquistadores, pero a
su muerte da paso a una serie de enfrentamientos entre nobleza y monarquía que se generalizan en los
siglos siguientes, sin ser obstáculo para que la monarquía siga aumentando su poder.
● El siglo XIV
La economía agrícola y ganadera, de bajos rendimientos, se ve afectada desde principios de siglo por las
malas cosechas, achacables a condiciones climatológicas adversas –enfriamiento del clima y lluvias
excesivas– en toda Europa. El hambre se extiende por la población, que se debilita y contrae enfermedades
con mayor facilidad. En estas condiciones, en 1348 llega desde el Mar Negro una epidemia de peste originada
en Oriente, que se extiende con gran facilidad por España y por Europa, desde las costas mediterráneas
hacia el interior. Fue la llamada Peste Negra, que mermó la población europea en algo más de un tercio. Su
influjo en la economía fue grande pues la gran mortalidad hizo bajar la producción, aumentar los precios
ante la falta de productos, y subir los salarios por la escasez de mano de obra.
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Pero esta crisis también precipita la reactivación económica futura, porque la agricultura y la ganadería se
especializarán en productos de uso no cotidiano con vistas a la exportación. El comercio cuenta con la presencia
de genoveses en torno al estrecho que, por interés económico, apoyan a los monarcas castellanos en la recuperación
de estas costas. Ello evidencia que se está abriendo una vía comercial marítima que une el norte de Italia con
Flandes, y que sustituye a la terrestre tradicional, centrada en las ferias de Champaña, más lenta y costosa. En
este contexto se entienden la toma de Tarifa (1292) y en el siglo siguiente la de Gibraltar (1462), así como las
expediciones de genoveses, catalanes y castellanos a las islas Canarias, como base de la expansión por el
Atlántico en el siglo XV.
La sociedad se ve afectada por la crisis económica. La nobleza rural pierde rentas por la falta de producción
de sus tierras y campesinos por la gran mortandad. A la vez pierde capacidad adquisitiva ante la subida de
precios. A los campesinos se les acorta el tiempo de arrendamiento de las tierras para poder revisar sus contratos
y aumentar las rentas.
Los nobles acrecientan sus señoríos con las tierras que reciben a cambio de apoyar a los reyes en sus luchas
dinásticas, e intentan perpetuar su poder a través del mayorazgo, conjunto patrimonial que deben transmitir
obligatoriamente indiviso a sus herederos para que el linaje no pierda fuerza. Frente a esta nobleza, los monarcas
potencian una nueva nobleza de servicio, desligada de la tradicional, que colabora con ellos en la organización
del Estado.
Las revueltas sociales no se hacen esperar: los nobles arrebatan tierras o tributos a los monarcas en momentos
de debilidad y el campesinado se rebela contra los abusos de la nobleza. En estos momentos de crisis se inician
las revueltas contra los judíos, detestados porque prestan el dinero a cambio de un interés. Los pogroms, o
linchamiento de los judíos y asalto y destrucción de sus juderías, se producen en las guerras entre el rey Pedro I
y su hermanastro Enrique, pues los judíos habían apoyado con préstamos al rey Pedro I y su política centralizadora.
La peste negra complica la situación social porque se culpabiliza a los judíos de la expansión de la enfermedad.
Los ataques arrecian en 1391 en el asalto a la judería de Sevilla; a continuación saqueos y matanzas se extienden
por toda la Península.
Las revueltas políticas están protagonizadas por la nobleza para aumentar sus privilegios y frenar el poder
creciente de la monarquía, que está cambiando su concepto político sobre el Estado. El rey deja de considerarse
señor de vasallos, concepto feudal que supone reciprocidad de deberes entre él y los nobles, para convertirse en
soberano de súbditos, y tener autoridad ilimitada. El origen de este planteamiento se encuentra en el reinado de
Alfonso X, y en el Libro de las leyes, conocido como Las Siete Partidas, conjunto de leyes de derecho común
basadas esencialmente en el derecho romano que conceden al rey, como vicario de Dios, el poder absoluto y la
facultad exclusiva de legislar. De este texto arranca en Castilla el camino hacia la consolidación del Estado y
del poder absoluto del monarca.
Contra ese planteamiento se levanta la nobleza y las luchas se inician entre los descendientes del hijo primogénito
de Alfonso X, Fernando de la Cerda, muerto en batalla el 1275, que deben heredar el trono según Las Siete
Partidas, y su primer hermano Sancho, que reina por la fuerza según el derecho tradicional. La nobleza castellana
se enfrentará desde ahora a todo monarca que limite su poder en beneficio propio. Estas auténticas Guerras
civiles seguirán en el siglo XV.
Los momentos en los que la legislación de los monarcas favorece a la centralización del Estado, se alternan
con aquellos en los que la nobleza intenta rebelarse en su contra.
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Cronológicamente podemos resumir así los hechos esenciales de esta época:
– Durante los reinados de Fernando IV (1295-1312) y Alfonso XI (1312-1350), la madre y abuela respectiva,
María de Molina, luchó contra las pretensiones nobiliarias de los Infantes de la Cerda. El propio Alfonso
XI hizo promulgar el Ordenamiento de Alcalá (1348), en el que se recogían leyes anteriores que reforzaban
el poder de la monarquía, e inició la práctica de nombrar en las ciudades a los regidores, grupo de nobles
que las gobiernan bajo el control real.
– La guerra civil entre los hijos de Alfonso XI, Pedro I (1350-1369) y su hermanastro Enrique de Trastámara,
significa el enfrentamiento de la nobleza, que apoya a Enrique, contra Pedro, continuador de la política
fortalecedora del monarca. Enrique vence y reina como Enrique II (1369-1379) e inaugura la dinastía
Trastámara, sustituta de la de Borgoña que reinaba desde Alfonso VII. Enrique II es llamado el de las
mercedes por los privilegios que da a los nobles que le apoyan. Paradójicamente, crea la Real Audiencia
(1369), máximo órgano de justicia de Castilla, formado por diez oidores, y delegado del poder real, como
lo propuso el Ordenamiento de Alcalá. También se apoya en una nobleza de servicio que resta poder a la
de sangre para reforzarse con el débito de favores.
– Juan I, hijo de Enrique II, crea el Consejo Real (Real y Supremo Consejo de Castilla) heredero del organismo
medieval que aconsejaba a los reyes, pero ahora como órgano central de poder del monarca. Lo forman
doce asesores, cuatro por estamento, y se completa con cuatro legistas salidos del Tercer estado. Así
reafirma la centralización política, y además, crea el Principado de Asturias, título que concede al heredero,
con lo que refuerza la línea sucesoria de la monarquía. Enrique III, primer Príncipe de Asturias, da un
paso más en el control de las ciudades nombrando corregidores, como delegados permanentes del poder
real.
Las únicas instituciones que podrían frenar el poder real son las Cortes, o reuniones de representantes de
los tres estados, para participar en las decisiones del monarca. Es Alfonso IX quien, en 1188, incorpora al
pueblo llano, para que, junto a nobleza y clero, aprueben los subsidios debidos a la corona. El poder de estas
primeras cortes europeas se limitaba en Castilla a las funciones de consejo, súplica y petición, algo que no varió
durante estos siglos.
● El siglo XV
Tras el ciclo depresivo del siglo XIV se produce la reactivación. Los primeros cambios se aprecian al final de
la centuria pero es en el siglo XV cuando se desarrollan todos los rasgos, sociales y económicos, y también los
políticos, pues la dinastía Trastámara reina en las dos coronas hispánicas y Castilla acaba predominando en la
Península.
La economía sigue los pasos iniciados en el siglo anterior, ahora con una población que se recupera de la
crisis demográfica pasada. La agricultura crece en productos para consumo diario y se especializa en vid y olivo
para el comercio. La ganadería, especialmente la ovina, multiplica sus cabezas porque Flandes demanda materia
prima para su industria textil, con el apoyo de la nobleza y de la monarquía, beneficiarios de su exportación. El
mercado de la lana queda centralizado en Burgos. La minería del hierro se desarrolla paralela a las necesidades
de los astilleros.
La artesanía, principalmente la textil, se centra en algunas ciudades como Zamora, Ávila, Segovia, Soria y
Cuenca, todas ellas en las vías de la trashumancia. Pero será de paños toscos, puesto que las mejores lanas se
exportan a Flandes, con las quejas continuas de los artesanos. Algo semejante ocurre con el hierro, que al
exportarse impide el desarrollo de la artesanía de ese metal. Continúa la tradición musulmana de textiles de
calidad ubicados en Toledo, Cuenca, Murcia, Córdoba, Baeza y Úbeda, y en la producción de cueros, jabón,
armas y cerámica.
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Las ciudades en expansión demandan productos de consumo, e impulsan el comercio interior. El comercio
exterior lleva productos de lujo y especializados hacia los puertos del norte, principalmente Bilbao, desde donde
parten a Flandes; o hacia Sevilla, para salir a África o al Atlántico. Las ferias de Sevilla, Santiago de Compostela
o Medina del Campo centralizan productos y actuaciones financieras, como préstamos, letras de cambio, etc.
Cuando decae la economía catalana, a mediados del siglo, se fortalece el eje Sevilla-Toledo-Medina-Valladolid-
Burgos-Bilbao.
Se emprende la conquista definitiva de Canarias y es la nobleza la encargada de hacerlo, aunque pone las islas
sometidas (Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro) bajo vasallaje del rey de Castilla. Paralelamente Portugal
sigue también esta ruta atlántica y coloniza Ceuta, las Islas Madeira y el golfo de Guinea. Ambas coronas, castellana
y portuguesa, se ven enfrentadas por unos mismos intereses territoriales, que se resuelven al final del siglo.
La sociedad sufre un enfrentamiento múltiple. El primero, rural, del pueblo bajo contra la nobleza, por el
proceso de señorialización iniciado, y por las cargas nuevas que imponen a los campesinos. El segundo, entre
los propios habitantes de la ciudad. El tercero, el que ejercen los cristianos contra los judíos y mudéjares, con
trasfondo religioso y económico, que acaba con la emigración de algunos fuera de la Península, con la conversión
más o menos sincera de judíos, y al final del siglo con su expulsión.
La cultura de estos siglos sale de las universidades, que no habían renovado sus métodos, y pasa a la
sociedad civil. Por un lado encontramos manifestaciones de literatura popular, cargada de crítica social, representada
por el Libro de Buen Amor, del arcipreste de Hita, y por otro lado de literatura cortesana, escrita por miembros
de la alta nobleza que participan en las luchas nobiliarias, como el infante don Juan Manuel, el canciller López
de Ayala, el marqués de Santillana o Jorge Manrique.
En el arte el estilo gótico sigue vigente y las obras arquitectónicas iniciadas en el siglo anterior se acaban. La
recuperación económica del siglo XV se manifiesta en la catedral de Sevilla como reflejo del poder económico de la
ciudad. Su gran dimensión resulta de aprovechar el amplio solar de la mezquita almohade de la que conserva el patio
y el alminar como campanario, conocido como La Giralda. La arquitectura civil tiene en algunos palacios de las
ciudades, o en la transformación de los castillos en moradas palaciegas suntuosas, su manifestación más importante.
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La escultura castellana, como en el siglo anterior, continúa en las portadas de las catedrales, pero sigue
modelos flamencos desde el siglo XV, a la que se añade una destacada producción suntuaria de sarcófagos
nobiliarios para catedrales y monasterios – como el de la capilla de los Condestables en la Catedral de Burgos–.
La pintura añade a los modelos franceses centrados en vidrieras, y en miniaturas de manuscritos, la influencia
flamenca en tablas, y la italiana, aunque en menor medida, en tablas y en frescos. Sobresalen en este último
siglo dos ejemplos de pintura mural: los de la Catedral vieja de Salamanca y los de la Sala de los Reyes de la
Alhambra, ejemplo éste de la colaboración cristiano-musulmana en momentos de paz.
El mudéjar tiene en estos siglos en Castilla un desarrollo muy decorativo, inspirándose en la Alhambra cuando
se abordan obras reales como los palacios de Tordesillas, el Alcázar de Sevilla, la sinagoga de Samuel Leví,
tesorero real, en Toledo, o el monasterio real de Guadalupe en Extremadura. En Andalucía las iglesias mudéjares,
por el contrario, son austeras según el modelo almohade.
Corona de Aragón
Este conjunto de territorios con personalidad legal propia y bajo una misma Corona inicia la expansión
mediterránea durante el siglo XIV, cambia de familia reinante en el siglo siguiente y se une a Castilla a finales
del siglo XV por el matrimonio entre sus reyes.
● El siglo XIV
La economía de la corona de Aragón sufre las mismas crisis que la castellana. La Peste Negra llega precisamente
desde Mallorca, se extiende por la costa levantina de estos reinos, y al afectar más a las ciudades, tiene aquí
una especial incidencia, porque abundan más los núcleos urbanos que en Castilla. La crisis de la segunda mitad
del siglo parece mayor en contraste con la buena situación económica de la primera mitad, consecuencia de su
expansión económica y militar por el Mediterráneo.
Los antiguos Tratados de Tudilén, Cazola y Almizra del siglo anterior,
como ya dijimos, descubren la inclinación de los reinos aragoneses hacia
el Mediterráneo. Ahora la corona incorpora Sicilia (1282), Cerdeña (1324),
Mallorca (1344), reino independiente desde finales del siglo XIII por
testamento de su conquistador, el rey Jaime I; Atenas y Neopatria (1379).
Se constituye así una red de escalas por mar que permiten al comercio
catalán llevar sus productos hasta el Imperio Bizantino. Hierro, textiles,
Expansión mediterránea del reino de Aragón. cereales, pieles, cueros y especias viajan desde el Mediterráneo oriental
(Wikimedia Commons)
hasta Flandes, y tienen su centro neurálgico en Barcelona.
La artesanía en las ciudades, y la agricultura en el campo se desarrollaron al amparo de los intercambios
comerciales, hasta que se ven afectadas por la crisis.
El comercio catalán. Su comercio interior está atestiguado por las tempranas ferias de Figueras, Vic, Girona, Villafranca
del Penedés, Granollers, etc., así como su comercio de cabotaje desde Tortosa hasta Collioure y por el Ebro. Su comercio
exterior trae especias y pimientas desde Bizancio, Alejandría y Siria, textiles y trigo de las costas europeas, y oro esclavos
y marfil de las rutas africanas. Todos estos productos los transportará a Flandes siguiendo la vía Sevilla-Lisboa, donde
tiene establecidas colonias. De su importancia dan fe las atarazanas, –Barcelona–, las lonjas –Valencia–, los Consulados
que tiene establecidos en sus rutas, el uso de técnicas mercantiles muy desarrolladas, como letras de cambio, sociedades
mercantiles o seguro marítimo, y el Consulado del mar, tribunal mercantil que solucionaba todo tipo de litigios entre
comerciantes, armadores y marineros, y que defendía las aguas de los ataques de los piratas.
La sociedad estalla ante la crisis económica, y surge el movimiento remensa (1380) formado por campesinos
que, ante el abuso de los señores, quieren abandonar sus tierras pero se niegan a pagar el rescate (remensa) al
que les obligaba la ley. La nobleza, al perder su capacidad económica por efecto de la crisis, quiere revivir los
malos usos u obligaciones que, durante el feudalismo, tenían los campesinos con el señor, y que se habían ido
perdiendo con el tiempo. Los campesinos se oponen, y sus enfrentamientos se prolongan hasta el siglo siguiente.
También por efectos de la crisis, las juderías catalanas sufrieron los pogroms cristianos desde 1348.
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Los payeses de remensa son campesinos libres pero adscritos a la tierra en la que viven, y que solo pueden abandonar
si pagan un rescate al señor. Esta adscripción era hereditaria, por lo que su situación se asemejaba a la del siervo. Su
origen puede encontrarse en el colonato romano o en la encomienda medieval. La remensa era uno de los seis malos
usos que desde época feudal se aplicaron a los siervos en el reino de Aragón, territorio más influido por el feudalismo
europeo por la vecindad del imperio carolingio.
○ En Aragón las relaciones de poder entre el rey y la nobleza mantienen la tradición feudal basada en un
pacto entre ambos, pacto que después se extiende al patriciado urbano y a las Cortes. Fue a fines del
siglo XIII cuando Pedro III, presionado, concedió el Privilegio General por el que se obligaba a convocar
periódicamente a las Cortes y solicitar su permiso para tomar decisiones importantes. Este control sobre
el monarca frena sus pretensiones autoritarias. Después, Pedro IV intenta fortalecer sus poderes nombrando
cargos generales válidos para todos los reinos, y reorganiza la corte, el ejército y la administración. Esta
actitud lo lleva a enfrentarse con los nobles.
○ Los reinos y el condado que forman la Corona de Aragón actúan como una confederación de territorios y
mantienen cada uno sus leyes y sus instituciones. El rey está jerárquicamente por encima de todos, y se
encuentra representado en los reinos por los virreyes. Igual que en Castilla, dispone de una Cancillería,
una Hacienda y una Audiencia, formada por juristas. Destaca la figura del Justicia de Aragón, cargo
exclusivo de este reino encargado de dirimir los conflictos entre la monarquía y los ciudadanos, de interpretar
los fueros del reino y de recordar al monarca que tenía que respetarlos. Es una institución coherente con
la teoría pactista del poder.
Las Cortes, una por cada territorio, se reúnen por separado, defienden los intereses generales y controlan el
poder real. Al disolverse las Cortes queda un organismo permanente, llamado Diputación, para controlar la recaudación
de subsidios para el monarca. La Diputación General de
Cataluña, o Generalitat, se creó en 1359. Las de los reinos de
Aragón y de Valencia lo harían en el siglo XV.
● El siglo XV
La economía de este siglo se recupera de las crisis del anterior, pero diferentes conflictos sociales, unidos al
bloqueo comercial del Imperio Turco Otomano sobre el Mediterráneo, crean dificultades económicas al reino. El
Condado de Cataluña y el puerto de Barcelona quedan especialmente afectados por el cierre del comercio
marítimo. La agricultura y la artesanía sufren las consecuencias de la crisis, al caer el comercio y las ciudades.
El comercio reorienta su dirección: Valencia toma el relevo y lo dirige hacia las nuevas rutas atlánticas.
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La sociedad sigue enfrentada por efecto de la crisis. En el campo los malos usos se recrudecen y los payeses
mantienen sus enfrentamientos contra la nobleza hasta que Alfonso V suspende temporalmente el derecho
nobiliario a los malos usos. Después, los payeses apoyan a Juan II en la guerra civil de 1462-72, mientras en las
ciudades se enfrenta la alta burguesía mercantil, oligárquica, contra los pequeños empresarios y comerciantes.
Barcelona es un ejemplo de ello: la Biga, partido de la oligarquía que controla el gobierno municipal, se encuentra
con la oposición de la Busca, sindicato formado a mediados del siglo, que pretende reformas. Esta última accede
al poder municipal, lo democratiza y sus reformas restan poder a la oligarquía, por ello la Busca también estará
del lado de Juan II durante la guerra civil.
La política de estos reinos también refleja la lucha entre los partidarios de fortalecer el poder real y los que
se resisten a él –nobleza y oligarquías ciudadanas–. Pero los monarcas cuentan con el lastre del Privilegio
General dado en el siglo XIV, que forzaba al pactismo.
La cultura universitaria cuenta en el siglo XIV con dos nuevos centros, Lérida y Huesca, y con la figura
literaria del valenciano Ausiàs March (1397-1459).
Pero resulta más relevante la arquitectura civil, representada por las lonjas de
Barcelona, Palma de Mallorca y la más tardía de Valencia. Son locales amplios y
funcionales para la actividad comercial de la burguesía. En esta línea civil se
encuentran las atarazanas, los palacios, como el de la Generalitat, o el Ayuntamiento
Lonja de la Seda o de los Mercaderes. Valencia. –Salón del Consell de Cent–, todos en Barcelona.
(Wikimedia Commons)
La escultura se centra en las fachadas y retablos de catedrales, también en los monumentos funerarios
como los del Monasterio real de Poblet. Pero es en la pintura donde sus artistas van a brillar en estos siglos,
sucediéndose a la influencia italiana (sienesa y florentina), la flamenca en el siglo XV. Destacan las pinturas
murales de Ferrer Bassa en el monasterio-palacio de Pedralbes y el retablo de la Virgen dels Consellers, de
Dalmau, para el Ayuntamiento de Barcelona.
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Por último, señalemos que el estilo mudéjar se manifiesta sobre todo en el reino de Aragón, pues son muchos
los musulmanes que permanecen allí tras la conquista e inexplicablemente no ocurre lo mismo en el muy islamizado
reino de Valencia. Sus dos características más señaladas son la decoración geométrica con ladrillo y azulejos
–la Seo de Zaragoza o las iglesias de Teruel son buenos ejemplos– y las torres cuadradas u octogonales –como
las de Calatayud, entre otras.
Actividades
17. ¿Qué ventajas diversas aprovecha el reino musulmán de Granada para subsistir hasta finales del siglo XV?
18. ¿Qué peculiaridades tiene la arquitectura nazarita, representada por la Alhambra?
19. ¿Con qué dos hechos se cierra el periodo de guerra civil en Navarra?
20. ¿En qué situación llegó la Peste Negra para producir una mortalidad tan elevada?
21. ¿Cuándo se originan en Castilla los enfrentamientos nobiliarios contra la monarquía y en época de qué monarcas
fueron más virulentos?
22. ¿Cuál es el eje más importante de la economía castellana y cuáles sus ciudades más relevantes?
23. ¿Cómo manifiestan su arte los musulmanes que viven en territorio cristiano?
24. ¿Qué enfrentamientos sociales se producen en la ciudad de Barcelona?
25. ¿Cómo es la arquitectura civil en Castilla y la Corona de Aragón durante el siglo XV, y qué finalidades tiene de
modo preferente?
Recuerda
ü Granada es el único reino musulmán que queda por conquistar a finales del siglo XIII. Sus reyes se mantendrán a
través de pactos con la monarquía castellana.
ü El reino nazarita sobresale por su riqueza económica y por sus manifestaciones artísticas y culturales, que deslumbran
a los reyes cristianos.
ü El siglo XIV es el de las crisis, económicas, sanitarias, demográficas y sociales. Los cambios climáticos provocan
malas cosechas, hambre y enfermedades. La epidemia de la Peste Negra agrava esta situación y hace disminuir
drásticamente la población. Los nobles se arruinan y tienen que compensar su situación abusando de los campesinos
o arrebatando tierras a los monarcas.
ü Pero también es el momento en que los monarcas reafirman su poder creando instituciones de carácter nacional,
con las que controlan y dirigen el Estado. El Consejo Real, la Audiencia o Chancillería, el Virrey, la Hacienda, el
Ejército, las Cortes y los representantes reales en los Municipios intentan llevar, de arriba a abajo, el poder y la
justicia real a todos sus territorios, e igual para todos.
ü Todos estos hechos, entre otros, explican que la reconquista se paralice y que no continúe hasta finales del siglo
XV, cuando se hayan solucionado los problemas.
ü En Castilla el origen del autoritarismo real parte del Ordenamiento de Alcalá de Alfonso XI, inspirado en el derecho
romano. El desarrollo de las instituciones le va dando poder al rey, y las Cortes pierden fuerza y atribuciones. Los
municipios quedan fiscalizados por un corregidor, delegado directo del monarca.
ü En la corona catalano-aragonesa, Pedro III concede al reino el Privilegio General, por el que el rey debe pedir
permiso a las Cortes para tomar ciertas decisiones importantes. El monarca tiene que jurar ante las Cortes que va
a respetar las leyes del reino, antes de ser coronado. Cuando se disuelven las Cortes queda la Diputación General
que controla las relaciones del reino con el monarca.
ü Las reacciones al poder real son continuas, de carácter rural en Castilla, y rurales y urbanas en Aragón. En
ambos reinos provocan guerras civiles, que serán atajadas a finales del siglo por Isabel I y Fernando II, los Reyes
Católicos.
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