Desiertos
Desiertos
Desiertos
Bajas precipitaciones y clima seco. Los desiertos son zonas que reciben muy pocas
precipitaciones, porque son regiones en las que no se forman nubes. Para que un
territorio sea desértico debe recibir menos de 250 mm de lluvia al año, y las bajas
precipitaciones traen consecuencias como la aridez del suelo y una escasa presencia
de organismos vivos. Las lluvias que puede recibir un desierto suelen ser esporádicas
y abundantes, lo que lleva a la erosión del terreno por falta de vegetación que absorba
el agua.
Suelo árido. La falta de precipitaciones produce suelos con aridez y secos. Estos
suelos son pobres en nutrientes y suelen estar formados por arena o piedra. En el
caso de los desiertos polares, el suelo está cubierto por una gran capa de hielo.
Temperaturas extremas. En el desierto las temperaturas son extremas, tanto frías
como cálidas (según el caso). En los desiertos polares las temperaturas suelen estar
por debajo de los 0 °C y en los cálidos superan los 40 °C y la radiación solar es muy
fuerte. En la mayoría de los desiertos existe una gran amplitud térmica entre el día y la
noche.
Baja presencia de flora y fauna. La falta de precipitaciones y de nutrientes en el
suelo son algunas de las causas que dificultan el crecimiento y el desarrollo de
organismos vivos en el desierto. La mayoría de las especies que habitan el desierto se
valen de mecanismos para atesorar agua o para refugiarse de las temperaturas
extremas.
Terrenos erosionados y con bajos nutrientes. Los vientos en las zonas desérticas
suelen ser fuertes y constantes, lo que produce una erosión del suelo producto de la
falta de vegetación. Además, la erosión, junto con el bajo nivel de precipitaciones,
provoca una merma en los nutrientes del suelo que impide el crecimiento constante o
variado de organismos vegetales.
Tipos de desiertos
Los principales tipos de desiertos son:
Desiertos tropicales. Son aquellos desiertos que están situados cerca del ecuador o
de los trópicos. Se caracterizan por sus altas temperaturas, su gran amplitud térmica
durante el día y la noche y por tener bajos niveles de precipitación y de humedad. Un
ejemplo de este tipo de desierto es el desierto del Sahara, en el norte de África.
Desiertos polares. Son aquellos desiertos que presentan temperaturas frías muy
intensas, son muy secos, tienen una baja radiación solar y un bajo nivel anual de
precipitaciones. Debido a su clima hostil, existen pocas especies de organismos que
habitan en este tipo de bioma. El círculo polar ártico y el antártico son zonas del
planeta con desierto polar.
Desiertos costeros. Son aquellos desiertos que están en líneas costeras y cerca de
los trópicos de Cáncer y de Capricornio. A pesar de estar cerca del agua, son zonas
áridas y con muy bajas precipitaciones porque, por acción de los vientos, la lluvia cae
en el mar y la humedad no llega a la costa. Un ejemplo de este tipo de desierto es el
desierto de Atacama en Chile.
Desiertos semiáridos. Son aquellos desiertos con poca humedad, pero que reciben
más precipitaciones que los desiertos tropicales. Se caracterizan por tener veranos
secos y calurosos e inviernos fríos con pocas precipitaciones. Un ejemplo de este tipo
de desierto es el desierto del Ryn en Rusia.