Derecho Civil Contratos Civiles

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Derecho Civil Contratos Civiles

Derecho Civil IV (Contratos) (Universidad de Guanajuato)

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DERECHO CIVIL IV.


CONTRATOS CIVILES.

I.- INTRODUCCIÓN.

1.1.- Definición de contrato.

El artículo 1280 del Código Civil para el Estado de Guanajuato establece el concepto del contrato.

Relacionando el contenido de este artículo con el 1279 del mismo ordenamiento legal, tenemos
que el género es el convenio, mientras que la especie es el contrato. Todo contrato es un convenio,
pero no todo convenio es un contrato.

Art. 1279. Convenio es el acuerdo de dos o más personas para crear, transferir, modificar o
extinguir obligaciones.

Art. 1280. Los convenios que producen o transfieren las obligaciones y derechos toman el nombre
de contratos.

Se debe diferenciar el contrato del convenio, ya que el convenio también es un acuerdo


entre dos o más personas, entre dos o más voluntades, pero implica un rango más alto, ya
que no solo es para producir o transferir derechos y obligaciones, sino que también para
crearlas o modificarlas. Podemos decir que el convenio es el género y el contrato es la
especie.
Contrato es un acuerdo legal de voluntades que no se puede romper.

2.2.- Elementos de los contratos.

“Art. 1281. Para la existencia del contrato se requiere:


I. Consentimiento;
II. Objeto que pueda ser materia del contrato”.

El Consentimiento.
Es el acuerdo de dos o más voluntades destinadas a producir consecuencias o fines de interés legal
en la celebración de cualquier convenio o contrato. Consentimiento de deriva de la palabra en latín
“consensus” que supone la presencia de dos distintas declaraciones de voluntad que son
precisamente las partes del contrato.

El consentimiento, de acuerdo a lo establecido por el artículo 1291 del Código Civil para el Estado
de Guanajuato se clasifica legalmente en:

Expreso. - Cuando se manifiesta verbalmente, por escrito, por medios electrónicos, ópticos o por
cualquier otra tecnología o por signos inequívocos.

Ejemplos: La firma de un contrato de compraventa o su ratificación.

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- La respuesta afirmativa ante la pregunta de si consiente a que sus datos sean tratados, una
vez explicada la finalidad para la que serán recogidos.
- PROPIO: Una persona vende un objeto a otra persona, una persona la ofrece y la otra
persona asiente de manera oral con un “sí, la compro”. O cuando compras por internet,
agregas el objeto al carrito y lo paga, celebrándose así

Tácito. - Resulta de hechos o de actos que lo presupongan o que autoricen a presumirlo, excepto
en los casos en que por ley por convenio la voluntad debe manifestarse expresamente.

Ejemplos: los cargos no reconocidos en las cuentas bancarias.


PROPIO: Tengo una tarjeta bancaria y puedo ver los movimientos monetarios por medio de
una aplicación móvil, si en una ocasión llega una notificación de una transacción que no
realice, si no la reporto estaría aceptando tácitamente que fue realizada con mi
consentimiento

Elementos del consentimiento.

Oferta o Policitación. - Es una manifestación unilateral de la voluntad de carácter receptivo


mediante la cual se manifiesta el deseo de celebración de un contrato cuyas características
establece y se hace a persona determinada o indeterminada en forma expresa o tácita.

Características de la oferta:

a). - La naturaleza jurídica de la policitación que trae consigo el deber jurídico de mantener la
oferta por el tiempo necesario dependiendo si se trata de contrato entre presentes o ausentes.

Ejemplos: El artículo 1292 del Código Civil para el Estado de Guanajuato menciona el plazo para
aceptar una oferta, el 1293 nos dice que si se hace una oferta a una persona presente y ésta no
acepta inmediatamente el ofertante queda desligado de la aceptación, inclusive si la oferta se hace
por teléfono o cualquier medio electrónico u óptico. El artículo 1294 da tres días cuando la oferta
se hace a un ausente, a partir de que éste reciba la oferta, además del tiempo necesario para que
el correo público o de lo que lo sustituya en razón de la distancia y de las comunicaciones.

b). - Es de carácter receptivo porque se dirige a una persona que la debe recibir y completar para
integrar el consentimiento.

La oferta es una voluntad negociable. Es una propuesta de celebrar un negocio jurídico lo que
significa que tiene el propósito de engendrar derechos y obligaciones.

c) Para que exista la oferta debe contener los elementos característicos del contrato que se
pretende celebrar.

d) La oferta pueda hacerse en forma expresa, o en forma tácita.

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Cabe destacar que el silencio no es una forma de manifestación de la voluntad, si por ende puede
inferirse del mismo una propuesta o aceptación de contrato.

e) La publicación debe ser seria, esto es que de verdad tenga intenciones de contratar, una oferta
que no tenga publicidad exagerada o que contenga una prestación más allá de lo que lógicamente
pueda valer el bien que se pretende ofertar.

Aceptación. - Una manifestación unilateral de la voluntad que se realiza frente a una persona
determinada que se hace en forma expresa o tácita, en la cual se hace o se da a conocer la
contraparte a la persona que oferta la aceptación de la oferta que se le hizo.

El Objeto de los Contratos.

El artículo 1312 del Código Civil para el Estado de Guanajuato nos da la pauta para saber qué
puede conformar el objeto del contrato:

I. La cosa que el obligado debe dar


II. El hecho que el obligado debe hacer o no hacer.

“obligación”, la cual puede consistir en un dar, un hacer o un no hacer; “ligarse a causa de”

De ahí que la doctrina técnicamente distinga dos tipos de objeto de los contratos:

El Objeto Inmediato de los Contratos. - Es la operación o el acto que se celebra en sí mismo, es


decir, la creación o transmisión de derechos y obligaciones. Por ejemplo: el acto de celebración de
una compraventa, de un arrendamiento, etc.

El Objeto Mediato de los Contratos. - Consiste en el dar, hacer o no hacer acordado en el contrato
a cargo del deudor.

Características. –

EL OBJETO – COSA. - Las cosas objeto del contrato deben ser física o legalmente posibles, deben
existir a futuro, ser determinadas o determinables en cuanto a su especie o calidad y estar dentro
del comercio. (Artículo 1313 del Código Civil para el Estado de Guanajuato)

EL OBJETO – HECHO. - Los hechos objeto de los contratos deben ser posibles y además lícitos.
(Artículo 1315 del Código Civil para el Estado de Guanajuato).

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ELEMENTOS DE VALIDEZ DE LOS CONTRATOS.

a) Capacidad de las partes.


b) Ausencia de vicios del consentimiento.
c) Licitud en el objeto, motivo o fin.
d) Manifestación del consentimiento en la forma establecida por la Ley.

“Artículo 1282. El contrato puede ser invalidado:


I. Por incapacidad legal de las partes o de una de ellas;
II. Por vicios del consentimiento;
III. Porque su objeto, motivo o fin sea ilícito;
IV. Porque el consentimiento no se haya manifestado en la forma que la ley establece”.

LA CAPACIDAD. - Es la aptitud para ser sujeto de derechos y obligaciones.

TIPOS DE CAPACIDAD:

1.- CAPACIDAD DE GOCE. - Es la aptitud de ser sujeto de derechos.


¿Quién puede ser sujeto de derechos y contar con capacidad de goce? De entrada, hay que
remitirnos a los artículos 20 y 21 del Código Civil para el Estado de Guanajuato, primero ver el
artículo 21 que enuncia:
Art. 21. La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se extingue
por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección
de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente Código.
Ahora hay que preguntarnos ¿Cuál es entonces el momento de la concepción? ¿La existencia de un
feto o el nacimiento en los términos del artículo 20 del Código Civil?
Art. 20. Son personas físicas los individuos de la especie humana, desde que nacen hasta que
mueren. Se reputa nacido el feto que, desprendido enteramente del seno materno, vive
veinticuatro horas o es presentado vivo al Registro Civil.
¿Entonces qué sucede? Pues que efectivamente el producto sin nacer puede ser sujeto de
derechos, tal y como hay ejemplos al momento de elaborar un testamento o una donación.

2.- CAPACIDAD DE EJERCICIO. - Es la aptitud para disponer de derechos y contraer obligaciones.


Su sustento está en el artículo 23 del Código Civil, que enuncia:
Art. 23. El mayor de edad tiene capacidad jurídica para disponer libremente de su persona y de sus
bienes, con las limitaciones que establece la ley.
La capacidad es la regla y la incapacidad es la excepción. Nuestro Código Civil al respecto
establece:
Artículo 1286.- Son hábiles para contratar todas las personas no exceptuadas por la ley.
Sujetos Incapaces: Determinados por el artículo 503 del Código Civil para el Estado de Guanajuato.
Artículo 503.- Tienen incapacidad natural y legal:
I.- Los menores de edad;
II.- Los mayores de edad privados de inteligencia por locura, idiotismo o imbecilidad, aun cuando
tengan intervalos lúcidos;
III.- Los sordomudos que no sepan leer, ni escribir; y,

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IV.- Los ebrios consuetudinarios, y los que habitualmente hacen uso inmoderado de drogas o
enervantes.

AUSENCIA DE VICIOS DEL CONSENTIMIENTO.


Vamos a concentrarnos en estos cuatro ya que son los que están contemplados
directamente por el Código Civil para el Estado de Guanajuato.

1.- ERROR.
2.- DOLO.
3.- MALA FE.
4.- VIOLENCIA.

EL ERROR.
Es un concepto falso de la realidad, es una creencia no conforme con la verdad.
El Código Civil para el Estado de Guanajuato sólo reconoce tres tipos de error en los artículos 1301
(error de Derecho y de hecho) y 1302 (error de cálculo):
1.- Error de Derecho. La equivocación recae sobre la existencia jurídica, alcance o interpretación de
las normas jurídicas. Ejemplo. Si alguien quiere rentar una casa y se le hace firmar un contrato de
compraventa a plazos. No causa nulidad, pero sí invalidez del contrato.

2.- Error de hecho. La equivocación se refiere a circunstancias de hechos fácticas que impiden la
realización del contrato. Ejemplo: en el contrato de transporte, si creo que nevó en la carretera
México-Cuernavaca, sin ser cierto se recurre a un error de hecho. (Con lo que impide la realización
del contrato de transporte). Este tipo de error puede ocasionar la invalidez del contrato cuando
ocurren estos dos supuestos:

1.- QUE RECAIGA SOBRE EL MOTIVO DETERMINANTE DE LA VOLUNTAD DE CUALQUIERA DE LOS


QUE CONTRATAN. - Es decir el error sobre el móvil decisivo es que anula el contrato, si el error es
sobre los motivos secundarios es indiferente.

2.-QUE EL MOTIVO HAYA TRASCENDIDO EXTERIORMENTE. - Es indispensable que exista una firme
evidencia objetiva indicando cual fue el móvil principal para obrar y por el que haya decidido la
celebración del contrato.

3.- Error de cálculo. Es un error numérico en la estimación de lo que es sujeto a contratarse. Este
error sólo da lugar a su rectificación. Ejemplo: una empresa necesita comprar 1000 cajas y en el
contrato por un error de dedo sólo se estipula la compra de 100.

EL DOLO.
El artículo 1303 del Código Civil define al dolo como cualquier sugestión o artificio que se emplea
para inducir al error o mantener en él a alguno de los contratantes.
Produce la nulidad del contrato si es causa determinante de la celebración de dicho acto jurídico,
ya sea que provenga de una de los contratantes o de un tercero, de acuerdo a lo establecido por el
artículo 1304 del Código Civil para el Estado de Guanajuato.

Tipos de dolo.
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Si bien es cierto que el Código Civil no contempla ninguna clasificación del dolo como vicio del
consentimiento, en realidad la clasificación doctrinaria resulta determinante para saber cuándo
realmente influye de manera negativa al momento de celebrar un contrato y sea afecto de nulidad,
de acuerdo con la siguiente clasificación:
DOLO INCIDENTAL. - Es aquel que no recae sobre la causa determinante para la realización del
acto: no produce nulidad.
DOLO PRINCIPAL. - Es aquel que es determinante para la realización y ejecución del acto. Produce
nulidad.
DOLO BUENO (DOLUS BONUS). - Consiste en exageraciones evidentes que a modo de propaganda
se efectúan para la recomendación de algún objeto o servicio. La ponderación excesiva no entraña
engaño.
DOLO RECIPROCO. - Cuando ambas partes proceden con dolo, ninguna de ellas puede alegar
NULIDAD del acto o reclamarse indemnizaciones. Cuando ambas partes actúan con dolo ninguno
merece la protección de la ley. Supuesto contemplado por el artículo 1304 del Código Civil para el
Estado de Guanajuato.
Por lo tanto, tenemos que, con el dolo incidental, el dolo bueno y el dolo recíproco no se considera
viciada la voluntad.

LA MALA FE.
El artículo 1303 del Código Civil para el Estado de Guanajuato define a la mala fe como la
disimulación del error de uno de los contratantes, una vez conocido.
Es la actitud básica del contratante que, habiendo advertido del error en que se encuentra la otra
parte se abstiene de alertarlo sobre dicho error, lo disimula y se aprovecha de él.
De la misma manera que el dolo, la mala fe produce la nulidad del contrato si es causa
determinante de la celebración de dicho acto jurídico, ya sea que provenga de una de los
contratantes o de un tercero, que tenga conocimiento de la misma, de acuerdo a lo establecido por
el artículo 1304 del Código Civil para el Estado de Guanajuato.
La diferencia del dolo con la mala fe estriba en su manera de hacerse presente al momento de
influir en la voluntad de uno de los contratantes: mientras que el dolo es activo al utilizar
sugestiones o artificios para inducir o mantenerse a otro en error, la mala fe es pasiva, pues es el
abstenerse de alentar a quien padece el error.
Basta comprobarse que la celebración del contrato fue provocada por dolo o mala fe para producir
su nulidad.
¿El dolo y la mala fe realmente son vicios del consentimiento?
Algunos autores doctrinarios hacen hincapié en que el dolo y la mala fe no son en realidad vicios
del consentimiento, sino un medio de mantener o provocar el error, argumentando que en
realidad del único vicio real y auténtico es el error, considerando que el dolo y la mala fe sólo son
conductas que la ley las considera ilícitas.
Consideran que para que el dolo y la mala fe puedan ser vicios del consentimiento, tienen que ser
verdaderamente el motivo determinante que llevó al otro contratante a celebrar el contrato.

La Violencia.
Si bien el Código Civil para el Estado de Guanajuato no nos dice propiamente qué entender por
violencia, sí nos específica en qué supuestos es aplicable para ser considerada como un vicio del
consentimiento, de acuerdo a lo enunciado por el artículo 1307 de dicho ordenamiento, el cual
enuncia:

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“Art. 1307. Hay violencia cuando se emplea fuerza física o amenazas que importen peligro de
perder la vida, la honra, la libertad, la salud o una parte considerable de los bienes del contratante,
de su cónyuge, de sus ascendientes, de sus descendientes, de sus parientes colaterales dentro del
segundo grado o de cualquier otra persona con la cual se encuentre unido el contratante por
íntimos y estrechos lazos de afecto.”
Del análisis de este vicio de la voluntad y los ejemplos proporcionados por el artículo antes citado,
se desprende que no sólo puede haber violencia ejercida a través de la fuerza física, sino también a
través de palabras que conformen amenazas, entrañando la posibilidad de causar daños más allá
de los corporales hacia una parte del contrato o a algún familiar o ser querido, sino también a
otros elementos considerados importantes para las personas, como su honra o su patrimonio.
La presencia de este vicio de la voluntad acarrea la nulidad del contrato, tal y como lo enuncia el
artículo 1306 del Código Civil para el Estado de Guanajuato:
“Art. 1306. Es nulo el contrato celebrado por violencia, ya provenga ésta de alguno de los
contratantes, ya de un tercero, interesado o no en el contrato.”
Del contenido de este artículo, es necesario hacer notar que la violencia puede provenir no
solamente de una de las partes del contrato, sino que también de algún tercero, sin importar que
tenga interés o no en el mismo.

Disposiciones especiales respecto al error, el dolo y la violencia en el Código Civil para el


Estado de Guanajuato.

“Art. 1310. No es lícito renunciar para lo futuro la nulidad que resulte del dolo, de la violencia o del
error.

El contenido de este artículo nos refiere a la imposibilidad de renunciar a este tipo de vicios del
consentimiento y cualquier tipo de cláusula de este tipo contenida en los contratos debe tenerse
por no puesta.”

“Art. 1311. Si habiendo cesado la violencia o siendo conocido el dolo o el error, el que sufrió la
violencia o padeció el engaño o incurrió en el error, ratifica el contrato, no puede en lo sucesivo
reclamar por tales vicios.”

Este artículo se refiere a las ratificaciones realizadas ante fedatario público, ya sea un corredor
público, fedatarios especializados en materia mercantil; o bien, ante un notario público, situación
que es la más común. Suele suceder más que nada con los contratos hechos por las propias partes
sin la asesoría de un profesional del Derecho, pues a veces el promitente vendedor acuerda con el
promitente comprador la operación de venta de algún inmueble o de algún bien mueble, sin que
este último conozca la situación real del objeto materia del contrato del todo y este tipo de
cláusulas suelen ser muy comunes en los formatos en los que se basan para realizarlos. Es deber
de nosotros como profesionales del Derecho y también de los fedatarios públicos hacer notar esta
situación a las partes y en su momento corregirla.

La Lesión.
Pese a no estar comprendida dentro de la sección relativa a los vicios del consentimiento dentro
del Código Civil para el Estado de Guanajuato, también se considera como tal a la lesión, la cual se
encuentra comprendida en el texto del Artículo 1734 de dicho ordenamiento legal:

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“ARTÍCULO 1734.- Cuando alguno, explotando la suma ignorancia, notoria inexperiencia o extrema
miseria de otro, obtiene un lucro excesivo que sea evidentemente desproporcionado a lo que él
por su parte se obliga, el perjudicado tiene derecho a pedir la nulidad del contrato, y de ser esto
imposible, la reducción equitativa de su obligación. También hay lesión en los contratos
conmutativos cuando alguna de las partes da dos tantos más del valor de la contraprestación
correspondiente.

La lesión puede renunciarse salvo el caso de que la desproporción entre la prestación de una de las
partes y la de la otra dependiere del estado de necesidad, inexperiencia o suma ignorancia de una
de ellas, de la que se haya aprovechado la otra parte para obtener ventaja. La acción para invocar
la existencia de la lesión en los casos citados en este precepto se extingue por el transcurso de dos
años.”

De lo aquí mencionado, podemos obtener una definición en un sentido amplio de lo que es la


lesión: es un perjuicio que en un contrato conmutativo experimenta una parte que recibe una
prestación muy inferior a lo que ella a su vez proporciona a la otra parte, tal y como vemos referido
en el primer párrafo del artículo 1734, dos tantos más del valor de la contraprestación
correspondiente.

-LA LICITUD EN EL OBJETO, MOTIVO O FIN.


Todo contrato debe tener un OBJETO LICITO, porque para que el contrato sea válido, es
indispensable, que tanto a lo que se obligue el deudor, como el porqué de su proceder sean lícitos,
es decir que no contravengan a lo dispuesto por ley.
Al respecto nuestro Código Civil, a contrario sensu, nos dice que es la ilicitud y señala en el Artículo
1318.- Es ilícito el hecho que es contrario a las leyes de orden público o a las buenas costumbres.
Se entiende por NORMAS DE ORDEN PÚBLICO aquellas que tutelan intereses colectivos. Algunos
tratadistas dicen que son de orden público, las normas imperativas o prohibitivas, esto
dependiendo de si afecta o no los intereses de orden público. Es por ello que para hablar de que
exista ilicitud en los contratos deben ser violadas normas de orden público.
Por BUENAS COSTUMBRES se entienden como un hecho o práctica que es adoptada por una
colectividad (comunidad, sociedad, etc.) y se realice en forma reiterada y que el sentimiento de esa
colectividad se considere como buena, obligatoria, por estar de acuerdo con los valores culturales
de ese grupo y conforme al cual se regulan los valores del mismo.

LA FORMA.
Como un concepto que nos puede ayudar a entender la validez de los contratos, se puede
entender a la forma como la manera en que se manifiestan exteriormente los contratos.
Bejarano nos dice que la forma es el conjunto de elementos sensibles que envuelven a la expresión
de voluntad. Es por ello que todo contrato tiene necesariamente una forma.
Procedemos a enfocarnos en el último de los elementos de validez:

-LA MANIFESTACIÓN DEL CONSENTIMIENTO EN LA FORMA QUE LA LEY ESTABLECE.


Lo enuncia el Código Civil para el Estado de Guanajuato en la fracción IV del artículo 1282:

“Art. 1282. El contrato puede ser invalidado:


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IV.- Porque el consentimiento no se haya manifestado en la forma que la Ley establece.”


En relación a este artículo, conviene realizar un estudio sistemático del Código Civil para el Estado
de Guanajuato para poder tener una vista general de los dispositivos que integran y perfeccionan
esta manifestación del consentimiento, pues no sólo basta especificar que hay que manifestar el
consentimiento, sino que también hay que especificar el contenido de la forma mediante la cual se
realiza.
También es de hacerse notar que, en el Código Civil, a pesar de la generalización que suele hacerse
de la forma de los contratos, en varias ocasiones refiere a ésta de acuerdo a los casos
expresamente designados por la Ley. Un ejemplo de esto es la compraventa de bienes inmuebles,
cuya forma está expresamente referida en el Código Civil a que debe hacerse mediante escritura
pública, de acuerdo con el artículo 1815.

Al respecto tenemos los siguientes artículos que enuncian:


1.-Artículo 1283.- Los contratos se perfeccionan y surten efectos entre las partes por el mero
consentimiento; excepto aquéllos que deben revestir una forma establecida por la ley.
Desde que se perfeccionan, obligan a los contratantes no sólo al cumplimiento de lo expresamente
pactado, sino también a las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la equidad,
a la buena fe, a la costumbre, al uso o a la ley.

2.-Artículo 1319.- En los contratos civiles cada uno se obliga a la manera y términos que aparezca
que quiso obligarse, sin que para la validez del contrato requieran formalidades determinadas,
fuera de los casos expresamente designados por la ley.

3.-Artículo 1320.- Cuando la ley exija determinada forma para un contrato, mientras éste no revista
esa forma no será válido salvo disposición legal en contrario, pero cualquiera de los otorgantes
puede exigir que se dé el contrato la forma legal.
Este artículo es el fundamento de la denominada acción pro forma, que pueden ejercitarse en la
vía ordinaria civil, por ejemplo, el otorgamiento de escritura pública ante la celebración de un
contrato privado de compraventa.

4.- Art. 1321. Cuando se exija la forma escrita para el contrato, los documentos relativos deben ser
firmados por todas las personas a las cuales se imponga esa obligación.

Si alguna de ellas no puede o no sabe firmar, lo hará otra a su ruego y en el documento se


imprimirá la huella digital del interesado que no firmó.
Este supuesto suele suceder en la práctica notarial y judicial, en la práctica notarial suelen tomarse
los datos de la persona que firma a ruego de la persona que estampó su huella digital, en la
práctica judicial, suele llamarse a ratificar cada escrito presentado por quien estampó su huella,
junto con la persona que acude a firmar a su ruego.

5.- Art. 1321-A. Los supuestos previstos por el artículo anterior se tendrán por cumplidos mediante
la utilización de medios electrónicos, ópticos o de cualquier otra tecnología, siempre que la
información generada o comunicada en forma íntegra, a través de dichos medios sea atribuible a
las personas obligadas y accesibles para su ulterior consulta.
En los casos en que la ley establezca como requisito que un acto jurídico deba otorgarse en
instrumento ante fedatario público, éste y las partes obligadas podrán generar, enviar, recibir,
archivar o comunicar la información que contenga los términos exactos en que las partes han
decidido obligarse, mediante la utilización de medios electrónicos, ópticos o de cualquier otra

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tecnología, en cuyo caso el fedatario público, deberá hacer constar en el propio instrumento los
elementos a través de los cuales se atribuye dicha información a las partes y conservar bajo su
resguardo una versión íntegra de la misma para su ulterior consulta, otorgando dicho instrumento
de conformidad con la legislación aplicable que lo rige.

CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS.

-CONTRATOS UNILATERALES Y BILATERALES.

Contratos unilaterales.

El contrato unilateral es aquel que solamente engendra obligaciones respecto de uno de los
contratantes.

Se encuentra contemplado por el artículo 1322 del Código Civil para el Estado de Guanajuato, el
cual enuncia:

“Art. 1322. El contrato es unilateral cuando una sola de las partes se obliga hacia la otra sin que
ésta le quede obligada.”

En el contrato unilateral notamos que solamente una de las partes se obliga, el contrato no
engendra obligaciones para la otra parte, sino sólo para una de ellas.

No confundir el contrato unilateral con el acto unilateral, pues mientras el contrato unilateral,
como todo contrato, es siempre la obra de dos voluntades, en la cual sólo una parte reporta
obligaciones y la otra parte recibe un derecho de crédito; en el acto unilateral sólo se manifiesta
una sola voluntad, por ejemplo, la remisión de la deuda, tenemos la figura de un remitente que
siendo acreedora de otra persona, decide renunciar a su derecho, liberando del pago a la persona
deudora. No necesitó de la manifestación de la voluntad del deudor para concretar la remisión de
la deuda.

Como ejemplos de contratos unilaterales tenemos a la donación pura y simple, en el que una
persona se obliga a entregar la propiedad de un bien o derecho sin recibir nada en
contraprestación. En todos estos contratos existe sólo un deudor, el cual queda obligado a la
restitución de la cosa que se les ha entregado.

Contratos bilaterales.

El contrato bilateral es aquel que produce obligaciones recíprocas entre las partes.

En él, todos los contratantes tienen un doble carácter: al mismo tiempo son acreedores y
deudores.

Lo contempla el artículo 1323 del Código Civil para el Estado de Guanajuato:

“Art. 1323. El contrato es bilateral cuando las partes se obligan recíprocamente.”

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Ejemplos de este tipo de contratos son la compraventa, el arrendamiento, el contrato de


prestación de servicios profesionales o la permuta.

Si nos ponemos a analizar este contrato, podremos percibir que los contratantes tienen derechos y
obligaciones recíprocos entre ellos. Poniendo como ejemplo que una persona venda una casa a
otra, la parte vendedora tiene el derecho de recibir un precio cierto acordado con la parte
compradora, pero a su vez tiene la obligación de transmitir la propiedad del inmueble. Y viceversa,
quien compra tiene el derecho de que se le transmita la propiedad del inmueble y a su vez tiene la
obligación de cubrir en su totalidad el precio pactado.

-CONTRATOS ONEROSOS Y GRATUITOS.

Ambos contratos se encuentran contenidos en el Artículo 1324 del Código Civil para el Estado de
Guanajuato, el cual enuncia:

“Art. 1324. Es contrato oneroso aquel en que se estipulan provechos y gravámenes recíprocos; y
gratuito aquél en que el provecho es solamente de una de las partes.”

Contratos onerosos.

Planiol plantea que en el contrato oneroso cada uno de los contratantes promete algo, o da algo a
cambio de otra promesa o de otra cosa que recibe. Es decir, existe una reciprocidad en cuanto a los
provechos, las ventajas y también en cuanto a las cargas o gravámenes.

Analizando un poco la definición legal de los contratos onerosos, parecería que se refiere
solamente a los contratos bilaterales y por regla general suele ser así, sin embargo hay sus
excepciones, por ejemplo, el mutuo simple sin interés (el préstamo), es un contrato en el que el
mutuante o prestamista se obliga a transferir la propiedad de una suma de dinero o de otras cosas
fungibles al mutuatario, quien se obliga a devolver otro tanto de la misma especie y calidad. Al no
haber cobro de intereses en este supuesto, el contrato pasa a ser gratuito porque sólo el mutuante
o prestamista es el que soporta la carga, mientras que el mutuatario recibe un beneficio, una
ventaja, recibe el dinero o el bien objeto del contrato, sin ningún interés económico por parte del
mutuante o prestamista, para que lo disfrute, para que consuma esa cosa sin recibir ningún
beneficio, puesto que a lo único que tiene derecho es que al vencimiento del contrato se le
restituya otro tanto de la misma especie y calidad.

Contratos gratuitos.

Los contratos gratuitos son aquellos actos que implican una prestación por mera liberalidad, sin
esperar recibir nada a cambio.

De acuerdo al jurista francés Louis Josserand, la liberalidad implícita debe existir desde dos puntos
de vista: uno psicológico y otro económico.

El punto de vista psicológico se refiere a la voluntad, a lo que denomina como el animus donandi.

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El punto de vista económico se refiere a que esa intención tome cuerpo en la economía del acto.

Ejemplos de contratos gratuitos:

- Donación.
- Comodato.
- Mutuo sin intereses.
- Mandato gratuito.

¿Puede haber contratos que sean mixtos? Es decir, ¿Qué sean parte gratuitos y parte onerosos?

Por lo general son casos raros y complejos, pero es posible que existan. Por ejemplo, una donación
onerosa. ¿Pero es posible una donación onerosa? De entrada parece que la conjunción de estas
palabras es contradictoria dentro de una afirmación en este sentido, pero puede darse el caso de
que en un contrato de donación se impongan determinadas cargas al donatario, es decir, a la
persona que recibe la donación. Por ejemplo: una persona dona un bien inmueble una casa que
vale $70,000.00 pesos, pero ese inmueble está gravado con una hipoteca de $20,000.00 y se
estipula en la donación que el donatario se compromete a pagar ese gravamen hipotecario. ¿Qué
hay en el fondo? Se puede señalar que en ese contrato hay una parte onerosa y una parte gratuita.
¿Hay donación? Sí, pero ésta únicamente se refiere al valor libre de la donación. Pero al mismo
tiempo el donatario está soportando una carga: la de pagar $20,000.00 al acreedor hipotecario.

Son casos raros y complejos, pero pueden darse de manera excepcional. La donación onerosa se
encuentra contemplada por nuestro Código Civil en los artículos 1829, 1831 y 1832 del Código Civil
para el Estado de Guanajuato.

Art. 1829. La donación puede ser pura, condicional, onerosa o remuneratoria.

Art. 1831. Es onerosa la donación que se hace imponiendo algunos gravámenes, y remuneratoria
la que se hace en atención a servicios recibidos por el donante y que éste no tenga obligación de
pagar.

Art. 1832. Cuando la donación sea onerosa, sólo se considera donado el exceso que hubiere en el
precio de la cosa, deducidas de él las cargas.

-CONTRATOS CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS.

Ambos contratos se encuentran definidos y contemplados por el artículo 1325 del Código Civil para
el Estado de Guanajuato:

“Art. 1325. El contrato oneroso es conmutativo cuando las prestaciones que se deben las partes
son ciertas desde que se celebra el contrato, de tal suerte que ellas pueden apreciar
inmediatamente el beneficio o la pérdida que les cause éste. Es aleatorio, cuando la prestación
debida depende de un acontecimiento incierto que hace que no sea posible la evaluación de la
ganancia o pérdida, sino hasta que ese acontecimiento se realice.”

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Del contenido de este artículo podemos analizar que el mismo código subdivide a los contratos
onerosos en estas variantes, por lo que no hay manera de que existan contratos gratuitos dentro
de esta sub-clasificación.

Los contratos conmutativos, entonces, podemos decir que son aquellos en que las prestaciones
que se deben las partes son ciertas desde que se celebra en contrato, de tal suerte que ellas
pueden apreciar inmediatamente el beneficio o la pérdida por causa de su celebración.

En pocas palabras, en este tipo de contratos las partes conocen lo que ganarán o perderán en caso
de que así lo convengan, pero no sólo se limita a un concepto de ganancia o pérdida de carácter
económico, sino que puede afectar a otras esferas de su patrimonio e incluir otro tipo de bienes.

Consideraciones especiales respecto a los contratos conmutativos en el Código Civil de


Guanajuato:

1.- El enajenante está obligado al saneamiento por defectos ocultos de la cosa enajenada que
impida su correcto uso o que disminuyan su uso de tal forma, que de haberlo conocido el
adquiriente no lo hubiera comprado o habría pagado menos por ella. (Artículo 1634)

2.- Contempla la nulidad por concepto de lesión, estableciendo que existe cuando alguna de las
partes da dos tantos más del valor de la contraprestación correspondiente (Artículo 1734).

Ejemplos de contratos conmutativos: compraventa, arrendamiento, donación, mutuo, comodato.

Los contratos aleatorios se dan cuando la prestación debida depende de un acontecimiento


incierto que hace que no sea posible la evaluación de la ganancia o pérdida, sino hasta que ese
acontecimiento se realice.

De lo que nos dice el Código Civil para el Estado de Guanajuato, podemos concluir que en el
contrato aleatorio hay una indeterminación en el momento de la celebración, esa indeterminación
siempre es del carácter ganancioso o perdidoso de los contratantes. No sabemos, al celebrar el
contrato, quién va a ganar o quién va a perder. A veces no solamente ignoramos esto, sino también
la cantidad de ganancia o pérdida. ¿Por qué es indeterminado esto? Porque depende de un
acontecimiento incierto, que puede ser de tres clases:

1.- Condición (acontecimiento a futuro e incierto). Por ejemplo, en una apuesta deportiva, puede
apostarse a un determinado resultado o a alguna determinada acción durante el evento, que no
sabemos si sucederá.

2.- Plazo, siempre que éste sea incierto; entonces el acontecimiento sería de realización cierta,
pero incierto sería el momento de su realización. En esto se distingue el plazo de la condición.
Ejemplo: en un contrato de juego de azar, como el bingo o lotería numérica, alguien en algún
momento obtendrá la combinación ganadora, no sabemos si en diez o quince minutos o más
tiempo, incluso no sabemos quién ganará.

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3.- El acontecimiento incierto incluso puede consistir en un acontecimiento pasado, que se supone
desconocido de los contratantes o de uno de ellos. Ejemplo, dos personas discuten sobre quién
hizo el primer viaje por mar alrededor del mundo, acordando apostar una comida para ser pagada
por quien no tenga la razón, y cuando verifican la información, el que tuvo la razón exige el
cumplimiento de lo apostado. Se refiere a un acuerdo sobre un hecho que ocurrió en el pasado,
cuyo desconocimiento en un momento determinado y su posterior verificación realizaron la
condición para que el acuerdo de voluntades surtiera efectos por completo.

Ejemplos de contratos aleatorios: contratos de apuestas, juegos de azar, ventas de esperanza,


adquisición de acciones.

-CONTRATOS INSTANTÁNEOS Y DE TRACTO SUCESIVO.

El Código Civil para el Estado de Guanajuato solamente nos enuncia a los contratos de tracto
sucesivo, denominándolos como de ejecución continuada.

Art. 1326. El contrato de ejecución continuada es aquél cuya vigencia tiene una cierta duración, de
tal manera que ambas partes o una de ellas van cumpliendo sus obligaciones o ejercitando sus
derechos a través de cierto tiempo.

Podemos decir entonces que los contratos de tracto sucesivo son aquellos en que las prestaciones
de las partes, o por lo menos la de una de ellas se van ejecutando momento a momento, durante
todo el tiempo de vigencia del contrato.

Un ejemplo de este tipo de contratos es el de arrendamiento: el arrendador da en arrendamiento


un bien inmueble por el plazo de un año. ¿Cuándo podemos decir que ese arrendador cumple con
su obligación, que ha ejecutado la prestación a que se ha obligado de acuerdo con el contrato de
arrendamiento? Hasta que el contrato se termine, porque desde que el contrato se celebra el
arrendador tiene la obligación de conceder el uso y goce de la cosa, mientras que su contraparte,
el arrendatario, puede tener la obligación de cubrir el costo de la renta, si es que ésta se acordó a
plazos determinados.

Los contratos instantáneos son aquellos en que las prestaciones de las partes, o por lo menos de
una de ellas, se ejecuta inmediatamente, en un solo momento.

Es decir, son contratos cuya ejecución se lleva a cabo por medio de una sola prestación sobre el
simple intercambio de consentimiento.

Ejemplo: la compraventa.

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-REALES EN OPOSICIÓN Y FORMALES EN OPOSICIÓN.

Esta clasificación es puramente doctrinaria y el término “en oposición”, debe entenderse en


referencia a su contraparte en la clasificación, por lo que tenemos contratos reales en oposición a
consensuales y contratos formales en oposición a consensuales.

Los contratos reales en oposición a consensuales son aquellos en que para la existencia de los
mismos es necesario que se entregue el bien objeto del contrato. Mientras que en esta
clasificación, los contratos consensuales a los que se opone son aquellos que solamente requieren
que haya un acuerdo de voluntades para la existencia del contrato y la cosa se puede otorgar
después.

Ejemplos de contratos reales: la permuta, el depósito, el mutuo.


Ejemplos de contratos consensuales en esta clasificación: compraventa, arrendamiento.

Los contratos formales en oposición a consensuales son aquellos en los que requieren
cumplimentar los requisitos que les establece expresamente la Ley para que tengan validez, los
contratos consensuales a los que se opone esta clasificación son aquellos que se realizan sin
formalidades, solamente con el acuerdo de voluntades para su existencia.

Ejemplo de contrato formal: la compraventa de bienes inmuebles, ya que el Código Civil de manera
expresa establece en su artículo 1815: La venta de un inmueble deberá constar en Escritura
Pública.

-CONTRATOS PRINCIPALES Y ACCESORIOS.

Los contratos principales son aquellos que subsisten por sí mismos y no necesitan ir unidos o
acompañados a otro contrato.

Los contratos accesorios son aquellos que no pueden existir sin que vayan unidos a un contrato
principal.

Ejemplos: la hipoteca y la fianza. Incluso el mismo código civil para el Estado de Guanajuato en su
artículo número 2289, de manera textual define a la fianza como un contrato accesorio, por medio
del cual una persona se compromete con el acreedor a pagar por el deudor, si éste no lo hace.

-CAUSAS DE INEFICACIA DE LOS CONTRATOS.

INEXISTENCIA Y NULIDAD DE LOS CONTRATOS.

La inexistencia de los contratos tiene su sustento en el Artículo 1715 del Código Civil para el Estado
de Guanajuato, el cual enuncia

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“Art. 1715. El acto jurídico inexistente por la falta de consentimiento o de objeto que pueda ser
materia de él, no producirá efecto legal alguno. No es susceptible de valer por confirmación, ni por
prescripción; su inexistencia puede invocarse por todo interesado.”

La nulidad de los contratos es aquella que se produce en los actos que han nacido en el mundo
jurídico por reunir las condiciones especiales de existencia, pero defectuosos o imperfectos por no
reunir los requisitos de validez, al menos en el caso de nuestro Código Civil es el artículo 1282, los
cuales ya vimos que son:

I. Por incapacidad legal de las partes o de una de ellas;


II. Por vicios del consentimiento;
III. Porque su objeto sea ilícito; y
IV. Porque el consentimiento no se haya manifestado en la forma en que la ley establece.

El mismo Código Civil también se encarga de clasificar los tipos de nulidad, los cuales de acuerdo al
Artículo 1716 nos dice que son absoluta y relativa, mencionando que dependiendo del caso en
concreto, de acuerdo al mismo Código, se determinará el tipo que le corresponda.

El artículo 1716 enuncia al respecto: La ilicitud en el objeto o en la condición del acto produce su
nulidad, ya absoluta, ya relativa, según lo disponga la ley.

La nulidad absoluta, por regla general, no impide que el acto produzca provisionalmente sus
efectos, los cuales serán destruidos retroactivamente cuando el Juez emita la sentencia en ese
sentido, dentro del juicio correspondiente. (Art. 1717)

Hay que tomar en cuenta la mención de que este tipo de nulidad no impide que el acto produzca
provisionalmente sus efectos, es decir, las consecuencias de este tipo de actos jurídicos pueden
dejarse sin efectos y todo lo que se derivó de ellos desde el momento de su creación hasta su
declaratoria de nulidad por un juez.

Respecto a la nulidad relativa, el Código Civil en el artículo 1718, nos da una especie de definición
por exclusión respecto a este concepto: cuando no reúne todos los caracteres enumerados en el
artículo anterior. Siempre permite que el acto produzca provisionalmente sus efectos.

Para entender un poco mejor estas disposiciones del Código Civil, tenemos que remitirnos a la
teoría de la Inexistencia y las Nulidades de Julián Bonnecase, que es en la que se basan estos
artículos que acabamos de leer.

Para Bonnecase, un acto está afectado de nulidad absoluta si su objeto, directo o indirecto, su
motivo, fin o condición contrarían disposiciones de orden público o buenas costumbres. Por otra
parte, considera que un acto está afectado de nulidad relativa cuando falte algún otro de los
elementos de validez como lo son la falta de capacidad, de forma o por vicios de la voluntad.

Consideraciones especiales a las nulidades:

-Pueden invocarse en los juicios tanto como acciones como excepciones.

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-La nulidad por falta de forma puede invocarse por cualquier interesado, la nulidad por vicios del
consentimiento sólo por los afectados. (Arts. 1720 y 1721 del CCGTO.)

Art. 1720. La acción y la excepción de nulidad por falta de forma competen a todos los interesados.

Art. 1721. La nulidad por causa de error, lesión, dolo, violencia, o incapacidad sólo puede invocarse
por el que ha sufrido esos vicios de consentimiento, o es el incapaz.

-La nulidad por falta de forma se extingue por la confirmación del acto e incluso, si la voluntad de
las partes ha quedado constante de manera indubitable y no se trata de un acto irrevocable,
cualquier interesado puede exigir que se formalice. (Arts. 1722 y 1723 CCGTO.)

Art. 1722. La nulidad de un acto jurídico por falta de forma establecida por la ley se extingue por la
confirmación de ese acto hecho en la forma omitida.

Art. 1723. Cuando la falta de forma produzca nulidad del acto, si la voluntad de las partes ha
quedado constante de una manera indubitable y no se trata de un acto revocable, cualquiera de
los interesados puede exigir que el acto se otorgue en la forma prescrita por la ley.

-Cuando el contrato es nulo por vicios del consentimiento, puede ser confirmado cuando cese el
vicio o motivo de la voluntad y no haya otra causa que invalide la confirmación (Art. 1724 CCGTO.)

Art. 1724. Cuando el contrato es nulo por incapacidad, violencia, error o lesión, puede ser
confirmado cuando cese el vicio o motivo de nulidad, siempre que no concurra otra causa que
invalide la confirmación.

-La anulación del acto obliga a las partes a restituirse mutuamente las prestaciones percibidas por
consecuencia del acto anulado (Art. 1730 CCGTO).

Art. 1730. La anulación del acto obliga a las partes a restituirse mutuamente lo que han recibido o
percibido en virtud o por consecuencia del acto anulado.

Art. 1731. Si el acto fuere bilateral y las obligaciones correlativas consisten ambas en sumas de
dinero o en cosas productivas de frutos, no se hará la restitución respectiva de intereses o de
frutos sino desde el día de la demanda de nulidad. Los intereses y los frutos percibidos hasta esa
época se compensan entre sí.

-CAUSAS DE TERMINACIÓN DE LOS CONTRATOS.

Tienen su principal fundamento legal en los artículos 1348 y 1349 del Código Civil para el Estado de
Guanajuato:

Art. 1348. Los contratos pueden terminar:

I. Por las causas de terminación propiamente tales;


II. Por rescisión;
III. Por resolución.

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Respecto a las causas de terminación propiamente tales, son actos por medio de los cuales se
pone fin a un contrato, ya sea por razones de oportunidad o conveniencia determinada por una o
ambas partes.

La terminación de un contrato tiene como efecto la culminación de las obligaciones del mismo, sin
que exista responsabilidad legal para alguna de las partes, pues se está en el entendido de que
ambas partes están conformes con su conclusión.

La rescisión es un acto por el cual se posibilita a una de las partes (la afectada), poner fin a un
contrato por incumplimiento adjudicable a la otra parte. En este supuesto el deudor o quien
incumple una obligación debe responder por los daños patrimoniales generados a la otra parte.

La rescisión no permite exigir el cumplimiento forzoso de las obligaciones de un contrato, pues su


finalidad es indemnizar a la otra parte por el daño provocado por su incumplimiento o en su caso,
que los objetos contratados regresen al estado que guardaban antes de su contratación, por
ejemplo, en un contrato de arrendamiento, al no cumplir el arrendatario con el pago de la renta,
debe regresar el inmueble en las mismas condiciones que lo recibió.

El artículo 1350 establece que los contratos que se rescindirán los contratos solamente en los casos
en que el Código así lo precise.

La resolución del contrato se da cuando se deja sin efectos el mismo, bien por voluntad de las
partes o por decisión judicial a instancia de una de las partes.

En la resolución las partes se deben restituir todas las prestaciones pactadas, desde el momento
del incumplimiento, cuando esto sea posible, ya que si se trata de un contrato en el que las
prestaciones se fueron consumando parcialmente y no es posible su restitución, ya que son hechos
que no se pueden devolver o restituir por haberse consumado, en dicho supuesto deberán pagarse
los daños y perjuicios que se ocasionaren.

Art. 1349. El contrato termina por:

I. El vencimiento del término que se hubiere convenido por las partes para ese fin;
II. La realización del objeto que fue materia del contrato;
III. El mutuo consentimiento de las partes;
IV. El caso fortuito o fuerza mayor que hagan imposible el cumplimiento del contrato.

Ahora bien, ¿Cómo podemos terminar con contratos cuya ejecución sea continuada, diferida o
periódica?

El artículo 1351 del Código Civil para el Estado de Guanajuato contempla tres supuestos:

Art. 1351. Los contratos de ejecución continuada, periódica o diferida se resuelven por:

I.- El aviso que una de las partes dé a la otra, cuando así se hubiere estipulado en el contrato, con
la anticipación y en la forma que se hubieren convenido;

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II.- La realización del hecho o acto que se hubiere estipulado en el contrato o se establezca en la ley
como causa de terminación del mismo;
III.- La circunstancia de que la prestación de una de las partes hubiera llegado a ser excesivamente
onerosa por acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, ajenos a su voluntad y que no sean
consecuencia de la ejecución normal del contrato.

-CONSIDERACIONES ESPECIALES DE LA TERMINACIÓN DE LOS CONTRATOS.

Será necesaria resolución judicial para dar por terminado un contrato en los siguientes casos (Art.
1352):

1.- Terminación del contrato por caso fortuito o de fuerza mayor.


2.- En los que proceda la rescisión.
3.- Se realice el hecho o acto estipulado en el contrato o se establezca en la Ley como causa de
terminación del mismo.
4.- La circunstancia de que la prestación de una de las partes llegue a ser excesivamente onerosa
por acontecimientos extraordinarios o imprevisibles, ajenos a su voluntad y que no sean
consecuencia directa de la ejecución normal del contrato.

La acción de rescisión o resolución de un contrato prescribe al año de haberse efectuado el acto o


hecho que le dio nacimiento (Art. 1353).

Cuando en un contrato haya más de dos partes en los que sus prestaciones vayan dirigidas a un fin
común, el incumplimiento de una de las partes no es causa de rescisión respecto de las otras, salvo
que dicho incumplimiento se considere esencial para la realización del contrato. (Art. 1355).

-CONTRATO DE PROMESA DE VENTA.

Definición.

También se le conoce como contrato preparatorio o pre-contrato.

Este contrato cuenta con su propia definición legal enunciada en el artículo 1735 del Código Civil:

“Art. 1735. El contrato preparatorio o promesa de contrato, es aquel por virtud del cual una parte
o ambas se obligan a celebrar dentro de cierto tiempo un contrato futuro determinado.”

A las partes se les llama promitentes y sólo se comprometen a celebrar un contrato.

La utilidad de este tipo de contrato consiste en que es un medio que concede el derecho, que da la
ley, para asegurar, en el futuro, la celebración de un contrato. Esta es precisamente la función de la
promesa de contrato; ésta es la utilidad.

Puede ocurrir que las partes, o una de ellas, no estén en condiciones o no estén en la posibilidad o
no quieran celebrar en un momento dado un contrato definitivo; pero en cambio, sí tienen interés
en asegurar la celebración de ese contrato definitivo en un día y plazo determinados. El

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procedimiento, el medio que la ley señala para alcanzar este fin, es precisamente la celebración de
este contrato preliminar, la promesa de contratar.

Ejemplos: una persona formó una empresa, va empezando y requiere un inmueble para la misma,
sin embargo como acaba de iniciar no tiene el capital necesario para adquirir una nave industrial y
comenzar operaciones, por lo que decide entonces celebrar un contrato de arrendamiento; sin
embargo también debe realizar ciertas modificaciones en el inmueble, por lo que al mismo tiempo
celebra un contrato de promesa de compraventa para que el inmueble sea de su empresa, es decir,
también celebra un contrato que obliga al propietario de ese inmueble a vendérselo al empresario
en un plazo acordado por las partes.

Naturaleza jurídica.

Clasificación del contrato de promesa de contrato.

- Es un contrato que puede ser unilateral o bilateral.

Desde la definición legal de este tipo de contratos en el Código Civil para el Estado de Guanajuato,
al mencionar textualmente que una parte o ambas se obligan a celebrar dentro de cierto tiempo
un contrato futuro determinado, podemos darnos cuenta de que este contrato encaja en cualquier
supuesto de esta clasificación.

Cuando éste contrato sea unilateral, solamente hay dos partes: el obligado, también llamado el
promitente, aquél para quien resulta la obligación derivada de esa promesa de contrato, mientras
que por otro lado tenemos la parte a quien se beneficia con la obligación contraída por la otra
parte, la cual recibe el nombre de beneficiario.

En cambio, cuando éste contrato resulta ser bilateral, es decir, cuando resultan de la celebración de
ese contrato obligaciones para todos los contratantes, entonces cada uno es al mismo tiempo,
promitente y beneficiario, promitente en cuanto a lo que cada parte se obliga y beneficiario en
cuanto a lo que cada parte se beneficia de la obligación del contrario.

Ejemplos son contratos en los cuales se promete realizar una donación, un préstamo de consumo
(mutuo) o el préstamo de uso (comodato).

- Es un contrato que no puede ser ni gratuito ni oneroso, pues no hay provecho ni


gravamen, los habrá hasta la celebración del contrato definitivo.

- Es un contrato conmutativo, pues se sabe a qué se obligan las partes.

- Es un contrato de tracto sucesivo, pues sus efectos se prolongan en el tiempo hasta el


cumplimiento de la promesa.

- Es un contrato principal, no está ligado a otro existente.

- Es un contrato consensual en oposición a real, pues no hay entrega del bien objeto materia
de la promesa de venta.

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- Es un contrato formal respecto a consensual, pues siempre se celebra por escrito. No se


permite que sea verbal.

Requisitos de existencia.

Los tenemos enunciados en el artículo 1736 del Código Civil para el Estado de Guanajuato.

Uno pensaría que un contrato de promesa podría tener menos requisitos que uno definitivo, pero
en realidad no es así, hay que precisar de manera concisa en qué va a consistir el contrato
definitivo y la licitud del contrato prometido, tal y como lo se enuncia:

“Art. 1736. Son elementos esenciales del contrato preparatorio, además del consentimiento y el
objeto, las siguientes:

I.- Que se expresen los elementos y características del contrato definitivo;

II.- Que el contrato definitivo sea posible, por no existir una ley que constituya un obstáculo
insuperable para su realización.”

El consentimiento en este contrato consiste en el acuerdo de voluntades para celebrar el contrato


definitivo prometido.

El objeto de este contrato es precisamente el contrato definitivo prometido porque por virtud de la
promesa de contrato se crea la obligación de hacer consistente en celebrar, en el futuro, el
contrato definitivo prometido.

Ahora bien, en su sentido más amplio, pueden ser objeto de la promesa de contrato cualquier
contrato, nominado o innominado, pero no podrá celebrarse un contrato de promesa respecto de
una figura jurídica extracontractual. ¿Qué sería entonces, una operación jurídica por la cual una
persona prometiera a otra la celebración de un acto jurídico de naturaleza diversa de un contrato?
No sería una promesa de contrato, sería un contrato de promesa que es algo diferente. Lo que
reglamenta el Código Civil es la promesa de contrato, de manera es que lo que hicieran esas partes
sería un contrato innominado que se regirá de acuerdo con las reglas de los artículos 1356 y 1357,
por las reglas del contrato nominado con el que tenga mayor analogía y, la mayor analogía será la
de una promesa de contrato.

“Art. 1356. Los contratos que no están especialmente reglamentados en este Código, se regirán
por las reglas generales de los contratos; por las estipulaciones de las partes y, en lo que fueron
omisas, por las disposiciones del contrato con el que tengan más analogía, de los reglamentados
en este ordenamiento.”

“Art. 1357. Las disposiciones legales sobre contratos serán aplicables a todos los convenios y a
otros actos jurídicos, en lo que no se opongan a la naturaleza de éstos o a disposiciones especiales
de la ley sobre los mismos.”

Al referirse a los elementos y características del contrato definitivo, nos referimos a información
en dicho contrato consistente en datos como precio y forma de pago, fecha de celebración,
especificar el bien y demás cláusulas que se consideren esenciales para el mismo, e incluso

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también las cláusulas naturales, es decir, aquellas que sin ser de existencia deben ponerse en el
contrato en concreto (como el plazo o la forma) y las accidentales, que son aquellas
especificaciones que las partes quieren introducir pero que no son necesarias, como por ejemplo,
alguna cláusula penal.

Y el último de los requisitos de este tipo de contratos consiste prácticamente en la licitud del
contrato definitivo, que no exista una ley que impida su realización.

Esto no solamente se refiere propiamente al objeto del contrato futuro, sino también a la figura
jurídica que permita al contrato existir legalmente como tal. Por ejemplo: no podría celebrarse un
contrato de promesa de compraventa de un bien inmueble que sea propiedad pública del Estado
sin que en el mismo contrato de promesa de compraventa se ponga una cláusula específica para
que el bien sea desincorporado del patrimonio del Estado mismo. Si no se pone esta cláusula de
desincorporación, no podrá existir el contrato definitivo y el contrato preparatorio tampoco tendría
razón de ser, ya que hay disposiciones legales que impiden la compraventa de bienes propiedad del
Estado sin estar desincorporados.

“Art. 1737. La falta de alguno de los elementos anteriores, origina la inexistencia del contrato
preparatorio.”

Requisitos de validez.

Los requisitos de validez de este tipo de contrato vienen enunciados en el artículo 1738 del Código
Civil para el Estado de Guanajuato, el cual nos dice:

“Art. 1738. Son elementos de validez del contrato preparatorio, además de los generales
establecidos por este Código para todos los contratos, los siguientes:

I.- Que el contrato definitivo tenga un objeto lícito;


II.- Que se determine el plazo dentro del cual se otorgará el contrato definitivo;
III.- Que el contrato preparatorio conste por escrito; y
IV.- Que las partes tengan capacidad no sólo para celebrar el contrato preparatorio, sino también
para otorgar el contrato definitivo.”

Del análisis del texto de este artículo, podemos darnos cuenta de que primeramente se invoca a
los requisitos de validez genéricos aplicables a cualquier contrato enunciados por el Artículo 1282
del Código Civil para el Estado de Guanajuato, es decir, capacidad, consentimiento exento de vicios,
objeto, motivo o fin lícitos y forma establecida por la Ley.

Sin embargo, de manera adicional también se nos dan una serie de requisitos de validez
específicos para este tipo de contratos.

1.- Que el contrato definitivo tenga un objeto lícito.- Es decir, que de acuerdo a la definición de
ilicitud dada por el artículo 1318 del mismo Código Civil, el objeto del contrato no debe ser
contrario a las leyes de orden público o a las buenas costumbres.

2.- Que se determine el plazo dentro del cual se otorgará el contrato definitivo.- Esto quiere decir
que la promesa de contratar se limita a cierto tiempo; luego, sólo dentro de ese tiempo existe el

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derecho para el beneficiario de exigir el cumplimiento de la promesa y vencido el término, se


extingue la obligación del promitente. Se puede decir que el término es entonces extintivo. Sin
embargo, la ausencia de este elemento puede convalidarse al acordar un plazo de manera
posterior a la celebración del contrato.

3.- Que el contrato preparatorio conste por escrito.- Se considera que esta disposición se refiere
exclusivamente a los contratos celebrados en forma de escrito privado y no a los celebrados en
forma de escritura pública, porque ésta está regida por leyes distintas a las del Código Civil, como
lo es la Ley del Notariado. Además, expresamente se menciona solamente a que estos contratos
deben constar por escrito, y no en escritura pública como por ejemplo la disposición expresa a las
compraventas de bienes inmuebles.

4.- Que las partes tengan capacidad no sólo para celebrar el contrato preparatorio, sino también
para otorgar el contrato definitivo.- Este elemento nos refiere tanto a la capacidad de goce como
de ejercicio respecto de los contratantes, ya que sólo así pueden ser sujetos de los derechos y
obligaciones que este acuerdo de voluntades genera.

EFECTOS JURÍDICOS DE LA PROMESA DE CONTRATO.

El efecto que produce la promesa de contrato, será la obligación de realizar un contrato a futuro
determinado con sus elementos y características, es decir, crea una obligación de hacer.

Lo podemos advertir del contenido del artículo 1739 del Código Civil para el Estado de Guanajuato:

“Art. 1739. La promesa de contrato sólo da origen a obligaciones de hacer, consistentes en celebrar
el contrato respectivo de acuerdo con lo establecido.”

Los efectos de la promesa de contrato son crear esas obligaciones de hacer; si la promesa de
contrato es bilateral constriñe a ambas partes; si es unilateral, únicamente obligará al promitente a
que cumpla con su obligación.

¿Qué sucede si alguno de los promitentes incumple con su obligación de celebrar el contrato
definitivo futuro?

“Art. 1740. Si el promitente rehúsa firmar los documentos necesarios para dar forma legal al
contrato concertado, en su rebeldía los firmará el Juez; salvo el caso de que la cosa ofrecida haya
pasado por título oneroso a la propiedad de terceros de buena fe, pues entonces la promesa
quedará sin efecto, siendo responsable el que la hizo de todos los daños y perjuicios que se hayan
originado a la otra parte.

La obligación de hacer, consistente en otorgar el contrato definitivo traslativo de dominio, no opera


la transferencia de la propiedad respecto a los bienes o derechos, y si el promitente dispone de la
cosa o derecho este acto jurídico no se afecta de invalidez por el hecho de la existencia del
contrato preparatorio, sin perjuicio de la responsabilidad en que incurra el promitente por su
incumplimiento.”

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Este artículo es el fundamento legal para las demandas civiles de cumplimiento forzoso de contrato
e incluso poder reclamar daños y perjuicios, mediante las cuales puede exigirse al promitente
responsable de incumplir con sus obligaciones a realizar las mismas y en caso de que el
demandado no ocurra voluntariamente a cumplir con la sentencia, este dispositivo otorga
facultades suficientes a la autoridad judicial para hacerlo en su nombre. Además, en caso de que
los bienes se hubieren transmitido a otro adquiriente de buena fe, también se verá obligado a
pagar los daños y perjuicios ocasionados al promitente demandante.

El Lic. Francisco Lozano Noriega, en su obra “Cuarto Curso de Derecho Civil, Contratos” considera
que este artículo está mal redactado respecto a los alcances que puede tener en su aplicación al
llevarlo a la práctica, de acuerdo a las siguientes consideraciones:

1.- El objeto del contrato preparatorio es la celebración de un contrato, no dar forma legal al
contrato prometido. Celebrar un contrato y dar forma a un contrato son cosas distintas, pues dar
forma a un contrato implica que el contrato ya fue celebrado, pero que lo ha sido en una forma
que no es suficiente de acuerdo a la Ley para que produzca sus efectos y, cuando se ha celebrado
una promesa de contrato, no se ha celebrado el contrato definitivo, se ha prometido simplemente
celebrar, en el futuro, el contrato prometido.

Consideraciones especiales al contrato preparatorio:

-No confundir a la promesa de contrato con la oferta. La oferta es una declaración unilateral de
voluntad y mientras no sea aceptada por alguna persona, no habrá contrato, y cuando se acepte la
oferta sí podrá hablarse de la existencia de un contrato, pero no un contrato preliminar, sino uno
definitivo.

-No confundir al contrato preparatorio con los contratos definitivos sujetos a término y los
contratos definitivos sujetos a condición. Éstos son contratos de naturaleza distinta, pues de
entrada ya son contratos definitivos, no son promesas de celebrar a futuro algún otro tipo de
contrato, solamente están sujetos a un término o a la realización de alguna condición.

La diferencia del contrato preparatorio con el contrato definitivo sujeto a término es que éste
puede engendrar obligaciones de dar y de hacer, mientras que la promesa de contratar solamente
genera obligaciones de hacer.

La diferencia del contrato preparatorio con el contrato definitivo sujeto a condición estriba en que
en los contratos preparatorios no hay condición, ya que el contrato preliminar obliga a uno o a los
dos contratantes, pero hay un beneficiario de la promesa que puede decir si se celebra el contrato
o se queda sin celebrar el contrato definitivo. ¿Por qué no es condición? Porque no la hay, mientras
esa parte no manifieste su voluntad de celebrar el contrato definitivo, no hay contrato.

Por otra parte, la condición subordina los efectos de un contrato a que ese acontecimiento se
realice, suspendiendo o resolviendo los efectos del contrato sujeto a esta modalidad.

-¿Pueden cederse los derechos de este tipo de contratos?


Sí, de acuerdo a lo contenido en los artículos 1517, 1518 y 1543 del Código Civil para el Estado de
Guanajuato, los cuales enuncian:

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“Art. 1517. Habrá cesión de derechos cuando el acreedor transfiere a otro los que tenga contra su
deudor.”

“Art. 1518. El acreedor puede ceder su derecho a un tercero sin el consentimiento del deudor, a
menos que la cesión esté prohibida por la ley, se haya convenido en no hacerla o no la permita la
naturaleza del derecho.

El deudor no puede alegar contra el tercero que el derecho no podía cederse porque así se había
convenido, cuando ese convenio no conste en el título constitutivo del derecho.”

“Art. 1543. Para que haya substitución de deudor es necesario que el acreedor consienta expresa
o tácitamente.”

Ahora bien, para la cesión de estos derechos, primero hay que percatarnos de qué tipo de contrato
preparatorio es sobre el que quiere hacerse la cesión de dichos derechos, dependiendo de si es
unilateral ó bilateral.

En la promesa unilateral, puesto que solamente hay un beneficiario (acreedor) y un promitente


(deudor), la aplicación de estos dispositivos legales no implica mayor problema si es que dicha
cesión no esté prohibida por la ley, se haya convenido no hacerla o no la permita la naturaleza del
derecho.

En la promesa bilateral encontramos que los contratantes son al mismo tiempo promitente y
beneficiario, por lo que no podrían ceder su crédito sin ceder al mismo tiempo su deuda. En este
caso, salvo que los contratantes consientan, no puede celebrarse la cesión, porque pueden ceder
el derecho de crédito sin consentimiento, pero no así la deuda sin el consentimiento del acreedor.

CONTRATOS TRASLATIVOS DE DOMINIO.

Su esencia es transmitir la propiedad de un bien. Hay cuatro tipos: la compraventa, la permuta, el


mutuo y la donación.

EL CONTRATO DE COMPRAVENTA.

Definición.

Se encuentra definido legalmente por el artículo 1741 del Código Civil para el Estado de
Guanajuato:

“Art. 1741. La compraventa es un contrato por el cual una de las partes transfiere a otra la
propiedad de una cosa o de un derecho obligándose ésta última a pagarle por ella un precio cierto
y en dinero.”

Algunos autores sostienen que el texto del artículo 1741 del Código Civil contiene una carencia en
sí, pues si bien es cierto que sobre los bienes se detenta la propiedad, también es cierto que de los
derechos no se es propietario, sino que el término correcto sería el de titular.

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Naturaleza Jurídica.

La compraventa es un contrato traslativo de dominio de un bien. Al referirnos a término traslativo


de dominio, quiere decir que se trata de trasladar a otra persona la propiedad de un bien ó en su
caso la titularidad de un derecho.

Los bienes deben ser determinados, ser física y lícitamente posibles y estar dentro del comercio.

Los sujetos son llamados vendedor y comprador.

Un elemento característico de este concepto es el precio, que es el valor económico que damos a
los bienes. Éste deber ser cierto, real, no simulado y figurar en dinero, entendiendo por este
término en la moneda de curso legal editada por el Banco de México, aunque para algunos casos
ya se puede contratar también en monedas extranjeras.

No obstante que nuestro Código Civil establece el requisito del precio en dinero para que haya
compraventa, también admite que dicha contraprestación esté constituida parte en dinero y parte
con el valor de otra cosa, sin embargo éste tipo de pago no puede ser superior al valor de la mitad
del precio total del objeto de la compraventa, pues entonces será un contrato de permuta. (Art.
1743 CCGto.)

“Art. 1743. Si el precio de la cosa vendida se ha de pagar parte en dinero y parte con el valor de
otra cosa, el contrato será de venta cuando la parte de numerario sea igual o mayor que la que se
paga con el valor de la otra cosa.

Si la parte de numerario fuere inferior, el contrato será de permuta.”

Perfeccionamiento de la compraventa.

“Art. 1742. Tratándose de cosas ciertas y determinadas individualmente, la venta es perfecta y


obligatoria para las partes, por sólo acuerdo de las mismas en la cosa y en el precio, perteneciendo
la primera al comprador aun cuando no se le haya entregado y a pesar de que no haya satisfecho el
precio.

Tratándose de cosas no determinadas individualmente, la propiedad no se transmitirá al


comprador sino hasta que la cosa le haya sido entregada real, jurídica o virtualmente, o bien,
cuando declare haberla recibido, sin que materialmente se le haya entregado.”

Aunque más adelante entraremos al estudio de las obligaciones de las partes en este contrato, no
está de más referir o aclarar qué podemos entender como entrega real, jurídica o virtual de la
cosa:

Entrega real: cuando materialmente se entrega el bien objeto del contrato.

Entrega jurídica: cuando sin estar entregada materialmente la cosa, la Ley la considera recibida por
el comprador. Por ejemplo, Juan le firmó un pagaré a Pedro, quien salió de viaje a un lugar lejano y
éste no estará presente en el lugar de pago cuando ocurra la fecha de vencimiento, por lo que

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acude ante el juzgado a realizar el ofrecimiento del pago dejándolo a disposición del acreedor en el
juzgado y que conste el cumplimiento en tiempo y forma de su obligación.

Entrega virtual: Se considera que la cosa ha sido entregada desde el momento en que acepta que
la cosa vendida queda a su disposición, mientras que el vendedor que la conserva en su poder sólo
tendrá los derechos y obligaciones de un depositario.

Así pues, podemos decir que este contrato se perfecciona por el consentimiento y se consuma por
la entrega de la cosa y del precio, que son los actos que producen la transferencia de la cosa al
comprador.

CLASIFICACIÓN DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA.

-Es un contrato bilateral, pues genera derechos y obligaciones a ambas partes.


-Es un contrato oneroso, pues hay provecho para una de las partes y gravamen para la otra parte.
-Por lo general es un contrato conmutativo y excepcionalmente es aleatorio (como en el caso de la
venta de esperanza).
-Puede ser un contrato instantáneo (cuando se paga al contado) o de tracto sucesivo (cuando se
paga a plazos).
-Es un contrato principal, no depende de otro para su existencia.
-Dependiendo del objeto del contrato, puede ser real en oposición a consensual, formal en
oposición a consensual y viceversa, puede ubicarse en cualquier supuesto de esta clasificación.

Ejemplo: Un contrato puede ser real en oposición a formal si se acuerda en el contenido del mismo
que haya que entregar la cosa o bien objeto del mismo, en un caso contrario, tal y como lo vimos
en el artículo 1742 del Código Civil para el Estado de Guanajuato, basta con que las partes
acuerden cosa y precio para perfeccionar la compraventa aunque el objeto no se haya entregado,
aunque claro, esto depende de la naturaleza del bien cuya transmisión se convenga.

Un contrato puede ser formal en oposición a consensual en aquellos casos en que la Ley disponga
una forma expresa para la celebración del contrato de compraventa, por ejemplo, la de bienes
inmuebles, que requiere ser plasmada en escritura pública de acuerdo al contenido del artículo
1815 del Código Civil para el Estado de Guanajuato, y de la misma manera en que mencionamos
anteriormente, puede estarse en el supuesto que ampara su clasificación como consensual.

CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS COMPRAVENTA DE ACUERDO A LA LEGISLACIÓN QUE LOS


REGULA.

Ahora pasaremos a analizar esta particular clasificación de los contratos, de acuerdo con la
legislación que las regula, las cuales son: compraventa mercantil, compraventa civil y para algunos
juristas, la compraventa administrativa.

-MERCANTILES.- Cuando son realizadas por quienes tienen el carácter de comerciantes de acuerdo
al Código de Comercio, así como también cuando se trata de los bienes enunciados en el artículo
75 de dicho ordenamiento.

Por una parte, el Código de Comercio define a quienes tienen el carácter de comerciantes en su
artículo 3, el cual enuncia:

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Artículo 3o.- Se reputan en derecho comerciantes:

I.- Las personas que teniendo capacidad legal para ejercer el comercio, hacen de él su ocupación
ordinaria;
II.- Las sociedades constituidas con arreglo a las leyes mercantiles;
III.- Las sociedades extranjeras o las agencias y sucursales de éstas, que dentro del territorio
nacional ejerzan actos de comercio.

Además de los supuestos aquí citados por el Código de Comercio, el artículo 4 también considera
como comerciantes a las personas que accidentalmente, con o sin establecimiento fijo, hagan
alguna operación de comercio, quedan sujetos a las leyes mercantiles.

El contenido del artículo 75 del Código de Comercio nos dice:

Artículo 75.- La ley reputa actos de comercio:

I.- Todas las adquisiciones, enajenaciones y alquileres verificados con propósito de especulación
comercial, de mantenimientos, artículos, muebles o mercaderías, sea en estado natural, sea
después de trabajados o labrados;

II.- Las compras y ventas de bienes inmuebles, cuando se hagan con dicho propósito de
especulación comercial;

III.- Las compras y ventas de porciones, acciones y obligaciones de las sociedades mercantiles;

XXIII.- La enajenación que el propietario o el cultivador hagan de los productos de su finca o de su


cultivo;

Incluso el Código de Comercio tiene un capítulo especial dedicado a la compraventa, definiendo a


la compraventa mercantil en su artículo 371, el cual dice:

Artículo 371.- Serán mercantiles las compraventas a las que este Código les da tal carácter, y todas
las que se hagan con el objeto directo y preferente de traficar.

Ahora bien, el artículo 76 de dicho ordenamiento nos aclara cuando los actos de los comerciantes
NO serán considerados como comerciales.

Artículo 76.- No son actos de comercio la compra de artículos o mercaderías que para su uso o
consumo, o los de su familia, hagan los comerciantes: ni las reventas hechas por obreros, cuando
ellas fueren consecuencia natural de la práctica de su oficio.

Resumiendo: ¿Cuándo la compraventa será mercantil? Cuando la Ley le da ese carácter en las
fracciones del artículo 75 y, también, cuando se haga con el propósito de traficar, entendiendo por
este término, respecto de la compraventa, adquirir con el propósito de revender, importando poco
que el comprador no tenga la idea de obtener una ganancia, pues con que tenga la intención de
comprar para revender, ya está traficando.

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-CIVILES.- Ya que nuestro Código Civil no contiene ninguna disposición que nos permita resolver
cuándo el contrato de compraventa es civil, por exclusión podemos decir que los contratos civiles
son aquellos que no son mercantiles.

Una vez vistas estas clasificaciones, es posible de hablar de una clasificación intermedia de
contratos de compraventa mixtos civiles y comerciales, que serían aquellos contratos en que la
compraventa constituye un acto de comercio para una de las partes y un acto civil para la otra.

Por ejemplo: en la compraventa de una casa habitación en que el vendedor es una empresa
inmobiliaria y el comprador una persona que solamente quiere tener su casa para habitarla de
manera permanente y fijar su domicilio, para la empresa inmobiliaria dicho acto contaría como
acto mercantil y para el comprador sería un contrato civil.

Para algunos juristas, también deberían entrar en esta clasificación los llamados contratos
administrativos.

-ADMINISTRATIVOS.- Cuando el objeto del contrato es un bien público, se encuentran regulados


por la Ley Federal para la Administración y Enajenación de Bienes del Sector Público.

El organismo que se encarga de regular este tipo de compraventas es el Instituto para Devolver al
Pueblo lo Robado, el cual de acuerdo con la Ley antes citada, tiene por objeto regular la
administración y destino de los bienes, activos y empresas, entre otros: los asegurados y
decomisados en procedimientos penales federales, los embargados por autoridades federales, los
recibidos en dación en pago para cubrir toda clase de créditos a favor del Gobierno Federal, los
que estando sujetos a procedimientos de la legislación aduanera deban ser vendidos o donados de
acuerdo a sus características perecederas o alto costo de mantenimiento, etc. Es decir, todo tipo de
bienes muebles, inmuebles o créditos de los que sea titular el Estado.

-ELEMENTOS DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA.

Elementos esenciales:

-Consentimiento.
-Objeto (directo e indirecto)

Elementos de validez:

-Capacidad jurídica.
-Forma.
-Ausencia de vicios del consentimiento.
-Objeto lícito.

De acuerdo con la obra de Rafael De Pina Vara, quien en el tomo IV del su libro Derecho Civil
Mexicano, este autor nos proporciona una clasificación de los elementos del contrato de
compraventa de acuerdo a la naturaleza de lo que los conforma, por lo cual nos enuncia la
siguiente clasificación:

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Elementos personales: lo son el vendedor y el comprador, es decir, las personas, las partes
contratantes, interesadas en la operación.

Elementos reales: son la cosa y el precio.

Elemento formal: Es decir, la forma que la ley establece para que se manifieste de manera válida la
voluntad de los contratantes.

Para los efectos de este curso, nos centraremos en su clasificación de acuerdo a los elementos
esenciales y los elementos de validez, en el formato que hemos visto con anterioridad.

Elementos esenciales.

Son dos, el consentimiento y el objeto, del cual hay directo e indirecto.

El Consentimiento.

Es el acuerdo mutuo entre las partes de sus voluntades.

Es el acuerdo de voluntades entre comprador y vendedor respecto de la celebración de ese


contrato de compraventa con su efecto traslativo de dominio; consentimiento que abarca,
necesariamente, los objetos del contrato; es decir, comprador y vendedor se ponen de acuerdo en
que éste enajenará, transmitirá el dominio, la propiedad de la cosa o del derecho a favor del
comprador, quien a su vez, transferirá la propiedad del precio al vendedor.

En resumen: la voluntad del vendedor deberá ser de entregar un bien determinado si el otro le
paga un precio. La voluntad del comprador deberá ser de pagar el precio por un bien determinado.
La voluntad de ambas partes en su consentimiento deben coincidir en el bien y en el precio.

El Objeto.

Podemos decir que el objeto directo del contrato es la transmisión de la propiedad de un bien o de
un derecho a cambio de dinero. Es la acción de llevar a cabo la transmisión de dicho bien o
derecho.

Por otra parte, tenemos dos objetos indirectos: el bien determinado ó que se pueda determinar y
el precio.

El bien determinado ó que se pueda determinar.

El bien determinado ó que se pueda determinar, es decir, la cosa objeto del contrato, debe reunir
los requisitos establecidos por el artículo 1313 del Código Civil, los cuales son:

“Art. 1313. La cosa objeto del contrato debe:

I.- Ser física o legalmente posible;


II.- Ser determinada o determinable en cuanto a su especie;
III.- Estar en el comercio.”

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Primero que nada, el bien determinado, la cosa objeto del contrato debe ser física o legalmente
posible, es decir, debe estar en la naturaleza o debe poder existir y a su vez, no contrariar ninguna
ley o disposición de orden público o a las buenas costumbres. No es necesario que en el momento
en que se celebre el contrato de compraventa exista ya la cosa o el derecho, basta con que la cosa
o el derecho tengan posibilidad de existir para que puedan, válidamente, ser objeto del contrato
de compraventa.

Ahora bien, también es cierto que como vimos anteriormente, el artículo 1715 del Código Civil
para el Estado de Guanajuato nos dice que un contrato puede ser considerado inexistente cuando
carece de objeto y pareciera entrar en contradicción con lo dispuesto en el artículo 1313.

¿Qué sucede entonces en estos casos?

Hay que remitirnos al segundo párrafo del artículo 1742 del Código Civil, el cual enuncia:

“Tratándose de cosas no determinadas individualmente, la propiedad no se transmitirá al


comprador sino hasta que la cosa le haya sido entregada real, jurídica o virtualmente, o bien,
cuando declare haberla recibido, sin que materialmente se le haya entregado.”

Esta disposición no impide que al momento de celebrar un contrato de compraventa de una cosa
no determinada o bien, que aún no exista, se pueda efectuar un pago desde el momento de
celebrar el contrato o durante el lapso convenido por las partes para que se haga la entrega de la
cosa que va a existir.

En estos supuestos ¿Qué ocurre en el caso de que, al celebrarse el contrato de compraventa con
un objeto inexistente el comprador hubiera pagado el precio o parte de él?

En un primer momento no puede considerarse a dicho contrato como existente, pues nunca contó
con un objeto que sustentara dicha existencia y por lo tanto no produce ningún tipo de efecto. En
consecuencia, el pago que se hizo, el cumplimiento de la obligación del comprador, total o
parcialmente, en realidad es un efecto que no pudo haber producido ese contrato de compraventa
porque ésta era inexistente por falta de objeto.

¿Qué acción tiene el comprador para exigir la devolución del precio?

Al no derivarse de un contrato porque éste es inexistente y no puede producir ningún efecto, no


puede demandarse ni la terminación, ni la rescisión, ni la resolución del contrato, sino más bien la
acción derivada del enriquecimiento ilegítimo, por la cual podrá tener derecho a la devolución del
precio, de acuerdo al capítulo correspondiente del Código Civil.

Una cosa determinada es aquella que puede identificarse en su individualidad.

Una cosa determinable es aquella que en el momento de la celebración del contrato no puede
identificarse en su individualidad pero que se pueda hacer determinada por ciertos
procedimientos.

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Entonces, determinar una cosa, es simplemente poderla identificar en su individualidad, porque


dice el Código Civil que debe ser determinada en cuanto a su especie, entendiendo como esto una
limitación al género de la cosa, es decir, la determinación de la cosa será en base a la cantidad,
calidad y otras ciertas limitaciones de acuerdo al género que nos permitan identificar la cosa.

Ejemplo: Una empresa procesadora de alimentos necesita cien toneladas de maíz, ya tenemos una
determinación, pero sólo del género, sin embargo puede determinarse aún más, ya que puede ser
que especifique la especie de maíz que necesita: amarillo, blanco, prieto, milo, etcétera.

El tercer elemento para que un bien o una cosa puedan ser objeto de un contrato, es que la cosa
debe estar en el comercio.

Al respecto el Código Civil nos dice:

“Art. 791. Pueden ser objeto de apropiación todas las cosas que no estén excluidas del comercio.”

“Art. 792. Están fuera del comercio, por su naturaleza, las cosas que no pueden ser poseídas por
algún individuo exclusivamente, y por disposición de la ley las que ella declare irreductibles a
propiedad particular.”

De lo anteriormente expuesto, podemos concluir que hay dos criterios que se siguen para
determinar si la cosa está en el comercio, por exclusión; la regla es que toda cosa que pueda ser
apropiable esté en el comercio. No lo están cuando, naturalmente no pueden ser poseídas por
algún individuo exclusivamente y cuando la ley expresamente determina que no pueden ser
poseídas o apropiadas por un solo grupo.

En el primer caso se trata de una cosa que está fuera del comercio por su naturaleza. En el segundo
caso se trata de una cosa que está fuera del comercio por determinación de la ley.

Ejemplos: el aire o el mar, no están en el comercio porque no son susceptibles de que sean
apropiados por un solo individuo. Esto no impide que, en el ejemplo del mar, un individuo pueda
apropiarse de cierta parte de la cosa y entonces lo que hace es introducir la cosa al comercio. El
aire tampoco puede ser apropiado en su totalidad por una persona, pero sí puede apropiarse
cierta cantidad de aire y poder vender, por ejemplo, tanques que contienen oxígeno.

Respecto al segundo caso, ejemplos que por disposición de la ley haya cosas que no estén en el
comercio, pueden ser las armas de uso exclusivo del ejército, ciertos tipos de drogas, e incluso en
materia familiar, de acuerdo al artículo 775 del Código Civil establece que respecto al patrimonio
familiar, dispone que los bienes afectos e éste son inalienables y no están sujetos a embargo ni a
gravamen alguno.

El Precio.

Consiste en la suma de dinero que el comprador se obliga a entregar a cambio del objeto de la
venta.

Requisitos que debe satisfacer el precio:

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-Ser cierto.
-Ser en dinero.

Estos requisitos del precio son los enunciados por el artículo 1741 del Código Civil.

Por precio cierto se entiende como aquel que existe ciertamente, el precio verdadero, a él se
opone el precio simulado o precio ficticio, es decir, el que en realidad no existe.

Es decir, en el contrato de compraventa debe fijarse una cantidad que equivale al precio con la
intención en los contratantes de que esa cantidad sea efectivamente pagada por el comprador al
vendedor, con la intención de que el vendedor exija del comprador el pago del precio.

Ejemplo: En un contrato de compraventa Juan pretende transmitir a Pedro una cosa que tiene un
valor de mil pesos, pero los contratantes no tienen la intención de que el vendedor le exija al
comprador el pago del precio y así lo acuerdan a pesar de no plasmar esta circunstancia en el
contrato de compraventa, es decir, deciden disfrazar lo que formalmente sería un contrato de
donación como una compraventa, simulando que se pagaron los mil pesos, cuando en realidad no
se cubrió dicha cantidad al vendedor. En este caso los mil pesos son un precio simulado, un precio
que en realidad no existió. En otro tipo de casos, suele usarse este tipo de precios simulados para
reducir el costo del pago de los impuestos, pues en ocasiones resulta más barato declarar haber
hecho una compraventa que declarar haber hecho una donación.

Por precio cierto también podemos entender un precio justo, para que el precio pueda ser tenido
como tal, se precisa que sea proporcionado al valor de la cosa vendida.

La desproporción entre el precio y la cosa, cuando representa un desnivel evidente entre lo que se
da y lo que se recibe, constituye una forma como otra cualquiera de explotación de la parte más
débil económicamente, y por tanto, representa una injusticia que nuestro Código Civil permite
corregir mediante la figura de la lesión, de acuerdo a lo que hemos visto en el artículo 1734 .

También podemos entender también por precio cierto al precio que es determinado o, por lo
menos, determinable, es decir, debe fijarse en el contrato de compraventa una cantidad fija,
determinada, o una cantidad que sea determinable.

EL PRECIO EN DINERO.

El fundamento de esta forma de pago es precisamente el artículo que define a la compraventa en


nuestro Código Civil, el 1741.

El precio puede consistir tanto en moneda metálica como en papel moneda; en moneda nacional
como moneda extranjera.

La excepción única excepción a esta regla es lo dispuesto por el artículo 1743, respecto a que la
forma de pago pueda ser parcialmente hecha con otro tipo de valores hasta el 50% del precio de la
operación.

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“Art. 1743. Si el precio de la cosa vendida se ha de pagar parte en dinero y parte con el valor de
otra cosa, el contrato será de venta cuando la parte de numerario sea igual o mayor que la que se
paga con el valor de la otra cosa.

Si la parte de numerario fuere inferior, el contrato será de permuta.”

Hay algunos doctrinarios que se cuestionan si los contratos cuyo precio sea pactado en moneda
extranjera o que se cubran con títulos de crédito, como el cheque, la letra de cambio o un pagaré,
pueden ser considerados realmente como compraventas sino como permutas en razón de que no
se pagan en moneda nacional los unos, o con documentos que no son considerados como papel
moneda circulante de acuerdo con la Ley Monetaria de nuestro país los otros.

Respecto al primer caso, se considera que al acordar las partes, por su propia voluntad y su propio
consentimiento realizar la operación en dólares, técnicamente se actualiza la figura de la novación
del contrato en lo que respecta a la forma de pago, es decir, en vez de acordar realizar el pago en el
equivalente en moneda nacional que tiene poder liberatorio en nuestro país, como se supone que
debería ser de manera inicial, al estipular esta cláusula las partes renuevan automáticamente esta
disposición para fijarla en la moneda extranjera acordada.

Respecto al segundo caso, los títulos de crédito tienen como función la de ser representativos de
dinero, ya que al final de cuentas su cobro se verá reflejado en el patrimonio del vendedor.

-CONSIDERACIONES ESPECIALES RESPECTO AL PRECIO.

-El precio puede ser determinado por las partes o por un tercero, pero no podrá dejarse al arbitrio
de uno de los contratantes. (Artículos 1744 al 1747)

“Art. 1744. Los contratantes pueden convenir en que el precio sea el que corra en día y lugar
determinados o el que fije un tercero.”

Respecto a que los contratantes puedan convenir que el precio sea el que corra en un día y lugar
determinados, se refiere a un precio que acostumbra a ser variable respecto a la naturaleza del
producto a vender. Por ejemplo, Juan acuerda con Pedro venderle una tonelada de trigo de
acuerdo al precio oficial publicado para ese producto el día 25 de septiembre de este año. Es un
precio que no es determinado, sino determinable, sólo que habrá que esperar al día acordado por
las partes e informarse sobre las cotizaciones del trigo para determinarlo.

Respecto al tercero que fije el precio, la doctrina no se muestra unánime respecto al papel que
éste representa cuando es autorizado para fijar el precio en relación con un determinado contrato,
aceptándose, según los diferentes criterios, como perito, como árbitro o como mandatario.

Se puede considerar al tercero como un perito cuando las partes acuden a él para que éste
determine el precio, esto obedeciendo a que las partes han querido que un tercero haga un avalúo
de la cosa y pueda decir “Éste es el valor de la cosa.” Y para que haga el avalúo, ese tercero
necesita tener ciertos conocimientos que le permitan hacerlo y decir “Esta cosa vale tanto.”

Se puede considerar al tercero como un mandatario, cuando las partes recurren a él para que le
encomienden fijar un precio a la compraventa. Esta es una opinión de Planiol, quien define al

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mandato como un contrato por virtud del cual el mandatario se obliga a ejecutar por cuenta del
mandante los actos jurídicos que éste le encarga. ¿La fijación del precio es un acto jurídico? Sí,
pues un acto jurídico es todo aquello que produce consecuencias de derecho, que puede consistir
en la creación, transmisión, modificación o extinción de obligaciones y derechos, ¿esa
determinación del precio por el tercero produce consecuencias jurídicas? Sí, produce la
consecuencia jurídica de perfeccionar el contrato de la compraventa.

A esta opinión se le hace la objeción respecto de considerar que una misma persona no podría,
válidamente, desempeñar el mandato de dos personas que tienen intereses jurídicos opuestos,
pues si el mandante representa lealmente el mandato que le da el vendedor, debe procurar
obtener el mayor precio por la cosa, pero si se representa lealmente el mandato respecto al
comprador, debe procurar que el precio sea el menor.

Al respecto, se considera que realmente esta circunstancia no impide que una persona pueda
desempeñar ese mandato porque precisamente la fijación del precio por ese tercero armonizaría
la oposición de intereses entre comprador y vendedor, pues precisamente como el mandatario
debe proceder lealmente respecto de ambos mandantes, tendrá el mayor empeño en fijar el
precio real, verdadero y justo de la cosa, cumpliendo de esta manera el mandato conferido por las
partes.

Se puede considerar al tercero como un árbitro cuando aceptan someterse a una persona ajena al
contrato que pretenden celebrar para fijar el precio debido a una oposición de intereses entre el
vendedor y el comprador; el primero quiere obtener el mayor precio y el segundo quiere lograr el
menor precio y esa controversia es resuelta mediante el dictamen del tercero, que tiene la fuerza
de un laudo arbitral.

En este tipo de casos se considera los árbitros como “amigable componedores”.

Al respecto, podemos aceptar que el tercero pueda representar, alternativamente, uno de esos
papeles, dos de ellos e inclusive los tres, pudiendo ser perito y árbitro, si se acude a él por sus
conocimientos y para resolver una disputa respecto al valor de un bien, puede ser incluso perito,
árbitro y mandatario, si se acude a él por sus conocimientos, para resolver una disputa y para
resolver el problema de hecho por falta de tiempo, por enfermedad o por alguna otra causa que
origine la representación de las partes en la determinación del precio.

Ahora pasamos a estudiar propiamente las consecuencias de que el precio sea fijado por un
tercero, de acuerdo a lo establecido por el artículo 1745 del Código Civil para el Estado de
Guanajuato:

“Art. 1745. Entre tanto no se fije el precio por el tercero, no existirá compraventa.

Una vez fijado el precio, se entenderá perfeccionado el contrato de compraventa, sin necesidad de
un nuevo acto, y dicho precio sólo podrá ser rechazado por los contratantes de común acuerdo
dentro de los treinta días siguientes.”

Generalmente el precio fijado por un tercero no puede ser rechazado por los contratantes, sin
embargo este artículo comprende una primera excepción para rechazarlo: por común acuerdo de
los contratantes.

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Ahora bien, podemos tener la duda de que cuando el precio es fijado por el tercero, pero ha
transcurrido un plazo entre la celebración del contrato y la fijación del precio ¿Cuándo es debemos
entender perfeccionado el contrato de compraventa?

Podemos partir de lo que enuncia el primer párrafo del artículo 1742:

“Art. 1742. Tratándose de cosas ciertas y determinadas individualmente, la venta es perfecta y


obligatoria para las partes, por sólo acuerdo de las mismas en la cosa y en el precio…”

Pero en realidad las partes no se han puesto de acuerdo sobre el precio porque éste lo ignoran,
han dicho solamente que un tercero será el que fije el precio; si éste no es fijado, la venta no es
perfecta y obligatoria.

Aunado a lo anterior, tenemos lo que enuncia el artículo 1746:

“Art. 1746. Si el tercero no quiere o no puede señalar el precio, quedará el contrato sin efecto,
salvo convenio en contrario.”

Este artículo puede interpretarse en el sentido de decir que la venta no es perfecta, no se ha


perfeccionado, se queda sin efecto el contrato porque le falta un elemento, porque le falta el
requisito del precio. En consecuencia el contrato se perfecciona sólo hasta el momento en que el
tercero fija el precio, ya que mientras no lo fije faltará un elemento de existencia en el contrato: el
precio.

Ahora bien, también este artículo expresa la posibilidad de que el contrato siga surtiendo efectos a
pesar de que el tercero no haya señalado el precio correspondiente cuando menciona “salvo
convenio en contrario”. Esto implica que la voluntad de las partes puede novarse y decidir por ellas
mismas el precio cuando un tercero no lo haga.

“Art. 1747. El señalamiento del precio no puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes.”

Dejar esta disposición de lado, implicaría inobservar el concepto mismo de lo que es un contrato,
pues de entrada no hay un acuerdo de voluntades, sino una imposición de una de las partes en
donde no se tome en cuenta la voluntad de la otra respecto al acuerdo del precio, lo que por
consecuencia nos llevaría a la falta de otro elemento de existencia del contrato: el consentimiento,
pues una de las partes no lo está manifestando respecto a la oferta, al precio.

-El comprador debe pagar el precio en los términos y plazos convenidos, si no se estipuló esto debe
pagarse al momento de la entrega. La demora en el pago generará intereses, salvo pacto en
contrario. (Art. 1748)

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-REQUISITOS DE VALIDEZ DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA.

CAPACIDAD JURÍDICA.

Como ya lo vimos, las partes deben la aptitud para ser sujetos de derechos y obligaciones. Las
partes deben tener capacidad de goce y de ejercicio, el vendedor debe ser el titular del derecho de
propiedad de lo que va a vender.

FORMA.

Se puede entender a la forma como la manera en que se manifiestan exteriormente los


contratos.

AUSENCIA DE VICIOS DEL CONSENTIMIENTO.

Como lo son:

1.- ERROR.- Es un concepto falso de la realidad, es una creencia no conforme con la


verdad.
2.- DOLO.- Es cualquier sugestión o artificio que se emplea para inducir al error o
mantener en él a alguno de los contratantes.
3.- MALA FE.- Es la disimulación del error de uno de los contratantes, una vez conocido.
4.- VIOLENCIA.- Es cuando se emplea fuerza física o amenazas que importen peligro de
perder la vida, la honra, la libertad, la salud o una parte considerable de los bienes del
contratante, de su cónyuge, de sus ascendientes, de sus descendientes, de sus parientes
colaterales dentro del segundo grado o de cualquier otra persona con la cual se encuentre
unido el contratante por íntimos y estrechos lazos de afecto.

OBJETO LÍCITO.

El objeto del contrato no debe ser contrario a las leyes de orden público ni a las buenas
costumbres.

Como ya hemos estudiado de manera general estos requisitos, vamos a enfocarnos a aquellos
requisitos de validez respecto de los cuales existen reglas especiales en el contrato de
compraventa: la capacidad y la forma.

LA CAPACIDAD RESPECTO A LA COMPRAVENTA.

Nuestro Código Civil, a propósito de la compraventa contiene una serie de preceptos relacionados
con la capacidad, los cuales pueden clasificarse de la siguiente manera:

-Preceptos que establecen requisitos para celebrar el contrato de compraventa.


-Preceptos que establecen prohibiciones para vender.
-Preceptos que establecen requisitos para comprar.

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-Preceptos que establecen requisitos para celebrar el contrato de compraventa.

Se trata de disposiciones que establecen ciertos requisitos específicos para que determinadas
personas puedan celebrar contratos de compraventa. Dentro de este grupo tenemos los siguientes
artículos:

“Art. 1772. Los extranjeros y las personas morales no pueden comprar bienes raíces, sino
sujetándose a lo dispuesto en el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y en sus leyes reglamentarias.”

Respecto a este caso, el artículo 27 constitucional contiene requisitos que deben cumplir los
extranjeros y las personas morales para poder adquirir bienes dentro del territorio nacional fuera
de la zona prohibida de la faja de terreno de 100 kilómetros de ancho a lo largo de las fronteras y
50 kilómetros de las costas: deben contar con una cláusula de exclusión de extranjeros y, además,
previo a la adquisición deben celebrar un convenio con la Secretaría de Relaciones Exteriores en el
que se haga constar que el extranjero o socios extranjeros que pueda haber en la persona moral se
considerarán, respecto de ese inmueble, como mexicanos en todo lo que se relacione con el
mismo, bajo la pena de perder en beneficio del país ese bien. Ahora, éste no es un simple
requisito, pues la Secretaría de Relaciones Exteriores no tiene obligación de conceder el permiso;
es una facultad discrecional concederlo o negarlo.

Su incumplimiento acarrea la nulidad absoluta del acto contravenido.

El siguiente artículo contenido en este grupo es el siguiente:

“Art. 1773. Los consortes no pueden celebrar entre sí el contrato de compraventa, sino de acuerdo
con lo dispuesto en los artículos 171 y 173.”

Actualmente el artículo 171 se encuentra derogado, pero anteriormente enunciaba “La mujer
necesita autorización judicial para contratar con su marido, excepto cuando el contrato que se
celebre sea el de mandato.”

Por su parte, el artículo 173 nos dice: “El contrato de compraventa sólo puede celebrarse entre los
cónyuges cuando el matrimonio esté sujeto a régimen de separación de bienes.”

Estas disposiciones contenidas en los artículos 1773 y 173 del Código Civil tienen cierta lógica, pues
el contrato de compraventa, por su naturaleza misma, no puede celebrarse más que cuando los
consortes han contraído matrimonio bajo el régimen de separación de bienes, porque, si han
contraído el matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal, automáticamente, al adquirir uno
de ellos, el otro adquiere el 50%.

Otra disposición que entra en este grupo, es aquella relativa a la venta de derechos de
copropiedad, contenida en el artículo 1777 del Código Civil:

“Art. 1777. Los propietarios de cosa indivisa para vender su parte respectiva a extraños, se
sujetarán a lo dispuesto en los artículos 943, 944 y 945.”

¿Y qué dicen estos artículos al respecto?

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“Art. 943. El copropietario que quiera enajenar a extraños su parte alícuota, debe notificar a los
demás, por medio de notario o judicialmente, los términos o condiciones de la enajenación
convenida, para que dentro de los quince días siguientes hagan uso del derecho del tanto.

Si alguno o algunos copartícipes hacen uso de ese derecho, el enajenante está obligado a
consumar la enajenación a su favor, conforme a las bases concertadas.

El derecho del tanto se pierde por el solo transcurso de los quince días, si no se ejercita en ese
plazo.”

“Art. 944. Cuando se consume la enajenación de la parte alícuota de un condueño, a persona


extraña a la comunidad de bienes, sin que se haya hecho la notificación a que se refiere el artículo
anterior, los demás copartícipes gozarán del derecho de retracto, en virtud del cual pueden
subrogarse, con las mismas condiciones estipuladas en el contrato, en lugar del que había
adquirido dicha parte, reembolsándole la cantidad que hubiere pagado y los gastos legales
originados por la transmisión.

El término para ejercer el retracto es de quince días contados a partir de la fecha en que el
retrayente haya tenido conocimiento de la enajenación.”

“Art. 945. Si varios copropietarios de bienes indivisos hicieren uso del derecho del tanto, o de
retracto en su caso, será preferido el que represente mayor parte y siendo iguales, el designado
por la suerte, salvo convenio en contrario.”

La institución que consagran los artículos 943 y 945 es el llamado derecho del tanto, aplicado para
los copropietarios.

La omisión de notificar a los copropietarios e incumplir con lo dispuesto por los artículos 943 y 945,
acarrea la nulidad del acto jurídico.

Por otra parte, lo dispuesto por el artículo 944, garantiza el llamado derecho de retracto, es decir,
la facultad que tiene uno de los copropietarios para dejar sin efecto una venta o una enajenación
hecha a favor del otro, y recuperar o adquirir para sí la cosa, por el mismo precio pagado.

La inobservancia de estos preceptos acarrea una nulidad relativa, pues la misma por la naturaleza
de estas disposiciones puede ser convalidada, ya sea tanto por el actuar de algún copropietario
ejercitando su derecho del tanto o de retracto o bien, por la pérdida de dichos derechos debido a
la prescripción negativa derivada de los plazos especificados por estos artículos.

-Preceptos que establecen prohibiciones para vender.

Dentro de este grupo de preceptos, por regla general podríamos referirnos a las cosas que no
están en el comercio o cuya enajenación se encuentra prohibida o limitada a los que ya nos hemos
referido antes a través de los artículos 971 y 972, pero en esta ocasión vamos a enfocarnos en otro
tipo de preceptos:

-La venta de cosa ajena.

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-Venta de bienes de menores.

Venta de cosa ajena.

Para estudiar la venta de cosa ajena, ésta viene referida principalmente en los siguientes artículos:

“Art. 1764. Ninguno puede vender sino lo que es de su propiedad.”

“Art. 1765. La venta de cosa ajena es nula y el vendedor es responsable de los daños y perjuicios si
procede con dolo o mala fe; debiendo tenerse en cuenta lo que se dispone en el Título relativo al
Registro Público, para los adquirentes de buena fe.”

“Art. 1766. Si el vendedor adquiere por cualquier título legítimo la propiedad de la cosa vendida,
antes de que tenga lugar la evicción, la venta producirá todos sus efectos, sin perjuicio de la
responsabilidad penal en que pudiera haber incurrido.”

“Art. 1767. El que hubiere vendido cosas ajenas aunque fuese de buena fe, deberá satisfacer al
comprador las pérdidas e intereses que resultaren de la nulidad del contrato. El vendedor, después
de la entrega de la cosa, no puede demandar la nulidad de la venta ni la restitución de la cosa. Si el
comprador sabía que la cosa era ajena, no podrá exigir la restitución del precio.”

“Art. 1768. La venta de cosa ajena surtirá sus efectos, si el propietario de la misma ratifica el
contrato en forma expresa.”

Tomando en cuenta que el contrato de compraventa es un contrato traslativo de dominio, el efecto


del mismo es precisamente transmitir la propiedad de las cosas o la titularidad de los derechos.

Ahora bien, este efecto no podría conseguirse si el vendedor no fuera el dueño de la cosa, porque
nadie puede dar lo que no se tiene, por lo que podríamos pensar que el contrato de compraventa
que recayera sobre una cosa ajena al vendedor debería ser inexistente, porque no podría satisfacer
un elemento de esencia del contrato de compraventa.

Sin embargo, la sanción que nuestro Derecho determina es la nulidad, tal y como se aprecia en el
artículo 1765.

Siguiendo con el mismo artículo, éste señala como agravantes para el pago de daños y perjuicios la
existencia de vicios del consentimiento, más específicamente el dolo o la mala fe.

También nos remite al Título relativo a las inscripciones en el Registro Público de la Propiedad, de
cuyo contenido podemos destacar los siguientes artículos:

“Art. 2497. Los documentos que conforme a esta ley deben registrarse y no se registren, sólo
producirán efectos entre quienes los otorguen, pero no podrán producir perjuicios a tercero, el
cual sí podrá aprovecharse de ellos en cuanto le fueren favorables.”

“Art. 2500. La inscripción no convalida los actos o contratos que sean nulos con arreglo a las leyes.”

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“Art. 2501. No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, los actos o contratos que se otorguen o
celebren por personas que en el Registro aparezcan con derecho para ello, no se invalidarán, en
cuanto a tercero registral de buena fe, una vez inscritos, aunque después se anule o resuelva el
derecho del otorgante en virtud del título anterior no inscrito o de causas que no resulten
claramente del mismo Registro.

Lo dispuesto en este artículo no se aplicará a los contratos gratuitos, ni a actos o contratos que se
ejecuten u otorguen violando una ley prohibitiva o de interés público.”

Estos artículos en realidad se refieren a un problema registral, pues la sanción que acarrean por la
falta de registro de documentos que conforme a la Ley deban inscribirse es la inoponibilidad frente
a terceros, es decir, el documento simplemente surtirá efectos entre las partes, pero en caso de
controversia con un tercero que cuente con una inscripción registral derivada de un acto realizado
con buena fe, tendrá preferencia en su derecho adquirido.

Posteriormente, continuando con los artículos que inicialmente hablan de la venta de cosa nula,
comentaremos que el Artículo 1767 nos enuncia los efectos de la evicción obligando al vendedor
de la cosa ajena a que, además de restituir el precio pagado, también pagar al comprador las
pérdidas e intereses que resulten de la nulidad del contrato.

Por último, el Artículo 1768 nos ofrece la posibilidad de que el verdadero dueño de la cosa, el
propietario real, convalide dicha venta al ratificar de forma expresa el contrato en que la cosa se
vendió aunque él no la hubiera vendido.

Venta de bienes de menores de edad.

Dentro de este grupo de preceptos que establece prohibiciones para vender, encontramos los
siguientes artículos:

“Art. 1776. Los hijos sujetos a patria potestad, pueden vender a sus padres solamente los bienes
comprendidos en la primera clase de los mencionados en el artículo 481.”

La primera clase de estos bienes, de acuerdo al artículo 481, son los bienes que el hijo adquiera
por su trabajo.

El problema que se plantea respecto a este artículo es que el hijo se encuentra sujeto a la patria
potestad es un incapaz. ¿Cómo podría vender esos bienes a su padre si no tiene capacidad? La
regla en nuestro Derecho es la capacidad, puesto que el artículo 1286 nos dice que son hábiles
para contratar todas las personas no exceptuadas por la ley. Pero los menores de edad están
dentro de esa excepción; en consecuencia, es un incapaz; no podrá celebrar el contrato con su
padre. El padre es un representante legal, ¿acaso éste podrá tener esa doble personalidad
representando al hijo como vendedor y obrando en su propio nombre como comprador? No,
habrá necesidad de pedir autorización judicial y de designar un tutor especial para poder celebrar
esa compraventa, en la vía oral familiar.

PRECEPTOS QUE ESTABLECEN PROHIBICIONES PARA COMPRAR.

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Tenemos un par de artículos que entran en esta categoría. El primero de ellos es el artículo 1774, el
cual enuncia:

“Art. 1774. Los Magistrados, los Jueces, Agentes del Ministerio Público, los Defensores de Oficio,
los Abogados, los procuradores y los peritos no pueden comprar los bienes que son objeto de los
juicios en que intervengan. Tampoco podrán ser cesionarios de los derechos que se tengan sobre
los citados bienes.”

Ahora bien, lo dispuesto en este artículo tiene una excepción, que es el artículo 1775 del Código
Civil para el Estado de Guanajuato:

“Art. 1775. Se exceptúa de lo dispuesto en el artículo anterior, la venta o cesión de acciones


hereditarias, cuando sean coherederas las personas mencionadas, o cuando se trate de derechos a
que estén afectos bienes de su propiedad.”

La razón de esta prohibición es para evitar cualquier situación o sospecha de abuso de poder de
estas personas que al estar en un puesto o situación oficial, aprovechen sus facultades para
adquirir bienes a precio bajo, lesionando los intereses de los legítimos dueños. La sanción a este
tipo de compras hechas en contravención al artículo 1774, debe ser la nulidad absoluta.

Los siguientes artículos que entran en esta categoría son:

“Art. 1778. No pueden comprar los bienes de cuya venta o administración se hallen encargados:

I.- Los tutores y curadores;


II.- Los mandatarios;
III.- Los ejecutores testamentarios y los que fueren nombrados en casos de intestado;
IV.- Los interventores nombrados por el testador o los herederos;
V.- Los representantes, administradores e interventores en caso de ausencia;
VI.- Los empleados públicos.”

“Art. 1779. Los peritos y los corredores no pueden comprar los bienes en cuya venta han
intervenido.”

La razón de esta prohibición es que estos sujetos tienen una doble personalidad, un doble interés,
pues como representantes deberían obtener el mayor precio y obrando en su propio interés
tratarían de adquirir el bien al precio más bajo posible. La sanción en este tipo de casos sería la
nulidad relativa, puesto que podría perfectamente convalidarse el acto cuando las partes dejen de
ser mandatarios y por lo tanto, dejar de tener ese poder, esa representación.

La razón de que todas estas prohibiciones estén sancionadas con la nulidad las encontramos en el
artículo 1780 que enuncia:

“Art. 1780. Las compras hechas en contravención a lo dispuesto en este Capítulo, serán nulas, ya se
hallan hecho directamente o por interpósita persona.”

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LA FORMA EN LA COMPRAVENTA.

Ahora, después de analizar la capacidad de las partes, procederemos a analizar el segundo


requisito de validez del contrato de compraventa: la forma, la manera en que se manifiestan los
contratos de acuerdo a lo dispuesto por la Ley.

Estudiaremos este requisito de validez desde dos enfoques: la venta cuyo objeto sean bienes
muebles y la venta cuando su objeto sean bienes inmuebles.

La forma del contrato de compraventa de bienes muebles.

Por regla general, el artículo Artículo 1814 del Código Civil para el Estado de Guanajuato establece:
“El contrato de compraventa no requiere para su validez formalidad alguna especial, sino cuando
recae sobre un inmueble.”

De lo anteriormente dispuesto es necesario relacionarlo a su vez a lo dispuesto por el artículo 1742


que faculta el perfeccionamiento de la compraventa al haber convenido las partes cosa y precio,
aunque la cosa no se haya entregado ni el precio se haya pagado.

Ahora bien, el artículo 1817 nos menciona una excepción al universo de la generalidad de los
contratos respecto a los bienes muebles citado en el artículo 1814, pues éste nos dice:

“Art. 1817. La venta de un mueble enajenado con las limitaciones señaladas en el artículo 1808
deberá hacerse en escritura privada, por triplicado que firmarán las partes y ratificarán ante
Notario Público o quien haga sus veces para que pueda inscribirse en el Registro Público de la
Propiedad. El Notario tomará razón en su protocolo de la ratificación, del día y la hora en que tenga
lugar y así lo hará constar en la escritura privada relativa.”

Es decir, éste artículo nos refiere a ciertos bienes muebles cuya transmisión a otra persona debe
cubrir una cierta forma: la escritura privada. Podemos decir que una escritura privada, en este caso
un contrato de compraventa privado respecto a un bien mueble, es un documento que de entrada
tiene valor solamente entre los contratantes, sin embargo, al revestir esta forma en que mediante
la ratificación le da la Ley, puede incluso llegar a inscribirse en el Registro Público de la Propiedad.

Ahora bien, ¿Qué bienes son los que deben revestir esta forma? Se refiere a la venta de bienes
muebles de un valor considerable y cuya operación se realice en un contrato de ejecución
periódica como lo es la venta en abonos. El artículo 1808 nos dice:

“Art. 1808. La venta que se haga facultando al comprador para que pague el precio en abonos, se
sujetará a las reglas siguientes:

II.- Si se trata de bienes muebles, tales como automóviles, motores, pianos, refrigeradores u otros
que sean susceptibles de identificarse de manera indubitable, podrá también pactarse la cláusula
rescisoria de que habla la fracción anterior y esa cláusula producirá efectos contra tercero si se
inscribió en el Registro Público;”

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La forma del contrato de compraventa de bienes inmuebles.

Se encuentra regulado principalmente por el contenido de los siguientes artículos:

“Art. 1815. La venta de un inmueble deberá constar en Escritura Pública.

Se equipara a la escritura pública el título que contenga la venta de un inmueble, efectuada en


favor de los trabajadores por el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, o
algún otro organismo público cuyo objeto sea similar al de este Instituto.”

“Art. 1816. La venta de bienes raíces no producirá efectos contra tercero sino después de
registrada en los términos prescritos en este Código.”

Las enajenaciones de bienes inmuebles deberán constar en escritura ante notario público.

Consecuentemente, el requisito de la escritura notarial para la validez de la compraventa se


considera formalidad indispensable.

También contempla otro supuesto respecto a la equiparación de los contratos privados de


compraventa celebrados por INFONAVIT o algún otro organismo público con un objeto similar,
como FOVISSTE, pero debido a las complicaciones prácticas en la elaboración de estos contratos,
es que se decidió que la integración de los expedientes y su posterior escrituración se realicen ante
Notario, dejando a estos organismos solamente la tarea de la validación y aprobación de la
documentación.

Respecto al artículo 1816, éste nos refiere que la venta de inmuebles no producirá efectos contra
terceros sino después de registrada en el Registro Público de la Propiedad. Cabe destacar que la
acepción de tercero en el presente supuesto, no se refiere como normalmente se pensaría, a una
persona extraña al contrato. En este caso se refiere como tercero a un titular de un derecho real.

EFECTOS JURÍDICOS DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA.

Al hacer la clasificación de este contrato, dijimos que se trataba de un contrato conmutativo


bilateral, que engendra obligaciones recíprocas entre las partes. Los efectos consisten en la
creación de obligaciones y derechos para las partes contratantes, por lo tanto, al referirnos a estos
efectos del contrato, nos referimos a las obligaciones que para cada uno de los contratantes
engendra esta figura jurídica.

OBLIGACIONES DEL VENDEDOR.

De acuerdo al artículo 1781 del Código Civil para el Estado de Guanajuato, el vendedor está
obligado a:

“Art. 1781. El vendedor está obligado:

I.- A entregar al comprador la cosa vendida;


II.- A garantizar las calidades de la cosa;

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III.- A prestar la evicción.”

Entrega de la cosa.

La entrega de la cosa constituye una obligación esencial para el vendedor.

Como vimos anteriormente, de acuerdo al contenido del artículo 1782 de nuestro Código Civil, hay
3 formas en que la cosa se puede entregar:

“Art. 1782. La entrega puede ser real, jurídica o virtual.

La entrega real consiste en la entrega material de la cosa vendida, o en la entrega del título si se
trata de un derecho.

Hay entrega jurídica cuando, aun sin estar entregada materialmente la cosa, la ley la considera
recibida por el comprador.

Desde el momento en que el comprador acepta que la cosa vendida queda a su disposición, se
tendrá por virtualmente recibido de ella, y el vendedor que la conserva en su poder sólo tendrá los
derechos y obligaciones de un depositario.”

Ahora bien, esta entrega presupone otra obligación anterior que resulta ser implícita para poder
entregar el bien objeto del contrato, que es la de conservación de la cosa, disposición que aplica
principalmente para los contratos en que debe transcurrir un lapso para la entrega del bien. Tal y
como lo dispone el último párrafo del artículo 1782 y complementado con lo dispuesto en el
artículo 1786 que nos dice:

“Art. 1786. El vendedor debe entregar la cosa vendida en el estado que se hallaba al
perfeccionarse el contrato.”

Sin embargo, hay una excepción a esta obligación de conservar la cosa por parte del vendedor, la
cual está contemplada en el Artículo 1790, el cual enuncia:

“Art. 1790. Si el comprador se constituyó en mora de recibir, abonará al vendedor el alquiler de las
bodegas, graneros o vasijas en que se contenga lo vendido y el vendedor quedará descargado del
cuidado ordinario de conservar la cosa, y solamente será responsable del dolo o de la culpa grave.”

Es decir, si el comprador tarda demasiado en concretar la recepción del bien adquirido, debe pagar
al vendedor solamente el alquiler de bodegas, graneros o vasijas en donde esté lo vendido, para
que así el vendedor quede libre del cuidado de conservar la cosa, siendo solamente responsable
por dolo o culpa grave.

Otro de los aspectos relativos a la entrega de la cosa son sus gastos de entrega, respecto a los
cuales el Código Civil nos enuncia en su artículo 1783 que: Los gastos de la entrega de la cosa
vendida son a cuenta del vendedor y los de su transporte o traslación a cargo del comprador, salvo
pacto en contrario. (Artículo 1783 CCGto).

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Al entregarse la cosa, el vendedor también debe entregar todos los frutos, rendimientos, acciones
y títulos de la cosa desde que se perfeccionó la venta. (Art. 1787 CCGTo.)

“Art. 1787. Debe también el vendedor entregar todos los frutos producidos desde que se
perfeccionó la venta, y los rendimientos, acciones y títulos de la cosa.”

¿Dónde debe entregarse la cosa?


La respuesta a este cuestionamiento la encontramos en el artículo 1789: en el lugar convenido, y si
no se hubiere acordado algún lugar, se hará en el lugar en que se hallaba la cosa en la época en
que se vendió.

“Art. 1789. La entrega de la cosa vendida debe hacerse en el lugar convenido, y si no hubiere lugar
designado en el contrato, en el lugar en que se encontraba la cosa en la época en que se vendió.”

¿Qué sucede si el vendedor no entrega la cosa?

Si el vendedor no cumple con la obligación de entregar la cosa, está faltando al cumplimiento de


una obligación derivada del contrato de compraventa, que hemos clasificado como un contrato
bilateral. La sanción por falta de cumplimiento de una obligación recíproca la encontramos en el
artículo 1437, que se traduce en la rescisión del contrato o la ejecución forzada de la obligación,
más, en uno y otro casos, el pago de los daños y perjuicios.

“Art. 1437. La condición resolutoria va siempre implícita en los contratos bilaterales, para el caso
de que uno de los contrayentes no cumpliere su obligación.

El perjudicado podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la rescisión del contrato, con el
resarcimiento de daños y perjuicios en ambos casos. También podrá pedir la rescisión aun después
de haber optado por el cumplimiento, cuando éste resultare imposible.

Para que opere la condición resolutoria deberá mediar incumplimiento substancial de la obligación
de una de las partes a juicio del Juez.”

GARANTIZAR LAS CALIDADES DE LA COSA.

Esta obligación se desprende de la naturaleza del contrato de compraventa, pues el que adquiere
una cosa lo hace teniendo en cuenta sus calidades, se debe garantizar que lo que recibe el
comprador no sea de inferior calidad a lo pactado.

Esta disposición es el nexo con la siguiente obligación del vendedor: el saneamiento por el caso de
evicción.

PRESTAR LA EVICCIÓN.

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El fundamento de esta obligación, además de la fracción III del artículo 1781 de nuestro Código
Civil, lo es también el artículo 1611 del mismo ordenamiento legal, el cual nos dice:

“Art. 1611. Habrá evicción cuando el que adquirió alguna cosa fuere privado del todo o parte de
ella por sentencia que cause ejecutoria, en razón de algún derecho anterior a la adquisición.”

Evicción significa pérdida por consecuencia de una sentencia condenatoria relativa a una cosa o
derecho legítimamente adquiridos. El saneamiento por evicción consiste en la obligación del
vendedor, en tales casos, de indemnizar daños y perjuicios al comprador desposeído.

Incluso la jurisprudencia en la tesis registrada con número 340087 precisa las distinciones
conceptuales entre evicción y saneamiento: la evicción es el hecho de perder el adquirente y
recuperar el dueño, en virtud de un derecho anterior a la enajenación que al primero servía de
título, la cosa que el adquirente se encontraba poseyendo; mientras que el saneamiento es la
obligación que se impone al que hizo la enajenación, de devolver al adquirente el precio de la cosa
enajenada.

Yo le agregaría que dependiendo de si hubo mala fe, también se pagarían daños y perjuicios.

Ejemplo de evicción: Juan le vende un automóvil robado a Pedro, existe una denuncia ante el
Ministerio Público y después del respectivo proceso Pedro se ve privado del automóvil que es
devuelto a su dueño original. Al dictarse la sentencia que priva a Pedro del automóvil que adquirió,
se actualizó el supuesto de la evicción, por lo que ahora Juan debe indemnizar a Pedro por el pago
que le hizo del automóvil, lo cual en caso de que Juan no lo haga voluntariamente, Pedro podrá
demandar el saneamiento por evicción. E incluso, si Juan sabía que el vehículo era robado y aún así
lo vendió, Pedro puede demandar daños y perjuicios.

La regla general respecto a la evicción nos la da el artículo 1612:

“Art. 1612. Todo el que enajena está obligado a responder de la evicción, aunque nada se haya
expresado en el contrato.”

Requisito para que proceda el saneamiento: Para que tenga lugar el saneamiento se requiere que
la evicción se haya producido real y efectivamente y que el comprador, tan pronto como sea
emplazado, pida la notificación de la demanda que puede dar lugar a ella, al vendedor. (Art. 1616)

En este caso, el término denunciar no consiste en que simplemente se deba informar al vendedor
sobre el juicio al que se le ha emplazado al comprador, sino solicitar al tribunal en el que se ventila
el asunto que cite a juicio al vendedor, no en calidad de parte, sino como tercero coadyuvante, con
el objeto de que éste pueda defender en su caso la legitimidad de la operación.

CONTENIDO DE LA OBLIGACIÓN EN CASO DE EVICCIÓN.

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Lo que deberá cubrirse en caso de que se actualice la evicción, va a depender totalmente de la


comprobación de la buena fe o la mala fe en la operación de compraventa.

“Art. 1618. Si el que enajenó hubiere procedido de buena fe, estará obligado a entregar al que
sufrió la evicción:

I.- El precio íntegro que recibió por la cosa;


II.- Los gastos causados en el contrato, si fueron satisfechos por el adquirente;
III.- Los causados en el pleito de evicción y en el de saneamiento;
IV.- El valor de las mejoras útiles y necesarias, siempre que en la sentencia no se determine que el
vencedor satisfaga su importe.”

Por otro lado, en caso de que el vendedor haya obrado de mala fe, tendrá además las cargas
siguientes:

“Art. 1619. Si el que enajena hubiere procedido de mala fe, tendrá las obligaciones que expresa el
artículo anterior, con las agravaciones siguientes:

I.- Devolverá, a elección del adquirente, el precio que la cosa tenía al tiempo de la adquisición, o el
que tenga al tiempo en que sufra la evicción;
II.- Satisfará al adquirente el importe de las mejoras voluntarias y de mero placer que haya hecho
en la cosa;
III.- Pagará los daños y perjuicios.”

En el caso del saneamiento por evicción, el enajenante de mala fe, además de cumplir con las
cargas pecuniarias que impone el numeral anterior, es sancionado por el legislador con otras
agravantes. Así, mientras que el precio que debe reintegrar en caso de que hubiera actuado de
buena fe se limita únicamente al que fue pactado en el momento de la celebración del negocio
jurídico; en el caso de mala fe, el comprador podrá solicitar que se le reintegre ya sea el precio en
el momento de la celebración o el de la fecha que sufrió la evicción, lo que significa que el
adquirente tendrá a su beneficio la plusvalía del objeto de la compraventa.

Por otra parte, es de destacarse que la ley sanciona la mala fe del vendedor con la obligación de
pagar los daños y perjuicios que le haya ocasionado la operación al adquirente. Lo relevante de
estos artículos es que las prestaciones accesorias a la acción de saneamiento por evicción, variarán
según los hechos en los que se sustente la respectiva demanda, es decir, si el enajenante actuó de
buena o mala fe.

Consideraciones especiales a la evicción:

-Si el vendedor no comparece al pleito derivado de la evicción o no ofrece prueba o alegato


alguno, queda obligado al saneamiento como si hubiera obrado de mala fe. (Art. 1620)

-Si tanto vendedor como adquiriente obran de mala fe, el adquiriente no tendrá derecho al
saneamiento ni a indemnización alguna. (Art. 1621)

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-Si el adquiriente fue condenado a restituir los frutos de la cosa, podrá exigir del vendedor su
indemnización o el interés legal del precio que haya dado. (Art. 1622)

-Si el adquiriente no fue condenado a restituir los frutos de la cosa, se compensarán los intereses
de la cosa con los frutos recibidos. (Art. 1623).

-Si el vendedor, al ser emplazado, manifiesta que no tiene medios de defensa y consigna el precio
por no quererlo recibir el adquiriente, queda libre de cualquier responsabilidad posterior a la fecha
de la consignación. (Art. 1624)

Esta es una forma de liberar de responsabilidades al vendedor, ya sea de buena o mala fe, de los
efectos de la sentencia de evicción, para lo cual debe reconocer no contar con argumentos o
pruebas para sustentar la legitimidad de la compraventa y además, debe demostrar que intentó
reintegrar el precio al adquiriente y que ante la negativa del comprador, el precio es consignado
ante el tribunal, es decir, el vendedor realiza el ofrecimiento del pago y lo deja a disposición del
comprador, liberándose así de cualquier responsabilidad posterior a dicha fecha.

-Las mejoras que el vendedor hubiera hecho antes de la enajenación, se le tomarán a cuenta de lo
que debe pagar siempre que fueren abonadas por el vendedor. (Art. 1625)

Eso quiere decir que en caso de que el vendedor hubiera realizado mejoras previas a la
compraventa y que quien ganara el pleito de evicción los hubiera pagado al adquiriente, el valor de
dichas mejoras será deducido del precio que tendrá que devolver el vendedor al comprador como
consecuencia de la evicción.

-La evicción puede ser parcial, en este caso, el adquiriente puede elegir entre recibir el precio de lo
que fue privado o la rescisión del contrato. (Art. 1626)

Si el comprador elige rescindir el contrato, tendrá que devolver al vendedor la parte de la cosa que
no fue afectada por la evicción, teniendo derecho el comprador a que se le restituya el precio total
de la operación.

Saneamiento por defectos o gravámenes ocultos de la cosa vendida.

El saneamiento no solamente puede proceder por la evicción, sin que también por defectos o
gravámenes ocultos de la cosa vendida.

Dentro de este grupo tenemos tres modalidades reconocidas por la Ley de vicios ocultos:

-Gravámenes de las fincas. (Art. 1630)


-Defectos ocultos.
-Vicios ocultos de los animales o ganados.

-Gravámenes de las fincas.

Contenido en el artículo 1630 del Código Civil, el cual enuncia:

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“Art. 1630. Si el inmueble que se enajenó se halla gravado, sin haberse hecho mención de ello en
la escritura, con alguna carga o servidumbre voluntaria no aparente, el que adquirió puede pedir la
indemnización correspondiente al gravamen o la rescisión del contrato.”

Respecto a este artículo, hay que mencionar que al transmitir la propiedad de un inmueble, éste se
transmite con todos sus derechos, cargas y gravámenes, por lo que si no se menciona esto en la
escritura, el comprador puede elegir entre pedir la indemnización o la rescisión del contrato. Tanto
la acción para pedir la indemnización como la rescisión prescriben en un año, de acuerdo al
artículo 1631.

En la práctica, las notarías suelen solicitar que las partes presenten un certificado de gravámenes
emitido por el Registro Público de la Propiedad con una fecha reciente. Si las partes no lo
presentan, el Notario puede solicitar lo que se denomina el Primer Aviso Preventivo, mediante el
cual avisa al Registro Público de la Propiedad que dos partes han convenido en celebrar un
contrato de compraventa. Los efectos de este Primer Aviso Preventivo son inmovilizar el Folio Real
inscrito en dicho registro por un lapso de 20 días a fin de que las partes concreten en ese plazo la
formalización de la compraventa; además, otro efecto de este aviso es hacer las veces de
certificado de gravámenes, pues en su contenido se detalla si dicho bien inmueble se encuentra
libre de gravámenes o hay alguno vigente que, al ser conocido por el comprador, pueda influir en la
celebración del contrato de compraventa.

-Defectos ocultos.

El saneamiento por defectos ocultos tiene su principal fundamento en el artículo 1634:

“Art. 1634. En los contratos conmutativos, el enajenante está obligado al saneamiento por los
defectos ocultos de la cosa enajenada que la haga impropia para los usos a que se le destina, o que
disminuyan de tal modo este uso, que de haberlo conocido el adquirente no hubiere hecho la
adquisición o habría dado menos precio por la cosa.”

Se considera como un defecto o vicio oculto a toda aquella característica, atributo o carencia, de la
cosa enajenada, al momento de la celebración del contrato, que le impida al comprador una
posesión útil, ya sea para brindarle el uso normal adecuado que tenía derecho a esperar o le
presente una disminución de éste.

Así pues, esta obligación del vendedor es una consecuencia lógica de la finalidad de la compra y de
las esperanzas que el comprador puede tener lícitamente respecto a las cualidades reales de la
cosa por él adquirida.

En estos supuestos, el comprador puede exigir la rescisión del contrato y el pago de los gastos que
por él hubiere hecho, o que se le rebaje una cantidad proporcionada del precio, a juicio de peritos,
de acuerdo al contenido del artículo 1636 de nuestro Código Civil.

A la acción mediante la cual el contrato se rescinde con responsabilidad para el vendedor, quien
deberá devolver el precio recibido y además el rembolso de los gastos ocasionados por el contrato,
se le conoce como acción redhibitoria.

De ahí que a estos defectos ocultos también se les conozca como vicios redhibitorios.

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A la acción con la cual al comprador se le otorga el derecho de optar por conservar la cosa,
demandando una rebaja proporcional del precio que será cuantificada por peritos en razón de los
vicios que la afectan, se lo conoce como acción de reducción del precio.

Estas acciones prescriben a los seis meses, sin perjuicio de las acciones que puedan ejercitarse que
en caso de que hubiera gravámenes ocultos, de acuerdo al Artículo 1641.

Además, otra consideración especial respecto a estas acciones es que el ejercicio de una por parte
del comprador no excluye el ejercicio de acción de la otra, aunque para el caso de que ya se haya
ejercitado una primera acción, para ejercitar una segunda acción el comprador requerirá el
consentimiento del vendedor, de acuerdo al artículo 1638.

Consideraciones especiales al saneamiento por defectos ocultos:

-Si se prueba que el vendedor conocía los defectos ocultos y no lo manifestó al comprador, éste
además podrá ser indemnizado por daños y perjuicios si opta por la rescisión. (Art. 1637)

-La misma pena se aplicará si la cosa enajenada pereciere o cambiara su naturaleza a consecuencia
de los vicios que tenía y eran conocidos por el enajenante. (Art. 1639)

-Si el vendedor no conocía los vicios, sólo deberá restituir el precio y pagar los gastos del contrato,
en el caso de que el comprador los hubiera hecho. (Art. 1640)

Respecto a estas disposiciones, se hace expresa la distinción entre el vendedor de buena fe y el de


mala fe, obligando a quien actúa de buena fe únicamente a la restitución del precio y gastos del
contrato realizados por el comprador, mientras que a quien actúa de mala fe además pagará los
gastos, costas, daños y perjuicios.

-Vicios ocultos de los animales o ganados.

Respecto a este tema sólo mencionaremos los siguientes casos contemplados por nuestro Código
Civil:

-Si se venden 2 o más animales juntos, el vicio oculto de alguno sólo da lugar a la acción
redhibitoria respecto de él, a no ser que el comprador no hubiera realizado la compra del sano sin
el vicioso ó que la enajenación fuera de un rebaño y el vicio fuera contagioso. (Art. 1642)

-Se presume que el comprador no tenía la voluntad de adquirir uno sólo de los animales cuando se
adquiere un tiro, yunta o pareja. (Art. 1643)

-Cuando el animal muere dentro de los 3 días siguientes a la compra, es responsable el vendedor si
por juicio de peritos se prueba que estaba enfermo antes del acto. (Art. 1644)

-El plazo para la acción redhibitoria para el caso de animales es de 20 días desde la fecha del
contrato. (Art. 1646)

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Importante para el saneamiento por vicios ocultos:

• Las partes pueden restringir, renunciar o ampliar su responsabilidad por vicios


redhibitorios, siempre que no haya mala fe. (Art. 1649)

Lo dispuesto en este artículo, parte de la autonomía de la voluntad que tiene las partes para que
convengan respecto a la posibilidad de modificar o suprimir la responsabilidad por vicios o
defectos ocultos, ya sea haciéndola menor, aumentándola o exonerándose de manera total,
solamente con la condición de que exista buena fe por parte del enajenante, es decir, que éste
ignore la existencia de los vicios ocultos de los bienes que vende.

• El enajenante no tiene la obligación de responder por estos vicios si el adquiriente obtuvo


la cosa por remate o adjudicación judicial. (Art. 1653)

Hay tres consideraciones por las cuales este artículo realiza estas disposiciones:

1).- Las ventas judiciales no admiten mala fe en el enajenante;


2).- Los interesados para hacer postura gozan de amplia libertad para cerciorarse de la calidad y
atributos de los bienes, y
3).- El enajenante no toma parte activa en la enajenación.

Sin embargo, este precepto tiene sus críticas, ya que dichas razones no pueden justificar la
excepción al saneamiento por vicios ocultos. Lo único que lógicamente puede presumirse, dentro
de un procedimiento de adjudicación o remate, es que el enajenante no puede obrar de mala fe;
pero esto no puede tener como consecuencia la exclusión de responder por vicios ocultos, y por lo
tanto del deber de proporcionar una posesión útil al adquirente.

-EXCEPCIONES EN RELACIÓN CON LA EVICCIÓN

La Ley contempla varias excepciones en su artículo 1632:

“Art. 1632. El que enajena no responde por la evicción:

I.- Si así se hubiere convenido:


II.- En el caso del artículo 1615;
III.- Si conociendo el que adquiere el derecho del que entabla la evicción la hubiere ocultado
dolosamente al que enajena;
IV.- Si la evicción procede de una causa posterior al acto de enajenación, no imputable al que
enajena, o de hecho del que adquiere, ya sea anterior o posterior al mismo acto;
V.- Si el adquirente no cumple lo prevenido en el artículo 1616;
VI.- Si el adquirente y el que reclama transigen o comprometen el negocio en árbitros, sin
consentimiento del que enajenó;
VII.- Si la evicción tuvo lugar por culpa del adquirente.”

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Dado que casi todos los supuestos no requieren mayor explicación, nos enfocaremos
principalmente en estos supuestos:

-Un pacto expreso respecto a aumentar o disminuir los efectos de la evicción (Art. 1613)

-Renuncia al derecho de saneamiento para el caso de evicción (Art. 1615)

*Se puede renunciar al derecho de saneamiento, pero no al derecho de evicción si se demuestra


que hubo mala fe de parte del vendedor (Arts. 1614 y 1615).

-Un pacto expreso respecto a aumentar o disminuir los efectos de la evicción (Art. 1613)

“Art. 1613. Los contratantes pueden aumentar o disminuir convencionalmente los efectos de la
evicción, y aún convenir en que ésta no se preste en ningún caso.”

Del análisis de este artículo, podemos considerar que el saneamiento por causas de evicción es una
consecuencia natural y ordinaria de los contratos traslativos de dominio onerosos, sin embargo la
Ley permite convenir en relación con los límites o alcances de la responsabilidad derivada por
evicción y hasta pactar que se pueda eximir al vendedor del saneamiento en las cláusulas
contractuales, sin embargo esta libertad no es ilimitada, pues hay un elemento que le pone un
obstáculo en caso de que se demuestre: la mala fe, tal y como lo menciona el artículo 1614.

“Art. 1614. Es nulo todo pacto que exima al que enajena de responder por la evicción, siempre que
hubiere mala fe de parte suya.”

-Renuncia al derecho de saneamiento para el caso de evicción (Art. 1615)

“Art. 1615. Cuando el adquirente ha renunciado el derecho al saneamiento para el caso de


evicción, llegado que sea éste debe el que enajena entregar únicamente el precio de la cosa,
conforme a lo dispuesto en los artículos 1618, fracción I, y 1619, fracción I; pero aún de ésta
obligación quedará libre si el que adquirió lo hizo con conocimiento de los riesgos de evicción y
sometiéndose a sus consecuencias.”

Ahora bien, este artículo contempla el supuesto de que el adquiriente ha renunciado al derecho de
saneamiento para el caso de evicción, para lo cual hay que hacer notar que este artículo no exime
al vendedor de la evicción en sí, sino solamente limita el pago de la indemnización que por
evicción deba darse a únicamente el precio de la cosa, de acuerdo a lo dispuesto en los artículos
1618 fracción I y 1619 fracción I, los cuales establecen las prestaciones que pueden reclamarse en
caso de que el enajenante haya actuado de buena o mala fe, sin embargo hay un caso en que el
vendedor puede quedar libre de dar la evicción: en caso de que se demuestre que el comprador
realizó la compraventa con conocimiento de los riesgos de evicción y sometiéndose a sus
consecuencias.

Ejemplo: Podemos retomar el mismo caso donde Juan le vende un automóvil robado a Pedro, si
Pedro también sabía que el automóvil era robado y esta circunstancia puede probarse en el juicio,
Juan quedará eximido de prestar la evicción.

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OBLIGACIONES DEL COMPRADOR.

Principalmente son dos obligaciones que el comprador contrae al momento de realizar un contrato
de compraventa:

• PAGAR EL PRECIO CONVENIDO.


• RECIBIR EL BIEN OBJETO DE LA COMPRAVENTA.

-Pagar el precio convenido.

Esta obligación se encuentra contenida principalmente en los artículos 1791 y 1792 de nuestro
Código Civil:

“Art. 1791. El comprador debe cumplir todo aquello a que se haya obligado, y especialmente pagar
el precio de la cosa en el tiempo, lugar y forma convenidos.”

Este artículo hace especial énfasis respecto al pago del precio respetando todas las circunstancias
convenidas por las partes.

El tiempo lo constituye el plazo o término para pagar el precio, recibir la cosa; la forma se refiere al
modo en que deben realizarse los actos consecutivos, para el cumplimiento del contrato (por
escrito, verbal, actos materiales como traslado del bien, etcétera.) y el lugar que es el espacio físico
cierto y determinado para el cumplimiento de las obligaciones pactadas por los contratantes (lugar
de la compraventa, entrega de la cosa o ubicación de la misma, etcétera).

Sin embargo, no todos los contratos son perfectos en cuanto a sus estipulaciones y cláusulas, lo
que podría ocasionar perjuicios para los contratantes; es por ello que la ley estableció reglas que
permiten el cumplimiento de los contratos en caso de omisiones o falta de acuerdo en algunos
detalles del contrato, los cuales, respecto al comprador, trataremos a continuación.

“Art. 1792. Si no se ha fijado tiempo y lugar, el pago se hará en el tiempo y lugar en que se
entregue la cosa.”

Normalmente, en toda compraventa se fija el precio, la forma de pago, la fecha y lugar donde debe
realizarse el mismo; sin embargo, como ya lo hemos visto anteriormente y de conformidad con el
artículo 1742, el contrato se perfecciona con el solo acuerdo de voluntades, por tanto, basta con
que los contratantes pacten sobre la cosa y su precio para que posteriormente se efectúe el pago y
la entrega de la cosa; el artículo que vemos soluciona el problema respecto de cuando las partes
no señalaron el tiempo y lugar de pago, indicando que el pago se efectuará en el lugar, día, y hora
que se haya pactado para la entrega de la cosa, como si se tratara de una compraventa de contado.

Pago de intereses.

Cuando la compraventa se realiza con pago de precio aplazado, se plantea el problema de si el


comprador debe al vendedor intereses sobre el precio que no ha pagado. Los problemas que se
presentan o pueden presentarse respecto a la obligación que tiene el comprador de pagar

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intereses sobre el precio que no ha cubierto al vendedor se encuentran resueltos en tres artículos,
el 1794, 1795 y 1796, los cuales analizaremos a continuación:

“Art. 1794. El comprador debe intereses por el tiempo que medie entre la entrega de la cosa y el
pago del precio, en los tres casos siguientes:

I.- En el caso del artículo 1748;


II.- Si la cosa vendida y entregada produce fruto o renta;
III.- Si se hubiere constituido en mora con arreglo a los artículos 1596 y 1597.”

Respecto a la fracción I, como ya lo hemos visto anteriormente, el artículo 1748 se refiere a la


demora en el pago del precio en los términos y plazos convenidos, por lo que dispone que en caso
de que haya retardo en el cumplimiento del pago por parte del comprador, éste queda obligado a
pagar réditos al tipo legal sobre la cantidad que adeude, claro, salvo pacto en contrario. El interés
legal es del 9% anual.

Respecto a la fracción II, por fruto debemos entender los naturales y los industriales, es decir,
aquellos producidos por la naturaleza del bien, como es el caso de objetos consistentes en plantas
o animales, y de los industriales podemos decir que son aquellos que se obtienen de diversas
ramas del sector productivo, como las fábricas, la maquinaria en operación continua, etcétera. El
concepto de las rentas se refiere a la ganancia económica que sigue generando el bien al continuar
estando en uso a pesar de no haber sido recibido aún por el adquiriente.

Recordemos que el vendedor, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1787, se encuentra


obligado por Ley a entregar todos los frutos, rendimientos, acciones y títulos de la cosa desde que
se perfeccionó la venta.

Respecto a la fracción III, primero hay que ver de qué se tratan los artículos 1596 y 1597.

“Art. 1596. El que estuviere obligado a prestar un hecho y dejare de prestarlo o no lo prestare
conforme a lo convenido, será responsable de los daños y perjuicios en los términos siguientes:

I.- Si la obligación fuere a plazo, comenzará la responsabilidad desde el vencimiento de éste;


II.- Si la obligación no dependiere de plazo cierto, se observará lo dispuesto en el artículo 1572.

El que contraviene una obligación de no hacer pagará daños y perjuicios por el solo hecho de la
contravención.”

“Art. 1597. En las obligaciones de dar que tengan plazo fijo, se observará lo dispuesto en la fracción
I del artículo anterior.

Si no tuvieren plazo cierto, se aplicará lo prevenido en el artículo 1572, parte primera.”

De acuerdo a lo antes enunciado, podemos decir que la fracción III del artículo 1794 contempla el
pago de intereses cuando existe un retardo en obligaciones consistentes en hacer, ya sea que
especifiquen un plazo cierto o que no lo contemplen, disponiendo también lo mismo en lo que
respecta a las obligaciones de dar.

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Ahora bien, también notamos que estos artículos refieren a su vez al artículo 1572 para el caso de
que las obligaciones de dar o hacer no tuvieren un plazo fijo, por lo que es conveniente remitirnos
a también a la primera parte de este artículo:

“Art. 1572. Si no se ha fijado el tiempo en que deba hacerse el pago y se trata de obligaciones de
dar, no podrá el acreedor exigirlo sino después de los treinta días siguientes a la interpelación que
se haga, ya judicialmente, ya en lo extrajudicial, ante un notario o ante dos testigos. Tratándose de
obligaciones de hacer, el pago debe efectuarse cuando lo exija el acreedor, siempre que haya
transcurrido el tiempo necesario para el cumplimiento de la obligación.”

En este artículo se fija el plazo para que el acreedor pueda exigir el pago en caso de obligaciones
de dar y de hacer, el cual es a partir de los 30 días al requerimiento que se haga al deudor
(comprador en este caso) en lo que respecta a las obligaciones de dar; mientras que para
obligaciones de hacer, el pago deberá realizarse cuando lo exija el acreedor, siempre y cuando haya
transcurrido el tiempo para cumplir la obligación.

Ahora vamos a ver el contenido de los dos artículos restantes que regulan el pago de intereses en
el caso de las compraventas a plazos: los artículos 1795 y 1796.

“Art. 1795. En las ventas a plazo, sin estipular intereses, no los debe el comprador por razón de
aquél, aunque entre tanto perciba el fruto de la cosa.”

“Art. 1796. Si la concesión del plazo fue posterior al contrato, el comprador estará obligado a
prestar los intereses, salvo convenio en contrario.”

Es de destacar el concepto de las ventas a plazos sin intereses, por medio del cual se exime al
comprador de su pago, es una excepción a lo dispuesto por el artículo 1794.

Respecto al último artículo, cuando en el contrato de venta se otorguen plazos para el pago del
precio, con posterioridad a la celebración del mismo, el comprador deberá pagar los intereses que
se hayan generado desde la celebración de aquél hasta la fijación de las nuevas condiciones de
pago, salvo que las partes pacten lo contrario o no se estipulen intereses.

-Obligación de recibir la cosa.

Pudiéramos pensar que la recepción de la cosa por parte del adquiriente es un derecho, pero la
teoría también lo maneja como una obligación del comprador, la cual se halla implícita en la
naturaleza del propio contrato, aunque el código civil vigente no lo establezca en forma expresa.

La Doctrina por lo general, afirma la existencia de la obligación del comprador de recibir la cosa,
como correlativa de la que el vendedor tiene de entregarla y para que el vendedor quede liberado
de la guarda de la cosa.

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CONSIDERACIONES ESPECIALES RESPECTO A LA OBLIGACIÓN DE CUBRIR REALIZAR EL PAGO.

-Cuando el comprador a plazo o cuyo precio aún no sea fijado fuera perturbado en su posesión o
derecho, o tuviera un temor justificado de ello, podrá suspender el pago si aún no lo ha hecho, en
lo que el vendedor le asegure dicha posesión o le otorgue fianza, salvo pacto en contrario. (Art.
1797)

Este artículo se refiere al llamado “Derecho de Retención”, el cual es una garantía que tiene el
comprador en una venta a plazos para suspender el pago, cuando sea perturbado en la posesión
de la cosa.

El derecho contenido en este artículo debe ejercitarse ante la autoridad jurisdiccional a través del
interdicto o la acción correspondiente, que tiene el efecto de cesar la perturbación y obligar a que
se respete la posesión del comprador, la retención del pago no opera si no se ejerce ante la
autoridad jurisdiccional, ya que de no hacerlo se podría incurrir en mora.

-El artículo 1798 dispone que la falta de pago del precio da derecho para pedir la rescisión del
contrato, aunque la venta se haya hecho a plazo, pero si la cosa ha sido enajenada a tercero se
observará lo siguiente:

a).- Tratándose del adquiriente de buena fe de bienes inmuebles o derechos reales sobre los
mismos, la rescisión deberá haberse estipulado expresamente la cláusula rescisoria en el contrato
y el mismo estar inscrito en el Registro Público.
b).- Respecto a bienes muebles, no tendrá lugar la rescisión, salvo lo previsto en las ventas en que
el precio se pague en abonos.

MODALIDADES DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA.

Las modalidades de la compraventa que regula nuestro Código Civil para el Estado de Guanajuato
no son realmente todas las posibles, sino solamente algunas de ellas, de lo cual nos podemos dar
cuenta cuando el propio Código define el correspondiente capítulo como “De algunas modalidades
del contrato de compraventa”.

Aquellas que el Código trata directamente en este título son:

-Venta con cláusula de exclusión a un comprador determinado.


-Venta con derecho de preferencia.
-Venta de cosas futuras.
-Venta en abonos.
-Venta con reserva de dominio.
-Venta sobre muestras.
-Venta por acervo o a la vista.

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-Venta con cláusula de exclusión a persona determinada.

Se establece en el contrato que no se le venderá el bien a una o a algunas personas, de acuerdo


con el contenido del artículo 1799.

“Art. 1799. Puede pactarse que la cosa comprada no se venda a determinada persona; pero es
nula la cláusula en que se estipule que no puede venderse a persona alguna.”

Esta modalidad consiste simplemente en que se impone al comprador una obligación de no hacer,
la cual puede obedecer a razones en que haya intereses legítimos que deben ser protegidos por el
Derecho.

Ejemplo: Juan es un comerciante en determinados artículos y va a venderle una cantidad


considerable a Pedro, prohibiéndole que se los venda a Luis, quien es su principal competidor,
argumentando que en un determinado momento, Luis puede acaparar una gran cantidad de estos
artículos y en un futuro dejarlo fuera del mercado.

Ahora bien, esta disposición puede ser superada de otras formas, como, por ejemplo, la figura de
la permuta, del trueque, pues el artículo 1799 sólo contempla la venta, pero no otras figuras
mediante la cual se pueda transmitir la propiedad.

¿Qué sucede si se incumple con esta modalidad de la compraventa?

Vamos a pensar que en el ejemplo que dimos Pedro incumple con la prohibición impuesta por Juan
para vender a Luis, realizando una operación de compraventa con él.

Para encontrar una solución a este caso, tenemos que remitirnos a la regla general en materia de
incumplimiento de obligaciones, la cual es el artículo 1516, el cual enuncia:

“Art. 1516. El que estuviere obligado a no hacer alguna cosa, quedará sujeto al pago de daños y
perjuicios en caso de contravención. Si hubiere obra material, podrá exigir el acreedor que sea
destruida a costa del obligado.”

Derivado de esto, podemos concluir que la venta que Pedro hizo a favor de Luis es válida,
simplemente el incumplimiento se sanciona con el pago de daños y perjuicios a favor de Juan.

Ahora bien, hay casos en los que no podrán cuantificarse de manera precisa o aproximada por
tratarse de un daño moral, por ejemplo: Juan tiene dos casas ubicadas de manera contigua y le
vende una a Pedro, prohibiéndole que se la venda a Luis, con quien tiene motivos de enemistad y
de odio y después de un tiempo se la vende a Luis. ¿Cómo podríamos valorar en dinero los daños y
perjuicios que resultan para esta persona y que no son apreciables precisamente en dinero? Es una
cuestión que le corresponderá decidir de una manera muy complicada al juez.

En estos casos se recomienda establecer adicionalmente una cláusula penal, hacer una evaluación
anticipada de los daños y perjuicios que cause el comprador para el caso de que falte a su
obligación.

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-Venta con derecho de preferencia.

Es aquella en virtud de la cual se otorga al vendedor el derecho de ser preferido a cualquier otra
persona, en igualdad de condiciones, cuando el comprador de una cosa determinada quiere
venderla.

Su fundamento lo tenemos en el artículo 1801 del Código Civil:

“Art. 1801. Puede estipularse que el vendedor goce del derecho de preferencia por el tanto, para
el caso de que el comprador quisiera vender la cosa que fue objeto del contrato de compraventa.”

Cabe mencionar que el pacto de preferencia es un acuerdo de voluntades permitido por la ley, que
en el caso de que el comprador decida revender la cosa, se preferirá para su adquisición al
vendedor en igualdad de condiciones que otros postores. Este derecho no es transmisible a otras
personas ni por herencia.

El pacto de preferencia no debe confundirse con el pacto de retroventa ni con el derecho del tanto.
El pacto de retroventa o de rescate, es un pacto añadido a la venta con la cual el vendedor se
reserva la facultad de adquirir la cosa vendida, mediante la restitución del precio principal y del
reembolso de los gastos y de cualquier otro pago legítimamente hecho para la venta. Este pacto
está prohibido por el artículo 1800 del Código Civil.

En pocas palabras, el derecho de preferencia es un derecho que la Ley otorga al vendedor de la


cosa cuando la persona a quien se la vendió, decida ponerla a la venta y reciba ofertas de otras
personas queriéndola adquirir, para lo cual deberá notificar a quien le vendió dicho bien si es su
deseo igualar las ofertas recibidas, en cuyo caso, podrá ejercer este derecho de preferencia para
adquirir de nueva cuenta este bien.

Por otro lado, el pacto de retracto solamente limita al comprador a volver a vender el bien
adquirido solamente al vendedor.

El derecho del tanto deriva de la normatividad en los casos previstos, como la copropiedad o la
venta de cosa arrendada.

Consideraciones especiales de la venta con derecho de preferencia.

-El plazo para ejercer el derecho de preferencia por parte del vendedor, después de haberse hecho
la oferta a quien le compró, es de 3 días para bienes muebles y 10 días para bienes inmuebles. En
caso de que no se realice el pago en dicho plazo, quedará sin efecto el pacto de preferencia. (Art.
1802)

-Debe notificarse a quien goza el derecho de preferencia de las ofertas por la cosa y si ésta se
vendiera sin aviso, la venta es válida, pero el vendedor responderá de daños y perjuicios (Art.
1803)

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En este precepto se establece una formalidad necesaria para que el comprador, ahora vendedor,
pueda enajenar la cosa, cuando se pactó en el contrato la cláusula de comprador preferente, que
consiste en hacerle saber de manera fehaciente al comprador preferente que se enajenará el bien.
La palabra fehaciente (así viene en el Código) significa fidedigno, es decir, que la manera en que se
haga saber al comprador la policitación de la oferta que se haga de la venta de la cosa materia de
la compraventa se realice de tal manera que no pueda ser cuestionada.

Las maneras en que se puede poner en conocimiento la venta pueden ser: de manera verbal, lo
que implica un problema jurídico para el vendedor de probar en caso de desconocimiento del
comprador que se le informó, y requiere que se haga ante testigos que hayan presenciado el acto,
señalando circunstancias de tiempo, modo y lugar, lo que en ocasiones causa retardo en el proceso
judicial.

La otra forma es por escrito privado o público; si la información se hace en escrito privado habrá
que tener en cuenta dos elementos: el primero, que el documento contenga la oferta de venta y se
plasme la voluntad del vendedor y, el segundo, que conste que el comprador preferente la recibió.
En cuanto a la forma por escrito de manera pública intervendrá un fedatario público que hará
constar en un acta la notificación de la oferta de venta por escrito con los mismos elementos del
escrito privado, y habrá constancia de su notificación, lo que hace más segura la constancia de la
policitación de la oferta y puede ser a través de un notario público o en vía de jurisdicción
voluntaria ante la autoridad judicial.

-Si se ha concedido un plazo para pagar el precio, quien tiene el derecho de preferencia no puede
prevalerse del mismo si no garantiza que pagará el precio al expirar el plazo. (Art. 1804)

Aquí se dispone que cuando el vendedor ha otorgado un plazo para el pago del precio de la cosa, el
comprador preferente debe satisfacerlo de inmediato, pero si quiere gozar del plazo o término
para pagar el precio, debe garantizar que pagará el plazo al concluir el plazo señalado para el
cumplimiento de la obligación, en caso de no hacerlo, como se mencionó en un inicio, deberá
pagar al contado, y si no lo hace o garantiza el cumplimiento del pago del precio, no surtirá efectos
su derecho de comprador preferente y el vendedor quedará librado de la obligación y podrá
enajenar la cosa a otra persona, el derecho de venta preferente sólo puede ejercitarse una sola
vez.

-Si el objeto sobre el cual se tiene derecho de preferencia se venderá en subasta pública, debe
hacerse saber al titular de dicho derecho el día, hora y lugar en que se realizará. (Art. 1805)

El artículo hace referencia a la hipótesis en que el vendedor de la cosa pretenda enajenarla en


subasta pública, cuando esto sea así también deberá dar aviso al comprador preferente sobre las
circunstancias de fecha, hora y lugar en que se realizará la subasta y por ende el remate; podemos
agregar que también deberá comunicar la postura inicial del precio. Si el vendedor no cumple con
dar aviso, tendrá que indemnizar al comprador preferente. Ahora bien, una vez realizada la subasta
y establecida la oferta mayor sobre el bien, el comprador preferente tendrá derecho a adquirir la
cosa en las condiciones previstas en la ley; esto no implica que a éste se le proponga el precio más
alto, sino que acepte pagarlo.

-El derecho adquirido cuando hay pacto de preferencia, no puede cederse ni heredarse. (Art. 1806)

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El derecho que adquiere el comprador preferente es un derecho personalísimo, además de


también intransmisible o enajenable por cesión o por cualquier otra forma incluyendo la sucesión,
por lo que sólo el comprador preferente lo puede ejercitar, por sí o por quien lo represente
legalmente. A su vez, este derecho preferente de adquirir la cosa es un derecho privilegiado
pactado por las partes y el no hacer uso del mismo da lugar a que se extinga, liberando al
vendedor de las obligaciones si solicitó la oferta de venta y precio.

-Venta de cosas futuras.

La posibilidad de la compra de cosas futuras se encuentra admitida primeramente por la fracción II


del artículo 1313 que como recordarán, enuncia que la cosa objeto del contrato debe ser
determinada o determinable en cuanto a su especie, también por el artículo 1314 el cual
expresamente contempla esta posibilidad, exceptuando la herencia de una persona viva,
complementando estas disposiciones con lo establecido en el artículo 1807 de nuestro Código
Civil, el cual enuncia:

“Art. 1807. Si se venden cosas futuras, tomando el comprador el riesgo de que no llegasen a existir,
el contrato es aleatorio y se rige por lo dispuesto en el Capítulo III Título Decimosegundo relativo a
la compra de esperanza.”

La compraventa de cosas a futuro constituye una modalidad del contrato de compraventa, que
tiene por objeto la venta de bienes, con la condicionante de que dichos bienes lleguen a existir a
futuro (lo que se conoce en la doctrina como una condición suspensiva), una vez materializado el
bien, el contrato surte sus efectos.

Sin embargo, si la cosa no llegara a existir por causas no imputables a los contratantes, el contrato
no surtirá sus efectos; esta forma genérica de establecer dicha modalidad está regulada de una
manera integral al estudiar la compra de esperanza.

Además, debemos dejar en claro que dentro de la modalidad compra de cosas a futuro también se
encuentra la venta de esperanza, cuyos efectos son distintos en cuanto a las obligaciones de hacer,
a cargo del vendedor, consistentes en realizar todo lo necesario para que se produzca la cosa
objeto del contrato, con la diligencia adecuada, de lo contrario el comprador puede ejercer la
acción rescisoria o de cumplimiento forzado, más la indemnización correspondiente.

La naturaleza de este contrato puede ser diferente dependiendo de las cláusulas que establezcan
las partes, pues si las partes condicionan el contrato a la existencia de la cosa en el futuro, nos
encontramos ante un contrato conmutativo, pero cuando la existencia de la cosa no esté
condicionada nos encontraremos frente a un contrato aleatorio.

-LA COMPRA DE ESPERANZA.

Sólo para tener en claro a qué nos referimos como compra de esperanza, ésta se encuentra
definida en el artículo 2285 de nuestro Código Civil.

“Art. 2285. Se llama compra de esperanza al contrato que tiene por objeto adquirir, por una
cantidad determinada, los frutos que una cosa produzca en el tiempo fijado, tomando el

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comprador para sí el riesgo de que esos frutos no lleguen a existir; o bien, los productos inciertos
de un hecho, que puedan estimarse en dinero.

El vendedor tiene derecho al precio aunque no lleguen a existir los frutos o productos comprados.”

El capítulo en comento reglamenta una de las modalidades más interesantes de la compraventa,


por medio del cual el objeto es precisamente los “frutos” que una cosa determinada llegara a
generar en un tiempo fijo o preestablecido. Suele ser muy común explicarlo con ejemplos
vinculados a la producción agrícola, es decir: Juan vende a Pedro la producción total de trigo que
generará el predio de su propiedad, en un tiempo determinado.

CONSIDERACIONES ESPECIALES A LA COMPRA DE ESPERANZA.

-Si el vendedor realiza el hecho cuyo producto se espera por sí solo sin convenio previo con el
comprador, sólo puede exigir el precio una vez que se dé el fruto. (Art. 2286)

-Si el vendedor realiza el hecho cuyo producto se espera mediante convenio con el comprador,
podrá exigir el precio se produzca el fruto o no. (Art. 2287)

-Los demás derechos y obligaciones de las partes en esta modalidad, serán los que determina el
capítulo relativo a la compraventa (Art. 2288)

-LA VENTA EN ABONOS.

La compraventa en abonos se puede conceptualizar como la venta que se hace de una cosa, cuyo
precio se paga en parcialidades (abonos) de manera diferida hasta satisfacer la totalidad del
mismo.

En la actualidad un fenómeno contractual que alcanza un gran porcentaje de las operaciones que
comprende el género de la compraventa, incluso podemos afirmar que es la manera habitual por
medio de la cual una gran cantidad de personas adquiere bienes cuyo precio excede el de las
compras al menudeo.

Esta modalidad de la compraventa no debe ser confundida con la compraventa con reserva de
dominio, pues como el nombre de esta última lo indica, no produce la transferencia del dominio
hasta que el pago no ha sido realizado por completo.

El fundamento de esta modalidad de compraventa lo encontramos en el artículo 1808 del Código


Civil para el Estado de Guanajuato, el cual enuncia las reglas que se aplican a la venta en abonos.

“Art. 1808. La venta que se haga facultando al comprador para que pague el precio en abonos, se
sujetará a las reglas siguientes:

I.- Si la venta es de bienes inmuebles, puede pactarse que la falta de pago de uno o varios abonos
ocasionará la rescisión del contrato. La rescisión producirá efectos contra tercero que hubiere
adquirido los bienes de que se trata, siempre que la cláusula rescisoria se haya inscrito en el
Registro Público;

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II.- Si se trata de bienes muebles, tales como automóviles, motores, pianos, refrigeradores u otros
que sean susceptibles de identificarse de manera indubitable, podrá también pactarse la cláusula
rescisoria de que habla la fracción anterior y esa cláusula producirá efectos contra tercero si se
inscribió en el Registro Público;

III.- Si se trata de bienes muebles que no sean susceptibles de identificarse indubitablemente y


que, por lo mismo, su venta no pueda registrarse, los contratantes podrán pactar la rescisión de la
venta, por falta de pago del precio; pero esa cláusula no producirá efectos contra tercero de buena
fe que hubiere adquirido los bienes a que esta fracción se refiere.”

Este artículo ya lo habíamos analizado anteriormente cuando vimos la forma de los contratos, pues
el artículo 1817 nos remite a éste respecto a las excepciones de la forma que deben revestir los
contratos de bienes muebles, sin embargo, no habíamos analizado la fracción primera, relativa
exclusivamente a los inmuebles.

Efectos de la rescisión en la venta en abonos (Art. 1809).

Rescindida la venta, el vendedor y el comprador deben restituirse las prestaciones que se hubieren
hecho.

El vendedor que hubiera entregado la cosa vendida puede exigir del comprador, por el uso de la
misma, el pago de un alquiler o renta que fijarán peritos y además una indemnización determinada
de la misma manera por el deterioro que haya sufrido la cosa.

Efectos de la rescisión en la venta en abonos (Art. 1809).

Rescindida la venta, el vendedor y el comprador deben restituirse las prestaciones que se hubieren
hecho.

El vendedor que hubiera entregado la cosa vendida puede exigir del comprador, por el uso de la
misma, el pago de un alquiler o renta que fijarán peritos y además una indemnización determinada
de la misma manera por el deterioro que haya sufrido la cosa.

El comprador que haya pagado parte del precio tiene derecho a los intereses legales de la cantidad
entregada.

Los acuerdos que impongan al comprador obligaciones más onerosas a las anteriormente
señaladas serán nulos.

En su parte final, este artículo estableció que cualquier otra cláusula que contravenga el contenido
de la disposición en comento será nula. Lo anterior tiene la finalidad de proteger al comprador de
las malas prácticas jurídicas que pudieran suscitarse entre el vendedor en relación con el
comprador que se considera la parte más débil en este tipo de contratos, ya que por lo regular son
compañías las que se dedican a este tipo de ventas. Además existen otras disposiciones de orden
público como la Ley Federal de Protección al Consumidor donde también se establecen normas de
orden público para la protección del comprador en abonos.

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LA VENTA CON RESERVA DE DOMINIO.

Esta es una de las modalidades de compraventa más frecuentes que en la doctrina se conoce como
compraventa con reserva de dominio, cuya característica fundamental es que las partes
contratantes pueden pactar que el vendedor se reserve la propiedad de la cosa materia del
contrato, hasta que el comprador cumpla con la obligación de pagar el precio total de la cosa, es
decir, el vendedor transmitirá la propiedad de la cosa hasta que se pague el precio, lo que
constituye una condición suspensiva.

El fundamento de esta modalidad está en el artículo 1810, en cuyo primer párrafo se establece
expresamente esta modalidad.

“Art. 1810. Puede pactarse válidamente que el vendedor se reserva la propiedad de la cosa
vendida hasta que su precio haya sido pagado.

Cuando los bienes vendidos sean de los mencionados en las fracciones I y II del artículo 1808, el
pacto de que se trate produce efectos contra tercero, si se inscribe en el Registro Público. Cuando
los bienes sean de la clase a que se refiere la fracción III del artículo que se acaba de citar, se
aplicará lo dispuesto en esta fracción.”

Ahora bien, tal como ya lo vimos, las primeras dos fracciones del artículo 1808 se refieren a las
reglas para pactar la rescisión en la venta en abonos, en lo que se refiere a los inmuebles y a los
muebles que sean susceptibles de identificarse de manera indubitable y su inscripción en el
Registro Público y en consecuencia, surtir efectos contra tercero adquiriente de buena fe;
circunstancias que de la misma manera se aplican a la venta con reserva de dominio.

Respecto a bienes muebles que no sean susceptibles de identificarse de manera indubitable y que
no puedan registrarse, la rescisión por falta de pago podrá pactarse, pero esta cláusula no
producirá efectos contra terceros que hubieren adquirido de buena fe.

Consideraciones especiales a la venta con reserva de dominio.

-El vendedor con pacto de reserva, mientras no se vence el plazo para pagar el precio, no puede
enajenar la cosa vendida con la reserva de propiedad y al margen de la respectiva inscripción de
venta se hará una anotación preventiva para hacer constar esa limitación de dominio. (Art. 1811)

Una vez realizada la compraventa con la condición suspensiva de reserva de propiedad, el


vendedor de la cosa no puede enajenar nuevamente la cosa si no ha culminado el plazo para el
comprador de pagar la totalidad del precio, debiéndose hacer la anotación correspondiente en el
contrato y en el Registro Público. De lo contrario, el vendedor incurre en responsabilidad civil,
debiendo pagar los daños y perjuicios que cause, a su vez, en responsabilidad penal por el delito
de fraude por realizar una doble venta del bien.

-Si el vendedor recoge la cosa vendida porque no le haya sido pagado su precio, se aplicará lo que
dispone el artículo 1809. (Art. 1812)

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A lo que este artículo hace referencia es a que si llega a concretarse el supuesto que contiene, es
decir, que recoja la cosa vendida porque el comprador no le haya cubierto el precio, se aplicarán
las mismas reglas que para la rescisión de la compraventa en abonos, es decir, restituirse las
prestaciones que se hubieren hecho; pero el vendedor que hubiere entregado la cosa vendida
puede exigir del comprador, por el uso de ella, el pago de un alquiler o renta que fijarán peritos, y
una indemnización, también fijada por peritos, por el deterioro que haya sufrido la cosa. Además,
el comprador que haya pagado parte del precio, tiene derecho a los intereses de la cantidad que
entregó en el mismo porcentaje que hubiere pagado.

Para la recuperación de la cosa vendida, cuando no se ha pagado la totalidad del precio por el
comprador, el vendedor deberá acudir ante la autoridad judicial a reclamar la entrega de la cosa y
pedir la rescisión del contrato.

-Mientras no pase la propiedad de la cosa vendida al comprador, si éste recibe la cosa será
considerado como arrendatario de la misma. (Art. 1813)

La finalidad de este artículo es proporcionar al comprador una hipótesis para calcular el pago de
daños y perjuicios en términos del artículo 1809 que acabamos de recordar para el caso de la
venta con reserva de la propiedad, cuando la cosa objeto del contrato sea entregada antes de que
se hayan cumplido las condiciones de temporalidad respecto de la reserva y el pago del precio, se
tazará como si fuera un arrendamiento, en caso de rescisión deberá ser equiparado a un
arrendatario, con las obligaciones inherentes a dicho contrato para el efecto de que se justifique el
pago de un alquiler por el uso de la cosa y el deterioro de la misma.

LA VENTA SOBRE MUESTRAS.

La venta sobre muestras es más frecuente en el terreno de las transacciones mercantiles que en el
de las civiles, la cual se encuentra regulada en nuestro Código Civil en el artículo 1755, el cual
enuncia:

“Art. 1755. Cuando se trata de venta de artículos determinados y perfectamente conocidos, el


contrato podrá hacerse sobre muestras.

En caso de desavenencia entre los contratantes, dos peritos nombrados, uno por cada parte, y un
tercero, para el caso de discordia, nombrado por éstos, resolverán sobre la conformidad o
inconformidad de los artículos con las muestras o calidades que sirvieron de base al contrato.”

Escribe Rojina Villegas que existe compraventa sobre muestras cuando las partes se ponen de
acuerdo no sobre el objeto mismo, sino sobre una parte desprendida del objeto, estableciendo
todas sus circunstancias, requisitos, atribuciones y datos puedan identificarlo.

La función de la muestra o descripción de la cosa es la de asegurar al comprador contra cualquier


intento del vendedor de entregar otra de calidad inferior o distinta de la que desea adquirir.

Una muestra es una porción de un producto o mercancía que sirve para conocer las cualidades y
calidades del género para su adquisición. Se puede realizar una compraventa de algún producto
que se fabrica en serie, pero el comprador no va a revisar uno a uno, sino que se le presentará un

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modelo del producto y si éste le convence pactará la adquisición de un número determinado


unidades.

Además, el artículo 1755 en su segundo párrafo se establece el procedimiento a seguir para el caso
de que los contratantes, y en especial el comprador, no estén conformes con las cualidades y
calidades entre los demás artículos adquiridos y las muestras que se le presentaron, dicha
inconformidad la deberá formular ante el juez competente o algún otro medio de solución de
conflictos, proponiendo cada parte su perito, y, en caso de duda, un tercero en discordia
(procedimiento general de la prueba pericial).

VENTA POR ACERVO O A LA VISTA.

Esta modalidad de la compraventa ha sido definida como aquella que se refiere a un conjunto de
bienes homogéneos o heterogéneos, de la misma especie o calidad, o de especies y calidades
distintas, que están especialmente determinados, tomando como punto de referencia no el
contenido, sino el continente.

Es este tipo de venta, no se compran determinados bienes por lo que éstos sean en realidad, sino
que se compra un acervo contenido por ejemplo, en una vasija, en un granero, en una bodega, en
un carro de ferrocarril, etcétera, y esto se compra a la vista, sin precisar el contenido y sin que
tenga importancia para la venta que las partes o el comprador hayan imaginado un contenido
mayor o menor.

Hay tres artículos que regulan este tipo de venta: los artículos 1756, 1757 y 1758.

“Art. 1756. Si la venta se hizo sólo a la vista y por acervo, aun cuando sea de cosas que se suelen
contar, pesar o medir, se entenderá realizada luego que los contratantes se avengan en el precio y
el comprador no podrá pedir la rescisión del contrato alegando no haber encontrado en el acervo
la cantidad, peso o medida que él calculaba.”

Además de lo ya comentado anteriormente, este artículo niega la posibilidad al comprador de


rescindir el contrato por no encontrar en el acervo la cantidad, peso o medida que él esperaba (en
el contexto comercial se le conoce como compra por volumen). Para visualizar con mayor claridad
lo expuesto, esta modalidad de compraventa se puede observar en la venta de productos por lote,
por ejemplo, se venden diez contenedores con juguetes usados, pero funcionado, aquí no importa
el tamaño, su peso o medida, sino que la venta sea de juguetes usados y funcionando, por
contenedor y no por pieza.

A pesar de esta disposición, el siguiente artículo del Código Civil sí contempla un supuesto para la
rescisión de esta modalidad de contrato:

“Art. 1757. Habrá lugar a la rescisión del contrato si el vendedor presentare el acervo como de
especie homogénea y ocultará en él especies de inferior clase y calidad de las que están a la vista.”

Esto quiere decir que el comprador la podrá pedir si el vendedor muestra el contenido del acervo
como de una especie homogénea y oculta especies de clase inferior y calidad de las puestas a la
vista. En tal hipótesis, lo procedente es demandar la nulidad del contrato, por un error sufrido,
derivado de la conducta dolosa del vendedor, y la indemnización correspondiente por los daños y

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perjuicios causados. Ya que tienen dos efectos jurídicos distintos las figuras de la rescisión y la
nulidad.
Respecto a los bienes inmuebles, el artículo 1758:

“Art. 1758. Si la venta de uno o más inmuebles se hiciere por precio alzado y sin estimar
especialmente sus partes o medidas, no habrá rescisión, aunque en la entrega hubiere falta o
exceso.”

En este precepto se regula lo que en la doctrina se conoce como compraventa ad corpus, la cual se
relaciona con los inmuebles y se explica porque su objeto son derechos reales sobre bienes
inmuebles identificados por su ubicación y no por sus dimensiones o unidades de medida, por lo
que el vendedor no será responsable por exceso o falta en las medidas en la misma. Por ejemplo,
la compraventa de un conjunto residencial, el que se adquiere por su valor comercial y no
específicamente por las medidas de las unidades que la integran, si tiene jardines o locales
comerciales, etcétera, lo que interesa es la cosa objeto como un conjunto total. Es por ello que no
procede la rescisión si en la entrega hubiere falta o exceso, ni se podrá modificar el precio pactado
para la venta.

LAS VENTAS JUDICIALES.

Este tipo de actos son considerados por el legislador como un propio y verdadero contrato. Tan es
así que tiene su propio capítulo regulado por 4 artículos.

Las ventas judiciales las podemos clasificar en dos rubros: las autorizadas judicialmente y la venta
forzosa; la primera corresponde a las ventas que requieren la autorización del juez, por ejemplo, la
licencia para vender bienes del interdicto, de menores, etcétera; la segunda se refiere a la venta
judicial decretada por orden del juez para cumplir obligaciones cuando el deudor se niega a
cumplirlas voluntariamente.

Algunos doctrinarios creen que el nombre es incorrecto al considerar que se trata de un acto
procesal con eficacia traslativa de la propiedad y no un contrato.

“Comenzando con el Artículo 1818 del Código Civil, las ventas judiciales en almoneda, subasta o
remate público se regirán por lo dispuesto para la compraventa en cuanto a la substancia del
contrato y las obligaciones y derechos del comprador y del vendedor, con las modalidades en
dichas disposiciones establecidas. En cuento a los términos y condiciones que hayan de verificarse
se regirán por lo dispuesto en el Código de Procedimientos Civiles.”

El vocablo almoneda en este contexto significa venta pública de bienes muebles con licitación y
puja.

La palabra subasta debe comprenderse en dos sentidos: el primero como la venta pública de
bienes que se hace al mejor postor, por mandato y con intervención de un juez u otra autoridad o
institución designada para ello y como la adjudicación que se hace del bien por ese medio.

La palabra remate debe entenderse como la postura económica preferente, logrando su eficacia
mediante la adjudicación de bienes que se hace en subasta pública o almonedas para compraventa
u otros contratos y como medio de adjudicación de una cosa.

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“Respecto al artículo 1819, éste nos enuncia las prohibiciones respecto a las personas que no
pueden adquirir por remate, ya sea de manera personal o por otra persona, siendo éstas el juez,
secretario y demás empleados del juzgado; el ejecutado, sus procuradores, abogados y fiadores;
los albaceas y tutores, si se trata de bienes pertenecientes a la sucesión o a los incapacitados,
respectivamente, ni los peritos que hayan valuado los bienes objeto del remate.”

Recodarán que ahondamos en este artículo cuando nos referimos a los preceptos que establecen
prohibiciones para comprar cuando estábamos viendo el tema de la capacidad que deben tener los
sujetos parte del contrato de compraventa, por lo que no se ahondará más al analizar este
precepto.

“Respecto al artículo 1820, éste establece que, por regla general, las ventas judiciales se harán en
moneda efectiva y al contado, y cuando la cosa fuere inmueble, pasará al comprador libre de todo
gravamen, a menos de estipulación expresa en contrario, a cuyo efecto el juez mandará hacer la
cancelación o cancelaciones respectivas, en los términos del código de Procedimientos Civiles.”

Por norma general, las ventas judiciales se realizan en moneda circulante, al contado, sin perjuicio
de que el juez pueda realizar ciertas modificaciones de acuerdo a las reglas del remate. Por lo que
la compraventa sólo debe entenderse en el sentido de que establece, entre el ejecutado y el
adquirente en remate o en adjudicación judicial, los mismos derechos y obligaciones que la ley
determina entre vendedor y comprador, sin que por ello convierta a un acto que se ejecuta contra
la voluntad del dueño de la cosa, ya que al haber un litigio técnicamente hay oposición en cuanto a
esta transmisión de derechos, en un contrato de compraventa, sino que sólo se equipara a las
reglas de la compraventa para efecto de las obligaciones.

También hace referencia a las inscripciones registrales derivadas del juicio civil, consistentes en
anotaciones de demanda o medidas precautorias que, al ya no existir el juicio, no tienen razón de
estar registradas.

“Respecto al artículo 1821, éste dispone que en las enajenaciones judiciales que hayan de
verificarse para dividir la cosa común, se observará lo dispuesto para la partición entre herederos.”

Esta norma remite a las reglas de la partición entre herederos, para la división de la cosa común en
el supuesto de la venta judicial, y es reiterativa de las reglas generales de la división de la cosa
común o de las acciones de comuneros, por lo que debe observarse también el derecho de tanto
entre las partes.

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