Aquino Descartes, Rousseau
Aquino Descartes, Rousseau
Aquino Descartes, Rousseau
(Apuntes al alumnado)
1. Introducción. Influencias.
En el s. XIII no se trataba de pensar, tampoco de actuar, era más urgente vencer,
y, sobre todo con-vencer: aunar las disputas latentes en occidente: Papado-realeza,
nobleza-pueblo llano, dominicos-franciscanos. Tomás realiza una visión unitaria con lo
divino como columna vertebral, acogiendo corriente, ideas y conceptos que, de entrada
parecían irreconciliables, construyendo un formidable edificio intelectual.
2. Conflicto fe-razón (recuerde el alumno que estamos tratando la epistemología)
Los límites de la razón. La concepción platónica era de las ideas, de las
realidades inmateriales; método deductivo. La interpretación de Aristóteles será distinta:
nuestro conocimiento parte de los sentidos y de las realidades sensibles, por tanto la
filosofía se construirá de abajo-arriba y las noticias que obtengamos de Dios serán, a la
fuerza, imperfectas y analógicas; método inductivo. Está será la línea del Aquinate:
La razón tiene unos límites dentro de los cuales se mueve con más o menos
acierto. La fe, sin embargo, proporciona noticia más allá de esos límites. Por tanto, el
dato revelado no suprime a la razón, sino que la perfecciona. Más concretamente:
• Contenidos de la fe y la razón. Existen contenidos de la razón que no lo son de la fe,
y contenidos de la fe que no lo son de la razón, pero existen verdades pertenecientes
a ambos ámbitos (preámbula fidei). Es decir, son contenidos distintos pero no
disjuntos. Esto pone de manifiesto que la distinción no es por sus contenidos, sino
por la forma de acceso a los mismos, por las fuentes de conocimiento: la Teología
toma sus contenidos de la fe y la razón suministra a la filosofía los suyos. ¿Por qué
ha revelado Dios determinadas verdades que la razón podía descubrir por sí sola?
Porque hay determinado tipo de verdades (ejem: que Dios existe) que son necesarias
para la salvación.
• Colaboración de la razón con la fe. Fe y razón constituyen, pues, dos fuentes que en
ocasiones informan sobre los mismos contenidos. Sin embargo, la razón puede
prestar ayuda, sobre todo en tre órdenes: procedimientos de ordenación científica,
sus armas dialécticas y cuantos datos puedan esclarecer la fe.
• Colaboración de la fe con la razón. La fe sirve a la razón, en cambio de norma
extrínseca; en caso que la razón llegara a conclusiones incompatibles con la fe, tales
conclusiones serán falsas y el filósofo debe revisar sus tesis.
3. Epistemología. Antropología.
¿Cómo es posible pasar de las representaciones sensibles a las intelectuales, si
éstas son distintas a aquellas? ¿Cómo se pasa de la individualidad de lo sensible a la
universalidad de los conceptos? Para Aquino, el alma tiene la facultad de conocer
intelectualmente, pero no posee ideas innatas y necesita la experiencia sensible, por lo
que el conocimiento intelectual parte de la percepción sensible, algo normal si vamos a
unir alma y cuerpo estrechamente como más tarde explicaremos.
Hay que admitir que el entendimiento posee la capacidad de extraer los
conceptos a partir de los datos sensibles. Los sentidos, en colaboración con la
imaginación y la memoria, producen una imagen sensible (Phantasma). Sobre esta
imagen actuará el entendimiento agente para abstraer la forma o lo universal, esto es,
saca lo universal de lo particular (abstracción) y produciendo en el entendimiento
paciente el concepto universal. Uno abstrae y otro formula. Por tanto, lo que el
entendimiento conoce primero es lo particular, y enteramente es lo universal, solo
conocemos la individualidad indirectamente. La materia concreta será la responsable de
que la esencia universal se individualice.
Dicha colaboración entre sentidos y entendimiento nos indica que, en
Antropología, Tomás está muy lejos de Platón: no sólo el alma, también el cuerpo
pertenece a la esencia del hombre, siendo una la forma del otro, siendo una unidad
hilefórmica. Su unión es natural, lo que nos indica lo avanzado de su postura, pero
declara abiertamente la inmortalidad del alma, apoyándose en su inmaterialidad (el alma
es inmaterial, luego es incorruptible, luego es inmortal, y en el ansia de inmortalidad
del hombre: un deseo de inmortalidad implantado por Dios que no puede ser vano.
Vemos, por tanto, como conjuga Aristóteles y Platón, pero, sobre todo, es cristiano, y la
doctrina de Cristo proclama la resurrección de todos los hombres.
Tras trescientos años de confianza en la razón, la ilustración creyó que sería posible mi
continuo progreso en el hombre, el marco de ese progreso sería la sociedad y la historia.
Todo, claro, sin la gracia divina. Si a Dios se le empieza a dar de lado (el agnosticismo
está en boga), y el hombre es y será tan noble, se hace difícil explicar el mal en el
mundo. Esta historia y esta sociedad se empieza a cargar con temas no resueltos del
pasado. Es necesario, por tanto, una nueva configuración. Es decir, en los sueños
ilustrados, el ideal, y la cruda realidad, casan mal. Este choque se ve de forma
privilegiada en Rousseau.
Autor ilustrado, pese a su rareza, se adelantará a su tiempo, como veremos en
Kant, el marxismo y el romanticismo (Idealismo absoluto). Su misma biografía nos
señala su inconformidad con esa realidad que le tocó vivir y como su pensamiento va de
una utopía referida al pasado (buen salvaje) a otra referida al futuro (Voluntad general).
Aunque algunos no hablarían de esta última como utopía.
Antropología.
Su inicio es claro, ante un concurso organizado por la ciudad de Dijón, Rousseau se
presente con su “Discurso de las artes y la ciencias”. Según él, el progreso en la cultura,
las ciencias y las artes no lleva consigo un progreso humano, en la moral y la felicidad
del hombre. A pesar de que el hombre nace libre, por todas partes se encuentra
encadenado. No significa que la sociedad y cultura sean malas, sino que la sociedad y
cultura actual corrompe la naturaleza buena del ser humano. La ciencia, las artes y la
filosofía actual son fruto de la ociosidad de los hombres y su deseo de destacar. El
progreso es más aparente que real: la vanidad, envidia y debilidad humana están detrás.
Tanto orgullo racional esconden, por tanto, una corrupción. Un hombre que piensa es un
hombre depravado, llega a decir.
Distinguiendo, por tanto, entre estado de naturaleza y estado social, para
distinguir lo originario de lo artificial que hay en el hombre. Utiliza una hipótesis, el
buen salvaje, para explicar el primero, término que no es original, algún otro autor lo
había utilizado antes, pero Rousseau le da un alcance desconocido. Es una hipótesis, no
un hecho histórico, y nos presenta a un individuo instintivo, carente de razón pero libre,
capaz de perfeccionarse pero ignorando la virtud o el vicio, es decir, inmoral.
Claramente sentimental, sobre todo en el amor a sí mismo, instinto de supervivencia, y
la compasión a los demás. Viviendo en un estado de paz, pues no hay pasiones o
posesiones por las que enfrentarse. Las únicas diferencias son las que se derivan de su
naturaleza: fuerza, salud o edad. Ser solitario, noble y amoral.
(Comentario de Basilio, Maquiavelo, Hobbes y Locke están tras nuestro autor.
En épocas de optimismo, la visión negativa del ser humano es escasa. El renacimiento
sólo produjo a Maquiavelo y Lutero; la Ilustración a lo más que llega es a
Rousseau….no está mal, es el siglo de las luces).
La dificultad para sobrevivir les lleva a agruparse en un nomadismo salvaje.
Caza y pesca son su subsistencia, El aumento de población lleva al pastoreo con un
patriarca dirigente. Es la Edad de Oro de la humanidad. En armonía con el orden natural
Los problemas aparecen con el sedentarismo y la agricultura. Surge la propiedad
privada y las diferencias entre propietarios y aquellos que no lo son. “El primero a quien
después de cercar un terreno se le ocurrió decir esto es mío, y hallo personas
suficientemente sencillas para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil”.
(Discurso sobre el origen de la desigualdad de los hombres). La agricultura produce la
propiedad privada y la desigualdad y dependencia entre unos y otros. La división de
trabajo por el llamamiento de los propietarios para que trabajaran sus tierras, más la
necesidad de un poder que les defendiera, produjo que las diferencias naturales se
convirtieran en desigualdad social. Es el origen del estado y de esa corrupción humana
que no ha hecho sino crecer.
La defensa de unos derechos que se reclaman como naturales ha llevado a
montar un orden social de injusticia y desigualdad. Si nuestro autor hubiera llevado su
crítica hasta sus últimas consecuencias, tendría que haber defendido la abolición de la
propiedad privada, origen de los males. No lo hace, es más, en alguna ocasión considera
el derecho de propiedad como fundamental. Es una de sus ambigüedades. (comentario
de Basilio: cuando un filósofo expone una una idea bastante novedosa y parece no
desarrollarla, como un boceto, suele ser indicio de un adelanto de lo que ha de venir. El
socialismo, tanto utópico como científico, si desarrollará la idea).