Hipótesis Del Mundo Arn
Hipótesis Del Mundo Arn
Hipótesis Del Mundo Arn
La hipótesis del mundo de ARN propone que el ARN fue la primera forma de vida
en la Tierra, desarrollando posteriormente una membrana celular a su alrededor
y convirtiéndose así en la primera célula procariota.
Sabemos que el ADN necesita de proteínas para formarse y del mismo modo,
para que las proteínas se formen se necesita ADN, entonces, ¿cómo se formó
una por primera vez sin la otra? Por un lado se menciona que puede que el ARN
sea capaz de almacenar información de la misma forma en la que lo hace el
ADN, además de funcionar como enzima para las proteínas. Por ende, el ARN
sería capaz de ayudar en la creación tanto de ADN como de proteínas y
entonces, como indica la hipótesis del mundo de ARN, ser responsable del
surgimiento de la vida terrestre.
La primera razón esgrimida por Meyer es la dificultad más que notable para la
formación espontánea de los bloques originarios anunciados para generar las
cadenas de ARN, y que incluiría, un azúcar llamada ribosa, fosfatos y las cuatro
bases esenciales, adenina, citosina, guanina y uracil. Diversos experimentos y
opiniones muy respetables apuntan a la dificultad de la generación espontánea
de algunas de estas moléculas en las condiciones de una Tierra primitiva y en
concreto, y en palabras no muy lejanas del mismísimo Stanley Miller (ya saben,
el del famoso experimento Urey-Miller), la idea de que las bases originarias
pudieron estar disponibles en la Tierra primitiva “no está sustentada por el
conocimiento existente de la química básica de estas sustancias”. Más
problemática todavía se ha evidenciado la producción de ribosa en idénticos
escenarios; de hecho el ambiente rico en nitrógeno necesario para la generación
de las bases impediría la formación de la ribosa, si bien ambos elementos son
necesarios a un mismo tiempo para el desarrollo del modelo.
Otro de los problemas es que aún siendo cierto que las moléculas de ARN han
demostrado su capacidad para realizar ciertas funciones propias de algunas
proteínas, dando pábulo así a la hipótesis estudiada, en realidad las moléculas
de ARN susceptibles de emerger de forma natural tienen muy pocas de las
capacidades enzimáticas propias de las proteínas y el alcance conocido de sus
capacidades queda muy por debajo del mínimo necesario para sustentar un
modelo capaz de hacer creíble la emergencia de alguna forma de vida. En
palabras de Meyer pretender otra cosa sería como sostener que un carpintero
puede construir una casa con la ayuda de un martillo porque el martillo puede
ser útil en alguna de las operaciones que intervienen en la construcción del
edificio.
La razón de esta deficiencia no es casual, hay una explicación para ello que
descansa en la misma constitución química de las moléculas. Básicamente las
moléculas de ARN carecen de la estructura química necesaria para realizar
funciones complejas de catálisis como las que sí pueden hacer las enzimas
especializadas merced a su compleja geometría tridimensional que les permite
mantener las distintas moléculas involucradas en los diferentes pasos de la
reacción juntas y así poder coordinar sus interacciones.
Pero el argumento más convincente de los esgrimidos por Meyer en su obra es,
como no podía ser de otra manera, que el modelo del mundo ARN, como
cualquier otra propuesta naturalista, carece de justificación para el fenómeno que
caracteriza los procesos de la vida de manera específica y esencial, y es la
aparición de la información prescriptiva que gobierna la creación del fenotipo y
la forma biológica en general. En efecto, el modelo del mundo ARN surge desde
una perspectiva específicamente mecanicista y tiene por objeto buscar un
sistema alternativo a la realización de un proceso mecánico, es decir, a la
realización de una función conocida pero con otra maquinaria diferente o con
sistemas de producción menos complejos. Sin embargo, la propuesta olvida que
lo que define los procesos de la vida no es tanto la maquinaria que ejecuta las
diversas funciones como la información que prescribe tal ejecución y que se
orienta a la producción de resultados funcionales óptimos y formas biológicas
ideales (no por perfectas sino por representativas de una concreta ideación). El
modelo del mundo ARN se limita simplemente a dar por hecho o a ignorar
sencillamente la existencia de dicha información prescriptiva.
Tal aumento del ARN a la vida basada en células habría requerido una aparición
inesperada de una proteína de tipo aaRS [aminoacil-tRNA sintetasa] que
funcionó incluso mejor que su contraparte de ARN adaptada. Ese evento
extremadamente improbable habría tenido que suceder no solo una vez, sino
varias veces, una vez por cada aminoácido en el código genético-proteico
existente. Simplemente no tiene sentido.
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