Etica y Construccion Ciudadana 2018
Etica y Construccion Ciudadana 2018
Etica y Construccion Ciudadana 2018
Claro que la ética no es coactiva, ya que no impone castigos legales (sus normas no son leyes).
La ética ayuda a la justa aplicación de las normas legales en un Estado de derecho, pero en sí
misma no es punitiva desde el punto de vista jurídico, sino que promueve una autorregulación.
La ética puede dividirse en diversas ramas, entre las que se destacan la ética normativa (son las
teorías que estudia la axiología moral y la deontología, por ejemplo) y la ética aplicada (se
refiere a una parte específica de la realidad, como la bioética y la ética de las profesiones).
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Ética y Construcción de Ciudadanía
La moral o moralidad (del latín mores, ‘costumbre’) son las reglas o normas por las que
se rige la conducta o el comportamiento de un ser humano en relación a la sociedad, a sí mismo
o a todo lo que lo rodea. Otra perspectiva la define como el conocimiento de lo que el ser
humano debe de hacer o evitar para conservar estabilidad social. La moral es una ciencia
dirigida a valorar el comportamiento humano; es, pues, una ciencia práctica. Como toda
ciencia práctica, recibe sus fundamentos inmediatos de la ciencia especulativa que estudia su
objeto. Por tanto, toda doctrina moral está en estrecha dependencia con la antropología en que
se sustenta.
El término «moral» tiene un sentido opuesto al de «inmoral» (contra la moral) y
«amoral» (sin moral). La existencia de acciones y actividades susceptibles de valoración moral
se fundamenta en el ser humano como sujeto de actos voluntarios. Por tanto, la moral se
relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción del hombre en todas sus
manifestaciones, además de que permite la introducción y referencia de los valores.
Los conceptos y creencias sobre moralidad llegan a ser considerados y codificados de
acuerdo a una cultura, religión, grupo, u otro esquema de ideas, que tienen como función la
regulación del comportamiento de sus miembros. La conformidad con dichas codificaciones
también puede ser conocida como moral y se considera que la civilización depende del uso
generalizado de ésta para su existencia.
Hay diversas definiciones y concepciones de lo que en realidad significa la moralidad, y
esto ha sido tema de discusión y debate a través del tiempo. Múltiples opiniones concuerdan en
que el término representa aquello que permite distinguir entre el bien y el mal de los actos,
mientras que otros dicen que son sólo las costumbres las que se valúan virtuosas o perniciosas.
El concepto de moral se diferencia de la filosofía moral o ética en que ésta última
reflexiona racionalmente sobre los diversos esquemas morales con la finalidad de encontrar
principios racionales que determinen las acciones éticamente correctas y las acciones
éticamente incorrectas, es decir, busca principios absolutos o universales, independientes de la
moral de cada cultura.
RAMAS DE LA ÉTICA
La ética se relaciona con la antropología, el derecho, con la Ley, y con ciencias
empíricas que estudian el comportamiento humano, como la sociología y la psicología. Se trata
del estudio de la moral y del accionar humano para promover los comportamientos deseables.
Una sentencia ética supone la elaboración de un juicio moral y una norma que señala cómo
deberían actuar los integrantes de una sociedad. Por profesión se entiende una ocupación que
se desarrolla con el fin de colaborar con el bienestar de una sociedad. Para realizar dicha labor
es necesario que el profesional (persona que ejerce la misma) actúe con responsabilidad,
siguiendo los requisitos que la ley vigente plantee para el desarrollo de esa actividad.
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Ética y Construcción de Ciudadanía
La ética profesional pretende regular las actividades que se realizan en el marco de una
profesión. En este sentido, se trata de una disciplina que está incluida dentro de la ética
aplicada ya que hace referencia a una parte específica de la realidad.
Cabe destacar que la ética, a nivel general, no es coactiva (no impone sanciones legales
o normativas). Sin embargo, la ética profesional puede estar, en cierta forma, en los códigos
deontológicos que regulan una actividad profesional. La deontología forma parte de lo que se
conoce como ética normativa y presenta una serie de principios y reglas de cumplimiento
obligatorio. La ética teleológica es generalmente una ética orientada hacia fines, hacia
un télos (en griego, ‘fin u objetivo que perfecciona a quien lo alcanza’).
La ética normativa
Es la que pone el acento en describir lo que las personas deberían considerar bueno o
malo, mientras que la ética descriptiva pone de relieve lo que la mayoría de la gente cree que es
correcto o incorrecto.
Por otro lado, la clasificación que realiza la ética normativa de las acciones humanas
como adecuadas o inadecuadas la diferencia de la meta ética, que estudia la valoración de las
teorías éticas morales y, también, la diferencia de la ética aplicada, la cual expone las reglas en
contextos prácticos y que, por tanto, se ocupa de campos específicos del comportamiento
humano y de discutir las respuestas debidas ante estas situaciones.
Se refiere al aspecto de la ética que tiene que ver exclusivamente con la formación y
elaboración de las normas sociales, pero no con su seguimiento o cumplimiento, porque ya
sería el aspecto fáctico de la ética.
La axiología
(Del griego άξιος 'valioso' y λόγος 'tratado'), o filosofía de los valores, es la rama de la
filosofía que estudia la naturaleza de los valores y juicios valorativos. El término axiología fue
empleado por primera vez por Paul Lapie en 1902 y posteriormente por Eduard von Hartmann
en 1908.
La reflexión explícita acerca de los valores, sin embargo, es anterior a la noción de
axiología y puede remontarse a Hume, quien se preocupa principalmente por los valores
morales y estéticos y elabora una teoría antimetafísica y nominalista de los valores. Con todo,
la teoría de Hume define los valores como principios de los juicios morales y estéticos, visión
que será criticada por Friedrich Nietzsche y su concepción genealógica de los valores, según la
cual no sólo los juicios estéticos y morales dependen de valores, sino que hasta las verdades
científicas y las observaciones cotidianas responden a ciertos valores y formas de valorar. Por
otro lado, también Marx utiliza un concepto económico de valor para fundamentar en buena
medida sus críticas y análisis socioeconómicos.
La axiología no sólo trata abordar los valores positivos, sino también de los valores
negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no valioso, y
considerando los fundamentos de tal juicio. La investigación de una teoría de los valores ha
encontrado una aplicación especial en la ética y en la estética, ámbitos donde el concepto de
valor posee una relevancia específica. Algunos filósofos como los alemanes Heinrich Rickert o
Max Scheler han realizado diferentes propuestas para elaborar una jerarquía adecuada de los
valores. En este sentido, puede hablarse de una «ética axiológica», que fue desarrollada,
principalmente, por el propio Scheler y Nicolai Hartmann.
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Ética y Construcción de Ciudadanía
Deontología
(del griego δέον "debido" λόγος "Tratado"; término introducido por Jeremy Bentham
en su Deontology or the Science of Morality/Deontología o la ciencia de la moralidad, en
1834) hace referencia a la rama de la ética cuyo objeto de estudio son aquellos fundamentos
del deber y las normas morales. Se refiere a un conjunto ordenado de deberes y obligaciones
morales que tienen los profesionales de una determinada materia. La deontología es conocida
también bajo el nombre de "teoría del deber" y, al lado de la axiología, es una de las dos ramas
principales de la ética normativa. Un código deontológico es un conjunto de criterios, apoyados
en la deontología con normas y valores, que formulan y asumen quienes llevan a cabo una
actividad profesional.
La deontología trata del espacio de la libertad del hombre sólo sujeto a la
responsabilidad que le impone su conciencia. Asimismo, Bentham considera que la base de la
deontología se debe sustentar en los principios filosóficos de la libertad y el utilitarismo, lo
cual significa que los actos buenos o malos de los hombres sólo se explican en función de la
felicidad o bienestar que puedan proporcionar asuntos estos muy humanistas. Para Bentham la
deontología se entiende a partir de sus fines (el mayor bienestar posible para la mayoría, y de la
mejor forma posible)
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Ética y Construcción de Ciudadanía
La ética aplicada
La ética aplicada es, en palabras de Brenda Almond -co-fundadora de la Sociedad de
Filosofía Aplicada-, el examen filosófico, desde un punto de vista moral, de cuestiones
concretas en la vida privada y pública de juicio moral.
La ética aplicada constituye una de las áreas más prolíficas y actuales de la filosofía
contemporánea. Los que hacen ética aplicada desarrollan su trabajo en varias áreas de la
sociedad donde la ética posee un papel relevante. Trabajan en ámbitos como la bioética, la
ética empresarial, la ética ambiental, la ética legal, la ingeniería ética, la ética de la
comunicación, la ética del ciberespacio, etc. Éstos y muchos otros ámbitos, donde se lleva a
cabo un intento de tratar con problemas éticos que surgen en la vida cotidiana, constituyen el
objeto de estudio de la ética aplicada.
En una primera noción de ética aplicada, podría parecer redundante, puesto que la ética
misma es una filosofía práctica, una filosofía de la acción; sin embargo, esa filosofía práctica
que Sócrates ejerciera en el Ágora, quiere decir, en el centro de la vida ciudadana de Atenas,
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Ética y Construcción de Ciudadanía
con el transcurso del tiempo fue poniendo cada vez más el acento en sus componentes teóricos,
hasta casi reducirse en los últimos siglos a una reflexión sobre los fundamentos de las normas.
La moral es el conjunto de normas de comportamiento generalmente aceptadas por una
sociedad, por ello, la moral y la ley suelen estar íntimamente relacionadas. En cambio, la ética
es la reflexión sobre las diferentes moralidades que se dan en las sociedades, por ello, la ética
supone una actitud crítica sobre la moral y sobre las leyes.
La tentación de actuar de un modo éticamente cuestionable puede ser muy fuerte, en
particular cuando ese comportamiento puede tener recompensa. Véase el caso de un proceso
farmacéutico. Durante años ha sido práctica común que los proveedores otorguen descuentos a
los detallistas por mercancía dañada o caducada. Sin embargo, algunas empresas parecen
aprovecharse de esa política. Ha habido un gran número de fusiones entre cadenas
farmacéuticas detallistas, lo cual les da notable influencia. Al volverse más dependientes de
estas cadenas, los proveedores lanzan la acusación de que algunas se han vuelto más liberales
en su interpretación de "dañada y caducada" y hacen deducciones no autorizadas en sus
facturas. ¿Esto es contrario a la ética? Los proveedores creen que sí lo es, pero hay quien
piensa que éstos han tenido la ventaja durante años. En el pasado habían podido imponer
condiciones a los detallistas y ahora "el reverso de la moneda es juego limpio".
Las organizaciones están dirigiendo su atención a las cuestiones éticas. Esto se ve en
que la mayoría de las empresas tiene un código de ética para sus empleados. Sin embargo,
mientras haya objetivos en conflicto y la oportunidad de que la gente haga juicios, habrá fallas
éticas. Para aliviar un tanto la presión sobre los empleados que encaran problemas éticos y
acaso para reducir la frecuencia y gravedad de estos problemas, las organizaciones han tomado
varias medidas:
1. Comunicar claramente las normas éticas y las expectativas de la organización
mediante capacitación inicial y frecuentes recordatorios y actualizaciones.
2. Asegurar que los requerimientos del empleados en términos de metas, cuotas y
plazos sean razonables.
3. Crear un puesto a nivel alto de "ejecutivo responsable de la ética", ocupado por una
persona con la capacidad para brindar consejo, así como la autoridad para responder a quejas e
indagaciones.
4. Expresar reconocimiento a la conducta ética extraordinaria y actuar con decisión en
las violaciones a la ética.
5. Reforzar la sensibilidad de los empleados al comunicar declaraciones éticas
formuladas por organizaciones profesionales, como la American Marketing Association.
En los beneficios del comportamiento ético se podría decir que la conducta ética
debería recompensarse por sí sola. Con todo, también hay beneficios tangibles en ella. El
negocio se construye sobre relaciones con los proveedores, clientes, empleados y otros grupos.
La fuerza de esas relaciones es en su mayor medida función de la cantidad de confianza que las
partes tienen una en la otra. El comportamiento carente de ética mina la confianza y destruye
las relaciones.
Las cuestiones que tienen que ver con la ética a menudo son ambiguas. Hay situaciones
en las que algunos podrían considerar inapropiado y carente de ética el comportamiento de un
mercadólogo, en tanto que otros lo considerarían totalmente aceptable.
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Ética y Construcción de Ciudadanía
La bioética
Es la rama de la ética que se dedica a proveer los principios para la correcta conducta
humana respecto a la vida, tanto de la vida humana como de la vida no humana (animal y
vegetal), así como al ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la vida.
En su sentido más amplio, la bioética, a diferencia de la ética médica, no se limita al
ámbito médico, sino que incluye todos los problemas éticos que tienen que ver con la vida en
general, extendiendo de esta manera su campo a cuestiones relacionadas con el medio
ambiente y al trato debido a los animales. Se han formulado una serie de definiciones respecto
a la disciplina de la Bioética, siendo una de ellas la adoptada por la Unidad Regional de
Bioética de la OPS, con sede en Santiago de Chile y que, modificada por el S.J. Alfonso Llano
Escobar en una revista de la especialidad, define a la Bioética como "el uso creativo del
diálogo inter y transdisciplinar entre ciencias de la vida y valores humanos para formular,
articular y, en la medida de lo posible, resolver algunos de los problemas planteados por la
investigación y la intervención sobre la vida, el medio ambiente y el planeta Tierra". Sin
embargo, cabe destacar, que ya en 1978, el Kennedy Institute de la Universidad jesuita de
Georgetown en Estados Unidos, había publicado la primera Enciclopedia de Bioética en cuatro
volúmenes, dirigida por Warren Reich, un teólogo católico, donde se define a la Bioética como
el "estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y la salud,
examinado a la luz de los valores y principios morales".
La bioética es una disciplina relativamente nueva, y el origen del término corresponde
al pastor protestante, teólogo, filósofo y educador alemán Fritz Jahr, quien en 1927 usó el
término Bio-Ethik en un artículo sobre la relación ética del ser humano con las plantas y los
animales. Más adelante, en 1970, el Bioquímico norteamericano dedicado a la oncología Van
Rensselaer Potter utilizó el término bio-ethics en un artículo sobre "la ciencia de la
supervivencia" y posteriormente en 1971 en su libro Bioetica un puente hacia el futuro.
LA ÉTICA EN LA PERSONA
La existencia de las normas morales siempre ha afectado a la persona humana, ya que
desde pequeños captamos por diversos medios la existencia de dichas normas, y de hecho,
siempre somos afectados por ellas en forma de consejo, de orden o en otros casos como una
obligación o prohibición, pero siempre con el fin de tratar de orientar e incluso determinar la
conducta humana. Ya que las normas morales existen en la conciencia de cada uno, esto
provoca que existan diferentes puntos de vista y por ende problemas en el momento de
considerar las diferentes respuestas existenciales que ejercen las personas frente a ellas. Estos
problemas se mencionan a continuación.
De acuerdo con la concepción tradicional, los valores pueden ser objetivos o subjetivos.
Ejemplos de valores objetivos incluyen el bien, la verdad o la belleza, siendo finalidades ellos
mismos. Se consideran valores subjetivos, en cambio, cuando estos representan un medio para
llegar a un fin (en la mayoría de los casos caracterizados por un deseo personal). Además, los
valores pueden ser fijos (permanentes) o dinámicos (cambiantes). Los valores también pueden
diferenciarse a base de su grado de importancia y pueden ser conceptualizados en términos de
una jerarquía, en cuyo caso algunos poseerán una posición más alta que otros.
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1. Conceptualización
Decíamos que actos humanos son aquellos que se proceden de la voluntad deliberada
del hombre; es decir, los que realiza con conocimiento y libre voluntad. En ellos interviene
primero el entendimiento, porque no se puede querer o desear lo que no se conoce, con el
entendimiento el hombre advierte el objeto y delibera si puede y debe tender a él, o no.
Una vez conocido el objeto, la voluntad se inclina hacia el porque lo desea, o se aparta
de él, rechazándolo. Sólo en este caso cuando intervienen entendimiento y voluntad el hombre
es dueño de sus actos, y por tanto, plenamente responsable de ellos.
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a. El objeto: es hacia dónde se dirige el acto libre y voluntario; qué es lo que quiere; es el
contenido de la acción.
b. La situación o circunstancias: Situado en un lugar, por una persona, en un tiempo, quién lo
hace y qué condiciones acompañan al acto Se pueden considerar en concreto las siguientes
- Quién realiza la acción.
- Las consecuencias o efectos que se siguen de la acción.
- Qué cosa: designa la cualidad de un objeto.
- Dónde: el lugar donde se realiza la acción.
- Con qué medios se realizó la acción.
- El modo como se realizó el acto.
- Cuándo se realizó la acción, ya que en ocasiones el tiempo.
c. La finalidad, la intención o fin: El motivo por el cual se efectúa el acto; la razón por la cual
se actúa
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b) Ignorancia invencible; es aquella que no puede ser superada por el sujeto que la
padece, ya sea porque de ninguna manera la advierte (p. Ej., el aborígen que no advierte la
ilicitud de la venganza), o bien porque ha intentado en vano de salir de ella (preguntando o
estudiando).
+ Falta de atención actual a una cosa que se conoce habitualmente;
+ El error, o juicio equivocado sobre la verdad de una cosa.
+ Obstáculos por parte de la voluntad: (elemento volitivo)
+ El miedo. Es una vacilación del ánimo ante un mal presente o futuro que nos
amenaza, y que influye en la voluntad del que actúa. En general, el miedo -aunque sea grande-
no destruye el acto voluntario, a menos que su intensidad haga perder el uso de razón.
+ Las pasiones. Designan las emociones o impulsos de la sensibilidad que inclinan a
obrar o no obrar. Son componentes naturales del psiquismo humano,. Ejemplos de pasiones
son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira. Deben ser dirigidas por
la razón y regidas por la voluntad.
Si las pasiones se producen antes de que se realice la acción e influyen en ella,
disminuyen la libertad por el ofuscamiento que suponen para la razón; incluso en arrebatos
muy violentos, pueden llegar a destruir esa libertad (p. ej., el padre que llevado por la ira
golpea a su hijo pequeño). Si se producen como consecuencia de la acción y son directamente
provocadas, aumentan la voluntariedad (p. ej., el que recuerda las ofensas recibidas para
aumentar la ira y el deseo de venganza).
+ La agresividad. Es el impulso de un factor exterior ser físico (golpes, etc.) o moral
(promesas halagos, ruegos insistentes e inoportunos, etc.), que nos lleva a actuar en contra de
nuestra voluntad. Ese factor exterior puede que da lugar a la violencia física o moral. La
violencia física absoluta -que se da cuando la persona violentada ha opuesto toda la resistencia
posible, sin poder vencerla- destruye la voluntariedad.
+ Los hábitos. En el curso de su desarrollo, la persona humana adquiere hábitos que
son pautas de comportamiento estables que disponen al sujeto para bien o para mal, según su
forma de ser los cuales son difíciles tanto de adquirir como de remover. En el campo de la
moral, los hábitos se manifiestan como virtudes o vicios de comportamiento.
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distinguirse dos clases principales de actos que son ejecutados por la persona: los actos
humanos y los actos de un hombre.
Actos involuntarios o actos de un hombre, esto es, los que un individuo acontece
realizar, pero de los que no es dueño, que no ejecuta conscientemente o quiere
deliberadamente, y de los cuales no es tenido por responsable.
Actos voluntarios o actos humanos, esto es, aquellos que el hombre domina, que
controla conscientemente y quiere deliberadamente, y de los que es tenido por responsable.
Es importante señalar que los actos humanos, tomados en su conjunto, forman la
conducta humana.
Ejemplos de actos involuntarios son los actos realizados durante el sueño, la locura o
durante momentos de distracción, estos actos no constituyen conducta humana y no poseen
significado ético.
El llevarse alimento a la boca en un estado de distracción de la mente es un acto de un
hombre, pero decidirse deliberadamente a comer dicho alimento es un acto humano. Así pues,
aunque es imposible tener un acto humano a menos que esté dirigido por el intelecto y la
voluntad, el acto mismo así guiado puede ser, con todo, de una u otra clase. En otras palabras,
un acto humano puede ser de carácter físico o mental, mientras que éste sea deliberadamente
querido o no.
El acto humano es el resultado que la persona humana sabe y quiere. Su capacidad de
conocer más allá de lo sensible es tarea del intelecto, y su capacidad de querer lo que sabe de
un modo intelectual y por tanto de buscarlo es tarea de la voluntad.
Para que el hombre actúe, ha de empezar por estar atraído por algún bien. Cuando
percibe algo como bueno, despierta en él un querer de aquello, y si ve que aquello es no sólo
bueno en sí mismo, sino también bueno para él, su querer se convierte en deseo.
Un deseo podrá permanecer sin efecto, pero, si el individuo comprende además lo
bueno como susceptible de ser alcanzado, su percepción intelectual mueve su voluntad hacia
un acto de intención espontánea o tendencia hacia la cosa buena, esto es, hacia un extenderse
para conquistar el objeto.
Como siguiente paso dirige ahora su intelecto hacia la tarea de ponderar las razones en
favor y en contra de llevar a cabo su intención y los diversos conjuntos de medios con cuyo
auxilio podría ser aquella ejecutada. Este acto del intelecto se designa como deliberación, cuyo
resultado es el de llegar a uno de los dos juicios prácticos: "esto debe hacerse aquí y ahora", o
"esto no debe hacerse ni aquí ni ahora".
Hasta aquí las condiciones han sido puestas ahora para tomar una decisión, sabe ahora
perfectamente lo que debe hacer y las razones de ello, todo está dispuesto ahora para el
veredicto, esto es, para el acto supremo de expresión del ser del hombre como una persona de
dirección autónoma. Acepta uno u otro de los juicios prácticos alternativos del intelecto
mediante una decisión de su voluntad, lo que constituye su acto de compromiso.
El juicio práctico que precede inmediatamente a su decisión y expresa la
alternativa escogida es el último juicio práctico. Cada acto de la voluntad es precedido
por un acto del intelecto, siendo el más importante de estos la deliberación.
La deliberación consiste en una serie de juicios prácticos en favor y en contra del
curso de acción contemplado. El último juicio práctico no es distinto de la deliberación,
sino que es simplemente aquel, al que la voluntad consiente aceptándolo.
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Ignorancia
La falta de conocimiento se da en diversos grados, una persona capaz de conocimiento
podrá tener o no la obligación de tenerlo, por ejemplo un capitán de barco o un médico no
necesitan saber música o arqueología; semejante ignorancia meramente negativa no tiene
trascendencia ética.
En cuanto a la culpabilidad de la ignorancia vencible, esta dependerá de la cantidad de
esfuerzo dedicado a superarla, y la cantidad del esfuerzo que se requiere también depende de la
importancia de la cuestión y de la obligación que se tenga de poseer dicho conocimiento.
La ignorancia vencible no destruye la responsabilidad, pero la disminuye. La persona
sabe que es ignorante y que puede obtener el conocimiento. Dejando deliberadamente de
realizar el esfuerzo suficiente permanece en la ignorancia, pero los efectos que se siguen de su
ignorancia son voluntarios en cuanto a causa, porque son una consecuencia prevista. El caso de
un cirujano que consciente de no poseer conocimientos suficientes para una operación difícil la
lleva a cabo de todos modos y mata al paciente; aunque no quería que el paciente muriera, es
evidente que lo expuso deliberadamente a un peligro grave e innecesario, siendo responsable,
por consiguiente de la muerte.
Pasión
Se entiende como pasión un movimiento muy fuerte del apetito sensible, los términos
clásicos utilizados por diferentes autores son deseo y concupiscencia pero parece más
apropiada la palabra pasión.
Las pasiones podrán surgir espontáneamente antes de que la voluntad haya actuado,
cuando un objeto es presentado a los sentidos el apetito sensible reacciona casi
automáticamente mediante sentimientos repentinos de alegría, enojo, odio, congoja, vergüenza,
compasión, disgusto y otros por el estilo, cuando estas emociones se experimentan muy
fuertemente es lo que entendemos por pasiones.
Un estado de pasión deliberadamente provocado o fomentado es voluntario en sí
mismo. Por consiguiente el acto que resulta de la pasión es voluntario, ya sea en sí mismo o en
su causa. Por ejemplo un individuo que cavila intencionadamente sobre un insulto, con objeto
de realizar un acto de venganza, se sirve de la pasión como medio y de la venganza como fin,
siendo tanto la venganza como su pasión voluntarias en sí mismas.
Miedo
El miedo es la aprehensión de un mal inminente. Puede ser una emoción y en este
sentido el miedo es una de las pasiones y sigue las reglas de cómo la voluntariedad del acto se
ve influenciada por la pasión. Pero existe también el miedo intelectual, este consiste en la
comprensión de una amenaza de mal y ante éste una respuesta de la voluntad para evitar dicho
mal mediante acciones racionalmente concebidas, esta clase de miedo puede o no estar
acompañado de algún componente emocional.
Los actos realizados bajo coacción e intimidación tienen el miedo como motivo. Estos
actos son extorsionados bajo la amenaza de males que serán infligidos por otra voluntad
humana sin embargo los actos realizados bajo coacción e intimidación son actos responsables,
porque la persona pudo haber resistido y aceptado las consecuencias.
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Fuerza
La fuerza es el poder físico externo que hace que alguien realice algo contra su
voluntad. En el lenguaje común, el que cede a una amenaza de violencia se dice que se vio
forzado, aunque no se trate, en realidad, de fuerza, sino de miedo y la voluntariedad de la
persona ha de juzgarse de acuerdo con las normas del miedo.
La fuerza afecta solamente los actos externos y no el acto interno de la voluntad, en
donde radica la voluntariedad del acto humano, se puede seguir queriendo lo opuesto, por muy
violentamente que se vea forzado alguien a realizar un acto.
Hábitos
Se puede definir el hábito como una forma constante de actuar obtenida mediante
repetición del mismo acto. Una vez adquirido el hábito, los actos resultan de él en forma
espontánea y casi automática, de modo deliberación se hace innecesaria.
Si una persona se propone adquirir un hábito deliberadamente el hábito es voluntario en
sí mismo, y los actos que de él resultan son voluntarios en sí mismos; si es que se ejecutan con
la intención de adquirir hábito, pueden ser también voluntarios en cuanto a su causa si no son
intencionados pero si consecuencias previstas del hábito.
Se puede descubrir que se ha adquirido un hábito inintencionadamente, ya sea porque
no se tuvo conciencia de que se había ejecutado la misma acción tan a menudo, o porque no se
tuvo conciencia que determinados actos eran formadores de hábito.
En general, Santo Tomás y los escolásticos consideran únicamente como humanos
aquellos actos libres y deliberados de la voluntad. Su punto de vista se basa en el análisis
psicológico. Un acto libre es voluntario, es decir, que proviene de la voluntad del individuo
hacia el fin buscado o, en otras palabras, es aquel que es desarrollado por la voluntad ante la
bondad que según el entendimiento, tiene el objeto que se le presenta.
Los actos libres, además, aunque no se deseen, provienen, intrínseca o extrínsecamente,
de la propia determinación de la voluntad. Son aquellos actos que la voluntad puede o no
producir, aunque todas las condiciones del libre albedrío estén presentes para llevarlos a cabo.
Por lo tanto, son aquellos actos hacia los cuales la voluntad no se decide ni por el objeto ni
tampoco por la disposición que tenga en ese momento el temperamento, ni tampoco por los
hábitos, sino que es determinado por las condiciones propias de sí misma
Con frecuencia se invocan las buenas intenciones para justificar una acción
objetivamente mala. Hay que notar que estas intenciones no sólo no vuelven bueno un acto
intrínsecamente malo, sino que no son la verdadera intención que informa el acto. ¿Por qué?
Porque, no es fácil discernir cuál es esta intención, y en cualquier caso ésta no puede
considerarse al margen de la intención vocacional y de las virtudes. Cuando no se hace así,
muchas veces estas intenciones no son más que justificaciones.
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humano al dirigir sus actividades a la sociedad, ésta no puede ser la norma constitutiva de la
moralidad. Lo que sostienen que la sociedad es la que constituye el valor moral se llama
“sociologista”. Entre los más importantes están Durkeim, Rosseau, etc.
FE Y BIEN COMÚN
Al presentar la historia de los patriarcas y de los justos del Antiguo Testamento, la
Carta a los Hebreos pone de relieve un aspecto esencial de su fe. La fe no sólo se presenta
como un camino, sino también como una edificación, como la preparación de un lugar en el
que el hombre pueda convivir con los demás. El primer constructor es Noé que, en el Arca,
logra salvar a su familia (cf. Hb 11,7). Después Abrahán, del que se dice que, movido por la fe,
habitaba en tiendas, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos (cf. Hb 11,9-10). Nace
así, en relación con la fe, una nueva fiabilidad, una nueva solidez, que sólo puede venir de
Dios. Si el hombre de fe se apoya en el Dios del Amén, en el Dios fiel (cf. Is 65,16), y así
adquiere solidez, podemos añadir que la solidez de la fe se atribuye también a la ciudad que
Dios está preparando para el hombre. La fe revela hasta qué punto pueden ser sólidos los
vínculos humanos cuando Dios se hace presente en medio de ellos. No se trata sólo de una
solidez interior, una convicción firme del creyente; la fe ilumina también las relaciones
humanas, porque nace del amor y sigue la dinámica del amor de Dios. El Dios digno de fe
construye para los hombres una ciudad fiable.
Precisamente por su conexión con el amor (cf. Ga 5,6), la luz de la fe se pone al
servicio concreto de la justicia, del derecho y de la paz. La fe nace del encuentro con el amor
originario de Dios, en el que se manifiesta el sentido y la bondad de nuestra vida, que es
iluminada en la medida en que entra en el dinamismo desplegado por este amor, en cuanto que
se hace camino y ejercicio hacia la plenitud del amor. La luz de la fe permite valorar la riqueza
de las relaciones humanas, su capacidad de mantenerse, de ser fiables, de enriquecer la vida
común. La fe no aparta del mundo ni es ajena a los afanes concretos de los hombres de nuestro
tiempo. Sin un amor fiable, nada podría mantener verdaderamente unidos a los hombres. La
unidad entre ellos se podría concebir sólo como fundada en la utilidad, en la suma de intereses,
en el miedo, pero no en la bondad de vivir juntos, ni en la alegría que la sola presencia del otro
puede suscitar.
La fe permite comprender la arquitectura de las relaciones humanas, porque capta su
fundamento último y su destino definitivo en Dios, en su amor, y así ilumina el arte de la
edificación, contribuyendo al bien común. Sí, la fe es un bien para todos, es un bien común; su
luz no luce sólo dentro de la Iglesia ni sirve únicamente para construir una ciudad eterna en el
más allá; nos ayuda a edificar nuestras sociedades, para que avancen hacia el futuro con
esperanza. La Carta a los Hebreos pone un ejemplo de esto cuando nombra, junto a otros
hombres de fe, a Samuel y David, a los cuales su fe les permitió « administrar justicia » (Hb
11,33). Esta expresión se refiere aquí a su justicia para gobernar, a esa sabiduría que lleva paz
al pueblo (cf. 1 S 12,3-5; 2 S 8,15). Las manos de la fe se alzan al cielo, pero a la vez edifican,
en la caridad, una ciudad construida sobre relaciones, que tienen como fundamento el amor de
Dios.
LA ÉTICA DE VIRTUDES
En nuestra sociedad, de tradición occidental y cristiana, está fuertemente enraizado en
el modelo ético del hombre virtuoso. La máxima aspiración del hombre consiste en la
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felicidad, que no puede encontrarse sino en Dios, fin último de la vida humana. Y esa felicidad
se alcanza mediante el ejercicio de las virtudes.1
Toda nuestra vida tiende a esta plenitud, y cuando leemos nuestra vida desde el
Horizonte Cristiano, cobra mayor significación; puesto que Cristo nos llama a ser Perfectos, en
el decir y el obrar. Esta realidad no solo supone, el ejercicio de la libre voluntad por hacer el
bien y evitar el mal, sino que exige una opción de superación de lo malo, y realizar el bien. De
tal manera que, no podemos conformarnos con disminuir un poco lo malo sino superarlo, y
realizar el bien en su plenitud. “ustedes son la luz del mundo, ustedes son la sal de la tierra”;
así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean
sus buenas obras y glorifiquen al Padre que esta en el cielo. Mt. 5, 13- 16 leer.
El hombre esta orientado por su naturaleza hacia la felicidad. LA felicidad es el bien
supremo y fin ultimo de todo hombre. La felicidad se alcanza mediante la práctica de las
virtudes, que son actitudes de equilibrio en todos los ámbitos de la vida humana: justicia,
fortaleza, templanza, veracidad, libertad, etc. La contemplación de la verdad es el ideal
superior de la vida virtuosa. El bienestar de toda la sociedad es lo que debe orientar las
relaciones entre sus miembros.
LA ETICA CRISTIANA
La ética de Jesús va mucho más allá de la ética del triunfo y de éxito, de la ética de las
actitudes interiores, de la normativa o de la de situación. Es mucho más, la ética de Jesús, no se
dirige a la reducción sino a la superación del mal, y se basa fundamentalmente en el amor a
Dios y al Prójimo, entendiéndose por prójimo, el compatriota, el de cualquier clase social, el
próximo y de aquí hasta aquellos, respecto a los cuales no tengo ya obligaciones.
Podemos decir, que la ética cristiana, es la vivencia de los “valores humanos”, éticos y
religiosos, desde la manera como Cristo los vivió.
Tanto la moral, como la ascética cristianas han encontrado en el esquema de las
virtudes el cauce más adecuado para exponer el dinamismo normativo del cristiano. La misma
ética filosófica ha vuelto a insistir recientemente en la importancia de la virtud como cause
expresivo de la moral. Entre los sistemas éticos que han propuesto como imagen normativa “al
hombre virtuoso”, destaca la concepción moral de aristotélica. Sobre el fondo de la virtud,
diseña Aristóteles el ideal moral “elitista” es decir el ciudadano civilizado. Aunque la ética de
Aristóteles tiene una orientación marcadamente social, también formula los rasgos
configurados de la vida práctica del hombre. 2
18
Ética y Construcción de Ciudadanía
cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente. La
conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas
con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la conciencia la que de
modo admirable da a conocer esa ley cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del
prójimo. La fidelidad a esta conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar
la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al
individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es el predominio de la recta conciencia, tanto mayor
seguridad tienen las personas y las sociedades para apartarse del ciego capricho y para
someterse a las normas objetivas de la moralidad. No rara vez, sin embargo, ocurre que yerra la
conciencia por ignorancia invencible, sin que ello suponga la pérdida de su dignidad. Cosa que
no puede afirmarse cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien y la
conciencia se va progresivamente entenebreciendo por el hábito del pecado.
TIPOS DE CONSCIENCIA
Por razón de su conformidad con la ley de Dios, la conciencia puede ser:
Recta o verdadera: si sus dictados se adecuan a la ley de Dios.
o Errónea: según si sus dictados no se adecuan a esa ley. La conciencia errónea
puede ser:
o Vencible: cuando se pueden poner los medios para salir del error.
o Invencible: cuando, a pesar de poner los medios, no se puede salir del error.
Por razón del asentimiento o firmeza del juicio que prestamos a lo que la
conciencia nos dicta ésta se divide en:
Cierta, probable y dudosa, según el grado de seguridad subjetiva que se tenga. Se
dice que una conciencia es cierta cuando juzga con firmeza y sin temor a equivocarse. Ahora
bien, uno puede estar cierto de que algo es pecado o que no lo es y luego estar objetivamente
equivocado. Más abajo explicamos con más detalle este concepto.
Perpleja: Se dice que una persona tiene conciencia perpleja cuando en un acto
concreto piensa que comete pecado tanto si actúa como si no actúa. San Alfonso María de
Ligorio nos dice que estos casos se ha de proceder así: “Si puede suspender la acción, que
pregunte; si no, que elija el mal menor. En el caso que no pueda discernir cuál es el menor mal,
elija la parte que quiera, en lo cual no habrá pecado, pues en tales circunstancias falta la
libertad para que haya pecado formal”.
o Se debe seguir la conciencia cierta; en algunos casos la probable, pero nunca la
dudosa. Cuando uno tiene una seria duda sobre la moralidad de un acto, antes de obrar hay que
salir de la duda. Ejemplo: Si uno tuviera una seria duda de si es obligatorio ir a Misa el día de
la Asunción de la Virgen (15 de agosto), no podría quedarse tranquilamente en casa y pensar:
como no estoy seguro, me quedo viendo la televisión y no peco. Tendría que salir de la duda
preguntando en su parroquia…, y en el supuesto de no poder salir de la duda, entonces tendría
que hacer lo que considerara más virtuoso.
19
Ética y Construcción de Ciudadanía
No basta con «estar seguro» (conciencia cierta), además hay que actuar de acuerdo
a lo que nos manda la ley (conciencia verdadera).
Por la limitación humana puede ocurrir que un hombre esté cierto de algo que no
sea verdadero. Por eso mismo, hay que buscar tener una conciencia recta o verdadera.
Por razón del modo habitual de juzgar la conciencia puede ser: laxa, escrupulosa, delicada,
farisaica y cauterizada.
Conciencia delicada: Es aquella que juzga rectamente hasta en los menores
detalles.
Conciencia laxa: Es aquella que juzga que los actos objetivamente malos no son
pecado o no tienen gravedad. Dentro de la conciencia laxa hay grados: cauterizada (ceguera
para los valores morales), farisaica (darle importancia a lo que no tiene y quitarla a lo que
tiene).
Conciencia escrupulosa: Ve pecado en casi todo o en todo lo que hace; desconfía
de la confesión y del perdón de los pecados. Es una preocupación obsesiva por el valor moral
de los propios actos, necesitando dar en la confesión múltiples detalles y circunstancias que no
cambian el valor moral de los actos. Hay también terquedad en el propio juicio a pesar de los
consejos que busca y recibe.
GRANDEZA DE LA LIBERTAD
La orientación del hombre hacia el bien sólo se logra con el uso de la libertad, la cual
posee un valor que nuestros contemporáneos ensalzan con entusiasmo. Y con toda razón. Con
frecuencia, sin embargo, la fomentan de forma depravada, como si fuera pura licencia para
hacer cualquier cosa, con tal que deleite, aunque sea mala. La verdadera libertad es signo
eminente de la imagen divina en el hombre. Dios ha querido dejar al hombre en manos de su
propia decisión para que así busque espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente
a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección. La dignidad humana requiere, por tanto,
que el hombre actúe según su conciencia y libre elección, es decir, movido e inducido por
convicción interna personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera
coacción externa. El hombre logra esta dignidad cuando, liberado totalmente de la cautividad
de las pasiones, tiende a su fin con la libre elección del bien y se procura medios adecuados
para ello con eficacia y esfuerzo crecientes. La libertad humana, herida por el pecado, para dar
la máxima eficacia a esta ordenación a Dios, ha de apoyarse necesariamente en la gracia de
Dios. Cada cual tendrá que dar cuanta de su vida ante el tribunal de Dios según la conducta
buena o mala que haya observado3.
¿QUÉ ES LA LBERTAD?
Se trata de la facultad humana de dirigir el pensamiento o la conducta según los
dictados de la propia razón y de la voluntad del individuo, sin determinismo superior ni
sujeción a influencia del prójimo o del mundo exterior, a lo que podemos agregar que, siendo
así, el ser humano es libre independientemente de la existencia de las normas que rigen su
conducta y de las sanciones que, como resultado de la priorización optada, se deriven.
Hay tantas respuestas de libertad como hombres en el mundo. Para algunos, libertad
significa la ausencia de ataduras humanas; otros encuentran la libertad en la democracia; para
3
Gaudium et spes Nº 16-17. Ed. Agape.
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Ética y Construcción de Ciudadanía
muchos, la libertad es poder decir y hacer lo que mejor les parece; para otros es no estar
esclavizado.
Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española: "la libertad es la
facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo; es el estado
o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la falta de coacción y subordinación;
es la facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se
oponga a las leyes ni a las buenas costumbres". En fin, de libertad encontraremos infinidades
de acepciones y conceptos; pero para enfocarnos en los aspectos más resaltantes de éste
significado tendríamos que penetrar en los puntos de vista histórico, religioso y ético.
Desde el punto de vista histórico, al igual que toda especie viviente procede por
evolución de toda una cadena de especies sin que se produzcan nunca saltos espectaculares, así
también toda conducta humana procede por evolución de toda una cadena continua de
conductas anteriores, sin saltos espectaculares (y si los hay es preciso buscar los eslabones
perdidos en vez de diseñar modernas mitologías).
De lo cual es preciso inferir que lo que hoy denominamos LIBERTAD procede por
evolución de la ESCLAVITUD, es decir que la realidad que hoy llamamos libertad es una
forma evolucionada de una realidad antigua, ya extinguida, que denominamos esclavitud. Para
muchos, libertad es el contrario de esclavitud (y no a la inversa). De manera que si no hubiese
existido la esclavitud, ni siquiera se hubiera percibido ni definido la libertad, de la misma
manera que si no hubiese oscuridad, nunca hubiéramos percibido y definido la luz, tan esquiva
por lo demás a ser definida.
Esclava es la persona que no es dueña de sí misma, sino que es propiedad de otra
persona, física o jurídicamente. Por consiguiente, libre sería la persona sobre la cual nadie
ejerce derecho de dominio, es decir de amo. Y la primera duda que nos asalta es si no existe la
barrera natural, el límite (finis) de la libertad: ¿qué es la esclavitud? ¿Cómo podemos definir
esa realidad? Al no tener límites se nos convierte en indefinible, es decir en in-finita, con lo
cual a cualquier cosa se le llama libertad.
Ahora bien, encontramos también que desde la perspectiva religiosa, la libertad es
simplemente la verdad de Jesús. Para los religiosos, él es el modelo y el ejemplo de lo que
realmente significa ser libre. Sobre todo, Jesús estaba libre del pecado Su vida entera era una
expresión perfecta de la justicia de Dios en todos los sentidos. Este hecho es tan conocido que
no es necesario entrar en más detalles. También estaba libre de Satanás y de los poderes de las
tinieblas. Podía decir de Satanás, "Nada tiene en mí" (Juan 14:30). Estaba libre del temor.
Podía denunciar el pecado en los líderes religiosos. No temía a las multitudes que le querían
matar. Podía fijar su rostro hacia Jerusalén e ir al encuentro de su muerte. Estaba libre de toda
enfermedad. No hay testimonio escrito que indique que su salud fuera menos que perfecta en
ningún momento. Estaba libre de la tradición religiosa. No tenía ningún respeto para nada por
la religión que no procediera de Dios. Estaba libre de todas estas cosas y muchas más. Pero no
sólo estaba libre de sino libre para. Estaba libre para hacer la voluntad de su Padre en todo y
todos los días. Estaba libre para ser la perfecta expresión de su Padre celestial en todo lo que
decía y hacía. Estaba libre para dar su vida por nosotros.
La libertad que disfrutaba Jesús es la libertad que ofrece a todos aquellos quienes creen
en él. En Romanos 8: 19-22 Pablo escribió: "Porque el anhelo ardiente de la creación es el de
aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no
por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la
creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos
de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto
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Ética y Construcción de Ciudadanía
hasta ahora" ¿Cómo se ha de entrar en esta libertad que predican las religiones cristianas?
Encontramos la respuesta en el versículo que ya hemos citado "Si vosotros permaneciereis en
mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres". En la religión, la verdad que entra en los corazones de todos los seres humanos, es la
que traerá la verdadera libertad a todos. No es la doctrina del hombre que entra en nuestras
mentes lo que nos hará libres; si no la verdad que proviene de Dios.
"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en
mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres" (Jn 8.31-32). De acuerdo con las palabras del Maestro, la libertad del hombre se
encuentra en la verdad de su evangelio.
La mentira es el antónimo de la verdad. A través de los tiempos, la debilidad del
hombre lo ha llevado a mentir Los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y
azufre, que es la muerte segunda (Apoc. 21.8). La libertad es sinónimo de verdad en toda su
esencia. La verdad a medias, no libera al hombre de sus pecados.
Muchos se convierten en esclavos de los vicios. El licor, el tabaco, las drogas, etc., una
vez se posesionan del ser humano se le hace muy difícil liberarse de ellos. En Romanos 7:15-
25 el Apóstol Pablo, todo un apóstol, confiesa lo difícil que se le hace vencer la carne. El verso
19 dice: "Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago, y si hago lo
que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mi." Lo que es imposible para los
hombres es posible para Cristo. "De cierto, de cierto os digo que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado" (Jn. 8.34). "Así que si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres."
(Jn. 8.36).
La libertad es Cristo, porque el vino a romper las cadenas con que nos tenía atados Satanás.
Cristo vino a dar la libertad a los presos que estaban encadenados a sus delitos y pecados. La
libertad en Cristo no compara con ninguna otra cosa a que pueda aspirar el ser humano. Todo
lo que tenemos que hacer es escuchar su voz, aceptar su invitación, y obedecer su palabra.
Conocer la verdad no es suficiente para alcanzar la libertad. Sin la obediencia al Evangelio,
nadie tiene libertad completa.
En conclusión la libertad necesita de la verdad. La libertad requiere del
entendimiento (facultad que busca la verdad) y de la voluntad (facultad que busca el
bien). Usando ambas el hombre puede determinar dónde está el bien verdadero y
escogerlo. La libertad puede aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de
conocer y escoger el bien. Mejorará a base de realizar buenas elecciones, pues se crea el
hábito de optar por el bien. La libertad disminuye con los pecados, pues los vicios
dificultan elegir bien.
"El que peca es esclavo del pecado". Por ejemplo, la persona que se deja vencer por la
pereza cada vez se vuelve más perezosa y le cuesta escoger bien en asuntos que supongan
esfuerzo. Los que ayudan a ser libres son los que difunden la verdad –"la verdad os hará
libres"–, y ayudan a escoger el bien. Por ejemplo, quien invita a un amigo a drogarse le
dificulta la libertad atándole a ese defecto; en cambio, quien anima a trabajar, rezar o
comportarse bien facilita el buen ejercicio de la libertad.
22
Ética y Construcción de Ciudadanía
La naturaleza y extensión de las restricciones a la libertad, así como los medios para
procurarlas, han creado importantes problemas a los filósofos y juristas de todos los tiempos.
Casi todas las soluciones han pasado por el reconocimiento tradicional de la necesidad de que
exista un gobierno, en cuanto grupo de personas investidas de autoridad para imponer las
restricciones que se consideren necesarias. Más reciente es la tendencia que ha subrayado la
conveniencia de definir legalmente la naturaleza de las limitaciones y su extensión.
El anarquismo representa la excepción a todo esto, al considerar que los gobiernos son
perversos por su propia naturaleza, y sostener que es preferible su sustitución por una sociedad
ideal donde cada individuo observe los elementales principios éticos.
El equilibrio perfecto entre el derecho del individuo a actuar sin interferencias ajenas y
la necesidad de la comunidad a restringir la libertad ha sido buscado en todas las épocas, sin
que se haya logrado alcanzar una solución ideal al problema. Las restricciones son en no pocas
ocasiones opresivas. La historia demuestra que las sociedades han conocido situaciones de
anarquía junto a periodos de despotismo en los que la libertad era algo inexistente o reservado
a grupos privilegiados.
Desde estas situaciones hasta su evolución hacia los estados de libertad individual cristalizados
en los gobiernos democráticos, conocidos en algunos círculos como ‘la menos mala de las
soluciones’ respecto a ese deseo natural del hombre por ser libre.
LIBERTAD Y LIBERTINAJE
Quizá nunca en la historia de nuestro mundo se ha hablado tanto de libertad como en
nuestros días. La libertad es el centro de la soledad edificante y el libertinaje es el centro de la
soledad nociva. Hay que llegar a comprender que la libertad es un elemento constitutivo de la
acción específicamente humana, en virtud de la cual la voluntad no elige necesariamente una
de las varias opciones que le ofrece el entendimiento, sino que elige cualquiera de ellas o
simplemente ninguna. Es decir se es libre en la elección.
Se pueden distinguir diversos tipos de libertad; la libertad física, que es la capacidad de
actuar porque no existen impedimentos físicos. Se trata de la libertad que recobra el
encarcelado cuando sale de su prisión, o la que recupera el enfermo que estaba por una
dolencia que le ataba al lecho. Del mismo modo, existe otra esfera de actividades y de
impedimentos, y es el campo del llamado "mundo moral". Esencialmente no es el mundo del
ser y del no-ser, sino del bien y del mal. Con sus categorías de lo mandado, de lo prohibido y
lo permitido. En esta esfera o estrato es donde aparece la libertad moral. Aquel enfermo que
había estado en el lecho, al recobrarse de su enfermedad, recupera su libertad física; pero sigue
obligado por los vínculos morales, y por eso no es libre moralmente para mentir o dañar al
prójimo.
Esta libertad física puede faltar o puede sentirse atada por algún impedimento que le
venga de fuera de su ser, de algo exterior al hombre. Y al estar libre del impedimento se
llamará libertad de coacción. O bien el impedimento puede originarse dentro del mismo
hombre, y en este caso su carencia sería la libertad de necesidad.
Es innegable que en nuestro mundo se busca la libertad, que se quiere ser libre en
plenitud. Este anhelo de libertad que todos llevamos en nuestro ser puede perder la brújula e
irse a la deriva cayendo en el libertinaje más horroroso.
Me remito a lo que se ve en la televisión. El derecho de libre expresión se ha convertido
en un argumento para sacar en televisión todo tipo de basura, violencia, malos tratos, escenas
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Ética y Construcción de Ciudadanía
que sólo los muy mayores pueden resistir. Me parece a mí que se está cayendo en el escollo de
convertir la libertad universal en un libertinaje generalizado.
Es tal el influjo de los medios de comunicación que no sólo nos hacen la papilla del
libertinaje, sino que incluso nos la ponen en la boca, quedando para nosotros el "fatigoso"
trabajo de tragarla inconscientemente. Creo que a estas alturas de la vida no hace falta refrescar
mucho los atropellos de los que "poseen su poder personal" y "son libres y dueños de sus
actos". El delito de privar al prójimo de su libertad injustamente -se entere o no- es suficiente.
Han habido luchas por la libertad bien entendidas como la de Juana de Arco; pero ha habido
otras muchas no justificadas y que ni siquiera vale la pena enunciar.
La libertad no consiste en una total autonomía, sino que desde sus orígenes está
asociada a un orden legal, bien sea natural o positivo. Pero el conformismo actual se ha vuelto
la gran ley del mundo y son cada vez más los seres que abdican de su libertad de pensar a
cambio de que les garanticen la libertad de pensar igual que los demás y así, según ellos, "no
hacer el ridículo".
En la historia
Antiguamente, los grupos sociales se organizaban por tribus o clanes de familia, donde
la explotación de la tierra era su principal fuente de subsistencia, muchos de ellos eran
nómadas, en busca de mejores tierras para sus animales. Compartía una especie de no
pertenencia, a un espacio determinado, la fisión de un estado pre social, que por ser no
determinado es universal y ahí realiza la racionalidad política misma con la legitimación de
cualquier orden social determinado. Otros se establecían en lugares donde había agua, que les
permitiera la agricultura.
El hombre es un ser sociable por naturaleza, el establecer vínculos con otros y
compartir cosas en común forma parte de su naturaleza y de su instinto de supervivencia.
En el proceso evolutivo del hombre, y en su afán de conquista, el hombre se fue
relacionando con otros clanes, estableciendo vínculos, y generando intercambios de vienes
(trueques), compartiendo puertos, uniéndose para enfrentar enemigos, compartiendo creencias,
costumbres y conocimientos.
Con el tiempo, se fueron generando asentamientos, donde se compartían cosas en
común. El desarrollo de estas pequeñas comunidades y las mismas exigencias de la realidad, va
a motivar el surgimiento de normas de convivencias para evitar conflictos, y promover el
bienestar de todos. Entre los jefes de familias, se elegía uno que representaba la comunidad y
se ocupaba de aclarar las cosas, poner orden e impartía la justicia, entre las familias.
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Ética y Construcción de Ciudadanía
A partir del mundo moderno, la ciudadanía no será vista como una marca de
pertenencia a la (ciudad), a un círculo de amigos, a la naturaleza, a una comunidad
de fe. (Dependencia).
Comenzara a relacionarse en forma clara, con un modo de actuar, la de un sujeto libre.
Libre de toda dependencia respecto a una polis, un círculo, una naturaleza, una fe. Es el
resultado de un ejercicio del poder o del derecho soberano que define la naturaleza humana
como cogito (yo) que actúa y se vincula con otro cogito (yo).
La autonomía de un derecho presocial (derecho natural) la que define una
individualidad (libre e igual) que legitima, por el pacto social; cediendo la soberanía a un
estado –nación, también con fronteras que definen al no ciudadano (como extranjero, pero que
lo reconoce libre e igual, con posibilidades de aceptar el pacto constitutivo. (Esto implica la
adecuación, valoración y respeto a las normas establecida en el estado).
Surge la necesidad moderna de de la ficción de un estado de naturaleza. Como un algo
a priori; previo a la constitución del estado social. Esta supone una distinción entre: “derecho
natural presocial y el derecho positivo poscontractual.
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Ética y Construcción de Ciudadanía
de las personas, sancionado por las instituciones del Estado conforme a lo establecido en un
código común –un cuerpo de leyes escritas- que, a su vez, pueden ser cambiadas por consenso.
Se trata de leyes fundamentadas en un pacto jurídico y social.
Se trata de un trabajo de reconstrucción, que puede servir de legitimación de la
organización social y el poder, a partir de la libertad y la igualdad, es decir la condición de
sujeto autónomo.
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POLÍTICA
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Ética y Construcción de Ciudadanía
ESTADO
Origen y evolución del concepto de Estado
En los Diálogos de Platón, se narra la estructura del Estado ideal, pero es Maquiavelo
quien introdujo la palabra Estado en su célebre obra El Príncipe: usando el término de la
lengua italiana «Stato», evolución de la palabra «Status» del latín. Los Estados y soberanías
que han tenido y tienen autoridad sobre los hombres, fueron y son, o repúblicas o principados.
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Ética y Construcción de Ciudadanía
DEMOCRACIA
Origen y etimología de Democracia
El término democracia proviene del antiguo griego (δημοκρατία) y fue acuñado en
Atenas en el siglo V a. C. a partir de los vocablos δῆμος (dḗmos, que puede traducirse como
«pueblo») y κράτος (krátos, que puede traducirse como «poder»). Sin embargo la significación
etimológica del término es mucho más compleja. El término «demos» parece haber sido un
neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos (demiurgi) y geomoros (geomori).2
El historiador Plutarco señalaba que los geomoros y demiurgos, eran junto a los eupátridas, las
tres clases en las que Teseo dividió a la población libre del Ática (adicionalmente la población
estaba integrada también por los metecos, esclavos y las mujeres). Los eupátridas eran los
nobles; los demiurgos eran los artesanos; y los geomoros eran los campesinos. Estos dos
últimos grupos, «en creciente oposición a la nobleza, formaron el demos».3 Textualmente
entonces, «democracia» significa «gobierno de los artesanos y campesinos», excluyendo del
mismo expresamente a los esclavos y a los nobles.
Algunos pensadores consideran a la democracia ateniense como el primer ejemplo de
un sistema democrático. Otros pensadores han criticado esta conclusión, argumentando por un
lado que tanto en la organización tribal como en antiguas civilizaciones en todo el mundo
existen ejemplos de sistemas políticos democráticos,4 y por otro lado que solo una pequeña
minoría del 10% de la población tenía derecho a participar de la llamada democracia ateniense,
quedando automáticamente excluidos la mayoría de trabajadores, campesinos, esclavos y las
mujeres.
De todas formas, el significado del término ha cambiado con el tiempo, y la definición
moderna ha evolucionado mucho, sobre todo desde finales del siglo XVIII, con la sucesiva
introducción de sistemas democráticos en muchas naciones y sobre todo a partir del
reconocimiento del sufragio universal y del voto femenino en el siglo XX. Hoy en día, las
democracias existentes son bastante distintas al sistema de gobierno ateniense del que heredan
su nombre.
Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al
conjunto de la sociedad. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del
Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos
de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido
amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e
iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.
La democracia se define también a partir de la clásica clasificación de las formas de
gobierno realizada por Platón, primero, y Aristóteles, después, en tres tipos básicos: monarquía
(gobierno de uno), aristocracia (gobierno «de los mejores» para Platón, «de los menos», para
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Ética y Construcción de Ciudadanía
Aristóteles), democracia (gobierno «de la multitud» para Platón y «de los más», para
Aristóteles).
Hay democracia directa cuando la decisión es adoptada directamente por los miembros
del pueblo. Hay democracia indirecta o representativa cuando la decisión es adoptada por
personas reconocidas por el pueblo como sus representantes. Por último, hay democracia
participativa cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de
asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones
públicas o cuando se facilita a la ciudadanía amplios mecanismos plebiscitarios. Estas tres
formas no son excluyentes y suelen integrarse como mecanismos complementarios.
No debe confundirse República con Democracia, pues aluden a principios distintos, la
república es el gobierno de la ley mientras que democracia significa el gobierno del pueblo.
Formas de democracia
Clásicamente la democracia ha sido dividida en dos grandes formas: directa o
representativa.
Democracia directa
Se trata de la democracia en estado puro, tal como la vivieron sus fundadores
atenienses. Las decisiones las toma el pueblo soberano en asamblea. No existen representantes
del pueblo, si no, en todo caso, delegados que se hacen portavoces del pueblo, que únicamente
emiten el mandato asambleario. Se trata del tipo de democracia preferido no sólo por los
demócratas de la Antigua Grecia, si no también para muchos pensadores modernos (Rousseau,
por ejemplo) y para una buena parte del Socialismo y del Anarquismo. Un ejemplo de
democracia directa más conocido es el de la Atenas clásica.
Democracia indirecta o representativa
El pueblo se limita a elegir representantes para que estos deliberen y tomen las
decisiones, de forma jerárquica.
Democracia semidirecta o participativa
Algunos autores también distinguen una tercera categoría intermedia, la democracia
semidirecta, que suele acompañar, atenuándola, a la democracia indirecta. En la democracia
semidirecta el pueblo se expresa directamente en ciertas circunstancias particulares,
básicamente a través de cuatro mecanismos:
-Referéndum. El pueblo elige «por sí o por no» sobre una propuesta.
-Plebiscito. El pueblo concede o no concede la aprobación final de una norma
(constitución, ley, tratado).
-Iniciativa popular. Por este mecanismo un grupo de ciudadanos puede proponer la
sanción o derogación de una ley.
-Destitución popular, revocación de mandato. Mediante este procedimiento los
ciudadanos pueden destituir a un representante electo antes de finalizado su período.
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Ética y Construcción de Ciudadanía
Marco histórico
Los derechos humanos, herederos de la noción de derechos naturales, son una idea de
gran fuerza moral y con un respaldo creciente. Legalmente, se reconocen en el Derecho interno
de numerosos Estados y en tratados internacionales. Para muchos, además, la doctrina de los
derechos humanos se extiende más allá del Derecho y conforma una base ética y moral que
debe fundamentar la regulación del orden geopolítico contemporáneo. La Declaración
Universal de los Derechos Humanos se ha convertido en una referencia clave en el debate
ético-político actual, y el lenguaje de los derechos se ha incorporado a la conciencia colectiva
de muchas sociedades. Sin embargo, existe un permanente debate en el ámbito de la filosofía y
las ciencias políticas sobre la naturaleza, fundamentación, contenido e incluso la existencia de
los derechos humanos; y también claros problemas en cuanto a su eficacia, dado que existe una
gran desproporción entre lo violado y lo garantizado estatalmente.
Origen cultural
Existe un importante debate sobre el origen cultural de los derechos humanos.
Generalmente se considera que tienen su raíz en la cultura occidental moderna, pero existen al
menos dos posturas principales más. Algunos afirman que todas las culturas poseen visiones de
dignidad que se plasman en forma de derechos humanos, y hacen referencia a proclamaciones
como la Carta de Mandén, de 1222, declaración fundacional del Imperio de Malí. No obstante,
ni en japonés ni en sánscrito clásico, por ejemplo, existió el término derecho hasta que se
produjeron contactos con la cultura occidental, ya que estas culturas han puesto
tradicionalmente el acento en los deberes. Existen también quienes consideran que Occidente
no ha creado la idea ni el concepto de derechos humanos, aunque sí una manera concreta de
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Ética y Construcción de Ciudadanía
Naturaleza y fundamento
Norberto Bobbio afirma la imposibilidad de encontrar un fundamento absoluto a los
derechos humanos y alega para ello cuatro razones. Primera, la ausencia de un concepto
inequívoco y claro de los mismos; segunda, su variabilidad en el tiempo; tercera, su
heterogeneidad; y, cuarta, las antinomias y conflictos que existen entre distintos derechos,
como entre los civiles y políticos, por un lado, y los sociales y culturales, por otro. En el
Coloquio del Instituto Internacional de Filosofía celebrado en L'Aquila en 1964, Bobbio
propuso sustituir la búsqueda de un imposible fundamento absoluto por el estudio de las
diversas fundamentaciones posibles que las ciencias sociales avalaban. Y, en cualquier caso,
para el jurista italiano, el problema básico relativo a los derechos humanos no es su
fundamentación, sino su puesta en práctica y protección. Pero son muchos los juristas y
filósofos que no comparten esta creencia sino que, por el contrario, la fundamentación de los
derechos humanos ha sido y es objeto de gran interés a lo largo del tiempo, y la mayoría
considera que es una labor teórica con gran incidencia en la práctica
Cada una de las numerosas teorías que los pensadores han desarrollado está influida por
la Filosofía dominante en el momento histórico en que se gestó y parte de muy diferentes
cosmovisiones y concepciones del ser humano, al que atribuyen o niegan determinadas
características inmanentes. Para algunos, el eje de los derechos humanos es una serie de
derechos concretos (según Herbert Hart, el derecho a la libertad; atendiendo a John Rawls,
determinados derechos fundamentales que corresponden a unos deberes fundamentales; de
acuerdo con Ronald Dworkin, el derecho a la igualdad ante la ley); para otros, los derechos
humanos son la traducción normativa de una serie de valores, aprehendidos de la realidad o
construidos socialmente. Un tercer grupo considera que los derechos humanos son criterios o
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límites a los que debe adecuarse la actividad de los poderes públicos o el mercado, tesis
defendida tanto desde una axiología iusnaturalista (Luis Recasens Siches) como desde un
iuspositivismo crítico (Luigi Ferrajoli). Finalmente, diversas teorías sostienen que los derechos
humanos son la codificación de la conducta moral que, de acuerdo con David Hume, es un
producto social y humano que se desarrolla en un proceso de evolución biológica y social. Las
teorías sociológicas del Derecho y los trabajos de Max Weber consideran que la conducta se
desarrolla como un patrón sociológico de fijación de normas.
En cuanto a su fundamentación, según qué tipo de concepción se tenga sobre el
Derecho –iusnaturalista, iusracionalista, iuspositivista, vinculada al realismo jurídico o al
dualismo jurídico, entre otras– la categoría conceptual de derechos humanos puede
considerarse derivada de la divinidad, observable en la naturaleza, asequible a través de la
razón, determinada por los contextos en las muchas maneras que es posible entender la
Historia, una síntesis de ideas de éstas u otras posiciones ideológicas y filosóficas o un mero
concepto inexistente y sin validez.
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CULTURA Y SOCIEDAD
La cultura es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad
determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de
ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro
punto de vista podríamos decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el
ser humano. El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se encargan del
estudio de la sociedad, en especial para la antropología y la sociología. Que la cultura da al
hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres
específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella
discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma
conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus
propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo
trascienden.
La cultura, en su comprensión más extensa, representa el modo particular con el cual
los hombres y los pueblos cultivan su relación con la naturaleza y con sus hermanos, con ellos
mismos y con Dios, a fin de lograr una existencia plenamente humana. El encuentro de la fe
con las culturas las purifica, permite que desarrollen sus virtualidades, y las enriquece. La fe en
Dios ha animado la vida y la cultura de los pueblos de América latina por más de cinco siglos.
La revolución tecnológica y los procesos de globalización conforman el mundo actual
como una gran cultura mediática. Esto implica una capacidad para conocer los nuevos
lenguajes, que pueden ayudar a una mayor humanización global. Estos nuevos lenguajes
configuran un elemento articulador de los cambios en la sociedad. 4
La sociedad es el conjunto de individuos que comparten fines, conductas y cultura, y
que se relacionan interactuando entre sí, cooperativamente, para formar un grupo o una
comunidad. Existen sociedades animales cuyo estudio lo realiza la socio-biología o la etología
social, como las sociedades de hormigas o las de primates.
Las sociedades de humanos estudian las llamadas disciplinas sociales, principalmente la
sociología y otras como la antropología y la economía. Modernamente, existe un interés de la
física, desde la perspectiva de sistemas complejos, por el estudio de fenómenos sociales y este
esfuerzo ha dado lugar a disciplinas como la socio-física y la econo-física.
En un sentido aún más amplio, se habla de sociedad virtual a los fenómenos que se
generan y observan en grupos bajo interacción en el ciberespacio, sociedades artificiales como
la de computadora interconectada o sociedades de robots, de autómatas, de criaturas digitales,
etcétera.
Sociedades humanas
Las sociedades humanas, son unas entidades poblacionales, que considera los
habitantes y su entorno, interrelacionado con un proyecto común, que les da una identidad de
pertenencia. Asimismo, el término significa un grupo con lazos económicos, ideológicos y
políticos.
Estas agrupaciones distintas deben tener una representación en un territorio y un alto
grado de acción social conjunta, en otro caso no pueden ser objeto de métodos sociológicos
para su análisis.
4
V Conferencia General Latinoamericana y del Caribe. APARECIDA, N° 480 SS. Ed. 2007.
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5
V Conferencia General Latinoamericana y del Caribe. APARECIDA, N° 509 SS. Ed. 2007.
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Plantea que el proceso educativo no es neutral, sino que implica una acción
cultural para la liberación o para la dominación. Si es para esta última, estamos ante la
educación bancaria, proceso educativo rígido, autoritario y antididáctico.
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Actividades Funciones
Valoración → Evaluación
- Programas
- Profesores
- Centros
- …
SISTEMA EDUCATIVO
Educación y proyecto de vida 73 ss.
La escuela es el ámbito de formación integral
En la tarea de trasmitir y promover la cultura y, a la vez, formar y promover al
hombre, que incube, como hemos visto hasta aquí, a todas las comunidades,
instituciones y sectores sociales sin excepción, la escuela ocupa un lugar de
privilegio.
La escuela comunidad educativa.
La escuela moderna
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Se destaca así a acción del otro, que debe promover y llevar a la madurez las
notas constitutivas de la persona. Que gran misión entonces la nuestra, y cuántas
veces no tomamos conciencia profundamente de su alcance.
Se habla de ayudar al hombre, a hacerse cargo en forma responsable, a
comprometerse, a consagrarse, a realizarse en su proyecto personal de vida.
Para esto, será necesario el ejercicio de la libertad, para elegir aquel valor, que
entre todos los otros valores posibles, es el único que singulariza al hombre.
Así a través del ejercicio de la autodecisión, el hombre se entregará al ideal
que lo realizará.
En el mismo capítulo se expresa:
“Lo que caracteriza a la persona es ser una unidad bio-psíquico-espiritual, una
presencia consciente y creadora en el mundo, confiada a su libertad y
responsabilidad, en medio de otras personas con las que no sólo debe convivir, sino
autoconstruirse, mediante la interacción con ellas y responder así al llamado de una
misión trascendente.”
“La persona es una unidad……en interacción social y que no admite por tanto
considerar en ella sectores separados como compartimentos estancos, ya que
cualquier aspecto repercute en todos los otros, consideramos como objetivos
educativos fundamentales las metas de madurez de la personalidad en tres grandes
dimensiones: interioridad, encarnación, vocación.”
Se pone de relieve en el primer párrafo el tema de la interacción con el otro, la
vocación para este documento se revela con el otro. La solidaridad entre las personas
debe llegar hasta el estrato más profundo de una persona, su propia tarea existencial,
La corresponsabilidad se extiende hasta la zona interior en donde se obran las
decisiones más importantes.
Recordemos que la imitación de un modelo de vida precede al conocimiento
puramente abstracto del deber. Por lo tanto, a medida que “la figura” humana del
modelo, consciente o inconscientemente seguido toma relieve en el aprecio, más
apto se vuelve el hombre para abrirse a los valores que aquella figura encarna.
Pensemos en las múltiples relaciones posibles con el hecho educativo.
En el segundo párrafo se revelan las tres grandes dimensiones de las metas
de madurez de la persona, interioridad-encarnación-vocación.
Respecto de la interioridad: la dirección que debe seguir el perfeccionamiento
del hombre se dirige “hacia adentro” y desde dentro “hacia arriba”. Por lo tanto por un
lado debe existir la interiorización y por otro la trascendencia.
En el interior del hombre se halla lo más valioso, en la interioridad espiritual
radica lo decisivo para el hombre, allí se juega el encontrar su verdadero camino. Es
por medio de un acto libre y consciente que el hombre decide su porvenir. La
vocación así encierra lo decisivo para el hombre, pues ella implica su realización
integral en el tiempo.
Por todo esto es necesario educar al hombre en su conciencia, su capacidad
valorativa y rectora de sí, también educarlo en libertad, como interioridad libre y
responsable que pueda conquistarse y gobernarse.
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Voy a cerrar este artículo transcribiendo un párrafo del capítulo cuatro del
mismo documento, el cual, espero, como educadora encarnar.
“Consciente de su papel coprotagónico con el educando, el educador vive por
vocación la urgencia de autoeducarse.
Pero ese perfeccionamiento permanente se asume en una perspectiva madura
como un llegara ser cada vez mejor para servir mejor a los otros, que en la ruta
interior de su llegar a ser necesiten un clima de riqueza en valores de espíritu.
Se educa más por lo que se es que por aquello que se dice y que se hace. El
educador percibe así que su personalidad ES EL INSTRUMENTO PRIVILEGIADO
PARA SU TAREA EDUCATIVA.
Pero su noble función es al mismo tiempo la de ser humilde y necesaria
presencia, catalizadora para la eclosión de la personalidad de los otros.
Por eso en este caso la palabra educador no es mero adjetivo añadido a la
persona sino propio de una personalidad rica en valores. No es mera asistencia
funcional, sino presencia humana personalizante. Por eso mismo su profesión es una
vocación vital, integradora de todas sus facetas personales en un compromiso de
donación de sí.
Le toca prudentemente “desvivirse” para que otros vivan. Tal es el amor
pedagógico”
“ No puede ser buen educador quien se conforma con ser mediocre”
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