Doctor Peste
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aprendizaje-la-historia-como-arma/1793
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conquista y la larga noche de la colonia, los distintos pueblos de la región (hoy conocidos
como Santa Fe de la Laguna, Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Cucuchucho, Janitzio,
Carapan, Tacuro, Huancito, Sopoco, Santo Tomás, Tanaquillo, Uren, Chilchota,
Etucuaro, Cherán, Ichan, Acachuen, Terecuato, Terejero y Nurío) han luchado por
conservar su organización comunitaria en función de sus usos y costumbres políticas, han
defendido la manera en cómo entienden y practican la organización social y económica,
han resistido defendiendo su cosmovisión, lo mismo frente a los mexicas que frente a los
europeos.[1]
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apoyados por el propio sindicato de este ramo, el Sindicato Único de Trabajadores de la
Industria Nuclear (SUTIN), es a través de varias asambleas que se discute el proyecto y
se ponen frente a frente las dos posturas, sin embargo, es entonces cuando el principio de
defensa de la comunidad se posiciona como único objetivo y se toma la decisión de no
aprobar la instalación del centro nuclear. Se detiene la intervención impositiva del Estado y
se frena la división comunitaria, pero sobre todo, esta experiencia doble permite el
reforzamiento de lo que hoy conocemos como la Nación P’urhépecha.
De esta época es de donde proviene la bandera que unifica esta nación comunitaria y que
representa también la recuperación de símbolos propios; el lema que la encabeza, Juchari
Uinapikua en lengua p’urhépecha, significa “Nuestra Fuerza”. También de esta
experiencia se puede hablar del fortalecimiento de algunas organizaciones campesinas, el
más conocido es el de la Unión de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ) pese a que años
después ésta se aliara a cúpulas priístas.
Un proceso histórico
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seguridad, o sea una auto-protección y auto-regulación social desde las y los habitantes de
Cherán.
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asesinatos, la destrucción de recursos naturales (miles de hectáreas comunales de bosque
en este caso), la complicidad de las autoridades con los grupos criminales, una división
creciente motivada por la presencia de los partidos políticos y un alto resquebrajamiento
del tejido social que se traducía en miedo, indiferencia y aislamiento.
La violencia y la madera
A lo largo de los 3 años anteriores, Cherán vive un clima de violencia cotidiana al mismo
tiempo que ve pasar todos los días camiones enteros cargado con las maderas preciosas de
sus bosques. Es tal el grado de robo, que las autoridades tampoco disimulan su complicidad
con estos talamontes y tampoco hacen algo por resolver los cientos de denuncias por
secuestro, los asesinatos de quienes repudian abiertamente la tala inmoderada e ilegal del
bosque comienzan a volverse costumbre. Nadie dice nada, se agacha la cabeza frente a las
armas que amenazan con dispararse la menor provocación, el ambiente en el pueblo
recuerda más a un periodo de guerra que una vida en libertad, tal y como no se cansan de
anunciar quienes encabezan los distintos niveles de gobierno del estado.
Recuerda uno de los comuneros -uno de los encargados de organizar el acopio que
solidariamente mandan organizaciones sociales y, sobre todo, la iglesia- "que diariamente
se veían pasar como trescientos vehículos cargados de madera, […] [la gente] no decía
nada por temor, porque, si decía algo alguna persona, inmediatamente era levantado, en la
última reunión que se tuvo aquí a nivel comunidad, se levantaron a tres y hasta la fecha no
han aparecido. Fue en febrero. Continúa una mujer que cumple las mismas funciones y
afirma que empezaron a hacer reuniones, el representante de Bienes Comunales, que es el
encargado de proteger nuestros bosques y empezaron a hacer un llamado de atención al
pueblo, que qué haríamos para defender al pueblo, para que ya no hubiera saqueo, lógico
que la gente tuviera temor, la gente no iba o iba muy poca y los pocos que había, pues con
esos opinaban. Aquí mismo en nuestro pueblo, decíamos, teníamos “orejas”, así llamamos a
los que escuchaban lo que estábamos planeando hacer para defendernos, llegaba a oídos del
enemigo y lógico que daban detalles de todas las personas que estaban en contra de eso, las
levantaban, desaparecían simplemente".
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Para el cura local la vida actualmente resulta una experiencia “única y muy bonita”, y
expresa abiertamente su gusto por los acontecimientos recientes, sin embargo coincide en
que antes del levantamiento del 15 de abril de 2011, "ciertamente estaba dividido el
pueblo, aquí incluso en la presidencia, me tocó que a mi llegada la gente se ponía día y
noche en plantón y el presidente municipal rentando en dónde despachar hasta que, más o
menos terminaron la casa de la cultura y la acondicionaron para despachar como
presidencia. Aquí la gente sí impidió al presidente despachar y a mi sí me tocó observar
ese proceso de desunión del pueblo que tanto señalan […] y ahorita, en estos últimos tres
años, ha sido mucho trabajar a favor de la comunidad, como iglesia hacer que ellos retomen
ciertas cosas que ellos estaban perdiendo, por ejemplo el sentir de comunidad, de
pertenencia, aquí suelen ser muy solidarios y, pues, sencillamente, eso ya no lo veía por la
división. La división fue causada por la política, por grupos concierta tendencia,
inconformes porque había ganado el otro y eso ayudo a que la gente peleada en lo interno,
no se diera cuenta a tiempo del problema tan grande que iba creciendo a pasos agigantados
en el monte. Yo sí, como sacerdote, muchas veces, cuestionaba a la gente, de decirles,
hagamos algo y sencillamente lo hacía porque mis colegas me decían, qué está pasando en
Cherán, por qué no se hace lago para detenerlo, sin embargo aquí iba creciendo porque ya
no nada más era la tala sino los secuestros y la gente que decía algo…hay testimonios dela
gente a la que llegaron a su domicilio y la acribillaron, era gente que quería levantar la voz
porque estaba aumentando la violencia, así que aunada a la tala ya estaba presente la
delincuencia, ya no es voy y robo un arbolito, ya se estaban defendiendo muchos intereses,
[…] cuando la gente por fin se levantó, dijeron, ahora sí estamos todos unidos porque
los padres están con nosotros".
El papel de la Diócesis de Zamora ha sido fundamental, como puede verse, para que las
voces de descontento que permanecían atemorizadas ahora encuentren espacios de
expresión y diálogo; tal vez lo más complejo de la presencia de la iglesia en este proceso es
su cambio de práctica, mientras que, tradicionalmente, acostumbra utilizar el espacio de los
sermones para incitar a determinadas posturas o actividades, en esta experiencia
comunitaria han sido dos factores los que han llevado a que sea la iglesia la que tome una
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postura, por un lado la situación previa al levantamiento y en un sentido más directo, el
temor de la gente que ocultaba sus deseos de cambio.
Todo cambió la mañana del 15 de abril cuando a las afueras de la iglesia del Calvario en
Cherán, un grupo de jóvenes, luego acompañado de mujeres, hicieron sonar las
campanas para llamar al pueblo a levantarse e impedir la entrada de más vehículos.
Aquella mañana en que el pueblo fue uniéndose al movimiento, hubo resistencia por parte
de los grupos de talamontes y sus grupos armados, las balas que fueron disparadas
alcanzaron a herir a algunos comuneros, sin embargo la defensa de la comunidad se
mantuvo y no hubo un paso atrás.
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Notas bibliográficas
[1] Talavera Aldana, Fernando y Muñoz Apreza, Francisco, La Nación P’urhépecha. 500
años de resistencia, Taller de Economía del Trabajo, Facultad de Economía, UNAM,
México, 1992.
[2] Talavera, op. cit., p.6.
[3]Dietz, Gunther, La comunidad p’urhépecha es nuestra fuerza. Etnicidad, cultura y
región en un movimiento indígena en México, Abya Yala, Ecuador, 1999. Ávila,
Patricia, Escasez de agua en una región indígena de Michoacán, El Colegio de
Michoacán, México, 2006.
[4] Es importante señalar, que aunque la movilización se había iniciado con el apoyo al
Frente Democrático Nacional de Cuauhtémoc Cárdenas, también se decantó hacia una
insurrección directa contra el PRI y, fundamentalmente, en una reorganización de las
comunidades que participaron en la toma de las alcaldías y que organizaron el manejo
municipal bajo los cánones comunitarios, hecho también notorio en la manera en que se
trata elegir y sustentar las autoridades municipales, hechos con todos sus límites, por
supuesto. Algo sobre este tema es posible revisarse en Pérez Ramírez, Tatiana,Memoria
histórica de la insurrección cívica purépecha en 1988, Manuscrito, sin fecha.
[5] Existe una basta bibliografía que puede consultarse respecto a este hecho, el sustento
político y jurídico de este proceso, pero en este caso recomendamos el documental
“Caminantes” para puntualizar sobre la participación comunitaria de Nurío.
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