Fenomeno Familiar Antecedentes

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“FENOMENO FAMILIAR”

Antecedentes históricos

La familia es un elemento social que vertebra las sociedades occidentales y la


práctica totalidad de civilizaciones que pueblan y han poblado este mundo.
Ahora bien, ¿cuándo aparece?

Si miramos en el pasado más antiguo de nuestro mundo, encontramos que el


ente familiar aparece en los estadios más tempranos de la civilización humana
hace ahora varios miles de años, incluso millones.

Es difícil establecer un origen concreto para el nacimiento de las familias como


tal. Pero sí que podemos saber que el ser humano es un mamífero, lo quiere
decir que, como tal, es un ser social.

Los seres sociales viven en comunidad desde que nacen, aunque no todos
mantienen la misma comunidad a lo largo de su vida. No obstante, es normal
que creen un vínculo fuerte con la prole, en la que los progenitores son los
encargados de cuidar a los nacidos durante sus primeros años de existencia
hasta que son capaces de valerse por sí mismos para que formen sus propias
familias.

Cuando podemos establecer el nacimiento de la familia

Así que, para conocer el nacimiento de la familia, nos hemos de remontar hasta
la prehistoria, en los primeros estadios del nacimiento de la humanidad tal
como la conocemos ahora mismo, pero en sus primeros días de evolución.

Así que, aunque es difícil de establecer, podríamos decir que, como mamíferos,
las primeras familias entendidas como la unión entre un macho y una hembra
junto con sus hijos y prole, debieron establecerse como unión hará unos 4
millones de años, cuando surgieron los primeros homínidos primitivos.

Al parecer, también debieron ser estas las primeras fases en las que las
familias se unían en comunidades o pequeñas colonias, probablemente
formadas todas ellas por las propias uniones de padres patriarcales junto con
hijos que a su vez se casaban con otros homínidos y procreaban para crear su
propia y pequeña sociedad.
El hecho de que la crianza y desarrollo de las crías se extendiese en el tiempo
exigía que hombres y mujeres colaborasen en el cuidado de la prole para
perpetuar la especie, estableciendo uniones duraderas y estables en las que se
incluía la educación de los niños, y donde cada uno tenía su rol particular. El
macho, por lo general, jerarquizando, alimentando y protegiendo de amenazas,
la hembra cuidando y formando a los pequeños.

Si miramos la historia del ser humano, observamos que este es el sistema de


organización social más habitual, pero no el único, pues todavía existen tribus
que no siguen esta tendencia.

El fenómeno familiar ha existido desde los inicios de la humanidad.


Históricamente, la familia se ha concebido como el núcleo básico de la
sociedad y ha tenido diferentes funciones en diferentes épocas y culturas. En la
antigüedad, la familia era vista como una unidad económica y política, donde el
padre tenía un papel dominante y las mujeres y los niños estaban subordinados
a él.

En la Edad Media, la familia se convirtió en una estructura más compleja


debido al surgimiento de la iglesia católica como institución social y cultural. La
familia se convirtió en un lugar de refugio y apoyo emocional para los
miembros, y las mujeres ganaron un papel más activo en la toma de
decisiones.

Durante la Revolución Industrial del siglo XVIII y XIX, la familia experimentó


cambios significativos en cuanto a su estructuración y funciones. La familia se
convirtió en una unidad de consumo y se produjo una separación entre el
trabajo y el hogar. Las mujeres comenzaron a trabajar fuera de casa y las
familias se convirtieron en unidades más pequeñas y móviles.

En el siglo XX, la familia ha experimentado nuevamente significativos cambios


en su estructuración y funciones. Se ha producido un aumento en el número de
familias monoparentales, de familias con parejas del mismo sexo y de familias
con una estructura no tradicional. Además, la función de la familia ha cambiado
de ser una unidad productiva a ser una unidad de cuidado y apoyo emocional.
En resumen, el fenómeno familiar ha sido históricamente significativo y ha
evolucionado a lo largo del tiempo en cuanto a su estructuración y funciones.
Actualmente, la familia sigue siendo una unidad fundamental en la sociedad,
aunque ha adoptado nuevas formas y funciones en respuesta a los cambios
sociales y culturales.

La familia sigue siendo el núcleo educacional de la sociedad. En la historia


educadora de la familia se reflejan momentos en alza y otros a la baja. La
familia intrínsecamente desarrolla una de sus funciones esenciales en la
educación de sus miembros, es epicentro educativo. La historia de la
educación familiar ha estado sometida a un cambio dinámico desde sus
orígenes, desde la prehistoria hasta nuestros días. La primera organización
familiar fue la comunidad primitiva, posteriormente aparecieron nuevas formas
de familia: Familia consanguínea, punalúa, sindiásmica, monogámica,
poligámica, matriarcal, patriarcal.

La educación familiar ha existido en todas las culturas de una forma u otra, ya


que la educación se incultura. En el artículo se muestran las etapas históricas
de la educación familiar, los objetivos de la misma, el papel de la familia, para
finalizar con la educación familiar como proyecto de futuro. Actualmente
asistimos a una coyuntura favorable en la sociedad europea que potencia a la
familia en su dimensión educadora.

La familia es un grupo de personas formado por individuos unidos, y


primordialmente vinculados por relaciones de filiación o de pareja. El
Diccionario de la lengua española la define, entre otras cosas, como un grupo
de personas emparentadas entre sí que viven juntas, lo que lleva implícito los
conceptos de parentesco y convivencia. Según la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, es el elemento natural, universal y fundamental de la
sociedad, tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de
afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente,
como el matrimonio que, en algunas sociedades, solo permite la unión entre
dos personas mientras que en otras es posible la poligamia, y vínculos de
consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los lazos que se
establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. También
puede diferenciarse la familia según el grado de parentesco entre sus
miembros.

No hay consenso sobre una definición universal de la familia. Es un concepto


antropológico que puede relacionarse con otros conceptos, como los de clan,
tribu y nación; sociológico e incluso económico (unidad mínima de empresa).
La familia nuclear, fundada en la unión entre varón y mujer, es el modelo
familiar más común; pero las formas de vida familiar son muy diversas y
dependen de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. La familia,
como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una
sociedad.

La familia supone por un lado una alianza, el matrimonio, y por el otro una
filiación, los hijos.

Según expone Claude Lévi-Strauss, la familia tiene su origen en el


establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a
través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros. La familia está
constituida por los parientes, es decir, aquellas personas que, por cuestiones
de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas, hayan sido
acogidas como miembros de esa colectividad.

Las familias suelen estar constituidas por unos pocos miembros que suelen
compartir la misma residencia. Dependiendo de la naturaleza de las relaciones
de parentesco entre sus miembros, una familia puede ser catalogada como
familia nuclear o familia extensa. El nacimiento de una familia generalmente
ocurre como resultado de la fractura de una anterior o de la unión de miembros
procedentes de dos o más familias por medio del establecimiento de alianzas
matrimoniales o por otro tipo de acuerdos sancionados por la costumbre o por
la ley.

La integración de los miembros de la familia, como en el caso de los grupos de


parentesco más amplios como los linajes, se realiza a través de mecanismos
de reproducción sexual o de reclutamiento de nuevos miembros. Si se
considerara que la familia debe reproducirse biológicamente, no podrían
conceptualizarse como «familias» aquellos grupos donde o su consorte (o
ambos) están incapacitados de reproducirse biológicamente.
La familia de Carlos IV de España (1800-1801) por Francisco de Goya (Museo
del Prado, España).

En estos casos, la función reproductiva se traslada a los mecanismos de


reclutamiento socialmente aceptables como la adopción. El reclutamiento de
nuevos miembros de una familia garantiza su trascendencia

La familia en Occidente se ha debilitado conforme se fortalecen las


instituciones especializadas en la educación de los niños más pequeños. Esto
ha sido motivado, entre otras cosas, por la necesidad de incorporación de
ambos progenitores en el campo laboral, lo que lleva en algunas ocasiones a
delegar esta función en espacios como las guarderías, el sistema de educación
preescolar y, finalmente, en la escuela. Sin embargo, este fenómeno no se
observa en todas las sociedades; existen aquellas donde la familia sigue
siendo el núcleo formativo por excelencia.

Por otra parte, la mera consanguinidad no garantiza el establecimiento


automático de los lazos solidarios con los que se suele caracterizar a las
familias. Si los lazos familiares fueran equivalentes a los lazos consanguíneos,
un niño adoptado nunca podría establecer una relación cordial con sus padres
adoptivos, puesto que sus "instintos familiares" le llevarían a rechazarlos y a
buscar la protección de los padres biológicos. Los lazos familiares, por tanto,
son resultado de un proceso de interacción entre una persona y su familia (lo
que quiera que cada sociedad haya definido por familia: familia nuclear o
extensa; familia monoparental o adoptiva, etc.). En este proceso se diluye un
fenómeno puramente biológico: es también y, sobre todo, una construcción
cultural, en la medida en que cada sociedad define de acuerdo con sus
necesidades y su visión del mundo lo que constituye una «familia».

Desde el punto de vista de la «Filosofía social», el origen de la familia es tan


antiguo como el de la humanidad. Ya aparecía en muchas civilizaciones
avanzadas mediante la estructura de la monogamia en la que el padre y la
madre, en mutua colaboración, tenían la autoridad por la que se regía la
familia. A mediados del siglo XIX aparecieron una serie de corrientes con
argumentos histórico-sociológicos que querían desterrar la forma de familia
antes indicada. Una fue la postura del «derecho maternal», que fija el
parentesco jurídico por vía materna y, sin embargo, deriva en modelos
familiares que pasan del patriarcado al matriarcado hasta llegar al amor libre.
La segunda está basada en el «parentesco clasificatorio» que desarrolló L. H.
Morgan, al que los prejuicios evolucionistas que tenía le llevaron a desarrollar
la evolución familiar según un esquema que iba desde la promiscuidad,
pasando por la familia consanguínea, matriarcado, matriarcado por grupos,
patriarcado poligámico hasta llegar a la familia monogámica. Y, por último, la
«ley de contracción familiar» de

E. Durkheim, para el que lo más importante es el «clan» y se desarrolla


empezando por una familia débil, luego una familia con el matrimonio como
institución jurídica y, por fin, la familia actual que queda reducida a cónyuge e
hijos menores.

Poco después fueron rechazadas estas tres exposiciones sobre la familia ya


que estaban llenas de ideas preconcebidas pues era patente que la familia
monogámica era la más generalizada en los diferentes pueblos y épocas1314
como se confirmó desde los pueblos de culturas primitivas como los fueguinos,
pigmeos, bosquimanos, etc., que todos han coincidido en la «elección» de la
familia monógama para vivir, con igualdad entre mujeres y hombres,
reprobación del adulterio, cuidado de los hijos y, sobre todo, con completa
libertad para vivir en ese tipo de familia. Con estas y otras afirmaciones
similares admitidas en años posteriores, la ciencia social actual afirma que el
origen de la familia que ya aparecía en el libro del Génesis;1-26 y ss; 2-18 y ss
y posteriormente se modificaron los caracteres de este tipo de familia en ciertas
ocasiones.

La familia como institución de Derecho natural

La comunidad que forman los padres y los hijos, así como los lazos que los
unen, son el fundamento de las inclinaciones e impulsos en el interior de la
familia o comunidad familiar, lo que deja claro e indubitable que las leyes de su
constitución tienen como fundamento las leyes del Derecho natural. A pesar de
ello, el hombre ha cometido errores respecto a este fundamento. Incluso
Aristóteles defendió la «exposición» de los hijos y Platón apoyó la idea de la
sustitución de la función educativa de la familia hacia los hijos dejándola a
cargo del Estado.

Pero ante el poder del Derecho natural, el propio Aristóteles aceptó que «el
sentimiento se puede sublevar contra la exposición de los hijos» en su obra
Política en la que se muestra en desacuerdo con Platón en cuanto a sus ideas
acerca de la familia sustituida por la promiscuidad entre hombres y mujeres,
dejando la educación de los hijos a cargo del Estado. El propio Platón ya no
defendió su pensamiento anterior acerca de la familia en su libro Las Leyes.
También estaba considerado el hogar por los pensadores antiguos como
símbolo de la comunidad familiar al tiempo que lo designan al hogar como el
«altar de la casa». En cuanto a los fines de la familia se pueden considerar los
tres más importantes: Dotar a sus miembros de los bienes necesarios, tanto
corporales como espirituales, para llevar una vida cotidiana ordenada; la
incorporación de los hijos al seno familiar y, por último, ser la célula de la
sociedad por lo que el rango de la familia está por encima del propio Estado.
Los fines, las funciones y las responsabilidades son los conceptos que otorgan
la posición de una comunidad familiar dentro del lógico pluralismo jurídico y
social. Por ello, la obligación primordial del Estado respecto de las familias que
formen la comunidad estatal, es la de que estas puedan cumplir las tareas que,
por naturaleza, le son propias.

“Los jóvenes no nacen violentos, esa actitud la adquieren por problemas


familiares” Défez, R. En primer término, es importante que las familias en
nuestro mundo cumplan con sus roles en la sociedad como la de formar hijos
con valores y principios; una de las consecuencias de la delincuencia juvenil es
la propia familia. Hoy en día entre los jóvenes existe una carencia de autoridad
o una falta de figura paterna, ya que los propios padres no se han preocupado
por enseñar a obedecer a sus hijos en el hogar como: el respeto, la
puntualidad, el amor, la honestidad y la solidaridad. Como afirma García, P. en
lo siguiente, si el niño se desarrolla en un ambiente familiar poco propicio
aumentan las posibilidades de que adopte un comportamiento anémico y
desviado.

El hogar es el primer escenario donde se desarrollan los hijos. Por eso la


familia es el primer medio de control social. Es allí donde el niño aprende a
socializar positivamente. Un fracaso en esa etapa lleva a los problemas
sociales que hoy vemos a diario, como el uso de la violencia para resolver
conflictos o la inexistencia de valores como la responsabilidad, la solidaridad o
el respeto de límites. Como lo afirma Defez, R. quien manifiesta que “La familia
es la célula fundamental de la sociedad”, esta ejerce el control social en el
sentido de regular las interacciones humanas para reducir o evitar el conflicto y
la proliferación de conductas socialmente desviadas. “La buena convivencia
ayuda al desarrollo de los valores en los hijos”. La delincuencia ocurre cuando
el proceso normal de aprendizaje social basado en las recompensas y castigos
de los padres, se ve alterado por una disciplina que posee la hostilidad entre
los padres y modelos paternos antisociales. Y es que se desarrollará en la
etapa de la rebeldía y liberación donde el joven quiere hacer lo que le plazca
sin que nadie lo contradiga. García, P. asevera que las cifras de delincuencia
juvenil han aumentado en los últimos años, llegando a ser un problema que
genera una gran preocupación en nuestra sociedad.

En conclusión, los padres deben preocuparse de enseñar e impartir valores en


el hogar y en el entorno familiar a sus hijos desde muy temprana edad, con la
finalidad de contrarrestar las conductas delincuenciales y de violencia a las que
puede estar expuesto en su vinculación con los jóvenes de su edad en la
sociedad. Si fuese posible, enseñar con buenos ejemplos. Así como también
los padres deben conocer, comprender sus procesos físicos, psíquicos,
psicobiológicos en su desarrollo como ser humano.

Tipos de familias

Las familias están clasificadas en los siguientes tipos:

 Familia nuclear o moderna: formada por los progenitores y uno, dos o


más hijos.
 Familia extensa o tradicional: abuelos, tíos, primos y otros parientes
consanguíneos o afines.
 Familia monoparental: en la que el hijo o hijos cuentan con un solo
progenitor (ya sea la madre o el padre).
 Familia homoparental: aquella donde una pareja de varones o de
mujeres se convierten en padres/madres de uno o más hijos.
 Familia de padres separados: en la que el hijo o hijos conviven con un
solo progenitor o alternan la convivencia entre ambos, dado que los
progenitores ya no son pareja, no conviven y disponen de un régimen de
custodia sobre los descendientes.
 Familia ensamblada, reconstituida o mixta: en la cual uno o ambos
miembros de la pareja actual tiene uno o varios hijos de parejas
anteriores.
 Familia de acogida: en la que los menores no son descendientes de los
adultos, pero han sido acogidos legalmente por estos de forma urgente,
temporal o permanentemente mientras están tutelados por la
administración.
 Familia sin hijos por elección: en la que los conformantes de la familia
toman la decisión de no tener descendientes.
Historia de la familia en Occidente

Árbol genealógico de los dioses olímpicos. En azul, los que siempre se


consideran olímpicos, en verde los variables, y en negro, los demás
personajes.

Antropólogos y sociólogos han desarrollado diferentes teorías sobre la


evolución de las estructuras de familiares y sus funciones. Según estas, en las
sociedades más primitivas existían dos o tres núcleos familiares, a menudo
unidos por vínculos de parentesco, que se desplazaban juntos parte del año
pero que se dispersaban en las estaciones con escasez de alimentos. La
familia era una unidad económica: los hombres cazaban mientras que las
mujeres recogían y preparaban los alimentos y cuidaban de los niños. En este
tipo de sociedad era normal el infanticidio (muerte dada violentamente a un
niño de corta edad) y la expulsión del núcleo familiar de los enfermos que no
podían trabajar.

El derecho canónico antiguo solo reconocía la filiación legítima producto de un


matrimonio religioso y cualquier hijo nacido fuera del mismo pertenecía a la
órbita del ilegítimo. En el actual código los hijos ilegítimos se legitiman por el
matrimonio subsiguiente de los padres por rescripto de la Santa Sede.

Después de la reforma protestante en el siglo XVI, el carácter religioso de los


lazos familiares fue sustituido en parte por el carácter civil. La mayor parte de
los países occidentales actuales reconocen la relación de familia
fundamentalmente en el ámbito del derecho civil, y no es sino hasta el siglo
XVIII que incorporan el concepto de infancia actual:
 Desde una perspectiva biológica, niñez y adultez son distintas. Sin
embargo, estas diferencias estarán socialmente dadas por las
concepciones que existan respecto de ellos, por los desafíos que se les
planteen, por las tareas que se espera que cumplan o por los
comportamientos que se supone deben tener, entre otros aspectos.
Además, estas concepciones tendrán diferencias, muchas veces
sustantivas, de sociedad en sociedad, en determinados momentos
históricos y según sea el grupo cultural. Desde “ritos de pasaje” que
hacen explícito, a través de un acto social, el paso de una etapa a otra,
sin embargo, su caracterización y exigencias tampoco son homogéneas.
En la cultura occidental, la niñez como construcción cultural sólo surge
alrededor del siglo XVIII, consolidándose posteriormente.

Con la revolución francesa y la Declaración de los Derechos del Hombre y del


Ciudadano, aparece la idea de que los hombres nacen y permanecen libres e
iguales en derecho. A partir de ese momento la nación tenía el deber de no
excluir más a los bastardos nacidos fuera del matrimonio y de no discriminar a
los hijos. En otros países, la aceptación de los derechos de los hijos ilegítimos
tardó varios siglos en llegar en Occidente.

Estos cambios se producen en el contexto de la Revolución industrial. Por un


lado, las nuevas tecnologías hacen posible el trabajo de niños y jóvenes y, por
otro, los cambios en la esperanza de vida hacen que los menores adquieran un
mayor valor en términos de protección a los adultos mayores. De esta forma la
familia, que era entendida como una sociedad que aseguraba la supervivencia
de sus miembros y no como un espacio de afecto, comienza a tomar el
concepto actual, principalmente por la acción de educadores cristianos:

 La familia entendida como espacio de cuidado de los niños y niñas, de


preocupación por su bienestar, y el infante como un ser distinto del
adulto, con características propias. Como señala Ochoa, en cada año en
París eran amamantados por sus madres. Otros mil recién nacidos, los
niños de las familias privilegiadas, eran amamantados por nodrizas fuera
de París. Muchos morían ante lo que hoy consideraríamos indiferencia
de los padres, quienes frecuentemente ignoraban el paradero de sus
hijos.

Tamaño de la familia

En el siglo XX ha disminuido en Occidente el número de familias numerosas.


Este cambio está particularmente asociado a una mayor movilidad residencial y
a una menor responsabilidad económica de los hijos para con los padres
mayores, también se debe a que ya se están realizando grupos de planificación
familiar para evitar tener hijos no deseados, al irse consolidando los subsidios
de trabajo y otros beneficios por parte del Estado que permiten mejorar el nivel
de vida de los jubilados.

En los años 1970 el prototipo familiar evolucionó en parte hacia unas


estructuras modificadas que englobaban a las familias monoparentales,
familias del padre o madre casado en segundas nupcias y familias sin hijos. En
el pasado, las familias monoparentales eran a menudo consecuencia del
fallecimiento de uno de los padres; actualmente, la mayor parte de las familias
monoparentales son consecuencia de un divorcio, aunque muchas están
formadas por mujeres solteras con hijos. En 1991 uno de cada cuatro hijos
vivía sólo con uno de los padres, por lo general, la madre. Sin embargo,
algunas las familias monoparentales se convierten en familias con padre y
madre a través de un nuevo matrimonio o de la constitución de una pareja de
hecho.

Sin embargo, en los últimos años ha aumentado el número de quienes ven en


las familias numerosas un bien que hay que proteger.

Impacto de las separaciones conyugales

Véase también: Divorcio

Hay autores que consideran que el decremento de los matrimonios y el


incremento de los divorcios, intervienen en las bajas tasas de natalidad,
mismas que impactan el reemplazo generacional, que a su vez tiene
repercusiones económicas a futuro como la debilidad del sistema pensionario y
bajo crecimiento económico.
Algunos autores consideran que la crianza de menores en familias donde los
padres no se encuentran vinculados matrimonialmente, repercute en generar
menores oportunidades de desarrollo del capital humano y social en la
población.

Amato sostiene que los niños de matrimonios divorciados tienen mayores


probabilidades de presentar menor puntuación en los test de logro académico,
conducta, ajuste psicológico, autoestima y relaciones sociales en comparación
con los hijos de matrimonios estables.

Investigadores como MacLouglin y Whitefield (1984) encontraron que la


separación de los padres, en parejas conflictivas, puede ser una liberación y
alivio para los hijos y que en esos casos el divorcio trae consigo una
oportunidad de crecimiento y mayor autonomía para los hijos. amato y Keith
(1991) demostraron que las diferencias entre niños de parejas divorciadas y no
divorciadas era relativamente pequeña y se basaban más en el nivel de
conflictividad de la pareja parental que en el hecho de haberse divorciado o no.

Slater y Haber hicieron una investigación en 1984 que mostró un mayor índice
de ansiedad y baja autoestima en niños pertenecientes a familias unidas con
alto índice de conflictividad matrimonial que en niños pertenecientes a familias
divorciadas con bajo nivel de conflictividad entre los progenitores.

BASES HISTÓRICAS DE LA FAMILIA


La historia nos enseña que la relación entre padres e hijos ha cambiado en las
distintas civilizaciones y culturas del mundo.

La familia ha sido siempre la base fundamental de toda organización social y


humana, es la institución histórica de más profundo arraigo.

Con base a datos históricos y sociológicos, la primera manifestación de


organización humana fue el clan primitivo, destinado a lograr una posibilidad de
defensa que hiciese factible la supervivencia en el medio hostil en el que tuvo
que vivir el hombre; con el transcurso del tiempo fue remplazado por la unión
familiar ya no en el interés común sino en sentimientos individuales, ya no
querían un tipo de organización general, prefirieron formar grupos pequeños
unidos por elementos e intereses comunes, como los lazos de sangre, la
religión, política etc.

La forma más elemental de la familia estuvo representada por la unión de la


madre y sus hijos, o sea que el matriarcado fue la base, en el orden
cronológico en el sistema familiar, por estar fundada en la ley natural
inequívoca y cierta de la relación que existe entre la madre y su hijo.

Con la evolución, el matriarcado quedó sustituido por el patriarcado, y se


instituyo de que el hijo de mujer casada es hijo de mujer casada, es hijo del
marido, trasladándose así a la línea paterna. Con esta breve reseña se conoce
el origen de todo sistema y hasta el presente se ha logrado modificar solo en
mínima parte, esto obedece a que el comportamiento del hombre no concuerda
con los modelos aparentes de la familia que se han creado, y se considera que
el

desajuste social a que se ha llegado en la actualidad depende en gran parte del


desorden sexual que prolifera en todas las capas sociales y en todas partes.
Amezquita (1989).

CONCEPTOS:

Existen varias definiciones de familia según varios autores: Salvador Minuchin


creador del modelo estructural define a la familia como " un grupo natural que
en el curso del tiempo ha elaborado pautas de interacción. Estas constituyen la
estructura de la familia, que a su vez rige el funcionamiento de los miembros de
la familia, define su gama de conductas y facilita su interacción reciproca".

La familia es una unidad social que enfrenta una serie de tareas de desarrollo,
deben enfrentar el desafío de los cambios y mantener al mismo tiempo su
continuidad, debe apoyar y estimular el crecimiento de sus miembros mientras
ellos se adaptan, tanto a cambios internos como a cambios en sus relaciones
con el medio ambiente. La autora Ángela Hernández (1997) manifiesta que la
familia es un sistema natural y evolutivo y contempla otras concepciones que le
permite comprender distintos niveles de abordaje y de intervención.
La familia como institución social. La familia es un sistema de normas que
tiene reglas de comportamiento para sus miembros. Se organizan en patrones,
que son particulares para cada tipo de institución.

La familia como grupo. Es un conjunto de personas que interactúan para su


supervivencia, se orienta más hacia su funcionamiento interno, que hacia las
relaciones externas.

La familia como construcción cultural. Está organizada por valores sociales,


tradicionales, religiosos y políticos, puestos en práctica por sus miembros, así
como la forma de relacionarse entre las personas que la componen.

La familia como sistema de relaciones emocionales.

Es una forma de vida en común que satisface necesidades emocionales de los


miembros a través de la interacción. El afecto, el odio, la complacencia,
proporcionan un ambiente donde el individuo vive procesos de interacción en
otros contextos. El organismo familiar es un grupo natural que a través del
tiempo ha desarrollado patrones de interacciones

repetitivas, estos patrones de interacciones dan forma a la estructura de la


familia la cual que gobierna el funcionamiento de cada uno de los miembros de
la familia facilitando la interacción entre sus miembros y al mismo tiempo
delineando cuales son las demarcaciones de comportamientos. Es un sistema,
una unidad de carácter social y abierto y de constante transformación.

La educación familiar en la familia del pasado, presente y futuro.

La familia sigue siendo el núcleo educacional de la sociedad. En la historia


educadora de la familia se reflejan momentos en alza y otros a la baja. La
familia intrínsecamente desarrolla una de sus funciones esenciales en la
educación de sus miembros, es epicentro educativo. La historia de la
educación familiar ha estado sometida a un cambio dinámico desde sus
orígenes, desde la prehistoria hasta nuestros días. La primera organización
familiar fue la comunidad primitiva, posteriormente aparecieron nuevas formas
de familia: Familia consanguínea, punalúa, sindiásmica, monogámica,
poligámica, matriarcal, patriarcal.
La educación familiar ha existido en todas las culturas de una forma u otra, ya
que la educación se incultura. En el artículo se muestran las etapas históricas
de la educación familiar, los objetivos de la misma, el papel de la familia, para
finalizar con la educación familiar como proyecto de futuro. Actualmente
asistimos a una coyuntura favorable en la sociedad europea que potencia a la
familia en su dimensión educadora.

El concepto de familia y los problemas de su delimitación

La dificultad para establecer un concepto de familia que suscite aceptación


general o mayoritaria, es ya una referencia común en la doctrina de las ciencias
sociales y, particularmente, en las ciencias jurídicas. De igual modo, una
pretensión de alcance más reducido, como establecer una concordancia en sus
bases mínimas o en la selección de los criterios necesarios para la
construcción conceptual, también parece lejana, reconociendo esta dificultad su
origen en la radicación de la noción de familia en distintas esferas
disciplinarias, allende el Derecho.

Como acertadamente constata Estrada, su causa fundamental la brinda la


relatividad y temporalidad del concepto, es decir, la necesidad de aceptar la
concurrencia de distintas visiones sociológicas, teológicas y filosóficas
conjuntamente con su necesaria apreciación histórica. Asimismo, la actual
realidad, muchas veces crítica de las situaciones de convivencia, ha contribuido
con lo suyo a la ampliación de la búsqueda de las causas de los problemas
paterno filiales y de convivencia conyugal en la propia definición de familia y su
íntima ligazón histórica con el matrimonio, antes aceptada como dato necesario
de su comprensión y hoy como causa de sus problemas.

El propósito de esta somera visita a la noción de familia, asumiendo la dificultad


precedentemente señalada y la superabundancia de opiniones y de
información disponible sobre la materia, se limita a exponer algunas
concepciones y perspectivas que incidieron en la modelación del nuevo
Derecho matrimonial chileno, considerando tanto el impacto del debate previo
en la doctrina de referencia y la discusión simultánea a la tramitación de la
NLMC acaecido en Chile, así como algunas referencias comparadas que
revistan interés por su efectiva influencia en dicho proceso, con el propósito de
adelantar una primera lectura reflexiva sobre el acuerdo tácito y el progresivo
asentamiento de una nueva concepción pública de familia.

Al enfocar doctrinariamente el término familia, se aprecia tempranamente la


ausencia de coincidencia en cuanto a su significado, motivada por la
incontrarrestable influencia de criterios restrictivamente disciplinarios o
derechamente de naturaleza ideológica, que determinan su construcción
conceptual y terminológica. Así, por ejemplo, en la perspectiva jurídica, la
familia es asumida como una institución jurídica, vale decir, un complejo de
relaciones regidas por normas jurídicas. Sociológicamente, en cambio, se
aprecia esencialmente una realidad social, respecto de la cual el Derecho o
está ajeno o es accesorio.

Asumiendo lo expuesto precedentemente, cabe señalar la coincidencia de


perspectivas distintas en el objeto de estudio, factor que puede ser traducido en
la apreciación de la familia como grupo social y también como institución social.

Así, en tanto grupo social, la familia destaca como un complejo sistema de


relaciones personales, constituido por las relaciones de filiación, las relaciones
conyugales y las relaciones de fraternidad. Considerando en primer lugar las
relaciones de filiación, se alude a un grupo social formado por los miembros
que integran el hogar, emparentados entre sí por lazos de sangre, adopción o
matrimonio, incluyéndose las uniones consensuales cuando son estables, es
decir, basadas en la progenie común. Esta perspectiva admite la consideración
de la filiación como eje de la familia, sin perjuicio de la estrecha conexión entre
filiación y matrimonio. Respecto de éste, se asume su relación con la familia,
pero no su identidad, ya que mientras el matrimonio considera la vinculación
entre dos adultos de distinto sexo, la familia y, particularmente, la filiación,
comprende la relación entre generaciones diferentes, como ocurre en el caso
de padres e hijos. A partir de la complejidad indicada, la familia debe ser
considerada como un concepto más amplio, inclusivo por tanto del matrimonio
y la filiación.
En la segunda apreciación, en tanto institución social, se incluye el conjunto de
valores y normas compartidas, que orientan el modo de pensar, sentir y actuar
de las personas que constituyen las familias, influyendo en la forma de
integración y en el reconocimiento de derechos y deberes al interior del
colectivo familiar. Esta perspectiva comprende las normas jurídicas y las
normas de trato social que la rigen, regulando los actos vinculados a los
momentos determinantes de la vida familiar, tales como la elección de pareja,
el matrimonio, la concepción, el cuidado, la educación y socialización de los
hijos, los roles conyugales y el cuidado de los integrantes dependientes, como
los adultos mayores. También está presente aquí una visión que se erige sobre
la noción de autoridad familiar, considerando al grupo a partir de sus vínculos
de parentesco o de su calidad de cónyuges, y en la cual éstos aseguran en
conjunto su dirección moral y material. En esta perspectiva, cada sociedad
desarrolla su propia noción de la institución familiar, protegiéndola o
promoviéndola mediante su tutela jurídica privilegiada.

La necesaria distinción disciplinaria ha considerado la variedad semántica


constituida en torno al concepto de familia, toda vez que la atribución de un
determinado significado es siempre compleja, pues depende del punto de vista
o interés particular de quien observa el objeto, a quien exige el uso de un
lenguaje apropiado para expresar lo que se "entiende" por algo en este caso la
familia- en un determinado momento y contexto histórico y cultural. Así, si el
interés manifiesto es regular jurídicamente la familia, corresponde al Derecho
observar la familia y definirla, reflejando dicho punto de vista en la norma. En
cambio, si la mirada proviene de otras disciplinas, corresponderá a las
respectivas categorías de análisis disciplinarias, a su bagaje conceptual y a su
lenguaje establecer la definición, que reconocerá ese origen. Así, por ejemplo,
en una perspectiva sociológica de base estadística, la forma en que es medida
la familia, depende de las clasificaciones que la ciencia estadística elabora para
proceder a su medición, como tipologías y modelos de análisis. En cambio, si
se opta por intentar comprender la familia desde el punto de vista psicológico,
lo relevante serán las vivencias, las fantasías, las percepciones interiores, los
sentimientos y, en general, las dinámicas psíquicas de los sujetos implicados.
El proceso de delimitación de los elementos incluidos en el concepto, propio del
trabajo que implica una definición de familia, lo mismo que su traducción
positiva, ha enfrentado dificultades evidentes, por causas similares a las
indicadas respecto de la propia elaboración conceptual. Así, los intentos de
definición han adoptado como criterios rectores el fundamento del parentesco
común, de la radicación física o de su funcionalidad, por citar algunos.

Jurídicamente, el Derecho chileno no ha contemplado una definición o


concepto de familia públicamente utilizado en documentos oficiales, salvo la
remota y limitada referencia contenida en el artículo 815 del Código Civil, con
ocasión de la regulación de los derechos de uso y habitación.

Un primer intento de aproximación a una norma declarativa en el ámbito del


Derecho de familia, se puede establecer en el marco del estudio tendiente a
configurar las bases de una futura política nacional sobre la familia, a partir de
un diagnóstico compartido sobre su realidad, a principios de la década de 1990
y que confluyó en el Informe emitido en 1993 por la Comisión Nacional de la
Familia, constituida durante el gobierno del presidente Aylwin. El citado informe
contendría una definición de familia, que luego retomaría el Ministro de Justicia,
Luis Bates al fundamentar las indicaciones al proyecto de NLMC aprobado por
la Cámara de Diputados, en 2002. La definición aludía a, "un grupo humano y
social, constituido por la unión de un hombre y una mujer, con voluntad de
permanencia o estabilidad en el tiempo, constituido por la unión de un hombre
y una mujer con aptitud legal para comprometerse a compartir la vida y, sobre
esta base, crear un hogar, con o sin hijos propios o adoptivos".

Su importancia posterior radica en su carácter de fuente para acceder a las


tendencias influyentes en el debate parlamentario de este cuerpo legal,
permitiendo contextualizar el producto normativo posterior con una mayor
rigurosidad interpretativa.

Finalmente, en una conclusión sintética a partir de las aproximaciones ya


realizadas, podemos afirmar que la familia como realidad y como objeto de
estudio, es un fenómeno universal, presente en cualquier tipo de sociedad,
distinguiendo en sus elementos comunes la unión duradera de un varón, una
mujer y sus hijos. Tanto su definición esencial como su justificación social, se
basan ineludiblemente en la familia natural, entendida de un modo integral,
como un grupo primario de carácter comunitario, constituido materialmente por
la residencia común, las relaciones de cooperación y la reproducción, y
subjetivamente, por lazos afectivos basados en la sangre y en la alianza,
mediante el cual la sociedad realiza algunas funciones esenciales para su
supervivencia y, superado este estadio primario de evolución, se erige también
como la entidad que realiza aquellas funciones sociales que no pueden ser
realizadas por instituciones distintas de la familia, vale decir, el lugar en que se
constituyen las relaciones fundamentales decisivas de la persona. En tal
perspectiva, no es posible que una sociedad determinada produzca los bienes,
códigos y símbolos que requiere para operar, sin su concurso como referente
empírico y ético significativo.

Nueva revisión de las funciones de la familia

La familia, al margen de las visiones disciplinarias que se tengan de ella,


cumple diversas funciones sociales, cuya valoración pública determina la tutela
jurídica expresada en el Derecho de familia. Enfocaremos aquellas que la
doctrina ha estimado principales, esbozando una mirada crítica sobre los
facilitadores y obstaculizadores que inciden en su logro en la actualidad.

En la visión tradicional, muy arraigada en la enseñanza histórica del Derecho


de familia, se han distinguido las funciones afectiva, procreadora, cultural,
económica y política, adquiriendo preeminencia las dos primeras, pues
aseguran la existencia de la familia.

Sin embargo, al aplicar una visión más contemporánea, las funciones atribuidas
a la familia adquieren mayor complejidad al ser analizadas
multidisciplinariamente.

Así, se pueden distinguir otras funciones, partiendo por distinguir en primer


lugar una función de equidad generacional, caracterizada por la promoción de
la solidaridad diacrónica, entendida como la corresponsabilidad
intergeneracional entre ascendientes y descendientes. En segundo lugar, la
función de transmisión cultural, pues se considera que la familia natural educa
en la lengua, las costumbres, las creencias religiosas, las formas de relación
legitimadas socialmente y el trabajo. En tercer lugar, la función de socialización,
que alude a la provisión de los conocimientos, habilidades, virtudes y
relaciones que permiten a una persona la pertenencia a un grupo social más
amplio, pues se tiende a coincidir en su apreciación como una comunidad,
inserta en una red de comunidades. En cuarto lugar, cumple una función de
control social, pues transmite e irradia el compromiso de sus integrantes con la
vigencia de normas justas, con la observancia de preceptos que involucran
asumir responsabilidades de interés colectivo y con la adscripción a códigos
morales que promueven la virtud. En quinto lugar, cumple una función de
afirmación de la persona por sí misma, ofreciendo a sus integrantes el respeto,
el resguardo y la promoción de su valor como persona, al margen de
consideraciones de edad, sexo, capacidad económica e influencia de su
integridad moral.

Por tanto y con un carácter comprensivo de lo ya dicho, la familia tiene una


razón de funcionalidad social, por cuanto constituye en definitiva el factor que
hace que la sociedad funcione.

Si nos hacemos cargo de la recurrente afirmación de la existencia de una


eventual o actual crisis de la familia, una opción válida para enfrentarla es
vincular esta situación crítica con la pérdida o declinación de las funciones
tradicionalmente reconocidas y valoradas en la familia, o más correctamente, a
una transformación de las funciones atribuidas, ya que la noción de pérdida
sólo alude a una parte del cambio de funciones, y en caso alguno puede
identificarse con las funciones básicas que generalmente le son reconocidas,
como la procreación y la sustentación de la especie, las que sigue cumpliendo
cabalmente, pese a los cambios económicos y culturales que la afectan
periódicamente. Probablemente, es más acertado advertir un cambio en la
valoración de la función familiar por parte del Estado, en que, dependiendo de
la visión colectiva imperante, puede dar cuenta de una mayor apreciación de su
relevancia pública o, por el contrario, de su reducción cualitativa, al
circunscribirla al ámbito privado, marginándose el Estado de interferir en su
promoción, ya sea por desprecio de su importancia social, económica o política
o derechamente por la preeminencia de un cambio ideológico, probablemente
de cariz individualista liberal, extendido a la valoración decreciente de la familia.

https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
00122011000100003
http://tesis.uson.mx/digital/tesis/docs/21897/Capitulo1.pdf
https://revistas.um.es/educatio/article/view/109711
https://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/2311/1/tps613.pdf
https://sites.google.com/site/familiacicloii2013/evolucion-historica-de-la-familia-
y-derecho-de-familia
https://es.wikipedia.org/wiki/Familia
https://ri.ujat.mx/bitstream/20.500.12107/2557/1/1038-907-A.pdf
https://www.legazpi.eus/files/Etxadi/cas/64.pdf

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