Tarea Franco
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EDUCATI©N
UNIDAD DE APRENDIZAJE N° 03:
TÍTULO: “𝐅𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐄𝐗𝐏𝐄𝐑𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐔𝐑𝐀 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐉𝐎𝐒É 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐀 COMUNICACIÓN
GIS
ACTIVIDAD 02
TÍTULO: “Yawar Fiesta en perspectiva: Análisis de un pasaje significativo”.
PROFESOR: Florencia Inés Rojo Mamani. FECHA:
15/5/24
Competencia Evidencia Criterios de evaluación
Lee diversos tipos Espina de - Obtiene información explícita, relevante y complementaria de Yawar Fiesta.
de textos escritos Ishikawa de la - Explica el tema, la intención del autor y las ideas principales de la obra Yawar Fiesta - Deduce
en su lengua novela Yawar fiesta. relación lógica de causa - efecto en la obra Yawar Fiesta en una espina de Ishikawa.
materna.
- Opina sobre el contenido, la organización textual, el lenguaje y las representaciones sociales y a
intención del autor de Yawar Fiesta.
PROPÓSITO DE APRENDIZAJE: Explicamos un problema social en el fragmento del capítulo 2: “EL DESPOJO” de la novela
“Yawar Fiesta” a través de la Espina de Ishikawa
¿Han escuchado hablar sobre conflictos de tierras o despojo en contextos rurales? ¿Qué piensan
que podría implicar esto?
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Problematización
¿Qué organizador gráfico podemos utilizar para identificar información o hechos importantes del fragmento “El despojo” de cuento Yawar Fiesta ?
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Explicamos información y hechos importantes en el fragmento del cap. 4 “K’ayau” de la novela “Yawar
.
Fiesta” a través de la espina de Ishikawa
Digital
PASO 1 ANTES DE LA LECTURA
EDUCATI © N
Actividad 1: Lee el título del texto, observa la imagen que lo acompaña. GIS
1. ¿Qué características de una novela encuentras en el fragmento propuesto?
2. ¿De qué crees que tratará el texto? ¿Qué ideas te sugiere el título?
3.-A primera vista, ¿reconoces palabras en otro idioma? ¿cuáles?
Actividad 2:
4. ¿Cuáles serán las intenciones del autor para escribir esta novela? Responde las preguntas:
Actividad 3
PASO 2
: Lee el siguiente texto y subraya las palabrasDURANTE DE LA LECTURA desconocidas.
II. EL DESPOJO
En otros tiempos, todos los cerros y todas las pampas de la puna fueron de los comuneros. Entonces no había mucho ganado
en Lucanas; los mistis no ambicionaban tanto los echaderos. La puna grande era para todos. No había potreros con cercos de
piedra, ni de alambre. La puna grande no tenía dueño. Los indios vivían libremente en cualquier parte: en las cuevas de los
rocales, en las chozas que hacían en las hondonadas, al pie de los cerros, cerca de los manantiales. Los mistis subían a la puna de
vez en vez, a cazar vicuñas, o a comprar carne en las estancias de los indios. De vez en vez, también se llevaban, de puro
hombres, diez, quince ovejas, cuatro o cinco vacas chuscas; pero llegaban a la puna como las granizadas locas, un ratito, hacían
su daño, y se iban. De verdad la puna era de los indios; la puna, con sus animales, con sus pastos, con sus vientos fríos y sus
aguaceros. Los mistis le tenían miedo a la puna, y dejaban vivir allí a los indios.
P R O D AestáDbien
P IesosEsalvajes
—Para D laEpuna
C —decían.
Cada ayllu de Puquio tenía sus echaderos. Ésa era la única división que había en las punas: un riachuelo, la ceja de una
montaña, señalaba las pertenencias de cada ayllu; y nunca hubo pleitos entre los barrios por causa de las tierras. Pero los
pichk’achuris fueron siempre los verdaderos punarunas [gente de puna], punacumunkuna; ellos tienen hasta pueblitos en las
alturas: K’oñek, Puñuy, Tak’ra, veinte o treinta chozas en lo hondo de una quebrada, tras un cerro, junto a los montes negruzcos
de los k’eñwales. En la puna alta, bajo el cielo nublado, en el silencio grande; ya sea cuando el aguacero empieza y los truenos y
las nubes negras asustan y hacen temblar el corazón; ya sea cuando en el cielo alto y limpio vuelan cantando las k’ellwas y los
ojos del viajero miran la lejanía, pensativos ante lo grande del silencio; en cualquier tiempo, esas chukllas [choza] con su humo
azul, con el ladrido de sus chaschas [perro pequeño], con el canto de sus gallos, son un consuelo para los que andan de paso en la
puna brava. En esos pueblos mandan los varayok’s; allí no hay teniente, no hay gobernador, no hay juez, el varayok’ es suficiente
como autoridad. En esos pueblos no hay alborotos. Sólo cuando los mistis subían a las punas en busca de carne, y juntaban a las
ovejas a golpe de zurriago y bala, para escoger a los mejores padrillos; entonces no más había alboroto. Porque a veces los
punarunas se molestaban y se reunían, llamándose de casa en casa, de estancia a estancia, con silbidos y wakawak’ras; se
juntaban rabiando, rodeaban a los principales y a los chalos abusivos; entonces, corrían los mistis, o eran apedreados ahí mismo,
junto a la tropa de ovejas. Después venía el escarmiento; cachacos uniformados en la puna, matando a indios viejos, a mujeres y
mak’tillos; y el saqueo. Un tiempo quedaban en silencio las estancias y los pueblitos. Pero enseguida volvían los punarunas a sus
hondonadas; prendían fuego en el interior de las chukllas y el humo azul revoloteaba sobre los techos: ladraban los perros, al
anochecer, en las puertas de las casas; y por las mañanitas, las ovejas balaban, alegres, levantando sus hocicos al cielo, bajo el sol
que reverberaba sobre los nevados. Años después, los indios viejos hacían temblar a los niños contando la historia del
escarmiento.
Los pichk’achuris fueron siempre verdaderos punarunas. Los otros ayllus también tenían estancias y comuneros en la puna,
pero lo más de su gente vivía en el pueblo; tenían buenas tierras de sembrío junto a Puquio, y no querían las punas, casi les
temían, como los mistis. Pichk’achuri era, y ahora sigue siendo, ayllu compartido entre puquianos y punarunas.
Casi de repente solicitaron ganado en cantidad de la costa, especialmente de Lima; entonces los mistis empezaron a quitar a
los indios sus chacras de trigo para sembrar alfalfa. Pero no fue suficiente; de la costa pedían más y más ganado. Los mistis que
llevaban reses a la costa regresaban platudos. Y casi se desesperaron los principales; se quitaban a los indios para arrancarles sus
terrenos; e hicieron sudar otra vez a los jueces, a los notarios, a los escribanos… Entre ellos también se trompearon y abalearon
muchas veces. ¡Fuera trigo! ¡Fuera cebada! ¡Fuera maíz! ¡Alfalfa! ¡Alfalfa! ¡Fuera indios! Como locos corretearon por los
pueblos lejanos y vecinos a Puquio, comprando, engañando, robando a veces toros, torillos y becerros. ¡Eso era, pues, plata!
¡Billetes nuevecitos! Y andaban desesperados, del juzgado al coso, a las escribanías, a los potreros. Y por las noches, zurriago en
mano, con revólver a la cintura y cinco o seis mayordomos por detrás. Entonces se acordaron de las punas: ¡Pasto! ¡Ganado!
Indios brutos,
P
ennegrecidos por el frío. ¡Allá vamos! Y entre todos corrieron, ganándose, ganándose a la puna. Empezaron a barrer Digital para
siempre las chukllas, los pueblitos; empezaron a levantar cercos de espinos y de piedras en la puna libre. EDUCATI©N
Año tras año, los principales fueron sacando papeles, documentos de toda clase, diciendo que eran dueños de GIS este
manantial, de ese echadero, de las pampas más buenas de pasto y más próximas al pueblo. De repente aparecían en la puna, por
cualquier camino, en gran cabalgata. Llegaban con arpa, violín y clarinete, entre mujeres y hombres, cantando, tomando vino.
Rápidamente mandaban hacer con sus lacayos y concertados una chuklla grande, o se metían en alguna cueva, botando al indio
que vivía allí para cuidar su ganado. Con los mistis venían el juez de Primera Instancia, el subprefecto, el capitán jefe provincial y
algunos gendarmes. En la chuklla o en la cueva, entre hombres y mujeres, se emborrachaban; bailaban gritando, y golpeando el
suelo con furia. Hacían fiesta en la puna.
Los indios de los echaderos se avisaban, corriendo de estancia en estancia, se reunían asustados; sabían que nunca llegaban
para bien los mistis a la puna. E iban los comuneros de la puna a saludar al “ductur” juez, al taita cura, al “gobiernos” de la
provincia y a los werak’ochas vecinos principales de Puquio.
Aprovechando la presencia de los indios, el juez ordenaba la ceremonia de la posesión: el juez entraba al pajonal seguido de
los vecinos y autoridades. Sobre el ischu, ante el silencio de indios y mistis, leía un papel. Cuando el juez terminaba de leer, uno
de los mistis, el nuevo dueño, echaba tierra al aire, botaba algunas piedras a cualquier parte, se revolcaba sobre el ischu.
Enseguida gritaban hombres y mujeres, tiraban piedras y reían. Los comuneros miraban todo eso desde lejos.
Cuando terminaba la bulla, el juez llamaba a los indios y les decía en quechua:
—Punacumunkuna: señor Santos es dueño de estos pastos; todo, todo, quebradas, laderas, puquiales, es de él. Si entran
animales de otro aquí, de indio o vecino, es “daño”. Si quiere, señor Santos dará en arriendo, o si no traerá aquí su ganado.
Conque… ¡indios! Werak’ocha Santos es dueño de estos pastos.
Los indios miraban al juez con miedo. “Pastos es ya de don Santos ¡indios!”. Ahí está pues papel, ahí está pues werak’ocha
juez, ahí está gendarmes, ahí está niñas; principales con su arpista, con su clarinetero, con sus botellas de “sirwuisa”. ¡Ahí está
pues taita cura! “Don Santos es dueño”. Si hay animales de indios en estos pastos, es “daño” y… al coso, al corral de don Santos,
a morir de sed, o a aumentar la punta de ganado que llevará don Santos, año tras año, a “extranguero”.
El cura se ponía en los brazos una faja ancha de seda, como para bautizos, miraba lejos, en todas direcciones, y después,
rezaba un rato. Enseguida, como el juez, se dirigía a los indios:
—Cumunkuna: con la ley ha probado don Santos que estos echaderos son de su pertenencia. Ahora don Santos va a ser
respeto; va a ser patrón de indios que viven en estas tierras. Dios del cielo también respeta ley; ley es para todos, igual.
Cumunkuna ¡a ver!, besen la mano de don Santos.
Y los comuneros iban, con el lok’o en la mano, y besaban uno a uno la mano del nuevo dueño. Por respeto al taita cura, por
respeto al Taitacha Dios.
Fragmento de “Yawar Fiesta” de José María Arguedas
EDUCATI©
DESPUÉS DE LA LECTURA GIS
PASO 3
Actividad 6
: Lee las siguientes preguntas, luego responde. Si es necesario, vuelve a leer el texto.
1. ¿Cuál es el contexto social y geográfico que describe el fragmento?
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2. ¿Qué nos revela sobre la relación entre los comuneros indígenas y los mistis en la puna?
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4. ¿Cuál es la actitud de las autoridades frente a este proceso y cómo contribuyen a perpetuar la injusticia?
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5. ¿Qué técnicas narrativas utiliza Arguedas para transmitir la opresión y el conflicto en la puna?
D D E C
P R O P _______________________________________________________________________________
I E D A
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P R O P I E D A D D E C
Lee cada criterio y selecciona tu nivel alcanzado en cada uno. Describe lo que te falta mejorar.
Digital
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