ROMANCERO GITANO-2023-24 Teoría

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ROMANCERO GITANO DE FEDERICO GARCÍA LORCA

1. INTRODUCCIÓN

Publicado por primera vez en 1928, la mayoría de los romances habían ido apareciendo en
revistas literarias (entre 1924 y 1927). Aunque su elaboración fue lenta, su éxito fue inmediato y
rotundo.
Su título inicial fue Primer Romancero Gitano, lo cual no indica que tuviese previsto publicar
otros sino destacar el hecho de que es la primera vez que se poetiza el tema gitano. El libro funde
lo renovador y vanguardista con lo tradicional y primitivo.
No se trata de un libro que pretenda darnos un testimonio social, documental del mundo
gitano. El mundo gitano que nos presenta es un mundo imaginado, soñado, inventado (“que te
busquen en mi frente / juego de luna y arena”). Lorca utiliza elementos anecdóticos y realistas del
ámbito gitano para proyectar sobre él sus aspiraciones, su inconformismo, su deseo de libertad,
escogiendo de esta cultura los rasgos que más le interesan: la marginalidad y el exotismo.

2. TEMAS

Hablando sobre esta obra en una conferencia, Lorca dijo lo siguiente:


“El libro, en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más
elevado, lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la
sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal. Así pues, el libro es un retablo de la Andalucía, con gitanos,
caballos, arcángeles, planetas, con su brisa judía, con su brisa romana, con ríos, con crímenes, con la nota vulgar del
contrabandista, y la nota celeste de los niños desnudos de Córdoba que burlan a San Rafael. Un libro donde apenas si está
expresada la Andalucía que se ve, pero donde está temblando la que no se ve […]

Lorca se inspira en sus propias experiencias y en leyendas de la tierra. Lo gitano es el punto de


partida y representa la libertad y la ensoñación: aparece idealizado, convertido en mito, prototipo
de hombre libre que intenta afirmar su individualidad frente a un mundo hostil y a unas fuerzas de
la naturaleza contrarias a sus deseos. Pero el libro, en conjunto, aunque se llama “gitano”, es el
poema de Andalucía y este mundo poético andaluz del Romancero acoge una variedad rica de
elementos entre los que predominan el amor y la muerte:

a) El amor frustrado. El amor aparece como presencia turbadora, una fuerza mítica irracional
fuente de conflictos, y cuya energía irrefrenable aboca a la tragedia, a la frustración e incluso
muerte. Tal vez los casos más extremos son el “Romance sonámbulo”, donde aparece el suicidio
por amor o “Thamar y Amnón”, que narra una bíblica y agitanada violación entre hermanastros.
Otros romances de tema erótico son “Preciosa y el aire”, “La monja Gitana”, “Romance de la pena
negra”, “Muerto de amor” o “La casada infiel”.

b) Muerte y violencia. La muerte es la gran protagonista del Romancero. A veces es la propia


narración la que habla de luchas, reyertas o «emplazamientos»; otras, son los elementos simbólicos
los que se encargan de transmitir la sensación fúnebre y el sentimiento de desesperación y pena
que traspasa toda la obra.
El tema aparece ya en el primer romance, “Romance de la luna, luna”, en el que el niño gitano
es llevado por la “luna-mujer-muerte” inaugurando un desfile de violencia y muertes que culmina
en el último poema, “Thamar y Amnón”, donde junto a la violencia de los esclavos negros del rey
David, que quieren matar a Amnón (negros le dirigen flechas / desde muros y atalayas), y junto a la
violencia de otra índole del propio rey, la del propio Lorca poniendo fin terminante a esta obra
poética: David con unas tijeras / cortó las cuerdas del arpa..
Entre estos dos romances extremos hay todo un conglomerado de violencias como en “Preciosa
y el aire” (violencia agresora del viento-hombrón sobre la joven gitana), “Reyerta” (turbulenta
discusión que provoca la muerte de Juan Antonio el de Montilla) “Prendimiento de Antoñito el
Camborio” (Lorca lamenta el ocaso de una raza violenta: ¡Se acabaron los gitanos / que iban por el
monte solos!) o “Muerte de Antoñito el Camborio” (de venganza sangrienta). Tanta violencia
individual eclosiona en el asesinato colectivo del” Romance de la Guardia Civil española” (orgía
desenfrenada de violencia, de saqueo a sable, fusil y fuego). La lorquiana ciudad de los gitanos y
todo cuanto ha cantado queda destruido y arde por la voluntad ajena y asesina de las fuerzas de
represión en un tétrico amanecer: el alba meció sus hombros / en largo perfil de piedra. Arde esa
ciudad que existió sólo en el sueño misterioso y mágico de quien construyó una imposible ciudad
hecha de inconsistente arena: Que te busquen en mi frente. / Juego de luna y arena.

Otros temas relacionados con estos:


La denuncia de los comportamientos colectivos, como en los romances que oponen a
gitanos y Guardia Civil, o “El martirio de Santa Olalla”, donde son evidentes las semejanzas entre los
torturadores de la santa y la Guardia Civil.
El destino trágico: como figura épica de estos romances, el gitano avanza empujado por fuerzas
oscuras. Estos personajes a veces llevan nombres simbólicos (Soledad, Preciosa, El Amargo, …) y
otras veces se anuncian con el nombre genérico de “gitanos” y “compadres”. Cada uno tiene su
propia anécdota, pero en conjunto nos revelan la “vida, pasión y muerte del gitano”.
3. ESTRUCTURA

El proceso de redacción y edición del ROMANCERO GITANO demuestra que evolucionó de una
pluralidad de poemas a un conjunto unitario: de romances a romancero. La presencia gitana se
halla en la totalidad de los 18 romances, pero el conjunto se divide en dos bloques.

El bloque primero (quince poemas) contiene la visión de Lorca sobre el mundo gitano a través de
materiales tomados de la realidad social o folclórica. Existen nexos temáticos entre algunos
romances, lo que deja ver una organización: poema inicial (“Romance de la luna, luna”) – cinco
encarnaciones mítico gitanas femeninas (predomina el tema de la frustración amorosa) – tres
arcángeles mítico-gitanos (se ensalzan las esencias árabe y romana de la cultura andaluza) – cuatro
encarnaciones mítico-gitanas masculinas y un poema final, “Romance de la Guardia Civil”
(predominan los temas de violencia, sangre y muerte). De este modo, toda la primera parte deja
traslucir su organización estructural, con un ligero quiebro (“Reyerta”): ya que ni continúa el tema
de los dos primeros romances ni se integra a la secuencia de romances de protagonistas femeninos

La segunda parte ofrece tres cuadros que aportan una visión “agitanada” de lo histórico-
legendario: uno procedente del santoral cristiano (16), otro de la tradición literaria española (17) y
el final, de base histórica bíblica y literaria (18).

Podemos afirmar, pues, que el Romancero configura un magistral retablo compuesto por
dieciocho cuadros diferentes y organizado por subtemas relacionados.

ESQUEMA - CLASIFICACIÓN DE CRISTIAN DE PAEPE

I. Mitos y tipos nuevos o actualizados de la mitología gitano-andaluza

A
1. Romance de la luna, luna → La Luna: la muerte (o la pérdida de la inocencia)
2. Preciosa y el aire → El viento: el sexo (o la amenaza de la pérdida virginal)
3. Reyerta: violencia/ refriega varonil y muerte
4. Romance sonámbulo: frustración por la ausencia
5. La monja gitana: sueño erótico CUATRO TIPOS MÍTICOS FEMENINOS
6. La casada infiel: pasión adúltera
7. Romance de la pena negra: ansia sexual
B
8. San Miguel -> Granada
9. San Rafael -> Córdoba TRES ARCÁNGELES MÍTICO-GITANOS
10. San Gabriel -> Sevilla

C
11. Prendimiento de Antoñito: dignidad gitana
12. Muerte de Antoñito: violencia y muerte TRES TIPOS MÍTICOS MASCULINOS
13. Muerto de Amor: cuita y muerte
14. El emplazado: Predicción y muerte

15. Romance de la Guardia Civil -> Romance epílogo, destrucción del mundo mítico gitano actual

II. Mitos y tipos históricos de la mitología gitano-andaluza

16. Martirio de Santa Olalla -> el mundo cristiano mítico-gitano


17. Burla de don Pedro a caballo -> El mundo literario mítico-gitano
18. Thamar y Amnón -> El mundo bíblico mítico-gitano

Algunos romances se subdividen en secciones en las que el cambio de rima marca el reparto del material
textual. En los demás romances las secciones vienen marcadas por asteriscos de separación. Solo “La monja
gitana” es mono estrófico, carece de subdivisiones.

4. RASGOS FORMALES: TRADICIÓN E INNOVACIÓN

De los recursos que definen el estilo de la obra, destaca el equilibrio entre aquellos heredados
de los clásicos y la literatura tradicional, y los de inspiración más vanguardista, en consonancia con
las tendencias de las primeras décadas del siglo XX.

4.1. Carácter popular y recursos tomados del Romancero medieval: neopopularismo.

El Romancero gitano se inscribe dentro de la tendencia neopopulista de la generación del 27


y dentro de la tradición del romancero nuevo o artístico, que ya desde el Siglo de Oro venía siendo
una constante en nuestra literatura: Lope y Góngora en el XVII, Duque de Rivas o Zorrilla en el XIX,
Machado en el XX. El romance lorquiano es un romance culto y complejo; pero, aun así, utiliza
muchos recursos de una remota tradición oral.

Del Romancero y la épica medievales recogió:

a. Métrica: octosílabos con rima asonante en los versos pares. El octosílabo, sólo es
sustituido en contadas ocasiones (primer verso de “La casada infiel”: y que yo me la llevé
al río (10) y el romance “Burla de don Pedro a caballo”: hay octosílabos, pero la mayoría
son heptasílabos y hexasílabos)
b. Fragmentarismo: comienzo "in medias res” (por ejemplo, Y que yo me la llevé al río, de “La
casada infiel”) y el final truncado (por ejemplo, en “Thamar y Amnón”). El fragmentarismo
ofrece los acontecimientos dramáticos sin antecedentes, creando romances-escena a
través de la selección de momentos culminantes: (Voces de muerte sonaron / cerca del
Guadalquivir, en “Muerte de Antoñito el Camborio”).
c. Calcos y expresiones tomados de textos medievales como: ¡Míralo por dónde viene
(“Preciosa y el aire”), o el piropo ¡Ay Antoñito el Camborio / digno de una Emperatriz!
(“Muerte de Antoñito el Camborio”), las piquetas de los gallos / cavan buscando la aurora
(“Romance de la pena negra”) inspirada en el verso del Cantar de mío Cid “apriessa cantan
los gallos e quieren crebar albores”. Las preguntas iniciales: ¿Qué es aquello que reluce /
por los altos corredores? (“Muerto de amor”) que recuerda al “¿Qué castillos son
aquellos?" del “Romance de Abenámar”. En el Romance primero la zumaya recuerda a los
presagios del vuelo de la corneja del Cantar de Mio Cid. También tiene sabor medieval el
uso del adverbio ya para asomarnos a las acciones dramáticas: en “Prendimiento y muerte
de Antoñito el Camborio” (ya mi talle se ha quebrado / como caña de maíz), o en “Thamar
y Amnón” (ya la coge del cabello / ya la camisa le rasga).
d. Cercanos a los romances medievales son los diálogos dramáticos que entran sin verbo de
presentación, y que se producen entre los personajes o entre el poeta y los personajes:
Niño, déjame, no pises / mi blancor almidonado, en “Romance de la luna, luna”. ¡Preciosa,
corre, Preciosa / que te coge el viento verde!, en “Preciosa y el aire”.
e. El uso de los tiempos verbales con los valores del romancero medieval como el
imperfecto que no indica pasado, sino subjetivismo y afectividad (Temblaban en los
tejados / farolillos de hojalata, “Romance sonámbulo”), las alternancias temporales (El
niño la mira, mira / el niño la está mirando, en “Romance de la luna, luna”)
f. Las repeticiones: reduplicaciones (el aire la vela vela del “Romance de la luna, luna”, por el
monte monte monte de “San Miguel”); anáfora, anadiplosis y epanadiplosis (Verde que te
quiero verde / verde viento, verde rama, de “Romance sonámbulo”); paralelismos
(dejando un rastro de sangre, dejando un rastro de lágrimas, en “Romance sonámbulo”).
g. La fusión de lo narrativo y lo lírico en todos ellos.

4.2. La condensación verbal y brillantes metáforas. El neogongorismo y vanguardismo.


El estilo de Lorca se caracteriza por una densidad verbal que le lleva a crear expresiones
sintéticas, pero cargadas de sugerencias: en el “Romance sonámbulo” el barco sobre la mar / y el
caballo en la montaña, sugiere la actividad de contrabando a que se dedica el amado, o cara fresca
/ negro pelo recuerda la belleza de la mujer cuando estaba viva.

La condensación verbal llega a crear versos en los que algún elemento asume funciones que
le son absolutamente impropias: linfa de pozo oprimida / brota silencio en las jarras (Thamar y
Amnón), donde el sustantivo silencio asume un valor adverbial).

También se consigue esta condensación mediante los desplazamientos calificativos (hipálage)


que consisten en el traslado de una cualidad sensible desde su soporte natural a otro cercano.
Ejemplos: la oración decapitada de santa Olalla, canciones redondas (en referencia a los pechos de
Soledad Montoya), la higuera frota su viento / con la lija de las ramas en “Romance sonámbulo”

En otras ocasiones estas expresiones sintéticas van ligadas a brillantes metáforas, como
Antoñito el Camborio dando saltos / jabonados de delfín. En “Thamar y Amnón” nos comunica la
existencia de lejanos balidos: aire rizado venía / con los balidos de lana. Aunque existen casos en
que la metáfora es introducida por métodos que facilitan su comprensión (el tambor del llano del
primer romance o el toro de la reyerta del romance tercero), aparece mayoritariamente con una
estructura muy audaz, sustituyendo el objeto sometido a comparación (metáfora pura sin
TÉRMINO IMAGEN). Es la imaginación del lector, apoyándose en el contexto, la que debe
interpretar esas imágenes: en “Preciosa y el aire” las glorietas de caracolas equivalen a saltos de
peces que dibujan una trayectoria curva al asomarse a la superficie y gitanos de agua sustituye a
peces; el carámbano de luna del “Romance sonámbulo” es un rayo lunar y el pez de sombra, una
nube rasgada en el amanecer.

Es, precisamente, en la abundancia y novedad de las imágenes donde reside el carácter


vanguardista. Algunas recuerdan las “greguerías” de Gómez de la Serna (la media luna soñaba / un
éxtasis de cigüeña), otras el barroquismo de Góngora (Los densos bueyes del agua /embisten a los
muchachos /que se bañan en las lunas /de sus cuernos ondulados), en otras destaca su carácter
surrealista y su dificultad para “explicarlas” (“Romance sonámbulo”: ¡dejadme subir! Dejadme /
hasta las verdes barandas. / Barandales de la luna / por donde retumba el agua).

4.3. La base realista.

En el libro existe una perfecta armonía entre la imaginación más audaz para crear imágenes y
la base realista. Lorca parte de acontecimientos reales y los transforma en un mundo propio de
sabor mítico.
Para subrayar esta conexión con la realidad, Lorca nos aclara en ocasiones aquellas metáforas
más audaces en las que se ha alejado del referente. Así, en el romance primero, las cabezas
levantadas y los ojos entornados explican el sentido de bronce y sueño con que se describe a los
gitanos que regresan en la oscuridad de la noche. En el segundo, “Preciosa tira el pandero” explica
la metafórica luna de pergamino. En el décimo, los breves lutos celestiales están aclarados con
zapatos de charol. En el último, Thamar estaba cantando aclara el sentido de los versos anteriores:
Thamar estaba soñando / pájaros en su garganta.

4.4. La vivificación o personificación de lo inerte o lo animal.


Otra de las características de Lorca es su capacidad de dar vida a lo inerte, de humanizar
animales, de animalizar objetos, situaciones o fenómenos atmosféricos.
Así, en “Preciosa y el aire”, los olivos palidecen al enseñar el envés de las hojas movidas por el
viento; en el “Romance sonámbulo”, los faroles tiemblan y la superficie del agua es el rostro del
aljibe; en “Muerto de amor” la noche llama temblando / al cristal de los balcones; en
“Prendimiento de Antoñito el Camborio”, tiritan los cuchillos; en “La monja gitana”, la luz juega al
ajedrez / alto de la celosía y en “Thamar y Ammnón” la alcoba sufre las miradas excitadas de
Ammón.
En muchos de estos casos Lorca atribuye a elementos no humanos reacciones de simpatía o
compasión hacia los personajes. En otras ocasiones son claramente hostiles. Todo esto contribuye a
la creación en todo el Romancero de una atmósfera cargada de dramatismo y de un paisaje que se
impregna de las emociones.

4.5. Lo sensorial y la atención a lo concreto.


Lorca realiza una auténtica exhibición de captación del entorno a través de los sentidos. Así,
en “La monja gitana”, aparecen referencias a la vista (cal, tela pajiza, siete pájaros de prisma), el
oído (silencio), el olfato (mirto y todas las flores), el gusto (cinco toronjas se endulzan) y el tacto (le
despega la camisa). Estas percepciones sensoriales son ofrecidas con frecuencia mediante audaces
sinestesias, ligadas a construcciones metafóricas: en “Muerto de amor” clamaban las luces / en los
altos corredores y, en “Reyerta”, sangre resbalada gime / muda canción de serpiente. En ambos
casos se transmiten percepciones visuales ayudándose de sensaciones auditivas.
Además, Lorca consigue visualizar las sensaciones, los sentimientos. Conocemos la amargura
de Soledad Montoya porque llora zumo de limón / agrio de espera y de boca, y el carácter violento
de la Guardia Civil porque ocultan en su cabeza una vaga astronomía de pistolas inconcretas.
Lo concreto y lo sensorial aparecen ligados en abundantes indicaciones horarias y en
cuantificaciones exactas que tienden a facilitarnos la reconstrucción imaginativa de los sucesos
poetizados. Así, por ejemplo, en “Muerto de amor” la madre dice cierra la puerta, hijo mío / acaban
de dar las once; ante los gritos de Preciosa acuden tres carabineros; a Antoñito el Camborio lo
prenden cinco tricornios y acaban con su vida cuatro puñales (metonimias).

4. COMPONENTES SIMBÓLICOS Y MÍTICOS.

El mito es el hilo conductor que une a todos los hombres y que intenta sacar a la luz lo que
hay de común y primario en nosotros. Eros y Tánatos, amor y muerte, son las fuerzas míticas que
configuran nuestras vidas, y Lorca deja constancia de ello en el Romancero, donde lo humano y lo
mítico se fusionan creando un nuevo plano de realidad.
Mediante el uso de los símbolos el poeta quiere poner en comunicación los sentimientos más
profundos del hombre con los elementos de la naturaleza. En el Romancero se divisa un cosmos
fecundo de manifestaciones simbólicas y míticas que hunden sus raíces en el imaginario colectivo.
Analizamos algunos de estos elementos y sus valores.

Personajes: El mundo social en el Romancero gitano está representado por los gitanos y la
Guardia Civil El gitano, además de tema y personaje, es símbolo del hombre primitivo, de la fuerza
elemental de la naturaleza, de lo antisocial y de la libertad. Expresa el alma de Andalucía y,
también, la tragedia y el dolor. La Guardia Civil simboliza la instauración de un orden que el gitano
no acepta y con la cual se entra en conflicto.
La luna circunda toda la poesía de Lorca y su presencia es portadora de dolor, tragedia y
muerte. A veces aparece como una mujer seductora pero que oculta malos presagios: en el
“Romance de la luna, luna” el niño gitano es seducido por una luna-mujer-muerte. En el “Romance
sonámbulo” la luna anuncia el destino nefasto de la gitana. En el “Romance de Thamar y Amnón” la
acción pecaminosa tiene lugar bajo la tutela de una luz lunar embrujadora.
El viento desde las mitologías más primitivas es símbolo erótico. Se trata de un elemento activo y
masculino. Adquiere especial protagonismo en “Preciosa y el aire”, donde un viento hombrón y
fálico (con una espada caliente) persigue a la joven gitana.
El agua si fluye es fuente de vida, si se estanca en pozos aljibes es símbolo de abismo y de muerte.
Así, en el “Romance sonámbulo” el aljibe contiene a la gitana muerta...

Animales
El caballo Símbolo de la pasión, del deseo, de fuerza, de juventud y de vigor sexual: En “La monja
gitana” (Por los ojos de la monja/Galopan dos caballistas”) el deseo de sexo aparece
representado por la imagen de dos caballistas por el monte, subrayado con imágenes
fálicas: llanura empinada, ríos puestos en pie). En “La casada infiel” (Aquella noche corrí/el
mejor de los caminos/montado en potra de nácar/sin bridas y sin estribos).
Ligado la luna crea una imagen fúnebre y el jinete se transforma en emisario de la muerte.

el caballo y el gitano son dos poderes inseparables en el mundo mítico del Romancero: en
“Romance del emplazado” encontramos la transmutación gitano- caballo y viceversa (Y los
martillos cantaban/ sobre los yunques sonámbulos /el insomnio del jinete/y el insomnio del
caballo).
El pez Simboliza la atracción puramente sensual y a la pasión amorosa (“San Rafael”).

El toro Potencia indomable y está asociado a la sangre y al valor (“Reyerta”).

El grillo En “La casada infiel” representa el ardor encendido del amante y la mujer infiel.

El gallo Es un símbolo asociado a la aurora, pero Lorca crea una imagen fúnebre asociándolo a la
oscuridad del monte (“Romance de la pena negra”).

Flores Algunas poseen un claro simbolismo erótico: la rosa azul de Preciosa, los pechos que se
abren en racimos de jacintos en “La casada infiel”, o la flor martirizada de Thamar. Las
rosas morenas son rosas de sangre, imagen de la muerte (“Romance sonámbulo”).
lirio En “Reyerta” simboliza las heridas (su cuerpo lleno de lirios); en “La casada infiel”, sin
embargo, es símbolo erótico masculino (Con el aire se batían/ las espadas de los lirios).
Flores verdes Las siemprevivas, las cicutas, las ortigas, las adelfas… simbolizan la muerte. En el romance
de la Guardia Civil: un rumor de siemprevivas / invade las cartucheras.

color En el “Romance sonámbulo” al principio muestra el color de la naturaleza que impregna el aire

verde (verde viento, verdes ramas) pero después cuando la cara fresca, negro pelo se convierten en
verde carne, verde pelo/ con ojos de fría plata hace referencia a la muerte.
negro Es negativo y se asocia con la tragedia y la muerte: en el “Romance de la Guardia Civil Española”
nos lo muestra desde el principio: Los caballos negros son.
azul Conserva su acepción tradicional de inocencia

blanco Es el color de la pureza, pero Lorca le asigna nuevos significados: en el “Romance de la luna,
luna”, aparece asociado a la luna y por lo tanto significa muerte; en cambio, en “El martirio de
Santa Olalla” la presencia constante de este color se utiliza para simbolizar la vida eterna.

Partes del cuerpo Son símbolos eróticos los muslos que en “La casada infiel” se comparan con peces
resbaladizos; la cintura, y los pechos. Estos últimos son, también símbolo de
maternidad y la mutilación de los pechos es un sacrilegio de la fecundidad, tal como
ocurre en el “Martirio de Santa Olalla” o con Rosa la de los Camborios en el
“Romance de la Guardia Civil Española”. Los ojos sirven a Lorca de espejo para
reflejar estados y sentimientos. En ocasiones, los humaniza y sienten dolor, reflejan
realidades, ilusiones, sentimientos, incluso sienten la muerte. En “Muerto de amor”
los ojos son espejos de luces lúgubres que presagian tragedia.
Los metales Se relacionan con el frío de los cadáveres y los cuchillos empleados en los
asesinatos. En el “Romance del emplazado” los ojos del personaje miran un norte/
de metales y peñascos; en el “Romance sonámbulo” los ojos de fría plata nos indican
que la gitana está muerta; en “Muerto de amor”, la luna menguante es ajo de
agónica plata y los senos de la luna del primer romance eran de duro estaño.

La poesía de Lorca se caracteriza por un amplio imaginario de elementos simbólicos que en


muchas ocasiones tejen un entramado de relaciones a lo largo del poema y de la obra en su
conjunto. Es una poesía de imagen múltiple, polivalente y difícil de interpretar, que pierde en
precisión, pero gana en poder sugestivo.

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