Romancero Gitano. Tema
Romancero Gitano. Tema
Romancero Gitano. Tema
Romancero gitano obtuvo el éxito desde el momento mismo de su publicación. En palabras de Lorca el personaje principal es
la Pena, la pena negra de los gitanos, que no es nostalgia ni melancolía, sino “lucha de la inteligencia amorosa con el misterio que la
rodea y no comprende”. Pero al autor no le interesa tanto el tratamiento costumbrista, pues el gitano idealizado y convertido en mito
representa en esta obra el conflicto de la vida: el individuo que trata de afirmar su individualidad frente al mundo, de ahí nace su
destino trágico.
El gitano simboliza el conflicto entre primitivismo y civilización, entre instinto y razón. El gitano representa también los impulsos
naturales, lo espontáneo; es también el prototipo de hombre libre, en lucha con las fuerzas que ejercen la coacción y la represión
(como la guardia civil). El mundo del gitano es un mundo inestable, onírico (“juego de luna y arena”), el mundo del deseo que se
debate entre la vida y la muerte. El gitano sucumbe a su ‘fatum’ a su destino trágico del que no puede escapar. El lema del romancero
podía ser el último verso del “Romance de la guardia civil española”: “Juego de luna y arena”, dos símbolos negativos que resumen la
vida de los gitanos, una vida marcada por la frustración y la tragedia.
«El libro en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más profundo, más
aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y
universal».
«Un libro donde apenas si está expresada la Andalucía que se ve, pero donde está temblando la que no se ve. Y ahora lo voy a decir.
Un libro antipintoresco, antifolklórico, antiflamenco, donde no hay ni una chaquetilla corta, ni un traje de torero, ni un sombrero plano,
ni una pandereta; donde las figuras sirven a fondos milenarios y donde no hay más que un solo personaje, grande y oscuro como un
cielo de estío, un solo personaje que es la Pena».
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II. Temas.
La obra gira en torno a los temas del amor, la violencia y la muerte. En la obra se ponen de manifiesto los códigos
sentimentales del gitano que entiende el amor vinculado a la sexualidad ejercida sobre la mujer en clave de poder y violencia. El
gitano, en tanto que individuo libre que presume de una épica guerrera y una vida aventurera rechaza el orden burgués pretendiendo
otro alternativo donde la pelea, la lucha y la muerte violenta definen al “gitano legítimo”.
La frustración inevitable del individuo para realizarse plenamente en la sociedad y los deseos marginales que se enfrentan
frontalmente contra unas leyes sociales que los impiden son aspectos de la tensión entre lo que el individuo desea y lo que puede
alcanzar. Ello se traduce en una frustración permanente que frecuentemente acaba en violencia y a veces en muerte.
Para plantear esta cuestión Lorca se vale del gitano, individuo marginal cuya libertad también se ve impedida por la ley y la
autoridad (guardia civil), que no permiten la manifestación de su instinto. En definitiva, el gitano es "lo distinto" que se niega a "ser
domesticado". El gitano no es, pues, un mero elemento folklórico y colorista (aunque también hay rasgos de este tipo en la obra), sino
que representa al ser humano impedido y constreñido por fuerzas externas y, como tal, marcado por un destino trágico totalmente
ineludible.
De este tema central y fundamental surgen los otros temas del Romancero gitano.
1. FRUSTRACIÓN ERÓTICA
Aunque se centra especialmente en los "romances femeninos", este tema convive con el de la violencia en otros romances.
En el romance 1º, “Romance de la luna, luna”, es la luna quien sufre la frustración por no poder poseer físicamente al niño por
sus diferentes naturalezas. En el 2º, “Preciosa y el aire”, es el viento que persigue a Preciosa para violarla sin conseguirlo. En el 4º,
“Romance sonámbulo”, la muchacha se suicida porque, frustrada por la larga espera de su amante, no soporta la existencia. En el 5º,
“La monja gitana”, la protagonista tiene que reprimir sus pensamientos eróticos mientras borda unas castas florecillas para el mantel
de la misa. El 6º, “La casada infiel”, no supone represión física (el sexo tiene lugar aquí de modo bastante explícito), pero la frustración
viene dada por la imposibilidad de futuro: ella es casada y él no se quiere enamorar. Es en el romance 7º, “Romance de la pena
negra”, donde la frustración alcanza su punto culminante: Soledad Montoya se trastorna y autodestruye en una soledad completa
causada no sólo por la falta de hombre, sino también por lo que parece un dolor existencial más profundo.
Hasta aquí los romances en los que el erotismo frustrado es tema central, sin embargo el tema reaparece como motivo en
otros: en el 13º, “Muerto de amor”, el gitano muere de amor, es decir, por un amor imposible. En el 18º, “Thamar y Amnón”, el
erotismo mal reprimido entre hermanos es el desencadenante de la tragedia.
2. VIOLENCIA Y MUERTE
Es el tema central de los "romances masculinos", aunque aparece también en algunos femeninos.
Existen varios modos de violencia en Romancero gitano: la violencia y la muerte son lícitas, incluso nobles, si surgen entre
iguales. Tal es el caso de “Reyerta” donde el enfrentamiento con navajas entre grupos rivales ocasiona nueve muertes. Igual sucede
en el romance 12º “Muerte de Antoñito el Camborio” en el que el protagonista muere a manos de sus primos.
Más terrible es el otro modo de violencia, el que surge de la opresión gratuita por parte de la autoridad. Así sucede en el
romance 11º, “Prendimiento de Antoñito el Camborio”, donde el protagonista es apresado y encarcelado por jugar con unos limones.
Más horrible todavía es la destrucción masiva del romance 15º, “Romance de la guardia civil española”, en el que la benemérita entra
a saco en la ciudad gitana, aprovechando que es Navidad, y elimina a todo el pueblo en una exhibición obscena de crueldad.
La muerte se produce otras veces de modo mucho más "natural". En el romance 13º, “Muerte de amor”, el protagonista
muere de amor; no se sabe muy bien de amor a qué o a quién. En el 14º, “Romance del emplazado”, Amargo se da cita con la muerte
a través de un augurio de cartas.
Algunos "romances femeninos" unen el tema de la muerte a la frustración. El niño del romance 1º, “Romance de la luna ,
luna”, muere, víctima de la luna. La muchacha del 4º, “Romance sonámbulo”, no soporta su vida sin su hombre y se suicida; además,
cuando él llega viene herido de muerte.
Violencia y muerte son también tema de los romances históricos. En el 16º, “Martirio de Santa Olalla”, Santa Olalla muere
mártir. En el 17º, “Burla de don Pedro a caballo”, Don Pedro frecuenta tanto las lagunas que acaba por ahogarse en ellas. La violencia
se desata al final del romance 18º, “Thamar y Amnón”, para castigar el incesto.
3. EL DESTINO TRÁGICO.
Centrado en el personaje de la Pena, este tema trata las fuerzas ocultas y el destino trágico del hombre. Ante una situación
determinada por el fatalismo, la muerte resulta ser el único desenlace posible. Puesto que todos los personajes son seres marginales
frente a un mundo convencional y hostil todos acaban siendo pasto de la frustración y de la muerte.
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4. NATURALEZA Y REALIDAD ANDALUZA.
Es un motivo temático presente en casi todos los romances. No se trata de una naturaleza realista, descrita como mero
marco del acontecimiento; su importancia va mucho más allá: la naturaleza se convierte en un personaje vivo más del texto. Para
llegar a esta naturaleza-personaje Lorca lleva a cabo un proceso de antropomorfización que hace que los elementos naturales sientan
también el dolor de los gitanos. Así, lo inerte cobra vida ["Temblaban en los tejados/ farolillos de hojalata". (4) "Toda la alcoba sufría/
con sus ojos llenos de alas" (18)]; los animales se humanizan [los peces se convierten en " los gitanos del agua" (2)," los erales
sueñan/ verónicas de alhelí" (12), "el monte, gato garduño" (4)]; se animalizan los objetos [el sendero es "anfibio " (2), "Están los viejos
cuchillos/ tiritando bajo el polvo" (11)]; lo vegetal se vuelve humano ["los olivos palidecen" (2)]; los fenómenos naturales y atmosféricos
también cobran vida ["la noche llama temblando/ al cristal de los balcones" (13), "la luz juega al ajedrez" (5), "en las tejas de pizarra/ el
viento, furioso, muerde" (2), "El alba meció sus hombros/ en largo perfil de piedra" (15).]
A su manera, García Lorca recrea tipos, costumbres y actitudes de los gitanos en su paisaje andaluz.
5. DENUNCIA SOCIAL.
A través de la oposición entre el mundo gitano y la Guardia Civil se plantea una cierta denuncia social. Así sucede en los
romances centrados en la figura de Antoñito el Camborio y en el “Romance de la guardia civil española”. La desigualdad social es
tratada en “Muerto de amor” y se cuestiona a la sociedad de Granada en “San Miguel”. Asimismo se denuncia la represión sexual de
las mujeres religiosas en “La monja gitana“ y la marginación de la homosexualidad en “San Rafael”.
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1. “Romance de la luna, luna” (El asunto poético consiste en un niño que muere cuando sus padres están ausentes y es
llevado por la luna). Este romance anuncia el destino trágico del mundo de los gitanos, la presencia de la muerte. La luna
representa el poder mágico contra el que nada se puede. En las culturas primitivas la luna siempre aparece con su poder e
influencia sobre la vida de las personas; algo que no sucede en la mentalidad moderna y racional.
2. “Preciosa y el aire”. (Un viento humanizado y lleno de deseos eróticos persigue a la gitana Preciosa). Si en el romance
anterior la luna, fuerza mítica, perseguía al niño gitano, ahora otra fuerza mítica (el viento, símbolo del deseo y del instinto
masculino) persigue a la niña gitana; una fuerza extrahumana amenaza el mundo de los gitanos. Es el mito de EROS, el
amor, como fuerza vital. Eros y Tánatos, el amor y la muerte como fuerzas poderosas que configuran nuestras vidas.
3. “Romance sonámbulo” (Un gitano herido regresa a su casa donde su novia está muerta). Representa la frustración y
esterilidad del amor oscuro;
4. “La monja gitana”. (Una monja, en la soledad del convento, sueña historias de amor).
5. “La casada infiel”. (Romance erótico sobre una relación adúltera).
6. “Romance de la pena negra”. (En la tristeza honda de Soledad Montoya se expresa la pena del pueblo gitano, del pueblo
andaluz, “un ansia sin objeto”, una pena existencial).
7. “Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla”. Si en el “Romance sonámbulo” aparecía el tipo mítico
femenino, ahora aparece el tipo mítico masculino. Antoñito el Camborio representa la dignidad gitana herida por la historia, el
tiempo y las circunstancias. “Gitano verdadero, incapaz del mal como muchos que en estos momento mueren de hambre por
no vender su voz milenaria a los señores”. Antoñito es el representante de la aristocracia gitana, un ser nacido para la
perdición o para la gloria, pero nunca para la humillación y la mediocridad.
8. “Muerte de Antoñito el Camborio”.
9. “Muerto de amor” (La fatalidad inminente se traduce en un enfermo que se muere de amor)
10. “Romance del emplazado” (La fatalidad inminente se traduce en el cumplimiento de una predicción de muerte).
11. “Reyerta”. Lucha y violencia entre gitanos jóvenes que se atacan sin saber por qué; la violencia como otro impuso vital. A
través de un suceso trivial transluce una historia mítica (una historia realista y cotidiana que pasa a tener un significado
general): la presencia de seres extramundanos como los ángeles, las características cristológicas de la pasión de Juan
Antonio de Montilla, la insistencia sobre la sangre derramada...
12. “Romance de la Guardia Civil española” (La represión de la Guardia Civil; destrucción del mundo mítico-gitano). La
Guardia civil (creada para perseguir a los delincuentes en las zonas rurales) representa la dura realidad frente a la fantasía, la
fuerza del mal que va a destruir el mundo de los gitanos; de ahí el color negro que califica a todo lo relacionado con los
guardias civiles.
13. “San Miguel” (Granada). San Miguel se encuentra en la torre de la ermita de su nombre en lo alto del Sacro Monte de
Granada; El poema se sitúa el día de la romería a la ermita de dicho santo.
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14. “San Rafael” (Córdoba). San Rafael es el que está en el centro del puente romano de Córdoba; el pez que aparece en el
texto alude al pez con el que se representa, normalmente, a San Rafael.
15. “San Gabriel” (Sevilla). De San Gabriel hay varias estatuas; aparece, en el poema, como un anunciador del nacimiento de
un niño gitano (mantiene un diálogo con la madre –Anunciación de los Reyes-. El niño que aparece descrito al principio es
San Gabriel).
16. “Martirio de Santa Olalla” Presenta el mundo paleocristiano. El romance de la Andalucía romana, dice Lorca. Se basa en la
vida de la gitana Santa Olalla de Mérida que sufrió martirio en la época de Diocleciano.
17. “Burla de don Pedro a caballo (Romance con lagunas)” Presenta el mundo de la Edad Media; el tema parece ser el
olvido. Referencia a la soledad, ausencia de amor de un caballero Hace referencia a una farsa burlesca de un tema frecuente
en el romancero tradicional, parodia y escarnio de un personaje histórico, aparentemente noble, y caballero enamorado;
personaje que, al final, muere olvidado.
18. “Thamar y Amnón”. Presenta el mundo bíblico. Se basa en una historia bíblica narrada en el Libro de Samuel: los amores
incestuosos entre Thamar, hija del rey David, y su hermano Amnón.
1ª PARTE: De mayor peso específico en la obra, tanto por número de romances como por la densidad temática que desarrolla. La
constituyen los 15 primeros poemas, que recrean el particular mundo gitano de Lorca. Esta parte, a su vez se subdivide en dos
núcleos con un paréntesis central.
NÚCLEO 1º. Romances del 1 al 7 (exceptuando “Reyerta”). Son romances más líricos que comparten el protagonismo
femenino [luna (1), Preciosa (2), muchacha muerta en el aljibe (4), monja (5), casada infiel (6) y Soledad (7)]. El tema de
fondo es también el mismo: erotismo frustrado. Dos mitos envuelven a las fuerzas cósmicas: la luna y el viento.
PARÉNTESIS. Romances dedicados a las tres ciudades para ensalzarlas. Situados entre los dos núcleos, sirven de
transición entre ellos. Comparten lo femenino del primer núcleo: ciudades a las que están dedicados (Granada, Córdoba,
Sevilla) y lo masculino del segundo: arcángeles (San Miguel, San Rafael y San Gabriel).
NÚCLEO 2º. Romances del 11 al 15 y “Reyerta“ (3). En todos ellos el protagonismo es masculino [Antonio el Camborio (11
y 12), dos familias de gitanos enemigos (3), un muerto de amor (13), el Amargo (14) y el pueblo gitano (15)]. El tema es
también aquí común: violencia y muerte.
Considerando en conjunto estos primeros quince poemas, puede afirmarse que los siete primeros son, en general, más breves,
expresivos, dramáticos y “femeninos”, mientras que los cinco últimos son más largos, narrativos, épicos y “masculinos”. En el medio
están los tres romances de los arcángeles, a modo de “intermedio” o descanso de la acción principal contada en el libro. También
puede sostenerse que la pieza final, el “Romance de la Guardia Civil española”, supone una especie de clímax final, donde la masacre
en el poblado gitano simboliza la muerte del mundo gitano en general en su lucha contra la civilización.
2ª PARTE: Constituida por los tres romances finales. Se trata de romances que el autor denomina como históricos, pero que en
realidad reelaboran asuntos ya existentes de tradición hagiográfica (“Martirio de Santa Olalla”), legendaria (“Burla de Don Pedro a
caballo”) o bíblica (“Thamar y Amnón”). Ya no son romances sobre el mundo gitano, sin embargo permanecen ciertos rasgos
"agitanados" en ellos.
VERDE.- en relación con el tema erótico, contiene una connotación dolorosa de frustración sexual. Asociado con elementos
sexuales equívocos muy poco accesibles. Tiene, además, la connotación de lo trágico y, por lo tanto, con la muerte.
Lo "verde" se relaciona con luna, mar, esterilidad y muerte (las algas, el moho, el verdín del agua estancada; las cicutas y
ortigas que nacerán en el costado del Amargo).
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VIENTO.- símbolo erótico de carácter masculino.
MAR.- Tiene dos valores: el tradicional (de Manrique) MAR=muerte; y, por otro lado, tiene un valor cercano a "verde",
simbolizando la frustración erótica. El mar y el río "ahogan" al amante.
NARANJA.- color y fruto son símbolo del amor positivo.
LO ROSA.- femenino.
LO AZUL.- masculino.
EL NEGRO.- En el “Romance de la guardia civil española”, está asociado a la muerte, es una cualidad de los verdugos, todo
en ellos es negro: sus caballos, sus capas, su alma… Pero en el “Romance de la pena negra” es una concreción de la pena de los
gitanos que tiñe por completo a Soledad Montoya: sus pechos, sus camisas de hilo, sus muslos de amapola…
En algún caso puede significar, sin embargo, la vida: en el “Romance sonámbulo”: “pelo negro” se opone como símbolo de
vida a “pelo verde”.
CABALLO Y JINETE.- El caballo es la pasión desenfrenada, el instinto. El jinete es la razón que domina y rige al caballo.
Ambos están en relación con el mito del gitano, de lo masculino. Se ve en su presencia un cierto valor trágico. Otras veces es un
heraldo que anuncia la muerte: el caballo malherido que llamaba a todas las puertas de la ciudad de los gitanos (porque todos iban a
morir) o el caballo de larga cola que corre por las calles de Mérida antes del martirio de Santa Ollalla.
LUNA.- La mayoría de los romances del Romancero Gitano se desarrollan en la noche, con un cierto temor a la aurora; esas
noches están siempre iluminadas por la luna. "Luna" es la palabra más repetida en esta obra. La luna es femenina, mujer, pero estéril,
y como tal, asociada a la idea de lo frío, a la muerte.
ESTRELLAS.- Suelen ser signos negativos que anuncian desgracias: la vitrina de espuelas de los guardias civiles, los mil
panderos que hieren la madrugada, las que clavan rejones al agua gris, el espadón de nebulosa que mueve Santiago… Durante la
visita del arcángel San Gabriel a Anunciación de los Reyes pierden su carácter maléfico momentáneamente y para ello se vuelven
campanillas. Quizá este valor negativo de las estrellas sea una muestra de la indiferencia del cielo por el destino trágico de los
gitanos.
MANZANA.- fruto de "lo carnal".
CINTURA.- despierta la pasión positiva.
SOMBRA.- connotación negativa. Vida oscura. Asociada con la pena, con lo triste, con la muerte.
GITANO.- Lorca convierte al gitano en mito, pero sus gitanos poco o nada tienen que ver con la raza gitana. El gitano
lorquiano es el individuo que vive al margen de la ley social. Representa, también, al hombre primitivo, la fuerza elemental de la
naturaleza. Existe a pesar de la convención social. Es "el amante oscuro" lorquiano. Se trata de individuos siempre trágicos, cuya
tragedia consiste, precisamente, en no poder prescindir de la sociedad.
POZO / ALJIBE.- Símbolo de la pasión sin salida, imposible. Idea del agua estancada entroncada con la muerte (la linfa de
pozo oprimida de los jarrones del palacio de David o el agua del aljibe).
LOS METALES.- Símbolos de "lo frío", sin vida. Aparecen asociados a la esterilidad y la muerte.
ACEITUNAS Y ACEITE.- referidos a los gitanos. Valor positivo.
FLORES.- tienen su propia simbología, que Lorca conocía muy bien. Utiliza imágenes visuales frecuentes: rosas
rojas=sangre, lirio (blanco)=muerte. Las campanillas tenían un simbolismo positivo; frente a ellas las siemprevivas y las adelfas lo
tienen negativo y suelen estar relacionadas con la muerte. Para describir las heridas emplea frecuentemente flores que parecen tener
un valor ambivalente, les causan la muerte a los gitanos pero son un rasgo más de su belleza: el cuerpo lleno de lirios de Juan
Antonio el de Montilla, las trescientas rosas morenas de la pechera del contrabandista del “Romance sonámbulo”…
NAIPES.- Parecen representar el destino inexorable: los naipes helados que consulta el cuerpo sin venas del Amargo, la dura
luz de naipe que recorta la figura de los combatientes de “Reyerta”.
ZUMAYA.- Su canto es un anuncio de mal agüero; en el romance de la luna, la muerte del niño.
2. MITOS
Lorca combina en el romancero componentes míticos de diversa naturaleza. Ya en los dos primeros romances crea dos
mitos propios: la luna, una bailarina que es la muerte, y el viento, un sátiro que representa el deseo masculino. Pero en realidad,
todos los personajes de la obra comportan un halo mítico. Los gitanos, de bronce y capaces de hacer con el corazón de la luna
collares y anillos blancos, representan toda una serie de tipos míticos:
Soledad Montoya es la encarnación de la pena negra;
Antoñito el Camborio, destinado a la pasión y a la muerte como Cristo;
el Amargo, presentado como un ángel de la muerte y la desesperación;
Y a sus antagonistas también se les confiere aspectos míticos:
La guardia civil se constituye como el símbolo de la violencia que ejerce la sociedad establecida contra los que pretenden
vivir libremente al margen de ella. Y Lorca convierte a los guardias civiles en seres míticos y terribles asociados a la muerte
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(negros, nocturnos), envueltos en una atmósfera de miedo y silencio, inhumanos (sus cráneos son de plomo), deformes
(jorobados) y monstruosos (con tres cuernos), sin otra cosa en la cabeza que confusas ideas de violencia.
1. Lo tradicional, no obstante, es importante en Romancero gitano. Veamos algunos rasgos que se repiten sistemáticamente:
Calcos de las fórmulas narrativas del Romancero viejo: "Míralo por donde viene" (2).
Abundancia de expresiones populares y frases hechas: "mozuela", "compadre"...
Simbolismo de las aves: "Cómo canta la zumaya/ ¡ay cómo canta en el árbol!" (1)
Utilización del adverbio "ya": "Lo que en otros no envidiaban/ ya lo envidiaban en mí" (12), "Ya la coge del cabello,/ ya la
camisa le rasga" (18).
Presencia del narrador que se inmiscuye en el relato para dar su opinión, avisar al personaje, lamentarse...
Presencia de los diálogos directos en el texto, sin ser introducidos por ningún verbo "dicendi".
Abundancia de figuras de repetición que son fundamentales en el argumento: paralelismos ("¡Soledad qué pena tienes!/ ¡Qué
pena tan lastimosa!"), anáforas, epanadiplosis (“verde que te quiero verde”), paronomasias (“el niño la mira, mira/ le niño la
está mirando”), reduplicaciones ("Huye luna, luna, luna)…
Fragmentarismo: comienzos "in medias res", múltiples elipsis y finales truncados.
Abundancia de cuantificaciones exactas numéricas y horarias por afán de verosimilitud: "Cierra la puerta, hijo mío,/ acaban de
dar las once" (13), "Amnón a las tres y media/ se tendió sobre la cama" (18), "El veinticinco de junio/ abrió sus ojos Amargo,/
y el veinticinco de agosto/ se tendió para cerrarlos" (14). "Han muerto cuatro romanos/ y cinco cartagineses" (3), "Mil
arbolillos de sangre" (16)...
Y lo más evidente: la forma métrica, el romance (octosílabos asonantes con rima en los pares). En algunos romances
encontramos excepcionalmente algún verso de arte mayor como en el eneasílabo que inicia “La casada infiel” (Y que yo me
la llevé al río) o los endecasílabos del romance “Burla de don Pedro a caballo”; pero, en este mismo romance también hay
versos de arte menor de menos sílabas como heptasílabo, hexasílabos, trisílabos, tetrasílabos, pentasílabos.
Dentro de la estructura general de Romancero gitano el romance que comentamos es el número 7. Pertenece, por tanto, a la
primera parte de la obra (los 15 primeros romances) y, por el protagonismo y el tema que desarrolla forma parte del primer bloque:
romances de protagonismo femenino que tienen como asunto central la frustración erótica.
El poema adopta una métrica tradicional: el romance. Se trata de una única estrofa de versos octosílabos con rima asonante
(o-a) en los versos pares, los impares quedan sueltos. Se ajusta también a la modalidad textual del romance ya que se trata de un
poema narrativo. Del Romancero tradicional toma también la estructura fragmentaria: comienza in media res (no sabemos de dónde
viene Soledad, ni lo que la ha movido a salir de su casa en plena noche) y final truncado (tampoco sabemos qué pasará con ella tras
este breve fragmento de su vida, si seguirá el consejo del narrador, si seguirá autodestruyéndose...).
El tema central del poema es la frustración, que en este caso va más allá de la imposibilidad erótica, para situarse en el
terreno de la imposibilidad vital. Es, por tanto, un romance de asunto existencial, que gira en torno a la limitación del gitano -aquí
representado por Soledad- para cumplir sus deseos. Se trata de personajes marcados por un destino trágico que les impide la
felicidad.
Para ejemplificar la frustración, Lorca se vale de Soledad (el nombre es simbólico) que se lanza al monte (lugar deshabitado),
en plena noche (momento simbólico no sólo de soledad, sino también de estado anímico triste y angustiado) para buscarse a sí
misma.
El asunto del poema se organiza en tres partes: un planteamiento en que se presenta al personaje, el lugar en que se
encuentra y el momento; un nudo donde se produce el diálogo entre el narrador y Soledad, que sirve para explicar la problemática de
la mujer; un desenlace en que se busca la complicidad de la naturaleza y se generaliza la pena de Soledad, que pasa a ser la pena de
todos los gitanos.
1ª parte. (vv. 1-8) En los dos primeros versos Lorca se vale de una imagen para situarnos temporalmente: los gallos, que son
quienes anuncian el amanecer, todavía no han cantado. El verso tres nos sitúa en el lugar inhóspito "monte oscuro". El verso cuarto
presenta a la protagonista gitana con su nombre completo: Soledad Montoya.
Los restantes versos de esta parte describen y definen a Soledad. Cuatro versos agrupados de dos en dos de tal manera que
el primero aporta una característica física y el segundo una anímica. "Cobre amarillo, su carne": en esta metáfora se contiene,
además de la identidad de raza por el color cobrizo de la piel, un segundo significado: el del símbolo negativo "cobre", relacionado con
la frialdad, la esterilidad y la muerte. "Huele a caballo y a sombra": "caballo" simboliza la pasión descontrolada que envuelve al
personaje. "huele...a sombra" es una sinestesia, pero contiene además el valor simbólico de "sombra" = muerte.
"Yunques ahumados sus pechos" es una descripción física paralelística y reiterativa del v. 5. Aquí es "ahumados" la palabra que hace
referencia al color de la piel gitana, y "yunques" es la referencia a los metales que incide en el valor trágico del personaje. Se trata de
una mujer todavía joven, pues sus senos son firmes. "gimen canciones redondas": nos adentra ya en el dolor de Soledad a través de
una imagen, una sinestesia ("canciones redondas") y una paradoja ("gimen canciones"). Los pechos, representación del erotismo
femenino, sufren, por eso "gimen". El resultado de ese llanto es un canto triste que adopta la misma forma física de los pechos.
En esta breve presentación del personaje se incide especialmente en elementos físicos habitualmente tópicos del erotismo
femenino "carne", "pechos" y se les da la facultad de sufrir. Desde el comienzo, Lorca nos pone en el camino de la frustración sexual.
2ª parte (vv. 9-38). Desarrolla el diálogo entre el narrador y Soledad. El diálogo es una modalidad textual muy utilizada en el
Romancero tradicional que dotaba de vivacidad y verosimilitud a lo narrado; aparece frecuentemente en Romancero gitano.
La primera intervención (vv. 9-10) corresponde al narrador. Su pregunta incide por tres veces en la soledad del personaje: el
nombre, "...por quién preguntas?", que es equivalente a ¿a quién buscas?, y "sin compaña", claro sinónimo de sola. El narrador se
identificará completamente con Soledad, de ahí que utilice incluso su registro idiomático ("compaña" es un arcaísmo de compañía)
La primera respuesta de Soledad (vv. 11-14) es inicialmente crispada, como si quisiera evadirse de responder. Sin embargo
sí hay respuesta: lo que busca es "mi alegría y mi persona". Queda así definida la búsqueda del personaje: "mi alegría" es el estado
de felicidad de que carece; felicidad quizás relacionada con la compañía de alguien. "mi persona" representa una búsqueda más
profunda: se busca a sí misma.
Este parlamento de Soledad está estilísticamente influida por la poesía tradicional. Lo atestiguan las recurrencias léxicas
("pregunte por quien pregunte", "vengo a buscar lo que busco") y la sintaxis arcaizante ("¿a ti qué se te importa?").
La segunda intervención del narrador (vv. 15-18) supone ya un mayor acercamiento de los dos, por ello él muestra
abiertamente su compasión "Soledad de mis pesares". A continuación, mediante un símbolo ("caballo") reforzado por una cláusula
adjetiva ("que se desboca") caracteriza al personaje como un ser instintivo, descontrolado y víctima de su pasión. Los dos versos
siguientes hacen referencia al destino trágico de Soledad que va derecha a su propia autodestrucción y muerte, anunciada a través
del símbolo "mar".
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La segunda vez que habla Soledad (vv. 19-22) muestra su temor ante la idea de la muerte. La causa de la "pena negra" aquí
parece ser el temor a morir; temor que le afecta no sólo a ella, sino a todos los gitanos: "la pena negra brota / en las tierras de
aceituna". Las aceitunas son un símbolo de lo gitano. Ese dolor que Soledad comparte con el resto de su raza es una pena escondida,
oculta "bajo el rumor de las hojas", incluso acallada y silenciada ("rumor").
Nuevamente habla el narrador (vv. 23-26) y otra vez insiste en su lástima por el personaje y su dolor. Esta insistencia se
hace patente en la reiteración de la palabra "pena" en dos versos, en el segundo caso incluso reforzada con una adjetivación
redundante "¡Qué pena tan lastimosa!". Los dos versos siguientes son un intento por definir lo inefable mediante una metáfora "Lloras
zumo de limón / agrio". Se identifican las lágrimas (amargas) con "zumo de limón agrio" para conseguir una sensación de dolor, de
escozor en los ojos de quien llora. La imagen se completa con "de espera y de boca"; "agrio de espera" expresa la causa del dolor de
Soledad: la espera de una compañía que nunca llega; "agrio... de boca" que se asocia al sabor amargo de las lágrimas.
La última intervención de Soledad (vv. 27-34) es la más larga y conciliadora de las tres. Aquí explica al narrador su pena y
las consecuencias que provoca. Se insiste de nuevo en la exclamación anterior de la
pena: "¡Qué pena tan grande!" (v. 27), "¡Qué pena!" (v. 31). Soledad se define ahora como "una loca" cuya enajenación se debe
precisamente a ese dolor que la posee. Una alteración e inquietud permanente "corro mi casa como una loca" que la lleva a
arrastrarse "mis dos trenzas por el suelo". La consecuencia de esa actitud de locura y autodestrucción es que Soledad se está ajando,
está envejeciendo y perdiendo sus atributos femeninos en esa espera terrible. El autor selecciona ciertas palabras ("carne" en relación
con "muslos", "ropa" en relación con "camisas") que son los sujetos de transformación en "azabache", negros por arrastrarse por los
suelos, pero también ajados y contusos por ese ejercicio de autodestrucción. El personaje desesperado parece destruir precisamente
atributos sexuales de lozanía.
Por ultimo, interviene el narrador (vv. 35-38) para aconsejar al personaje femenino en dos sentidos: Primero:"lava tu cuerpo",
que viene a ser "carne" antes nombrada, "con agua de las alondras" que es el agua pura de la mañana que se avecina; sería esta una
recomendación no sólo de lavar la suciedad, sino también de purificar la propia carne. A continuación: "deja tu corazón en paz",
recomendación destinada al ánimo para que Soledad huya de ese sentimiento destructivo de frustración y soledad. Esta doble
recomendación guarda un claro paralelismo con momentos anteriores del romance: Buscaba "mi alegría (cuerpo) y mi persona
(espíritu); se ponía de azabache "carne y ropa"; "mis camisas de hilo/ ...mis muslos de amapola". Se pone así de manifiesto una
permanente dualidad en la causa de la pena de la gitana: la soledad del cuerpo, que se traduce en frustración sexual, y la soledad del
espíritu, que lleva al personaje a buscarse a sí misma, es decir, el sentido profundo de su propia realidad personal.
3ª parte (vv. 39-46). Regreso a la naturaleza que aparecía al comienzo del poema, pero con una diferencia: ya está
amaneciendo. Con un efecto de verosimilitud, el diálogo ha consumido tiempo; comenzamos cuando aún los gallos quieren
desenterrar el alba y terminamos con la presencia diáfana del nuevo día. Se esconde aquí un símbolo clásico que identifica la
oscuridad con el mal, con el dolor y la luz con el bien, con la alegría. Después de todo parece que Soledad tuviese alguna posibilidad,
pero esto sólo es aparente, si nos atenemos a la información de los cuatro últimos versos. "Con flores de calabaza" esta metáfora
identifica el color de la llegada del día y "se corona" supone la personificación del alba como una joven tocada con corona de flores.
Recordemos que el diálogo tiene lugar en pleno monte, de ahí que el río personificado suene ("canta") "Por abajo". La metáfora
referida a río se explica por el movimiento del agua ("volante") y el reflejo en ella de "cielo y hojas".
Los cuatro versos finales son dentro de esta parte un núcleo aislado que funciona como conclusión generalizadora del asunto
central. Está en boca de un narrador subjetivo que, al igual que en la parte dialogada se compadece de sus personajes (recurso
propio del romancero tradicional). La "pena", destino trágico del gitano, ya no es de Soledad exclusivamente, es "pena de los gitanos",
de todos los gitanos. Los tres versos últimos definen "la pena". "Siempre limpia y siempre sola": "limpia" tiene el valor de clara, franca;
"sola" explica lo que tiene de soledad, de incomprensión por parte de los que no la sienten, de los que no son gitanos. "¡Oh pena de
cauce oculto!": repite en esta metáfora la información anterior "bajo el rumor de las hojas", es decir, pena que se lleva escondida, que
no se ve. "Y madrugada remota": "madrugada" es metáfora de futuro positivo, futuro en el que esa pena no exista. El calificativo
"remota" hace que ese futuro parezca muy alejado. Se contradicen, pues, estos versos con la aparente esperanza que traía la
mañana para Soledad.
El “Romance de la pena negra” es de todo el Romancero gitano el que parece rebasar más los límites de "lo gitano" para,
metafóricamente, ponernos en contacto con la idea más general del dolor existencial del ser humano oprimido, reprimido y solo que
anhela la realización de sus deseos, su libertad y la compañía sin conseguirlos nunca.